Está en la página 1de 1

 

La tarea de ser padres tiene que ver con involucrarse emocionalmente con ese hijo, tener
empatía, adaptarse a sus necesidades y sus tiempos (esto no significa aguantar cualquier cosa),
tener autoridad para marcar un rumbo, y respetar la autoridad del niño que va experimentando,
hasta que poco a poco, pueda comenzar a decidir el suyo. Primero lo hará con su cuerpo y sus
juguetes y luego se irá ampliando su radio de acción. Las dificultades surgen cuando los adultos
encargados de la crianza de los niños no tienen muy claras sus propias ideas por sus vivencias
infantiles.

Educar no es fácil y en muchas de las veces no sentimos que estemos preparados para ello o
que lo hagamos bien. Nadie nos enseña a ser padres. A veces nos sentimos desorientados y si
los cuidados básicos como la alimentación, higiene y salud ya nos exigen una energía tremenda,
aún nos queda la educación moral, social, emocional e favorecer el desarrollo de todas las
potencialidades de nuestros pequeños.
El problema surge porque nuestros hijos no son  robots que se pueden programar con un chip
educativo de cómo comportarse.
Educar nos pide dedicación, coherencia, cariño, amor y esfuerzo tanto por parte de padres como
por parte de los  niños, es un trabajo en equipo.
Dada la complejidad del mundo actual, los padres sufrimos exigencias y presiones sociales por el
deber de educar a nuestros hijos y constatamos que para educar no basta el sentido común y la
escuela, descubrimos que también necesitamos educarnos para educar.

También podría gustarte