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Universidad de El Salvador
Tutela constitucional
Barcelona
Profesor de la
Universidad de El Salvador
INDICE
ABREVIATURAS
INTRODUCCION
CAPITULO I
CONCEPCION JURIDICA
DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EN EL SALVADOR
CAPITULO II
EL DERECHO FUNDAMENTAL AL MEDIO AMBIENTE
CAPITULO III
DEBERES FUNDAMENTALES CORRELATIVOS
AL DERECHO AL MEDIO AMBIENTE
CAPITULO IV
TUTELA CONSTITUCIONAL DEL DERECHO AL MEDIO
AMBIENTE
CONCLUSIONES
INDICES COMPLEMENTARIOS
1. Bibliografía
1.1. Documentación electrónica
2. Legislación
2.1. Constituciones
2.2. Instrumentos Internacionales
2.3. Legislación secundaria
3. Jurisprudencia
3.1. Sentencias de Amparo Constitucional
3.2. Sentencias de Inconstitucionalidad
3.3. Sentencias de Hábeas Corpus
vi
ABREVIATURAS
Nacional
Naturales.
Ord.………….………………... Ordinal
Económico.
P/pp.………………..………… Página/Páginas
Humanos.
Medio Ambiente.
Ref.……………………………. Referencia
Administrativo.
Ambiente.
INTRODUCCION
La presente tesina constituye la piedra angular para la construcción jurídica del tema la tutela
jurisdiccional del derecho al medio ambiente en El Salvador y se presenta como un requisito
previo a la obtención del título de Master en Ciencias Jurídicas en el marco del Doctorado en
Ciencias Jurídicas que la Universidad Autónoma de Barcelona implementa en forma conjunta
con la Universidad de El Salvador y la Universidad Dr. José Matías Delgado, en este país de
Centroamérica.
Es así que salvo el epígrafe del Título II de la Constitución, llamado “Los derechos y garantías
fundamentales de la persona” no existe otra alusión literal en el texto constitucional de la
expresión derechos fundamentales. Por ello, gracias al esfuerzo titánico de la Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, es que se adopta su concepto y se traslada
hacia la comunidad jurídica, la cual paulatinamente los va incorporando a su acervo, y desde
ahí, el Tribunal Constitucional adopta implícitamente un rol educativo para la comunidad. De
esta manera, en sus diferentes providencias, llámense improcedencias, sobreseimientos y/o
sentencias, lógicamente adaptadas al caso concreto en particular ha ido acentuando diversas
líneas jurisprudenciales, las cuales al sistematizarse permiten conocer la concepción global
ix
que ésta posee de los mismos. De ello trata el primer capítulo, de trasladar al lector la óptica
constitucional que sobre derechos fundamentales ha dado la jurisprudencia de la Sala de lo
Constitucional y que resulta relevante a partir de ser la misma la base sobre la que se erige la
institución jurídica del derecho al medio ambiente en su aspecto subjetivo, vale decir, como
derecho fundamental. El capítulo pretende resultar novedoso para la comunidad jurídica de El
Salvador en donde esta rama del Derecho, muy difundida y aceptada en otras latitudes, se
presenta en el país como medianamente aceptada.
El capítulo III tiene por nombre: “Deberes fundamentales correlativos al derecho al medio
ambiente”. Este capítulo surge como consecuencia del anterior. En efecto, al caminar sobre la
base que un derecho tiene un deber jurídico correlativo, debe existir un apartado dedicado a las
prestaciones que deben realizarse, ordenarse, omitirse o en su caso, prohibirse, a fin de
posibilitar el ejercicio efectivo del derecho y el disfrute del mismo por parte de las actuales y
futuras generaciones. Principalmente se encaminará a los deberes de actuación
x
CONCEPCION JURIDICA
1
El hecho que América Latina comparta plenamente “el pensamiento filosófico y político del mundo
moderno y civilizado, mediante el orden constitucional, no debe inducirnos al error de olvidar que la historia
constitucional del continente es peculiar y heterogénea”. Vid GROSS SPIEL, H., “El constucionalismo
latinoamericano y la codificación en el Siglo XIX”, en Anuario iberoamericano de justicia constitucional , p.
149, citado por ROLLA, G., la concepción de los derechos fundamentales en el constitucionalismo
latinoamericano, Universidad de Génova, s n/p. Disponible en la página web:
costituzionale.unige.it/crdc/docs/articles/Rolla3.pdf. Consultada el día 10 de abril de 2007.
2
Art. 174 Cn.- La Corte Suprema de Justicia tendrá una Sala de lo Constitucional, a la cual corresponderá
conocer y resolver las demandas de inconstitucionalidad de las leyes, decretos y reglamentos, los procesos de
amparo, el habeas corpus, las controversias entre el Órgano Legislativo y el Órgano Ejecutivo a que se refiere
2
el Art. 138 y las causas mencionadas en la atribución 7ª del Art. 182 de esta Constitución.
3
Landa sostiene: “…sin embargo, los esfuerzos de la doctrina y la jurisprudencia por desarrollar los derechos
fundamentales son muy frágiles aún en América Latina. Esto se explica en la medida que la vigencia y eficacia
de los derechos fundamentales se vuelve nula sin un Estado de Derecho que les otorgue un significado
constitutivo en la totalidad del sistema constitucional”. Vid. LANDA, C., Teorías de los derechos
fundamentales, p. s/n. Texto electrónico disponible en Red de Información Jurídica/Derechos Humanos.
www.cajpe.org.pe/guia/teo.htm. Consultada el día 12 de abril de 2007.
4
La historia constitucional de América Latina estuvo caracterizada por una larga fase de transición en la que
prevaleció una concepción más semántica que normativa de Constitución, como documento prevalentemente
político y programático, no susceptible de una inmediata y directa aplicación. En este sentido Vid. BIDART
CAMPOS, J., “la codificación constitucional y la constitución real”, en Libro en homenaje a Manuel García
Pelayo, citado por ROLLA, G., Op. cit., p. 3.
5
En igual sentido se ha expresado Rodríguez Meléndez, al afirmar: “…Debe destacarse que, desde la entrada
en vigencia de nuestra Constitución, es posible considerar que la misma ha pasado por diversas etapas, en
cuanto a su aplicación – no ya vigencia, sino eficacia – y en cuanto a su aceptación como norma jurídica
vínculante y rectora del ordenamiento normativo salvadoreño por la población y los operadores jurídicos –
no vigencia o eficacia, sino legitimidad-. (…) Los primeros años de vigencia de la Constitución salvadoreña
no fueron fáciles en lo relativo a su eficacia y legitimidad, dado que la aplicación de la Constitución era
relativizada por un contexto social y político que vivía un intenso conflicto. Al contrario, momentos como el
actual, la situación de post guerra que vive El Salvador, muestran que la simple discusión y oportunidad como
la que nos es brindada en este texto, confirma la importancia del documento constitucional como norma que
pretende fuerza y razón de ley”. Vid RODRIGUEZ MELENDEZ, R. E., Derechos fundamentales y
constitución en El Salvador: sobre la legitimidad en la (re) construcción de los derechos (1), p. 1. Disponible
3
Durante todo ese tiempo, los derechos contenidos en la Constitución no eran denominados
como derechos fundamentales ni menos como derechos morales, derechos naturales o
libertades públicas. Se utilizaba la expresión de derechos constitucionales para referirse a los
mismos; pero la expresión más usada para referirse a los mismos los tildaba de derechos
humanos, con la connotación política a la que el término se refiere y vinculada esencialmente
a la sociedad civil que sufría los embates de la guerra por las partes en conflicto6.
El conflicto armado finalizo el dieciséis de enero de mil novecientos noventa y dos. En esa
fecha en el Castillo de Chapultepec, México, el Gobierno de El Salvador y la guerrilla
integrada en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional le ponen fin al mismo,
mediante sendo convenio político entre los que destacaba la creación de una garantía
institucional de protección de los derechos establecidos en la Constitución: la Procuraduría
para la Defensa de los Derechos Humanos7. Con ello inicia una nueva etapa, la de postguerra y
período garantiza exactamente los mismos derechos, no se añaden ni se recortan; simplemente diría, se llega a
tomar conciencia, de la existencia misma de dicho texto y de la validez y eficacia de los derechos en ella
contenidos, lo que posibilita el desarrollo de una justicia embrionaria de los derechos, desde el seno de
algunas instituciones estatales, otras por el contrario, han mantenido o apoyado viejas culturas y antiguas
formas de operar que se identifican más con las existentes en un Estado autoritario. RODRIGUEZ
MELENDEZ, R. E., op. cit., p. 12.
13
Pero, el embrionario desarrollo de la dogmática y la jurisprudencia tutelar de los derechos fundamentales,
también encuentra explicación en la cultura legal positivista, caracterizada por una supravaloración
normativa en detrimento de la realidad de los derechos humanos y de una subordinación del derecho al
poder político y económico de iure o de facto. Vid LANDA, C., op. cit., p. s/n.
6
14
La SC de la CSJ ha afirmado: “Así pues, la interpretación de la Constitución – función esencial de un
Tribunal Constitucional- significa entre otras cosas adaptar el sentido de sus preceptos a “la realidad social del
tiempo en que han de ser aplicadas” y esa adaptación que es una verdadera “recreación” constante de la
Constitución por obra de su máximo interprete, la Sala de lo Constitucional, la realiza el tribunal si tiene la
facultad, absolutamente necesaria de revisar su propia doctrina. Si ello se le niega, se distorsiona,
evidentemente el genuino carácter de la jurisdicción constitucional, se contradice la finalidad propia de esa
institución y se elimina uno de sus elementos que, con mayor fortuna, suele coadyuvar a la permanencia de
las constituciones y evitar así sus excesivas reformas. (…) Finalmente, este Tribunal, consciente de su labor
de máximo - no único- intérprete de la Constitución, y con el objeto de evitar encerrar la ciencia jurídica
dentro de las fronteras del Estado, ha tomado en forma ilustrativa en muchas ocasiones la teoría y práctica
extranjera con el objeto de enriquecer la labor jurisdiccional con la doctrina y los fallos de otros tribunales u
organismos internacionales en la protección y defensa de los derechos fundamentales, evitando el llamado
“nacionalismo o provinsionalismo jurídico”, irreconciliable con un auténtico espíritu científico jurídico, pues,
puede representar un peligro para el desarrollo y aplicación del derecho nacional”. También dijo: “Las
sentencias de este tribunal tienen una naturaleza específica que implica que no pueden equipararse
exactamente con las sentencias de los tribunales ordinarios; pues si bien son ante todo, decisiones sobre el
fondo de las pretensiones planteadas son, y en grado eminente, parte de una actividad dirigida a la
interpretación e integración creadora del Derecho Constitucional”. Sentencia de la Sala de lo Constitucional
de la Corte Suprema de Justicia del trece 13 de noviembre de 2001, Inconstitucionalidad acumulada 41-2000/
2- 2001/ 3- 2001/ 4 – 2001.
7
Sin embargo, pese a ese notable esfuerzo aún hay escepticismo por un amplio sector de la
sociedad, unos desde un marcado pesimismo y otros con una visión diferente. A manera de
ejemplo, Pardo Falcón en su artículo “Una globalización urgente y necesaria: la de los
derechos humanos” escribe que recibe el encargo por parte del director de la Revista Araucaria
de coordinar un “monográfico” sobre la situación de los derechos fundamentales en
Centroamérica y relata como encuentra determinados colaboradores para el mismo en cada
Estado de Centroamérica, contando con la ayuda de Roberto Enrique Rodríguez Meléndez por
El Salvador. Y sostiene que su colaborador destaca los progresos de El Salvador en materia de
administración de justicia y garantía de los derechos desde el fin de la guerra pero alerta a la
sociedad salvadoreña sobre la existencia de una cultura híbrida entre lo “legal y lo arbitrario”.
15
El primer programa de formación inicial para jueces – conocido por sus siglas como PFI – culmino en el
año dos mil tres; el segundo PFI finalizó en septiembre de 2005. En la fase teórica del mismo, se insiste en el
área constitucional especialmente en lo concerniente a derechos fundamentales. Ello conlleva el ideal de ser
del Juez un proyecto de vida en un Estado Democrático de Derecho y transformar al juzgador del país con
personal capacitado para ello; en aras a este fin, los capacitadores son en su mayoría extranjeros, casi todos
provenientes de España, y de reconocido trayectoria como juristas o en la praxis judicial. En todo ello el CNJ
ha contado con la cooperación internacional, especialmente de AECI.
16
PARDO FALCON, J., “Una globalización urgente y necesaria: La de los derechos humanos”, en Araucaria.
Primer semestre. Año/Vol. 9, número 017, Sevilla, España. Pág. 88. Por su parte. Roberto Enrique Rodríguez
Meléndez es Doctor en Derecho por la Universidad Carlos III de Madrid, ex colaborador de la Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y ex coordinador del Programa de Formación Inicial para
Jueces del PFI, actualmente Director del Programa de Justicia por AECI en El Salvador.
8
En la jurisprudencia, los derechos que se han reconocido en la Ley primaria son denominados
derechos constitucionales. Los mismos se definen como los derechos que la constitución
consagra a favor de la persona y que gozan de la tutela constitucional reforzada que la misma
establece. La jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional es abundante respecto a
denominarlos de esa forma. Por ejemplo, en la sentencia de la Sala de lo Constitucional de
fecha siete de enero de dos mil cuatro, en el Amparo 1263-2002, al referirse al amparo contra
leyes heteroaplicativas se dijo que este procede contra aquellas normas generales que sean
lesivas de derechos constitucionales17.
dicha apertura al posibilitar la adopción de doctrina y criterios judiciales foráneos que doten de
mayor contenido los bienes jurídicos que las normas primarias tutelan. Es así que la expresión
derechos fundamentales resulte novedosa en El Salvador18. Esto es debido a que
constitucionalmente no existe alusión expresa en la misma, a diferencia de otros
ordenamientos jurídicos como la Constitución de España en su artículo 10 o la Ley
Fundamental de Alemania19. Tampoco aparece como derechos humanos pues por el contexto
sociopolítico en el cual se formulo la actual Constitución se opto por no hacer referencia a
expresión alguna, para evitar connotaciones esencialmente políticas 20 que pudiesen alentar a
cualquiera de las partes beligerantes21.
18
La Constitución de El Salvador entró en vigencia el día 20 de diciembre de 1983, siendo a partir de esa
fecha que se crea la Sala de lo Constitucional y que se adopta el concepto de derechos fundamentales. Sin
embargo, por encontrarse el país en guerra civil, hasta la finalización de ésta en razón de los Acuerdos de Paz
firmados en Chapultepec, México, por el Gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional (hoy partido político y en aquel entonces, fuerza beligerante) que se proyecta el
concepto de derechos fundamentales. Ello indica que el país no tiene más de quince años de interiorización
de éstas categorías jurídicas y que aún existen sectores sociales renuentes a su uso como tal y no es para
menos, en la época del conflicto armado interno, la expresión derechos humanos significaba para quien la
usase la acusación de pertenecer al grupo armado beligerante y, no en pocos casos, una sentencia de muerte o
una desaparición forzada. Esta es la razón del por qué El Salvador presenta un considerable retrazo a nivel de
esta materia.
19
La constitución española en su artículo 10 dice: “ La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le
son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son
fundamentales del orden político y la Paz social ”. El ex magistrado de Corte, Mario Solano por su parte
afirma: “la Ley Fundamental para la República Federal de Alemania expresa la necesidad de que el Estado
tiene que respetar los derechos fundamentales no solo en el sentido de ámbitos de libertad formalmente, sino
que también tienen que procurar la conformación de un orden económico y social que no obstaculice el
ejercicio de la libertad individual e intente impedir lesiones de los bienes jurídicos protegidos por los
derechos fundamentales. El Art. 1 dice: la dignidad humana es intangible. Respetarla y protegerla es
obligación de todo poder público”. Vid SOLANO RAMIREZ, M. A., ¿Qué es una Constitución?, 1ª ed.,
Sección de Publicaciones de la Corte Suprema de Justicia, San Salvador, El Salvador, 2000, p. 93. En igual
sentido SOLANO RAMIREZ, M. A., Estado y Constitución, 1ª ed., Sección de Publicaciones de la Corte
Suprema de Justicia, San Salvador, El Salvador, 1998, p. 171.
20
Peces-Barba, sostiene: “…Este uso, derechos humanos como exigencias éticas derivadas de la dignidad del
hombre y no de normas jurídicas, esta muy difundido y cargado de una gran dosis reivindicativa y semántica,
lo cual le atribuye cierto valor político. Así, las denuncias por “violaciones de derechos humanos” son
elementos de presión ante gobiernos no democráticos, cuando en realidad, en esas situaciones, no hay tal
violación pues no hay derecho, desde el punto de vista jurídico, violado. Lo que hay es una falta de respeto al
hombre de primera magnitud y un desconocimiento del valor propio de su digna condición…” PECES-
BARBA, G., op. cit., p., 24., citado por ANSUATEGUI ROIG, F.J., op. cit., p. 10.
21
Una de las posibles razones de su no inclusión en la Constitución como derechos humanos puede deberse a
la característica de universalidad de éstos, que se pierde a raíz de que se positivizan en el ordenamiento
jurídico. Al efecto, Laporta considera la universalidad, es más que un predicado lógico-formal, que en caso de
10
La única referencia que se hace de ellos surge a raíz del Título II de la Constitución que se
denomina “derechos y garantías fundamentales de la persona”. Por ello, la Sala de lo
Constitucional ha asumido un rol protagónico cuando, dentro de sus competencias
constitucionales, ha ido explicitando líneas jurisprudenciales referentes a los derechos
fundamentales y con ello introduciendo a la comunidad jurídica al uso y comprensión de dicho
lenguaje y de su significado22. Ha contribuido también la Escuela de Capacitación Judicial del
Consejo Nacional de la Judicatura cuya función principal consiste en capacitar a los
profesionales y estudiantes del Derecho acerca de los diferentes campos de la dogmática
jurídica, tanto en materias innovadoras como en la comprensión de las instituciones jurídicas
tradicionales.
En ese sentido la concepción de los derechos fundamentales en El Salvador tiene por punto de
partida la jurisprudenciales del tribunal constitucional salvadoreño; complementada por la
opinión de juristas – en su mayoría colaboradores jurídicos de dicho tribunal o ex magistrados
de dicha sala (sin que ésta sea la regla general)- que contribuyen con su acervo a la inserción
de dicha doctrina. Y es que la Constitución de El Salvador, en su calidad de cuerpo de normas
jurídicas fundamentales y supremas, contempla un catalogo de derechos que, por su estrecha
ser admitido, excluye a los derechos humanos de todo sistema jurídico positivo. Específicamente sostiene: “Si
admitimos el rasgo de universalidad entonces tenemos que sacar los derechos humanos fuera del ámbito del
sistema jurídico positivo. Porque en efecto, no hablamos de unos derechos que unos tienen y otros no tienen
en función del sistema jurídico en que vivan. Hay una imposibilidad conceptual de afirmar simultáneamente
que los derechos humanos son universales y que son producto del orden jurídico positivo, porque la
condición de sujeto de un sistema jurídico excluye la noción de universalidad… a no ser, claro esta, que
estemos dispuestos a argumentar la existencia de un sistema jurídico positivo cuyas normas sean universales
en ese sentido (…) parece por ello menos controvertibles que ubiquemos a los derechos humanos en el
ámbito de la ética, como <<derechos morales>> y no como <<derechos legales>>”. Vid LAPORTA, F., “Sobre
el concepto de los derechos humanos”, en revista DOXA número 4, 1987, pp. 32-33.
22
La misma SC de la CSJ ha expresado sobre si misma que es una institución cuya finalidad es remediar las
infracciones lesivas a los derechos constitucionales que pudieran cometer o cometan las autoridades o
funcionarios del Estado en el ejercicio de sus funciones; por ello, se ha visto en ella a un guardián de la
constitucionalidad cuya atribución fundamental es vigilar el cumplimiento de la ley primaria en los actos de
las autoridades. Vid Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 26 de julio de
1996. Amparo 4-E-96. En igual sentido AA.VV., El Estado y la Constitución Salvadoreña, 1ª ed., Proyecto
para el Fortalecimiento de la Justicia y la Cultura Constitucional de la República de El Salvador, Unión
Europea, Corte Suprema de Justicia, San Salvador, El Salvador, 2000, p. 284.
11
conexión con la dignidad humana23, han sido denominados como derechos fundamentales24,
reconocidos en forma expresa de su texto o implícitos derivados tácitamente por la
jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, en virtud de la
fuerza expansiva de los derechos fundamentales25.
Solano Ramírez ha sostenido, para que su noción jurídica sea inequívoca que los derechos
fundamentos “no son sólo categorías filosóficas, sino que son verdaderos derechos subjetivos
que corresponden a la condición humana de persona y a la condición político social de
23
“Para que la libertad y la igualdad de las personas puedan funcionar en un marco democrático es necesario
garantizar, de modo coexistente y no enfrentado (lo que supone admitir la existencia de tensiones), tanto un
ámbito individual exento de control por el poder público, como la posibilidad de la efectiva participación
social de las personas. Tratándose de instrumentos de técnica jurídica que operan como atributos de las
personas, sus contenidos concretos constituyen derechos y, en cuanto se entienden en conexión inmediata
con la dignidad humana se adjetivan como fundamentales”. Vid AA.VV., Teoría de … op. cit., p. 29. En igual
sentido, se expresa Eusebio Fernández, Catedrático Español de Derecho Natural y Filosofía del Derecho,
citado por Mario Solano, cuando dice que: “Son derechos fundamentales unos y ciertos derechos morales que
el hombre posee por su propia naturaleza y dignidad y que la sociedad, el poder político y el derecho deben
proteger, sin ninguna clase de discriminaciones”. “tales derechos morales son fundamentales, en el sentido
que se encuentran muy vinculados a la idea de dignidad humana (es decir a su esencia, a su ser, a su
naturaleza) y al desarrollo y perfeccionamiento de ésta”. Vid SOLANO RAMIREZ, M. A., Estado y …op. cit.,
p. 172.
24
“Los derechos fundamentales son primariamente derechos, de carácter subjetivo cuyo titular es la persona
en su más inmediata y plena realidad, son derechos en que se plasman las grandes libertades públicas pero
también son constitutivos del orden institucional, siendo el Estado el sujeto de deberes y el principal de éstos
es el de abstenerse de perjudicar a los ciudadanos. El calificativo fundamental expresa tanto la esencial
dimensión de lo humano y su prioridad axiológica, como su función cimentadora y fundamentadora del
orden político”. Vid SOLANO RAMIREZ, M. A., Estado y … op. cit., p. 170. En su jurisprudencia, la Sala de
lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia ha dicho, sobre el carácter básico de los derechos
fundamentales: “…Los derechos humanos fundamentales constituyen-junto a otras valoraciones- expresión
jurídica de la decisión político ideológica contenida en la normativa constitucional; y, por ello, tanto las
disposiciones constitucionales como las infraconstitucionales –legales, reglamentarias, etc.- han de
interpretarse en función de los derechos fundamentales, posibilitando la maximización de su contenido. Este
carácter básico de los derechos fundamentales en la normativa constitucional aparece expresamente
consignado tanto en el Preámbulo de la Constitución como en el artículo 1 de la misma”. Sentencia de la Sala
de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 14 de diciembre de 1995, Inconstitucionalidad 17-95.
Pérez Luño, sostiene: “Los derechos fundamentales constituyen la principal garantía con que cuentan los
ciudadanos en un Estado de Derecho, de que el sistema político y jurídico se orientará al cumplimiento y
respeto a las libertades fundamentales (Estado liberal de derecho), es decir a la promoción de la persona
humana en su esfera individual y conjugando ésta con la exigencia de solidaridad, corolario de la
competencia social y colectiva de la vida humana (Estado Social de Derecho)”. SOLANO RAMIREZ, M. A.,
¿Qué es una constitución …, op. cit., p. 92.
25
La jurisprudencia ha establecido: “Con el concepto derechos fundamentales se hace referencia a las
facultades o poderes de actuación reconocidos a la persona humana como consecuencias de exigencias ético-
jurídicas derivadas de su dignidad, su libertad e igualdad inherentes, que han sido positivadas en el texto
12
ciudadano y sin cuyo rendimiento al más lato nivel normativo, no podría hablarse con
propiedad de la existencia de un verdadero Estado de Derecho 26”. “Tienen su explicación en
las necesidades humanas, o sea que no se trata de crear una lista interminable de estos
derechos, que vuelvan superfluo e insostenible el sistema de valores que se quiere proteger.
Son una mediación entre la aspiración ética del desarrollo del hombre como fin de la sociedad
y la realización de esa aspiración por medio del derecho27”
Por su parte, Pacheco Gómez dice de los derechos fundamentales: “…toda persona humana
posee derechos por el hecho de serlo y estos deben ser reconocidos y garantizados por el
Estado sin ninguna discriminación social, económica, jurídica, política, ideológica, cultural o
sexual. Pero al mismo tiempo, quiero destacar que esos derechos son fundamentales, es decir,
que se encuentran vinculados con la idea de dignidad de la persona humana. (…) A la
definición dada anteriormente es preciso añadir las siguientes precisiones: en ningún caso la
idea de que existan derechos fundamentales que toda persona posee implica reivindicar una
tabla interminable de derechos sin ningún control en su reconocimiento, sino que se refiere
solamente a los derechos más esenciales en relación con el pleno desarrollo de la dignidad
humana”28
La concepción de los derechos fundamentales determina la propia significación del poder
público al existir una íntima relación entre el papel asignado a tales derechos y el modo de
constitucional y que en virtud de dicha positivación, desarrollan una función de fundamentación material de
todo el ordenamiento jurídico, gozando asimismo de la supremacía y protección reforzada de las que goza la
Constitución”. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 23 de marzo de
2001, Inconstitucionalidad 8-97.
26
SOLANO RAMIREZ, M. E., Estado y …, op. cit., p. 173.
27
Ibidem, p. 172.
28
Vid PACHECO GOMEZ, M., El concepto de derechos fundamentales de la persona humana, Instituto
Interamericano de Derechos Humanos, p. 45. Disponible en www.bibliojuridica.org/libros/4/1836/6.pdf.
Consultada el día 12 de abril de 2007. Por su parte Nogueira Alcalá sostiene: “…Por derechos fundamentales
o humanos puede entenderse el conjunto de facultades e instituciones que, concretan las exigencias de la
libertad, la igualdad y la seguridad humana en cuanto expresión de la dignidad de los seres humanos, en un
contexto histórico determinado, los cuales deben ser aseguradas, promovidas y garantizadas por los
ordenamientos jurídicos a nivel nacional, supranacional e internacional, formando un verdadero subsistema
dentro de éstas. Vid NOGUEIRA ALCALA, H., Aspectos de una teoría de los derechos fundamentales: la
delimitación, regulación, garantías y limitaciones de los derechos fundamentales , Ius et Praxis, [online],
vol.11, no.2 [citado 17 Julio 2007], 2005. Disponible en http://www.scielo.cl/scielo.php?
script=sci_arttext&pid=S0718- 00122005000200002&lng=es&nrm=iso. Consultada el día 10 de abril de 2007
13
organizar las funciones estatales. Así, los derechos fundamentales constituyen la principal
garantía con la que cuentan las personas en un Estado de Derecho porque para el sistema
jurídico y político en conjunto se oriente hacia el respeto de la persona humana; en su estricta
dimensión individual, o conjugando ésta con la exigencia de solidaridad, corolario del
componente social y colectivo de la vida humana, (Estado Social de Derecho)…Los derechos
fundamentales se presentan en la normativa de los Estados y especialmente en la
constitucional como un conjunto de valores objetivos básicos (la doctrina germánica los
califica por ello como Grundwert o valores fundamentales en nuestro idioma) y al propio
tiempo, como el marco de protección de las situaciones jurídicas subjetivas29.
Por lo tanto, los derechos fundamentales lo son por dos razones: por encontrarse en los más
altos escalones del ordenamiento jurídico y por traducir al lenguaje jurídico el contenido de
valores o principios considerados fundamentales para la vida humana 30. Los derechos
fundamentales se crearon para replantear el conocimiento humano porque el hombre ya no es
capaz de respetar la misma especie humana…ciertamente esa incapacidad de respeto ha
llevado a dar unos parámetros o normas de comportamiento mundiales llamados los derechos
fundamentales del hombre31.
29
CONSEJO NACIONAL DE LA JUDICATURA, Texto de estudio para la prueba de conocimiento para optar
al Programa de Formación Inicial para Jueces: PFI, Escuela de Capacitación Judicial del Consejo Nacional de
la Judicatura, El Salvador, 2004-2005, pp. 87-88.
30
ANSUATEGUI ROIG, F. J., op. cit., p. 19.
31
RAÑA ARANA, W. A., Constitucionalización del derecho al medio ambiente. Un aporte a la asamblea
constituyente, Bolivia, p. 17. Disponible en www. tribunalconstitucional. gob. bo. /descargas /artículos
/CDMA_WRA. pdf. Consultada el día 12 de abril de 2007.
32
Vid PEREZ LUÑO, A., Los derechos fundamentales, Tecnos, 1986, pp. 43 y 44.
14
en las ideas de libertad e igualdad, con los matices que aportan conceptos como solidaridad y
seguridad jurídica; b) un subsistema dentro del sistema jurídico, el Derecho de los derechos
fundamentales, lo que supone que la pretensión moral justificada sea técnicamente
incorporable a una norma, que pueda beneficiar a unos destinatarios correlativos de las
obligaciones jurídicas que se desprenden para que el derecho sea efectivo, que sea susceptible
de garantía o protección judicial, y que por supuesto que se pueda atribuir como derecho
subjetivo, libertad, potestad o inmunidad, a unos titulares concretos; y c) Los derechos
fundamentales son una realidad social, es decir, actuante en la vida social, y por tanto,
condicionados en su existencia, por factores extrajurídicos de carácter social, económico o
cultural que favorecen, dificultan o impiden su efectividad33.
Luigi Ferrajoli, señala que los derechos fundamentales son todos aquellos derechos subjetivos
que corresponden universalmente a todos los seres humanos dotados de status de personas, de
ciudadanos o de personas con capacidad de obrar, entendiendo por derecho subjetivo cualquier
expectativa positiva (de prestaciones) o negativa (de no sufrir lesiones) adscrita a un sujeto por
una norma jurídica34
33
Vid PECES-BARBA MARTINEZ, G., Lecciones de derechos fundamentales , Editorial Dykinson, Madrid,
2004, p. 29.
34
FERRAJOLI, L., citado en DURAN RIBERA, W. R., Principios, derechos y garantías constitucionales , 1ª.
ed., Editorial El País, Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, 2005, p. 101.
35
"Tradicionalmente, el término ‘derecho’ se ha entendido comprensivo de la noción de los llamados
derechos subjetivos (…), [los cuales] se conceptualizan como facultades concedidas por el orden jurídico en
favor de un sujeto para imponerse coercitivamente a otro u otros, quienes a su vez se encuentran obligados
correlativamente a satisfacer sus pretensiones (…). Si es claro que los derechos subjetivos son facultades de
obrar que autorizan a sus titulares para ejercitar y hacer efectivas las potestades jurídicas que las normas
legales les reconocen, no todas las realidades jurídicas que nuestra Constitución denomina ‘derechos’
constituyen facultades de querer y pretender (…) [por lo que] ‘derecho’, en nuestra Constitución, excede el
alcance de los derechos subjetivos (…), [y] equivale a categorías subjetivas protegidas por el ordenamiento
jurídico que no se limitan a derechos subjetivos". Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia. Amparo 22-A-94.
15
36
“… En efecto, la constitución a partir de este artículo positiva una serie de derechos (o categorías subjetivas
de la persona) que considera fundamentales para al existencia humana digna, en libertad e igualdad y que
integran su esfera jurídica. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 19 de
mayo de 2004. Amparo 630-2000. Rodríguez Meléndez afirma: “…Hay dentro del derecho jurisprudencial
salvadoreño la adopción de una categoría aceptada que es distinta a la idea del interés privado, público y
transindividual. Esta categoría la ha definido la Sala como: Categorías subjetivas protegibles. (…) la categoría
subjetiva protegible o interés legítimo parece notificarse como base para una acción jurisdiccional para el caso
de situaciones jurídicas subjetivas no caracterizadas normalmente de modo preciso, a diferencia del derecho
subjetivo, en el que si lo están”. Vid RODRIGUEZ MELENDEZ, R. E., Intereses y tutela constitucional , pp. 4-
6, en Doctrina publicada en las revistas elaboradas por el Centro de Documentación Judicial, disponible en
www. jurisprudencia.gob.sv. Consultada el día 12 de abril de 2007.
37
El concepto "derechos" debe ser interpretado en forma extensiva, a fin de comprender todos aquellos
enunciados susceptibles de ser traducidos en categorías subjetivas protegibles, aunque la ubicación en el texto
de la Constitución o su redacción no represente de manera evidente la presencia de un derecho en sentido
estricto, por lo tanto debe entenderse que el Art. 247 Cn. y el Art. 12 de la Ley de Procedimientos
Constitucionales no reducen la competencia de esta Sala, únicamente al conocimiento de los derechos
individuales o sociales contemplados en la Constitución. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia del 9 de septiembre de 2003. Amparo 134-2002.
38
"Toda persona o sujeto de derecho disfruta de un estado de hecho configurado como una esfera de libre
actuación que debe ser respetada. En términos jurídicos, este ámbito de libre desenvolvimiento se denomina
esfera jurídica. El contenido de esta esfera jurídica es sumamente amplio; es muy difícil, por no decir
imposible, pretender determinarla en abstracto, ya que su contenido cambia conforme a las realidades del
momento en que vive su detentador. A contrario sensu, es posible su precisión en concreto (…). La esfera
jurídica está integrada por una multiplicidad de categorías jurídicas subjetivas las cuales motivan el
desenvolvimiento y actuación de los particulares". Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia del 5 de febrero de 1996. Amparo 22-A-94.
39
En igual sentido Vid RODRIGUEZ MELENDEZ, R. E., Intereses y tutela constitucional, op. cit, p. 9.
16
a) La base sobre la que se erigen los derechos fundamentales es la dignidad del ser humano:
Los derechos fundamentales son inherentes al ser humano por su misma condición de tal, sin
obstáculos o criterio clasificatorio alguno que impida el goce, disfrute o ejercicio de éstos por
los individuos, vale decir, la dignidad humana es el fundamento de los mismos; sólo se
requiere ser humano para ser titular de derechos fundamentales40.
40
"Indisolublemente relacionada con los derechos fundamentales se encuentra la dignidad humana como
premisa básica que les es inherente (...); tomando como premisa que la dignidad es un elemento
perteneciente, por definición, a la persona humana, y siendo ésta el sustento de la estructura que conforma el
cúmulo de derechos garantizados por el Estado (...), éstos están destinados a la persona humana que nace,
crece y se desenvuelve bajo el andamiaje de la estructura jurídica de un Estado". Sentencia de la Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 20 de agosto de 2002, Amparo 25-S-95. “A la base de las
recientes codificaciones constitucionales en materia de derechos fundamentales, se encuentra una nota
común, que se traduce en el valor primario de la dignidad humana, que opera como núcleo aglutinador del
sistema jurídico de derechos humanos”. ROLLA, G., op. cit., p. 7.
41
"La Constitución no es la mera codificación de la estructura política superior del Estado Salvadoreño; sino
que, si bien define esa estructura, lo hace a partir de un determinado supuesto y con un determinado
contenido. Ese supuesto radica en la soberanía popular o poder constituyente del pueblo –Art. 83 Cn. –, y su
contenido está integrado esencial y básicamente por el reconocimiento de la persona humana como el origen
y fin de la actividad del Estado –art. 1 Cn. –, lo que conlleva la búsqueda por la efectiva y real vigencia de los
derechos fundamentales de la persona. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de
Justicia de 14 de febrero de 1997. Inconstitucionalidad 15-96.
17
d) Son determinadores del comportamiento estatal. Aunado al carácter de ser parte del núcleo
de la Constitución se tiene que determinan el modo de comportarse del Estado; el cual debe ir
más allá de su formulación en normas constitucionales, sino que además debe asegurar las
condiciones reales para su goce y disfrute efectivo43.
f) Deben estar positivados. Los derechos fundamentales no son prestaciones de índole moral
no plasmados en el ordenamiento jurídico; al contrario su inserción en éstas le dan un
verdadero carácter de derecho y generan específicos deberes jurídicos para el sujeto pasivo de
los mismos45. Sobre esta característica Peces-Barba afirma que: “la justificación de la
pretensión moral en que consisten los derechos se produce sobre rasgos importantes derivados
de la idea de dignidad humana, necesarios para el desarrollo integral del ser humano;
consiguientemente, la recepción en el derecho positivo es la condición para que pueda realizar
eficazmente su finalidad”46
A los derechos fundamentales se les ha reconocido una doble dimensión; vale decir, una
dimensión subjetiva y una dimensión objetiva.49
No obstante, pese a que inicialmente fueron concebidos como instrumentos de defensa de las
personas frente a la omnipotencia del Estado, se considero que los derechos fundamentales no
tenían razón de ser en las relaciones entre sujetos del mismo rango donde se desarrollan las
relaciones entre particulares. Este planteamiento que obedecía a una concepción puramente
formal de la igualdad entre los diversos miembros de la sociedad, pero es un hecho notorio
que en la sociedad contemporánea esa igualdad formal no supone una igualdad material, y que
en ella el pleno disfrute de los derechos fundamentales se ve, en muchas ocasiones,
amenazado por la existencia en la esfera privada de los centros de poder, no menos
importantes que lo que corresponden a los órganos públicos. Lo anterior fundamenta que, en el
tránsito del Estado Liberal al Estado Social de Derecho, se haya consignado la extensión de la
incidencia de los derechos fundamentales a todos los sectores del ordenamiento jurídico y, por
tanto, también al seno de las relaciones entre particulares50.
Esta amplitud en la aplicación de los derechos fundamentales es sostenida sobre todo, a partir
de las dos funciones que los mismos desarrollan en la actualidad: en el plano subjetivo siguen
actuando como garantías de la libertad individual, si bien a este papel clásico se aúna ahora la
defensa de los aspectos sociales y colectivos; mientras que en el plano objetivo se ha asumido
una dimensión institucional a partir de la cual su contenido debe funcionalizarse para la
consecución de los fines y valores constitucionalmente proclamados.
de seguridad” de la esfera jurídica propia de cada individuo; y en segundo lugar, desde un plano objetivo, los
derechos constitucionales han asumido una dimensión institucional, a partir de la cual sus contenidos deben
funcionalizarse para la consecución de los fines y valores constitucionalmente proclamados”. Sentencia de la
Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 15de febrero de 2002, Inconstitucionalidad 9-97.
50
CONSEJO NACIONAL DE LA JUDICATURA, op. cit., p. 88.
21
Así el contenido objetivo de los derechos fundamentales supone una función y efecto
integrador: los derechos constituyen parte esencial de nuestro ordenamiento democrático y
libre, gracias a los cuales se concretiza un ámbito de libertad para el individuo, pero que no se
limita a emancipar al individuo frente a las actuaciones arbitrarias del Estado sino que implica
el establecimiento de relaciones vinculantes entre el individuo y la sociedad, es decir, como
fundamento de unidad política52
54
CONSEJO NACIONAL DE LA JUDICATURA, op. cit., p. 89.
55
Ejemplo de acciones de un titular de un derecho fundamental que pueden ser impedidas u obstaculizadas
son la libertad de movimiento, la manifestación de la fe, la expresión de la opinión, la creación de una obra
de arte, la educación de los hijos, la reunión en una calle y la elección de una profesión. ALEXY, R., Teoría de
los derechos fundamentales, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2002, p. 189.
56
Robert Alexy sostiene que la estructura fundamental del derecho a algo pasa por A tiene frente a B un
derecho G. Vid ALEXY, R., op. cit.. P. 186.
57
CONSEJO NACIONAL DE LA JUDICATURA, op. cit., p. 92.
23
Los derechos fundamentales admiten diferentes clasificaciones a partir del enfoque desde el
cual se les analice59; sin embargo de ellas se expresan las siguientes.
6.1. Por su forma: derechos fundamentales explícitos e implícitos.
En función del modo en el que se describen los derechos, caben las siguientes posibilidades:
derechos explícitos y derechos implícitos (no enumerados)60. La positivación de los derechos
constitucionales – es decir- su enunciado formal en la constitución – se produce habitualmente
mediante normas expresas. Frente a estos derechos cabe la utilización del concepto de
derechos implícitos, para referirse a aquellos que la norma no contempla formalmente, o no
58
CONSEJO NACIONAL DE LA JUDICATURA, op. cit., p. 92.
59
Los catálogos de derechos de las Constituciones de América Latina presentan una pluralidad de lenguajes y
técnicas de clasificación que vuelven arduo un intento de síntesis. Puede hablarse al respecto de una babel de
lenguajes que induce a considerar que se esta en presencia de una carencia casi absoluta de sistematización.
Vid ROLLA, G., op. cit., p. 5.
60
El concepto de derechos implícitos permite considerar que no es necesario que un derecho esté configurado
expresamente en constitución formal o en el derecho internacional convencional para ser derecho esencial,
humano o fundamental. Ellos pueden deducirse de valores, principios, fines y razones históricas que
alimentan el derecho positivo constitucional e internacional. Vid NOGUEIRA ALCALA, H., op. cit., p. s. n.
24
los enuncia como derecho, pero que pueden desprenderse del contexto axiológico o del
contenido material de la Constitución61.
61
CONSEJO NACIONAL DE LA JUDICATURA, op. cit., p. 95.
62
CONSEJO NACIONAL DE LA JUDICATURA, op. cit., pp. 95-96.
25
Esta comporta el contenido material de los mismos 63; de ahí que se clasifican en: a) derechos
de ámbito personal, que son aquellos que afectan a la esencia misma del individuo, a sus
elementos constitutivos de naturaleza física y moral, sin ellos la persona no puede ser
reconocida como tal. Entre ellos cabe el derecho a la vida, a la integridad personal, la libertad
ideológica y la religión y la libertad y seguridad personal; b) derechos de la esfera privada. Se
trata de aquellos relativos a la esfera de relación más íntima individual. Honor, intimidad,
propia imagen, inviolabilidad del domicilio, secreto de las comunicaciones, libertad de
residencia y de desplazamiento, son ejemplos de éstos; c) derechos de ámbito político. Son
aquellos en los cuáles el individuo se proyecta más allá de sí mismo y de su intimidad para
relacionarse en sociedad con el resto de sus congéneres. Son ejemplo de éstos la libertad de
expresión e información, de reunión y asociación, el sufragio, participación política y petición,
entre otros; d) derechos socio-económicos. Son aquellos derechos que se han ido consagrando
en el terreno de la proyección laboral y económica del individuo.
6.4. Por su surgimiento, los derechos fundamentales también han sido clasificados en
derechos de primera generación, derechos de segunda generación y derechos de tercera
generación.
Derechos de primera generación. Estos son aquellos derechos civiles y políticos que
básicamente se refieren a la persona en sus atributos individuales de dignidad, en donde el
Estado tiene una actitud de abstención, son exigibles de manera coactiva porque su
reconocimiento tiene prioridad. Son considerados derechos antiguos o clásicos64. Esta es una
63
El ámbito liberal exento de control por el poder esta constituido por el conjunto de los derechos
individuales –constituyendo una esfera individual o privada – y la efectiva participación social se realiza
tanto en el ejercicio de los derechos sociales – esfera social- como de los derechos políticos – esfera política.
Vid AA.VV., Teoría de la Constitución salvadoreña, op. cit., pp. 29-30.
64
Vid RAÑA ARANA, W. A., op. cit., p. 19.
26
Derechos de segunda generación. Estos derechos son los agrupados en derechos económicos,
sociales y culturales; considerados entonces como derechos modernos en su concepción y en
su formulación66. “Época marcada por el constitucionalismo social, a partir de la primera
guerra mundial, constituciones en las que a los derechos anteriores se añaden otros que tienen
en cuenta las relaciones de los individuos con su entorno social (relaciones laborales,
económicas, etc.) y que suponen garantías de bienestar o prestaciones materiales (educación,
salud)67
Derechos de tercera generación. Esta generación protege derechos colectivos, Integrados por
bienes antes considerados como sobreentendidos y a base de la misma vida, pero que
comienzan a ser escasos, y cuya desaparición amenaza a la colectividad como un todo:
derechos al medio ambiente, a un entorno sano, al patrimonio cultural, etc. Responden a una
concepción del hombre y su entrono, es decir, el hombre y su hábitat relacionado con el
territorio, su culturas, costumbres y tradiciones. Son derechos inherentes a las colectividades
humanas, como las minorías étnicas y políticas, o los grupos religiosos y al hombre como
sujeto universal de derechos. Los derechos de tercera generación se basan en la premisa de
conceder o aceptar que los pueblos en general deben de tener un desarrollo mínimo: derecho a
la paz, a un medio ambiente sano, al desarrollo sostenido, el derecho a un orden ecológico
equilibrado, derecho a la identidad cultural, derecho al uso y respeto de la lengua materna, el
65
LOPEZ GUERRA, L., Introducción al Derecho Constitucional, Editorial Tirant lo Blanch, Valencia, 1994.
p. 104. Para una mejor comprensión Vid SANCHEZ MARIN, Á., Concepto, fundamento y evolución de los
derechos fundamentales, P s/n. http://www.intercodex.com/ficharticulo.php?ID=13. Consultada el día 12 de
abril de 2007.
66
Vid RAÑA ARANA, W. A., op. cit., p. 19.
67
LOPEZ GUERRA, L., op. cit., p. 104.
27
Debe aclararse que regular y limitar derechos fundamentales no tienen igual significado. La
regulación comprende el establecimiento de la titularidad, las manifestaciones y alcances del
derecho, algunas condiciones para su ejercicio y desde luego, sus garantías; mientras que la
limitación o restricción de un derecho supone en principio una regulación, por la cual se
establecen ciertos impedimentos para el libre ejercicio de ese derecho76.
Respecto a estas la acción procesal descolla entre las restantes, pues se ve como el instrumento
idóneo ante el atropello de los derechos fundamentales. Son de dos clases:
que un derecho constitucional puede ser regulado directamente por la misma Constitución o por las normas
infraconstitucionales provenientes de aquellos entes públicos que se encuentran constitucionalmente
facultados para ello. Por otro lado, la limitación o restricción de un derecho, supone en principio una
regulación, por la cual se establecen ciertos impedimentos para el ejercicio de ese derecho. Sobre este punto,
[cabe decir que] las restricciones de derechos fundamentales son numerosas y de muy diferente tipo, sin
embargo, los derechos constitucionales, en tanto derechos de rango constitucional, pueden ser restringidos a
través de normas con rango constitucional, o bien por normas de rango inferior, siempre y cuando estas
últimas sean conformes con aquella; si la restricción se hace por la norma constitucional, se trata entonces de
una restricción directamente constitucional, por el contrario, si se hace por norma inferior, se trata de una
restricción indirectamente constitucional, en este caso, la base se encuentra en la autorización que la
Constitución hace a través de ciertas disposiciones o parte de sus disposiciones, para llevar a cabo
intervenciones, restricciones o limitaciones de derechos. Con relación a estas figuras, en Sentencia de la Sala
de lo Constitucional del 13 de junio de 1995. Inconstitucionalidad 4-94, la Sala de lo Constitucional sostuvo
que ‘la regulación de un derecho constitucional conforme al artículo 246 de la Constitución, sólo puede
hacerse en virtud de una ley (…). El constituyente manda que la ley, no deba alterar los principios
establecidos por la Constitución." Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de
26 de julio de 1999, Inconstitucionalidad 2-92.
76
Vid Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 26 de junio de 2000.
Inconstitucionalidad 16-99.
77
El Art. 11 Cn. consagra el derecho de audiencia en cuanto nadie puede ser privado de sus derechos sin ser
previamente oído y vencido en juicio con arreglo a las leyes
30
78
Art. 247 Cn.- Toda persona puede pedir amparo ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de
Justicia por violación de los derechos que otorga la presente Constitución . (…) (El hábeas corpus) "Es una
garantía constitucional que tiene como finalidad la protección de la libertad personal de cualquier individuo;
[los pronunciamientos sobre infracciones ocurridas en el ámbito penal] le son permitidos [a la SC] cuando la
infracción dentro de este campo transgreda, afecte, viole o altere algún derecho constitucional (...), y la
resolución que se dicte en dicho proceso se limita estrictamente a reconocer la inconstitucionalidad o no de
los actos realizados por las personas que restrinjan la libertad personal del individuo" Sentencia de Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 17 de noviembre de 1994, Hábeas Corpus 9-V-94.
31
80
ROLLA, G., op. cit., p. 10.
81
Proceso de inconstitucionalidad es aquel en el cual la reclamación que se realiza ante la SC de la CSJ
cuando una ley, decreto, etc. Ha atacado o contraviene alguna de las garantías establecidas en la Constitución.
(…) La función de la Sala es, como diría Kelsen, de legislador negativo. Vid PARADA GAMEZ, G. A., La sala
de lo constitucional en defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales, tres medios, dos
acontecimientos y una reflexión, p. 4. en doctrina publicada en las revistas del centro de documentación
judicial, P. 4. Disponible en www.jurisprudencia.gob.sv. Consultada el día 12 de abril de 2007.
82
Los jueces, y en general, todos los llamados a aplicar el derecho han de tomar la norma constitucional como
una premisa de su decisión, igual que cualquier otra norma. En consecuencia, lo que se pretende es lograr que
todos los tribunales, no sólo la Sala de lo Constitucional, apliquen la Constitución, independientemente si
están tramitando un proceso, una diligencia o un procedimiento". Sentencia de la Sala de lo Constitucional de
la Corte Suprema de Justicia. Amparo 32-C-96.
83
PARADA GAMEZ, G. A., op. cit., p. 10.
33
Los derechos fundamentales no son absolutos. Es así que el legislador al regular los mismos
puede imponerles límites y ello no implica la anulación o conculcación del derecho.
Desde esta perspectiva hay límites internos, que son útiles para determinar el contenido
concreto del derecho, y le son por tanto inmanentes al derecho mismo; un límite interno es una
situación de no derecho, es decir, de supresión del ejercicio de un derecho fundamental que va
a ser tan solo admisible en la medida en que sea subsumible en algún elemento de la norma
que establece el derecho fundamental85. En concreto, la teoría de los límites internos o
inmanentes de los derechos sostiene la concepción que los derechos y los límites no pueden
entenderse como categorías diferentes. El contenido del derecho se conforma por el conjunto
de atributos y facultades que representa como por las fronteras o límites que se distingue
respecto del ejercicio de tales derechos.86
84
Ibidem. PP. 10-11.
85
Los límites internos se pueden considerar como supuestos de delimitación propiamente constitucional en el
sentido que el precepto constitucional fija el alcance y el contenido del derecho; todo lo que no sea
subsumible en el supuesto de hecho del derecho no son límites, sino supuestos de no derechos . En estos
casos para delimitar el derecho se ha de recurrir a la identificación del supuesto de hecho que permitirá
determinar que debe entenderse por dicho derecho. (…) Por ejemplo, el Art. 7 Cn, establece el derecho de
asociación y sus límites internos son en forma pacífica y sin armas, lo que impide que se pueda ejercer tal
derecho de forma violenta o con armas. En este caso, un supuesto de no derecho se excluye de la protección
constitucional la reunión violenta o con armas. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema
de Justicia de 26 de junio de 2000. Inconstitucionalidad 16-99.
86
En igual sentido Vid NOGUEIRA ALCALA, H., op. cit., p. s. n.
34
Los límites externos son los que se imponen por el ordenamiento al ejercicio legítimo y
ordinario de los derechos fundamentales. Estos límites son justificados por la necesidad de
proteger otros derechos fundamentales, otros bienes constitucionales e incluso para
salvaguardar el contenido de ciertos principios inmersos en normas que son propias de la
estructura del Estado87. Sintéticamente, esta teoría separa derechos y límites, denominando a
estos últimos limitaciones en cuanto implica restricciones en el ejercicio de los derechos. Las
limitaciones en cuanto restricciones establecidas por el legislador proceden de reservas
específicas de limitación, las cuales son constitutivas de límites y no solamente declarativas de
límites preexistentes de los derechos. El límite es externo al derecho mismo y viene dado por
la necesidad de hacer compatible los derechos entre sí y con otros bienes constitucionalmente
configurados.88
87
El límite externo es siempre competencia del ente con potestades normativas, normalmente, el legislador;
pero en tema de ponderación de derechos fundamentales, la SC de la CSJ ha sostenido que no es admisible
que al limitar un derecho fundamental se haga en razón de cualquier bien jurídico protegible, ya que en caso
contrario le resultaría sencillo al ente con potestad normativa vaciar de contenido los derechos
fundamentales mediante la invocación de cualquier bien o principio.
88
En igual sentido Vid NOGUEIRA ALCALA, H., op. cit., p. s. n.
89
El establecimiento de límites a los derechos fundamentales por parte del legislador, es un acto que modifica
algunos de los elementos configuradotes del mismo. Su constitucionalidad dependerá del cumplimiento de
dos supuestos: (a) de si el acto normativo es compatible con el objeto de protección del derecho fundamental,
en cuyo caso deberá agregarse dicho acto normativo al supuesto de hecho de la norma que lo establece; (b) de
si el acto normativo esta justificado en la Constitución, es decir, si esta autorizado por la Constitución, en
cuyo caso dicha limitación es admisible y debe agregarse al supuesto de hecho. En definitiva, puede aquí
señalarse que la imposición de límites a los derechos fundamentales por parte del legislador no es
inconstitucional si estos están enmarcados dentro del ámbito de libertad de configuración que a él le
corresponden y no anulan el contenido mismo del derecho. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de 26 de
junio de 2000. Inconstitucionalidad 16-99.
35
Para la teoría axiológica los derechos fundamentales son los representantes de un sistema de
valores concretos, de un sistema cultural que resume el sentido de la vida estatal contenida en
90
Según esta postura, propugnada por Fosthoff, los derechos humanos (sic) son categorías técnico jurídicas
dirigidas a reformular en normas positivas, las exigencias de la teoría de los derechos naturales, de afirmar
libertades del individuo frente al poder del Estado. Sus pautas de interpretación son: i) Los derechos humanos
(sic) son garantías de la autonomía individual, es decir, deben interpretarse como derechos de defensa frente
a las exigencias de los poderes públicos en la esfera privada; ii) deben considerarse como garantías esenciales
del status quo económico y social, iii) por ser categorías lógico formales deben ser interpretados de acuerdo a
los métodos de interpretación tradicional; iv) cada derecho humano (sic) debe ser interpretado como derecho
autónomo, con su propia lógica y sentido; por tanto, no es lícito una jerarquía entre normas iusfundamentales
ni una interpretación sistemática de éstos. Vid CHACIN FUENMAYOR, R., La doctrina de interpretación de
los derechos humanos y la constitución venezolana de 1999 , p. s. n.
www.serbi.luz.edu.ve/pdf/gl/v10n2/art_02.pdf, Consultada el día 10 de abril de 2007
91
Iniciada por Smend sostiene que los derechos humanos (sic) cumplen una función integradora e inspiradora
de todo el ordenamiento jurídico estatal, al sistematizar el contenido axiológico que es objetivo del
ordenamiento democrático al que la mayoría de los ciudadanos prestan su consentimiento y porque los
derechos humanos constituyen un sistema coherente que inspira todas las normas e instituciones del
ordenamiento y prescribe las metas jurídicas a alcanzar. Sus postulados son: i) Afirma la unidad del sistema de
derechos humanos; ii) Sostiene que existe un principio legitimador y un postulado guía hermenéutico en todo
el ordenamiento jurídico-político, lo cual queda evidenciado en la constitución material, que debe
considerarse a la par de la constitución formal; iii) enfatiza la eficacia inmediata de los derechos humanos; iv)
consagra el área expansiva de los derechos humanos (erga omnes) y por tanto su vigencia en las relaciones de
derecho privado. Vid CHACIN FUENMAYOR, R., op. cit., p.s.n..
92
Según esta teoría los derechos fundamentales son entendidos como derechos objetivos absolutos o como
derechos subjetivos individualistas (…) conforme a ella, los derechos fundamentales en tanto gozan junto al
carácter subjetivo de un carácter objetivo, requieren de la actuación del Estado para la protección y
desarrollo de la libertad, configurándose así el doble carácter de los derechos fundamentales. Vid LANDA, C.,
op. cit., p.s. n.
93
Surge del aporte de Rawls y Dworkin. Justifica los valores y derechos fundamentales en una actitud
intersubjetivista, es decir, el reconocimiento de la posibilidad de que se lleve a un consenso abierto y
revisable, sobre el fundamento de tales derechos y deberes. Vid CHACIN FUENMAYOR, R., op. cit., p. s/n.
94
LANDA, C., op. cit., p.s.n.
36
la Constitución… este es el pilar en que debe apoyarse toda interpretación de los derechos
fundamentales95.
Esta teoría reconoce el carácter plenamente vinculante de los derechos sociales concebidos
como auténticas categorías jurídico-positivas encaminadas a realizar las cláusulas sociales y
democráticas del Estado de Derecho a través del establecimiento de las prestaciones sociales
y los servicios públicos96.
95
IPSEN, H., Uber das grundgesetz, citado por LANDA, C., op. cit., p.s.n.
96
CHACIN FUENMAYOR, R., op. cit., p.s.n.
37
CAPITULO II
EL DERECHO FUNDAMENTAL AL MEDIO AMBIENTE
SUMARIO: 11. El reconocimiento constitucional del derecho al medio ambiente como derecho
fundamental; 12. Efectos de la regulación constitucional del medio ambiente; 13. Definición del
derecho al medio ambiente; 14. Dimensiones; 15. Visión antropocéntrica del derecho al medio
ambiente en El Salvador; 16. Concepto jurídico del medio ambiente; 17. Titularidad del
derecho al medio ambiente; 18. Objeto del derecho al medio ambiente; 19. Fundamento del
derecho al medio ambiente; Límites del derecho al medio ambiente; 21. El derecho al medio
ambiente y su relación con otros derechos y garantías
Manifestación de esta concordancia lo es la idea del desarrollo sustentable, que deviene en el reconocimiento
del derecho de las generaciones presentes y futuras a un medio ambiente sano. Vid AA.VV., El derecho
humano al medio ambiente, 1ª ed. Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, México D.F.,
2003, p.9.
101
Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 26 de julio de 2003, Amparo
242-2001.- Reproduce el texto GONZALEZ BONILLA, R. E., op. cit., pp. 198-199.
102
Nótese que en la norma infraconstitucional se denomina como derecho al medio ambiente sano y
ecológicamente equilibrado, expresión que hace alusión a un principio de la Política Nacional del Medio
Ambiente.
39
expresa; un segundo período, comprendido desde 1998 hasta la sentencia del 26 de julio de
2003, en donde surge a la vida jurídica el derecho al medio ambiente sano y ecológicamente
equilibrado, pero sin contenido propio, o lo que es igual, bajo la dimensión de un principio de
la política nacional del medio ambiente y no de una libertad, potestad o faculta concedida por
el legislador a la persona; y un tercer período, que surge a razón de la sentencia de amparo
242-2001, según la cual se reconoce como un derecho, de rango constitucional, el derecho al
medio ambiente (prescindiéndose del calificativo de “sano y ecológicamente equilibrado 103”),
y se infiere la existencia de un correlativo deber del Estado de asegurar el mismo.
c) La necesaria explicitación del contenido del derecho al medio ambiente 104; toda vez que
ante la ausencia de una norma general creada por el parlamento que lo detalle y considerando
también que el papel de legislador positivo no corresponde en los Estados Modernos al
Tribunal Constitucional.
Esta conclusión lógica conduce a la obligación al legisferante de adicionar una disposición
constitucional que expresamente reconozca el derecho al medio ambiente y elimine cualquier
suspicacia respecto a la explicitación jurisprudencial del mismo, y que lleve a El Salvador a
103
Por ello en El Salvador, a este derecho se le denomina derecho al medio ambiente; mientras que en otros
países es denominado como derecho al medio ambiente sano, derecho a un medio ambiente adecuado y/o
derecho a un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado. En cualquier caso y prescindiendo de la
discusión sobre su correcta denominación, en el transcurso de este texto se le denomina simplemente
derecho al medio ambiente pero cuando se cita a diversos autores, se le usará en los términos de éstos.
104
Herrera Archiniega afirma que la protección al ambiente tiene una relación directa con el contenido y
esencia de los derechos humanos: “(…) contrastando la formulación de los derechos humanos con la
problemática ambiental, es posible distinguir que se trata de derechos conculcados por los abusos cometidos
contra nuestro entorno (…)”. Vid HERRERA ARCHINIEGA, J. L., “Ambiente y derechos humanos: Un
cambio de modelo”, en AA.VV., El derecho humano al medio ambiente, 1ª. ed., Comisión de Derechos
Humanos del Estado de México, México D.F., 2003, p. 126.
40
situarse al lado de aquellos Estados que han incluido una norma similar en su Ley
Fundamental.
Así, en el orden jurídico internacional, en las Constituciones de Argentina (Art. 41) 105, Brasil
(Art. 225106), Bolivia (Art. 7 literal m), Colombia, (Art. 79 inciso primero107); Costa Rica (Art.
50 inciso segundo108), Cuba (Art. 27 inciso primero), Chile (Art. 19 inciso décimo octavo),
Ecuador (Art. 86 inciso primero), España (Art. 45 inciso primero 109), Finlandia (Art. 20 inciso
segundo), Nicaragua (Art. 60110), Panamá (Arts. 114 y 115111) Paraguay (Art. 7 inciso
primero112), Perú (Art. 2 inciso vigésimo segundo), Portugal (Art. 66 inciso primero) y
Venezuela (Art. 127 inciso primero), aparte de México en su Art. 4 supra citado, esta
reconocido expresamente el derecho a un medio ambiente.
“Hoy nadie duda que conceptualmente exista un derecho humano al medio ambiente. Este
derecho podrá estar o no estar especialmente declarado en el derecho interno, podrá constituir
una expresión del derecho internacional, ser un derecho que jurídicamente, en cuanto a su
reconocimiento, protección y garantías se encuentre en estado naciente, pero lo que es
indudable es que este derecho, en cuanto una de las ineludibles expresiones actuales del
105
Art. 42. Todos los habitantes gozan el derecho a un medio ambiente sano, equilibrado, apto para el
desarrollo humano, y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin
comprometer las de las generaciones futuras y tienen el deber de preservarlo.
106
Art. 225. Todos tem directo a o meio ambiente equilibrado, nem de uso comun de povo e esencial a sadia
qualidade de vida, impondo – se ao Poder Público e á colectividade o dever d edefende – lo é preservá- lo
para as presentes e futuras geracoes.
107
Todas las personas tienen el derecho de gozar de un ambiente sano. Es deber del Estado proteger la
diversidad e integridad del ambiente, conservar las áreas de especial importancia ecológica y fomentar la
educación para el logro de tales fines.
108
Art. 50. Toda persona tiene derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado. Por ello, esta
legitimada a denunciar los actos que infrinjan ese derecho y para reclamar la reparación del daño causado .
109
Art. 45. 1. Todos tienen derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la
persona, así como el deber de conservarlo. 2. Los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos
los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de vida y defender y restaurar el medio
ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva.
110
Art. 60. Los nicaragüenses tienen el derecho de habitar en un ambiente saludable. Es obligación del Estado
la preservación y rescate del medio ambiente y de los recursos naturales.
111
Art. 114. Es deber fundamental del Estado garantizar que la población viva en un ambiente sano y libre de
contaminación donde el aire, el agua y los alimentos satisfagan las necesidades para el desarrollo de la vida.
112
Art. 7. Toda persona tiene derecho a habitar un medio ambiente saludable y ecológicamente equilibrado .
41
La regulación constitucional del medio ambiente vincula, en tanto norma jurídica, en aquellos
Estados que han positivado sus decisiones constitucionales. La nota de vinculatoriedad es
común al derecho subjetivo constitucional y al principio rector de la actuación estatal 114. Sin
embargo, el carácter normativo jurídico de la regulación constitucional no supone
homogeneidad de efectos, pues no todas las normas constitucionales vinculan por igual 115 Así
la protección del medio ambiente será más intensa a través de un derecho público subjetivo
que a través de un principio rector. Ello se debe a: a) El derecho subjetivo público contiene
una acción (de defensa o de prestación) para obtener la tutela inmediata de los tribunales. En
cambio un principio rector vincula la acción estatal, pero no hay acción de los ciudadanos para
exigir el cumplimiento de aquél principio 116, b) La ponderación entre bienes jurídicos, propia
de toda acción estatal, se inclina del lado del derecho subjetivo. Al menos en la fase de
ponderación abstracta. En este momento, el principio rector cede frente al derecho subjetivo
constitucional, pues la ubicación de la persona como valor central del orden jurídico exige
conceder más rango a normas donde la persona es sujeto (así, el derecho subjetivo) que donde
la persona es objeto (como el caso del principio rector). No significa esto un desprecio
absoluto del principio rector, pues éste puede optimizarse en la fase de la ponderación relativa
(un bien jurídico con más relevancia constitucional puede ceder parcialmente con uno de
113
GROSS SPIELL, H., “Derecho a vivir en un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado”, en
Derechos humanos y vida internacional, Instituto de Investigaciones Jurídicas-Comisión Nacional de
Derechos Humanos, México, 1995, p. 137.
114
GARCIA DE ENTERRIA, E., La constitución como norma y el tribunal constitucional, 3ª ed., 1983, pp. 68-
71.
115
NIETO, peculiaridades de la norma constitucional, p. 387. citado por VELASCO CABALLERO, F.,
Protección del medio ambiente en el constitucionalismo europeo, p ublicado en Noticias de la Unión Europea,
número 190 (2000), p. 6.
116
GARCIA DE ENTERRIA, E., op. cit., p. 69.
42
menos valor, cuando el sacrificio relativo del primero es irrelevante en relación con el
fortalecimiento del segundo).117
Mientras que en América existe inclinación al aspecto subjetivo, Europa tiene una clara
predilección por la tutela objetiva del medio ambiente a través de la iniciativa del Estado y no
de las acciones individuales. Esto es resultado de tres prejuicios: que se trata de un derecho
“social” (frente a los derechos de libertad), que los derechos sociales se garantizan mediante
prestaciones (directas o derivadas del Estado) y que no es posible , por razones técnico
jurídicas, formular derechos de prestación directamente derivados de la Constitución (porque
el derecho de prestación, para ser real, ha de tener un objeto preciso; y esa labor de definición
de la prestación no es posible en un texto constitucional, sino a través de la Ley). 118
117
VELASCO CABALLERO. F., op. cit.., p. 6-7.
118
Ibidem, pp. 8.
119
Es evidente pero necesario aclarar que el ambiente no es “medio” sino la totalidad constituida por la
naturaleza y la sociedad humana. VITALE, L., op. cit., p. 102.
120
Los derechos ambientales se han agrupado entre los derechos de tercera generación, después de los
derechos fundamentales como el derecho a la vida y a la dignidad personal, y después de los derechos
sociales, económicos y culturales, como el derecho a la educación, el trabajo y a la conservación de la
identidad étnica, respectivamente. Vid RUIZ MENDOZA, B. J. y MARTINEZ TORRES, J. H., “El derecho a
un ambiente sano en una perspectiva latinoamericana” . en AA.VV., El derecho humano al medio ambiente,
op. cit., p. 13.
121
En sentido más amplio, pero sin que sea una definición, otros autores han afirmado que el derecho a un
ambiente sano es un derecho que se extiende al derecho a habitar en un territorio, a contar con una adecuada
alimentación, a gozar de agua y aire puros, a disfrutar del paisaje y de la naturaleza. Vid RUIZ MENDOZA, B.
J. y MARTINEZ TORRES, J. H., op. cit., p.28. “… Este derecho no sólo implica gozar de calidad del agua,
suelo o aire, sino que va más allá, de la posibilidad de que los individuos decidan sobre el control y
aprovechamiento equilibrado de estos recursos como bienes de uso común que son”. Vid HERRERA
SANCHEZ, C., “Reconocimiento del medio ambiente sano como un derecho humano, enfoque para el Estado
de México”. en AA.VV., El derecho humano al medio ambiente, op. cit., p. 64.
43
Destaca la naturaleza del derecho al medio ambiente como de tercera generación 122. Al medio
ambiente se le inserta en esta categoría porque corresponde a los derechos que por
complejidad no pueden ser atendidos de manera individual, ya que tienen un carácter colectivo
y es aquí en donde se reconoce el derecho de todos los pueblos a ejercer plenamente su
soberanía sobre los recursos naturales como bien común y de la misma forma a cuidarlos,
protegerlos y racionalizar su utilización. Por lo tanto, es muy claro en esta concepción de
tercera generación, que si los derechos del individuo son violados, se están afectando también
los derechos comunitarios, es decir, aquellos que son de interés para varias personas,
comunidades e incluso países, ya que no hay que dejar de lado que el ambiente no sólo incluye
todos los ecosistemas, sino también al hombre y su relación con ellos123.
Raña Arana, sobre su naturaleza, afirma: “el derecho al medio ambiente sano es un derecho
subjetivo de carácter universal y por lo tanto, exigible erga omnes. Esta calidad del referido
derecho es muy difícil de contradecir porque el derecho a la integridad física y a la vida puede
ser afectado si el medio ambiente natural es alterado, afectando directamente a la vida y a la
integridad de las personas. Pero no es solo un derecho personalísimo sino también un derecho
colectivo, ya que el daño al medio ambiente afecta también el conglomerado social. (…) El
derecho al medio ambiente se encuentra entre los llamados derechos de tercera generación o
122
En la década de los setenta surgió una nueva clase de derechos como consecuencia de los avances y
estragos que ya, en aquellos momentos estaban causando los descubrimientos tecnológicos y científicos. Estos
derechos adquirieron el nombre de intereses difusos, porque si bien no es posible especificar concretamente a
quienes se afecta, se sabe que hay una gran cantidad de individuos que se ven menoscabados en el goce de
estos derechos, en caso de ser violados. Además, a los derechos difusos se les llamó derechos de solidaridad,
debido a que ya no sólo se exigían de un Estado su cumplimiento, sino que por su complejidad, la comunidad
internacional en su conjunto también era responsable de garantizar esta clase de derechos, los cuales
consisten en tres principales, a saber: el derecho a la paz, el derecho al desarrollo y el derecho al medio
ambiente sano. Asimismo, los derechos difusos requieren de una doble función del Estado para que puedan
ser garantizados. Por un lado, necesitan de una actitud negativa o de “no hacer” para que los particulares no
sufran perjuicio en su esfera de derechos elementales; asimismo se requiere de una posición de “hacer”, pues
se deben destinar los recursos necesarios para poder ofrecer el libre y completo ejercicio de los derechos de
solidaridad”. Vid VIDAL LEON, C. M., op. cit., p. 127.
123
Vid HERRERA SANCHEZ, C., op. cit., p. 56.
44
derechos de solidaridad, derechos que necesitan de la actuación del Estado para ser
efectivos”124
Es relevante resaltar una doble naturaleza del derecho al medio ambiente: Una prestacional y
otra personalísima. La Jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional ha especificado el
contenido de este derecho, en la forma siguiente: “A fin de lograr una mejor comprensión del
contenido del derecho en cuestión, es indispensable hacer referencia a su naturaleza mixta:
como derecho personalísimo y como derecho prestacional125.
124
RAÑA ARANA, W. A., op. cit., pp. 13 y ss.
125
Los derechos del ciudadano frente al Estado a acciones positivas del Estado pueden dividirse en dos grupos,
el de aquellos cuyo objeto es una acción fáctica y el de aquellos cuyo objeto es una acción normativa. Se trata
de un derecho a una acción positiva fáctica cuando se supone un derecho de un propietario de una escuela
privada a recibir ayuda estatal a través de subvenciones, se fundamenta un mínimo vital o se considera una
pretensión individual del ciudadano a la creación de plazas de estudio. El hecho de que la realización de este
tipo de derechos se lleve a cabo de una forma en algún modo jurídica no altera en nada el carácter del
derecho como un derecho a una acción fáctica. Para la realización del derecho es irrelevante la forma como
ella se lleve a cabo…la irrelevancia de la forma jurídica de la realización de la acción para la satisfacción del
derecho es el criterio para la delimitación de los derechos a acciones positivas fácticas y a acciones positivas
normativas. Los derechos a acciones positivas normativas son derechos a actos estatales de imposición de
normas…Cuando se habla de derecho a prestaciones se hace referencia a acciones positivas fácticas …
ALEXY, R., op. cit., pp. 194-195.
45
protección, lo que indica que el derecho en estudio presenta una vertiente prestacional y una
estructura típica de los derechos sociales. Asimismo, presupone la actividad del legislador y a
la acción protectora de los poderes públicos.
Los poderes públicos deben limitar el aprovechamiento de los recursos naturales para asegurar
su preservación, puesto que están obligados a poner en disposición de los particulares del
derecho los bienes ambientales en las condiciones adecuadas para su disfrute. Las personas,
tienen, pues, el derecho de recibir de los poderes públicos un “medio ambiente adecuado” para
su desarrollo. Tanto el acceso como el uso y la contemplación de los recursos naturales deben
realizarse en las condiciones fijadas por los poderes públicos que han de asegurar la
adecuación de esas actividades con la finalidad del ejercicio del derecho.
La adecuación del medio al desarrollo de la persona, la calidad de vida, el uso racional de los
recursos naturales o la intensidad en la protección del entorno han de ser calibrados por los
poderes públicos; es decir, que no es posible que cada titular del derecho interprete los
términos constitucionales, según sus personales apetencias, pues lo colectivo del objeto y de
su disfrute exigen esa intervención pública que pondere la adecuación de los bienes
ambientales y el grado de preservación y protección necesarios para que el entorno pueda
seguir siendo disfrutado”126.
14. Dimensiones
242-2001.
46
Por otra parte, el derecho al medio ambiente es contentivo de tres dimensiones distintas 127: a)
derecho a la vida; b) derecho a la salud y c) derecho al medio ambiente sano en estricto
sentido128.
Comprende el derecho a la vida, por cuanto ésta sólo es posible en la medida que el desarrollo
sustentable se obtiene a través del aprovechamiento racional de los recursos naturales, que
posibilitan la existencia digna del ser humano; El derecho a la salud, porque se integra en el
entorno de los recursos naturales, ya que éstos posibilitan en la persona un estado físico y
psíquico libre de enfermedad; Asimismo, el derecho al medio ambiente en sentido estricto por
su contenido personalísimo que conlleva al disfrute de los bienes ambientales y en su
contenido prestacional por el correlativo deber que se genera en el Estado y sus instituciones.
127
Ruiz Mendoza y Martínez Torrés afirman en similar sentido que “el derecho ambiental llama mucho la
atención en la medida que vuelve a recoger diversos aspectos de la vida en sociedad, que quizá ya se
encuentran legislados por derechos de primera y segunda generación, pero sobre los cuales se hace insistencia
y se produce una nueva mirada. Por ejemplo al formularse un derecho al medio ambiente sano, se esta
recogiendo gran parte de lo establecido en varios derechos fundamentales, sociales y económicos. Cuando se
hace una formulación del derecho a un ambiente sano, se está insistiendo en las condiciones que son básicas
para la existencia de la vida humana, así, al hablarse del derecho al agua se esta vinculando el derecho a la
vida, ya que es evidente que sin el agua la vida humana se pone en peligro”. Vid RUIZ MENDOZA, B. J. y
MARTINEZ TORRES, J. H., op. cit., p.13.
128
Esta dimensión triple del derecho a un medio ambiente sano no implica que éste subsuma a los derechos a
la vida y a la salud, al contrario, éstos son derechos fundamentales individuales y personalísimos que se
ubican dentro de la primera generación de derechos humanos, mientras que aquél aparece ya como derecho
de tercera generación; por tanto el derecho a la vida y el derecho a la salud son, por sí solos derechos
fundamentales; pero a su vez son dimensiones del derecho a un medio ambiente sano en cuanto éste es
posible preservando a éstos. Nótese que la jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema
de Justicia ha obviado estas dos dimensiones del derecho al medio ambiente sano y ha hecho referencia al
mismo como implícito en el Art. 117 Cn, en su sentido estricto, limitándose a su contenido de derecho
personalísimo y prestacional; no obstante, debe considerarse que, al igual que los demás derechos implícitos,
son conceptos cuyo contenido está en construcción jurídica en virtud de los criterios de interpretación
constitucional, por lo que sería un error entender que la Sala ha agotado su contenido en la Sentencia de 26
de julio de 2003, emitida en el Amparo 242-2001. En un sentido análogo, VALLENAS GAONA, sostiene que
para viabilizar el derecho a la vida las personas requieren de un ambiente adecuado y las condiciones de
subsistencia, por ello consideramos que la dimensión biológica no puede separarse del ambiente donde se
desarrolla (aunque este ambiente esté condicionado por actividades humanas también). Vid VALLENAS
GAONA, J. R., Derecho a un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado, c itado por CASTRO
GALDAMEZ, J. J., “La Responsabilidad del Estado y de sus agentes por conductas omisivas que violan el
derecho fundamental al medio ambiente sano”, en Ventana Jurídica No. 5, Año III- Vol.1, Enero-Junio 2005,
Consejo Nacional de la Judicatura, Proyecto de capacitación Inicial y Continúa de Operadores Jurídicos
(AECI-CNJ). San Salvador, El Salvador. 2005., p. 176.
47
“El derecho a la vida no puede seguir siendo concebido restrictivamente como lo fue en el
pasado, referido solo a la privación arbitraria de la vida física […] la privación arbitraria de la
vida no se limita pues, al ilícito de homicidio, se extiende igualmente a la privación del
derecho de vivir con dignidad […] el proyecto de vida es consustancial del derecho a la
existencia y requiere para su desarrollo condiciones de vida digna, de seguridad e integridad
de la persona.”136 De esta manera, no puede entenderse el derecho a la vida digna sin una
efectiva protección del medio ambiente, debido a que el derecho a gozar de un entorno sano es
presupuesto indispensable para alcanzar el ideal de una vida digna.137
129
BIENGIO VALDES, M., “derecho humano a un medio ambiente sano”, en AA.VV., El derecho humano al
medio ambiente, op. cit., p. 201.
130
El derecho a la vida fue concebido por la Declaración Universal de Derechos Humanos en su artículo 3 que
establece: Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
131
Todo ser humano tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
132
El derecho a la vida es inherente a la persona humana. Este derecho estará protegido por la ley. Nadie
podrá ser privado de la vida arbitrariamente.
133
Este artículo protege la vida pero en forma más amplia que el sistema universal a partir de la concepción:
“Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la Ley y en general, a
partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”.
134
El derecho de toda persona a la vida está protegido por la ley...
135
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
136
Palabras atribuídas al presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Antonio Augusto
Cancado Trindade, por VIDAL LEON, C. M., op. cit., p. 130.
137
Ibidem, p. 131.
48
¿Cuál es el beneficio de considerar al derecho a la vida como una dimensión del derecho al
medio ambiente? Difícilmente el derecho al medio ambiente es justiciable vía petición
individual ante los tribunales internacionales, es decir, una persona rara vez esta legitimada
para denunciar a un Estado por violación al derecho al medio ambiente sano, por no expresar
que esta negado el acceso, ante la Jurisdicción Internacional, debido al principio de desarrollo
progresivo que rige este derecho. Este principio, común a los derechos de tercera generación o
de solidaridad, consiste en que un Estado puede lograr la efectividad de los derechos de
solidaridad y económicos, sociales y culturales, a lo largo de cierto tiempo mientras crea las
condiciones idóneas para facilitar su promoción o lo que es igual, el desarrollo progresivo
pretender que desde el momento en que se contrae el compromiso para garantizar este
derecho, un Estado esta obligado a realizar todos los actos posibles tendientes a que en el
menor tiempo posible se pueda garantizar el ejercicio de los derechos difusos; no obstante,
Vidal León afirma que según lo muestra la experiencia, la figura del desarrollo progresivo, ha
sido una excusa de los Estados para no cumplir con sus obligaciones, pues solo necesitan
invocar la falta de recursos para así excluirse de sus compromisos internacionales,
convirtiendo a los derechos en inaplicables.138
Por ello si se concibe una relación intrínseca entre vida y medio ambiente, bajo el criterio que
la vida digna requiere no solo no ser privado arbitrariamente de ella sino que existan
condiciones para una vida digna, se legitimaría activamente a los lesionados para acudir ante
cualquier órgano regional o mundial de derechos humanos para demandar a un Estado por
violación de derechos humanos.139
140
FIX-ZAMUDIO, H., Justicia constitucional, ombusdman y derechos humanos, 2ª ed., México, Comisión
Nacional de los Derechos Humanos, 2001, p. 425, citado por VELOZ ESPEJEL, V., op. cit., p. 171.
141
Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el
bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales
necesarios...
142
Toda persona tiene derecho a que su salud sea preservada por medidas sanitarias y sociales, relativas a la
alimentación, el vestido, la vivienda y la asistencia médica, correspondientes al nivel que permitan los
recursos públicos y los de la comunidad.
143
Para garantizar el ejercicio efectivo del derecho a la protección de la salud, las Partes Contratantes se
comprometen a adoptar, directamente o en cooperación con organizaciones públicas o privadas, medidas
adecuadas para entre otros fines: 1. Eliminar en lo posible, las causas de una salud deficiente/ 2. Establecer
servicios educacionales y de consulta dirigidos a la mejora de la salud y a estimular el sentido de la
responsabilidad individual en lo concerniente a la misma. /3. Prevenir, en lo posible, las enfermedades
epidémicas, endémicas y otras.
144
Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado
para sí y su familia, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a una mejora continua de las
condiciones de existencia..
145
Toda persona tiene derecho a beneficiarse de todas las medidas que les permitan gozar del mejor estado de
salud posible
146
Todos los trabajadores deben beneficiarse, en su medio de trabajo, de condiciones satisfactorias de
protección de su salud y su seguridad. Deben adoptarse las medidas apropiadas para proseguir la
armonización en el progreso de las condiciones existentes en este ámbito.
50
De una forma específica y explícita está reconocido el derecho al medio ambiente sano en los
Arts. 12, 2 b) del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y 24 de la Carta
Africana de los Derechos del Hombre y de los Pueblos148, de 1981; Asimismo se reconoce en
la Declaración de Estocolmo sobre el Medio Humano, adoptada por la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre el Medio Humano, en 1972, en cuanto establece dentro del principio 1
y en lo pertinente, que el hombre tiene el derecho fundamental a la libertad, la igualdad y el
disfrute de condiciones de vida adecuadas en un medio de calidad tal que le permita llevar una
vida digna y gozar de bienestar, y tiene la solemne obligación de proteger y mejorar el medio
para las generaciones presentes y futuras. Sin perjuicio de ello, la Asamblea General de las
Naciones Unidas ha escindido al derecho al medio ambiente al señalar que “toda persona tiene
derecho a gozar de un ambiente adecuado”149
147
Principio 1. El hombre tiene el derecho fundamental a la libertad, la igualdad y el disfrute de condiciones
de vida adecuadas en un medio de calidad tal que le permita llevar una vida digna y gozar de bienestar, tiene
la solemne obligación de proteger y mejorar el medio ambiente para las generaciones presentes y futuras.
148
Todos los trabajadores deben beneficiarse, en su medio de trabajo, de condiciones satisfactorias de
protección de su salud y su seguridad. Deben adoptarse las medidas apropiadas para proseguir la
armonización en el progreso de las condiciones existentes en este ámbito.
149
Resolución 45/94. Necesidad de asegurar un medio ambiente sano para el bienestar de las personas.
Asamblea General de las Naciones Unidas. 68ª. Sesión Plenaria de 4 de diciembre de 1990. Resolutivo 1.
150
Vid VIDAL LEON, C. M., op. cit., p. 142.
51
el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible, tienen derecho a una
vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza151. También se reconoce en la
Declaración de Principios para un acuerdo mundial sobre gestión, conservación y desarrollo
sostenible de todos los tipos de bosques, en su principio Nº 2 letra b), también en la Carta de
París, suscrita por los treinta y cuatro países miembros de la Conferencia sobre Seguridad y
Cooperación Europea, celebrada el 21 de Noviembre de 1990.
En opinión opuesta, y digna de citar, se afirma que es un error hacer creer que como seres
humanos se tiene derecho a un ambiente sano. Esta postura sostenida por Emilio Pachango
Guadarrama tiene una explicación racional desde la particular óptica de su autor. Parte de la
premisa que derecho es la facultad que da una acción a favor de y que los seres humanos no lo
han hecho así, sino que la humanidad se ha dado a la tarea de envenenar la tierra, los mares, el
agua y el aire. Sigue manifestando que los derechos son beneficios que se obtienen por realizar
algo. De manera que las personas humanas carecen del mínimo derecho al medio ambiente y
en su lugar, se tendría la obligación. Luego formula una pregunta retórica ¿Qué importancia
tendría que el medio ambiente se convirtiera en un derecho humano? Se responde aseverando
que lo único que se haría sería legitimar que la explotación irracional de los recursos naturales
se hiciera bajo estrictas normas legales, como hasta ahora se hace; “y quien diga que no es
cierto, que me responda ¿qué son las autorizaciones para la explotación forestal que otorga el
SEMARNAT? Para mí son la forma legal de acabar con el bosque, cumplir con la garantía
individual que habla la Constitución de realizar cualquier actividad lícita. Es decir, tienen el
permiso y la libertad de hacer lo que el permiso le ha dado [acabar con los bosques]152”
151
Principio 1. Los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo
sustentable, Tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza.
152
Vid PACHANGO GUADARRAME, E., “La obligación de rescatar el ambiente ”, en AA.VV., El derecho
humano al medio ambiente, op. cit, p.p 46-47.
52
sus componentes (“cosas” y seres vivientes, incluido el propio hombre) interactúan, o se trata
de un ámbito material apropiable, destinado al exclusivo servicio del hombre 153, tal como un
objeto lo puede estar de un sujeto que es propietario.
También ha dicho la Sala que "Esta concepción filosófica incide en el campo jurídico
caracterizando al Derecho y al Estado. Así pues, desde el personalismo o humanismo, se
entiende que la función del Derecho es garantizar la libertad de cada individuo para permitir
155
“En la raíz de esta insensata destrucción del ambiente natural hay un error antropológico, por desgracia
muy difundido en nuestro tiempo. El hombre que descubre su capacidad de transformar y, en cierto sentido,
de “crear” el mundo con su propio trabajo, olvida que éste se desarrolla siempre sobre la base de la primera y
originaria donación de las cosas por parte de Dios. Cree que puede disponer arbitrariamente de la Tierra,
sometiéndola sin reservas a su voluntad como si ella no tuviese una fisonomía propia y un destino anterior
dado por Dios y que el hombre puede desarrollar ciertamente, pero que no debe traicionar. En vez de
desempeñar su papel de colaborador de Dios en la obra de la creación, el hombre suplanta a Dios y con ello
provoca la rebelión de la naturaleza, más bien tiranizada que gobernada por él”. JUAN PABLO II, Encíclica
centesimus agnus del 1 de mayo de 1991, citado por ROSATTI, H. D., op. cit., pp. 16 y ss.
156
Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, de 19 de julio de 1996,
Inconstitucionalidad 1-92.
54
que éste realice libremente sus fines, y la función del Estado es la organización y puesta en
marcha de la cooperación social, armonizando los intereses individuales y colectivos con
miras a obtener el bien común" 157
157
Ibidem.
158
ROSATTI, H.D., op. cit., p. 9.
159
GARCIA-ABAD ALONSO, J.J., el medio ambiente: concepto, significado y carácter, p.9.
55
Para completar es preciso señalar que el adjetivo ambiental hace referencia, igualmente, a otro
término cuyo concepto puede considerarse sinónimo en lengua castellana al ya mencionado.
Se trata del medio ambiente, término habitualmente utilizado en España y en otros países de
América. En el Diccionario de la Naturaleza161 la voz ambiente remite directamente a la voz
medio ambiente, en donde es tratada ampliamente su definición. Por tanto, se pueden emplear
indistintamente los adjetivos ambiental o medioambiental.
En efecto, bastantes autores entienden que hablar de medio ambiente es una redundancia162 y,
de hecho, en algunos países de Iberoamérica se utiliza el término ambiente, en vez de medio
ambiente. Y es que el medio, etimológicamente, es aquello que se halla en el centro del
espacio, aunque posteriormente ha pasado a significar la noción inversa, es decir, aquello que
rodea, que cubre el centro163
De ahí que medio ambiente tiene tres niveles: parte de unas definiciones amplias, prosigue con
otras parciales y termina con unas sistémicas.
sociales susceptibles de causar un efecto directo o indirecto, inmediato o a plazo, sobre los
seres vivientes y las actividades humanas. Según otras definiciones, el medio ambiente
equivaldría al medio en el que se desenvuelve la vida de los hombres y sobre el que éste
también actúa, de un modo respetuoso o no con la naturaleza. Comprendería, al mismo
tiempo, un marco animado y un entorno inanimado en donde se desarrolla la vida de los
organismos y poseería elementos interactivos, de los que claramente sobresale el hombre por
su cada vez mayor capacidad de modificación, alteración e, incluso, destrucción. Se puede,
entonces, concebir un medio no sólo natural, sino también artificial.164
b) Definiciones parciales: Por su parte, las definiciones parciales tienen el foco de discusión en
la subjetividad del concepto. Carrizosa pone el ejemplo de que medio ambiente no es lo
mismo para tribus seminómadas del Amazonas, para las diferentes administraciones de un
Estado que tengan encomendadas competencias en gestión ambiental, para la Justicia, etc.
Efectivamente, el pensamiento de muchos sectores profesionales y científicos va modulando,
no sin confusiones, la validez y alcance del concepto. Es susceptible de adquirir sentidos y
connotaciones múltiples y variables, en función de diferentes percepciones, formación,
condiciones socio-culturales, etc. Gómez Orea165 presenta distintas aproximaciones a la
concreción del concepto de medio ambiente. Éste sería, en general o sentido amplio, el
entorno vital, el conjunto de elementos físicos, biológicos, económicos, sociales, culturales y
estéticos que interactúan entre sí, con el individuo y con la comunidad en que vive,
determinando su forma, carácter, comportamiento y supervivencia.
Pero, hay otros enfoques, y que a la postre son los que interesan en este estudio: En el Orden
estrictamente jurídico, el medio ambiente es un bien jurídico diferenciable tanto de la salud
pública como del orden socioeconómico. La Comisión Económica para Europa de 1972 lo
definió como un conjunto de sistemas compuestos de objetos y condiciones físicamente
definibles que comprenden, particularmente, ecosistemas equilibrados bajo la forma en que los
conocemos o que son susceptibles de adoptar en un futuro previsible, y con los que el hombre,
164
CARRIZOSA, J., medio ambiente, 1987, citado en GARCIA-ABAD ALONSO, op. cit., p. 9.
165
Ibidem, p. 9.
57
en cuanto punto focal dominante, ha establecido relaciones directas. Esta definición es, sin
embargo, amplia e imprecisa desde el punto de vista penal, pues sólo pone de relieve la
interrelación de factores que condicionan el marco y condiciones de vida del hombre.166
Por su parte, la directiva 85/337 del 27/6/1985 del Consejo de la Comunidad Económica
Europea selecciona unos factores del medio ambiente similares a los anteriores, en su artículo
3, y por este orden: i) El hombre, la fauna y la flora; ii) El suelo, el agua, el aire, el clima y el
paisaje; iii) La interacción entre estos factores y; iv) Los bienes materiales y el patrimonio
cultural.
Una perspectiva más humana entiende que el medio ambiente comprende todas las fuerzas o
factores externos al individuo capaces de influir eficazmente en su conducta y en la
determinación del carácter y la marcha de su desarrollo físico y mental.
En El Salvador, el medio ambiente esta definido legalmente por el Art. 5 de la Ley del Medio
Ambiente como el sistema de elementos bióticos, abióticos, socio económicos, culturales y
Vid GARCIA-ABAD ALONSO, J. J., op. cit.., p. 7.
166
ALVAREZ, Y., Ambiente y desarrollo: algunas reflexiones para la discusión, citado por GARCIA-ABAD
167
estéticos que interactúan entre si, con los individuos y con la comunidad en la que viven,
determinando su relación y sobrevivencia, en el tiempo y el espacio. 168 En ese sentido El
Salvador tiene una concepción sistemática de medio ambiente, abarcadora en forma total a
diferentes elementos omnicomprensivos del ambiente.
No puede por tanto obviarse que el medio ambiente no es un asunto exclusivamente jurídico,
sino que además es un tema transdisciplinar, pues ambiente es sinónimo de totalidad, ya que
engloba en su concepción todas las formas de existencia que puede concebir la mente humana.
No obstante, no puede obviarse que la definición esta cargada de una visión ecocentrista, y
que no parece ser conciliable con la visión antropocentrista o humanista que se deriva de la
constitución y de ahí, que parece una disonancia con posibles conflictos a futuro. Pues si
existiera colisión entre la visión ecocentrista que deriva de la Ley del Medio Ambiente con la
consagrada constitucionalmente, prevalecería la norma constitucional, a tenor del Art. 246 Cn.
Por tratarse de un derecho implícito, el Art.117 Cn no hace referencia expresa a las personas
titulares del derecho a un medio ambiente sano. En consecuencia, al no haberse determinado,
por el constituyente ni por la jurisprudencia constitucional, los sujetos activos, debe
comprenderse como tales a todas las personas, sean éstas físicas o jurídicas, nacionales o
extranjeras.
168
En ese sentido hay una trasposición literal del concepto de medio ambiente expresado por el Art. 16 de la
Ley General del Medio Ambiente y Recursos Naturales, de República Dominicana, que define el medio
ambiente como: el sistema de elementos bióticos, abióticos, socio económicos, culturales y estéticos que
interactúan entre si, con los individuos y con la comunidad en la que viven, determinando su relación y
sobrevivencia, en el tiempo y el espacio.
59
Finalmente, en relación con los extranjeros, resulta claro que el ejercicio de este derecho, por
parte de los mismos, está razonablemente supeditado a las limitaciones de entrada y
permanencia en el territorio nacional169.
A nivel doctrinario se ha sostenido que los sujetos titulares o sujetos activos del derecho son:
1) La Humanidad globalmente considerada, por dos razones: a) Lo que está en peligro es la
supervivencia de todo el planeta, lo cual obliga a pensar globalmente y a actuar localmente, y
b) porque siendo la tierra un ecosistema de ecosistemas, parece evidente que su deterioro en
un a parte del planeta afecta necesariamente a las demás; 2) Los Estados: Las comunidades
locales y las poblaciones indígenas, por precisarlo de tal manera el párrafo decimotercero del
Preámbulo del Convenio de las Naciones Unidas sobre la biodiversidad biológica , firmado en
Río de Janeiro el 5 de Junio de 1992; 3) Los grupos sociales y profesionales; 4) Las futuras
generaciones, en razón de su previsión por el Principio 3 de la Declaración de Río sobre el
Medio Ambiente y el Desarrollo, en donde se afirma la conveniencia de solucionar de forma
equitativa las necesidades de desarrollo y ambientales de las generaciones presentes y futuras,
242-2001.
60
Los sujetos pasivos o sujetos obligados a respetar y promover la protección de este derecho
son los siguientes: 1) Los Estados en cooperación con otros Estados, conforme al Artículo 5
del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, 2) Los Estados dentro de
su ámbito de soberanía, destacando dentro de ellos, los poderes públicos de la Administración
Central, los poderes públicos de las administraciones territoriales y locales; y 3) Los
particulares, nacionales o extranjeros, personas naturales o individuales y jurídicas o
colectivas, especialmente los grupos económicos e industrias contaminantes.
El objeto sobre el que recae el derecho es el medio ambiente mismo, entendido en la forma
prescrita en el Párrafo 6º del Preámbulo de la Declaración de Río sobre el medio Ambiente y
el Desarrollo: “la naturaleza integral e interdependiente de la Tierra, nuestro hogar”170.
De ello se infiere que el objeto de este derecho fundamental tiene dos dimensiones
fundamentales: 1) El medio ambiente natural o abierto integrado por la biosfera, el aire, el
agua, y el suelo, en cuanto que constituyentes del factor vida, y los ecosistemas, producto de la
interacción entre los seres vivos y el medio. Este incluye: a) La conservación de la diversidad
biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa de
los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos; y b) La gestión,
conservación y desarrollo sostenible de los bosques y el cuidado de sus funciones y usos
múltiples y complementarios; y 2) El medio ambiente cerrado, es decir, aquel que ha sido
construido por el hombre para realizar su vida, satisfaciendo así su sistema de necesidades.
“El reconocimiento del derecho a vivir en un ambiente sano y equilibrado no sólo debe
constituir la manifestación de que el elemento ambiental entre necesariamente en la definición
de modelo de sociedad que deseamos… se afirma que el derecho al ambiente, cuyo objeto
170
Ibidem, p. 199.
61
último no es sino asegurar la dignidad de las personas, es un derecho que manifiesta un ideal y
una serie de finalidades que la humanidad, consciente ya de los riesgos que para su existencia
supone el deterioro del ambiente se ha propuesto alcanzar. Entre los que debemos ubicar es el
de alcanzar un modelo de desarrollo que sea capaz de satisfacer adecuadamente las
necesidades materiales de la población, de una manera equitativa e incluyente, sin
comprometer la posibilidad de satisfacer de igual manera las necesidades de las generaciones
futuras”171
171
Diario de los debates de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, Año I, número 19, 16 de
octubre de 1997, p. 14, citado por VELOZ ESPEJEL, V., “El constitucionalismo mexicano y el derecho
humano a un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado”, en AA.VV., El derecho humano al medio
ambiente, op. cit., p. 168.
172
VELOZ ESPEJEL, V., op. Cit., p. 169.
173
“El ser humano debe comprender que la guerra para evitar la destrucción de la madre tierra es la primera
en la historia de la humanidad en la que estamos implicados de forma directa todos y cada uno de nosotros,
62
último del derecho al medio ambiente sano no es otro más que la dignidad de la persona
humana174.
“Esta comprobado que la vida del hombre se ve afectada por su entorno, en un principio su
medio es de carácter familiar; pero en la medida que crece sobre todo físicamente, su
supervivencia y desarrollo dependen de un ambiente más amplio y más complejo. Como
hombre y dependiendo de su nivel de educación adquiere diversas y complejas máscaras, por
una parte el ambiente le suministra los recursos y la energía para el sustento, el hábitat en el
que desarrolla sus actividades económicas, sociales y culturales. Pero también en su natural
opuesto, en su principio de polaridad, el ambiente le resulta su tiradero clandestino donde
deposita todos sus residuos generados, en estado líquido, sólido, gaseoso”175
Aún cuando el derecho al medio ambiente goce del carácter de un derecho fundamental, no
cabe colegir de ello, como tampoco se hace respecto a los demás derechos fundamentales,
que de esa guerra dependerá la supervivencia de nuestros descendientes y que ni siquiera tenemos derecho a
permitir que la catástrofe suceda, puesto que la tierra no nos pertenece”. Vid SEIJO ESPIÑO, M., “Negro
sobre azul”, en AA.VV., El derecho humano al medio ambiente, op. cit., p. 86.
174
“La dignidad humana supone el valor básico fundamentador de los derechos humanos, que justamente
tiende a explicitar de forma más concreta la realización de la persona dentro de la sociedad…El respeto a la
idea de dignidad humana implica en forma preferente, el respeto de la voluntad y creencias de un individuo,
lo cual consiste fundamentalmente en permitir que éste asuma o sobrelleve aquellas consecuencias de sus
decisiones, que él ha tenido en cuenta al adoptar la decisión…es entonces lo que podríamos denominar “el
respeto al plan de vida del individuo” siempre y cuando el mismo sea compatible con el mantenimiento de los
planes de vida de la comunidad conformada por una pluralidad de individuos …” Vid AA.VV., Teoría de la
constitución salvadoreña, op. cit., pp. 149-153. “Es claro que la dignidad de la persona humana-cuyo respeto
es, según el preámbulo constitucional, elemento integrante de la base sobre la cual se erigen los fundamentos
jurídicos de la convivencia nacional comprende la afirmación positiva del pleno desarrollo de la personalidad
de cada individuo. En el texto constitucional pueden encontrarse algunas disposiciones que implican
manifestaciones de tal categoría jurídica; una de ellas es la existencia digna –a la cual se refieren los Arts. 101
inciso 1 y 37 inciso 2 Cn., que significa no sólo la conservación de la vida, sino el mantenimiento de la misma
a un cierto nivel, el que facilite la procura de las condiciones materiales necesarias para el goce de los
restantes derechos fundamentales” Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia,
Inconstitucionalidad 4-97.
175
JUAREZ CHAVEZ, G., “El ruido, una problemática silenciosa”, en AA.VV., El derecho humano al medio
ambiente, op. cit., p. 88.
63
que éste sea absoluto, carente de limitaciones 176. Sin embargo, lo que si interesa destacarse es
que, dado su carácter de derecho fundamental, las limitaciones a su ejercicio sólo pueden
realizarse por la Constitución o por ley formal.
En relación con los límites internos del derecho al medio ambiente es posible manifestar que
el reconocimiento constitucional del Art.117 Cn no ampara cualquier goce y uso del entorno
sino sólo aquel disfrute con vistas a la finalidad concreta de asegurar el desarrollo de la
persona. En consecuencia, no todo uso-sino sólo aquél dirigido al desarrollo de la persona-
está amparado por el Art.117 Cn. El ejercicio del derecho queda condicionado por su función
social, porque es evidente que la adecuación del objeto del derecho y de su finalidad se
predican de todas las personas y no de unas pocas. Todo ejercicio del derecho tiene, en
definitivas, que ser compatible con el mantenimiento del objeto y con su goce, incluso
176
El inciso primero del Art. 246 Cn prescribe: “los principios, derechos y obligaciones establecidos por esta
Constitución no pueden ser alterados por las leyes que regulen su ejercicio ”. A partir de tal disposición de la
Ley Suprema, corresponde en el presente apartado establecer el alcance de dicha norma bajo dos situaciones:
la distinción entre regulación y limitación de derechos constitucionales (…); a. la regulación normativa
comprende entre otros aspectos, el establecimiento de la titularidad, las manifestaciones y alcances de los
derechos así como las condiciones para su ejercicio y sus garantías (…). b. la limitación o restricción de un
derecho supone en principio una regulación, por la cual se establecen ciertos impedimentos para el ejercicio
de ese derecho. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 26 de julio de
1999. Inconstitucionalidad 2-92. En igual sentido: “A. la regulación normativa o configuración es la dotación
de contenido material a los derechos fundamentales-a partir de la insuficiencia que la Constitución les
otorga- lo cual lleva a adoptar disposiciones que establezcan sus manifestaciones y alcances, las condiciones
para su ejercicio, así como la organización y procedimientos que sena necesarios para hacerlos efectivos y sus
garantías. Desde esta perspectiva, puede afirmarse que un derecho constitucional puede ser regulado por las
disposiciones infraconstitucionales provenientes de aquellos órganos estatales o entes públicos que se
encuentran constitucionalmente facultados para ello. (…) B. la limitación o restricción de un derecho, en
cambio, supone una regulación e implica la modificación de su objeto o sujetos –elementos esenciales del
derecho fundamental- de forma que implica una obstaculización o impedimento para el ejercicio de tal
derecho, con una finalidad justificada desde el punto de vista constitucional. A diferencia que en el caso de la
regulación, la limitación sólo es susceptible de ser realizada por la propia constitución o por la ley entendida
en sentido formal, es decir, la fuente jurídica emanada de la Asamblea legislativa. Si la restricción se hace por
disposiciones constitucionales nos encontramos en presencia de restricciones directamente constitucionales;
por el contrario, si se hace por leyes, nos encontramos en presencia de limitaciones legales. (…) La necesidad
de garantizar iguales derechos para todos, así como la de proteger el bien común y la seguridad jurídica –las
condiciones que crean el marco político-jurídico para la plena realización de la persona humana –habilitan al
legislador para limitar los derechos de una persona con el fin de hacerlos compatibles con el ejercicio de los
derechos de los demás, o para preservar dichos fines constitucionalmente proclamados. Sentencia de la Sala
de lo Constitucional de 23 de marzo de 2001, Inconstitucionalidades 8-97 / 15 – 97.
64
simultáneamente, por parte de los titulares del mismo. Cualquier ejercicio excluyente
constituiría abuso del derecho pues se desbordarían los límites constitucionalmente trazados.
También pueden encontrase límites externos. Desde el momento que los poderes públicos
actúan desplegando una política ambiental, el resultado de dicha política condiciona,
decisivamente, el ejercicio del derecho que siempre debe ser compatible con la preservación y
la mejora de los bienes ambientales. Ahora bien, cabe recordar en términos generales que los
límites externos formulados mediante la ley formal pueden ser establecidos libremente por la
Asamblea Legislativa, siempre que se cumpla con las siguientes condiciones: Que sean
establecidos atendiendo a un criterio constitucional que autorice limitar derechos
fundamentales; que no altere el (contenido del) derecho al medio ambiente –Art.246 inciso 1
Cn.-; y que respete el principio de proporcionalidad. 177 Finalmente, en cuanto a los límites
externos implícitos debe señalarse que el derecho al medio ambiente colinda con el ejercicio
de otros muchos derechos y con intereses y bienes protegidos. Sin embargo, aún cuando la
protección del entorno sea un interés de rango constitucional, su posición en el universo de
bienes jurídicos no pude considerarse de rango superior y ha de compaginarse, en la inevitable
ponderación con los demás.
177
La limitación a los derechos fundamentales debe respetar un límite que se le impone, que es la sumisión al
principio de proporcionalidad, en virtud del cual debe existir una relación medio-fin en la que el primero
cumpla con las características de idoneidad-es decir, que sea útil para el fin que pretende alcanzar-necesidad-
es decir, que no existan otras alternativas más moderadas, susceptibles de alcanzar dichos objetivos – y que no
cause más perjuicios que beneficios en el conjunto de bienes jurídicos en juego. Sentencia de la Sala de lo
Constitucional del 23 de marzo de 2001. Inconstitucionalidades 8-97 / 15–97.
65
una previa y general ponderación que asegure la fuerza expansiva de los bienes jurídicos en
tensión178.
Las relaciones que surgen entre el derecho a un medio ambiente y otros derechos
fundamentales pueden abordarse desde diferentes posturas. En la doctrina europea hay una
postura que ven en la relación del derecho a un medio ambiente adecuado con otros derechos
una fuente de enriquecimiento para los derechos humanos, y hay tratadistas que afirman que el
reconocimiento del derecho a un entorno adecuado genera contradicciones entre el grupo de
los derechos básicos. Esta segunda postura parte de considerar que todo derecho nuevo aporta
con su presencia no sólo deberes, sino también restricciones en las esferas iniciales de
actuación de otros derechos. Dentro del bloque de los derechos humanos puede, a su vez,
considerarse que determinados derechos serán más sensibles que otros a la irrupción de un
nuevo interés protegido. Así parece que los derechos de carácter económico y cultural pueden
resultar en mayor medida invadidos por el derecho al ambiente que los tradicionales derechos
civiles y políticos.179
CAPITULO III
DEBERES FUNDAMENTALES CORRELATIVOS
AL DERECHO AL MEDIO AMBIENTE
SUMARIO: 22. Nociones de los deberes fundamentales. 23. Rasgos de una teoría de los
deberes fundamentales. 24. Clasificación de los deberes jurídicos. 25. Definición de deberes
fundamentales. Noción de los deberes fundamentales en El Salvador: 26.1. Los deberes
fundamentales son deberes jurídicos de rango constitucional; 26.2. Los deberes fundamentales
no son únicamente expresos, también los hay tácitos; 26.3. Los deberes fundamentales no
son siempre correlativos a derechos fundamentales; 26.4. Los deberes fundamentales dimanan
de normas constitucionales, vale decir, normas jurídicas positivas; 26.5. Los deberes
fundamentales contienen obligaciones propias para el Estado y para los particulares estén o
no en situación de poderes fácticos. 26.6. Los deberes fundamentales no siempre están
vinculados con la idea de sanción; 26.7. La noción de deberes fundamentales esta en
construcción jurídica dentro de la realidad jurídica salvadoreña.- 27. El Deber fundamental
correlativo al derecho al medio ambiente: La protección, conservación y aprovechamiento
racional y sostenible del medio ambiente. 28. Deber de normar la protección, conservación,
restauración y aprovechamiento racional del medio ambiente: 28.1. La Asamblea Legislativa y
las leyes tuitivas; 28.2. El Órgano Ejecutivo y su potestad reglamentaria, 28.3. El deber de
formulación de la política ambiental. 28.4. Los Gobiernos Municipales y las normas locales. 29.
La responsabilidad por el incumplimiento de los deberes ambientales. 29.1. Elementos de la
responsabilidad ambiental: 29.1.1. El daño, 29.1.2. La imputación del daño; 29.1.3. Fundamento
del deber de reparar. 29.2. La responsabilidad del Estado por el incumplimiento del deber de
protección del ambiente.
Generalmente, dentro de los usos correctos de la palabra derecho se expresa la noción del
derecho subjetivo definido bajo diferentes ópticas; pero en todas ellas se hace alusión a las
facultades, potestades o poderes jurídicos que la norma jurídica le otorga a un sujeto de
derecho para que exija de otro u otros determinadas prestaciones de dar, hacer o no hacer. 181
181
Pérez Luño sostiene que “el derecho en sentido subjetivo hace referencia a la atribución de una facultad o
facultades a un sujeto determinado para exigir de otro u otros determinadas conductas viniendo a significar
precisamente la autorización concedida al pretensor por el precepto y en virtud de la cual, por ejemplo, éste
puede usar y disponer de algo libremente y con exclusión de los demás. Así frente al obligado por una norma
jurídica, descubrimos siempre a otra persona facultada para exigir el cumplimiento de lo prescrito por la
misma.” Vid PEREZ LUÑO, A-E., Teoría del derecho: Una concepción de la experiencia jurídica, Editorial
Tecnos, S. A., 1997, cf. pp. 50-51; En similar sentido se expresan ALEXY, R., op. cit., cf. pp. 174 – 177;
PECES-BARBA, G., Curso de teoría del derecho, Marcial Pons, S.A., Ediciones Jurídicas y Sociales, S.A.,
Madrid, 1999, cf. pp. 20-21; CATENACCI, I. J., Introducción al derecho, Editorial Astrea, Buenos Aires,
2001, cf. pp. 20, 21, 33 y 34; ATIENZA, M., El sentido del derecho, Editorial Ariel, S.A., Barcelona, 2001, p.
54.; LATORRE, A., Introducción al derecho, Editorial Ariel, S.A., Undécima Edición, Barcelona, 1985, cf. pp.
68
Luego, se clasifican y de ellos, aparecen como los de mayor relevancia los derechos
fundamentales, como aquellos que esencialmente tutelan los intereses primigenios de los seres
humanos en sociedad. Sin embargo, también existe otra concepción jurídica que sostienen que
los derechos subjetivos tienen correlativos, es decir, que frente a un derecho subjetivo existe
siempre en forma opuesta un deber jurídico o en ocasiones, prohibiciones; así el deber jurídico
se concibe como la obligación que la norma jurídica le impone a un sujeto de derecho para que
haga a favor de otro, que así lo exige, una determinada prestación de dar, hacer o no hacer, o
para que tolere en su patrimonio o en su conducta la interferencia lícita de aquel; la
prohibición por su parte consiste en la orden prescrita normativamente consistente en un
mandato de abstención conductual dirigida hacia uno o más individuos.182
Aunque parece minimizado por obvios, los deberes jurídicos tienen igual relevancia para el
Derecho no sólo por su carácter de opuestos al derecho subjetivo, sino porque además, su
incumplimiento es el supuesto jurídico de infracción que habilita al Estado para imponer
coactivamente su fuerza al infractor y obligarle a cumplir con la norma; vale decir, al
cumplimiento coactivo de la norma y a la no impunidad normativa.183
Sin embargo, no se pretende alzar la relevancia per se que adquiere el deber jurídico, sino
llevarlo al enfoque de la norma fundamental; si se parte de la noción de derechos
15-43; y ALVAREZ LEDESMA, M. I., Introducción al derecho, Editorial Mc Graw Hill, México, 1995, pp. 4 y
5.
182
“Tener un derecho subjetivo quiere decir que la norma vincula a una situación o a una conducta de un
sujeto el deber de un cierto tipo de comportamiento de acción u omisión en otro u otros sujetos. De ahí que
lo que se opone o mejor dicho, se refiere correlativamente al derecho subjetivo de una persona no sea el
derecho objetivo sino el deber jurídico de otra u otras personas, de tal manera que podemos afirmar que el
derecho objetivo, como norma o conjunto de normas, al proyectarse sobre situaciones concretas determina
derechos subjetivos y deberes jurídicos en mutua correlación. Vid. RECASENS SICHES, L., Introducción al
estudio del derecho, 5ª ed., Editorial Porrúa, México, 1979, p. 144 citado por PEREZ LUÑO, A-E., op. cit., p.
51.
183
Por lo que concierne al deber jurídico, su esencia característica aparece determinada por la propia norma
jurídico positiva, que puede hacer referencia tanto al derecho subjetivo como al deber jurídico en cuanto
principales formas de manifestación de la consecuencia jurídica, segundo elemento básico de la propia
estructura normativa. En este sentido, puede afirmarse que el deber jurídico representa el polo pasivo de la
relación jurídica, cuyo aspecto activo se encarna en el derecho subjetivo. PEREZ LUÑO, A-E., voz “deber
jurídico”, en Diccionario jurídico, 1996, citado por PEREZ LUÑO, A-E., op. cit., p. 61.
69
Esta concepción esta equivocada, toda vez que a veces se tiene una obligación y no se sufre
ningún mal si se incumple (no se es descubierto, condenado o penado) o a veces, la persona se
ve obligada a hacer algo bajo amenaza de hacer de un mal y no se esta ante un deber jurídico
(el ladrón que amenaza para robar) Hart, citado por Peces Barba afirma que no es igual la
expresión <<se ve obligado a hacer algo>> con <<estaba obligado a hacer algo>>186
Hans Kelsen, en su teoría pura del Derecho, afirma que tiene un deber y esta jurídicamente
obligado el individuo que puede cometer con su conducta un acto ilícito, pudiendo así
producir la sanción y a su vez, para evitar la sanción realizando la conducta opuesta, que es el
contenido del deber. Vincula obligación con sanción, toda vez que concibe que una conducta
solo puede ser ordenada en forma objetiva y un deber serle atribuido a alguien, si una norma
jurídica imputa a la conducta contraria un acto coactivo como sanción.187
184
Los conceptos de derecho subjetivo y de deber jurídico son correlativos, ya que a todo deber jurídico suele
corresponder una facultad. Por ello, suele afirmarse que ambos conceptos constituyen la cara y el reverso de
la relación jurídica. Vid PEREZ LUÑO, A-E., op. cit., p. 61.
185
Así lo establece Peces Barba citando a Bentham y Colmes. Vid PECES BARBA, G., los deberes
fundamentales, en Revista Electrónica DOXA, No. 4, 1987, p. 333.
186
Ibidem, p. 333.
70
El tercer modelo de los deberes es el de Hart188; sostiene que un deber jurídico puede no
coincidir con la existencia de una sanción a causa de desobediencia. Afirma que el deber
jurídico se basa en normas previas y en ese caso su desobediencia no sirve sólo para predecir
la existencia de sanciones, es también la razón que legitima esa sanción.
Por su parte, Hohfeld, afirma que deber jurídico es correlativo de derecho subjetivo y opuesto
a libertad. Los deberes jurídicos correlativos al derecho subjetivo pueden ser positivos si
consisten en no hacer u omitir. Se tiene un deber cuando alguien tiene el derecho de exigir un
comportamiento o la omisión de un comportamiento. Se tiene asimismo un deber cuando no se
tiene libertad, es decir, cuando no se puede impedir que otro exija un comportamiento o la
omisión de ese comportamiento.
187
Esta opinión la sustenta Kelsen de la forma siguiente: “A deja su obligación de entregar a B una cosa de su
pertenencia. La sanción de ejecución civil, constituyente de esa obligación, consiste en la privación por la
coacción, de la cosa a A, que es entregada a B”. KELSEN, H., Teoría pura del derecho, 1ª edición en español,
segunda reimpresión, Universidad Nacional Autónoma de México, México D. F., 1982, p. 124.
188
PECES BARBA, G., los deberes … op. cit., p. 334.
189
Ibidem, p. 336.
71
Deberes fundamentales son todos aquellos deberes jurídicos que se refieren a dimensiones
básicas de la vida del hombre en sociedad, a bienes de primordial importancia, a la
satisfacción de necesidades básicas o que afectan a sectores especialmente importantes para la
organización y el funcionamiento de las instituciones públicas o al ejercicio de los derechos
fundamentales, generalmente en el ámbito constitucional.191
190
PECES BARBA, G., Los deberes… op. cit., p. 336.
191
Ibidem, P. 337.
72
Los deberes fundamentales, son consecuencia de convenciones y del ejercicio del poder
soberano, a diferencia de los derechos fundamentales, cuya raíz ética deriva de la moralidad de
los mismos.
Se parte así de una concepción jurídica de deberes fundamentales que sienta las bases de las
premisas que conforman la postura asumida en este enfoque acerca de la edificación del
concepto jurídico de los deberes fundamentales en la constitución salvadoreña y si son o no
correlativos a los derechos fundamentales; argumentación esencial, toda vez que esta
afianzada la noción de concebir al medio ambiente como un derecho fundamental.
Es así que los deberes fundamentales entran en una categoría especial que los clasifica y
separa de los deberes jurídicos en general, porque tienen un carácter de fundantes y, porque en
esencia, su contenido jurídico denota el ejercicio legítimo y satisfacción de un derecho
fundamental o lo que es igual, el cumplimiento efectivo de los deberes fundamentales implica
el irrestricto cumplimiento de los derechos fundamentales.
Es por ello que están concebidos constitucionalmente, y con esta afirmación se destaca que no
existen deberes fundamentales en normas subconstitucionales, ni en normas ordinarias, ya
sean éstas de origen internacionales o del poder legisferante instaurado por el legislador; y esta
aseveración tienen sus propias razones justificativas, tal es que no puede considerarse a
cualquier deber jurídico legal como deber fundamental, toda vez que éste último goza de las
cualidades de supremacía, fundamentalidad y regularidad jurídica que el Art. 246 de la
Constitución le prescribe a las normas contenidas en ellas.
En otras palabras, los deberes fundamentales son aquellos que, contenidos en la constitución,
son en su mayoría correlativos a los derechos fundamentales y que, cuyo cumplimiento
asegura el ejercicio efectivo de éstos últimos.
26.2. Los deberes fundamentales no son únicamente expresos, también los hay tácitos.
192
GONZALEZ BONILLA, R. E., “Cualidades de la constitución”, en AA.VV., Teoría de la constitución
salvadoreña, op. cit., cf. pp. 124-125.
74
193
La institucionalidad jurídica del Estado de El Salvador está conformado por los Organos Fundamentales de
Gobierno, a saber: Legislativo, Ejecutivo y Judicial y por otros Organos, de rango constitucional, que no son
fundamentales pero desempeñan funciones esenciales: Ministerio Público (Fiscalía General de la República,
Procuraduría General de la República y Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos), Corte de
Cuentas de la República y Tribunal Supremo Electoral).
75
fuerzas de la seguridad pública, cuando estén en ejercicio de sus obligaciones, atribuciones y/o
competencias legales.
Es por ello, que la Constitución contiene normas de toda índole contentivas de deberes
fundamentales y que éstos están concebidos en ellas, en forma expresa, en virtud de su
mención literal y, en su mayoría, en forma tácita o sobreentendida, según se colige del uso
adecuado de los cánones interpretativos constitucionales.
Si se sigue siempre a Hohfeld parece claro que los deberes fundamentales son siempre
correlativos a derechos fundamentales194; sin embargo, ello hace olvidar los caracteres de
dinamismo y variabilidad que hacen que el fenómeno jurídico sea un producto cultural. 195 Y es
que en las normas constitucionales, por sus cualidades de fundante y supremacía, se
encuentran representados aspectos de índole económico, social, político, ideológico,
costumbrista y hasta de la idiosincrasia de los pueblos, y de ellos no escapa El Salvador; en
consecuencia en la constitución salvadoreña existen deberes fundamentales que no tienen un
derecho correlativo; así por ejemplo, el derecho político del ciudadano de ejercer el sufragio es
un derecho y un deber fundamental196; y en ésta última acepción no se encuentra un correlativo
derecho, es decir, no hay un sujeto activo legitimado normativamente para exigir del
ciudadano el ejercicio del sufragio.197
194
Uno de los obstáculos mayores a la comprensión aguda y solución verdadera de los problemas jurídicos
surge con frecuencia de la falta de claridad en la utilización de los términos derecho subjetivo, privilegio,
potestad e inmunidad junto con los de deber, no-derecho, sujeción e incompetencia. Para esclarecer el
panorama, un sector de la doctrina ha propuesto un esquema de "opuestos" y "correlativos". Sin embargo,
para efectos de la presente sentencia, interesa destacar que en dicho esquema el derecho subjetivo tiene como
correlativo jurídico el "deber", ya que ambos términos expresan el mismo estado de cosas, visto desde ángulos
diferentes: la posibilidad de un sujeto de reclamar frente a otro una determinada actuación a su favor.
195
TORRE, A., Introducción al Derecho, 10ª ed., Editorial Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1991.
196
Así lo estipulan los Arts. 72 ordinal 1º. Cn que concibe al sufragio como un derecho político y el Art. 73
ordinal 1º Cn que lo concibe como un deber político del ciudadano.
197
El que el sufragio se constituya simultáneamente en deber u obligación constitucional no implica la
negación del contenido de tal derecho, sino que tal circunstancia atiende a valoraciones que hizo el poder
constituyente en cuanto a que el sufragio no responde sólo a intereses del titular, sino también al interés
comunitario que exige la protección del mismo. En este contexto, para armonizar la naturaleza de derecho
76
Pérez Luño afirma que no obstante, que no siempre se produce una correlación entre derechos
subjetivos y deberes jurídicos, ya que a veces se imponen deberes jurídicos sin que se
reconozcan unos derechos subjetivos correlativos o recíprocos (por ejemplo, cuando se
impone a un ciudadano el deber jurídico de cumplir el servicio militar o el deber de impedir la
comisión de un delito en determinados supuestos, a menos que se consideren derechos
subjetivos recíprocos el derecho del Estado o el derecho de la víctima) 198 . Peces Barba afirma
que existen deberes jurídicos que no tienen como correlativo un derecho subjetivo. (Los
deberes respecto a los animales y muchos deberes fundamentales, el deber de la educación,
por ejemplo).
con la de deber que tiene el sufragio, puede entenderse que la persona tiene primeramente el derecho
subjetivo de sufragar consagrado en la Constitución; sin embargo, el titular no puede optar entre ejercerlo o
no ejercerlo, pues tal derecho se convierte en deber constitucional; lo que el titular puede decidir es la forma
o grado en que lo va a ejercer. En otras palabras, el carácter de derecho de la mencionada categoría jurídica le
permite a su titular la posibilidad de decidir la opción política por la cual votará, pero no la posibilidad
jurídica de optar entre votar o no votar, pues el sufragar es un deber. Es un deber constitucional; de optar por
no ejercerlo, al interés comunitario.
198
PEREZ LUÑO, A-E., op. cit., p. 62.
199
Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 26de junio de 2003, Amparo
242-2001.
77
Esta discusión tiene una marcada raíz filosófica y sin ánimo de entrar en ella, se asume una
postura normativa, propia de la dimensión fáctica del Derecho200, y se sostiene que los deberes
fundamentales encuentran su origen en las normas constitucionales que los contienen y como
lógica consecuencia, no existen deberes fundamentales con un génesis diferente a éstas.
Si los derechos fundamentales tienen un asidero constitucional que los otorga, mutatis
mutandi, los deberes fundamentes tienen también una base de igual rango, y por consiguiente,
su titular, objeto, contenido y sanción, cuando lo hubiere, esta precisamente determinado en
ellas o, las pautas principales de su descripción surgen de ahí.
Con ello, se elimina así las formas del pensamiento jurídico que pretenden establecer la
existencia de deberes fundamentales que no provengan de normas jurídicas positivas; pues no
parece concebible en términos normativos la exigencia de cumplimientos de deberes no
contemplados en las normas y si en exigencias de principios sin asidero jurídico, pues el deber
fundamental debe estar estrictamente establecido en la norma, toda vez que de su infracción o
violación, surge en su mayoría de veces sanciones impuestas en forma coactiva por el poder
Estatal. Es así que exigencias de seguridad jurídica hacen justificable la única creación de
deberes sólo en normas constitucionales.
26.5. Los deberes fundamentales contienen obligaciones propias para el Estado y para
los particulares estén o no en situación de poderes fácticos.
200
Pérez Luño afirma que la dimensión normativa del Derecho es aquella que reconoce al fenómeno jurídico
en su presencia estrictamente jurídica. En consecuencia la dimensión normativa se refleja en la realidad como
el conjunto de normas coactivas que prescriben la conducta social debida. Vid ALVAREZ LEDEZMA, M. I.,
Introducción al Derecho, Mc Graw Hill Interamericana de México, México, 1995, p. 53.
78
Y ello, que parece obvio, conlleva a la pregunta obligada de si los particulares son o no sujetos
de deberes fundamentales y la respuesta es afirmativa. Hay deberes fundamentales genéricos
de los cuáles toda persona esta obligada a su cumplimiento y que no admiten excepción,
encontrándose dentro de ellos el deber de someterse a la autoridad de la ley y el deber de
respeto y sujeción a la institucionalidad normativa y sus órganos de aplicación. Ningún
individuo, sin distingo de ninguna clase, puede exonerarse del cumplimiento de estos deberes,
toda vez que al hacerlo se socava las bases de un Estado Constitucional de Derecho.202
¿Y sin embargo, que ocurre cuándo los deberes fundamentales están vinculados con derechos
y garantías fundamentales? Si un individuo le violenta la vida o lesiona la integridad física o
moral de una persona, o le arrebata con o sin violencia su propiedad y posesión o perturba su
201
Art. 86 Cn: El poder público emana del pueblo. Los órganos del Gobierno lo ejercerán
independientemente dentro de las respectivas atribuciones y competencias que establecen esta Constitución
y las leyes. Las atribuciones de los órganos del Gobierno son indelegables, pero éstos colaborarán entre sí en
el ejercicio de las funciones públicas. (…) Los órganos fundamentales del Gobierno son el Legislativo, el
Ejecutivo y el Judicial.
202
PECES BARBA, G., op. cit., p. 331.
79
seguridad jurídica e incluso realiza actos atentatorios contra su libertad o seguridad, esta
realizando un acto contrario a la norma y no obstante, el legislador ha dicho que esa clase de
conductas son constitutivas de hechos punibles y por ende sancionadas por el Ius Puniendi del
Estado.203 Parece ser que no se trata que el respeto de la vida, de la propiedad y posesión, de la
libertad e integridad física y moral, del honor y la intimidad más que deberes primarios son
deberes de configuración legal, toda vez que las normas penales las conciben como bienes
jurídicos que gozan de la tutela penal204. Sin embargo, ello no significa que esa tutela penal sea
de por sí suficiente y única, pues nadie ignora que el principio de última ratio o de
fragmentación penal, hace que se consideren relevantes penalmente los comportamientos
dolosos o imprudentes que conlleven un mayor desvalor de acción o de resultado frente al bien
jurídico.
¿Y qué pasa con aquellos particulares que están en una situación fáctica de poder? En una
sociedad globalizada como la actual, existen personas privadas que gozan de un poder
económico que puede incluso compararse con el poder político estatal y que perfectamente
pueden abusar de ese poder o desmedirse en el ejercicio de él y vulnerar los derechos de los
demás que no gozan de esa posición ventajosa. Si la doctrina alemana de la drittwirkung
reconoce la exigencia de derechos fundamentales horizontales, o lo que es igual, exigibles
frente a particulares, mutatis mutandi, también es razonable concebir que los particulares que
están colocados en una situación material de poder están obligados, más que otras personas, al
203
Es un consenso muy amplio la noción que los particulares cuando infringen los derechos de mayor
trascendencia de los individuos deben sufrir una consecuencia jurídica Estatal por ello y, sobre esa
justificación se erige la potestad punitiva o sancionatoria Estatal que tienen su corolario en la legislación
penal de cada Estado.
204
Pese a que en sí son el contenido de derechos fundamentales y su respeto la concreción del deber jurídico
correlativo a éstos, los bienes jurídicos presentan una noción dogmática autónoma que les permite
considerarse como categoría jurídica independiente de la noción tradicional de derechos y que por ende, no
cuenta con deberes correlativos. En tal sentido Polaino Navarrete afirma: ““todas la categorías conceptuales
que asumen un valor contienen un sentido o sustentan un significado positivamente evaluados, dentro de una
consideración institucional de la vida regulada por el derecho, como merecedor de la máxima protección
jurídica representada por la conminación penal de determinados comportamientos descritos en los tipos
legales” id POLAINO NAVARRETE, M., El injusto típico en la teoría del delito, Editorial MAVE Corrientes,
Buenos Aires, 2000, p. 488, citado por SANCHEZ ESCOBAR, C. E., Límites constitucionales al derecho
penal, Escuela de Capacitación Judicial del Consejo Nacional de la Judicatura, Proyecto de capacitación
inicial y continua de operadores jurídicos, San Salvador, El Salvador, 2004, p. 33.
80
cumplimiento estricto de los derechos fundamentales y ello significa, que son titulares del
deber jurídico, del cual no pueden sustraerse.205
26.6. Los deberes fundamentales no siempre están vinculados con la idea de sanción
Hans Kelsen vinculó siempre en su Teoría Pura del Derecho la noción que la sanción jurídica
devenía como consecuencia de un hecho ilícito que tenía por fuente la infracción o
incumplimiento de un sujeto obligado del deber jurídico que constreñía su libertad o que le
obligaba a soportar la interferencia lícita de un individuo sobre su conducta.206
Pero ello no puede aplicarse con exactitud a los deberes fundamentales; y es que no siempre la
infracción de un deber fundamental se asocia indisolublemente a la sanción jurídica, pues hay
deberes fundamentales que carecen de sanción. Así el incumplimiento del servicio militar
obligatorio por parte de un individuo bajo el argumento del ejercicio de un derecho – no
contemplado en la legislación salvadoreña- de objeción de conciencia sería una infracción de
un deber fundamental pero sin sanción; de igual suerte ocurre con el deber de ejercer el
sufragio o el deber fundamental de los salvadoreños de velar por el respeto y cumplimiento de
la Constitución, que no acarrean ninguna consecuencia coactiva.207
Así pues, la regla general es que la infracción de un deber fundamental acarrea una sanción;
pero excepcionalmente existen deberes fundamentales que al vulnerarse no conllevan sanción,
y en los cuales, el elemento de la interiorización de los mismos es la mejor garantía de su
cumplimiento y eficacia.
205
La doctrina de la eficacia horizontal de los derechos fundamentales afirma la existencia de poderes fácticos
económicos y políticos particulares que pueden vulnerar otros derechos fundamentales, por lo que éstos
tienen eficacia frente a ellos; de ahí que mutatis mutandi, estos poderes fácticos tienen verdaderos deberes
fundamentales de respeto y tolerancia de derechos fundamentales y por ende, los particulares se ciñen a ellos.
En sentido análogo Vid BILBAO UBILLOS, J.M., La eficacia de los derechos fundamentales frente a
particulares. Análisis de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Madrid: Centros de Estudios Políticos
y Constitucionales, 1997, p. 325. citado por JANA LINETZKY. A., op. cit., p. 7.
206
KELSEN, H., op. cit., p. 127.
207
El Art. 73 ordinal 2º de la Constitución señala que es un deber político de los ciudadanos cumplir y velar
porque se cumpla la Constitución de la República.
81
De todas estas notas caracterizadoras se vislumbra claramente que la teoría de los deberes
fundamentales esta empezando a ser considerada en El Salvador, pero que tímidamente
aparecen esbozos de la misma en la jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional. En
consecuencia, corresponde a las instituciones encargadas de la enseñanza jurídica y en
especial, a las escuelas del Derecho la edificación del concepto normativo de los deberes
fundamentales y la inserción de los mismos en las normas positivas del ordenamiento
salvadoreño.
Hay una ardua tarea por hacer: Debe precisarse sus contenidos, sus caracteres, sus principales
exigencias en relación a los comportamientos que contiene, su titularidad en relación a si se
refiere solo a entidades públicas o particulares y si su infracción genera sanciones y de que
tipo. Es una labor exigente pero que contribuirá en gran medida al fortalecimiento del deber
fundamental y a la consolidación del Estado Constitucional del Derecho en El Salvador.
Art. 117. "Es deber del Estado proteger los recursos naturales, así como la
diversidad e integridad del medio ambiente, para garantizar el desarrollo
sostenible.
a) Proteger los recursos naturales, así como la diversidad e integridad del medio
ambiente, para garantizar el desarrollo sostenible. Inciso 1º del Art. 117 Cn.
b) Crear una ley que proteja, conserve, establezca las pautas de aprovechamiento racional,
restaure o sustituya los recursos naturales. Inciso 2º del Art. 117 Cn.
Estos deberes genéricos los cumple el Estado por medio de sus Órganos de Gobierno de tres
formas: 1) Crea la Ley del Medio Ambiente y sus reglamentos de aplicación 208; 2) crea,
organiza y determina los parámetros de función del Ministerio del Medio Ambiente y
Recursos Naturales; y además, 3) Formula a través de sus instituciones la política nacional del
medio ambiente en El Salvador209.
208
Una de las dudas que surge es la conformidad de la Ley del Medio Ambiente con el Art. 117 Cn, por lo que
destacan algunas peculiaridades que merecen comentarse: Sus razones de creación, a tenor de los
considerandos de la misma, son: a) adecuación de la normativa secundaria a la constitución; b) optimización
de la utilización de los recursos naturales con el desarrollo económico; c) necesidad de una legislación
ambiental moderna con principios de sostenibilidad; y d) cumplimiento de obligaciones derivadas de
normativa internacional.
209
El Art. 3 de la Ley del Medio Ambiente dispone: “La política nacional del medio ambiente es un conjunto
de principios, estrategias y acciones, emitidas por el Consejo de Ministros, y realizada por el Ministerio del
Medio Ambiente y Recursos Naturales…y por el Sistema Nacional de Gestión del Medio Ambiente. (…) Esta
política se actualizará por lo menos cada cinco años, a fin de asegurar en el país un desarrollo sostenible y
83
Pero sería un error pensar que únicamente los órganos fundamentales de Gobierno son los
únicos obligados; en igual sentido entes desconcentrados que actúan con la personalidad
jurídica del Estado como el Ministerio Público por ejemplo, también se hallan sujetos a dicha
obligación constitucional y, desde luego, los entes descentralizados y de ellos, cada uno de los
doscientos sesenta y dos municipios que conforman el Estado salvadoreño, tiene la obligación
de desarrollar una política ambiental local de respeto al medio ambiente que conlleve la
protección de éste.
sustentable (…) La política nacional del medio ambiente deberá guiar la acción de la administración pública,
central y municipal, en la ejecución de planes y programas de desarrollo.
210
La forma de Gobierno de El Salvador esta determinada por el Art. 85 Cn que lo determina como
republicano, democrático y representativo. Como consecuencia el Art. 86 Cn formula la existencia de tres
Órganos Fundamentales, cuyas atribuciones y competencias están determinadas constitucionalmente en las
normas de reparto y atribución de competencias, del Art. 121 Cn en adelante, hasta el Art. 190 Cn.
84
¿Es el deber fundamental únicamente la protección del medio ambiente? ¿Qué se concibe
como tal? La Sala de lo Constitucional ha salido al paso de dicha interrogante y de su
jurisprudencia se infiere que el deber fundamental se encuentra conformado por tres deberes y
una garantía.
La Sala de lo Constitucional afirma que las medidas protectoras son medios técnicos
específicos que, generalmente, van asociados con limitaciones de las actividades
contaminantes o con otras más específicas, como la prohibición de la caza y del comercio de
especies animales protegidas o la evaluación del impacto ambiental. Así, por ejemplo, la
regulación de actividades clasificadas como contaminantes es una política de protección
ambiental; ahora bien, es cierto que, en general, las normas sobre contaminación permiten un
cierto grado de emisiones contaminantes pero éstas son menores o se prohíben cuando pueden
afectar a bienes ambientales especialmente catalogados o conservados. Las medidas
protectoras son, por lo tanto, más o menos intensas según sea la calidad de los bienes
ambientales objeto de las mismas. Por ello, la doctrina admite que estas medidas tendrán que
ser muy rigurosas cuando los posibles peligros acechan a los bienes ambientales de una zona
rural; y menos rigurosas serán, por supuesto, las medidas protectoras del entorno urbano,
donde es difícil conseguir un alto grado de protección de parajes naturales, pues la existencia
misma de la ciudad supone una disminución considerable de la fauna y flora silvestres.211
Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 26de junio de 2003, Amparo
211
242-2001.
85
se pretende mantener intactos los recursos de las zonas protegidas, proscribiendo o limitando
cualquier explotación de los mismos212
Además, es parte del contenido de este deber la garantía de la utilización racional de los
recursos naturales, que dado su carácter instrumental tiende a convertirse en la herramienta
que conlleve la satisfacción del derecho al medio ambiente. El debate ecológico
contemporáneo se ciñe, en gran parte, a señalar los límites de un aprovechamiento económico
de los recursos que sea compatible con la adecuación del entorno para el goce de las personas.
212
Ibidem.
213
Ibidem.
86
Como consecuencia de lo anterior se infiere que El deber de protección del medio ambiente
esta vinculado a todas aquellas medidas, de cualquier índole, que desarrolle el Estado por
medio de sus entes, destinado a impedir el deterioro de los bienes ambientales que se
pretenden conservar. La Sala de lo Constitucional ha señalado que el inciso 2º del Art. 117 Cn.
asegura la protección estatal de los bienes ambientales, mediante la vinculación de los poderes
públicos a los principios ambientales y a la garantía de la utilización racional de los mismos.
242-2001.
87
La Asamblea Legislativa tiene bajo su competencia la función de legislar (Art. 121 Cn) la que
se interpreta como crear, reformar, interpretar auténticamente y derogar las leyes secundarias
(Art. 131 ordinal 5 Cn) sin que ello implica alterar los derechos, principios y obligaciones
contenidos en la Constitución misma (Art. 246 Cn). Pues, los diputados, como funcionarios
públicos, también han protestado cumplir con la constitución y las leyes, ateniéndose a su
texto cualesquiera que sea (Art. 235 Cn) y si violan con sus actuaciones u omisiones
responderán directamente y el Estado subsidiariamente por los daños materiales y morales que
causaren. Por tanto, el parlamento salvadoreño dentro de sus competencias y atribuciones
constitucionales debe:
a) Crear, reformar e interpretar auténticamente en caso que sea necesario leyes, que
potencien, desarrolle o tutelen el derecho al medio ambiente, así como el deber de
derogar o abrogar las normas que vulneren a éste o conculquen el acceso al mismo. En
ese sentido deben concretar legalmente los sujetos activos y pasivos del mismo, su
objeto y contenido así como los deberes correlativos para los poderes públicos;
e) Considerar en los instrumentos legales la violación al derecho al medio ambiente por los
agentes estatales, por el Estado mismo y por los particulares que se encuentren en
situaciones fácticas hegemónicas o concebidos como poderes fácticos reales.
f) Desarrollar legalmente los procedimientos a través de los cuales el Estado, sus Órganos de
Gobierno y los servidores estatales cumplirán con el contenido prestacional del
derecho fundamental al medio ambiente sano.
h) En general, crear normas jurídicas generales y obligatorias que tutelen el medio ambiente y
que desarrollen los debes ambientales, contribuyendo decididamente a la
concientización ambiental en El Salvador.
Tiene además una potestad reglamentaria, consistente básicamente en crear normas jurídicas
generales y obligatorias encaminadas a desarrollar los preceptos legales. Así el Art. 114 de la
Ley del Medio Ambiente obligó al El Presidente de la República a emitir el Reglamento
General de la presente Ley y los Especiales establecidos en la misma, en un plazo no mayor
de ciento ochenta días, contados a partir de la fecha de su vigencia. El Reglamento General de
la Ley del Medio Ambiente, entonces, debía ser formulado en los seis meses posteriores al 12
de mayo de 1998, fecha de vigencia de la ley, teniendo de plazo hasta el 11 de noviembre de
dicho año para crear el Reglamento General de la Ley del Medio Ambiente. Sin embargo, fue
publicado en el Diario Oficial número 73, Tomo 347, de fecha 12 de abril de 2000, y entró en
vigencia el día 20 de abril del mismo año, a tenor del artículo 129 de dicha normativa. Esto
trajo como consecuencia una violación a la Ley por parte del Presidente de la República a
través del Ministro del Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables, pues, transcurrió
más de un año sin que el Reglamento General fuera emitido. El objeto del Reglamento
General es desarrollar las normas y preceptos contenidos en la Ley del Medio Ambiente, a la
cual se adhiere como su principal instrumento ejecutorio.
De igual suerte, el Art. 114 LMA dispone la creación de reglamentos especiales. Estos son el
Reglamento Especial de Normas Técnicas de Calidad Ambiental, ordenado por el artículo 44
LMA; el Reglamento de Aguas, ordenado por el Art. 49 LMA; el Reglamento de
90
Hasta el momento se han creado los reglamentos siguientes: a) Reglamento Especial sobre El
Control de las Sustancias Agotadoras de la Capa de Ozono, con el objeto es regular en el país
la importancia y el consumo de las sustancias agotadoras de la capa de ozono para contribuir a
la protección de la capa de ozono estratosférica y al cumplimiento de las obligaciones que
emanan de los instrumentos internacionales que El Salvador ha ratificado en la materia (Art.
1) ; b) Reglamento Especial de Aguas Residuales, con el objeto de velar porque las aguas
215
Paralelamente, fuera del ámbito reglamentario de la administración pública, para velar por una
tutela efectiva del derecho al medio ambiente y cumplir con la Legislación ambiental se creó
el Ministerio del Medio Ambiente y Recursos Naturales y se le atribuye la política medio
ambiental. Por tanto, la administración central debe:
a) Formular una política nacional ambiental que cumpla los principios conservacionista,
proteccionista o restaurador no sustitutivo del artículo 117 Cn,
k) Incluir la política ambiental dentro de los planes y programas de nación, así como su
inclusión dentro de la temática de discusión de la economía global. Especialmente la
administración debe considerar la temática ambiental como un eje transversal de Gobierno
y eliminar de ella el tinte político partidarista, y verle más objetiva, como un proyecto de
nación.
l) Asumir una actitud positiva frente a la tutela del medio ambiente, con acciones
institucionales firmes y propositivas encaminadas a su satisfacción.
n) En general, toda acción del Órgano Ejecutivo, del Consejo de Ministros, del Ministerio del
Medio Ambiente y de los funcionarios y empleados que le conforman que consista en
tolerar las violaciones sistemáticas del derecho al medio ambiente sano por particulares o
por el Estado y sus agentes mismos.
220
La política nacional del medio ambiente es un conjunto de principios, estrategias y acciones, emitidas por
el Consejo de Ministros, y realizada por el Ministerio del Medio Ambiente y Recursos Naturales, y por el
Sistema Nacional de Gestión del Medio Ambiente…La política nacional del medio ambiente deberá guiar la
acción de la administración pública, central y municipal, en la ejecución de planes y programas de desarrollo.
Art. 3 de la Ley del Medio Ambiente.
93
Conforme a ello, la política ambiental está informada por los principios siguientes:
c) Principio de armonía con el interés social: Todo aprovechamiento de los recursos naturales
y de los demás elementos ambientales debe realizarse de modo compatible con el equilibrio
ecológico y el desarrollo en armonía con el interés social.
g) Principio de rehabilitación: El Estado debe rehabilitar las zonas que resulten perjudicadas
como consecuencia de actividades humanas para ser destinadas al bienestar de las poblaciones
afectadas.
i) Principio de territorialidad: El Estado debe velar porque las actividades que se lleven a cabo
dentro del territorio nacional y en aquellas zonas donde ejerce soberanía y jurisdicción no
afecten el equilibrio ecológico de otros países o de zonas de jurisdicción internacional.
Por su parte, la Sala de lo Constitucional ha afirmado con respecto a la Política ambiental: “La
política estatal ambiental es concebida como una política integral que comprende la
concurrencia de participación del Estado y los particulares en la protección del medio
ambiente, para lo cual el Estado y los particulares en la protección del medio ambiente, para lo
cual el Estado tiene la obligación de incentivar a los participantes y darles la asistencia técnica
221
Respecto a este principio debe acotarse dos aspectos: el primero consiste en que para algunas personas debe
ser reformulado como “el que contamina repara”, en consideración a que muchos grupos sociales
contaminantes prefieren pagar, que rehabilitar; mientras que la reparación del daño ambiental no sólo por la
vía pecuniaria lleva por objeto la sensibilización del o los infractores al ambiente. El segundo aspecto consiste
en que una legislación demasiado protectora del ambiente puede ausentar al inversionista extranjero que
busca nuevos mercados, quedando una amplia cantidad de personas sin acceso a un trabajo digno y sin
posibilidad de mejorar la calidad de vida, de tal suerte que se afirma que se debe buscar una fórmula de
consenso que obligue a aquél o aquéllos infractores a resarcir económicamente, a reparar como forma de
concientización y con la colaboración del Estado mismo, de tal manera que se den incentivos fiscales a
efectos que las empresas tuitivas del ambiente se motiven a su conservación, preservación y potenciación.
222
VALLENAS GAONA, J. R., “El derecho a un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado” citado
en CASTRO GALDAMEZ, J. J., op. cit., p. 96.
95
necesaria para el adecuado aprovechamiento de los recursos naturales, así como fomentar y
proteger las asociaciones económicas que tengan por objeto incrementar la riqueza nacional
mediante la racional utilización de los recursos naturales, con posibilidad que el Estado
intervenga activamente en la Constitución y funcionamiento de tales asociaciones; ello se ve
complementado con un componente educativo, que implica la obligatoria enseñanza de la
conservación del medio en todos los centros docentes de la República (Art.60 inciso 2 Cn), y
un componente de control de salubridad, mediante la actuación del Estado en el control de la
calidad de los productos alimenticios y de las condiciones ambientales (Art. 69 inciso 2 Cn); y
finalmente, un límite a la actividad que el Estado desarrolla para cumplir con su obligación de
promover el desarrollo económico y social del país: la racional utilización de los recursos,
para lo cual se dispone –como instrumentos idóneos que deberá utilizar en el cumplimiento de
tal obligación- la planificación y ejecución de planes adecuados para la conservación del
medio, en los que deberá privar el criterio teleológico del interés social”.223
226
D. L. No. 274 de fecha 31 de enero de 1986, publicado en el D.O. No. 23 Tomo 290, publicado el 5 de
febrero de 1986.
227
Art. 204 Cn. “La autonomía del Municipio comprende: (…) 5º. Decretar las ordenanzas y reglamentos
locales (…)”. Art. 6-A CM. “El municipio regulará las materias de su competencia y la prestación de los
servicios por medio de ordenanzas y reglamentos”.
97
Nótese de lo expuesto que la competencia del gobierno local es sumamente amplia, y en ellas
están concebidas las tres dimensiones del derecho al medio ambiente; por tanto, el primero
obligado es el Municipio, pero el Código Municipal ha sido específico en establecer que
dichas competencias no afectan las del gobierno central 228 y que la administración central sólo
puede intervenir pero supletoriamente al gobierno local, en virtud del principio de
subsidiariedad supra citado229.
Art. 5 CM.- “Las Competencias establecidas en el artículo anterior, no afectan las competencias de carácter
228
Siguiendo a Kelsen, surge la interrogante: ¿Qué pasa si se incumplen los deberes ambientales?
Parece evidente que hay que obligar al culpable, aún si es el Estado mismo, a cumplir con el
deber o si esto no es posible, a reparar el daño causado. Emerge así la responsabilidad por
violación al deber de protección ambiental, o si se prefiere, responsabilidad por daños al
ambiente. Sin pretensiones de exhaustividad, se dedica esta parte del texto para un breve
bosquejo de la misma.
230
HENAO, J.C., Responsabilidad del Estado colombiano por daño ambiental. El autor es Profesor Titular de
la Facultad de Derecho de la Universidad Externado de Colombia
231
La conciencia ecologista puede caer en un extremismo peligroso, pues, genera un grave temor en la
persona humana derivado de daños reiterados al objeto de protección del derecho al medio ambiente que se
catalogan de irreversibles. La ecología es, entonces, un tema de conflicto social actual. El temor se enfoca en
una forma de producción insensible al ambiente natural con un detrimento irremediablemente del medio
ambiente, y por ende, de la salud y la calidad de vida del ser humano, por lo que la ecología se contrapone
como posición antagónica al progreso. Los casos límite son entonces que se daña ilimitadamente o que no se
daña nada. No obstante, estas posiciones deben ser llevadas a un punto de equilibrio y coexistencia, porque
como tales, son altamente perniciosos, no debiendo existir nunca en forma pura.
99
La incidencia consiste en formar la noción en la persona que contamina que es mejor producir
con el mínimo de contaminación que pagar las indemnizaciones por los daños que deba
resarcir, a causa de su actividad comisiva u omisiva contaminadora del ambiente, siguiendo
las reglas de la responsabilidad civil aplicadas al derecho ambiental. Henao cita un ejemplo:
“Se trata de que sea mas barato colocar chimeneas en una industria, que pagar mediante la
indemnización civil la lavandería de los vecinos y la muerte de los pájaros que alteren el
ecosistema” 233.
29.1. Elementos de la responsabilidad ambiental
232
Comisión de las Comunidades Europeas, Bruselas, 9.2.2000 COM(2000) 66 final, Libro Blanco sobre
Responsabilidad Ambiental (presentado por la Comisión), P. 12. Este documento es la continuación del Libro
Verde sobre reparación del daño ecológico, publicado por la misma Comisión en mayo de 1993, y se redactó
luego de recoger más de un centenar de recomendaciones hechas por Estados y Asociaciones. Su objetivo es
establecer la estructura de un futuro régimen comunitario de responsabilidad ambiental encaminado a la
aplicación del principio de quien contamina, paga. Asimismo, describe los principales elementos que harán
posible que dicho régimen sea eficaz y viable.
233
HENAO, J. C., op, cit., s.n.p.
100
Los elementos para que se declare la responsabilidad civil de una persona, incluido el Estado,
son tres: el daño, la imputación del daño, y el fundamento del deber de reparar234.
29.1.1. El daño
En un proceso de responsabilidad civil el daño es el primer elemento que se debe analizar. “El
daño es la razón de ser de la responsabilidad, y por ello, es básica la reflexión de que su
determinación en sí, precisando sus distintos aspectos y su cuantía, ha de ocupar el primer
lugar, en términos lógicos y cronológicos, en la labor de las partes y juez en el proceso. Si no
hubo daño o no se puede determinar o no se le pudo evaluar, hasta allí habrá de llegarse; todo
esfuerzo adicional, relativo a la autoría y a la calificación moral de la conducta del autor
resultará necio e inútil. De ahí también el desatino de comenzar la indagación por la culpa de
la demandada”235 El articulo 5 de la ley del Medio Ambiente, establece una definición de
carácter legal de daño ambiental en la cual dice “es toda pérdida, disminución, deterioro, o
perjuicio que se ocasione al ambiente o a uno o mas de sus componente, en contravención de
las normas legales. El daño podrá ser grave cuando ponga en peligro la salud de grupos
humano, ecosistemas o especies de flora y fauna e irreversible, cuando los efectos que
produzcan sean irreparable y definitivos.”
234
Mejía, H., sostiene que los elementos de la responsabilidad ambiental son dos: la actividad humana y el
daño ambiental; al referirse a la actividad humana sostiene: “Para analizar la responsabilidad civil
extracontractual es necesario contar, como elemento primario la existencia de una actividad humana, y que
para dicha actividad pueda ser relevante a los efectos de la responsabilidad, debe contener por lo menos dos
características esenciales sin las cuales no puede decirse que exista tal responsabilidad: la actividad tiene que
ser dañosa, es decir, debe de ocasionarse un daño, pues bien se sabe que el hombre puede realizar una serie de
actividades de su quehacer cotidiano sin producir ningún daño y dicha actividad debe ser ilícita, es decir,
debe generar un daño injustificado esto debe ser contrario al ordenamiento jurídico existente. Los daños
ambientales pueden causarse por la vía de la acción realizando vertimiento de residuos, deshechos sólidos,
emisión de humos, ruidos, entre otras actividades, asimismo por la omisión, es decir no actuar ante deberes
genéricos cuando está obligado hacerlo para evitar daños ambientales”…respecto al daño ambiental expresa:
“El daño ambiental al igual que en materia civil, constituye la piedra angular de la responsabilidad ambiental,
ya que sobre la base de éste se determina el monto y la forma de la indemnización que tendría que pagar el
infractor o responsable… MEJIA, H. A., La responsabilidad civil por daños al medio ambiente. Tesis
Doctoral.
235
FERNANDO HINESTROSA. “Responsabilidad extracontractual: antijuridicidad y culpa”, citado por
CASTRO GALDAMEZ, J. J., op. cit., p. 64.
101
Daño ambiental y daño ecológico no son sinónimos, pues, daño ambiental es comprensivo del
daño ecológico. Debe distinguirse entre daño ambiental puro, "aquello que ha caracterizado
regularmente las afrentas al medio ambiente es que no afectan especialmente una u otra
persona determinada, sino exclusivamente el medio natural en sí mismo considerado, es decir,
las 'cosas comunes' que en ocasiones hemos designado como 'bienes ambientales' tales como
el agua, el aire, la flora y la fauna salvaje y daño ambiental consecutivo, bajo el cual se
estudian las repercusiones de una afrenta al medio ambiente pero respecto de una persona
determinada, es decir, las repercusiones que la contaminación o el deterioro ecológico generan
en la persona o bienes apropiables e intercambiables de los particulares.
Es esta una de las características del Derecho Ambiental porque el daño ambiental se causa
siempre a la colectividad, pero con repercusiones, en ocasiones, sobre bienes individuales. En
efecto, la persona tiene posibilidad de accionar en su nombre para pedir una indemnización
propia (Daño Ambiental Consecutivo), como de accionar en nombre de una colectividad para
pedir una indemnización de la cual no se puede apropiar pero de la cual sí puede gozar, que es
realmente la que constituye la reparación del daño ambiental en su estado puro.
En el derecho del medio ambiente existe la particularidad de que siempre hay un daño a un
bien de la colectividad, y que en ocasiones ese daño al bien de la colectividad repercute sobre
un bien apropiable por un patrimonio particular. La distinción señalada entre Daño Ambiental
Puro y Daño Ambiental Consecutivo marcará no sólo la forma de reparación del daño, sino la
finalidad de cada acción que busca proteger el medio ambiente. Se concluye entonces que
Daño Ambiental Puro es la aminoración de los bienes colectivos que conforman el medio
ambiente, y que Daño Ambiental Consecutivo es la repercusión del Daño Ambiental Puro
sobre el patrimonio exclusivamente individual del ser humano.236
Algunos autores sostienen que no es posible restituir el daño ambiental puro, no obstante,
otros afirman que dicha posición es equivocada, porque a pesar de que en la mayoría de los
casos no se puede lograr el objetivo de reparar el medio ambiente como si el daño no hubiere
ocurrido, sí se puede predicar otra forma reparatoria, que busca dejar el bien en la forma mas
236
HENAO, J. C., op. cit., s.n.p.
102
parecida posible a la que tenía antes del daño. En el derecho al medio ambiente se debe partir
que el daño se produce a un derecho colectivo y difuso que no puede ser apropiado por un
patrimonio individual, por lo que la reparación pecuniaria no tiene sentido alguno en la
restitución del daño causado, ya que con él no se está reparando el objeto dañado sino
otorgando un subrogado pecuniario que no podrá acrecentar el bien ambiental.
Si la indemnización dineraria equivalente no puede resarcir el daño ambiental, debe entonces,
privilegiarse la reparación in natura, que supone hacer las tareas necesarias para que el bien
lesionado vuelva a cumplir la función anterior al hecho dañino o, por lo menos, a que la
cumpla de la manera más parecida posible.237.
Respecto al daño ambiental consecutivo, expresado como aquel que repercute en el patrimonio
exclusivamente individual de la persona, no es predicable la reparación equivalente in natura;
al contrario, es perfectamente apreciable que esta especie de daño ambiental puede ser
perfectamente reparable por medio de una indemnización que se encargue de resarcir el
perjuicio patrimonial ocasionado a la persona y que si bien no causara una restitución efectiva
del bien ambiental dañado o extinguido, podrá satisfacer el ánimo de indemnización en el
dañado.
237
Henao sostiene que en el caso que sea imposible restaurar el bien ambiental dañado, se debe propender a
que la indemnización favorezca otro bien ambiental de similar naturaleza. Esta posición se sustenta en el
hecho de que el ecosistema es interactuado y, por tanto, si bien es cierto no se restaura el bien lesionado sí se
restaura el sistema que se verá beneficiado en su conjunto. Por tanto, la reparación del daño ambiental puro
debe ser in natura. Que toda indemnización, sea ordenando hacer determinadas actividades o pagando para
que se hagan, solo tendrá como finalidad la recuperación del bien ambiental aminorado para dejarlo al menos
en la situación mas parecida a la que tenía antes del daño, cuando ello es posible, o, invirtiendo en otros
bienes ambientales cuando es imposible recuperar aquel dañado. HENAO, J. C., op. cit., s.n.p.
103
precise que una causa produjo un efecto y que el mismo se puede atribuir a determinada
persona.
Se sostiene que la imputación es la atribución jurídica de un daño causado por uno o varios
hechos dañinos, atribuido o aplicable a una o varias personas que, por tanto, deberán en
principio repararlo238. De esta definición se obtienen los requisitos de la misma, a saber: a) es
una atribución jurídica y no una atribución necesariamente material. Así las cosas debe
entenderse que se puede imputar un daño ambiental a una persona tanto por el hecho de haber
causado directamente el daño como por haber permitido que se cause. (Responsabilidad por
omisión); b) un daño puede ser causado por varios hechos dañinos que concurran en la
producción del mismo. En esto predomina una regla de lógica simple: Entre más hechos
dañinos imputados más posibilidad de vincular al eventual responsable, aunque desde luego
habrá casos en los que basta un solo hecho; c) Si se atribuye jurídicamente uno o varios
hechos dañinos a una o varias personas públicas o privadas, surge el concepto de
responsabilidad solidaria entre los coautores; d) Si se afirma que las personas deberán, "en
principio", reparar el daño, es porque no es suficiente la imputación del daño para que surja la
responsabilidad civil.
La imputación en materia ambiental presenta problemas serios: Dificultad para escoger la
persona responsable y dificultad para establecer el nexo de causalidad. Rosario Leñero
Bohórquez, sostiene "la prueba del nexo causal en los daños ambientales constituye por lo
general una auténtica prueba diabólica. Así, se ha puesto de manifiesto como esta tarea se ve
dificultada por circunstancias tales como la frecuente pluralidad de agentes contaminantes, la
eventual lejanía entre la ubicación del agente lesivo y el lugar de producción de los efectos, la
manifestación diferida en el tiempo de los daños o del real alcance de los mismos..."239.
239
LEÑERO BOHORQUEZ, R., "La relación de causalidad en la responsabilidad patrimonial de las
administraciones públicas por daños ambientales", en Medio Ambiente y Derecho. Revista Electrónica de
Derecho Ambiental. Nº 3 de noviembre de 1999, Área de Derecho Administrativo de la Universidad de
Sevilla.
104
240
Sentencia del Tribunal Supremo Español del 16 de diciembre de 1997.
241
Este principio debe aplicarse a través de una interpretación conforme a la constitución, pues, de no hacerlo
así perfectamente se podría atacar como violatorio al derecho fundamental de ser presumido y procesalmente
tratado como inocente. Así las cosas no se debe comprender como culpable a los sujetos involucrados, sino
como autores solidarios del daño ambiental conforme a las circunstancias racionales y lógicas, en conexidad
con el daño ambiental ocasionado, que los lleva a compartir actitudes de restauración, conservación y
potenciación de los bienes ambientales, sin que ello implica que se les atribuya una conducta altamente
perniciosa a los bienes jurídicos tutelados por el Derecho Penal.
105
Las teorías del nexo causal existente son la teoría de la responsabilidad empresarial o
industrial242, la teoría de la responsabilidad de participación en el mercado, 243 y la teoría de la
causalidad alternativa244
Consiste en que la persona a la que se le atribuye la comisión del daño ambiental debe
resarcirlo. En suma, se trata de aplicar no, a partir de los hechos dañinos imputados al eventual
responsable, las teorías que justifican el deber de reparar. Supone que la imputación del daño
no convierte automáticamente en responsable a la persona a la que se le ha imputado el
mismo, porque aquella sólo responde por los daños antijurídicos que le sean atribuibles.
No es de aplicación absoluta el principio general del derecho ambiental "el que contamina
paga", pues no basta dañar el medio ambiente para ser obligado a la indemnización, debe
haber un nexo causal resultante de un dolos malus, que se derive efectivamente en el hecho
antijurídico, esto implica que se puede causar un daño ambiental y no necesariamente se va a
responder por ello, pues, es innegable que hay eventos en donde al ponderar los bienes
ambientales con otros derechos fundamentales, se sacrifican aquellos en forma racional y
242
Esta teoría ha tenido eco en la doctrina Norte Americana y parte del supuesto que hay varios demandados
que son fabricantes de un determinado producto, habiendo todos ellos desarrollando la misma práctica fabril
que puede haber dado lugar a la responsabilidad. Esta teoría ha surgido en el ámbito de la responsabilidad por
la elaboración de productos contaminantes. Ha sido criticada principalmente por ser muy específica, ya que
hay variedad de fuentes que pueden dar origen a un daño ambiental. PERALES, C. de M., La responsabilidad
civil por daños al medio ambiente, 2ª. ed., Monografías Civitas, cf. pp. 168- 172.
243
Sostiene que el demandante no tiene que probar el nexo causal si se dan las siguientes circunstancias: Que
los demandados tienen una participación relevante del mercado del producto en cuestión y que los
demandados producen el producto dañoso a partir de un mismo diseño o formula. A diferencia de la anterior,
ya no exige una aplicación fabril concertada entre los distintos productos, no obstante se ha considerado
insuficiente, por ser también muy específica por las situaciones que pueden originar un daño ambiental
determinado. Vid PERALES, C. de M., op. cit., cf. pp. 168- 172.
244
Ha tenido origen en Holanda y consiste en eximir al demandante de probar el nexo causal, pues este le
corresponderá al supuesto agente que se le imputa el daño. Esto se aplicará indistintamente sobre los orígenes
del daño ambiental que se pretende reparar. Es la más justificable y aceptable en algunas legislaciones,
primordialmente por que no toma en cuenta la fuente emisora del daño, y la reversión de la carga de la
prueba (onus probandi), constituye en alguna medida, como paliativo de la dificultad de determinar el nexo
causal tal como ocurre en el daño ambiental. Vid PERALES, C. de M., op. cit., cf. pp. 168- 172.
106
“En lo relativo a la reparación por daños al ambiente la ley del medio ambiente estipula
claramente la obligación de hacerlo una vez sea considerado responsable conforme al
procedimiento que ésta regula, ya sea por una acción u omisión, que dañe de forma directa
cualquier elemento al medio ambiente, siempre y cuando sea posible tal circunstancia, sin
embargo, en caso de ser imposible dicha restauración, el responsable indemnizará al Estado y
los particulares por los daños y perjuicios ocasionados. Este esquema de responsabilidad
atiende a la preeminencia a la restauración de los ecosistemas dañados, y de forma subsidiaria
la indemnización en dinero cuando fuere imposible de hacerlo, es decir al principio de la
reparación in natura.
El articulo 5 de la citada ley define la obligación de reparar el daño “como el deber legal de
restablecer el medio ambiente o ecosistema a la situación anterior al hecho que lo contaminó,
deterioró, o destruyó, cuando sea posible o en dar una compensación a la sociedad en su
conjunto que sustituya de la forma mas adecuada y equitativa el daño, además de indemnizar a
particulares por prejuicios conexos con el daño ambiental según corresponda.245 De igual
manera este criterio ha sostenido Carlos De Miguel Perales 246
“el caso concreto del medio
ambiente la reparación en especie deberá buscarse en el mayor esfuerzo posible, aparte de
resarcir al perjudicado se trata también de proteger el medio ambiente en si mismo
considerado y si bien es cierto que la responsabilidad civil tiene como objeto primordial el
conseguir la reparación del daño en interés del individuo perjudicado, no lo es menos que la
protección del medio ambiente es unas de las políticas que debe informa la legislación
positiva”.
245
También la ley del medio ambiente en el articulo 2 literal f prescribe que como un principio de la política
nacional del medio ambiente “La contaminación del medio ambiente o alguno de sus elementos que impida o
deteriore sus procesos esenciales conllevará como obligación la restauración o compensación del daño
causado debiendo indemnizar al Estado o cualquier persona natural o jurídica afectada en su caso conforme a
la ley”.
246
PERALES, C. de M., op. cit., p. 228.
107
Si bien hasta el momento desde la vigencia de la ley del medio ambiente no se ha condenado a
ningún empresario por daños medioambientales, fácilmente una persona responsable en el
transcurso del proceso judicial indemnizatorio por los referidos daños puede transferir sus
bienes a fin de mostrar su insolvencia económica y evitar el pago en dinero o la restauración
de los ecosistemas dañados cuando fuere posible. Por tanto se hace necesario establecer otras
alternativas para garantizar el cumplimiento de la reparación”247.
29.2. La responsabilidad del Estado por el incumplimiento del deber de protección del
ambiente
¿Es responsable el Estado por actos comisitos u omisivos que violentan el derecho al medio
ambiente? Hay que partir de las siguientes premisas:
247
MEJIA, H. A., op. cit., p. 127.
108
garantías y principios que esta contiene, así como al fiel cumplimiento de los deberes y
obligaciones que la misma impone; siendo especialmente diligentes en la realización de todas
aquellas conductas que se consideren como debidas por así imponerlos la norma misma o un
principio general de derecho, por cuya infracción y Lesividad objetiva (traducida en un daño,
en contraposición a una lesión abstracta) responderán penal, civil, administrativa o
disciplinaria y políticamente, y el Estado de manera subsidiaria (Arts. 235, 244 y 245 Cn).
Ello implica que en primer lugar toda persona que se sienta afectada por que una actuación de
un servidor estatal le ha vulnerado su derecho al medio ambiente deberá dirigir su acción,
reclamando la clase de responsabilidad, en contra del agente estatal mismo (ya sea penal, civil,
administrativa o disciplinaria) y sólo en caso de que éste no pueda responder, ya sea porque no
cuente con los recursos económicos suficiente para responder por el daño o porque ya no
ocupe el cargo o posición que tenía o por cualquier otro motivo justificable, responderá
subsidiariamente el Estado, quien será responsable en todo caso en forma civil, por
responsabilidad extracontractual.
ciertos bienes ambientales, como lo sería una veda absoluta y no parcial sobre una especie de
fauna protegida.
En este sentido, se puede afectar cualquiera de las tres dimensiones de este derecho, ya sea la
relativa a la salud, como en lo es las omisiones dañinas consistentes en tolerar y permitir la
contaminación sónica o la contaminación por hidrocarburos o inclusive la contaminación por
pesticidas, insecticidas y fungicidas, que se utilizan en labores agrícolas.
En su esfera relativa a la vida, son acciones dañinas violatorias de este derecho, aquellas que
consienten en la posibilidad y riesgo de que suceda un evento de tal naturaleza que ocasione la
muerte o ponga en grave peligro la vida de las personas, teniendo especialmente el deber
jurídico de afrontarlo. Así por ejemplo el autorizar la urbanización de una zona en un área
identificada como alto riesgo geológico, con propensión a movimientos trasnacionales de
tierra tales como deslizamientos y derrumbes, el no actuar construyendo bordas para evitar que
ríos se desborden e inunden las viviendas de los ribereños, el permitir de la existencia de
productos tóxicos mortales y no hacer nada para excluirlos del mercado, son ejemplos de este
tipo.
c) La responsabilidad del Estado y/o de sus funcionarios debe ser declarada judicialmente y
con el cumplimiento de los presupuestos legales básicos, según el proceso del cual se trata, y
110
La responsabilidad ambiental es una figura que no opera de pleno derecho sino que deberá ser
declarada judicialmente. Ante ello, surgen dos aspectos procesales básicos, a saber: Uno lo
constituye la ausencia de tribunales ambientales como jueces naturales de la materia y, dos, la
ausencia de un proceso específico de reparación del daño ambiental, por lo que se deberá
sujetar a las reglas comunes aplicables a cada caso concreto, como lo es el proceso civil, el
proceso penal o el procedimiento administrativo, por ejemplo. En cada uno de ellos, deberá
demostrarse los presupuestos legales básicos para acreditar la existencia de la violación del
derecho, la responsabilidad del sujeto pasivo como directamente responsable y el nexo causal
entre el daño ambiental ocasionado y la inacción de la conducta debida.
En todo caso, cuando se trata de acciones u omisiones responsables violatorias del derecho al
medio ambiente deberá acreditarse básicamente la existencia de un daño ambiental, ya sea en
el patrimonio del actor (daño ambiental consecutivo) o en los bienes ambientales (daño
ambiental puro), una conducta de hacer lo contrario a la norma o de no hacer lo debido por el
agente estatal (en cuyo caso deberá comprobarse la existencia de una norma jurídica, de un
principio general de derecho, de una costumbre o de cualquier otra fuente de norma jurídica
que le impone esta obligación, acreditar suficientemente la hipótesis de que si se hubiera
realizado la conducta debida la violación no hubiese acaecido y que el obrar omisivo del
sujeto se debió a una conducta dolosa o negligente, y no a caso fortuito o fuerza mayor o a una
situación de no exigibilidad de otra conducta, en cuyo caso se exoneraría), luego, acreditar el
nexo causal que establezca la causalidad adecuada, idónea e indefectible entre la conducta de
no hacer lo debido y la violación al derecho al medio ambiente. Vale lo dicho sobre estos
presupuestos procesales para obtener una sentencia favorable para los procesos en sede
administrativa y los procesos constitucionales.
112
CAPITULO IV
TUTELA CONSTITUCIONAL
DEL DERECHO AL MEDIO AMBIENTE
SUMARIO: 30. Los fines constitucionales del ordenamiento jurídico. 31. La jurisdicción
constitucional en El Salvador. 32. El control concentrado de constitucionalidad y su
jurisprudencia. 33. El amparo como garantía especializada de protección del medio ambiente.
34. El control difuso de constitucionalidad y su jurisprudencia. 35. Postura crítica sobre la
tutela constitucional del derecho al medio ambiente por medio de la jurisprudencia
Desde este imperativo preceptuado en el título I de la norma jurídica fundamental del país,
denominado la persona humana y los fines del Estado, se deriva una visión humanista que se
disemina a lo largo del cuerpo normativo mismo y que, sobre la base de la jerarquía de las
fuentes del Derecho, cimienta a todo el sistema normativo jurídico248.
El Estado y todo su aparataje, los poderes públicos en sus funciones y competencias, sólo son
legítimas en la medida que tiendan a asegurar a la persona humana los valores constituciones
que se derivan de aquel mandato249.
248
Gonzalez Bonilla afirma que la Sala de lo Constitucional ha explicitado el sentido de la concepción
personalista, que según el Informe Único de la Comisión de Estudio del Proyecto de Constitución, se expresa
en la Ley Suprema: “Según esta concepción (…) el Estado (…) tendrá sentido sólo como un medio puesto al
servicio de la persona humana (…) como un instrumento para la realización de los fines de ésta”. Que el
Derecho exista por causa de los hombres “significa dos cosas: una, que el Derecho es obra del hombre; otra,
que el Derecho esta al servicio del hombre. Sentencia de la Sala de lo Constitucionalidad de la Corte Suprema
de Justicia de 19 de julio de 1996, Inconstitucionalidad 1-92. Vid GONZALEZ BONILLA, R. E., op. cit., p. 2.
249
De la anterior premisa ha derivado la incidencia de dicha concepción en la determinación de la función
del Derecho y del Estado: “Esta concepción filosófica incide en el campo jurídico caracterizando al Derecho y
al Estado. Así pues, desde el personalismo o humanismo, se entiende que la función del Derecho es garantizar
la libertad de cada individuo para permitir que éste realice libremente sus fines y la función del Estado es la
organización y puesta en marcha de la cooperación social, armonizando los intereses individuales y colectivos
113
La forma de gobierno prescrita por el Art. 85 vinculado al Art. 86 de la Carta Magna señalan
la división del poder público en tres órganos, y de la forma comentada en el capítulo anterior
conducen a tres órganos fundamentales de gobierno con funciones, atribuciones y
competencias distintas pero complementarias y que se suplen entre sí en aras al ser humano, al
respeto de su dignidad y sus derechos250.
Así, el Órgano Ejecutivo, regulado en los Arts. 150 y siguientes Cn, tiene dos funciones
constitucionales esenciales: La actividad administrativa y la actividad política o gubernativa.
La primera puesta al servicio de la satisfacción de las necesidades más esenciales de los
individuos en sociedad, y qué estos no pueden satisfacer por sí mismo o que pudiendo hacerlo,
necesitan de la supervisión y control del mismo para evitar el predominio de los intereses de
los más fuertes sobre los débiles251. La actividad política o gubernativa por el contrario,
asumida por el Presidente de la República, los Ministros y sus subalternos, así como todos los
servidores del Estado, tendientes a trazar las grandes líneas, directrices y planes de gobierno
que conduzcan al país hacia una determinados derroteros, según el pensamiento socio
con miras a obtener el bien común”. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia
del 19 de julio de 1996, Inconstitucionalidad 1-92. Vid GONZALEZ BONILLA, R. E., op. cit., p. 2.
250
Prescribe el Art. 86 Cn: “El poder público emana del Pueblo. Los Órganos del Gobierno lo ejercerán
independientemente dentro de las respectivas atribuciones y competencias que establecen esta Constitución
y las Leyes. Las atribuciones de los órganos del Gobierno son indelegables pero éstos colaborarán entre sí en
el ejercicio de las funciones públicas (…) Los órganos fundamentales del Gobierno son el Legislativo, el
Ejecutivo y el Judicial (…).” Destaca en el texto salvadoreño la denominación de órganos de Gobierno para
referirse al tradicionalmente acuñado concepto de Poderes del Estado, utilizado mayormente en el
constitucionalismo comparado. La razón de este cambio se explica en el informe presentado ante el Pleno
Constituyente el 22 de julio de 1983 por la comisión de Estudio del Proyecto de Constitución, denominado
“Exposición de motivos de la Constitución de 1983”. La argumentación seguida por los ponentes se deriva
acaso de una rígida interpretación del concepto de soberanía popular y de las atribuciones y competencias
que corresponden a los órganos del Estado, en un intento de resaltar la necesaria colaboración que debe
existir entre las diferentes instituciones del Estado. Vid AA. VV., El Estado y la constitución salvadoreña,
coordinador Cayetano Nuñez Rivero, 1ª ed., Proyecto para el Fortalecimiento de la Justicia y la Cultura
Constitucional en la República de El Salvador- Unión Europea, Corte Suprema de Justicia, San Salvador, El
Salvador, 2000, p. 79.
251
El Derecho constitucional clásico definió una función ejecutiva limitada a ejecutar las leyes. Ahora, la
función de administrar los negocios estatales requieren que la Constitución organice y tenga previsto
formalmente un marco referencial de las operaciones de este poder, en base a un proyecto nacional, el cual
en El Salvador, se atribuye al Consejo de Ministros: Arts. 167 ordinal 2o Cn; Un plan operativo se supone con
fines, metas, procedimientos y recursos, etc. Vid SOLANO RAMIREZ, M. E., Estado … op. cit., p. 270.
114
económico del gobierno de turno y su ideología política 252. En ambos casos, el poder público
centra su actividad hacia el individuo y son los intereses de éste los que lo orientan y
determinan253.
Pero no basta la ejecución de planes, los intereses de los individuos no siempre son
coincidentes y en no pocas veces tienden a colisionar entre sí y generar conflictos. Se necesita
entonces de un órgano que tienda a establecer los comportamientos voluntarios de los seres
humanos como debidos, ya sea como mandatos, como conductas que se permiten o como
prohibiciones, desde una perspectiva general y abstracta, que coadyuve a las funciones
anteriores.
Por ello, en los Arts. 121 y siguientes Cn, se regula la organización y funcionamiento de la
Asamblea Legislativa y se le atribuye la función de legislar 254. Esta actividad normativa de la
252
el Ejecutivo es el órgano de dirección política pues dirige la vida política estatal, incluyendo en ella el
impulso para la actuación de otros órganos. Esta función de dirección política se realiza en dos ámbitos: una
acción o política exterior y una acción o política interior. Dentro de estas acciones es posible advertir cierta
participación del Legislativo; así, corresponde a éste ratificar los tratados o pactos celebrados por el Ejecutivo
con otros Estados u organismos internacionales, o denegar su ratificación (art. 131 ord. 7° Cn.); recibir el
informe de labores del Ejecutivo y aprobarlo o desaprobarlo (art. 131 ord. 18° Cn.); aprobar las concesiones
otorgadas por el Estado para la explotación de muelles, ferrocarriles, canales u otras obras materiales de uso
público (Art. 131 ord. 30° Cn.); y recomendar a la Presidencia de la República la destitución de los Ministros
de Estado (Art. 131 ord. 37° Cn.)
253
La administración es un proceso que no admite solución de continuidad; pues esto sería de consecuencias
lamentables para la vida del Estado. Administrar requiere un estilo y un talante especial: demanda un
referente de la filosofía política que dará respaldo y orientación al gobierno del Estado; a partir del Estado
moderno, el elemento valorativo ha configurado diversos formas de Estado. (…) La única posibilidad de
encontrar una fórmula de aceptación general, sería si la democracia la define con mayor precisión, de acuerdo
a los intereses de las mayorías sociales (Art. 101 inciso 2 Cn). Disposición que los gobiernos han desplazado
en beneficio de la ley de la oferta y la demanda. Vid RAWLS, J., Una teoría de la justicia , en SOLANO
RAMIREZ, M. E., Estado … op. cit., p. 270. (…) La creatividad, la discrecionalidad y la normatividad deben
ser sabiamente combinadas para que el Estado pueda dar seguridad, salud, educación, bienestar económico,
aplicando una filosofía política consecuente con la que inspira la letra y el espíritu de la Constitución. Vid
SOLANO RAMIREZ, M. E., El Estado … op. cit., p. 270.
254
Art. 121 Cn. La Asamblea Legislativa es un cuerpo colegiado conformado por diputados elegidos en la
forma prescrita por la Constitución y a ella le competen fundamentalmente la atribución de legislar; el Art.
131 ordinal 5 señala: “corresponde a la Asamblea Legislativa: (…) 5º. Decretara, interpretar auténticamente,
reformar y derogar las leyes secundarias. “La función legislativa puede considerarse como la función más
característica del parlamento, hasta el punto que en algunos textos constitucionales, entre ellos el
norteamericano, como ejemplo de primer texto codificado, se identifica a éste con Poder Legislativo.” Vid
115
Y no obstante ello siempre existen conflictos y controversias en donde el Estado reclama para
sí el poder de dirimirlos, prohibiendo entre las personas la autotutela de sus intereses, y crea
procesos heterocompositivos e instrumentos de heterocomposición, dotados de poder de
decisión y de ejecutar sus decisiones256. Surge así el órgano jurisdiccional, previsto en los Arts.
172 y siguientes Cn, con función de administrar justicia257 y de ejecutar lo juzgado258.
AA. VV., El Estado y … op. cit.,, p. 96. La función legislativa consiste en la elaboración de normas de carácter
general, vinculantes para todos los órganos y entes públicos; sin embargo, esto no significa un monopolio del
poder normativo ya que otro poderes estatales pueden también dictar disposiciones jurídicas; tal es el caso de
los reglamentos del Ejecutivo (Arts. 167 ord. 1º y 168 ord. 14º Cn.) y de la normativa municipal (art. 204 Cn.).
Asimismo, puede afirmarse que la necesidad de colaboración con otros órganos del Gobierno ha llevado a que
otras instancias, además de la Asamblea, participen en el procedimiento legislativo; v. gr., dentro de nuestra
Constitución encontramos que el Presidente participa en la función legislativa mediante la sanción o el veto
de las leyes aprobadas por la Asamblea Legislativa (Arts. 135 y 137 Cn.). Asimismo, el Presidente de la
República, por medio de sus Ministros, goza de iniciativa de ley (Art. 133 ord. 2° Cn.). Sentencia de la Sala de
lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, Inconstitucionalidad 22-1999.
255
Más que hacer la ley en sentido formal, lo cual es muy importante, de lo que se trata es de formular
normas que resultan después de tomar decisiones políticas fundamentales, en el marco de una constitución.
Se crean así normas primarias creadoras de derecho, o sea que el acto legislativo es fuente de derecho. (…)
Nadie manda al legislador cómo deben hacer la ley, siendo su vinculación con el Estado, de carácter negativo
en el sentido que sólo se le dicen que sus leyes no deben producir alteración de los principios, valores y
derechos consagrados por la Constitución (Art. 246 Cn), es lo que la doctrina europea conoce como “poder de
configuración”. La Asamblea es libre de crear el derecho, su límite es la Constitución, pero la libertad de
legislar no se extiende a otras facultades en la que, además de observar los contenidos y mandatos de otras
leyes, debe considerar las atribuciones de otros poderes. Vid SOLANO RAMIREZ, M. E., El Estado… op. cit.,
p. 264.
256
La función jurisdiccional corresponde al Poder Judicial, la cual se identifica con la actividad encaminada a
comprobar y hacer valer concretamente en los casos particulares, el ordenamiento jurídico estatal. La función
jurisdiccional se aplica solo por impulso de parte, pero por órganos que son siempre distintos y están por
encima de las mismas partes. BISCARETTI DI RUFIA, P., Derecho constitucional, en SOLANO RAMIREZ,
M.E., El Estado… op. cit., p. 279.
257
La Corte Suprema de Justicia, las cámaras de segunda instancia y los demás tribunales que establezcan las
leyes de la república integran el órgano judicial. Corresponde exclusivamente a este órgano juzgar y ejecutar
lo juzgado en materias constitucional, civil, penal, mercantil laboral, agrario, de tránsito, de inquilinato y de
lo contencioso- administrativo así como las otras que determine la ley . Arts. 172 Cn y 1 de la Ley Orgánica
Judicial.
258
Los tribunales de justicia reciben en la Constitución una conformación especial, tomando en cuenta que
ellos cumplen una función peculiar y propia de dicho órgano: la aplicación del derecho con criterio técnico-
jurídico, mediante resoluciones que ostentan la nota de irrevocabilidad por los otros órganos estatales (…);
pues la jurisdicción es la forma de aplicación del Derecho que se distingue de las otras modalidades posibles
116
Pero es tristemente notorio que el poder tiende a desbordarse. No son pocos los autores que
afirman que el poder absoluto corrompe absolutamente y que por ende se necesitan límites
jurídicos positivos que afirmen las medidas y parámetros bajo las cuáles aquel debe ser
contenido. Estos límites de las clases más diferentes encuentran su punto de culminación en
los derechos y garantías fundamentales y en los deberes fundamentales de respeto, tolerancia o
de realización que les son recíprocos según sea el caso. Así, constitucionalmente El Salvador
administra, gobierna, legisla, juzga y ejecuta lo juzgado en aras a la consecución de la justicia,
la seguridad jurídica y el bien común de la persona humana, siendo actividad legítima en
cuanto es acorde a dichos fines y erige como escudos ante los excesos, desbordes y
arbitrariedades del poder público a través de la configuración positiva de derechos, garantías y
deberes fundamentales.
por representar el máximo grado de irrevocabilidad admitido en cada ordenamiento positivo. Dicho estatuto
está constituido, en primer lugar, por el principio de exclusividad prescrito en el Art. 172 inciso 1° Cn., el
cual (…) significa que cualquier posible conflicto que surja en la vida social puede o ha de ser solucionado en
última instancia por los jueces y tribunales independientes y predeterminados por la ley. El mencionado
principio se puede analizar desde dos enfoques: uno positivo, el cual implica que -salvo casos excepcionales,
regulados por la ley- la autodefensa se encuentra proscrita en el Estado de Derecho, aunque el justiciable
tiene a su disposición el derecho de acción consagrado en el Art. 18 Cn. para pedir a los tribunales la
heterocomposición de los conflictos en los que tenga interés; y uno negativo, el cual implica que los
tribunales no deben realizar otra función que juzgar y hacer ejecutar lo juzgado. A su vez, dicho principio
conlleva dos exigencias: que la facultad de resolución de controversias sea encomendada a un único cuerpo de
jueces y magistrados, independientes e imparciales, en donde toda manipulación relativa a su constitución y
competencia esté expresamente excluida -el principio de unidad de la jurisdicción o ‘unidad de la justicia’ a la
que hace referencia el Art. 216 inc. 1° Cn.-; y que la potestad jurisdiccional, tanto en la fase declarativa o
cognoscitiva -‘juzgar’- como en la ejecutiva -‘hacer ejecutar lo juzgado’-, así como la producción de cosa
juzgada, sea atribuida como monopolio a los miembros que integran el Órgano Judicial, vedando a los demás
órganos del Gobierno la asunción de las funciones jurisdiccionales -el principio de monopolio de la
jurisdicción, o exclusividad stricto sensu, a que hace referencia el art. 172 inc. 1° Cn.- Por otra parte, según lo
prescrito en el art. 172 inc. 3° Cn., los magistrados y jueces están regidos por el principio de independencia , la
cual persigue la finalidad de asegurar la pureza de los criterios técnicos -especialmente el sometimiento al
derecho- que van a incidir en la elaboración jurisdiccional de la norma concreta irrevocable. Sentencia de la
Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 20 de julio de 1999, Inconstitucionalidad 5-99.
117
Con este panorama general, muy propio de los sistemas republicanos de gobierno, no pude
vislumbrarse más que en forma genérica el rol que desempeña el órgano jurisdiccional
salvadoreño relativo a la tutela del derecho al medio ambiente. Pero sucede que el Órgano
Judicial salvadoreño, denominado así constitucionalmente, desempeña tres funciones
diferentes a la función jurisdiccional. Estas son la función de imperium o actividad coactiva
tendiente a hacer cumplir las decisiones judiciales, aunque se discute si es o no parte de la
función jurisdiccional259; la actividad denominada erróneamente jurisdicción voluntaria260, más
acertadamente actividad administrativa judicial tendiente a dar certeza jurídica a derechos y
situaciones jurídicas de los particulares que requieren de tal declaratoria del aparataje judicial
y la de control constitucional261.
Situándose en esta última, El Salvador tiene un sistema de control constitucional que recae en
un tribunal constitucional que está insertado dentro del propio tribunal supremo de justicia y
cuyos funcionarios son parte de éste último. Efectivamente, la Corte Suprema de Justicia tiene
cuatro Salas, entre las cuáles se encuentra la Sala de lo Constitucional. Asimismo, cinco de los
quince magistrados que conforman la Corte Suprema de Justicia son los magistrados de la Sala
de lo Constitucional y el Presidente de ésta, lo es también de la Corte Suprema de Justicia y
del Órgano Judicial. Esta es una situación que conduce a una estrecha conexión entre el
tribunal supremo de justicia y el tribunal constitucional. La jurisdicción constitucional se erige
así sobre tres procesos y un control disperso: El Amparo, el hábeas corpus, el proceso de
259
La función de imperium esta vinculada con el concepto constitucional de “hacer ejecutar lo juzgado” que
de suyo acompaña a la función de juzgar y con una postura lógica racional, la actividad de juzgar se volvería
ineficaz si no se pudiese ejecutar las decisiones judiciales.
260
El primer considerando de la Ley del Ejercicio Notarial de la Jurisdicción Voluntaria y Otras Diligencias
sostiene que una de las razones por las cuáles se formula ésta radica esencialmente en que la jurisdicción
voluntaria, actualmente de la competencia de los Jueces ordinarios, no implica la solución de litigios o
conflictos de intereses mediante sentencias que pasen en autoridad de cosa juzgada. El rigor técnico procesal
pone fin a su denominación argumentando que no es “jurisdicción” porque no implica conflicto jurídico y
que no es “voluntaria” porque se obliga al particular a acudir al ente jurisdiccional para darle certeza a un
derecho o situación jurídica concreta.
261
El fin principal de la Sala de lo Constitucional es vigilar porque los poderes públicos desarrollen sus
funciones en el marco de la constitución o sea evitar que infrinjan la constitución. No es un tribunal de
instancia ni de grado que conocería de infracciones legales de un proceso, sino que se trata de un tribunal
para conocer y decidir sobre las faltas de carácter constitucional, que hubieren podido cometer los
funcionarios del Estado. Vid SOLANO RAMIREZ, M. E., El Estado… op. cit., p.p. 295-296.
118
El amparo presenta una triple naturaleza, pues es un proceso constitucional, es una garantía
fundamental y es un derecho fundamental.
Como derecho fundamental es el poder jurídico que tiene todo ciudadano de acudir a la Sala
de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia a solicitar que se le proteja cuando una
autoridad o funcionario le ha vulnerado cualquiera de los derechos constitucionales. Como
garantía fundamental, el amparo es visto como el proceso que se sigue para tutelar los
derechos constitucionales que le han sido vulnerado a los individuos; y como proceso, el
amparo es el procedimiento de rango constitucional que se ventilan ante la Sala de lo
Constitucional promovido por una persona generalmente contra una autoridad o funcionario
que le ha conculcado uno o más derechos reconocidos constitucionalmente. Art. 247 Cn.
El objeto del proceso de amparo es tutelar los derechos y garantías que la constitución de la
república le reconoce a toda persona, natural o jurídica, nacional o extranjera, dependiendo de
los límites propios de cada uno de los derechos. En tal sentido asuntos de mera legalidad o la
262
Una de las grandes innovaciones de la Constitución de 1983 en el ámbito jurisdiccional es la creación de la
Sala de lo Constitucional como ente incardinado en la estructura del Órgano Judicial concretamente en la
Corte Suprema de Justicia, con la atribución de conocer en la forma exclusiva de los procesos de
inconstitucionalidad, amparo y hábeas corpus o exhibición personal cuando el demandado sea de San
Salvador y las controversias ante los Organos Legislativo y Ejecutivo en el procedimiento de formación de la
ley y de las causas de pérdida y de rehabilitación de los derechos del ciudadano. La Sala de lo Constitucional
sustituyó a la Sala de Amparos pero dicha sustitución no se quedó en el ámbito nominal, sino que implicó la
creación de un tribunal con características singulares, tanto desde una perspectiva orgánica como
competencial, pues es un ente jurisdiccional con unas características estructurales propias- diferentes a las de
otros tribunales- (que se pone de manifiesto en el conjunto de principios que inspiran su configuración y
actuaciones, entre ellos, el de exclusividad, Art, 172 Cn; independencia, Art. 172 inciso 3º. Cn, juez natural o
legal, art. 15 Cn; Juez técnico, Art. 176 Cn, Imparcialidad, Art. 186 inciso 5º. Cn) y con unas competencias
limitadas tanto materialmente como funcionalmente, ello en razón de la competencia constitucional y a la
concreta función de conocer de unos determinados procesos y procedimientos. Vid AA. VV., El Estado… op.
cit., p. 128.
119
Sólo puede pedirse amparo ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia y
de la sentencia definitiva que ésta emita, ya sea amparando al demandante o declarando o
negando el amparo a éste por no ser procedente. De esta sentencia definitiva o de cualquier
otra que le ponga fin en forma anormal al proceso, tales como sobreseimientos o resoluciones
de improcedencia, no existe recurso de alzada alguno, lo cual conlleva en forma implícita que
la Sala de lo Constitucional es el máximo y único tribunal constitucional del país.
Por otra parte, puede pedir amparo ante la Sala de lo Constitucional, cualquier persona, ya sea
natural o jurídica, nacional o extranjera, mayor o menor de edad, aunque en este último caso lo
deberá hacer por razones procesales, a través de su representante legal. La demanda puede ser
presentada personalmente o por medio de apoderado legalmente constituido para el efecto.
Los efectos del amparo son nomotéticos e inter partes; en tal sentido si la sentencia es
estimatoria, se procede a satisfacer el derecho vulnerado al demandante y vincula
exclusivamente a las partes conflictuadas constitucionalmente. Por ende, dentro del proceso
existe únicamente como medida cautelar, la suspensión del acto reclamado, sólo cuando el
acto o actos del cual se reclaman produzcan efectos positivos, vale decir, causar daños graves
o de difícil reparación por la sentencia definitiva, según lo preceptúa el Art. 19 de la Ley de
Procedimientos Constitucionales263.
El Hábeas Corpus también tiene idéntica naturaleza del amparo, pues es también un derecho
fundamental, una garantía procesal y un proceso constitucional, previsto en los Art.s 247
263
La Ley de Procedimientos Constitucionales señala en el Art. 12. : “Toda persona puede pedir amparo ante
la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, por violación de los derechos que le otorga la
Constitución. ( ) La acción de amparo procede contra toda clase de acciones u omisiones de cualquier
autoridad, funcionario del Estado o de sus órganos descentralizados y de las sentencias definitivas
pronunciadas por la Sala de lo Contencioso Administrativo que violen aquellos derechos u obstaculicen su
ejercicio. Cuando el agraviado fuere el Estado, la Sala de lo Constitucional tendrá obligación de mandar a
suspender el acto reclamado.( ) La acción de amparo únicamente podrá incoarse cuando el acto contra el que
se reclama no puede subsanarse dentro del respectivo procedimiento mediante otros recursos.
120
Son tribunales competentes para conocer de las demandas de hábeas corpus la Sala de lo
Constitucional cuando la privación de libertad ha sido en San Salvador, capital del país o ante
las Cámaras de Segunda Instancia, cuando se esta fuera del departamento de San Salvador. la
razón es la cercanía del tribunal para que el individuo tenga derecho de acceso a la justicia
constitucional.
Esta legitimado para demandar en Hábeas Corpus cualquier persona que conozca de la
privación de libertad, ya sea que tenga interés o no, que conozca o no al privado de libertad.
Es así un proceso constitucional de legitimación abierta, pues cualquier persona, sin límite
alguno más que los razonables, referidos a su puesta por escrito, a identificar al privado de
libertad y a quien le priva de libertad, puede demandar el hábeas corpus
El principal efecto del hábeas corpus recae sobre la libertad del privado de la misma; así en
principio vincula al privado de libertad y a la autoridad o funcionario que restringe la libertad
del favorecido. No existe en este proceso medida cautelar alguna.
Por otra parte el proceso de inconstitucionalidad consiste en una serie de actos procesales que
se ventilan exclusivamente ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia,
121
264
Esta es una de las competencias nucleares de la Sala de lo Constitucional. Se trata de un control abstracto
de normas que se origina no en función de un conflicto de intereses, sino de una discrepancia abstracta. Vid
AA. VV., El Estado… op. cit., p. 132.
122
Por su parte, una particularidad sui generis del país, estriba en que cada uno de los jueces de
El Salvador, sea cual fuere el rango que fuere, es un guardián constitucional y no solo eso, está
en la obligación en cada uno de los casos en los que administre justicia de cotejar la norma
jurídica a aplicar con la constitución y de no ser conforme a ésta, declarar la inaplicabilidad de
la misma265. Se convierte así el Juez en un órgano de control difuso de constitucionalidad y en
muchas ocasiones se presentan notables diferencias de pensamiento jurídico, en los cuáles
unos jueces declaran inaplicable una norma y otros no.
Con todo, una reciente reforma a la Ley de Procedimientos Constitucionales incluyó a cada
uno de los jueces la obligación en cada caso en que declare inaplicable una norma de instar a
la Sala de lo Constitucional a que determine si hay o no inconstitucionalidad por el argumento
esgrimido por el juzgador. Esta reforma desde luego no esta exenta de críticas y se aduce
como inconstitucional esencialmente porque al conectar los controles difuso y concentrado
parece violentar la independencia judicial.
265
El Art. 185 Cn señala: “Dentro de la potestad de administrar justicia corresponde a los tribunales, en los
casos en que tengan que pronunciar sentencia, declarar la inaplicabilidad de cualquier ley o disposición de los
otros órganos, contraria a los preceptos constitucionales .” Y en razón del Art. 149 Cn, comprende además la
potestad de inaplicar tratados internacionales, cuando formen parte del ordenamiento jurídico interno.
123
Además de los anteriores, existe dentro del proceso de formación de ley un incidente en el
cuál el Presidente de la República puede vetar el decreto legislativo aduciendo razones de
inconstitucionalidad formal o material; pero si la Asamblea Legislativa supera el veto con el
voto de las dos terceras partes de los diputados electos, el Presidente de la República deberá
acudir a la Corte Suprema de Justicia, la cual tendrá decidirá la constitucionalidad o no del
decreto legislativo en formación, cuya validez formal o material se cuestiona.267
266
. Vid FUSADES, “Comentarios al anteproyecto de ley procesal constitucional”, en: Boletín de Estudios
Legales, No. 42, San Salvador, El Salvador, 2005, p. 18.
267
La jurisprudencia se ha expresado sobre las competencias de la Sala de lo Constitucional en los términos
siguientes: "…para efectos de clarificar las cualidades del control de constitucionalidad efectuado por esta
Sala, es de utilidad exponer unas consideraciones previas sobre los siguientes aspectos: (a) los diversos medios
de control que se comprenden en la competencia de este tribunal; y (b) el tipo de pronunciamiento que se
realiza en los procesos constitucionales en general, y en el de inconstitucionalidad en particular. Sobre el
primer aspecto, debe señalarse que la competencia que la Constitución confiere a esta Sala -esencialmente en
el Art. 174 inc. 1°- comprende tres áreas: A. La primera, que es la principal competencia de los tribunales
constitucionales en el derecho comparado y que justifica en la actualidad su misma existencia, es la que tiene
por finalidad realizar un control abstracto de la constitucionalidad de disposiciones infraconstitucionales,
mediante un análisis o juicio de contraste sobre la compatibilidad lógico-jurídica entre un proyecto de ley o
disposición vigente y la Ley Suprema; área que se bifurca en dos mecanismos: la controversia a que se refiere
el Art. 138 Cn. -control a priori-, que es la que se suscita entre los órganos Ejecutivo y Legislativo con ocasión
del procedimiento de formación de la ley; y el proceso de inconstitucionalidad -control a posteriori-, que se
desarrolla dinámicamente en forma de un proceso destinado a decidir sobre la pretensión de
inconstitucionalidad planteada por un ciudadano o por ciertos órganos del Gobierno, para emitir
consecuentemente un pronunciamiento de invalidación, de un modo general y obligatorio, de las
disposiciones infraconstitucionales que resulten incompatibles con la Ley Suprema. B. La que tiene por
finalidad realizar un control concreto de la constitucionalidad de actos de autoridad -área que más
propiamente correspondería denominar protección constitucional a los derechos fundamentales y principios
constitucionales-, que tiene por finalidad invalidar los efectos imperativos que sobre la esfera jurídica de una
persona proyectan las disposiciones jurídicas, o los actos de aplicación de cualquier naturaleza que resulten
lesivos a tal esfera jurídica, independientemente si son realizados por órganos o entes pertenecientes a la
estructura del Gobierno -actos de autoridad formales- o por entidades o individuos particulares posicionados
fácticamente en situación de superioridad respecto del perjudicado -actos de autoridad materiales-
124
tal, el derecho al medio ambiente esta envuelto de dicha protección, no podría ser de otra
forma. Así, cualquier ciudadano puede solicitar que se expulse del ordenamiento jurídico una
norma que, contenida en un tratado internacional, en una ley, en un reglamento, ordenanza o
reglamento municipal, o en cualquier otra disposición, vulnere el derecho fundamental al
medio ambiente271.
Este enfoque, abre una vía jurisdiccional especializada de tutela del derecho al medio
ambiente y legítima a todo ciudadano para ello. Aquí surgen nuevas interrogantes ¿Quiénes
están legitimados activamente para instar el proceso? ¿Qué normas pueden ser expulsadas?
¿Es obligatoria esta jurisprudencia?
¿Qué efectos jurídicos produce? Por su carácter este control le atribuye el papel al tribunal
constitucional de máximo garante de la legalidad, pero dejando sin efectos normas jurídicas;
de ahí que sea conocido como legislador negativo. Los diferentes convenios políticos entre los
partidos políticos en el parlamento salvadoreño han desembocado en normas plagadas de
vicios de constitucionalidad, pero dotadas de la presunción de legitimidad, y corresponde a la
sala de lo constitucional, su erradicación del sistema. Ello implica dos aspectos: Uno, la
existencia de una norma jurídica que dimane de los poderes constituidos y dos, el papel de
expulsión de esa norma por parte del tribunal constitucional cuando se invoque violación a la
constitución y éste efectivamente se de274. No necesariamente implica dejar sin efectos por
inconstitucional a todo el cuerpo normativo atacado, sólo al precepto o norma en específico
que riña con la constitucionalidad.
Respecto a la expulsión de las normas no cabe ninguna duda. Toda norma jurídica que no
respete, material o formalmente, el esquema de las fuentes del derecho y la superioridad per se
de la norma constitucional puede ser atacada de inconstitucionalidad. Ello implica que a su
vez las normas jurídicas dimanantes de decisiones de órganos con potestad normativa y otros
con potestad de decisión, especialmente los entes de la administración, pueden ser atacables.
Pero hay que considerar que el caso de El Salvador es especial, en el sentido que si el derecho
al medio ambiente riñe con otro derecho fundamental, deberá ponderarse 276 y ello implica
276
Ha dicho la Sala de lo Constitucional en su jurisprudencia que: “El derecho al medio ambiente se relaciona
con otros también protegidos por el ordenamiento constitucional, pero esa relación no siempre es de
complementariedad sino que presenta en ocasiones carácter conflictivo. Así, algunos contenidos del derecho
al medio ambiente coinciden con el contenido de otros derechos regulados con mayor precisión por el orden
jurídico. Por ello, existe la tendencia –aún en el derecho comparado– a encubrir frecuentemente el derecho
ambiental con el contenido de otros derechos y en consecuencia, se plantean ante los tribunales
constitucionales pretensiones ambientalistas fundadas en otros derechos tales como la vida, la integridad
física y moral, la protección de la salud y hasta el derecho a la intimidad personal y familiar. Ahora bien, en
ocasiones se producen recíprocas limitaciones entre el derecho ambiental y otros derechos. Específicamente,
con el derecho de propiedad y el de libertad económica, la relación se produce de manera ambivalente y
compleja. Por un lado, puede haber un encubrimiento cuando el titular del derecho de propiedad hace uso de
bienes ambientales que le pertenecen para la tutela de intereses ambientalistas. Es necesario advertir que aun
cuando no todos los bienes ambientales caen en el radio posible del dominio privado, muchos de ellos,
aunque sometidos a la legislación y administración ambiental de los poderes públicos, son con frecuencia
propiedad privada. Por otro lado, puede presentarse una tensión cuando el ejercicio del derecho de propiedad
y de la libertad económica deterioran el ambiente. Este conflicto refleja, en una escala menor, la tensión
entre desarrollo económico y preservación del entorno, ambos bienes jurídicos de rango constitucional. Se
precisa entonces, para la realización de ambos derechos, una ponderación que habrán de llevar a cabo los
poderes públicos. En un primer momento, el equilibrio entre propiedad y protección del ambiente, habrá de
decidirse por el legislador, quien deberá fijar las relaciones entres tales derechos y establecer, en definitiva,
qué vínculos concretos pesan sobre uno y otro. En segundo término, los aplicadores del derecho también
tendrán que ponderar entre ambos intereses en cada caso concreto, basándose en la normativa
correspondiente. La ponderación es una técnica constitucional para resolver la colisión entre bienes o
intereses jurídicos del mismo rango. Esto significa que, en caso de conflicto, uno de los bienes debe ceder ante
el otro pero no implica declarar inválido al interés desplazado ni que se le introduzca una cláusula de
excepción. Más bien, la doctrina señala que bajo ciertas circunstancias uno de los bienes jurídicos tutelados
129
además que existe entonces la posibilidad de que se expulse del ordenamiento jurídico a un
tratado internacional ratificado por El Salvador pero que viole otro derecho fundamental 277. No
parece extraño, la discusión en las cuales las normas que tutelan el medio ambiente riñen con
la propiedad y especialmente con la libertad económica y deban ser sacrificadas. Obviamente
este es el papel de la Sala de lo Constitucional, pues no puede esperarse que se considere al
derecho al medio ambiente como derecho fundamental absoluto, pues también es susceptible
de ponderación y sacrificios por otro derecho.
precede al otro; mientras que bajo otras circunstancias la cuestión de la precedencia puede ser solucionada de
manera inversa. Esto significa que en los casos concretos los intereses jurídicos, abstractamente del mismo
rango, tienen diferente peso; por lo que para la resolución del caso particular prima el bien jurídico de mayor
peso. La solución de la colisión consiste pues, en que, teniendo en cuenta las circunstancias del caso, se
establece entre los intereses jurídicos una relación de precedencia condicionada. La determinación de la
relación de precedencia condicionada consiste en que, tomando en cuenta el caso, se indican las condiciones
bajo las cuales un bien tutelado precede al otro. Bajo otras condiciones, la cuestión de la precedencia puede
ser solucionada inversamente. Sentencia de la sala de lo Constitucional de 26 de julio de 2003, Amparo 242-
2001.
277
Ya se ha indicado la jerarquía de fuentes del derecho interno sobre el orden jurídico internacional y la
pugna notoria de éstos. Meléndez dice: “Diversas constituciones del continente le otorgan diferente valor a
los tratados internacionales sobre derechos humanos. En algunos casos se les otorga un rango
supraconstitucional; en otros, se les otorga el rango que la misma constitución; y en la mayoría de países se les
otorga un rango infraconstitucional, considerándoseles en general que tienen supremacía sobre la legislación
secundaria”. (…) en consecuencia puede afirmarse que en la región existe ya una tendencia a otorgarsele
supremacía al derecho internacional de los derechos humanos respecto del derecho interno, o al menos, a
equiparar su valor jurídico con las normas constitucionales. MELENDEZ, F., op. cit., p. p. 43-46.
130
Si la inconstitucionalidad está referida a eliminar los efectos nocivos de una norma que atenta
contra la constitucionalidad y tienen efectos generales; el amparo es concebido en si mismo
como la garantía jurisdiccional especializada idónea para restituir las violaciones al derecho
fundamental al medio ambiente278 o para exigir el cumplimiento irrestricto de los deberes de
protección, conservación, restauración o sustitución del medio ambiente, o la garantía de
utilización racional de los recursos.
El amparo ofrece así tres notas caracterizadoras que benefician al medio ambiente: Una
legitimación activa amplia; su diseño especial para reparar violaciones de derechos; la
explicitación de los derechos implícitos y de su contenido; en oposición, tienen una desventaja
según se interprete, consistente en la discusión de la obligatoriedad de su jurisprudencia y la
discrepancia de la fuerza expansiva de los derechos fundamentales.
La legitimación activa para acudir a la tutela constitucional del medio ambiente es amplia 279.
Puede instar el proceso cualquier persona, natural o jurídica, nacional o extranjera, cuando se
violen sus derechos fundamentales, pero además cuando no se realice por parte de los poderes
públicos un deber fundamental, cuando se irrespete una garantía fundamental o cuando se
vulnere un principio constitucional o un valor constitucional, aunque en estos dos últimos
casos conectados con un derecho fundamental. Además la legitimación activa ya no depende
278
El amparo puede definirse como el mecanismo procesal que tiene por objeto dar una protección reforzada
a los derechos de la persona consagrados constitucionalmente, con excepción del derecho de libertad
individual de toda persona, a la integridad y a la dignidad de las personas detenidas ante la obstaculización de
su ejercicio o ante violaciones actuales o inminentes de los mismos. Vid MONTECINO GIRALT, M.A., “La
defensa de la constitución”, en AA. VV., Teoría… op. cit., p. 319.
279
Art. 3 LPr Cn.- “ Toda puede pedir amparo ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia
por violación de los derechos que le otorga la Constitución ”. Este mismo precepto es repetido por el Art. 12
inciso 1º de la Ley de Procedimientos Constitucionales.
131
solo de la conexión con un derecho, sino que abarca además la concepción jurisprudencial de
las categorías jurídicas protegibles (derecho, interés, afectación de la esfera jurídica,
pretensión, deber, garantía, etc.), es decir, se esta en presencia de un dispositivo amplificador
que incrementa en un considerable margen el ámbito material de protección jurídica material y
con ello, se beneficia el derecho al medio ambiente280. (Vid supra 2)
Por otra parte, el proceso de amparo mismo tiene un diseño único que garantiza la tutela
efectiva del derecho fundamental. Así se destaca su objeto, ya que procede contra actos
materiales o jurídicos que vulneren derechos, el medio ambiente entre ellos, ya sea realizados
por los poderes públicos o por particulares en posiciones fácticas de poder que pueden
afectarlos281 282
, con efectos de restitutorios, de reparación o de resarcimiento del daño, en
280
El concepto "derechos" debe ser interpretado en forma extensiva, a fin de comprender todos aquellos
enunciados susceptibles de ser traducidos en categorías subjetivas protegibles, aunque la ubicación en el texto
de la Constitución o su redacción no represente de manera evidente la presencia de un derecho en sentido
estricto, por lo tanto debe entenderse que el Art. 247 Cn. y el Art. 12 de la Ley de Procedimientos
Constitucionales no reducen la competencia de esta Sala, únicamente al conocimiento de los derechos
individuales o sociales contemplados en la Constitución. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia del 9 de septiembre de 2003, Amparo 134-2002.
281
La jurisprudencia del amparo en nuestro país también ha evolucionado al ritmo del progreso de la
sociedad y superado la tesis de que el amparo es procedente sólo contra actos de autoridad formalmente
considerada; v.gr. concejos municipales, jueces, ministros, alcaldes, magistrados, entre otros. El acto de
autoridad entonces, tiene ahora una connotación material, más que formal, en el entendido que el acto contra
el que se reclama es capaz de causar un agravio constitucional, independientemente del órgano o la persona
que lo realiza. A partir de dichas premisas se replantean los supuestos de la legitimación pasiva y ahora se
admite la pretensión constitucional también contra actos y omisiones de particulares de los cuales puedan
emanar actos limitativos de derechos constitucionales, como si se tratase de actos de autoridades formales,
por encontrarse quienes los efectúan, de hecho o de derecho, en una posición de poder. (…) Son presupuestos
básicos para la procedencia del proceso de amparo contra particulares, los siguientes: (a) que el particular
responsable del acto se encuentre en una situación de poder, (b) que el acto u omisión sea parte del ámbito de
constitucionalidad y (c) que no existan mecanismos judiciales o administrativos de protección frente a actos
de esa naturaleza; o que de haberlos, sean ellos insuficientes para garantizar los derechos del afectado o se
hayan agotado plenamente para remediar el acto contra el cual reclama. Sentencia de la Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 2 de marzo de 2004, Amparo 118-2002.
282
Frente a una institución que puede ser considerada constitucional y benéfica, se opone la opinión de
quienes consideran que el amparo contra particulares no constituye más que una degeneración de una
institución que surgió para proteger a los particulares de los abusos de los administradores públicos y que
constituye un intento de los tribunales constitucionales en inmiscuirse en asuntos que pueden ser resueltos
por la justicia ordinaria y constituirse en un “superpoder” por encima de los demás del estado. Vid FUSADES,
“Comentarios al anteproyecto de ley procesal constitucional”, en: Boletín de Estudios Legales, No. 42, San
Salvador, El Salvador, 2005, p.2.
132
donde tiene considerable incidencia la responsabilidad ambiental 283. Así, su rango material de
protección es considerablemente mayor que el del proceso de inconstitucionalidad.
Desde otro punto de vista, nótese que la finalidad de un proceso en el cual la pretensión sea la
no afectación de un bien ambiental, debe incluir la suspensión de los actos que se reclamen,
los cuales no deberán ejecutarse por ese pronóstico de peligrosidad a los bienes ambientales
por los que se les ataca, y esa medida cautelar, ausente en el proceso de inconstitucionalidad,
es propia del amparo. Así, al reclamarse una o más violaciones del derecho al medio ambiente,
puede solicitarse la suspensión del acto reclamado y la Sala de lo Constitucional así declararlo,
con efectos suspensivos inmediatos hasta su decisión final en una sentencia 284. Además, los
efectos de la sentencia están dirigidos a satisfacer la pretensión de un sujeto de derecho, un
individuo concreto que ve afectado su derecho en una situación fáctica real; mientras que en el
proceso de inconstitucionalidad ese efecto nomotético del amparo no existe, solo un efecto
nomofiláctico, pues en él no se protege, stricto sensu, un derecho y si la norma constitucional
contentiva del mismo (ello sin entrar a polemizar sobre la faceta objetiva del derecho
subjetivo, que ve a la norma como un derecho subjetivo objetivado).
Un tercer punto positivo del proceso de amparo es la consolidación del carácter de supremacía
de la constitución que ha logrado a través de cientos de procesos y que en definitiva han
acentuado las bases sobre las que se erige en El Salvador, en forma incipiente, el Estado
Constitucional de Derecho (Vid supra 1). Con el amparo se crea un consenso que deja de ver
la constitución como documento político y la da su connotación jurídica, saliendo beneficiado
283
Sostiene el inciso 2 del Art. 12 L. Pr. Cn. “ La acción de amparo procede contra toda clase de acciones u
omisiones de cualquier autoridad, funcionario del Estado o de sus órganos descentralizados y de las sentencias
definitivas pronunciadas por la Sala de lo Contencioso Administrativo que violen aquellos derechos u
obstaculicen su ejercicio. Cuando el agraviado fuere el Estado, la Sala de lo Constitucional tendrá obligación
de mandar a suspender el acto reclamado”.
284
Art. 19 L.Pr. Cn. “ Al admitir la demanda, la Sala en el mismo auto, resolverá sobre la suspensión del acto
contra el que se reclama, aún cuando el peticionario no la hubiere solicitado. (…) En todo caso, la suspensión
sólo procede respecto de actos que produzcan o puedan producir efectos positivos. Art. 20 L. Pr. Cn.- Será
procedente ordenar la suspensión provisional inmediata del acto reclamado cuando su ejecución pueda
producir un daño irreparable o de dificil reparación por la sentencia definitiva.”
133
en esta transformación del pensamiento jurídico, los derechos fundamentales 285. Pero la
jurisprudencia de amparo ha ido más allá y a través de la fuerza expansiva de los derechos
fundamentales ha ido, paulatinamente, explicitando derechos fundamentales y así ha ido
estableciendo asidero constitucional, objeto, contenidos para diversos derechos, así la libertad
probatorio, el proceso constitucionalmente configurado, el derecho a la motivación de las
decisiones judiciales, son explícitados286.
285
La Sala ha señalado que la protección a los derechos fundamentales es una de las áreas de su conocimiento:
"la competencia que la Constitución confiere a esta Sala –esencialmente en el art. 174 inc. 1°– comprende (...)
[una parte] que tiene por finalidad realizar un control concreto de la constitucionalidad de actos de autoridad
–área que más propiamente correspondería denominar protección constitucional a los derechos
fundamentales y principios constitucionales–, [y que se realiza a través de] invalidar los efectos imperativos
que sobre la esfera jurídica de una persona proyectan las disposiciones jurídicas, o los actos de aplicación de
cualquier naturaleza que resulten lesivos a tal esfera jurídica" Resolución de improcedencia de la Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 2 de septiembre de 1998, inconstitucionalidad 12-98.
286
Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 26 de julio de 2003. Amparo
242-2001, en donde se sostuvo: "la parte actora alega violación a su derecho al bien común y a la vida digna,
los cuales se derivan en su opinión, de los arts. 1 y 2 Cn. respectivamente (...). [E]l concepto de vida digna o
calidad de vida se visualiza como el resultado de las medidas estatales orientadas a la protección de las
condiciones materiales y culturales que permitan el libre desarrollo de la personalidad de los individuos. Así
por ejemplo, uno de los ámbitos donde se desplaza la actividad estatal para proteger dichas condiciones es el
medio ambiente. La promoción de diversos intereses constitucionales, entre ellos el ecológico, contribuye a
esa calidad de vida y, en definitiva, al desarrollo de la persona, pero en todo caso, la vida digna no es un
derecho fundamental. No obstante ello, en países en los cuales el derecho a disfrutar de un ambiente sano
está excluido de la protección constitucional, suele ocurrir que ciertas pretensiones ambientalistas puedan
cobijarse en el contenido de otros derechos más desarrollados y protegidos como son el derecho a la vida, a la
integridad física y a la salud, respecto de los cuales es posible rescatar una tutela en clave ambientalista. Sin
embargo, cabe señalar que nuestra Constitución no hace tal exclusión y por lo tanto, no es necesario tratar de
hacer encajar pretensiones ambientalistas dentro del derecho a la vida, como se deduce de la demanda
planteada (...). En efecto, en nuestro sistema jurídico es posible exigir directamente una protección
constitucional frente a supuestas violaciones al medio ambiente, aún cuando (..) el derecho a disfrutar de un
medio ambiente sano no sea una categoría jurídica subjetiva plasmada explícitamente en el texto
constitucional (…)”.
134
No obstante los aspectos citados, las decisiones jurisprudenciales de amparo sufren dos
ataques desde posturas interpretativas con pensamiento jurídico diferente. Así, desde un
enfoque iuspositivista se discute la obligatoriedad de la jurisprudencia de la sala de lo
constitucional en materia de amparos. Si bien, es obligatoria en materia de
inconstitucionalidades, por imperativo constitucional, no se preceptúa de igual forma en
materia de amparo y ha sido la sala de lo constitucional misma la que ha sostenido su
vinculatoriedad para sí misma, por el principio stare decisis287, y también para todos los demás
entes públicos o privados, personas jurídicas o naturales, sobre el apotegma de ser la última y
por ende, la máxima intérprete de la constitución288.
Sin embargo, esta interpretación se legitima por si misma, la sala dice en su jurisprudencia que
sus decisiones son obligatorias; pero el enfoque ius positivista cuestiona su validez diciendo
que la jurisprudencia en materia de amparo no puede ser obligatoria, pues la constitución no lo
dice, y entonces, no es posible validar una afirmación vertida para una sentencia con efectos
tuitivos para un caso particular, y de ahí expandir sus efectos en forma amplia, para la realidad
jurídica nacional289.
287
Conforme al principio de seguridad jurídica, la jurisprudencia debe tener un adecuado seguimiento y
apego por parte del respectivo tribunal que la dicta, ello no es óbice para que los criterios jurisdiccionales
sean modificados parcial o totalmente, pues si bien dichos criterios deben ser firmes y sostenidos, no pueden
por ello revestir un carácter pétreo y de absoluta invariabilidad. Lo anterior no solo es aplicable a
resoluciones definitivas, sino tambien a resoluciones interlocutorias dentro de un mismo proceso.
Sobreseimiento de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de 11 de febrero de 2003,
Amparo 31-2002.
288
Por otra parte, ni la Constitución ni la legislación de desarrollo atribuyen fuerza vinculante a la
jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional. Para el caso de las sentencias pronunciadas en los procesos de
inconstitucionalidad si ellas son estimatorias expulsan del ordenamiento la disposición que se declare
contraria a la Constitución. Si son desestimatorias, de conformidad a lo que dispone el artículo 10 de la Ley
de Procedimientos Constitucionales, ningún tribunal o juez ordinario podrá inaplicar la disposición
impugnada. Lo anterior, en alguna medida, modera los inconvenientes del control concreto que antes se
detallaron; pero por otra parte nada se regula sobre las sentencias interpretativas, ni se le reconoce fuerza
vinculante a los fundamentos de las sentencias sea del tipo que fuere, ni a la jurisprudencia proveniente de
otros procesos de los que conoce la Sala de lo Constitucional. Vid TINETTI, A., La justicia constitucional en
El Salvador, op. cit., p. 179.
289
El inciso primero del Art. 2 del proyecto, que reza: “La Sala de lo Constitucional es el intérprete supremo
de la Constitución” se convirtió en el principal foco de las discusiones del foro convocado por la Asamblea
Legislativa y su deliberación no ha concluido. En general, hay acuerdo que la Sala de lo Constitucional debe
135
Pero, esta postura no parece sostenible. Desde el primer tribunal constitucional hasta la
actualidad, es innegable la potestad de desarrollo del contenido de la norma constitucional que
le compete al tribunal, el cual tiene un límite de autocontención, toda vez que como poder
constitucional que es, puede desbordarse también. Así, la función de explicitar las razones por
las cuales se resuelve en determinado sentido en un caso de violación de derechos, garantías o
libertades constitucionales, es inherente a la de juzgar y por ende, las decisiones
jurisprudenciales, sean o no del agrado de la comunidad jurídica, son vinculantes. Así también
debe comprenderse con suficiencia que la Sala de lo Constitucional ha ido
jurisprudencialmente adaptando la norma constitucional a las diferentes realidades jurídicas
por las que ha atravesado el país en los últimos veinticinco años y ello, es conforme al carácter
pétreo, de permanencia o de imperecible que poseen las normas constitucionales, y sin que se
conciban como mutación constitucional o reforma tácita de ello. En un Estado Constitucional
de Derecho, un tribunal que no haga gala de su potestad interpretativa para adaptar las leyes
fundamentales se desnaturaliza a si mismo, pues la norma marco se convierte en un obstáculo
al avance y el desarrollo social y económico de un país, y es aquí donde la jurisprudencia
juega un papel preponderante y positivo, y por este motivo, pierde peso la postura crítica, toda
vez que el juez, y más el juez constitucional, ya no es un juez “boca de la ley”, como se
considero en épocas antiguas291.
interpusieron demandas de amparo ante la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, cuyas
referencias son 312-2004 y 313-2004. En ambos casos la Sala de lo Constitucional amparo a ambos partidos
políticos aduciendo que se había violentado por parte del TSE el derecho a la motivación de las decisiones.
Con ello el TSE se abstuvo de cancelar la vida jurídica de éstos partidos políticos y aún siguen existiendo.
Hay en esas sentencias un voto razonado de la magistrada Dra. Victoria Marina Velásquez de Avilés. Estas
sentencias son claros ejemplos de los cuestionamientos al tribunal constitucional pues se les crítica que su
forma de resolver se funda en razonamientos políticos y no técnicos jurídicos constitucionales. Vid CORTE
SUPREMA DE JUSTICIA, 16 Sentencias representativas de la Sala de lo Constitucional , 1ª ed, Corte Suprema
de Justicia, San Salvador, El Salvador, 2006, p.p. 547-598.
291
El significado y alcance de la jurisprudencia constitucional, radica precisamente en que le da contenido a
las normas constitucionales, ya sea ampliando o restringiendo su densidad normativa y que pueda afectar
137
Los jueces ordinarios también tienen un control difuso de constitucionalidad. A este control se
le ha denominado inaplicabilidad y consiste en el derecho y deber constitucional que tiene
cada uno de los jueces de la república consistente en que, en aquellos casos en los que
administra justicia, pueda abstenerse de aplicar una norma, de cualquier naturaleza, por
considerar, desde su conocimiento jurídico, que viola material o formalmente la constitución
de la república292. Implica también el poder jurídico de inaplicar inclusive tratados
internacionales, pues tal y como se ha insistido, están ubicado en la escala de fuentes, debajo
de la Constitución y no pueden normas en forma diferente a lo preceptuado, sin perjuicio de
los preceptos establecidos en el instrumento internacional. Todos los jueces de El Salvador son
así garantes de la constitucionalidad del país y por ende están obligados a velar por los
derechos293, garantías, principios y valores constitucionales, dentro de los cuáles se encuentra
el derecho al medio ambiente294.
positiva o negativamente, ya sean los derechos fundamentales y garantías constitucionales, como la actuación
de los órganos estatales. En este sentido, la interpretación constitucional toma especial relevancia en aquellos
casos cuyo efecto es erga omnes; de ahí que su efecto vinculante no le venga dado únicamente de la “ potestas”
o imperatividad de la que esta revestida, sino fundamentalmente de la “auctoritas” , es decir, del prestigo o
autoridad intrínseca que contenga la decisión. DURAN RAMIREZ, J. A., “La interpretación constitucional”,
en AA. VV., Teoría… op. cit., p. 385.
292
En El Salvador existe un modelo de control de constitucionalidad que no se acomoda netamente a los
tradicionalmente conocidos (difuso, concentrado y mixto). (…) Por una parte, todo juez o tribunal ordinario
goza de la potestad de declarar la inaplicabilidad de cualquier ley o disposición de los otros órganos del
Estado, así como de los tratados, si son contrarios a la Constitución. El juez o tribunal ordinario a la vez que
es aplicador de normas es "juez de su constitucionalidad", ya que tiene potestad, sin consultar a nadie, de
examinar si la norma a aplicar es conforme con la Constitución o no lo es. Sólo debe aplicar la que supere ese
juicio y rechazará la que considere contraria a la Constitución. Vid TINETTI, A., op. cit., p. 173.
293
Los juzgadores también reaccionaron ante la aprobación de la ley (Ley Antimaras) y advirtieron los riesgos
de iniciar operativos contra las pandillas juveniles aplicando dicha normativa, ya que los tipos penales
incorporados atentan contra derechos fundamentales que la Constitución tutela. Con la entrada en vigencia
de la Ley Antimaras, los jueces no tuvieron otra opción que no aplicar la ley ya que viola derechos humanos
fundamentales. Durante la vigencia de la ley los juzgadores manifestaron que la Ley era inaplicable porque
quebrantaba los principios constitucionales de culpabilidad, lesividad, mínima intervención y principio de
igualdad, entre otros. COMISION INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS: Informe para la
audiencia sobre independencia judicial en Centroamérica, El Salvador , 2004, p.10.
294
Este control ha tenido resultados positivos y otros negativos, dependiendo de la óptica que se le valore;
pero especialmente demostró su eficacia constitucional en el caso de la Ley Antimaras, la cual era una ley
138
penal que reñía con la constitución de la república, especialmente porque se sancionaba desde una óptica de
derecho penal de autor y no de acto. La Inaplicabilidad surtió efectos pues los tribunales de la república la
inaplicaban constantemente sobre la base de ser inconstitucional. Con posterioridad la Sala de lo
Constitucional la declaró totalmente inconstitucional en procesos de inconstitucionalidad 52-2003, 56-2003
y 57-2003. En todo caso, la comunidad jurídica observó con buenos ojos la labor de defensa de la constitución
hecha por los tribunales de la república, los cuales se adelantaron al propio y especial tribunal constitucional,
en la tutela efectiva de los derechos fundamentales.
295
Al analizar el texto y contenido del preámbulo de la Constitución se advierte que la máxima decisión del
constituyente se encuentra fundada en la idea de un Estado y una constitución personalista en donde la
persona humana no solo es el objeto y fin de toda actividad estatal, sino el elemento legitimador de esa
actividad. Es una concepción filosófica basada en el respeto a la dignidad de la persona, como el único
mecanismo para establecer los fundamentos de la convivencia nacional, para crear una sociedad mas justa,
fundada en el espíritu de la libertad y la justicia como valores inherentes a una concepción humanista. Las
consideraciones axiológicas que del preámbulo y el artículo 1 Cn. derivan, tratan de prescribir que el Estado y
las demás organizaciones jurídicas tienen tan sólo justificado sentido en la medida en que representan un
medio para cumplir los valores que pueden encarnar en la personalidad individual; excluyendo la posibilidad
de un Estado como fin en sí mismo, independiente de los individuos reales, es decir, lo que se pretende es que
la persona humana no quede reducida a un medio o instrumento al servicio de los caprichos del Estado. Y es
que, si se entiende que el auténtico sustrato de valores es la persona humana, sobre el cual se sustenta la
existencia misma del Estado y el Derecho, entonces los valores realizados en el individuo serán los valores
fundamentales que orienten la actividad de tales instituciones, es decir, éstas tendrán razón de ser
únicamente si quedan al servicio del individuo.
139
35. Postura crítica sobre la tutela constitucional del derecho al medio ambiente por
medio de la jurisprudencia
Así ha sido el Órgano judicial quien lo formula, establece su objeto, contenido, fundamento y
fines, y su existencia implícita y correlativa al deber fundamental del Art. 117 Cn. Pero su
papel esta supeditado, primero en los procesos constitucionales, a los fines y naturaleza misma
de los mismos, y segundo, en los casos de los jueces ordinarios, a la inaplicabilidad de las
leyes. En cualquier caso, la posición general del órgano jurisdiccional es como legislador
negativo297 y salvo en el caso de amparo, se limita a decir que determinada norma vulnera el
derecho al medio ambiente. Es ahí donde la protección del medio ambiente por el Estado
salvadoreño ha fallado hasta el momento y la realidad nacional así lo ejemplifica, siendo
urgente la protección real y efectiva de este derecho, especialmente a través del órgano
legislativo298 normando su contenido, uso y disfrute y condiciones de titularidad activa y
296
La Sala de lo Constitucional ha insistido en que el legislador goza de cierto ámbito de libertad para
configurar el contenido y alcance de las normas jurídicas emitidas por ella. (..) Es evidente que la amplitud de
la materia regulada por la Constitución, y el carácter sintético de muchos de sus preceptos, el significado
valorativo de algunas de sus normas materiales, pero al mismo tiempo el correspondiente grado de apertura
que permita la pluralidad de sus realizaciones, diferencian netamente a la Constitución de las demás normas;
la ley no es, en ese orden, ejecución de la Constitución como el reglamento es ejecución de la ley. Siendo por
ello que el legislador no es ejecutor de la Constitución, sino un poder que actúa libremente en el marco de
ésta y esta libre actuación requiere en muchos casos que el enunciado de esos preceptos constitucionales
permita un ancho haz de interpretaciones diversas. Sentencia de la Sala de lo Constitucionalidad de la Corte
Suprema de Justicia del 22 de diciembre de 2004, Inconstitucionalidad 8-2003 Acumuladas.
297
Durán Ramírez afirma: “aún cuando no es objeto de este trabajo analizar los distintos tipos de sentencia, si
interesa referirse brevemente a ellos a partir de la jurisprudencia constitucional, que actúa ya sea como
legislador negativo, expulsando del ordenamiento jurídico la norma infraconstitucional contraria a la
Constitución; ya sea con efectos ex tunc o ex nunc, en cuanto a sus efectos en el tiempo. (…) En (toda)
jurisprudencia constitucional hay un plus de creación del derecho, ya ampliando el contenido de los derechos
fundamentales o las actuaciones de los órganos estatales o bien restringiéndolos.
298
El hecho que los preceptos constitucionales vinculen al legislador supone, en todo caso, que los derechos
fundamentales han de ser ejercitados en el ámbito de protección delimitado por aquél, a quien desde luego se
140
pasiva y legitimación y un órgano ejecutivo que ejecute la ley, que se traduzca en una
transformación de la realidad nacional, en aras a la protección del ambiente como medio para
asegurar el desarrollo y supervivencia de las generaciones presentes y futuras; de no ser así y
continuarse como hasta hoy, el futuro no presenta augurios positivos para los salvadoreños.
le reconoce una habilitación constitucional –no exenta de límites– para condicionar dicho ejercicio con
arreglo a una pluralidad de posibles ordenaciones. Ello supone, de un lado, que por tratarse de derechos y ser,
por ello, inmediatamente vinculantes para los poderes públicos el legislativo se encuentra obligado,
inexcusablemente, a arbitrar las condiciones de ejercicio del derecho y, de otro, que aun disfrutando en esta
tarea de amplio margen de discrecionalidad, las condiciones impuestas han de ser compatibles con el
contenido esencial de los derechos. (…) En perspectiva con lo anterior, en nuestro régimen constitucional la
Asamblea Legislativa se configura como un órgano de representación del pueblo para cumplir la función de
decretar, interpretar auténticamente, reformar y derogar las leyes secundarias. Ciertamente, en esta función
inciden criterios de naturaleza predominantemente volitiva y especialmente ético-política, es decir, criterios
y valoraciones relativos a aspectos de necesidad, conveniencia, oportunidad, viabilidad, etc. que resultan
imprescindibles para que ésta cumpla adecuadamente su misión. Sin embargo, esta Sala ha sostenido
reiteradamente en su jurisprudencia que no puede ignorarse la existencia de una pluralidad de normas
constitucionales de estructura no homogénea, entre las cuales están los mandatos al legislador.
Consecuentemente, puede concluirse que, salvo los mandatos al legislador, el texto de la Constitución no es
programático; sino que se trata de un marco dentro del cual el legislador puede desarrollar su actividad
atendiendo a criterios y valoraciones políticos relativos a aspectos de necesidad, conveniencia nacional,
oportunidad y viabilidad , según sea el caso. Por ende, el legislador está facultado para configurar libremente
el contenido de las leyes según su voluntad e intereses, debiendo respetar únicamente el marco señalado por
la Constitución. Sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia del 22 de diciembre
de 2004, Inconstitucionalidad 8-2003 Acumuladas.
141
CONCLUSIONES
2a. La primera premisa destaca que la Constitución vigente de El Salvador desde 1983 ha
atravesado tres grandes etapas. En una primera, considerada desde su vigencia el 20
de diciembre de 1983, hasta el fin del conflicto civil armado, era considerada como
un mero documento político sin fuerza normativa jurídica considerado a nivel de
declaraciones carentes de obligatoriedad; en ella los derechos no eran vinculantes y
no eran invocables en los tribunales. La Sala de lo Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia tiene un rol pasivo. la segunda etapa marcada con el fin del
conflicto bélico el 16 de enero de 1992 con los Acuerdos de Paz, hasta su vigésimo
aniversario el 20 de diciembre de 2003. En esa etapa se da un cambio de paradigma
respecto a la Constitución, que se concibe como la norma jurídica fundamental y
suprema y en ella, inicia con un papel activo, preponderante y revolucionario de la
Sala de lo Constitucional, la cual desde el control de constitucional, especialmente
por medio de los procesos de amparo, hábeas corpus e inconstitucionalidad, impulsa
este cambio del pensamiento jurídico respecto a aquélla, reivindica su carácter
normativo y vinculante y cimienta en forma incipiente las bases de un Estado
Constitucional de Derecho, creando además un concepto jurídico novedoso en el
País, el de los derechos fundamentales de la persona. La última etapa, inicia desde el
cumplimiento de dos décadas de vigencia de la Constitución. Se trata de una etapa de
consolidación y fortalecimiento del Estado Constitucional de Derecho a través del
sometimiento de los poderes públicos a la Ley Fundamental y de redefinición
jurídica de los derechos fundamentales y en otros casos, de los deberes
fundamentales, cuyas notas distintivas son paulatinamente impulsadas por la Sala de
lo Constitucional por medio de su jurisprudencia y su doctrina fortalecida por el
142
3a. La segunda premisa destaca que no existe un derecho fundamental al medio ambiente
en El Salvador reconocido expresamente en la Constitución de la República. El Art.
117 Cn señala que es deber del Estado la protección, conservación, restauración o
sustitución de los recursos naturales, la diversidad biológica y el medio ambiente en
general, así como el aprovechamiento racional de los mismos.
4a. Que a pesar del imperativo constitucional que preceptúa la existencia de tres deberes
fundamentales para el Estado en plenitud de su personalidad jurídica: el deber de
protección, el de conservación y el de restauración o sustitución de los recursos así
como la garantía de aprovechamiento racional de los mismos, los poderes públicos
no han cumplido a plenitud con los mismos. El Órgano Legislativo no ha formulado
ninguna ley, a pesar de la vigencia en El Salvador de la Ley del Medio Ambiente,
que desarrolle el contenido esencial de cada uno de los deberes y de la garantía
relacionados; su formulación de una legislación tuitiva del ambiente no es signo
claro de un consenso racional y de una conciencia de la problemática ambiental que
envuelve al país y no solo eso, no demuestra un orden establecido de una política
legislativa ambiental que no puede consolidarse y demuestra ambigüedad ante la
diversa legislación del tema y la confusión de competencias institucionales.
7a. Antes de la sentencia antes citada y de la etapa que con ella se inicia, consistente en
concebir al derecho fundamental al medio ambiente como un derecho de rango
constitucional y que goza en virtud de ello de una tutela judicial reforzada, el derecho
al medio ambiente había atravesado dos fases previas: Una primera en donde no
existía y una segunda que inicia con la entrada en vigencia de la Ley del Medio
Ambiente en el año de 1998, en donde paradójicamente había una confusión en
cuanto a su estatus jurídico por cuanto el derecho al medio ambiente era considerado
como un principio jurídico de la política ambiental, a tenor del artículo 2 literal “a”
del precitado cuerpo normativo.
9a. El derecho al medio ambiente no puede seguir sin configuración legal. No puede
obviarse que el poder legislativo no ha cumplido con los deberes que le impone el
Art. 117 así como la ausencia de herramientas jurídicas, técnicas y materiales que
impulsen una verdadera política de tutela y aprovechamiento racional del ambiente y
sus recursos por parte del Poder Ejecutivo. Ante ello, la explicitación jurisprudencial
no ofrece garantía de seguridad jurídica como si lo hace una ley y ello debido a que
la jurisprudencia no vincula al tribunal que la emite, el cual puede cambiar su
jurisprudencia si motiva suficientemente la decisión de apartarse del precedente, lo
que no ocurre con las normas ordinarias que emanen del parlamento, esencialmente
por el consenso o convenio político que se requiere para su reforma o derogatoria e
incluso abrogación.
10a. Que no basta con la formulación legal del derecho al medio ambiente, dado que es
correlativo a deber fundamental, debe existir también una adecuada regulación y
detalle, con cierto margen de discrecionalidad, de los comportamientos que cada uno
de los poderes públicos debe desarrollar dentro de su propia zona de reserva de
competencia y actuación, que especifique los deberes ambientales de conservación,
protección, restauración y sustitución y la garantía de aprovechamiento racional de
los recursos naturales y sus formas de cumplimiento. Aunado a ello y en consonancia
con la teoría jurídica de los deberes jurídicos descrita por Hans Kelsen en su Teoría
Pura del Derecho, debe además señalarse con estricta previsión las responsabilidad
ambientales en que incurra el sujeto o poder público que conculque los deberes
145
ambientales a los que está, normativamente obligado, así como también los
procedimientos y tribunales en los que esta se decidirá. Nótese que se esta entonces
en presencia de una ardua tarea que requiere de consenso y voluntad política en el
parlamento y de decisión, planeamiento y ejecución efectiva por parte del gobierno.
El tribunal constitucional no puede ni debe suplir las funciones constitucionalmente
encomendadas a los otros órganos pero se destaca su labor que, en ausencia de la
previsión normativa y de ejecución de éstos, asume esa ardua tarea, aunque
constitucionalmente se protege a si mismo bajo el argumento de explicitar – no crear-
derechos constitucionales.
11a. Que dentro de la teoría de los derechos fundamentales se consagran tres clases de
garantías reconocidas en la Constitución. Estas son las garantías normativas de la
reserva de ley la y la prohibición al legislador de limitar derechos fundamentales; las
garantías procesales dentro de las que destacan las especializadas, que en el caso
salvadoreño se refieren a los procesos constitucionales y al control difuso de
constitucional, así como las garantías institucionales, con especial alusión a la
Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos.
12a. Que dentro del ámbito de las garantías previstas normativas y concibiendo al derecho
al medio ambiente como el derecho de tercera generación, personal y prestacional,
que consiste en la conservación, protección, restauración o sustitución y
aprovechamiento racional de los recursos naturales, se tiene una tutela constitucional
efectiva pero no lo suficiente. Es efectiva en cuanto existen los mecanismos para la
protección constitucional de los derechos y no lo es lo suficiente porque estas
garantías procesales especializadas fueron concebidas con anterioridad a la
explicitación jurisprudencial de este derecho y tienen limitaciones propias a si
mismas.
13a. Así el proceso de hábeas corpus, por su naturaleza misma no puede proteger el medio
ambiente. El proceso de inconstitucionalidad si puede proteger el medio ambiente en
146
14a. El proceso de amparo se vislumbra así como la garantía procesal idónea de tutela del
derecho al medio ambiente. Destaca principalmente porque fue a través de su
jurisprudencia que se explicita como derecho; pero además porque su diseño propio
tienen un efecto particularmente protector para el individuo porque permite que se
reclame constitucionalmente la violación no sólo de derechos, sino de cualquier otra
categoría jurídica protegible –concepto jurídico propio de El Salvador- lo cual abre la
posibilidad de una legitimación procesal activa más amplia que conlleva que en aras
al interés difuso, inherente a los derechos de solidaridad, se pueda reclamar la
vulneración del derecho al medio ambiente y también, porque la acción de defensa
constitucional de los derechos de los individuos ya no esta dirigida solo frente a los
comportamientos comisivos u omisivos de los poderes públicos sino que además,
retomando la teoría alemana de la drittwirkung, incluye a los particulares que por su
condición de poderes económicos o político fácticos, puedan afectar este derecho.
También cuenta el amparo con mecanismos propios de protección toda vez que
permite, en cumplimiento de los requisitos legales, la suspensión del acto reclamado
y el efecto de protección concreta de la categoría jurídica vulnerada que alega la
persona que demande, siempre y cuando el acto del cual se reclama tenga un efecto
positivo o sea de difícil reparación por la sentencia definitiva. Así, aunque no hay
147
ningún caso concreto, puede perfectamente detenerse una acción que ponga en
peligro bienes ambientales mediante la suspensión del acto reclamado.
INDICES COMPLEMENTARIOS
1. Bibliografía
* ATIENZA, M., El sentido del derecho, Editorial Ariel, S. A., Barcelona, 2001.
* CASTRO GALDAMEZ, J. J., “La Responsabilidad del Estado y de sus agentes por
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Ventana Jurídica No. 5, Año III- Vol.1, Enero-Junio 2005, Consejo Nacional de la
Judicatura, Proyecto de capacitación Inicial y Continúa de Operadores Jurídicos
(AECI-CNJ). San Salvador, El Salvador. 2005.
150
* DEMANGEOT, J., los medios “naturales” del globo, Barcelona, Masson, 1989.
* HARO, J., Calidad y conservación del medio ambiente, Madrid, Cincel, 1983.
151
* JUAREZ CHAVEZ, G., “El ruido, una problemática silenciosa”, en AA. VV., El
derecho humano al medio ambiente, 1ª ed., Comisión de Derechos Humanos del
Estado de México, México D.F., 2003.
* KELSEN, H., Teoría pura del derecho, 1ª edición en español, segunda reimpresión,
Universidad Nacional Autónoma de México, México D. F., 1982.
* LATORRE, A., Introducción al derecho, Editorial Ariel, S.A., 11ª ed., Barcelona,
1985.
* SEIJO ESPIÑO, M., “Negro sobre azul”, en AA. VV., El derecho humano al
medio ambiente, 1ª ed., Comisión de Derechos Humanos del Estado de México,
México D.F., 2003.
* TORRE, A., Introducción al Derecho, 10ª ed., Editorial Abeledo Perrot, Buenos
Aires, 1991.
* VITALE, L., Hacia una historia del ambiente en América Latina, Nueva Imagen,
México, 1983.
2. Legislación.
2.1. Constituciones
* Constitución de Argentina
* Constitución de Brasil
* Constitución de Bolivia
* Constitución de Colombia
156
* Constitución de Cuba
* Constitución de Chile
* Constitución de Ecuador
* Constitución de España
* Constitución de Finlandia
* Constitución de México
* Constitución de Nicaragua
* Constitución de Panamá
* Constitución de Paraguay
* Constitución de Perú
* Constitución de Portugal
* Constitución de Venezuela
* Carta de París
* Declaración Universal de los Derechos Humanos
* Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre
* Declaración sobre el Medio Ambiente del Congreso Mundial de las Naciones Unidas,
Estocolmo 1972
Leyes:
* Código Civil
* Código Penal
* Código Municipal
3. Jurisprudencia.
referencia 242-2001.