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En la Unidad anterior se dedujo que las estrellas deben de estar muy lejanas de nosotros; dado
que, por efecto de la gran distancia, prácticamente las observamos estáticas unas respecto a
otras; y esto hace que las constelaciones no se “deformen”.
Sin embargo, por otra parte, hay astros que si detectamos que se mueven en el espacio: los
planetas, la Luna y el Sol. Nosotros en la Tierra detectamos que estos astros cambian de
posición en la esfera celeste; es decir, respecto a las constelaciones, moviéndose a través de las
constelaciones del zodiaco. Esto indica que los planetas, la Luna y el Sol están relativamente
cerca de nosotros; por lo cual, pertenecen a nuestro vecindario cercano en el universo.
Ya deducimos que nosotros (la Tierra) giramos alrededor del Sol, y que la Luna gira alrededor
de la Tierra. Cabe ahora preguntarse:
El movimiento aparente de los planetas de nuestro sistema solar es muy diferente del
movimiento que podemos observar desde la Tierra en los demás objetos. De hecho, la
palabra “planeta” tiene el significado de “errante”, de objeto sin dirección fija, de objeto que
cambia de dirección frecuentemente.
Para localizar un planeta es necesario saber que siempre se desplazan en las proximidades de
la eclíptica; esto es debido a que las inclinaciones de sus órbitas no se desvían mucho del plano
de la Tierra (el plano del sistema solar). Las constelaciones que atraviesan la eclíptica son
principalmente las zodiacales y varias secciones de otras cercanas a éstas.
Los filósofos Pitágoras, Platón y Aristóteles, fundamentaron esta visión del universo,
presentando sus razonamientos lógicos en base a las leyes de la naturaleza (física)
descubiertas hasta ese momento (Linton, 2004).
Aristóteles (384 – 322 AC): El universo es gobernado por las leyes de la física.
A pesar de ser aceptado por la iglesia y de ser utilizado por más de mil años, el problema
principal con el modelo geocéntrico es que éste no estaba basado en una ley natural
fundamental que dominara el movimiento planetario, no había algo que regulara el tamaño
de los deferentes y epiciclos, que eran tratados de manera independiente para cada
planeta. Esto causaba que las predicciones de posición no fuesen exactas y requirieran de
correcciones.
Modelo heliocéntrico
El modelo heliocéntrico fue desarrollado en el siglo XVI, propuesto por el abogado polaco,
físico, canónigo de la iglesia y genio matemático, Nicolás Copérnico (1473 – 1543). Este
modelo colocó al Sol en el centro del cosmos y explicó el movimiento planetario de una
manera más natural y elegante que el sistema creado por Ptolomeo.
En este modelo:
• Además se puede explicar por qué podemos ver a cualquier altura respecto al
horizonte a estos tres planetas.
Simulador 2.1.3: Una de las razones por las cuales el modelo heliocéntrico fue aceptado
rápidamente fue porque explica el movimiento retrógrado de los planetas de manera
elegante y sencilla. Puede entender cómo, con este simulador haga click aquì.
Los movimientos de los planetas fueron una incógnita que mantuvo por siglos la
humanidad. El hecho de que ahora tengamos una teoría basada en observaciones, es un
hecho que celebrar, fruto del avance de la tecnología y del conocimiento humano. Por esta
razón, en los próximos capítulos hablaremos de los científicos encargados de la revolución
que dio como origen a la ciencia como tal y descubriremos no solo cómo se mueven los
planetas, sino todos los objetos en el universo.
· Johannes Kepler
El nuevo modelo proporcionado por Copérnico se extendió por toda Europa, siendo
discutido sobre todo en las universidades donde obtuvo seguidores y contrarios, como
toda nueva idea. Uno de los que aceptó las ideas del modelo heliocéntrico fue Johannes
Kepler (figura 2.2.1), brillante matemático alemán, quien decidió explicar las leyes
naturales detrás de este modelo. Su trabajo vendría a ser uno de los aportes más grandes
de la astronomía. Aunque los descubrimientos de Kepler fueron precisos y comprobados
hasta la saciedad, para que el modelo heliocéntrico pudiese ser aceptado por la mayoría
de estudiosos de la época era crucial que existieran más evidencias del modelo. (Linton,
2004)
b) Los planetas tienden a desacelerar en el afelio (punto más alejado al Sol en la órbita),
y aceleran en el perihelio (punto más cercano al Sol en la órbita del planeta).
c) Es necesario tener datos precisos para realizar cálculos del movimiento planetario.
Kepler, luego de darse cuenta que para su trabajo necesitaba datos precisos, buscó
trabajar con uno de los astrónomos más famosos e influyentes de la época, y un genio por
sí mismo, Tycho Brahe. Aunque Kepler y Brahe tuvieron una historia digna de contar, nos
reduciremos a decir que gracias a Brahe, Kepler obtuvo los datos que tanto necesitaba, y
con esto logró avanzar hacia la verdad en el movimiento planetario.
A pesar de sus ideas abstractas acerca del motivo detrás del movimiento planetario,
Kepler después de mucha perseverancia fue capaz de definir cómo un planeta se mueve
según su distancia al Sol. En su trabajo “Nuestra Astronomía”, Kepler llegó a las
conclusiones que se convertirían en dos de sus leyes del movimiento planetario:
La tercera ley trae junta toda la teoría planetaria de Kepler, y justifica la creencia de que la
naturaleza del universo puede ser explicada con simples relaciones matemáticas. Esta fue
publicada en su obra “Armonía de los Mundos”, y luego en su siguiente libro, “Epítome de
la Astronomía Copernicana”, donde la explica con mayor detalle (Motz & Hane Weaver,
1995). La tercera ley dice:
Todo este trabajo teórico sobre el sistema solar, debía ser corroborado con observaciones,
para conveniencia de la teoría heliocéntrica. Esta era también la época de los telescopios,
y un hombre tuvo la idea de observar el cielo y publicar sus descubrimientos: Galileo
Galilei.
Galileo Galilei
b) Las lunas de Júpiter, Io, Europa, Ganímedes y Calisto. Estos satélites son los primeros
en ser observados, orbitando a otro objeto diferente de la Tierra. Se les llama galileanas
por haber sido descubiertas por Galileo.
c) Las estrellas en la Vía Láctea. Gracias al telescopio, Galileo logró observar que la
franja de la Vía Láctea está compuesta por un gran número de estrellas individuales.
e) Las manchas solares. Por mucho tiempo se pensó que el Sol era un objeto sin ningún
tipo de imperfección, pero después de ser observado (indirectamente, a través de
proyección, ¡nunca observes al Sol directamente!), con el telescopio, se logran observar
manchas oscuras en su superficie, lo que quita su estatus de perfección.
Isaac Newton
A pesar de los esfuerzos de Kepler y Galileo, la razón física del por qué los planetas se mueven
como lo hacen, no se explicaba todavía. Para hacer esto, se debían realizar avances en física y
matemáticas, que se lograron por el genio Isaac Newton (figura 2.2.3), profesor de artes en la
Universidad de Cambridge, quien desarrolló los dos campos para poder explicar no solamente
el movimiento de los planetas, sino el movimiento de los objetos en general.
Newton era un hombre dedicado totalmente a su trabajo, era versado en muchos temas:
teología, alquimia, química, matemáticas. A sus 24 años comenzó a pensar en unos de los
problemas más importantes de la época: el movimiento planetario. Su biografía cuenta que
Newton se preguntaba si la misma razón del por qué cae una manzana, permite que la Luna
permanezca atada a la Tierra. Este pensamiento revoluciona siglos de creencias, en las que el
movimiento de la Tierra estaba separado del movimiento del resto del cielo. Estas dudas ya
habían sido planteadas por otros grandes pensadores, quienes contribuyeron a su solución.
Aunque Newton era un genio, también se apoyó en el trabajo de estas personas (Hacyan,
1982).
En 1886, Newton pública a través de la Royal Society, y gracias a Edmund Halley, quien editó, y
pagó por la impresión, su obra legendaria “Philosophiae Naturalis Principia Mathematica”, en
este escrito, Newton revela años de trabajo, que ha sido clasificado como una de las obras
seminales de la física moderna. El descubrimiento de “La Ley Universal de Gravitación”, llevó a
explicar fenómenos terrestres y celestes. Además de esto, los trabajos de Kepler y Galileo
podían ser demostrados como un caso especial de esta ley.
a) Todo objeto permanece en reposo o movimiento rectilíneo uniforme, a menos que una
fuerza externa actué sobre él.
b) Toda fuerza (F) es igual a la masa (m) por la aceleración (a) que se le imprime (F=m*a).
Algunos de las derivaciones más útiles de esta ley de gravitación universal son:
· La tercera ley de Kepler:
o Velocidad orbital:
Esta es la velocidad que deben tener los objetos para permanecer en órbita
alrededor de otro, y se calcula con la fórmula :
Donde es la velocidad orbital, la constante universal de gravitación, la masa del
objeto que se está orbitando, y la distancia entre el objeto orbitado y el que está
orbitando.
o Velocidad de escape:
Al Sol lo estamos estudiando de cerca. En los últimos tiempos se ha logrado obtener gran
y diversa cantidad, sobre sus características observables. El tamaño y la masa del Sol se
determinan de la misma forma como en el caso de los planetas. Su tamaño (volumen) es
más de un millón de veces el de La Tierra; y su masa más de 300 mil veces la de La
Tierra. Conociendo el tamaño y la masa podemos derivar la densidad del Sol. Y resulta ser
1.4 veces la densidad que tiene el agua líquida acá en la Tierra.
Según el valor de la densidad del Sol, y sus temperaturas detectadas, cabe la posibilidad
de que el Sol sea totalmente gaseoso. Una bola de gas altamente comprimido. Para
afirmar con mayor propiedad esto, se han elaborado modelos del interior del Sol; los
cuales nos han dejado información sobre alguna características particulares dentro de las
cuales tenemos:
El Interior Solar
Una lámpara de nuestros hogares recibe energía eléctrica y la transforma en luz. Sin
embargo, nuestro Sol no está “enchufado” a ninguna fuente externa de energía. Se
parece más a una lámpara que tiene pilas eléctricas en su interior. ¿Qué tipo de “pilas”,
potentes y de bastante energía almacenada tendrá el Sol para lograr emitir
durante miles de millones de años? La respuesta, a esta interrogante,
se obtuvo mediante la más conocida fórmula de Einstein:
La fusión nuclear abastece de energía al Sol. Energía en forma de luz y calor. Y, esta
energía, ejerce presión hacia afuera; justo la necesaria para contrarrestar a la presión de
gravedad; la cual tiende a colapsar a la estrella. Es por eso que el Sol no cambia de
tamaño. Si la presión, de luz y calor, fuera menor, a la de gravedad, el Sol colapsaría; y, si
fuera mayor, el Sol crecería de tamaño.
¡Pero el Sol está estable! Y hay evidencias de que lo ha
estado durante unos 4.5 mil millones de años.
La fusión nuclear que puede perdurar estable, por esta gran cantidad de años, es la del
hidrógeno; y es la que se plantea que ocurre en el centro del Sol. Tomando en cuenta
esto; y, además, entre otros, que la luz y calor busca emerger hacia la superficie de la
estrella, podemos modelar el interior del Sol utilizando los fundamentos teóricos
pertinentes.
o Tempera tura de K
o Los fotones de rayos Gamma son absorbidos por los átomos y reemitidos
en fotones cuya energía depende de la temperatura del lugar.
La zona convectiva:
o Temperatura de K a 5800 k
Las capas observables del Sol, y posiblemente todas las demás, son gaseosas. Dado
esto, es necesario utilizar algún criterio para fijar a qué distancia de su centro estaría la
superficie del Sol. Y, a las capas gaseosas que resulten arriba de esta “superficie”, le
llamaremos atmósfera solar. El criterio que se utiliza, para lograr fijar la superficie solar, es
la capa que genera la mayor parte de la luz que percibimos del Sol. Esta es la capa
denominada fotosfera; la cual se traduce como la esfera que genera (la mayor parte de)
los fotones que emite el Sol. Además, la fotosfera, con su respectiva temperatura, es la
capa que satisface también el criterio de superficie dentro del concepto de radiación de
cuerpo negro.
1. Fotosfera:
En esta capa se forman las manchas solares que son regiones con
temperaturas menores de alrededor de 4000k
2. Cromosfera:
Esta capa es invisible a l ojo humano, solo se puede ver utilizando filtros
especiales conocidos como h-alfa
3. Corona
Figura 2.3.4: Imagen de la Figura 2.3.3: Imagen de la Figura 2.3.5: La corona Solar: Formada
Cromosfera solar, en el borde fotosfera solar, las regiones por líneas del campo magnético del Sol.
solar de esta imagen, se oscuras en la fotosfera solar se La Corona solar es muy tenue por lo que
observan estructuras con llaman Manchas solares, y son para poder observarla se bloquea la luz
forma de risos, a estos se les áreas de menor temperatura en de la fotosfera y cromosfera causando
conoce como Prominencias o la superficie solar debido a la un eclipse artificial.
Filamentos, característicos de retención de material por los Imagen por NEON (turkcebilgi)
la Cromosfera. campos magnéticos del Sol.
Imagen por NEON (tayabeixo ) Imagen por NEON (imgur )
Hemos visto las características principales que se presentan en la atmósfera solar. Cabe
destacar que, si las estudiamos a través del tiempo, estas no son pasivas. Tienen
comportamiento dinámico, transcurriendo en breves escalas de tiempo del orden de
minutos y horas; y, otras, con ciclos del orden de años, décadas y más.
.
Figura 2.3.6: Partes del Sol
Imagen por NEON (wikimedia)
Hemos estudiado los detalles, que presentan las capas externas, de una de las tantas
estrellas que puedan existir en el universo. Quisiéramos también estudiar, con este
¿Qué es un planeta?
Los planetas que orbitan una estrella tienen una serie de características especiales que
nos sirven para crear nuestro concepto de ellos. Dentro de estas podemos encontrar (Pluto
and the Developing Landscape of Our Solar System, 2018):
II. Tiene suficiente masa para que su propia gravedad le haya permitido tener forma
casi esférica.
La palabra planeta significa errante. Este fue el nombre que le dieron los antiguos griegos
a los objetos que se movían entre las estrellas y que tenían caminos diferentes que ellas.
Aunque los antiguos eran grandes y apasionados observadores del cielo, ellos no pudieron
descubrir todos los planetas del sistema solar, debido a su brillo tenue durante la noche.
Por su época de descubrimiento, podemos dividir a los planetas (Seeds, 2007):
1. Por observación directa (antiguos observadores del cielo): Mercurio, Venus, Marte,
Júpiter, Saturno.
Cada uno de los planetas que orbitan al Sol son únicos, pero existen similitudes, por las
cuales hemos podido categorizarlos. Una de las clasificaciones se presenta a continuación
y depende de las propiedades físicas que presentan las superficies y atmósferas
planetarias:
Los planetas rocosos son aquellos objetos similares a la Tierra, que tienen valles,
montañas, volcanes, una gran densidad, y están formados en su mayoría por elementos
pesados, como son, hierro, silicio, carbono, etc. Todos estos planetas poseen superficies
sobre las cuales nos podemos parar, pero para Mercurio, Venus y Marte necesitaríamos
trajes especiales. Dentro de los planetas rocosos se encuentran (Freedman & Kaufmann,
2004):
Para conocer más sobre los planetas rocosos haga clic en las letras de los números del
siguiente recurso.
Insertar RC_01_02
1. Mercurio:
Es un planeta pequeño, con una superficie que deja entrever una seria historia en cuanto a
impactos de asteroides. Dentro de las características distintivas de Mercurio tenemos:
2. Venus:
El planeta más parecido a la Tierra, pero su superficie se encuentra oculta bajo una
espesa atmósfera que no deja ver su superficie. Aun atravesando su atmósfera nos
encontraríamos con el problema de que Venus tiene la temperatura superficial más alta del
sistema solar, debido al marcado efecto invernadero que produce su atmósfera. Para
conocer sobre Venus se han lanzado misiones espaciales que, a través de radar, han
podido producir mapas detallados de la superficie de Venus, pero aun así una visita al
planeta es una empresa muy complicada. Algunas características únicas de Venus se
mencionan a continuación:
El planeta más bello visto desde el espacio, con sus grandes espacios verdes y su
inmenso mar azul. La Tierra es un lugar que da una sensación de tranquilidad. Algunas de
las características de la Tierra se mencionan a continuación:
4. Marte:
el planeta rojo. Tiene esta coloración porque el oxígeno de su atmósfera se mezcló con su
superficie, la cual tomó el color del óxido de hierro. Es el planeta más famoso en la última
década, debido a las exploraciones planetarias que se realizan en su superficie, Marte es
el candidato más probable a ser habitado por humanos, debido a sus temperaturas y
gravedad similares a la Tierra.
Estos también se denominan planetas exteriores, por sus grandes órbitas. No tienen una
superficie sólida sobre la cual pararse, pero sí profundas atmósferas de hidrógeno y de
helio, con numerosos satélites y anillos. De estos planetas solo podemos observar sus
atmósferas con grandes y complicadas formaciones de nubes, inmensas tormentas,
algunas con diámetros mayores que el diámetro de la Tierra (Freedman & Kaufmann,
2004).
1. Júpiter:
El gigante de los planetas, tiene un volumen capaz de contener a todos los demás planetas, y
2. Saturno:
El señor de los anillos. Este planeta tiene los anillos más prominentes del sistema solar, cuya
figura se puede observar fácilmente a través de telescopios. Saturno es el segundo en
tamaño en el sistema solar y, aunque tiene una composición química parecida a Júpiter, su
estructura es diferente. Algunas de las características más relevantes de Saturno son:
c. Se cree que los anillos tienen menos de 100 millones de años y
que pueden haberse formado con los deshechos de la colisión de
una pequeña luna con un cometa o un objeto de tipo asteroide.
f. Su eje de rotación está inclinado de tal manera que casi es paralelo
a su plano de traslación.
4. Neptuno:
Una forma de conocer los demás planetas del sistema solar, es la comparación directa con
la Tierra. En la Tabla 2.4.1 se listan las diferencias principales entre las características
Como se puede observar, una de las propiedades físicas que diferencia a los planetas
gaseosos, son sus enormes diámetros, que son al menos tres veces mayores que el de la
Tierra. Las masas de los planetas gaseosos son significativamente diferentes, con masas
que van desde decenas hasta cientos de veces la masa terrestre.
Las órbitas de los planetas gigantes, como se puede observar en la figura 2.4.5, son
mayores, por varios órdenes de magnitud, que las órbitas de los planetas rocosos. Es por
esta razón que, aun con sus tamaños, sean vistos en la Tierra con diámetros angulares
pequeños.
Los planetas del sistema solar han sido definidos, por lo que hemos podido observar hasta
el presente, pero ahora con nueva tecnología, y la ciencia avanzando a grandes pasos,
tenemos que reconsiderar nuestros planteamientos pasados, para entender y aceptar la
realidad detrás de los diferentes objetos en el sistema solar.
Además de los ocho planetas, existen otros cuerpos que orbitan al Sol, que no tienen
tamaño significativo, pero su influencia ha sido fundamental en la creación del sistema
solar. Estos son los cuerpos menores.
Planetas enanos
Al mismo tiempo que nuestro Sol estaba convirtiéndose en una estrella, pequeños granos
de polvo se estaban juntando para producir multitudes de pequeños cuerpos llamados
planetesimales. Aquellos que se formaron en las partes más calientes y más cercanas al
Sol, están compuestos de metal y roca, mientras que los que están más alejados se
componen de hielo, compuestos orgánicos y roca. Algunos de estos planetesimales fueron
consumidos en la construcción de planetas, otros fueron eyectados del sistema solar. Sin
embargo, no todos estos cuerpos sufrieron el mismo destino, muchos de ellos todavía
siguen en órbitas alrededor del Sol.
Insertar RC_01_08
1. Plutón :
La atmósfera de Plutón es delgada, con diferentes niveles de neblina, que tienen un tono
azul. Está compuesta en su mayoría de nitrógeno y monóxido de carbono. Su superficie es
demasiado fría, con temperaturas entre los -228 a -238 grados centígrados (NASA, Why
Pluto?, 2018).
2. Eris:
Con una masa mayor que la de Plutón, para ser exactos 27% más, Eris también tiene una
superficie congelada, y una luna de tamaño considerable llamada Disnomia. Su diámetro
es de 2326 km aproximadamente. Actualmente, Eris es el objeto más remoto conocido en
el sistema solar. Debido a su gran distancia del Sol, Eris es 100 veces más tenue que
Plutón. La superficie de Eris está cubierta con hielo de metano en un rango de temperatura
de -217 a -243 grados centígrados. Tiene un albedo de 0.86, lo que lo hace un excelente
reflector de la luz solar (Freedman & Kaufmann, 2004).
3. Haumea:
Tiene un tamaño menor a Plutón, y una órbita ligeramente más distante. Está acompañada
por dos lunas, Hi’aka y Namaka, lo que permitió calcular la masa del sistema. Es uno de
los objetos de rotación más rápida en el sistema solar. Esto ha distorsionado su forma, de
tal manera que parece un balón de futbol americano (Freedman & Kaufmann, 2004).
4. Make Make:
Es el segundo objeto en brillo, dentro de los helados mundos del cinturón de Kuiper. Tiene
una pequeña luna temporal llamada S/2015 (136472) y con un alias de MK2 (NASA, Dwarf
Planets, 2018).
5. Ceres
Planetas enanos en números: Los planetas enanos son aún un tema de discusión en la
comunidad científica. Su distancia y tamaño hacen difícil su exploración. Con la excepción
de Plutón y Ceres, estos planetas son todavía un misterio. Por eso es importante obtener
los datos más precisos de estos, y con esto tratar de conocerlos de manera más profunda.
Tabla 2.5.1: Tabla comparativa de los planetas enanos.
Asteroides y cometas
El comienzo del sistema solar fue en una época caótica. La formación de los planetas se
llevó a cabo mediante colisiones entre los bloques de construcción del sistema solar,
llamados planetesimales. Estos eran creados a su vez por piezas más pequeñas, que se
generaron por el calor que dio inicio a la formación de nuestro Sol. Los restos de estas
piezas de roca o hielo antiguas, más las que se crearon en los choques entre los
planetesimales, son lo que hoy conocemos como asteroides y cometas, “pequeños
vestigios” del origen del sistema solar.
· Asteroides:
Los asteroides son grandes trozos de roca y metal que flotan en el sistema solar interior.
Una vasta mayoría orbitan entre Marte y Júpiter, formando el cinturón interior de
asteroides. Tienen la capacidad de formar un planeta con el tamaño de una luna, debido a
la cantidad de material que allí se encuentra. El cinturón se mantiene separado en
asteroides, debido a la fuerza gravitacional de Marte y Júpiter.
A medida que estos orbitan alrededor del Sol, las interacciones gravitacionales entre
asteroides y objetos externos crean colisiones que expulsan material del cinturón. Este
material es conocido como meteoroides, y pueden ser atraídos por la fuerza gravitacional
de varios planetas, entre ellos la Tierra. Cuando estos meteoroides entran a la atmósfera
son llamados meteoros, y una vez estos tocan Tierra son llamados meteoritas.
Los meteoritas son paquetes de información sobre los elementos que se encuentran en los
asteroides, su composición y forma, lo que a través de su estudio nos permite conocer
cada vez más acerca de las condiciones al inicio del sistema solar. Esto hace importante
su búsqueda, estudio y registro.
1. Meteoritas rocosos.
3. Meteoritas ferro-rocosos.
· Cometas:
Los cometas son también trozos de planetesimales, pero estos se encuentran cubiertos
por materiales volátiles (metano, CO2, agua, nitrógeno, etc.). Estos forman capas de hielo
alrededor de un núcleo que tiene la misma composición que los asteroides. Orbitando en
regiones muy lejanas al Sol, y con un brillo demasiado tenue, es muy difícil observar y
contar los cometas, de tal manera que nadie realmente sabe su número.
Los cometas solo pueden ser observados cuando cambian sus órbitas a rutas muy
cercanas al Sol, debido a interacciones gravitacionales. Al aproximarse al Sol sufren un
destructivo calentamiento, que hace que capas de hielo y polvo se desprendan de estos
objetos, lo cual da su forma característica, con una “cabellera” o “cola” de material, que
puede extenderse a distancias de varias unidades astronómicas (ver figura 2.5.4). A este
proceso se le llama sublimación, que es la transición de un sólido a un gas (i.e., el hielo
seco). El gas y el polvo que se desprenden del núcleo forman una nube casi esférica,
llamada coma o cabeza, y una cola que apunta en dirección contraria al Sol. La cola
tiene dos componentes, como se ve en la figura 2.5.4: la cola iónica, formada por los
iones positivos que arranca el viento solar del núcleo del cometa, y la cola de polvo,
que son los residuos de partículas que son incapaces de seguir en el cometa. Estos
residuos pueden ser atraídos por la Tierra en su órbita, convirtiendo a los más grandes
en meteoroides o hasta meteoritas.
Los cometas se pueden dividir en dos grupos: a) los que provienen del cinturón de Kuiper,
(nombrado así por el científico Gerard Kuiper (1905 - 1973), primero en proponer su
existencia), que es una región con forma de anillo, que comienza más allá de la órbita de
Neptuno, y se extiende hacia fuera, quizá miles de unidades astronómicas del Sol, en
donde se encuentran Plutón, Eris, Haumea y Makemake; y b) los que provienen de la
Nube de Oort (propuesta por Jan Oort), que es una distribución esférica alrededor del
sistema solar, siendo objetos tan remotos que ni siquiera con los telescopios más
potentes se pueden observar.
También existe una división que tiene que ver con la órbita de los cometas, la cual tiende a
ser muy excéntrica, y en esta podemos hablar de los cometas de corto-periodo (periodo <
200 años) y cometas de largo-periodo (periodo > 200 años).
Cuerpos menores:
Los cuerpos menores forman parte de nuestro sistema solar, y muchos son los
argumentos y evidencia en los que se piensa que fue el comienzo del mismo, de allí su
importancia. Por esta razón debemos investigar estos objetos, descubriendo más pistas
sobre nuestros comienzos.