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Doctorado en Ciencias Jurídicas

Universidad Autónoma de Barcelona

Universidad de El Salvador

Tutela constitucional

del derecho al medio ambiente en El Salvador

Tesina de Investigación presentada por: Juan José Castro Galdámez

Realizada bajo la dirección de: Dr. Juan Emilio Nieto

Doctor por la Universidad Autónoma de

Barcelona

Y coasesorado por: Dr. Henry Alexander Mejía

Profesor de la

Universidad de El Salvador

San Salvador, El Salvador, 2008


ii

INDICE

ABREVIATURAS
INTRODUCCION

CAPITULO I
CONCEPCION JURIDICA
DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EN EL SALVADOR

1. Eficacia de la vigente Constitución de la República de El Salvador…………… 1


2. La concepción sobre los derechos contenidos en la constitución de El Salvador:
derechos constitucionales o derechos fundamentales…………………………... 8
3. Notas distintivas de los derechos fundamentales……………………………….. 16
4. La doble función de los derechos fundamentales ……………………………….. 19
5. Perspectivas de análisis de los derechos declarados constitucionalmente……… 21
5.1. Derecho como ausencia de prohibición …………………………………..... 21
5.2. Derecho como permiso directo …………………………………………….. 22
5.3. Derecho como correlativo de obligaciones activas o pasivas……………… 22
5.4. Derecho como demanda ……………………………………………………. 23
5.5. Derecho como inmunidad ………………………………………………….. 23
6. Clasificación de los derechos fundamentales 23
6.1. Por su forma: Derechos fundamentales explícitos e implícitos……………. 23
6.2. Por su naturaleza: Derechos de libertad y derechos de prestación…………. 24
6.3. Por su contenido: Derechos de ámbito personal, derechos de la esfera
privada, derechos de ámbito político y derechos de ámbito socioeconómico 25
6.4. Por su surgimiento: Derechos de primera generación, derechos de segunda
generación, derechos de tercera generación ………………………………... 26
7. La tutela jurisdiccional reforzada de los derechos fundamentales……………… 27
7.1. Garantías normativas……………………………………………………….. 28
iii

7.2. Garantías jurisdiccionales………………………………………………….. 30


7.3. Garantías institucionales…………………………………………………… 31
8. El órgano jurisdiccional como garantía institucional de protección de los
derechos fundamentales ………………………………………………………… 31
9. Límites de los derechos fundamentales…………………………………………. 33
10. Métodos de interpretación de los derechos fundamentales……………………... 35

CAPITULO II
EL DERECHO FUNDAMENTAL AL MEDIO AMBIENTE

11. El reconocimiento constitucional del derecho al medio ambiente como derecho


fundamental ……………………………………………………………………. 37
12. Efectos de la regulación constitucional del derecho al medio ambiente……….. 41
13. Definición del derecho al medio ambiente ……………………………………… 42
14. Dimensiones jurídicas del derecho al medio ambiente…………………………. 46
15. Visión antropocéntrica del derecho al medio ambiente en El Salvador………… 52
16. Concepto jurídico del medio ambiente ………………………………………….. 54
17. Titularidad del derecho al medio ambiente …………………………………….. 59
18. Objeto del derecho al medio ambiente …………………………………………. 60
19. Fundamento del derecho al medio ambiente …………………………………… 62
20. Límites del derecho al medio ambiente ………………………………………… 63
21. El derecho al medio ambiente y su relación con otros derechos y garantías…… 65

CAPITULO III
DEBERES FUNDAMENTALES CORRELATIVOS
AL DERECHO AL MEDIO AMBIENTE

22. Nociones de los deberes fundamentales………………………………………… 68


23. Rasgos de una teoría de los deberes fundamentales…………………………….. 70
24. Clasificación de los deberes fundamentales…………………………………….. 72
iv

25. Definición de los deberes fundamentales……………………………………….. 72


26. Noción de los deberes fundamentales en El Salvador…………………………... 73
26.1. Los deberes fundamentales son deberes jurídicos de rango 74
constitucional...
26.2. Los deberes fundamentales no son únicamente expresos, también los hay
tácitos …………………………………………………………………….. 75
26.3. Los deberes fundamentales no son siempre correlativos a derechos
fundamentales ……………………………………………………………. 76
26.4. Los deberes fundamentales dimanan de normas constitucionales……….. 78
26.5. Los deberes fundamentales contienen obligaciones propias para el Estado
y para los particulares estén o no en situación de poderes fácticos…….. 79
26.6. Los deberes fundamentales no siempre están vinculados con la idea de
sanción …………………………………………………………………… 81
26.7. La noción de los deberes fundamentales esta en construcción dentro de la
realidad jurídica salvadoreña……………………………………………... 82
27. El deber fundamental correlativo al derecho al medio ambiente: La protección,
conservación y aprovechamiento racional y sostenible del medio ambiente…… 83
28. Deber de normar la protección, conservación, restauración y aprovechamiento
racional del medio ambiente……………………………………………………. 88
28.1. La Asamblea Legislativa y las leyes tuitivas……………………………... 88
28.2. El Órgano Ejecutivo y su potestad reglamentaria………………………… 90
28.3. El deber de formulación de la política ambiental………………………… 94
28.4. Los gobiernos municipales y las normas locales …………………………. 97
29. La responsabilidad por el incumplimiento de los deberes ambientales………… 99
29.1. Elementos de la responsabilidad ambiental………………………………. 101
29.1.1. El daño…………………………………………………………… 102
29.1.2. Imputación del daño ……………………………………………… 104
29.1.3. Fundamento del deber de reparar ………………………………… 107
29.2. La responsabilidad del Estado por el incumplimiento del deber jurídico de
protección del ambiente ………………………………………………….. 108
v

CAPITULO IV
TUTELA CONSTITUCIONAL DEL DERECHO AL MEDIO
AMBIENTE

30. Los fines del ordenamiento jurídico …………………………………………….. 114


31. La jurisdicción constitucional en El Salvador………………………………….. 119
32. El control concentrado de constitucionalidad y su jurisprudencia……………… 123
33. El amparo como garantía especializada de protección del medio ambiente……. 129
34. El control difuso de constitucionalidad y su jurisprudencia……………………. 136
35. Postura crítica sobre la tutela constitucional del derecho al medio ambiente por
medio de su jurisprudencia ……………………………………………………… 138

CONCLUSIONES
INDICES COMPLEMENTARIOS
1. Bibliografía
1.1. Documentación electrónica
2. Legislación
2.1. Constituciones
2.2. Instrumentos Internacionales
2.3. Legislación secundaria
3. Jurisprudencia
3.1. Sentencias de Amparo Constitucional
3.2. Sentencias de Inconstitucionalidad
3.3. Sentencias de Hábeas Corpus
vi

ABREVIATURAS

AA.VV.……………………….. Autores Varios

AP ……………………………. Acuerdos de Paz

ARENA …………………….. Partido Alianza Republicana Nacionalista

CEE…………………….……. Comunidad Económica Europea

CIDH………………………… Corte Interamericana de Derechos Humanos

CSJ……………………………… Corte Suprema de Justicia

CNJ…………………………….. Consejo Nacional de la Judicatura

CGPJ…………………………… Consejo General del Poder Judicial

CNUMAD…………………… Conferencia de la Naciones Unidas sobre el

Medio Ambiente y Desarrollo.

CE…………………………….. Constitución Española

Cn……………………………… Constitución de El Salvador

DE……………………………… Decreto Ejecutivo

DL……………………………… Decreto Legislativo

DO.…………………………….. Diario Oficial

FGR…………………………… Fiscalía General de la República

FMLN ………………………… Partido Frente Farabundo Martí para la Liberación

Nacional

LAM …………………………… Ley Antimaras

LMA………………………….… Ley del Medio Ambiente Salvadoreña

L Pr Cn ………………………… Ley de Procedimientos Constitucionales

MARN……………..………… Ministerio del Medio Ambiente y Recursos

Naturales.

ONU………………………….. Organización de las Naciones Unidas


vii

OEA…………………………… Organización de Estados Americanos

Ord.………….………………... Ordinal

OCDE………………………… Organización de Cooperación y el Desarrollo

Económico.

P/pp.………………..………… Página/Páginas

PDHH……………….……… Procuraduría para la Defensa de los Derechos

Humanos.

PFI…………………………… Programa de Formación Inicial para Jueces

PGR………………………… Procuraduría General de la República

PNUMA………………….… Programa de las Naciones Unidas para el

Medio Ambiente.

RDA………………………….. Revista de Derecho Ambiental

Ref.……………………………. Referencia

REDA………………………... Civitas-Revista Española de Derecho

Administrativo.

RGLMA……………………. Reglamento General de la Ley del Medio

Ambiente.

SC……………………………. Sala de lo Constitucional.

SCA………………………….. Sala de lo Contencioso Administrativo.

s. n …………………………….. Sin número

TEDH………………………… Tribunal Europeo de Derechos Humanos

STS…………………………… Sentencias del Tribunal Supremo

TS…………………………….. Tribunal Supremo Español

Vid …………………………. Véase


viii

INTRODUCCION

La presente tesina constituye la piedra angular para la construcción jurídica del tema la tutela
jurisdiccional del derecho al medio ambiente en El Salvador y se presenta como un requisito
previo a la obtención del título de Master en Ciencias Jurídicas en el marco del Doctorado en
Ciencias Jurídicas que la Universidad Autónoma de Barcelona implementa en forma conjunta
con la Universidad de El Salvador y la Universidad Dr. José Matías Delgado, en este país de
Centroamérica.

La misma se estructura en cuatro capítulos, a saber: El primero, breve, denominado:


Concepción jurídica de los derechos fundamentales en El Salvador. En él se presenta un
abordaje de índole jurisprudencial sobre la construcción jurídica de esta rama del Derecho. No
se realiza sobre un fundamento doctrinario, muy abundante por cierto, sino más bien con
especial referencia a como ha ido evolucionando el lenguaje de la Ley Fundamental de El
Salvador, desde que era concebida como un mero documento político hasta transformarse en
una norma jurídica y, dentro de ésta última, el desarrollo de los conceptos jurídicos desde
declaraciones de derechos a derechos constitucionales, luego a derechos fundamentales y aún
más, a englobarlos como categorías jurídicas protegidas y/o protegibles y esta a su vez dentro
de la noción de esfera jurídica.

Es así que salvo el epígrafe del Título II de la Constitución, llamado “Los derechos y garantías
fundamentales de la persona” no existe otra alusión literal en el texto constitucional de la
expresión derechos fundamentales. Por ello, gracias al esfuerzo titánico de la Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, es que se adopta su concepto y se traslada
hacia la comunidad jurídica, la cual paulatinamente los va incorporando a su acervo, y desde
ahí, el Tribunal Constitucional adopta implícitamente un rol educativo para la comunidad. De
esta manera, en sus diferentes providencias, llámense improcedencias, sobreseimientos y/o
sentencias, lógicamente adaptadas al caso concreto en particular ha ido acentuando diversas
líneas jurisprudenciales, las cuales al sistematizarse permiten conocer la concepción global
ix

que ésta posee de los mismos. De ello trata el primer capítulo, de trasladar al lector la óptica
constitucional que sobre derechos fundamentales ha dado la jurisprudencia de la Sala de lo
Constitucional y que resulta relevante a partir de ser la misma la base sobre la que se erige la
institución jurídica del derecho al medio ambiente en su aspecto subjetivo, vale decir, como
derecho fundamental. El capítulo pretende resultar novedoso para la comunidad jurídica de El
Salvador en donde esta rama del Derecho, muy difundida y aceptada en otras latitudes, se
presenta en el país como medianamente aceptada.

El capítulo II se denomina: “El derecho fundamental al medio ambiente”. Este apartado es


trascendente en la investigación que se presenta porque el derecho al medio ambiente no
aparece expresamente reconocido en el texto constitucional, por lo que el autor inserta en él la
concepción jurídica de dicho derecho, tomando como fundamento razones de índole normativa
jurídica constitucional, jurisprudencial, doctrinaria y de su propia visión jurídica. Por tanto, el
mismo esta conformado por propuestas jurídicas de definición del derecho, de su contenido
prestacional y de su objeto, de los sujetos activo y pasivo de dicho derecho, y lógicamente,
bajo un esquema de “correlativos y opuestos” del deber jurídico respectivo. Se establecen los
fundamentos de dicho derecho y los principios rectores de la política del medio ambiente
como directrices sobre los cuáles se guía el ejercicio del mismo.

El contenido de este capítulo es novedoso totalmente, a raíz de no existir hasta el momento


ningún texto doctrinario que lo desarrolle de dicha forma; de manera que pretende constituirse
en un insumo básico que aporte a la discusión nacional, por la comunidad jurídica, por los
poderes públicos y por la población en general, sobre dichos tópicos.

El capítulo III tiene por nombre: “Deberes fundamentales correlativos al derecho al medio
ambiente”. Este capítulo surge como consecuencia del anterior. En efecto, al caminar sobre la
base que un derecho tiene un deber jurídico correlativo, debe existir un apartado dedicado a las
prestaciones que deben realizarse, ordenarse, omitirse o en su caso, prohibirse, a fin de
posibilitar el ejercicio efectivo del derecho y el disfrute del mismo por parte de las actuales y
futuras generaciones. Principalmente se encaminará a los deberes de actuación
x

correspondientes al Poder Legislativo en cuanto a su atribución esencial de ordenador de la


coexistencia armónica y pacífica de los individuos en sociedad y, luego, a las actuaciones que
debe desarrollar la administración pública central y local, sin menospreciar las obligaciones
propias de otras entidades no estatales y de la población en general, obligada a la conservación
y al uso racional y sostenible del ambiente.

En ese contexto, el Capítulo IV denominado “tutela constitucional del derecho al medio


ambiente” esta referido al papel que debe asumir el Poder Jurisdiccional. Someramente se
aborda el papel de la jurisdicción ordinaria y se centra la investigación en la protección
constitucional, toda vez que como derecho fundamental que es, el medio ambiente goza de una
tutela constitucional reforzada, según sea el caso, a través de amparos, inconstitucionalidad o
de inaplicabilidades de las leyes por parte de los jueces ordinarios cuando ejercen el control
difuso de constitucionalidad y a través del mecanismo de las controversias de
constitucionalidad que se pueden suscitar en el proceso constitucional de formación de la Ley.

Se espera que la presente tesina sea de utilidad a la comunidad jurídica y contribuya a la


discusión sobre esta temática de importancia nacional e internacional y de gran incidencia
económica, social y política en El Salvador.
CAPITULO I

CONCEPCION JURIDICA

DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EN EL SALVADOR

SUMARIO: 1. Eficacia de la vigente Constitución de la República de El Salvador.- 2.La


concepción sobre los derechos contenidos en la Constitución de El Salvador: Derechos
constitucionales o derechos fundamentales.- 3. Notas distintivas de los derechos
fundamentales. 4. La doble función de los derechos fundamentales.- 5.Perspectivas de análisis
de los derechos declarados constitucionalmente: 5.1. Derecho como ausencia de prohibición;
5.2. Derecho como permiso directo; 5.3. Derecho como correlativo de obligaciones activas o
pasivas; 5.4.Derecho como demanda; 5.5. Derecho como inmunidad.- 6. Clasificación de los
derechos fundamentales: 6.1. Por su forma: derechos fundamentales explícitos e implícitos;
6.2. Por su naturaleza: derechos de libertad y de prestación; 6.3. Por su contenido: derechos
de ámbito personal, derechos de la esfera privada, derechos de ámbito político y derechos de
ámbito socio-económico; 6.4. Por su surgimiento, los derechos fundamentales también han
sido clasificados en derechos de primera generación, derechos de segunda generación y
derechos de tercera generación.- 7. La tutela jurisdiccional reforzada de los derechos
fundamentales.- 7.1.Garantías normativas; 7.2 Garantías jurisdiccionales 7.3. Garantías
institucionales.- 8. El Órgano Jurisdiccional como garantía institucional de protección de los
derechos fundamentales.- 9. Límites de los derechos fundamentales. 10. Métodos de
interpretación de los derechos fundamentales

1. Eficacia de la vigente Constitución de la República de El Salvador

La Constitución de El Salvador es de reciente creación 1; entró en vigencia el día veinte de


diciembre de mil novecientos ochenta y tres, cuando el país se encontraba convulsionado por
una guerra fraticida entre sus habitantes. Previamente, habían sido años de dictaduras militares
y de constantes y variopintos golpes de Estado que rompían la fragilidad del sistema
democrático salvadoreño2. En ese contexto surge la Constitución y con ella se crea una Sala de

1
El hecho que América Latina comparta plenamente “el pensamiento filosófico y político del mundo
moderno y civilizado, mediante el orden constitucional, no debe inducirnos al error de olvidar que la historia
constitucional del continente es peculiar y heterogénea”. Vid GROSS SPIEL, H., “El constucionalismo
latinoamericano y la codificación en el Siglo XIX”, en Anuario iberoamericano de justicia constitucional , p.
149, citado por ROLLA, G., la concepción de los derechos fundamentales en el constitucionalismo
latinoamericano, Universidad de Génova, s n/p. Disponible en la página web:
costituzionale.unige.it/crdc/docs/articles/Rolla3.pdf. Consultada el día 10 de abril de 2007.
2
Art. 174 Cn.- La Corte Suprema de Justicia tendrá una Sala de lo Constitucional, a la cual corresponderá
conocer y resolver las demandas de inconstitucionalidad de las leyes, decretos y reglamentos, los procesos de
amparo, el habeas corpus, las controversias entre el Órgano Legislativo y el Órgano Ejecutivo a que se refiere
2

lo Constitucional incorporada dentro de la Corte Suprema de Justicia y conformada por


magistrados de su seno. Esta resulta novedosa pues sustituyó a la antigua Sala de Amparos y a
tenor del Art. 174 Cn. con competencias diversas, destacando esencialmente la defensa de la
constitucionalidad y la tutela de los derechos consagrados en la Constitución.

Sin embargo, respecto a su eficacia y no a su vigencia, es posible distinguir diferentes etapas,


fácilmente apreciables. La primera de ellas desde su entrada en vigencia hasta la culminación
de los Acuerdos de Paz que pusieron fin a la guerra civil, en mil novecientos noventa y dos.
Durante este tiempo, la situación política y social no era favorable para el desarrollo de los
contenidos constitucionales y se veía en la misma un documento de carácter político pero con
escaso valor jurídico3; de ahí que los derechos atribuidos en ella eran meras declaraciones
carentes de obligatoriedad, por lo que el valor jurídico normativo de la misma se hallaba
relativizada frente al peso de las armas esgrimidas por las partes en conflicto y al sufrimiento
de la sociedad civil en medio de las fuerzas beligerantes 4. La Constitución no era más que
derecho vigente no positivo.5

el Art. 138 y las causas mencionadas en la atribución 7ª del Art. 182 de esta Constitución.
3
Landa sostiene: “…sin embargo, los esfuerzos de la doctrina y la jurisprudencia por desarrollar los derechos
fundamentales son muy frágiles aún en América Latina. Esto se explica en la medida que la vigencia y eficacia
de los derechos fundamentales se vuelve nula sin un Estado de Derecho que les otorgue un significado
constitutivo en la totalidad del sistema constitucional”. Vid. LANDA, C., Teorías de los derechos
fundamentales, p. s/n. Texto electrónico disponible en Red de Información Jurídica/Derechos Humanos.
www.cajpe.org.pe/guia/teo.htm. Consultada el día 12 de abril de 2007.
4
La historia constitucional de América Latina estuvo caracterizada por una larga fase de transición en la que
prevaleció una concepción más semántica que normativa de Constitución, como documento prevalentemente
político y programático, no susceptible de una inmediata y directa aplicación. En este sentido Vid. BIDART
CAMPOS, J., “la codificación constitucional y la constitución real”, en Libro en homenaje a Manuel García
Pelayo, citado por ROLLA, G., Op. cit., p. 3.
5
En igual sentido se ha expresado Rodríguez Meléndez, al afirmar: “…Debe destacarse que, desde la entrada
en vigencia de nuestra Constitución, es posible considerar que la misma ha pasado por diversas etapas, en
cuanto a su aplicación – no ya vigencia, sino eficacia – y en cuanto a su aceptación como norma jurídica
vínculante y rectora del ordenamiento normativo salvadoreño por la población y los operadores jurídicos –
no vigencia o eficacia, sino legitimidad-. (…) Los primeros años de vigencia de la Constitución salvadoreña
no fueron fáciles en lo relativo a su eficacia y legitimidad, dado que la aplicación de la Constitución era
relativizada por un contexto social y político que vivía un intenso conflicto. Al contrario, momentos como el
actual, la situación de post guerra que vive El Salvador, muestran que la simple discusión y oportunidad como
la que nos es brindada en este texto, confirma la importancia del documento constitucional como norma que
pretende fuerza y razón de ley”. Vid RODRIGUEZ MELENDEZ, R. E., Derechos fundamentales y
constitución en El Salvador: sobre la legitimidad en la (re) construcción de los derechos (1), p. 1. Disponible
3

Durante todo ese tiempo, los derechos contenidos en la Constitución no eran denominados
como derechos fundamentales ni menos como derechos morales, derechos naturales o
libertades públicas. Se utilizaba la expresión de derechos constitucionales para referirse a los
mismos; pero la expresión más usada para referirse a los mismos los tildaba de derechos
humanos, con la connotación política a la que el término se refiere y vinculada esencialmente
a la sociedad civil que sufría los embates de la guerra por las partes en conflicto6.

El conflicto armado finalizo el dieciséis de enero de mil novecientos noventa y dos. En esa
fecha en el Castillo de Chapultepec, México, el Gobierno de El Salvador y la guerrilla
integrada en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional le ponen fin al mismo,
mediante sendo convenio político entre los que destacaba la creación de una garantía
institucional de protección de los derechos establecidos en la Constitución: la Procuraduría
para la Defensa de los Derechos Humanos7. Con ello inicia una nueva etapa, la de postguerra y

en www.uc3m.es/uc3m/inst/MGP/a5RERM.pdf. Consultada el día 10 de abril de 2007.


6
Sobre derechos humanos como conceptos jurídicos Peces-Barba afirma: “…En primer lugar, cuando se
habla de derechos humanos” se alude a exigencias éticas derivadas de la dignidad del hombre y no
exclusivamente a normas jurídicas. “en PECES BARBA, G., Curso de derechos fundamentales. (I. Teoría
General), Universidad Carlos III de Madrid-BOE, Madrid. 1995, p. 24, citado por ANSUATEGUI ROIG, F. J.,
Derechos, cuestiones de terminología jurídica . Texto electrónico disponible en doctrina publicada en las
revistas elaboradas por el Centro de Documentación Judicial de la Corte Suprema de Justicia. El Salvador. s. a.
en http: www.jurisprudencia.gob.sv. Consultada el día 10 de abril de 2007. En un sentido diferente
Rodríguez Meléndez sostiene. “en un texto sobre derecho constitucional que apareció publicado hace algunos
años se hacia alusión a que nuestra Constitución era prácticamente un documento ágrafo, del cual se conocía
muy poco, y ello no significaba más que se había aplicado muy poco, dado su carácter más político que
jurídico. (…) la justificación era razonable. Es difícil sostener la vigencia de los derechos humanos en medio
de un conflicto armado, y más aún en un régimen político, con poca o nula legitimación democrática. Vid
RODRIGUEZ MELENDEZ, R. E., op. cit., p. 10.
7
Y es que la lucha por los derechos humanos durante el conflicto armado fue intensa y como sucedió en casi
toda América Latina, infructuosa. “La constitución de 1983 fue un esfuerzo en medio de dicho conflicto por
salvaguardar un núcleo fundamental de “dignidad humana” en medio de la indignidad de la guerra. Pero
poco puede hablarse de la tutela de los derechos humanos en la década de los años 80, más que la permanente
denuncia de la violación sistemática de dichos derechos, efectuada por organismos nacionales como
internacionales. (…) En ese contexto, el papel de contralor de los derechos y principios más elementales para
la convivencia, como suele adjudicársele a los Poderes u Órganos judicial fue inocua o inexistente.” (…) Vid
RODRIGUEZ MELENDEZ, R. E., op. cit., pp. 10 y 11. Lo destacable a efectos de la construcción de dicho
proceso democrático, respetuoso de los derechos fundamentales en este espacio temporal, consistía en la
plena participación de la sociedad civil en la construcción y definición de los derechos , limitado por el estado
deplorable de polarización política y la “manifestación de conductas humanas reprochables” así como el
mantenimiento de una desigualdad social, raíz y causa del conflicto armado en el país. Vid LOVO
4

se concibe a la Constitución como un instrumento jurídico dotado de eficacia normativa y de


legitimidad. A partir de este momento, se posibilita en forma más amplia el acceso a una tutela
más eficaz de los derechos constitucionales 8, toda vez que empieza a darse una mayor
concientización de su valor jurídico – vinculado a su eficacia – y que se dota de contenido a
los mismos –legitimidad; paralelo a la despolitización del Tribunal Constitucional 9, que
principia a cumplir en mejor forma su contenido de contralor de los derechos esenciales del
individuo10

Los derechos en la Constitución no sufren transformación alguna, su contenido sigue siendo el


mismo.11 No puede pensarse entonces que lo que hubo fue una evolución/involución según se
le quiera percibir, el cambio se da a nivel de garantía efectiva de respeto y tolerancia del
ejercicio legítimo de los mismos12.
CASTELAR, J. L., “La cuestión de los derechos humanos en El Salvador”, en PROCURADURÍA PARA LA
DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS/ONUSAL (Editores), Lecturas sobre derechos humanos,
Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos/ONUSAL, San Salvador, El Salvador, 1994, p. 57
citado a su vez por RODRIGUEZ MELENDEZ, R. E., op. cit., p. 11.
8
En el prólogo de la obra “Constitución y Jurisprudencia Constitucional”, el magistrado de la SC de la CSJ,
René Eduardo Hernández Valiente, sostiene: “El pensamiento jurisprudencial constituye el criterio
concertado de los magistrados de la Sala de lo Constitucional, en un periodo de desarrollo democrático
novedoso, pero incipiente, con un punto de partida político, que fue el establecimiento de la paz (…) nadie
podrá negar la influencia de la jurisdicción constitucional en la consolidación del Estado que queremos, que
no es otro que el de Derecho”. Vid GONZALEZ BONILLA, R. E., Constitución y jurisprudencia
constitucional, 1ª. ed., Sección de Publicaciones de la Corte Suprema de Justicia, San Salvador, El Salvador,
2003, pp. i - ii.
9
No en el sentido que los Magistrados que integraban anteriormente la Corte Suprema de Justicia no fueran
abogados; quiérese indicar que se empiezan a verter criterios de orden estrictamente jurídicos y no con
mayor proyección política, en la medida que la elección de los mismos pasa por un consenso político en el
seno del parlamento salvadoreño.
10
“Los quiebres democráticos y los conflictos armados de carácter interno demostraron que contar con
sistemas judiciales que funciones no es un lujo ni un problema trivial.” Vid VARGAS VIANCOS, J. E., “Las
reformas judiciales en América Latina, como experiencia de política pública”, en Balance de la Reforma
Judicial en América Latina en la última década, Forum III , p s/n, 2001. disponible en: www. derecho y
sociedad.org. Consultada el día 12 de abril de 2007.
11
Parafraseando a Giancarlo Rolla, el derecho constitucional latinoamericano, aun no siendo ´original´ -a
causa de sus estrechas y duraderas relaciones con el constitucionalismo europeo y norteamericano- se
presenta ´peculiar´. Usando una expresión eficaz se puede sostener que “Europa es la matriz pero América
Latina es una realidad”. ROLLA, G., op. cit., p. s/n.
12
En igual sentido se expresa Rodríguez Meléndez: “La paz acordada abre la puerta a una más eficaz tutela de
los derechos, así como la apertura de un canal que permite la máxima expresión de una democracia, fruto del
consenso y la deliberación (…) en materia de derechos fundamentales, la Constitución vigente en este
5

A partir de este momento histórico, la SC de la CSJ asume en un primer momento un rol de


ente contralor constitucional de las actuaciones de los Poderes Legislativo y Ejecutivo y
también de defensa de los derechos constitucionales; pero secundariamente, va paulatinamente
sentando las bases para la interpretación constitucional acorde con los derechos –denominados
en otras latitudes como fundamentales- mediante sus líneas jurisprudenciales y a través de
arrogarse a si misma la potestad de ser el máximo intérprete de la constitución 13, lo que en
suma la coloca como el ente jurídico cuyas decisiones dan cabida a un verdadero Estado
Constitucional de Derecho.

En ese sentido, la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia cumple una


función de (re) constructora de los derechos establecidos en la constitución y comienza a
denominarlos derechos fundamentales, previamente derechos constitucionales, para incluir
como objetos de la protección constitucional a nuevas figuras jurídicas como las categorías
jurídicas protegibles y la esfera jurídica, a las que se hará referencia más adelante. Para ello se
ha auxiliado no de una “autónoma” ciencia jurídica, sino que ha enriquecido el derecho
constitucional con aportes de juristas y de doctrina y fallos de otros tribunales

período garantiza exactamente los mismos derechos, no se añaden ni se recortan; simplemente diría, se llega a
tomar conciencia, de la existencia misma de dicho texto y de la validez y eficacia de los derechos en ella
contenidos, lo que posibilita el desarrollo de una justicia embrionaria de los derechos, desde el seno de
algunas instituciones estatales, otras por el contrario, han mantenido o apoyado viejas culturas y antiguas
formas de operar que se identifican más con las existentes en un Estado autoritario. RODRIGUEZ
MELENDEZ, R. E., op. cit., p. 12.
13
Pero, el embrionario desarrollo de la dogmática y la jurisprudencia tutelar de los derechos fundamentales,
también encuentra explicación en la cultura legal positivista, caracterizada por una supravaloración
normativa en detrimento de la realidad de los derechos humanos y de una subordinación del derecho al
poder político y económico de iure o de facto. Vid LANDA, C., op. cit., p. s/n.
6

constitucionales.14 Es más, al establecer sus líneas jurisprudenciales ha señalado que las


mismas son parte de la ratio decidendi de cada caso en concreto y no obiter dicta.

El 20 de diciembre de 2003 la Constitución de El Salvador cumplió veinte años de vigencia;


un año antes, los acuerdos de paz cumplieron una década de firmados; puede tomarse esta
fecha como una tercera etapa del desarrollo de la Constitución. En este estado la sociedad
salvadoreña presenta una situación económica y social difícil para la mayoría de la población,
especialmente por la entrada en vigencia de la Ley de Integración Monetaria que permitió la
dolarización de la economía salvadoreña. Políticamente El Salvador presenta una polarización
intensa por la izquierda representada por el FMLN, la ex guerrilla y por ARENA, la derecha
política y partido gobernante desde 1989.

En ese marco, el papel de la Sala de lo Constitucional se ha consolidado juntamente con el de


la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos y el de otras instituciones estatales,
como el Consejo Nacional de la Judicatura adquiere protagonismo, especialmente a partir de la
implementación del Programa de Formación Inicial para Jueces – con dos promociones a la

14
La SC de la CSJ ha afirmado: “Así pues, la interpretación de la Constitución – función esencial de un
Tribunal Constitucional- significa entre otras cosas adaptar el sentido de sus preceptos a “la realidad social del
tiempo en que han de ser aplicadas” y esa adaptación que es una verdadera “recreación” constante de la
Constitución por obra de su máximo interprete, la Sala de lo Constitucional, la realiza el tribunal si tiene la
facultad, absolutamente necesaria de revisar su propia doctrina. Si ello se le niega, se distorsiona,
evidentemente el genuino carácter de la jurisdicción constitucional, se contradice la finalidad propia de esa
institución y se elimina uno de sus elementos que, con mayor fortuna, suele coadyuvar a la permanencia de
las constituciones y evitar así sus excesivas reformas. (…) Finalmente, este Tribunal, consciente de su labor
de máximo - no único- intérprete de la Constitución, y con el objeto de evitar encerrar la ciencia jurídica
dentro de las fronteras del Estado, ha tomado en forma ilustrativa en muchas ocasiones la teoría y práctica
extranjera con el objeto de enriquecer la labor jurisdiccional con la doctrina y los fallos de otros tribunales u
organismos internacionales en la protección y defensa de los derechos fundamentales, evitando el llamado
“nacionalismo o provinsionalismo jurídico”, irreconciliable con un auténtico espíritu científico jurídico, pues,
puede representar un peligro para el desarrollo y aplicación del derecho nacional”. También dijo: “Las
sentencias de este tribunal tienen una naturaleza específica que implica que no pueden equipararse
exactamente con las sentencias de los tribunales ordinarios; pues si bien son ante todo, decisiones sobre el
fondo de las pretensiones planteadas son, y en grado eminente, parte de una actividad dirigida a la
interpretación e integración creadora del Derecho Constitucional”. Sentencia de la Sala de lo Constitucional
de la Corte Suprema de Justicia del trece 13 de noviembre de 2001, Inconstitucionalidad acumulada 41-2000/
2- 2001/ 3- 2001/ 4 – 2001.
7

fecha y una en capacitación – en cuyo estudio se insiste esencialmente en la capacitación en


derechos fundamentales y en los quehaceres propios de la actividad jurisdiccional15.

Sin embargo, pese a ese notable esfuerzo aún hay escepticismo por un amplio sector de la
sociedad, unos desde un marcado pesimismo y otros con una visión diferente. A manera de
ejemplo, Pardo Falcón en su artículo “Una globalización urgente y necesaria: la de los
derechos humanos” escribe que recibe el encargo por parte del director de la Revista Araucaria
de coordinar un “monográfico” sobre la situación de los derechos fundamentales en
Centroamérica y relata como encuentra determinados colaboradores para el mismo en cada
Estado de Centroamérica, contando con la ayuda de Roberto Enrique Rodríguez Meléndez por
El Salvador. Y sostiene que su colaborador destaca los progresos de El Salvador en materia de
administración de justicia y garantía de los derechos desde el fin de la guerra pero alerta a la
sociedad salvadoreña sobre la existencia de una cultura híbrida entre lo “legal y lo arbitrario”.

Y mientras el reconocido jurista salvadoreño se expresa en dichos términos, Pardo Falcón


sostiene: “A pesar del indisimulado pesimismo con que el autor se hace eco de la realidad
social salvadoreña, podría considerarse que unas decenas de años de institucionalidad
democrática continuada tras la aprobación en 1983 de la vigente constitución no deja de ser un
lapso de tiempo insignificante frente a dos siglos de carencia de ella” 16. Esta etapa aún no
finaliza pero se espera que en ella se consolide el Derecho de los Derechos Fundamentales y
las garantías institucionales de protección de los mismos.

15
El primer programa de formación inicial para jueces – conocido por sus siglas como PFI – culmino en el
año dos mil tres; el segundo PFI finalizó en septiembre de 2005. En la fase teórica del mismo, se insiste en el
área constitucional especialmente en lo concerniente a derechos fundamentales. Ello conlleva el ideal de ser
del Juez un proyecto de vida en un Estado Democrático de Derecho y transformar al juzgador del país con
personal capacitado para ello; en aras a este fin, los capacitadores son en su mayoría extranjeros, casi todos
provenientes de España, y de reconocido trayectoria como juristas o en la praxis judicial. En todo ello el CNJ
ha contado con la cooperación internacional, especialmente de AECI.
16
PARDO FALCON, J., “Una globalización urgente y necesaria: La de los derechos humanos”, en Araucaria.
Primer semestre. Año/Vol. 9, número 017, Sevilla, España. Pág. 88. Por su parte. Roberto Enrique Rodríguez
Meléndez es Doctor en Derecho por la Universidad Carlos III de Madrid, ex colaborador de la Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y ex coordinador del Programa de Formación Inicial para
Jueces del PFI, actualmente Director del Programa de Justicia por AECI en El Salvador.
8

2. La concepción sobre los derechos contenidos en la Constitución de El Salvador:


Derechos constitucionales o derechos fundamentales.

Paralelo al cambio de visión que ha experimentado la Constitución, así ha sido el tratamiento


jurídico y el enfoque que se le ha dado a los derechos que ella consagra. En esta investigación,
el autor se decanta por denominarles derechos fundamentales y con esa expresión se referirá a
los mismos, con las variantes que se expresan a continuación.

En la jurisprudencia, los derechos que se han reconocido en la Ley primaria son denominados
derechos constitucionales. Los mismos se definen como los derechos que la constitución
consagra a favor de la persona y que gozan de la tutela constitucional reforzada que la misma
establece. La jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional es abundante respecto a
denominarlos de esa forma. Por ejemplo, en la sentencia de la Sala de lo Constitucional de
fecha siete de enero de dos mil cuatro, en el Amparo 1263-2002, al referirse al amparo contra
leyes heteroaplicativas se dijo que este procede contra aquellas normas generales que sean
lesivas de derechos constitucionales17.

También se les ha llamado a los derechos constitucionales como derechos fundamentales y


con ello la jurisprudencia salvadoreña se inserta en el lenguaje jurídico generalmente aceptado
de denominación de los mismos, enriqueciendo su quehacer jurisdiccional constitucional con
17
“El Constituyente salvadoreño ha optado por la expresión de derechos constitucionales y no por derechos
fundamentales. No obstante no puede obviarse que este tratamiento jurídico trae sus propias consecuencias;
al respeto Soriano Rodríguez, sostiene: “…Interesa distinguir que los derechos constitucionales y los derechos
fundamentales constitucionales no son en nuestro ordenamiento jurídico dos patrones iguales… los derechos
constitucionales y los derechos fundamentales constitucionales tienen naturaleza constitucional y el punto
que les hace diferente es la fundamentalidad señalada en la norma constitucional. El título II de nuestra
Constitución coloca en ese sentido a los derechos fundamentales haciendo de ellos derechos individuales,
derechos sociales y derechos políticos. Estos son en principio los derechos fundamentales constitucionales.
De ahí que no se caiga en el error reasimilar los derechos fundamentales constitucionales con los derechos
constitucionales, puesto que implican categorías diferentes. Los derechos constitucionales serían en principio
todos los derechos que podríamos encontrar en el resto de capítulos y títulos del articulado constitucional”.
Vid SORIANO RODRIGUEZ, S. H., Reconstrucción constitucional de los derechos fundamentales (Segundo
Artículo), p. 3. Texto electrónico en doctrina publicada en las revistas elaboradas por el Centro de
Documentación judicial de la Corte Suprema de Justicia. Disponible en www.jurisprudencia.gob.sv.
Consultada el día 12 de abril de 2007.
9

dicha apertura al posibilitar la adopción de doctrina y criterios judiciales foráneos que doten de
mayor contenido los bienes jurídicos que las normas primarias tutelan. Es así que la expresión
derechos fundamentales resulte novedosa en El Salvador18. Esto es debido a que
constitucionalmente no existe alusión expresa en la misma, a diferencia de otros
ordenamientos jurídicos como la Constitución de España en su artículo 10 o la Ley
Fundamental de Alemania19. Tampoco aparece como derechos humanos pues por el contexto
sociopolítico en el cual se formulo la actual Constitución se opto por no hacer referencia a
expresión alguna, para evitar connotaciones esencialmente políticas 20 que pudiesen alentar a
cualquiera de las partes beligerantes21.
18
La Constitución de El Salvador entró en vigencia el día 20 de diciembre de 1983, siendo a partir de esa
fecha que se crea la Sala de lo Constitucional y que se adopta el concepto de derechos fundamentales. Sin
embargo, por encontrarse el país en guerra civil, hasta la finalización de ésta en razón de los Acuerdos de Paz
firmados en Chapultepec, México, por el Gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional (hoy partido político y en aquel entonces, fuerza beligerante) que se proyecta el
concepto de derechos fundamentales. Ello indica que el país no tiene más de quince años de interiorización
de éstas categorías jurídicas y que aún existen sectores sociales renuentes a su uso como tal y no es para
menos, en la época del conflicto armado interno, la expresión derechos humanos significaba para quien la
usase la acusación de pertenecer al grupo armado beligerante y, no en pocos casos, una sentencia de muerte o
una desaparición forzada. Esta es la razón del por qué El Salvador presenta un considerable retrazo a nivel de
esta materia.
19
La constitución española en su artículo 10 dice: “ La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le
son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son
fundamentales del orden político y la Paz social ”. El ex magistrado de Corte, Mario Solano por su parte
afirma: “la Ley Fundamental para la República Federal de Alemania expresa la necesidad de que el Estado
tiene que respetar los derechos fundamentales no solo en el sentido de ámbitos de libertad formalmente, sino
que también tienen que procurar la conformación de un orden económico y social que no obstaculice el
ejercicio de la libertad individual e intente impedir lesiones de los bienes jurídicos protegidos por los
derechos fundamentales. El Art. 1 dice: la dignidad humana es intangible. Respetarla y protegerla es
obligación de todo poder público”. Vid SOLANO RAMIREZ, M. A., ¿Qué es una Constitución?, 1ª ed.,
Sección de Publicaciones de la Corte Suprema de Justicia, San Salvador, El Salvador, 2000, p. 93. En igual
sentido SOLANO RAMIREZ, M. A., Estado y Constitución, 1ª ed., Sección de Publicaciones de la Corte
Suprema de Justicia, San Salvador, El Salvador, 1998, p. 171.
20
Peces-Barba, sostiene: “…Este uso, derechos humanos como exigencias éticas derivadas de la dignidad del
hombre y no de normas jurídicas, esta muy difundido y cargado de una gran dosis reivindicativa y semántica,
lo cual le atribuye cierto valor político. Así, las denuncias por “violaciones de derechos humanos” son
elementos de presión ante gobiernos no democráticos, cuando en realidad, en esas situaciones, no hay tal
violación pues no hay derecho, desde el punto de vista jurídico, violado. Lo que hay es una falta de respeto al
hombre de primera magnitud y un desconocimiento del valor propio de su digna condición…” PECES-
BARBA, G., op. cit., p., 24., citado por ANSUATEGUI ROIG, F.J., op. cit., p. 10.
21
Una de las posibles razones de su no inclusión en la Constitución como derechos humanos puede deberse a
la característica de universalidad de éstos, que se pierde a raíz de que se positivizan en el ordenamiento
jurídico. Al efecto, Laporta considera la universalidad, es más que un predicado lógico-formal, que en caso de
10

La única referencia que se hace de ellos surge a raíz del Título II de la Constitución que se
denomina “derechos y garantías fundamentales de la persona”. Por ello, la Sala de lo
Constitucional ha asumido un rol protagónico cuando, dentro de sus competencias
constitucionales, ha ido explicitando líneas jurisprudenciales referentes a los derechos
fundamentales y con ello introduciendo a la comunidad jurídica al uso y comprensión de dicho
lenguaje y de su significado22. Ha contribuido también la Escuela de Capacitación Judicial del
Consejo Nacional de la Judicatura cuya función principal consiste en capacitar a los
profesionales y estudiantes del Derecho acerca de los diferentes campos de la dogmática
jurídica, tanto en materias innovadoras como en la comprensión de las instituciones jurídicas
tradicionales.

En ese sentido la concepción de los derechos fundamentales en El Salvador tiene por punto de
partida la jurisprudenciales del tribunal constitucional salvadoreño; complementada por la
opinión de juristas – en su mayoría colaboradores jurídicos de dicho tribunal o ex magistrados
de dicha sala (sin que ésta sea la regla general)- que contribuyen con su acervo a la inserción
de dicha doctrina. Y es que la Constitución de El Salvador, en su calidad de cuerpo de normas
jurídicas fundamentales y supremas, contempla un catalogo de derechos que, por su estrecha

ser admitido, excluye a los derechos humanos de todo sistema jurídico positivo. Específicamente sostiene: “Si
admitimos el rasgo de universalidad entonces tenemos que sacar los derechos humanos fuera del ámbito del
sistema jurídico positivo. Porque en efecto, no hablamos de unos derechos que unos tienen y otros no tienen
en función del sistema jurídico en que vivan. Hay una imposibilidad conceptual de afirmar simultáneamente
que los derechos humanos son universales y que son producto del orden jurídico positivo, porque la
condición de sujeto de un sistema jurídico excluye la noción de universalidad… a no ser, claro esta, que
estemos dispuestos a argumentar la existencia de un sistema jurídico positivo cuyas normas sean universales
en ese sentido (…) parece por ello menos controvertibles que ubiquemos a los derechos humanos en el
ámbito de la ética, como <<derechos morales>> y no como <<derechos legales>>”. Vid LAPORTA, F., “Sobre
el concepto de los derechos humanos”, en revista DOXA número 4, 1987, pp. 32-33.
22
La misma SC de la CSJ ha expresado sobre si misma que es una institución cuya finalidad es remediar las
infracciones lesivas a los derechos constitucionales que pudieran cometer o cometan las autoridades o
funcionarios del Estado en el ejercicio de sus funciones; por ello, se ha visto en ella a un guardián de la
constitucionalidad cuya atribución fundamental es vigilar el cumplimiento de la ley primaria en los actos de
las autoridades. Vid Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 26 de julio de
1996. Amparo 4-E-96. En igual sentido AA.VV., El Estado y la Constitución Salvadoreña, 1ª ed., Proyecto
para el Fortalecimiento de la Justicia y la Cultura Constitucional de la República de El Salvador, Unión
Europea, Corte Suprema de Justicia, San Salvador, El Salvador, 2000, p. 284.
11

conexión con la dignidad humana23, han sido denominados como derechos fundamentales24,
reconocidos en forma expresa de su texto o implícitos derivados tácitamente por la
jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, en virtud de la
fuerza expansiva de los derechos fundamentales25.
Solano Ramírez ha sostenido, para que su noción jurídica sea inequívoca que los derechos
fundamentos “no son sólo categorías filosóficas, sino que son verdaderos derechos subjetivos
que corresponden a la condición humana de persona y a la condición político social de
23
“Para que la libertad y la igualdad de las personas puedan funcionar en un marco democrático es necesario
garantizar, de modo coexistente y no enfrentado (lo que supone admitir la existencia de tensiones), tanto un
ámbito individual exento de control por el poder público, como la posibilidad de la efectiva participación
social de las personas. Tratándose de instrumentos de técnica jurídica que operan como atributos de las
personas, sus contenidos concretos constituyen derechos y, en cuanto se entienden en conexión inmediata
con la dignidad humana se adjetivan como fundamentales”. Vid AA.VV., Teoría de … op. cit., p. 29. En igual
sentido, se expresa Eusebio Fernández, Catedrático Español de Derecho Natural y Filosofía del Derecho,
citado por Mario Solano, cuando dice que: “Son derechos fundamentales unos y ciertos derechos morales que
el hombre posee por su propia naturaleza y dignidad y que la sociedad, el poder político y el derecho deben
proteger, sin ninguna clase de discriminaciones”. “tales derechos morales son fundamentales, en el sentido
que se encuentran muy vinculados a la idea de dignidad humana (es decir a su esencia, a su ser, a su
naturaleza) y al desarrollo y perfeccionamiento de ésta”. Vid SOLANO RAMIREZ, M. A., Estado y …op. cit.,
p. 172.
24
“Los derechos fundamentales son primariamente derechos, de carácter subjetivo cuyo titular es la persona
en su más inmediata y plena realidad, son derechos en que se plasman las grandes libertades públicas pero
también son constitutivos del orden institucional, siendo el Estado el sujeto de deberes y el principal de éstos
es el de abstenerse de perjudicar a los ciudadanos. El calificativo fundamental expresa tanto la esencial
dimensión de lo humano y su prioridad axiológica, como su función cimentadora y fundamentadora del
orden político”. Vid SOLANO RAMIREZ, M. A., Estado y … op. cit., p. 170. En su jurisprudencia, la Sala de
lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia ha dicho, sobre el carácter básico de los derechos
fundamentales: “…Los derechos humanos fundamentales constituyen-junto a otras valoraciones- expresión
jurídica de la decisión político ideológica contenida en la normativa constitucional; y, por ello, tanto las
disposiciones constitucionales como las infraconstitucionales –legales, reglamentarias, etc.- han de
interpretarse en función de los derechos fundamentales, posibilitando la maximización de su contenido. Este
carácter básico de los derechos fundamentales en la normativa constitucional aparece expresamente
consignado tanto en el Preámbulo de la Constitución como en el artículo 1 de la misma”. Sentencia de la Sala
de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 14 de diciembre de 1995, Inconstitucionalidad 17-95.
Pérez Luño, sostiene: “Los derechos fundamentales constituyen la principal garantía con que cuentan los
ciudadanos en un Estado de Derecho, de que el sistema político y jurídico se orientará al cumplimiento y
respeto a las libertades fundamentales (Estado liberal de derecho), es decir a la promoción de la persona
humana en su esfera individual y conjugando ésta con la exigencia de solidaridad, corolario de la
competencia social y colectiva de la vida humana (Estado Social de Derecho)”. SOLANO RAMIREZ, M. A.,
¿Qué es una constitución …, op. cit., p. 92.
25
La jurisprudencia ha establecido: “Con el concepto derechos fundamentales se hace referencia a las
facultades o poderes de actuación reconocidos a la persona humana como consecuencias de exigencias ético-
jurídicas derivadas de su dignidad, su libertad e igualdad inherentes, que han sido positivadas en el texto
12

ciudadano y sin cuyo rendimiento al más lato nivel normativo, no podría hablarse con
propiedad de la existencia de un verdadero Estado de Derecho 26”. “Tienen su explicación en
las necesidades humanas, o sea que no se trata de crear una lista interminable de estos
derechos, que vuelvan superfluo e insostenible el sistema de valores que se quiere proteger.
Son una mediación entre la aspiración ética del desarrollo del hombre como fin de la sociedad
y la realización de esa aspiración por medio del derecho27”

Por su parte, Pacheco Gómez dice de los derechos fundamentales: “…toda persona humana
posee derechos por el hecho de serlo y estos deben ser reconocidos y garantizados por el
Estado sin ninguna discriminación social, económica, jurídica, política, ideológica, cultural o
sexual. Pero al mismo tiempo, quiero destacar que esos derechos son fundamentales, es decir,
que se encuentran vinculados con la idea de dignidad de la persona humana. (…) A la
definición dada anteriormente es preciso añadir las siguientes precisiones: en ningún caso la
idea de que existan derechos fundamentales que toda persona posee implica reivindicar una
tabla interminable de derechos sin ningún control en su reconocimiento, sino que se refiere
solamente a los derechos más esenciales en relación con el pleno desarrollo de la dignidad
humana”28
La concepción de los derechos fundamentales determina la propia significación del poder
público al existir una íntima relación entre el papel asignado a tales derechos y el modo de

constitucional y que en virtud de dicha positivación, desarrollan una función de fundamentación material de
todo el ordenamiento jurídico, gozando asimismo de la supremacía y protección reforzada de las que goza la
Constitución”. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 23 de marzo de
2001, Inconstitucionalidad 8-97.
26
SOLANO RAMIREZ, M. E., Estado y …, op. cit., p. 173.
27
Ibidem, p. 172.
28
Vid PACHECO GOMEZ, M., El concepto de derechos fundamentales de la persona humana, Instituto
Interamericano de Derechos Humanos, p. 45. Disponible en www.bibliojuridica.org/libros/4/1836/6.pdf.
Consultada el día 12 de abril de 2007. Por su parte Nogueira Alcalá sostiene: “…Por derechos fundamentales
o humanos puede entenderse el conjunto de facultades e instituciones que, concretan las exigencias de la
libertad, la igualdad y la seguridad humana en cuanto expresión de la dignidad de los seres humanos, en un
contexto histórico determinado, los cuales deben ser aseguradas, promovidas y garantizadas por los
ordenamientos jurídicos a nivel nacional, supranacional e internacional, formando un verdadero subsistema
dentro de éstas. Vid NOGUEIRA ALCALA, H., Aspectos de una teoría de los derechos fundamentales: la
delimitación, regulación, garantías y limitaciones de los derechos fundamentales , Ius et Praxis, [online],
vol.11, no.2 [citado 17 Julio 2007], 2005. Disponible en http://www.scielo.cl/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S0718- 00122005000200002&lng=es&nrm=iso. Consultada el día 10 de abril de 2007
13

organizar las funciones estatales. Así, los derechos fundamentales constituyen la principal
garantía con la que cuentan las personas en un Estado de Derecho porque para el sistema
jurídico y político en conjunto se oriente hacia el respeto de la persona humana; en su estricta
dimensión individual, o conjugando ésta con la exigencia de solidaridad, corolario del
componente social y colectivo de la vida humana, (Estado Social de Derecho)…Los derechos
fundamentales se presentan en la normativa de los Estados y especialmente en la
constitucional como un conjunto de valores objetivos básicos (la doctrina germánica los
califica por ello como Grundwert o valores fundamentales en nuestro idioma) y al propio
tiempo, como el marco de protección de las situaciones jurídicas subjetivas29.

Por lo tanto, los derechos fundamentales lo son por dos razones: por encontrarse en los más
altos escalones del ordenamiento jurídico y por traducir al lenguaje jurídico el contenido de
valores o principios considerados fundamentales para la vida humana 30. Los derechos
fundamentales se crearon para replantear el conocimiento humano porque el hombre ya no es
capaz de respetar la misma especie humana…ciertamente esa incapacidad de respeto ha
llevado a dar unos parámetros o normas de comportamiento mundiales llamados los derechos
fundamentales del hombre31.

Los derechos fundamentales tienen un sentido preciso y estricto, describen derechos y


libertades jurídicas e institucionalmente reconocidos y garantizados por el derecho positivo, se
trata, por tanto, de derechos delimitados espacial y temporalmente cuya denominación
responde a su carácter básico o fundamentador del sistema jurídico político del Estado 32.
Sintéticamente los derechos fundamentales son: a) Una pretensión moral justificada, tendiente
a facilitar la autonomía y la independencia personal, es decir, la dignidad humana, enraizada

29
CONSEJO NACIONAL DE LA JUDICATURA, Texto de estudio para la prueba de conocimiento para optar
al Programa de Formación Inicial para Jueces: PFI, Escuela de Capacitación Judicial del Consejo Nacional de
la Judicatura, El Salvador, 2004-2005, pp. 87-88.
30
ANSUATEGUI ROIG, F. J., op. cit., p. 19.
31
RAÑA ARANA, W. A., Constitucionalización del derecho al medio ambiente. Un aporte a la asamblea
constituyente, Bolivia, p. 17. Disponible en www. tribunalconstitucional. gob. bo. /descargas /artículos
/CDMA_WRA. pdf. Consultada el día 12 de abril de 2007.
32
Vid PEREZ LUÑO, A., Los derechos fundamentales, Tecnos, 1986, pp. 43 y 44.
14

en las ideas de libertad e igualdad, con los matices que aportan conceptos como solidaridad y
seguridad jurídica; b) un subsistema dentro del sistema jurídico, el Derecho de los derechos
fundamentales, lo que supone que la pretensión moral justificada sea técnicamente
incorporable a una norma, que pueda beneficiar a unos destinatarios correlativos de las
obligaciones jurídicas que se desprenden para que el derecho sea efectivo, que sea susceptible
de garantía o protección judicial, y que por supuesto que se pueda atribuir como derecho
subjetivo, libertad, potestad o inmunidad, a unos titulares concretos; y c) Los derechos
fundamentales son una realidad social, es decir, actuante en la vida social, y por tanto,
condicionados en su existencia, por factores extrajurídicos de carácter social, económico o
cultural que favorecen, dificultan o impiden su efectividad33.

Luigi Ferrajoli, señala que los derechos fundamentales son todos aquellos derechos subjetivos
que corresponden universalmente a todos los seres humanos dotados de status de personas, de
ciudadanos o de personas con capacidad de obrar, entendiendo por derecho subjetivo cualquier
expectativa positiva (de prestaciones) o negativa (de no sufrir lesiones) adscrita a un sujeto por
una norma jurídica34

No obstante lo anterior la Sala de lo Constitucional ha sostenido diversa jurisprudencia en la


cual ha sostenido que la expresión derecho no siempre hace alusión a un derecho estricto
sensu35 y ha reconducido los derechos fundamentales a la noción de categorías subjetivas

33
Vid PECES-BARBA MARTINEZ, G., Lecciones de derechos fundamentales , Editorial Dykinson, Madrid,
2004, p. 29.
34
FERRAJOLI, L., citado en DURAN RIBERA, W. R., Principios, derechos y garantías constitucionales , 1ª.
ed., Editorial El País, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 2005, p. 101.
35
"Tradicionalmente, el término ‘derecho’ se ha entendido comprensivo de la noción de los llamados
derechos subjetivos (…), [los cuales] se conceptualizan como facultades concedidas por el orden jurídico en
favor de un sujeto para imponerse coercitivamente a otro u otros, quienes a su vez se encuentran obligados
correlativamente a satisfacer sus pretensiones (…). Si es claro que los derechos subjetivos son facultades de
obrar que autorizan a sus titulares para ejercitar y hacer efectivas las potestades jurídicas que las normas
legales les reconocen, no todas las realidades jurídicas que nuestra Constitución denomina ‘derechos’
constituyen facultades de querer y pretender (…) [por lo que] ‘derecho’, en nuestra Constitución, excede el
alcance de los derechos subjetivos (…), [y] equivale a categorías subjetivas protegidas por el ordenamiento
jurídico que no se limitan a derechos subjetivos". Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia. Amparo 22-A-94.
15

protegibles36 o categorías jurídicas protegibles37 y a la esfera jurídica como dimensión


omnicomprensiva de los mismos38. Por tanto, la Sala de lo Constitucional ha asumido un rol
protagónico ampliando el radio de tutela constitución y no circunscribiéndolo únicamente al
concepto de derecho –en la idea de derecho subjetivo – para abarcar principios, reglas y
garantías que, bajo estricto criterio jurídico, no encajan en el término derecho. No obstante
también debe destacarse que esta jurisprudencia conlleva problemas de indeterminación por su
marcado garantismo. ¿Cuándo se esta en presencia de una categoría subjetiva protegible? ¿Su
definición es acaso únicamente por vía jurisprudencial? ¿Cuáles son los lineamientos
definidos sobre estas categorías, sentados por la Sala, si es que los hay?39

3. Notas distintivas de los derechos fundamentales.

36
“… En efecto, la constitución a partir de este artículo positiva una serie de derechos (o categorías subjetivas
de la persona) que considera fundamentales para al existencia humana digna, en libertad e igualdad y que
integran su esfera jurídica. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 19 de
mayo de 2004. Amparo 630-2000. Rodríguez Meléndez afirma: “…Hay dentro del derecho jurisprudencial
salvadoreño la adopción de una categoría aceptada que es distinta a la idea del interés privado, público y
transindividual. Esta categoría la ha definido la Sala como: Categorías subjetivas protegibles. (…) la categoría
subjetiva protegible o interés legítimo parece notificarse como base para una acción jurisdiccional para el caso
de situaciones jurídicas subjetivas no caracterizadas normalmente de modo preciso, a diferencia del derecho
subjetivo, en el que si lo están”. Vid RODRIGUEZ MELENDEZ, R. E., Intereses y tutela constitucional , pp. 4-
6, en Doctrina publicada en las revistas elaboradas por el Centro de Documentación Judicial, disponible en
www. jurisprudencia.gob.sv. Consultada el día 12 de abril de 2007.
37
El concepto "derechos" debe ser interpretado en forma extensiva, a fin de comprender todos aquellos
enunciados susceptibles de ser traducidos en categorías subjetivas protegibles, aunque la ubicación en el texto
de la Constitución o su redacción no represente de manera evidente la presencia de un derecho en sentido
estricto, por lo tanto debe entenderse que el Art. 247 Cn. y el Art. 12 de la Ley de Procedimientos
Constitucionales no reducen la competencia de esta Sala, únicamente al conocimiento de los derechos
individuales o sociales contemplados en la Constitución. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia del 9 de septiembre de 2003. Amparo 134-2002.
38
"Toda persona o sujeto de derecho disfruta de un estado de hecho configurado como una esfera de libre
actuación que debe ser respetada. En términos jurídicos, este ámbito de libre desenvolvimiento se denomina
esfera jurídica. El contenido de esta esfera jurídica es sumamente amplio; es muy difícil, por no decir
imposible, pretender determinarla en abstracto, ya que su contenido cambia conforme a las realidades del
momento en que vive su detentador. A contrario sensu, es posible su precisión en concreto (…). La esfera
jurídica está integrada por una multiplicidad de categorías jurídicas subjetivas las cuales motivan el
desenvolvimiento y actuación de los particulares". Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia del 5 de febrero de 1996. Amparo 22-A-94.
39
En igual sentido Vid RODRIGUEZ MELENDEZ, R. E., Intereses y tutela constitucional, op. cit, p. 9.
16

La jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional no ha caracterizado los derechos


fundamentales; pero es posible a partir de sus diferentes sentencias identificar algunas notas
que permiten individualizar a los derechos fundamentales de otros. Estas notas son las
siguientes:

a) La base sobre la que se erigen los derechos fundamentales es la dignidad del ser humano:
Los derechos fundamentales son inherentes al ser humano por su misma condición de tal, sin
obstáculos o criterio clasificatorio alguno que impida el goce, disfrute o ejercicio de éstos por
los individuos, vale decir, la dignidad humana es el fundamento de los mismos; sólo se
requiere ser humano para ser titular de derechos fundamentales40.

b) Los derechos fundamentales pertenecen al núcleo de la Constitución. No puede ignorarse


que la Constitución salvadoreña tiene un fin personalista, toda la actividad del Estado gira en
torno a la persona humana, la cual es el origen y el fin de la misma; en consecuencia, el
contenido de la ley primaria esta dotado por un lado por la organización estatal y por otra
parte, por los intereses esenciales del ser humano para el libre desarrollo de su personalidad, y
que se conciben como derechos fundamentales41.
c) Su carácter esencial radica en ser un catalogo consensuado por el pueblo de intereses
constitucionalmente tutelados necesarios para la convivencia social. Los derechos

40
"Indisolublemente relacionada con los derechos fundamentales se encuentra la dignidad humana como
premisa básica que les es inherente (...); tomando como premisa que la dignidad es un elemento
perteneciente, por definición, a la persona humana, y siendo ésta el sustento de la estructura que conforma el
cúmulo de derechos garantizados por el Estado (...), éstos están destinados a la persona humana que nace,
crece y se desenvuelve bajo el andamiaje de la estructura jurídica de un Estado". Sentencia de la Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 20 de agosto de 2002, Amparo 25-S-95. “A la base de las
recientes codificaciones constitucionales en materia de derechos fundamentales, se encuentra una nota
común, que se traduce en el valor primario de la dignidad humana, que opera como núcleo aglutinador del
sistema jurídico de derechos humanos”. ROLLA, G., op. cit., p. 7.
41
"La Constitución no es la mera codificación de la estructura política superior del Estado Salvadoreño; sino
que, si bien define esa estructura, lo hace a partir de un determinado supuesto y con un determinado
contenido. Ese supuesto radica en la soberanía popular o poder constituyente del pueblo –Art. 83 Cn. –, y su
contenido está integrado esencial y básicamente por el reconocimiento de la persona humana como el origen
y fin de la actividad del Estado –art. 1 Cn. –, lo que conlleva la búsqueda por la efectiva y real vigencia de los
derechos fundamentales de la persona. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de
Justicia de 14 de febrero de 1997. Inconstitucionalidad 15-96.
17

fundamentales no son el resultado de una decisión arbitraria de un grupo social o político ni


tampoco son el resultado del intelecto creativo de un individuo que los inventa como valores
básicos y vitales para los seres humanos; son un conjunto de intereses tutelados producto del
consenso social en un Estado Democrático en donde, pese a las divergencias de pensamiento,
de credos, ideas políticas y religiosas, existe un consenso de un catalogo de mínimos de bienes
jurídicos indispensables para la vida social42.

d) Son determinadores del comportamiento estatal. Aunado al carácter de ser parte del núcleo
de la Constitución se tiene que determinan el modo de comportarse del Estado; el cual debe ir
más allá de su formulación en normas constitucionales, sino que además debe asegurar las
condiciones reales para su goce y disfrute efectivo43.

e) Necesitan garantías que posibiliten su ejercicio y disfrute. Los derechos fundamentales


llevan aparejados un instrumento que tutele ese intereses esencial y democráticamente
consensuado que representen, ya sea de índole normativa, jurisdiccional o institucional. De no
contar con éstas herramientas de protección difícilmente alcanzarán la efectividad que se prevé
para los mismos en la norma primaria44.
42
Su carácter básico consiste en ser un catalogo consensuado por el pueblo de intereses constitucionalmente
tutelados necesarios para la convivencia social. (Los derechos fundamentales) "constituyen –junto a otras
valoraciones – expresión jurídica de la decisión político-ideológica contenida en la normativa constitucional;
y, por ello, tanto las disposiciones constitucionales como las infraconstitucionales –legales, reglamentarias,
etc. – han de interpretarse en función de los derechos fundamentales, posibilitando la maximización de su
contenido. Este carácter básico de los derechos fundamentales en la normativa constitucional aparece
expresamente consignado tanto en el Preámbulo de la Constitución como en el Art. 1 de la misma. Sentencia
de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 14 de diciembre de 1995.
Inconstitucionalidad 17-95.
43
El papel de los derechos fundamentales es determinador del comportamiento estatal: "Podemos considerar
que las premisas esenciales determinadas por la Constitución para el comportamiento estatal en general, y sus
concretas manifestaciones en el ámbito penal son (…): el respeto a la dignidad de la persona humana, que es,
a decir del Preámbulo de la Constitución, uno de los ‘fundamentos de la convivencia nacional’, y a los
derechos fundamentales inherentes a ella (...). Tal respeto no debe limitarse a una consideración formal o
retórica, sino traducirse en una efectiva tutela". Sentencia de Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la
Corte Suprema de Justicia. Inconstitucionalidad 15-96.
44
“El reconocimiento de los derechos fundamentales no es sino una declaración de carácter metajurídico si
no se acompaña de garantías suficientes que aseguren la efectividad del ejercicio de tales derechos: el
reconocimiento de los derechos fundamentales debe ir acompañado de la intervención de mecanismos
jurídicos que aseguren su protección efectiva. Por tanto, la efectividad de los derechos fundamentales
18

f) Deben estar positivados. Los derechos fundamentales no son prestaciones de índole moral
no plasmados en el ordenamiento jurídico; al contrario su inserción en éstas le dan un
verdadero carácter de derecho y generan específicos deberes jurídicos para el sujeto pasivo de
los mismos45. Sobre esta característica Peces-Barba afirma que: “la justificación de la
pretensión moral en que consisten los derechos se produce sobre rasgos importantes derivados
de la idea de dignidad humana, necesarios para el desarrollo integral del ser humano;
consiguientemente, la recepción en el derecho positivo es la condición para que pueda realizar
eficazmente su finalidad”46

g) Los derechos fundamentales son irrenunciables. Los derechos fundamentales constituyen


un contenido mínimo que el Estado tutela y garantiza a los individuos y que por no tanto no
esta a disposición de la voluntad de los particulares47

depende tanto de su reconocimiento formal cuanto de la existencia de mecanismos jurídicos susceptibles de


garantizar su eficacia real". Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 29 de
noviembre de 1997. Amparo 20-M-95.
45
Los derechos fundamentales normalmente se encuentran positivados en los textos normativos de más alto
rango dentro del ordenamiento jurídico, ya que son expresión de la dignidad humana y cauce para favorecer
la realización moral del hombre en la vida social. En consecuencia, ellos son la razón y el fundamento de
muchos otros derechos no fundamentales recogidos en normas jerárquicamente inferiores. En definitiva,
cualquier derecho no tiene la categoría de fundamental: Sólo lo son aquellos que responde a determinados
valores o principios, construidos a través de un ejercicio histórico racional, directamente destinados a
asegurar el desarrollo de todas las vertientes implícitas en el concepto de la dignidad humana. ANSUATEGUI
ROIG, F. J., op. cit., p. 10. “Por otro lado, la experiencia también demostró que, de facto, los derechos son
eficaces mediante su juridificación (BOBBIO, N., Liberalismo y democracia, México, 2001, Traducción de
José F. Fernández Santillán). A partir de ese dato, los derechos van a adquirir una doble significación. A)
como derechos-valor, por su contenido axiológico (aspecto material) y b) como categorías jurídico-formales,
por su previsión en normas jurídicas (Aspecto formal)”. Vid SILVA GARCIA, F., La crisis del estatuto teórico
de los derechos fundamentales, p. 7, Disponible en http: // 200. 38. 86. 53 /NR /rdonlyres /382E51D0-627D-
4AA8-8D65-6DBC67C72038/0/licFernandoSilvaGarcia.pdf. Consultada el día 10 de abril de 2007.
46
PECES-BARBA MARTINEZ, G., op. cit., p. 29.
47
En igual sentido Ansuategui Roig, expresa: “La importancia de los derechos fundamentales es radical. No se
entienden los derechos fundamentales al margen del Derecho, a diferencia de los denominados derechos
humanos, derechos naturales, derechos morales. Es la inclusión en el derecho positivo la que permite el
respaldo de todo el poder del Estado en defensa de los principios o valores que residencian los derechos
fundamentales. ANSUATEGUI ROIG, F. J., op. cit., p. 11. “En razón de ese carácter institucional, los
derechos fundamentales adquieren la calidad de irrenunciables por ser, en esencia, principios informadores o
normas estructurales del ordenamiento jurídico; lo que significa que constituyen, junto a otras valoraciones
expresión jurídica de la decisión política-ideológica contenido en la normativa constitucional; y por ello, las
19

h) Su eficacia no es solo frente al Estado, también lo es frente a los particulares. La Sala de lo


Constitucional ha seguido la doctrina alemana de la drittwirkung o eficacia horizontal de los
derechos fundamentales y ha sostenido que los derechos fundamentales no solo tienen un
efecto frente a las instituciones del Estado, sino que también frente a los particulares en forma
directa o inmediata48

4. La doble función de los derechos fundamentales.

A los derechos fundamentales se les ha reconocido una doble dimensión; vale decir, una
dimensión subjetiva y una dimensión objetiva.49

disposiciones constitucionales han de interpretarse siempre en función de aquéllas posibilitando la


maximización de su contendió y no pueden limitarse arbitrariamente por particulares o vía legislativa, mucho
menos sustraerse irreflexivamente de la esfera jurídica individual de los ciudadanos. Sentencia de la Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 15 de febrero de 2002. Inconstitucionalidad 9-97.
48
“…En ese contexto, la jurisprudencia del amparo en nuestro país también ha evolucionado al ritmo del
progreso de la sociedad y superado la tesis de que el amparo es procedente sólo contra actos de autoridad
formalmente considerada; v.gr. consejo municipales, jueces, ministros, alcaldes, magistrados, entre otros. El
acto de autoridad entonces tiene ahora una connotación material, más que formal, en el entendido que el
acto contra el que se reclama es capaz de causar un agravio constitucional, independientemente del órgano o
de la persona que lo realiza. A partir de dichas premisas se replantean los supuestos de la legitimación pasiva
y ahora se admite la pretensión constitucional también contra actos y omisiones de los particulares de los
cuales puedan emanar actos limitativos de derechos constitucionales, como si se tratarse de actos de
autoridades formales, por encontrarse quienes los efectúan, de hecho o de derecho, en una posición de poder.
Sentencia del dos de marzo de dos mil cuatro, Amparo 118-2002. al respecto Tinetti afirma: La Sentencia de
la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia ha aceptado casos que implican drittwirkung o
´eficacia entre particulares´, pero no hay una posición clara por parte de la SC al respecto, más bien
mesurada y poco definida, esto sin duda por estar limitada actualmente mediante disposición legal expresa al
conocimiento de lesiones a los derechos constitucionales efectuados por agentes estatales”. TINETTI, A., La
justicia constitucional en El Salvador, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1997. Citado por
RODRIGUEZ MELENDEZ, R. E., Derechos fundamentales entre particulares: Una introducción a su
problemática protección constitucional e internacional, p. s.n. En doctrina publicadas en las revistas
elaboradas por el Centro de Documentación Judicial. disponible en www. jurisprudencia.gob.sv. Consultada
el día 12 de abril de 2007- Para una mejor comprensión Vid JANA LINETZKY, A., La eficacia horizontal de
los derechos fundamentales, Universidad de Chile, disponible en http://islandia.law.yale.edu/sela/sjana.pdf.
Consultada el día 12 de abril de 2007.
49
“En una línea jurisprudencial retrotraíble a la Sentencia de 24-V-1999, pronunciada en el proceso de
Amparo 40-98, y a la sentencia de 25-V-1999, dictada en el proceso de Amp. 167-97, esta Sala viene
sosteniendo que “los derechos constitucionales, v.gr., el derecho a recurrir, en todos los ordenamientos
jurídicos tienen un doble carácter: en primer lugar, desde un plano subjetivo – como afirma Pérez Luño-
todos los derechos de esta naturaleza actúan como garantías de la libertad individual, es decir, como “chapas
20

En su dimensión subjetiva, los derechos fundamentales determinan el estatuto jurídico de las


personas, es decir, las relaciones entre ellas y las que detentan el poder del Estado. Tales
derechos tienden a tutelar la libertad, la autonomía y seguridad de la persona, no sólo frente al
poder sino también frente a los demás miembros del cuerpo social.

No obstante, pese a que inicialmente fueron concebidos como instrumentos de defensa de las
personas frente a la omnipotencia del Estado, se considero que los derechos fundamentales no
tenían razón de ser en las relaciones entre sujetos del mismo rango donde se desarrollan las
relaciones entre particulares. Este planteamiento que obedecía a una concepción puramente
formal de la igualdad entre los diversos miembros de la sociedad, pero es un hecho notorio
que en la sociedad contemporánea esa igualdad formal no supone una igualdad material, y que
en ella el pleno disfrute de los derechos fundamentales se ve, en muchas ocasiones,
amenazado por la existencia en la esfera privada de los centros de poder, no menos
importantes que lo que corresponden a los órganos públicos. Lo anterior fundamenta que, en el
tránsito del Estado Liberal al Estado Social de Derecho, se haya consignado la extensión de la
incidencia de los derechos fundamentales a todos los sectores del ordenamiento jurídico y, por
tanto, también al seno de las relaciones entre particulares50.

Esta amplitud en la aplicación de los derechos fundamentales es sostenida sobre todo, a partir
de las dos funciones que los mismos desarrollan en la actualidad: en el plano subjetivo siguen
actuando como garantías de la libertad individual, si bien a este papel clásico se aúna ahora la
defensa de los aspectos sociales y colectivos; mientras que en el plano objetivo se ha asumido
una dimensión institucional a partir de la cual su contenido debe funcionalizarse para la
consecución de los fines y valores constitucionalmente proclamados.

En otras palabras, actualmente la función primordial de los derechos fundamentales no es sólo


afirmar la posición y protección del hombre frente al Estado, sino lograr integrar al hombre en

de seguridad” de la esfera jurídica propia de cada individuo; y en segundo lugar, desde un plano objetivo, los
derechos constitucionales han asumido una dimensión institucional, a partir de la cual sus contenidos deben
funcionalizarse para la consecución de los fines y valores constitucionalmente proclamados”. Sentencia de la
Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 15de febrero de 2002, Inconstitucionalidad 9-97.
50
CONSEJO NACIONAL DE LA JUDICATURA, op. cit., p. 88.
21

la sociedad, haciendo de ésta un verdadero tejido de solidaridad. Dicha integración se realiza a


través del desarrollo de un conjunto de normas que reconoce cada país y que pone límite a la
actuación estatal, pero también a la particular51.

Así el contenido objetivo de los derechos fundamentales supone una función y efecto
integrador: los derechos constituyen parte esencial de nuestro ordenamiento democrático y
libre, gracias a los cuales se concretiza un ámbito de libertad para el individuo, pero que no se
limita a emancipar al individuo frente a las actuaciones arbitrarias del Estado sino que implica
el establecimiento de relaciones vinculantes entre el individuo y la sociedad, es decir, como
fundamento de unidad política52

5. Perspectivas de análisis de los derechos declarados constitucionalmente.

Conforme se expresa en la Constitución, la expresión derecho 53 puede aludir a las realidades


jurídicas siguientes:
5.1. Derecho como ausencia de prohibición.
La frase constitucional “Toda persona tiene derecho a X” se limita a dar cuenta del hecho que
dentro del ordenamiento jurídico que se toma como referencia, no hay una norma o principio
que prohíba “X” o que obligue a realizar u omitir una conducta “X”-. A éstos se les conoce
como libertades. Ejemplo de ellos son los Arts. 4, 6, 7, 8, 22, 23 Cn., que consagran las
libertades de circulación y tránsito; de pensamiento y de expresión y/o información; de
51
Ibídem, P. 88.
52
QUIROGA LAVIE, H., Los derechos humanos y su defensa ante la Justicia , Editorial Temis, Bogotá. 1995,
p. 1.
53
Como se verá a continuación y aunque no lo diga en forma expresa la ECJ del CNJ en el texto mencionado,
se sigue la línea de pensamiento adoptada por Hohfeld. “En el mundo de los sistemas normativos jurídicos
Hohfeld identifica cuatro modalidades diferentes que funcionan en ese lenguaje jurídico como significados
del término genérico ´derecho´. En una relación entre individuos A y B, el individuo a podría disponer,
según el ordenamiento, de una Acción para exigir ( Claim), de un Poder, de una Libertad, y de una
Inmunidad. Según Hohfeld, el individuo B estaría << correlativamente>> en situación de Deber, de Sujeción,
de No-derecho y de Incompetencia respectivamente. Aunque Hohfeld mantuvo que ´ derecho´ en sentido
estricto y dentro de los sistemas jurídicos, solo debería ser llamado el >> Claim-rigths>> se ha considerado
usualmente que su toxicomanía indicaba la existencia en esos sistemas de cuatro tipos básicos de ´ derechos´.
De acuerdo con ello y con el entendimiento que de ello se ha extendido, una << acción>> sería un derecho, un
poder normativo sería un derecho, una libertad sería un derecho y, por fin, una inmunidad sería un derecho.”
(la cursiva corresponde al original. Vid. LAPORTA, F., op. cit., p. 26.
22

reunión y asociación; libertad en pleno; de disposición de los bienes, de contratación y de


testamentifacción, entre otros.54 Del hecho que alguien tenga un derecho a cierta acción en este
sentido mínimo no se infiere nada respecto de cómo deben reaccionar los demás ante esa
acción55.

5.2. Derecho como permiso directo


En este caso la Constitución autoriza la realización de una conducta. En este caso la fórmula
“toda persona tiene derecho a X” parece hacer referencia a la existencia en el sistema de una
norma que permita o autorice la realización de X. Y se expresa parece porque en la norma hay
formulaciones más expresas tales como “permiso”. “licencia”, “autorización”. La libertad de
culto es un ejemplo de ello. Art. 24 Cn.

5.3 Derecho como correlativo de obligaciones activas o pasivas


En este plano, considerado un derecho como constitucional, comporta el deber de los demás
de hacer algo a favor de su titular. En muchas ocasiones, frases referentes a “toda persona
tiene derecho a X” hace referencia a la existencia de una norma que impone a otros el deber de
dejar de hacer o facilitar X, o de proporcionar o no quitar X. las obligaciones son activas o
pasivas según exijan actos u omisiones. El Art. 117 Cn. es un ejemplo de ello, cuando instaura
el deber de toda persona de conservar, restaurar y proteger el medio ambiente56.

5.4. Derecho como demanda


La expresión “toda persona tiene derecho a X” implica poder reclamar ante el Órgano Judicial
competente, un comportamiento definido o determinado. Ejemplo lo es el Art. 11 Cn57.

54
CONSEJO NACIONAL DE LA JUDICATURA, op. cit., p. 89.
55
Ejemplo de acciones de un titular de un derecho fundamental que pueden ser impedidas u obstaculizadas
son la libertad de movimiento, la manifestación de la fe, la expresión de la opinión, la creación de una obra
de arte, la educación de los hijos, la reunión en una calle y la elección de una profesión. ALEXY, R., Teoría de
los derechos fundamentales, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2002, p. 189.
56
Robert Alexy sostiene que la estructura fundamental del derecho a algo pasa por A tiene frente a B un
derecho G. Vid ALEXY, R., op. cit.. P. 186.
57
CONSEJO NACIONAL DE LA JUDICATURA, op. cit., p. 92.
23

5.5. Derecho como inmunidad


Algunas veces el disponer de un derecho fundamental implica que una conducta no podrá ser
regulada de modo alguno por el Estado, es decir, que carecería de competencia normativa para
regularlo. Inmunidad haría referencia a aquellos espacios de la vida de la persona que son
imposibles de formación por el Estado, puesto que, cualquier tipo de regulación afectaría
sustancialmente esos derechos fundamentales. Los ejemplos son variados: las opciones
educativas, alimenticias, las amistosas, la utilización del tiempo libre, etc. Otro componente de
la idea de relación de “derechos” con “inmunidades son aquellas situaciones definidas dentro
del ordenamiento que establece “privilegios” para cierto tipo de personas generalmente por el
cargo o función que ostentan dentro de la sociedad; el ejemplo clásico de ello lo constituye las
inviolabilidades y las inmunidades parlamentarias58.

6. Clasificación de los derechos fundamentales.

Los derechos fundamentales admiten diferentes clasificaciones a partir del enfoque desde el
cual se les analice59; sin embargo de ellas se expresan las siguientes.
6.1. Por su forma: derechos fundamentales explícitos e implícitos.
En función del modo en el que se describen los derechos, caben las siguientes posibilidades:
derechos explícitos y derechos implícitos (no enumerados)60. La positivación de los derechos
constitucionales – es decir- su enunciado formal en la constitución – se produce habitualmente
mediante normas expresas. Frente a estos derechos cabe la utilización del concepto de
derechos implícitos, para referirse a aquellos que la norma no contempla formalmente, o no

58
CONSEJO NACIONAL DE LA JUDICATURA, op. cit., p. 92.
59
Los catálogos de derechos de las Constituciones de América Latina presentan una pluralidad de lenguajes y
técnicas de clasificación que vuelven arduo un intento de síntesis. Puede hablarse al respecto de una babel de
lenguajes que induce a considerar que se esta en presencia de una carencia casi absoluta de sistematización.
Vid ROLLA, G., op. cit., p. 5.
60
El concepto de derechos implícitos permite considerar que no es necesario que un derecho esté configurado
expresamente en constitución formal o en el derecho internacional convencional para ser derecho esencial,
humano o fundamental. Ellos pueden deducirse de valores, principios, fines y razones históricas que
alimentan el derecho positivo constitucional e internacional. Vid NOGUEIRA ALCALA, H., op. cit., p. s. n.
24

los enuncia como derecho, pero que pueden desprenderse del contexto axiológico o del
contenido material de la Constitución61.

Así planteados, son derechos fundamentales expresamente reconocidos, a manera de ejemplo,


el derecho a la vida, a la propiedad y posesión, a la seguridad y al trabajo, a la libertad, a la
integridad física y moral (Art.2 Cn.), la libertad de expresión (Art. 6 Cn.), la libertad de
asociación (Art. 7 Cn.), el derecho de defensa técnica (Art. 12 Cn.), el derecho a formar
asociaciones profesionales (Art. 47 Cn.), entre otros; reconocidos en forma implícita son los
derechos al patrimonio y al domicilio (Art. 1 Cn.), contenidos en la personalidad jurídica del
ser humano, el derecho de reunión (Art. 7 Cn.) derivado de la libertad de asociación, el
derecho de coalición (Art. 47 Cn.) antecedente del derecho de formar asociaciones
profesionales, el derecho a la protección jurisdiccional (Art. 2 Cn.) derivado de la obligación
del Estado de proteger a la persona “en la defensa y conservación de los (derechos) mismos”,
y entre otros, el derecho a un medio ambiente sano, surgido implícitamente del deber del
Estado de conservar los recursos naturales (Art. 117 Cn.).

6.2. Por su naturaleza: derechos de libertad y de prestación


Los derechos de libertad se caracterizan porque su definición supone una delimitación
negativa del ámbito de actuación del Estado; ello significa que, en cuanto límite, lo que
imponen básicamente es una actitud de abstención por parte del poder público especialmente.
Los derechos de prestación, por el contrario, atienden a una actitud activa del poder público
que deben llevar a cabo las acciones oportunas para hacerlos efectivos. (…) aunque en unos y
otros prevalezcan el elemento de abstención o de acción del poder público, siempre ambos
tipos integran también el elemento contrario. Así por ejemplo, en los derechos de prestación,
una vez otorgados, el poder público ha de permitir su libre disfrute; por el contrario, en los
derechos de libertad, aunque la abstención sea la actitud fundamental que deba de desarrollar,
también se exigen a menudo prestaciones complementarias para hacer posible precisamente
ese disfrute.62

61
CONSEJO NACIONAL DE LA JUDICATURA, op. cit., p. 95.
62
CONSEJO NACIONAL DE LA JUDICATURA, op. cit., pp. 95-96.
25

6.3. Por su contenido: derechos de ámbito personal, derechos de la esfera privada,


derechos de ámbito político y derechos de ámbito socio-económico.

Esta comporta el contenido material de los mismos 63; de ahí que se clasifican en: a) derechos
de ámbito personal, que son aquellos que afectan a la esencia misma del individuo, a sus
elementos constitutivos de naturaleza física y moral, sin ellos la persona no puede ser
reconocida como tal. Entre ellos cabe el derecho a la vida, a la integridad personal, la libertad
ideológica y la religión y la libertad y seguridad personal; b) derechos de la esfera privada. Se
trata de aquellos relativos a la esfera de relación más íntima individual. Honor, intimidad,
propia imagen, inviolabilidad del domicilio, secreto de las comunicaciones, libertad de
residencia y de desplazamiento, son ejemplos de éstos; c) derechos de ámbito político. Son
aquellos en los cuáles el individuo se proyecta más allá de sí mismo y de su intimidad para
relacionarse en sociedad con el resto de sus congéneres. Son ejemplo de éstos la libertad de
expresión e información, de reunión y asociación, el sufragio, participación política y petición,
entre otros; d) derechos socio-económicos. Son aquellos derechos que se han ido consagrando
en el terreno de la proyección laboral y económica del individuo.

6.4. Por su surgimiento, los derechos fundamentales también han sido clasificados en
derechos de primera generación, derechos de segunda generación y derechos de tercera
generación.

Derechos de primera generación. Estos son aquellos derechos civiles y políticos que
básicamente se refieren a la persona en sus atributos individuales de dignidad, en donde el
Estado tiene una actitud de abstención, son exigibles de manera coactiva porque su
reconocimiento tiene prioridad. Son considerados derechos antiguos o clásicos64. Esta es una

63
El ámbito liberal exento de control por el poder esta constituido por el conjunto de los derechos
individuales –constituyendo una esfera individual o privada – y la efectiva participación social se realiza
tanto en el ejercicio de los derechos sociales – esfera social- como de los derechos políticos – esfera política.
Vid AA.VV., Teoría de la Constitución salvadoreña, op. cit., pp. 29-30.
64
Vid RAÑA ARANA, W. A., op. cit., p. 19.
26

“generación correspondiente al constitucionalismo liberal (S. XVIII y XIX) en que el acento


se pone, en los textos constitucionales, en derechos de clara dimensión individual: protección
del individuo frente a manejos externas por parte de los poderes del Estado, (derechos de
libertad) y participación en la vida pública (derechos políticos)65

Derechos de segunda generación. Estos derechos son los agrupados en derechos económicos,
sociales y culturales; considerados entonces como derechos modernos en su concepción y en
su formulación66. “Época marcada por el constitucionalismo social, a partir de la primera
guerra mundial, constituciones en las que a los derechos anteriores se añaden otros que tienen
en cuenta las relaciones de los individuos con su entorno social (relaciones laborales,
económicas, etc.) y que suponen garantías de bienestar o prestaciones materiales (educación,
salud)67

Derechos de tercera generación. Esta generación protege derechos colectivos, Integrados por
bienes antes considerados como sobreentendidos y a base de la misma vida, pero que
comienzan a ser escasos, y cuya desaparición amenaza a la colectividad como un todo:
derechos al medio ambiente, a un entorno sano, al patrimonio cultural, etc. Responden a una
concepción del hombre y su entrono, es decir, el hombre y su hábitat relacionado con el
territorio, su culturas, costumbres y tradiciones. Son derechos inherentes a las colectividades
humanas, como las minorías étnicas y políticas, o los grupos religiosos y al hombre como
sujeto universal de derechos. Los derechos de tercera generación se basan en la premisa de
conceder o aceptar que los pueblos en general deben de tener un desarrollo mínimo: derecho a
la paz, a un medio ambiente sano, al desarrollo sostenido, el derecho a un orden ecológico
equilibrado, derecho a la identidad cultural, derecho al uso y respeto de la lengua materna, el

65
LOPEZ GUERRA, L., Introducción al Derecho Constitucional, Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 1994.
p. 104. Para una mejor comprensión Vid SANCHEZ MARIN, Á., Concepto, fundamento y evolución de los
derechos fundamentales, P s/n. http://www.intercodex.com/ficharticulo.php?ID=13. Consultada el día 12 de
abril de 2007.
66
Vid RAÑA ARANA, W. A., op. cit., p. 19.
67
LOPEZ GUERRA, L., op. cit., p. 104.
27

derecho a la libre determinación de los pueblos, derecho de acceso a la propiedad de la tierra


entre otros. Por tanto, el sujeto de estos derechos es la colectividad, el pueblo, la humanidad68.

7. La tutela jurisdiccional reforzada de los derechos fundamentales.

A diferencia de otra clase de intereses jurídicamente protegidos, los derechos fundamentales


se ven protegidos por mecanismos diseñados desde la constitución y que se denomina
garantías69.

Al respecto, la Constitución no hace en forma expresa una diferenciación entre derechos y


garantías, pues utiliza en forma indistinta dichas denominaciones. Por ejemplo, el hábeas
corpus aparece como un derecho fundamental (Art.11 Cn.) pero también como un mecanismo
o herramienta procesal de tutela (Art. 174 Cn.). No obstante, la Sala de lo Constitucional, sin
expresarlo claramente, parece inclinarse a distinguirlos teóricamente: mientras los derechos
implican facultades o atribuciones, las garantías significan herramientas o medios para
efectivizar los derechos, aunque claro, no siempre esta diferenciación se hace en forma
nítida70. Sin embargo, pese a no hacerse claramente la distinción, se ha afirmado claramente
68
Vid RAÑA ARANA, W. A., op. cit., p. 19.
69
Uno de los presupuestos que más directamente contribuyen a perfilar el significado de los derechos
fundamentales es el gozar de un régimen de protección jurídica reforzada. La Constitución establece
mecanismos generales de garantía a los derechos positivados en su texto, los cuales, sin ánimo exhaustivo, son
susceptibles de clasificarse en tres rubros: (i) garantías normativas; (ii) garantías jurisdiccionales; y (iii)
garantías institucionales. Sentencia de la Sala de lo Constitucional del 2 de septiembre del 2005,
Inconstitucionalidad 36-2004.
70
Sobre la relación entre derechos fundamentales y garantías constitucionales, la SC ha llamado la atención a
que "el Art. 2 Cn., después de enunciar los atributos de la persona humana que integran el núcleo de los
derechos fundamentales, finaliza el primer inciso consagrando el derecho de la persona a ser protegida en la
conservación y defensa de los mismos. En esta consagración radica la esencia de las garantías constitucionales
–y, especialmente, jurisdiccionales– de los mencionados derechos, y responde a la idea esencial de que (…)
las libertades no valen en la práctica más de lo que valen sus garantías (...); los mecanismos de protección de
estos derechos [los fundamentales] son el complemento imprescindible para hacer posible el tránsito que
media desde su reconocimiento constitucional hasta su real eficacia jurídica en las relaciones humanas".
Sentencia de la Sala de lo Constitucional del 17 de noviembre de 1997. Amparo 14-C-93. "el reconocimiento
de los derechos fundamentales no es sino una declaración de carácter metajurídico si no se acompaña de
garantías suficientes que aseguren la efectividad del ejercicio de tales derechos: el reconocimiento de los
derechos fundamentales debe ir acompañado de la intervención de mecanismos jurídicos que aseguren su
protección efectiva. Por tanto, la efectividad de los derechos fundamentales depende tanto de su
28

las especies de garantías constitucionales de protección de los derechos fundamentales. Estas


son:

7.1. Garantías normativas

Con ellas se hace alusión a un conjunto de disposiciones normativas diseñadas


constitucionalmente a efecto de asegurar el cumplimiento de los derechos fundamentales, a
evitar su modificación, a velar por la integridad de su sentido y función 71. Este conjunto de
disposiciones se refiere al contenido material de los derechos fundamentales 72. La idea central
de las garantías normativas atraviesa el tamiz de la rigidez de la Ley Fundamental, toda vez
que se colige que los derechos fundamentales son parte de los aspectos esenciales y
definitorios de la Constitución, y por tanto, su permanencia es necesaria para mantener y
salvaguardar la propia identidad del texto normativo primario73.
Paralelo a ello, la tutela constitucional se manifiesta también en la instauración de cauces
normativos tendientes a asegurar la integridad del significado y función de tales derechos.
Entre éstos destaca la reserva de ley74 y la prohibición al legislador del establecimiento de
limitaciones o restricciones que anulen o vuelvan nugatorio el derecho75.

reconocimiento formal cuanto de la existencia de mecanismos jurídicos susceptibles de garantizar su eficacia


real" Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 29 de noviembre de 1997.
Amparo 20-M-95.
71
Dentro de éstas se comprenden la sujeción de los órganos estatales y entes públicos a la Constitución y al
resto del ordenamiento jurídico (Art. 86 incs. 1 y 3º Cn); la rigidez para la reforma de la Constitución (Art.
248 Cn) y el principio de inalterabilidad de los derechos fundamentales (Art. 246 inciso 1º. Cn).
72
CONSEJO NACIONAL DE LA JUDICATURA, op. cit., p. 97.
73
Art. 248 Cn.- La reforma de esta Constitución podrá acordarse por la Asamblea Legislativa, con el voto de
la mitad más uno de los Diputados electos. (…) Para que tal reforma pueda decretarse deberá ser ratificada
por la siguiente Asamblea Legislativa con el voto de los dos tercios de los Diputados electos. Así ratificada, se
emitirá el decreto correspondiente, el cual se mandará a publicar en el Diario Oficial. (…) La reforma
únicamente puede ser propuesta por los Diputados en un número no menor de diez. (…) No podrán
reformarse en ningún caso los artículos de esta Constitución que se refieren a la forma y sistema de gobierno,
al territorio de la República y a la alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia de la República.
74
Por tal se entiende que la regulación de los derechos fundamentales es materia exclusivamente reservada al
legislador y sustraída a la injerencia de otros órganos.
75
(…) Es necesario aclarar que regulación de un derecho no debe implicar limitación del mismo; pero sí, la
limitación o restricción de un derecho supone necesariamente su regulación. La regulación normativa
comprende, entre otros aspectos, el establecimiento de la titularidad, las manifestaciones y alcances de los
derechos así como las condiciones para su ejercicio y sus garantías. Desde esta perspectiva, puede afirmarse
29

Debe aclararse que regular y limitar derechos fundamentales no tienen igual significado. La
regulación comprende el establecimiento de la titularidad, las manifestaciones y alcances del
derecho, algunas condiciones para su ejercicio y desde luego, sus garantías; mientras que la
limitación o restricción de un derecho supone en principio una regulación, por la cual se
establecen ciertos impedimentos para el libre ejercicio de ese derecho76.

7.2. Garantías jurisdiccionales

Respecto a estas la acción procesal descolla entre las restantes, pues se ve como el instrumento
idóneo ante el atropello de los derechos fundamentales. Son de dos clases:

a) Garantías procesales genéricas. Se refieren a aquellos instrumentos de protección de los


derechos fundamentales, pero que no han sido diseñados específicamente para ellos. El
proceso ordinario, en cualquiera de sus ramas, ceñido al parámetro del Art. 11 Cn. es el mejor
ejemplo de ello77.

que un derecho constitucional puede ser regulado directamente por la misma Constitución o por las normas
infraconstitucionales provenientes de aquellos entes públicos que se encuentran constitucionalmente
facultados para ello. Por otro lado, la limitación o restricción de un derecho, supone en principio una
regulación, por la cual se establecen ciertos impedimentos para el ejercicio de ese derecho. Sobre este punto,
[cabe decir que] las restricciones de derechos fundamentales son numerosas y de muy diferente tipo, sin
embargo, los derechos constitucionales, en tanto derechos de rango constitucional, pueden ser restringidos a
través de normas con rango constitucional, o bien por normas de rango inferior, siempre y cuando estas
últimas sean conformes con aquella; si la restricción se hace por la norma constitucional, se trata entonces de
una restricción directamente constitucional, por el contrario, si se hace por norma inferior, se trata de una
restricción indirectamente constitucional, en este caso, la base se encuentra en la autorización que la
Constitución hace a través de ciertas disposiciones o parte de sus disposiciones, para llevar a cabo
intervenciones, restricciones o limitaciones de derechos. Con relación a estas figuras, en Sentencia de la Sala
de lo Constitucional del 13 de junio de 1995. Inconstitucionalidad 4-94, la Sala de lo Constitucional sostuvo
que ‘la regulación de un derecho constitucional conforme al artículo 246 de la Constitución, sólo puede
hacerse en virtud de una ley (…). El constituyente manda que la ley, no deba alterar los principios
establecidos por la Constitución." Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de
26 de julio de 1999, Inconstitucionalidad 2-92.
76
Vid Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 26 de junio de 2000.
Inconstitucionalidad 16-99.
77
El Art. 11 Cn. consagra el derecho de audiencia en cuanto nadie puede ser privado de sus derechos sin ser
previamente oído y vencido en juicio con arreglo a las leyes
30

De la misma forma, el proceso de inconstitucionalidad contemplado en el Art. 183 y vinculado


con el Art. 149 Cn., es otra garantía procesal genérica, pues a través del control concentrado
de constitucionalidad de las leyes, tratados, reglamentos y de cualquier clase de norma jurídica
que infrinja la ley primaria, se dejará sin efecto aquellas disposiciones impugnadas que puedan
violar, limitar, hacer nugatorio o afectar el contenido y alcance de tales derechos. Igual ocurre
con la inaplicabilidad de las leyes, el cual es una especie de control difuso de
constitucionalidad, a cargo de los jueces ordinarios quienes pueden no aplicar una ley a un
caso concreto, porque para ello la misma inconstitucional, ya sea por razones de forma o de
fondo. Esta garantía es casi siempre utilizada por los tribunales comunes cuando una norma
esta afectando a los titulares, el contenido u objeto de un derecho fundamental.

b) Garantías especializadas. La Constitución establece otros medios de tutela


especializados para los derechos fundamentales; siendo ellos el amparo constitucional y el
hábeas corpus, proceso, éste último, destinado exclusivo para la protección del derecho de
libertad personal78.
7.3. Garantías institucionales

La distinción apuntada entre las garantías jurisdiccionales en genéricas y específicas es válida


para sus instrumentos de protección institucional. Como mecanismo genérico, el control por
parte de la Asamblea Legislativa a través de las comisiones que se forman dentro de su seno es
un real mecanismo de control institucional de los derechos fundamentales, ya que permite
desarrollar una importante tarea de información y control de la actividad de las instituciones
del Estado. Como mecanismo de control institucional específico de protección de los derechos

78
Art. 247 Cn.- Toda persona puede pedir amparo ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de
Justicia por violación de los derechos que otorga la presente Constitución . (…) (El hábeas corpus) "Es una
garantía constitucional que tiene como finalidad la protección de la libertad personal de cualquier individuo;
[los pronunciamientos sobre infracciones ocurridas en el ámbito penal] le son permitidos [a la SC] cuando la
infracción dentro de este campo transgreda, afecte, viole o altere algún derecho constitucional (...), y la
resolución que se dicte en dicho proceso se limita estrictamente a reconocer la inconstitucionalidad o no de
los actos realizados por las personas que restrinjan la libertad personal del individuo" Sentencia de Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 17 de noviembre de 1994, Hábeas Corpus 9-V-94.
31

fundamentales se encuentra la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos,


institución cuyo antecedente inmediato es el Ombudsman, cuya competencia consiste en
conocer e investigar violaciones a los derechos humanos79

8. El Órgano Jurisdiccional como garantía institucional de protección de los


derechos fundamentales

El Órgano Jurisdiccional es también una garantía institucional genérica de protección de los


derechos fundamentales y a través de las Salas de la Corte Suprema de Justicia y de los
tribunales ordinarios se encarga de velar por la protección de los derechos humanos; pues son
esencialmente sus funcionarios los que se encargan de hacer efectivas las garantías
jurisdiccionales genéricas y específicas de tutela.

La misma Sala de lo Constitucional ha reiterado en su jurisprudencia que la protección de los


derechos fundamentales es una de las áreas de su conocimiento. “La competencia que la
Constitución confiere a esta Sala –esencialmente en el Art. 174 Inc. 1°– comprende (...) [una
parte] que tiene por finalidad realizar un control concreto de la constitucionalidad de actos de
autoridad –área que más propiamente correspondería denominar protección constitucional a
los derechos fundamentales y principios constitucionales,- [y que se realiza a través de]
invalidar los efectos imperativos que sobre la esfera jurídica de una persona proyectan las
disposiciones jurídicas, o los actos de aplicación de cualquier naturaleza que resulten lesivos a
79
"Art. 194 Cn.- El Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos y el Procurador General de la
República, tendrá las siguientes Funciones: (…) I.- Corresponde al Procurador para la Defensa de los
Derechos Humanos: 1º Velar por el respeto y la garantía a los Derechos Humanos; 2º Investigar, de oficio o
por denuncia que hubiere recibido, casos de violaciones a los Derechos Humanos; 3º Asistir a las presuntas
víctimas de violaciones a los Derechos Humanos; 4º Promover recursos judiciales o administrativos para la
protección de los Derechos Humanos; 5º Vigilar la situación de las personas privadas de su libertad. Será
notificado de todo arresto y cuidará que sean respetados los límites legales de la detención administrativa; 6º
Practicar inspecciones, donde lo estime necesario, en orden a asegurar el respeto a los Derechos Humanos; 7º
Supervisar la actuación de la Administración Pública frente a las personas; 8º Promover reformas ante los
Órganos del Estado para el progreso de los Derechos Humanos; 9º Emitir opiniones sobre proyectos de leyes
que afecten el ejercicio de los Derechos Humanos; 10º Promover y proponer las medidas que estime
necesarias en orden a prevenir violaciones a los Derechos Humanos; 11º Formular conclusiones y
recomendaciones pública o privadamente; 12º Elaborar y publicar informes; 13º Desarrollar un programa
permanente de actividades de promoción sobre el conocimiento y respeto de los Derechos Humanos; 14º Las
demás que le atribuyen la Constitución o la Ley. (…)
32

tal esfera jurídica". Resolución de Improcedencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte


Suprema de Justicia de 2 de septiembre de 1998, Inconstitucionalidad 12-98.

Giancarlo Rolla afirma tres rasgos distintivos de la justicia constitucional latinoamericana


orientada a la tutela de los derechos fundamentales, directamente aplicables a la salvadoreña; a
saber: En primer lugar, la justicia constitucional, de acuerdo a la teoría Kelseniana de la corte
constitucional, actúa como ´legislador negativo´, responde a la necesidad de asegurar la
racionalidad y homogeneidad del sistema jurídico, de favorecer una íntima coherencia, no solo
anulando las normas de ley contrastantes con las de rango constitucional, sino también
ejerciendo la función de interpretación auténtica del significado de las disposiciones
constitucionales, o bien, de unificación de los ordenamientos jurisprudenciales en orden a los
diversos artículos de la Constitución 80. Para el caso de El Salvador, la inconstitucionalidad de
las leyes y reglamentos, previstas por el Art. 247 Cn. y de los tratados internacionales,
presupone la idea del legislador negativo, paralelo a que el tribunal constitucional se arroga la
función de máximo intérprete de la ley primaria y unificador de la jurisprudencia81.

En segundo lugar, la justicia constitucional se propone asegurar el equilibrio institucional


entre los poderes del Estado y entre los diferentes niveles institucionales. Son verdaderos
guardianes o custodios de la constitución. Los jueces constitucionales 82 refuerzan su posición
sistémica de defensores de la constitución, desarrollando un rol arbitral, de garante, del respeto
formal y sustancial del principio de separación de poderes, tanto en su proyección horizontal
como vertical83.

80
ROLLA, G., op. cit., p. 10.
81
Proceso de inconstitucionalidad es aquel en el cual la reclamación que se realiza ante la SC de la CSJ
cuando una ley, decreto, etc. Ha atacado o contraviene alguna de las garantías establecidas en la Constitución.
(…) La función de la Sala es, como diría Kelsen, de legislador negativo. Vid PARADA GAMEZ, G. A., La sala
de lo constitucional en defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales, tres medios, dos
acontecimientos y una reflexión, p. 4. en doctrina publicada en las revistas del centro de documentación
judicial, P. 4. Disponible en www.jurisprudencia.gob.sv. Consultada el día 12 de abril de 2007.
82
Los jueces, y en general, todos los llamados a aplicar el derecho han de tomar la norma constitucional como
una premisa de su decisión, igual que cualquier otra norma. En consecuencia, lo que se pretende es lograr que
todos los tribunales, no sólo la Sala de lo Constitucional, apliquen la Constitución, independientemente si
están tramitando un proceso, una diligencia o un procedimiento". Sentencia de la Sala de lo Constitucional de
la Corte Suprema de Justicia. Amparo 32-C-96.
83
PARADA GAMEZ, G. A., op. cit., p. 10.
33

Por último, el proceso constitucional se considera comúnmente como la sede en la cual se


garantizan la tutela de las posiciones subjetivas y de los derechos reconocidos por la
Constitución: A través del proceso constitucional se controlan los poderes públicos
garantizando los derechos de los gobernados, se vigila con el fin de que las decisiones públicas
no vulneren las libertades garantizadas por la Constitución. Es más, debe concluirse que la
justicia constitucional ha constituido la principal y más eficaz respuesta del Estado
Democrático de Derecho a la exigencia de asegurar una tutela efectiva de los derechos
fundamentales84

9. Límites de los derechos fundamentales

Los derechos fundamentales no son absolutos. Es así que el legislador al regular los mismos
puede imponerles límites y ello no implica la anulación o conculcación del derecho.

Desde esta perspectiva hay límites internos, que son útiles para determinar el contenido
concreto del derecho, y le son por tanto inmanentes al derecho mismo; un límite interno es una
situación de no derecho, es decir, de supresión del ejercicio de un derecho fundamental que va
a ser tan solo admisible en la medida en que sea subsumible en algún elemento de la norma
que establece el derecho fundamental85. En concreto, la teoría de los límites internos o
inmanentes de los derechos sostiene la concepción que los derechos y los límites no pueden
entenderse como categorías diferentes. El contenido del derecho se conforma por el conjunto
de atributos y facultades que representa como por las fronteras o límites que se distingue
respecto del ejercicio de tales derechos.86

84
Ibidem. PP. 10-11.
85
Los límites internos se pueden considerar como supuestos de delimitación propiamente constitucional en el
sentido que el precepto constitucional fija el alcance y el contenido del derecho; todo lo que no sea
subsumible en el supuesto de hecho del derecho no son límites, sino supuestos de no derechos . En estos
casos para delimitar el derecho se ha de recurrir a la identificación del supuesto de hecho que permitirá
determinar que debe entenderse por dicho derecho. (…) Por ejemplo, el Art. 7 Cn, establece el derecho de
asociación y sus límites internos son en forma pacífica y sin armas, lo que impide que se pueda ejercer tal
derecho de forma violenta o con armas. En este caso, un supuesto de no derecho se excluye de la protección
constitucional la reunión violenta o con armas. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema
de Justicia de 26 de junio de 2000. Inconstitucionalidad 16-99.
86
En igual sentido Vid NOGUEIRA ALCALA, H., op. cit., p. s. n.
34

Los límites externos son los que se imponen por el ordenamiento al ejercicio legítimo y
ordinario de los derechos fundamentales. Estos límites son justificados por la necesidad de
proteger otros derechos fundamentales, otros bienes constitucionales e incluso para
salvaguardar el contenido de ciertos principios inmersos en normas que son propias de la
estructura del Estado87. Sintéticamente, esta teoría separa derechos y límites, denominando a
estos últimos limitaciones en cuanto implica restricciones en el ejercicio de los derechos. Las
limitaciones en cuanto restricciones establecidas por el legislador proceden de reservas
específicas de limitación, las cuales son constitutivas de límites y no solamente declarativas de
límites preexistentes de los derechos. El límite es externo al derecho mismo y viene dado por
la necesidad de hacer compatible los derechos entre sí y con otros bienes constitucionalmente
configurados.88

En la sentencia de Inconstitucionalidad 16-99, de fecha veintiséis de junio de dos mil, la Sala


de lo Constitucional sostuvo que los derechos fundamentales son desarrollados por el
legislador en el caso que carezcan de contenidos o no sea suficiente, de tal suerte que origine
la imposibilidad de aplicación del mismo; de ahí que sea el legisferante quien le dote de
contenido; pero con riguroso apego a la norma constitucional89.

10. Métodos de interpretación de los derechos fundamentales

87
El límite externo es siempre competencia del ente con potestades normativas, normalmente, el legislador;
pero en tema de ponderación de derechos fundamentales, la SC de la CSJ ha sostenido que no es admisible
que al limitar un derecho fundamental se haga en razón de cualquier bien jurídico protegible, ya que en caso
contrario le resultaría sencillo al ente con potestad normativa vaciar de contenido los derechos
fundamentales mediante la invocación de cualquier bien o principio.
88
En igual sentido Vid NOGUEIRA ALCALA, H., op. cit., p. s. n.
89
El establecimiento de límites a los derechos fundamentales por parte del legislador, es un acto que modifica
algunos de los elementos configuradotes del mismo. Su constitucionalidad dependerá del cumplimiento de
dos supuestos: (a) de si el acto normativo es compatible con el objeto de protección del derecho fundamental,
en cuyo caso deberá agregarse dicho acto normativo al supuesto de hecho de la norma que lo establece; (b) de
si el acto normativo esta justificado en la Constitución, es decir, si esta autorizado por la Constitución, en
cuyo caso dicha limitación es admisible y debe agregarse al supuesto de hecho. En definitiva, puede aquí
señalarse que la imposición de límites a los derechos fundamentales por parte del legislador no es
inconstitucional si estos están enmarcados dentro del ámbito de libertad de configuración que a él le
corresponden y no anulan el contenido mismo del derecho. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de 26 de
junio de 2000. Inconstitucionalidad 16-99.
35

De acuerdo a Pérez Luño, existen cuatro teorías de interpretación de los derechos


fundamentales, a saber: a) teoría liberal positivista90, b) teoría del orden de los valores91, c)
teoría institucional92 y d) teoría ius naturalista clásica93.
En la teoría liberal, los derechos fundamentales son derechos de libertad del individuo frente
al Estado; es decir, se concibe a los derechos y libertades como derechos de defensa
<<abwehrrechte>>. Se pone el acento en el status negativus de la libertad, frente y contra el
Estado.94

Para la teoría axiológica los derechos fundamentales son los representantes de un sistema de
valores concretos, de un sistema cultural que resume el sentido de la vida estatal contenida en

90
Según esta postura, propugnada por Fosthoff, los derechos humanos (sic) son categorías técnico jurídicas
dirigidas a reformular en normas positivas, las exigencias de la teoría de los derechos naturales, de afirmar
libertades del individuo frente al poder del Estado. Sus pautas de interpretación son: i) Los derechos humanos
(sic) son garantías de la autonomía individual, es decir, deben interpretarse como derechos de defensa frente
a las exigencias de los poderes públicos en la esfera privada; ii) deben considerarse como garantías esenciales
del status quo económico y social, iii) por ser categorías lógico formales deben ser interpretados de acuerdo a
los métodos de interpretación tradicional; iv) cada derecho humano (sic) debe ser interpretado como derecho
autónomo, con su propia lógica y sentido; por tanto, no es lícito una jerarquía entre normas iusfundamentales
ni una interpretación sistemática de éstos. Vid CHACIN FUENMAYOR, R., La doctrina de interpretación de
los derechos humanos y la constitución venezolana de 1999 , p. s. n.
www.serbi.luz.edu.ve/pdf/gl/v10n2/art_02.pdf, Consultada el día 10 de abril de 2007
91
Iniciada por Smend sostiene que los derechos humanos (sic) cumplen una función integradora e inspiradora
de todo el ordenamiento jurídico estatal, al sistematizar el contenido axiológico que es objetivo del
ordenamiento democrático al que la mayoría de los ciudadanos prestan su consentimiento y porque los
derechos humanos constituyen un sistema coherente que inspira todas las normas e instituciones del
ordenamiento y prescribe las metas jurídicas a alcanzar. Sus postulados son: i) Afirma la unidad del sistema de
derechos humanos; ii) Sostiene que existe un principio legitimador y un postulado guía hermenéutico en todo
el ordenamiento jurídico-político, lo cual queda evidenciado en la constitución material, que debe
considerarse a la par de la constitución formal; iii) enfatiza la eficacia inmediata de los derechos humanos; iv)
consagra el área expansiva de los derechos humanos (erga omnes) y por tanto su vigencia en las relaciones de
derecho privado. Vid CHACIN FUENMAYOR, R., op. cit., p.s.n..
92
Según esta teoría los derechos fundamentales son entendidos como derechos objetivos absolutos o como
derechos subjetivos individualistas (…) conforme a ella, los derechos fundamentales en tanto gozan junto al
carácter subjetivo de un carácter objetivo, requieren de la actuación del Estado para la protección y
desarrollo de la libertad, configurándose así el doble carácter de los derechos fundamentales. Vid LANDA, C.,
op. cit., p.s. n.
93
Surge del aporte de Rawls y Dworkin. Justifica los valores y derechos fundamentales en una actitud
intersubjetivista, es decir, el reconocimiento de la posibilidad de que se lleve a un consenso abierto y
revisable, sobre el fundamento de tales derechos y deberes. Vid CHACIN FUENMAYOR, R., op. cit., p. s/n.
94
LANDA, C., op. cit., p.s.n.
36

la Constitución… este es el pilar en que debe apoyarse toda interpretación de los derechos
fundamentales95.

La Sala de lo Constitucional no se ha expresado con claridad en relación a ellas; pero el autor


considera que a tenor de las disposiciones constitucionales, El Salvador adopta la teoría
institucional. Ello porque la teoría institucional afirma que los derechos humanos cumplen una
doble función, por un lado, siendo garantías de libertad individual y por el otro, asume una
dimensión institucional, que implica que su contenido debe utilizarse para la consecución de
fines sociales y colectivos proclamados constitucionalmente.

Esta teoría reconoce el carácter plenamente vinculante de los derechos sociales concebidos
como auténticas categorías jurídico-positivas encaminadas a realizar las cláusulas sociales y
democráticas del Estado de Derecho a través del establecimiento de las prestaciones sociales
y los servicios públicos96.

95
IPSEN, H., Uber das grundgesetz, citado por LANDA, C., op. cit., p.s.n.
96
CHACIN FUENMAYOR, R., op. cit., p.s.n.
37

CAPITULO II
EL DERECHO FUNDAMENTAL AL MEDIO AMBIENTE

SUMARIO: 11. El reconocimiento constitucional del derecho al medio ambiente como derecho
fundamental; 12. Efectos de la regulación constitucional del medio ambiente; 13. Definición del
derecho al medio ambiente; 14. Dimensiones; 15. Visión antropocéntrica del derecho al medio
ambiente en El Salvador; 16. Concepto jurídico del medio ambiente; 17. Titularidad del
derecho al medio ambiente; 18. Objeto del derecho al medio ambiente; 19. Fundamento del
derecho al medio ambiente; Límites del derecho al medio ambiente; 21. El derecho al medio
ambiente y su relación con otros derechos y garantías

11. El reconocimiento constitucional del derecho al medio ambiente como derecho


fundamental

En El Salvador el derecho al medio ambiente no aparece expresamente reconocido en la


Constitución97, a diferencia de otras latitudes98. No obstante, la jurisprudencia de la Sala de lo
Constitucional haciendo eco a preocupaciones nacionales e internacionales99, ha declarado la
existencia de derechos fundamentales explícitos e implícitos, supra citados100.
97
La historia de los pueblos de América Latina, es la historia de la continua negación de cualquier derecho
sobre el medio ambiente. A partir del Siglo XV la historia de América Latina es la historia del saqueo y la
expoliación. Vid VITALE, L., Hacia una historia del ambiente en América Latina, Nueva Imagen, México,
1983, p. 102.
98
Vgr. el caso de México, en donde el reconocimiento constitucional del derecho al medio ambiente sano y
equilibrado fue realizado mediante una adición al Art. 4 de la constitución Mexicana, quedando redactado de
la siguiente manera: Toda persona tiene derecho a un medio ambiente adecuado para su desarrollo y
bienestar.
99
“Durante la segunda mitad del Siglo XX y hasta hoy, el tema del medio ambiente sano ha sido objeto de una
fuerte expansión en su estudio y protección, tanto por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como
por los sistemas regionales tales como la Comunidad Económica Europea (Hoy Unión Europea) y la
Organización de Estados Americanos (OEA). (…) Así por ejemplo, el artículo 95 de la Carta Constitutiva de
la OEA, de mayo de 1948, estableció que: ¨… Para alcanzar diversos fines, particularmente en el área
específica de la cooperación técnica, el Consejo Interamericano para el Desarrollo Integral deberá […] C)
Promover, coordinar, responsabilizar de la ejecución de programas y proyectos de desarrollo a los órganos
subsidiarios y organismos correspondientes, con base a las prioridades determinadas por los Estados
miembros, en áreas tales como: 1) Desarrollo económico, incluyendo el comercio, turismo, la integración y el
medio ambiente” (el subrayado y cursiva son del texto original). Vid VIDAL LEON, C. M., “El derecho al
medio ambiente sano y su evolución internacional, logros y retos”, en AA.VV., El derecho humano al medio
ambiente, 1ª ed., Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, México D.F., 2003, p. 125.
100
El proceso de internacionalización que ha permitido la existencia de un movimiento global que propugna
el reconocimiento y vigencia de los derechos fundamentales en todo el orbe, tiene entre sus aspectos más
destacables, el que se haya desarrollado a la par, una tendencia que busca la protección del medio ambiente.
38

En la sentencia de Amparo 242-2001 sostuvo en lo pertinente que: “A diferencia de otras


disposiciones en los cuales el constituyente hace referencia expresa a derechos de las personas
–vgr., Arts.2, 7, 18, 22, 53 Cn.- El Art. 117 pone de manifiesto un deber del Estado. En
consecuencia, al existir un deber del Estado de proteger los recursos naturales así como la
diversidad e integridad del medio ambiente, es posible entender que dicho artículo
implícitamente contiene el correlativo derecho de las personas a la protección de los mismos;
de ahí que se deduzca un derecho cuyas denominaciones varían desde un derecho al medio
ambiente sano, pasando por un derecho a la protección del medio ambiente hasta un derecho a
disfrutar del medio ambiente (…)101

Antes de esta norma subconstitucional, no se concebía un derecho al medio ambiente y la


legislación secundaria que alude al mismo, entiéndase la Ley del Medio Ambiente, vigente
desde 1998, lo contemplaba en forma ambigua, puesto que hace alusión al mismo pero bajo la
connotación de Principio de la Política Nacional del Medio Ambiente. Así, este cuerpo
normativo, en su artículo 2 literal “a” preceptúa que todos los habitantes del país son titulares
y gozan del derecho al medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado 102. En el mismo
sentido determina la obligación del Estado de tutelar, promover y defender este derecho de
forma activa y sistemática, como requisito para asegurar la armonía entre los seres humanos.

A partir de este reconocimiento jurisprudencial, se infiere las conclusiones siguientes:


a) La existencia de tres períodos en relación con este derecho en El Salvador: Uno primero,
desde la existencia de El Salvador como Estado Soberano hasta la entrada en vigencia de la
Ley del Medio Ambiente en 1998, en donde el derecho al medio ambiente no estaba
considerado como tal y no existía legislación alguna que diera indicio de este en forma

Manifestación de esta concordancia lo es la idea del desarrollo sustentable, que deviene en el reconocimiento
del derecho de las generaciones presentes y futuras a un medio ambiente sano. Vid AA.VV., El derecho
humano al medio ambiente, 1ª ed. Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, México D.F.,
2003, p.9.
101
Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 26 de julio de 2003, Amparo
242-2001.- Reproduce el texto GONZALEZ BONILLA, R. E., op. cit., pp. 198-199.
102
Nótese que en la norma infraconstitucional se denomina como derecho al medio ambiente sano y
ecológicamente equilibrado, expresión que hace alusión a un principio de la Política Nacional del Medio
Ambiente.
39

expresa; un segundo período, comprendido desde 1998 hasta la sentencia del 26 de julio de
2003, en donde surge a la vida jurídica el derecho al medio ambiente sano y ecológicamente
equilibrado, pero sin contenido propio, o lo que es igual, bajo la dimensión de un principio de
la política nacional del medio ambiente y no de una libertad, potestad o faculta concedida por
el legislador a la persona; y un tercer período, que surge a razón de la sentencia de amparo
242-2001, según la cual se reconoce como un derecho, de rango constitucional, el derecho al
medio ambiente (prescindiéndose del calificativo de “sano y ecológicamente equilibrado 103”),
y se infiere la existencia de un correlativo deber del Estado de asegurar el mismo.

b) la redimensión del valor jurídico de la jurisprudencia, de la cual se hace alusión en el


capítulo anterior y que supone, el olvido de los períodos oscuros de la constitución y que
coincide con el surgimiento del tercer período, el de revalorización normativa de la
constitución y de los principios, derechos, garantías y valores contenidos en ella; todo en aras
a la concreción paulatina de un Estado Constitucional de Derecho, que requiere de un Tribunal
Constitucional independiente e imparcial.

c) La necesaria explicitación del contenido del derecho al medio ambiente 104; toda vez que
ante la ausencia de una norma general creada por el parlamento que lo detalle y considerando
también que el papel de legislador positivo no corresponde en los Estados Modernos al
Tribunal Constitucional.
Esta conclusión lógica conduce a la obligación al legisferante de adicionar una disposición
constitucional que expresamente reconozca el derecho al medio ambiente y elimine cualquier
suspicacia respecto a la explicitación jurisprudencial del mismo, y que lleve a El Salvador a
103
Por ello en El Salvador, a este derecho se le denomina derecho al medio ambiente; mientras que en otros
países es denominado como derecho al medio ambiente sano, derecho a un medio ambiente adecuado y/o
derecho a un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado. En cualquier caso y prescindiendo de la
discusión sobre su correcta denominación, en el transcurso de este texto se le denomina simplemente
derecho al medio ambiente pero cuando se cita a diversos autores, se le usará en los términos de éstos.
104
Herrera Archiniega afirma que la protección al ambiente tiene una relación directa con el contenido y
esencia de los derechos humanos: “(…) contrastando la formulación de los derechos humanos con la
problemática ambiental, es posible distinguir que se trata de derechos conculcados por los abusos cometidos
contra nuestro entorno (…)”. Vid HERRERA ARCHINIEGA, J. L., “Ambiente y derechos humanos: Un
cambio de modelo”, en AA.VV., El derecho humano al medio ambiente, 1ª. ed., Comisión de Derechos
Humanos del Estado de México, México D.F., 2003, p. 126.
40

situarse al lado de aquellos Estados que han incluido una norma similar en su Ley
Fundamental.

Así, en el orden jurídico internacional, en las Constituciones de Argentina (Art. 41) 105, Brasil
(Art. 225106), Bolivia (Art. 7 literal m), Colombia, (Art. 79 inciso primero107); Costa Rica (Art.
50 inciso segundo108), Cuba (Art. 27 inciso primero), Chile (Art. 19 inciso décimo octavo),
Ecuador (Art. 86 inciso primero), España (Art. 45 inciso primero 109), Finlandia (Art. 20 inciso
segundo), Nicaragua (Art. 60110), Panamá (Arts. 114 y 115111) Paraguay (Art. 7 inciso
primero112), Perú (Art. 2 inciso vigésimo segundo), Portugal (Art. 66 inciso primero) y
Venezuela (Art. 127 inciso primero), aparte de México en su Art. 4 supra citado, esta
reconocido expresamente el derecho a un medio ambiente.

“Hoy nadie duda que conceptualmente exista un derecho humano al medio ambiente. Este
derecho podrá estar o no estar especialmente declarado en el derecho interno, podrá constituir
una expresión del derecho internacional, ser un derecho que jurídicamente, en cuanto a su
reconocimiento, protección y garantías se encuentre en estado naciente, pero lo que es
indudable es que este derecho, en cuanto una de las ineludibles expresiones actuales del
105
Art. 42. Todos los habitantes gozan el derecho a un medio ambiente sano, equilibrado, apto para el
desarrollo humano, y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin
comprometer las de las generaciones futuras y tienen el deber de preservarlo.
106
Art. 225. Todos tem directo a o meio ambiente equilibrado, nem de uso comun de povo e esencial a sadia
qualidade de vida, impondo – se ao Poder Público e á colectividade o dever d edefende – lo é preservá- lo
para as presentes e futuras geracoes.
107
Todas las personas tienen el derecho de gozar de un ambiente sano. Es deber del Estado proteger la
diversidad e integridad del ambiente, conservar las áreas de especial importancia ecológica y fomentar la
educación para el logro de tales fines.
108
Art. 50. Toda persona tiene derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado. Por ello, esta
legitimada a denunciar los actos que infrinjan ese derecho y para reclamar la reparación del daño causado .
109
Art. 45. 1. Todos tienen derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la
persona, así como el deber de conservarlo. 2. Los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos
los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de vida y defender y restaurar el medio
ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva.
110
Art. 60. Los nicaragüenses tienen el derecho de habitar en un ambiente saludable. Es obligación del Estado
la preservación y rescate del medio ambiente y de los recursos naturales.
111
Art. 114. Es deber fundamental del Estado garantizar que la población viva en un ambiente sano y libre de
contaminación donde el aire, el agua y los alimentos satisfagan las necesidades para el desarrollo de la vida.
112
Art. 7. Toda persona tiene derecho a habitar un medio ambiente saludable y ecológicamente equilibrado .
41

derecho a la vida y del derecho a vivir, es un derecho humano, expresión necesaria de la


personalidad, manifestación de la dignidad y de la seguridad humana, entendidas en su
acepción genérico, global y comprensiva”113.

12. Efectos de la regulación constitucional del medio ambiente

La regulación constitucional del medio ambiente vincula, en tanto norma jurídica, en aquellos
Estados que han positivado sus decisiones constitucionales. La nota de vinculatoriedad es
común al derecho subjetivo constitucional y al principio rector de la actuación estatal 114. Sin
embargo, el carácter normativo jurídico de la regulación constitucional no supone
homogeneidad de efectos, pues no todas las normas constitucionales vinculan por igual 115 Así
la protección del medio ambiente será más intensa a través de un derecho público subjetivo
que a través de un principio rector. Ello se debe a: a) El derecho subjetivo público contiene
una acción (de defensa o de prestación) para obtener la tutela inmediata de los tribunales. En
cambio un principio rector vincula la acción estatal, pero no hay acción de los ciudadanos para
exigir el cumplimiento de aquél principio 116, b) La ponderación entre bienes jurídicos, propia
de toda acción estatal, se inclina del lado del derecho subjetivo. Al menos en la fase de
ponderación abstracta. En este momento, el principio rector cede frente al derecho subjetivo
constitucional, pues la ubicación de la persona como valor central del orden jurídico exige
conceder más rango a normas donde la persona es sujeto (así, el derecho subjetivo) que donde
la persona es objeto (como el caso del principio rector). No significa esto un desprecio
absoluto del principio rector, pues éste puede optimizarse en la fase de la ponderación relativa
(un bien jurídico con más relevancia constitucional puede ceder parcialmente con uno de

113
GROSS SPIELL, H., “Derecho a vivir en un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado”, en
Derechos humanos y vida internacional, Instituto de Investigaciones Jurídicas-Comisión Nacional de
Derechos Humanos, México, 1995, p. 137.
114
GARCIA DE ENTERRIA, E., La constitución como norma y el tribunal constitucional, 3ª ed., 1983, pp. 68-
71.
115
NIETO, peculiaridades de la norma constitucional, p. 387. citado por VELASCO CABALLERO, F.,
Protección del medio ambiente en el constitucionalismo europeo, p ublicado en Noticias de la Unión Europea,
número 190 (2000), p. 6.
116
GARCIA DE ENTERRIA, E., op. cit., p. 69.
42

menos valor, cuando el sacrificio relativo del primero es irrelevante en relación con el
fortalecimiento del segundo).117

Mientras que en América existe inclinación al aspecto subjetivo, Europa tiene una clara
predilección por la tutela objetiva del medio ambiente a través de la iniciativa del Estado y no
de las acciones individuales. Esto es resultado de tres prejuicios: que se trata de un derecho
“social” (frente a los derechos de libertad), que los derechos sociales se garantizan mediante
prestaciones (directas o derivadas del Estado) y que no es posible , por razones técnico
jurídicas, formular derechos de prestación directamente derivados de la Constitución (porque
el derecho de prestación, para ser real, ha de tener un objeto preciso; y esa labor de definición
de la prestación no es posible en un texto constitucional, sino a través de la Ley). 118

13. Definición del derecho al medio ambiente

El derecho al medio ambiente119 es el derecho de tercera generación120, de carácter personal y


prestacional, que consiste en la conservación, preservación, restauración y mantenimiento de
los recursos naturales, como condicionantes que aseguran la salud y la existencia de una vida
humana digna.121

117
VELASCO CABALLERO. F., op. cit.., p. 6-7.
118
Ibidem, pp. 8.
119
Es evidente pero necesario aclarar que el ambiente no es “medio” sino la totalidad constituida por la
naturaleza y la sociedad humana. VITALE, L., op. cit., p. 102.
120
Los derechos ambientales se han agrupado entre los derechos de tercera generación, después de los
derechos fundamentales como el derecho a la vida y a la dignidad personal, y después de los derechos
sociales, económicos y culturales, como el derecho a la educación, el trabajo y a la conservación de la
identidad étnica, respectivamente. Vid RUIZ MENDOZA, B. J. y MARTINEZ TORRES, J. H., “El derecho a
un ambiente sano en una perspectiva latinoamericana” . en AA.VV., El derecho humano al medio ambiente,
op. cit., p. 13.
121
En sentido más amplio, pero sin que sea una definición, otros autores han afirmado que el derecho a un
ambiente sano es un derecho que se extiende al derecho a habitar en un territorio, a contar con una adecuada
alimentación, a gozar de agua y aire puros, a disfrutar del paisaje y de la naturaleza. Vid RUIZ MENDOZA, B.
J. y MARTINEZ TORRES, J. H., op. cit., p.28. “… Este derecho no sólo implica gozar de calidad del agua,
suelo o aire, sino que va más allá, de la posibilidad de que los individuos decidan sobre el control y
aprovechamiento equilibrado de estos recursos como bienes de uso común que son”. Vid HERRERA
SANCHEZ, C., “Reconocimiento del medio ambiente sano como un derecho humano, enfoque para el Estado
de México”. en AA.VV., El derecho humano al medio ambiente, op. cit., p. 64.
43

Destaca la naturaleza del derecho al medio ambiente como de tercera generación 122. Al medio
ambiente se le inserta en esta categoría porque corresponde a los derechos que por
complejidad no pueden ser atendidos de manera individual, ya que tienen un carácter colectivo
y es aquí en donde se reconoce el derecho de todos los pueblos a ejercer plenamente su
soberanía sobre los recursos naturales como bien común y de la misma forma a cuidarlos,
protegerlos y racionalizar su utilización. Por lo tanto, es muy claro en esta concepción de
tercera generación, que si los derechos del individuo son violados, se están afectando también
los derechos comunitarios, es decir, aquellos que son de interés para varias personas,
comunidades e incluso países, ya que no hay que dejar de lado que el ambiente no sólo incluye
todos los ecosistemas, sino también al hombre y su relación con ellos123.

Raña Arana, sobre su naturaleza, afirma: “el derecho al medio ambiente sano es un derecho
subjetivo de carácter universal y por lo tanto, exigible erga omnes. Esta calidad del referido
derecho es muy difícil de contradecir porque el derecho a la integridad física y a la vida puede
ser afectado si el medio ambiente natural es alterado, afectando directamente a la vida y a la
integridad de las personas. Pero no es solo un derecho personalísimo sino también un derecho
colectivo, ya que el daño al medio ambiente afecta también el conglomerado social. (…) El
derecho al medio ambiente se encuentra entre los llamados derechos de tercera generación o

122
En la década de los setenta surgió una nueva clase de derechos como consecuencia de los avances y
estragos que ya, en aquellos momentos estaban causando los descubrimientos tecnológicos y científicos. Estos
derechos adquirieron el nombre de intereses difusos, porque si bien no es posible especificar concretamente a
quienes se afecta, se sabe que hay una gran cantidad de individuos que se ven menoscabados en el goce de
estos derechos, en caso de ser violados. Además, a los derechos difusos se les llamó derechos de solidaridad,
debido a que ya no sólo se exigían de un Estado su cumplimiento, sino que por su complejidad, la comunidad
internacional en su conjunto también era responsable de garantizar esta clase de derechos, los cuales
consisten en tres principales, a saber: el derecho a la paz, el derecho al desarrollo y el derecho al medio
ambiente sano. Asimismo, los derechos difusos requieren de una doble función del Estado para que puedan
ser garantizados. Por un lado, necesitan de una actitud negativa o de “no hacer” para que los particulares no
sufran perjuicio en su esfera de derechos elementales; asimismo se requiere de una posición de “hacer”, pues
se deben destinar los recursos necesarios para poder ofrecer el libre y completo ejercicio de los derechos de
solidaridad”. Vid VIDAL LEON, C. M., op. cit., p. 127.
123
Vid HERRERA SANCHEZ, C., op. cit., p. 56.
44

derechos de solidaridad, derechos que necesitan de la actuación del Estado para ser
efectivos”124

Es relevante resaltar una doble naturaleza del derecho al medio ambiente: Una prestacional y
otra personalísima. La Jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional ha especificado el
contenido de este derecho, en la forma siguiente: “A fin de lograr una mejor comprensión del
contenido del derecho en cuestión, es indispensable hacer referencia a su naturaleza mixta:
como derecho personalísimo y como derecho prestacional125.

La primera vertiente implica el disfrute esencialmente estético o no económico de los bienes


ambientales, como resultado de la limitación al aprovechamiento de los recursos naturales.
Disfrutar de los bienes ambientales entraña un acto de libertad que se ve amenazado por el uso
abusivo de los recursos naturales. Al mismo tiempo, el ejercicio de otros derechos, como el de
propiedad o la libertad económica, sólo puede concebirse con el ejercicio del derecho a un
ambiente adecuado. Al suponer un acto de libertad, el disfrutar del entorno es por ello un
derecho subjetivo de libertad y se genera la pretensión de no ser molestado en ese disfrute. La
principal actividad del derecho involucra la decisión personalísima del titular de disfrutar tales
o cuales bienes ambientales y de cómo disfrutar de los mismos.

Por su parte, la segunda manifestación, se refiere a la obligación de preservar el medio


ambiente. Así los titulares del derecho pueden exigir del Estado medidas suficientes de

124
RAÑA ARANA, W. A., op. cit., pp. 13 y ss.
125
Los derechos del ciudadano frente al Estado a acciones positivas del Estado pueden dividirse en dos grupos,
el de aquellos cuyo objeto es una acción fáctica y el de aquellos cuyo objeto es una acción normativa. Se trata
de un derecho a una acción positiva fáctica cuando se supone un derecho de un propietario de una escuela
privada a recibir ayuda estatal a través de subvenciones, se fundamenta un mínimo vital o se considera una
pretensión individual del ciudadano a la creación de plazas de estudio. El hecho de que la realización de este
tipo de derechos se lleve a cabo de una forma en algún modo jurídica no altera en nada el carácter del
derecho como un derecho a una acción fáctica. Para la realización del derecho es irrelevante la forma como
ella se lleve a cabo…la irrelevancia de la forma jurídica de la realización de la acción para la satisfacción del
derecho es el criterio para la delimitación de los derechos a acciones positivas fácticas y a acciones positivas
normativas. Los derechos a acciones positivas normativas son derechos a actos estatales de imposición de
normas…Cuando se habla de derecho a prestaciones se hace referencia a acciones positivas fácticas …
ALEXY, R., op. cit., pp. 194-195.
45

protección, lo que indica que el derecho en estudio presenta una vertiente prestacional y una
estructura típica de los derechos sociales. Asimismo, presupone la actividad del legislador y a
la acción protectora de los poderes públicos.

Los poderes públicos deben limitar el aprovechamiento de los recursos naturales para asegurar
su preservación, puesto que están obligados a poner en disposición de los particulares del
derecho los bienes ambientales en las condiciones adecuadas para su disfrute. Las personas,
tienen, pues, el derecho de recibir de los poderes públicos un “medio ambiente adecuado” para
su desarrollo. Tanto el acceso como el uso y la contemplación de los recursos naturales deben
realizarse en las condiciones fijadas por los poderes públicos que han de asegurar la
adecuación de esas actividades con la finalidad del ejercicio del derecho.

La adecuación del medio al desarrollo de la persona, la calidad de vida, el uso racional de los
recursos naturales o la intensidad en la protección del entorno han de ser calibrados por los
poderes públicos; es decir, que no es posible que cada titular del derecho interprete los
términos constitucionales, según sus personales apetencias, pues lo colectivo del objeto y de
su disfrute exigen esa intervención pública que pondere la adecuación de los bienes
ambientales y el grado de preservación y protección necesarios para que el entorno pueda
seguir siendo disfrutado”126.

14. Dimensiones

Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, de 26 de junio de 2003, Amparo


126

242-2001.
46

Por otra parte, el derecho al medio ambiente es contentivo de tres dimensiones distintas 127: a)
derecho a la vida; b) derecho a la salud y c) derecho al medio ambiente sano en estricto
sentido128.

Comprende el derecho a la vida, por cuanto ésta sólo es posible en la medida que el desarrollo
sustentable se obtiene a través del aprovechamiento racional de los recursos naturales, que
posibilitan la existencia digna del ser humano; El derecho a la salud, porque se integra en el
entorno de los recursos naturales, ya que éstos posibilitan en la persona un estado físico y
psíquico libre de enfermedad; Asimismo, el derecho al medio ambiente en sentido estricto por
su contenido personalísimo que conlleva al disfrute de los bienes ambientales y en su
contenido prestacional por el correlativo deber que se genera en el Estado y sus instituciones.

127
Ruiz Mendoza y Martínez Torrés afirman en similar sentido que “el derecho ambiental llama mucho la
atención en la medida que vuelve a recoger diversos aspectos de la vida en sociedad, que quizá ya se
encuentran legislados por derechos de primera y segunda generación, pero sobre los cuales se hace insistencia
y se produce una nueva mirada. Por ejemplo al formularse un derecho al medio ambiente sano, se esta
recogiendo gran parte de lo establecido en varios derechos fundamentales, sociales y económicos. Cuando se
hace una formulación del derecho a un ambiente sano, se está insistiendo en las condiciones que son básicas
para la existencia de la vida humana, así, al hablarse del derecho al agua se esta vinculando el derecho a la
vida, ya que es evidente que sin el agua la vida humana se pone en peligro”. Vid RUIZ MENDOZA, B. J. y
MARTINEZ TORRES, J. H., op. cit., p.13.
128
Esta dimensión triple del derecho a un medio ambiente sano no implica que éste subsuma a los derechos a
la vida y a la salud, al contrario, éstos son derechos fundamentales individuales y personalísimos que se
ubican dentro de la primera generación de derechos humanos, mientras que aquél aparece ya como derecho
de tercera generación; por tanto el derecho a la vida y el derecho a la salud son, por sí solos derechos
fundamentales; pero a su vez son dimensiones del derecho a un medio ambiente sano en cuanto éste es
posible preservando a éstos. Nótese que la jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema
de Justicia ha obviado estas dos dimensiones del derecho al medio ambiente sano y ha hecho referencia al
mismo como implícito en el Art. 117 Cn, en su sentido estricto, limitándose a su contenido de derecho
personalísimo y prestacional; no obstante, debe considerarse que, al igual que los demás derechos implícitos,
son conceptos cuyo contenido está en construcción jurídica en virtud de los criterios de interpretación
constitucional, por lo que sería un error entender que la Sala ha agotado su contenido en la Sentencia de 26
de julio de 2003, emitida en el Amparo 242-2001. En un sentido análogo, VALLENAS GAONA, sostiene que
para viabilizar el derecho a la vida las personas requieren de un ambiente adecuado y las condiciones de
subsistencia, por ello consideramos que la dimensión biológica no puede separarse del ambiente donde se
desarrolla (aunque este ambiente esté condicionado por actividades humanas también). Vid VALLENAS
GAONA, J. R., Derecho a un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado, c itado por CASTRO
GALDAMEZ, J. J., “La Responsabilidad del Estado y de sus agentes por conductas omisivas que violan el
derecho fundamental al medio ambiente sano”, en Ventana Jurídica No. 5, Año III- Vol.1, Enero-Junio 2005,
Consejo Nacional de la Judicatura, Proyecto de capacitación Inicial y Continúa de Operadores Jurídicos
(AECI-CNJ). San Salvador, El Salvador. 2005., p. 176.
47

“El derecho a vivir en un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado es un derecho


inherente a la persona humana. Constituye una proyección del derecho a la vida”129

En tal sentido, en su dimensión derecho a la vida ha sido regulado genéricamente en las


principales declaraciones internacionales de derechos humanos, específicamente en los Arts. 3
de la Declaración Universal de Derechos Humanos130, 1 de la Declaración Americana de
Derechos Humanos131, 6.1º del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos 132, 4.1 de la
Convención Americana de los Derechos Humanos133, 2.1 del Convenio Europeo de Derechos
Humanos134, 2 de la Declaración de los Derechos y Libertades Fundamentales 135, aprobada por
el Parlamento Europeo, en virtud de Resolución de 16 de mayo de 1989, entre otros.

“El derecho a la vida no puede seguir siendo concebido restrictivamente como lo fue en el
pasado, referido solo a la privación arbitraria de la vida física […] la privación arbitraria de la
vida no se limita pues, al ilícito de homicidio, se extiende igualmente a la privación del
derecho de vivir con dignidad […] el proyecto de vida es consustancial del derecho a la
existencia y requiere para su desarrollo condiciones de vida digna, de seguridad e integridad
de la persona.”136 De esta manera, no puede entenderse el derecho a la vida digna sin una
efectiva protección del medio ambiente, debido a que el derecho a gozar de un entorno sano es
presupuesto indispensable para alcanzar el ideal de una vida digna.137

129
BIENGIO VALDES, M., “derecho humano a un medio ambiente sano”, en AA.VV., El derecho humano al
medio ambiente, op. cit., p. 201.
130
El derecho a la vida fue concebido por la Declaración Universal de Derechos Humanos en su artículo 3 que
establece: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
131
Todo ser humano tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
132
El derecho a la vida es inherente a la persona humana. Este derecho estará protegido por la ley. Nadie
podrá ser privado de la vida arbitrariamente.
133
Este artículo protege la vida pero en forma más amplia que el sistema universal a partir de la concepción:
“Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la Ley y en general, a
partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”.
134
El derecho de toda persona a la vida está protegido por la ley...
135
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
136
Palabras atribuídas al presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Antonio Augusto
Cancado Trindade, por VIDAL LEON, C. M., op. cit., p. 130.
137
Ibidem, p. 131.
48

¿Cuál es el beneficio de considerar al derecho a la vida como una dimensión del derecho al
medio ambiente? Difícilmente el derecho al medio ambiente es justiciable vía petición
individual ante los tribunales internacionales, es decir, una persona rara vez esta legitimada
para denunciar a un Estado por violación al derecho al medio ambiente sano, por no expresar
que esta negado el acceso, ante la Jurisdicción Internacional, debido al principio de desarrollo
progresivo que rige este derecho. Este principio, común a los derechos de tercera generación o
de solidaridad, consiste en que un Estado puede lograr la efectividad de los derechos de
solidaridad y económicos, sociales y culturales, a lo largo de cierto tiempo mientras crea las
condiciones idóneas para facilitar su promoción o lo que es igual, el desarrollo progresivo
pretender que desde el momento en que se contrae el compromiso para garantizar este
derecho, un Estado esta obligado a realizar todos los actos posibles tendientes a que en el
menor tiempo posible se pueda garantizar el ejercicio de los derechos difusos; no obstante,
Vidal León afirma que según lo muestra la experiencia, la figura del desarrollo progresivo, ha
sido una excusa de los Estados para no cumplir con sus obligaciones, pues solo necesitan
invocar la falta de recursos para así excluirse de sus compromisos internacionales,
convirtiendo a los derechos en inaplicables.138

Por ello si se concibe una relación intrínseca entre vida y medio ambiente, bajo el criterio que
la vida digna requiere no solo no ser privado arbitrariamente de ella sino que existan
condiciones para una vida digna, se legitimaría activamente a los lesionados para acudir ante
cualquier órgano regional o mundial de derechos humanos para demandar a un Estado por
violación de derechos humanos.139

Y es que normalmente, como lo cita Veloz Espejel, el derecho a un medio ambiente es un


derecho humano sin fuerza ejecutiva. En palabras de Fix-Zamudio: “los derechos difusos son
aquellos derechos subjetivos e intereses legítimos que corresponden a personas indeterminadas
138
VIDAL LEON, C. M., op. cit., p. 131.
139
En el informe sobre la situación de los Derechos Humanos en Ecuador, de 1997, la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, sostuvo: “El respeto a la dignidad inherente a la persona es el
principio en el que se basan las protecciones fundamentales del derecho a la vida y a la preservación del
bienestar físico. Las condiciones de grave contaminación ambiental, que pueden causar serías enfermedades
físicas, discapacidades y sufrimientos a la población local, son incompatibles con el derecho a ser respetado
como ser humano”.
49

pertenecientes a diversos grupos sociales, que se encuentran distribuidos en amplios sectores


de manera que no resulta fácil el establecimiento de los instrumentos adecuados para la tutela
de los propios intereses que se refieren esencialmente al consumo, al medio ambiente, a los
problemas urbanos y al patrimonio artístico y cultural, entre los más importantes”140

En su dimensión comprensiva del derecho a la salud se reconoce genéricamente en los Arts.


25.1. de la Declaración Universal de Derechos Humanos141, 11 de la Declaración Americana
de Derechos Humanos y Deberes del Hombre142, 11 de la Carta Social Europea143, 11 del Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales144, 15 apartado 1 de la
Declaración de los Derechos y Libertades Fundamentales 145, 19 párrafo 1º de la Carta
Comunitaria de Derechos Sociales Fundamentales de los Trabajadores 146, de 9 de Diciembre
de 1989, y en la Declaración sobre el Medio Ambiente del Congreso Mundial de las Naciones
Unidas, celebrado en Estocolmo en Junio de 1972, en donde no se contempla el derecho a un
medio ambiente sano como un derecho propio e independiente, sino que muy por el contrario

140
FIX-ZAMUDIO, H., Justicia constitucional, ombusdman y derechos humanos, 2ª ed., México, Comisión
Nacional de los Derechos Humanos, 2001, p. 425, citado por VELOZ ESPEJEL, V., op. cit., p. 171.
141
Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el
bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales
necesarios...
142
Toda persona tiene derecho a que su salud sea preservada por medidas sanitarias y sociales, relativas a la
alimentación, el vestido, la vivienda y la asistencia médica, correspondientes al nivel que permitan los
recursos públicos y los de la comunidad.
143
Para garantizar el ejercicio efectivo del derecho a la protección de la salud, las Partes Contratantes se
comprometen a adoptar, directamente o en cooperación con organizaciones públicas o privadas, medidas
adecuadas para entre otros fines: 1. Eliminar en lo posible, las causas de una salud deficiente/ 2. Establecer
servicios educacionales y de consulta dirigidos a la mejora de la salud y a estimular el sentido de la
responsabilidad individual en lo concerniente a la misma. /3. Prevenir, en lo posible, las enfermedades
epidémicas, endémicas y otras.
144
Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado
para sí y su familia, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una mejora continua de las
condiciones de existencia..
145
Toda persona tiene derecho a beneficiarse de todas las medidas que les permitan gozar del mejor estado de
salud posible
146
Todos los trabajadores deben beneficiarse, en su medio de trabajo, de condiciones satisfactorias de
protección de su salud y su seguridad. Deben adoptarse las medidas apropiadas para proseguir la
armonización en el progreso de las condiciones existentes en este ámbito.
50

se entiende genéricamente englobado en los derechos a la libertad, la igualdad y el derecho a


la salud.147

De una forma específica y explícita está reconocido el derecho al medio ambiente sano en los
Arts. 12, 2 b) del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y 24 de la Carta
Africana de los Derechos del Hombre y de los Pueblos148, de 1981; Asimismo se reconoce en
la Declaración de Estocolmo sobre el Medio Humano, adoptada por la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Medio Humano, en 1972, en cuanto establece dentro del principio 1
y en lo pertinente, que el hombre tiene el derecho fundamental a la libertad, la igualdad y el
disfrute de condiciones de vida adecuadas en un medio de calidad tal que le permita llevar una
vida digna y gozar de bienestar, y tiene la solemne obligación de proteger y mejorar el medio
para las generaciones presentes y futuras. Sin perjuicio de ello, la Asamblea General de las
Naciones Unidas ha escindido al derecho al medio ambiente al señalar que “toda persona tiene
derecho a gozar de un ambiente adecuado”149

En el caso de Latinoamérica, en el Protocolo de San Salvador, aprobado en San Salvador, El


Salvador, el 17 de noviembre de 1988 y con entrada en vigor el 16 de noviembre de 1999, se
amplió el contenido del Art. 26 de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y se
incluyó, el derecho al medio ambiente sano como parte de esta generación de derechos, así el
Art. 11. 1 señala que toda persona tiene derecho a vivir en un medio ambiente sano y a contar
con los servicios básicos150.

Por su parte, la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, de 1992, lo


reconoce también en el Principio 1, pues dispone que los seres humanos además de constituir

147
Principio 1. El hombre tiene el derecho fundamental a la libertad, la igualdad y el disfrute de condiciones
de vida adecuadas en un medio de calidad tal que le permita llevar una vida digna y gozar de bienestar, tiene
la solemne obligación de proteger y mejorar el medio ambiente para las generaciones presentes y futuras.
148
Todos los trabajadores deben beneficiarse, en su medio de trabajo, de condiciones satisfactorias de
protección de su salud y su seguridad. Deben adoptarse las medidas apropiadas para proseguir la
armonización en el progreso de las condiciones existentes en este ámbito.
149
Resolución 45/94. Necesidad de asegurar un medio ambiente sano para el bienestar de las personas.
Asamblea General de las Naciones Unidas. 68ª. Sesión Plenaria de 4 de diciembre de 1990. Resolutivo 1.
150
Vid VIDAL LEON, C. M., op. cit., p. 142.
51

el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible, tienen derecho a una
vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza151. También se reconoce en la
Declaración de Principios para un acuerdo mundial sobre gestión, conservación y desarrollo
sostenible de todos los tipos de bosques, en su principio Nº 2 letra b), también en la Carta de
París, suscrita por los treinta y cuatro países miembros de la Conferencia sobre Seguridad y
Cooperación Europea, celebrada el 21 de Noviembre de 1990.

En opinión opuesta, y digna de citar, se afirma que es un error hacer creer que como seres
humanos se tiene derecho a un ambiente sano. Esta postura sostenida por Emilio Pachango
Guadarrama tiene una explicación racional desde la particular óptica de su autor. Parte de la
premisa que derecho es la facultad que da una acción a favor de y que los seres humanos no lo
han hecho así, sino que la humanidad se ha dado a la tarea de envenenar la tierra, los mares, el
agua y el aire. Sigue manifestando que los derechos son beneficios que se obtienen por realizar
algo. De manera que las personas humanas carecen del mínimo derecho al medio ambiente y
en su lugar, se tendría la obligación. Luego formula una pregunta retórica ¿Qué importancia
tendría que el medio ambiente se convirtiera en un derecho humano? Se responde aseverando
que lo único que se haría sería legitimar que la explotación irracional de los recursos naturales
se hiciera bajo estrictas normas legales, como hasta ahora se hace; “y quien diga que no es
cierto, que me responda ¿qué son las autorizaciones para la explotación forestal que otorga el
SEMARNAT? Para mí son la forma legal de acabar con el bosque, cumplir con la garantía
individual que habla la Constitución de realizar cualquier actividad lícita. Es decir, tienen el
permiso y la libertad de hacer lo que el permiso le ha dado [acabar con los bosques]152”

15. Visión antropocéntrica del derecho al medio ambiente en El Salvador

Hay dos formas de interpretar la naturaleza. O se la concibe como un orden preexistente al


hombre y del cual este no es dueño- a lo sumo “custodio”- en una relación en la que todos

151
Principio 1. Los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo
sustentable, Tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza.
152
Vid PACHANGO GUADARRAME, E., “La obligación de rescatar el ambiente ”, en AA.VV., El derecho
humano al medio ambiente, op. cit, p.p 46-47.
52

sus componentes (“cosas” y seres vivientes, incluido el propio hombre) interactúan, o se trata
de un ámbito material apropiable, destinado al exclusivo servicio del hombre 153, tal como un
objeto lo puede estar de un sujeto que es propietario.

En el primer caso, se argumenta que el orden natural no es caprichoso, fungible o


intercambiable; en la medida que es un “orden” funciona como un “sistema” y por ello no es
lo mismo que sus componentes existan o no existan, o que existan de modo escaso o
abundante. Según este criterio, las cosas y los seres vivientes (incluido el hombre) deben ser
respetados por su calidad de tales- y también- por su carácter de miembros de una comunidad
mucho más compleja que la suma aritmética de ellos mismos. En ese contexto la
preocupación por la protección ambiental tiene un fundamento filosófico sólido, en al medida
que el universo resulta ser la expresión de un orden creado por alguien que es distinto (y
superior) a sus cotidianos partícipes y tiene también un fundamento procesal sólido en la
medida que el aseguramiento de la supervivencia de todos los miembros constituyen la mejor
garantía para el funcionamiento del sistema natural in totum y -por vías de consecuencia- para
la reproducción de todos sus integrantes154. Esta es la visión econcetrista, en donde el hombre
no es el centro de la creación sino un elemento más de la naturaleza.

En el segundo caso, antropocentrismo, el argumento decisivo es la superioridad del hombre


sobre todo lo creado. El supuesto “orden” de la naturaleza – más allá de la pretendida voluntad
de su hipotético creador- no es un “orden autónomo” de la voluntad del hombre, sino una
cierta forma de “disposición” que el hombre va definiendo y modelando en función de sus
necesidades y de sus posibilidades tecnológicas de apropiación. Tal disposición es siempre
“voluntaria”, “histórica” y- consecuentemente “mutable”. En este contexto de fundamento
153
“Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza. Que tenga autoridad sobre los peces del
mar y sobre las aves del cielo, sobre los animales del campo, las fieras salvajes y los réptiles que se arrastran
por el suelo” /Y Dios creo al hombre a su imagen./ A imagen Dios los creo/ Macho y Hembra los creo/ Dios
los bendijo, diciéndoles: “Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Tengan autoridad
sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra”/ Dijo
Dios: “Hoy les entrego para que se alimenten toda clase de ´plantas con semillas que hay sobre la tierra, y
toda clase de árboles frutales. A los animales salvajes, a las aves del cielo y a todos los seres vivientes que se
mueven sobre la tierra, les doy pasto verde para que coman” /Y asi fue”. Génesis, 2, 26-29.
154
ROSATTI, H.D., Derecho ambiental constitucional, 1ª ed., Santa Fe, , Rubinzal-Calzoni, 2004, pp. 16 y ss.
53

filosófico preciso (“antropocentrismo”, “pragmatismo”, “utilitarismo”) es la preocupación


ambiental la que no tiene un fundamento consistente; estando el hombre en la cúspide del
reino de las cosas y de los seres vivientes, de modo que todos ellos están a su servicio, la
supervivencia de alguna o algunas formas de vida podrá ser consentida o suprimida según lo
determine el interés histórico concreto155.

Estas dos visiones están presentes en el ordenamiento jurídico; la ecocentrista en la definición


legal del medio ambiente establecida por el Art. 5 de la Ley del Medio Ambiente, infra
señalada y la antropocentrista en la concepción jurídica de los fines del Estado consagrado por
el Art. 1 de la Constitución. En efecto, señala en su inciso 1 que El Salvador reconoce a la
persona humana como origen y fin de la actividad del Estado, que esta organizado para la
consecución de la justicia, la seguridad jurídica y el bien común. De ello la jurisprudencia
constitucional ha sido explícita manifestando el sentido de la concepción personalista, que
según el Informe Único de la Comisión de Estudio del Proyecto de Constitución, se expresa en
la Ley Suprema: "Según esta concepción (…) el Estado (...) tendrá sentido sólo como un
medio puesto al servicio de la persona humana (...), como un instrumento para la realización
de los fines de ésta". Que el Derecho existe por causa de los hombres "significa dos cosas:
una, que el Derecho es obra del hombre; otra, que el Derecho está al servicio del hombre"156.

También ha dicho la Sala que "Esta concepción filosófica incide en el campo jurídico
caracterizando al Derecho y al Estado. Así pues, desde el personalismo o humanismo, se
entiende que la función del Derecho es garantizar la libertad de cada individuo para permitir

155
“En la raíz de esta insensata destrucción del ambiente natural hay un error antropológico, por desgracia
muy difundido en nuestro tiempo. El hombre que descubre su capacidad de transformar y, en cierto sentido,
de “crear” el mundo con su propio trabajo, olvida que éste se desarrolla siempre sobre la base de la primera y
originaria donación de las cosas por parte de Dios. Cree que puede disponer arbitrariamente de la Tierra,
sometiéndola sin reservas a su voluntad como si ella no tuviese una fisonomía propia y un destino anterior
dado por Dios y que el hombre puede desarrollar ciertamente, pero que no debe traicionar. En vez de
desempeñar su papel de colaborador de Dios en la obra de la creación, el hombre suplanta a Dios y con ello
provoca la rebelión de la naturaleza, más bien tiranizada que gobernada por él”. JUAN PABLO II, Encíclica
centesimus agnus del 1 de mayo de 1991, citado por ROSATTI, H. D., op. cit., pp. 16 y ss.
156
Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, de 19 de julio de 1996,
Inconstitucionalidad 1-92.
54

que éste realice libremente sus fines, y la función del Estado es la organización y puesta en
marcha de la cooperación social, armonizando los intereses individuales y colectivos con
miras a obtener el bien común" 157

Esta visión antropocéntrica se vincula inevitablemente al concepto de medio ambiente, como


se verá en el epígrafe siguiente.

16. Concepto jurídico del medio ambiente

Etimológicamente, ambiental es un adjetivo relativo al ambiente (del latín ambire, rodear), es


decir, algo que rodea una cosa. Ese algo puede referirse a muchas cosas, siendo común que
esté determinado por el objeto al que se dirige para que adquiera su significado concreto.
Rosatti afirma que no existe una única definición de medio ambiente. En su raíz sajona la
expresión environnment (neologismo del verbo francés environner) puede traducirse
literalmente como “lo que rodea” o “lo que circunda”, de ahí que algunos autores prefieran
hablar de “entorno” antes que “ambiente”158.

Primariamente, el ambiente fue considerado como un fluido, gaseoso o líquido, que se


concretaba la mayor de las veces en aire o en agua, ejerciendo una influencia o produciendo
unos efectos sobre el objeto que recubre. La atmósfera, por ejemplo, sería una concreción del
ambiente en este sentido, afectando a todo lo que está en contacto con ella. A partir de esta
consideración y por extensión, el ambiente se puede aplicar a muchas otras cosas más, siendo
múltiples las concreciones que posee el término en función de los objetos implicados. Por ello
y sin descuidar nunca este concepto en sentido amplio, debe ser en una segunda instancia
donde se precise más el objeto temático que interesa. Aunque el término es aplicable a objetos
y fenómenos inertes, ha sido más habitual que lo afectado tenga la cualidad de ser vivo y,
consecuentemente, de acuerdo a una visión antropocéntrica de la naturaleza, el hombre se ha
convertido finalmente en el centro principal de esa envoltura influyente.159

157
Ibidem.
158
ROSATTI, H.D., op. cit., p. 9.
159
GARCIA-ABAD ALONSO, J.J., el medio ambiente: concepto, significado y carácter, p.9.
55

El Diccionario Larousse160 en una de sus acepciones, define el concepto ambiente como el


compendio de valores naturales, sociales y culturales existentes en un lugar y en un momento
determinados que influyen en la vida material y psicológica del hombre. En este segundo caso,
la perspectiva antropocéntrica integra una elevada cantidad de aspectos a considerar que la
complican enormemente. El ambiente así concebido sería humano por extensión progresiva
del concepto, pero no cabe duda de que en esencia sería relativo a la vida, en general.

Para completar es preciso señalar que el adjetivo ambiental hace referencia, igualmente, a otro
término cuyo concepto puede considerarse sinónimo en lengua castellana al ya mencionado.
Se trata del medio ambiente, término habitualmente utilizado en España y en otros países de
América. En el Diccionario de la Naturaleza161 la voz ambiente remite directamente a la voz
medio ambiente, en donde es tratada ampliamente su definición. Por tanto, se pueden emplear
indistintamente los adjetivos ambiental o medioambiental.

En efecto, bastantes autores entienden que hablar de medio ambiente es una redundancia162 y,
de hecho, en algunos países de Iberoamérica se utiliza el término ambiente, en vez de medio
ambiente. Y es que el medio, etimológicamente, es aquello que se halla en el centro del
espacio, aunque posteriormente ha pasado a significar la noción inversa, es decir, aquello que
rodea, que cubre el centro163

De ahí que medio ambiente tiene tres niveles: parte de unas definiciones amplias, prosigue con
otras parciales y termina con unas sistémicas.

a) Definiciones amplias: El Consejo de la Lengua Francesa establece que medio ambiente es el


conjunto, en un momento dado, de los agentes físicos, químicos, biológicos y de los factores
160
Ibidem, p. 9.
161
RAMOS FERNÁNDEZ, A., Diccionario de la naturaleza, hombtre, ecología, paisaje, Espasa-Calpe, Madrid,
1987.
162
HARO, J., Calidad y conservación del medio ambiente, Cincel, Madrid, 1983.
163
DEMANGEOT, J., los medios “naturales” del globo, Masson, Barcelona, 1989, citado por GARCIA-ABAD
ALONSO, J. J., op. cit., p. 9.
56

sociales susceptibles de causar un efecto directo o indirecto, inmediato o a plazo, sobre los
seres vivientes y las actividades humanas. Según otras definiciones, el medio ambiente
equivaldría al medio en el que se desenvuelve la vida de los hombres y sobre el que éste
también actúa, de un modo respetuoso o no con la naturaleza. Comprendería, al mismo
tiempo, un marco animado y un entorno inanimado en donde se desarrolla la vida de los
organismos y poseería elementos interactivos, de los que claramente sobresale el hombre por
su cada vez mayor capacidad de modificación, alteración e, incluso, destrucción. Se puede,
entonces, concebir un medio no sólo natural, sino también artificial.164

b) Definiciones parciales: Por su parte, las definiciones parciales tienen el foco de discusión en
la subjetividad del concepto. Carrizosa pone el ejemplo de que medio ambiente no es lo
mismo para tribus seminómadas del Amazonas, para las diferentes administraciones de un
Estado que tengan encomendadas competencias en gestión ambiental, para la Justicia, etc.
Efectivamente, el pensamiento de muchos sectores profesionales y científicos va modulando,
no sin confusiones, la validez y alcance del concepto. Es susceptible de adquirir sentidos y
connotaciones múltiples y variables, en función de diferentes percepciones, formación,
condiciones socio-culturales, etc. Gómez Orea165 presenta distintas aproximaciones a la
concreción del concepto de medio ambiente. Éste sería, en general o sentido amplio, el
entorno vital, el conjunto de elementos físicos, biológicos, económicos, sociales, culturales y
estéticos que interactúan entre sí, con el individuo y con la comunidad en que vive,
determinando su forma, carácter, comportamiento y supervivencia.

Pero, hay otros enfoques, y que a la postre son los que interesan en este estudio: En el Orden
estrictamente jurídico, el medio ambiente es un bien jurídico diferenciable tanto de la salud
pública como del orden socioeconómico. La Comisión Económica para Europa de 1972 lo
definió como un conjunto de sistemas compuestos de objetos y condiciones físicamente
definibles que comprenden, particularmente, ecosistemas equilibrados bajo la forma en que los
conocemos o que son susceptibles de adoptar en un futuro previsible, y con los que el hombre,

164
CARRIZOSA, J., medio ambiente, 1987, citado en GARCIA-ABAD ALONSO, op. cit., p. 9.
165
Ibidem, p. 9.
57

en cuanto punto focal dominante, ha establecido relaciones directas. Esta definición es, sin
embargo, amplia e imprecisa desde el punto de vista penal, pues sólo pone de relieve la
interrelación de factores que condicionan el marco y condiciones de vida del hombre.166

Por su parte, la directiva 85/337 del 27/6/1985 del Consejo de la Comunidad Económica
Europea selecciona unos factores del medio ambiente similares a los anteriores, en su artículo
3, y por este orden: i) El hombre, la fauna y la flora; ii) El suelo, el agua, el aire, el clima y el
paisaje; iii) La interacción entre estos factores y; iv) Los bienes materiales y el patrimonio
cultural.

Una perspectiva más humana entiende que el medio ambiente comprende todas las fuerzas o
factores externos al individuo capaces de influir eficazmente en su conducta y en la
determinación del carácter y la marcha de su desarrollo físico y mental.

c) Definiciones Sistémicas: En definitiva, puede ser más apropiado entender el concepto de


medio ambiente evolutivamente, como propone Álvarez167, pues las concepciones han ido
variando con el tiempo hacia la consideración de una noción más integral, más global y más
relacional. En esta evolución se entiende la palabra medio ambiente como concepto
fundamental. El medio ambiente de un sistema es todo aquello en el universo que no es parte
integrante de él. Es como otro sistema que influye en el sistema considerado y recibe
influencia de éste. Por tanto, parece que el medio ambiente sólo es definible en relación a otra
entidad y que las definiciones a este concepto no ponen límites ni a la naturaleza ni a los
componentes de ese medio ambiente.

d) Definición legal del ambiente en El Salvador.

En El Salvador, el medio ambiente esta definido legalmente por el Art. 5 de la Ley del Medio
Ambiente como el sistema de elementos bióticos, abióticos, socio económicos, culturales y
Vid GARCIA-ABAD ALONSO, J. J., op. cit.., p. 7.
166

ALVAREZ, Y., Ambiente y desarrollo: algunas reflexiones para la discusión, citado por GARCIA-ABAD
167

ALONSO, J. J., op. cit., p. 8.


58

estéticos que interactúan entre si, con los individuos y con la comunidad en la que viven,
determinando su relación y sobrevivencia, en el tiempo y el espacio. 168 En ese sentido El
Salvador tiene una concepción sistemática de medio ambiente, abarcadora en forma total a
diferentes elementos omnicomprensivos del ambiente.

No puede por tanto obviarse que el medio ambiente no es un asunto exclusivamente jurídico,
sino que además es un tema transdisciplinar, pues ambiente es sinónimo de totalidad, ya que
engloba en su concepción todas las formas de existencia que puede concebir la mente humana.

No obstante, no puede obviarse que la definición esta cargada de una visión ecocentrista, y
que no parece ser conciliable con la visión antropocentrista o humanista que se deriva de la
constitución y de ahí, que parece una disonancia con posibles conflictos a futuro. Pues si
existiera colisión entre la visión ecocentrista que deriva de la Ley del Medio Ambiente con la
consagrada constitucionalmente, prevalecería la norma constitucional, a tenor del Art. 246 Cn.

17. Titularidad del derecho al medio ambiente

Por tratarse de un derecho implícito, el Art.117 Cn no hace referencia expresa a las personas
titulares del derecho a un medio ambiente sano. En consecuencia, al no haberse determinado,
por el constituyente ni por la jurisprudencia constitucional, los sujetos activos, debe
comprenderse como tales a todas las personas, sean éstas físicas o jurídicas, nacionales o
extranjeras.

La titularidad debe distinguirse en función de la naturaleza mixta del derecho. En cuanto a la


vertiente personalísima, aún cuando el disfrute del medio conlleva, además del goce
meramente individual, una dimensión colectiva derivada de su ejercicio individual, no es

168
En ese sentido hay una trasposición literal del concepto de medio ambiente expresado por el Art. 16 de la
Ley General del Medio Ambiente y Recursos Naturales, de República Dominicana, que define el medio
ambiente como: el sistema de elementos bióticos, abióticos, socio económicos, culturales y estéticos que
interactúan entre si, con los individuos y con la comunidad en la que viven, determinando su relación y
sobrevivencia, en el tiempo y el espacio.
59

posible reconocer la titularidad de este derecho a las personas jurídicas colectivas. Su


intrínseca naturaleza lo hace indisponible, salvo para las personas físicas pues éstas son las
únicas que pueden protagonizar un goce espiritual y material de los bienes ambientales.

En cuanto a la manifestación del derecho prestacional, si podría admitirse titularidad respecto


de ciertas personas jurídicas. Tal es el caso de las entidades ecologistas cuya actividad se
encauza precisamente hacia la protección y preservación del entorno. En tales supuestos, no
debe entenderse que dichas entidades pretenden una concreta defensa de derechos de
determinados de determinados sujetos; es decir que el grupo ecologista no se esta subrogando
ninguna acción individual ni defendiendo un derecho colectivo que como asociación pueda
disfrutar. Lo que se pretende, en último término, con tales acciones es que los poderes
públicos mejoren la protección dispensada a los bienes ambientales.

Finalmente, en relación con los extranjeros, resulta claro que el ejercicio de este derecho, por
parte de los mismos, está razonablemente supeditado a las limitaciones de entrada y
permanencia en el territorio nacional169.

A nivel doctrinario se ha sostenido que los sujetos titulares o sujetos activos del derecho son:
1) La Humanidad globalmente considerada, por dos razones: a) Lo que está en peligro es la
supervivencia de todo el planeta, lo cual obliga a pensar globalmente y a actuar localmente, y
b) porque siendo la tierra un ecosistema de ecosistemas, parece evidente que su deterioro en
un a parte del planeta afecta necesariamente a las demás; 2) Los Estados:  Las comunidades
locales y las poblaciones indígenas, por precisarlo de tal manera el párrafo decimotercero del
Preámbulo del Convenio de las Naciones Unidas sobre la biodiversidad biológica , firmado en
Río de Janeiro el 5 de Junio de 1992; 3) Los grupos sociales y profesionales; 4) Las futuras
generaciones, en razón de su previsión por el Principio 3 de la Declaración de Río sobre el
Medio Ambiente y el Desarrollo, en donde se afirma la conveniencia de solucionar de forma
equitativa las necesidades de desarrollo y ambientales de las generaciones presentes y futuras,

Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, de 26 de junio de 2003, Amparo


169

242-2001.
60

y 5) en todo caso, la persona humana en cuanto integrada en los apartados anteriores y en sí


misma considerada, como nacional o extranjera.

Los sujetos pasivos o sujetos obligados a respetar y promover la protección de este derecho
son los siguientes: 1) Los Estados en cooperación con otros Estados, conforme al Artículo 5
del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, 2) Los Estados dentro de
su ámbito de soberanía, destacando dentro de ellos, los poderes públicos de la Administración
Central, los poderes públicos de las administraciones territoriales y locales; y 3) Los
particulares, nacionales o extranjeros, personas naturales o individuales y jurídicas o
colectivas, especialmente los grupos económicos e industrias contaminantes.

18. Objeto del derecho al medio ambiente.

El objeto sobre el que recae el derecho es el medio ambiente mismo, entendido en la forma
prescrita en el Párrafo 6º del Preámbulo de la Declaración de Río sobre el medio Ambiente y
el Desarrollo: “la naturaleza integral e interdependiente de la Tierra, nuestro hogar”170.

De ello se infiere que el objeto de este derecho fundamental tiene dos dimensiones
fundamentales: 1) El medio ambiente natural o abierto integrado por la biosfera, el aire, el
agua, y el suelo, en cuanto que constituyentes del factor vida, y los ecosistemas, producto de la
interacción entre los seres vivos y el medio. Este incluye: a) La conservación de la diversidad
biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa de
los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos; y b) La gestión,
conservación y desarrollo sostenible de los bosques y el cuidado de sus funciones y usos
múltiples y complementarios; y 2) El medio ambiente cerrado, es decir, aquel que ha sido
construido por el hombre para realizar su vida, satisfaciendo así su sistema de necesidades.

“El reconocimiento del derecho a vivir en un ambiente sano y equilibrado no sólo debe
constituir la manifestación de que el elemento ambiental entre necesariamente en la definición
de modelo de sociedad que deseamos… se afirma que el derecho al ambiente, cuyo objeto
170
Ibidem, p. 199.
61

último no es sino asegurar la dignidad de las personas, es un derecho que manifiesta un ideal y
una serie de finalidades que la humanidad, consciente ya de los riesgos que para su existencia
supone el deterioro del ambiente se ha propuesto alcanzar. Entre los que debemos ubicar es el
de alcanzar un modelo de desarrollo que sea capaz de satisfacer adecuadamente las
necesidades materiales de la población, de una manera equitativa e incluyente, sin
comprometer la posibilidad de satisfacer de igual manera las necesidades de las generaciones
futuras”171

“…La previsión constitucional sobre el ambiente obliga a una reinterpretación armónica y


sistemática de otros derechos fundamentales… se habla por ello de una limitación ecológica a
los derechos humanos… esta limitación consiste [primero] en que actualmente se entiende que
la libertad individual [la primera generación de derechos humanos] no estaría solamente
determinada por un contexto social- dedicado a la extensión de los derechos humanos – sino
también por un contexto ecológico… [segundo] una obligación de las generaciones actuales de
actuar de tal forma que las generaciones futuras tengan la posibilidad de disfrutar de un medio
ambiente adecuado, no solamente en la teoría sino también en la práctica, lo cual puede
significar, como se decía, una restricción de algunos u otros derechos y/o un
redireccionamiento, de otras disposiciones constitucionales”172

19. Fundamento del derecho al medio ambiente.

El derecho al medio ambiente sano tiene un doble fundamento: un inmediato y un final: El


fundamento inmediato consiste en la necesidad de asegurar el medio ambiente en condiciones
de asegurar la supervivencia de la especie humana, y en consecuencia, como instrumento
asegurador de la realización de los demás derechos humanos173; mientras que el fundamento

171
Diario de los debates de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, Año I, número 19, 16 de
octubre de 1997, p. 14, citado por VELOZ ESPEJEL, V., “El constitucionalismo mexicano y el derecho
humano a un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado”, en AA.VV., El derecho humano al medio
ambiente, op. cit., p. 168.
172
VELOZ ESPEJEL, V., op. Cit., p. 169.
173
“El ser humano debe comprender que la guerra para evitar la destrucción de la madre tierra es la primera
en la historia de la humanidad en la que estamos implicados de forma directa todos y cada uno de nosotros,
62

último del derecho al medio ambiente sano no es otro más que la dignidad de la persona
humana174.

“Esta comprobado que la vida del hombre se ve afectada por su entorno, en un principio su
medio es de carácter familiar; pero en la medida que crece sobre todo físicamente, su
supervivencia y desarrollo dependen de un ambiente más amplio y más complejo. Como
hombre y dependiendo de su nivel de educación adquiere diversas y complejas máscaras, por
una parte el ambiente le suministra los recursos y la energía para el sustento, el hábitat en el
que desarrolla sus actividades económicas, sociales y culturales. Pero también en su natural
opuesto, en su principio de polaridad, el ambiente le resulta su tiradero clandestino donde
deposita todos sus residuos generados, en estado líquido, sólido, gaseoso”175

20. Límites del derecho al medio ambiente.

Aún cuando el derecho al medio ambiente goce del carácter de un derecho fundamental, no
cabe colegir de ello, como tampoco se hace respecto a los demás derechos fundamentales,

que de esa guerra dependerá la supervivencia de nuestros descendientes y que ni siquiera tenemos derecho a
permitir que la catástrofe suceda, puesto que la tierra no nos pertenece”. Vid SEIJO ESPIÑO, M., “Negro
sobre azul”, en AA.VV., El derecho humano al medio ambiente, op. cit., p. 86.
174
“La dignidad humana supone el valor básico fundamentador de los derechos humanos, que justamente
tiende a explicitar de forma más concreta la realización de la persona dentro de la sociedad…El respeto a la
idea de dignidad humana implica en forma preferente, el respeto de la voluntad y creencias de un individuo,
lo cual consiste fundamentalmente en permitir que éste asuma o sobrelleve aquellas consecuencias de sus
decisiones, que él ha tenido en cuenta al adoptar la decisión…es entonces lo que podríamos denominar “el
respeto al plan de vida del individuo” siempre y cuando el mismo sea compatible con el mantenimiento de los
planes de vida de la comunidad conformada por una pluralidad de individuos …” Vid AA.VV., Teoría de la
constitución salvadoreña, op. cit., pp. 149-153. “Es claro que la dignidad de la persona humana-cuyo respeto
es, según el preámbulo constitucional, elemento integrante de la base sobre la cual se erigen los fundamentos
jurídicos de la convivencia nacional comprende la afirmación positiva del pleno desarrollo de la personalidad
de cada individuo. En el texto constitucional pueden encontrarse algunas disposiciones que implican
manifestaciones de tal categoría jurídica; una de ellas es la existencia digna –a la cual se refieren los Arts. 101
inciso 1 y 37 inciso 2 Cn., que significa no sólo la conservación de la vida, sino el mantenimiento de la misma
a un cierto nivel, el que facilite la procura de las condiciones materiales necesarias para el goce de los
restantes derechos fundamentales” Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia,
Inconstitucionalidad 4-97.
175
JUAREZ CHAVEZ, G., “El ruido, una problemática silenciosa”, en AA.VV., El derecho humano al medio
ambiente, op. cit., p. 88.
63

que éste sea absoluto, carente de limitaciones 176. Sin embargo, lo que si interesa destacarse es
que, dado su carácter de derecho fundamental, las limitaciones a su ejercicio sólo pueden
realizarse por la Constitución o por ley formal.

En relación con los límites internos del derecho al medio ambiente es posible manifestar que
el reconocimiento constitucional del Art.117 Cn no ampara cualquier goce y uso del entorno
sino sólo aquel disfrute con vistas a la finalidad concreta de asegurar el desarrollo de la
persona. En consecuencia, no todo uso-sino sólo aquél dirigido al desarrollo de la persona-
está amparado por el Art.117 Cn. El ejercicio del derecho queda condicionado por su función
social, porque es evidente que la adecuación del objeto del derecho y de su finalidad se
predican de todas las personas y no de unas pocas. Todo ejercicio del derecho tiene, en
definitivas, que ser compatible con el mantenimiento del objeto y con su goce, incluso

176
El inciso primero del Art. 246 Cn prescribe: “los principios, derechos y obligaciones establecidos por esta
Constitución no pueden ser alterados por las leyes que regulen su ejercicio ”. A partir de tal disposición de la
Ley Suprema, corresponde en el presente apartado establecer el alcance de dicha norma bajo dos situaciones:
la distinción entre regulación y limitación de derechos constitucionales (…); a. la regulación normativa
comprende entre otros aspectos, el establecimiento de la titularidad, las manifestaciones y alcances de los
derechos así como las condiciones para su ejercicio y sus garantías (…). b. la limitación o restricción de un
derecho supone en principio una regulación, por la cual se establecen ciertos impedimentos para el ejercicio
de ese derecho. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 26 de julio de
1999. Inconstitucionalidad 2-92. En igual sentido: “A. la regulación normativa o configuración es la dotación
de contenido material a los derechos fundamentales-a partir de la insuficiencia que la Constitución les
otorga- lo cual lleva a adoptar disposiciones que establezcan sus manifestaciones y alcances, las condiciones
para su ejercicio, así como la organización y procedimientos que sena necesarios para hacerlos efectivos y sus
garantías. Desde esta perspectiva, puede afirmarse que un derecho constitucional puede ser regulado por las
disposiciones infraconstitucionales provenientes de aquellos órganos estatales o entes públicos que se
encuentran constitucionalmente facultados para ello. (…) B. la limitación o restricción de un derecho, en
cambio, supone una regulación e implica la modificación de su objeto o sujetos –elementos esenciales del
derecho fundamental- de forma que implica una obstaculización o impedimento para el ejercicio de tal
derecho, con una finalidad justificada desde el punto de vista constitucional. A diferencia que en el caso de la
regulación, la limitación sólo es susceptible de ser realizada por la propia constitución o por la ley entendida
en sentido formal, es decir, la fuente jurídica emanada de la Asamblea legislativa. Si la restricción se hace por
disposiciones constitucionales nos encontramos en presencia de restricciones directamente constitucionales;
por el contrario, si se hace por leyes, nos encontramos en presencia de limitaciones legales. (…) La necesidad
de garantizar iguales derechos para todos, así como la de proteger el bien común y la seguridad jurídica –las
condiciones que crean el marco político-jurídico para la plena realización de la persona humana –habilitan al
legislador para limitar los derechos de una persona con el fin de hacerlos compatibles con el ejercicio de los
derechos de los demás, o para preservar dichos fines constitucionalmente proclamados. Sentencia de la Sala
de lo Constitucional de 23 de marzo de 2001, Inconstitucionalidades 8-97 / 15 – 97.
64

simultáneamente, por parte de los titulares del mismo. Cualquier ejercicio excluyente
constituiría abuso del derecho pues se desbordarían los límites constitucionalmente trazados.

También pueden encontrase límites externos. Desde el momento que los poderes públicos
actúan desplegando una política ambiental, el resultado de dicha política condiciona,
decisivamente, el ejercicio del derecho que siempre debe ser compatible con la preservación y
la mejora de los bienes ambientales. Ahora bien, cabe recordar en términos generales que los
límites externos formulados mediante la ley formal pueden ser establecidos libremente por la
Asamblea Legislativa, siempre que se cumpla con las siguientes condiciones: Que sean
establecidos atendiendo a un criterio constitucional que autorice limitar derechos
fundamentales; que no altere el (contenido del) derecho al medio ambiente –Art.246 inciso 1
Cn.-; y que respete el principio de proporcionalidad. 177 Finalmente, en cuanto a los límites
externos implícitos debe señalarse que el derecho al medio ambiente colinda con el ejercicio
de otros muchos derechos y con intereses y bienes protegidos. Sin embargo, aún cuando la
protección del entorno sea un interés de rango constitucional, su posición en el universo de
bienes jurídicos no pude considerarse de rango superior y ha de compaginarse, en la inevitable
ponderación con los demás.

El reconocimiento del derecho al medio ambiente plantea dos problemas fundamentales. El


primero es el de las relaciones recíprocas entre el derecho al medio ambiente y otros derechos
constitucionales –en especial el de propiedad y el de libertad económica –y el segundo –
derivado del anterior- es la necesaria ponderación entre derechos que habrá de hacerse en los
casos concretos por el aplicador del derecho (entiéndase autoridades jurisdiccionales y no
jurisdiccionales). Asimismo, cabe resaltar también que corresponde al legislador llevar a cabo

177
La limitación a los derechos fundamentales debe respetar un límite que se le impone, que es la sumisión al
principio de proporcionalidad, en virtud del cual debe existir una relación medio-fin en la que el primero
cumpla con las características de idoneidad-es decir, que sea útil para el fin que pretende alcanzar-necesidad-
es decir, que no existan otras alternativas más moderadas, susceptibles de alcanzar dichos objetivos – y que no
cause más perjuicios que beneficios en el conjunto de bienes jurídicos en juego. Sentencia de la Sala de lo
Constitucional del 23 de marzo de 2001. Inconstitucionalidades 8-97 / 15–97.
65

una previa y general ponderación que asegure la fuerza expansiva de los bienes jurídicos en
tensión178.

21. El derecho al medio ambiente y su relación con otros derechos y garantías

Las relaciones que surgen entre el derecho a un medio ambiente y otros derechos
fundamentales pueden abordarse desde diferentes posturas. En la doctrina europea hay una
postura que ven en la relación del derecho a un medio ambiente adecuado con otros derechos
una fuente de enriquecimiento para los derechos humanos, y hay tratadistas que afirman que el
reconocimiento del derecho a un entorno adecuado genera contradicciones entre el grupo de
los derechos básicos. Esta segunda postura parte de considerar que todo derecho nuevo aporta
con su presencia no sólo deberes, sino también restricciones en las esferas iniciales de
actuación de otros derechos. Dentro del bloque de los derechos humanos puede, a su vez,
considerarse que determinados derechos serán más sensibles que otros a la irrupción de un
nuevo interés protegido. Así parece que los derechos de carácter económico y cultural pueden
resultar en mayor medida invadidos por el derecho al ambiente que los tradicionales derechos
civiles y políticos.179

El advenimiento de un derecho a disfrutar un medio ambiente adecuado ha supuesto un


enriquecimiento en la concepción habitual de otros derechos de las personas. En este sentido,
los derechos en los que los efectos positivos de la protección al medio ambiente resultan más
palpables, están:

DERECHOS Y LIBERTADES AFECTADOS POR EL DERECHO


A UN MEDIO AMBIENTE ADECUADO180
a) Libertad de movimiento Restringe en la medida en que el acceso a
determinadas áreas protegidas quede
prohibido o sometido a autorización, o la
restricción de circulación de ciertos
178
Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 26 de junio de 2003, Amparo
242-2001, Citada en GONZALEZ BONILLA, R. E., op. cit., pp. 202-203.
179
CARMONA LARA, M. del C., El derecho a un medio ambiente adecuado en México. Evolución, avances y
perspectivas. pp. 223 y ss.
180
Ibidem, pp. 224 y 225.
66

vehículos en horarios o con ciertos


aditamentos, condiciones o tipos de
combustibles en ciertas áreas.
b) Libertad de residencia y ubicación Afectada por las diferentes normas
protectoras de espacios determinados y los
programas de desarrollo urbano y de
protección ambiental así como de
prevención de riesgos.
c) Libertad de reunión Limitada por el alcance de las normas que
protegen el ruido, de seguridad y protección
civil.
d) Derecho a la igualdad En cuanto determinadas medidas de
ordenación territorial pueden introducir
desigualdades entre zonas y
discriminaciones entre particulares.
e) Derecho a la familia Puede verse condicionada con medidas de
políticas demográficas con vistas a la
protección del medio.
f) Derecho al desarrollo Que puede entenderse afectado por las
limitaciones que suponen al crecimiento
económico determinadas exigencias
ambientales

g) Derecho al trabajo Amenazado por medidas de policía


ambiental o resoluciones judiciales que
provocan el cierre o el traslado de
determinadas instalaciones industriales

h) Derecho a la propiedad Limitado por razones de interés público que


establecen modalidades que afectan
frecuentemente las facultades de uso y
disposición por normas de inspiración
ecológica.
i) Derecho a la educación Que en el ámbito ambiental adquiere una de
las principales premisas para hacer efectivo
el derecho de toda persona a un medio
ambiente adecuado.
67

CAPITULO III
DEBERES FUNDAMENTALES CORRELATIVOS
AL DERECHO AL MEDIO AMBIENTE

SUMARIO: 22. Nociones de los deberes fundamentales. 23. Rasgos de una teoría de los
deberes fundamentales. 24. Clasificación de los deberes jurídicos. 25. Definición de deberes
fundamentales. Noción de los deberes fundamentales en El Salvador: 26.1. Los deberes
fundamentales son deberes jurídicos de rango constitucional; 26.2. Los deberes fundamentales
no son únicamente expresos, también los hay tácitos; 26.3. Los deberes fundamentales no
son siempre correlativos a derechos fundamentales; 26.4. Los deberes fundamentales dimanan
de normas constitucionales, vale decir, normas jurídicas positivas; 26.5. Los deberes
fundamentales contienen obligaciones propias para el Estado y para los particulares estén o
no en situación de poderes fácticos. 26.6. Los deberes fundamentales no siempre están
vinculados con la idea de sanción; 26.7. La noción de deberes fundamentales esta en
construcción jurídica dentro de la realidad jurídica salvadoreña.- 27. El Deber fundamental
correlativo al derecho al medio ambiente: La protección, conservación y aprovechamiento
racional y sostenible del medio ambiente. 28. Deber de normar la protección, conservación,
restauración y aprovechamiento racional del medio ambiente: 28.1. La Asamblea Legislativa y
las leyes tuitivas; 28.2. El Órgano Ejecutivo y su potestad reglamentaria, 28.3. El deber de
formulación de la política ambiental. 28.4. Los Gobiernos Municipales y las normas locales. 29.
La responsabilidad por el incumplimiento de los deberes ambientales. 29.1. Elementos de la
responsabilidad ambiental: 29.1.1. El daño, 29.1.2. La imputación del daño; 29.1.3. Fundamento
del deber de reparar. 29.2. La responsabilidad del Estado por el incumplimiento del deber de
protección del ambiente.

22. Nociones de los deberes fundamentales

Generalmente, dentro de los usos correctos de la palabra derecho se expresa la noción del
derecho subjetivo definido bajo diferentes ópticas; pero en todas ellas se hace alusión a las
facultades, potestades o poderes jurídicos que la norma jurídica le otorga a un sujeto de
derecho para que exija de otro u otros determinadas prestaciones de dar, hacer o no hacer. 181

181
Pérez Luño sostiene que “el derecho en sentido subjetivo hace referencia a la atribución de una facultad o
facultades a un sujeto determinado para exigir de otro u otros determinadas conductas viniendo a significar
precisamente la autorización concedida al pretensor por el precepto y en virtud de la cual, por ejemplo, éste
puede usar y disponer de algo libremente y con exclusión de los demás. Así frente al obligado por una norma
jurídica, descubrimos siempre a otra persona facultada para exigir el cumplimiento de lo prescrito por la
misma.” Vid PEREZ LUÑO, A-E., Teoría del derecho: Una concepción de la experiencia jurídica, Editorial
Tecnos, S. A., 1997, cf. pp. 50-51; En similar sentido se expresan ALEXY, R., op. cit., cf. pp. 174 – 177;
PECES-BARBA, G., Curso de teoría del derecho, Marcial Pons, S.A., Ediciones Jurídicas y Sociales, S.A.,
Madrid, 1999, cf. pp. 20-21; CATENACCI, I. J., Introducción al derecho, Editorial Astrea, Buenos Aires,
2001, cf. pp. 20, 21, 33 y 34; ATIENZA, M., El sentido del derecho, Editorial Ariel, S.A., Barcelona, 2001, p.
54.; LATORRE, A., Introducción al derecho, Editorial Ariel, S.A., Undécima Edición, Barcelona, 1985, cf. pp.
68

Luego, se clasifican y de ellos, aparecen como los de mayor relevancia los derechos
fundamentales, como aquellos que esencialmente tutelan los intereses primigenios de los seres
humanos en sociedad. Sin embargo, también existe otra concepción jurídica que sostienen que
los derechos subjetivos tienen correlativos, es decir, que frente a un derecho subjetivo existe
siempre en forma opuesta un deber jurídico o en ocasiones, prohibiciones; así el deber jurídico
se concibe como la obligación que la norma jurídica le impone a un sujeto de derecho para que
haga a favor de otro, que así lo exige, una determinada prestación de dar, hacer o no hacer, o
para que tolere en su patrimonio o en su conducta la interferencia lícita de aquel; la
prohibición por su parte consiste en la orden prescrita normativamente consistente en un
mandato de abstención conductual dirigida hacia uno o más individuos.182

Aunque parece minimizado por obvios, los deberes jurídicos tienen igual relevancia para el
Derecho no sólo por su carácter de opuestos al derecho subjetivo, sino porque además, su
incumplimiento es el supuesto jurídico de infracción que habilita al Estado para imponer
coactivamente su fuerza al infractor y obligarle a cumplir con la norma; vale decir, al
cumplimiento coactivo de la norma y a la no impunidad normativa.183

Sin embargo, no se pretende alzar la relevancia per se que adquiere el deber jurídico, sino
llevarlo al enfoque de la norma fundamental; si se parte de la noción de derechos

15-43; y ALVAREZ LEDESMA, M. I., Introducción al derecho, Editorial Mc Graw Hill, México, 1995, pp. 4 y
5.
182
“Tener un derecho subjetivo quiere decir que la norma vincula a una situación o a una conducta de un
sujeto el deber de un cierto tipo de comportamiento de acción u omisión en otro u otros sujetos. De ahí que
lo que se opone o mejor dicho, se refiere correlativamente al derecho subjetivo de una persona no sea el
derecho objetivo sino el deber jurídico de otra u otras personas, de tal manera que podemos afirmar que el
derecho objetivo, como norma o conjunto de normas, al proyectarse sobre situaciones concretas determina
derechos subjetivos y deberes jurídicos en mutua correlación. Vid. RECASENS SICHES, L., Introducción al
estudio del derecho, 5ª ed., Editorial Porrúa, México, 1979, p. 144 citado por PEREZ LUÑO, A-E., op. cit., p.
51.
183
Por lo que concierne al deber jurídico, su esencia característica aparece determinada por la propia norma
jurídico positiva, que puede hacer referencia tanto al derecho subjetivo como al deber jurídico en cuanto
principales formas de manifestación de la consecuencia jurídica, segundo elemento básico de la propia
estructura normativa. En este sentido, puede afirmarse que el deber jurídico representa el polo pasivo de la
relación jurídica, cuyo aspecto activo se encarna en el derecho subjetivo. PEREZ LUÑO, A-E., voz “deber
jurídico”, en Diccionario jurídico, 1996, citado por PEREZ LUÑO, A-E., op. cit., p. 61.
69

fundamentales como premisa, apuntada en el capítulo I de esta tesina, surge la pregunta


inevitable de si existen o no deberes fundamentales correlativos a derechos fundamentales 184 o
si por el contrario aquellos tienen una naturaleza especial, que hace que puedan existir con
independencia de si son o no correlativos de derechos fundamentales.

23. Rasgos de una teoría de los deberes fundamentales

Teóricamente, la primera noción de deber tiene un rasgo predictivo. En efecto, se parte de la


idea que el deber significa que la persona que se encuentra en esa situación, si no se comporta
como aquel establece, sufrirá un mal (un dolor, una falta de placer). Esta probabilidad de sufrir
un mal si se omite un deber (sea de hacer o no de hacer) será jurídica cuando el sufrimiento es
infligido por un funcionario de acuerdo con el Derecho185.

Esta concepción esta equivocada, toda vez que a veces se tiene una obligación y no se sufre
ningún mal si se incumple (no se es descubierto, condenado o penado) o a veces, la persona se
ve obligada a hacer algo bajo amenaza de hacer de un mal y no se esta ante un deber jurídico
(el ladrón que amenaza para robar) Hart, citado por Peces Barba afirma que no es igual la
expresión <<se ve obligado a hacer algo>> con <<estaba obligado a hacer algo>>186

Hans Kelsen, en su teoría pura del Derecho, afirma que tiene un deber y esta jurídicamente
obligado el individuo que puede cometer con su conducta un acto ilícito, pudiendo así
producir la sanción y a su vez, para evitar la sanción realizando la conducta opuesta, que es el
contenido del deber. Vincula obligación con sanción, toda vez que concibe que una conducta
solo puede ser ordenada en forma objetiva y un deber serle atribuido a alguien, si una norma
jurídica imputa a la conducta contraria un acto coactivo como sanción.187

184
Los conceptos de derecho subjetivo y de deber jurídico son correlativos, ya que a todo deber jurídico suele
corresponder una facultad. Por ello, suele afirmarse que ambos conceptos constituyen la cara y el reverso de
la relación jurídica. Vid PEREZ LUÑO, A-E., op. cit., p. 61.
185
Así lo establece Peces Barba citando a Bentham y Colmes. Vid PECES BARBA, G., los deberes
fundamentales, en Revista Electrónica DOXA, No. 4, 1987, p. 333.
186
Ibidem, p. 333.
70

El tercer modelo de los deberes es el de Hart188; sostiene que un deber jurídico puede no
coincidir con la existencia de una sanción a causa de desobediencia. Afirma que el deber
jurídico se basa en normas previas y en ese caso su desobediencia no sirve sólo para predecir
la existencia de sanciones, es también la razón que legitima esa sanción.

Hart identifica a un deber jurídico de la existencia de normas que permiten fundar la


obligación y consiguientemente enjuiciar el comportamiento del obligado, partiendo de los
elementos siguientes: a) para que la norma imponga obligaciones debe existir una exigencia
general a favor de la conformidad y ésta ser insistente y la presión social, respecto a las
actitudes desviantes debe ser grande. Aún así no basta para sostener la existencia de un deber
jurídico (puede ser moral o de etiqueta o de cortesía); b) Es preciso además que la norma sea
considerada importante y necesaria para la preservación de la vida social; c) Es normal además
que la conducta exigida por el deber, aunque sea beneficiosa para otros, pueda implicar
sacrificio y renuncia para el titular del deber; y d) La norma debe otorgar competencia para la
exigencia del cumplimiento del deber o los poderes públicos o dejar a un particular que pueda
optar entre exigir o no el incumplimiento 189.

Por su parte, Hohfeld, afirma que deber jurídico es correlativo de derecho subjetivo y opuesto
a libertad. Los deberes jurídicos correlativos al derecho subjetivo pueden ser positivos si
consisten en no hacer u omitir. Se tiene un deber cuando alguien tiene el derecho de exigir un
comportamiento o la omisión de un comportamiento. Se tiene asimismo un deber cuando no se
tiene libertad, es decir, cuando no se puede impedir que otro exija un comportamiento o la
omisión de ese comportamiento.

24. Clasificación de los deberes jurídicos

187
Esta opinión la sustenta Kelsen de la forma siguiente: “A deja su obligación de entregar a B una cosa de su
pertenencia. La sanción de ejecución civil, constituyente de esa obligación, consiste en la privación por la
coacción, de la cosa a A, que es entregada a B”. KELSEN, H., Teoría pura del derecho, 1ª edición en español,
segunda reimpresión, Universidad Nacional Autónoma de México, México D. F., 1982, p. 124.
188
PECES BARBA, G., los deberes … op. cit., p. 334.
189
Ibidem, p. 336.
71

Los deberes jurídicos se pueden clasificar atendiendo a diversos criterios.


a) Pueden ser específicos si su correlativo es el derecho subjetivo de una persona concreta
(el titular de un crédito que se debe pagar por el deudor) y genéricos si no tienen como
correlativos a un derecho subjetivo de una persona concreta, sino el derecho subjetivo
de cualquier persona que se encuentre en una determinada situación (el deber de
asistencia a una persona herida o accidentada)
b) Pueden ser positivos si consisten en un hacer, y negativos si consisten en no hacer o en
soportar determinadas conductas;
c) Por su forma de producción normativas pueden ser de creación del Derecho legal o del
Derecho judicial;
d) Por el sujeto titular pueden ser del individuo, de las comunidades supraestatales
(familias, partidos, sindicatos) y de los Estados (en la esfera interna o en la esfera
internacional)190.

25. Definición de deberes fundamentales

Deberes fundamentales son todos aquellos deberes jurídicos que se refieren a dimensiones
básicas de la vida del hombre en sociedad, a bienes de primordial importancia, a la
satisfacción de necesidades básicas o que afectan a sectores especialmente importantes para la
organización y el funcionamiento de las instituciones públicas o al ejercicio de los derechos
fundamentales, generalmente en el ámbito constitucional.191

El ejercicio de un deber fundamental no reporta beneficios exclusivamente al titular del


derecho subjetivo correlativo cuando existe, sino que alcanza una dimensión de utilidad
general, beneficiando al conjunto de los ciudadanos y a su representación jurídica, el Estado.

190
PECES BARBA, G., Los deberes… op. cit., p. 336.
191
Ibidem, P. 337.
72

Los deberes fundamentales, son consecuencia de convenciones y del ejercicio del poder
soberano, a diferencia de los derechos fundamentales, cuya raíz ética deriva de la moralidad de
los mismos.

26. Noción de los deberes fundamentales en El Salvador

No existe una noción determinada de deberes fundamentales en El Salvador. La constitución


contempla diferentes preceptos en los cuáles establece deberes y/u obligaciones pero en
ninguno de ellos da lugar a la conclusión unánime de su existencia como deberes de rango
fundamental, y no obstante, la jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional en forma
incipiente ha ido estableciendo, a través de sus diferentes providencias y en los procesos
constitucionales, algunos elementos que en forma incipiente pueden catalogarse como deberes
fundamentales.

En consecuencia, se parte en este enfoque de una postura: El concepto jurídico constitucional


de los deberes fundamentales esta en construcción jurídica en El Salvador, sobre la base de la
teoría de los deberes fundamentales y por las incipientes líneas jurisprudenciales establecida
por la Sala de lo Constitucional en su jurisprudencia.

Se parte así de una concepción jurídica de deberes fundamentales que sienta las bases de las
premisas que conforman la postura asumida en este enfoque acerca de la edificación del
concepto jurídico de los deberes fundamentales en la constitución salvadoreña y si son o no
correlativos a los derechos fundamentales; argumentación esencial, toda vez que esta
afianzada la noción de concebir al medio ambiente como un derecho fundamental.

Esta posición se conforma por las premisas siguientes:


26.1. Los deberes fundamentales son deberes jurídicos de rango constitucional

Efectivamente, la Constitución establece siete clases de normas jurídicas de distinta


naturaleza: Hay en ellas valores constitucionales, principios constitucionales, derechos
73

fundamentales, garantías fundamentales, normas de distribución y reparto de competencias,


normas determinadotas de la estructura del Estado y normas transitorias 192. Cada una de éstas
clases de normas tienen sus propias cualidades y características; pero de ellas la concepción de
los derechos fundamentales como derechos del individuo otorgados constitucionalmente y –
bajo el esquema de Hohfeld – tienen correlativos deberes jurídicos, los que por coincidir con
las conductas de hacer, de no hacer y de tolerancia o respeto que corresponden a los intereses
más esenciales e importantes para la preservación de la vida social son deberes fundamentales.

Es así que los deberes fundamentales entran en una categoría especial que los clasifica y
separa de los deberes jurídicos en general, porque tienen un carácter de fundantes y, porque en
esencia, su contenido jurídico denota el ejercicio legítimo y satisfacción de un derecho
fundamental o lo que es igual, el cumplimiento efectivo de los deberes fundamentales implica
el irrestricto cumplimiento de los derechos fundamentales.

Es por ello que están concebidos constitucionalmente, y con esta afirmación se destaca que no
existen deberes fundamentales en normas subconstitucionales, ni en normas ordinarias, ya
sean éstas de origen internacionales o del poder legisferante instaurado por el legislador; y esta
aseveración tienen sus propias razones justificativas, tal es que no puede considerarse a
cualquier deber jurídico legal como deber fundamental, toda vez que éste último goza de las
cualidades de supremacía, fundamentalidad y regularidad jurídica que el Art. 246 de la
Constitución le prescribe a las normas contenidas en ellas.

En otras palabras, los deberes fundamentales son aquellos que, contenidos en la constitución,
son en su mayoría correlativos a los derechos fundamentales y que, cuyo cumplimiento
asegura el ejercicio efectivo de éstos últimos.

26.2. Los deberes fundamentales no son únicamente expresos, también los hay tácitos.

192
GONZALEZ BONILLA, R. E., “Cualidades de la constitución”, en AA.VV., Teoría de la constitución
salvadoreña, op. cit., cf. pp. 124-125.
74

No existe en la Constitución alusión expresa a los deberes fundamentales bajo esta


denominación; sin embargo, hay normas constitucionales en los cuales el constituyente le
atribuye diversas obligaciones al Estado considerado como tal, o al Estado por medio de sus
Órganos Fundamentales e inclusive de otros No Fundamentales. 193 Esto lo hace mediante la
inclusión expresa de la palabra deber o en ocasiones bajo el concepto de obligación, en cuyo
caso no parece desmeritorio decir con ello que existe un derecho de índole constitucional de
reclamar del Estado su cumplimiento. Debe acotarse además que como sujetos pasivos o
titulares de los deberes fundamentales no se encuentra sólo el Estado sino que también, en
determinados casos, se encuentran en dicha situación los particulares.

Sin embargo, la literalidad de los deberes fundamentales no es completa; es decir, no puede ni


debe entenderse que se esta en presencia de un derecho fundamental cuando la norma diga que
se trata de un deber o de una obligación; pues una interpretación gramatical de esta forma,
eliminaría toda posibilidad de la existencia de deberes jurídicos sobreentendidos y conllevaría
a un error.

Efectivamente, existen deberes fundamentales tácitos, los que se infieren de la interpretación


genuina de las normas constitucionales; así por ejemplo, si los habitantes de El Salvador
tienen el derecho de reunirse y asociarse libremente para cualquier objeto lícito, también
tienen el deber fundamental de que ni en sus reuniones ni en el momento de la materialización
del acto de asociación, lo hagan armados, pues ello se infiere del Art. 7 de la Constitución; en
el primer caso existe un deber del Estado de respeto, tolerancia, permisión o no injerencia,
consistente en facilitar las reuniones o las asociaciones y en el segundo caso, el derecho del
Estado de poner límites a las reuniones y asociaciones, que no podrán llevarse a cabo si
quienes lo ejercitan están armados, a excepción claro ésta de las fuerzas armadas y de las

193
La institucionalidad jurídica del Estado de El Salvador está conformado por los Organos Fundamentales de
Gobierno, a saber: Legislativo, Ejecutivo y Judicial y por otros Organos, de rango constitucional, que no son
fundamentales pero desempeñan funciones esenciales: Ministerio Público (Fiscalía General de la República,
Procuraduría General de la República y Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos), Corte de
Cuentas de la República y Tribunal Supremo Electoral).
75

fuerzas de la seguridad pública, cuando estén en ejercicio de sus obligaciones, atribuciones y/o
competencias legales.

Es por ello, que la Constitución contiene normas de toda índole contentivas de deberes
fundamentales y que éstos están concebidos en ellas, en forma expresa, en virtud de su
mención literal y, en su mayoría, en forma tácita o sobreentendida, según se colige del uso
adecuado de los cánones interpretativos constitucionales.

26.3. Los deberes fundamentales no son siempre correlativos a derechos fundamentales

Si se sigue siempre a Hohfeld parece claro que los deberes fundamentales son siempre
correlativos a derechos fundamentales194; sin embargo, ello hace olvidar los caracteres de
dinamismo y variabilidad que hacen que el fenómeno jurídico sea un producto cultural. 195 Y es
que en las normas constitucionales, por sus cualidades de fundante y supremacía, se
encuentran representados aspectos de índole económico, social, político, ideológico,
costumbrista y hasta de la idiosincrasia de los pueblos, y de ellos no escapa El Salvador; en
consecuencia en la constitución salvadoreña existen deberes fundamentales que no tienen un
derecho correlativo; así por ejemplo, el derecho político del ciudadano de ejercer el sufragio es
un derecho y un deber fundamental196; y en ésta última acepción no se encuentra un correlativo
derecho, es decir, no hay un sujeto activo legitimado normativamente para exigir del
ciudadano el ejercicio del sufragio.197
194
Uno de los obstáculos mayores a la comprensión aguda y solución verdadera de los problemas jurídicos
surge con frecuencia de la falta de claridad en la utilización de los términos derecho subjetivo, privilegio,
potestad e inmunidad junto con los de deber, no-derecho, sujeción e incompetencia. Para esclarecer el
panorama, un sector de la doctrina ha propuesto un esquema de "opuestos" y "correlativos". Sin embargo,
para efectos de la presente sentencia, interesa destacar que en dicho esquema el derecho subjetivo tiene como
correlativo jurídico el "deber", ya que ambos términos expresan el mismo estado de cosas, visto desde ángulos
diferentes: la posibilidad de un sujeto de reclamar frente a otro una determinada actuación a su favor.
195
TORRE, A., Introducción al Derecho, 10ª ed., Editorial Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1991.
196
Así lo estipulan los Arts. 72 ordinal 1º. Cn que concibe al sufragio como un derecho político y el Art. 73
ordinal 1º Cn que lo concibe como un deber político del ciudadano.
197
El que el sufragio se constituya simultáneamente en deber u obligación constitucional no implica la
negación del contenido de tal derecho, sino que tal circunstancia atiende a valoraciones que hizo el poder
constituyente en cuanto a que el sufragio no responde sólo a intereses del titular, sino también al interés
comunitario que exige la protección del mismo. En este contexto, para armonizar la naturaleza de derecho
76

Pérez Luño afirma que no obstante, que no siempre se produce una correlación entre derechos
subjetivos y deberes jurídicos, ya que a veces se imponen deberes jurídicos sin que se
reconozcan unos derechos subjetivos correlativos o recíprocos (por ejemplo, cuando se
impone a un ciudadano el deber jurídico de cumplir el servicio militar o el deber de impedir la
comisión de un delito en determinados supuestos, a menos que se consideren derechos
subjetivos recíprocos el derecho del Estado o el derecho de la víctima) 198 . Peces Barba afirma
que existen deberes jurídicos que no tienen como correlativo un derecho subjetivo. (Los
deberes respecto a los animales y muchos deberes fundamentales, el deber de la educación,
por ejemplo).

Por su parte, en su jurisprudencia la Sala de lo Constitucional se ha expresado sobre este punto


y lo ha vinculado con el derecho al medio ambiente, aclarando que no toda obligación o deber
constitucional deriva ineludiblemente en un derecho fundamental. También hay que tomar en
cuenta el concepto derechos fundamentales según el cual tales derechos son consecuencia de
exigencias ético-jurídicas derivadas de la dignidad, la libertad y la igualdad inherentes a la
persona humana. Así, tanto la doctrina como el derecho comparado enlazan el derecho al
medio ambiente con la dignidad de la persona en el sentido que el ser humano tiene derecho a
habitar y disfrutar su entorno vital en un régimen de armonía entre lo útil y lo grato y de
acuerdo con sus características naturales y culturales. Además, es claro que la finalidad de las
medidas protectoras del medio ambiente persiguen el libre desarrollo de la personalidad de los
individuos así como el mejoramiento en la calidad de vida.199

con la de deber que tiene el sufragio, puede entenderse que la persona tiene primeramente el derecho
subjetivo de sufragar consagrado en la Constitución; sin embargo, el titular no puede optar entre ejercerlo o
no ejercerlo, pues tal derecho se convierte en deber constitucional; lo que el titular puede decidir es la forma
o grado en que lo va a ejercer. En otras palabras, el carácter de derecho de la mencionada categoría jurídica le
permite a su titular la posibilidad de decidir la opción política por la cual votará, pero no la posibilidad
jurídica de optar entre votar o no votar, pues el sufragar es un deber. Es un deber constitucional; de optar por
no ejercerlo, al interés comunitario.
198
PEREZ LUÑO, A-E., op. cit., p. 62.
199
Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 26de junio de 2003, Amparo
242-2001.
77

26.4. Los deberes fundamentales dimanan de normas constitucionales, vale decir,


normas jurídicas positivas.

Esta discusión tiene una marcada raíz filosófica y sin ánimo de entrar en ella, se asume una
postura normativa, propia de la dimensión fáctica del Derecho200, y se sostiene que los deberes
fundamentales encuentran su origen en las normas constitucionales que los contienen y como
lógica consecuencia, no existen deberes fundamentales con un génesis diferente a éstas.

Si los derechos fundamentales tienen un asidero constitucional que los otorga, mutatis
mutandi, los deberes fundamentes tienen también una base de igual rango, y por consiguiente,
su titular, objeto, contenido y sanción, cuando lo hubiere, esta precisamente determinado en
ellas o, las pautas principales de su descripción surgen de ahí.

Con ello, se elimina así las formas del pensamiento jurídico que pretenden establecer la
existencia de deberes fundamentales que no provengan de normas jurídicas positivas; pues no
parece concebible en términos normativos la exigencia de cumplimientos de deberes no
contemplados en las normas y si en exigencias de principios sin asidero jurídico, pues el deber
fundamental debe estar estrictamente establecido en la norma, toda vez que de su infracción o
violación, surge en su mayoría de veces sanciones impuestas en forma coactiva por el poder
Estatal. Es así que exigencias de seguridad jurídica hacen justificable la única creación de
deberes sólo en normas constitucionales.

26.5. Los deberes fundamentales contienen obligaciones propias para el Estado y para
los particulares estén o no en situación de poderes fácticos.

La noción de deberes fundamentales sugiere un titular, un sujeto pasivo constreñido


constitucionalmente para ello y titular de las obligaciones que contiene el deber, ya sean éstas

200
Pérez Luño afirma que la dimensión normativa del Derecho es aquella que reconoce al fenómeno jurídico
en su presencia estrictamente jurídica. En consecuencia la dimensión normativa se refleja en la realidad como
el conjunto de normas coactivas que prescriben la conducta social debida. Vid ALVAREZ LEDEZMA, M. I.,
Introducción al Derecho, Mc Graw Hill Interamericana de México, México, 1995, p. 53.
78

positivas o de hacer o negativas o de no hacer. En todo caso, partiendo de la premisa que la


Constitución tiene un contenido típico conformado por preceptos en cuyo enunciado
lingüístico se determina la estructura del Estado así como las atribuciones y competencias de
sus Órganos como formas de organización del poder político por una parte, y los derechos y
garantías fundamentales del individuo, por otra parte, se obtiene que la idea general del sujeto
titular de los deberes fundamentales es el Estado y sus Órganos, sean éstos los fundamentales
o no fundamentales u otros entes, que a razón de la descentralización administrativa, gozan en
su esfera jurídica, de una dimensión de poder, ya sea en sus atribuciones y competencias
(Instituciones Oficiales Autónomas) o poderes locales (Municipios).

Así los deberes fundamentales de administrar y de ejercer un buen gobierno, de legislar, de


administrar justicia y de ejecutar lo juzgado, y de todos ellos, de respetar los derechos
fundamentales de los individuos, le competen esencialmente al Estado por medio de sus
Órganos Fundamentales.201

Y ello, que parece obvio, conlleva a la pregunta obligada de si los particulares son o no sujetos
de deberes fundamentales y la respuesta es afirmativa. Hay deberes fundamentales genéricos
de los cuáles toda persona esta obligada a su cumplimiento y que no admiten excepción,
encontrándose dentro de ellos el deber de someterse a la autoridad de la ley y el deber de
respeto y sujeción a la institucionalidad normativa y sus órganos de aplicación. Ningún
individuo, sin distingo de ninguna clase, puede exonerarse del cumplimiento de estos deberes,
toda vez que al hacerlo se socava las bases de un Estado Constitucional de Derecho.202

¿Y sin embargo, que ocurre cuándo los deberes fundamentales están vinculados con derechos
y garantías fundamentales? Si un individuo le violenta la vida o lesiona la integridad física o
moral de una persona, o le arrebata con o sin violencia su propiedad y posesión o perturba su
201
Art. 86 Cn: El poder público emana del pueblo. Los órganos del Gobierno lo ejercerán
independientemente dentro de las respectivas atribuciones y competencias que establecen esta Constitución
y las leyes. Las atribuciones de los órganos del Gobierno son indelegables, pero éstos colaborarán entre sí en
el ejercicio de las funciones públicas. (…) Los órganos fundamentales del Gobierno son el Legislativo, el
Ejecutivo y el Judicial.
202
PECES BARBA, G., op. cit., p. 331.
79

seguridad jurídica e incluso realiza actos atentatorios contra su libertad o seguridad, esta
realizando un acto contrario a la norma y no obstante, el legislador ha dicho que esa clase de
conductas son constitutivas de hechos punibles y por ende sancionadas por el Ius Puniendi del
Estado.203 Parece ser que no se trata que el respeto de la vida, de la propiedad y posesión, de la
libertad e integridad física y moral, del honor y la intimidad más que deberes primarios son
deberes de configuración legal, toda vez que las normas penales las conciben como bienes
jurídicos que gozan de la tutela penal204. Sin embargo, ello no significa que esa tutela penal sea
de por sí suficiente y única, pues nadie ignora que el principio de última ratio o de
fragmentación penal, hace que se consideren relevantes penalmente los comportamientos
dolosos o imprudentes que conlleven un mayor desvalor de acción o de resultado frente al bien
jurídico.

¿Y qué pasa con aquellos particulares que están en una situación fáctica de poder? En una
sociedad globalizada como la actual, existen personas privadas que gozan de un poder
económico que puede incluso compararse con el poder político estatal y que perfectamente
pueden abusar de ese poder o desmedirse en el ejercicio de él y vulnerar los derechos de los
demás que no gozan de esa posición ventajosa. Si la doctrina alemana de la drittwirkung
reconoce la exigencia de derechos fundamentales horizontales, o lo que es igual, exigibles
frente a particulares, mutatis mutandi, también es razonable concebir que los particulares que
están colocados en una situación material de poder están obligados, más que otras personas, al

203
Es un consenso muy amplio la noción que los particulares cuando infringen los derechos de mayor
trascendencia de los individuos deben sufrir una consecuencia jurídica Estatal por ello y, sobre esa
justificación se erige la potestad punitiva o sancionatoria Estatal que tienen su corolario en la legislación
penal de cada Estado.
204
Pese a que en sí son el contenido de derechos fundamentales y su respeto la concreción del deber jurídico
correlativo a éstos, los bienes jurídicos presentan una noción dogmática autónoma que les permite
considerarse como categoría jurídica independiente de la noción tradicional de derechos y que por ende, no
cuenta con deberes correlativos. En tal sentido Polaino Navarrete afirma: ““todas la categorías conceptuales
que asumen un valor contienen un sentido o sustentan un significado positivamente evaluados, dentro de una
consideración institucional de la vida regulada por el derecho, como merecedor de la máxima protección
jurídica representada por la conminación penal de determinados comportamientos descritos en los tipos
legales” id POLAINO NAVARRETE, M., El injusto típico en la teoría del delito, Editorial MAVE Corrientes,
Buenos Aires, 2000, p. 488, citado por SANCHEZ ESCOBAR, C. E., Límites constitucionales al derecho
penal, Escuela de Capacitación Judicial del Consejo Nacional de la Judicatura, Proyecto de capacitación
inicial y continua de operadores jurídicos, San Salvador, El Salvador, 2004, p. 33.
80

cumplimiento estricto de los derechos fundamentales y ello significa, que son titulares del
deber jurídico, del cual no pueden sustraerse.205

26.6. Los deberes fundamentales no siempre están vinculados con la idea de sanción

Hans Kelsen vinculó siempre en su Teoría Pura del Derecho la noción que la sanción jurídica
devenía como consecuencia de un hecho ilícito que tenía por fuente la infracción o
incumplimiento de un sujeto obligado del deber jurídico que constreñía su libertad o que le
obligaba a soportar la interferencia lícita de un individuo sobre su conducta.206

Pero ello no puede aplicarse con exactitud a los deberes fundamentales; y es que no siempre la
infracción de un deber fundamental se asocia indisolublemente a la sanción jurídica, pues hay
deberes fundamentales que carecen de sanción. Así el incumplimiento del servicio militar
obligatorio por parte de un individuo bajo el argumento del ejercicio de un derecho – no
contemplado en la legislación salvadoreña- de objeción de conciencia sería una infracción de
un deber fundamental pero sin sanción; de igual suerte ocurre con el deber de ejercer el
sufragio o el deber fundamental de los salvadoreños de velar por el respeto y cumplimiento de
la Constitución, que no acarrean ninguna consecuencia coactiva.207

Así pues, la regla general es que la infracción de un deber fundamental acarrea una sanción;
pero excepcionalmente existen deberes fundamentales que al vulnerarse no conllevan sanción,
y en los cuales, el elemento de la interiorización de los mismos es la mejor garantía de su
cumplimiento y eficacia.

205
La doctrina de la eficacia horizontal de los derechos fundamentales afirma la existencia de poderes fácticos
económicos y políticos particulares que pueden vulnerar otros derechos fundamentales, por lo que éstos
tienen eficacia frente a ellos; de ahí que mutatis mutandi, estos poderes fácticos tienen verdaderos deberes
fundamentales de respeto y tolerancia de derechos fundamentales y por ende, los particulares se ciñen a ellos.
En sentido análogo Vid BILBAO UBILLOS, J.M., La eficacia de los derechos fundamentales frente a
particulares. Análisis de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Madrid: Centros de Estudios Políticos
y Constitucionales, 1997, p. 325. citado por JANA LINETZKY. A., op. cit., p. 7.
206
KELSEN, H., op. cit., p. 127.
207
El Art. 73 ordinal 2º de la Constitución señala que es un deber político de los ciudadanos cumplir y velar
porque se cumpla la Constitución de la República.
81

26.7. La noción de deberes fundamentales esta en construcción jurídica dentro de la


realidad jurídica salvadoreña.

De todas estas notas caracterizadoras se vislumbra claramente que la teoría de los deberes
fundamentales esta empezando a ser considerada en El Salvador, pero que tímidamente
aparecen esbozos de la misma en la jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional. En
consecuencia, corresponde a las instituciones encargadas de la enseñanza jurídica y en
especial, a las escuelas del Derecho la edificación del concepto normativo de los deberes
fundamentales y la inserción de los mismos en las normas positivas del ordenamiento
salvadoreño.

Hay una ardua tarea por hacer: Debe precisarse sus contenidos, sus caracteres, sus principales
exigencias en relación a los comportamientos que contiene, su titularidad en relación a si se
refiere solo a entidades públicas o particulares y si su infracción genera sanciones y de que
tipo. Es una labor exigente pero que contribuirá en gran medida al fortalecimiento del deber
fundamental y a la consolidación del Estado Constitucional del Derecho en El Salvador.

27. El Deber fundamental correlativo al derecho al medio ambiente: La protección,


conservación y aprovechamiento racional y sostenible del medio ambiente

Una vez establecido el concepto jurídico de los deberes fundamentales en El Salvador, es


menester establecer el vínculo con el derecho al medio ambiente. Supra se determinó que el
derecho al medio ambiente es un derecho fundamental tácito, que dimana del Art. 117 de la
Constitución. Ergo, no esta contemplado expresamente en la disposición, o lo que es igual, el
precepto constitucional del cual la Sala de lo Constitucional ha derivado el derecho al medio
ambiente no lo establece en forma expresa. Siendo entonces que el contenido de dicha
disposición es un deber fundamental. El Art. 117 Cn, preceptúa:
82

Art. 117. "Es deber del Estado proteger los recursos naturales, así como la
diversidad e integridad del medio ambiente, para garantizar el desarrollo
sostenible.

Se declara de interés social la protección, conservación, aprovechamiento


racional, restauración o sustitución de los recursos naturales, en los términos
que establezca la ley.

Se prohíbe la introducción al territorio nacional de residuos nucleares y


desechos tóxicos".

Dicho artículo le impone al Estado tres deberes fundamentales genéricos:

a) Proteger los recursos naturales, así como la diversidad e integridad del medio
ambiente, para garantizar el desarrollo sostenible. Inciso 1º del Art. 117 Cn.

b) Crear una ley que proteja, conserve, establezca las pautas de aprovechamiento racional,
restaure o sustituya los recursos naturales. Inciso 2º del Art. 117 Cn.

c) Vigilar el estricto cumplimiento de la prohibición de introducción al territorio nacional


de residuos nucleares y desechos tóxicos. Inciso 3º del Art. 117 Cn.

Estos deberes genéricos los cumple el Estado por medio de sus Órganos de Gobierno de tres
formas: 1) Crea la Ley del Medio Ambiente y sus reglamentos de aplicación 208; 2) crea,
organiza y determina los parámetros de función del Ministerio del Medio Ambiente y
Recursos Naturales; y además, 3) Formula a través de sus instituciones la política nacional del
medio ambiente en El Salvador209.
208
Una de las dudas que surge es la conformidad de la Ley del Medio Ambiente con el Art. 117 Cn, por lo que
destacan algunas peculiaridades que merecen comentarse: Sus razones de creación, a tenor de los
considerandos de la misma, son: a) adecuación de la normativa secundaria a la constitución; b) optimización
de la utilización de los recursos naturales con el desarrollo económico; c) necesidad de una legislación
ambiental moderna con principios de sostenibilidad; y d) cumplimiento de obligaciones derivadas de
normativa internacional.
209
El Art. 3 de la Ley del Medio Ambiente dispone: “La política nacional del medio ambiente es un conjunto
de principios, estrategias y acciones, emitidas por el Consejo de Ministros, y realizada por el Ministerio del
Medio Ambiente y Recursos Naturales…y por el Sistema Nacional de Gestión del Medio Ambiente. (…) Esta
política se actualizará por lo menos cada cinco años, a fin de asegurar en el país un desarrollo sostenible y
83

El constituyente en la norma primaria no dio espacios para la duda. La protección,


conservación, restauración o sustitución y aprovechamiento racional del medio ambiente, de
sus recursos y de la diversidad biológica, es deber fundamental del Estado y no especificó si lo
es solo para el Estado considerado en si mismo en su carácter dual de persona-institución o si
se trataba de un deber de éste atribuido a uno de sus Órganos esenciales, carentes de
personalidad jurídica. Innegablemente, se esta en presencia del primer caso y como lógica
consecuencia, el sujeto pasivo es el Estado a través de todas sus instituciones, las cuáles tienen
que realizar comportamiento tendientes a satisfacer el ejercicio del derecho al medio ambiente
o si se prefiere, a cumplir el deber de protección constitucional del medio ambiente así como
de la diversidad e integridad biológica, en el marco de la búsqueda de un desarrollo sostenible,
en la forma prescrita por la ley fundamental. Como consecuencia, se tienen que si El Salvador
es un Estado Republicano, le corresponde a los Órganos legislativo, Ejecutivo y Judicial,
cumplir con el deber de protección, conservación y restauración o sustitución del medio
ambiente.210

Pero sería un error pensar que únicamente los órganos fundamentales de Gobierno son los
únicos obligados; en igual sentido entes desconcentrados que actúan con la personalidad
jurídica del Estado como el Ministerio Público por ejemplo, también se hallan sujetos a dicha
obligación constitucional y, desde luego, los entes descentralizados y de ellos, cada uno de los
doscientos sesenta y dos municipios que conforman el Estado salvadoreño, tiene la obligación
de desarrollar una política ambiental local de respeto al medio ambiente que conlleve la
protección de éste.

sustentable (…) La política nacional del medio ambiente deberá guiar la acción de la administración pública,
central y municipal, en la ejecución de planes y programas de desarrollo.
210
La forma de Gobierno de El Salvador esta determinada por el Art. 85 Cn que lo determina como
republicano, democrático y representativo. Como consecuencia el Art. 86 Cn formula la existencia de tres
Órganos Fundamentales, cuyas atribuciones y competencias están determinadas constitucionalmente en las
normas de reparto y atribución de competencias, del Art. 121 Cn en adelante, hasta el Art. 190 Cn.
84

¿Es el deber fundamental únicamente la protección del medio ambiente? ¿Qué se concibe
como tal? La Sala de lo Constitucional ha salido al paso de dicha interrogante y de su
jurisprudencia se infiere que el deber fundamental se encuentra conformado por tres deberes y
una garantía.

Primero, un deber de protección, vinculado con el principio proteccionista, el cual tiene


relación con las medidas preventivas que impidan el deterioro de los bienes ambientales cuya
conservación se pretende.

La Sala de lo Constitucional afirma que las medidas protectoras son medios técnicos
específicos que, generalmente, van asociados con limitaciones de las actividades
contaminantes o con otras más específicas, como la prohibición de la caza y del comercio de
especies animales protegidas o la evaluación del impacto ambiental. Así, por ejemplo, la
regulación de actividades clasificadas como contaminantes es una política de protección
ambiental; ahora bien, es cierto que, en general, las normas sobre contaminación permiten un
cierto grado de emisiones contaminantes pero éstas son menores o se prohíben cuando pueden
afectar a bienes ambientales especialmente catalogados o conservados. Las medidas
protectoras son, por lo tanto, más o menos intensas según sea la calidad de los bienes
ambientales objeto de las mismas. Por ello, la doctrina admite que estas medidas tendrán que
ser muy rigurosas cuando los posibles peligros acechan a los bienes ambientales de una zona
rural; y menos rigurosas serán, por supuesto, las medidas protectoras del entorno urbano,
donde es difícil conseguir un alto grado de protección de parajes naturales, pues la existencia
misma de la ciudad supone una disminución considerable de la fauna y flora silvestres.211

Segundo, un deber de conservación, vinculado con el principio conservacionista, que implica,


en general, la retirada del mercado de algunos bienes naturales cuya utilización racional
prácticamente se reduce al exclusivo ejercicio del derecho a disfrutar del medio. Son
ilustrativos los casos de los parques nacionales y de los espacios naturales protegidos, donde

Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 26de junio de 2003, Amparo
211

242-2001.
85

se pretende mantener intactos los recursos de las zonas protegidas, proscribiendo o limitando
cualquier explotación de los mismos212

Tercero, un deber de restauración o sustitución del recurso, vinculado con el principio de


restauración, el cual es un complemento de los dos anteriores. Este principio implica el
fomento de las actuaciones encaminadas a regenerar los deterioros y degradaciones
producidos en el medio ambiente a través de medidas represivas que sustituyan el uso
irracional y contaminante de los recursos naturales por el saneamiento y recuperación de
dichos espacios. Esta tarea es a largo plazo y algunos ejemplos de acciones son la sustitución
de técnicas productivas e industriales contaminantes por técnicas no contaminantes así como
las políticas de reforestación y de cambio de uso del suelo.213

Además, es parte del contenido de este deber la garantía de la utilización racional de los
recursos naturales, que dado su carácter instrumental tiende a convertirse en la herramienta
que conlleve la satisfacción del derecho al medio ambiente. El debate ecológico
contemporáneo se ciñe, en gran parte, a señalar los límites de un aprovechamiento económico
de los recursos que sea compatible con la adecuación del entorno para el goce de las personas.

A esos límites se refiere la Constitución al emplear la expresión ‘aprovechamiento racional


(...) de los recursos naturales’. Sin embargo, en cada caso concreto, serán los poderes públicos
competentes quienes determinen la racionalidad en la utilización de los recursos. Asimismo, es
obvio que a menor uso económico o urbanístico de los recursos, mayor será el disfrute que
hagan las personas del medio ambiente. No obstante, también es cierto que el empleo de los
recursos resulta igualmente imprescindible para el bienestar material de los seres humanos. No
cabe duda que el desarrollo urbano o el trazado de las vías de circulación inciden, casi siempre
negativamente, en el entorno; pero no es menos cierto que tales actividades son indispensables
en las sociedades modernas.

212
Ibidem.
213
Ibidem.
86

También es inevitable y constitucionalmente auspiciada la construcción de viviendas y la


utilización para ello de suelo y materiales que proporciona la naturaleza. Lo mismo ocurre con
la edificación de industrias y los inevitables problemas de contaminación que todo lo anterior
suscita; sin olvidar la producción, también contaminante, de energía. Es la típica tensión entre
desarrollo económico y medio ambiente. Casi todas las actividades humanas, que han
permitido el desarrollo económico y social, son contaminantes y, por ende, nocivas para el
disfrute del entorno. No pueden invocarse, empero, los principios constitucionales ambientales
para detener todas esas actividades. Esos principios permiten, desde luego, ir limitando los
efectos contaminantes del desarrollo económico e impedir así la aniquilación definitiva de los
recursos naturales. Se habla con propiedad de desarrollo sostenible para referirse a aquél que,
aprovechando los recursos, no los esquilma y permite su aprovechamiento futuro. En
consecuencia, la potencial oposición entre protección del medio ambiente y desarrollo
económico ha planteado la necesidad de compaginar en los diversos ordenamientos, la
protección de ambos bienes constitucionales. Dicha compaginación se logra únicamente
mediante la ponderación decidida, en último término, por el legislador o bien por el mismo
aplicador del derecho" 214

Como consecuencia de lo anterior se infiere que El deber de protección del medio ambiente
esta vinculado a todas aquellas medidas, de cualquier índole, que desarrolle el Estado por
medio de sus entes, destinado a impedir el deterioro de los bienes ambientales que se
pretenden conservar. La Sala de lo Constitucional ha señalado que el inciso 2º del Art. 117 Cn.
asegura la protección estatal de los bienes ambientales, mediante la vinculación de los poderes
públicos a los principios ambientales y a la garantía de la utilización racional de los mismos.

28. Deber de normar la protección, conservación, restauración y aprovechamiento


racional del medio ambiente

Es un principio general que el Estado tiene obligaciones específicas de adoptar medidas


adecuadas y razonables dirigidas a proteger los derechos tutelados por las convenciones
Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 26 de junio de 2003, Amparo
214

242-2001.
87

supranacionales. Ello coloca a los individuos en determinadas posiciones subjetivas en las


cuáles puede exigir su cumplimiento. A esas obligaciones se les denomina en Europa
obligaciones positivas, pero conforme a los diversos ordenamientos jurídicos son obligaciones
genéricas que todos los poderes públicos están obligados a llevar a cabo en la consecución
legítima de los fines constitucionales para los cuáles fueron instituidos.

28.1. La Asamblea Legislativa y las leyes tuitivas

La Asamblea Legislativa tiene bajo su competencia la función de legislar (Art. 121 Cn) la que
se interpreta como crear, reformar, interpretar auténticamente y derogar las leyes secundarias
(Art. 131 ordinal 5 Cn) sin que ello implica alterar los derechos, principios y obligaciones
contenidos en la Constitución misma (Art. 246 Cn). Pues, los diputados, como funcionarios
públicos, también han protestado cumplir con la constitución y las leyes, ateniéndose a su
texto cualesquiera que sea (Art. 235 Cn) y si violan con sus actuaciones u omisiones
responderán directamente y el Estado subsidiariamente por los daños materiales y morales que
causaren. Por tanto, el parlamento salvadoreño dentro de sus competencias y atribuciones
constitucionales debe:

a) Crear, reformar e interpretar auténticamente en caso que sea necesario leyes, que
potencien, desarrolle o tutelen el derecho al medio ambiente, así como el deber de
derogar o abrogar las normas que vulneren a éste o conculquen el acceso al mismo. En
ese sentido deben concretar legalmente los sujetos activos y pasivos del mismo, su
objeto y contenido así como los deberes correlativos para los poderes públicos;

b) Ratificar los diversos tratados internacionales que en materia de derecho ambiental, y en


particular, los relativos a cualquiera de las tres dimensiones del derecho al medio
ambiente sano (vida, salud y medio ambiente en estricto sensu) sean necesarias, o
ratificándolos con reformas.

c) Fomentar normas que combatan la impunidad y la depredación ambiental, así como


tipificando como hechos punibles las conductas que sean gravemente lesivas a este
derecho medioambiental. En este sentido debe considerarse la importancia de la
88

certeza de la pena y no la gravedad de la misma, potenciando el principio de


restauración ambiental, bajo el apotegma que la pena debe ir especialmente
encaminada al resarcimiento del daño ambiental ocasionado y no a la reparación
pecuniaria del mismo, a fin que conforme a lo prescrito por el Art. 27 Cn la
resocialización del infractor se encuentre fundada en la labor ambiental que realice y la
concientización que el mismo le genere.

d) Formular un procedimiento legal para declarar la responsabilidad civil en caso de


violación al derecho al medio ambiente sano, así como los tribunales de justicia que
sean competentes para ello. Actualmente El Salvador no cuenta con juzgados
ambientales y pese al grave daño ambiental que sufre el país, no se le da la importancia
que el mismo amerite. Asimismo incidir ampliando la legitimación procesal activa que
permita el acceso a la jurisdicción ambiental fundada en el principio in favor accione o
pro accione.

e) Considerar en los instrumentos legales la violación al derecho al medio ambiente por los
agentes estatales, por el Estado mismo y por los particulares que se encuentren en
situaciones fácticas hegemónicas o concebidos como poderes fácticos reales.

f) Desarrollar legalmente los procedimientos a través de los cuales el Estado, sus Órganos de
Gobierno y los servidores estatales cumplirán con el contenido prestacional del
derecho fundamental al medio ambiente sano.

g) Reconocer legalmente la categoría de derecho fundamental del medio ambiente y adecuar


la legislación vigente al desarrollo, conservación y potenciación del contenido y objeto
de este derecho.

h) En general, crear normas jurídicas generales y obligatorias que tutelen el medio ambiente y
que desarrollen los debes ambientales, contribuyendo decididamente a la
concientización ambiental en El Salvador.

28.2. El Órgano Ejecutivo y su potestad reglamentaria


89

Al Órgano Ejecutivo de Gobierno le compete las funciones administrativa y gubernativa, y por


ello, el Presidente de la República, el Vicepresidente y Los Ministros de Estado así como sus
funcionarios y empleados dependientes, no sólo tiene que realizar aquella actividad concreta,
práctica, permanente e ininterrumpida que implica la satisfacción de los intereses de los
administrados, sino que además debe dirigir el rumbo de la nación, en el marco de la
globalización, hacia un desarrollo sustentable. Por todo, el Órgano Ejecutivo tiene un papel
preponderante en el marco de respeto y efectividad de los derechos fundamentales, no sólo de
aquellos derechos personalísimos o de libertad sino que además debe desarrollar una actitud
activa para satisfacer el contenido de los derechos prestacionales.

Tiene además una potestad reglamentaria, consistente básicamente en crear normas jurídicas
generales y obligatorias encaminadas a desarrollar los preceptos legales. Así el Art. 114 de la
Ley del Medio Ambiente obligó al El Presidente de la República a emitir el Reglamento
General de la presente Ley y los Especiales establecidos en la misma, en un plazo no mayor
de ciento ochenta días, contados a partir de la fecha de su vigencia. El Reglamento General de
la Ley del Medio Ambiente, entonces, debía ser formulado en los seis meses posteriores al 12
de mayo de 1998, fecha de vigencia de la ley, teniendo de plazo hasta el 11 de noviembre de
dicho año para crear el Reglamento General de la Ley del Medio Ambiente. Sin embargo, fue
publicado en el Diario Oficial número 73, Tomo 347, de fecha 12 de abril de 2000, y entró en
vigencia el día 20 de abril del mismo año, a tenor del artículo 129 de dicha normativa. Esto
trajo como consecuencia una violación a la Ley por parte del Presidente de la República a
través del Ministro del Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables, pues, transcurrió
más de un año sin que el Reglamento General fuera emitido. El objeto del Reglamento
General es desarrollar las normas y preceptos contenidos en la Ley del Medio Ambiente, a la
cual se adhiere como su principal instrumento ejecutorio.

De igual suerte, el Art. 114 LMA dispone la creación de reglamentos especiales. Estos son el
Reglamento Especial de Normas Técnicas de Calidad Ambiental, ordenado por el artículo 44
LMA; el Reglamento de Aguas, ordenado por el Art. 49 LMA; el Reglamento de
90

Introducción, Tránsito, Distribución y Almacenamiento de Sustancias Peligrosas, ordenado


por el artículo 57 LMA; el Reglamento para contenido, alcance y procedimiento para la
Elaboración de Diagnóstico Ambiental, estipulado por el Art. 107 inciso 3º LMA, y e) el
Reglamento para Gestión, Uso, Protección y Manejo de Aguas y Ecosistemas, establecido en
el artículo 70 LMA.

Hasta el momento se han creado los reglamentos siguientes: a) Reglamento Especial sobre El
Control de las Sustancias Agotadoras de la Capa de Ozono, con el objeto es regular en el país
la importancia y el consumo de las sustancias agotadoras de la capa de ozono para contribuir a
la protección de la capa de ozono estratosférica y al cumplimiento de las obligaciones que
emanan de los instrumentos internacionales que El Salvador ha ratificado en la materia (Art.
1) ; b) Reglamento Especial de Aguas Residuales, con el objeto de velar porque las aguas
215

residuales no alteren la calidad de los medios receptores, para contribuir a la recuperación,


protección y aprovechamiento sostenible del recurso hídrico respecto de los efectos de la
contaminación. (Art.1)216; c) Reglamento Especial de Normas Técnicas de Calidad Ambiental.
con el objeto de determinar los lineamientos o directrices para el establecimiento de las
normas técnicas de calidad ambiental en los medios receptores, y los mecanismos de
aplicación de dichas normas, relativo a la protección de la atmósfera, el agua, el suelo y la
biodiversidad (Art.1)217; d) Reglamento Especial en Materia de Sustancias, Residuos y
Desechos Peligrosos, Su objeto este Reglamento Especial es reglamentar la Ley del Medio
Ambiente en lo que se refiere a las actividades relacionadas con sustancias, residuos y
desechos peligrosos (Art..1)218 ; e) Reglamento Especial sobre el Manejo Integral de los
Desechos Sólidos, su objeto es regular el manejo de los desechos sólidos 219. Todos estos
reglamentos se publicaron en el mismo diario oficial y entraron en vigencia el mismo día;
ergo, se denota que no todos se formulan de acuerdo al Art. 114 LMA ni en el plazo señalado
por la misma.
215
D. O. No. 101, Tomo 347, de fecha 1 de junio de 2000 y vigentes desde el día 9 de dicho año.
216
Ibidem.
217
Ibidem.
218
Ibidem.
219
Ibidem.
91

Paralelamente, fuera del ámbito reglamentario de la administración pública, para velar por una
tutela efectiva del derecho al medio ambiente y cumplir con la Legislación ambiental se creó
el Ministerio del Medio Ambiente y Recursos Naturales y se le atribuye la política medio
ambiental. Por tanto, la administración central debe:

a) Formular una política nacional ambiental que cumpla los principios conservacionista,
proteccionista o restaurador no sustitutivo del artículo 117 Cn,

b) Crear políticas ambientales específicas de preservación de la vida, la salud y el medio


ambiente estricto sensu;

c) Elaborar políticas ambientales específicas de conservación, protección, restauración y no


sustitución, ni de aprovechamiento racional de los recursos naturales;

d) Crear incentivos por la protección del objeto y de las dimensiones ambientales.

e) Elaborar incentivos ambientales, especialmente aquellos de orden tributario que impliquen


menor impacto en la economía de los salvadoreños a cambio de acciones firmes y
decididas tendientes a la protección, conservación o aprovechamiento racional del medio
ambiente.

e) Realizar estudios de impacto ambiental, evaluaciones de impacto ambiental ni auditorías


ambientales cuando sea necesario, de oficio y no a instancia de parte;

f) Vedar parcialmente las explotaciones y aprovechamiento irracional de los recursos


naturales cuando sea necesario y conforme a los principios de proporcionalidad y
racionalidad;

g) Incluir el derecho al medio ambiente sano dentro de la política económica y social;

h) Fomentar el turismo encaminado al disfrute de los bienes ambientales;

i) Dotar a la política medioambiental de los mecanismos e instituciones que la hagan eficaz

j) Cumplir con las obligaciones y deberes que la Constitución le impone en lo relativo a la


protección del medio ambiente.
92

k) Incluir la política ambiental dentro de los planes y programas de nación, así como su
inclusión dentro de la temática de discusión de la economía global. Especialmente la
administración debe considerar la temática ambiental como un eje transversal de Gobierno
y eliminar de ella el tinte político partidarista, y verle más objetiva, como un proyecto de
nación.

l) Asumir una actitud positiva frente a la tutela del medio ambiente, con acciones
institucionales firmes y propositivas encaminadas a su satisfacción.

m) Desarrollar los instrumentos necesarios para satisfacer el contenido prestacional y asegurar


el goce de los bienes ambientales que implica el contenido personalísimo del derecho al
medio ambiente.

n) En general, toda acción del Órgano Ejecutivo, del Consejo de Ministros, del Ministerio del
Medio Ambiente y de los funcionarios y empleados que le conforman que consista en
tolerar las violaciones sistemáticas del derecho al medio ambiente sano por particulares o
por el Estado y sus agentes mismos.

28.3. El deber de formulación de la política ambiental

En íntima relación con el derecho al medio ambiente, especialmente por su objeto, se


encuentra la Política Ambiental220, regulada en el Art. 2 de la Ley del Medio Ambiente, la cual
se cimienta en 3 pilares: a) Es una política estatal, en consecuencia, el Estado asume el rol
principal en el diseño, elaboración y ejecución de la política ambiental; b) Debe ser
participativa, pues la participación de todas las instituciones es básica para la atención integral
de los problemas ambientales; y c) Su finalidad es mejorar la calidad de vida, por lo que la
política ambiental esta destinada al mejoramiento de la calidad de vida de la persona y se
reconoce su participación activa en los diversos procesos.

220
La política nacional del medio ambiente es un conjunto de principios, estrategias y acciones, emitidas por
el Consejo de Ministros, y realizada por el Ministerio del Medio Ambiente y Recursos Naturales, y por el
Sistema Nacional de Gestión del Medio Ambiente…La política nacional del medio ambiente deberá guiar la
acción de la administración pública, central y municipal, en la ejecución de planes y programas de desarrollo.
Art. 3 de la Ley del Medio Ambiente.
93

Conforme a ello, la política ambiental está informada por los principios siguientes:

a) Principio de conservación y uso sostenido del ambiente y de los recursos naturales: El


Estado está obligado a promover el equilibrio dinámico entre el desarrollo socio-económico, la
conservación y el uso sostenido del ambiente y los recursos naturales para satisfacer las
necesidades y aspiraciones de las presentes y futuras generaciones.

b) Principio de orientación y educación ambiental. Dentro del componente educativo debe


incluirse la educación ambiental orientada al fin de alcanzar el desarrollo sostenido del país,
entendido como el uso de la biósfera por el ser humano, de tal manera que produzca el mayor
y sostenido beneficio para las generaciones actuales, manteniendo su potencialidad para
satisfacer las necesidades y aspiraciones de las generaciones futuras.

c) Principio de armonía con el interés social: Todo aprovechamiento de los recursos naturales
y de los demás elementos ambientales debe realizarse de modo compatible con el equilibrio
ecológico y el desarrollo en armonía con el interés social.

d) Principio de elevación de la calidad de vida: Debe tomarse en cuenta el control y la


prevención de la contaminación ambiental, la conservación de los ecosistemas, el
mejoramiento del entorno natural en los asentamientos humanos, el mantenimiento de los
procesos ecológicos esenciales, la preservación de la diversidad genética y el aprovechamiento
sostenido de las especies, como elementos fundamentales para garantizar y elevar la calidad de
vida de la población.

e) Principio de prevención: La actividad estatal y la de los particulares debe observar


fundamentalmente el principio de la prevención, entendiéndose que la protección ambiental no
se limita a la restauración de daños existentes ni a la defensa contra peligros inminentes, sino a
la eliminación de posibles daños ambientales.

f) Principio de control ambiental: El Estado debe efectuar las acciones de control de la


contaminación ambiental, debiendo ser realizadas, principalmente, en las fuentes emisoras y
94

los costos de la prevención, vigilancia recuperación y compensación del deterioro ambiental


corren a cargo del causante del perjuicio. (Principio del que contamina paga).221

g) Principio de rehabilitación: El Estado debe rehabilitar las zonas que resulten perjudicadas
como consecuencia de actividades humanas para ser destinadas al bienestar de las poblaciones
afectadas.

h) Principio de Integralidad: El Estado y la población deben tener en cuenta que el ambiente


no sólo constituye un sector de la realidad nacional, sino un todo integral de los sectores y
actividades humanas. Es por ello que las cuestiones y problemas ambientales deben ser
considerados y asumidos globalmente y al más alto nivel como problemas de política general,
no pudiendo ninguna autoridad eximirse de tomar en consideración o de prestar su concurso a
la conservación del medio ambiente y los recursos naturales.222

i) Principio de territorialidad: El Estado debe velar porque las actividades que se lleven a cabo
dentro del territorio nacional y en aquellas zonas donde ejerce soberanía y jurisdicción no
afecten el equilibrio ecológico de otros países o de zonas de jurisdicción internacional.

Por su parte, la Sala de lo Constitucional ha afirmado con respecto a la Política ambiental: “La
política estatal ambiental es concebida como una política integral que comprende la
concurrencia de participación del Estado y los particulares en la protección del medio
ambiente, para lo cual el Estado y los particulares en la protección del medio ambiente, para lo
cual el Estado tiene la obligación de incentivar a los participantes y darles la asistencia técnica

221
Respecto a este principio debe acotarse dos aspectos: el primero consiste en que para algunas personas debe
ser reformulado como “el que contamina repara”, en consideración a que muchos grupos sociales
contaminantes prefieren pagar, que rehabilitar; mientras que la reparación del daño ambiental no sólo por la
vía pecuniaria lleva por objeto la sensibilización del o los infractores al ambiente. El segundo aspecto consiste
en que una legislación demasiado protectora del ambiente puede ausentar al inversionista extranjero que
busca nuevos mercados, quedando una amplia cantidad de personas sin acceso a un trabajo digno y sin
posibilidad de mejorar la calidad de vida, de tal suerte que se afirma que se debe buscar una fórmula de
consenso que obligue a aquél o aquéllos infractores a resarcir económicamente, a reparar como forma de
concientización y con la colaboración del Estado mismo, de tal manera que se den incentivos fiscales a
efectos que las empresas tuitivas del ambiente se motiven a su conservación, preservación y potenciación.
222
VALLENAS GAONA, J. R., “El derecho a un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado” citado
en CASTRO GALDAMEZ, J. J., op. cit., p. 96.
95

necesaria para el adecuado aprovechamiento de los recursos naturales, así como fomentar y
proteger las asociaciones económicas que tengan por objeto incrementar la riqueza nacional
mediante la racional utilización de los recursos naturales, con posibilidad que el Estado
intervenga activamente en la Constitución y funcionamiento de tales asociaciones; ello se ve
complementado con un componente educativo, que implica la obligatoria enseñanza de la
conservación del medio en todos los centros docentes de la República (Art.60 inciso 2 Cn), y
un componente de control de salubridad, mediante la actuación del Estado en el control de la
calidad de los productos alimenticios y de las condiciones ambientales (Art. 69 inciso 2 Cn); y
finalmente, un límite a la actividad que el Estado desarrolla para cumplir con su obligación de
promover el desarrollo económico y social del país: la racional utilización de los recursos,
para lo cual se dispone –como instrumentos idóneos que deberá utilizar en el cumplimiento de
tal obligación- la planificación y ejecución de planes adecuados para la conservación del
medio, en los que deberá privar el criterio teleológico del interés social”.223

28. 4. Los Gobiernos Municipales y las normas locales

El Salvador es un Estado unitario. Políticamente se encuentra dividido en doscientos sesenta y


dos municipios224 con personalidad jurídica propia y autónomos en lo técnico, lo económico y
lo administrativo225, los cuales son normados constitucionalmente a tenor de los preceptos que
para el efecto establece la ley fundamental; pero también a razón del Código Municipal 226 que
establece su organización, funcionamiento, atribuciones y competencias; asimismo cuentan
223
Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 2 de julio de 1998,
Inconstitucionalidad 5-93.
224
Art. 2 del Código Municipal: “El Municipio constituye la Unidad Política Administrativa primaria dentro
de la organización estatal, establecida en un territorio determinado que le es propio, organizado bajo un
ordenamiento jurídico que garantiza la participación popular en la formación y conducción de la sociedad
local, con autonomía para darse su propio gobierno, el cual como parte instrumental del Municipio está
encargado de la rectoría y gerencia del bien común local, en coordinación con las políticas y actuaciones
nacionales orientadas al bien común general, gozando para cumplir con dichas funciones del poder, autoridad
y autonomía suficiente. (…) El Municipio tiene personalidad jurídica, con jurisdicción territorial
determinada y su representación la ejercerán los órganos determinados en esta ley. El núcleo urbano
principal del municipio será la sede del Gobierno Municipal”.
225
Art. 203 Cn. “Los Municipios serán autónomos en lo económico, lo técnico y lo administrativo, y se
regirán por un Código Municipal, que sentará los principios generales para su organización y funcionamiento
y ejercicio de sus facultades autónomas (…).”
96

con facultades normativas, consistentes en crear normas locales, denominadas ordenanzas


municipales o reglamentos municipales227, según el caso y que en resumen constituyen el
gobierno local.

Vinculados por los principio de subsidiariedad y racionalidad, le compete a los gobiernos


locales un mayor acercamiento a las necesidades de la población y con ello contribuir
decididamente a fortalecer una vida digna de los seres humanos, a un estado ausente de
enfermedad física y/o mental, y lógicamente a la protección, conservación y restauración de
los recursos naturales propios del territorio municipal.

Dentro de las competencias municipales, el Art. 4 CM, establece en lo relativo al derecho al


medio ambiente lo siguiente:

“Art. 4.- Compete a los Municipios:


1. La elaboración, aprobación y ejecución de planes de desarrollo local;
(…)
5. La promoción y desarrollo de programas de salud, como saneamiento
ambiental, prevención y combate de enfermedades; (…)
7. El impulso del turismo interno y externo y la regulación del uso y
explotación turística y deportiva de lagos, ríos, islas, bahías, playas y
demás sitios propios del municipio; (…)
10. La regulación y el desarrollo de planes y programas destinados a la
preservación, restauración, aprovechamiento racional y mejoramiento de
los recursos naturales, de acuerdo a la ley; (…)
13. La regulación del funcionamiento extraordinario obligatorio en
beneficio de la comunidad de las farmacias y otros negocios similares;
14. La regulación del funcionamiento de restaurantes, bares, clubes
nocturnos y otros establecimientos similares;(…);

226
D. L. No. 274 de fecha 31 de enero de 1986, publicado en el D.O. No. 23 Tomo 290, publicado el 5 de
febrero de 1986.
227
Art. 204 Cn. “La autonomía del Municipio comprende: (…) 5º. Decretar las ordenanzas y reglamentos
locales (…)”. Art. 6-A CM. “El municipio regulará las materias de su competencia y la prestación de los
servicios por medio de ordenanzas y reglamentos”.
97

17. La creación, impulso y regulación de servicios que faciliten el


mercadeo y abastecimiento de productos de consumo de primera
necesidad, como mercados, tiangues, mataderos y rastros; (…)
19. La prestación del servicio de aseo, barrido de calles, recolección,
tratamiento y disposición final de basuras. Se exceptúan los desechos
sólidos peligrosos y bio-infecciosos. (…)En el caso de los desechos
sólidos peligrosos y bio-infecciosos los municipios actuarán en
colaboración con los Ministerios de Salud Pública y Asistencia Social y
de Medio Ambiente y Recursos Naturales, de acuerdo a la legislación
vigente;
20. La prestación del servicio de cementerios y servicios funerarios y
control de los cementerios y servicios funerarios prestados por
particulares;(…)
22. La autorización y regulación de tenencia de animales domésticos y
salvajes;(…)
26. La promoción y financiamiento de programas de viviendas o
renovación urbana. (…)
30. Los demás que sean propios de la vida local y las que le atribuyan
otras leyes.

Nótese de lo expuesto que la competencia del gobierno local es sumamente amplia, y en ellas
están concebidas las tres dimensiones del derecho al medio ambiente; por tanto, el primero
obligado es el Municipio, pero el Código Municipal ha sido específico en establecer que
dichas competencias no afectan las del gobierno central 228 y que la administración central sólo
puede intervenir pero supletoriamente al gobierno local, en virtud del principio de
subsidiariedad supra citado229.

29. La responsabilidad por el incumplimiento de los deberes ambientales.

Art. 5 CM.- “Las Competencias establecidas en el artículo anterior, no afectan las competencias de carácter
228

nacional conferidas a las diversas entidades de la administración pública ”


229
Art. 6 CM.- “La administración del Estado únicamente podrá ejecutar obras o prestar servicios de carácter
local o mejorarlos cuando el municipio al cual competan, no las construya o preste, o la haga
deficientemente. En todo caso el Estado deberá actuar con el consentimiento de las autoridades municipales y
en concordancia y coordinación con sus planes y programas. (…) Las instituciones no gubernamentales
nacionales o internacionales, al ejecutar obras o prestar servicios de carácter local, coordinarán con los
Concejos Municipales a fin de aunar esfuerzos y optimizar los recursos de inversión, en concordancia con los
planes y programas que tengan los municipios”.
98

Siguiendo a Kelsen, surge la interrogante: ¿Qué pasa si se incumplen los deberes ambientales?
Parece evidente que hay que obligar al culpable, aún si es el Estado mismo, a cumplir con el
deber o si esto no es posible, a reparar el daño causado. Emerge así la responsabilidad por
violación al deber de protección ambiental, o si se prefiere, responsabilidad por daños al
ambiente. Sin pretensiones de exhaustividad, se dedica esta parte del texto para un breve
bosquejo de la misma.

La responsabilidad ambiental esta generando muchas transformaciones en la concepción


clásica de la responsabilidad civil. Henao sostiene, por ejemplo, que la noción de culpa se
afirma largamente superada, llegando a extremos en donde se predica que "el que contamina
paga"230. Las teorías de causalidad son cuestionadas en su utilidad práctica, cuando se trata de
determinar hechos dañinos y autores frente a un daño ecológico con años de evolución. Las
formas reparadoras tradicionales no dan abasto para indemnizar. Los límites de la
responsabilidad, esto es, de porqué y cuándo quien ha contaminado debe reparar, son inciertos
en sus fundamentos. Lo anterior se debe al surgimiento de una conciencia ecológica que
propugna por la preservación, protección, conservación y restauración del medio ambiente, en
el marco de un desarrollo sustentable.231

La responsabilidad por daños al ambiente se halla inexorablemente unida al concepto de


desarrollo sustentable o desarrollo sostenible, en expresión de otros, debido a que influye
notoriamente en la medida en que la indemnización por daños ambientales puede convertirse
en un factor esencial en la regulación del mercado. “Es indiscutible que sentencias, así sean en

230
HENAO, J.C., Responsabilidad del Estado colombiano por daño ambiental. El autor es Profesor Titular de
la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia
231
La conciencia ecologista puede caer en un extremismo peligroso, pues, genera un grave temor en la
persona humana derivado de daños reiterados al objeto de protección del derecho al medio ambiente que se
catalogan de irreversibles. La ecología es, entonces, un tema de conflicto social actual. El temor se enfoca en
una forma de producción insensible al ambiente natural con un detrimento irremediablemente del medio
ambiente, y por ende, de la salud y la calidad de vida del ser humano, por lo que la ecología se contrapone
como posición antagónica al progreso. Los casos límite son entonces que se daña ilimitadamente o que no se
daña nada. No obstante, estas posiciones deben ser llevadas a un punto de equilibrio y coexistencia, porque
como tales, son altamente perniciosos, no debiendo existir nunca en forma pura.
99

mínimo número, que condenen a empresarios a resarcir perjuicios ecológicos, repercuten


ampliamente sobre el costo de la producción de los artículos necesarios para el ser humano,
sobre el mercado asegurador e, igualmente, sobre el concepto mismo de desarrollo
sostenible…Es por ello que, "el primer objetivo es responsabilizar al contaminador por los
daños que causa. Si quienes contaminan se ven obligados a sufragar los costes relacionados
con el daño causado, reducirán sus niveles de contaminación hasta el punto en que el coste
marginal de la descontaminación resulte inferior al importe de la indemnización que habrían
tenido que abonar. De este modo, el principio de la responsabilidad ambiental hace posible la
prevención de los daños y la internalización de los costes ambientales. La responsabilidad
ambiental también puede facilitar la adopción de mayores precauciones, mediante la
prevención de riesgos y daños, así como fomentar la inversión en el ámbito de la investigación
y el desarrollo, con fines de mejora de los conocimientos y las tecnologías"232

La incidencia consiste en formar la noción en la persona que contamina que es mejor producir
con el mínimo de contaminación que pagar las indemnizaciones por los daños que deba
resarcir, a causa de su actividad comisiva u omisiva contaminadora del ambiente, siguiendo
las reglas de la responsabilidad civil aplicadas al derecho ambiental. Henao cita un ejemplo:
“Se trata de que sea mas barato colocar chimeneas en una industria, que pagar mediante la
indemnización civil la lavandería de los vecinos y la muerte de los pájaros que alteren el
ecosistema” 233.
 
29.1. Elementos de la responsabilidad ambiental

232
Comisión de las Comunidades Europeas, Bruselas, 9.2.2000 COM(2000) 66 final, Libro Blanco sobre
Responsabilidad Ambiental (presentado por la Comisión), P. 12. Este documento es la continuación del Libro
Verde sobre reparación del daño ecológico, publicado por la misma Comisión en mayo de 1993, y se redactó
luego de recoger más de un centenar de recomendaciones hechas por Estados y Asociaciones. Su objetivo es
establecer la estructura de un futuro régimen comunitario de responsabilidad ambiental encaminado a la
aplicación del principio de quien contamina, paga. Asimismo, describe los principales elementos que harán
posible que dicho régimen sea eficaz y viable.
233
HENAO, J. C., op, cit., s.n.p.
100

Los elementos para que se declare la responsabilidad civil de una persona, incluido el Estado,
son tres: el daño, la imputación del daño, y el fundamento del deber de reparar234.

29.1.1. El daño

En un proceso de responsabilidad civil el daño es el primer elemento que se debe analizar. “El
daño es la razón de ser de la responsabilidad, y por ello, es básica la reflexión de que su
determinación en sí, precisando sus distintos aspectos y su cuantía, ha de ocupar el primer
lugar, en términos lógicos y cronológicos, en la labor de las partes y juez en el proceso. Si no
hubo daño o no se puede determinar o no se le pudo evaluar, hasta allí habrá de llegarse; todo
esfuerzo adicional, relativo a la autoría y a la calificación moral de la conducta del autor
resultará necio e inútil. De ahí también el desatino de comenzar la indagación por la culpa de
la demandada”235 El articulo 5 de la ley del Medio Ambiente, establece una definición de
carácter legal de daño ambiental en la cual dice “es toda pérdida, disminución, deterioro, o
perjuicio que se ocasione al ambiente o a uno o mas de sus componente, en contravención de
las normas legales. El daño podrá ser grave cuando ponga en peligro la salud de grupos
humano, ecosistemas o especies de flora y fauna e irreversible, cuando los efectos que
produzcan sean irreparable y definitivos.”

234
Mejía, H., sostiene que los elementos de la responsabilidad ambiental son dos: la actividad humana y el
daño ambiental; al referirse a la actividad humana sostiene: “Para analizar la responsabilidad civil
extracontractual es necesario contar, como elemento primario la existencia de una actividad humana, y que
para dicha actividad pueda ser relevante a los efectos de la responsabilidad, debe contener por lo menos dos
características esenciales sin las cuales no puede decirse que exista tal responsabilidad: la actividad tiene que
ser dañosa, es decir, debe de ocasionarse un daño, pues bien se sabe que el hombre puede realizar una serie de
actividades de su quehacer cotidiano sin producir ningún daño y dicha actividad debe ser ilícita, es decir,
debe generar un daño injustificado esto debe ser contrario al ordenamiento jurídico existente. Los daños
ambientales pueden causarse por la vía de la acción realizando vertimiento de residuos, deshechos sólidos,
emisión de humos, ruidos, entre otras actividades, asimismo por la omisión, es decir no actuar ante deberes
genéricos cuando está obligado hacerlo para evitar daños ambientales”…respecto al daño ambiental expresa:
“El daño ambiental al igual que en materia civil, constituye la piedra angular de la responsabilidad ambiental,
ya que sobre la base de éste se determina el monto y la forma de la indemnización que tendría que pagar el
infractor o responsable… MEJIA, H. A., La responsabilidad civil por daños al medio ambiente. Tesis
Doctoral.
235
FERNANDO HINESTROSA. “Responsabilidad extracontractual: antijuridicidad y culpa”, citado por
CASTRO GALDAMEZ, J. J., op. cit., p. 64.
101

Daño ambiental y daño ecológico no son sinónimos, pues, daño ambiental es comprensivo del
daño ecológico. Debe distinguirse entre daño ambiental puro, "aquello que ha caracterizado
regularmente las afrentas al medio ambiente es que no afectan especialmente una u otra
persona determinada, sino exclusivamente el medio natural en sí mismo considerado, es decir,
las 'cosas comunes' que en ocasiones hemos designado como 'bienes ambientales' tales como
el agua, el aire, la flora y la fauna salvaje y daño ambiental consecutivo, bajo el cual se
estudian las repercusiones de una afrenta al medio ambiente pero respecto de una persona
determinada, es decir, las repercusiones que la contaminación o el deterioro ecológico generan
en la persona o bienes apropiables e intercambiables de los particulares.
Es esta una de las características del Derecho Ambiental porque el daño ambiental se causa
siempre a la colectividad, pero con repercusiones, en ocasiones, sobre bienes individuales. En
efecto, la persona tiene posibilidad de accionar en su nombre para pedir una indemnización
propia (Daño Ambiental Consecutivo), como de accionar en nombre de una colectividad para
pedir una indemnización de la cual no se puede apropiar pero de la cual sí puede gozar, que es
realmente la que constituye la reparación del daño ambiental en su estado puro.
 
En el derecho del medio ambiente existe la particularidad de que siempre hay un daño a un
bien de la colectividad, y que en ocasiones ese daño al bien de la colectividad repercute sobre
un bien apropiable por un patrimonio particular. La distinción señalada entre Daño Ambiental
Puro y Daño Ambiental Consecutivo marcará no sólo la forma de reparación del daño, sino la
finalidad de cada acción que busca proteger el medio ambiente. Se concluye entonces que
Daño Ambiental Puro es la aminoración de los bienes colectivos que conforman el medio
ambiente, y que Daño Ambiental Consecutivo es la repercusión del Daño Ambiental Puro
sobre el patrimonio exclusivamente individual del ser humano.236
  
Algunos autores sostienen que no es posible restituir el daño ambiental puro, no obstante,
otros afirman que dicha posición es equivocada, porque a pesar de que en la mayoría de los
casos no se puede lograr el objetivo de reparar el medio ambiente como si el daño no hubiere
ocurrido, sí se puede predicar otra forma reparatoria, que busca dejar el bien en la forma mas

236
HENAO, J. C., op. cit., s.n.p.
102

parecida posible a la que tenía antes del daño. En el derecho al medio ambiente se debe partir
que el daño se produce a un derecho colectivo y difuso que no puede ser apropiado por un
patrimonio individual, por lo que la reparación pecuniaria no tiene sentido alguno en la
restitución del daño causado, ya que con él no se está reparando el objeto dañado sino
otorgando un subrogado pecuniario que no podrá acrecentar el bien ambiental.
 
Si la indemnización dineraria equivalente no puede resarcir el daño ambiental, debe entonces,
privilegiarse la reparación in natura, que supone hacer las tareas necesarias para que el bien
lesionado vuelva a cumplir la función anterior al hecho dañino o, por lo menos, a que la
cumpla de la manera más parecida posible.237.

Respecto al daño ambiental consecutivo, expresado como aquel que repercute en el patrimonio
exclusivamente individual de la persona, no es predicable la reparación equivalente in natura;
al contrario, es perfectamente apreciable que esta especie de daño ambiental puede ser
perfectamente reparable por medio de una indemnización que se encargue de resarcir el
perjuicio patrimonial ocasionado a la persona y que si bien no causara una restitución efectiva
del bien ambiental dañado o extinguido, podrá satisfacer el ánimo de indemnización en el
dañado.

29.1.2 La imputación del daño


 
Después de determinado el daño ambiental, se debe imputar a una persona. Este es el elemento
más difícil, pues no resulta tarea sencillo a encontrar un conector lógicamente racional que

237
Henao sostiene que en el caso que sea imposible restaurar el bien ambiental dañado, se debe propender a
que la indemnización favorezca otro bien ambiental de similar naturaleza. Esta posición se sustenta en el
hecho de que el ecosistema es interactuado y, por tanto, si bien es cierto no se restaura el bien lesionado sí se
restaura el sistema que se verá beneficiado en su conjunto. Por tanto, la reparación del daño ambiental puro
debe ser in natura. Que toda indemnización, sea ordenando hacer determinadas actividades o pagando para
que se hagan, solo tendrá como finalidad la recuperación del bien ambiental aminorado para dejarlo al menos
en la situación mas parecida a la que tenía antes del daño, cuando ello es posible, o, invirtiendo en otros
bienes ambientales cuando es imposible recuperar aquel dañado. HENAO, J. C., op. cit., s.n.p.
103

precise que una causa produjo un efecto y que el mismo se puede atribuir a determinada
persona.

Se sostiene que la imputación es la atribución jurídica de un daño causado por uno o varios
hechos dañinos, atribuido o aplicable a una o varias personas que, por tanto, deberán en
principio repararlo238. De esta definición se obtienen los requisitos de la misma, a saber: a) es
una atribución jurídica y no una atribución necesariamente material. Así las cosas debe
entenderse que se puede imputar un daño ambiental a una persona tanto por el hecho de haber
causado directamente el daño como por haber permitido que se cause. (Responsabilidad por
omisión); b) un daño puede ser causado por varios hechos dañinos que concurran en la
producción del mismo. En esto predomina una regla de lógica simple: Entre más hechos
dañinos imputados más posibilidad de vincular al eventual responsable, aunque desde luego
habrá casos en los que basta un solo hecho; c) Si se atribuye jurídicamente uno o varios
hechos dañinos a una o varias personas públicas o privadas, surge el concepto de
responsabilidad solidaria entre los coautores; d) Si se afirma que las personas deberán, "en
principio", reparar el daño, es porque no es suficiente la imputación del daño para que surja la
responsabilidad civil.
 
La imputación en materia ambiental presenta problemas serios: Dificultad para escoger la
persona responsable y dificultad para establecer el nexo de causalidad. Rosario Leñero
Bohórquez, sostiene "la prueba del nexo causal en los daños ambientales constituye por lo
general una auténtica prueba diabólica. Así, se ha puesto de manifiesto como esta tarea se ve
dificultada por circunstancias tales como la frecuente pluralidad de agentes contaminantes, la
eventual lejanía entre la ubicación del agente lesivo y el lugar de producción de los efectos, la
manifestación diferida en el tiempo de los daños o del real alcance de los mismos..."239.
 

HENAO, J.C., op. cit., s.n.p.


238

239
LEÑERO BOHORQUEZ, R., "La relación de causalidad en la responsabilidad patrimonial de las
administraciones públicas por daños ambientales", en Medio Ambiente y Derecho. Revista Electrónica de
Derecho Ambiental. Nº 3 de noviembre de 1999, Área de Derecho Administrativo de la Universidad de
Sevilla.
104

Para establecer el nexo de causalidad se han apuntado soluciones diferentes: 1) actuación


rápida y acumulación de indicios, 2) Razonamiento a Contrario, en virtud del cual se llega a la
certeza causal gracias a la exclusión de otras causas posibles. 3) El método del conjunto de
presunciones graves y concordantes que apuntan a esclarecer el nexo causal. Todas estas
olvidan que la única prueba viable es la directa y contundente. Por su parte, la jurisprudencia
del Tribunal Supremo Español ha afirmado que “la imprescindible relación de causalidad entre
la actuación de la administración y el resultado dañoso producido puede aparecer bajo formas
mediatas, indirectas y concurrentes siempre que pueda colegirse tal nexo causal entre el
funcionamiento del servicio público y el daño o perjuicio..."240
 
Para determinar el responsable debe regir el principio in solidum de conformidad al cual entre
varias personas presumibles autores de daños ambientales se encuentran al origen del daño.
Esto supone que en muchos casos de daño ambiental serán numerosas las personas
demandadas a repararlo, y que entre ellas su obligación es solidaria.241

240
Sentencia del Tribunal Supremo Español del 16 de diciembre de 1997.
241
Este principio debe aplicarse a través de una interpretación conforme a la constitución, pues, de no hacerlo
así perfectamente se podría atacar como violatorio al derecho fundamental de ser presumido y procesalmente
tratado como inocente. Así las cosas no se debe comprender como culpable a los sujetos involucrados, sino
como autores solidarios del daño ambiental conforme a las circunstancias racionales y lógicas, en conexidad
con el daño ambiental ocasionado, que los lleva a compartir actitudes de restauración, conservación y
potenciación de los bienes ambientales, sin que ello implica que se les atribuya una conducta altamente
perniciosa a los bienes jurídicos tutelados por el Derecho Penal.
105

Las teorías del nexo causal existente son la teoría de la responsabilidad empresarial o
industrial242, la teoría de la responsabilidad de participación en el mercado, 243 y la teoría de la
causalidad alternativa244

29.1.3. Fundamento del deber de reparar

Consiste en que la persona a la que se le atribuye la comisión del daño ambiental debe
resarcirlo. En suma, se trata de aplicar no, a partir de los hechos dañinos imputados al eventual
responsable, las teorías que justifican el deber de reparar. Supone que la imputación del daño
no convierte automáticamente en responsable a la persona a la que se le ha imputado el
mismo, porque aquella sólo responde por los daños antijurídicos que le sean atribuibles.

No es de aplicación absoluta el principio general del derecho ambiental "el que contamina
paga", pues no basta dañar el medio ambiente para ser obligado a la indemnización, debe
haber un nexo causal resultante de un dolos malus, que se derive efectivamente en el hecho
antijurídico, esto implica que se puede causar un daño ambiental y no necesariamente se va a
responder por ello, pues, es innegable que hay eventos en donde al ponderar los bienes
ambientales con otros derechos fundamentales, se sacrifican aquellos en forma racional y
242
Esta teoría ha tenido eco en la doctrina Norte Americana y parte del supuesto que hay varios demandados
que son fabricantes de un determinado producto, habiendo todos ellos desarrollando la misma práctica fabril
que puede haber dado lugar a la responsabilidad. Esta teoría ha surgido en el ámbito de la responsabilidad por
la elaboración de productos contaminantes. Ha sido criticada principalmente por ser muy específica, ya que
hay variedad de fuentes que pueden dar origen a un daño ambiental. PERALES, C. de M., La responsabilidad
civil por daños al medio ambiente, 2ª. ed., Monografías Civitas, cf. pp. 168- 172.
243
Sostiene que el demandante no tiene que probar el nexo causal si se dan las siguientes circunstancias: Que
los demandados tienen una participación relevante del mercado del producto en cuestión y que los
demandados producen el producto dañoso a partir de un mismo diseño o formula. A diferencia de la anterior,
ya no exige una aplicación fabril concertada entre los distintos productos, no obstante se ha considerado
insuficiente, por ser también muy específica por las situaciones que pueden originar un daño ambiental
determinado. Vid PERALES, C. de M., op. cit., cf. pp. 168- 172.
244
Ha tenido origen en Holanda y consiste en eximir al demandante de probar el nexo causal, pues este le
corresponderá al supuesto agente que se le imputa el daño. Esto se aplicará indistintamente sobre los orígenes
del daño ambiental que se pretende reparar. Es la más justificable y aceptable en algunas legislaciones,
primordialmente por que no toma en cuenta la fuente emisora del daño, y la reversión de la carga de la
prueba (onus probandi), constituye en alguna medida, como paliativo de la dificultad de determinar el nexo
causal tal como ocurre en el daño ambiental. Vid PERALES, C. de M., op. cit., cf. pp. 168- 172.
106

proporcional por la potenciación de estos últimos. El mencionado principio no supone un


régimen objetivo de responsabilidad en el campo del medio ambiente.

“En lo relativo a la reparación por daños al ambiente la ley del medio ambiente estipula
claramente la obligación de hacerlo una vez sea considerado responsable conforme al
procedimiento que ésta regula, ya sea por una acción u omisión, que dañe de forma directa
cualquier elemento al medio ambiente, siempre y cuando sea posible tal circunstancia, sin
embargo, en caso de ser imposible dicha restauración, el responsable indemnizará al Estado y
los particulares por los daños y perjuicios ocasionados. Este esquema de responsabilidad
atiende a la preeminencia a la restauración de los ecosistemas dañados, y de forma subsidiaria
la indemnización en dinero cuando fuere imposible de hacerlo, es decir al principio de la
reparación in natura.

El articulo 5 de la citada ley define la obligación de reparar el daño “como el deber legal de
restablecer el medio ambiente o ecosistema a la situación anterior al hecho que lo contaminó,
deterioró, o destruyó, cuando sea posible o en dar una compensación a la sociedad en su
conjunto que sustituya de la forma mas adecuada y equitativa el daño, además de indemnizar a
particulares por prejuicios conexos con el daño ambiental según corresponda.245 De igual
manera este criterio ha sostenido Carlos De Miguel Perales 246
“el caso concreto del medio
ambiente la reparación en especie deberá buscarse en el mayor esfuerzo posible, aparte de
resarcir al perjudicado se trata también de proteger el medio ambiente en si mismo
considerado y si bien es cierto que la responsabilidad civil tiene como objeto primordial el
conseguir la reparación del daño en interés del individuo perjudicado, no lo es menos que la
protección del medio ambiente es unas de las políticas que debe informa la legislación
positiva”.

245
También la ley del medio ambiente en el articulo 2 literal f prescribe que como un principio de la política
nacional del medio ambiente “La contaminación del medio ambiente o alguno de sus elementos que impida o
deteriore sus procesos esenciales conllevará como obligación la restauración o compensación del daño
causado debiendo indemnizar al Estado o cualquier persona natural o jurídica afectada en su caso conforme a
la ley”.
246
PERALES, C. de M., op. cit., p. 228.
107

Si bien hasta el momento desde la vigencia de la ley del medio ambiente no se ha condenado a
ningún empresario por daños medioambientales, fácilmente una persona responsable en el
transcurso del proceso judicial indemnizatorio por los referidos daños puede transferir sus
bienes a fin de mostrar su insolvencia económica y evitar el pago en dinero o la restauración
de los ecosistemas dañados cuando fuere posible. Por tanto se hace necesario establecer otras
alternativas para garantizar el cumplimiento de la reparación”247.

29.2. La responsabilidad del Estado por el incumplimiento del deber de protección del
ambiente

¿Es responsable el Estado por actos comisitos u omisivos que violentan el derecho al medio
ambiente? Hay que partir de las siguientes premisas:

a) El Estado, individualmente considerado, es responsable subsidiariamente y los servidores


públicos son responsables de manera directa cuando por comisión u omisión violenten el
derecho fundamental al medio ambiente sano. En efecto, el Estado es un sujeto de derecho con
aptitudes para ser titular de derechos y obligaciones y que de conformidad con el Art. 52 C
puede ser representado judicial y extrajudicialmente. Para el efecto, el Art. 1 en interpretación
consonante con el preámbulo de la Constitución de la República misma le determinan al
Estado de El Salvador una visión personalista, de tal suerte, que el origen y fin de toda su
actividad gira en torno a la persona humana, y por ello, es que la Constitución de la República,
como instrumento constitutivo del Estado de El Salvador establece deberes básicos para la
persona misma, y para los sujetos de derecho que, independiente de la personalidad jurídica
propia del Estado mismo, formen parte de él, ya sea como funcionarios públicos y empleados
públicos, o en general, como servidores del Estado. Por ende, ningún servidor del Estado
puede alegar ignorancia de ley ( Art. 8 C) y sus actuaciones se harán conforme a la
Constitución cualquiera que fuere su texto, con estricto respeto a los valores, derechos,

247
MEJIA, H. A., op. cit., p. 127.
108

garantías y principios que esta contiene, así como al fiel cumplimiento de los deberes y
obligaciones que la misma impone; siendo especialmente diligentes en la realización de todas
aquellas conductas que se consideren como debidas por así imponerlos la norma misma o un
principio general de derecho, por cuya infracción y Lesividad objetiva (traducida en un daño,
en contraposición a una lesión abstracta) responderán penal, civil, administrativa o
disciplinaria y políticamente, y el Estado de manera subsidiaria (Arts. 235, 244 y 245 Cn).

Ello implica que en primer lugar toda persona que se sienta afectada por que una actuación de
un servidor estatal le ha vulnerado su derecho al medio ambiente deberá dirigir su acción,
reclamando la clase de responsabilidad, en contra del agente estatal mismo (ya sea penal, civil,
administrativa o disciplinaria) y sólo en caso de que éste no pueda responder, ya sea porque no
cuente con los recursos económicos suficiente para responder por el daño o porque ya no
ocupe el cargo o posición que tenía o por cualquier otro motivo justificable, responderá
subsidiariamente el Estado, quien será responsable en todo caso en forma civil, por
responsabilidad extracontractual.

b) La violación del derecho al medio ambiente sano puede referirse a condiciones de


titularidad o ejercicio de un derecho o bien afectando su objeto o contenido, o inclusive,
negándose la categoría de un derecho fundamental

El derecho al medio ambiente tiene un doble carácter personalísimo y prestacional que


consiste en la conservación, preservación, restauración y mantenimiento de los recursos
naturales como condicionantes que aseguran la salud y la existencia de una vida humana
digna. Puede por ende ser violentado cuando se afecta esa esfera personalísima o esa esfera
prestacional.

En cuanto a la esfera personalísima, se refiere a la afectación del patrimonio específico de un


sujeto de derecho de ser titular de bienes ambientales y de disfrutar de los mismos. Por
ejemplo, puede vulnerarse por omisión cuando, a sabiendas se excluye a una persona de ser
titular de este derecho, como una ley que negare el mismo a los extranjeros; o cuando se
impida su goce, señalando una prohibición irrazonable por parte del legislador de disfrutar de
109

ciertos bienes ambientales, como lo sería una veda absoluta y no parcial sobre una especie de
fauna protegida.

En este sentido, se puede afectar cualquiera de las tres dimensiones de este derecho, ya sea la
relativa a la salud, como en lo es las omisiones dañinas consistentes en tolerar y permitir la
contaminación sónica o la contaminación por hidrocarburos o inclusive la contaminación por
pesticidas, insecticidas y fungicidas, que se utilizan en labores agrícolas.

En su esfera relativa a la vida, son acciones dañinas violatorias de este derecho, aquellas que
consienten en la posibilidad y riesgo de que suceda un evento de tal naturaleza que ocasione la
muerte o ponga en grave peligro la vida de las personas, teniendo especialmente el deber
jurídico de afrontarlo. Así por ejemplo el autorizar la urbanización de una zona en un área
identificada como alto riesgo geológico, con propensión a movimientos trasnacionales de
tierra tales como deslizamientos y derrumbes, el no actuar construyendo bordas para evitar que
ríos se desborden e inunden las viviendas de los ribereños, el permitir de la existencia de
productos tóxicos mortales y no hacer nada para excluirlos del mercado, son ejemplos de este
tipo.

Respecto a su tercera dimensión, la particularmente concebible como objeto del medio


ambiente, se refiere al carácter prestacional. El Estado tiene el deber de adoptar una política de
conservación, restauración, potenciación y racional utilización de los recursos naturales
(política ambiental referida a los recursos naturales) y es aquí en donde asume una mayor
importancia la responsabilidad por omisión, ya que es en el carácter prestacional, en donde el
Estado y sus agentes son mayormente responsables por no hacer lo que la norma jurídica les
impone. Así no declarar un área natural protegida por ser refugio de vida silvestre o por ser
área de alto riesgo geológico, o tolerar la extinción de una especie o inclusive, no llevar a cabo
las medidas de adaptación de los tratados internacionales celebrados y ratificados son
ejemplos de esta clase de responsabilidad.

c) La responsabilidad del Estado y/o de sus funcionarios debe ser declarada judicialmente y
con el cumplimiento de los presupuestos legales básicos, según el proceso del cual se trata, y
110

privilegiarse la reparación in natura si se trata de daño ambiental puro, y el resarcimiento


económico si se trata de daño ambiental consecutivo.

La responsabilidad ambiental es una figura que no opera de pleno derecho sino que deberá ser
declarada judicialmente. Ante ello, surgen dos aspectos procesales básicos, a saber: Uno lo
constituye la ausencia de tribunales ambientales como jueces naturales de la materia y, dos, la
ausencia de un proceso específico de reparación del daño ambiental, por lo que se deberá
sujetar a las reglas comunes aplicables a cada caso concreto, como lo es el proceso civil, el
proceso penal o el procedimiento administrativo, por ejemplo. En cada uno de ellos, deberá
demostrarse los presupuestos legales básicos para acreditar la existencia de la violación del
derecho, la responsabilidad del sujeto pasivo como directamente responsable y el nexo causal
entre el daño ambiental ocasionado y la inacción de la conducta debida.

Si es un daño ambiental consecutivo y el proceso es penal, la Fiscalía y el querellante en su


caso, deberán demostrar primero que se trata de un delito de comisión o de omisión simple u
omisión impropia, (en cuyo caso tendrán que acreditar dentro de la tipicidad el deber jurídico
de obrar y la posición de garante de la persona física responsable) mediante la cláusula de
conversión de la omisión a la acción, del Art. 20 Pn, conforme al principio de legalidad, y
acreditando la existencia precisamente de la conducta omisiva como típica y la participación
del imputado como culpable. Esta responsabilidad penal sólo podrá dirigirse en contra del
funcionario público o empleado público culpable y no podrá dirigirse nunca contra el Estado
por el apotegma Societas delinquere non potest, en razón del cual se interpreta que las
personas jurídicas colectivas no delinquen, sin perjuicio de la responsabilidad civil.

Si el proceso es civil puede reclamarse un daño ambiental puro o consecutivo. En el primer


caso toda persona esta legitimada, pues siendo un derecho de tercero generación le asiste un
interés difuso a todo habitante de la república para accionar contra el autor y exigirle la
reparación del daño con respecto a los principios de reparación in natura y ad solidum, sin que
se pretenda un resarcimiento económico. Todo lo contrario ocurre cuando se pretenda la
reparación de un daño ambiental consecutivo, pues no se habla propiamente de una reparación
in natura y si de un resarcimiento pecuniario.
111

En todo caso, cuando se trata de acciones u omisiones responsables violatorias del derecho al
medio ambiente deberá acreditarse básicamente la existencia de un daño ambiental, ya sea en
el patrimonio del actor (daño ambiental consecutivo) o en los bienes ambientales (daño
ambiental puro), una conducta de hacer lo contrario a la norma o de no hacer lo debido por el
agente estatal (en cuyo caso deberá comprobarse la existencia de una norma jurídica, de un
principio general de derecho, de una costumbre o de cualquier otra fuente de norma jurídica
que le impone esta obligación, acreditar suficientemente la hipótesis de que si se hubiera
realizado la conducta debida la violación no hubiese acaecido y que el obrar omisivo del
sujeto se debió a una conducta dolosa o negligente, y no a caso fortuito o fuerza mayor o a una
situación de no exigibilidad de otra conducta, en cuyo caso se exoneraría), luego, acreditar el
nexo causal que establezca la causalidad adecuada, idónea e indefectible entre la conducta de
no hacer lo debido y la violación al derecho al medio ambiente. Vale lo dicho sobre estos
presupuestos procesales para obtener una sentencia favorable para los procesos en sede
administrativa y los procesos constitucionales.
112

CAPITULO IV
TUTELA CONSTITUCIONAL
DEL DERECHO AL MEDIO AMBIENTE

SUMARIO: 30. Los fines constitucionales del ordenamiento jurídico. 31. La jurisdicción
constitucional en El Salvador. 32. El control concentrado de constitucionalidad y su
jurisprudencia. 33. El amparo como garantía especializada de protección del medio ambiente.
34. El control difuso de constitucionalidad y su jurisprudencia. 35. Postura crítica sobre la
tutela constitucional del derecho al medio ambiente por medio de la jurisprudencia

30. Los fines constitucionales del ordenamiento jurídico

Preceptúa el Art. 1 de la Constitución que El Salvador reconoce a la persona humana como


origen y fin de la actividad del Estado, que se organiza para conseguir la justicia, la seguridad
jurídica y el bien común.

Desde este imperativo preceptuado en el título I de la norma jurídica fundamental del país,
denominado la persona humana y los fines del Estado, se deriva una visión humanista que se
disemina a lo largo del cuerpo normativo mismo y que, sobre la base de la jerarquía de las
fuentes del Derecho, cimienta a todo el sistema normativo jurídico248.

El Estado y todo su aparataje, los poderes públicos en sus funciones y competencias, sólo son
legítimas en la medida que tiendan a asegurar a la persona humana los valores constituciones
que se derivan de aquel mandato249.
248
Gonzalez Bonilla afirma que la Sala de lo Constitucional ha explicitado el sentido de la concepción
personalista, que según el Informe Único de la Comisión de Estudio del Proyecto de Constitución, se expresa
en la Ley Suprema: “Según esta concepción (…) el Estado (…) tendrá sentido sólo como un medio puesto al
servicio de la persona humana (…) como un instrumento para la realización de los fines de ésta”. Que el
Derecho exista por causa de los hombres “significa dos cosas: una, que el Derecho es obra del hombre; otra,
que el Derecho esta al servicio del hombre. Sentencia de la Sala de lo Constitucionalidad de la Corte Suprema
de Justicia de 19 de julio de 1996, Inconstitucionalidad 1-92. Vid GONZALEZ BONILLA, R. E., op. cit., p. 2.
249
De la anterior premisa ha derivado la incidencia de dicha concepción en la determinación de la función
del Derecho y del Estado: “Esta concepción filosófica incide en el campo jurídico caracterizando al Derecho y
al Estado. Así pues, desde el personalismo o humanismo, se entiende que la función del Derecho es garantizar
la libertad de cada individuo para permitir que éste realice libremente sus fines y la función del Estado es la
organización y puesta en marcha de la cooperación social, armonizando los intereses individuales y colectivos
113

La forma de gobierno prescrita por el Art. 85 vinculado al Art. 86 de la Carta Magna señalan
la división del poder público en tres órganos, y de la forma comentada en el capítulo anterior
conducen a tres órganos fundamentales de gobierno con funciones, atribuciones y
competencias distintas pero complementarias y que se suplen entre sí en aras al ser humano, al
respeto de su dignidad y sus derechos250.

Así, el Órgano Ejecutivo, regulado en los Arts. 150 y siguientes Cn, tiene dos funciones
constitucionales esenciales: La actividad administrativa y la actividad política o gubernativa.
La primera puesta al servicio de la satisfacción de las necesidades más esenciales de los
individuos en sociedad, y qué estos no pueden satisfacer por sí mismo o que pudiendo hacerlo,
necesitan de la supervisión y control del mismo para evitar el predominio de los intereses de
los más fuertes sobre los débiles251. La actividad política o gubernativa por el contrario,
asumida por el Presidente de la República, los Ministros y sus subalternos, así como todos los
servidores del Estado, tendientes a trazar las grandes líneas, directrices y planes de gobierno
que conduzcan al país hacia una determinados derroteros, según el pensamiento socio

con miras a obtener el bien común”. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia
del 19 de julio de 1996, Inconstitucionalidad 1-92. Vid GONZALEZ BONILLA, R. E., op. cit., p. 2.
250
Prescribe el Art. 86 Cn: “El poder público emana del Pueblo. Los Órganos del Gobierno lo ejercerán
independientemente dentro de las respectivas atribuciones y competencias que establecen esta Constitución
y las Leyes. Las atribuciones de los órganos del Gobierno son indelegables pero éstos colaborarán entre sí en
el ejercicio de las funciones públicas (…) Los órganos fundamentales del Gobierno son el Legislativo, el
Ejecutivo y el Judicial (…).” Destaca en el texto salvadoreño la denominación de órganos de Gobierno para
referirse al tradicionalmente acuñado concepto de Poderes del Estado, utilizado mayormente en el
constitucionalismo comparado. La razón de este cambio se explica en el informe presentado ante el Pleno
Constituyente el 22 de julio de 1983 por la comisión de Estudio del Proyecto de Constitución, denominado
“Exposición de motivos de la Constitución de 1983”. La argumentación seguida por los ponentes se deriva
acaso de una rígida interpretación del concepto de soberanía popular y de las atribuciones y competencias
que corresponden a los órganos del Estado, en un intento de resaltar la necesaria colaboración que debe
existir entre las diferentes instituciones del Estado. Vid AA. VV., El Estado y la constitución salvadoreña,
coordinador Cayetano Nuñez Rivero, 1ª ed., Proyecto para el Fortalecimiento de la Justicia y la Cultura
Constitucional en la República de El Salvador- Unión Europea, Corte Suprema de Justicia, San Salvador, El
Salvador, 2000, p. 79.
251
El Derecho constitucional clásico definió una función ejecutiva limitada a ejecutar las leyes. Ahora, la
función de administrar los negocios estatales requieren que la Constitución organice y tenga previsto
formalmente un marco referencial de las operaciones de este poder, en base a un proyecto nacional, el cual
en El Salvador, se atribuye al Consejo de Ministros: Arts. 167 ordinal 2o Cn; Un plan operativo se supone con
fines, metas, procedimientos y recursos, etc. Vid SOLANO RAMIREZ, M. E., Estado … op. cit., p. 270.
114

económico del gobierno de turno y su ideología política 252. En ambos casos, el poder público
centra su actividad hacia el individuo y son los intereses de éste los que lo orientan y
determinan253.

Pero no basta la ejecución de planes, los intereses de los individuos no siempre son
coincidentes y en no pocas veces tienden a colisionar entre sí y generar conflictos. Se necesita
entonces de un órgano que tienda a establecer los comportamientos voluntarios de los seres
humanos como debidos, ya sea como mandatos, como conductas que se permiten o como
prohibiciones, desde una perspectiva general y abstracta, que coadyuve a las funciones
anteriores.

Por ello, en los Arts. 121 y siguientes Cn, se regula la organización y funcionamiento de la
Asamblea Legislativa y se le atribuye la función de legislar 254. Esta actividad normativa de la

252
el Ejecutivo es el órgano de dirección política pues dirige la vida política estatal, incluyendo en ella el
impulso para la actuación de otros órganos. Esta función de dirección política se realiza en dos ámbitos: una
acción o política exterior y una acción o política interior. Dentro de estas acciones es posible advertir cierta
participación del Legislativo; así, corresponde a éste ratificar los tratados o pactos celebrados por el Ejecutivo
con otros Estados u organismos internacionales, o denegar su ratificación (art. 131 ord. 7° Cn.); recibir el
informe de labores del Ejecutivo y aprobarlo o desaprobarlo (art. 131 ord. 18° Cn.); aprobar las concesiones
otorgadas por el Estado para la explotación de muelles, ferrocarriles, canales u otras obras materiales de uso
público (Art. 131 ord. 30° Cn.); y recomendar a la Presidencia de la República la destitución de los Ministros
de Estado (Art. 131 ord. 37° Cn.)
253
La administración es un proceso que no admite solución de continuidad; pues esto sería de consecuencias
lamentables para la vida del Estado. Administrar requiere un estilo y un talante especial: demanda un
referente de la filosofía política que dará respaldo y orientación al gobierno del Estado; a partir del Estado
moderno, el elemento valorativo ha configurado diversos formas de Estado. (…) La única posibilidad de
encontrar una fórmula de aceptación general, sería si la democracia la define con mayor precisión, de acuerdo
a los intereses de las mayorías sociales (Art. 101 inciso 2 Cn). Disposición que los gobiernos han desplazado
en beneficio de la ley de la oferta y la demanda. Vid RAWLS, J., Una teoría de la justicia , en SOLANO
RAMIREZ, M. E., Estado … op. cit., p. 270. (…) La creatividad, la discrecionalidad y la normatividad deben
ser sabiamente combinadas para que el Estado pueda dar seguridad, salud, educación, bienestar económico,
aplicando una filosofía política consecuente con la que inspira la letra y el espíritu de la Constitución. Vid
SOLANO RAMIREZ, M. E., El Estado … op. cit., p. 270.
254
Art. 121 Cn. La Asamblea Legislativa es un cuerpo colegiado conformado por diputados elegidos en la
forma prescrita por la Constitución y a ella le competen fundamentalmente la atribución de legislar; el Art.
131 ordinal 5 señala: “corresponde a la Asamblea Legislativa: (…) 5º. Decretara, interpretar auténticamente,
reformar y derogar las leyes secundarias. “La función legislativa puede considerarse como la función más
característica del parlamento, hasta el punto que en algunos textos constitucionales, entre ellos el
norteamericano, como ejemplo de primer texto codificado, se identifica a éste con Poder Legislativo.” Vid
115

convivencia social se orienta a la consecución de la convivencia armónica y pacífica de los


individuos en sociedad y al aseguramiento y satisfacción de sus intereses primigenios255.

Y no obstante ello siempre existen conflictos y controversias en donde el Estado reclama para
sí el poder de dirimirlos, prohibiendo entre las personas la autotutela de sus intereses, y crea
procesos heterocompositivos e instrumentos de heterocomposición, dotados de poder de
decisión y de ejecutar sus decisiones256. Surge así el órgano jurisdiccional, previsto en los Arts.
172 y siguientes Cn, con función de administrar justicia257 y de ejecutar lo juzgado258.

AA. VV., El Estado y … op. cit.,, p. 96. La función legislativa consiste en la elaboración de normas de carácter
general, vinculantes para todos los órganos y entes públicos; sin embargo, esto no significa un monopolio del
poder normativo ya que otro poderes estatales pueden también dictar disposiciones jurídicas; tal es el caso de
los reglamentos del Ejecutivo (Arts. 167 ord. 1º y 168 ord. 14º Cn.) y de la normativa municipal (art. 204 Cn.).
Asimismo, puede afirmarse que la necesidad de colaboración con otros órganos del Gobierno ha llevado a que
otras instancias, además de la Asamblea, participen en el procedimiento legislativo; v. gr., dentro de nuestra
Constitución encontramos que el Presidente participa en la función legislativa mediante la sanción o el veto
de las leyes aprobadas por la Asamblea Legislativa (Arts. 135 y 137 Cn.). Asimismo, el Presidente de la
República, por medio de sus Ministros, goza de iniciativa de ley (Art. 133 ord. 2° Cn.). Sentencia de la Sala de
lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, Inconstitucionalidad 22-1999.
255
Más que hacer la ley en sentido formal, lo cual es muy importante, de lo que se trata es de formular
normas que resultan después de tomar decisiones políticas fundamentales, en el marco de una constitución.
Se crean así normas primarias creadoras de derecho, o sea que el acto legislativo es fuente de derecho. (…)
Nadie manda al legislador cómo deben hacer la ley, siendo su vinculación con el Estado, de carácter negativo
en el sentido que sólo se le dicen que sus leyes no deben producir alteración de los principios, valores y
derechos consagrados por la Constitución (Art. 246 Cn), es lo que la doctrina europea conoce como “poder de
configuración”. La Asamblea es libre de crear el derecho, su límite es la Constitución, pero la libertad de
legislar no se extiende a otras facultades en la que, además de observar los contenidos y mandatos de otras
leyes, debe considerar las atribuciones de otros poderes. Vid SOLANO RAMIREZ, M. E., El Estado… op. cit.,
p. 264.
256
La función jurisdiccional corresponde al Poder Judicial, la cual se identifica con la actividad encaminada a
comprobar y hacer valer concretamente en los casos particulares, el ordenamiento jurídico estatal. La función
jurisdiccional se aplica solo por impulso de parte, pero por órganos que son siempre distintos y están por
encima de las mismas partes. BISCARETTI DI RUFIA, P., Derecho constitucional, en SOLANO RAMIREZ,
M.E., El Estado… op. cit., p. 279.
257
La Corte Suprema de Justicia, las cámaras de segunda instancia y los demás tribunales que establezcan las
leyes de la república integran el órgano judicial. Corresponde exclusivamente a este órgano juzgar y ejecutar
lo juzgado en materias constitucional, civil, penal, mercantil laboral, agrario, de tránsito, de inquilinato y de
lo contencioso- administrativo así como las otras que determine la ley . Arts. 172 Cn y 1 de la Ley Orgánica
Judicial.
258
Los tribunales de justicia reciben en la Constitución una conformación especial, tomando en cuenta que
ellos cumplen una función peculiar y propia de dicho órgano: la aplicación del derecho con criterio técnico-
jurídico, mediante resoluciones que ostentan la nota de irrevocabilidad por los otros órganos estatales (…);
pues la jurisdicción es la forma de aplicación del Derecho que se distingue de las otras modalidades posibles
116

Pero es tristemente notorio que el poder tiende a desbordarse. No son pocos los autores que
afirman que el poder absoluto corrompe absolutamente y que por ende se necesitan límites
jurídicos positivos que afirmen las medidas y parámetros bajo las cuáles aquel debe ser
contenido. Estos límites de las clases más diferentes encuentran su punto de culminación en
los derechos y garantías fundamentales y en los deberes fundamentales de respeto, tolerancia o
de realización que les son recíprocos según sea el caso. Así, constitucionalmente El Salvador
administra, gobierna, legisla, juzga y ejecuta lo juzgado en aras a la consecución de la justicia,
la seguridad jurídica y el bien común de la persona humana, siendo actividad legítima en
cuanto es acorde a dichos fines y erige como escudos ante los excesos, desbordes y
arbitrariedades del poder público a través de la configuración positiva de derechos, garantías y
deberes fundamentales.

31. La jurisdicción constitucional en El Salvador

por representar el máximo grado de irrevocabilidad admitido en cada ordenamiento positivo. Dicho estatuto
está constituido, en primer lugar, por el principio de exclusividad prescrito en el Art. 172 inciso 1° Cn., el
cual (…) significa que cualquier posible conflicto que surja en la vida social puede o ha de ser solucionado en
última instancia por los jueces y tribunales independientes y predeterminados por la ley. El mencionado
principio se puede analizar desde dos enfoques: uno positivo, el cual implica que -salvo casos excepcionales,
regulados por la ley- la autodefensa se encuentra proscrita en el Estado de Derecho, aunque el justiciable
tiene a su disposición el derecho de acción consagrado en el Art. 18 Cn. para pedir a los tribunales la
heterocomposición de los conflictos en los que tenga interés; y uno negativo, el cual implica que los
tribunales no deben realizar otra función que juzgar y hacer ejecutar lo juzgado. A su vez, dicho principio
conlleva dos exigencias: que la facultad de resolución de controversias sea encomendada a un único cuerpo de
jueces y magistrados, independientes e imparciales, en donde toda manipulación relativa a su constitución y
competencia esté expresamente excluida -el principio de unidad de la jurisdicción o ‘unidad de la justicia’ a la
que hace referencia el Art. 216 inc. 1° Cn.-; y que la potestad jurisdiccional, tanto en la fase declarativa o
cognoscitiva -‘juzgar’- como en la ejecutiva -‘hacer ejecutar lo juzgado’-, así como la producción de cosa
juzgada, sea atribuida como monopolio a los miembros que integran el Órgano Judicial, vedando a los demás
órganos del Gobierno la asunción de las funciones jurisdiccionales -el principio de monopolio de la
jurisdicción, o exclusividad stricto sensu, a que hace referencia el art. 172 inc. 1° Cn.- Por otra parte, según lo
prescrito en el art. 172 inc. 3° Cn., los magistrados y jueces están regidos por el principio de independencia , la
cual persigue la finalidad de asegurar la pureza de los criterios técnicos -especialmente el sometimiento al
derecho- que van a incidir en la elaboración jurisdiccional de la norma concreta irrevocable. Sentencia de la
Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 20 de julio de 1999, Inconstitucionalidad 5-99.
117

Con este panorama general, muy propio de los sistemas republicanos de gobierno, no pude
vislumbrarse más que en forma genérica el rol que desempeña el órgano jurisdiccional
salvadoreño relativo a la tutela del derecho al medio ambiente. Pero sucede que el Órgano
Judicial salvadoreño, denominado así constitucionalmente, desempeña tres funciones
diferentes a la función jurisdiccional. Estas son la función de imperium o actividad coactiva
tendiente a hacer cumplir las decisiones judiciales, aunque se discute si es o no parte de la
función jurisdiccional259; la actividad denominada erróneamente jurisdicción voluntaria260, más
acertadamente actividad administrativa judicial tendiente a dar certeza jurídica a derechos y
situaciones jurídicas de los particulares que requieren de tal declaratoria del aparataje judicial
y la de control constitucional261.

Situándose en esta última, El Salvador tiene un sistema de control constitucional que recae en
un tribunal constitucional que está insertado dentro del propio tribunal supremo de justicia y
cuyos funcionarios son parte de éste último. Efectivamente, la Corte Suprema de Justicia tiene
cuatro Salas, entre las cuáles se encuentra la Sala de lo Constitucional. Asimismo, cinco de los
quince magistrados que conforman la Corte Suprema de Justicia son los magistrados de la Sala
de lo Constitucional y el Presidente de ésta, lo es también de la Corte Suprema de Justicia y
del Órgano Judicial. Esta es una situación que conduce a una estrecha conexión entre el
tribunal supremo de justicia y el tribunal constitucional. La jurisdicción constitucional se erige
así sobre tres procesos y un control disperso: El Amparo, el hábeas corpus, el proceso de

259
La función de imperium esta vinculada con el concepto constitucional de “hacer ejecutar lo juzgado” que
de suyo acompaña a la función de juzgar y con una postura lógica racional, la actividad de juzgar se volvería
ineficaz si no se pudiese ejecutar las decisiones judiciales.
260
El primer considerando de la Ley del Ejercicio Notarial de la Jurisdicción Voluntaria y Otras Diligencias
sostiene que una de las razones por las cuáles se formula ésta radica esencialmente en que la jurisdicción
voluntaria, actualmente de la competencia de los Jueces ordinarios, no implica la solución de litigios o
conflictos de intereses mediante sentencias que pasen en autoridad de cosa juzgada. El rigor técnico procesal
pone fin a su denominación argumentando que no es “jurisdicción” porque no implica conflicto jurídico y
que no es “voluntaria” porque se obliga al particular a acudir al ente jurisdiccional para darle certeza a un
derecho o situación jurídica concreta.
261
El fin principal de la Sala de lo Constitucional es vigilar porque los poderes públicos desarrollen sus
funciones en el marco de la constitución o sea evitar que infrinjan la constitución. No es un tribunal de
instancia ni de grado que conocería de infracciones legales de un proceso, sino que se trata de un tribunal
para conocer y decidir sobre las faltas de carácter constitucional, que hubieren podido cometer los
funcionarios del Estado. Vid SOLANO RAMIREZ, M. E., El Estado… op. cit., p.p. 295-296.
118

inconstitucional y la inaplicabilidad de las leyes. Además, también tienen incidencia dentro de


las controversias que se suscitan entre el órgano legislativo y el órgano ejecutivo dentro del
proceso de formación de ley262.

El amparo presenta una triple naturaleza, pues es un proceso constitucional, es una garantía
fundamental y es un derecho fundamental.

Como derecho fundamental es el poder jurídico que tiene todo ciudadano de acudir a la Sala
de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia a solicitar que se le proteja cuando una
autoridad o funcionario le ha vulnerado cualquiera de los derechos constitucionales. Como
garantía fundamental, el amparo es visto como el proceso que se sigue para tutelar los
derechos constitucionales que le han sido vulnerado a los individuos; y como proceso, el
amparo es el procedimiento de rango constitucional que se ventilan ante la Sala de lo
Constitucional promovido por una persona generalmente contra una autoridad o funcionario
que le ha conculcado uno o más derechos reconocidos constitucionalmente. Art. 247 Cn.

El objeto del proceso de amparo es tutelar los derechos y garantías que la constitución de la
república le reconoce a toda persona, natural o jurídica, nacional o extranjera, dependiendo de
los límites propios de cada uno de los derechos. En tal sentido asuntos de mera legalidad o la

262
Una de las grandes innovaciones de la Constitución de 1983 en el ámbito jurisdiccional es la creación de la
Sala de lo Constitucional como ente incardinado en la estructura del Órgano Judicial concretamente en la
Corte Suprema de Justicia, con la atribución de conocer en la forma exclusiva de los procesos de
inconstitucionalidad, amparo y hábeas corpus o exhibición personal cuando el demandado sea de San
Salvador y las controversias ante los Organos Legislativo y Ejecutivo en el procedimiento de formación de la
ley y de las causas de pérdida y de rehabilitación de los derechos del ciudadano. La Sala de lo Constitucional
sustituyó a la Sala de Amparos pero dicha sustitución no se quedó en el ámbito nominal, sino que implicó la
creación de un tribunal con características singulares, tanto desde una perspectiva orgánica como
competencial, pues es un ente jurisdiccional con unas características estructurales propias- diferentes a las de
otros tribunales- (que se pone de manifiesto en el conjunto de principios que inspiran su configuración y
actuaciones, entre ellos, el de exclusividad, Art, 172 Cn; independencia, Art. 172 inciso 3º. Cn, juez natural o
legal, art. 15 Cn; Juez técnico, Art. 176 Cn, Imparcialidad, Art. 186 inciso 5º. Cn) y con unas competencias
limitadas tanto materialmente como funcionalmente, ello en razón de la competencia constitucional y a la
concreta función de conocer de unos determinados procesos y procedimientos. Vid AA. VV., El Estado… op.
cit., p. 128.
119

protección de derechos reconocidos en el ordenamiento jurídico internacional están excluídos


de tutela por el amparo

Sólo puede pedirse amparo ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y
de la sentencia definitiva que ésta emita, ya sea amparando al demandante o declarando o
negando el amparo a éste por no ser procedente. De esta sentencia definitiva o de cualquier
otra que le ponga fin en forma anormal al proceso, tales como sobreseimientos o resoluciones
de improcedencia, no existe recurso de alzada alguno, lo cual conlleva en forma implícita que
la Sala de lo Constitucional es el máximo y único tribunal constitucional del país.

Por otra parte, puede pedir amparo ante la Sala de lo Constitucional, cualquier persona, ya sea
natural o jurídica, nacional o extranjera, mayor o menor de edad, aunque en este último caso lo
deberá hacer por razones procesales, a través de su representante legal. La demanda puede ser
presentada personalmente o por medio de apoderado legalmente constituido para el efecto.

Los efectos del amparo son nomotéticos e inter partes; en tal sentido si la sentencia es
estimatoria, se procede a satisfacer el derecho vulnerado al demandante y vincula
exclusivamente a las partes conflictuadas constitucionalmente. Por ende, dentro del proceso
existe únicamente como medida cautelar, la suspensión del acto reclamado, sólo cuando el
acto o actos del cual se reclaman produzcan efectos positivos, vale decir, causar daños graves
o de difícil reparación por la sentencia definitiva, según lo preceptúa el Art. 19 de la Ley de
Procedimientos Constitucionales263.
El Hábeas Corpus también tiene idéntica naturaleza del amparo, pues es también un derecho
fundamental, una garantía procesal y un proceso constitucional, previsto en los Art.s 247

263
La Ley de Procedimientos Constitucionales señala en el Art. 12. : “Toda persona puede pedir amparo ante
la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, por violación de los derechos que le otorga la
Constitución. ( ) La acción de amparo procede contra toda clase de acciones u omisiones de cualquier
autoridad, funcionario del Estado o de sus órganos descentralizados y de las sentencias definitivas
pronunciadas por la Sala de lo Contencioso Administrativo que violen aquellos derechos u obstaculicen su
ejercicio. Cuando el agraviado fuere el Estado, la Sala de lo Constitucional tendrá obligación de mandar a
suspender el acto reclamado.( ) La acción de amparo únicamente podrá incoarse cuando el acto contra el que
se reclama no puede subsanarse dentro del respectivo procedimiento mediante otros recursos.
120

inciso 2o y 11 inciso 2º Cn. Técnicamente hábeas corpus se le denomina al derecho de


solicitar a la Sala de lo Constitucional si se está en San Salvador o a una Cámara de Segunda
Instancia si se esta fuera de San Salvador que declare si la privación de libertad en que se
encuentra una persona es ilegal o arbitraria o en su defecto, si esta apegada a derecho.
También recibe dicha denominación el proceso constitucional que se ventila ante los
tribunales antes citados en aras a la tutela constitucional del derecho de libertad de los
individuos.

Son tribunales competentes para conocer de las demandas de hábeas corpus la Sala de lo
Constitucional cuando la privación de libertad ha sido en San Salvador, capital del país o ante
las Cámaras de Segunda Instancia, cuando se esta fuera del departamento de San Salvador. la
razón es la cercanía del tribunal para que el individuo tenga derecho de acceso a la justicia
constitucional.

Su objeto es eminentemente la protección constitucional de la libertad de los individuos así


como derechos conexos a éstos, en el caso la dignidad y la integridad física y/o moral de los
privados de libertad.

Esta legitimado para demandar en Hábeas Corpus cualquier persona que conozca de la
privación de libertad, ya sea que tenga interés o no, que conozca o no al privado de libertad.
Es así un proceso constitucional de legitimación abierta, pues cualquier persona, sin límite
alguno más que los razonables, referidos a su puesta por escrito, a identificar al privado de
libertad y a quien le priva de libertad, puede demandar el hábeas corpus

El principal efecto del hábeas corpus recae sobre la libertad del privado de la misma; así en
principio vincula al privado de libertad y a la autoridad o funcionario que restringe la libertad
del favorecido. No existe en este proceso medida cautelar alguna.

Por otra parte el proceso de inconstitucionalidad consiste en una serie de actos procesales que
se ventilan exclusivamente ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia,
121

en el cual un ciudadano ha hecho un análisis de una norma contrastándola con la Constitución


y la primera ha devenido en inconstitucional.

Su objeto es tutelar la supremacía de la norma constitucional, Art. 246 Cn a través del


ejercicio de uno de los deberes políticos del ciudadano, Art. 73 ord. 2º Cn . Para ello se puede
expulsar del ordenamiento jurídico salvadoreño a los Tratados Internacionales, Art. 149 Cn y a
las leyes, reglamentos, decretos y en general, a cualquier otra norma que la contraríe, Art. 183
Cn. En él se confronta con la Constitución, como parámetro de control, la constitucionalidad
de una norma general u obligatoria,264. En caso de existir la inconstitucionalidad alegada, el
tribunal expulsa del ordenamiento jurídico vigente a la norma cuestionada y esta pierde su
validez. Por su parte, la Sala ha sido sumamente cuidadosa y si no existe la
inconstitucionalidad alegada se limita a expresarlo así, pero nunca ha declarado constitucional
una norma. La jurisprudencia dictada en este proceso es obligatoria de un modo general para
los habitantes de la República. A este sistema de control se le denomina control concentrado
de constitucionalidad.

El único tribunal competente para conocer del proceso de inconstitucionalidad es la Sala de lo


Constitucional y sólo estan legitimados, los ciudadanos, es decir, los salvadoreños mayores de
dieciocho años, conforme al Art. 71 Cn. Por ello, es condición de la demanda que se anexe la
certificación de partida de nacimiento del demandante, para probar su condición de
salvadoreño y de ciudadano.

El proceso tiene un efecto nomofiláctico, pues se interpone para la defensa de la supremacía


constitucionalidad y como consecuencia, su sentencia definitiva tiene efectos erga omnes ya
que en caso de declararse la inconstitucionalidad vincula a todos de un modo general y
obligatorio y, en caso de desestimarse el motivo de inconstitucionalidad, vincula en el sentido

264
Esta es una de las competencias nucleares de la Sala de lo Constitucional. Se trata de un control abstracto
de normas que se origina no en función de un conflicto de intereses, sino de una discrepancia abstracta. Vid
AA. VV., El Estado… op. cit., p. 132.
122

de ya no poder volverse a discutir la constitucionalidad de dicho argumento. Este proceso, no


tiene medidas cautelares.

Por su parte, una particularidad sui generis del país, estriba en que cada uno de los jueces de
El Salvador, sea cual fuere el rango que fuere, es un guardián constitucional y no solo eso, está
en la obligación en cada uno de los casos en los que administre justicia de cotejar la norma
jurídica a aplicar con la constitución y de no ser conforme a ésta, declarar la inaplicabilidad de
la misma265. Se convierte así el Juez en un órgano de control difuso de constitucionalidad y en
muchas ocasiones se presentan notables diferencias de pensamiento jurídico, en los cuáles
unos jueces declaran inaplicable una norma y otros no.

Con todo, una reciente reforma a la Ley de Procedimientos Constitucionales incluyó a cada
uno de los jueces la obligación en cada caso en que declare inaplicable una norma de instar a
la Sala de lo Constitucional a que determine si hay o no inconstitucionalidad por el argumento
esgrimido por el juzgador. Esta reforma desde luego no esta exenta de críticas y se aduce
como inconstitucional esencialmente porque al conectar los controles difuso y concentrado
parece violentar la independencia judicial.

El inicio del proceso de inconstitucionalidad por la declaratoria de inaplicabilidad de la ley


hecha por un funcionario judicial (Art. 104 inc. 2°) ha sido otra de las innovaciones
fuertemente objetadas en el foro legislativo. En el proyecto se establece que cuando un juez o
tribunal declare inaplicable una ley, al quedar firme la sentencia, deberá certificarla a la Sala
de lo Constitucional y que la remisión de la certificación equivaldrá a un requerimiento para
que se dé inicio a un proceso de inconstitucionalidad. Esto puede verse como un intento
meritorio de lograr la unificación de la jurisprudencia, pero también obedece a un sistema
legal ajeno al nuestro. Se señala, por un lado, que un número excesivo de requerimientos
llenaría la Sala de lo Constitucional de gran cantidad de casos que dilatarían su

265
El Art. 185 Cn señala: “Dentro de la potestad de administrar justicia corresponde a los tribunales, en los
casos en que tengan que pronunciar sentencia, declarar la inaplicabilidad de cualquier ley o disposición de los
otros órganos, contraria a los preceptos constitucionales .” Y en razón del Art. 149 Cn, comprende además la
potestad de inaplicar tratados internacionales, cuando formen parte del ordenamiento jurídico interno.
123

funcionamiento. Es más importante tener en cuenta que no corresponde al sistema


constitucional del país, sino a un sistema en que el tribunal constitucional ejerce un control
más amplio266.

Además de los anteriores, existe dentro del proceso de formación de ley un incidente en el
cuál el Presidente de la República puede vetar el decreto legislativo aduciendo razones de
inconstitucionalidad formal o material; pero si la Asamblea Legislativa supera el veto con el
voto de las dos terceras partes de los diputados electos, el Presidente de la República deberá
acudir a la Corte Suprema de Justicia, la cual tendrá decidirá la constitucionalidad o no del
decreto legislativo en formación, cuya validez formal o material se cuestiona.267

32. El control concentrado de constitucionalidad y su jurisprudencia

266
. Vid FUSADES, “Comentarios al anteproyecto de ley procesal constitucional”, en: Boletín de Estudios
Legales, No. 42, San Salvador, El Salvador, 2005, p. 18.
267
La jurisprudencia se ha expresado sobre las competencias de la Sala de lo Constitucional en los términos
siguientes: "…para efectos de clarificar las cualidades del control de constitucionalidad efectuado por esta
Sala, es de utilidad exponer unas consideraciones previas sobre los siguientes aspectos: (a) los diversos medios
de control que se comprenden en la competencia de este tribunal; y (b) el tipo de pronunciamiento que se
realiza en los procesos constitucionales en general, y en el de inconstitucionalidad en particular. Sobre el
primer aspecto, debe señalarse que la competencia que la Constitución confiere a esta Sala -esencialmente en
el Art. 174 inc. 1°- comprende tres áreas: A. La primera, que es la principal competencia de los tribunales
constitucionales en el derecho comparado y que justifica en la actualidad su misma existencia, es la que tiene
por finalidad realizar un control abstracto de la constitucionalidad de disposiciones infraconstitucionales,
mediante un análisis o juicio de contraste sobre la compatibilidad lógico-jurídica entre un proyecto de ley o
disposición vigente y la Ley Suprema; área que se bifurca en dos mecanismos: la controversia a que se refiere
el Art. 138 Cn. -control a priori-, que es la que se suscita entre los órganos Ejecutivo y Legislativo con ocasión
del procedimiento de formación de la ley; y el proceso de inconstitucionalidad -control a posteriori-, que se
desarrolla dinámicamente en forma de un proceso destinado a decidir sobre la pretensión de
inconstitucionalidad planteada por un ciudadano o por ciertos órganos del Gobierno, para emitir
consecuentemente un pronunciamiento de invalidación, de un modo general y obligatorio, de las
disposiciones infraconstitucionales que resulten incompatibles con la Ley Suprema. B. La que tiene por
finalidad realizar un control concreto de la constitucionalidad de actos de autoridad -área que más
propiamente correspondería denominar protección constitucional a los derechos fundamentales y principios
constitucionales-, que tiene por finalidad invalidar los efectos imperativos que sobre la esfera jurídica de una
persona proyectan las disposiciones jurídicas, o los actos de aplicación de cualquier naturaleza que resulten
lesivos a tal esfera jurídica, independientemente si son realizados por órganos o entes pertenecientes a la
estructura del Gobierno -actos de autoridad formales- o por entidades o individuos particulares posicionados
fácticamente en situación de superioridad respecto del perjudicado -actos de autoridad materiales-
124

El control concentrado de constitucionalidad lo ejerce la Sala de lo Constitucional, conforme


lo preceptúa el Art. 183 de la Constitución de un modo general y obligatorio, de todas aquellas
normas que contradigan la constitución268. Se ejerce sobre leyes, reglamentos, ordenanzas e
inclusive sobre tratados internacionales, los cuales pese a la noción de superioridad del
derecho internacional sobre el interno269, no escapan a ser expulsados del ordenamiento
salvadoreño, que en sus Arts. 246 y 149 Cn estipula un precepto que sostiene totalmente lo
inverso270.

En este punto se formula la interrogante siguiente ¿Puede el control concentrado de


constitucionalidad ejercido por la Sala de lo Constitucional proteger el derecho fundamental al
medio ambiente? Si. ¿Cómo? A través del proceso mismo. En este apartado incide en forma
relevante la naturaleza misma del proceso de inconstitucionalidad: Se sostiene que paralelo a
su estructura de proceso constitucional, la inconstitucionalidad es una garantía jurisdiccional
especializada (Vid supra 7.2) y como tal es una herramienta de protección de los derechos
fundamentales. Desde esta perspectiva, es obvio que tutela derechos fundamentales y como
268
El proceso de inconstitucionalidad ha sido definido como aquel mecanismo procesal de control que está
constituido por un análisis lógico jurídico que busca desentrañar el sentido intrínseco de las disposiciones
constitucionales propuestas como parámetros , así como el sentido general y abstracto de los diversos
mandatos que se puedan contener en las disposiciones objeto de control, para luego verificar que exista
conformidad de las segundas con las primeras y, si como resultado de dicho juicio de contraste, las
disposiciones inferiores aparecieran disconformes con la ley suprema, decidir su invalidación, es decir su
expulsión del ordenamiento jurídico
269
Esa noción de superioridad de los tratados sobre el ordenamiento interno se plasma esencialmente en los
instrumentos internacionales de derechos humanos. “Aún aquellos Estados que no han ratificado los tratados
universales o regionales sobre la materia (derechos humanos) están obligados a obedecerlos, por tener
aquellos plena validez conforme al derecho consuetudinario, un aspecto muy fundamental que muchos
tratadistas pasan por alto. Es una posición doctrinal muy avanzada, pero que la Corte Interamericana de
Derechos Humanos han mantenido en alto en sus luminosas sentencias, al sostener que los Estados, en toda
circunstancia deben interpretar y cumplir los tratados internacionales tomando en cuenta su objeto y fin,
cuáles son los de mantener incólumes la dignidad del ser humano y la vigencia de sus derechos
fundamentales”. Vid MELENDEZ, F., Instrumentos internacionales sobre derechos humanos aplicables a la
administración de justicia, estudio constitucional comparado, 2ª. ed., Corte Suprema de Justicia, San Salvador,
El Salvador, 2005, p. 27.
270
“Art. 246 Cn. Los principios, derechos y obligaciones contenidos en esta constitución no podrán ser
alterados por las leyes que regulen su ejercicio. (…) La constitución prevalecerá sobre todas las leyes y
reglamentos (…)”. “Art. 149. la declaratoria de inconstitucionalidad de un tratado, de un modo general y
obligatorio, se hará en la misma forma prevista en esta constitución para las leyes, decretos y reglamentos
(…)”.
125

tal, el derecho al medio ambiente esta envuelto de dicha protección, no podría ser de otra
forma. Así, cualquier ciudadano puede solicitar que se expulse del ordenamiento jurídico una
norma que, contenida en un tratado internacional, en una ley, en un reglamento, ordenanza o
reglamento municipal, o en cualquier otra disposición, vulnere el derecho fundamental al
medio ambiente271.

Este enfoque, abre una vía jurisdiccional especializada de tutela del derecho al medio
ambiente y legítima a todo ciudadano para ello. Aquí surgen nuevas interrogantes ¿Quiénes
están legitimados activamente para instar el proceso? ¿Qué normas pueden ser expulsadas?
¿Es obligatoria esta jurisprudencia?

Respecto a la primera pregunta, la Constitución responde en forma tajante al señalar que


puede serlo cualquier ciudadano. Así ciudadano es el salvadoreño mayor de dieciocho años de
edad. En consecuencia, una persona jurídica o un extranjero no pueden estar legitimado
activamente para iniciarlo y he aquí una limitante grave, y ello porque como ya se discernió el
derecho al medio ambiente no es exclusivo de los salvadoreños, pues su goce y disfrute
también atañe a los extranjeros y no sólo a ellos como seres humanos, sino que además su
titularidad también incluye a los sujetos de derechos colectivos, los que no en pocas veces
tienen una finalidad lindante con el contenido tutelado por medio del derecho al medio
ambiente. Esta limitante se traduce en la imposibilidad de las demandas de
inconstitucionalidad que éstos presenten, y en caso de presentarse, en la inadmisibilidad de las
mismas272. Aquí la legitimación activa se queda específicamente supeditada a los ciudadanos
en cuanto ejerciten su deber de velar por la defensa de la constitución273.
271
El Art. 2 inciso primero de la Ley de Procedimientos Constitucionales preceptúa: “Cualquier ciudadano
puede pedir a la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, que declare la inconstitucionalidad
de las leyes, decretos y reglamentos en su forma y contenido, de un modo general y obligatorio”.
272
La jurisprudencia salvadoreña ha excluído la posibilidad de que cualquier funcionario plantee pretensiones
de inconstitucionalidad; así en la interlocutoria de inconstitucionalidad de fecha veintidós de abril de 1996,
en proceso 18-96 se declaro inadmisible demanda presentada por el Presidente del Consejo Superior de Salud
Pública y por miembros de la Junta de Vigilancia de la Profesión Médico Veterinaria, por que no se
encuentran legitimados ni constitucional ni legalmente como funcionarios para incoar esta clase de procesos.
273
Se discrepa por parte del autor de este texto con la opinión vertida por el Dr. Montecinos Giralt en el
capítulo denominado defensa de la Constitución. En efecto, Montecino Giralt sostiene: “ Se encuentran
legitimados activamente para plantear pretensiones de inconstitucionalidad ante la Sala de lo Constitucional,
126

También se hallan legitimados para plantear pretensiones de inconstitucionalidad el Fiscal


General de la República y el Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos, según se
colige de los Arts. 30 literal b de la Ley Orgánica del Ministerio Público así como también del
Art. 194 apartado I ordinal 4º de la Constitución y 11 ordinal 4º de la Ley de la Procuraduría
para la Defensa de los Derechos Humanos.

¿Qué efectos jurídicos produce? Por su carácter este control le atribuye el papel al tribunal
constitucional de máximo garante de la legalidad, pero dejando sin efectos normas jurídicas;
de ahí que sea conocido como legislador negativo. Los diferentes convenios políticos entre los
partidos políticos en el parlamento salvadoreño han desembocado en normas plagadas de
vicios de constitucionalidad, pero dotadas de la presunción de legitimidad, y corresponde a la
sala de lo constitucional, su erradicación del sistema. Ello implica dos aspectos: Uno, la
existencia de una norma jurídica que dimane de los poderes constituidos y dos, el papel de
expulsión de esa norma por parte del tribunal constitucional cuando se invoque violación a la
constitución y éste efectivamente se de274. No necesariamente implica dejar sin efectos por
inconstitucional a todo el cuerpo normativo atacado, sólo al precepto o norma en específico
que riña con la constitucionalidad.

de conformidad a los Arts. 182 de la Constitución y 2 de la Ley de Procedimientos Constitucionales,


cualquier ciudadano capaz de ejercer sus derechos políticos, en este sentido se puede afirmar que se concede
acción popular para plantear pretensiones de inconstitucionalidad” . MONTECINO GIRALT, M. A., “La
defensa de la constitución”, en AA. VV., Teoría… op. cit., p. 340. este autor ha seguido la definición de
Héctor Fix- Zamudio, “La protección judicial de los derechos humanos en Latinoamérica y el Sistema
Interamericano”, en Revista del Instituto Interamericano de Derechos Humanos, San José, Costa Rica, No. 8,
julio-diciembre, de 1998, en donde afirma que: “la acción popular de inconstitucionalidad consiste, en
esencia, en la facultad de toda persona residente en el Estado respectivo, para acudir a la Corte Suprema de
Justicia con el objeto de impugnar las disposiciones legislativas que considere inconstitucionales, en la
inteligencia que el fallo que declara fundadas la reclamación, posee efectos generales, de tal manera que las
normas impugnadas no puedan ser aplicadas posteriormente a la declaratoria de inconstitucionalidad” .
¿Cómo puede haber acción popular si los extranjeros residentes o los salvadoreños no ciudadanos no pueden
promoverla por medio de sus representantes legales?
274
La sentencia estimatoria de la inconstitucionalidad produce, en relación con la norma, efectos anulatorios,
es decir, que ésta pierde vigencia ; así los efectos de la declaractoria de nulidad son ex nunc vale decir, efectos
futuros y por tanto, no incide en los actos realizados en la aplicación de la norma declarada inconstitucional.
Vid MONTECINO GIRALT, M. A., “La defensa de la constitución”, en AA. VV., Teoría… op. cit., p. 340.
127

¿Qué papel desempeña el tribunal constitucional si el legislador no ha creado norma jurídica


tuteladora del derecho al medio ambiente? En este caso existe la posibilidad de declarar una
inconstitucionalidad por omisión. La Sala de lo Constitucional ha sostenido que la vigente Ley
de Procedimientos Constitucionales no regula, dentro de los mecanismos de pureza de la
constitucionalidad, el de la figura de la inconstitucionalidad por omisión, es decir, la
posibilidad que el pretensor de esta clase de proceso impugne la inaplicación de los artículos
no directamente exigibles de la Ley Suprema por ausencia de la legislación que les dote de
aplicabilidad. Sin embargo, esta Sala sostuvo que tal mecanismo es aplicable en nuestro
sistema de defensa de la Constitución, por diversas razones 275 cuya responsabilidad es
exclusiva del Órgano Legislativo y cuyo principal efecto sea la creación de esa norma tuitiva.
Desde luego el contenido normativo no puede ser dictado por la Sala de lo Constitucional pues
de hacerlo vulneraría la indelegabilidad de las funciones públicas al inmiscuirse en
competencias propias del ente constitucional con potestad normativa general. Sin embargo,
ello es posible sólo en caso de existir una norma positiva que indique claramente y sin
275
En la jurisprudencia de esta Sala se ha reconocido suficientemente tanto el carácter normativo de la
Constitución como su rango de supremacía; estas características fundamentan la necesidad que los mandatos
constitucionales –verdaderas normas jurídicas, que además se encuentran insertas en la Ley Suprema del
ordenamiento jurídico salvadoreño– sean eficaces; eficacia que debe ser garantizada primariamente por esta
Sala. De lo anterior se deriva la consecuencia que, en caso de incumplimiento de los mandatos
constitucionales, la jurisdicción constitucional debe desarrollar mecanismos idóneos para evitar que la
Constitución sea vulnerada por el comportamiento omisivo de los órganos y entes públicos encargados de
velar por su realización. A lo dicho se suma la necesidad específica de dar cumplimiento al proyecto global
que la Constitución informa para la convivencia justa y democrática dentro de la comunidad estatal
salvadoreña; teniendo en cuenta que la vigente Constitución Salvadoreña, a diferencia de las Leyes Primarias
de pasados siglos, no puede entenderse como un simple estatuto organizativo del poder, limitado a
determinar los instrumentos de garantía de la esfera jurídica individual frente a las intromisiones arbitrarias
de los poderes públicos; sino, además –como complemento de lo anterior–, debe entenderse como un intento
por cumplir, con idénticas pretensiones de eficacia, la función de promoción de ciertas condiciones
económicas, sociales y culturales que garanticen el pleno ejercicio de los derechos y garantías heredados de
las tradiciones del constitucionalismo individual, función que recibe su orientación en el concepto de justicia
social, a que se refiere el art. 1 inc. 3º de la Constitución. Sobre los mandatos constitucionales se ha expresado
en primer lugar, que los mismos no necesariamente deben aparecer explícitos en el texto de la Constitución
escrita, sino que también pueden ser derivados por la jurisprudencia constitucional, en la medida en que la
emisión de disposiciones infraconstitucionales resulte imprescindible para dotar de eficacia plena a la norma
constitucional que contiene un mandato constitucional; y en segundo lugar, que tampoco es imprescindible
que los mandatos contengan un plazo para la emisión de tales disposiciones infraconstitucionales, pues esta
misma Sala, como órgano encargado del control de constitucionalidad, puede determinar la razonabilidad de
la dilación en el comportamiento omisivo de los órganos y entes investidos de potestades normativas.
Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. Inconstitucionalidad 19-98.
128

ambages la obligación de crear la norma de protección, caso contrario, la Sala de lo


Constitucional no puede hacer nada, además de la existencia de un plazo, que sea calificado
como dilatorio, y de una pasividad del ente con potestades normativas obligado a formular el
precepto.

Respecto a la expulsión de las normas no cabe ninguna duda. Toda norma jurídica que no
respete, material o formalmente, el esquema de las fuentes del derecho y la superioridad per se
de la norma constitucional puede ser atacada de inconstitucionalidad. Ello implica que a su
vez las normas jurídicas dimanantes de decisiones de órganos con potestad normativa y otros
con potestad de decisión, especialmente los entes de la administración, pueden ser atacables.

Pero hay que considerar que el caso de El Salvador es especial, en el sentido que si el derecho
al medio ambiente riñe con otro derecho fundamental, deberá ponderarse 276 y ello implica

276
Ha dicho la Sala de lo Constitucional en su jurisprudencia que: “El derecho al medio ambiente se relaciona
con otros también protegidos por el ordenamiento constitucional, pero esa relación no siempre es de
complementariedad sino que presenta en ocasiones carácter conflictivo. Así, algunos contenidos del derecho
al medio ambiente coinciden con el contenido de otros derechos regulados con mayor precisión por el orden
jurídico. Por ello, existe la tendencia –aún en el derecho comparado– a encubrir frecuentemente el derecho
ambiental con el contenido de otros derechos y en consecuencia, se plantean ante los tribunales
constitucionales pretensiones ambientalistas fundadas en otros derechos tales como la vida, la integridad
física y moral, la protección de la salud y hasta el derecho a la intimidad personal y familiar. Ahora bien, en
ocasiones se producen recíprocas limitaciones entre el derecho ambiental y otros derechos. Específicamente,
con el derecho de propiedad y el de libertad económica, la relación se produce de manera ambivalente y
compleja. Por un lado, puede haber un encubrimiento cuando el titular del derecho de propiedad hace uso de
bienes ambientales que le pertenecen para la tutela de intereses ambientalistas. Es necesario advertir que aun
cuando no todos los bienes ambientales caen en el radio posible del dominio privado, muchos de ellos,
aunque sometidos a la legislación y administración ambiental de los poderes públicos, son con frecuencia
propiedad privada. Por otro lado, puede presentarse una tensión cuando el ejercicio del derecho de propiedad
y de la libertad económica deterioran el ambiente. Este conflicto refleja, en una escala menor, la tensión
entre desarrollo económico y preservación del entorno, ambos bienes jurídicos de rango constitucional. Se
precisa entonces, para la realización de ambos derechos, una ponderación que habrán de llevar a cabo los
poderes públicos. En un primer momento, el equilibrio entre propiedad y protección del ambiente, habrá de
decidirse por el legislador, quien deberá fijar las relaciones entres tales derechos y establecer, en definitiva,
qué vínculos concretos pesan sobre uno y otro. En segundo término, los aplicadores del derecho también
tendrán que ponderar entre ambos intereses en cada caso concreto, basándose en la normativa
correspondiente. La ponderación es una técnica constitucional para resolver la colisión entre bienes o
intereses jurídicos del mismo rango. Esto significa que, en caso de conflicto, uno de los bienes debe ceder ante
el otro pero no implica declarar inválido al interés desplazado ni que se le introduzca una cláusula de
excepción. Más bien, la doctrina señala que bajo ciertas circunstancias uno de los bienes jurídicos tutelados
129

además que existe entonces la posibilidad de que se expulse del ordenamiento jurídico a un
tratado internacional ratificado por El Salvador pero que viole otro derecho fundamental 277. No
parece extraño, la discusión en las cuales las normas que tutelan el medio ambiente riñen con
la propiedad y especialmente con la libertad económica y deban ser sacrificadas. Obviamente
este es el papel de la Sala de lo Constitucional, pues no puede esperarse que se considere al
derecho al medio ambiente como derecho fundamental absoluto, pues también es susceptible
de ponderación y sacrificios por otro derecho.

En relación con la última interrogante formulada, es innegable que, a tenor de la disposición


constitucional relacionada, la jurisprudencia de la sala de lo constitucional en materia de
inconstitucionalidad es vinculante de un modo general y obligatorio, razón por la cual tienen
un efecto legislativo negativo en el ordenamiento. Así pues se está en presencia de una
jurisprudencia obligatoria y ello le marca un carácter favorable, toda vez que su utilización
mayoritaria, expulsando del ordenamiento aquellas normas que perjudique, afecten,
conculquen o lesionen el medio ambiente, o en el peor de los casos, estableciendo una
interpretación conforme, determina un efecto positivo para el ejercicio y disfrute de dicho
derecho; a contrario sensu su carácter dependiente de una demanda y las restricciones a su
legitimación activa, aunado al hecho de no ser un proceso de efectos legislativos positivos,

precede al otro; mientras que bajo otras circunstancias la cuestión de la precedencia puede ser solucionada de
manera inversa. Esto significa que en los casos concretos los intereses jurídicos, abstractamente del mismo
rango, tienen diferente peso; por lo que para la resolución del caso particular prima el bien jurídico de mayor
peso. La solución de la colisión consiste pues, en que, teniendo en cuenta las circunstancias del caso, se
establece entre los intereses jurídicos una relación de precedencia condicionada. La determinación de la
relación de precedencia condicionada consiste en que, tomando en cuenta el caso, se indican las condiciones
bajo las cuales un bien tutelado precede al otro. Bajo otras condiciones, la cuestión de la precedencia puede
ser solucionada inversamente. Sentencia de la sala de lo Constitucional de 26 de julio de 2003, Amparo 242-
2001.
277
Ya se ha indicado la jerarquía de fuentes del derecho interno sobre el orden jurídico internacional y la
pugna notoria de éstos. Meléndez dice: “Diversas constituciones del continente le otorgan diferente valor a
los tratados internacionales sobre derechos humanos. En algunos casos se les otorga un rango
supraconstitucional; en otros, se les otorga el rango que la misma constitución; y en la mayoría de países se les
otorga un rango infraconstitucional, considerándoseles en general que tienen supremacía sobre la legislación
secundaria”. (…) en consecuencia puede afirmarse que en la región existe ya una tendencia a otorgarsele
supremacía al derecho internacional de los derechos humanos respecto del derecho interno, o al menos, a
equiparar su valor jurídico con las normas constitucionales. MELENDEZ, F., op. cit., p. p. 43-46.
130

salvo el caso de la inconstitucionalidad por omisión, le resta credibilidad al mismo como


garantía especializada de tutela del derecho al medio ambiente.

33. El amparo como garantía especializada de protección del medio ambiente

Si la inconstitucionalidad está referida a eliminar los efectos nocivos de una norma que atenta
contra la constitucionalidad y tienen efectos generales; el amparo es concebido en si mismo
como la garantía jurisdiccional especializada idónea para restituir las violaciones al derecho
fundamental al medio ambiente278 o para exigir el cumplimiento irrestricto de los deberes de
protección, conservación, restauración o sustitución del medio ambiente, o la garantía de
utilización racional de los recursos.

El amparo ofrece así tres notas caracterizadoras que benefician al medio ambiente: Una
legitimación activa amplia; su diseño especial para reparar violaciones de derechos; la
explicitación de los derechos implícitos y de su contenido; en oposición, tienen una desventaja
según se interprete, consistente en la discusión de la obligatoriedad de su jurisprudencia y la
discrepancia de la fuerza expansiva de los derechos fundamentales.

La legitimación activa para acudir a la tutela constitucional del medio ambiente es amplia 279.
Puede instar el proceso cualquier persona, natural o jurídica, nacional o extranjera, cuando se
violen sus derechos fundamentales, pero además cuando no se realice por parte de los poderes
públicos un deber fundamental, cuando se irrespete una garantía fundamental o cuando se
vulnere un principio constitucional o un valor constitucional, aunque en estos dos últimos
casos conectados con un derecho fundamental. Además la legitimación activa ya no depende

278
El amparo puede definirse como el mecanismo procesal que tiene por objeto dar una protección reforzada
a los derechos de la persona consagrados constitucionalmente, con excepción del derecho de libertad
individual de toda persona, a la integridad y a la dignidad de las personas detenidas ante la obstaculización de
su ejercicio o ante violaciones actuales o inminentes de los mismos. Vid MONTECINO GIRALT, M.A., “La
defensa de la constitución”, en AA. VV., Teoría… op. cit., p. 319.
279
Art. 3 LPr Cn.- “ Toda puede pedir amparo ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia
por violación de los derechos que le otorga la Constitución ”. Este mismo precepto es repetido por el Art. 12
inciso 1º de la Ley de Procedimientos Constitucionales.
131

solo de la conexión con un derecho, sino que abarca además la concepción jurisprudencial de
las categorías jurídicas protegibles (derecho, interés, afectación de la esfera jurídica,
pretensión, deber, garantía, etc.), es decir, se esta en presencia de un dispositivo amplificador
que incrementa en un considerable margen el ámbito material de protección jurídica material y
con ello, se beneficia el derecho al medio ambiente280. (Vid supra 2)

Por otra parte, el proceso de amparo mismo tiene un diseño único que garantiza la tutela
efectiva del derecho fundamental. Así se destaca su objeto, ya que procede contra actos
materiales o jurídicos que vulneren derechos, el medio ambiente entre ellos, ya sea realizados
por los poderes públicos o por particulares en posiciones fácticas de poder que pueden
afectarlos281 282
, con efectos de restitutorios, de reparación o de resarcimiento del daño, en

280
El concepto "derechos" debe ser interpretado en forma extensiva, a fin de comprender todos aquellos
enunciados susceptibles de ser traducidos en categorías subjetivas protegibles, aunque la ubicación en el texto
de la Constitución o su redacción no represente de manera evidente la presencia de un derecho en sentido
estricto, por lo tanto debe entenderse que el Art. 247 Cn. y el Art. 12 de la Ley de Procedimientos
Constitucionales no reducen la competencia de esta Sala, únicamente al conocimiento de los derechos
individuales o sociales contemplados en la Constitución. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia del 9 de septiembre de 2003, Amparo 134-2002.
281
La jurisprudencia del amparo en nuestro país también ha evolucionado al ritmo del progreso de la
sociedad y superado la tesis de que el amparo es procedente sólo contra actos de autoridad formalmente
considerada; v.gr. concejos municipales, jueces, ministros, alcaldes, magistrados, entre otros. El acto de
autoridad entonces, tiene ahora una connotación material, más que formal, en el entendido que el acto contra
el que se reclama es capaz de causar un agravio constitucional, independientemente del órgano o la persona
que lo realiza. A partir de dichas premisas se replantean los supuestos de la legitimación pasiva y ahora se
admite la pretensión constitucional también contra actos y omisiones de particulares de los cuales puedan
emanar actos limitativos de derechos constitucionales, como si se tratase de actos de autoridades formales,
por encontrarse quienes los efectúan, de hecho o de derecho, en una posición de poder. (…) Son presupuestos
básicos para la procedencia del proceso de amparo contra particulares, los siguientes: (a) que el particular
responsable del acto se encuentre en una situación de poder, (b) que el acto u omisión sea parte del ámbito de
constitucionalidad y (c) que no existan mecanismos judiciales o administrativos de protección frente a actos
de esa naturaleza; o que de haberlos, sean ellos insuficientes para garantizar los derechos del afectado o se
hayan agotado plenamente para remediar el acto contra el cual reclama. Sentencia de la Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 2 de marzo de 2004, Amparo 118-2002.
282
Frente a una institución que puede ser considerada constitucional y benéfica, se opone la opinión de
quienes consideran que el amparo contra particulares no constituye más que una degeneración de una
institución que surgió para proteger a los particulares de los abusos de los administradores públicos y que
constituye un intento de los tribunales constitucionales en inmiscuirse en asuntos que pueden ser resueltos
por la justicia ordinaria y constituirse en un “superpoder” por encima de los demás del estado. Vid FUSADES,
“Comentarios al anteproyecto de ley procesal constitucional”, en: Boletín de Estudios Legales, No. 42, San
Salvador, El Salvador, 2005, p.2.
132

donde tiene considerable incidencia la responsabilidad ambiental 283. Así, su rango material de
protección es considerablemente mayor que el del proceso de inconstitucionalidad.

Desde otro punto de vista, nótese que la finalidad de un proceso en el cual la pretensión sea la
no afectación de un bien ambiental, debe incluir la suspensión de los actos que se reclamen,
los cuales no deberán ejecutarse por ese pronóstico de peligrosidad a los bienes ambientales
por los que se les ataca, y esa medida cautelar, ausente en el proceso de inconstitucionalidad,
es propia del amparo. Así, al reclamarse una o más violaciones del derecho al medio ambiente,
puede solicitarse la suspensión del acto reclamado y la Sala de lo Constitucional así declararlo,
con efectos suspensivos inmediatos hasta su decisión final en una sentencia 284. Además, los
efectos de la sentencia están dirigidos a satisfacer la pretensión de un sujeto de derecho, un
individuo concreto que ve afectado su derecho en una situación fáctica real; mientras que en el
proceso de inconstitucionalidad ese efecto nomotético del amparo no existe, solo un efecto
nomofiláctico, pues en él no se protege, stricto sensu, un derecho y si la norma constitucional
contentiva del mismo (ello sin entrar a polemizar sobre la faceta objetiva del derecho
subjetivo, que ve a la norma como un derecho subjetivo objetivado).

Un tercer punto positivo del proceso de amparo es la consolidación del carácter de supremacía
de la constitución que ha logrado a través de cientos de procesos y que en definitiva han
acentuado las bases sobre las que se erige en El Salvador, en forma incipiente, el Estado
Constitucional de Derecho (Vid supra 1). Con el amparo se crea un consenso que deja de ver
la constitución como documento político y la da su connotación jurídica, saliendo beneficiado

283
Sostiene el inciso 2 del Art. 12 L. Pr. Cn. “ La acción de amparo procede contra toda clase de acciones u
omisiones de cualquier autoridad, funcionario del Estado o de sus órganos descentralizados y de las sentencias
definitivas pronunciadas por la Sala de lo Contencioso Administrativo que violen aquellos derechos u
obstaculicen su ejercicio. Cuando el agraviado fuere el Estado, la Sala de lo Constitucional tendrá obligación
de mandar a suspender el acto reclamado”.
284
Art. 19 L.Pr. Cn. “ Al admitir la demanda, la Sala en el mismo auto, resolverá sobre la suspensión del acto
contra el que se reclama, aún cuando el peticionario no la hubiere solicitado. (…) En todo caso, la suspensión
sólo procede respecto de actos que produzcan o puedan producir efectos positivos. Art. 20 L. Pr. Cn.- Será
procedente ordenar la suspensión provisional inmediata del acto reclamado cuando su ejecución pueda
producir un daño irreparable o de dificil reparación por la sentencia definitiva.”
133

en esta transformación del pensamiento jurídico, los derechos fundamentales 285. Pero la
jurisprudencia de amparo ha ido más allá y a través de la fuerza expansiva de los derechos
fundamentales ha ido, paulatinamente, explicitando derechos fundamentales y así ha ido
estableciendo asidero constitucional, objeto, contenidos para diversos derechos, así la libertad
probatorio, el proceso constitucionalmente configurado, el derecho a la motivación de las
decisiones judiciales, son explícitados286.

Para el objeto de investigación, el punto medular de esta jurisprudencia, se halla en el proceso


de amparo constitucional, de referencia 242-2001, en cuya sentencia de fecha 26 de julio de
2003, sostuvo que en El Salvador existe un derecho fundamental al medio ambiente como
correlativo al deber fundamental de protección, conservación, restauración o sustitución y a la
garantía de utilización racional de los recursos. (Vid supra 13, 17, 18) Con ello, pues, es
indudable el papel preponderante de la jurisprudencia de amparo.

285
La Sala ha señalado que la protección a los derechos fundamentales es una de las áreas de su conocimiento:
"la competencia que la Constitución confiere a esta Sala –esencialmente en el art. 174 inc. 1°– comprende (...)
[una parte] que tiene por finalidad realizar un control concreto de la constitucionalidad de actos de autoridad
–área que más propiamente correspondería denominar protección constitucional a los derechos
fundamentales y principios constitucionales–, [y que se realiza a través de] invalidar los efectos imperativos
que sobre la esfera jurídica de una persona proyectan las disposiciones jurídicas, o los actos de aplicación de
cualquier naturaleza que resulten lesivos a tal esfera jurídica" Resolución de improcedencia de la Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 2 de septiembre de 1998, inconstitucionalidad 12-98.
286
Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 26 de julio de 2003. Amparo
242-2001, en donde se sostuvo: "la parte actora alega violación a su derecho al bien común y a la vida digna,
los cuales se derivan en su opinión, de los arts. 1 y 2 Cn. respectivamente (...). [E]l concepto de vida digna o
calidad de vida se visualiza como el resultado de las medidas estatales orientadas a la protección de las
condiciones materiales y culturales que permitan el libre desarrollo de la personalidad de los individuos. Así
por ejemplo, uno de los ámbitos donde se desplaza la actividad estatal para proteger dichas condiciones es el
medio ambiente. La promoción de diversos intereses constitucionales, entre ellos el ecológico, contribuye a
esa calidad de vida y, en definitiva, al desarrollo de la persona, pero en todo caso, la vida digna no es un
derecho fundamental. No obstante ello, en países en los cuales el derecho a disfrutar de un ambiente sano
está excluido de la protección constitucional, suele ocurrir que ciertas pretensiones ambientalistas puedan
cobijarse en el contenido de otros derechos más desarrollados y protegidos como son el derecho a la vida, a la
integridad física y a la salud, respecto de los cuales es posible rescatar una tutela en clave ambientalista. Sin
embargo, cabe señalar que nuestra Constitución no hace tal exclusión y por lo tanto, no es necesario tratar de
hacer encajar pretensiones ambientalistas dentro del derecho a la vida, como se deduce de la demanda
planteada (...). En efecto, en nuestro sistema jurídico es posible exigir directamente una protección
constitucional frente a supuestas violaciones al medio ambiente, aún cuando (..) el derecho a disfrutar de un
medio ambiente sano no sea una categoría jurídica subjetiva plasmada explícitamente en el texto
constitucional (…)”.
134

No obstante los aspectos citados, las decisiones jurisprudenciales de amparo sufren dos
ataques desde posturas interpretativas con pensamiento jurídico diferente. Así, desde un
enfoque iuspositivista se discute la obligatoriedad de la jurisprudencia de la sala de lo
constitucional en materia de amparos. Si bien, es obligatoria en materia de
inconstitucionalidades, por imperativo constitucional, no se preceptúa de igual forma en
materia de amparo y ha sido la sala de lo constitucional misma la que ha sostenido su
vinculatoriedad para sí misma, por el principio stare decisis287, y también para todos los demás
entes públicos o privados, personas jurídicas o naturales, sobre el apotegma de ser la última y
por ende, la máxima intérprete de la constitución288.

Sin embargo, esta interpretación se legitima por si misma, la sala dice en su jurisprudencia que
sus decisiones son obligatorias; pero el enfoque ius positivista cuestiona su validez diciendo
que la jurisprudencia en materia de amparo no puede ser obligatoria, pues la constitución no lo
dice, y entonces, no es posible validar una afirmación vertida para una sentencia con efectos
tuitivos para un caso particular, y de ahí expandir sus efectos en forma amplia, para la realidad
jurídica nacional289.
287
Conforme al principio de seguridad jurídica, la jurisprudencia debe tener un adecuado seguimiento y
apego por parte del respectivo tribunal que la dicta, ello no es óbice para que los criterios jurisdiccionales
sean modificados parcial o totalmente, pues si bien dichos criterios deben ser firmes y sostenidos, no pueden
por ello revestir un carácter pétreo y de absoluta invariabilidad. Lo anterior no solo es aplicable a
resoluciones definitivas, sino tambien a resoluciones interlocutorias dentro de un mismo proceso.
Sobreseimiento de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 11 de febrero de 2003,
Amparo 31-2002.
288
Por otra parte, ni la Constitución ni la legislación de desarrollo atribuyen fuerza vinculante a la
jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional. Para el caso de las sentencias pronunciadas en los procesos de
inconstitucionalidad si ellas son estimatorias expulsan del ordenamiento la disposición que se declare
contraria a la Constitución. Si son desestimatorias, de conformidad a lo que dispone el artículo 10 de la Ley
de Procedimientos Constitucionales, ningún tribunal o juez ordinario podrá inaplicar la disposición
impugnada. Lo anterior, en alguna medida, modera los inconvenientes del control concreto que antes se
detallaron; pero por otra parte nada se regula sobre las sentencias interpretativas, ni se le reconoce fuerza
vinculante a los fundamentos de las sentencias sea del tipo que fuere, ni a la jurisprudencia proveniente de
otros procesos de los que conoce la Sala de lo Constitucional. Vid TINETTI, A., La justicia constitucional en
El Salvador, op. cit., p. 179.
289
El inciso primero del Art. 2 del proyecto, que reza: “La Sala de lo Constitucional es el intérprete supremo
de la Constitución” se convirtió en el principal foco de las discusiones del foro convocado por la Asamblea
Legislativa y su deliberación no ha concluido. En general, hay acuerdo que la Sala de lo Constitucional debe
135

Se suma a esta visión particular el cuestionamiento de las decisiones jurisprudenciales técnicas


del tribunal constitucional, pues no se puede obviar la conformación política del tribunal como
resultado de componendas políticas y reparto de cuotas de poder hechas en sendos
compromisos políticos por las fuerzas políticas partidaristas en el seno del órgano legislativo,
de lo cual se cuestionan muchas sentencias de amparos en donde parece resolverse más con
motivación política que jurídica290. También se crítica la postura de la Sala de lo
ser el intérprete supremo de la Constitución; lo que no ha quedado claro son los límites de esta declaración y
los asistentes al foro de la Asamblea Legislativa han insistido en que deben puntualizarse. De hecho, lo que
está en juego con la interpretación que se dé a este artículo es nada menos quién va a hacer las leyes en este
país, la Asamblea Legislativa o la Sala de lo Constitucional. Nuestra Constitución reserva,
fundamentalmente, al Órgano Judicial la facultad de aplicar la ley a casos concretos cuando existe
controversia entre partes y reserva la forma de ejercer esta atribución a su aplicación en un proceso
controversial. Las facultades legislativas y la aplicación de la ley a situaciones concretas en el caso de que no
exista controversia es atribuida a otros órganos del estado y sólo por excepción se atribuyen funciones de
otros órganos a los demás. (…) Debe hacerse notar, sin embargo, que en años recientes la Sala de lo
Constitucional de la Corte ha estado comportándose como si sus atribuciones fueran más amplias,
pretendiendo que sean aplicables de manera general como leyes. Un ejemplo notable ha sido una sentencia
de amparo que obliga a la notificación de la sentencia al demandado rebelde, alegando el respeto al debido
proceso. Aparte de que es de un contenido muy discutible, se ha pretendido que sea aplicable a todos los
casos, lo que equivale a una reforma del Código de Procedimientos Civiles. (…) Todo esto resulta de la
imitación acrítica de la ley y la jurisprudencia extranjera. No sólo no estamos de acuerdo con que se amplíen
las facultades legislativas del Órgano Judicial, sino que de conformidad a la Constitución actual esto no es
posible. La posición de la Corte, manifestada por los auxiliares de la Sala de lo Constitucional en el foro de la
Asamblea Legislativa, no deja lugar a dudas que las pretensiones del tribunal de que sus sentencias
constitucionales tengan en todo caso efectos erga omnes. Las razones que se dan se basan en doctrina
extranjera, alusiones a las tendencias modernas del Derecho y a otras constituciones, especialmente la
española, que es muy favorecida por dichos auxiliares; las críticas en contra son contestadas con expresiones
despectivas relativas a la obsolescencia o ignorancia de los que las hacen. A todo esto se puede contestar que
ni la doctrina, ni la tendencias modernas ni las constituciones extranjeras son la ley fundamental de la
República, y que lo que ha estado haciendo la Sala de lo Constitucional, muy influenciada por ellos, es
siguiendo tendencias de modas jurídicas en otras latitudes sin examinar su pertinencia en el medio o su
concordancia con nuestra Constitución. Lo que se pretende con el proyecto de ley es una sustancial
modificación del régimen constitucional, sin recurrir a la señalada por la misma ley primaria para su cambio.
(…) Vid FUSADES, “Comentarios al anteproyecto de ley procesal constitucional”, en Boletín de Estudios
Legales, No. 42, San Salvador, El Salvador, 2005, p.p. 7-9.
290
En El Salvador los partidos políticos mayoritarios son dos: Alianza Republicana Nacionalista, identificada
como derecha política, y el Partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, identificado como
izquierda política. Existen sin embargo otros partidos políticos que en otras épocas tuvieron la mayoría
política e incluso gobernaron el país, siendo éstos el Partido de Conciliación Nacional y el Partido Democráta
Cristiano. Estos últimos compitieron en las elecciones presidenciales del año 2004 y no alcanzaron el 3% de
los votos válidos, por lo que a tenor del Código Electoral, debían dejar de existir como sujetos de derecho. Por
ello el Tribunal Supremo Electoral ordenó su cancelación como partidos y ambos entes políticos
136

Constitucional, aduciendo que bajo la idea de explicitar derechos implícitos en el texto


constitucional se esconde un subterfugio de reforma constitucional a conveniencia del máximo
tribunal constitucional y que, dependiendo de cual sea la conformación política de quienes la
conforman, así serán los derechos explicitados en sus decisiones.

Pero, esta postura no parece sostenible. Desde el primer tribunal constitucional hasta la
actualidad, es innegable la potestad de desarrollo del contenido de la norma constitucional que
le compete al tribunal, el cual tiene un límite de autocontención, toda vez que como poder
constitucional que es, puede desbordarse también. Así, la función de explicitar las razones por
las cuales se resuelve en determinado sentido en un caso de violación de derechos, garantías o
libertades constitucionales, es inherente a la de juzgar y por ende, las decisiones
jurisprudenciales, sean o no del agrado de la comunidad jurídica, son vinculantes. Así también
debe comprenderse con suficiencia que la Sala de lo Constitucional ha ido
jurisprudencialmente adaptando la norma constitucional a las diferentes realidades jurídicas
por las que ha atravesado el país en los últimos veinticinco años y ello, es conforme al carácter
pétreo, de permanencia o de imperecible que poseen las normas constitucionales, y sin que se
conciban como mutación constitucional o reforma tácita de ello. En un Estado Constitucional
de Derecho, un tribunal que no haga gala de su potestad interpretativa para adaptar las leyes
fundamentales se desnaturaliza a si mismo, pues la norma marco se convierte en un obstáculo
al avance y el desarrollo social y económico de un país, y es aquí donde la jurisprudencia
juega un papel preponderante y positivo, y por este motivo, pierde peso la postura crítica, toda
vez que el juez, y más el juez constitucional, ya no es un juez “boca de la ley”, como se
considero en épocas antiguas291.
interpusieron demandas de amparo ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, cuyas
referencias son 312-2004 y 313-2004. En ambos casos la Sala de lo Constitucional amparo a ambos partidos
políticos aduciendo que se había violentado por parte del TSE el derecho a la motivación de las decisiones.
Con ello el TSE se abstuvo de cancelar la vida jurídica de éstos partidos políticos y aún siguen existiendo.
Hay en esas sentencias un voto razonado de la magistrada Dra. Victoria Marina Velásquez de Avilés. Estas
sentencias son claros ejemplos de los cuestionamientos al tribunal constitucional pues se les crítica que su
forma de resolver se funda en razonamientos políticos y no técnicos jurídicos constitucionales. Vid CORTE
SUPREMA DE JUSTICIA, 16 Sentencias representativas de la Sala de lo Constitucional , 1ª ed, Corte Suprema
de Justicia, San Salvador, El Salvador, 2006, p.p. 547-598.
291
El significado y alcance de la jurisprudencia constitucional, radica precisamente en que le da contenido a
las normas constitucionales, ya sea ampliando o restringiendo su densidad normativa y que pueda afectar
137

34. El control difuso de constitucionalidad y su jurisprudencia

Los jueces ordinarios también tienen un control difuso de constitucionalidad. A este control se
le ha denominado inaplicabilidad y consiste en el derecho y deber constitucional que tiene
cada uno de los jueces de la república consistente en que, en aquellos casos en los que
administra justicia, pueda abstenerse de aplicar una norma, de cualquier naturaleza, por
considerar, desde su conocimiento jurídico, que viola material o formalmente la constitución
de la república292. Implica también el poder jurídico de inaplicar inclusive tratados
internacionales, pues tal y como se ha insistido, están ubicado en la escala de fuentes, debajo
de la Constitución y no pueden normas en forma diferente a lo preceptuado, sin perjuicio de
los preceptos establecidos en el instrumento internacional. Todos los jueces de El Salvador son
así garantes de la constitucionalidad del país y por ende están obligados a velar por los
derechos293, garantías, principios y valores constitucionales, dentro de los cuáles se encuentra
el derecho al medio ambiente294.

positiva o negativamente, ya sean los derechos fundamentales y garantías constitucionales, como la actuación
de los órganos estatales. En este sentido, la interpretación constitucional toma especial relevancia en aquellos
casos cuyo efecto es erga omnes; de ahí que su efecto vinculante no le venga dado únicamente de la “ potestas”
o imperatividad de la que esta revestida, sino fundamentalmente de la “auctoritas” , es decir, del prestigo o
autoridad intrínseca que contenga la decisión. DURAN RAMIREZ, J. A., “La interpretación constitucional”,
en AA. VV., Teoría… op. cit., p. 385.
292
En El Salvador existe un modelo de control de constitucionalidad que no se acomoda netamente a los
tradicionalmente conocidos (difuso, concentrado y mixto). (…) Por una parte, todo juez o tribunal ordinario
goza de la potestad de declarar la inaplicabilidad de cualquier ley o disposición de los otros órganos del
Estado, así como de los tratados, si son contrarios a la Constitución. El juez o tribunal ordinario a la vez que
es aplicador de normas es "juez de su constitucionalidad", ya que tiene potestad, sin consultar a nadie, de
examinar si la norma a aplicar es conforme con la Constitución o no lo es. Sólo debe aplicar la que supere ese
juicio y rechazará la que considere contraria a la Constitución. Vid TINETTI, A., op. cit., p. 173.
293
Los juzgadores también reaccionaron ante la aprobación de la ley (Ley Antimaras) y advirtieron los riesgos
de iniciar operativos contra las pandillas juveniles aplicando dicha normativa, ya que los tipos penales
incorporados atentan contra derechos fundamentales que la Constitución tutela. Con la entrada en vigencia
de la Ley Antimaras, los jueces no tuvieron otra opción que no aplicar la ley ya que viola derechos humanos
fundamentales. Durante la vigencia de la ley los juzgadores manifestaron que la Ley era inaplicable porque
quebrantaba los principios constitucionales de culpabilidad, lesividad, mínima intervención y principio de
igualdad, entre otros. COMISION INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS: Informe para la
audiencia sobre independencia judicial en Centroamérica, El Salvador , 2004, p.10.
294
Este control ha tenido resultados positivos y otros negativos, dependiendo de la óptica que se le valore;
pero especialmente demostró su eficacia constitucional en el caso de la Ley Antimaras, la cual era una ley
138

Conlleva necesariamente la potestad de un juez de valorar en cada caso concreto si la norma


viola o no el contenido normativo del derecho al medio ambiente y de considerarlo así, no
aplicarlo. Este poder-deber de los juzgadores debe usarse con mesura y racionalmente, pues se
enfatiza nuevamente en la visión humanista del derecho salvadoreño295 y no ecocentrista (Vid
supra 15), de ahí que no necesariamente conlleva una tutela efectiva de este derecho.
A ello se suma la circunstancia que, basadas en las posturas ius positivistas críticas de la
jurisprudencia ambiental, existe cierta reticencia de los jueces a fundar sus decisiones en
jurisprudencias, toda vez que la ley les obliga a fundar sus sentencias en derecho. No obstante,
se ha hecho una reforma a la Ley de Procedimientos Constitucionales en donde se vincula el
control difuso con el control concentrado de constitucionalidad en el sentido que cuando un
juez inaplica la Ley debe remitirlo a la Sala de lo Constitucionalidad para que ésta se
pronuncie o no sobre si existe o no la inconstitucionalidad por el motivo argumentado por el
juzgador.

penal que reñía con la constitución de la república, especialmente porque se sancionaba desde una óptica de
derecho penal de autor y no de acto. La Inaplicabilidad surtió efectos pues los tribunales de la república la
inaplicaban constantemente sobre la base de ser inconstitucional. Con posterioridad la Sala de lo
Constitucional la declaró totalmente inconstitucional en procesos de inconstitucionalidad 52-2003, 56-2003
y 57-2003. En todo caso, la comunidad jurídica observó con buenos ojos la labor de defensa de la constitución
hecha por los tribunales de la república, los cuales se adelantaron al propio y especial tribunal constitucional,
en la tutela efectiva de los derechos fundamentales.
295
Al analizar el texto y contenido del preámbulo de la Constitución se advierte que la máxima decisión del
constituyente se encuentra fundada en la idea de un Estado y una constitución personalista en donde la
persona humana no solo es el objeto y fin de toda actividad estatal, sino el elemento legitimador de esa
actividad. Es una concepción filosófica basada en el respeto a la dignidad de la persona, como el único
mecanismo para establecer los fundamentos de la convivencia nacional, para crear una sociedad mas justa,
fundada en el espíritu de la libertad y la justicia como valores inherentes a una concepción humanista. Las
consideraciones axiológicas que del preámbulo y el artículo 1 Cn. derivan, tratan de prescribir que el Estado y
las demás organizaciones jurídicas tienen tan sólo justificado sentido en la medida en que representan un
medio para cumplir los valores que pueden encarnar en la personalidad individual; excluyendo la posibilidad
de un Estado como fin en sí mismo, independiente de los individuos reales, es decir, lo que se pretende es que
la persona humana no quede reducida a un medio o instrumento al servicio de los caprichos del Estado. Y es
que, si se entiende que el auténtico sustrato de valores es la persona humana, sobre el cual se sustenta la
existencia misma del Estado y el Derecho, entonces los valores realizados en el individuo serán los valores
fundamentales que orienten la actividad de tales instituciones, es decir, éstas tendrán razón de ser
únicamente si quedan al servicio del individuo.
139

35. Postura crítica sobre la tutela constitucional del derecho al medio ambiente por
medio de la jurisprudencia

De lo expuesto se infiere claramente un vacío normativo relativo al derecho al medio


ambiente. Así los poderes públicos, especialmente el Legislativo 296 y el Ejecutivo, no han
asumido un papel protagónico ni efectivo en la tutela de los bienes ambientales,
correspondiéndole al Órgano Judicial la tutela efectiva del derecho al medio ambiente.

Así ha sido el Órgano judicial quien lo formula, establece su objeto, contenido, fundamento y
fines, y su existencia implícita y correlativa al deber fundamental del Art. 117 Cn. Pero su
papel esta supeditado, primero en los procesos constitucionales, a los fines y naturaleza misma
de los mismos, y segundo, en los casos de los jueces ordinarios, a la inaplicabilidad de las
leyes. En cualquier caso, la posición general del órgano jurisdiccional es como legislador
negativo297 y salvo en el caso de amparo, se limita a decir que determinada norma vulnera el
derecho al medio ambiente. Es ahí donde la protección del medio ambiente por el Estado
salvadoreño ha fallado hasta el momento y la realidad nacional así lo ejemplifica, siendo
urgente la protección real y efectiva de este derecho, especialmente a través del órgano
legislativo298 normando su contenido, uso y disfrute y condiciones de titularidad activa y

296
La Sala de lo Constitucional ha insistido en que el legislador goza de cierto ámbito de libertad para
configurar el contenido y alcance de las normas jurídicas emitidas por ella. (..) Es evidente que la amplitud de
la materia regulada por la Constitución, y el carácter sintético de muchos de sus preceptos, el significado
valorativo de algunas de sus normas materiales, pero al mismo tiempo el correspondiente grado de apertura
que permita la pluralidad de sus realizaciones, diferencian netamente a la Constitución de las demás normas;
la ley no es, en ese orden, ejecución de la Constitución como el reglamento es ejecución de la ley. Siendo por
ello que el legislador no es ejecutor de la Constitución, sino un poder que actúa libremente en el marco de
ésta y esta libre actuación requiere en muchos casos que el enunciado de esos preceptos constitucionales
permita un ancho haz de interpretaciones diversas. Sentencia de la Sala de lo Constitucionalidad de la Corte
Suprema de Justicia del 22 de diciembre de 2004, Inconstitucionalidad 8-2003 Acumuladas.
297
Durán Ramírez afirma: “aún cuando no es objeto de este trabajo analizar los distintos tipos de sentencia, si
interesa referirse brevemente a ellos a partir de la jurisprudencia constitucional, que actúa ya sea como
legislador negativo, expulsando del ordenamiento jurídico la norma infraconstitucional contraria a la
Constitución; ya sea con efectos ex tunc o ex nunc, en cuanto a sus efectos en el tiempo. (…) En (toda)
jurisprudencia constitucional hay un plus de creación del derecho, ya ampliando el contenido de los derechos
fundamentales o las actuaciones de los órganos estatales o bien restringiéndolos.
298
El hecho que los preceptos constitucionales vinculen al legislador supone, en todo caso, que los derechos
fundamentales han de ser ejercitados en el ámbito de protección delimitado por aquél, a quien desde luego se
140

pasiva y legitimación y un órgano ejecutivo que ejecute la ley, que se traduzca en una
transformación de la realidad nacional, en aras a la protección del ambiente como medio para
asegurar el desarrollo y supervivencia de las generaciones presentes y futuras; de no ser así y
continuarse como hasta hoy, el futuro no presenta augurios positivos para los salvadoreños.

le reconoce una habilitación constitucional –no exenta de límites– para condicionar dicho ejercicio con
arreglo a una pluralidad de posibles ordenaciones. Ello supone, de un lado, que por tratarse de derechos y ser,
por ello, inmediatamente vinculantes para los poderes públicos el legislativo se encuentra obligado,
inexcusablemente, a arbitrar las condiciones de ejercicio del derecho y, de otro, que aun disfrutando en esta
tarea de amplio margen de discrecionalidad, las condiciones impuestas han de ser compatibles con el
contenido esencial de los derechos. (…) En perspectiva con lo anterior, en nuestro régimen constitucional la
Asamblea Legislativa se configura como un órgano de representación del pueblo para cumplir la función de
decretar, interpretar auténticamente, reformar y derogar las leyes secundarias. Ciertamente, en esta función
inciden criterios de naturaleza predominantemente volitiva y especialmente ético-política, es decir, criterios
y valoraciones relativos a aspectos de necesidad, conveniencia, oportunidad, viabilidad, etc. que resultan
imprescindibles para que ésta cumpla adecuadamente su misión. Sin embargo, esta Sala ha sostenido
reiteradamente en su jurisprudencia que no puede ignorarse la existencia de una pluralidad de normas
constitucionales de estructura no homogénea, entre las cuales están los mandatos al legislador.
Consecuentemente, puede concluirse que, salvo los mandatos al legislador, el texto de la Constitución no es
programático; sino que se trata de un marco dentro del cual el legislador puede desarrollar su actividad
atendiendo a criterios y valoraciones políticos relativos a aspectos de necesidad, conveniencia nacional,
oportunidad y viabilidad , según sea el caso. Por ende, el legislador está facultado para configurar libremente
el contenido de las leyes según su voluntad e intereses, debiendo respetar únicamente el marco señalado por
la Constitución. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 22 de diciembre
de 2004, Inconstitucionalidad 8-2003 Acumuladas.
141

CONCLUSIONES

1a. La protección jurisdiccional del derecho al medio ambiente en El Salvador es reciente


y esta vinculada a dos premisas esenciales: El cambio de concepción jurídica de los
derechos consagrados en la Constitución, por una parte, el reconocimiento del medio
ambiente como derecho en la Jurisprudencia, por otra.

2a. La primera premisa destaca que la Constitución vigente de El Salvador desde 1983 ha
atravesado tres grandes etapas. En una primera, considerada desde su vigencia el 20
de diciembre de 1983, hasta el fin del conflicto civil armado, era considerada como
un mero documento político sin fuerza normativa jurídica considerado a nivel de
declaraciones carentes de obligatoriedad; en ella los derechos no eran vinculantes y
no eran invocables en los tribunales. La Sala de lo Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia tiene un rol pasivo. la segunda etapa marcada con el fin del
conflicto bélico el 16 de enero de 1992 con los Acuerdos de Paz, hasta su vigésimo
aniversario el 20 de diciembre de 2003. En esa etapa se da un cambio de paradigma
respecto a la Constitución, que se concibe como la norma jurídica fundamental y
suprema y en ella, inicia con un papel activo, preponderante y revolucionario de la
Sala de lo Constitucional, la cual desde el control de constitucional, especialmente
por medio de los procesos de amparo, hábeas corpus e inconstitucionalidad, impulsa
este cambio del pensamiento jurídico respecto a aquélla, reivindica su carácter
normativo y vinculante y cimienta en forma incipiente las bases de un Estado
Constitucional de Derecho, creando además un concepto jurídico novedoso en el
País, el de los derechos fundamentales de la persona. La última etapa, inicia desde el
cumplimiento de dos décadas de vigencia de la Constitución. Se trata de una etapa de
consolidación y fortalecimiento del Estado Constitucional de Derecho a través del
sometimiento de los poderes públicos a la Ley Fundamental y de redefinición
jurídica de los derechos fundamentales y en otros casos, de los deberes
fundamentales, cuyas notas distintivas son paulatinamente impulsadas por la Sala de
lo Constitucional por medio de su jurisprudencia y su doctrina fortalecida por el
142

Consejo Nacional de la Judicatura a través de la Escuela de Capacitación Judicial, en


donde se instruye y capacita a los operadores del sistema judicial con los
conocimientos de las nuevas tendencias jurídicas.

3a. La segunda premisa destaca que no existe un derecho fundamental al medio ambiente
en El Salvador reconocido expresamente en la Constitución de la República. El Art.
117 Cn señala que es deber del Estado la protección, conservación, restauración o
sustitución de los recursos naturales, la diversidad biológica y el medio ambiente en
general, así como el aprovechamiento racional de los mismos.

4a. Que a pesar del imperativo constitucional que preceptúa la existencia de tres deberes
fundamentales para el Estado en plenitud de su personalidad jurídica: el deber de
protección, el de conservación y el de restauración o sustitución de los recursos así
como la garantía de aprovechamiento racional de los mismos, los poderes públicos
no han cumplido a plenitud con los mismos. El Órgano Legislativo no ha formulado
ninguna ley, a pesar de la vigencia en El Salvador de la Ley del Medio Ambiente,
que desarrolle el contenido esencial de cada uno de los deberes y de la garantía
relacionados; su formulación de una legislación tuitiva del ambiente no es signo
claro de un consenso racional y de una conciencia de la problemática ambiental que
envuelve al país y no solo eso, no demuestra un orden establecido de una política
legislativa ambiental que no puede consolidarse y demuestra ambigüedad ante la
diversa legislación del tema y la confusión de competencias institucionales.

5a. El Órgano Ejecutivo tampoco ha dado signos inequívocos de la existencia de una


adecuada política ambiental pese a intentos en relación al tema. La problemática
ambiental en este nivel se ha concebido a partir de la creación del Ministerio del
Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables, secretaría de Estado concebida
para formular y ejecutar una política ambiental. Su rol activo no ha tenido el
protagonismo deseado y los diversos sectores sociales le critican su falta de
efectividad en el desarrollo de sus planes, programas y proyectos. Por su parte la
143

función gubernativa no parece concebir la conservación y aprovechamiento racional


del medio ambiente y sus recursos dentro de los grandes ejes de los planes de
desarrollo nacional, toda vez que dichas temáticas enfrentan directamente a los
intereses de grandes grupos económicos y políticos.

6a. El derecho al medio ambiente en El Salvador es un derecho creado


jurisprudencialmente por la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia
en la Sentencia de Amparo de referencia 242-2001, de fecha 26 de junio de 2003,
aunque en dicha sentencia se concibe al mismo como un derecho fundamental
implícito en el Art. 117 Cn como correlativo de los deberes fundamentales supra
citados. La Sala explícita su definición jurídica, su contenido, su objeto, su finalidad
y sus límites, y al hacerlo marca un nuevo hito en materia ambiental en El Salvador.

7a. Antes de la sentencia antes citada y de la etapa que con ella se inicia, consistente en
concebir al derecho fundamental al medio ambiente como un derecho de rango
constitucional y que goza en virtud de ello de una tutela judicial reforzada, el derecho
al medio ambiente había atravesado dos fases previas: Una primera en donde no
existía y una segunda que inicia con la entrada en vigencia de la Ley del Medio
Ambiente en el año de 1998, en donde paradójicamente había una confusión en
cuanto a su estatus jurídico por cuanto el derecho al medio ambiente era considerado
como un principio jurídico de la política ambiental, a tenor del artículo 2 literal “a”
del precitado cuerpo normativo.

8a. Que no obstante su explicitación como derecho fundamental por decisión


jurisprudencial de la Sala de lo Constitucional, el derecho al medio ambiente no goza
de una adecuada protección legal, ante la falta de configuración normativa del mismo
por parte del poder legislativo que debe establecer un cuerpo normativo jurídico o
bien, reformar la ley del medio ambiente, en el sentido de dotar en forma precisa el
contenido, titulares, objeto, finalidad y límites de este derecho así como los deberes
de conservación, protección, restauración y sustitución y la garantía de
144

aprovechamiento racional de los recursos naturales. Normativa inexistente hasta el


momento y que, debido a la nueva configuración jurídica del derecho al medio
ambiente y a las colisiones jurídicas consecuentes entre este “nuevo” derecho con
otros ya existentes, como el de propiedad y libertad económica, le ha ocasionado una
lluvia de críticas por parte de sectores económicos y político que se oponen a su
existencia, especialmente dudando del papel vinculante de la jurisprudencia del
tribunal constitucional salvadoreño.

9a. El derecho al medio ambiente no puede seguir sin configuración legal. No puede
obviarse que el poder legislativo no ha cumplido con los deberes que le impone el
Art. 117 así como la ausencia de herramientas jurídicas, técnicas y materiales que
impulsen una verdadera política de tutela y aprovechamiento racional del ambiente y
sus recursos por parte del Poder Ejecutivo. Ante ello, la explicitación jurisprudencial
no ofrece garantía de seguridad jurídica como si lo hace una ley y ello debido a que
la jurisprudencia no vincula al tribunal que la emite, el cual puede cambiar su
jurisprudencia si motiva suficientemente la decisión de apartarse del precedente, lo
que no ocurre con las normas ordinarias que emanen del parlamento, esencialmente
por el consenso o convenio político que se requiere para su reforma o derogatoria e
incluso abrogación.

10a. Que no basta con la formulación legal del derecho al medio ambiente, dado que es
correlativo a deber fundamental, debe existir también una adecuada regulación y
detalle, con cierto margen de discrecionalidad, de los comportamientos que cada uno
de los poderes públicos debe desarrollar dentro de su propia zona de reserva de
competencia y actuación, que especifique los deberes ambientales de conservación,
protección, restauración y sustitución y la garantía de aprovechamiento racional de
los recursos naturales y sus formas de cumplimiento. Aunado a ello y en consonancia
con la teoría jurídica de los deberes jurídicos descrita por Hans Kelsen en su Teoría
Pura del Derecho, debe además señalarse con estricta previsión las responsabilidad
ambientales en que incurra el sujeto o poder público que conculque los deberes
145

ambientales a los que está, normativamente obligado, así como también los
procedimientos y tribunales en los que esta se decidirá. Nótese que se esta entonces
en presencia de una ardua tarea que requiere de consenso y voluntad política en el
parlamento y de decisión, planeamiento y ejecución efectiva por parte del gobierno.
El tribunal constitucional no puede ni debe suplir las funciones constitucionalmente
encomendadas a los otros órganos pero se destaca su labor que, en ausencia de la
previsión normativa y de ejecución de éstos, asume esa ardua tarea, aunque
constitucionalmente se protege a si mismo bajo el argumento de explicitar – no crear-
derechos constitucionales.

11a. Que dentro de la teoría de los derechos fundamentales se consagran tres clases de
garantías reconocidas en la Constitución. Estas son las garantías normativas de la
reserva de ley la y la prohibición al legislador de limitar derechos fundamentales; las
garantías procesales dentro de las que destacan las especializadas, que en el caso
salvadoreño se refieren a los procesos constitucionales y al control difuso de
constitucional, así como las garantías institucionales, con especial alusión a la
Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos.

12a. Que dentro del ámbito de las garantías previstas normativas y concibiendo al derecho
al medio ambiente como el derecho de tercera generación, personal y prestacional,
que consiste en la conservación, protección, restauración o sustitución y
aprovechamiento racional de los recursos naturales, se tiene una tutela constitucional
efectiva pero no lo suficiente. Es efectiva en cuanto existen los mecanismos para la
protección constitucional de los derechos y no lo es lo suficiente porque estas
garantías procesales especializadas fueron concebidas con anterioridad a la
explicitación jurisprudencial de este derecho y tienen limitaciones propias a si
mismas.

13a. Así el proceso de hábeas corpus, por su naturaleza misma no puede proteger el medio
ambiente. El proceso de inconstitucionalidad si puede proteger el medio ambiente en
146

dos formas: En forma negativa, abrogando y expulsando del ordenamiento jurídico


aquellas normas, de cualquier clase que sean, incluyendo a los tratados
internacionales, que al ser sometidas y contrastadas con la norma constitucional que
protege el medio ambiente, lo vulneren, sin que exista posibilidad de interpretación
conforme. La otra forma es positiva, en cuanto declare inconstitucionalidad por
omisión y obligue al legislador a formular una norma jurídica tuitiva del medio
ambiente, toda vez que su inacción signifique la violación flagrante de un mandato
constitucional de formulación de un precepto normativo general y obligatorio. Sin
embargo, la inconstitucionalidad no tiene efectos nomotéticos y si nomofilácticos por
lo que no es un mecanismo de protección efectiva del derecho violentado al
individuo toda vez que su ámbito jurídico de tutela es abstracto y no concreto

14a. El proceso de amparo se vislumbra así como la garantía procesal idónea de tutela del
derecho al medio ambiente. Destaca principalmente porque fue a través de su
jurisprudencia que se explicita como derecho; pero además porque su diseño propio
tienen un efecto particularmente protector para el individuo porque permite que se
reclame constitucionalmente la violación no sólo de derechos, sino de cualquier otra
categoría jurídica protegible –concepto jurídico propio de El Salvador- lo cual abre la
posibilidad de una legitimación procesal activa más amplia que conlleva que en aras
al interés difuso, inherente a los derechos de solidaridad, se pueda reclamar la
vulneración del derecho al medio ambiente y también, porque la acción de defensa
constitucional de los derechos de los individuos ya no esta dirigida solo frente a los
comportamientos comisivos u omisivos de los poderes públicos sino que además,
retomando la teoría alemana de la drittwirkung, incluye a los particulares que por su
condición de poderes económicos o político fácticos, puedan afectar este derecho.
También cuenta el amparo con mecanismos propios de protección toda vez que
permite, en cumplimiento de los requisitos legales, la suspensión del acto reclamado
y el efecto de protección concreta de la categoría jurídica vulnerada que alega la
persona que demande, siempre y cuando el acto del cual se reclama tenga un efecto
positivo o sea de difícil reparación por la sentencia definitiva. Así, aunque no hay
147

ningún caso concreto, puede perfectamente detenerse una acción que ponga en
peligro bienes ambientales mediante la suspensión del acto reclamado.

15a. Además, cuenta El Salvador con un control difuso de constitucionalidad, a cargo de


los jueces ordinarios, que consiste en que dentro de cada caso en los cuales los
aplicadores administren justicia, pueden declarar solo para efectos procesales inter
partes que la norma a aplicar vulnera la constitución; ello hace posible que en cada
caso concreto, los jueces del país puedan contrastar la norma sub iudice, con la
norma constitucional que consagra tácitamente el derecho al medio ambiente y si le
es contraria a éste en su contenido, titularidad, objeto, finalidad o límites, declarar
inaplicable en aras al derecho de rango constitucional. No obstante, no se tiene
conocimiento de un caso concreto en que este control difuso se ha manifestado en la
forma planteada.

16a. Finalmente se concluye estableciendo que la tutela constitucional del derecho al


medio ambiente realizada por la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de
Justicia ha sido efectiva por cuanto ha sido ella, sus decisiones y la ratio decidenci de
las decisiones y sus precedentes jurisprudenciales, los que han abierto una puerta
jurídica de protección real y eficaz de este derecho, por medio de las garantías
procesales especializadas y, en ese contexto, es plausible su rol, porque ha asumido
en forma protagónica la función de explicitar el contenido constitucional, se arroga
para sí el status de máxima intérprete de la constitución y va afirmando las bases
sólidas para el fortalecimiento del incipiente Estado Constitucional de Derecho en El
Salvador, pese a las constantes y numerosas críticas que se lanzan en su contra con
aquellos sectores económicos que se ven principalmente afectados en su libertad por
la concepción de este derecho. No obstante, no puede quedarse hasta ahí, el tribunal
constitucional cuenta con las herramientas jurídicas y el acervo propio para ir
sentando precedentes jurisprudenciales en donde se reafirme los elementos y
contenidos propios no sólo del derecho al medio ambiente, sino también de los
148

deberes ambientales que le son correlativos y de la responsabilidad ambiental en que


incurran los que lo vulneren.

17a. Es responsabilidad de cada uno de los salvadoreños la promoción y defensa del


derecho al medio ambiente así como el deber de concientización ambiental, a tenor
de los preceptos enunciados en los Arts. 1, 55, 65 y 73 ordinal 2º de la Constitución,
sobre la base, no de cumplir con la exigencia formal de una norma positiva que
puede ir incluso de la voluntad del individuo que la realice por el temor a la coacción
inherente a la misma, sino porque la toma de conciencia de la misma, hará posible la
sostenibilidad del desarrollo en El Salvador y la posibilidad de asegurarle a las
generaciones futuras un ambiente adecuado que garantice su vida digna, el goce de la
salud ya no solo como ausencia de enfermedades y el uso y disfrute de los bienes
ambientales. En ese contexto, se formuló la presente investigación, con la finalidad
de contribuir con un enfoque normativo jurídico con cimientos teóricos al
fortalecimiento de la conciencia ambiental y la lucha por la consolidación del medio
ambiente como un derecho fundamental de todos los habitantes de El Salvador.
149

INDICES COMPLEMENTARIOS

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2. Legislación.

2.1. Constituciones

* Constitución de la República de El Salvador de 1983, con sus reformas

* Constitución de Argentina

* Constitución de Brasil

* Constitución de Bolivia

* Constitución de Colombia
156

* Constitución de Costa Rica

* Constitución de Cuba

* Constitución de Chile

* Constitución de Ecuador

* Constitución de España

* Constitución de Finlandia

* Constitución de México

* Constitución de Nicaragua

* Constitución de Panamá

* Constitución de Paraguay

* Constitución de Perú

* Constitución de Portugal

* Constitución de Venezuela

2.2. Instrumentos Internacionales

* Carta de las Naciones Unidas

* Carta constitutiva de la Organización de Estados Americanos

* Carta Social Europea

* Carta Comunitaria de los Derechos Sociales Fundamentales de los Trabajadores

* Carta Africana de los Derechos del Hombre y de los Pueblos

* Carta de París
* Declaración Universal de los Derechos Humanos
* Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre

* Declaración de los Derechos y Libertades Fundamentales


157

* Declaración sobre el Medio Ambiente del Congreso Mundial de las Naciones Unidas,
Estocolmo 1972

* Declaración de Río de Janeiro sobre Medio Ambiente y Desarrollo Humano de 1992

* Declaración de Principios para un Acuerdo Mundial sobre Gestión, Conservación y


Desarrollo Sostenible de todo tipo de Bosques

* Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos

* Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales

* Convención Americana sobre Derechos Humanos

* Protocolo de San Salvador

2.3. Legislación secundaria

Leyes:

* Código Civil

* Código Penal

* Código Municipal

* Código de Procedimientos Civiles

* Ley del Medio Ambiente

* Ley de Procedimientos Constitucionales

* Ley Orgánica del Ministerio Público

* Ley de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos

* Ley Orgánica Judicial

* Ley del Ejercicio Notarial de la Jurisdicción Voluntaria y Otras Diligencias


Reglamentos:

* Reglamento General de la Ley del Medio Ambiente

* Reglamento especial sobre el control de las sustancias agotadoras de la capa de ozono


158

* Reglamento especial de aguas residuales

* Reglamento especial de normas técnicas de calidad ambiental

* Reglamento especial en materia de sustancias, residuos y desechos peligrosos

* Reglamento especial sobre manejo integral de los desechos sólidos

3. Jurisprudencia.

3.1. Sentencias de Amparo Constitucional

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de


cinco de febrero de mil novecientos noventa y seis. Amparo 22-A-94.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de


veintiséis de julio de mil novecientos noventa y seis, Amparo 4-E-96.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del


veinte de agosto de dos mil dos, Amparo 25-S-95.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de


nueve de septiembre de dos mil tres. Amparo. 134-2002

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia,


Amparo 118-2002.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de


veintinueve de noviembre de mil novecientos noventa y siete. - Amparo 20-M-
95

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de


veinticuatro de mayo de mil novecientos noventa y nueve. Amparo 40-98

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de


diecisiete de noviembre de mil novecientos noventa y tres. Amparo 14-C-93.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de


veintinueve de noviembre de mil novecientos noventa y siete. Amparo 20-M-95

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de


veinticinco de mayo de mil novecientos noventa y nueve. Amparo. 167-97

* Sentencia de la sala de lo Constitucional de 26 de julio de 2003, Amparo de


159

referencia 242-2001.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de 9 de septiembre de 2003, Amparo


134-2002.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de 2 de marzo de 2004, Amparo 118-


2002.

* Sobreseimiento de amparo de fecha 11 de febrero de 2003, Amparo 31-2002.

3.2. Sentencias de Inconstitucionalidad

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del


trece de noviembre de dos mil uno. Inconstitucionalidad acumulada 41-2000/ 2-
2001/ 3- 2001/ 4 – 2001.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del


catorce de diciembre de mil novecientos noventa y cinco. Inconstitucionalidad
17-95.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del


veintitrés de marzo de dos mil uno. Inconstitucionalidad 8-97.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de


catorce de febrero de mil novecientos noventa y siete. Inconstitucionalidad 15-96.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de


catorce de diciembre de mil novecientos noventa y cinco, Inconstitucionalidad
17-95.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de


catorce de febrero de mil novecientos noventa y siete. Inconstitucionalidad 15-96

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del


quince de febrero de dos mil dos, Inconstitucionalidad 9-97.
* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del dos
de marzo de dos mil.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del


quince de febrero de dos mil dos, Inconstitucionalidad 9-97.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del dos


de septiembre del dos mil cinco, Inconstitucionalidad 36-2004.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del


160

trece de junio de mil novecientos noventa y cinco. Inconstitucionalidad. 4-94.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del


veintiséis de julio de mil novecientos noventa y nueve. Inconstitucionalidad 2-92.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del


veintiséis de junio de dos mil, Inconstitucionalidad 16-99.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del


veintiséis de junio de dos mil, Inconstitucionalidad 16-99.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, del


diecinueve de julio de mil novecientos noventa y seis, Inconstitucionalidad 1-92.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, del


veintitrés de marzo de dos mil uno, Inconstitucionalidades 8-97 / 15 – 97.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de dos


de julio de mil novecientos noventa y ocho, Proceso de Inconstitucionalidad de
referencia 5-93.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de ocho


de abril de dos mil tres. Proceso de Inconstitucionalidad de referencia 22-1999.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de


diecinueve de de julio de mil novecientos noventa y seis, Proceso de
Inconstitucionalidad de referencia 1-92.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de


veinte de julio de mil novecientos noventa y nueve, Proceso de
Inconstitucionalidad de referencia 5-99.

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de


veintidós de diciembre de dos mil cuatro, Proceso de Inconstitucionalidad de
referencia 8-2003 Acumuladas.

* Resolución de improcedencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema


de Justicia de 2 de septiembre de 1998, Proceso de Inconstitucionalidad de
referencia 12-98.

3.3. Sentencias de Hábeas Corpus

* Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 17-


XI-1994, Hábeas Corpus 9-V-94.

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