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Collage Pulsante sobre la Biodanza en Organizaciones.

By Laura Del Piano

Biodanza apunta hacia lo organísmico, a la expresión saludable de los potenciales, a la


complejidad de los procesos de regulación en contextos grupales.

Rolando afirmaba que “Un grupo es una matriz de renacimiento”.

Más allá de lo poetico de su expresión, es una invitación a un cambio paradigmático en el proceso


de conocer.

Ya en sus primeros textos Rolando nos traía la categoría: progresividad, para que la ampliación de
los límites personales, en el contexto, pueda ser asumida por los participantes. Aparece así otra
categoría imprescindible: contextualización.

La expresión de la complejidad en el contexto grupal abarca el flujo continuo de información y la


necesidad de procesar pensamientos, sentimientos y emociones.

La racionalidad comprendida dentro de la complejidad es una de las más importantes expresiones


biológicas de la vida hecha individualidad que permite la sobrevivencia, la convivencia humana.

Biodanza potencia el flujo de retroalimentación de lo biológico a lo cultural.

La vivencia a la que nos invita la Biodanza requiere ser comprendida en el ámbito de esta
complejidad.

En las investigaciones del último siglo avanzamos en múltiples direcciones: acerca de la posibilidad
de conocer, de la vivencia, de los diversos modos del ser humano de estar, actuar, vivir en una
comunidad, estudiar en una escuela, trabajar en una oficina, caminar por las calles, disfrutar de la
plaza, estar en pareja, vivir con los hijos.

Muchos paradigmas científicos se han transformado en civilizatorios. Podemos decir que no hay
vivencia antropomórfica, vivimos dentro de paradigmas.

Habitamos una organización de la vida social que muchas veces no favorece la emergencia de la
singularidad. Por ello es interesante poder abordar la vida social en sus distintas manifestaciones:
reelaborando (las instituciones educativas, la salud, los movimientos sociales, el trabajo, etc.)

Rolando nos regaló fundamentos preciosos, profundos. Biodanza es un sistema de conocimiento, y


en todo sistema hay espacios vacíos y la posibilidad de reelaborar.

Llevar biodanza a los distintos ámbitos requiere contextualizar e ir progresivamente llevando el


mensaje.

Cuál es el mensaje que la organización busca?

En la actualidad las organizaciones ya van entendiendo que se puede proveer de calidad humana
a los vínculos de sus miembros para potenciar la producción.

Una primer mirada nos permitirá comprender que en general existe una constante de dos variables:
1- Orientación hacia la tarea (coordenada kartesiana). 2- Orientación hacia las relaciones.

Es necesario conocer sobre dinámicas grupales para quienes trabajan en organizaciones.


Durante varias décadas (60 a 80) se utilizó la dinámica de grupo en la selección de personal y ya
luego en el desarrollo de los grupos de trabajo (a partir de los 90).

Surgió en este devenir una cuestión ética: es una expresión autentica del ser humano? Es una
cuestión de este grupo o de la organización?

Quizá la respuesta emerge natural al abordar “el desarrollo de los profesionales en su trabajo”.

El Grupo es un factor básico que viene evolucionando. La cuestión de la tarea y de las relaciones
se viene manteniendo, pero a partir de la década de los 70 al 80 surge una tercera variable: la
situación.

Hoy empezamos a entender la importancia de ver a la organización como un proceso constante de


aprendizaje y desarrollo, al evaluar, diseñar, abastecer, etc…

Salimos de la estructura fija para entrar en estructuras variables: la complejidad del mundo
organizacional.

Se precisa que todos los miembros de una organización, de un modo fractal, comprendan lo
estratégico de la organización.

Toda organización tiene un potencial y experiencia acumulada que es muy importante reconocer, y
rescatar para utilizar en el proceso de desarrollo aprendizaje.

Algunas veces la organización es permeable a la inserción del facilitador y otras no. Solo en el
primer caso se podrá iniciar ese proceso. Y, esto puede durar varios años, incluso.

Cada organización es un mundo, es preciso poder entrar, convivir para saber y acompañar lo que
sucede, para hacer el recorrido en este proceso de integración.

El facilitador no es un observador: vivencia la vida de la organización. Su participación es etno


vivencial, para aprehender de su cultura en sus aspectos más sutiles, profundos, en sus aspectos
más evidentes; las intuiciones y sensaciones del facilitador son particularmente relevantes.

Los facilitadores deben poder reconocer cómo se ejerce el poder en la organización, los sistemas
de incentivos y los objetivos individuales, los valores, las normas; quién decide, quién tiene el
dinero, quién planea y quién es el propietario; cómo se fluye dentro de la organización.

Es decir qué precisan tener o ir adquiriendo un conjunto de conocimientos, un lenguaje,


experiencias de aquel campo de actuación: sobre planeamiento, salud, sindicatos, etc, para poder
contextualizar.

Lo más importante que se lleva a la organización es el mismo facilitador, su bagaje.

Muchas veces imaginamos que es la Biodanza, pero lo decisivo es el facilitador. Su persona, su


presencia, su modo de percibir, de invitar, de convivir.

Es él quien desarrolla la posibilidad de participar: estar con los otros para construir “algo” juntos.
Todos pueden lograrlo, a su tiempo.

Una organización está viva, aprende: estudia, estimula, no solo evalúa, problematiza, entiende y
busca información y opciones.

El facilitador con su “visión biocéntrica” puede captar qué caminos son posibles e invitar a
transitarlos en el lenguaje de la organización.
El facilitador potencia los liderazgos emergentes, los transitorios y muchas veces duraderos, al
generar espacios de participación: pensamos juntos, evaluamos juntos, diseñamos juntos.

Este es un proceso que se centra en reforzar la identidad grupal. El trabajo con los otros, los roles
y los niveles, se actualiza en ese proceso de integración.

La afectividad organizacional requiere participación, desarrollo del sujeto individual,


compromiso de cocrear la organización en su día a día con los otros.

Trabajar la afectividad implica desarrollar la participación. Ahí se potencia el sujeto individual. No


hay límites en la medida que funcionen los procesos de auto-regulación dentro de los grupos.

Al decir progresividad referimos a cuáles son los ejercicios de biodanza que pueden potencializar la
afectividad en la organización. Al principio no son sesiones completas, sino algunos ejercicios. El
facilitador encontrará el momento de una sesión completa.

El Ser humano es precioso, hay que cuidarlo. Para hacerlo el facilitador debe tener en cuenta el
contexto (la situación) al entrar y trabajar en una organización. Es diferente del trabajo de grupo
semanal, de una maratona.

En las organizaciones es muy importante hacer énfasis en el proceso, no en el procedimiento.

El proceso no se administra con los procedimientos, sino con el modo de ser-estar del facilitador.

Con afectividad se abre la participación y la participación incluye la afectividad.

Se vive el proceso incluyendo todo lo que sucede. Necesariamente van a surgir conflictos, y los
faciltadores de biodanza no elaboran el conflicto. Hay un campo inmenso de posibilidades de lidiar
con lo que surja desde lo positivo y esto produce una inversión epistemológica en la forma de
convivir.

Toda cultura contiene un potencial de transformación. La afectividad posibilita que aflore y se


muestren con mucha más precisión que cualquier diagnóstico y más allá de las encuentas de
clima.

Lo más importante es la lectura del facilitador: la situación, la cultura, los liderados, los líderes, las
posibilidades, las oportunidades.

Y, que su tarea cuide, en todo momento, la construcción de sentido: para qué hacemos esto?

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