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Ya sin fuerzas, y desesperada ante las últimas rebeliones godas en el 476 dC,
Roma mandó a llamar a las legiones más lejanas. De Britania vinieron los
soldados, dejando libre de control la isla que tanto les había costado
conquistar. Así la isla de Britania solo quedó ocupada por los pueblos
germánicos que conocemos como anglos, sajones y finalmente los bretones o
britanos que habían ingresado a través de distintas oleadas migratorias desde
el año 350 hasta el 450 dC. Retirada Roma, no hubo paz entre ellos, sino que
se desató una lucha por el control de la isla. Hasta el año 500 dC, es un ciclo
de guerras entre esos pueblos germánicos, hasta que bajo el rey Arturo se
logra la unificación (500 al 510 dC). Conoceremos su leyenda.