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TRABAJEMOS EN NUESTRO

INTERIOR JUVENIL
46. DIVERSOS GRADOS EN QUE SE PUEDEN HALLAR LOS
CRISTIANOS.
PUEDEN RESUMIRSE EN SIETE

Les he dicho que su santidad no


puede ser una santidad común y ordinaria,
sino superior y extraordinaria.
A las razones que les he expuesto quiero
agregarles una principalísima, a saber: que
su misión, como la del sacerdote, es
acrecentar el Cuerpo místico de Cristo
atrayéndole más y más miembros que
participen de la misma vida divina de la
adorable Cabeza, Jesucristo Nuestro Señor.
¡Qué misión tan sublime la de ustedes! El
campo donde están esos futuros miembros que
ganaran para Cristo es el mundo de los infieles y la turba
innumerable de los pecadores. Mas para ello tienen que ser santos, si quieren comunicar
la santidad a las almas, pues bien saben que nadie da lo que no tiene. Aun para ayudar a
los mismos buenos, para que perseveren unidos a la divina Cabeza, tienen que ser
santos.
Con el fin de que abarquen la inmensidad de su campo de acción, quiero hacerles ver
los diversos grados en que se encuentran los cristianos católicos, para no ocuparnos
ahora de los paganos, herejes y cismáticos.

1. Hay muchos cristianos alejados de la vida cristiana quienes por el pecado mortal
se separaron del alma del Cuerpo místico: son los que viven en pecado mortal
habitualmente. No se inquietan siquiera; no sienten remordimientos o éstos son
pasajeros. No oran, y si les viene el recuerdo de Dios o de la eternidad, lo disipan, para
que no nazca el remordimiento. ¿Qué deben hacer por ellos? Orar y sacrificarse.

2. Hay cristianos de mera apariencia. Viven como los primeros en pecado habitual,
lo que reconocen pero no le dan la menor importancia y se disculpan con la tentación o
la necesidad. Rara vez oran y eso por interés, por mera costumbre o por compromisos
sociales. Están menos lejos de Dios que los primeros, pero tampoco forman parte del
alma de la Iglesia. Para ellos están obligados igualmente a la oración y la penitencia.
3. Hay cristianos a medias que combaten flojamente el pecado mortal y llegada la
ocasión caen en él; en cuanto al pecado venial, lo beben como el sediento al agua. Estos
sí oran, pero sólo cuando los acosa la necesidad. Agreguen a la oración y la penitencia
algunas jaculatorias frecuentes para que esos pobres tentados no caigan y caídos se
levanten sin demora. Repitan: “Señor, salva los pecadores”.
4. Hay cristianos de vida cristiana ordinaria. Rara vez cometen el pecado mortal y
se arrepienten de él con sinceridad, y el venial lo cometen menos, sus oraciones son las
ordinarias, con mediana atención y devoción, sin que les preocupe mucho la oración
mental, a la que sólo se entregan una que otra vez. Son tibios. En su favor digan:
“Señor, enfervoriza a los que están en la tibieza”.
5. Hay cristianos de vida cristiana fervorosa. Sólo por sorpresa incurren en el
pecado mortal, y es raro el pecado venial deliberado, aunque sí abundan las
imperfecciones voluntarias. Empero, su oración es constante, generosa y férvida, con
arideces frecuentes.
6. Hay cristianos fervorosos que adelantan sin cesar en la vida espiritual. Jamás
caen en pecado mortal, y si caen en pecado venial, no es deliberado y por lo mismo no
es pecado. Son constantes en la oración y generosos, tienen el hábito de la presencia de
Dios y están desprendidos de sí mismos y de todas las cosas terrenas; se empeñan con
generosidad en la práctica de todas las virtudes.
7. Hay, en fin, cristianos santos. Tienen sólo imperfecciones, las que combaten sin
cesar por lo cual son raras. Su oración es constante, a menudo contemplación. Ansían
por la vida oculta, aman las humillaciones y el dolor, llegando al verdadero heroísmo,
distintivo de la verdadera santidad. La Iglesia no canoniza sino hay heroicidad en las
virtudes. ¿A qué grupo pertenece cada uno de ustedes?

Reflexiona:

1. ¿Qué te sorprende de la lectura, que acabas de hacer?

Lo que más me sorprende de la lectura es como nos muestran su misión, que es


acrecentar el Cuerpo místico de Cristo atrayéndole más y más miembros que participen
de la misma vida divina de la adorable Cabeza, Jesucristo Nuestro Señor.

2. ¿Qué es lo que más te ha gustado de ella?


Lo que más me gusta de esta lectura es como Monseñor Miguel Ángel Builes nos invita
a ser personas que ganen para Cristo en este mundo de los infieles y de la turba
innumerable de los pecadores. Mas para ello tenemos que ser santos, si queremos
comunicar la santidad a las almas, pues bien saben que nadie da lo que no tiene.

3. ¿En qué grado crees que te encuentras, según el documento?


(Argumenta tu respuesta).

Considero que me encuentro en el grupo de los cristianos de vida fervorosa soy un


Cristiano apasionado. A pesar de ser muy joven nunca he cometido un pecado mortal, y
si cometo un pecado venial, no es intencional y por lo tanto no es un pecado. Oro a
menudo por mi familia, mis amigos, me caracterizo por ser generoso, humilde, y soy
solidario con

quien necesite de mi ayuda.

4. Te invito a leer Juan. 15,13 y luego responde ¿porque estas


personas pueden ser testigo ejemplares de la Fe y de la Moral
Cristiana en su entorno?

Estas personas pueden ser testigos ejemplares de la fe y de la moral cristiana ya que


según la biblia el amor más grande es el que da su vida por sus amigos .Jesús nos llama
amigos y nos ama, incluso con todos nuestros defectos. Jesús es el ejemplo perfecto de
la amistad revelada en la Biblia, porque dio su vida para reconciliar con Dios a todos los
que creen en su sacrificio. Él murió en nuestro lugar, porque es un verdadero amigo. 
La verdadera amistad se basa en el amor de Cristo y Jesús es nuestro gran ejemplo de la
más valiosa amistad de todas. 
Una relación de amistad exige lealtad y fidelidad, y por lo tanto Dios desaprueba
cualquier tipo de traición. Hay que elegir a los amigos que aman al Señor y que tienen el
corazón puro.

5. De lo poco que conoces de este hombre, ¿qué quisieras enseñar a


otros?

Me gustaría enseñarle a otros de  Miguel Ángel Builes que:


 Es un modelo de misionero que puede ser propuesto a los fieles católicos para su
devoción y para imitar su ejemplo.
 Que dedicó toda su vida a las misiones de comunidades abandonadas en zonas
rurales y urbanas de nuestro País y del mundo. 
 Su afán por transmitir la Palabra de Dios, en especial a las almas más
abandonadas.
 El Venerable vivió desde el seno familiar una vida de piedad y de servicio al
prójimo. 
 Se caracterizó por desarrollar una propuesta de vida edificante o ejemplar y su
influencia de Monseñor en diferentes momentos de la vida pública del país.
 Estableció como virtudes del perfecto espíritu cristiano: la pobreza, la castidad,
la obediencia, la mansedumbre y la humildad.

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