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Una Honduras diferente es posible. Esa es la esperanza sin duda alguna, que se
abre en las próximas elecciones generales del 28 de noviembre del presente año.
Pero, esa Honduras diferente sólo es posible, si todos sus ciudadanos se deciden a
votar por candidatos a cargos de elección popular que sean diferentes en
capacidad, y con integridad moral y ética, es decir, aquellos ciudadanos, mujeres y
hombres, que piensen y hablen en consonancia con sus actuaciones en el ámbito
privado y público. Los hondureños que aún permanecen en nuestro país, tienen la
gran oportunidad de hacerlo, y es una lástima que a los hondureños que viven en el
extranjero, que se calculan son un poco más de un millón; no se les facilite poder
votar mediante correo certificado. Es más, ya suenan voces de personas vinculadas
a círculos políticos en nuestro país, que se oponen a que voten los compatriotas
que viven en el extranjero; porque ese voto resulta “caro” para nuestro país, según
ellos. ¡Que barbaridad política!, porque la democracia nunca es y será cara, ya que
está demostrado que los países que han progresado a nivel mundial, son los que
han desarrollado más democracia, libertad política y económica, a excepción de la
República Popular de China; pero la excepción no hace la regla. Esos politiqueros de
oficio le quieren negar a nuestros compatriotas que viven en el extranjero, el
derecho sagrado que tienen a decidir sobre el destino de la nación que los vio
nacer; siendo ellos los que prácticamente sostienen nuestra economía en lo micro y
en lo macro. Ellos tienen todo el derecho a decidir quiénes regirán los destinos de
su patria, porque según autoridades del Banco Central de Honduras (BCH), en el
año 2021, las remesas en dólares americanos sumarán alrededor de 8,685 millones
de dólares, lo cual representa el 20% de nuestro Producto Interno Bruto (PIB); y se
prevé que para el 2022, la suma será de 9,047 millones de dólares. Dicho dinero
que con inmenso sacrificio nos mandan nuestros compatriotas en el extranjero, y
que les cuesta sangre, sudor y lágrimas, debe ser recompensado facilitándoles su
derecho a votar, porque se han ganado el derecho a decidir sobre el destino de
nuestra nación, sin lugar a dudas. Ahora bien, ¿por qué el actual régimen de
gobierno no está interesado en que los hondureños en el extranjero voten? La
respuesta es obvia: no quieren que haya un cambio del statu quo de corrupción e
impunidad, falta de democracia y Estado de derecho, que actualmente impera en
nuestra desventurada Honduras.