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Este documento discute la importancia de los hábitos saludables y regulares para el bienestar físico y espiritual. Sugiere establecer rutinas diarias para organizar las tareas y anotar lo que hay que hacer. También destaca que los hábitos correctos pueden eliminar las causas de enfermedad y mejorar la salud, mientras que la irregularidad puede dañar los órganos. Finalmente, señala que a veces hay que vencer los hábitos y ideas preestablecidas para progresar en la vida religiosa.
Este documento discute la importancia de los hábitos saludables y regulares para el bienestar físico y espiritual. Sugiere establecer rutinas diarias para organizar las tareas y anotar lo que hay que hacer. También destaca que los hábitos correctos pueden eliminar las causas de enfermedad y mejorar la salud, mientras que la irregularidad puede dañar los órganos. Finalmente, señala que a veces hay que vencer los hábitos y ideas preestablecidas para progresar en la vida religiosa.
Este documento discute la importancia de los hábitos saludables y regulares para el bienestar físico y espiritual. Sugiere establecer rutinas diarias para organizar las tareas y anotar lo que hay que hacer. También destaca que los hábitos correctos pueden eliminar las causas de enfermedad y mejorar la salud, mientras que la irregularidad puede dañar los órganos. Finalmente, señala que a veces hay que vencer los hábitos y ideas preestablecidas para progresar en la vida religiosa.
Todos tienen el deber de observar reglas estrictas en sus hábitos de vida. Esto es para su propio bien, estimados jóvenes y señoritas, tanto en sentido físico como moral. Cuando se levanten en la mañana, consideren hasta donde les sea posible el trabajo que deben realizar durante el día. Si es necesario, tengan una libreta de apuntes para anotar las cosas que tienen que hacer, y establezcan un tiempo en el cual llevar a cabo su trabajo.—El Evangelismo, 473 (1897). Los hábitos apropiados fomentan la salud: La salud puede ser lograda mediante hábitos de vida apropiados, y puede esperarse, inclusive, que rinda interés. Pero este capital, más precioso que cualquier cuenta bancaria, puede ser sacrificado por la intemperancia en el comer y el beber, y así permitir que los órganos se malogren por causa de la inacción. Hay que dejar a un lado las complacencias preferidas; la haraganería tiene que ser vencida.—Testimonies for the Church 4:408 (1880). Eliminemos la causa de la enfermedad: Los hábitos correctos, practicados con inteligencia y perseverancia, eliminarán la causa de la enfermedad y no habrá necesidad de recurrir a drogas fuertes. Muchos avanzan paso a paso hacia sus complacencias antinaturales, que producen un estado de cosas también antinatural.—Manuscrito 22, 1897; Medical Ministry, 222 . La regularidad en los hábitos mejora la salud: Nuestro Dios es un Dios de orden, y quiere que sus hijos estén dispuestos a organizarse y ponerse bajo su disciplina. ¿No sería mejor, por lo tanto, romper el hábito de hacer de la noche día, y noche las primeras horas de la mañana? Si los jóvenes quisieran formar hábitos de regularidad y orden, mejorarían su salud, su espíritu, su memoria y su disposición.—The Youth’s Instructor, 28 de enero de 1897. Victoria sobre los hábitos preestablecidos: Los hábitos e ideas preestablecidos deben ser vencidos en muchos casos, antes de que podamos avanzar en la vida religiosa.—The Review and Herald, 21 de junio de 1887; Fundamentals of Christian Education, 118.