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Educación con Amor y Límites

¿Qué quieres o esperas para la vida de tu(s) hijo(s)?


Cómo padres deseamos que nuestros hijos sean felices, que crezcan sanos y se conviertan
en personas buenas, responsables, con fortalezas de carácter que los ayuden a sobresalir
y ser exitosos.
Pero que problemáticas presentan actualmente nuestros niños y adolescentes: 
 Enfermedades somáticas debidas a estrés y ansiedad por falta de control de
impulsos y poca tolerancia a la frustración.
 Bullying en las escuelas y los medios de comunicación 
 Pornografía infantil 
 Suicidios de niños y jóvenes
 Drogadicción
 Conductas delictivas 
Frente a este panorama...
“La rebeldía, desobediencia o el estatus académico”  – Es hoy en día lo menos
preocupante
La causas son muchas y su análisis se puede dar desde un contexto social, económico,
cultural incluso generacional, pero el tema central que deseamos abordar es la familia y
principalmente los padres que si bien están viendo afectado su papel por un entorno
contaminado que provee estímulos negativos que orientan las conductas de sus hijos
hacia un rumbo poco alentador, los padres son la única clave para rescatar la niñez, los
valores y la sociedad.

¿Qué estamos haciendo mal? 


Hoy en día nos encontramos padres sobreprotectores y permisivos que dan mucho y
exigen poco. 
Como consecuencia los niños creen que merecen todo en la vida, no les importa
esforzarse por nada porque tienen a sus padres que todo les dan.
No valoran el trabajo, ni el esfuerzo.
Tienen poca tolerancia a la frustración.
Padecen sentimientos como: irá, resentimientos, envidia, celos, falta de compasión, baja
autoestima y tristeza. 
Su foco de atención está en las cosas materiales, la posición de bienes y la apariencia
física. 
Poco compromiso o falta de involucramiento en la educación de los hijos
Justificar la falta de tiempo o ganas de estar con sus hijos en el "tiempo de calidad" 
Descuidar o estar poco atentos a los cambios y personalidades de los hijos (no los
conocen) 
Desapego 
Falsas creencias
Problemas familiares 
Etc...

¿Por dónde empezamos? 


Lo primero...
Es nuestra obligación satisfacer las necesidades básicas del niño, que son: 
1. Bienestar físico (Dormir y comer)
2. Seguridad (acompañado de ritmo y rutinas que vuelva la vida predecible para
evitar el estrés) 
3. Amor (presencia y compañía sana) 
4. Sentido de pertenecía (Familia) 
Todo esto va a brindar al niño la posibilidad de desarrollarse de manera sana física y
mentalmente, sintiéndose seguro de sí mismo, con un auto concepto positivo, apoyado,
amado.
Pero esto no es suficiente…
También es indispensable preocuparse por...
Familia, educación y disciplina: 
1. Dar acceso al conocimiento 
2. Desarrollo de valores 
3. Participación 
4. Espacio para la expresión 
5. Límites 
A la conjugación de todos estos elementos le llamamos: EDUCACIÓN CON AMOR Y
LÍMITES 
¿Qué es esto?
Educación: La educación de los hijos es una de las funciones sociales básicas que cumplen
las familias en todas las sociedades. Como padres tenemos la obligación de educar con
amor, paciencia y límites a nuestros hijos. 
Amor: Es un sentimiento relacionado con el afecto y el apego seguro a través del cual se
desarrolla una convivencia sana donde sobresale el respeto y la correspondencia. No se
debe confundir con dar dinero o permitir que el hijo tenga y haga lo que quiera.
Límites: En cuanto a educación se refiere, los límites son el respeto que nos guía en cuanto
a la forma en que nos desarrollarnos como personas y establecemos las relaciones con los
demás, por lo tanto deben existir en todas las personas al convivir en familia, en la
sociedad, en las relaciones, en la escuela, el trabajo, etc.
Aunque se habla mucho sobre los límites, no estamos hablando de un tema sencillo.  
Lograr establecer límites efectivos en casa requiere de compromiso, constancia y en
algunos casos sacrificio.
Nos perdemos en el descontrol y normalmente como  padres caemos primero en estado
de confort y relajación dando toda libertad al actuar de los hijos y cuando las cosas se
salen de control y ya no podemos más, nos vamos al polo opuesto siendo autoritarios y en
algunos casos violentos. Ambos polos (Permisividad-Restricción) son completamente
malos y lo peor es que se tiende a estar en un estira y afloje interminable o quedar
estancados en alguno de los polos: Permisividad por comodidad o Autoritarismo para no
perder el control.
Cualquiera de estos tres casos es malo para un desarrollo sano, integral y pleno de
nuestros hijos. 
Pero entonces ¿Qué hacemos?
RECAPITULANDO,  ¿Qué es un límite? 
 Un límite es aquello que no estoy dispuesto a cruzar o negociar. 
 Los límites bien establecidos deben ser claros y concretos. 
 Los límites dan seguridad y estructura a la vida de un niño.
 Los límites desde el amor forman niños disciplinados, seguros y felices. 

¿Qué me evitan los límites? 


 Un niño caprichoso
 Un niño que pega
 Un niño desobediente 
 Un niño irresponsable 

Los límites ofrecen protección, seguridad y amor. 


Los niños que crecen con límites y normas sanas, aprenden a controlar sus impulsos y sus
deseos de satisfacción.
Practicándolos encuentran sus propios límites y aprenden a  AUTORREGULARSE 
El enfado que produce la frustración al no obtener todo lo que se quiere, los ayuda a
entender que no siempre tendrán lo que quieren, además que los enseña a
autorregularse. 
Es normal que se enojen cuando se sienten frustrados y no debemos molestarnos por ese
sentimiento pues es humano, por el contrario debemos permitirles experimentar enojo,
pero no ceder ante él, únicamente les explicamos la importancia del límite impuesto. De
esta manera poco a poco, aprenderán a controlar su enojo y ser más tolerantes cada vez
que les planteamos o reforzamos algún límite. 
Un adolescente que creció sin límites, sobreprotegido,  obteniendo siempre todo lo que
deseaba y sin reprimir jamás su voluntad se convierte en una persona inconforme, a quien
nada satisface, tiene bajo control de impulsos, es caprichoso e infeliz. 
Tampoco es bueno caer en el extremo contrario e imponer reglas sin considerar la
dignidad del otro. Porque si los padres son muy exigentes y correctivos el adolescente o
niño no consigue llevar a cabo su autorregulación y acaba siendo retraído, reprimido, con
poca iniciativa y falta de amor propio. 
Empecemos… 
En primer lugar: los padres deben estar presentes y brindar tiempo, amor y atención.
Darse a la tarea de detectar aquellos momentos en los que vale la pena implementar un
límite porque recordemos que el niño no sabe que es correcto y que no lo es, no sabe
cómo hacer las cosas o lo que se espera de él, si no se lo decimos.  
¿Cómo se lo decimos? 
Firmeza con Amor: Esto es; me dirijo al niño de manera firme, mostrando mi autoridad,
pero sin faltarle al respeto, insultarlo o pegarle. (Necesito paciencia y control de mis
propias emociones) (Una actitud negativa reafirma la conducta negativa del niño y
seguramente se repetirá) 

Dar una explicación desde el amor: No te permito…. porque tú eres importante para mí y
mi mayor deseo es que estés bien y nada malo te pase. (Así aunque no le guste el límite,
se siente amado, protegido y respetado) (Desarrolla la autonomía, la tolerancia a la
frustración, los enseña a convivir, a negociar y al final se sienten muy bien y satisfechos)

¿Cómo deben ser los límites? 

 Deben ser claros y concisos. 


 Deben darse con autoridad, pero sin gritos, ni ofensas, ni amenazas. 
 Deben ser apoyados por todos los adultos que conviven con los niños. (De lo
contrario el niño aprende a manipular la situación para obtener lo que quiere y
todo nuestro esfuerzo será en vano)
 Debemos recordar y repetir los límites. (Los niños requieren repetición hasta que
estas ideas se fijen en su cerebro, además que para ellos se puede interpretar
como algo pasajero aplicable solo para una situación concreta).
Muy importante: 
 Los límites deben ser iguales para todos los hijos. Y cuando los límites sean
específicos para uno por cuestión de edad, actividades, salud, etc., es importante
explicar la razón a todos los hijos, para no generar sentimientos de inferioridad o
superioridad, que al final pueden afectar las relaciones familiares. 
 Rutinas dan estabilidad y ayudan a convertir los límites en hábitos. 

¿Qué pasa cuando los límites son sobrepasados? 

Respuesta: CONSECUENCIAS 
No confundir con castigar, una consecuencia busca hacer al niño responsable de sus
acciones y enseñarle que toda acción tiene consecuencias y estas pueden ser buenas o
malas dependiendo la acción realizada. 
Después de que se cumple la consecuencia, se explica nuevamente el límite... y volvemos
a empezar. 

Para terminar disfruta de la experiencia de una mami que aprendió sobre aplicar límites
con amor en la educación de su hijo. 

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