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Robert McKee Irwin

DICCIONARIO DE

Mónica Szurmuk
ESTUDIOS CULTURALES DICCIONARIO DE
LATINOAMERICANOS
ESTUDIOS CULTURALES

coordinación de
coordinación de LATINOAMERICANOS
MÓNICA SZURMUK Y ROBERT MCKEE IRWIN
coordinación de
MÓNICA SZURMUK Y ROBERT MCKEE IRWIN

CULTURALES LATINOAMERICANOS
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siglo siglo
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hegemonía de poder político directo” sino que “incluye,
como uno de sus elementos centrales, una
El concepto de hegemonía ocupa un lugar manera particular de ver el mundo y la na-
central en los debates teóricos y políticos turaleza y relaciones humanas” (Keywords:
contemporáneos y ha ejercido gran influen- 118). Gramsci sugiere que la hegemonía im-
cia en el desarrollo de los estudios culturales plica que los valores y visión del mundo de
en diversas partes del mundo. El punto de las clases dominantes se convierten en una
partida de las discusiones sobre hegemonía especie de “sentido común” compartido por
suele ubicarse en el trabajo del teórico ita- los grupos dominados, en virtud del cual
liano Antonio Gramsci (1891-1937). En sus terminan aceptando –aunque no necesaria-
Cuadernos de la cárcel y otros trabajos, mente justificando– el ejercicio del poder
Gramsci propuso una serie de herramientas por parte de los grupos dominantes. Dicho
conceptuales para entender las formas his- sentido común es diseminado y adquirido a
tóricas concretas en que se ejerce la domi- través de un proceso complejo en el que la
nación por parte de ciertos grupos o clases educación, la religión y la cultura juegan un
sobre otros, y los mecanismos políticos y papel crucial.
culturales que dan sustento a esas formas. Hay tres elementos que deben destacarse
Lo que buscaba Gramsci era analizar la dia- en la formulación gramsciana del concepto
léctica entre coerción y consenso dentro de de hegemonía. Primero, el carácter dinámi-
ese proceso y, al mismo tiempo, superar las co del proceso que conduce a la hegemonía;
interpretaciones economicistas de la histo- en otras palabras, la hegemonía no es un
ria y la política al introducir de manera cen- “momento” estático en el proceso histórico,
tral el papel de la cultura dentro del análisis sino el resultado de un continuo cotejo de
de la dominación. formas complejas y articuladas de domina-
Gramsci arriba a una comprensión de la ción y resistencia. Segundo, esta formulación
hegemonía como una forma de dominación subraya la importancia de entender el papel
en la cual la coerción y la violencia no desa- activo de los grupos subalternos dentro del
parecen, pero sí coexisten con formas de proceso histórico: sin una adecuada com-
aceptación del poder y la dominación más prensión de esta función, el análisis de las
o menos voluntarias o consensuales por par- formas en que se ejerce el poder resulta cla-
te de los sujetos subalternos. “Para poder ramente insuficiente. Tercero, la noción
ejercer el liderazgo político o hegemonía gramsciana de hegemonía nos permite pen-
–escribió Gramsci– uno no debe contar so- sar en la articulación entre formas económi-
lamente con el poder y la fuerza material del cas, jurídicas y políticas de poder, por un
gobierno” (citada en Ruccio), sino también lado, y las dinámicas de intercambio y con-
con la aceptación más o menos voluntaria flicto cultural e ideológico, por otro.
de los sujetos dominados, aceptación que El interés de Gramsci por la noción de
aparece crucialmente mediada por las for- hegemonía no era solamente metodológico,
mas culturales de interacción entre domina- es decir, no estaba únicamente interesado en
dos y dominadores. Según el crítico literario esclarecer los procesos de dominación en la
británico Raymond Williams, el concepto de historia y en el mundo contemporáneo, por
hegemonía se refiere no sólo a los “asuntos el contrario, su mayor interés radicaba en la

[124]
HEGEMONÍA 125

posibilidad de construir un proyecto hege- po, sin embargo, la aceptación por parte de
mónico alternativo: aquél que, en su visión, los esclavos de esta hegemonía no fue ente-
llevaría al poder a los grupos subalternos ramente pasiva ni anulaba el antagonismo
–un término que él también acuñó como de clase o la agencia de los propios esclavos,
sustituto de “clase obrera”–. Por lo tanto, su quienes convirtieron al sistema legal –y a la
formulación de la hegemonía como un pro- ideología paternalista que regía en gran par-
ceso que incluía de manera central a la cul- te las relaciones entre amos y esclavos– en
tura significaba que él identificaba en esta fuentes de nociones legitimantes que estos
dimensión cultural un eje crucial en la cons- últimos usaron para proteger sus propios
titución de una alternativa revolucionaria. derechos (Thompson).
Así, la propuesta de Gramsci contribuía a Los planteamientos de Gramsci resulta-
superar el economicismo dominante tanto ron particularmente útiles en ese doble es-
en los análisis históricos y políticos como en fuerzo en que se hallaban empeñados estos
las propuestas de organización política de historiadores marxistas: por un lado, busca-
los grupos subalternos. En ambos sentidos, ban repensar el marxismo más ortodoxo,
Gramsci habría de convertirse en un hito aquel que veía en la dominación un mero
fundamental en el desarrollo de formas me- ejercicio del poder de arriba hacia abajo; y
nos rígidas y dogmáticas de acercarse a la por otro, intentaban superar los esquemas
teoría social y a la práctica política. reduccionistas de “base” y “superestructura”
En los años setenta, un grupo de historia- según los cuales la cultura era una mera de-
dores marxistas interesados en superar las rivación de las estructuras políticas y pro-
versiones economicistas y reduccionistas ductivas. El trabajo de Raymond Williams,
del marxismo redescubrieron a Gramsci y desde la perspectiva de los estudios litera-
utilizaron creativamente la noción de hege- rios y culturales, resultaba aquí muy cerca-
monía. Autores como Eugene Genovese y no a estos esfuerzos.
Edward P. Thompson, por ejemplo, apela- En un terreno más polémico, el teórico y
ron a la noción gramsciana de hegemonía politólogo James C. Scott cuestionó la defi-
para destacar el papel del sistema legal en la nición gramsciana de hegemonía. Scott asu-
construcción de un sistema de dominación me que la hegemonía en el sentido grams-
de clase que, al menos parcialmente, conta- ciano implica la ausencia de conflicto, es
ba con la aquiescencia de los grupos subal- decir, la aceptación pasiva y voluntaria por
ternos –los esclavos del sur norteamericano, parte de los grupos subalternos de las es-
en el primer caso, y los sectores plebeyos en tructuras de dominación que los mantienen
la Inglaterra del siglo XVIII, en el segundo–. oprimidos. Hegemonía, dice Scott, “simple-
Pero es importante subrayar que para estos mente es el nombre que Gramsci le da a este
historiadores la hegemonía no implicaba proceso de dominación ideológica. La idea
–como algunos autores habían sugerido– la central detrás de esta idea es que la clase
ausencia de conflicto, sino la existencia de dominante controla no solamente los me-
unos parámetros sociales que permitían pro- dios de producción física sino también los
cesar el conflicto en formas que no pusieran medios de producción simbólica” (Weapons
en riesgo la continuidad del status quo. Para of the Weak: 315). Gramsci, insiste Scott, se
Genovese, por ejemplo, la hegemonía con- limitó a explicar “las bases institucionales
lleva implícito el antagonismo de clase, pero de la falsa conciencia” (315). Una vez for-
también “la habilidad” de las clases domi- mulada esta noción de hegemonía, Scott
nantes para “contener aquellos antagonis- procede a demolerla en tanto, primero, ella
mos en un terreno en el cual su legitimidad subestima la capacidad de los subalternos
no era peligrosamente cuestionada” (26). En para desmitificar la ideología dominante y,
su análisis de la esclavitud estadunidense segundo, supone que la aceptación pragmá-
Genovese encontró que el sistema legal “ac- tica por parte de los subalternos de lo que
túa hegemónicamente para convencer a la es “inevitable”, social y políticamente ha-
gente que sus conciencias privadas pueden blando, debe ser interpretada como que
estar subordinadas –de hecho, moralmente, para ellos es “justo”. El trabajo de Scott se
deben estar subordinadas– a la decisión co- centra en la crítica a la idea –común entre
lectiva de la sociedad” (27). Al mismo tiem- ciertos teóricos marxistas– de que la ausen-
126 HEGEMONÍA

cia de manifestaciones de resistencia abier- minación colonial en la India constituyó un


ta y violenta (revolucionaria) por parte de caso de “dominación sin hegemonía” y acu-
los subalternos debería ser interpretada só a la historiografía tanto colonial como
como aceptación de la dominación y sus pa- nacionalista de inventar lo que él llama una
rámetros ideológicos. Scott procede enton- “hegemonía espúrea”, aquella que sugiere la
ces a identificar las formas triviales y coti- colaboración voluntaria de la población in-
dianas de resistencia que revelarían lo que dia con el proyecto de dominación colonial
él llamó “discursos ocultos”. En su interpre- y la virtual ausencia de resistencia (72). En
tación, los subalternos aparecen constante- los años subsiguientes, el proyecto de los
mente desafiando, cuestionando y subvir- estudios subalternos habría de ejercer una
tiendo el poder de los grupos dominantes, enorme influencia en otras latitudes, inclu-
de modo que la supuesta hegemonía queda yendo los estudios latinoamericanos, como
disuelta en esta proliferación de pequeños veremos más adelante. Su novedosa pro-
desafíos que demostrarían la falta de “con- puesta metodológica iba aparejada con una
formidad” de los subalternos, por lo tanto, postura política bastante explícita, aunque
la ausencia de hegemonía. no por ello menos polémica. Se trataba de
Si algo unificaba los trabajos de Thomp- adoptar al subalterno no sólo como objeto
son, Genovese, Willliams y Scott era el es- de análisis, sino también como sujeto de re-
fuerzo por iluminar la experiencia de los sec- flexión teórica y política (Chaturvedi).
tores oprimidos en la historia. Un objetivo En sendos trabajos, dos académicos la-
similar se puede encontrar en el trabajo co- tinoamericanistas, el antropólogo Willliam
lectivo del grupo conocido como “Estudios Roseberry y la historiadora Florencia Mallon,
subalternos” de la India y, en especial, de ofrecieron importantes aportes en la discu-
su principal mentor, el historiador Ranajit sión sobre la noción de hegemonía como
Guha (el grupo tomó su nombre de la revista herramienta para analizar históricamente el
que editaban Guha y sus colaboradores, ti- ejercicio de la dominación. En su comenta-
tulada Subaltern Studies). El grupo tomó su rio a una valiosa colección de ensayos sobre
inspiración de la noción de “clases” o “gru- la Revolución mexicana y la “negociación de
pos” subalternos desarrollada precisamente la dominación” en México, Roseberry adver-
por Gramsci. Aunque emparentados con la tía que el concepto de hegemonía debe ser
perspectiva de la llamada “historia desde visto menos como una herramienta para
abajo”, los integrantes del grupo adoptaron entender el consenso que como un instru-
una postura política y epistemológica en mento analítico para comprender las luchas
muchos sentidos mucho más radical. Ellos y conflictos por el poder. Hegemonía, insiste
criticaron frontalmente las versiones “eli- Roseberry, no es “una formación ideológica
tistas” de la historia –tanto en su versión acabada y monolítica, sino un proceso de
colonial como en sus versiones nacionalista dominación y lucha problemático y contes-
y marxista– que habían invisibilizado a los tado” (“Hegemony”: 358). Según Roseberry,
subalternos. Influidos además por las co- esta manera de entender la hegemonía nos
rrientes posestructuralistas, Guha y sus co- lleva a buscar descifrar “las maneras en que
laboradores prestaron atención preferencial las palabras, imágenes, símbolos, formas,
al análisis cultural y discursivo. Finalmente, organizaciones, instituciones y movimien-
cuestionaron al Estado-nación como la uni- tos usados por las poblaciones subordinadas
dad analítica privilegiada al tiempo que co- para describir, entender, confrontar, acomo-
locaron la cuestión colonial en el centro de darse a, o resistir la dominación, son forja-
su preocupación. das por el proceso mismo de dominación”
En varios ensayos –algunos de ellos (361). Por lo tanto, el proceso de hegemonía
reunidos en el libro Dominance Without no culmina en una situación de completa
Hegemony [Dominación sin hegemonía]– aceptación de la ideología dominante o las
Guha postuló una forma de entender la he- condiciones de dominación por parte de los
gemonía como “una condición de domina- subalternos, sino en la construcción de cier-
ción en la cual el momento de persuasión tos parámetros comunes bajo los cuales se
se sobrepone al de coerción” (103), pero su otorga sentido a la dominación y se actúa
análisis lo llevó a la conclusión de que la do- frente a ella.
HEGEMONÍA 127

Desde el lado de la historia, Florencia nomía de los diferentes discursos y luchas,


Mallon propuso entender la noción de hege- la multiplicación de los antagonismos, y la
monía en su doble condición de proceso y de construcción de una pluralidad de espacios
punto de llegada. En otras palabras, sugería al interior de los cuales aquéllos pueden afir-
conceptualizar la hegemonía como “proceso marse y desarrollarse” (192). La hegemonía,
hegemónico” a través del cual el poder y el concluyen Laclau y Mouffe, es el nombre
significado son contestados, legitimados y que le damos a un “juego” que ocurre en
redefinidos, pero también como la culmina- el terreno de la política y cuyas reglas y ac-
ción (siempre provisional y contenciosa) de tores no están nunca predeterminados. La
dicho proceso en la formación de un nue- conclusión es que se trata de un proceso
vo balance hegemónico en el que surge un abierto en el que las fuerzas del cambio de-
nuevo “proyecto social y moral que incluye ben esforzarse por construir –y controlar– la
nociones de cultura política tanto populares dinámica de ese juego.
como de las elites” (6). Por otro lado, Mallon Un elemento central de todas estas apro-
utiliza también el concepto de hegemonía piaciones y usos del concepto de hegemonía
para analizar los procesos contenciosos es la atención que se da a los procesos cultu-
de lucha por el poder, no sólo a nivel del rales que acompañan o dan sustento al ejer-
Estado-nación, sino también al interior de cicio de la dominación y la resistencia. La
las comunidades indígenas o campesinas. noción gramsciana de hegemonía entiende
Su libro, Campesinado y nación, constituye la cultura como un espacio de intervención
precisamente un esfuerzo por conectar di- y conflicto que resulta central en las for-
chos procesos de lo que ella llamó “hegemo- mas en que se ejerce y se contesta el poder.
nía comunal” con los procesos hegemónicos Implica, además, una manera de analizar la
que ocurren en el ámbito del Estado-nación totalidad social en la cual los procesos de
en Perú y México. formación del estado, la constitución de cla-
Pero la noción gramsciana de hegemo- ses, el desarrollo de las culturas populares y
nía, como dijimos anteriormente, no sólo la construcción de hegemonía, son procesos
ha sido empleada en el análisis históri- simultáneos, confluyentes y mutuamente
co de la dominación, sino que constituye contenciosos, sujetos a múltiples tensiones,
también una herramienta muy importan- en los que las dimensiones estrictamente
te en los debates en torno a los diversos “culturales” no pueden ser disociadas de
proyectos políticos que aspiran a forjar las estructuras políticas y de poder que las
una nueva “hegemonía” revolucionaria o engloban. No resulta sorprendente, por lo
de cambio radical. En este esfuerzo, el li- tanto, que en el desarrollo de los estudios
bro de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, culturales en América Latina el concepto de
Hegemony and Socialist Strategy. Towards a hegemonía haya ocupado un lugar central
Radical Democratic Politics, marcó un hito en la reflexión teórica de sus practicantes.
muy importante. En este breve y denso li- En cierta manera, el campo de los estudios
bro los autores se propusieron repensar la culturales se ha ido definiendo en relación
cuestión de la praxis política con vistas a con la necesidad de articular tanto teórica
forjar un proyecto hegemónico alternativo, como políticamente las nociones (ambas de
radical y socialista, pero también democrá- matriz gramsciana) de hegemonía y subal-
tico y popular. Cuestionaron el teleologismo ternidad.
y economicismo del marxismo ortodoxo, así Uno de los textos fundacionales de los es-
como el espontaneismo de ciertas variantes tudios culturales latinoamericanos fue el li-
románticas de la izquierda, y propusieron bro Culturas híbridas: estrategias para entrar
como alternativa una forma de “democracia y salir de la modernidad, de Néstor García
radical” como nuevo proyecto hegemónico. Canclini, publicado en 1989. Este libro es,
Admitiendo que “toda posición hegemónica entre otras cosas, como ha señalado Renato
está basada en un equilibrio inestable”, hi- Rosaldo, un intento de poner a Gramsci en el
cieron un llamado a rechazar los “esencia- centro de los estudios sobre las formaciones
lismos” y avizoraron un proceso de luchas sociales latinoamericanas (“Foreward”: xiii).
políticas en el mundo contemporáneo en el La influencia de Gramsci en las ciencias so-
que se produce “el descentramiento y auto- ciales latinoamericanas, es preciso señalar,
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se remonta a algunos años atrás y puede ras- de las referencias –tomadas de diversos te-
trearse con cierto detenimiento en el trabajo rritorios– con que arman sus obras los ar-
de los llamados “gramscianos argentinos” tistas, los artesanos y los medios masivos”
como Héctor Pablo Agosti, José Aricó, Juan (323-24). Para intentar dar respuesta a este
Carlos Portantiero y otros (Burgos). Lo que desafío, García Canclini propone la noción
García Canclini se propuso fue analizar las de “culturas híbridas”, un concepto que nos
formas en que la cultura dominante (identi- permitiría superar las estériles dicotomías
ficada por él con las prácticas consideradas entre “hegemónico” y “subalterno”. Se tra-
“cultas” y “modernas”) y la cultura popular ta, con esto, de analizar las “actividades so-
(generalmente identificada con lo “tradicio- lidarias o cómplices” entre ambos grupos,
nal”) se intersectan, y la medida en la cual revelando así la medida en la que ellos “se
tanto la represión como la apropiación de la necesitan” (324). El concepto de hibridación
segunda por parte de la primera se convier- –discutido en otra entrada de este diccio-
ten en elementos centrales en el proceso de nario– se convierte en la propuesta teórica
dominación hegemónica. De ese modo, una que García Canclini ofrece para entender
preocupación central de su trabajo es enten- las complejas relaciones entre hegemonía y
der “qué utilidad presta la cultura a la he- resistencia, una propuesta que tuvo una no-
gemonía” (Culturas híbridas: 133), es decir, table influencia en el desarrollo de los estu-
cómo podemos realmente saber si la cultura dios culturales latinoamericanos en los años
juego un papel crucial o no en el ejercicio noventa (Sarto, introducción a la sección II,
de la dominación. Conocemos, dice, las “in- “Foundations” de Sarto, Ríos y Trigo: 181).
tenciones” de las políticas modernizadoras, La fundación del “Grupo de Estudios
pero no tanto la “recepción” de las mismas, Subalternos Latinoamericanos” en 1992, y de
lo cual lo lleva a colocar en el centro de su manera más general la influencia de los es-
atención el análisis del consumo popular de tudios subalternos de la India sobre los estu-
productos culturales. García Canclini sugie- dios culturales latinoamericanos, abrieron
re que ni las perspectivas “reproductivistas” nuevas perspectivas en la reflexión sobre
–que consideran la cultura popular como los conceptos relacionados de hegemonía y
un “eco” de la cultura dominante– ni las subalternidad (véase la entrada sobre sub-
perspectivas “idealistas” –que ven la cultura alternismo en este diccionario). Aunque no
popular como una manifestación de la ca- es posible encontrar una posición homogé-
pacidad creadora autónoma de los grupos nea al interior de quienes formaron parte de
subalternos– logran captar la complejidad aquel grupo (disuelto en el año 2000) o entre
de estos procesos. Una correcta apropia- quienes se han sentido cercanos al trabajo
ción de Gramsci, sugiere García Canclini, de Guha y sus colaboradores, sí podemos re-
debería abogar por una “relativización” del saltar como elemento común el esfuerzo por
proceso, al reconocer a las clases populares repensar y desmontar las lógicas culturales
“cierta iniciativa y poder de resistencia, pero que acompañan y sostienen las diversas for-
siempre dentro de la interacción contradic- mas de dominación hegemónica, así como
toria con los grupos hegemónicos” (233). el interés por contribuir a formar proyectos
El trabajo de García Canclini sugiere una contrahegemónicos de cambio social. En
mirada “oblicua” al problema de la relación cuanto a lo primero, como sostiene Ileana
entre cultura y dominación. “Los cruces Rodríguez, los estudios subalternos enfatiza-
entre lo culto y lo popular –nos dice– vuel- ron la “imposibilidad” de separar lo político
ven obsoleta la representación polar entre de lo cultural (“Reading”: 6). En lo segundo,
ambas modalidades de desarrollo simbóli- los “estudios subalternos” en América Latina
co, y relativizan, por lo tanto, la oposición representaron un esfuerzo por contribuir a
política entre hegemónicos y subalternos, la construcción (teórica y política) de un
concebida como si se tratara de conjuntos nuevo proyecto hegemónico sustentado en
totalmente distintos y siempre enfrentados” una revaloración del sujeto subalterno. El
(323). Para entender este proceso en toda su manifiesto fundador del Grupo de Estudios
complejidad debemos prestar atención a “la Subalternos Latinoamericanos lo planteaba
diseminación de los centros, la multipolari- claramente: su proyecto era tanto académi-
dad de las iniciativas sociales, la pluralidad co como político y apuntaba a trabajar por
HEGEMONÍA 129

un “orden mundial democrático” susten- saberes” y “nuevas epistemologías” (Mato,


tado en las “nuevas relaciones entre noso- Estudios y otros prácticas: recientemente, la
tros y aquellos contemporáneos a quienes Asociación de Estudios Latinoamericanos
convertimos en objetos de estudio” (Latin (LASA) inició un ambicioso proyecto transna-
American Subaltern Studies Group: 142, cional sobre este tema, que abre un enorme
146). Estas relaciones no han sido fáciles de espacio de posibilidades para repensar la
imaginar en términos teóricos ni de imple- política y la cultura). Por otro lado, el va-
mentar en términos prácticos. La irrupción lioso trabajo colectivo que coordina Doris
de los estudios subalternos en el escenario Sommer sobre “agentes culturales” recoge
latinoamericanista representó una inyección también las preocupaciones sobre cómo
de energía teórica y política pero también conectar las formas de producción cultural
trajo consigo desafíos y desencuentros. Por con proyectos de transformación no nece-
un lado ofreció una posible salida al impas- sariamente “revolucionarios” en el sentido
se producido por la crisis de la izquierda clásico del término, pero sí comprometidos
marxista y socialista, aunque pronto reveló con los esfuerzos de democratización de
las complejidades y paradojas del intento las sociedades latinoamericanas (Cultural
de construir un proyecto alternativo que co- Agency). La confluencia de lo político y lo
nectara a los académicos subalternistas en cultural que se aprecia en estos y otros es-
Estados Unidos con los sujetos subalternos fuerzos es, quizá, el mayor aporte colectivo
latinoamericanos. Por otro lado, adoptó una de los estudios culturales en el desafío de
perspectiva teórica que algunos –entre ellos construir un nuevo proyecto (hegemónico)
el propio García Canclini– habrían de ver democrático, plural e inclusivo.
como dicotómica y reduccionista.
Los estudios culturales, ha sugerido John OBRAS DE CONSULTA. Burgos, Raúl, Los grams-
Beverley, permitirían precisamente superar cianos argentinos: cultura y política en la ex-
la supuesta bipolaridad rígida entre hege- periencia de pasado y presente, Buenos Aires,
monía y subalternidad por vía de una mayor Siglo XXI Editores, 2004; Dube, Saurabh (co-
atención a la compleja dinámica cultural ord.), Pasados poscoloniales: colección de en-
de la sociedad civil (The “Im/Possibility”: sayos sobre la nueva historia y etnografía de
53). Pero al mismo tiempo, otros autores la India, México, El Colegio de México, 1999;
como Hernán Vidal han cuestionado la es- Genovese, Eugene, Roll, Jordan, Roll: The
casa preocupación política de muchos de World the Slaves Made, Nueva York, Vintage,
los practicantes de los estudios cultura- 1976; Guha, Ranajit, Dominance without
les (“Restaurar lo político”). Este aparente Hegemony: History and Power in Colonial
desencuentro entre una mayor atención a India, Cambridge, Harvard University Press,
la cultura y un cierto desinterés por las di- 1997; Guha, Ranajit, Las voces de la historia y
mensiones políticas nos deja, por lo tanto, otros estudios subalternos, Barcelona, Crítica,
con un desafío: cómo conectar las prácticas 2002; Laclau, Ernesto y Chantal Mouffe,
académicas de los estudios culturales con Hegemony and Socialist Strategy: Towards a
los debates en torno a la forja de nuevos pro- Radical Democratic Politics, London, Verso,
yectos de cambio social para las sociedades 1984 [Hegemonía y estrategia socialista: hacia
latinoamericanas. John Beverley se muestra una radicalización de la democracia, Madrid,
optimista: “los estudios culturales preparan/ Siglo XXI de España Editores, 1987]; Latin
anticipan/legitiman la necesidad/posibilidad American Subaltern Studies Group, “Founding
de una revolución cultural” (“Postscriptum”: Statement”, en John Beverley et al., (eds.),
588). Creemos que hay razones para com- The Postmodernism Debate in Latin America,
partir, cautelosamente, ese optimismo. Al Durham, Duke University Press, 1995; Mallon,
lado de preocupaciones bastante bien es- Florencia, Campesinado y nación. La construc-
tablecidas sobre temas como derechos hu- ción de México y Perú poscoloniales, México,
manos, memorias colectivas, las relaciones CIESAS, 2004 [Peasant and Nation. The Making
entre cultura y cambio social, las políticas of Postcolonial Mexico and Peru, Berkeley,
de la identidad, y muchos otros, se ha gene- University of California Press, 1995]; Rivera
rado recientemente un notable interés por Cusicanqui, Silvia y Rossana Barragán (eds.),
el estudio de lo que se ha llamado “nuevos Debates post coloniales: una introducción
130 HEGEMONÍA / HETEROGENEIDAD

a los estudios de la subalternidad, La Paz, gónica y dominante con respecto al mundo


Editorial Historias, 1997; Roseberry, William, indígena. Hablando de los que, como Mario
“Hegemony and the Language of Contention”, Vargas Llosa, enjuician a la literatura indi-
en Gilbert M. Joseph y Daniel Nugent, eds., genista por su visión distorsionada, Cornejo
Everyday Forms of State Formation. Revolution dice, “consideran como defecto lo que es la
and the Negotiation of Rule in Modern Mexico, identidad más profunda del movimiento y a
Durham, Duke University Press, 1994, pp. 355- la larga le exigen que deje de ser lo que es:
366; Ruccio, David F., “Unfinished Business: indigenismo, para convertirse en lo que en
Gramsci’s Prison Notebooks”, Rethinking ningún caso puede llegar a ser: literatura
Marxism, 18, 1, 2006, pp. 1-7; Scott, James indígena” (“El indigenismo”: 18). Lo que
C., Los dominados y el arte de la resistencia, estos textos heterogéneos revelan, plantea
México, Era, 2000; Scott, James C., Weapons of Cornejo, es la condición fragmentada y frac-
the Weak: Everyday Forms of Peasant Resistance, turada de las naciones latinoamericanas,
New Haven, Yale, 1985; Thompson, E. P., condición que la literatura está destinada a
Whigs and Hunters: The Origin of the Black reproducir, no a solucionar.
Act, Nueva York, Pantheon, 1975; Williams, El concepto de heterogeneidad emerge
Raymond “Base and Superstructure in Marxist en los años setenta en parte como interven-
Cultural Theory”, New Left Review, 82, 1973, ción en la coyuntura política del Perú y la
pp. 3-16. bancarrota ideológica del concepto de “mes-
tizaje” mediante el cual se pretendía lograr
[CARLOS AGUIRRE] la tan anhelada unidad nacional. Ante la
propaganda triunfalista del gobierno militar
de Velasco, Cornejo insiste que la unidad na-
heterogeneidad cional es quimérica, producto de un estado
de represión y no de la democracia genuina
El término “heterogeneidad” tal y como y el respeto por los pueblos indígenas, y que
se emplea en la actual crítica cultural lati- todavía no se ha superado el legado colonial
noamericanista es, en su mayoría, la crea- del país. Pero aún más importante para de-
ción del crítico peruano Antonio Cornejo terminar el desarrollo del concepto de he-
Polar (1936-1997). Sin embargo, como se terogeneidad, son los debates en torno a la
verá más adelante, también existen otras ver- literatura latinoamericana que responden a
tientes importantes del concepto, sobre todo los cambios profundos en el panorama lite-
la del antropólogo Néstor García Canclini. rario ocasionados por el llamado boom de la
El “discurso heterogéneo” de Cornejo se de- novela. ¿Qué tipos de literatura y de crítica
fine como un discurso cuyo productor per- pueden considerarse representativas de la
tenece a un mundo culturalmente distinto región? ¿Cómo definir esta entidad, recién
al mundo de su referente. Ejemplos de tal inventada, de “literatura latinoamericana”?
fenómeno, según Cornejo, incluyen las cró- A raíz de su éxito internacional, algunos de
nicas de la conquista, la literatura indigenis- los novelistas del boom hablan de la “univer-
ta, la gauchesca y la negrista, entre otras. En salización” de la literatura latinoamericana,
todos estos casos, el discurso distorsiona su planteamiento que genera un contradiscur-
referente –por ejemplo, el mundo indígena– so, por parte de los críticos literarios políti-
porque ese discurso es el producto de un camente comprometidos, en torno a la ne-
mundo ajeno al mundo que describe. Pero cesidad de un mayor reconocimiento de las
Cornejo dice que no hay que enjuiciar a es- particularidades culturales e históricas de la
tos discursos por su falta de verosimilitud región y de cómo éstas se manifiestan en
sino reconocer que precisamente en esta la esfera literaria. Cornejo, junto con otros
falta radica su verdad más fundamental. críticos, tales como Roberto Fernández
Cornejo, entonces, rechaza la referenciali- Retamar, Agustín Cueva, Noé Jitrik, Ángel
dad como base de una interpretación crítica Rama, y Antonio Candido, entre otros, in-
de estos textos. Inútil esperar a que la lite- sisten que sólo una literatura que testimonie
ratura indigenista capte de forma rigurosa –sea de forma conciente o inconciente– de
la realidad indígena; está escrita desde una esa “peculariedad diferencial” del ser latino-
perspectiva no sólo ajena sino también anta- americano, puede ser considerada auténti-

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