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Resumen fallo Merck Química Argentina c.

Nación Argentina
FALLO COMPLETO: AQUÍ
31/12/1945

Hechos

Poco antes de finalizar la 2ª Guerra Mundial, la República Argentina declaró formalmente la guerra a las
potencias del Eje Berlín-Tokio. Como consecuencia de ello el Poder Ejecutivo de facto dictó diversos decretos
leyes para vigilar, incautar y disponer de bienes de la “propiedad enemiga” radicados en el país, soslayando
los procedimientos judiciales ordinarios y por aplicación de la teoría de los poderes de guerra.

Según el Gobierno nacional, tales poderes eran discrecionales y, por consiguiente, no estaban sujetos al
control judicial.

En el caso de la actora, se trataba de una importante empresa química, de origen alemán, radicada en la
Argentina que al recurrir a la Justicia por lo que entendía una flagrante violación de la Constitución y los
tratados a los que había adherido la República, conculcando principalmente el derecho de propiedad y la
garantía de defensa en juicio, obtuvo el fallo adverso de la Cámara Federal de la Capital por lo que apeló al
extraordinario.

Sumarios

1 – No cabe discutir la existencia y preexistencia de los poderes de guerra, por cuanto los principios rectores de
que están informados en mira a la salvaguardia de la integridad e independencia nacional o salud y bienestar
económico-social que significan uno de los objetos primarios de toda sociedad civil, son forzosamente
anteriores y, llegado el caso, aun superiores a la propia Constitución confiada a la defensa de los ciudadanos
argentinos —art. 21— y cuya supervivencia futura con más la supervivencia y plenitud de todos los beneficios
que ella acuerde o protege, queda subordinado a las alternativas del estado de guerra defensiva al cual el país
puede encontrarse abocado en cualquier momento.

3 – Los principios humanos que inspiran la Constitución no pueden ser invocados para buscar amparo contra
las medidas de guerra, porque aquéllos no pueden convertirse en instrumentos de derrota o desmembración
interior y desaparición como entidad soberana.

5 – Los poderes de guerra incluyen el derecho de secuestrar y confiscar toda propiedad de un enemigo y
disponer de ella a voluntad del captor.

6 – Si bien el orden interno se regula normalmente por las disposiciones constitucionales y por lo tanto,
manteniéndose en estado de paz, ningún tratado podría serle opuesto si no estuviese en conformidad con los
principios de derecho público establecidos en esta Constitución —art. 27—, y, por ello, en tanto se trate de
mantener la paz o afianzar el comercio con las potencias extranjeras, la República se conduce dentro de las
orientaciones de la teoría “dualista”, cuando se penetra en el terreno de la guerra en causa propia —
eventualidad no incluida y extraña a las reglas del art. 27— la cuestión se aparta de aquellos principios y
coloca a la República en el trance de cumplir los tratados internacionales con todo el rigorismo de que puedan
estar animados, y, si por la fuerza de las circunstancias cambiantes, ha suscripto tratados que puedan oponerse
en ciertos puntos concernientes a la guerra con otros celebrados con anterioridad, los de última fecha han
suspendido o denunciado implícitamente a los primeros..

8 – El Estado puede incautarse de los bienes enemigos aun cuando realmente no hayan existido en los hechos
actos de hostilidad efectiva.

9 – El estado de guerra subsiste mientras no se suscriba el tratado de paz, aun cuando medie rendición
incondicional del enemigo.

10 – El Poder Judicial no puede resolver sobre las necesidades impuestas por la guerra, los medios escogidos y
la oportunidad en que pudieron o debieron emplearse, todo lo cual queda librado a los poderes que dirigen la
guerra.

11 – No obstante la terminología del art. 27 de la Constitución que evidentemente no aparece como rigiendo
para el estado de guerra, todo derecho o garantía individual reconocida a los extranjeros incluidos en la
categoría de beligerantes activos o pasivos, cede tanto a la suprema seguridad de la Nación como a las
estipulaciones concertadas con los países aliados a la República.

12 – En lo atinente al agravio relativo a que se haya dispuesto de los bienes de la recurrente después de la
cesación de las hostilidades a causa de la rendición lograda, independientemente de la obligatoriedad de
proceder así por imperio de los tratados ratificados por el Gobierno Nacional, esa circunstancia no es bastante
por sí sola para ser atendible, en razón de que jurídicamente el estado de guerra subsiste al no haberse firmado
la paz.
Martin & Cía. Ltda. c/ Administración General de Puertos
 Resumen de fallo: 
 Martin & Cía. Ltda. c/ Administración General de Puertos
 Sentenciado por la CSJN el 6 de noviembre de 1963

Antecedentes del caso:


La actora (demandante), Yerbatera Martin, importa en el año 1955 productos provenientes de
Brasil.

Al arribar estos productos al puerto de Rosario se encuentra con que tiene que pagar una
“sobretasa” impositiva, por la introducción de los mismos, en concepto de eslingaje, guincho y
almacenaje, en virtud establecido por el estado argentino en el decreto ley 6575/58.

Este decreto- ley 6575/58 modificaba un tratado de Comercio y Navegación entre Argentina y
Brasil firmado en el año 1940, que eximía del pago de estas sobretasas impositivas.

La Yerbatera Martin paga la sobretasa, e inicia una demanda solicitando a la


Administración General de Puertos, que le “devuelva” lo que a criterio de la empresa
Martin había pagado de más.

En el fallo de primera instancia y luego en  la Cámara de Apelaciones le dan la razón a la


empresa Martin, sosteniendo que según el Artículo 31 de la Constitución Nacional, los tratados
son ley suprema de la Nación y que la voluntad de las partes en el tratado debe ser respetada
sobre las disposiciones contenidas en un decreto posterior.

Decisión de la Corte.
Rechaza el planteo de la empresa Martin, en amparo de los siguientes fundamentos. Dice
nuestro máximo Tribunal que:
 
-       “Ni el Artículo 31 ni el Artículo 100 de la Constitución Nacional (ahora Artículo116)  atribuyen
prelación o superioridad a los tratados con las potencias extranjeras respecto de las leyes
válidamente dictadas por el Congreso de la Nación. Ambos -leyes y tratados- son igualmente
calificados como "ley suprema de la Nación", y no existe fundamento normativo para acordar
prioridad de rango a ninguno”.

  -  Que siendo leyes y tratados iguales en el ordenamiento jurídico, rige el principio de que los
posteriores derogan a los anteriores. También así lo sientan la doctrina y la jurisprudencia
norteamericanas.

-       Que resultando el decreto-ley 6575/58 posterior al tratado internacional, cuyos contenidos      


modifica, corresponde su aplicación. 
Ekmekdjian c/ Sofovich
EKMEKDJIAN c/ SOFOVICH

El sábado 11 de junio de 1988 el señor Dalmiro Sáenz, en el programa televisivo de Gerardo Sofovich,
expresó todo un largo discurso con palabras verdaderamente ofesívas, irrespetuosas y blasfemas sobre
Jesucristo y la Virgen María. Miguel Ekmekdjian al sentirse profundamente lesionado en sus sentimientos
religiosos por las frases de Sáenz, interpuso una acción de amparo dirigida al conductor del ciclo televisivo
para que en el mismo programa diera lectura a una carta documento que contestaba a los supuestos
agravios vertidos por Sáenz. Ante la negativa del conductor del programa a leer la carta documento,
Ekmekdjian inició un juicio de amparo fundado en el derecho a réplica basándose para ello en el Art. 33
de la Constitución Nacional y en el Art. 14 del Pacto de San José de Costa Rica.

El juez de primera instancia rechazó la demanda con los mismos argumentos empleados por la Corte
Suprema al resolver en la causa Ekmekdjian c/ Neustad, “no tiene derecho a réplica por no haber mediado
una afectación a la personalidad”. “el derecho a réplica no puede considerarse derecho positivo interno
porque no ha sido aún reglamentado”. La cámara de Apelaciones resolvió en este mismo sentido. Como
consecuencia el actor dedujo recurso extraordinario ante la Cámara el cual no fue concedido, esto motivó
la queja por denegación del recurso ante la Corte Suprema.

La Corte hace lugar a la queja declarando procedente el recurso extraordinario, entendió que debía
pronunciarse por tratarse de una cuestión federal en cuanto se cuestionaban cláusulas de la Constitución
Nacional y del Pacto de San José de Costa Rica.
Deja establecido que el derecho a réplica integra nuestro ordenamiento jurídico, sobre este punto la Corte
resuelve de manera opuesta a como lo había hecho años atrás en la causa Ekmekdjian c/ Neustad.
Interpretó que al expresar el Pacto de San José de Costa Rica, Art. 14, “en las condiciones que establece la
ley” se refiere a cuestiones tales como el espacio en que se debe responder o en qué lapso de tiempo puede
ejercerse el derecho, y no como se consideró en el caso antes mencionado, en el que el a quo interpretó
que esa frase se refería a la necesidad de que se dictara una ley que estableciera que el derecho de réplica
fuera considerado derecho positivo interno.
Por lo tanto, el derecho a réplica existe e integra nuestro ordenamiento jurídico, sin necesidad que se dicte
ley alguna.
Para ello la Corte se basó en el Art. 31 de la C.N. y en lo establecido por la Convención de Viena sobre el
derecho de los tratados, donde se confiere primacía al derecho internacional sobre el derecho interno.
Consideró la Corte que el actor estaba legitimado para actuar por verse afectado profundamente en sus
sentimientos religiosos, el Sr. Dalmiro Sáenz interfirió en el ámbito privado del Sr. Ekmekdjian
conmoviendo sus convicciones más profundas, lo que implica un verdadero agravio a un derecho
subjetivo.
En consecuencia la Corte resolvió hacer lugar al derecho a réplica ordenando la aclaración inmediata y
gratuita en el mismo medio, y fue así que se condenó a Gerardo Sofovich a dar lectura a la carta
documento en la primera de las audiciones que conduzca.
Los Dres. Petracchi, Moliné O´connor, Levene y Belluscio, hacen lugar a la queja, declaran admisible el
recurso y confirman la sentencia apelada.

Se implementa el derecho a réplica sin una ley que lo autorice. Se evitan abusos de la libertad de
expresión. Se reconoce prioridad al derecho internacional sobre el derecho interno. Se establece que las
garantías individuales existen y protegen a los individuos.
Fibraca Constructora SCA vs. La comisión técnica mixta de Salto Grande
CS, 07/07/1993 -Fallos T. 316, P. 1669.
Fallo de la corte suprema: Buenos Aires, 7 de julio de 1993.
Vistos los autos: "Recurso de hecho deducido por la actora en la causa Fibraca Constructora S. C. A. c/ La
comisión técnica mixta de Salto Grande", para decidir sobre su procedencia.
Considerando:
1º) Que contra la decisión del Tribunal Arbitral de Salto Grande que rechazó el recurso extraordinario
deducido por el perito contador, Arturo José Vázquez Ávila, por considerar que sus decisiones son
totalmente independientes de la jurisdicción argentina, como consecuencia de la inmunidad que en esta
materia goza la organización intergubernamental, el apelante dedujo la presentación en examen.
2º) Que en el art. 4º del Acuerdo de Sede, aprobado por la ley 21756, se establece que "La Comisión, sus
bienes, documentos y haberes, en cualquier parte de la República Argentina y en poder de cualquier
persona gozaran de inmunidad contra todo procedimiento judicial o administrativo, excepto en los casos
especiales en que aquélla renuncie expresamente a esa inmunidad". Dicho acuerdo es un tratado en los
términos del artículo 2º, inc 1º, ap. a), de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados; esto
es, un acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y regido por el derecho internacional,
más allá de la denominación particular que las partes le asignaron.
3º) Que la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados -aprobada por ley 19865, ratificada por
el Poder Ejecutivo Nacional el 5 de diciembre de 1972 y en vigor desde el 27 de enero de 1980- es un
tratado internacional, constitucionalmente válido, que en su Art. 27 dispone: "Una parte no podrá invocar
las disposiciones de su derecho interno como justificación del incumplimiento de un tratado". La
necesaria aplicación de este artículo impone a los órganos del Estado Argentino -una vez asegurados los
principios de derecho público constitucionales- asignar primacía a los tratados ante un eventual conflicto
con cualquier norma interna contraria.
Esta conclusión resulta la más acorde a las presentes exigencias de cooperación, armonización e
integración internacionales que la República Argentina ha hecho propias y elimina la eventual
responsabilidad del Estado por los actos de sus órganos internos.
4º) Que la doctrina que emana de Fallos: 305:2150 no resulta aplicable al caso toda vez que, en dicho
precedente, el Tribunal declaró la inconstitucionalidad del art. 4º de la ley 21756 por considerar que
vulneraba el derecho a la jurisdicción amparado por nuestra Constitución Nacional en razón de que, al
momento de los hechos, la organización internacional no contaba con procedimientos apropiados para
dirimir los conflictos.
Por el contrario, en el sub. examine, la obligación que trae aparejada la inmunidad de jurisdicción de
contar con procedimientos convenientes para la solución de las controversias en las cuales sea parte la
organización encuentra adecuada satisfacción en el Tribunal Arbitral creado para tales fines. No puede,
por tanto, alegarse válidamente privación de justicia ya que existe una jurisdicción internacional aceptada
por nuestro país y a la que las partes voluntariamente se sometieron y menos aún, pretender que esta
Corte, sobre la base de las argumentaciones desarrolladas por el recurrente, revise la decisión del Tribunal
Arbitral pues ello entra en contradicción con el espíritu de la norma internacional que ambas partes
acordaron. En efecto, las objeciones del apelante, que sólo están dirigidas a cuestionar la no aplicación de
determinado régimen legal al estimar su remuneración por la tarea pericial desarrollada, no pueden ser
atendidas pues su tratamiento presupone la existencia de una jurisdicción nacional.
5º) Que, en consecuencia, descartada la hipótesis que justificó la solución de Fallos: 305:2150 y no
habiéndose impugnado constitucionalmente ni los tratados constitutivos de la organización
intergubernamental, ni el acuerdo de sede, sólo cabe concluir que la inmunidad de jurisdicción de que
goza la comisión técnica mixta de Salto Grande impide la revisión del laudo por este Tribunal.
Por ello, se desestima la presentación efectuada. Notifíquese y oportunamente archívese.
Tratados Internacionales con Jerarquía Constitucional

Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre

Declaración Universal de Derechos Humanos

Ley 23054 – Convención Americana sobre Derechos Humanos- Pacto de San José de Costa Rica

Ley 23313 – Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales – Civiles y Políticos y su
Protocolo Facultativo

Decreto-Ley 6286/56 – Convención para la Prevención y sanción del Delito de Genocidio

Ley 17722 – Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Racial

Ley 23179 – Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer

Ley 23338 – Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas crueles Inhumanos o Degradantes

Ley 23849 – Convención sobre los Derechos del Niño

Ley 24556 – Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas (Ley 24556 – 1995.
Ley 24820 Jerarquía constitucional 1997)

Ley 24584 – Convención sobre imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de lesa
humanidad. (Ley 24584 1995 - Ley 25778 Otórgase jerarquía constitucional 2003).

Ley 26378 – Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (Ley 26.378 Apruébase la
Convención – 2008 . Ley 27.044 – 2014 - Otórgase jerarquía constitucional a la Convención sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad.)

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