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La Bella y La Bestia

Habia una vez un joven príncipe que era egoísta y malo. Una
noche, escuchó que alguien tocaba a su puerta. Era una
vieja limosnera. Antes de que él pudiera cerrar la puerta, la
mendiga le ofreció una rosa a cambio de una noche de
refugio. El príncipe se rió tan sólo de pensar que a la pobre
limosnera se quedará en el castillo. Pero la anciana le
advirtió que la verdadera belleza no siempre está en el
exterior, sino que puede encontrarse en el interior de una
persona. De repente, la mendiga se convirtió en una bella
hechicera. El príncipe le imploró que lo perdonara, pero era
demasiado tarde. La heccicera ya había visto la clase de
persona que era el Príncipe, y decidió que era necesario
darle una lección. La hechicera convirtió el Príncipe en una
horrible Bestia. Después, descargó un poderoso hechizo
sobre el castillo y todos los que vivían ahí. La rosa que le
había ofrecido estaba encantada, y seguiría fresca hasta que
el Príncipe cumpliera veintiún años. Los pétalos caerían al
paso de los años, pero si lograba aprender a amar y era
correspondido con amor antes de que el último pétalo
cayera, el hechizo se rompería.Si no sería una Bestia para
siempre. Al pasar los años la Bestia se sintió perdido. No
tenía esperanza alguna de que un día se rompiera el terrible
hechizo porque,¿Quién podría amar a una bestia? Bella vivía
en una tranquila aldea con su papá.Ahí todos los días eran
exactamente iguales, pero Bella era muy diferente de los
demás jóvenes, que parecían felices en su pequeño pueblo.
Bella quería explorar castillos y lugares lejanos.Una linda
mañana, Bella fue a la librería por su libro favorito, que se
trataba de un príncipe. Bella ansiaba leerlo de nuevo.Le
gustaban mucho las historias de príncipes, especialmente
las historias en las que una mujer común conocía a un
apuesto príncipe y se enamoraban. Abrió el libro en su parte
preferida y leyó mientras caminaba. De pronto Gastón se
paró frente a ella. Gastón pensaba que Bella era la joven
más hermosa de toda la aldea, y estaba decidido a
convertirla en su esposa.Todas las demás jovencitas
soñaban casarse con Gastón porque era alto, moreno y
apuesto.Pero a bella le parecía grosero. “Hola, bella”, dijo
Gastón, quitándole el libro de las manos. “Este libro no
tiene dibujitos.” Bella negó con la cabeza y le quitó el
libro“Voy a hacerte la mujer más feliz de toda la aldea”, dijo
Gastón. “Te voy a convertir en mi esposa”.Bella volvió a
negar con la cabeza. No podía imaginarse pasar su vida
como esposa de Gastón. “Tengo que regresar de inmediato
a casa”, dijo Bella. Maurice, el papá de Bella, iba a ir a una
feria para mostrar su nuevo invento. En el camino su caballo
Philipe se asustó y escapó. Maurice se quedó solo en el
oscuro bosque, y caminó vacilante en las tinieblas hasta que
encontró un castillo. ¡Toc! ¡Toc! Como nadie respondió,
empujó la puerta para abrirla. Maurice pasó junto a un
candelabro y un reloj. “Ni una palabra,Lumiere”, le dijo
Dindon, el reloj, al candelabro. “Tengo una corazonada”,
replicó Lumiere.Después se dirigió a Maurice, diciéndole:
“¡Bienvenido!” Maurice asustó al principio.Nunca antes
había visto un candelabro ni un reloj que hablaran, pero les
agradeció su amabilidad.Entraron a una enorme habitación
con un cómodo sillón y una acogedora chimenea. Maurice
se estaba sentando en el sillón cuando la puerta se abrió.
“¿Quién eres tú?”,gruñó la Bestia. “No eres bienvenido
aquí”. “Sólo necesito un lugar donde quedarme”,
tartamudeo Maurice. “Te daré un lugar donde quedarte”,
dijo la Bestia, y arrojó a Maurice a un oscuro y frío calabozo.
Al poco rato, Philipe regresó a casa. “¿Dónde está papá?”, le
preguntó Bella. “Debes llevarme con él.” Philipe llevó a
Bella, por el bosque hasta el castillo de la Bestia. Bella
estaba nerviosa, y tocó la puerta.Como nadie respondió,
empujó despacio la puerta para que se abriera. Caminó por
los oscuros pasillos hasta que encontró a su papá. “Oh,
papá”, exclamó Bella, y luego escuchó un terrible rugido.
“¿Quién anda ahí?”, preguntó Bella. “Yo soy el amo de este
castillo”, respondió la Bestia. “Por favor, permita que mi
padre regrese a casa conmigo”, le suplicó Bella. “ Está
enfermo.” “Él es mi prisionero”, contestó la Bestia “¿Dejará
que se vaya si yo me quedo en esu lugar?”, le preguntó
Bella. La Bestia dio un paso hacia la luz. Bella se impresionó
al verlo. “¿Prometes quedarte aquí para siempre?”, le
pregunto a la Bestia. Bella respiró profundamente. “Sí”,
exclamó. Al oír eso la Bestia arrojó fuera a Maurice, antes
de que Bella pudiera siquiera despedirse. Todos en el
castillo murmuraban sobre la hermosa extraña. Hasta la
Bestia deseaba que fuera ella quien finalmente rompiera el
hechizo. La Bestia condujo a Bella a una cómoda habitación.
“Puedes ir a donde gustes”, dijo, “excepto al ala oeste. Está
prohibida”. Cuando la Bestia cerró la puerta, Bella se sentó
en el suelo a llorar. Estaba segura que ahora ninguno de sus
sueños se haría realidad. Alguien tocó suavemente a su
puerta. “Pensé que te agradaría un poco de té”,dijo una
amable tetera, la Señora Potts. Esa noche, Bella bajó de
puntillas las escaleras y encontró a la Señora Potts y a
Lumiere. Le habían preparado un banquete digno de una
princesa. Lumiere y Dindón le mostraron el resto del
castillo, pero Bella se les escabulló para explorarlo sola.
Caminando por los pasillos, se topó con el ala prohibida del
castillo. Ahí encontró una sola rosa roja, que parecía
mágica. Justo cuando estaba a punto de tocarla, la Bestia le
gritó: “ ¡Te advertí que nunca entrarás aquí!” Bella se
asustó. No podía quedarse en el castillo con ese horrible
Bestia. Bajó corriendo las escaleras y huyó por la puerta del
castillo. Estaba oscuro y nevaba. De pronto, unos lobos
hambrientos la rodearon. La Bestia llegó a rescatarla, pero
quedó malherido, y Bella lo llevó de regreso al castillo. Poco
a poco, Bella empezó a sentirse como en casa. Le agradaban
todos sus nuevos amigos del castillo, y hasta comenzó a
preocuparse por la Bestia. Bella y la Bestia pasaban todas
las mañanas juntos. Charlaban durante horas y hasta daban
largos paseos por el jardín y alimentaban a los pájaros.
Cuando lo miraba, Bella no veía una horrible bestia; en lugar
de ello, al mirar los ojos azules de la Bestia veía bondad y
amor. Una noche, la Bestia planeó una cena muy especial.
Era exactamente lo que Bella había imaginado en sus
sueños. Bailaron juntos como un príncipe y una princesa de
verdad.“¿Te sientes feliz aquí conmigo?”, le pregunto la
Bestia. Bella asintió. Pero entonces recordó a su padre. Lo
echaba de menos. “Me gustaría volver a ver a mi padre”
dijo Bella con tristeza. La Bestia lo entendió, y por eso le
mostró a Bella su espejo mágico. Ahí, en el espejo, Bella vio
a su padre. Estaba solo y muy enfermo, y Bella quiso
desesperadamente ir a su lado. La Bestia miró la rosa. El
último pétalo pronto caería. Sabía que si Bella se iba del
castillo, el hechizo nunca se rompería y él sería una Bestia
para siempre. Pero amaba a Bella y quería que fuera
feliz.“Debes ir con él”, le dijo en voz baja. La Bestia le dio a
Bella a su espejo mágico para que siempre lo recordará.
Bella regresó a casa con su padre, que se alegró mucho de
verla. Bella le explicó que la Bestia, de hecho, era muy
bondadoso y gentil. Gastón fue a casa de Bella y descubrió
el espejo mágico que la Bestia le había dado.Al ver la
imagen de la Bestia en el espejo, decidió reunir a otros
aldeanos para ir al castillo. Gastón quería destruir a la
Bestia, pero la Bestia no estaba dispuesto a pelear.
Entonces, la Bestia vio a Bella y trató de tocar su
mano ,pero. Gastón lo hirió. La bestia rugió de dolor.Gastón
perdió el equilibrio y cayó. Bella pensó que había perdido a
la Bestia para siempre. “Por favor, no me dejes”, sollozó.
“Te amo”. El castillo se iluminó con mágicos destellos y la
Bestia se transformó en un apuesto príncipe Bella vio que
conservaba esa amable mirada en sus ojos azules. El amor
de Bella había roto el hechizo. Ella y el príncipe se casaron y
vivieron juntos una vida muy feliz.

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