Está en la página 1de 9

PRÁCTICAS DE TRABAJO DE CAMPO ANTROPOLÓGICO

TAREA 2. DESCRIPCIÓN DE OBSERVACIÓN SEMANAL

Como ya sabes, la asignatura de Prácticas de Trabajo de Campo Antropológico (PTCA) consiste en


la realización de una experiencia etnográfica. Debes establecer relaciones sociales con un grupo de
personas durante tres meses y tratar de interpretar los significados que tiene dichas relaciones. Para
ello debes elegir un grupo, introducirte en él y desarrollar algún tipo de “acceso al campo”,
mantener semanalmente relaciones con las personas que integran dicho grupo en condiciones
“naturales” (de normalidad), llegar a interactuar con dichas personas hasta el punto de que puedas
dialogar con ellas sobre lo que observas (entrevistarlas) y, finalmente, poder elaborar un informe
etnográfico con toda la información producida.
Una vez elegido el lugar en el que desarrollarás las PTCA debes establecer una rutina de “presencia
en el campo” y ubicarte en él con el desempeño de un rol que normalice tu presencia en el lugar.
Todo lo que acontece en ese lugar debe ser objeto de anotación en tu diario de campo y debes
ordenar tus notas semanalmente y con ellas construir la Tarea 2 de la asignatura PTCA.
Probablemente las primeras descripciones estarán dedicadas a la entrada en el campo y de ella
debes hacer una descripción bien detallada. Para facilitarte los aspectos sobre los que tienes que
informarte en tus descripciones te indicamos a continuación una lista de contenidos
imprescindibles. Para la Tarea, al menos debes describir las dimensiones que aquí se te plantean,
pero es posible que tus descripciones contengan muchos más asuntos. No tengas problema en
incluirlos. Una cuestión importante que debes pensar es que no se trata de responder a estas
cuestiones (las dimensiones de más abajo) como si estuvieras frente a un cuestionario. Lo que debes
hacer es construir una descripción de todo lo relacionado con la observación semanal (haya sido de
un día de unas horas o de varios días o varias horas en momentos diferentes), incluyendo su antes y
después, y hacerlo de manera detallada. Como puedes entender, no es un ejercicio de
“fiscalización” de tu trabajo de observación, sino de un ejercicio práctico para ponerte en situación
de cómo debes hacer las descripciones en tu diario de todo lo que acontecerá en tu trabajo de
campo.
Por último, debes ser consciente de que la asignatura PTCA no tiene clases presenciales dado que el
objetivo es hacer prácticas. Ello supone que las cuatro horas de clase semanales deberían ser
sustituidas por esas prácticas y ese sería el tiempo mínimo que cada semana deberías dedicarle a tus
observaciones. Es muy posible que ese tiempo te resulte escaso y necesites más. No existe ningún
problema en que tus observaciones se alarguen por un periodo de más de cuatro horas semanales.

1
CONTENIDO DE LA DESCRIPCIÓN

En esta tarea me dispongo a relatar los datos registrados durante la observación realizada para la
entrega pertinente a la semana del 10 al 14 de abril, concretamente la del martes 11 de abril.
Como concreté en la entrega anterior, de ahora en adelante realizaré las observaciones los martes
de cada semana. Realizar las observaciones todos los martes servirá de predeterminación para
marcar una continuidad pautada de observaciones. Entiendo que las observaciones implican un
registro sistemático de los acontecimientos que suceden durante las horas de observación
participante, por lo que he decidido empezar a seguir un formato de observaciones en el que
todas estarán pautadas de esta manera semanal. Llega a un pinto en el que lo paulatino de las
observaciones nos ofrece una visión de observaciones con similaridad de acontecimientos, pero
lo importante de este respecto es que con el análisis conjunto del proceso de las observaciones
podemos obtener unas valoraciones generales que nos llevan a supuestos etnográficos.

Podría decir que nos encontramos ante una nueva fase de esta estancia recurrente en el campo.
En lo que a mí respecta, tras estas iniciales cavilaciones y reflexiones sobre los métodos que
quiero emplear, mi posición en el campo y las repercusiones que conlleva el hecho de ostentar
esa posición en sí mismo ya han cobrado un significado con vital importancia para cualquier tipo
de análisis etnográfico que quiera realizar a posteriori. Esto lo refiero principalmente en lo que se
refiere a la categoría de análisis relacionado con lo autoetnográfico.

El espacio físico obviamente no ha cambiado. Debo destacar que queremos planear días en los
que visitemos algún espacio disponible dentro del pueblo, como por ejemplo el pabellón. De
todos modos, seguiré describiendo el centro cultural incluyendo la descripción que hice en su
momento, pues considero que es válida a estas alturas.

El centro cultural al que asisto se trata de una construcción ubicada en la zona céntrica del
pueblo, y en su interior se desempeñan distinta actividades con diversa índole. Es un edificio
blanco, de construcción no muy antigua, pero aparentemente, tampoco muy moderna, lo que me
hace creer que es posterior a la Transición política del 75', pero anterior a la entrada al nuevo
siglo. Está recubierto por losas de piedra blancas bien pulimentadas, y arcos y vigas con
disposiciones muy geométricas de color negro adornan y ensamblan su estructura para reforzarlo
y así añadir un toque estético. Aledaño al edificio hay una especie de patio/plaza (donde salimos
con los niños a jugar), con unas casas anexas, y también un parque infantil, el cual, por lo que he
comprobado y preguntado, permanece siempre cerrado. Entre las funcionalidades que ofrece el
centro cultural, he podido identificar que alberga el hogar del jubilado municipal, donde los
jueves, a partir de las 19:30 horas, se reúnen los ancianos para practicar con la guitarra flamenca;
una sala de TIC's con dispositivos informáticos para llevar a cabo talleres de aprendizaje a los
paisanos y paisanas que lo requieran; un pequeño espacio para actividades deportivas como
pilates y yoga; y también varios espacios habilitados como despachos (cuatro en total) en el que
desempeñan su trabajo los funcionarios locales por las mañanas hasta el mediodía. Consta
también de dos salas grandes: una de reuniones, con varias mesas rectangulares dispuestas en
línea, y otra a modo de pequeña clase, como un aula educativa, con pupitres y pizarra. El
edificioposee dos plantas, una baja y una primera, en la cual se encuentran los despachos y las
salas grandes, que son las únicas de las que disponemos para utilizar. En su entrada, en la planta
baja, hay un mostrador (donde imagino debería haber un conserje), siempre vacío, y según se
entra, a la derecha, una máquina expendedora de café y chocolate caliente. También en la planta
baja hay unos baños, en frente de la puerta de entrada, y un pasillo con un pequeño almacén y
otros tres despachos, pero siempre están cerrados cuando nosotros vamos. Aunque, en verdad,
excepto la sala de pilates, los despachos de abajo, el hogar y la sala de TIC's, nos valemos de
2
todo el espacio para hacer de todo, muchas veces los niños se lavan los dientes y las manos en
los baños de que disponemos, por ejemplo. A medida que transcurren las semanas, es muy
notable que el edificio es fresco en su interior, en contraste con el calor del exterior, sirviendo de
refugio para las calurosas tardes que estamos viviendo, aunque en las grupales salgamos a jugar
a fuera o a hacer actividades.

En lo personal, la apariencia del lugar de observación me recuerda a la de un edificio burocrático


municipal español cualquiera, con carteles de propaganda ideológica, de diversidad, de turismo,
de inclusión y de respeto por todos lados, con folletitos en cada esquina, con sillas para esperar y
con paredes blancas asépticas y suelos de baldosa color crema. Quizás no se trate de un lugar
muy adecuado para apoyar socioeducativamente a niños, puesto que estamos con ellos en
despachos de funcionarios. No obstante, las dos salas grandes si están decoradas con lo que
hacen los niños, plagadas de colores, de juegos, de cartulinas y globos pegados en la pared con
muchos dibujos y florituras propias del genio de los niños. Debo decir también que mi
compañero y yo tenemos las llaves de los lugares a los que podemos acceder, y debemos abrir y
cerrar siempre que nos vamos.

Una vez más, esta observación se ha desempeñado principalmente en el despacho que me


corresponde. Mis compañeros se ubican en los otros dos, a los cuales apenas entro y que, con
decoraciones distintas (cada funcionaria lo decora a su gusto y conveniencia), son muy similares
en estructura, mobiliario y funcionalidad. Mi despacho se trata de una pequeña habitación, de no
más de 4 metros cuadrados, con tres sillas acolchadas rojas (de funcionario) alrededor de una
mesa de madera blanca en una esquina, con los correspondientes papeles de la trabajadora de la
mañana encima, un armario con archivadores en la pared opuesta a la mesa, y un enorme cajón
con gran cantidad de juegos para niños. Las paredes son blancas, y en la única pared con
decoración, hay pegados un montón de folios de colores que tienen pintados los meses del año, y
en cada mes, el dibujo de la cara de una mujer admirable históricamente por sus vivencias o
descubrimientos (por ejemplo, Frida Kahlo, o Marie Curie). La única ventana de la que dispone
da a un callejón trasero, que limita paralelamente con dos edificioes de ladrillo rojo muy
envejecidos que no parecen viviendas (más bien parecen almacenes). Lo importante y destacable
de estas observaciones no es comprender cuál es la funcionalidad institucional o el mero
aprovechamiento que se hace del locus en el que se desempeña la observación, sino entender el
entramado de las intencionalidades sociales que se producen en el mismo, lo que genera un flujo
recíproco de utilización del espacio y la significación con que se dota al mismo por medio de las
interacciones. Tampoco debemos olvidar que el edificio en sí mismo contiene y representa una
carga simbólica desde muchas perspectivas (institucional como centro cultural donde se
desempeñan actividades; emocional para los muchachos de Progresa; histórico, arquitectónico,
etc.), y esto también influye en la capacidad de agencia de las personas que lo habitan y en la
variabilidad con la que se puede significar el edificio y las consecuencias que eso conlleva.

Debido a que produzco y produciré las observaciones todos los martes, debo aclarar que éstas
sismpre se enmarcarán en el horario que abarca entre las 16:00 y las 21:00 horas. Es el tiempo
3
que tengo establecido para completar el número de horas estipuladas en las prácticas
extracurriculares Progresa. La observación transcurrió en cuatro partes: la primera hora y media
con Carla (de 16:00 a 17:30); la segunda hora y media con los mellizos (hasta las 19:00); la
tercera hora y media con las mellizas (hasta las 20:30, pero en este caso no vinieron, por lo que
me mantuve solo y realizando otras labores); y la última media hora con mis compañeros
mientras hacíamos revista del día y recogimos. Cada vez anochece más tarde, y aunque nos
situemos en el mismo horario siempre, la noción que tenemos del tiempo varía porque nos
parece que es más pronto de lo que es en realidad. El hecho que justifica por qué las
observaciones son a esas horas es el siguiente: soy becario de prácticas extracurriculares de la
universidad que trabaja como monitor del proyecto de intervención social Progresa de la
Diputación de Granada, y que ha instituido el horario de la intervención los lunes, los martes y
los jueves de 16:00 a 21:00 y los viernes de 10:00 a 14:30, horarios que debo cumplir sin
flexibilidad alguna.

Es relevante para la comprensión de la observación volver a describir a las personas con las que
he mantenido interacciones sociales aunque sean siempre, o casi siempre, las mismas. Describir
de esta forma también nos puede ayudar a situar mejor la observación, a contrastar con las
anteriores, y permite a quien lee esto imaginar mejor la situación de la descripción. Mi
procedimiento es el siguiente: en primer lugar describiré el perfil de las personas que denominaré
como “contingentes” (secundarias, no tan relevantes), en segundo lugar a mis compañeros
monitores y en tercer lugar a los y las menores.

Este martes sí hubo clase de yoga/pilates, por lo que pude coincidir con las mujeres. Lo hice
sobre las seis de la tarde, y no fue de forma directa. Mientras aprovechaba para ir al baño, vi que
ellas estaban empezando su sesión de ejercicio al final del pasillo, ya que habían dejado la puerta
abierta de par en par y se las veía. Pude distinguir a varias mujeres, de mediana edad, vestidas de
deporte con mallas negras ajustadas y camisetas de hombreras deportivas de colores. No pude
ver mucho más, puesto que tampoco voy a quedarme fijamente mirando lo que hacen. Por otro
lado, mantuve una conversación con la madre de Carla. La verdad es que su aspecto es muy
parecido al de las mujeres que acuden a pilates: mallas negras, deportivas Nike muy usadas,
coleta y cinta negra el pelo y una camiseta de una sola manga muy holgada, que deja descubierto
un hombro, de color blanco y un gran “03” en el pecho. Tiene varios piercings en la cara, como
el de la nariz y el de la ceja, con una estética digamos “barriobajera”, y además tiene tatuajes en
los brazos y en las piernas, los cuales tampoco me he parado a mirar fijamente para poder ver
bien.

Mi compañero Alberto es un joven de 20 años, de complexión delgada y con una altura cercana a
los dos metros. Tiene el pelo corto y rizado, de color castaño, siempre va bien afeitado y su
estética es muy impecable. Esta ocasión vino vestido con unos pantalones vaqueros cortos, una
camisa blanca de manga corta y unas zapatillas deportivas blancas, las de siempre. Mantiene su
pendiente de sandía en el lóbulo de la oreja izquierda. Es estudiante de psicología y está
terminando el grado, además, quiere realizar estas prácticas para formarse como psicólogo social
y tener algunos ahorros para el próximo año.

Lucía, la compañera que se incorporó en último lugar, siempre viene bien vestida también, de
manera formal. En esta ocasión ha venido vestida con una camiseta de manga larga como con
lineas trazadas de color rojo en su totalidad y más desteñido en la zona de las líneas marcadas,
además de unos vaqueros y unas deportivas converse. Cómo no, huele a espuma para rizos, y
tiene un pelo por supuesto lleno de rizos negros y muy largo. Tiene 22 años. Estudia Psicología,
como Alberto, y está en segundo curso. Ha participado en voluntariados de integración social, y
ha trabajado también en organizaciones para ayuda al migrante. Poco a poco nos vamos

4
conociendo mejor y estamos forjando una relación de confidencialidad y respeto profesional.
Ella me cuenta muchos días cosas de relacionadas a su vida.

A Carla siempre la recibo la primera. Es una muchacha de 13 años, que estudia en un instituto de
Granada capital, cercano al Albaicín. Aunque tiene 13 años, es más alta que yo. Tiene el pelo
castaño claro muy largo y liso, y también un piercing en la lengua. Normalmente su vestimenta
consiste en ropa de chándal o ropa cómoda por lo general, es decir, con atuendos deportivos y
zapatillas deportivas también. Vino igual que la última vez, con unas mallas grises de largo hasta
la pantorrilla, una camiseta de manga muy corta de colores de todo tipo con un estampado
psicodélico y unas zapatillas Nike azules, de tipo deportivo; además, traía una chaquetilla de
chándal negra cubriendo la camiseta. Esta vez vino sin los anillos de la semana pasada. Según he
leído en su expediente, es una niña que está trabajando la autoestima, las habilidades sociales y
la ira. Lo que en un principio parecía un caso difícil para que se vinculara conmigo, al final ha
acabado abocando en una relación muy horizontal por nuestra parte. También tenía que venir los
jueves, pero suele faltar mucho ese día, por lo que solamente la hemos convocado para que
empiece a venir únicamente los martes. Por lo que parece no se lleva muy bien con su familia, y
muestra mucha desidia para afrontar responsabilidades. Además, ha presenciado y sufrido
maltrato a su madre y a ella. Pienso, ya definitivamente, que es una chica muy respetuosa y
madura por la forma que tiene de comunicarse y medir los tiempos y espacios con las personas
con las que interactúa, aunque también es un poco tímida. Es repetidora de curso y necesita
refuerzo académico en varias asignaturas. Cada vez los esfuerzos porque se enderece en las
clases son más en vano. Quiere dejar de estudiar.

Ahora describiré a los mellizos Jiménez. Son dos chicos de 14 años, más altos que yo (y en los
dos meses que llevo conociéndolos han crecido aún más)1, con grandes manos, el pelo rasurado
en los lados de la cabeza y con mechas rubias uno sí y el otro no en la parte del flequillo. Son
recios, cada uno podría sacarme 10 centímetros de altura y perfectamente también de anchura.
Para lo que yo considero, son chicos muy grandes en tamaño para su edad. Los dos siempre
vienen en chándal o incluso con la equipación del equipo de fútbol en el que entrena uno de ellos
(después de Progresa va a entrenar con un equipo juvenil local), también siempre calzan
deportivas. Con este clima vienen siempre en manga corta y pantalones cortos, al contrario que
las semanas primeras. En esta ocasión uno de ellos iba con la equipación de fútbol: una camiseta
de manga corta y unos pantalones deportivos cortos, junto las botas de entrenamiento Nike. Su
hermano vino con una camiseta básica estilo sweater gris y unos pantalones negros deportivos
cortos (como casi siempre), junto sus deportivas. Son dos chicos muy tranquilos, confían mucho
el uno en el otro (según el expediente y según lo que he comprobado esto es cierto), y conmigo
siempre son respetuosos y atentos. Están dispuestos a todo lo que propongo y responden muy
bien a todo tipo de dinámicas variadas. Disfrutan de Progresa un montón, según sus palabras, y
socialmente están integrados: tienen amigos tanto en el pueblo como en el instituto (su instituto
está en Granada cerca del Almanjáyar). Gozan de buena alimentación e higiene, además realizan
actividades extraescolares, como el ya mencionado fútbol o informática. Ellos están en Progresa
porque sufrieron la pérdida de su padre hace menos de un año y el duelo por su fallecimiento les
5
dejó psicológicamente destrozados. Aún no lo han superado, y les cuesta hablar de ello. Por otro
lado, debo añadir que uno de ellos acaba de superar una etapa de gran desmotivación, y eso se
nota en su manera de interactuar, más intensa y efusiva, con mayor iniciativa propia y
participación.

Normalmente a estas alturas suelo describir a las mellizas, pero no lo haré, puesto que no
vinieron.

Para la descripción de las interacciones y los diálogos mantenidos, es imprescindible no olvidar


que soy un monitor socioeducativo de estos niños, y por lo tanto un engranaje activo del
mecanismo de este contexto de observación. Básicamente nos encontramos ante una interacción
que sirve al sentido “asistente social-menor en riesgo de exclusión” y todas las posibilidades que
esa relación comprende (personales de cada uno, perfiles psicosociales, afinidades,
arbitrariedades, etc.). La relación de poder que existe entre monitor/monitorizado es clara, y por
ende, la necesidad que tengo de impulsar unas iniciativas y dinámicas para que se produzcan las
interacciones sociales principales. En resumen, nos encontramos ante un tipo de interacción,
digamos, base, que es la de monitor/monitor (horizontal) y monitor/monitorizado, en las que (las
segundas) ejerceré el rol a partes parciales de terapeuta, educador, apoyo emocional, profesor,
amigo y figura ejemplar. En cada uno de estos roles, los cuales se combinan entre sí, debo
mantener un tipo de interacción determinada, o varias. Adelanto de nevo que en esta parte, la
parte de las interacciones sociales, incluiré todo lo relacionado a los diálogos mantenidos con las
personas con las que construyo las relaciones sociales, puesto que los diálogos son una
interacción más, es decir, un tipo de interacción más. Aunque existan estas relaciones de poder,
las cuales suelen respetarse en todo momento, conforme pasa el tiempo, cada vez tenemos más
confianza los menores y yo, y aunque la relaciones de poder sigan de fondo, están permutando
en cada vez una mayor complicidad con un gran matiz de respeto.

Las interacciones y diálogos seguirán el mismo orden que las descripciones de los perfiles de las
personas con las que se han mantenido las interacciones. Desde que bajamos del autobús en el
pueblo al que nos han destinado pasan unos cinco minutos. Llegamos a las 15:45, con 15
minutos de antelación fodos los días, y normalmente los primeros niños llegan unos 10 o 15
minutos después. Esta vez no me enteré de cuándo llegaron los “prematuros” porque entré
directamente en mi despacho. Entre que llegamos nosotros y llegan los niños abrimos todos los
despachos, preparamos nuestro material, y nos sentamos a esperar a que vengan. Siempre
solemos realizar las intervenciones individuales a puerta cerrada, aunque con excepciones
algunos días. De nuevo para esta ocasión, estuvimos cada monitor/a con sus respectivos menores
asignados toda la jornada. Yo siempre, antes de que lleguen, tengo mi cuaderno de campo en el
escritorio y mi ordenador listos para utilizar.

Carla llegó con cinco minutos de antelación. Para mi asombro, no me podía creer que estuviera
asistiendo con tanta regularidad. Se lo notifiqué, y por ello se rió. Realicé mi ritual, preguntarle
cómo está, y me dijó que bien. Bromeé con si no está aburrida de que siempre le pregunte lo
mismo, y me respondió que no. Tras esto, estuvimos un buen rato haciendo acertijos (tengo
confirmado que rompe mucho el hielo). Una vez terminamos con los acertijos, estuvimos por
enésima vez conversando sobre su futuro: está decidida a que quiere abandonar el instituto en
cuanto le sea posible hacerlo legalmente y dedicarse a realizar tatuajes. Ni siquiera sabe dibujar,
pero quiere ser tatuadora porque es dice que es “guay”. Habíamos completado ya una hora
completa de la hora y media que le corresponde. La última hora la dedicamos a realizar un
ejercicio de memoria (le propuse que me recordara detalladamente todo lo que había hecho
durante ese día), algo que hizo muy mal. Llegó la hora de que se marchara, y la acompañé abajo,
donde estaba esperando su madre para recogerla. Le dije a la madre que le comprara una agenda

6
o le preparara una para que Carla apuntase todo el trabajo que tenía que realizar, al menos para
tener un poco de disciplina. Ella me dijo que su hija “es una cabrona sin cabeza”, y me dijo que
lo tendría en cuenta. Nos despedimos y se marcharon las dos la puerta.

En segundo lugar llegaron los mellizos, esta vez, justamente al llegar no me vieron porque yo
estaba en el baño (fue cuando vi a las mujeres de yoga/pilates), por lo que me estaban esperando
apoyados en una varandilla justo en el pasillo donde están los despachos. Al vernos, nos
saludamos, y entramos a mi despacho. Ellos se sentaron en sus asientos y yo en el mío. Les
pregunté qué tal: “Bien, la verdad”, dijeron. Después de habernos sentado me estuvieron
contando qué tal les había ido la semana, y justo tras eso, estuvimos preparando cómo iban a ser
nuestras sesiones lo que queda de tiempo de Progresa: por un lado vamos a dedicar tiempo a los
estudios para que no repitan curso; por otro lado vamos a dedicar tiempo a trabajar aspectos
como la iniciativa personal o a que aprendan a buscarse sus propias opciones en la vida, para que
no se vean desamparados; y por último, también explotaremos facetas creativas y pedagógicas
por medio del juego, las dinámicas de creatividad como la escritura o el collage y muchas cosas
más. En esta sesión, para el tiempo restante (unos 45 minutos), estuvieron repasando ciencias
naturales: el sistema sanguíneo humano. Se preguntaban entre ellos, y a veces intervenía yo para
corregirles algún pequeño error que cometían (por ejemplo decían “triscúpide” en vez de
tricúspide). Se marcharon con 10 minutos de adelanto para lo normal, puesto que ese día tenían
prisa porque el entrenamiento de fútbol iba a comenzar antes. Se despidieron, les acompañé
hasta las escaleras y también me despedí.

A las 19:00 deberían aparecer las mellizas, pero no lo hacían. Estuve esperando hasta las 19:20,
y aún no llegaban, lo que me hizo sospechar el que ya no iba a venir, dado que siempre son muy
puntuales. Escribí a su madre por Whatsapp (interacción que no incluí antes, pero que incluyo
ahora), y le pregunté que dónde estaban y que si estaban bien. Me respondió a los dos minutos
que estaban bien pero que no iban a ir esta tarde porque no tenían quien las llevara, porque ella
estaba trabajando y su padre también ese mismo día. Le respondí que “ok”, que no había
problema. Como las muchachas ya no iban a venir, me dediqué a imprimir algunas lecturas de la
universidad, avanzar con ellas y prepararme la semana en la agenda. También estuve vagueando
un rato en la web con mi ordenador, o levantándome a moverme por el centro cultural sin hacer
nada. Llegado el momento, aparecieron mis compañeros porque ya no había más que hacer.
Estuvimos la úñtima media hora como siempre, comentando la jornada, hablando de lo duro que
está siendo retornar de las vacaciones y consolándonos con que ya no queda mucho de vivir este
ritmo tan galopante. Terminamos de recoger y dejar todo ordenado, cerramos las puertas,
apagamos las luces y nos marchamos, terminando una jornada más.

Para esta observación pienso incluir algunos interrogantes más a la lista de interrogantes totales
que vengo desarrollando durante todas las observaciones. Estos interrogantes se corresponderán
directamente con la pregunta que lanza la rúbrica de evaluación (interrogantes que deberían
cuestionarse las personas que interactúan en el lugar de observación).. Realizaré un pegueño

7
guionado:

– ¿Cómo interpretan la labor de Progresa los padres/madres/responsables de los menores que


acuden? Tengo la sensación de que algunos piensan que se trata de una academia escolar
gratuita. ¿Realmente saben que el objetivo es el de la integración y apoyo socioeducativos? En
principio sí lo saben, o deberían saberlo, al menos, puesto que están avisados y han sido
sometidos a entrevistas por los servicios sociales para conocer su situación vital.

– ¿Hasta qué punto los niños son sinceros con nosotros? Tengo la sensación de que son
sinceros, y además son muy respetuosos, pero ¿realmente dicen lo que queremos oír y ya está
para pasar el rato o existe una implicación emocional consciente por su parte?

– ¿En qué medida es insatisfactorio todo lo que realizamos en Progresa si realmente lo que
sucede en sus casas y en sus colegios es lo que condiciona sus comportamientos
verdaderamente? Creo que Progresa sí es bastante satisfactorio para que los niños aprendan y
desarrollen ciertos valores, pero en otros casos solamente sirve de “parche” administrativo para
relegar el trabajo de una dependencia institucional a otra y desentenderse del asunto (y el
“asunto” es una persona, un o una menor).

Como decía, creo oportuno incluir todo tipo de interrogantes para cada observación.
Evidentemente deben estar relacionados con la observación/entrega que corresponda, mas
también es interesante ver que todos los interrogantes construyen por sí mismos una batería
interesante de cuestiones que me hago cada semana, y que en su cojunto sirven como referente y
orientación para saber responder a los objetivos.

La perspectiva global que me aporta esta observación entronca con la necesidad de resaltar algo:
las observaciones están empezando a caer en lo manido, en una especie de repetitividad en la que
una observación de la otra comienza a no diferenciarse prácticamente. Esto, a simple vista, puede
parecer revelador respecto a cuestiones de significados encontrados, pudiendo llevarnos a pensar
que éstos se agotan. Sin embargo, es todo lo contrario. En primer lugar, he decidido realizar las
observaciones todos los martes por el momento para volver a marcar una rigidez (flexible) al
devenir de mis observaciones, con tal de no confundir categorías de análisis, premisas de
observación, o aplicar inscripciones confusas a cada tarea. En segundo lugar, esta rutina se debe
a que estoy enmarcado para observar en unos horarios concretos, para un cometido concreto, lo
que implica que no pueden realizarse en otros momentos que no sean lunes, martes, jueves o
viernes, con las consecuentes diferencias que nos trae cada día distinto. En tercer y último lugar,
tengo en cuenta que la facilidad que otorga ir realizando las prácticas semanalmente en un sitio
ya predeterminado, y además donde estoy recurriendo a cubrir siempre el día de los martes,
dentro de la tipología monitor/monitorizados, que verdaderamente lo que acaba provocando es la
repetición de las mismas personas y una menor variabilidad, en cierto modo de interacciones.
Esto me hace pensar que quizás sí que debería incluir alguna observación de nuevo de los lunes,
teniendo en cuenta de nuevo los errores que cometí en la entrega en que incluí la grupal; o los
viernes, donde me reúno con los otros monitores y la tutora que tutoriza mis prácticas. Lo
valoraré.

Respecto a esta tarea, o más bien respecto a lo concreto de esta observación, ya he vuelto a
arrancar los motores de mis “dos roles” de etnógrafo/observador y tengo las pilas algo
renovadas, aunque sigo notando algo de tedio con cada semana que transcurre. Creo que mi
informe etnográfico va tomando forma, y empiezo a conformar el cuerpo de las observaciones
general en bastante medida.

8
Solo se admiten documentos con este formato y con la aplicación Ms Word. No olvides nombrar el
archivo con tus dos apellidos (sin espacios, sin acentos, sin ñ o cualquier otro símbolo) y terminar
con las siguientes letras y números después de los apellidos: PTCA202223T2 (se trata del
acrónimo de la asignatura, el año del curso y la tarea). Al final, el nombre del archivo debería
quedar de la siguiente manera (ejemplo): GarciaCastanoPTCA202223T2.docx
Investigador/a: Rodrigo Gálvez Ortiz.
Fecha(s) de la observación: 11 de abril de 2023.
Duración (en horas): 5 horas.
Título del proyecto: Mecánicas socioculturales desde dentro: observación de las dinámicas internas
de un proyecto de intervención social a menores en riesgo de exclusión de la ciudad de Granada.

También podría gustarte