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ARIEL
ARIEL
Es el sexto del 6to orden de ángeles llamado el Coro de las Virtudes, está
ubicado en la morada filosófica número 46, gobierna el camino 24, que une a
Tiphereth con Netzah en su viaje hacia arriba o hacia abajo del árbol y de
regreso a través del zodíaco. Se trata de las fuerzas de Tiphereth, el
depositario, a nivel de conciencia, de las vibraciones emanadas del Real Ser
que se convertirán en fuerza de voluntad y, en este punto, manifiesta sus
flujos a través de las pulsaciones de Netzah responsable de el germen del
pensamiento humano, para la vida de los sentidos, dotándolos de riqueza y
exuberancia; "Abuelo" del Mundo de Briah en la "Yod" del Mundo de
Yetzirah, Aire de Agua actuando sobre Fuego de Aire. En esta casa nos
encontramos con la esencia filosófica llamada PERCEPCIÓN REVELADORA, el
conjunto de cualidades, propiedades y atributos donde se proyecta la energía
de la conciencia, a los mundos inferiores, en la esfera razonable, para
exteriorizar el contenido de sus profundidades, lo generado, en los planos
divino y emocional – inclusive por nuestras personalidades internas
vinculadas a estos mundos-, en los planos superiores y ya está madura para
el paso a los planos más densos. El proceso se realiza por los caminos
correctos, en Netzah, así, terminará iluminando los sentidos externos que
resultarán más acertados, así como los internos vinculados a ellos, como la
potencialización de la clarividencia, la clarividencia. Esta percepción permite
avanzar en el conocimiento de lo que se va fraguando a nivel íntimo, ya sea
del individuo o de la comunidad. es una fuerza de Portador de la Voluntad
ejecutora de Maravillas , que nos hace absorber en las cosas de lo alto y, así,
nos encontramos ante un auténtico conocimiento, un verdadero tesoro
interior que se refleja en el exterior y podemos ver claramente a nuestro
alrededor lo que los demás no ven, los tesoros ocultos, los secretos de la
naturaleza, los fenómenos del mundo material, el funcionamiento del
universo (sin importar el campo de acción), capaz de resolver los problemas
más difíciles, enriquece nuestra vida con nuevas ideas. De ahí viene
el atributo, esa cualidad imbuida de poder llamada Dios revelador.