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1ra nota

El país. España- Roman Polanski habla sobre la


persecución que sufrió
El cineasta rompe su silencio en 'Vanity Fair' para confesar la pesadilla que vivió durante 32 años
y contrapone su propio infierno frente al de su víctima, que estos días publica su biografía
Yolanda MongeWashington5 SEP 2013 - 19:32 CET22

Del crimen sexual cometido por Roman Polanski contra una menor se sigue hablando y
escribiendo más de 30 años después. Este final de verano coinciden en el tiempo la versión en
boca del propio Polanski de cómo ha vivido la persecución ejercida por la justicia norteamericana
tras su huida de EE UU en 1978, la biografía de Samantha Geimer -la hoy mujer madura que
contaba 13 años cuando Polanksi consumó su violación en una velada llena de drogas y alcohol- y
un nuevo documental sobre la vida y la persona que es el director polaco-francés de mano de la
directora Marina Zenovich –cuyo anterior reportaje fue el que llevó a la ley de EE UU a reabrir el
caso-.

En una entrevista que se publica en el número de octubre de la revista Vanity Fair, el director de la
Semilla del Diablo y ganador de un Oscar por El Pianista, asegura que se sintió más perseguido
después de su detención en 2009 en Suiza a petición de las autoridades estadounidenses que
cuando fue condenado por el crimen cometido contra Geimer. “Todo eso no sucedió entonces”,
explica el cineasta, 80 años. “Esto fue más parecido a lo que ocurrió durante el asesinato de
Sharon”, relata Polanski al colaborador de Vanity Fair, James Fox, en referencia a los rumores que
se vertieron sobre que el director estaba involucrado en el asesinato en 1969 de su esposa, la
actriz Sharon Tate (embarazada de ocho meses), y varios amigos de la pareja a manos de la secta
formada por la familia Manson.

Polanski fue detenido en 2009 en Suiza cuando se dirigía al festival de Cine de Zurich. Ironías de la
vida, el director llevaba viajando con total libertad por ese país 40 años, mantenía una cuenta
abierta en un banco suizo, tenía un coche registrado a su nombre en esa nación y poseía una casa
en la estación de esquí de Gstaad, donde finalmente pasó siete meses de arresto domiciliario tras
pasar dos en una cárcel de Suiza. Finalmente, Polanski quedaba en libertad en julio de 2012
después de que la justicia suiza rechazara la demanda de extradición norteamericana por
“defectos de forma”.

Preguntado por el periodista sobre si posee el alma de un fugitivo –Polanski huyó a Francia desde
EEUU en 1978 tras cumplir con la condena de 42 días de cárcel que le impuso un juez de California
y cuando sospechó que éste pretendía de encerrarlo de nuevo con una sentencia de 50 años de
prisión-, el cineasta responde con cierto sarcasmo asegurando que escapó del gueto de Cracovia

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(Polonia) y de la Polonia comunista. “He huido de la persecución”, afirma. “A lo mejor tampoco me
tenía que haber ido del gueto…”, responde.

“Me he movido con libertad durante 32 años”, resalta el director, que está involucrado en su
nueva película, D, un largometraje sobre el caso Dreyfuss, el escándalo por un error judicial
rodeado de antisemitismo que conmocionó a finales del siglo XIX y principios del XX a la sociedad
francesa. “Absolutamente, no”, responde a la idea de que ha vivido como un prófugo. En 2009,
según explica Vanity Fair, los abogados de Polanski anunciaron que filmaría una nueva cinta en
Alemania (país con acuerdo de extradición con EE UU); en 2001 filmó en ese país El Pianista;
mantuvo casa en España durante 20 años; ha sido juez en el festival de Cine de Venecia y vivido un
año trabajando en Túnez...

La detención en 1977 de Polanski fue uno de los grandes escándalos de la época que sacudió EE
UU y expuso una época permisiva de Hollywood con los menores, la fama y el sexo. El director fue
acusado de emborrachar y drogar a la adolescente Samantha Geimer durante una sesión de fotos
en la mansión –concretamente en la bañera- del actor Jack Nicholson en Los Ángeles –mientras
Nicholson pasaba unos días practicando el esquí-. En una primera instancia, Polanski fue acusado
de sodomía, violación con uso de drogas y asalto a un menor, entre otros cargos. El artista solo
aceptó ser culpable de haber mantenido relaciones sexuales con una menor.

“Fue una violación”, asegura Geimer, 50 años, esposa y madre, en su biografía. “Fue una violación
no solo porque yo era una menor sino porque no consentí a la relación sexual”. Geimer cuenta en
su libro que siempre ha tenido dudas al usar la palabra violación porque en su cabeza ese acto
implica un determinado grado de violencia que ella nunca sufrió a manos del cineasta.

2da nota
El país. España.

Roman Polanski: “Solo el tiempo trae consuelo”


A sus 80 años, el director habla de su infancia en el gueto de Cracovia, del asesinato de su esposa
Sharon Tate y de su abuso de una adolescente de 13 años en 1977
PHILIPP OEHMKE / MARTIN WOLF París8 DIC 2013 - 00:03 CET146

En su despacho parisiense, cerca de los Campos Elíseos, hay un sillón Eames. El respaldo está roto,
pero él le tiene cariño a la vieja butaca. La compró con Sharon Tate, su segunda mujer, asesinada
en 1969. Su trágica muerte es tan solo uno de los grandes infortunios de la vida de Polanski. El
primero sucedió durante su niñez en el gueto de Cracovia, cuando sus padres, judíos polacos,
fueron enviados a un campo de concentración. Su padre sobrevivió, pero su madre murió en
Auschwitz.

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En su juventud, Polanski tuvo dificultades para encontrar su lugar en el mundo. La tercera
desgracia ocurrió ocho años después de que Tate fuese asesinada por los seguidores de la secta
satánica de Charles Manson, cuando Polanski abusó sexualmente de la adolescente de 13 años
Samantha Geimer en Los Ángeles. Fue juzgado en Estados Unidos y pasó 42 días en prisión. Pero
cuando había cumplido la pena, el juez se retractó del acuerdo alcanzado por el fiscal de distrito y
los abogados de Polanski y Geimer, lo cual provocó que el director huyese a Europa. Volvió a ser
detenido en Zúrich en 2009. En septiembre, en una entrevista con Der Spiegel, Geimer dijo que
hacía mucho tiempo que lo había perdonado.

Polanski, nacido en París en 1933 y criado en Polonia, es el director de cine más célebre de Europa,
famoso por clásicos como El baile de los vampiros (1967), La semilla del diablo (1968) y Chinatown
(1974). En 2003, ganó el Oscar a la mejor dirección por El pianista. Conserva la estatuilla en una
repisa enfrente del sillón Eames roto. Cumplió 80 años en agosto. Su nueva película, La venus de
las pieles (que se estrena en España el 31 de enero), es la adaptación cinematográfica de una obra
teatral que a su vez se basa en una novela de Leopold von Sacher-Masoch, cuyo apellido dio
origen al término masoquismo. Emmanuelle Seigner, la actual esposa de Polanski, es la
protagonista.

Pregunta. En la película, la actriz le dice al director: “Tú eres el director. Tu trabajo es torturar a los
actores”. ¿Es en parte la voz del director la que habla?

Respuesta. Desde luego, a la larga he torturado a los actores. No intencionadamente, por


supuesto. Pero a veces los actores tienen dificultades para aceptar su papel, en particular los
hombres. A los hombres no les gusta en realidad aceptar órdenes. Cuando diriges a mujeres, ese
problema no existe.

P. ¿Es posible que se entienda mejor con las actrices porque hay una especie de tensión sexual
entre ellas y el director?

R. Es posible.

Los primeros alemanes que vi fueron soldados desfilando”

P. También fue pareja de Nastassja Kinski, que por entonces era una adolescente, cuando rodó
con ella Tess en 1979.

R. ¿Lo único que le interesa para su artículo son mis mujeres?

P. Es usted quien ha hecho una película precisamente sobre la relación entre un director y una
actriz, y sobre sexo y poder. ¿No está justificado suponer que todo eso podría tener algo que ver
con usted y con su vida?

R. No trate de buscar falsas excusas para hacerme esas preguntas. Ya soy mayorcito. He
mantenido relaciones estrictamente profesionales con la mayoría de las actrices. De hecho,
prácticamente con todas ellas, con la excepción de Emmanuelle, Sharon y tal vez Nastassja.

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Nastassja y yo ya no estábamos juntos cuando rodé Tess. No, solo ha habido dos mujeres en mi
vida. Una vez tuve… Sabrá que Sharon Tate era mi esposa. La conocí durante el rodaje de El baile
de los vampiros.

P. Y se enamoró.

R. Desde el primer momento, cuando estábamos rodando en los Dolomitas.

P. En su autobiografía cuenta que tomaban LSD juntos y escuchaban música, y que así fue como
empezaron su relación.

R. Eso fue antes de que empezásemos a rodar. Por supuesto, no tomamos LSD durante el rodaje.
No olvide que entonces el LSD todavía era legal. Pero a Sharon y a mí no se nos concedió un futuro
juntos. No duró mucho.

P. En agosto de 1969, varios miembros del grupo de Charles Manson asesinaron a su esposa y a
cuatro amigos en su casa de Los Ángeles. Tate esperaba un hijo suyo. Usted estaba en Londres
desde poco antes, pero se quedó unos días más, y por eso no estaba allí la noche del suceso.

R. Antes solía preguntarme cómo logré superar esa época.

P. ¿Ya sabe la respuesta?

R. Ya no pienso más en ello. Tenía que llegar el momento en que dejase de pensar. Cuando
ocurrió, mis amigos me decían que tenía que volver al trabajo, pero es imposible trabajar en esa
situación. Eres incapaz de hacerlo. Solo el tiempo trae auténtico consuelo. Nada más.

Detención en 1969 de Susan Atkins, asesina de Sharon Tate. / ap

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P. ¿Cuánto tardó usted?

R. Mucho. Poco después del asesinato, me vi con un amigo, un psiquiatra. Me dijo que tardaría al
menos cuatro años hasta que pudiese funcionar otra vez con normalidad. Entonces me pareció
mucho tiempo, pero resultó ser más de cuatro años. Me pregunto cómo un psiquiatra puede
equivocarse tanto.

P. En su película de 2002, El pianista, saldó las cuentas con sus recuerdos. Es usted uno de los
últimos testigos contemporáneos que puede relatar las experiencias en el gueto de Cracovia.
¿Habla usted de ello? ¿Con sus hijos, por ejemplo?

R. Es complicado. Intento recordar mi relación con mi padre. Después de que él regresase del
campo de concentración de Mauthausen, a veces se reunía con otros supervivientes. Y entonces
hablaban del horror y de cómo sobrevivieron. De cómo mi padre usaba el papel de los sacos de
cemento para vendar sus heridas infectadas, de cómo aguantaban el papel en su sitio con alambre
para que no entrasen las pulgas. No me gustaban esas historias. Lo que menos me gustaba era
cuando hablaban de los castigos.

P. ¿Era consciente de lo que estaba ocurriendo cuando los alemanes invadieron Polonia?

R. Yo tenía seis años, pero sí, era consciente. Los adultos llevaban años hablando de eso. De su
miedo, del odio, de la resistencia patriótica de Polonia contra los alemanes. Los primeros
alemanes que vi eran soldados que marchaban por Varsovia. ¿Recuerda la secuencia de El
pianista? Es exactamente como yo lo viví. Los mirábamos, y muchos les volvieron la espalda. Mi
padre estaba a mi lado y me dijo en polaco: “Esos cabrones. Esos cabrones”.

P. Vio cómo reunían a su padre y a otras personas para llevarlos a un campo de concentración.

Cuando se pierde a alguien, ¿qué más da cómo te lo han arrebatado?”

R. Yo corrí hacia él. Pero él me alejó diciendo: “¡Vete! ¡Vete!”. Sé que estaba intentado salvarme la
vida. Por instinto, yo quería mantenerme al lado de mi padre. Habría usado cualquier excusa
posible para estar con él. Un crío es optimista por naturaleza; cree que todo acabará bien. Sin
embargo, yo sabía lo que había en juego. En ese momento, la muerte estaba al acecho, así que
hui. Así es como mi padre me salvó la vida.

P. Para entonces ya habían deportado a su madre. ¿Ustedes sabían que ya no estaba viva?

R. No. Sabíamos que la habían llevado a un campo de concentración, a Auschwitz. Yo creí siempre
que volvería algún día. Después de la guerra, cuando mi padre ya había vuelto, seguía creyendo
que mi madre estaba viva. Me parece que mi padre ni siquiera entonces sabía que el transporte
del que ella formaba parte había ido directamente a las cámaras de gas. Mi hermana también
estuvo en Auschwitz. Ella sobrevivió.

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P. ¿Cómo se enfrenta uno a todas esas cosas? Usted sobrevivió al gueto, su madre murió y su
padre estuvo en un campo de concentración. Y luego, más tarde, unos dementes asesinaron
salvajemente a su esposa embarazada... ¿No perdió toda la fe en la humanidad?

R. No creo que usted filosofara sobre ello si le hubiese ocurrido algo similar. Se toma como algo
personal. No te das cuenta del efecto que está teniendo en ti. No piensas en el mundo. ¿Por qué a
mí? Tal vez sea porque fue algo tan fuera de lo normal. No solo para mí, sino para cualquiera.

P. ¿Fantaseó con vengarse? ¿Tuvo deseos de matar a la persona que se lo había hecho?

R. Por supuesto que se fantasea con la venganza. Si me hubiese encontrado con uno de ellos
inmediatamente después, probablemente habría reaccionado justo de esa manera. Pero dentro
de mí también está la voz racional, mis convicciones. Siempre he estado en contra de la pena
capital. Aunque entonces me enfrentaba a la pregunta de si esa gente debería ser condenada a
esa pena, y qué se conseguiría con eso. Para el mundo fue un acontecimiento, pero, ¿qué pasaba
conmigo? Mi amor se había ido. Al final, ¿qué más daba cómo me lo habían arrebatado, si por un
cáncer o por un ataque al corazón? Cuando se pierde a alguien, se pierde a alguien. Las
circunstancias se suman a la tragedia, pero solo para los extraños, no para la persona afectada
personalmente.

P. Después de eso dejó Los Ángeles y se fue a vivir a Europa. Sin embargo, cuatro años más tarde,
en 1973, volvió a Hollywood y rodó Chinatown.

R. No quería volver nunca. A Bob Evans, el jefe de Paramount, le costó mucho convencerme, igual
que a Jack Nicholson. Pero una vez que estuve allí, empecé a vivir de nuevo: fiestas, amigos,
chicas. Entonces era otro planeta. Cuando hoy pienso en esa época, me parece como si hubiese
vivido en otro planeta. La atmósfera y la gente eran diferentes. La gente se divertía precisamente
porque la alegría de los sesenta se había acabado. La gente era feliz. Y, por supuesto, no había
sida. Más tarde, el sida terminó con todo eso.

P. En esa época, Jack Nicholson y usted se hicieron amigos.

R. Hizo el papel protagonista en Chinatown. Pero ya éramos amigos antes. A menudo venía a
visitarme a mi casa de Gstaad. Le enseñé a esquiar.

P. Fue en la casa de Nicholson en Los Ángeles donde tuvo lugar el siguiente suceso que condicionó
su vida.

R. Uf.

P. Samantha Geimer, de quien usted abusó sexualmente en casa de Nicholson cuando ella tenía 13
años, acaba de escribir su autobiografía. Gran parte del libro está dedicada a usted.

R. Estoy casi seguro de que probablemente no será como yo lo recuerdo.

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Polanski, durante su arresto domiciliario en 2010. / laurent cipriani (ap)

P. ¿Ha leído el libro?

R. No, pero lo conozco, por supuesto.

P. Dadas las circunstancias, habla muy amablemente de usted.

R. Ah, ¿sí?

P. Hace poco tuvimos un encuentro con Geimer. No le guarda rencor. Pero, por supuesto, usted ya
lo debe de saber.

R. Sí, lo sé. Todo lo que puedo decir es que siento de verdad lo que le ha pasado todos estos años
y la manera en que ha sido arrastrada por los medios de comunicación. Yo siempre intenté
mantener su nombre al margen hasta que todo esto se difundió. Creo que ya no tengo nada más
que decirle sobre el tema. Leeré el libro cuando se publique aquí, en Francia.

P. Escribió una carta a Geimer en 2009 y por fin le pidió disculpas.

R. Porque la había visto en televisión. Para mí fue importante verla por fin.

P. ¿No podría haber pedido disculpas antes y no 32 años después del incidente?

R. No había motivo. Todos intentamos simplemente olvidarlo. No voy a hablar de ello.

P. ¿Es posible que ahora que usted tiene una hija de 20 años vea de otra manera el abuso de una
chica de 13 años?

Una entrevista es algo desagradable. ¿Por qué debería someterme a eso?”

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R. Mire, yo tuve a mi hija muchos años después del incidente. Ya han pasado más de 35 años.
Dígame solo una cosa: ¿le parece que ya he estado bastante tiempo en libertad condicional? Si
usted fuese el supervisor de mi libertad condicional, ¿diría que ya está bien?

P. Puede ser que sí. Pero lo cierto es que no ha podido viajar libremente durante décadas. Poco
después de rodar El escritor fue detenido en Suiza por el caso Geimer. En la vida real ha tenido que
sufrir consecuencias similares a las que se enfrentaba el personaje de su película.

R. Sí, y estoy cargando con las consecuencias. Esa es una razón por la que intento evitar a la
prensa. Para mí una entrevista es algo desagradable. ¿Por qué debería someterme a eso? Desde
luego, sumergirme de nuevo en las tragedias de mi vida con usted, que es la persona dominante
en la entrevista, es desagradable para mí. La historia del incidente con Samantha no tiene fin. Y
ahora está su libro. Nunca se acaba. ¿Por qué demonios, después de 30 años viviendo como una
persona libre, de repente me preguntan por mi detención?

P. Había un fiscal de distrito de Los Ángeles que quería convertirse en fiscal general de California.
Detenerle a usted debió de ser una buena publicidad para él.

R. Me convertí en su caballo de batalla.

P. ¿Cómo fue la experiencia de pasar dos meses en una cárcel suiza en 2009, seguidos por siete
meses de arresto domiciliario?

He llegado a ser feliz, aunque en algún momento no lo pudiese imaginar”

R. Gracias por preguntarlo. ¿Cómo piensa usted que fue? Fue malo para mi familia, en particular
para mis hijos. Sufrieron mucho. Perder casi un año a tu padre es terrible a esa edad. Y yo tenía
que terminar el montaje de El escritor. No poder entregar una película es lo peor que puede
suceder. Las vidas de cientos de personas y un montón de dinero dependen de ello. Tenía un viejo
ordenador en la cárcel, pero no había Internet.

P. Es que era la cárcel.

R. Por eso me enviaron el premontaje a la cárcel en un DVD. Anoté lo que se tenía que editar.
Luego le di las notas a mi abogado, que se las tuvo que enseñar a la policía. Por supuesto, a ellos
les importaba una mierda. Por fin, el abogado pudo enviar las notas a mi editor, que aplicó los
cambios. Fue muy complicado. En un momento dado hablé con el director de la prisión. Casi se
avergonzaba de tener que mantenerme encerrado. Me dijo que no había problema, que mi
montador podía venir a la cárcel y traerse sus ordenadores de montaje. De esta manera, nos
sentamos en una habitación donde los presos normalmente pelaban cebollas y editamos la
película. Había un olor a cebollas tremendo. El alcaide y yo nos hicimos amigos.

P. ¿Cree que, de algún modo, las penalidades de su vida han hecho de usted el artista que es
ahora?

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R. Así que usted es de los que creen que un artista tiene que sufrir. ¿Quiere decir que ha sido una
suerte para mí pasarlo tan mal?

P. Eso suena un poco cínico.

R. No soy cínico.

P. A pesar de todo, al final, ¿ha llegado a ser feliz?

R. Sí, a pesar de que, en algunos momentos de mi vida, no me lo hubiese podido imaginar.

P. Debe de ser una persona optimista.

R. De lo contrario, hoy no estaría aquí con usted. Dudo que hubiese sobrevivido si fuese un
pesimista.

© 2013 Der Spiegel. Traducción de News Clips.

3ra nota
Pagina 12

La mujer violada por Polanski


publicará libro
Samantha Geimer, la mujer abusada sexualmente por el director de
cine Roman Polanski, lanzará el mes entrante su libro
autobiográfico, difundió aquí "The Hollywood Reporter".

FOTO

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En la publicación Geimer, que en 1977 tenia 13 años de edad, incluirá una foto que le tomó el
propio Polanski, tres semanas antes de drogarla y violarla en la residencia de su amigo Jack
Nicholson.

"La fotografía de la cubierta es alarmante e impactante" , definió la publicación sobre el libro


que se titula "La niña: Una vida en la sombra de Roman Polanski" , y con el que rompe el
silencio tras 35 años de mantenerse callada.

La foto fue tomada por el propio Polanski, el 20 de Febrero de 1977, en su residencia en


Woodland Hills, en una sesión en la que el director convenció a la joven para posar sin sostén
para él en algunas de las tomas.

Esto ocurrió semanas antes de que Polanski la drogara y violara en la casa de Mulholland
Drive, de Jack Nicholson, durante una sesión de modelaje en el que el cineasta le dio alcohol
y una droga.

Desde el incidente, los medios de comunicación siempre habían ilustrado la historia con una
foto de Polanski. Geimer, finalmente, quería poner su propio rostro en la historia, y esta foto
refleja el punto de partida para ella, explicó.

Las fotos salieron a la luz durante el juicio civil de Geimer contra Polanski, que se presentó en
1988 y dio lugar al director fílmico a aceptar pagar a Geimer en un acuerdo extrajudicial 500
mil dólares más intereses.

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Como parte de la demanda civil, el abogado de Geimer, Lawrence Silver, que también
contribuye en el libro, recordó que se le exigió a Polanski entregara todas las fotos que tomó.

A pesar de que el director entregó algunas fotos (y todos los derechos asociados a los
mismos) , Silver siempre creyó que otros existían, y años más tarde se descubrieron, indicó.

"Lo que pasó fue esto" , escribe Silver en el libro. "En la ejecución de la orden de
allanamiento, la policía no reconoció la importancia de un recibo de verificación de un servicio
en un negocio de revelado de fotografías."

La Editorial Atria promete que el libro " dará a los lectores una idea de otras dimensiones de la
historia, que nunca se han puesto de manifiesto con anterioridad. "

Geimer se identificó como " Más que una niña víctima de abuso sexual, como alguien "que
ofrece su historia ahora sin rabia, pero con propósito para compartir una historia que me
permita recuperar mi identidad."

Polanski es el afamado director de cine ganador del Oscar en 2002 por "El pianista" y quien
además ha realizado cintas como "Chinatown" y "El bebé de Rosemary" .

Por aquel incidente que ocurrió en la residencia de Jack Nicholson, Polanski fue acusado de
seis cargos incluidos violación con uso de estupefacientes, molestar a una menor y sodomía.

Cuando se desarrollaba el proceso en una corte angelina se declaró culpable con el fin de
evitar un proceso judicial largo a cambio de un cargo menor de intercurso sexual sin
autorización.

Con libertad condicional, Polanski huyó y se refugió en Francia después de haber pasado 42
días en una prisión de California, y lo hizo cuando fue enviado a una evaluación siquiátrica.

4ta nota
Pagina 12 Suplemento Mujer

“NO QUIERE DECIR NO. NO TIENES


DERECHO”.Roman Polanski. Historia de una violación
Lunes, 28 septiembre, 2009 por lagela

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Era una niña de 13 años que quería ser modelo. Un gran director de cine le propuso hacer
unas fotos en la casa de Jack Nicholson. El director emborrachó con champagne a la niña y
le hizo unas fotos sin sujetador en la piscina. Luego él se zambulló en el agua y aunque la
niña dijo no el director la violó. El se llamaba Roman Polanski.

Las feministas y en general las mujeres, hemos hecho una campaña antiviolencia sexual en
el que el logo era “No quiere decir No. No tienes derecho”. Sin embargo si el que viola es
Roman Polanski y aunque él reconoce la violación y huye de EE. UU. para no pagar en la
cárcel, el mundo olvida las campañas feministas y celebra su ingenio. Es el ingenio motivo
para escapar de la cárcel? Cuántos grandes hombres y mujeres están en prisión
simplemente porque han hecho daño a su prójimo y no han aceptado la ley?

Hoy Suiza ha detenido a Roman Polanski y el mundo ha salido a la calle. Grandes actores y
actrices, gentes del mundo de la cultura se han opuesto a esta detención y se manifiestan en
todas partes de Europa. No es que Suiza sea una pais especial, hace mucho tiempo que
Polanski tiene una casa en Suiza y va allí cuando quiere, sin embargo este pais hoy, dentro
de los acuerdos que ha tomado con los EE. UU. ha debido aceptar esta orden de detención
que hace más de 30 años se dictó en América.

Las razones que han movido a Suiza para hacer esto me traen sin cuidado, pero lo que no
me trae sin cuidado es la doble moral que todos nuestros grandes practican. Sigue rigiendo
lo de siempre, el pobre que roba un pan para comer termina en la cárcel, el rico que
desfalca miles de cuentas es digno de lástima.

Cómo se va a implantar una mentalidad de respeto a la mujer si se manifiestan los “cultos”


porque se detiene a un violador?

Si bien la niña de 13 años, hoy es un señora de 45 y dice que ya no le importa que se


aplique la pena, la justicia no es la hermanita de la caridad y está obligada a exigir que el
que infringe la ley sea castigado.

Por el bien de la lucha contra la violencia a la mujer, espero que haya también
contramanifestaciones en contra de los CULTOS de nuestra sociedad.

5ta nota
La tercera.com
La historia de la mujer que acusó y perdonó a
Roman Polanski

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Samantha Geimer (45 años) ya no tiene interés en seguir en el caso de violación contra
el director de Chinatown. Vive en Hawai y busca olvidar los años de mala fama que
ella también padeció a raíz de la noche de fotos y alcohol que pasó con el cineasta.

por Rodrigo González M. - 29/09/2009 - 09:39

Geimer cerca de los 13 años, cuando conoció a Polanski.

"Bueno, sucede que me gustan las mujeres jóvenes". La respuesta de Roman Polanski le
llega al periodista antes de que éste termine de formular la pregunta acerca del escándalo
sexual que en 1977 lo involucró con Samantha Geimer, de apenas 13 años. La escena es
parte del documental Roman Polanski: Wanted and desired (2008), de Marina Zenovich,
y ejemplifica hasta qué punto el director podía ser franco sobre asuntos sexuales. Como
dice un policía de Los Angeles en el filme, "las relaciones con una menor eran algo que
tenía sin cuidado a Polanski. En su cultura no tenían mayor importancia".

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A 32 años del caso que mantiene actualmente a Polanski en prisión en Suiza, a la espera de
una extradición a Estados Unidos, la víctima Samantha Geimer parece ser la menos
interesada en revivir el asunto. Incluso manifestó que prefería que Polanski pudiera retornar
a Estados Unidos sin temor a ser apresado. La comunidad cinematográfica, en tanto, mostró
ayer un amplio apoyo al cineasta: Michael Mann, Wim Wenders, Pedro Almodóvar, Wong
Kar-wai y Andrzej Wajda fueron algunos de los autores que solicitaron su liberación.

LEJOS DEL MUNDANAL RUIDO


Con 45 años, Samantha Geimer reside en la isla de Hawai, donde trabaja como secretaria y
vive con su esposo y tres hijos. Hija de una actriz no muy brillante, Geimer buscaba
desarrollar una rápida carrera en Hollywood y conoció a Polanski cuando éste realizaba
sesiones de fotos para la revista Vogue.

En su relato en primera persona, Samantha Geimer detalló la situación a la revista People:


"Llegamos a la casa de Jack Nicholson y me dije a mí misma: '¡Guau, es la casa de Jack
Nicholson!'. Después de un rato, Polanski me pidió que me desnudara mientras me tomaba
fotos en el jacuzzi. Luego se desnudó él y comprendí que algo andaba mal. Le pedí que me
llevara a casa pues tenía asma, pero él me dio a entender que no lo iba a hacer. Me ofreció
sedantes y me dijo que me tendiera en una cama. Supe que él quería tener sexo. Yo me
sentía mareada, tenía miedo y realmente no sabía qué hacer. Después, todo simplemente
sucedió".

Geimer también relató que a los pocos minutos llegó a casa Anjelica Huston (la novia de
Nicholson en ese momento) y golpeó la puerta, pero Polanski ni siquiera se puso nervioso y
se apuró en terminar el acto sexual. Luego la llevó a casa.

Hasta hoy Geimer cree que su mayor error fue contarle lo ocurrido a su madre, quien hizo
la denuncia inmediatamente. "Era una chica normal y a los días siguientes estaba en los
noticieros. En Europa hablaban de mí como de Lolita", relataba. Durante los años 70 y 80,
la víctima de los impulsos de Polanski sufrió varias expulsiones de colegios, dejó la
secundaria a los 16 años y se enroló en pandillas juveniles. A los 18 años quedó
embarazada, a los 19 se casó a la fuerza y antes del año se separó de su primer esposo.

Al parecer, la crianza de su hijo Jesse le templó el carácter, hasta que en el año 1988
decidió irse con su madre a Hawai. Ahí conocería al hombre que hasta hoy es su marido, el
carpintero Dave Geimer. En el intertanto, en 1997, ella perdonó públicamente a Polanski a
través de la prensa: "No tengo sentimientos en contra de él y sé que su vida ha sido dura, al
igual que la mía. Me hizo algo realmente asqueroso alguna vez, pero es la prensa la que
arruinó mi vida". En el 2003 llegó a escribir una columna de opinión en Los Angeles
Times, pidiendo que se le diera el Oscar por El pianista en persona.

Lejos del ruido, en la alejada isla de Hawai, Samantha incluso trata con humor su vida
actual: "Aquí nadie parece estar preocupado del tema. Preguntan 'Roman ¿cuánto?'".

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