Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Apellidos y nombres: Quico Gutiérrez, Jesús Javier grado y sección: 5to “D”
¿Consideras que es fácil o es difícil cuestionar o enfrentar actitudes o gestos violentos en las
relaciones de pareja? Argumenta tu respuesta.
si se me hace fácil porque depende con quien te juntas, pero las mujeres no se tienen
que dejar maltratar por nosotros los hombres
Los estereotipos de género son creencias que se tienen acerca de cómo son y deben
comportarse los hombres y las mujeres.
-Las mujeres no deben mostrar iniciativa o interés antes que un hombre, pues esto
expresaría que son “fáciles”.
-Hay dos tipos de mujeres: las que les gusta presumir, mostrarse, exponerse; y otras
que deben ser buenas, comprensivas y maternales.
se hace referencia a una habilidad tanto cognitiva como emocional o afectiva del
individuo, en la cual este es capaz de ponerse en la situación emocional de otro.
A través de la empatía, logramos comprender la perspectiva de otras personas
llegando a conocer cómo piensa o cómo se sienten los demás. También nos permite
entender las intenciones de los demás y adelantarnos a sus reacciones
Oportunidades entre Mujeres y Hombres del 16 de marzo 2007 tiene por objeto
establecer el marco normativo, institucional y de políticas públicas en los ámbitos
nacional, regional y local, para garantizar a mujeres y hombres el ejercicio de sus
derechos a la igualdad, dignidad
¿Cuáles son las creencias que se dan en la violencia de género y qué analiza la autora?
¿Cuáles son las alertas de violencia que se dan en una relación afectiva?
A sus 18 años recién cumplidos, Amanda, es una de las jóvenes que engloba la lista
de adolescentes que han sufrido violencia de género por parte de su expareja. Con tan
sólo 14 años inicia una relación en la que la inocencia de su temprana edad y los cinco
años de ventaja de su agresor le impiden apreciar las primeras evidencias de lo que
pronto se convertiría en un «verdadero infierno». A los pocos meses de comenzar su
relación, Amanda perdió el contacto con sus amigas, dejó a un lado sus aficiones y
comenzó a vestir bajo las directrices de su pareja para así evitar su enfado.
«Constantemente intentaba evitar que cualquiera de mis comentarios o actuaciones le
enfadase, era un desgaste emocional continuo».
Del mismo modo, el teléfono móvil y las redes sociales de Amanda estaban
constantemente controladas por su agresor que vigilaba las llamadas y los contactos
de la joven. «Una noche estuvo controlando en cada momento si me conectaba o no
para hablar con alguien», explica. Una actitud violenta que comienza a ser cada vez
más frecuente y que lleva a Amanda a aislarse por completo de todo su entorno «no
me dejaba hablar con mi madre porque, según él, ella sólo quería separarnos»,
detalla.
Sin embargo, no fue hasta los 17 años cuando una agresión en plena calle le llevó a
reaccionar. «Comenzó a gritarme y a agredirme, recuerdo que ese día él había
consumido drogas y alguien que lo presenció llamó a la Policía y le detuvieron», relata.
En ese momento y tras pasar varios días sin tener contacto con él, Amanda empezó a
sentir que estaba siendo víctima de malos tratos. La influencia de su madre, también
víctima de la violencia machista, fue decisiva para que Amanda terminara con la
relación: «Mi madre me abrió los ojos, continuamente me dejaba folletos e información
de chicas que recibían malos tratos de su pareja y yo me sentía completamente
identificada con ellas».
Sin embargo, tras poner fin a su relación, la joven comenzó a ser acosada por su
agresor y el entorno de éste, teniendo que cambiar el número de teléfono de su casa e
incluso considerar la posibilidad de mudarse a otra ciudad. «Se te pasa por la cabeza
marcharte a otro país, empezar de nuevo y así no tener que salir a la calle con miedo
a que esté esperándome», confiesa.