Provoca ataques Si se dona una vez hay que continuar donando para siempre Mito: solo hay que donar sangre cuando hay desastres o guerras. Realidad: no solo en dichos momentos, se necesita sangre todos los días para atender a accidentados, enfermos, entre otros. La sangre altruista es más segura que la donada por reposición o emergencia. Mito: los diabéticos o quienes padecen enfermedades del corazón no pueden donar. Realidad: sí puede, en tanto los niveles estén controlados y no consuman medicamentos o insulina. Mito: personas con tatuajes o perforaciones no pueden donar. Realidad: sí pueden, después de un año de realizárselo. Mito: para donar sangre hay que ayunar Realidad: solo se recomienda no haber ingerido alimentos en las últimas dos horas previas a la donación. Mito: es doloroso. Realidad: el umbral del dolor varía en cada persona. El material con el que se realiza la extracción está hecho para causar el menor daño posible. Mito: donar sangre engorda o adelgaza. Realidad: falso. Cuando se dona se dan entre 400 y 450 ml., cantidad que no provoca ningún tipo de cambio. Mito: donar debilita. Realidad: falso. Existe cansancio, pero solo es necesario guardar un poco de reposo y evitar actividades que requieran mucha fuerza. Posterior a 24 horas, el organismo recupera el volumen de líquido perdido. Mito: después de una intervención quirúrgica no se puede donar. Realidad: ciertamente no se puede donar inmediatamente, hay que esperar seis meses para hacerlo. Mito: quienes tuvieron hepatitis no pueden donar. Realidad: aquellos que sufrieron hepatitis A antes de los 10 años de edad pueden hacerlo, pero quienes sufrieron la B o C, definitivamente no pueden. Mito: la sangre es trasfundida directamente de paciente a paciente. Realidad: falso. Se analiza, se descompone por elementos y se asegura su calidad. Posteriormente se utiliza según sea el caso necesario: anemia, leucemia, hemofilia, hemorragias, entre otros.