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By Cuaderno Sandinista
En 1912, por solicitud del Presidente Adolfo Díaz, inicia el periodo de ocupación
militar norteamericana en territorio nicaragüense, que se prolongó hasta el año
1933, con una breve interrupción entre 1925 y 1926, periodo que duró poco más
de 20 años.
El 15 de noviembre, Días, pide una vez más la intervención militar de los Estados
Unidos, lo que permitió la segunda intervención militar en suelo nicaragüense. El
Presidente de los Estados Unidos justificó esta segunda intervención, como una
medida de prevención frente a las “actividades bolcheviques” del régimen del
general Plutarco Elías Calles en México, que según él, era protector de Sacasa y
Moncada en Nicaragua.
A finales del mes, Adolfo Díaz entregó oficialmente al Gobierno de los Estados
Unidos una propuesta de “alianza ofensiva y defensiva con Estados Unidos”,
que contenía los siguientes puntos:
1. “Una alianza militar con Estados Unidos, que impedirá a Nicaragua declarar
la guerra sin el consentimiento de aquéllos, pero que la pondrá
automáticamente en estado de guerra cuando Washington la declare.
2. Se establece a favor de Estados Unidos el derecho de intervención armada
cada vez que lo juzgue oportuno, convirtiendo a la intervención ya existente,
de estado de facto a estado de jure.
3. Nicaragua organizará un cuerpo de guardias rurales al mando de un militar
norteamericano, en reemplazo del ejército nacional existente, el que será
abolido.
4. Se prevé la contratación de un empréstito de 20 millones de dólares con
banqueros norteamericanos, semejante a los formalizados desde 1909 en
adelante.
5. Se mantendrá al recaudador de aduanas norteamericano, cuya autoridad y
privilegios no podrán ser alterados sin el consentimiento de Estados Unidos.
6. Las rentas nacionales serán manejadas por el recaudador norteamericano,
en las mismas condiciones que el anterior.
7. Se nombrará un consultor financiero norteamericano para fiscalizar la
hacienda pública, con el derecho de veto sobre las resoluciones del Poder
Legislativo.
8. Se dispondrán mayores garantías para la opción canalera y la base del golfo
de Fonseca.
Si bien, no existe registro o archivo documental del referido pacto, existe una
fuente inobjetable sobre los acuerdos mínimos alcanzados, constituida en la carta
confirmatoria enviada por Stimpson a Moncada ese mismo día, y que señala lo
siguiente:
“Tipitapa, 4 de mayo de 1927
Señor General José María Moncada
Estimado General:
Confirmando nuestra conversación de esta mañana tengo el honor de comunicarle
que estoy autorizado para declarar que el Presidente de los Estados Unidos tiene
la determinación de acceder a la solicitud del Gobierno de Nicaragua
para supervigilar la elección de 1928; que la permanencia en el poder del
presidente Díaz durante el resto de su mando se considera como indispensable
para dicho plan y se insistirá en ello; que el desarme general del país es también
necesario para el buen éxito de esta decisión y que las fuerzas de los Estados
Unidos serán autorizadas para hacer la custodia de las armas de aquellos que
quisieran entregarlas incluyendo las del Gobierno y para desarmar por la fuerza a
aquellos que se nieguen a hacerlo.
Con todo respeto,
Henry L. Stimpson”
De esta correspondencia, se pueden extraer los puntos centrales del Pacto del
Espino Negro, con el que se consumó una de las mayores traiciones a nuestra
patria, en este caso por parte del General liberal Moncada:
1. La permanencia en el poder del Presidente (inconstitucional) Adolfo Díaz,
hasta las siguientes elecciones de 1928.
2. La “supervigilancia” de las elecciones por los EEUU.
3. El desarme general de las tropas nicaragüenses en conflicto
4. La entrega de las armas a los EEUU.
5. La creación de la oprobiosa Guardia Nacional (G.N.) de Somoza; que tuvo al
pueblo nicaragüense bajo una férrea dictadura militar por 45 años.
Sandino, sobre la firma de este pacto, expresó:
“…téngase presente que Moncada, nos dijo a los jefes de columnas que había
pedido a Stimsom 8 días de plazo, a partir del mismo día 5 del mismo mayo, para
pedir la opinión del ejército y contestar; sin embargo, declaró día de fiesta el 4 de
mayo por haber sido ese el día en que se firmó la paz, lo que prueba que a
Moncada, le importó poco la opinión del ejército y que cuando regresó de Tipitapa
a nuestros campamentos ya tenía en sus bolsillos la promesa de su Presidencia.
Es del conocimiento del pueblo de Nicaragua y del mundo entero, que la lucha del
General Augusto C. Sandino en contra de la intervención militar, política y
económica norteamericana, marcó un giro de timón en la historia
nacional, desencadenó un proceso con el cual, Nicaragua no volvería a ser la
misma, y más bien, avanzaría hacia la construcción de un país con una verdadera
y genuina independencia.
Por si fuera poco, su ideal, su lucha, logró la primera victoria a nivel del
continente americano, de una guerrilla de la liberación nacional, sobre dos
tipos de fuerzas militares operando de forma paralela: fuerzas locales y
fuerzas de intervención de los Estados Unidos de Norteamérica, sentando un
ejemplo no solo político sino también para la ciencia y el estudio del método
guerrillero, que posteriormente se constituiría en la base moral, política y militar,
para lo que se puede describir como la continuación de la gesta de Sandino, a
través de Carlos Fonseca, Tomas Borge, Silvio Mayorga, fundadores del actual
Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), vanguardia del derrocamiento
de la sangrienta dictadura militar impuesta por los Estados Unidos en nuestro país,
encabezada por la familia Somoza y vanguardia en los actuales procesos de
transformación social, económica y política que vivimos en nuestro país.
https://cuadernosandinista.com/2019/12/18/sandino-y-el-pacto-del-espino-negro-
el-rescate-de-la-dignidad-nicaraguense/