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TRABAJO Y

SEGURIDAD SOCIAL
REVISTA DE DOCTRINA, JURISPRUDENCIA Y LEGISLACIÓN

Director: Esteban Carcavallo


Coordinador de Redacción: Marco A. Rufino
Secretario de Redacción: Pablo I. Mosca

Diciembre DE 2018 - Nro. 12

TySS, 2018/12
Comité Científico:
Miguel Á. Abdelnur
José I. Brito Peret
Ricardo A. Foglia
Roberto Izquierdo
Luis Ramírez Bosco

Es de responsabilidad de cada autor el contenido de su comentario


firmado y publicado

Los errores en los textos de las normas que se publican se encuentran en los originales,
por ser copia fiel de los Boletines Oficiales

Avenida Alicia Moreau de Justo 1400 - Planta Baja, contrafrente


Buenos Aires, 2018
ISSN 1667–1805

Propietario:
UNIVERSITAS S.R.L.
Cuit.: 30–50015162–1

Queda hecho el depósito que previene la Ley 11.723


Printed in Argentina – Impreso en la Argentina
Contenido

doctrina

Acerca de los alcances del decreto 1043/18: otorgamiento de una asignación no


remunerativa e implementación de una instancia provisional previa a la comuni-
cación del despido incausado, por Esteban Carcavallo ..................................... 1213

A propósito de figuras que vuelven a poner en el centro del debate el objeto del
derecho del trabajo, por Mario S. Fera ............................................................ 1219

A propósito de las pensiones graciables. La necesaria revisión normativa, por José I.


Brito Peret .................................................................................................... 1231

Jurisprudencia

ACCIDENTES DEL TRABAJO: Accidente in itinere: improcedencia del adicional de


pago único (CS, octubre 30-2018) ................................................................. 1259

EXTINCIÓN DEL CONTRATO DE TRABAJO: Bonificación extraordinaria por egreso


por jubilación prevista en Convenio Colectivo de Trabajo: interpretación de la
norma convencional (SC Buenos Aires, octubre 3-2018) .................................... 1262

CONTRATO DE TRABAJO: Profesiones liberales: médico; relación de dependencia


(CNTrab., sala I, octubre 4-2018) ................................................................... 1273

CONTRATO DE TRABAJO: Discriminación de género: medidas para su cese; transporte


público de pasajeros; cupo femenino (CNTrab., sala II, octubre 11-2018) ........... 1277

RIESGOS DEL TRABAJO: Adicional de pago único: improcedencia para accidentes


in itinere. INTERESES: Cómputo desde la consolidación del daño (CNTrab., sala
VIII, septiembre 21-2018) .............................................................................. 1293

DERECHO COLECTIVO: Conflicto intrasindical: innecesaridad de agotar la vía admi-


nistrativa (CNTrab., sala VIII, septiembre 20-2018) ........................................... 1297

CONTRATO DE TRABAJO: Remuneración: utilización del vehículo y del celular


provisto por la empleadora; contraprestación salarial (CNTrab., sala IX, octubre
24-2018) ..................................................................................................... 1299
EMPLEO PÚBLICO: Inaplicabilidad a trabajador de asociación cooperadora: invo-
cación del precedente “Luna” (TSJ Ciudad Autónoma de Buenos Aires, septiembre
12-2018) ................................................................................................. 1301

Legislación
NACIONAL
Decretos

Presidencia de la Nación

976/18. Impuestos. Impuesto a las Ganancias. Compraventa Inmobiliaria. Indemniza-


ciones. Ley de Impuesto a las Ganancias. Enajenación y Transferencia de Derechos
sobre Inmuebles. Aclaraciones. Indemnización por despido. Incorporación.......... 1307

1043/18. Derecho del Trabajo. Despido. Emergencia Económica. Sector Privado.


Asignación No Remunerativa. Establecimiento .................................................. 1309

Resolución

Superintendencia de Riesgos del Trabajo

9/18. Riesgos del Trabajo. Internet. Tecnología. Procedimiento para el Rechazo de


Enfermedades Profesionales. Aprobación ......................................................... 1312

13/18. Organismos Administrativos. Riesgos del Trabajo. Seguros. Informática.


Tecnología. Aseguradoras de Riesgos del Trabajo. Desarrollo de Aplicaciones
Informáticas. Establecimiento .......................................................................... 1318

17/18. Riesgos del Trabajo. Accidentes de Trabajo. Seguros. Clasificador Internacional


Industrial Uniforme. Alícuotas Promedio. Aprobación ........................................ 1320

Secretaría de Seguridad Social

1/18. Seguridad Social. Aportes y Contribuciones. Jubilaciones y Pensiones. Remunera-


ciones con Aportes de Titulares de Beneficios. Actualización. Índice. Ratificación . 1322

Disposición

Ciudad de Buenos Aires

Dirección General de Negociaciones Laborales

3396/18. Contrato de Trabajo. Procedimiento de la Junta Médica Laboral. Interven-


ción en la determinación de accidentes y enfermedades inculpables ................... 1323
DATOS DE INTERÉS

Intereses aplicables a los créditos laborales ......................................................... 1331


Banco de la Nación Argentina ........................................................................... 1331
Banco de la Provincia de Buenos Aires ................................................................ 1332
Remuneración imponible promedio de los trabajadores estables (RIPTE) .................. 1332
A PROPÓSITO DE FIGURAS QUE VUELVEN A PONER EN EL CENTRO
DEL DEBATE EL OBJETO DEL DERECHO DEL TRABAJO(*)
Mario S. Fera

Sumario: I. Introducción. – II. Un enfoque que puede aportar a la discusión. – III. La actualidad
local y los desafíos de nuevas categorías jurídicas. – IV. Pensar en voz alta a partir de reflexiones de
autores especializados y voces autorizadas. – V. Breves ideas finales solo para condensar la urgencia
que reclama la situación.

I. Introducción

Desde hace varias décadas se vienen planteando crisis a nivel mundial que afectan el objeto
mismo del derecho del trabajo y diversos estudios, a partir de esas crisis, vienen observando la
evolución de una realidad local, regional y mundial que marca tendencias sociales, económicas
y culturales que parecen irreversibles y se presentan cada vez más complejas.
Esos estudios, cuando se realizaron desde la perspectiva científica del derecho del trabajo,
trataron de aportar elementos que pudieran entender la problemática y encauzarla hacia una ade-
cuada conceptualización de los hechos que venían sucediendo dentro de las categorías históricas
que definen el objeto de nuestra disciplina.
También intentaron delinear algún concepto nuevo o categoría que pudiera ir surgiendo como
eficaz respuesta jurídica a las nuevas realidades. Tanto en la doctrina cuanto a nivel guberna-
mental se fue interpretando y procurando dar respuesta a las nuevas realidades. Y así surgieron
conceptos que innovaron en categorías tradicionales, como el de parasubordinación (incorporado
en Italia hace ya cinco décadas), o planteos de posible graduación en la idea de dependencia, con
la consecuente posibilidad de graduación de la protección.
Lo cierto es que, de modo incesante, enfrentamos –cada vez más– un vertiginoso avance
de la realidad y necesidad de adecuación a las regulaciones que fueron surgiendo secuencial-
mente para afrontar los desafíos1. Entre las respuestas dadas, encontramos en la última década

(*) Ponencia presentada en el XXII Congreso Nacional de la Asociación Argentina de Derecho del Trabajo y
de la Seguridad Social celebrado en Santa Fe, el 4 y 5 de octubre de 2018.
1. Cfr. nuestra reciente publicación La OIT pone el foco en el futuro del trabajo. ¿Es oportunidad de pensar en
ello y encaminar políticas de mediano y largo plazo que nos posicionen en el escenario internacional?, DT, 2018
(julio), 1568, cita online: AR/DOC/1292/2018.
1220 Mario S. Fera

el ámbito europeo, y con el puntapié dado hace ocho años por la Unión Europea –mediante
su Comité Económico y Social– al aprobar como iniciativa sobre una nueva forma de tra-
bajo autónomo el denominado “trabajador autónomo económicamente dependiente”. Dicha
expresión, abstraída de la experiencia específica de los países en que se reguló (con distintas
características, entre los que se cuenta a España, Italia y Portugal), parece en sí contradic-
toria si la enfocamos desde la perspectiva consolidada del derecho del trabajo. Sin embargo,
debemos señalar que aquella no ha sido concebida específicamente dentro de esta disciplina,
sino que ha tenido su punto de partida en el ámbito del trabajo autónomo, tras reconocer que
este en numerosas ocasiones resulta inescindiblemente ligado a quien requiere la prestación
y, por ello, se encuentra sujeto a condicionamientos de carácter económico que justifican
una categorización y regulación. La Unión Europea propició su regulación, hoy difundida en
varios países con características diversas pero convergentes al fin en que la figura no resulta
encuadrable en el típico trabajo dependiente.
Rial señala, después de una rica descripción de la figura en los ámbitos europeos en que
se implementó –con especial focalización en el caso español y en coincidencia con la infor-
mación de los medios locales, que son muy elocuentes con datos precisos al respecto–, que ha
tenido escasa recepción en el mercado de trabajo por la complejidad de su instrumentación; y
en general advierte su presencia en los países “piloto”, como un mecanismo de flexibilización
propuesto para rebajar costos laborales y limitar las responsabilidades del empleador, con
resultados en los países citados no satisfactorios ni idóneos para generar “empleos decentes
y sustentables”2.
Llevado ese contexto a la actualidad y a nuestro país, cabe preguntarse si conviene focalizarnos
específicamente en dicha figura y analizarla en su coherencia y grado de éxito según la experiencia
extranjera o si, como preferimos, utilizarla como oportunidad para volver a reflexionar –a partir
de entenderla como una respuesta determinada a los cambios de los últimos años en países que
solemos observar– sobre los interrogantes que siguen girando alrededor del objeto del derecho
del trabajo como rama autónoma del ordenamiento jurídico en nuestro país y como parte de la
ciencia del derecho. Emprenderemos este trabajo, entonces, con la finalidad –no poco ambiciosa,
si es que logra su cometido– de presentar algunas reflexiones que, esperamos, sumen alguna idea
útil en el universo de pensamientos que se presentan en nuestro ámbito jurídico.

II. Un enfoque que puede aportar a la discusión

Queda planteado de este modo el escenario dentro del cual se van a hacer reflexiones actuales
y locales, sin soslayar que el intento de “reforma laboral” actual o de pasado reciente en Argentina
pasa, entre otras cuestiones, por introducir la figura del trabajador autónomo económicamente
dependiente dentro de la legislación. Y entonces el análisis es propicio.
Estimamos conveniente recordar en la tarea que emprendemos, al menos preliminarmente,
algunos conceptos que señalamos hace casi veinte años y pueden ser tenidos en cuenta a la hora
de plantearnos el abordaje de una realidad cambiante3.
En efecto, al realizar consideraciones acerca del objeto del derecho del trabajo, junto con
Navarro a fines de la década de 1990 parafraseamos al maestro Deveali cuando señalaba

2. Rial, Noemí, Los trabajadores autónomos económicamente dependientes, “realidad o ficción”, DT, 2018
(julio), 1559, cita online: AR/DOC/1448/2018.
3. Fera, M ario S. - Navarro, M arcelo J., Consideraciones acerca del objeto del derecho del trabajo. ¿La de-
pendencia, la actividad o el trabajo humano?, DT, 1999-B, 1280, cita online: AR/DOC/15568/2001.
A PROPÓSITO DE FIGURAS QUE VUELVEN A PONER EN EL CENTRO DEL DEBATE… 1221

–casi treinta años antes– 4 que resultaba necesario revisar el concepto de dicha rama jurídica
“que limita su amparo al contrato de trabajo subordinado”; que era menester “comprender
todas las formas de actividad”; que parecía “más simple y más ajustado a la realidad sustituir
el concepto de contrato de trabajo subordinado por el de ‘contratos de trabajo’ o ‘relaciones de
actividad profesional’ utilizando estas denominaciones para indicar todo grupo de contratos o
relaciones (…) que tienen como contenido la actividad humana”; que “cada figura reivindica
su autonomía mediante estatutos especiales, de carácter legal o contenidos en convenciones
colectivas, en los cuales también las instituciones comunes a otras figuras afines pueden lograr
una regulación especial, que se ajuste a las características propias de cada rama de actividad.
De ahí la necesidad de abandonar la vieja concepción del derecho del trabajo que tenía como
epicentro el contrato de trabajo subordinado para incorporar en el mismo a toda una serie
de contratos que tienen por objeto el trabajo y que pueden denominarse como contratos de
actividad profesional”.
La ocasión fue propicia para invitar a una revisión del contenido del concepto de “depen-
dencia”, y en concreto a interrogarse acerca de la aptitud que, en su formulación tradicional,
aquel conserva dentro del contexto de una realidad permanentemente cambiante. También in-
vitamos a plantear –al menos como hipótesis– la posibilidad de que la dependencia constituya
solo una parte del objeto del derecho del trabajo, admitiendo que otras circunstancias –directa o
indirectamente relacionadas con la dependencia, como por ejemplo “la actividad” o “el trabajo
humano”– complementen cuantitativa o cualitativamente el ámbito abarcado por esta rama de la
ciencia jurídica. Invitamos igualmente a un análisis interdisciplinario, y en ese sentido señala-
mos que la visión económica no resultaba suficiente y debía ser confrontada con otros puntos de
vista que contemplaran la realidad humana de quien se incorpora a una estructura ajena con sus
implicancias; también subrayamos que la idea de justicia distributiva debía orientar el desarrollo
social para lograr equidad en el crecimiento.
Señalamos la función esencial que cabe a los estudiosos del derecho del trabajo: por una
parte, aportar los fundamentos y el sentido de cada una de las instituciones de nuestra discipli-
na, junto con la posibilidad de describir con un óptimo grado de objetividad la influencia de los
fenómenos sociales en la conducta de las partes individuales y colectivas que históricamente
concurrieron en el nacimiento y desarrollo de las fuentes normativas autónomas. Por otra parte,
la misión de asumir e interpretar la realidad social cambiante a la que no puede ser ajena esta
rama del ordenamiento jurídico.
Como consecuencia de todo ello, en el marco del análisis interdisciplinario, entendimos que
debía surgir la necesidad –asignada solo a los especialistas– de orientar adecuadamente los dis-
tintos enfoques y trazar el cauce más propicio, vale decir, el que conjugue los aspectos esenciales
–y, por lo tanto, inalterables– del derecho del trabajo con las distintas situaciones fácticas a las
que en el presente y futuro esté llamado a abarcar.
Entendimos que, de no asumir estas tareas, quienes pretendemos defender y contribuir a
consolidar la identidad de nuestra disciplina perderemos la oportunidad de brindar un enfoque
de cierto valor a quienes, desde una perspectiva total o parcialmente ajena al derecho del trabajo,
actúen en los ámbitos de decisiva influencia.
Hoy ratificamos nuestro parecer, enriquecido con otras reflexiones contemporáneas a aquella
época que incluimos en un trabajo posterior5, en el que afirmamos:

4. Deveali, M ario, Concepto del derecho del trabajo, en Tratado de Derecho del Trabajo, 2a ed., Buenos Aires,
Fedye, 1971.
5. Fera, M ario S. - Navarro, M arcelo J., Reflexiones sobre la regulación del trabajo por cuenta ajena frente a
la actual realidad económica, DT, 2000-A, 1013, cita online: AR/DOC/6922/2001. Dicha publicación recogió
1222 Mario S. Fera

a) las respuestas a los cambios deben ser el fruto de un cuidadoso examen de la realidad,
teniendo en cuenta que el eje de la civilización es el hombre y que “el mercado” con sus vaive-
nes no puede ser el único elemento ordenador y regulador de la sociedad, la cual se sustenta en
valores más profundos;
b) la dignidad humana, la solidaridad y la subsidiariedad expresan valores centrales para
abordar la problemática que presenta la economía globalizada;
c) cabe revalorizar el respeto por las instituciones y por los acuerdos sociales como medios
legítimos a partir de los cuales se han de trazar los lineamientos que, plasmados en normas, rijan
los aspectos esenciales del sistema laboral;
d) la influencia de los cambios incesantes de la realidad sobre la organización del trabajo
invita a implementar nuevas técnicas de relación entre las fuentes reguladoras del contrato de
trabajo: hay un espacio indelegable en cabeza del Estado para cubrir los derechos básicos de los
trabajadores y, a partir de la definición de esos derechos, las reformas a los sistemas laborales
deben traducir un profundo conocimiento del contexto para el cual van a regir y tener vocación
de futuro, lo que no se logra con meras copias de preceptos instituidos en otros ámbitos en los
que el contexto político, social y económico difiere sustancialmente;
e) para los empresarios, hombres de negocios y quienes, en general, desempeñan el rol de
empleadores se impone redescubrir los valores humanos que deben subyacer en la estructura
social: la cooperación, la solidaridad, la igualdad, la empresa como comunidad de personas;
f) para quienes defienden o asesoran al sector trabajador se reclama también un serio re-
planteo, que no los aferre ciegamente a una concepción pétrea de la normativa que impida su
armonización con la realidad contemporánea del trabajo;
g) los encargados de mediar en los conflictos que se suscitan y de administrar justicia tam-
bién deben procurar un equilibrio intelectual, de manera que su actuación no se vea teñida por
concepciones políticas o filosóficas que impidan la realización del valor justicia.

III. La actualidad local y los desafíos de nuevas categorías jurídicas

Es un desafío actual –quizás indispensable– el de esforzarse por tener una mirada más amplia
que la que da el derecho del trabajo e intentar encuadrar la realidad dentro del derecho en general.
El desafío implica, en cierto modo, asumir un criterio metodológico que permitirá abordar con
los menores preconceptos posibles la realidad que se presenta en la actualidad a efectos de un
posible encuadramiento jurídico.
La cuestión pasa entonces, en concreto, por determinar si la aparición de nuevas figuras
dentro del sistema de relaciones jurídicas que hacen al desenvolvimiento de actividades sociales
y especialmente comerciales presenta características que hagan a esas relaciones abarcadas por
instituciones del derecho del trabajo.
Cuando miramos el derecho del trabajo como rama autónoma del ordenamiento jurídico, inten-
tamos –siguiendo nuestra ya anunciada postura– abarcarlo en su mayor extensión, lo cual conduce
a una especie de mirada dinámica de su evolución histórica hasta la actualidad e imaginando su
proyección posible; esto es, no solo considerando su sentido histórico ni circunscribiéndonos a
una visión fotográfica actual, sino tomando en cuenta los conceptos que formaron dicho derecho,
pero –repetimos– en su despliegue secuencial hasta la actualidad (pasado y presente) de manera
que permita proyectar –al menos imaginariamente desde lo acontecido– lo futuro.

la ponencia presentada en el XIII Congreso Nacional de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, realizado
en San Carlos de Bariloche durante los días 14, 15 y 16 de abril de 1999.
A PROPÓSITO DE FIGURAS QUE VUELVEN A PONER EN EL CENTRO DEL DEBATE… 1223

Así como asumimos la idea de que vamos a partir de una visión enfocada desde el derecho
en general, también vamos a señalar que partimos de una base de derecho del trabajo dinámico
y evolutivo, procurando que la conceptualización que dio autonomía al derecho del trabajo, como
rama dentro del ordenamiento jurídico –y a la parte respectiva de la ciencia del derecho como un
saber autónomo–, se mantenga y hasta crezca en el contexto de los cambios de la realidad que,
como es de prever, no hacen más que presentar la evolución de las instituciones requiriendo el
permanente encuadramiento dentro de adecuadas categorías.
Desde esa visión, advertimos –ya dentro de la problemática específica que ha sido disparadora
de este trabajo– que, si bien algunas de las actividades del ámbito social y económico en que se
desarrolló el derecho del trabajo mantienen su vigencia, con analogía sustancial a la que tuvieron
en su historia, otras –quizás la mayoría– han ido cambiando. Ello fue exigiendo la permanente
adaptación de los conceptos clásicos del derecho del trabajo.
Pero hay realidades que han marcado un nivel de aceleramiento en su evolución y generado
un desfasaje en la adaptación de los moldes tradicionales, y es justamente a estas realidades a
las que hay que dar hoy un molde adecuado.
Cuando se habla del trabajador autónomo económicamente dependiente se habla de rasgos de
autonomía en el desenvolvimiento de la actividad y prestación a cargo de una persona o grupo
de personas, o de quien encarna una actividad empresarial. Estos rasgos se presentan conjunta-
mente con otra nota claramente definible, como es la dependencia de carácter económico que no
permitiría influir en la conceptualización de la autonomía, es decir, una actividad desarrollada
con autonomía interna pero con dependencia económica externa. Se ven como dos caras de una
moneda que históricamente fueron visualizadas de manera separada y ahora un legislador une
a partir de una realidad que parece presentarlas unidas.
El legislador ha interpretado en países ajenos a nuestra realidad local que estas dos realidades
pueden unirse y fuera de un vínculo laboral típico. Quizás el primer interrogante es si, a la vista
de la realidad argentina, advertimos que existen estas dos realidades con vocación de unificarse
a los efectos de una adecuada conceptualización y consecuente regulación jurídica.
Partimos de la base de que ha resultado insatisfactoria la respuesta dada por el ordenamiento
español. Esta afirmación se basa en publicaciones diversas y trabajos de doctrina que así lo dicen
y conducen a demostrarlo. Pero aun poniendo entre paréntesis esta insatisfacción, que puede ser
actual y no futura, lo relevante –a los efectos de un análisis que nos permita hipotéticamente
plantear cuál podría ser en nuestro país el resultado de la regulación de algún concepto o catego-
ría similar a la del trabajador “autónomo económicamente dependiente”– es intentar responder
si estas dos caras de la moneda aparecen encarnadas en distintas actividades de modo tal de
requerir su conceptualización para darle cauce jurídico.
En torno de este desafío aparecen numerosas figuras que hoy en Argentina carecen de un
adecuado encuadramiento, acerca de las cuales se duda si existe la nota típica de dependencia
laboral. Desde las situaciones que se presentan en determinadas actividades o ámbitos como
–por solo citar algunos ejemplos– el de la salud, la informática, la construcción, hasta empren-
dimientos industriales o comerciales propios de la descentralización, o más modernos como los
derivados de las plataformas virtuales, se presentan relaciones que parecen atípicas por el modo
en que las partes se conducen y por la regulación que esperan diversos actores sociales directa
e indirectamente vinculados con su evolución o encuadramiento.
En rigor, deberíamos determinar si esa atipicidad fáctica también se da en el plano jurídico
o si, en verdad, las normas actuales alcanzan para dar cauce jurídico a las situaciones que se
presentan, aun cuando dicho cauce requiera desplegar las herramientas interpretativas que
brinda el sistema (principios, valores, diálogo de fuentes). Lo que no debería ocurrir es que la
conducta de los actores sociales involucrados presione, a partir del crecimiento cuantitativo de
las realidades “atípicas”, para lograr torcer una realidad cualitativa.
1224 Mario S. Fera

Precisamente es este el gran desafío al que se enfrentan hoy los actores sociales. Y en este
desafío no parece haber respuestas unívocas. Por dicha razón, cobran notable actualidad las
reflexiones que hacíamos hace varias décadas, particularmente las vinculadas con el rol de los
operadores sociales y los valores que ellos deben tomar en cuenta para trazar políticas, acuerdos
y contenidos normativos que equilibradamente resguarden esos valores y los conduzcan por el
camino del desarrollo.

IV. Pensar en voz alta a partir de reflexiones de autores especializados y voces


autorizadas

Vamos a hacer visibles pensamientos elegidos por provenir de quienes, en nuestra opinión,
pueden hacer un aporte valioso: dos maestros y un saber institucional.
IV.a. Efrén Cordova es uno de los autores e interesa plantear algunas de sus sugerencias de
cara a un futuro incierto. En Un siglo de avances y frustraciones en el derecho del trabajo (2013)6
ha dejado planteado –en términos que estimamos actuales– que el carácter tipificante y definitorio
de la subordinación como base de la presunción de laboralidad no parece hoy suficiente; que las
modificaciones ocurridas en la organización del trabajo van más allá de la ejecución del trabajo
para afectar al conjunto de la cultura del trabajo; que la normativa laboral no debe constituir el
mero reflejo de un empirismo económico y organizativo, sino su condicionamiento a valores
humanos que trasciendan la lógica patrimonial; que el trabajo mismo atraviesa además un período
de transición hacia grandes transformaciones incluyendo una nueva distribución del empleo, y la
aventura del trabajo humano ha estado siempre ligada a la evolución de la economía y el progreso
de la técnica; que es probable que aumente el desempleo tecnológico y se desvanezca aún más
el principio de subordinación; que sabemos que es urgente concordar el derecho con la actual
organización del trabajo, pero nos detiene la complejidad del proceso y los efectos traumáticos
que ello pueda irrogar; que nuevas reglas de juego tendrán que surgir para superar ese estado
de cosas y salir adelante en ese mundo inédito; que es posible que se genere una nueva cuestión
social y que para bregar con ella haga falta una visión distinta del objeto de nuestra disciplina;
que el trabajo existirá siempre; que es un derecho, un deber y un honor; que parece ya inevitable
aceptar que grandes sectores de la población se han situado al margen de la relevancia de sus
normas; que siempre habrá espacios que demandan protección y tutela pero sus dimensiones
son menores que las que existían en los inicios del derecho laboral. Siempre habrá trabajadores
subordinados y también dependientes pero la evolución de la moderna organización del trabajo
tiende a mermar sus rangos; que el desafío consiste en imprimir nuevo vigor a la base filosófica
sobre la que hoy se asienta el derecho del trabajo; que el tríptico industria-subordinación-pro-
tección resulta hoy insuficiente; que se impone la urgencia de encontrar nuevos horizontes, de
buscar fórmulas omnicomprensivas, de explorar otras alternativas de fundamentación y razón
de ser de nuestro derecho; que la OIT ha cumplido con creces su función normativa, pero la
inmensa mayoría de sus normas se refieren a los tipos tradicionales de trabajo y solo de manera
soslayada o incompleta ha tocado las nuevas modalidades de trabajo; que dicha organización
debería orientar sus actividades hacia una mayor vigilancia en la aplicación de sus normas; que
el trabajo es la única actividad que de manera sostenida y conspicua acompaña el devenir de
todas las sociedades, es por medio del trabajo que el hombre alcanza la verdadera medida de
su valor; que es un quehacer creador por excelencia, el origen de todas las invenciones, el gran
motor del desarrollo de los pueblos y el instrumento capaz de ejercer una función de cohesión

6. DT, 2013 (julio), 1545, cita online: AR/DOC/1782/2013.


A PROPÓSITO DE FIGURAS QUE VUELVEN A PONER EN EL CENTRO DEL DEBATE… 1225

y paz social; y que, frente a los grandes cambios ocurridos en los últimos 50 años, el derecho
del trabajo tiene que intentar la búsqueda de nuevos horizontes a partir de supuestos distintos a
los que existían hace un siglo, y aprovechar las oportunidades que ofrecen la globalización y la
sociedad del conocimiento para lograr por medio del trabajo una mejor distribución de la riqueza.
IV.b. Oscar Ermida Uriarte y Oscar Hernández Álvarez han hecho un gran aporte en
Crítica de la subordinación (2003)7 con singular actualidad, señalando dos conclusiones muy
enriquecedoras: a) la subordinación –junto con la ajenidad como características más esenciales del
tipo de trabajo regulado por el derecho laboral– es válida como uno de los criterios determinantes
de la aplicación de la tutela laboral clásica, a condición de que sea interpretada con amplitud (esto
es, centrada en el sometimiento personal a la dirección u obligación de acatar el poder de organi-
zación del patrono), agresividad (dimanante del principio protector y de primacía de la realidad) y
creatividad, de modo de alcanzar las hipótesis de simulación, irrealidad y fuga; y b) la propuesta
de extensión de la tutela laboral a los trabajadores auténticamente autónomos e independientes
es particularmente atractiva pero necesita ciertas garantías (no podría consistir en el trasplante
mecánico y masivo de los institutos de derecho individual del trabajo, sino en su reconstrucción o
adaptación, la que debería apoyarse en el derecho colectivo del trabajo y en la Seguridad Social).
IV.c. Finalmente, traemos a colación diversas expresiones emanadas de la Iglesia Católica –en
su historia pasada y reciente– y Su Santidad Francisco en los últimos años.
En un trabajo reciente Emiliano Gabet reseña a modo de dossier 8 que, históricamente, la
encíclica Rerum novarum dio el origen a la Doctrina Social de la Iglesia y luego las distintas
encíclicas que la sucedieron la actualizaron y complementaron teniendo en miras los avances que
se producían en el mundo tanto en materia económica como social, y que, desde ya, afectaban
a la persona como tal. Con cita de varios estudios de Álvarez de la Rosa9, Bidart Campos10,
Chiappini11 y, fundamentalmente, de Pablo Alfredo Devoto12 expone diversas expresiones
significativas emanadas de aquel documento y los posteriores derivados de él. Según el último
de los autores nombrados, las más modernas construcciones de la Doctrina Social de la Iglesia
surgen, principalmente, de seis documentos –encíclicas papales–, que han efectuado un aporte
trascendente para la solución de la cuestión social:
* La encíclica Rerum novarum (León XIII, 1891). Es la denominada Carta Magna del
catolicismo social. Cuatro son los temas fundamentales a que se refiere: propiedad, trabajo,
intervención del Estado y asociaciones. Se reconoce la defectuosa organización de la sociedad
capitalista, cuyas causas primordiales son la destrucción de las corporaciones y la pérdida del
espíritu cristiano de la sociedad. Se aboga por la reglamentación de las horas de trabajo, del trabajo
femenino e infantil, y condena la fijación de un salario insuficiente. Para solucionar la cuestión
social, según León XIII, “debe respetarse la propiedad privada, pero procurándose aumentar
en el pueblo el número de propietarios, para que así desaparezca el vacío que hay entre los que
ahora son riquísimos y los que son pobrísimos”.
* La encíclica Quadragesimo anno (Pío XI, 1931). En ella se anuncia por primera vez el
principio de “subsidiariedad”, por el cual el Estado debe intervenir, en forma directa o por inter-

7. DT, 2003-B, 1168, cita online: AR/DOC/10768/2003.


8. DT, 2015 (diciembre), 2549, cita online: AR/DOC/3766/2015.
9. En La encíclica Rerum Novarum y el catolicismo social ante el contrato de trabajo, DT 2012 (julio), 1703,
cita online: AR/DOC/2341/2012.
10. En El Papa León XIII y su encíclica “Rerum Novarum”, La Ley, 13-1-04, 1, cita online: AR/DOC/297/2004.
11. En ¿Estamos moralmente obligados a trabajar?, DJ, 8-4-15, 1, cita online: AR/DOC/441/2015.
12. En La responsabilidad social empresaria frente al trabajo decente, DT, 2006 (octubre), 1460, cita online:
AR/DOC/1462/2006.
1226 Mario S. Fera

medio de instituciones, en la vida socioeconómica de la comunidad y en las relaciones laborales.


Es aquí también donde por primera vez se menciona el concepto de “justicia social” que debe
prevalecer en la comunidad.
* La encíclica Mater et Magistra (Juan XXIII, 1961). El documento reafirma los conceptos de
salario justo, la cogestión, la socialización de los bienes de producción, la justicia social y el derecho
de propiedad y equidad. Ensalza al derecho del trabajo, confirmando enfáticamente los criterios
de justicia y equidad que deben regir la remuneración del trabajo, la cual “no se puede abandonar
enteramente a la ley del mercado”, ni tampoco fijarse arbitrariamente. Son muy interesantes y ac-
tuales las observaciones acerca del indispensable proceso de adaptación, de paralelismo, que debe
existir entre el desarrollo económico y el progreso social; al efecto, dice que “la riqueza económica
de un pueblo no consiste solamente en la abundancia de bienes, sino también, y más aún, en la
real y eficaz distribución según justicia para garantía del desarrollo personal de los miembros de
la sociedad”. Señala los imperativos de la justicia frente a las estructuras productoras, tendiéndose
a que la empresa sea una comunidad de personas, en la que los obreros puedan hacer oír su voz en
todos los niveles, pudiendo los trabajadores asalariados participar en la propiedad de las empresas.
Asimismo, expresa su “cordial aprecio hacia la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que
desde hace decenios presta su eficaz y preciosa contribución para la instauración en el mundo de
un orden económico-social inspirado en justicia y humanidad”.
* La Constitución Pastoral Gaudium et spes (Concilio Vaticano II, 1965). En su capítulo
III se dedica a destacar la responsabilidad social de los titulares del capital en la sociedad y su
obligación de mejorar el salario y las condiciones de la prestación laboral de los trabajadores.
* La encíclica Populorum progressio (Pablo VI, 1967). Proclama la injusticia de la existencia
de países extremadamente pobres frente a las naciones más desarrolladas, sosteniendo que las
relaciones entre capital y trabajo deben ser fundamentalmente armónicas y propone soluciones
basadas en la solidaridad y la justicia social.
* La encíclica Laborem exercens (Juan Pablo II, 1981). Establece un principio teórico-filosófico
que su autor denominó de “socialización de los bienes de producción”, entendiendo que el derecho
de propiedad de los medios de producción no es absoluto ni concentrable en pocas manos, sino
que debe hallarse subordinado y al servicio del trabajo13.
Por nuestra parte, recogemos de la encíclica Centesimus annus (Juan Pablo II, 1991) numerosas
ideas relevantes en orden a la renovada conciencia eclesial sobre los cambios producidos hacia fines
del siglo pasado y los comienzos del actual, con notoria proyección en el presente y futuro. Allí se
señaló que existe una legítima esfera de la autonomía de la actividad económica, en la que no debe
intervenir el Estado. A este, sin embargo, le corresponde determinar el marco jurídico dentro del
cual se desarrollan las relaciones económicas y salvaguardar así las condiciones fundamentales
de una economía libre, que presupone una cierta igualdad entre las partes, no sea que una de ellas
supere talmente en poder a la otra que la pueda reducir prácticamente a la esclavitud.
Las reformas que devuelven al trabajo su dignidad de libre actividad del hombre suponen, por
parte de la sociedad y del Estado, asumir las responsabilidades en orden a defender al trabajador
contra el incubo del desempleo. Históricamente esto se ha logrado de dos modos convergentes:
con políticas económicas, dirigidas a asegurar el crecimiento equilibrado y la condición de pleno
empleo; con seguros contra el desempleo obrero y con políticas de cualificación profesional,
capaces de facilitar a los trabajadores el paso de sectores en crisis a otros en desarrollo.
Por otra parte, la sociedad y el Estado deben asegurar unos niveles salariales adecuados al
mantenimiento del trabajador y su familia, incluso con una cierta capacidad de ahorro. Esto
requiere esfuerzos para dar a los trabajadores conocimientos y aptitudes cada vez más amplios,

13. Contenido sintetizado por Pablo A. Devoto en la obra citada en la nota anterior.
A PROPÓSITO DE FIGURAS QUE VUELVEN A PONER EN EL CENTRO DEL DEBATE… 1227

capacitándolos así para un trabajo más cualificado y productivo, pero requiere también una asidua
vigilancia y las convenientes medidas legislativas para acabar con fenómenos vergonzosos de
explotación, sobre todo en perjuicio de los trabajadores más débiles, inmigrados o marginales.
En este sector es decisivo el papel de los sindicatos que contratan los mínimos salariales y las
condiciones de trabajo.
Hay que garantizar el respeto por horarios “humanos” de trabajo y de descanso, y el derecho
a expresar la propia personalidad en el lugar de trabajo, sin ser conculcados de ningún modo en
la propia conciencia o en la propia dignidad. Aquí los sindicatos son también “lugares” donde
se expresa la personalidad de los trabajadores: sus servicios contribuyen al desarrollo de una
auténtica cultura del trabajo y ayudan a participar de manera plenamente humana en la vida de
la empresa.
El Estado debe participar directa o indirectamente. Indirectamente, y según el principio de
subsidiaridad, creando las condiciones favorables al libre ejercicio de la actividad económica,
encauzada hacia una oferta abundante de oportunidades de trabajo y de fuentes de riqueza. Di-
rectamente, y según el principio de solidaridad, poniendo en defensa de los más débiles algunos
límites a la autonomía de las partes que deciden las condiciones de trabajo, y asegurando en todo
caso un mínimo vital al trabajador en paro14.
En las reformas puede coadyuvar –como lo hizo anteriormente– el libre proceso de auto-
organización de la sociedad, con la aplicación de instrumentos eficaces de solidaridad, idóneos
para sostener un crecimiento económico más respetuoso de los valores de la persona.
Es un error concebir a la libertad humana apartada de la obediencia de la verdad y, por tanto,
también del deber de respetar los derechos de los demás hombres. El contenido de la libertad
se transforma entonces en amor propio, con desprecio de Dios y del prójimo, amor que conduce
al afianzamiento ilimitado del propio interés y que no se deja limitar por ninguna obligación
de justicia15.
El desarrollo no debe ser entendido de manera exclusivamente económica, sino en una di-
mensión humana integral16.
En otros tiempos el factor decisivo de la producción era la tierra y luego el capital, entendido
como conjunto masivo de maquinaria y de bienes instrumentales. En el presente y futuro, el
factor decisivo es cada vez más el hombre mismo, es decir, su capacidad de conocimiento, que
se pone de manifiesto mediante el saber científico, y su capacidad de organización solidaria, así
como la de intuir y satisfacer las necesidades de los demás17.
Es necesario descubrir y hacer presentes los riesgos y los problemas relacionados con este
tipo de proceso. Hoy muchos hombres no disponen de medios que les permitan entrar de manera
efectiva y humanamente digna en un sistema de empresa, en el que el trabajo ocupa una posición
realmente central. Ellos, aunque no explotados propiamente, son marginados ampliamente y el
desarrollo económico se realiza por encima de su alcance18.
Al descubrir nuevas necesidades y nuevas modalidades para su satisfacción, es necesario
dejarse guiar por una imagen integral del hombre, que respete todas las dimensiones de su ser
y que subordine las materiales e instintivas a las interiores y espirituales. El sistema económico
no posee en sí mismo criterios que permitan distinguir correctamente las nuevas y más elevadas
formas de satisfacción de las nuevas necesidades humanas, que son un obstáculo para la formación

14. Encíclica cit., núm. 15.


15. Enc. cit., núm. 16.
16. Enc. cit., núm. 29.
17. Enc. cit., núm. 32.
18. Enc. cit., núm. 33.
1228 Mario S. Fera

de una personalidad madura. Es, pues, necesaria y urgente una gran obra educativa y cultural,
que comprenda la educación de los consumidores para un uso responsable de su capacidad de
elección, la formación de un profundo sentido de responsabilidad en los productores y sobre todo
en los profesionales de los medios de comunicación social, además de la necesaria intervención
de las autoridades públicas.
No es malo el deseo de vivir mejor, pero es equivocado el estilo de vida que se presume como
mejor cuando está orientado a tener y no a ser, y que quiere tener más no para ser más, sino para
consumir la existencia en un goce que se propone como un fin en sí mismo19.
La alienación se verifica en el trabajo cuando se organiza de manera tal que “maximaliza”
solamente sus frutos y ganancias, y no se preocupa de que el trabajador, mediante el propio tra-
bajo, se realice como hombre, según que aumente su participación en una auténtica comunidad
solidaria, o bien su aislamiento en un complejo de relaciones de exacerbada competencia y de
recíproca exclusión, en la cual es considerado solo como un medio y no como un fin20.
El desarrollo integral de la persona humana en el trabajo no contradice, sino que favorece
más bien la mayor productividad y eficacia del trabajo mismo, por más que esto puede debilitar
centros de poder ya consolidados. La empresa no puede considerarse únicamente como una “so-
ciedad de capitales”; es, al mismo tiempo, una “sociedad de personas”, en la que entran a formar
parte de manera diversa y con responsabilidades específicas quienes aportan el capital necesario
para su actividad y quienes colaboran con su trabajo. Para conseguir estos fines, sigue siendo
necesario todavía un gran movimiento asociativo de trabajadores, cuyo objetivo es la liberación
y la promoción integral de la persona21.
El Estado tiene el deber de secundar la actividad de las empresas, creando las condiciones
que aseguren oportunidades de trabajo, estimulándola donde sea insuficiente o sosteniéndola en
momentos de crisis.
El Estado tiene, además, el derecho a intervenir cuando situaciones particulares de monopolio
creen rémoras y obstáculos al desarrollo. Pero, aparte de estas incumbencias de armonización y
dirección, el Estado puede ejercer funciones de suplencia en situaciones excepcionales, cuando
sectores sociales o sistemas de empresas, demasiado débiles o en vías de formación, sean inade-
cuados para su cometido. Tales intervenciones de suplencia, justificadas por razones urgentes
que atañen al bien común, en la medida de lo posible deben ser limitadas temporalmente, para
no privar establemente de sus competencias a dichos sectores sociales y sistemas de empresas,
y para no ampliar excesivamente el ámbito de intervención estatal de manera perjudicial para la
libertad tanto económica como civil22.
Más recientemente, Su Santidad Francisco desde Laudato si’ (2015) concientiza sobre los
excluidos: son la mayor parte del planeta, miles de millones de personas. Frecuentemente sus
problemas se plantean como un apéndice. A la hora de la actuación concreta, quedan frecuen-
temente en el último lugar (ello se debe en parte a que muchos profesionales, formadores de
opinión, medios de comunicación y centros de poder están ubicados lejos de ellos, en áreas
urbanas aisladas, sin tomar contacto directo con sus problemas. Viven y reflexionan desde la
comodidad de un desarrollo y de una calidad de vida que no están al alcance de la mayoría de
la población mundial. Esta falta de contacto físico y de encuentro, a veces favorecida por la
desintegración de nuestras ciudades, ayuda a cauterizar la conciencia y a ignorar parte de la
realidad en análisis sesgados).

19. Enc. cit., núm. 36.


20. Enc. cit., núm. 41.
21. Enc. cit., núm. 43.
22. Enc. cit., núm. 48.
A PROPÓSITO DE FIGURAS QUE VUELVEN A PONER EN EL CENTRO DEL DEBATE… 1229

La inequidad afecta no solo a individuos, sino a países enteros, y obliga a pensar en una ética
de las relaciones internacionales. La cultura del relativismo es la misma patología que empuja a
una persona a aprovecharse de otra y a tratarla como mero objeto, obligándola a trabajos forzados,
o convirtiéndola en esclava a causa de una deuda.
Es indispensable incorporar el valor del trabajo, tal como fuera expresado por san Juan Pablo
II en su encíclica Laborem exercens. En realidad, la intervención humana que procura el pru-
dente desarrollo de lo creado es la forma más adecuada de cuidarlo. Emerge la necesidad de una
correcta concepción del trabajo. Cualquier actividad que implique alguna transformación de lo
existente. Cualquier forma de trabajo tiene detrás una idea sobre la relación que el ser humano
puede o debe establecer con lo otro de sí. El trabajo debería ser el ámbito de este múltiple de-
sarrollo personal, en el que se ponen en juego muchas dimensiones de la vida: la creatividad, la
proyección del futuro, el desarrollo de capacidades, el ejercicio de los valores, la comunicación
con los demás, una actitud de adoración.
Es necesario que “se siga buscando como prioridad el objetivo del acceso al trabajo por
parte de todos”. No debe buscarse que el progreso tecnológico reemplace cada vez más el trabajo
humano, con lo cual la humanidad se dañaría a sí misma. El trabajo es una necesidad, parte del
sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización
personal. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo. La
disminución de los puestos de trabajo “tiene también un impacto negativo en el plano económico
por el progresivo desgaste del ‘capital social’, es decir, del conjunto de relaciones de confianza,
fiabilidad, y respeto de las normas, que son indispensables en toda convivencia civil”. Dejar
de invertir en las personas para obtener un mayor rédito inmediato es muy mal negocio para
la sociedad. Es imperioso promover una economía que favorezca la diversidad productiva y la
creatividad empresarial. Por ejemplo, hay una gran variedad de sistemas alimentarios campesinos
y de pequeña escala, utilizando una baja proporción del territorio y del agua.
Para que haya una libertad económica de la que todos efectivamente se beneficien a veces
puede ser necesario poner límites a quienes tienen mayores recursos y poder financiero. Una
libertad económica solo declamada, pero en la que las condiciones reales impiden que muchos
puedan acceder realmente a ella y se deteriora el acceso al trabajo, se convierte en un discurso
contradictorio que deshonra a la política. La actividad empresarial puede ser una manera muy
fecunda de promover la región donde instala sus emprendimientos.
A las próximas generaciones podríamos dejarles demasiados escombros, desiertos y suciedad.
La dificultad para tomar en serio este desafío tiene que ver con un deterioro ético y cultural, que
acompaña al deterioro ecológico. El hombre y la mujer del mundo posmoderno corren el riesgo
permanente de volverse profundamente individualistas, y muchos problemas sociales se relacio-
nan con el inmediatismo egoísta actual, con las crisis de los lazos familiares y sociales, con las
dificultades para el reconocimiento del otro. Además de la leal solidaridad intergeneracional, se
ha de reiterar la urgente necesidad moral de una renovada solidaridad intrageneracional.
Posteriores palabras de Su Santidad Francisco en diálogo entre trabajadores y representan-
tes empresarios23 han sido: una enfermedad de la economía es la progresiva transformación de
los empresarios en especuladores; cuando la economía pierde contacto con los rostros de las
personas concretas, ella misma se convierte en una economía sin rostro; la doctrina social de
la Iglesia siempre ha visto el trabajo humano como participación en la creación que continúa
cada día, también gracias a las manos, a la mente y al corazón de los trabajadores; el trabajo
puede hacer mucho mal porque puede hacer mucho bien; el trabajo es amigo del hombre; los
hombres y las mujeres se nutren del trabajo: con el trabajo son “ungidos en dignidad”; hay que

23. Génova, 27-5-17. Cfr. https://opusdei.org/es-ar/article/papa-francisco-habla-al-mundo-del-trabajo/.


1230 Mario S. Fera

mirar sin miedo, pero con responsabilidad, las transformaciones tecnológicas de la economía y
de la vida; el verdadero objetivo a alcanzar no es el “cheque para todos”, sino el “trabajo para
todos”; sin trabajo para todos no habrá dignidad para todos; el trabajo de hoy y de mañana será
distinto, pero tendrá que ser trabajo, no pensión; sin trabajo se puede sobrevivir, pero para vivir
hace falta trabajo; la elección es entre sobrevivir y vivir; la empresa es ante todo cooperación;
el trabajo se vuelve “hermano trabajo” cuando junto a él hay tiempo de no trabajo, tiempo de
fiesta; el trabajo es el centro de todo pacto social; entre el trabajo y el consumo hay tantas cosas,
todas importantes y bonitas, que se llaman dignidad, respeto, honor, libertad, derechos, derechos
de todos, de las mujeres, de los niños, de las niñas, de los ancianos. Si malvendemos el trabajo
al consumo, con el trabajo pronto malvenderemos también todas esas palabras, sus hermanas:
dignidad, respeto, honor, libertad. No debemos permitirlo, y debemos continuar pidiendo trabajo,
generarlo, estimarlo, amarlo.
IV.d. Las hasta aquí reseñadas expresiones históricas y actuales emanadas de la Iglesia Ca-
tólica tienen suficiente elocuencia y claridad acerca de la urgencia de encarar acciones concretas
en los ámbitos nacionales, regionales e internacionales por parte de los actores involucrados
en el diseño y la ejecución de políticas sociales y laborales que resalten el valor de la persona
trabajadora como ser humano, con todas sus implicancias. Ello significa no solo permitir la bá-
sica satisfacción de sus necesidades de alimentación física, mental y espiritual, sino además su
conciencia de protagonista de la historia, con una identidad personal y social, la que no puede
lograrse sin participar –en la medida que fuera– de la creación mientras transita su ciclo vital
como ser humano. Y precisamente es el “trabajo” la herramienta que hace al hombre (mujer y
varón) protagonista de la historia.
Podrá pensarse que tales expresiones “humanistas” contrastan con los valores reales que
dominan o guían el acelerado ritmo impuesto, en las últimas décadas, por la tecnología y el
incontrolable escenario de diversificación de emprendimientos que se conducen por fines predo-
minantemente económicos. Sin embargo, como tantos otros temas en que la humanidad enfrenta
dilemas éticos con miras a un futuro posible que permita una convivencia pacífica, estimamos
que el de la adecuada distribución del trabajo “humano” y su consecuente retribución debe ser
encarado con responsabilidad inclusiva. La idea conductora de las políticas a trazar parece ser
la de encontrar modos de regulación que conjuguen la posibilidad de desarrollo de nuevos em-
prendimientos con la adecuada (digna/justa) protección social de quienes, ajenos a su titularidad,
involucren su prestación personal para llevarlos a cabo.

V. Breves ideas finales solo para condensar la urgencia que reclama la situación

V.1. Es necesario regular con mirada protectoria las diversas situaciones que expresan el
trabajo humano.
V.2. Es necesario sincerar al máximo posible los valores que subyacen en la actividad regu-
latoria de quienes intervengan en ella.
V.3. Se requiere una participación activa de los más diversos sectores afectados y/o interesados.
El tripartismo, en todas sus derivaciones, es el abanico mínimo de la convocatoria.
V.4. Correspondería –de una vez por todas– ampliar el horizonte de nuestra mirada; esto es,
nuestro enfoque acerca del objeto del derecho del trabajo como actividad humana en procura de
la continuidad de la labor creadora y el desarrollo humano.
V.5. Correspondería ampliar o resignificar (léase modernizar) el concepto de dependencia o
subordinación, con suficiente amplitud para aprehender las nuevas realidades.

Voces: DERECHO DEL TRABAJO - MODALIDADES DEL CONTRATO DE TRABAJO

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