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en el tango
Susana Ibarburu
diciembre 2010
LO CRIOLLO EN EL TANGO
TABLA DE CONTENIDO:
Introducción ............................................................................................ 3
Los orígenes confluyentes ......................................................................... 9
Las formas musicales sureras o pampeanas ...............................................17
El cielito ..............................................................................................21
El estilo y su padre el triste ...................................................................22
La cifra ...............................................................................................26
La vidalita ...........................................................................................29
El vals criollo .......................................................................................30
La milonga ..........................................................................................35
El payador ...........................................................................................48
Lo criollo en las orillas .............................................................................61
El gaucho y el compadre .......................................................................67
El criollo y el gringo ..............................................................................80
Temas, personajes, paisajes, sensibilidad ................................................90
Lenguaje campero y habla popular ....................................................... 110
Del payador al cantor milonguero ......................................................... 113
Gardel, el zorzal criollo .................................. ¡Error! Marcador no definido.
Tres cantores de la transición ......................... ¡Error! Marcador no definido.
Ignacio Corsini ........................................... ¡Error! Marcador no definido.
Azucena Maizani......................................... ¡Error! Marcador no definido.
Rosita Quiroga ........................................... ¡Error! Marcador no definido.
Cómo se canta el tango ................................. ¡Error! Marcador no definido.
El canto con guitarra: ................................. ¡Error! Marcador no definido.
Tres cantores con guitarras ......................... ¡Error! Marcador no definido.
Nelly Omar ............................................. ¡Error! Marcador no definido.
Néstor Feria ............................................ ¡Error! Marcador no definido.
Edmundo Rivero ...................................... ¡Error! Marcador no definido.
Cantores de hoy que cultivan la música surera ..............¡Error! Marcador no
definido.
LAS LETRAS ................................................. ¡Error! Marcador no definido.
La gauchesca ............................................. ¡Error! Marcador no definido.
Juan Moreira y Florencio.............................. ¡Error! Marcador no definido.
La poesía y el nuevo siglo............................ ¡Error! Marcador no definido.
El Viejo Pancho .......................................... ¡Error! Marcador no definido.
La década del veinte ................................... ¡Error! Marcador no definido.
El nativismo............................................... ¡Error! Marcador no definido.
Fernán Silva Valdés .................................... ¡Error! Marcador no definido.
Conclusión ................................................... ¡Error! Marcador no definido.
Bibliografía consultada ................................... ¡Error! Marcador no definido.
A MODO DE EPÍLOGO …dos poemas ................ ¡Error! Marcador no definido.
2
Introducción
Hobsbawm señala que las tradiciones inventadas (es decir, todas las
tradiciones, que en eso se diferencian de las costumbres) cumplen tres tipos
de función: cohesionan el sentido de comunidad; establecen o legitiman
instituciones y relaciones de jerarquía o de autoridad; socializan en el marco
de una cultura, inculcando creeencias, sistemas de valores y convenciones
prácticas […]. Borges no tiene ninguna duda sobre este carácter artificioso
de la operación cultural por la que un mito, un relato, un tipo se inscribe en
el imaginario social. En este sentido, su perspectiva es perfectamente
antiesencialista y difiere de la naturalización del mito gaucho, tal como de
algún modo había sido propuesta en el debate cultural de las primeras dos
décadas del siglo. Borges afirma siempre el carácter deliberado y conciente
de la operación cultural, colocándose de este modo, en una perspectiva
convencionalista: no hay verdad hacia donde retroceder, sino construcciones
imaginarias que desde el presente pretenden sustentar una lectura del
pasado.
La cita nos permite incorporar –cuándo no- a Jorge Luis Borges en el estudio de
esta temática.
3
Por ejemplo, sobre la siempre subyacente vinculación de los fenómenos musicales
con lo folklórico, con la memoria popular, nos basamos en los conceptos de Lauro
Ayestarán [citado por Aharonian, “Introducción a la música”] según el cual
criollo, lla.
(Del port. crioulo, y este de criar).
1. adj. Dicho de un hijo y, en general, de un descendiente de padres
europeos: Nacido en los antiguos territorios españoles de América y en
algunas colonias europeas de dicho continente. U. t. c. s.
2. adj. Se decía de la persona de raza negra nacida en tales territorios, por
oposición a la que había sido llevada de África como esclava. U. t. c. s.
3. adj. Dicho de una persona: Nacida en un país hispanoamericano, para
resaltar que posee las cualidades estimadas como características de aquel
país. U. t. c. s.
4. adj. Autóctono, propio, distintivo de un país hispanoamericano.
5. adj. Peculiar, propio de Hispanoamérica.
6. adj. Se dice de los idiomas que han surgido en comunidades precisadas a
convivir con otras comunidades de lengua diversa y que están constituidos
por elementos procedentes de ambas lenguas. Se aplica especialmente a los
idiomas que han formado, sobre base española, francesa, inglesa, holandesa
o portuguesa, las comunidades africanas o indígenas de ciertos territorios
originariamente coloniales.
7. f. Cierta canción y danza popular cubana, en compás de seis por ocho.
Es al numeral 3, referido a las cualidades del criollo al que más nos aproximaremos.
Pero “criollo” tiene también el sentido que le da por ejemplo Silvia Rodríguez
Villamil cuando estudia las mentalidades dominantes:
4
mirar a lo europeo (inglés y francés) como vanguardia. En el campo de lo
popular, al mismo tiempo, se producen otras mezclas menos estructuradas,
sin duda más ricas.
Había entonces un ser –un imaginario- criollo en el Río de la Plata –en su sociedad,
en su literatura, en su música- antes del nacimiento del tango. El tango se
relacionó con ese criollo por distintas vías, pero el tango también se agringó y
nunca pudo decirse “criollo” con propiedad. Sí sostenemos que hay dentro del
amplio paraguas que define al género tanguero, líneas de musicalidad, temática,
forma de cantar, que mantienen la herencia criolla hasta nuestros días.1
El tango canción que nos interesa es el que Horacio Salas define así
1 Para despejar de entrada la confusión que pueda producirse a partir de la denominación de algunas
partituras de “tango criollo”, recurrimos a lo que dicen Rey y Guido en cuanto a que dicha denominación
no se refirió a la incorporación de lo rural o lo gauchesco, sino que fue, según Novati y Cuello “una
afirmación de estilo, una exaltación de ‘lo nuestro’ […] mientras algunos autores emplearon dicho
aditamento, otros entendieron que con ‘tango’ ya estaba todo dicho”
5
anterioridad, las escasas letrillas del tango habían sido alegres, burlonas y
jactanciosas, a partir de ese momento se hará sentimental, adquirirá un
tono más grave y se transformará en el reflejo de las preocupaciones,
desventuras, expectativas, nostalgias y temores propios de la clase media
hija de la inmigración.”
Pero desde aquel 1917 falta poco para que haya pasado un siglo, y nadie puede
suponer que el género no haya sufrido modificaciones en lo musical, en lo literario,
en su valoración por parte del público, en la formación de la sensibilidad, etc... Pero
tampoco se puede olvidar que las modificaciones no implican una linealidad
sucesiva. Es un hecho que, sobre todo en un mundo en el que se pueden conservar
y perpetuar grabaciones de audio e imagen y se rescatan partituras viejas para
buscar nuevas versiones,. conviven siempre distintas líneas interpretativas. Coriún
Aharonian señala con razón que, en lo que describe como una tendencia a la
“museistización”, hoy en día los jóvenes siguen escuchando –porque pueden- a los
Beatles y a los Rolling Stones, cuando en los 60s no escuchábamos ya a Bing
Crosby.
Dentro del cuerpo de tangos cantados hoy distinguimos cuatro posibles corrientes,
con sus consabidos límites flexibles, piezas inclasificables, cruzamientos, etc.
Le faltarían por lo menos Roberto Aubriot Barboza, Humberto Correa (autor de “Mi
vieja viola”) Carlos Barthe (autor de "Gacho gris"), Antonio Casciani (el de "Un año
más"), el entrañable Alberto Mastra, Federico Silva, y José Rótulo, el poeta
rochense, autor de “La pastora”, "Como el hornero", "Mimi Pinsón" y "Remolino".
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Como aportes específicamente orientales a la construcción del tango, podemos
distinguir dos líneas bien definidas
a) por un lado el tango festivo de las Troupes de la década del 20, los que cantó
Alberto Vila de Soliño-Fontaina-Collazo-Mondino: "Pato", "Garufa", "Niño bien", etc.
Lo de las troupes se extendió al carnaval, y una cosa curiosa hoy es como todavía,
aún en las murgas jóvenes, es difícil encontrar una actuación en la que no se utilice
la música de algún tango, emparentándose los géneros. Esto se extiende aún más a
la corriente que hoy se denomina MPU con artistas venidos de la murga como
Alejandro Balbis, Tabaré Cardoso y Edu Lombardo, que además incorporan líneas
rockanroleras.
b) por otro lado, y de esta rama nos ocuparemos, están las letras que se enlazan
con la canción criolla, la que viene del estilo del payador que cantaba con guitarra y
pasó a ser cantor de letras fijas, y de ahí Magaldi, Rosita Quiroga, Azucena Maizani,
Ignacio Corsini, Razzano el Oriental y Gardel el oriental también pero no importa.
Sostenemos que el hecho de que fuera Gardel quien cantó las primeras letras del
tango canción, las de Pascual Contursi "Mi noche triste" y "Flor de fango", enlazó al
tango, por su forma de cantarlo y acompañarse con guitarras, con la tradición del
canto criollo, y lo mismo pasó con los otros mencionados que venían del mismo
estilo y empezaron enseguida a cantar tangos. De esa tradición una de las letras
que más nos gusta es la de: “Gimiendo” (bailaba engrupida/ por el ñato Abrojo/...),
del uruguayo Juan Pablo Pérez, de quien se conocen pocos datos, a la que le puso
música Clouzeau Mortet2, quien también musicalizó "El quinielero", "No seas malo"
y "Forastera", en una muestra de cómo en ese terreno no resulta fácil separar lo
culto de lo popular. También en esta vertiente irían el "Ya no cantas chingolo" de
Bianchi, o "Murmuyos" de Juan Carlos Patrón. A Gardel le gustaban mucho estas
letras criollas, en particular las de El Viejo Pancho, lo que dice que haya nacido
donde haya nacido, y haya sido quien haya sido su padre, él -como Borges- tenía
para con el Uruguay una sensibilidad especial. Gardel siguió cantando siempre
estilos y cifras, pero estas letras de las que hablo eran musicalmente tangos.
Habría que ver si hay tangos argentinos de inspiración criolla tan lindos como los
uruguayos. En este trabajo pondremos especial énfasis en el papel que jugó Gardel
en la continuación de la línea del canto criollo.
Esta visión de Borges llama la atención sobre un aspecto que, más allá de las
formas musicales y poéticas, apunta a una sensibilidad, que parecería que
efectivamente es diferente en las dos orillas. Es justamente seguir el hilo de esa
sensibilidad “gauchesca” o “criolla”, que se manifiesta en la literatura oral y escrita
a lo que apunto. Conviven en el tango distintas sensibilidades. La del tanguillo
2 la letra figura como de “Juan Pablo Pérez, que Ricardo Ostuni considera podría ser el mismo Clouzeau.
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andaluz, más cercano a las letras “dichosas” de los tangos que le gustaban a
Borges era una sensibilidad más bárbara, más desafiante, más burlona. Con el
tango canción a partir de Pascual Contursi y Delfino, entre otros, comienza la
sensibilidad que a Borges le resultaba llorona, que hereda de lo gauchesco un aura
nostalgiosa, romántica y hasta sentimental.
Los tangos de cabecera de Borges eran pocos y antiguos: "La morocha", "La
tablada", "El choclo", "El Marne"; vale decir que amaba lo que hoy se
denomina "guardia vieja" , período intermedio entre las milongas de campo
de fines del siglo XIX y la irrupción en 1917 del tango-canción […] La
milonga y el primitivo tango "criollo", expresiones musicales hijas del
mestizaje entre lo español y lo indígena (y lo negro, según el estudioso
Vicente Rossi a quien Borges elogiaba), eran para el Georgie de los años
veinte muy superiores al "italianizante" tango sentimental surgido a partir de
"Mi noche triste"
Examinaremos pues las formas musicales del canto criollo que anteceden al tango,
el papel de “lo criollo” en sus distintas connotaciones en la sociedad de las ciudades
platenses, la literatura de comienzos del siglo XX, incluyendo la gauchesca, los
orígenes del teatro nacional y el nativismo.
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Los orígenes confluyentes
Parecería que no hay dos autores –desde los distintos campos desde donde se
escribe sobre el origen del tango- que consigan ponerse de acuerdo sobre cómo se
produjo este bicho que es, como la jirafa, raro, pero existe. Es seguro que la
dificultad se debe a que la música no tiene –ni podría tener- una forma lineal y
prolija de evolucionar. Es de naturaleza promiscua, y crece por contagio, infección,
transculturación, va y viene en los barcos de la Habana a Andalucía pasando por el
Río de la Plata y de vuelta, se inocula desde los prostíbulos a los salones pasando
por Francia…
Ojalá todo fuera tan fácil como lo dice -tan lindo- Zitarrosa, que el tango es hijo del
candombe y padre de la milonga. Hijo del candombe aparece también en los versos
de Carlos de la Púa (“Tango viejo”, de “La crencha engrasada”) que rezan:
Pero véase por ejemplo lo que dice Carretero, historiando el tango en Gardelweb.
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Lamentablemente, por ser analfabetos musicales no han dejado en ningún
pentagrama las etapas de la ruptura ni de la creación que le siguió. El negro
aportó junto con la música, sus instrumentos musicales, la mayoría de los
cuales eran tambores y el mestizo criollo la guitarra y la flauta. Luego se
agregaron en los primeros tiempos el violín, la corneta y otros instrumentos
de viento. Ese aporte musical con su proceso de transculturación, también
coincidió con el aporte de la inmigración y de la emigración campesina. La
pampa iba perdiendo su horizonte infinito, la usarse los campos con
sembrados de cereales y la formación de estancias, en un proceso bastante
acelerado de modernización capitalista, ligado al comercio internacional que
se puede fijar con fecha bastante cierta en el viaje del transporte Le
Frigorifique, (1876), que llevaba en sus bodegas carne enfriada, abriendo las
posibilidades del consumo de nuestras carnes en todos los países el mundo.
¿Quién vino primero, ¿el candombe negro o el payador?, ¿el tanguillo andaluz o la
habanera? ¿El tango o la milonga? No queda claro de las lecturas, pero aunque lo
quedara ¿Acaso la habanera no es también de raíz cubana y negra? ¿Acaso el
payador no la conocía y adaptaba? ¿Acaso no bailaban todos juntos paisanos,
negros y señoritos en las orillas portuarias?
La llamada Música Criolla, -en este caso la Música del Sur y sus fuentes
españolas-, ha tenido una inmensa influencia en nuestro Tango
Relata que
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… don Andrés [Segovia] comentaba que hacía poco había dado un concierto
en el Teatro Colón de Buenos Aires. Habló de su cariño por nuestro país y
por la calidad de su público. Pero lo que recuerdo más vívidamente de
aquella conversación fue su comentario sobre el Tango: "Qué música
misteriosa y qué poesía de excepción". Y de inmediato, deteniendo su paso,
-lento pero firme-, me pregunta: "¿Cómo nace el Tango?".
Antes que pudiera responderle que no lo sabía con certeza, dijo: "Es curioso.
Estando en Montevideo hace muchos años, escuché varios tangos cuya
cadencia me hizo acordar a antiguas melodías que se tocaban en Linares.".
Linares es la ciudad andaluza donde naciera el maestro Segovia. Don Andrés
se familiarizó mucho con el Tango cuando vivió un tiempo en Montevideo
[…]
[…]
[…]
11
Los compositores, los autores y los intérpretes consideraban al tango -que
ya comenzaba a tener identidad propia-, como una resultante natural de la
música criolla.
Tal el caso -por ejemplo- de Ángel Villoldo, que además de ser uno de los
pioneros más trascendentes e importantes de nuestro tango, compuso
infinidad de estilos, milongas y canciones criollas. Por ejemplo "Mi prienda",
(estilo criollo), "Cariño gaucho" (canción criolla), "Decime que sí" (canción
provinciana), "Pasionarias" (vidalita).
[…]
[…]
«El Tango viene del sur», decía Troilo y como ejemplo, se remitía entre
otras, -recuerdo- a una de las coplas de "La Morocha": «"Yo, con dulce
acento / junto a mi ranchito, / canto un estilito / con tierna pasión, /
mientras que mi dueño / sale al trotecito / en su redomón". Esto -decía
Troilo- es un retrato de la Pampa...»
Selles & Pesce señalan una inflexión importante en el desarrollo del tango en sus
primeras épocas, a partir del papel de los dúos criollos como Gardel-Razzano,
Magaldi-Noda, Barbieri-Cardelli, Brancatti-Lara, Tapia-Simone, Tapia-Cartos, Tapia-
Llanes, Tapia-Almada, Tapia-Orellana, Ruiz-Acuña, Néstor Feria-Italo (Goyeche),
etc. Solían intercambiarse cantores formando dúos. Por ejemplo Alfredo Pelaia
integró por lo menos: Pelaia-Paolantonio, Pelaia-Catán, Pelaia-Pizarro, Pelaia-
Tejada de Ruíz, Pelaia-Donaldson, Pelaia-Carranza, Pelaia-Italo y un trío Pelaia-
Besada-Urruspuru
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que entre 1908 y 1914, “olvidándose un tanto de los primeros tangos, se
comenzaron a popularizar las canciones de Gabino Ezeiza, Andrés Cepeda,
Elías Regules, Joaquín Castellanos, Arturo Navas, etc., o también las
importadas que [...] llegaban preferentemente de México.
Señalemos aquí que la posterior evolución vocal del tango incluyó muchos exitosos
dúos en los que participaron casi todos los mejores cantores de orquesta, de los
que fue propulsor –cuándo no- Francisco Canaro.
c) los mejores cantores del tango de los primeros tiempos provenían del canto
criollo
Incluso cuando se debate sobre el aporte negro al origen del tango, se suele olvidar
que negros había también en el campo, y muchos de ellos eran payadores
Giorlandini señala por ejemplo que, según Ruben Carámbula, el negro oriental, que
fue también un magnífico gaucho, participó en crear el malambo
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tango en el s. XIX: el tango o tambo de los negros esclavos, el tango español y el
tango orillero que florece hacia 1890.
Sigue Giorlandini
Cita como ejemplo la letra del chamamé “El rancho ‘e la cambicha”, por el que
sentimos particular afecto ya que lo vimos bailar (con la versión de Antonio Tormo
en la radio) en una velada familiar a los tíos abuelos Joaquín (Joaquincho) Ibarburu
y Simona, que tenían campos en el litoral. Las dos primeras estrofas del chamamé
son un ejemplo de la forma en que la fiesta popular vive la música como una sola
Chamamé milongueado
al estilo oriental,
troteando despacito
como bailan los tagüé.
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Idea Vilariño aporta esta visión, desde el punto de vista del origen de la letra del
tango canción, haciendo una diferenciación interesante entre el canto criollo del
payador y el del novel milonguero, que retomaremos más adelante
... los versos, las palabras, las cosas que supieron decir en otras partes [los
inmigrantes] , no servían para expresar lo que sentía o lo que vivía este
nuevo mundo formado alrededor de nuestras sociedades rioplatenses. No
servían las que pudieron venir en los barcos que nos traían las habaneras:
no servirían de mucho, aunque el teatro y la moda y la falta de otra cosa las
impusieran, las canciones que lanzaban las hermosas cupletistas y la
zarzuela; no podían servir, salvo en ámbitos cerrados, las letrillas soeces ni
las crípticamente lunfardas ni los textos que exaltaban la condición del
cafishio. Y tampoco servirían los versos de las “naciones” negras, escritos lo
más a menudo por blancos, con la media lengua y la temática ingenua
convencionales, y que ni interesaban a los muchos músicos negros que
estuvieron en los orígenes del tango y también entre los últimos payadores,
como Ezeiza y Cazón. ¿Qué quedaba? La rica canción campera que
perduraba en las ciudades, muy convencionalizada pero viva aún en el
repertorio de payadores y milongueros...
[…]
Queda, como dijimos, otra fuente de donde pudo abrevar el tango cantado:
la rica, la vieja, muy popular y arraigada tradición del canto criollo. Aunque
no la técnica ni los procedimientos del payador. Ni la improvisación ni la
décima ni los largos desarrollos que esta hacía posibles ni el cantar sobre
melodías folklorizadas ni la escasa importancia que se daba a la calidad de la
voz ni su impostación ni el canto de contrapunto pasan al tango.
“En la década que empieza en este año (1880) gente de los mataderos, de
las curtiembres, mayorales, cuarteadores, hombres que apenas dejaron de
ser gauchos para afincarse de a poco en la ciudad, son los que dibujan en
los patios de tierra la coreografía de los tanguitos iniciales
“La Buenos Aires del último cuarto del siglo XIX es un informe conglomerado
humano, en tránsito hacia la urbe cosmopolita que consolidará su destino a
partir de la celebración del Centenario de la Revolución de Mayo. Las oleadas
inmigratorias amenazan la endeble caracterización nacional y general
desacuerdos étnicos y culturales de no escasa gravedad. En la ciudad
puerto, reducto de la vieja oligarquía agro-exportadora uncida al destino
imperial británico, confluyen masivamente los inmigrantes europeos
(principalmente italianos y españoles) y los marginados del medio rural.
Aquéllos, víctimas del deterioro socio-económico de las naciones de origen, a
la búsqueda de un destino de superación personal. Su vida es una
indescifrable mezcla de privaciones, fracasos, humillaciones y relativos
éxitos económicos, generalmente magnificados en el tránsito de noticias
hacia los pauperizados ámbitos nacionales. Los desplazados del medio rural
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son también víctimas” [...] “Las orillas se erizan de conventillos, compartidos
por gringos, gallegos, turcos, entrerrianos, correntinos, santafecinos. Por
todo un mundo de desplazados. Desplazados de allende y aquende el mar.
Culturalmente, son muchas concepciones las que se enfrentan. Hay una
lucha sorda, no exenta de agresividad entre los “hijos de la tierra” que son
extranjeros en la suya y los inmigrantes que a fuerza de marginamientos
son extranjeros en todas partes. Pero esa actitud de enfrentamiento se
agotó, a poco que ambos grupos comienzan a fusionarse. El hombre de
buenos Aires en los años iniciales del 900 es, ya, heredero de una doble
vertiente étnica. Pero esa fusión no se logra plenamente. Desde el punto de
vista cultural, el porteño será un desarraigado. Los caracteres que definirán
su weltanschauung –tristeza, nostalgia, inconformismo, dramaticidad,
frustración, incapacidad para la lucha reivindicativa- no serán otra cosa que
expresiones de un “acuerdo imposible” entre sus antepasados criollos e
inmigrantes. El porteño no tiene una tradición propia, intransferiblemente
suya. Carece de pasado identificable. De allí que se cree un mundo
aparentemente seguro, exteriormente agresivo –unas veces irónico; otras,
las más guarango- como mecanismo espiritual de sustentación. En ese
medio social –las orillas porteñas- crecerá el tango”...[...] “Los centros
vitales del arrabal son los boliches, los “salones de baile”, las canchas de
bochas, los prostíbulos, los conventillos. Unos, directamente vinculados con
el tráfico sexual en sus expresiones más sórdidas; otros, favorecedores de la
promiscuidad y del relajamiento de las costumbres. Todos, en fin,
confluyentes hacia una misma problemática. El tango nace como
manifestación artística primitiva en este ámbito espiritualmente inmaduro,
culturalmente conflictivo. Los bailan estibadores y prostitutas, bailarines y
fabriqueras, guapos de comité y sirvientas, proxenetas y planchadoras.
Todas las categorías sociales del mundo que ignoraban los voceros del
patriciado porteño...”
Daniel Vidart distingue la forma en que los orientales se ubican en el período del
surgimiento del tango y afirma, comparando con los porteños, que:
Los uruguayos tienen cierto recato vital” [...] “No son muy guarangos
cuando se arrebatan ni necesitan del lazarillo manifiesto del tango para
encontrar el camino de su esencia criolla
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Las formas musicales sureras o pampeanas
Zum Felde sostiene, en el capítulo sobre Bartolomé Hidalgo, que subtitula “La
poesía gauchesca”, que la primera forma de lo que llama “la poesía payadoresca”
fue el cielito, y lo ubica así, identificándolo con el carácter del gaucho original y
diferenciándolo de una sensibilidad posterior diferente. Dice así Zum Felde del
cielito:
Parece haber sido esta, por otra parte, la más primitiva forma de la poesía
payadoresca, a la cual sólo más tarde se agregan otras como las “milongas”,
“tristes” y “vidalitas”, esta última de origen incaico, y pasada a través de las
provincias del norte argentino, desde su remota ascendencia de yaravíes. El
“triste” mismo tiene probablemente esa procedencia, y no aparece sino a
mitad del XIX, en el período romántico, que es su clima.
4 en entrevista con Gabriel Soria, en el programa “Los Notables” del canal solotango
17
El cielito, en cambio, procede directamente de la copla y el romance
españoles, primando en él el carácter narrativo y el tono burlesco. Su serie
de cuartetas octosilábicas asonatadas y seguidas, se corresponden
exactamente ocn las coplas y romances del más puro sabor hispano, que el
mismo pueblo urbano componía y cantaba en Montevideo y Buenos Aires
durante el coloniaje, observándose en su evolución criolla una gradual
corrupción del lenguaje castellano; así se va pasando del centro urbano a las
pulperías de los suburbios, y de éstas a las más lejanas de las campañas.
Rey y Guido ubican así las formas musicales que predominaban en esta parte del
mundo ya más adentrado el siglo XIX
Ya desde las primeras décadas del siglo XIX algunos violinistas italianos que
ofrecieron recitales en Buenos Aires y Montevideo, señalaron el camino del
nacionalismo componiendo obras basadas en giros y ritmos populares […]
De los compositores criollos o radicados en el Río de la Plata que siguieron
esta tendencia citamos, en Montevideo a León Ribeiro (1854-1931) con su
ópera “Liropeya” (1881) y a Gerardo Grasso (1864-1931) con su obra para
piano “Auras criollas” y “Pericón Nacional” (1886) para banda.
[…]
La migración interna del campo a la ciudad hizo que, junto con el gaucho, se
incorporaran sus canciones y danzas. Estas continuarán cumpliendo por un
tiempo su antigua función de entretenimiento, pero fuera de su ambiente;
luego se las incorporará a las zarzuelas y sainetes criollos difundidos primero
en el circo criollo y posteriormente desde el teatro urbano.
[…]
[…]
[…] Los moldes para las expresiones poéticas abundaban bajo las especies
musicales, estilo, vidalita, pericón, cifra, milonga, vals, tango. Todos las
entonaban, de todos eran conocidas, puesto que se habían colectivizado, no
sólo dentro del público analfabeto, sino también dentro de las élites
intelectuales. Su modo más frecuente de transmisión era el canto en público,
hecho que a su vez condicionaba su modo de producción.
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milonga, entre otras) cuyo proceso de colectivización se remonta en algunas
de ellas, a siglos anteriores. Las especies vals, polca, mazurca, chótis y
habanera, llegan al pueblo a través del salón burgués. […]
[Cuenta Juan de Dios Filiberto que hacia 1914 en Mendoza] “los jóvenes
formábamos un grupo y nos reuníamos para tocar el piano o algún otro
instrumento que ocasionalmente conseguíamos. Tocábamos polcas,
mazurcas, tristes y milongas.”
[…]
Costumbre, anoto, que por otra parte siguieron también los primeros letristas de
tango: “Mi noche triste” es escrito sobre la música de “Lita” de Castriota. A su vez
según Rey y Guido el comienzo de “Lita” el igual al de “El granuja” de Manuel
Aróstegui, de un año antes. Como otros ejemplos, se señala que la música del
estilo “El pangaré”, recopilada por el dúo Gardel-Razzano fue utilizada como tema
del tango homónimo cuyos autores han sido respectivamente en cada versión,
Francisco y Juan Canaro; Francisco Lomuto y Ricardo L. Brignolo…
En cierto modo esto parece reflejar la práctica libre -tan diferente al mundo
ordenado de los derechos de autor- de los cantores itinerantes, que llevaba a que la
música fuera vista como un vehículo para transmitir los versos. En ese sentido José
Gobello cita a José Mármol diciendo que “los gauchos siempre cantan la misma
música y le cambian la letra” (Programa “Los capos del tango” dedicado a Homero
Manzi, en el canal Sólo Tango)
19
Se pregunta y responde a sí mismo Rodríguez Villar, en su intento por defender la
raíz criolla del tango: ¿Pero dónde está en el Tango la vertiente de la Música
Criolla? Y busca la respuesta por el lado de las formas musicales “sureras” o
“pampeanas” que son las que Ayestarán describió como formas del folklore oriental,
y que incluyen a la milonga en lo que puede ser una de sus manifestaciones.
Procura de paso desmentir la característica supuestamente “triste” de lo tanguero.
Dice Rodríguez Villar:
Veamos cada una de esas formas de la canción criolla ya definida hacia fines del
siglo XIX, y su relación con el origen del tango, con una mirada especial sobre los
temas, el lenguaje y la sensibilidad de las letras
Un CD editado por Ayuí Tacuabé reúne grabaciones recogidas por Lauro Ayestarán
en las décadas de 1940 y 1958, e incluye entre los temas rurales cantados:
los estilos “Cuando Dios el mundo hacía”, interpretado por José Barrios, “A mi
guitarra”, por Héctor Abriola, “Madre”, por Ramón López, “Cuando el mundo se
formó (décimas de la nada) por Wenceslao Núñez;
las milongas: “La revolución de 1910” por Juan F. García, “Como un saludo cordial”
por Héctor Abriola, “El labrador” por Ramón López;
las cifras “El facón brasilero” por Ángel O. Giacoy, “Improvisación por cifra”, por
Nicolás Basso
las vidalitas: “Adiós mi pueblo” por Héctor Abriola, y “Los tres valientes (La
revolución de 1897) por Aníbal Sampayo y Leonardo Melano.
20
El cielito
Describe así W.H. Hudson en “La tierra purpúrea” una visita en Durazno:
las más recordadas por los orientales las de Bartolomé Hidalgo en 1811
Sigue Viglietti:
[…]
Con este género pasa en nuestro país algo poco corriente: a medida que
vayamos observando la vida y la muerte de nuestros aires criollos, con
complacencia de músicos veremos pardurar ritmo y melodía, pero en cambio
desaparecer casi sin huellas el texto literario. En este caso el proceso se
invierte; es que la voz sostenida del gran Hidalgo ganó su puesto heroico en
los corazones orientales en razón de alta jerarquía poética; borráronse
confusas las guitarras de los bailes ante el son marcial de ese clarín de la
patria, porque más arriba del polvo que levantaron botas de gauchos
danzarines, se alzó el polvo de los centauros criollos danzando la danza de la
libertad.
Las características que atribuye Viglietti a esa danza son “sencillez, candor y
decoro” y afirma que “En cuanto a la música en sí, es ingenua y un tanto
monótona, a juzgar por sus desvanecidos ecos.”
El cielito como forma musical no sobrevivió al siglo XIX, pero merece figurar en una
relación de lo que fue el cantar que se conservó en el pueblo, ya que participó en
clave inaugural de las características de la música criolla que le siguió.
21
Se ha discutido mucho sobre el compás correspondiente al cielito. Martiniano
Leguizamón, en su estudio sobre Hidalgo le atribuye un tiempo de vals, lento, de
¾.
Carlos Vega […] parece aceptar este compás […] Josué T. Wilkes […] así lo
demuestra en prolijo estudio. Nos dice también el propio Hidalgo:
Cedar Viglietti distingue entre estas dos formas musicales relacionadas, y afirma,
sobre su origen que considera
Cosas tan hermosas que se van perdiendo … porque tocar hoy un Triste es
como abrir un viejo cofre cargado de aromas de antaño, que yacía olvidado
en algún polvoriento rincón de la memoria; y la guitarra es la única llave
grande y antigua de su cerradura.
22
y sobre la relación del Triste con el Estilo
Con el correr de los años fue adquiriendo determinada forma, cada vez
menos libre pues la décima le va a imponer su medida; se hará así más
variado aun cuando pierda un poco de su profundidad, y va a confundirse
mucho, tanto entre el pueblo como entre los mismos compositores, con el
Estilo, su hermanito menor.
[…]
[…]
… con el Allegro con que [el paisano] inicia su música parece hacer un
sonoro y jubiloso llamado a la inspiración, que la tarde que se va le ofrece
en lujoso derroche de motivos. Pero enseguida acude la tristeza, ese sello
inconfundible de la raza, a presidir la música que se torna profunda y
melancólica.
Y así nace el Estilo
Sobre la supervivencia de este género a fines del siglo XIX, REY y GUIDO señalan
que
Los dos últimos versos de la décima se entonan con la misma melodía del
“tema” A esta última parte se la denomina “final”. El estilo es sin lugar a
dudas, la especie musical más rica del cancionero rioplatense.
“la forma lírica más noble y más socializada en el ambiente rural uruguayo.
Al Estilo se le llama también esporádicamente Décima o Triste y goza de una
fragante lozanía aún en los tiempos que corren. […]…la ausencia de
documentos de notación nos impide filiación con el Triste Peruano de que
23
hablan los viajeros de 1800. El nombre se repite en Chile, Perú, Argentina y
Uruguay, aunque posiblemente sea una cristalización anterior al Estilo
nuestro actual.”
El payador uruguayo José Curbelo define así al estilo, relacionándolo con otras
formas musicales tradicionales extra-pampeanas:
El estilo, por otra parte, es el único género utilizado por nosotros que tendría
raíces aborígenes, descendiendo del yaraví incaico. Como anécdota
ilustrativa debo agregar que encontrándome en Lima, capital del Perú, en la
casa de Julio Humala Lema, destacado folklorista de aquella región, le
comenté esta posibilidad y le canté una décima, respondiéndome en un
ambiguo -Puede ser- Pero luego improvisé una sextilla que nosotros
llamamos "estilo gateado" y ahí afirmó entusiasmado: Eso es lisa y
llanamente un yaraví.
Ya habíamos visto en Zum Felde esta identificación del estilo con el yaraví, que
refrenda también Cedar Viglietti apoyándose en Carlos Vega, afirmando que
No está totalmente ajeno pues el indio a las formas elegidas por nuestro canto
criollo.
El yaraví es un género musical mestizo del Perú, derivado del harawi incaico.
Se expande por gran parte de la región andina, siendo Arequipa, Huamanga,
Cusco y Huánuco, los departamentos donde se cultiva con más arraigo y en
diferentes estilos. Este canto se emparenta con el "triste" de La Libertad y
Cajamarca (sierra norte del Perú), y con la "muliza" de Cerro de Pasco y
Junín. También hay tradición de yaraví en Ecuador, y en menor medida, en
Bolivia y Argentina.
24
siglo XIX, se hace más romántico, ligado a las nostalgias del amor distante o
perdido
Decía Don Edmundo Leonel Rivero, cantor emblemático que nunca puso en su
canto ni en su repertorio un cerco rígido entre lo criollo y el tango 7
Ofrecemos aquí una lista de algunos estilos que hemos identificado, de los que se
cantaban antes del auge del tango, y se siguieron cantando después:
1902.- La piedra del escándalo.- Martín Coronado-Pablo Podestá (de la obra del
mismo nombre estrenada en el teatro Apolo ese año – fue del
repertorio de Gardel-Razzano-
1908.- Viejo perdido.- grabado por Linda Thelma
1912.- La Mariposa*.- Andrés Cepeda-Gardel
1912.- El tirador plateado*.- Oscar Orozco (oriental)-Gardel (El poema es
de 1900)
1913.- Pobre flor*.- Razzano-Gardel
1913.- Pobre madre*.- Andrés Cepeda-Gardel
1917.- Amargura*.- Cepeda-Gardel-Razzano
1917.- El Moro* Juan M. Gutiérrez – Razzano/ Gardel
1917.- El pangaré*.- Alcides de María-Gardel (estilo canción)
1917.- El señuelo.- Razzano-Gardel
1917.- El sueño*.- Francisco Martino inspirado en poema de Juan de Dios
Peza
1917.- Lo que fui*.- Andrés Cepeda-Gardel
1917.- Recuerdos* - Razzano-Gardel (canción Estilo)
1917.- A mi morocha*.- Razzano-Gardel (solo Razzano)
1919.- El cardo azul*.- Razzano-Gardel
1919.- Qué suerte la del inglés*.- Razzano-Gardel
1919.- Suena guitarra querida*.- Razzano-Gardel
1919.- Desde el alero*.- Razzano-Gardel (solo Razzano)
1920.- A mi palomita.- Aguilar - Corsini
1920 – Rebeldía. – Curi - Pizarro
192?.- Guitarra.- Bigeschi - Irusta
6 en entrevista con Gabriel Soria, en el programa “Los Notables” del canal solotango.
7 “Una luz de almacén”, Emecé, 1982, citado por Giorlandini
25
192?.- Cuando Amanece – Lito Bayardo – Néstor Feria
1921.- De mi tierra*.- F. Lozano [letra original], P. Numa Córdoba [letra
criolla] - E. Manella (fado estilo)
1921.- Eres cruel*.- Razzano-Gardel
1922-1923.- A mi ñata.- Domingo Greco (estilo cómico del repertorio de
Linda Thelma)
1922-1923.- Mi mala cara (grabado por Linda Thelma como “canción triste”)
1922.- Hasta besarla llegué*.- Razzano-Gardel
1922.- Qué lindo el tiempo aquel*.- Razzano-Gardel
1923.- Pobre gallo bataraz*.- Adolfo Herschel-José Ricardo (también
Amalia de la Vega, Angel Vargas, Julio Sosa, Argentino Luna, Roberto
Goyeneche)
1923.- El paisano Contrera.- Ambrosio Río
1923.- China hereje.* Juan Pedro López
1924.- El cuchillo de plata.- Ambrosio Río (también del repertorio de Corsini)
1924 – Primavera de colores – Gardel - Razzano
1924.- Siempre criolla ¿? – ¿? primera grabación de Rosita Quiroga
1924.- Beso de sol.- Maroni - Corsini
1924.- Juan de los Santos Arena.- Juan de Charras – Ignacio Corsini
1925.- Mis espuelas*.- Elías Regules-Francisco Martino
1926.- Campera.- Guiol – Rosita Quiroga
1926.- Gaucho sol.- Atilio Supparo-Santiago Rocca (primera grabación
de Libertad Lamarque, también Corsini, Amalia de la Vega)
1926.- El lazo*.- Ramón Solveyra Casares - Juan Telémaco Morales.-
(Registro desaparecido)
1927.- Insomnio*.- Alonso y Trelles-Montori (“Paja brava” 1917)
1927.- Tradición gaucha.- Maroni – Ignacio Corsini
1928.- Tristeza gaucha*.- Juan Sarcione
Como recopilación en el folklore oriental, existe una versión del estilo “Madre”
recogida por Lauro Ayestarán y editada por el sello Ayuí Tacuabé (“Lauro
Ayestarán, un mapa musical del Uruguay”), cantada por Ramón López.
La cifra
26
característico vaivén de mano derecha, entra más por los ojos que por los
oídos (Aquí también el paisano es inigualable) Después, el tema musical en
sí es una clarinada arrogante lindando en lo provocativo; arrogancia que va
desde los versos hasta la propia pose del cantor
Durante el siglo XIX y aún a principios del XX, la cifra fue el "caballito de
batalla" de los troveros criollos para cantar décimas épicas o improvisar.
Por otra parte, en mis comienzos, recuerdo que mis colegas mayores
comentaban que este género musical muy elemental le habría facilitado la
ejecución de la guitarra a los gauchos (campesinos) de manos endurecidas
por las tareas rurales y además cantado Ad Libitum.
Cabe señalar que el rasgueo de esta pieza denota un parentesco visible con
la seguidilla andaluza y, en las grabaciones antiguas, se percibe incluso en la
entonación de la voz, lo que confirma esta influencia.
27
por tener un ritmo menos veloz que la milonga, favorece al improvisador,
pues le da mayor tiempo para pensar y crear sus versos.
Y aporta estos versos del poeta oriental Yamandú Rodríguez sobre la cifra y su
carácter viril y guerrero:
[…]
28
* grabadas por Gardel
Cantando ¿? ¿?
Mi rebenque plateao recopilación de Lauro Ayestarán (basado en pieza anterior del
cancionero, de Juan Torora8 según Rey y Guido
También acá el disco de Ayuí Tacuabé recoge una recopilación de Ayestarán, “En
esta noche de frío: improvisación por cifra”, cantada por Nicolás Basso.
La vidalita
Lenta cuarteta exasílaba, caía como zumo de mieles de los barbudos rostros.
Esta forma que tiene don Viglietti de abordar la sensibilidad del gaucho en sus
formas musicales nos será útil a los efectos de explorar la del cantor milonguero
que lo heredará y devendrá en cantor de tango, más allá del contenido estricto de
las letras.
La definición, ésta más técnica, que ofrecen Rey y Guido sobre la vidalita es
8 Juan Escayola, nacido en 1971, hijo de Juan Gualberto que era el hermano mayor del Coronel Escayola.
29
Forma cantable que se acompaña exclusivamente con la guitarra; su
estructura musical es consecuencia de la literaria. Esta consiste en una copla
hexasílaba con un estribillo pentasílabo “vidalitá”, incluido entre primero y
segundo y entre tercero y cuarto versos. De expresión nostálgica, evoca
amores ausentes o desengaños amorosos. La melodía siempre se entona en
modo menor con el tercer grado alterado. Concluye en la tónica o en el
tercer grado natural. Es de destacar la birritmia que se produce con la
melodía, ya que mientras ésta se mueve en una sucesión de pies binarios
(4/8 + 2/8), el acompañamiento lo hace en compás ternario (3/4)
El vals criollo
El vals es una danza de origen europeo que se popularizó bajo distintas formas.
Nos interesa destacar la configuración y persistencia de la variante de “vals criollo”,
que junto con la milonga y el tango integró el repertorio de cantores y orquestas y
es de las tres formas la única que tuvo origen aristocrático y netamente europeo.
El vals criollo, vale decir, el vals compuesto por músicos latinos americanos
–nativos, extranjeros, naturalizados o simplemente residentes en América
Latina- conserva la característica y el estilo del vals vienés, en lo que
respecta al ritmo y movimiento.
[…]
Cuando el pueblo comienza a expresarse con este ritmo, nace el vals criollo,
al principio en las cuerdas de los payadores y enriquecido más tarde, con el
aporte de la inmigración.
30
[…]
Uno de los primeros casos en que el vals comienza a tener una característica
porteña en su melodía, se produce cuando el pianista [uruguayo] Manuel
Aróztegui cambia el ritmo de su popular tango ‘El apache argentino’ (1913),
dándole la forma vals. Esta transformación conserva intacta su melodía. No
creemos que sea una humorada, pues se publica con el mismo título,
advirtiendo, además, que está inspirado en el tango homónimo. El cambio
de forma de esa porteñísima melodía, abría el camino a otros compositores
para volcar su creatividad musical en giros melódicos de familiaridad
ciudadana.
[…]
He aquí una lista de valses (más o menos criollos) compuestos hasta alrededor de
1935 que forman parte del repertorio de los tangueros, fundamentalmente de los
que prefieren la línea criolla que tratamos de identificar, la que se canta con
guitarras. La fecha es, a menos que se indique lo contrario, la de la primera
grabación conocida.
31
192?.- Corazón de oro.- Jesús Fernández Blanco - Canaro
192?.- Tarde azul.- Alfonso Casini y Don Filinto - Gabino Coria Peñaloza
(descendiente del Chacho)
1920.- Ausencia*.- José María Aguilar
1920.- En vano, en vano*.- Razzano -Gardel
1920.- HAY UNA VIRGEN*.- Letra del poeta mexicano Manuel María Flores, se dice
que basada en “To Jenny” de Lord Byron. La primera grabación de 1920
dice que la letra es de Pardo, la segunda, de 1930, de Gardel-Razzano.
Hay tres versiones en español por Gardel y Razzano.
1922.- Contrastes*.- Gardel -Razzano
1922.- Francia*.- Carlos Pesce - Octavio Barbero (Gardel lo graba en 1926)
1922.- Lirios.- Carlos Roxlo-Néstor Feria
1922.- Las campanas*.- Jean Robert Planquette
1922.- Mi estrella*.- Saúl Salinas
1922.- Un placer.- Vicente Romero - Juan Andrés Caruso
1923.- El huérfano*.- del repertorio de Antonio Tormo, arreglado en vals, por José
María Castro transcr. César De Pardo – generalmente identificado como
“vals popular”
1923.- Tendrás que llorar*.- Cristino Tapia (cantor, guitarrero y compositor; gran
cultor criollo, (todotango)
1923.- Tu vieja ventana*.- Ambrosio Río - Barbieri
1925.- La eterna herida.- Imperiale-Polito, 1925
1925.- Mi ambición*.- Cristino Tapia
1927.- A su memoria.- Homero Manzi - Antonio Sureda, grabado por Agesilao
Ferrazzano
1927.- El trovero* (Yo te imploro).- Tuegols - Irusta
1927.- Oiga madre.- Polonio - Velich
1928.- Chiribiribí.- Wayne – Forte
1928.- Inesita.- De Grandis - Castriota
1928.- Nelly*.-Héctor Bates – Luis Bates
1928.- Por una mujer.- Maroni - Maciel
1929.- Allá en el monte.- Francisco Canaro. Grabado tres veces por Canaro, dos
veces con Charlo en 1929, y la tercera con Ada Falcón, en 1930. Lo
incluye Nelly Omar en su disco "La criolla", 2007
1929.- Como todas*.- Alonso y Trelles -Chiriff
1929.- La pulpera de Santa Lucía.- Blomberg - Maciel
1929.- La virgen del perdón*.- Vicente Retta Letra y Marcos Viale - Carlos Vicente
Geroni Flores
1929.- Palomita blanca*.- García Jiménez - Aieta
1930.- Amor y celo.- Alfredo Faustino Roldán – Miguel Padula
1930.- A lo lejos.- Adolfo R. Avilés (lo cantaba Maida con Canaro)
1930.- Crepúsculo.- Vázquez - Lacueva
1930.- Ilusión marina – Jerónimo Sureda – Antonio Sureda.
1930.- Jazmín del país.- Brancatti – Avilés, grabado por Charlo
1930.- La guitarrera de San Nicolás.- Blomberg - Maciel
1930.- La pena del payador*.- de Eduardo Escariz Méndez - Luis Servidio
1930.- Martirios del alma.- Bonavena - Legüero
1930.- Rosal de amor*. Maroni - Riverol
1930.- Rosas de otoño*.- José Rial - Barbieri
1930.- Viejo jardín*.- Virgilio San Clemente - Antonio Cerazo
1031 – Celosa.- Pablo Rodríguez (lo canta Mercedes Simone)
1931.- No quiero ni verte.- Blomberg - Maciel
1931.- Noche de estrellas.- Cadícamo - Padula
1931.- Quejas del alma*.- Mazzaroni - Vivas
1931.- Sueño de juventud*.- Enrique Santos Discépolo
1931.- Yo no sé qué me han hecho tus ojos*.- Francisco Canaro (“vals porteño”)
1932.- Cuando miran tus ojos – Cadícamo - Aguilar
32
1933.- Esquinas porteñas.- Manzi - Piana
1933.- Tu diagnóstico*.- Betinoti
1934.- Amores de estudiante*.- Le Pera -Gardel
1934.- Luna de arrabal.- Cadícamo - Flanders
1935.- Tu olvido.- V. Spina
1936.- Mi vida.- Cadícamo - Padula (ese año lo graba Canaro)
1937.- La ofrenda del trovero.- Alberto Hilarión Acuña
1937.- De mí no esperes.- Melo y Néstor Feria
1938.- Mis delirios.- Corletto – Magaldi/Noda
VALSECITO CRIOLLO
Canción sentimental,
Canción de amor y juventud;
Humilde y bella flor
De mi inmortal barrio del sur.
Querido valsecito
De los primeros sueños,
De la primera novia,
De la ilusión azul...
Bailando con tu son
Iban los pies y el corazón;
Dichoso de vivir,
En la cabeza había un zorzal,
Rimando con las notas
De tus violines tiernos,
De tus guitarras criollas
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Querido y viejo vals...
Acento suave
Que en las noches claras
Guirnaldas de ensueños tejió.
Y que es como un ave
Batiendo sus alas
Por sobre los patios
De la evocación...
Embrujo dulce
De luna y estrellas
Mecido por versos de amor...
¡Querido y viejo vals,
La tuya es mi emoción!
Acaso ya no soy
Aquel que ayer bailó a tu son,
Acaso ya no sé
Volver a amar como yo amé...
Pregúntenle el motivo
A los quebrados sueños,
A la perdida novia,
A la marchita fe...
¡Mas si oigo tu compás
Vuelvo a encender mi corazón!
Si un patio trae a mí
Tu grata voz de la amistad,
Me abrazo a la nostalgia
De tus violines tiernos,
De tus guitarras criollas,
Querido y viejo vals...
Véase que aparecen letras escritas por poetas y cantores no sólo argentinos (como
Gabino Coria Peñaloza, Andrés Cepeda o Eugenio Cárdenas), sino también
mexicanos (Flores), uruguayos (Viejo Pancho), y otras de payadores como Betinoti
o Ambrosio Río, o los guitarristas de Gardel: el negro Guillermo Barbieri y José
María Aguilar, además de cantores de dúos criollos como Alberto Hilarión Acuña
(dúo Ruiz-Acuña) o Saúl Salinas quien integró la primera formación con Gardel y
Razzano Pero los hay también de tangueros como Discépolo, Cadícamo, Manzi y
García Jiménez
34
La milonga
Alfredo Zitarrosa:
Mi canto es fundamentalmente de raíz campesina; todo es milonga, milonga madre,
madre incluso del tango y del candombe"9.
Borges, Atahualpa Yupanqui y Alfredo Zitarrosa entre otros hablan y cantan sobre
la milonga que es una y es varias, en un nuevo aporte a la gozosa confusión de
hermandades y orígenes:
35
Desde el punto de vista estrictamente musical, es quizás el género que más
pervive, el que más influyó en el origen del tango como forma, y el que abarca más
diversidad de expresiones dentro de una misma denominación.
Alrededor del año 1870 ya está presente en el folklore musical uruguayo una
especie perfectamente definida que irrumpe con su nombre propio después
de 20 años de gestación: la Milonga. La misma música de Milonga, cumple
tres funciones a fines del siglo XIX:
2) es payada de contrapunto
El mismo Ayestarán considera que hay un estrato musical que va del Río de la Plata
a las Antillas, que en el siglo XX es danza en Cuba (luego se la llama Habanera), en
Brasil Lundún que pasa a ser Maxixa; en Uruguay y Argentina milonga y luego
tango. Se afilia así a la teoría del origen negro del tango, llegado por rutas
marítimas.
Hay una línea básica que deriva de la ex gauchería rurbanizada y los bailes
de los negros libertos, trasijados ambos grupos en los patios cuarteleros de
ácido ambiente y en los no menos ácidos trasiegos de los cuartos de las
chinas y quilombos vecinos. Influencias de viejas mazurkas y polkas,
candombes o tangos de negros con una nueva cadencia pegajosa y sensual,
tan de caluroso burdel, de la habanera. Allí, en esta derivación, fueron
paridas milongas, milongas partidas y milongones o milongas de
reñidero. Las primeras en boca de guitarras de payadores, marcharon tierra
adentro o afincaron en tablados y circos, como forma de canto. Muy
característico. Tanto que es la que, a mi juicio, mejor define entre las de
nuestro cancionero tradicional el ser popular de los orientales. Las dos
últimas, restallantes, provocativas, preludio cierto de otros abrazos más
prietos y fogosos entre el macho bravío y elemental y la hembra no menos
bravía y experiente en “cosas del amor”, se enseñoriaron de los bailongos,
como forma esencialmente coreográfica-musical y son, ni más ni menos, que
la raíz central, el tronco mismo del tango en sus etapas primordiales y por
excelencia el tango-baile”
36
Querer aprisionar ese chisporroteo en el pentagrama es apagarlo casi.
Curioso es que esos milongueos son iguales y distintos a la vez, según los
guitarreros. Y al propio tiempo, son (o eran, mejor dicho) difíciles de
confundir cuando argentinos y cuando orientales. Aquellos tiraban más
hacia una cadencia que podía recordar al tango antiguo, ofreciendo mayores
rasgos melódicos; la nuestra, en cambio, tiene otro sentido más
melancólico, y cierto matiz costoso de traducir en palabras, o, como dije
antes, de expresarlo en notas musicales, tal ocurre en el tamborileo de los
negros.
En 1884 era mi primera topada con Gabino Ezeiza, el más célebre de los
bardos argentinos, y esa payada sirvió para hacer escuela. Por aquella época
se cantaba por cifra, pero Gabino introdujo la milonga en esa oportunidad en
el tono Do Mayor […] es pueblera (del ambiente ciudadano) ya que es hija
del Candombe africano, y golpeando con los índices en el borde de la mesa
empezó a tararear " tunga...tatunga...tunga..." para demostrar,
fonéticamente, la vinculación de este ritmo con el Candombe."
Sobre la forma musical tal como la heredan los payadores, el payador uruguayo
José Curbelo apunta, introduciendo la variante de la milonga oriental:
37
Los Payadores comenzaron por los tonos mayores, como lo citaba Trejo,
pero luego adoptaron definitivamente los tonos menores y cada uno, intentó
ponerle un sello personal, aún tocando a dúo en los enfrentamientos líricos.
Hoy es común, entre nosotros, citar y reconocer la milonga de Martínez, de
Torres o de Molina, es decir, los más populares.
se parece mucho al ‘cantar por cifra’, con la diferencia que el cantar por cifra
es propio del gaucho payador y a la milonga le rinden culto sólo el
compadraje de la ciudad y la campaña. Como es consiguiente, las músicas
de una y otra no guardan analogía. La milonga es zandunguera, el cantar
por cifra es mucho más serio –puede decirse que esto último responde al
carácter clásico de la poesía filosófica del Gaucho.
[…]
Una modalidad característica del canto por milonga es un rubato que realiza
la voz a partir de los versos centrales de la décima, los cuales ‘recita’ en una
modalidad más hablada que cantada.
es cierto que hay una falta enorme de swing […] Nunca tuvimos swing en la
criollización de las formas musicales afronorteamericanas —del fox trot para
acá pasando por el rock. Pero en las formas culturales propias sí lo tuvimos:
en el tango, en las especies anteriores, en la milonga campera, o en la
milonga bailable del siglo pasado (que era rapidita y picaresca) Era otro
swing, era un swing propio que parecería que se ha perdido. Cuando
hacemos milonga actualmente la hacemos muy seriecitos, muy cuadraditos
Daría para pensar que la milonga campera, que es para cantar, debería tener una
denominación distinta de la milonga ciudadana, que es más para bailar y
claramente tiene más influencia de las músicas negras. La ignorancia en materia
estrictamente musical nos impide apreciar lo que tienen en común, pero aún así
38
nos parece que valdría la pena tener más en cuenta los factores de sensibilidad que
las diferencian.
ALGUNAS DE LAS OTRAS MILONGAS (las ciudadanas con letra, no las de bailar)
39
Con toda la voz que tengo.- Troilo – Di Zeo.- 1941
El aguatero porteño (Agua fresca).- Sobral – Maciel.- 194?
El barrio del tambor.- Sanguinetti - Bonavena .- 1943
El morocho y el oriental Cadícamo-D’Agostini grabado en1946
El porteñito.- Villoldo – Pesce/Polito.- 1903
El temblor.- Pintín Castellanos.- 1938
La puñalada.- Celedonio E. Flores – Pintín Castellanos.- 1937
Mano brava .- Cadícamo – Buzón.- 1941
Milonga de los Fortines Manzi-Piana 193?
Milonga de mis amores.- J.M. Contursi- Laurenz.- 1937
Milonga del 900 Manzi-Piana 1933
Milonga del raje.- Chico Novarro.- 1992
Milonga en negro.- “popular” arreglo de Edmundo Rivero.- 1949
Milonga en rojo González Castillo-Fugazot/Demare 1942
Milonga negra Rada y Delfino
Milonga que peina canas.- Alberto Gómez.- 1942
Milonga sentimental Manzi-Piana 1931
Negra María Manzi-Demare 1942
Oro y plata .- Manzi – Charlo.- 1943
Papá Baltasar Manzi-Piana 1942
Pena Mulata Manzi-Piana 1941
Ropa blanca.- Manzi – Malherba.- 1943
Rosa Morena (Abuelita Dominga) Blomberg-Maciel 1942
Un baile a beneficio (La podrida) Fernández-Caviello 1950
Vestido Punzó.- De la Torre – Maciel.- 1945
Véase cómo muchas “milongas” escritas alrededor de la década del 40 como “Pena
mulata”, “Negra María”, “Papá Baltasar”, “Rosa Morena” etc. o las del repertorio de
Alberto Castillo son milongas-candombes. Para los porteños de ese tiempo la
milonga parece haber sido la forma de acercarse a lo afro, como reflejo del origen
del género como forma bailable.
40
Si un cantor oriental es emblemático en el área de la milonga, siendo urbano, este
es Alfredo Zitarrosa. Hay incluso un tema de “Bajofondo tango club” que incluye la
voz de Zitarrosa hablando de la milonga (dice “La milonga es hija del candombe, y
el tango de la milonga”) con el fondo de sus guitarras tocando una.
Sigue un listado de las milongas incluidas en cada uno de los discos de Alfredo:
http://www.cancioneros.com/cc.php?NM=32
1969 (Zitarrosa/4)
El loco Antonio
41
Diez décimas de saludo al público argentino
Milonga en do Yamandú Palacios
42
Pájaro rival habanera y milonga
Véanse las relaciones que establece Zitarrosa entre milonga y otros géneros, p. ej.:
chamarrita, canción y habanera (“Por los médanos blancos”, de Manuel Picón, es
sólo habanera a diferencia de “El pájaro”, pero es fácil de “enmilongar”), y la
presencia más elaborada de la milonga en los últimos discos, para hablar de dolores
más profundos. También su forma de componer e interpretar milongas es
“diferente” desde el principio. No se puede ignorar a este respecto el rol que
cumplieron los guitarristas de Zitarrosa, en esta visita o re-versión de la forma,
pero los testimonios están de acuerdo en que la versión era la de él. Basta escuchar
grabaciones existentes de ensayos para ver cómo exigía Alfredo a los guitarristas
en la construcción de su estilo musical.
Milonga de pelo largo (la más emblemática) 1971, con “Montevideo blues”,
1972 con “Moonlights” (hay versiones de Zitarrosa, Los que iban cantando, Níquel
(Jorge Nasser), Elsa Morán, Dino con Vera Sienra, Adriána Varela, Jaime Roos
Del dúo Los Olimareños, quizás los más apegados a tradiciones camperas pero
también los más eclécticos en su elección de ritmos y géneros, son milongas por
ejemplo “Isla Patrulla”, “Pobre Joaquín”, “Las dos querencias”, “Aunque nadie
quiera quiero”, “Milonga del caminante” y “Milonga del fusilado”
43
Mastra es sí, bien zandunguera, o pícara. Sin embargo Mastra forma parte también
de una tradición guitarrística uruguaya muy ligada a lo campero. El disco que editó
Ayuí-Tacuabé (“Alberto Mastra: Con Permiso”), por ejemplo, se basa en una
grabación realizada en casa de Agustín Carlevaro, e incluye temas camperos.
Así fui yo
Con permiso
El Criollito oriental
Miriñaque 1947
Hoy en día el repertorio de Alberto Mastra está siendo reivindicado por jóvenes
guitarristas y cantores, p.ej. Brian Chambouleyron en Buenos Aires, el trío “Los
cigarros” (Álvaro Fontes, Nicolás Ibarburu, Ney Perazza) y Pablo “Pinocho” Routin,
en Montevideo, y también en Montevideo el Cuarteto de Ricacosa, que tiene un
repertorio excelente de milongas tocadas con tres guitarras y un guitarrón, como el
cuarteto que acompañó a Alfredo Zitarrosa.
Del lado argentino don Atahualpa Yupanqui, que era de Pergamino en la pampa
bonaerense, aunque se le identifica más con Cerro Colorado en Córdoba, fue quien
expresó como nadie su amor por la milonga serena del campo, afín quizás al
temperamento indio del yaraví, la baguala y la vidala
Entre las milongas de ese estilo que Yupanqui compuso y cantó están
44
Véase su preferencia por los textos del poeta oriental Romildo Risso, a quien Daniel
Vidart llama “el más ceñido y esencial de los líricos gauchescos”.
Como anécdota: Pablo del Cerro era el seudónimo de la esposa de Yupanqui, una
pianista y compositora de origen francés que se vino con Atahualpa a vivir a Cerro
Colorado, y cuyo verdadero nombre era Paula Pepine Fitzpatrick, también
“Nenette”. Es autora también de “El alazán” (canción) entre otras. Bajo la
denominación de “canción” se esconden a veces piezas que bien podrían ser
milongas – esta es una.
Almafuerte Benarós-Abrodos
Betinoti Manzi-Piana
Campo Afuera Manzi-Biaggi
El adiós de Gabino Ezeiza Blomberg-Maciel
El morocho y el oriental Cadícamo-D’Agostini
Guitarra de Echeverría Benarós-Piana
Jacinto Chiclana Borges-Piazzolla
La criolla Razzano-Gardel
La descamisada Maroni-Helú
Las cosas que no te dije Constantino Rodríguez-Andrés Falgás
Milonga de los fortines Manzi-Piana 193?
Milonga triste Manzi-Piana
Miriñaque Mastra 1947
Pa’ Dumesnil Aníbal Cufré-Nelly Omar
Por la huella Homero Manzi
Tata no quiere Guillermo “Charrúa” Marquez-René Ruiz
Tu vuelta Alberto Hilarión Acuña –Casalla? ¿González Casal?
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No cabe duda que Homero Manzi fue propulsor del renacimiento de la canción
criolla en esa época, y buscó un puente entre ésta y el tango. 11 Él defendía lo
popular y lo folklórico como lo auténtico americano, y consideraba que
11 v. http://www.clubdetango.com.ar/forosn/topic.asp?TOPIC_ID=210&whichpage=6
46
R - Presumo que sí. Los negros, grandes intuitivos y con sentido rítmico,
hicieron "su" habanera. Esto parece que se extendió por toda América. Sería
el origen del ritmo del tango primitivo.
Sebastián Piana fue, como hemos visto, compositor también de valses más o
menos criollos también adoptados por los tangueros, lo que evidencia a mi
entender una permanencia de una sensibilidad criolla integrada en el tango en las
décadas de su mayor florecimiento. Porque Piana no dejó de componer buenos
tangos, vaya por ejemplo nada menos que “Tinta Roja” – para él (y menos aún
para el público) no había oposición de géneros.
Las famosas milongas que compone Borges aún después, (“Para las seis cuerdas”,
1965) y musicalizan Piazzolla o Basso incluyen:
47
Edmundo Rivero y Luis Medina Castro grabaron en 1965 con Piazzolla estas
milongas, y una versión del poema “El tango” del mismo Borges (el disco se llama
“El tango”) y solía cantarlas Rivero en “El Viejo Almacén”, a donde Borges concurrió
a escucharlo.
He aquí un blog que se dedica a recopilar textos de milongas camperas de los más
diversos autores:
http://milongascamperas.blogspot.com/
De todos modos, nos interesa más subrayar que, en lo referido a la forma de cantar
y a la sensibilidad de la letra, se emparenta con todos aquellos géneros criollos a
través de quienes tradicionalmente interpretaban esos ritmos y los que
eventualmente comenzaron a cantar tangos, y por el público que los elegía y de
alguna manera los condicionaba.
El payador
Todo gaucho toca la guitarra y sabe cantar una copla; pero el payador, el
cantor ingenioso o inspirado, el que anda de pago en pago con su guitarra y
su aventura a la espalda, haciendo reir y llorar a las almas rudas, el que
pasa horas enteras improvisando coplas al son del ronco bordoneo en medio
de un atento círculo de auditores, es la flor del gauchaje, un aristócrata
agasajado por los hombres y requerido por las mujeres.
El poeta oriental Yamandú Rodríguez (citado por Iturria) llamaba a los payadores
“Cardenales de la umbría
48
que en romántica visión
con fibras del corazón
tejieron su fantasía”
No sería exagerado decir que mucho de lo que “sabemos” del gaucho como tipo
histórico/legendario lo sabemos por intermedio de los payadores.
Ayestarán, citado por Aharonián (“El arte del payador”) ubica al payador ya desde
el fondo de la historia:
Los payadores auténticos no eran más que simples cronistas que iban de
pulpería en pulpería, narrando y comentando sucesos públicos o del pago; o
improvisando coplas satíricas. Las famosas payadas eran justas de ingenio,
en las que los concurrentes y entre largos tragos de ginebra, ponían a
prueba su facilidad de improvisadores y su agudeza para preguntar y
responder. Eran casi siempre, las tales justas, de carácter jocoso, lo que no
impedía que a veces terminaran a cuchilladas.
Así describen Rey y Guido el rol del payador como vínculo entre el campo y la
ciudad:
[…]
49
otro lugar podían darse las condiciones óptimas para una vida nómada, de
alimentación fácil y abundante, con posibilidad de lucir su destreza con el
caballo, el lazo y las boleadoras? Las pocas oportunidades de convivencia
social en las escasas y aisladas pulperías del inmenso territorio, fomentaron
la práctica del canto a solo o payada individual bajo la forma de “relatos”, o
bien, la payada de contrapunto, síntesis del ingenio y experiencia puestos
constantemente a prueba en la lucha por sobrevivir frente a una naturaleza
hostil.
[…]
50
—a cada verso corresponde una frase musical;
—mientras que la milonga y la cifra –musicalmente hablando- son
composiciones monotemáticas, el estilo es bitemático.
…para que el lector pueda formarse una idea cabal del medio y la época en
que surgieron aquellos viejos rapsodas campesinos, es preciso que nos
ocupemos primeramente del gaucho y de la pulpería, vale decir del elemento
humano que los encarnó y del escenario en que desarrollaron sus
actividades
[…]
[…]
[…]
Puede afirmarse […] que fue un poeta. Un poeta rudimentario y tosco, claro
está, cuyas aptitudes se vieron imposibilitadas de afinamiento y de
depuración a causa de la propia ignorancia. Pero un poeta al fin, en el cual
las fuerzas espirituales eclesionaban siempre de algún modo, a despecho de
todos los obstáculos que las circunstancias y el medio en que vivía pudieran
oponerle.
Ello puede explicarse a poco que recordemos la actitud recelosa del nativo
hacia cuanto procedía de la Metrópoli.
[…]
51
Algo dejaron grabado, empero, en el espíritu del gaucho, aquellas
admirables canciones henchidas de vitalidad, llenas de auténtico sabor a
pueblo: la tendencia a exaltar el hecho heroico, a encender y sustentar en el
hombre una especie de mística del coraje, capaz de conducirlo sin titubeos al
sacrificio de la propia vida en aras de un ideal de fe o de libertad, de amor o
de justicia.
Esa tendencia sí caló hondo en el alma del nativo, determinando en ella una
orientación hacia el concepto de patria que habría de resultar decisiva,
andando el tiempo, para el destino histórico de esta tierra. Y fue por tal
razón, conjuntamente con las formas métricas de las viejas canciones
peninsulares y el instrumento que las acompañaba –la guitarra--, el más
valioso legado que recibió de España el payador gauchesco. Lo demás se lo
proporcionaron los hombres y los hechos de su suelo natural…
[…]
Sobre los valores compartidos por los payadores dice categóricamente Sebastián
Piana:
52
Los payadores –a veces autodenominados ‘troveros’ o ‘bardos’ –condenan
unánimemente el amor venal, compadecen a la ‘pecadora’, aborrecen del
alcoholismo, moralizan a su modo desde el púlpito civil de sus
improvisaciones y payadas.”
En cuanto a las formas musicales adoptadas por ellos, y de las que hasta hoy
perviven, según Coriún Aharonian
Raúl Iturria introduce un antecedente más para el canto del payador, vinculado con
otro poblador de nuestras tierras:
53
en su tierra, fracasó, tal vez por falta de constancia o falto de vocación por
tal oficio; lo suyo era la guitarra, el canto y la improvisación. También
ejerció de maestro itinerante. En Montevideo, abrió un café en la Plaza
Libertad, al que nominó como “Gernikako Arbola” Finalmente, luego de
permanecer durante 16 años en nuestra patria, regresó a su tierra, donde
hoy es reconocido como autor del himno de los vascos. [Cuenta Fernández
Saldaña que a su primer puesto de estancia, que le otorgara Domingo
Ordoñana, le puso “El trovador”]
Para este autor, está dentro de las posibilidades que los bertsolari hayan influido en
la aparición del payador rioplatense, lo que constituiría un aporte de otra nación a
la génesis de los géneros musicales locales. No hay que olvidar que muchos vascos
eran dueños de pulperías, como lo señala Lugones en “El payador” (citado por el
mismo Iturria)
Con respecto a los instrumentos musicales que usaba el payador, dice Iturria
Aquí y en Argentina, puede decirse que cuenta casi exclusivo con la guitarra.
Es el instrumento más común, en nuestra campaña, fácil de transportar y
que llevado por el payador como parte de sus escasos avíos, que se
circunscriben a los arreos del caballo y a su vestimenta. Unos y otras, se
transforman en cama o carpa, según las circunstancias y la guitarra animará
reuniones, bailes y payadas…
En el arte musical
Ningún instrumento alcanza
las vibraciones que lanza
la guitarra nacional
Rompe en notas de cristal
que estremecen el oído
y con tan dulce sonido
canta frases de pasión
que repiten su tañido
las cuerdas del corazón.
“la copla octosilábica parece haber sido una forma natural de expresión,
tanto para la poesía folklórica como para la poesía gauchesca y la raíz de
esta preferencia es obviamente hispánica”. […] En cuanto a la estrofa
utilizada, entendiendo por estrofa la agrupación de dos o más versos que
expresan o redondean una idea o concepto, digamos que los payadores han
preferido la décima y la sextilla o sexteta. Lugones le llama a la sextilla
“sextina del payador”.
Sobre el escenario de las payadas Iturria dice, en manifiesto tono panegírico que
hace del payador un representante de los valores tradicionales del gaucho:
54
Como buen bardo, el payador es un ser errante, que no tiene barreras que
impidan su vida trashumante, su techo es el cielo, su frontera el horizonte y
en su caballo, lleva todo el ajuar que satisface sus necesidades y la guitarra
que es el pasaporte que le acredita de pago en pago.
[…]
El circo ofreció la esfera popular y luminosa de sus carpas para que las voces
de los payadores recrearan escenas nacionales y rurales de todo tipo. […]
Además de los circos, circulaban por la campaña y pequeños centros
urbanos, “trouppes”, que presentaban un espectáculo llamado “Pruebas”,
donde se hacía algo de circo, un poco de teatro y actuaban payadores y
cantores populares. También desarrollaban entretenimientos para chicos y
grandes… […] en esa época la campaña estaba mucho más poblada y existía
público suficiente en cualquier paraje rural, adonde llegaban estos grupos de
artistas errantes.
Abel Soria
Ángel Orestes Giacoy
Aramís Arellano
Arturo de Nava (hijo de Juan)
Arturo Santos
Braulio Césaro
Carlos López
Carlos Molina
Carlos Rodríguez
Cayetano Daglio (Pachequito; padre del argentino de igual nombre)
Clodomiro Pérez
Conrado Gallego
Eduardo Moreno
Eduardo Pascual*
Fausto González
Florentino Callejas
55
Gabino Sosa
Gustavo Guichón
Héctor Guillén
Héctor Umpiérrez
José M. Madriaga
José Silvia Curbelo
José Vázquez
Juan Carlos Bares
Juan Carlos López
Juan Eugenio Sallot
Julio Gallego
Luis Alberto Martínez
Nelson Vázquez
Nicolás Basso (“el cieguito”)
Omar Vallejo
Pedro Leoni
Pedro Medina
Pelegrino Torres
Práxeres Gazzo
Ramón López
Raúl Cano
Raúl Montañez
Ricardo Aíta
Santiago Clares
Santiago Madriaga
Victoriano Núñez
Waldemar Lagos
Walter Apexetche
Washington Montañez
No incluye esta lista a Luis Villarrubi, payador de Tacuarembó de fines del siglo XIX,
cochero de la diligencias del Coronel Escayola y fundador de la Sociedad Criolla
Elías Regules, “considerado poeta, cantor y maestro de trovadores criollos”12 de
quien se dice que enseñó a Gardel a tocar la guitarra y a cantar los “tristes” de
Regules. Tampoco incluye al poeta Alcides de María (Calixto el Ñato) a quien Cédar
Viglietti destaca como guitarrero y payador, de quien consigna que realizó una
payada en un beneficio por el año 90 en el teatro Politeama, en contrapunto con
nada menos que Orosmán Moratorio.
56
En nota de tapa publicada en el Suplemento RADAR del diario PAGINA12 del
22/2/1998, Héctor Lorenzo Lucci, recopilador de incunables de payadas de
contrapunto, entrevistado por Julio Nudler, hace otro relato elocuente de cómo era
la vida de los payadores,
Podían durar varias noches y dar pie a fuertes apuestas, pero los payadores
casi nunca llegaron a escuchar los registros grabados de sus propias
creaciones.
Continúa Lucci:
Como recuerda B. González Arrili en una obra de 1951, todo asistente a una
payada de contrapunto tenía que armarse de paciencia, sabiendo que
debería sobrellevar "tres horas de arpegios y hora y media de canto, pues la
mitad del tiempo era para rasguear, templar, carraspear, acomodarse y
exclamar: ¡No! ¡Sí! ¡Oh! ¡Ya! ¡Ta güeno! ¡No está mal! ¡Noool ¡Sí!"
[…]
…en los tiempos gloriosos, como recuerda Ismael Moya, los payadores
fueron admirados por personajes como Bartolomé Mitre, Julio Argentino
Roca, Ricardo Rojas, Leopoldo Lugones y Rubén Darío. "No era aquí un
milagro -consigna Moya- el que José Ingenieros penetrara al Café de Los
Inmortales, tomado del brazo de Federico Curlando, eximio payador, y que
Antonio Lamberti gallardeara en los cenáculos su afición canto alterno, o que
Mario Bravo, poeta y parlamentario, asistiera a una payada en el café La
Pelada, gozando como criollo genuino del contrapunto."
57
Explica Lucci que al principio las payadas no podían grabarse porque los primeros
cilindros o discos no duraban más de dos minutos. Eso no alcanzaba más que para
una pregunta y una respuesta. Recién partir de 1908 los cilindros abarcaron unos
cuatro minutos. Pero, se le pregunta, aparte de la extensión ¿qué diferencia hay de
esas primeras grabaciones con la payada?
[…]
Las payadas duraban un día, tal vez un día y medio. Una payada corta
insumía cuatro o cinco horas. y sólo se daban por concluidas cuando uno de
los dos payadores reconocía que había sido superado, o el jurado la
interrumpía porque consideraba abrumadora la superioridad de uno sobre el
otro.
[…]
[…]
[…]
Hubo desafíos por mucho dinero, hasta 3000 pesos de entonces en el caso
de José María Silva […] Algunos prosperaron tanto que recibieron críticas.
Evaristo Barrios, habla en 1920 de los payadores de bota lustrada, que
alquilaban un local para payar
[…]
[…]
58
[…]
Los temas de las payadas eran: el amor, la mujer, la flora, la geografía, los
astros, la historia, las batallas, la religión, la política. En fin, todo lo
imaginable.
Sigue habiendo payadores, por lo menos en las criollas y fiestas gauchas que se
celebran en la región. Los payadores orientales son considerados expertos a tener
en cuenta: he visto desarrollarse un congreso de payadores en la Rural del Prado
durante una Semana Criolla, en los que se planteaba si se podía aprender a ser
payador en una escuela o se aprendía por tradición oral. Necesitaría tener acceso a
un estudio más específico para determinar la medida de su presencia real por los
poblados y las zonas rurales.
Para nosotros lo que sigue vigente y distintivo en el canto del payador, y lo estuvo
desde Bartolomé Hidalgo, es la veta libertaria de su canto de la que fue emblema
Carlos Molina, junto con un vocabulario florido y arcaico, que se debe en buena
parte a la necesidad de tener muchas palabras a mano cuando lo pide la rima.
Esa figura del payador, su manera de cantar, las formas musicales que prefirió para
acompañar su canto, pero sobre todo la sensibilidad de las letras de su repertorio
más o menos fijo, en las que compartían la añoranza de una vida perdida, sencilla y
silvestre que nadie sabe bien si existió así, llegaron con muchos habitantes de la
campaña a las orillas de la ciudad portuaria en formación e inevitablemente
quedaron imbricadas en todos los aspectos de la vida del arrabal que poco después
empezó a cantarse en tangos.
Y reafirmando estos conceptos tenemos que los dos pilares donde se apoya
el tango canción vienen fuertemente influenciados por el canto del payador.
Pascual Contursi era un payador urbano, que acoplaba versos propios a
composiciones existentes, captando lo que Carriego llamó "el alma del
suburbio", y de esta manera fue creando los fundamentos del tango canción.
Carlos Gardel, por su lado fue asimilando el mensaje de los payadores que
se iban transformando en cantores criollos, de estilos y milongas. Fue
moldeándose en la fragua de los Betinoti, Arturo de Nava, Pedro Garay.
13 http://www.facurbana.com/enciclo/persona/gardel3.htm
59
Y estos dos pilares se encuentran, confluyen para crear el tango canción
60
Lo criollo en las orillas
Entre los aspectos de la vida de las orillas que recogen la experiencia del que llega
desde el interior, podríamos señalar como muestra:
Véase esta estrofa del poema “Cacho de recuerdo” del Malevo Muñoz, Carlos de la
Púa:
14 op. cit.
61
como en una cufa la gente ranera
El mate, la ñaca y el faso corría
mientras la encordada entraba en carrera
Rey y Guido citan a Darcy Ribeiro, quien ve al espacio como vacío antes de las
migraciones:
El paisano (del latín paqus pago: lugar de tierra adentro ya sea pueblo o
distrito; “pagano”: hombres de los pagos en Italia) En el Río de la Plata
“paisano” es el hombre de campo dedicado a la ganadería y que desempeña
labores determinadas y estables. Paisano es tanto el peón como el patrón
dueño de estancias.
Distinto es el “gaucho” que pertenece por igual –como dice Daniel Vidart-, a
las zonas ganaderas de Argentina, Brasil Meridional y Uruguay. [Para Vidart]
el gaucho no “se explica solamente por la presencia del ganado, por la
abierta pista de los pastizales y por el complejo cultural del caballo. No es el
producto de una geografía sino un detritus de la economía y la estratificación
clasista coloniales; no es un señor sino un paria” […] “Sin embargo, a partir
de la efectiva desaparición del gaucho en el último tercio del siglo pasado los
hombres de las ciudades empiezan a cantarle un hipócrita ditirambo y lo
promueven a forjador de la nacionalidad”
Ya en la segunda década del siglo XX la figura del gaucho pierde sus
características originales y en la narrativa, con “Don Segundo Sombra” de
Güiraldes, aparece el gaucho jornalero, el paisano.
62
…la industrialización de las ciudades no podía, ni mucho menos, asimilar a
todos los emigrados del campo, de modo que en sus orillas empieza a
congregarse un turbio mundo de desclasados, rameras, compadritos y
jugadores
Marcelino San Román, citado también por Sábato habla de las canciones
Las plazas de las carretas y mercados de frutos del país, de Buenos Aires,
fueron activos focos folklóricos, puntos de contacto permanente entre la
ciudad y el interior, entre la cabecera de la nación y el campo” […] “con las
tropas de carretas viajaba la guitarra, las canciones caminaban de un lugar a
otro, se producía la interpenetración de elementos dinámicos de la vida
criolla y la cultura popular a través de distintos medios urbanos y rurales,
pero con el lógico predominio de la influencia campesina cuando la mayor
parte de la población del país residía en las campañas. Por las huellas de las
carretas andaba también la voz del payador…
63
policiales, denotaban que iba dirigido a un público modesto, a los sectores
populares en general, incluidos –como señaláramos- los inmigrantes.
Las cifras de población que aporta Rodríguez Villamil ilustran sobre la composición
de la sociedad de la que hablamos:
Extractivas 53 725
Agrícola 345 323
Hacendados 104 41
[...]
[...]
64
nacional. Pudimos constatar repetidas veces hasta qué punto se asociaban
determinadas cualidades tremendamente valoradas –como el coraje o la
virilidad- con la calidad de “criollo” que era invocada con orgullo. Esto, en
otras palabras, viene a confirmar que aquellos grupos que compartían este
tipo de sentimiento tenían un elevado concepto acerca de todo lo “nacional”.
[...]
[...]
“En el rechazo del “progreso” aparecía también otro componente: los nuevos
tiempos –se decía- consagran el triunfo del más craso materialismo; sólo
interesa el dinero, el progreso en su faz puramente económica, y se dejan
de lado los valores morales y espirituales. Con este rechazo de la época que
se vislumbraba, aparecía también en este caso la idealización del tiempo
pasado, que era presentada como el polo opuesto.”
[...]
“Así nos encontramos con que, si bien se daba gran importancia a factores
como el “honor” de la persona, el mantenimiento de la palabra empeñada, el
coraje, el patriotismo, etc., la mayor parte de los gestos que corrientemente
se ensalzaban o eran mencionados, tenían que ver con valores de un
carácter más cotidiano, y menos heroico. Se hablaba por ejemplo de la
austeridad en las costumbres, la sencillez en el trato, y se subrayaba la
importancia de la vida familiar: el ser un buen padre, o una buena madre; el
ahorro se consideraba una virtud, y en cambio las actividades que tuvieran
como único fin el lucro –aunque no pudieran ser tachadas en sí mismas de
deshonestas- eran mal vistas.”
[...]
... “Si el poder español se fue, las costumbres de la aristocracia que nos
había gobernado quedaron. Nos encontramos al día siguiente de la
emancipación con que éramos un pueblo de caballeros, completamente
desdeñosos de lo que pudiera ennegrecer nuestras manos, y tan hábiles en
decir galanterías y en buscar proezas como fecundos en inventar medios que
revelasen la elevada alcurnia de nuestra ascendencia”...”Como corolario de
todo esto ha resultado, que sin amor al trabajo y sin industria, la República
rica por su territorio pero pobre por sus producciones ha caminado, desde el
65
día de su independencia hasta hoy, entre desgracias y catástrofes más de
cuarenta años de su vida”.
“Sabemos bien que no han de ser del agrado general estas ligeras
apreciaciones, pero el deber impone hacer conocer los peligros que entraña
para el porvenir la refinada pasión por el lujo que domina en todas nuestras
clases sociales. El obrero quiere igualarse al industrial, y éste al banquero; -
ese sistema lleva a la ruina, a la deshonra y a la disolución de la familia.”
[...]
Sigue la autora
[...]
Los sectores de mentalidad criolla, del mismo modo que no veían con
buenos ojos el creciente cosmopolitismo de Montevideo, tampoco aprobaban
los modales supuestamente elegantes y las costumbres aristocráticas y un
tanto formales de la élite europeizada. El estilo de vida patriarcal y aldeano,
la llaneza y la sencillez en el trato, propios de la ciudad pequeña donde todo
el mundo se conoce, persistían aún; a pesar de que su fin ya se
vislumbraba.
Con respecto al fuerte impulso de creación de una identidad nacional que se impone
a partir del 900, Daniel Vidart pone el acento sobre cómo las clases dominantes se
apropian siempre de lo popular:
“Las élites criollas [...] se adueñan del arte popular [...] Es una folklorización
al revés, una apropiación consciente de un legado sin destinatario, o mejor,
con un solo y plenario destino: el de pertenecer por entero a la única, a la
verdadera cultura rioplatense”
66
El gaucho y el compadre
“La creación de arquetipos que exaltan y simplifican la suma de las cosas concretas
es un hábito, acaso inevitable, de nuestra mente. Buenos Aires, apoyada con fervor
por Montevideo, sigue proponiéndonos dos: el gaucho y el compadre”.
Borges, en prólogo a antología que publicó con Silvina Bullrich.
Juan Carlos Legido apunta a que de un tipo puede haber derivado el otro cuando
dice:
[los gauchos que optaron por emigrar a la ciudad] salvo algunos que
hallaron ocupaciones en frigoríficos y mataderos o tareas similares,
utilizaron en el arrabal ciudadano los atributos viriles que los caracterizaban,
en dos tareas para las cuales la valentía resultaba esencial: se hicieron
compadres o cafishios
Compadre, compadrito, guapo, malevo, taura y taita son términos que se usan a
veces indistintamente, pero no cabe duda que hay un linaje que les viene desde el
gaucho a estos personajes del nuevo paisaje suburbano
Sobre la evolución de este tipo, dice por ejemplo Enrique Estrázulas, comentando al
Malevo Muñoz Carlos de la Púa:
67
identifique. El hombre que describe Carlos de la Púa está mucho más cerca
del compadrito, más urbanizado, algo distante de los orígenes del tango, del
cuchillero silencioso que no tenía ninguna influencia itálica, hecho innegable
y sonoro en el caló porteño. El portador del lunfardo perteneció sin duda a
una época posterior a aquél y las consecuencias de la gran inmigración al
Buenos Aires de principio de siglo ya estaban pesando en su lenguaje.
Para el extranjero curioso que visitaba por esos días Buenos Aires, era una
atracción singular presenciar esas escenas que se repetían paso a paso y
donde se reconocía al gaucho auténtico tallando bravamente con el
compadrito del tango, que se insinuaba ya como una variante ciudadana de
aquel prototipo de la campaña.
Proseguimos analizando este aspecto interesante que hace a nuestra tesis de cómo
se imbrica lo que proviene de la campaña en la sociedad orillera y en su música, es
la comparación entre el gaucho y el compadre, que aparece en muchos autores,
que a veces los ve como padres e hijos, otras como “:
Con las olas migratorias del campo a la ciudad que caracterizaron las
primeras décadas del siglo XX, el gaucho se volvió obrero y buscavidas, y
fue a parar a los pensionados y conventillos del arrabal y de la orilla. Junto a
los negros y los inmigrantes recién llegados, el gaucho mudó en compadrito,
timbero, cafishio, feriante o pugilista, y de ese caldo saldrá, entre mates,
cañas y guitarra, la milonga, el candombe y el tango.
68
híbrido del campo y la ciudad; son alegres, pendencieros, cantores, buenos
bailarines de tango con “firulete” y acicalados en el vestir. El “malevo” es el
“gaucho malo”, astuto y con muchas entradas en la comisaría
Domingo Casadevall, citado por Rama, y hablando de “Juan Moreira”, personaje del
folletín de Eduardo Gutiérrez y éxito en el circo de los hermanos Podestá
El pasaje casi directo del gaucho orejano al compadre de los suburbios parece tener
su fundamento social y cultural, con un deterioro de las características legendarias
del gaucho (la nobleza, el culto al coraje, etc.) que Ángel Rama explica así
En los mitos –es sabido- importa menos la verdad histórica que la convicción
ideal con que un pueblo los construye y los comparte. Puede que Martín
Fierro haya sido meramente un cuchillero (Borges dixit) y Juan Moreira un
bandolero sanguinario (Bosch dixit) aunque los elementos que ha recogido
Rodríguez Molas sobre la situación del gaucho en el siglo XIX son
robustamente convincentes para explicar esos comportamientos y referirlos
a la sistemática persecución de que fueron objeto por obra del “plan
civilizador” de los gobiernos centrales de Buenos Aires. Aunque sea trágico
reconocerlo, la polémica ya no tiene sentido. Ya en 1886 no la tenía porque
el gauchaje había perdido la partida, había sido vencido y lentamente iba a
su definitiva liquidación.
En su “Breviario de poesía lunfarda” Eduardo Romano plantea así el papel que jugó
la difusión de la jerga lunfarda en la conmixtión gaucho-arrabalera y en la creación
de una nueva poética tanguera:
69
por otra los que llamaríamos "pioneros" del tango canción, como Angel
Villoldo, Silverio Manco, Enrique P. Maroni y Pascual Contursi. Ambos iban
fundiendo (…) las tradiciones narrativas y dramáticas del género gauchesco
con los ingredientes que les brindaba la particular ecología del suburbio:
profusión de nuevos tipos sociales (malevos, taitas, compadres,
compadritos) y de nuevas ocupaciones (mayorales, mercachifles, chafes,
remendones de tachos y de zapatos, artesanos, guardaespaldas de los
caudillos parroquiales, etc.)
Hubo guapos, sí. Todo pueblo tiene sus guapos [...] hasta se ha hecho una
clasificación: pesados/ taitas/ capangas/ compadres/ compadritos/
compadrones/ malevos
Juan José López Silvera describe con dureza el transitar del tipo al ir tomando
forma la ciudad:
70
Tanto el gaucho como el compadre intervinieron en las contiendas políticas de sus
respectivas épocas, con tacuaras, facones, cuchillos o algo más según el caso.
71
Salí al medio de la calle,
Te deshago la figura”.
O éstas, burlonas:
O ésta, amorosa:
O ésta, profesional:
O estas, jactantes:
Pero un apunte más agudo sobre el gaucho y el compadre proviene de Zum Felde,
citado por Ana Ribeiro:
72
pacientes; abundan los carreros, los cocheros, los carniceros, los
guardatrenes, los tipógrafos, los peones de saladeros, los lecheros, los
repartidores; el criollo busca siempre el trabajo fácil, movido y un poco
compadrón. El guardatrén, el pintor, el repartidor, el carnicero, requiebran a
las mujeres mientras andan en sus ocupaciones, cantan y discuten de juego
o de política con los otros. No tiene el hombre criollo la virtud de la hormiga,
ciertamente: es cigarra. Carece asimismo del instinto del ahorro y de la
previsión; vive al día, gasta todo lo que puede y es desprendido con lo suyo
como un aristócrata; no le da importancia al vintén. Por lo tanto, el criollo no
puede hacer fortuna con el trabajo, y, en el fondo, desprecia al extranjero
que ahorra, pone boliche, merchachiflea y acaba por hacerse una
posición.”… “El culto del coraje –cualidad esencialmente gaucha- es, a la
vez, la virtud y el vicio nacional por excelencia”, y de él se deriva –
frecuentemente en las orillas de la ciudad- su degeneración viciosa: la
compadrada “La frase reticente, la broma pesada, el mirar de soslayo, es
frecuente en la calle y corriente en el arrabal.”
Para Ribeiro, lo que caracteriza al “tipo nacional” para Zum Felde, a pesar del
cosmopolitismo montevideano, es lo que tiene de gaucho.
Eso que Zum Felde llama “rasgo nacional”, dice Ribeiro, se da fundamentalmente
en el pueblo y se extiende a los hijos de los inmigrantes, que lo adoptan en su
proceso de mimetización. En cambio
73
Afinando sobre la caracterización de la tipología del guapo en la letra del tango dice
Gobello en su trabajo sobre Delfino en la “Historia del tango”
No voy a mencionar, entre esos valores el coraje físico del que el tango se
hace lenguas (algo del gaucho tenía que tener también el tango), porque
creo que no se trata de un valor ético sino de un atributo psíquico
Los guapos y malevos que enumeran estas milongas [de Borges] son en
gran número personajes reales que Borges conoció en su juventud, a través
de "las rejas". El caso de Nicanor Paredes es particularmente interesante. Se
llamaba en realidad Nicolás Paredes y era un caudillo y caïd del barrio de
Palermo a quien Borges recurrió como fuente de información para escribir su
vida de Carriego. "Por Nicolás Paredes conoció Evaristo Carriego la gente
cuchillera de la sección", indicó en el libro dedicado al poeta. El mismo
Paredes reaparecerá en el celebrado cuento "Hombre de la esquina rosada",
donde Rosendo Juárez es presentado, en el primer párrafo, como "uno de
los hombres de D. Nicolás Paredes". "Cuando escribí esta historia, yo
pensaba en Nicolás Paredes; él acababa de morir. Escribía cada frase y luego
la leía en voz alta, imitando su entonación" ("Entretiens avec Jorge Luis
Borges" de Jean de Milleret, página 189)
74
de la escena donde el guapo terciaba. La especial vulnerabilidad del guapo ante las
mujeres, incluyendo la viejita, merece ser destacada. Es decir que, en la letra del
tango, el culto al coraje venido del gaucho está moderado, ablandado por la
confesión de sentimientos, aquellos que en el “verdadero” gaucho, en el
“verdadero” compadre era inconfesables, como parte de aquel mismo coraje.
Carro viejo Orsi-Montoni 1928 “se vino para debajo de tanto compadrear” “Sos
paquete, como hechura ‘e barrilete va quedando tu armazón”
Don Juan, el taita del barrio Hilarión – De Cicco 1929 “haciendo alarde de
su guapeza,/ con mano firme, leal y prolija,/ salta el más taura y se juega en fija/ a
una carta con todo su amor. – se puede ser guapo en la timba.
75
El taita del arrabal Bayón Herrera/ Romero-Padilla 1922 que “era un malevo
buenmozo de melena recortada/ las minas le cortejaban pero él las trataba mal”…
“pero un día la milonga/ lo arrastró para perderlo” y “perdido se encontró/ y el que
antes daba envidia ahora daba compasión” hasta que a la salida de un bailongo la
mujer que acompañaba “con un taura se encontró/ relucieron los bufosos y el pobre
Taita cayó” y tuvo “su triste final” – otra vez la tragedia
El último guapo Abel Aznar-Leo Lipesker 1958 “Con el funyi tirao sobre un
ojo/ y un amago de tango al andar,/ sin apuro, sobrando de reojo,/el último guapo
vendrá al arrabal” donde “otra vez del antiguo bailongo/ el último guapo será el
envidiao” – en esos tiempos si quedaba algún guapo era el último, y nostalgioso.
Eufemio Pizarro * Manzi/ Castillo 1946 “Morocho como el barro era Pizarro,/
señor del arrabal;/ entraba en los disturbios del suburbio/con su frío puñal” […]
“Pensó que era más fuerte que la muerte y entonces se perdió” […] “con sombra
que se entona en la bordona/ lo nombra mi canción” – una visión ya más filosófica
y más lejana del guapo en la evocación del canto.
76
como un alambre,/te voy a ver arrollar” - No queda claro si era un auténtico guapo
o uno falso.
77
hazañas se agrandaron “con las copas de ginebra” y termina “Malevo, qué triste,
jugaste y perdiste tan sólo por ella que nunca volvió”
Ventarrón Staffolani-Maffia 1932 “el malevo mentado del hampa” “el más
taura entre todos los tauras” a quien “por tu coraje/ por tus hazañas todos te
aclaman” que dejó Pompeya “tras de la estrella/ que su destino le señaló” (¿?) pero
“sus guapezas y sus berretines/ los fue dejando por los cafetines” y vuelve
buscando su fama “que otro ya conquistó” y recuerda sus “glorias guapas”. –
refuerza el patetismo de este guapo que no murió en ninguna pelea y por lo tanto
puede volver a contemplar su fama que desparramó por los cafetines. Aquí no hay
una mujer, pero igual es patético el destino del guapo.
Parecería que predomina –en conflicto con la versión épico-nostálgica- una visión
del compadre que se compadece más con la ética del trabajador y inmigrante que
condena al guapo como inútil.
Borges regresó a Buenos Aires en 1921, después de haber vivido siete años
en Europa; entre los 15 y los 22 de su edad. Dos años más tarde, en 1923,
publicaba su primer libro, Fervor de Buenos Aires. En ese libro hay un
poema dedicado al arrabal, que comienza de este modo: .El arrabal es el
reflejo de nuestro tedio.. Sin embargo, pronto el arrabal dejaría de ser para
Borges un tedio, para convertirse en un ejercicio. Lo caminó con amor
.mejor dicho, con fervor., con sagacidad y con obvia admiración por los
guapos de Palermo, que quizá hayan condescendido a conversar con él; a
azuzarle, con el relato de sus hazañas, la admiración, y un poco la envidia.
Supongo que esos sentimientos eran semejantes a los que despertaron en
Eduardo Gutiérrez .el beatificador de Juan Moreira y otros especímenes de la
misma laya, los matreros del siglo pasado. No es casual que Eduardo
Gutiérrez disfrute de la admiración de Borges
78
Se da por descontado que la característica principal del malevo es el coraje
físico; pero resulta más seguro decir que esa característica era el desprecio
a la vida; desprecio justificado, creo, cuando se trataba de la propia:
discutible, en cambio, si se trataba de la vida de los demás... Borges se
acercó a esa cáfila con admiración, pero también con astucia, y profundizó
con agudeza en su oscura, torva, psicología. Los seguidores de Borges se
quedaron, al parecer, sólo en la admiración; la admiración que refleja este
tango de Manzi y Cátulo, dedicado a un personaje real, cuyo mejor mérito
parece haber sido el coraje físico:
Borges, eso sí, tenía claro cuál era la actitud de sus compadritos ante las tristezas
de la vida y el amor. Decía
Cuando yo digo que el tango es alegre y que suele ser valeroso y compadre,
lo cual no se aviene con la tristeza, con esto no quiero afirmar que lo
compadres no sintieran tristeza: quiero decir que se hubieran avergonzado
de confesarlo; quiero decir que ningún compadre se habría quejado de que
una mujer no lo quisiera, por ejemplo, porque eso hubiera pasado por una
mariconería" "Siete conversaciones con Borges", entrevistas con Fernando
Sorrentino, citado por Berti
Eso era, para Borges, lo que distinguía las letras de aquellos “antiguos tangos
dichosos que no llevaban letra lunfarda” y que aún no habían incorporado
sensibilidades que a Georgie le parecían ajenas.
79
de nuestros orígenes. Pero no son los únicos tipos presentes. Estaban también los
nuevos inmigrantes.
El criollo y el gringo
[...]
Las causas profundas de esta situación de conflicto eran desde luego muy
complejas y no cabe analizarlas aquí. Se trataba sin duda del enfrentamiento
de dos mundos totalmente distintos, o visto desde la perspectiva del criollo,
de la invasión de un mundo que era suyo y familiar por parte de seres
extraños, con una concepción de vida que nada tenía que ver con la suya.
Tal vez otro ingrediente fuese una cierta envidia frente a los resultados
prácticos rápidamente visibles de la laboriosidad del inmigrante. Como
señalaba Máximo Torres al hablar del compadre: ... “profesa la religión de la
haraganería y después exclama con énfasis: si aquí el hijo del país es como
perro sarnoso, nadie lo protege...
[...]
80
diversiones, deportes, espectáculos, etc.) cuya introducción se debía no
tanto a la inmigración como a una influencia directa de lo europeo, operada
sobre la clase alta.
[...]
[...]
… en todas las manifestaciones de oposición a los modos de vida europeos,
aparecía como contrapartida una afirmación de la superioridad de las formas
de vida criollas. [...] ... Las primeras manifestaciones del teatro romántico-
nacional, a pesar de su carácter melodramático, y de estar inspiradas en un
repertorio europeo decadente, alcanzaron sin embargo gran aceptación
valiéndose de la temática patriótica....
A partir de 1860 comienza la conjunción del criollo, del gaucho y del gringo,
como llamaban al extranjero ya fuese “gallego” o italiano. Se incorporan a la
sociedad urbana estos nuevos grupos que le imprimen un aire cosmopolita y
autóctono a la vez, produciéndose una suerte de hibridación popular, aún no
estudiada sistemáticamente”
[...] El inmigrante [...] venía a hacerse rico. De cualquier forma. “Sabía” que
los pueblos rioplatenses eran haraganes.[...] todos somos descendientes de
aquellos aspirantes a pequeños burgueses […] Eran inocentes a su modo:
debían sobrevivir [...] venían empujados por el hambre [...] El malón gringo
exasperó a estos dobles exiliados del campo y la ciudad […] tras el gesto de
resistencia del criollo se agazapaba el mundo prehistórico del tango […] Las
mujeres fueron, como siempre, el puente mágico […] Por otra parte, no
todos los inmigrantes prosperaron [...] A pesar de los gringos y de los
criollos, la síntesis se produce. [...]
81
visión de las virtudes de lo criollo, o lo que él define como ‘neocriollo’ en épocas del
tango, y ‘poscriollo’ hoy en día:
Estos criollos primerizos tienen una cosmovisión marcada por las escalas de
valores de la cultura hispánica básica. Al margen del criollismo están, en una
primera hora, los indios, los pardos, los mulatos y los zambos. Pero la voz
criollo, en un principio teñida de desprecio, se convirtió al correr de las
generaciones en el patrimonio de los descendientes de españoles, quienes,
luego de la emancipación política serían los representantes del patriciado, es
decir, los dueños de aquellos abundantes bienes y regalías heredados del
antecesor peninsular que los separaban con un ancho foso de los indígenas,
los mestizos y los blancos pobres. No obstante, durante los inicios del siglo
XIX, pautado primero por la epopeya artiguista y luego por los episodios de
la independencia, el sentido de lo criollo y el criollismo se democratiza. Lo
criollo supone la solera de la costumbre, el visto bueno del paisaje materno,
el dominio del código de un “nosotros” fraterno, la convivencia ágil y diestra
con los continentes telúricos y los contenidos humanos de la patria oriental.
Ser criollo supone asumir la hípica y la épica del hombre de a caballo,
ejercitar sin titubeos la práctica del coraje cotidiano y el machismo social,
regodearse con el conocimiento del contorno físico y los ecosistemas
naturales, tal cual lo hacía Frutos Rivera, quien identificaba por el sabor de
los pastos la comarca por donde cabalgaba durante la noche. Conversar sin
gramáticas ni circunloquios con los seres y objetos del mundo cotidiano, con
los útiles y los tiempos del trabajo, con los signos y los símbolos lúdicos del
ocio, significa, para este primer criollismo, conocer al dedillo las sociedades
de los pagos y los paisajes de las travesías, invisible para los alienígenos y
en consecuencia desconocidos por ellos
[…]
[...]
82
Nos resulta particularmente esclarecedora la caracterización de estos “neocriollos”,
que es reafirmada por lo que iremos viendo de la evolución de la letra del tango.
Sigue Vidart:
En una tercera etapa, que podemos ubicar a partir de los mediados de este
conmovido y conmovedor siglo [XX], cuando ya están digeridos los legados
culturales de América y Europa por la potente síntesis de una nueva
cosmovisión rioplatense, aparecen, una tras otra, la invención urbana de un
improbable ‘folklore’ terrígeno, la vocación, revolucionaria para unos y
revoltosa para otros, del ‘canto popular’, y el relativamente reciente
desembarco del ‘rock’, con toda la carga de desamparo, agresividad,
frustración y angustia que traen al hombro los ‘tiempos oscuros’, las ‘dark
ages’. Se inaugura así una época signada por un imaginario colectivo que
deja de lado al gaucho, esquiva al tango y reclama, dando un salto en el
vacío, una inexistente sangre charrúa y una menos requerida pero
históricamente más intensa herencia guaraní. El paleocriollismo que exaltaba
los valores del mundo rural y el neocriollismo que recalaba en los arrabales
de Montevideo y Buenos Aires, cunas compartidas del tango, son
reemplazados por este actual poscriollismo que emprende un nuevo rastreo
de identidad, más intenso y dramático que los anteriores.
Esta referencia a cómo el baile del tango surgió como burla de los criollos al baile
del negro y del extranjero es recurrente, aunque es desmentida por estudiosos
como Goldman.
83
Sobre cómo la literatura refleja las sucesivas actitudes ante el extranjero, citamos a
Pablo Rocca
[…]
[…]
Elías Regules fundamentará en su poesía –y por lo menos en un artículo
polémico-, la nostalgia de un orden rural en crisis, que lo conducirá al
repudio de la inmigración que traen “algunos gobiernos antipatrióticos, esa
que aplastada por el hambre crónica, salió de Europa para comer en el
Uruguay el pan que debía corresponderle al paisano”. El fin de la guerra civil
de 1904 marca, entre otros inicios, el del país “de puertas abiertas” bajo la
hegemonía del batllismo que reclama un nuevo concepto de nación. Poco a
poco, los retratos humillantes del extranjero empiezan a desaparecer para
gestar un modelo humano nacional que hibrida el mestizo autóctono con el
“hombre rubio” de Europa. Hacia 1920 esta literatura rural sirve de nexo
para la yuxtaposición de las visiones en conflicto, y la representación de los
84
sujetos (criollo o inmigrante), entonces, no se formula necesariamente en
los términos de choque. Batllistas, anarquistas, socialistas y aún escritores
de filiación blanca, empezaron a utilizar en sus textos la veta campera para
transmitir mensajes de conciliación. Por su lado, los conservadores
adoptarían esta literatura como quintaesencia de “lo nacional”, cifrando en
lar relación patrón/peón un vínculo de padre protector a hijo menor en esa
estancia en que la Arcadia pastoril “hermanaba” a las clases sociales.
Mientras, concebirían a la ciudad como el foco del enfrentamiento y la
angustia, donde prospera el “veneno” de las ideologías ácrata o socialista
que pone al obrero contra su empleador. En tal sentido, páginas abundantes
de Regules o del estanciero-escritor Carlos Reyles…” […] “La conciliación
puede resultar, en suma, funcional a las dos perspectivas, como en los
poemas de Fernán Silva Valdés, en los que se representa una imagen de
América como laboratorio étnico, que disuelve el antagonismo tradicional:
“taller donde se está plasmando/con modelos indígenas y criollos y gringos/
la nueva flor racial para el pecho del mundo” […] Morosoli reclamó “para
Dosseti y para mí –y no es chico el honor- el haber sido los primeros que
vimos al gringo en su dimensión humana y lo incorporamos a la literatura
nuestra, no para hacer reír sino para hacer pensar.” […] Pero esta visión
idealizada será puesta en entredicho en “Crónica de la Reja” (1930) de
Justino Zavala Muniz, en que protagonista de origen vasco se hace cargo de
una pulpería en el campo de Cerro Largo, que durante muchos años
perteneció al gallego don Manuel. Nunca, hasta entonces, se había trazado
una interpretación tan ambiciosa del desencuentro, que Zavala sintetiza en
la desconfianza del paisano ante el extranjero […] en la agresividad, el
desprecio y la discriminación por quien dedica todo su tiempo a ganar dinero
en lugar de verse envuelto en el ocio y en la exaltación del coraje por la
divisa o por el placer de la pelea.
[…]
[…]
85
en exiliados políticos o económicos, en sujetos migrantes poseedores de una
identidad disociada o múltiple, pero ahora mucho más inestable y fronteriza.
Es interesante ver cómo no sólo el criollo blanco rechazaba al gringo, sino que
también lo rechaza el negro, por más relegado que estuviera en la sociedad, o
quizás por eso mismo, como lo testimonian estos versos entonados por los Negros
Gramilla en el carnaval de 1883, citados por Milita Alfaro entre otros
Ni chicoba ni plumelo
el neglo vende ya,
que esto nápole del diablo
han venido a negociá
Que la malva y la glamilla
Y todo lemelio que hay
El demonio de estlanjelo
Han venido aquí a quitá
Y los neglos no tenemo
Donde diablo tlabajá
86
Borges, "ideología de rechazo" heredada del poeta Evaristo Carriego (a
quien Borges le dedicó un libro en 1930), pervive incluso en relatos como "El
Aleph" o "La espera", donde puede advertirse "el exotismo que
representaban los italianos de la Argentina para un Borges que aún vivía
bajo los esquemas moralizantes de una edad de oro criolla, anterior a la
fuerte inmigración". Es muy sintomático que Borges descubriese ya de
grande la existencia de los "ravioles", ese plato de pasta rellena tan popular
en la Argentina y de obvio origen italiano. En 1979, yendo más lejos que
nunca, Borges bromearía que "a veces me siento extranjero porque no
tengo, que yo sepa, sangre italiana; entonces me siento un poco intruso en
Buenos Aires". (María Esther Vázquez "Borges, una biografía", página 266
(Editorial Planeta, Buenos Aires, 1994)
Así y todo, Borges alcanzó a revisar sus opiniones sobre los supuestos
perjuicios de la "italianización" del tango en un escrito de 1955. Admitía allí
haber acusado a los italianos (y más precisamente a los genoveses del
barrio de la Boca) de la "degeneración" del tango. "En aquel mito, o fantasía,
de un tango 'criollo' maleado por los 'gringos', veo un claro síntoma, ahora,
de ciertas herejías nacionalistas que han asolado el mundo después --a
impulso de los gringos, naturalmente. No el bandoneón que yo apodé
cobarde algún día, no lo aplicados compositores de un suburbio fluvial, han
hecho que el tango sea lo que es, sino la República entera. Además, los
criollos viejos que engendraron el tango se llamaban Bevilacqua, Greco o de
Bassi"
No es poca cosa.
En lo que hace a nuestra tesis sobre la sensibilidad criolla en la letra del tango,
Borges se equivoca de palo a palo, porque, a nuestro entender, lo sentimental
estaba ya en la raíz criolla del canto y la literatura camperos, antes de la llegada
del italiano – quizás el italiano lo haya hecho más vibrante y menos discreto, pero
no deja de ser una cuestión de matiz.
[…] En el drama “Juan Moreira” (1886) José Podestá crea el tipo de cocoliche
rural que imita las maneras y el lenguaje de los nativos. Ya en “Martín
Fierro”, en 1872 el tano o cocoliche aparece tratado pero despectivamente.
La anécdota relatada por José Juan Podestá en sus memorias sobre la creación del
personaje del cocoliche, y el éxito que este tuvo, son ilustrativas del estado de
ánimo de la población con respecto a los gringos:
87
haciéndolo hablar. Aquello resultó una escena nueva, fue muy entretenido y
llamó la atención del público y aún de los artistas.
Por aquel tiempo había ingresado nuevamente a la compañía, sin puesto
fijo, Celestino Petray, quien regresaba de Patagonia en la mayor pobreza.
Petray tenía una gran facilidad para imitar a los tanos acriollados, pero a
pesar de sus tentativas anteriores para imponerse en el papel de gringo no
triunfó hasta que en una ocasión, sin aviso previo, se consiguió un caballo
inútil para todo trabajo, uno de esos matungos que por su flacura no sirven
ni para el cuero, y vestido estrafalariamente y montado en su Rocinante se
presentó en la fiesta campestre de “Moreira” remedando el modo de hablar
de los hermanos Cocoliche.
Cuando Jerónimo vio a Celestino con aquel caballo y hablando de tal forma,
dio un grito a lo indio y le dijo “¡Adiós amigo Cocoliche! ¿Cómo le va? ¿De
dónde sale tan empilchao?” A lo que Petray Respondió: “Vengue de la
Patagoña con qeste parejiero macanuto, amique!” No hay ni que decir que
aquello provocó una explosión de risa que duró largo rato. Si le preguntaban
cómo se llamaba, contestaba muy ufano: “Me quiame Franchisque
Cocoliche, e songo cregollo gasta lo güese de la taba e la canilla de lo
caracuse, amique, afficate la parata…” y se contoneaba coquetonamete.
¡Quién iba a suponer que de aquel episodio improvisado saldría un vocablo
nuevo para el léxico popular! p.62
Hay pues una aceptación de la actitud de burla del público, pero que es al mismo
tiempo una estrategia para convertirlo en simpático y aceptado: téngase en cuenta
que los Podestá eran hijos de una pareja de genoveses llegados a Montevideo entre
1840 y 1842
Así lo ve Ángel Rama, quien empieza con una cita de Tulio Carella, tomada de “El
origen del sainete”
Esta contienda del criollo con el gringo está presente en el la poesía, en el teatro y
también en la letra del tango. Una consecuencia directa de la contienda, esta vez
en la letra del tango es la denominación de “criollo” como detentadora de ciertas
virtudes -asociadas con el gaucho- como el coraje, la inocencia y la sencillez, en
contraposición con lo gringo, aunque se tolera a los gringos que adoptan esas
virtudes. Sigue campeando el apelativo de “criollo” en los tangos que defienden la
88
nacionalidad del propio tango como forma musical contra lo que considera la
perversión extranjerizante del tango llevado a los salones de París.
Podría postularse quizás. con respecto a la forma de cantar, que es con los italianos
y su estilo de expresión y fraseo, en particular las canzonetas, que se introduce con
fuerza una modulación diferente a la del canto criollo. Esto quizás contribuyó a
romper lo cuadrado de la estructura de los tangos anteriores a “Mi noche triste”,
pero a mi entender lleva a excesos que, unidos a la aparición de la televisión por
contraposición con la radio, han producido deformaciones en muchos cantores y por
ende en el gusto popular por el género. Pero se dice que a Gardel le gustaba
interpretar canzonetas, y él, con su habitual instinto y equilibrio, seguramente
incorporó también algo de esa sensibilidad a su estilo al empezar a cantar tangos
en 1917.
He aquí una muestra de los tangos y afines que se refieren al gringo o al tano, en la
gama entre la burla y la compasión. Resulta representativa de la lucha del
inmigrante por integrarse, por ejemplo, la expresión “un tano engrupido de criollo”
Adiós Nonino Blasquez – Piazzolla 1959 “sangre y piel del tano aquel que me dio
su semilla”
Cachadora Francisco Lomuto 1929 “te encontraste con el tano que al
principio te empilchó”
Canzoneta Lary – Suárez 1954 “bodegón, Genaro y su acordeón”
El olivo Cabral – Scatasso/ Vivas 1924 “junto a la ribera un tano alegre
vivía”
El poncho del amor Vaccarezza – Statasso 1927 “hijo sin grupo de un gringo
viejo/ igual que el tango de rezongón.
Gajito de cedrón Prado – Navarrine 1927 “se bailaba en lo del gringo/ el
puestero del bañado
Giuseppe el zapatero Guillermo del Ciancio 1930 “ Giuseppe
el zapatero,/ alegre remendón;/ masticando el toscano/ y haciendo economía,/pues
quiere que su hijo/ estudie de doctor.” he aquí el ascenso social del
inmigrante, a través de ‘m’hijo el doctor’
Incurable Aubriot Barboza – Barbieri 1930 “le afanaste el vento a un tano en
Constitución”
Juan Porteño Juan Porteño Marcó – Di Sarli 1955 “ríe el pobre, canta el rico,
ronca el tano en su cotorro”
La biblioteca Contursi – Berto 1917 “la italiana y la francesa rechipé”
La cabeza del italiano Bastardi – Scatasso 1924“y acordate esa vez que me
trajiste/ envuelta en un papel y muy ufano/ la cabeza frappé del italiano/ que un
tiro se pegó en el almacén”
La cantina Cátulo Castillo – Troilo 1954 “cuando toca piano piano su
acordeón el italiano”
La Violeta Nicolás Olivari – Cátulo Castillo 1929 “piensa el tano Domingo
Polenta”
Lloró como una mujer Celedonio E. Flores – Aguilar 1929 “como
quedaste en la vía y tu viejo, un pobre tano, era chivo con los cosos pelandrunes
como vos”
89
Los cosos de al lado Canet - Larrosa 1954 “mientras hablando macanas pasa
un tano encurdelado”
Mi viejo el remendón Alberto Mastra 1956 “la abuela de cabellera
rojiza, una tanita petisa, de Murano”
No es por hablar mal Romero – Delfino 1928-1930 “Ayer mismo
encontré en la avenida Alvear al gringo Don José”
Noches de Montmartre Lenzi – Pizarro 1932“viva tu madre ahijuna, parla
italiano…”
Oro muerto Navarrine – Raggi 1926“mientras un gringo curda maldice al
redentor”
Padrino pelao Cantuarias – Delfino 1930 “y un tano cabrero rezonga en la
puerta…”
Paquetín paquetón Dedico – Ziclis – Mérico 1930 “era un tano zapatero que
un “beguén” acariciaba”
Patio mío Cátulo Castillo – Troilo 1951 “y el tano recio (manso?) trenzaba
cada noche un desafío” es significativo que la letra aparece con uno u otro
adjetivo en Internet al menos.
Pipistrela Ochoa – Juan Canaro 1933 “un tano engrupido de criollo”
Pobre gringo Caruso/ Vacarezza – Scatasso 1928 “Pobre gringo solo y triste
que a la América viniste con tu carga de ilusión…”
Recordando Manzi – Troilo 1929 “Memorias de la Sportiva cuando en
lluvioso domingo /los once del cuadro gringo no nos pudieron ganar.”
Silbando González Castillo – Cátulo Castillo/ Piana “y más dulzón el canto del
barco italiano”
Talán talán Vacarezza – Delfino 1924 “ya viene el tano por la vereda”
Tinta Roja Cátulo Castillo – Piana 1941 “aquel fondín donde lloraba el tano
su rubio amor lejano que mojaba con bon vin”
Tortazos (“milonga payada”) Maroni - Razzano - 1930 “vos sos la ñata
Pancracia, hija del tano Genardo”
Ya no cantas chingolo Bianchi – Scatasso 1928 “pues ya invadieron la
pampa el jazz, el gringo y el ford”
90
una cosa es tristeza y otra gravedad criolla, actitud ésta muy distinta y que
en nada se opone al humorismo
[…]
También parece claro que por la huella de la milonga, del payador el tango
adopta variablemente sentimientos y formas prestigiadas por la poesía
romántica. No solamente el tema campesino está presente en el tango “El
irresistible”, “La morocha” sino acentos e ideas propios del romanticismo.
Los mismos payadores toleraron un acercamiento hacia el mundo del tango,
cantaron composiciones donde el lenguaje o los motivos temáticos copiaban
modalidades orilleras. Así, Betinoti dedicó a Enrique Muiño “un parlamento
en caló”
Sábato coloca en un segundo plano los tangos que llamaríamos de tono criollo:
buey
carreta / carretero
china
criollo
gaucho
moz@
pampa
patio
payador
91
poncho
querencia
rancho
tapera
trenzas
zorzal
Dejamos de lado aquí el estudio de la palabra “guitarra” para incluirlo más adelante
cuando examinemos el rol de este instrumento en las diversas formas de abordar el
tango cantado.
A través del registro de los tangos y milongas ciudadanas que incluyen alguno de
estos términos obtenemos un panorama de las obras de temática campera y su
presencia en el repertorio de los tangueros. No incluimos la palabra pingo o caballo
(o tungo) porque aparece en tangos más estrictamente burreros, pero es bueno
recordar por ejemplo lo que dice Gobello en “Conversando tangos” como prólogo a
la letra de “Polvorín” de Romero y Jovés, 1922 en cuanto a que
Es de señalar la frecuencia con que aparece el nombre de Cadícamo, uno de los que
merece el apelativo de poeta entre los letristas de tango, quizás porque fue uno de
los más prolíficos y que abarcó varias décadas en su producción que empieza en
1920 y llega hasta más allá de 1950, pero que sin duda apelaba al vocabulario de
origen campero
Buey
92
Carretero, carretero Caruso-Spera ¿? “amigo carretero, tú bien sabes…”
Colorao, colorao Celedonio E. Flores/ Alberto Hilarión Acuña 1930 “una
carreta cargada como un farol titilante” “ay güeycito regalón”
El aguacero González Castillo – Cátulo Castillo 1931 “va la carreta rechinando
en el camino”
El carrerito Vacarezza – De los Hoyos 1928 “todas las tardes pasa el carrero/
peón de la tropa “El Picaflor”
El cuarteador Cadícamo 1941 “tengo un pingo que en barro cualquier carro tira
y saca”
Manoblanca Manzi – Bassi 1939 “¿Dónde vas carrerito del este…?”
Milonga en rojo González Castillo – Demare/ Fugazot 1942 “el carro, de
mala gana, tira el overo cansino”
Miriñaque Alberto Mastra 1947 ¿dónde están los carreteros del puerto
arenero?
Nogoyá Juan Maglio 1915 “tira el buey por la carreta”
Se han sentado las carretas Cadícamo-Bardi 1934 “horas de sueño pesado de
un carretero inspirado” “Se han sentado las carretas y en la noche tibia y clara…”
Vamos, vamos, zaino viejo Vázquez – Tell 1956 “avanzo leguas al tranco
con mi carro”
china:
A la luz del candil Navarrine – Geroni Flores 1927 “mi china era malvada, mi
amigo era un sotreta” – este tango es paradigmático del ambiente rural, integró el
repertorio de Corsini y Gardel al mismo tiempo.
Adiós Argentina Silva Valdés – Matos Rodríguez (orientales) 1930
“pamperos sucios ajaron mi china” “¿para qué quiero una flor que en manos
de otro hombre su perfume dejó?”
Agua florida Silva Valdés – Ramón “Loro” Collazo 1928 “chinas sencillas y
querendonas que al son de las acordeonas bailaban un milongón” “chinas que
oliendo a agua florida…”
Colorao, colorao Celedonio E. Flores/ Alberto Hilarión Acuña 1930 “y
menos el pañuelo de mi china”
Contramarca Brancati – Rossi 1930 “China cruel, ¿a qué has venido?
Cuerpo de alambre Villoldo 1910 “Es mi china la más pierna pa’l tango
criollo con corte”
El 14 Villoldo – Spatola 1914 “Cuando me lleva mi china/ qué placer”
El carrerito Vacarezza – de los Hoyos 1928 “abre la china el portón”
El porteñito (milonga) Villoldo 1903 “cuando el vento ya escasea/ le
formo un cuento a mi china”
Farolito viejo Riu – Teissere 1927 “bajo su luz pobre mi china apenada”
La yerra Polito – Castriota 1913 “ya la china que fiel espera/ alcanza un
matecito”
Los disfrazados Pacheco-Reinoso 1906 “si bailando con mi china da un
tropezón, la sostengo.
Mano mora Lloret – Teisseire 1925 “hoy su china sufre y llora/ Mano Mora no
volvió.
Nobleza de arrabal Manzi – Canaro 1946 “En mi ranchito de Alsina/ paso
tranquilo las horas/ junto al amor de la china”
Ojos maulas Roldán-Bernstein 1931 “fue una mañanita, te acordás mi china
[…] que amor nos juramos…”
Pa’ qué más Supparo – Ceglie 1926 “una china más criolla que el mate”
Perdoná si no vuelvo.- Pesce – Ginzo.- 1935 “tu china de maula no ha llorado
siguiera”… “el cacique y tu china hacen planes cobardes…”
93
Pobre corazoncito Numa Córdoba – Greco 1922 “pobre Rosa, linda
china…pobre china ¿qué tenés?” – aquí la china empieza convertirse en la que,
encandilada, se vuelve milonguera y es condenada y/o compadecida según el grado
de paternalismo del letrista macho. De alguna manera la “china” o la “criolla” son
las que preservan los valores tradicionales ante la corrupción de la ciudad.
Raza noble Caruso – Grupillo 1925 “dejaron china y el rancho/ para ir a
derramar/ su sangre…” “en las manos de su china/ las heridas cada cual se iba a
curar”
Qué querés con esa cara Contursi – Arolas 1915 “por eso china te has ido
sin acordarte de mí”
Se han sentado las carretas Cadícamo – Bardi 1934 “chinita mala/ quién iguala/
tu mentir”
Viejo gaucho Mario Canaro 1930 “Llegó la muerte/ y una noche de dolor/ a mi
puerta fue a llamar/ y a mi china se llevó”
criollo
A la luz del candil Navarrine – Geroni Flores 1927 “yo he sido un criollo
bueno, me llamo Alberto Arenas”
Agua florida Silva Valdés – Ramón “Loro” Collazo 1928 “agua florida, vos
eras criolla”
Anselmo Acuña el resero Casella –Caruso-Laurenz 1943 “Anselmo Acuña,
resero, es un criollo de ley”
Araca París Carlos César Lenzi-Ramón “Loro” Collazo 1930 “tenés la pinta criolla
pa’ acomodarte”
Arrabalero Calvo-Fresedo 1927 “soy criolla, soy milonguera, quiero a mi
hombre de corazón”
Audacia Celedonio E. Flores – La Rosa 1925 “en vez de batirlo en criollo
te lo baten en francés”
Buenos Aires Romero-Joves 1923 “el llorar del violín va pintando el alma
criolla”
Circo criollo Beccar –Fugazot 1927 (título)
Como la mosca Aubriot Barboza – Alonso 1939 “el dicho de un criollo lleno
de razón”
Con alma y vida (milonga) Marcó-Di Sarli 1945 “más criolla que el mate
amargo” … “qué linda es mi criolla”
Con permiso (milonga) Alberto Mastra 195? “con hombres capaces de
darle a esta criolla todo el corazón”
Contramarca Brancatti-Rossi 1930 “con tus ojos criollos me chuziaste”
Corrientes y Esmeralda Celedonio E. Flores-Pracánico 1933 “En tu
esquina un día, Milonguita, aquella/ papirusa criolla que Linnig mentó,/ llevando un
atado de ropa plebeya/ al hombre tragedia tal vez encontró” – la criollita deviene
milonguita.
Cuerpo de alambre Villoldo 1919 “el tango criollo con cortes”
El 13 Villoldo – Spatola 1913 “cuando bailo con un criollo bien pierna”
El cantor de Buenos Aires Cadícamo – Cobián 1933 “jilguero criollo que pulsó la
humilde musa de percal”
El cencerro Lio – Martínez 193? “la criolla muy gentil/ al escuchar su son/
alegre va con su canción.
El firulete (milonga) Taboada – Mores 1958 “es el compás criollo y se acabó”
El criollito oriental Mastra 195? “soy el criollito/ del viejo Corrales/ que en
1900/ se supo embarcar/ de Montevideo…”
94
El patio de la morocha Castillo-Mores 1951 “muchacha criolla del
tiempo aquel”
El porteñito (milonga) Villoldo 1903 “el criollo más compadrito”
El rosal de los cerros De Cicco – Bonessi 1933 “mascando su dolor dijo el
criollo estas palabras…”
El torito Villoldo 190? “el criollo más compadrito” – parece que había
más de un criollo más compadrito para Villoldo.
Fiesta criolla Cárdenas-Rossi 1927 “hoy entre criollos muy cantores midieron
su talento dos bravos payadores” otro tango paradigmático de lo campero
transportado a la ciudad.
Garabita Contursi – Teres 1923 “un reo que te quiera y te hable a lo
criollo”
Golondrinas Le Pera – Gardel 1934 “alma criolla, errante y viajera…” “Criollita
de mi pueblo, pebeta de mi barrio” – se equiparan las muchachas.
Justicia criolla Brancatti –Iriarte 1926 refiere a un hombre que mató a la
traidora, código criollo que no inventó la ciudad.
La biblioteca Contursi – Berto 1917 “un señor Pancho Zerbino que es un
criollo muy ladino”
La canción de Buenos Aires Romero – Azucena Maizani/ Cúfaro 1931 “clavada en lo
más hondo del criollo corazón”
La morocha Villoldo – Saborido 1905 “soy la que al criollito más noble y
valiente ama con ardor”
La que murió en París Blomberg-Maciel 1930 “muchachita criolla de los
ojos negros”
Lamento criollo Cárdenas – Rossi 1926 “porque la criolla que él adoraba/
se le fue un día con un extranjero” (!)
Menta y cedrón Arona – Tagini 1945 “su aroma criollo: menta y cedrón”
– el aroma del patio con aljibe de los bailes de antaño.
Otario que andás penando Vacarezza – Delfino 1931 “el destino que es
criollazo”
Otra vez el viejo Alfredo Gobbi 1928 “Es de los nuestros, de cepa criolla”
Pa’ qué más Supparo – Ceglie 1926 “una china más criolla que el mate”
Por la luz que me alumbra Oviedo – Tarantino 196? “hasta tu destino de criollo
zorzal”
Recordando a mi barrio José María Ruffet 1930 “He nacido en un barrio
criollo/ de casitas abiertas al sol.”
Talán – talán Vacarezza – Delfino 1924 “Don Juan, un viejo criollo que hace 30
años en las estibas se gana el pan”
Un tango para Esthercita Mastra 195? “ahora te lloran las criollas
guitarras”
gaucho/a
(utilizado casi siempre como paradigma de nobleza)
A la luz del candil Navarrine – Geroni Flores 1927 “yo soy un gaucho honrao a
carta cabal”
Adiós Argentina Silva Valdés – Matos Rodríguez (orientales) 1930 “el
gaucho que es varón y es altanero”
Amigazo Brancatti-Velich/ Filiberto 1924 “luego, a lo gaucho, le abrí el
corazón”
Circo criollo (Titiriteros) Beccar – Fugazot 1927 “circo gaucho, circo viejo,
te vas para no volver”
Contramarca Brancatti-Rossi 1930 “vive ya más ancho mi gaucho corazón”
Don Esteban Letra de Juan de Kel-Sar sobre original instrumental de Augusto
Berto 1920 “la voz del gaucho corazón”
El cencerro Lío – Martínez 193? “un gaucho audaz se la llevó”
95
El rosal de los cerros De Cicco – Bonesi 1933 “Y se vido al pobre gaucho
besando en la frente al hijo.”
Flor Campera López – Aguilar 1929 “todas las noches un gaucho/ que más
parece una sombra/ llega y cantando te nombra/ después llorando se va.”
La morocha Villoldo – Saborido 1905 “soy la gentil compañera del noble
gaucho porteño”
La uruguayita Lucía López Barreto 1933 “hasta los gauchos más fieros/ eternos
matreros/ más mansos se hacían” … “ningún gaucho jamás pudo alcanzar el
corazón de Lucía” … “hasta que al pago llegó un día un gaucho…” … “el gaucho le
pidió el corazón” este es un tango narrativo de una historia de patriadas, al
estilo de la tradición payadoril.
Manón Antonio M. Podestá – De Bassi 1933 “francesita gaucha, más
gaucha que yo”
Milonga del trovador Ferrer-Piazzolla 1981 “una tierra hermosa de América
del Sur mezcla gaucha de indio con español”
Nido Gaucho Marcó – Di Sarli 1942 “porque un día será ese nido gaucho de
los dos”
Olvidao Cadícamo-Barbieri 1925 “no es nada, mi gaucha/ no te asustes,
mi alma/ a los dos peleando se nos fue el facón” “Adiosito gaucha, te estaré
esperando…” … “y a su pobre gaucho no lo fue a ver más” este tango, otra
historia trágica de facones, tiene reminiscencias de “Como Todas” de Alonso y
Trelles (Paja Brava, 1915), pero la versión grabada por Gardel de “Como Todas” es
de 1929, lo que quizás indique una preferencia por los dramas gauchescos en la
década del 20..
Pampero Bianchi – Fresedo 1948 “Pampero, viento macho y altanero!/
que le enseñaste al gaucho,/golpeándole en la cara,/a levantarse el ala del
sombrero” – celebra un rasgo geográfico bien pampeano “soplo de nuestro espíritu
indomable/ viento bagual, aliento de llanura” al que no renuncia -ni tiene por qué
hacerlo- la ciudad.
Raza noble Caruso – Grupillo 1925 “ya no queda un solo gaucho de facón
en la cintura”
Refucilos Micaela Sastre – O.Moreno 1928 “¡Detente! el gaucho le grita”
– “la pérfida extranjera que al gaucho bueno con besos embrujó” inscripto
como “tango campero”, con todos los elementos para otro drama de puñales (en
este no son facones) llevado hasta las últimas consecuencias: “y el gaucho bueno,
borracho de dolor,/ arranca el arma sangrienta de la herida/y con el mismo acero
se parte el corazón”, con el toque femenino de doña Micaela Sastre, “educadora,
poetisa y escritora”
Se han sentado las carretas Cadícamo – Bardi 1934 “lloraban al desdichado/
también sus gauchas querellas.”
Sentimiento Gaucho Caruso – F. y R. Canaro 1924 sólo dice “gaucho” en el
título, pero parece significativa la expresión de “sentimiento gaucho” en la escena
que se desarrolla “en un viejo almacén del paseo Colón” donde hay una historia de
traiciones, muertes y en esta ocasión se perdona a la mujer “si acaso algún día
quisiera volver”
Tapera Manzi – Gutiérrez 1947 “un gaucho que pasa sin rumbo ni amor”
del repertorio de Edmund Rivero
Trago amargo Navarrine – Iriarte 1925 “bordó con sus engaños mi gaucho
corazón” le cuenta el hijo la historia a la viejita que se arrima al fogón. –
Gobello lo considera un tango “de tema campero”
Viejo gaucho Mario Canaro 1930 “viejo gaucho vos sabés/ cuál fue la historia.
Ya no cantas chingolo Bianchi – Scatasso 1928 “pobre pajarito gaucho” …
“lo espantó el ferrocarril” la simbología de los pájaros –chingolos, calandrias,
horneros y zorzales por un lado, gorriones y canarios por el otro- sería otro aspecto
a profundizar en las relaciones campo-ciudad en las letras.
mozo/ a
96
(Podría aducirse que la palabra mozo es universal en lengua española y puede
usarse en cualquier contexto, pero decirla así hoy en día en esta parte del mundo
sugiere inmediatamente lo rural, y se dice hasta con acento paisano)
No se incluye la expresión “buen mozo” que tiene un uso más difundido.
97
Mano cruel Tagini – Mutarelli 1928 “donde un mozo soñador tanto te amó”
Mano mora Lloret – Teisseire 1925 “era buen mozo y valiente para cualquier
entrevero”
Milonga fina Celedonio E. Flores – Servidio 1924 “un pobre mozo te llora
solamente por tu bien”
Muñeca de carne Guido – Capone 1927 “las mozas del barrio le dicen al
viejo…”
Muñequita de lujo Córdoba – Delfino 1921 “un mozo, sinceramente, con calor
te supo amar”
Ojos maulas Roldán –Bernstein 1931 “un mozo tostado más lindo que el sol”
Patoteros Soliño – Mondino 192? “¡patoteros! mozos ranas”
Por seguidora y por fiel Celedonio E. Flores – Brignolo 1930 “pero a la
moza su fama/ no la puede entusiasmar/ hay otro mozo que la ama/ y no le puede
fallar”
Primera agua María Luisa Carnelli/ De Caro 1928 “aún llora el repeluz/ del
mozo pierna y forfai”
Quién tuviera 18 años Barbieri 1931 “quién llegara a ser el mozo/ que
en aquel tiempo pasado…”
El rosal de los cerros De Cicco – Bonessi 1933 “y junto al candil que humeaba
vio la traición dentro ´el rancho.” (“leyenda criolla arreglada en tango”)
Silbando González Castillo – Castillo/Piana 1923 “a quien lo traicionó una
vez la ingrata moza”
Soy tremendo Villoldo 1910 “no hay moza que se me resista”
Tres esquinas Guichandut – Dames 192? “en sus ochavas compadreé
de mozo”
Un bailongo (milonga) José Ricardo 1922 “cada hembra con su mozo
salieron como pegaos”
Ventanita florida Delfino – Amadori 1932 “amarró con sus tientos a la moza”
Vieja recova Cadícamo – Sciamarella 1930 “yo la he visto cuando moza…”
Viejo smoking Celedonio E. Flores – Barbieri 1930 “y mirá este pobre
mozo cómo ha perdido el estado”
Ya pa’ qué Supparo – Idiarte 1926 “ni una moza que brinde un mate
amargo”
pampa
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Imagen campera Arena – Lavallén 1963 “Se despierta la mañana/ sobre la
pampa dormida (argentina)”
La morocha Villoldo – Saborido 1905 “le canto al pampero, a mi patria amada”
el pampero que cuando sopla desde la Pampa alborota a las dos ciudades
puerto.
Mi moro Castillo – Gardel 1950 “por una pampa sin abrojos/ sobre el alba
de su amor”
Nido Gaucho Marcó – Di Sarli 1942 “la noche pampera abrirá”
Nogoyá Juan Maglio 1915 “triste la pampa y su ombú/ la cola no mueve el
perro…” es letrilla que el propio Maglio intercaló en manuscrita en el
pentagrama de su tango.
Pampero Bianchi – Fresedo 1948 “pampero, viento macho y altanero”
parece que el pampero era gaucho y/o guapo.
Raza noble Caruso – Grupillo 1925 “atraviese la llanura/ con un rítmico
compás/ de la pampa galopando
Sur Manzi – Troilo 1947 “la esquina del herrero, barro y pampa”
Tomo y obligo Romero – Gardel 1931 “si los pastos conversaran esta
pampa le diría” de la película “Luces de Buenos Aires”, que se ambienta en el
conflicto campo-ciudad
Ya no cantas chingolo Bianchi – Scatasso 1928 “Hubo una vez en la pampa
un pajarito cantor” … “pues ya invadieron la pampa el jazz, el gringo y el Ford”
lo dicho, paradigmático. Aquí el gringo parece que ya no es sólo el italiano.
patio
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Marionetas Tagini – Guichandut 1927 “en la belleza humilde del patio colonial”
este tango no fue ganador del concurso Glucksman pero fue grabado por
Gardel, Azucena Maizani e Ignacio Corsini en 1928 y sobrepasó en popularidad y
permanencia al ganador “Noche de Reyes”
Menta y cedrón Tagini – Arona 1945 “aquel del patio con el aljibe”
Olvidao Cadícamo – Barbieri 1925 “fue en el patio, las ansias, las dalias”
Patio mío Cátulo Castillo – Troilo 1951 “patio mío, donde mama me
cebaba y el tano manso trenzaba”
Por la luz que me alumbra Oviedo – Tarantino 196? “el cierto secreto de un
patio donde un mismo sueño nos parió a los dos” “al patio de cedrón y enredadera”
Por qué canto así Celedonio E. Flores – Razzano 1961 “bajo el emparrado
de algún patio viejo”
Ramayón Manzi – Herreros 1944 “desfilan tus corridas por patios de
arrabal”
Tango argentino Bigeschi – Maglio ¿? “y en los patios con kerosén
alumbrados”
Triste paica Manzi - Pecchi 1929 “un patio de conventillo/ bajo la parra
fulera”
Tu pálido final Roldán – De Marco 1947 “no ves que hasta llora el viejo
patio”
payador
Barrio viejo del ochenta (milonga) Blomberg – Maciel 1942 “me enseñó a cantar
Gabino, payador de payadores”
Betinoti (milonga) Manzi – Piana 1939 “van surgiendo del olvido las
mentas del payador” – fue éxito de Ignacio Corsini
Don Esteban Letra de Juan de Kel-Sar sobre original instrumental de Augusto Berto
1920 “la vieja historia de una payada entre Gabino y Pastor Lucero”
Duelo criollo Lito Bayardo – Rezzano 1928 “la flor del barrio aquel que amaba
un payador”
El malevo María Luisa Carnelli – De Caro 1928 “fuiste siempre bien entero
como verso de payada”
Fiesta criolla Cárdenas – Rossi 1927 “midieron su talento dos bravos
payadores”
La guitarrita.- Gabriel “Chula” Clausi – Eduardo Arolas.- 1979 “amor de payador/
aroma de jazmín y de glicina.
La musa mistonga Celedonio E. Flores – Polito 1926 “conoce la vida de sus
payadores”
La uruguayita Lucía López Barreto 1933 “buen payador y buen mozo”
María Milonga (milonga) Aieta – Cadícamo s/f “no había payador que a
improvisar se detuviera…”
Mocosita Soliño – Matos Rodríguez 1926 “solloza en su bulín el pobre
payador”
Monedas de poeta Manzi – Mora ¿? “quise ahorcarme en la trenza/ de tu
cigarro rubio”
Naipe marcado A. Greco 1933 “Lorenzo y El Entrerriano, payadores de
mi flor”
Oro muerto Navarrine – Raggi 1926 “mientras un gringo curda la va de
payador” – es interesante acotar que lo del payador lo agrega Gardel modificando
este verso, que en el original decía “maldice al Redentor”
Patio mío Cátulo Castillo – Troilo 1951 “te llora el payador sentimental”
Raza noble Caruso – Grupillo 1925 Ni allá bajo la enramada/ terminadas las
faenas,/ se improvisan las payadas
noche a noche, a la rueda del fogón.
100
Recordando Manzi – Troilo 1949 “cuando se iniciaba Arolas/ y era payador
Gabino”
Un bailongo (milonga) José Ricardo 1922 “mi compadre es payador”
Ya no cantas chingolo Bianchi – Scatasso 1928 “guitarrita del campo,
pajarito payador” … “como el ave, el payador,/ sentado junto al ombú” … “y el ave
y el payador/ fueron lejos a ocultar/ su voz…
101
poncho
Dios te salve m’hijo Acosta – García 1930 “tápese con este poncho y por
siempre llevelo/ es el mismo poncho pampa que en su cuna…” “le di el poncho y me
besó”
Don Juan Gobbi – Ponzio 1912 “salí al patio y envolviendo al brazo el
poncho de guerra”
El poncho del amor Vaccarezza - Scatasso 1927 “cuando nos tapan el alma/
con el poncho del amor”
El poncho del olvido Maroni – Avilés 1926 “tan desalmado has sido/ que sólo
un poncho de olvido/ podrá tapar mi dolor
El rosal de los cerros De Cicco – Bonessi 1933 “tapó con su poncho pampa/ los
ojos del zaino viejo” “lo apretó contra su pecho/ y envolviéndolo en su poncho/
salió con paso risuelto”
Farolito Viejo Riu Teisseire 1925 “cualquier hombre se hace dueño/ de un poncho
teniendo frío.
Gorriones C.E. Flores – Pereyra 1926 “el sol es el poncho del pobre que pasa”
Juan Manuel (milonga federal) Manzi - Piana 1934 “al revolear de los ponchos”
La gayola Tagini – Tuegols 1927 “el cariño de mi vieja era un poncho”
La pena del payador Escariz Mendez – Servidio 1930 “la tarde en el poniente su
poncho recogía”
La que murió en París Blomberg – Maciel 1930 “envuelta en mi poncho
temblabas de frío”
Mandria Velich – Rodríguez 1927 “tomo mi poncho. No se aflija”
querencia
(Palabra que se presta para la nostalgia tanto de la tapera como del barrio)
Chiqué Ricardo Brignolo 1927 “si supiera que mañana te fugás para la
vieja querencia”
Milonga fina Celedonio E. Flores – Servidio 1924 “pebeta del arrabal,
ya dejaste la querencia”
Muñequita de lujo Numa Córdoba – Delfino 1921 “dejaste el barrio bajo que
era tu antigua querencia” Pedro Numa Córdoba, poeta y guitarrero, publicaba
crónicas sobre música nativa en “Caras y Caretas”
San José de Flores Acquarone – Gaudino 1936 “volví a mi querencia
buscando morir”
Ya pa’ qué Supparo – Iriarte 1926 “pa’ qué querés saber de mi querencia”
rancho
Adiós Argentina Silva Valdés – Matos Rodríguez 1930 “adiós viejo rancho”
Así es el tango Manzi-Donato 1937 “el amor del rancho o del chalet”
Cielito mío Emilio Fresedo – Osvaldo Fresdeo 1921 “de paja y terrón un rancho
levanté”… “y para ver mi rancho te llevaré”
Contramarca Brancatti – Rossi 1930 “¿qué buscás en este rancho?”
El cencerro Lio – Martínez 1930 “es su amor el que galopa/ en dirección a
su rancho”
La morocha Villoldo – Saborido 1905 “en mi amado rancho/ bajo la enramada”
Lamento criollo Cárdenas – Rossi 1926 “y en su rancho de paja brava/ las
ilusiones muy pronto se fueron.
Mandria Brancati/ Velich- Rodríguez 1927 “si al varón que en mi rancho
cobijé”
Nido gaucho Marcó – Di Sarli 1942 “en la cruz de tu rancho el zorzal/ morirá
por tu amor/
102
Nobleza de arrabal Manzi – Canaro 1946 “en mi ranchito de Alsina… tengo
el hogar de mi vida/ paso tranquilo mis horas.”
Pa’ qué más Supparo – Ceglie 1926 “un rancho ‘e terrón al lao de un ombú”
Perdoná si no vuelvo.- Pesce – Ginzo.- 1935 “hoy es triste tapera lo que ayer fue tu
rancho”
Sentencia Celedonio E. Flores – Pedro Maffia 1923 “en el fango social donde
una noche/ asentara su rancho la miseria”
Tapera Manzi – Gutiérrez 1947 “Al fin, un rancho más que se deja/ total,
porque no ha vuelto la prenda” … “al fin otro ranchito sin dueño…”
Viejo rincón Cayol – De los Hoyos 1925 “mi rancho es una ruina/ ya todo
se acabó”
tapera
(que no es sino el rancho en el estado que prefiere el imaginario nostálgico:
abandonado)
Adiós pampa mía Pelay/ Canaro – Mores 1945 “tapera donde he nacido”
Garúa Cadícamo – Troilo 1943 “va este corazón transido/ con tristeza de
tapera/
Perdoná si no vuelvo.- Pesce – Ginzo.- 1935 “hoy es triste tapera lo que ayer fue tu
rancho”
Refucilos (“tango campero”) Sastre-Moreno 1928 “un empochado que
a pasos lentos/ a la tapera derecho va”
Sonsa Emilio Fresedo/ De los Hoyos 1925 “Lejos con él quiero vivir/ con
mi tapera sola en el lugar,/ que una tapera, a la luz de las estrellas,/de noche es
plata y oro al despertar” del repertorio de Magaldi y también de Gardel: sonsa le
dicen las amigas a esta mujercita ideal que probablemente comería pan y cebolla
en la tapera.
Tapera Manzi – Gutiérrez 1947 “al fin, otra tapera tirada/ sin tropa ni
aguada/ sin gente ni Dios.
Ventanita florida Delfino – Amadori 1932 “ventanita florida/ de mi vieja
tapera”
trenzas
(no sé a ciencia cierta si este estilo de peinado puede considerarse un resabio de lo
campero, o si se puso de moda en la city en algún momento por otras razones,
pero en muchos casos aparece vinculado a otros atributos rurales, o a la edad de la
inocencia)
A la luz del candil Navarrine – Geroni Flores 1927 “las trenzas de mi china y
el corazón de él” Corsini y Gardel lo graban ambos en ese año, nótese
que ya han pasado 10 desde “Mi noche triste”.
Adiós Argentina Silva Valdés – Matos Rodríguez 1930 “lazos que mi cariño
puro trenzó”
Anselmo Acuña, el resero Casella – Caruso/ Laurenz 1943 “dos trenzas de seda
negra”
Aquellos tiempos Cadícamo – Narciso López 1927 “qué se han hecho las
grelas de negras trenzas…”
Así era mi novia Marcó – Di Sarli 1946? “y era una virgen de trenzas
negras”
Cielito mío Emilio Fresedo – Osvaldo Fresdeo 1921 “porque vale más tu trenza
y tu pañuelo de paisana”
Fulana de tal Carlos Alberto Podestá – Ceriotti 195? “las trenzas negras
con cintas”
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Imagen campera Arena – Lavallén 1963 “en esas trenzas negras de mi hija
querida/ que me hace olvidar”
La guitarrita Gabriel “Chula” Clausi – Eduardo Arolas 1979 “me encariñé a sus
trenzas”
Mi moro Castillo – Gardel 1950 “las cerdas recias, trenzas de oro” … “sus
trenzas negras como antojos”
Milonguera José María Aguilar 1929 “de tus trenzas en la historia ni las hebras
quedarán”
Milonguita Linning – Delfino 1920 “la pollera cortona y las trenzas, y en las
trenzas un rayo de sol” este tango es reconocido como el primero con la forma
del tango actual, en tres partes.
Mis harapos Jorge Luque Lobos 1918 “es más bella que las trenzas enruladas
de Ninón” ¡trenzas enruladas! Este no es tango ni milonga, pero sí
eminentemente popular en versiones tan disímiles como las de Tormo y Viglietti.
Pa’ mí es igual Cadícamo – Irusta/ Fugazot 1932 “total, por unas
trenzas y una boca”
Recuerdo malevo Lepera – Gardel 1932 “trenzas renegridas, mirada que
ruega”
Refucilos Micaela Sastre – Moreno 1928 “medianoche, dos largas trenzas
alumbra un refucilo”
Trenzas H. Expósito - Pontier 1944 “seda dulce de tus trenzas…” “trenzas
que me ataron con el yugo de tu amor”
Un tango para Esthercita Alberto Mastra 195? “tus trenzas, tu talle…” -
con referencia a la “Milonguita” de Linning
Yuyo verde H.Expósito – D. Federico 1944 “trenzas que me anudan al portón”
zorzal
(pajarito campero que pasó a denominar a todo cantor – aunque se acomoda más
al estilo de cantor que creo heredero del canto criollo que al cantor más arrabalero
y decidor)
104
Agua florida.- Silva Valdés – Ramón “Loro” Collazo.- 1928
Alguien le dice al tango.- Borges-Piazzolla.- 1965
Amigazo.- Brancatti-Velich/ Filiberto.- 1924
Anselmo Acuña el resero.- Casella –Caruso-Laurenz.- 1943
Aquel muchacho triste.- De Grandis.- 1929
Aquellos tiempos.- Cadícamo – Lopez.- 1927
Araca París.- Carlos César Lenzi-Ramón “Loro” Collazo.- 1930
Arrabal (milonga).- Manzi-Lipesker.- 1946
Arrabal amargo.- Le Pera/ Gardel .- 1935
Arrabalero.- Calvo-Fresedo.- 1927
Así era mi novia.- Marcó – Di Sarli.- 1946?
Así es el tango.- Manzi-Donato.- 1937
Audacia.- Celedonio E. Flores – La Rosa.- 1925
Bajo Belgrano.- García Jiménez – Taleta.- 1926
Barrio pobre.- García Jiménez – Belvedere.- 1926
Barrio reo.- Navarrine – Fugazot.- 1927
Barrio viejo del 80 (milonga).- Blomberg – Maciel.- 1942
Betinoti (milonga).- Manzi – Piana.- 1939
Buenos Aires.- Romero-Joves.- 1923
Cachá viaje.- Cardenal-Vila.- 1952
Cambalache.- Discépolo.- 1935
Cara sucia.- Caruso? Canaro? - Canaro.- 1916
Carretero, carretero.- Caruso-Spera.- ¿?
Casas viejas.- Pelay – Canaro.- 1935
Chiqué.- Ricardo Brignolo.- 1927
Cielito mío.- Emilio Fresedo – Osvaldo Fresdeo.- 1921
Circo criollo. – Beccar – Fugazot 1927
Clavel del aire.- Silva Valdés / Filiberto.- 1930
Colorao, colorao.- Celedonio E. Flores/ Alberto Hilarión Acuña.- 1930
Como la mosca.- Aubriot Barboza – Alonso.- 1930
Compadrón.- Cadícamo – Visca.- 1927
Con alma y vida (milonga).- Marcó-Di Sarli.- 1945
Con permiso (milonga).- Alberto Mastra.- 195?
Contramarca.- Brancati – Rossi.- 1930
Copetín vos sos mi hermano.- D. Flores – Domenech.- 1927
Corrientes y Esmeralda.- Celedonio E. Flores-Pracánico.- 1933
Cruz de palo (tango-canción).- Cadícamo – Barbieri.-
Cuando bronca el temporal.- Matos Rodríguez.- 1928
Cuarenta entradas.- Nicolás Olivari/ López Ares.- 1929
Cuerpo de alambre.- Villoldo.- 1910
Dale perejil al loro.- Manfredi.- 1918
Del tiempo de la morocha.- Canet – Gomez.- 1962
Dicen que dicen.- Ballesteros – Delfino.- 1930
Dios te salve m’hijo.- Acosta García/ Magaldi – Noda.- 1933
Don Esteban.- Letra de Juan de Kel-Sar sobre original instrumental de Augusto
Berto.- 1920
Don Juan.- Gobbi – Ponzio.- 1912
Don Juan, el taita del barrio.- Ricardo Podestá – Ernesto Ponzio.-
1898?1900?1910?1920?
Duelo criollo.- Lito Bayardo – Rezzano.- 1928
El 13.- Villoldo – Spatola.- 1913
El 14.- Villoldo – Spatola.- 1914
El aguacero.- González Castillo – Cátulo Castillo.- 1931
El bulín de la calle Ayacucho.- Celedonio E. Flores – Servidio.- 1923
El cantor de Buenos Aires.- Cadícamo – Cobián.- 1933
El carrerito.- Vacarezza – De los Hoyos.- 1928
El cencerro.- Lio – Martínez.- 193?
105
El criollito oriental.- Mastra.- 195?
El cuarteador.- Cadícamo.- 1941
El encopao.- Dizeo – Pugliese.- (grab. 1985)
El firulete.- Taboada – Mores.- 1964
El malevo.- María Luisa Carnelli – De Caro.- 1928
El matrero.- Lio – Martínez.- 193?
El metejón.- Chiarello – Goyheneche.- (grab. 1958)
El patio de la morocha.- Castillo-Mores.- 1951
El peluquero.- Mastra.- 1959
El poncho del amor.- Vaccarezza – Statasso.- 1927
El poncho del olvido.- Maroni – Avilés.- 1926
El porteñito.- Villoldo.- 1903
El porteñito (milonga).- Villoldo.- 1903
El rey del cabaret.- Romero – Delfino.- 1923
El rosal de los cerros.- De Cicco – Bonessi.- 1933
El tango de la muerte.- Alberto Novión.- 1922
El torito.- Villoldo.- 190?
El último guapo.- Abel Aznar-Leo Lipesker.- 1958
Farolito viejo.- Riu – Teissere.- 1927
Fiesta criolla.- Cárdenas-Rossi.- 1927
Flor campera.- López – Aguilar.- 1929
Fulana de tal.- Carlos Alberto Podestá – Ceriotti.- 195?
Garabita.- Contursi – Teres.- 1923
Garúa.- Cadícamo – Troilo.- 1943
Golondrinas.- Le Pera – Gardel.- 1934
Gorriones.- Celedonio E. Flores – Pereyra.- 1926
Guapo sin grupo.- Romero-Mérico.- 1930
Imagen campera.- Arena – Lavallén - 1963
Jacinto Chiclana.- Borges – Piazzolla.- 1965
Juan Manuel.- Manzi-Piana.- 1934
Justicia criolla.- Brancatti –Iriarte.- 1926
La biblioteca.- Contursi – Berto.- 1917
La Calesita.- Cátulo Castillo – Mores.- 1953
La canción de Buenos Aires.- Romero – Azucena Maizani/ Cúfaro.- 1931
La fulana.- Alberto Mastra.- 195?
La gayola.- Tagini – Tuegols.- 1927
La guitarrita.- Gabriel “Chula” Clausi – Eduardo Arolas.- 1979
La milonga y yo.- Díaz Velez – Ribero.- 1968
La morocha.- Villoldo – Saborido.- 1905
La musa mistonga.- Celedonio E. Flores – Polito.- 1926
La novia ausente.- Cadícamo – Barbieri.- 1933
La pena del payador.- Escariz – Servidio.- 1930
La que murió en París.- Blomberg-Maciel.- 1930
La última.- Camilloni – Blanco.- 1957
La uruguayita Lucía.- López Barreto.- 1933
Ladrillo.- Caruso-Filiberto.- 1926
Lamento Criollo.- Cárdenas – Rossi.- 1926
Lejos de Buenos Aires.- Rubens – Suárez Villanueva.- 1942
Los disfrazados.- Pacheco-Reinoso.- 1906
Mala entraña.- Celedonio E. Flores – Maciel.- 1927
Mama yo quiero un novio.- Fontaina – Collazo.- 1928
Mandria.- Brancati/ Velich- Rodríguez.- 1927
Mano cruel.- Tagini – Mutarelli.- 1928
Mano Mora.- Lloret – Teisseire.- 1925
Manoblanca.- Manzi – Bassi.- 1939
Manón.- Antonio M. Podestá – De Bassi.- 1933
María Milonga.- (milonga).- Aieta–Cadícamo.- ¿?
106
Marionetas.- Tagini – Guichandut.- 1927
Menta y cedrón.- Arona – Tagini.- 1945
Mi moro.- Castillo – Gardel.- 1950
Mi noche triste.- Contursi – Castriota.- 1917
Mi vieja viola.- Humberto Correa.- 1950
Milonga del 900.- Manzi – Piana.- 1933
Milonga del trovador.- Ferrer-Piazzolla.- 1981
Milonga en rojo.- González Castillo – Demare/ Fugazot.- 1942
Milonga fina.- Celedonio E. Flores – Servidio.- 1924
Milonga triste.- Manzi – Piana.- 1936
Milonguera.- José María Aguilar.- 1929
Milonguita.- Linning – Delfino.- 1920
Miriñaque.- Alberto Mastra.- 1947
Mis harapos.- Jorge Luque Lobos.- 1918
Mocosita.- Soliño – Matos Rodríguez.- 1926
Monedas de poeta.- Manzi – Mora.- s.f.
Muñeca de carne.- Guido – Capone.- 1927
Muñequita de lujo.- Córdoba – Delfino.- 1921
Naipe marcado.- A. Greco.- 1933
Negra María.- Manzi – Demare.- 1942
Nido Gaucho.- Marcó – Di Sarli.- 1942
Nobleza de arrabal.- Manzi – Canaro - 1946
Nogoyá.- Juan Maglio.- 1915
Ojos maulas.- Roldán-Bernstein.- 1931
Olvidao.- Cadícamo – Barbieri.- 1925
Oro muerto.- Navarrine – Raggi.- 1926
Otario que andás penando.- Vacarezza – Delfino.- 1931
Pa’l cambalache.- María Luisa Carnelli – Rossi.- 1929
Pa’ mí es igual.- Cadícamo – Irusta/ Fugazot.- 1932
Pa qué más.- Supparo – Ceglie.- 1926
Pampero.- Bianchi – Fresedo.- 1948
Pan comido – Dizeo – Gómez - 1926
Para vos hermano tango.- Edmundo Rivero – Batistella.- 1950-1953
Patio mío.- Cátulo Castillo – Troilo.- 1951
Patoteros.- Soliño – Mondino.- 192?
Perdoná si no vuelvo.- Pesce – Ginzo.- 1935
Pobre corazoncito.- Numa Córdoba – Greco.- 1922
Por la luz que me alumbra.- Oviedo – Tarantino s.f.
Por qué canto así.- Celedonio E. Flores – Razzano.- 1961
Por seguidora y por fiel.- Celedonio E. Flores – Brignolo.- 1930
Primera agua.- María Luisa Carnelli/ De Caro.- 1928
Qué querés con esa cara.- Contursi – Arolas.- 1915
Quién tuviera 18 años.- Barbieri.- 1931
Recordando.- Manzi-Troilo.- 1948
Recuerdo malevo.- Lepera – Gardel.- 1932
Refucilos.- Micaela Sastre – O.Moreno.- 1928
Rosa Morena (abuelita Dominga).- Blomberg – Maciel.- 1942
San José de Flores.- Acquarone – Gaudino.- 1936
Se han sentado las carretas.- Cadícamo – Bardi.- 1934
Sentencia.- Celedonio E. Flores – Pedro Maffia.- 1923
Sentimiento Gaucho.- Caruso – F. y R. Canaro.- 1924
Silbando.- González Castillo – Castillo/Piana.- 1923
Sonsa.- Emilio Fresedo/ De los Hoyos.- 1925
Soy tremendo.- Villoldo.- 1910
Soy una fiera.- Francisco Martino.- 1926
Sur.- Manzi – Troilo.- 1947
Talán – talán.- Vacarezza – Delfino.- 1924
107
Tango argentino.- Bigeschi – Maglio.- ¿?
Tapera.- Manzi – Gutiérrez.- 1947
Te doy lo que tengo.- Contursi – Scatasso.- 1926
Temblando.- Márquez – Acuña.- 1933
Tenemos que abrirnos.- Irusta – Alberto Hilarión Acuña.- 1933
Tomo y obligo.- Romero – Gardel.- 1931
Trago amargo.- Navarrine – Iriarte.- 1925
Trapo viejo.- Tagle Lara – Magaldi/Noda.- 1926
Traicionera.- Garrospe – Ghirlanda.- 1928
Trenzas.- H. Expósito - Pontier.- 1944
Tres esquinas.- Guichandut – Dames.- 192?
Triste paica.- Manzi-Pecchi.- 1929
Tu pálido final.- Roldán – De Marco.- 1947
Un baile a beneficio.- Fernández – Caviello.- 1950
Un bailongo (milonga) .- José Ricardo.- 1922
Un tango para Esthercita.- Alberto Mastra.- 195?
Una lágrima tuya.- Manzi – Mores.- 1949
Vamos, vamos, zaino viejo.- Vázquez – Tell.- 1956
Ventanita de arrabal.- Contursi – Scatasso.- 1927
Ventanita florida.- Delfino – Amadori.- 1932
Vieja recova.- Cadícamo – Sciamarella.- 1930
Viejo gaucho.- Mario Canaro.- 1930
Viejo rincón.- Cayol – De los Hoyos.- 1925
Viejo smoking.- Celedonio E. Flores – Barbieri.- 1930
Ya no cantas chingolo.- Bianchi – Scatasso.- 1928
Ya pa’ qué.- Supparo – Idiarte.- 1926
Yuyo verde.- H.Expósito – D. Federico.- 1944
Zaraza.- Benjamín Tagle Lara.- 1929
De todos modos, téngase en cuenta que quedan afuera de esta lista muchos otros
tangos como por ejemplo “Caminito” de Coria Peñaloza y Filiberto, 1926, que es
una de las más queridas estampas camperas del repertorio tanguero, “Murmuyos”
de los orientales Juan Carlos Patrón y Froilán Aguilar, 1930, o “La Pastora” del
también oriental José Rótulo y Alfredo De Angelis, 1947 – testimonio de que ya
entrada la década de 1940 las orquestas típicas conservaban temas “camperos”.
108
El aguacero
El cantor de Buenos Aires
El carrerito
La guitarrita
Menta y cedrón
Nogoyá
Ojos maulas
Pa’ qué más
Perdoná si no vuelvo
Refucilos
Tapera
109
Evidentemente los primeros tangos “dichosos”, los de Villoldo típicamente (inscritos
habitualmente como tangos criollos), estaban muy cargados de esa terminología,
aunque asociados a un escenario aparentemente más ingenuo –aunque era el del
tango orillero y prostibulario - en que las chinas bailaban más, no aspiraban a lujos
y traicionaban menos. Pero los términos se encuentran en igual medida hasta fines
de la década del 20, en letras de corte más sentimental y dramático, y ya en las
décadas del 40 y 50 con mirada retrospectiva y nostálgica. Desde ese tiempo y
desde este, la nostalgia del suburbio original y la de la vida anterior en el campo
pasa a ser la misma- No quiero dejar de señalar la presencia frecuente de muchos
poetas y músicos orientales en estos tangos y milongas ciudadanas en particular.
Quizás el tránsito del tango fuera del Río de la Plata, en particular con Gardel, tanto
en presentaciones en centros nocturnos como en el cine, contribuyó a mezclar los
prototipos del gaucho y el compadre: la preferencia de las francesas y rubias de
New York parecía no querer renunciar al cantor guitarrero vestido de gaucho.
Los letristas y escritores que incorporaban este lenguaje y esta sensibilidad en sus
obras podrían hacerlo a propósito -a pedido por ejemplo- o en forma más o menos
inconsciente, pero de cualquier manera la persistencia sugiere una asimilación de
los objetos y valores en la preferencia de público y escritores por igual.
Interesa aquí deslindar los campos de lo que podría ser un vocabulario netamente
gauchesco, o lo que es el vocabulario propio del lunfardo, de lo que con más
propiedad se denomina “habla popular”, que adopta términos de distintas fuentes,
incluyendo esas dos, y termina disfrazando el origen en un único uso.
[…]
110
La llamada “jerga arrabalera” es el lenguaje criollo mezclado con el lenguaje
gauchesco y se diferencia del “lunfardo” […] Lo que sucede en realidad es
que a la “jerga arrabalera” ingresan lunfardismos cuya significación se ha
popularizado, perdiendo su carácter secreto. Es el lenguaje de muchos
tangos y canciones.
[…]
El hombre del arrabal, admirador del gaucho, por sus payadores de almacén,
sus letristas de tango y sus poetas, cuentistas y saineteros dialectales,
prosigue lo por aquel comenzado. “El idioma de los argentinos” lo llama
Jorge Luis Borges: No es, empero, un idioma argentino, no pertenece a todo
el país. Es un dialecto de Buenos Aires y de otros pueblos y ciudades con él
en contacto
Podríamos agregar otras formas como “pa’” por para; los apócopes como en
“m’hijo”, las terminaciones en “ao” en vez de “ado” (enojao, amurao), “dotor” por
“doctor”, etc.
El mayor mérito de la [literatura] gauchesca fue poner sobre las páginas una
muy cercana aproximación al habla corriente del hombre de campo, con su
sintaxis, su léxico, sus modismos, sus figuras y, aun, con una escritura que
tuvo la osadía de tratar de reproducir los sonidos, la pronunciación
correspondiente, cosa a la que a veces se aproximó pero que rara vez logró
el tango.
lo que reafirma que el tango es una especie más híbrida, pero que conserva en ese
aspecto como en otros sus lazos con la gauchesca.
111
Berti aporta un punto de vista de Borges sobre el lenguaje que resulta una
advertencia que vale la pena tener en cuenta, en cuanto a que algunos términos se
vuelven autoconscientes en un repertorio poético o letrístico, y no necesariamente
reflejan fielmente el uso popular. Sería interesante ponderar cuánto hay del habla
popular real y cuánto de la libresca en nuestro imaginario. Dice Berti:
Un reparo frecuente que Borges le hacía a Piazzolla era acerca de los títulos
de sus composiciones. "Sus títulos no son títulos de tango. 'Lunfardo', por
ejemplo" (Entrevistas de Osvaldo Ferrari a Jorge Luis Borges). Lo que Borges
parecía estar señalando era que el tango deja de serlo en cuanto recurre a
un uso autoconciente de su propia simbología. Es el mismo argumento que
aparece en "El escritor argentino y la tradición", cuando observa que en El
Corán no hay camellos; es el mismo argumento que emplea para objetar
que en "Don Segundo Sombra" de Ricardo Güiraldes se hable de "gauchos" y
de "pampa" cuando debería hablarse de "paisanos" y de "campo", ya que
sólo alguien extraño al medio en que se desarrolla la novela podría usar ese
primer par de términos. En tal sentido, Borges sigue pensando lo mismo que
escribió en "El idioma de los argentinos"(1928): que los viejos tangos nunca
estvieron repletos de palabras en lunfardo. Borges habrá aplacado con el
tiempo su "italofobia" pero continúa reprochándole al tango su
"internacionalismo esnob" y su "vocabulario fuera de la ley".
Idea Vilariño en su análisis de las letras de tango se refiere a una actitud “delicada”
de la letra que corresponde a una poetización de la lengua popular – que,
acotamos, estaba también presente en la letra de la canción criolla cuyos géneros
eran más propensos a esa “delicadeza”
112
Pero pudo ser también un cuidado de carácter artístico, literario.
Seguramente a esto responde otro carácter: la deliberada asunción de un
lenguaje, de un vocabulario, de una sintaxis y de figuras de dicción que
correspondan al asunto que se canta. Si bien es cierto que cualquier
situación o personaje o sentimiento –y esto a cualquier nivel literario- puede
cantarse en un castellano depurado, lo habitual es que el lenguaje se pliegue
a su asunto. Aclaremos que la elección se hace también, y antes, por
géneros musicales. Cualquiera de estos autores, en caso de escribir un vals,
lo hacen invariablemente y siguiendo la tradición del vals, de manera más
delicada y más “poética”. No recuerdo ningún vals en que tenga cabida un
término lunfardo o “vulgar”
Volviendo a la historia del canto criollo en medio de este ambiente social, nos
interesa en particular el período en el que el payador alterna en las orillas de las
ciudades puerto, y comienzan a modificarse sus hábitos, sus públicos, sus
repertorios musicales.
García Blaya, que identifica la primera etapa del cantor acompañado por guitarras
como la del “cantor nacional” (a la que suceden en su categorización el estribillista,
el cantor de orquesta y el solista consagrado) acentúa el “parentesco indiscutible”
del cantor nacional con el payador. Señala García Blaya que este tipo de cantor
113
convivió durante muchos años con las formaciones orquestales que hacían tango
instrumental, “Eran dos carriles que funcionaban en paralelo”
Ayestarán (citado por Sábato) ubica el origen de esta figura bien temprano
… pero … la sincera y sentida payada visitó los poblados llevada por la fama
de su virtuosidad; cambió la vincha y el chiripá por las ropas del criollo; su
probidad en las ruedas de los sobrios fogones paisanos, fracasó en las de los
mostradores pulperos, donde el veneno tienta en vasos y la muerte en hojas
templadas… Y el payador se fue esfumando en el milonguero; y la payada
ingenua de los fogones pastoriles, único romance de los nativos sanos de
cuerpo y alma, se convirtió en la milonga de los fogones milicos y de los
tugurios ciudadanos. Por eso la milonga es la payada pueblera…” y se pasó
de 6 a 4 versos por estrofa.
Lucci se refiere a cómo para los defensores del criollismo original, este fue un
cambio visto como negativo, citando a Francisco Pi y Suñer en 1934:
No recorre ya las pampas el trovador; acaso veréis aún vagar por las orillas
de los pueblos algún cantor criollo recorriendo las pulperías, pero no es ya el
payador de antes, sino un tipo degenerado, el milonguero, que lleva a todas
partes sus vicios y su haraganería, pendenciero y borracho... De gaucho
errante, (el payador) se ha convertido en artista vestido a la moderna que
recorre los pueblos, cantando en los circos, en los clubes, en los teatros,
haciéndose pagar su arte
y acota Lucci:
114
Rey y Guido historian así este tránsito
[…]
[…]
[…]
La procedencia ciudadana de los payadores [los que salían de gira con los
circos] se aprecia en el lenguaje que se va matizando con giros vulgares, de
la jerga arrabalera y extranjerismos. La primitiva espontaneidad es
transformada por el oficio, las ideas y los temas tienen una elaboración
previa. La música, para facilitar el canto, va cambiando paulatinamente el
acompañamiento “por cifra” por otro más sencillo que responde a la fórmula
de la milonga.
[…]
115
tradiciones gauchas, tuvieron su época de auge entre 1890 y 1915. En esta
última fecha muere Betinoti y al año siguiente Ezeiza y Trejo…
[…]
Las barriadas, los cafés, las peñas, eran los escenarios donde se
presentaban los payadores […] La profesionalización del payador se acentúa
en la medida en que es requerido por los escenarios teatrales importantes
del centro de la ciudad y luego, por la radio. Mientras tanto, sus
improvisaciones se arraigan y divulgan con singularidad intensidad por la
circunstancia de transcribirse taquigráficamente y publicarse en folletos,
revistas populares, hojas sueltas, además de las muchas que fueron
registradas por Lehmann-Nitsche en 1905 en cilindros de cera, y las que
posteriormente fueron grabadas en discos fonográficos.
116
y botines de elástico, y ostentaban moños voladores o corbata. Ni para
presentarse en el interior se disfrazaban de gauchos. Legaban el posible
ridículo a los cantores de tango que viajarían a París y a los folkloristas de
épocas posteriores.
[...]
El moreno Gabino Ezeiza nació en 1858 en San Telmo [...] A sus reflejos de
repentista invencible, Gabino sumó otros méritos y hazañas: ubicó al
payador en un lugar privilegiado en la cultura rioplatense, ganándole la
categoría de artista y conquistanto nuevos espacios culturales y nuevos
públicos. Era sagaz, ingenioso, cortés, comedido e inspiraba un respeto que
se imponía a todo el mundo incluso a sus rivales. Persiguió la excelencia
profesional [...], fue el primero en payar en son de milonga, e impuso
modales y un modo de vestir, acordes con su propia naturaleza y los nuevos
públicos oganados por la payada. [...] Contratado por el circo Podestá Scotti
en 1888, fue asimismo el pionero de la actuación de los repentistas en los
circos, con categoría de atracción, no de relleno.
[...]
[...]
Pero entre esta pléyade de cantores, el que estuvo más cerca de alcanzar la
fama de Gabino, aunque no por su genio, es José Betinoti.
Betinoti nació en Buenos Aires en 1878 [...] Tras un encuentro con Gabino
Ezeiza, Betinoti se convirtió en su seguidor. Pero no era especialmente
ducho para el canto de contrapunto. Prefería cantar solo, generalmente
milongas, estilos, cifras y valses sentimentales de un repertorio
memorizado. Escribió los exitosos versos de “Pobre mi madre querida” (que
adosó a la música de una tonada cuyana en boga) “Como quiere la madre a
117
sus hijos”, “Tu diagnóstico”, que ganaron fama. A Almafuerte le gustaba
escucharlo. [...] Homero Manzi y Hugo del Carril [...] se asociaron para
filmar en 1948 “Pobre mi madre Querida” y en 1950 “El último payador”,
sendos e inexactos melodramas que acuñaron un patético Betinoti en el
imaginario popular.”
En otro orden, es interesante anotar lo que dice Vicente Rossi con respecto a que
tanto en el baile como en la payada descollaban los negros, aporte que es posible
sospechar que haya sido soslayado por algunos autores.
Hay que tener presente [...] que la mayoría de los payadores urbanos se
habían hecho en la ciudad, con un sentido “imitativo” de lo gauchesco. Eran
poetas que reelaboraban temas y, en las payadas, demostraban a veces una
notable cultura libresca. Podría decirse que era un arte nacido en el deslinde
de la ciudad con el campo. No descuidaban el canto, y, cada vez más,
tendían a un perfeccionamiento como intérpretes.
[...]
118
hizo popular con unas estrofas, de las cuales sólo ha sobrevivido [??] el
primer verso: “Pobre mi Madre querida” […] El triste Betinoti era muy
mediocre versificador. Pero tuvo la virtud de empalmar la tradición,
encarnándola en un nuevo tipo: el payador de origen italiano.
Di Santo afirma “Por más de dos décadas [de Nava] fue el mejor cantor
criollo del Río de la Plata, compartiendo desde sus comienzos hasta 1916,
diversidad de escenarios con todos los payadores y realizando
improvisaciones de circunstancias y saludos con Ezeiza, Cazón, Madriaga y
en su ocaso con Caggiano”
Cantor y actor, al mismo tiempo, era poseedor de soberbia voz y prestancia,
que le llevaron a ese gran éxito. Su tema más famoso fue el Carretero, del
que grabó miles de cilindros para gramófonos.
119
“Tengo mucho que agradecerte. Que te hayas acordado de este pobre viejo
y que hayas sacao este mancarroncito criollo que estaba enterrado en el
potrero del olvido, para que estas nuevas generciones se den cuenta lo que
es el olor a pasto y a fogón, hermano”.
Cédar Viglietti dice así de esa canción, preferida por Gardel: “bellísima canción
extraída de criolla y popular ascendencia […] hermosa melodía que sobrevivió al
oído”
Uno de los cambios que se perciben entre el payador original y el nuevo cantor de
la ciudad es que estos empiezan a tener un repertorio fijo y a cantar mejor
Selles y Pesce ubican al cantor Ignacio Corsini como el “verdadero ejemplo del paso
del payador al cantor ciudadano” – véase cómo uno de los elementos de ese paso
es la consolidación de un repertorio por medio de su repetición e impresión, a
diferencia del repentista e improvisado del payador original:
Cuando Corsini toma contacto con ellos, los payadores están ya, podría
decirse en la etapa del cantor. Muchos de ellos han abandonado la payada y
la improvisación y se han dedicado a repetir algunas de sus creaciones.
Hasta imprimen libros y folletos con sus composiciones. Es decir, ahora
hasta las escriben. Betinoti repite en todo lugar en que se presenta “Pobre
mi madre querida”. Gabino Ezeiza no deja de cantar su “Heroico Paysandú”.
Arturo de Nava es requerido para que cante “El carretero”. Dada esta nueva
orientación, el payador ya no puede conquistar al público sólo con sus versos
repentistas, ahora debe tener el atractivo de su canto, de su voz. Tomando
los mismos ejemplos, Gabino, como cantor, no podía resultar más agradable
que Betinoti o que Navas, que en este sentido lo superaban. En todo caso,
para una apreciación definitiva del artista, habría que saber qué atractivo
tenía la presencia del moreno o cómo se imponía su figura aureolada casi de
leyenda.
120
Corsini, sobre quien volveremos más adelante, es un cantor paradigmático en este
marco, con paralelos inevitables con Gardel, con quien compartió repertorio,
compitió amistosamente y a quien sobrevivió. Corsini cantó muchos de los nuevos
tangos (algunos los grabó antes que Gardel) pero no dejó nunca de cantar su
repertorio más criollo, que su audiencia prefería. Es suya `por ejemplo la versión
más conocida del vals “La pulpera de Santa Lucía” de Blomberg y Maciel.
Según Borges, el refrenamiento de la velocidad del tango —el paso del dos
por cuatro al cuatro por ocho— y las letras lloronas inauguradas por Contursi
afeminaron el tango. Yo no diría exactamente lo mismo; diría que lo
desenvalentonaron y también diría que lo desarrufianaron. Aquellos
compadritos cantados por Villoldo en compás de dos por cuatro eran
rufiancitos, de hecho o de deseo, para quienes la mujer constituía un bien de
renta. De aquellos compadritos villoldeanos son hijos los protagonistas de
Contursi; pero ya están influidos por los payadores —sobre todo por ese
payador de apellido gringo, Betinoti— y también por el entrerriano Carriego.
En el corazón de esos mozos comienza a caber ahora la piedad, a la que
Betinoti y Carriego habían convocado.
[…]
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No parece que los payadores hayan demostrado un especial interés por el
tango. Sí, en cambio, por el vals criollo. Algunos payadores llegaron,
inclusive, a componer valses muy popularizados, como los de Betinoti. Sobre
los payadores, el tango y el vals hemos formulada una consulta a León
Benarós, quien nos ha respondido con la página siguiente:
Sobre lo que da tema a este estudio, es decir los nexos entre el payador y el cantor
de tango, vale la pena, para ver el estado actual de opinión, echar un vistazo a un
foro de discusión en Internet “Influencia de los payadores en el tango:
http://www.clubdetango.com.ar/forosn/topic.asp?TOPIC_ID=293
Para finalizar esta sección, reproducimos la letra de “El adiós de Gabino Ezeiza”,
una milonga de Blomberg y Maciel, compuesta en 1933, que homenajea al más
emblemático de los payadores urbanos:
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recogió en sus melodías,
el recuerdo de otros días
que jamás han de volver,
los viejos cantos de ayer
que fueron las glorias mías.
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