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Apunte sobre modificación de definición y confección de una calle de convivencia y su

inconstitucionalidad.

El primer paso es encontrar la ley madre que da nacimiento al concepto de calle de convivencia,
en este caso es la ley 4026/2011 que incorpora en su Art. 1 la siguiente definición: “Calle o
tramo de la misma destinada preferentemente a la circulación peatonal, donde se admite la
circulación restringida de vehículos” y además en su Art. 3, incorpora el Art. 6.9.6 del Código
de Tránsito y Transporte donde expresa: “El carácter de calle de convivencia a una arteria o
tramo de la misma debe disponerse por ley. (…) La autoridad de aplicación puede conceder
otras excepciones puntuales cuando circunstancias debidamente fundadas y acreditadas así lo
ameriten” Esta ultima parte del artículo, a mi entender, se refiere a los vehículos autorizados a
ingresar a las calles de convivencia y no a el carácter en sí mismo de la calle de convivencia.

A diferencia de esto, el proyecto de Larreta trae lo siguiente, a través del Despacho 605/2022 en
su Artículo 1 cambia la definición de calle de convivencia y la amplia a lo siguiente: “Calle o
tramo de la misma destinada preferentemente a la circulación peatonal, de ciclorodados y de
dispositivos de movilidad personal, donde se admite la circulación restringida de los demás
vehículos”. En mi opinión, tiene sentido, el modelo es consecuente con sus acciones en
transporte desde que gobiernan, la restricción a los autos para darle lugar a las bicicletas y otros
dispositivos para aplicar un modelo mas “sustentable” de movilidad.

Acá lo más importante, el Artículo 5 modifica el Artículo 6.9.6 por lo siguiente:

“El carácter de calle de convivencia a una arteria o tramo de la misma puede disponerse por
Acto Administrativo emanado de la Autoridad de Aplicación (Que es designada por el poder
ejecutivo). Dicho Acto administrativo deberá ser remitido junto con un informe con
antecedentes técnicos que justificaron tal modificación a la Legislatura de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires y a la/s Junta/s Comunal/es correspondiente/s de las arterias
afectadas”

Esta medida, de disponer a través de actos administrativos concernientes al Poder Ejecutivo


potestades respectivas al Poder Legislativo, amparándose en el Articulo 80 Inc. 2 Punto H de la
Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires que reza lo siguiente: “La Legislatura de
la Ciudad (…) Legisla en materia (…) de obras y servicios públicos, cementerios, transporte y
transito” y en el Articulo 84 deja en claro, a través de una norma de carácter imperativo, que:
“La Legislatura no puede delegar sus atribuciones”.
El propio Código de Tránsito y Transporte en su Artículo 1.1.4 Inc. B dice de forma expresa
que una atribución de la Autoridad de Aplicación es la de: “Dictar leyes transitorias y
experimentales en materia de tránsito y transporte, así como toda otra norma reglamentaria o
acto administrativo que corresponda”

En mi opinión, la Legislatura puede sostener 3 pilares fundamentales: primero, debe legislar


bien y con criterio; segundo, controlar eficazmente los alcances de la reglamentación de las
leyes que realiza el poder ejecutivo y por último, que el poder ejecutivo reglamente las leyes
que ella ha aprobado y no al revés, como, en sentido figurado, estos casos proponen.

El Jefe de gobierno no puede a través de actos administrativos o reglamentos delegados pisotear


las atribuciones de la Legislatura; por la simple razón de que no hay delegación alguna, ya que
la Constitución de la Ciudad impide expresamente esta delegación (Art. 84). En la famosa “zona
de reserva de la administración” no entran las competencias de esta casa. El Artículo 103 lo
deja bien en claro y prohíbe expresamente bajo pena de nulidad la emisión de disposiciones de
carácter legislativo; solo podrá hacerlo en situaciones extraordinarias y a través de un decreto de
necesidad y urgencia, sobre una limitada cartera de temas. Y aquí la propuesta no es un DNU
sino un simple acto administrativo, que debería ser reservado, según las propias atribuciones del
Poder Ejecutivo que consagra la constitución, a materias íntegramente relacionadas a la
administración pública y a la reglamentación de las leyes, no a su cuerpo fundacional.

La aclaración de “normas transitorias y experimentales” no es casual; el propio código,


tácitamente, reconoce su incapacidad de legislar sino a través de normas transitorias y
experimentales, que se suponen temporales. Nada de lo que arroja el proyecto del Jefe de
Gobierno supone una temporalidad o experimentación, sino más bien lo contrario. Sin ir más
lejos, este Inc. B es inconstitucional en sí mismo, no se puede legislar “un poquito” o “por un
tiempo” o “para ir probando”. La potestad de legislar sobre tránsito y transporte, en su totalidad,
es de la legislatura porque así lo consagra la Constitución. Y no debería haber mayor discusión
sobre el tema, también así lo decide el Art. 84 sobre la inderogabilidad de las atribuciones de la
Legislatura y el mismo Articulo 103 sobre las atribuciones del Poder Ejecutivo.

Por último, a modo de antecedente de este pisoteo, traigo el caso de la Ley 6443/2021, que trata
sobre modificaciones sobre el sentido de las vías de circulación de la Ciudad. En el Código de
Tránsito y Transporte Original Ley 2148/2006, el articulo 6.1.5 destaca que: “Todas las arterias
de la Ciudad poseen doble sentido de circulación, excepto aquellas en las que por ley se
establezca sentido único en algún tramo de la misma o en toda su extensión (…)”. La Ley
6443/2021 vino a cambiar eso, mancillando no una, sino 2 veces la Constitución y las
atribuciones de esta Legislatura. Primero es la incorporación de Inc. T a, en el Articulo 1° de
esta ley, al Articulo 1.1.4, de las Atribuciones de la Autoridad de Aplicación, que dice lo
siguiente: “Establecer los sentidos de circulación vehicular de las arterias, ya sean de
sentido único o doble, siempre que se dé cumplimiento a lo dispuesto en el articulo 6.1.5”

Por supuesto, a raíz de esto, fue modificado el Art. 6.1.5 en la misma ley, en su Art. 3 y quedo
redactado de la siguiente manera: “Todas las arterias de la Ciudad poseen doble sentido de
circulación, excepto aquellas en las que por ley o por acto administrativo de la Autoridad de
Aplicación se establezca sentido único en algún tramo de la misma o en toda su extensión.
(…)

En aquellos casos en que la Autoridad de Aplicación modifique algún sentido de circulación


vehicular, deberá emitir el acto administrativo pertinente y remitir a la Legislatura de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires un informe con los antecedentes técnicos que
justificaron tal modificación.

Cuando la Autoridad de Aplicación lo considere necesario, la modificación podrá


realizarse previamente a través de una medida provisoria. Una vez vencido el plazo de la
misma podrá ser convalidada a través del acto administrativo pertinente con la
correspondiente remisión a la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires del
informe con los antecedentes técnicos que justificaron tal modificación.”

Este articulado es la prueba inequívoca de que, bajo esta gestión, la Legislatura de la Ciudad de
Buenos Aires en materia de tránsito y transporte se ha convertido en un organismo de control de
faltas, una especie de oficina municipal donde se presentan Actos Administrativos con fuerza de
ley, donde se modifican Códigos violando preceptos constitucionales y no en el Poder
Legislativo de la Ciudad. Cabe toda la explicación previa sobre atribuciones e inderogabilidad
de las mismas, a este antecedente. Prima la logística sobre el correcto funcionamiento de las
instituciones.

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