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Intervención Arqueológica Preventiva en calle Clavel, 24 (Santiponce, Sevilla)

Alvaro Jiménez Sancho


Francisco Borja Barrera1

Resumen: La intervención en la calle Clavel viene a aportar nuevos datos a las propuestas más
actuales sobre la arqueología italicense. Con un enfoque geoarqueológico, la excavación pone
en evidencia los importantes movimientos de tierra llevados a cabo en Santiponce desde el siglo
XVII.

Abstract: Through a geoarchaelogical approch, excavation in Clavel street shows how important
soil removals from the 16th century distort the roman stratigraphy.

ANTECEDENTES.

La intervención realizada tiene como lugar de actuación la parcela del número 24 de la


calle Clavel, una vez realizado el derribo del inmueble existente para la construcción de nueva
planta de vivienda unifamiliar. Esta intervención se realiza para dar cumplimiento al dictamen
de la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico con fecha de 3 de noviembre de 2010, que
estableció la necesidad de realizar un sondeo estratigráfico y el control arqueológico de los
movimientos de tierra. No obstante, durante el transcurso del derribo se rectificó la cota de
rebaje necesaria de 80 cm a 40 cm. El sondeo se ha realizado mecánicamente, alcanzando la
marga tanto al fondo de la parcela como junto a la fachada.
Existen sobre el casco urbano poncino una serie de cautelas respecto a la afección del
subsuelo. El solar en cuestión forma parte de la delimitación de la Zona Arqueológica de Itálica,
por lo que cuenta con las medias protectoras de cualquier Bien de Interés Cultural. Santiponce
cuenta con una Sectorización del área que comprende dicha Zona Arqueológica. Atendiendo al
citado documento el solar se ubica en el denominado Sector 1, área urbana consolidada, que
cierra básicamente el caserío histórico de Santiponce; por lo que su cautela arqueológica sería
de Grado 2.

CONTEXTO HISTÓRICO ARQUEOLÓGICO.


Itálica es un yacimiento destacado en el panorama arqueológico de la Península Ibérica.
Esta consideración viene dada por la confluencia de dos circunstancias que, a su vez, definen el
estado actual de su conocimiento. Por un lado, los restos de la ampliación adrianea han
presentado una visión monumental de una zona urbana, que en realidad es una parte efímera de
la ciudad. Por otro lado, la abundante información epigráfica ha permitido el desarrollo de una
fértil prosopografía en la que destacan los dos emperadores italicenses. De esta manera, el
propio prestigio que ha tenido el yacimiento como primer asentamiento romano en la Península,
según Apiano, ha llevado a la consideración de Itálica como uno de los yacimientos romanos de
Europa occidental más conocidos. No obstante, de acuerdo con la forma de entender
actualmente la investigación arqueológica, debemos considerar que, en líneas generales, la
información sobre Itálica es más deficiente de lo que este panorama aparenta.
La propia historiografía de Itálica refleja de manera nítida la evolución de la
Arqueología Clásica en España desde el siglo XVIII. En los últimos años, se han desarrollado
estudios historiográficos que analizan estas circunstancias y su influencia en la manera de
comprender el yacimiento, evidenciando las carencias a las que hoy nos enfrentamos. Como
prueba más clara de ello es el desequilibrio existente entre la bibliografía relativa a la zona
urbana del periodo adrianeo y aquella referente al yacimiento que se extiende bajo la actual
población de Santiponce. El panorama arqueológico resultante no sería muy diferente al del
resto de yacimientos romanos del Bajo Guadalquivir sino fuera por las particularidades de
Itálica. A nivel meramente estratigráfico, las hipótesis de reconstrucción urbana son casi
inexistentes y parecen la aplicación de arquetipos de otros asentamientos romanos.
Un ejemplo de las deficiencias de este conocimiento es el caso de la paleogeografía que
permita establecer espacialmente el origen y evolución de la ciudad, así como relacionar e
interpretar topográficamente los diferentes hallazgos, no sólo a nivel específico del
asentamiento sino también a nivel zonal, sobre todo en lo que se refiere a la Vega.
Precisamente, los cambios en el trazado del curso del río a lo largo de los siglos y la topografía
italicense han sido argumentos continuamente utilizado a la hora de presentar síntesis sobre la
historia del yacimiento. Así pues, las interpretaciones sobre ocupación del territorio y relación
con el entorno no son posibles sin un análisis geoarqueológico2.

Problématica arqueológica.

La particularidad del solar que nos ocupa viene determinada por su ubicación en una de
las zonas con más importancia del yacimiento a tenor de los descubrimientos. En concreto, en la
ladera sur del conocido como cerro de San Antonio. Topográficamente estaríamos en el
contorno del borde de la marga que mira a la Vega. Teniendo en cuenta las intervenciones
próximas del teatro sería una zona intramuros ocupada al menos desde el siglo V a.C., y cuya
evolución urbana hubo de estar determinada por su cercanía al centro oficial de la ciudad desde
época augustea.

Desarrollo de los trabajos

Los trabajos arqueológicos, consistentes en el rebaje completo del solar y la realización


de dos sondeos hasta alcanzar la marga, se han desarrollado entre los días 29 de abril y 4 de
mayo de 2011.
El inmueble de la calle de Clavel número 24 se localiza en la mitad oriental del casco
histórico del municipio de Santiponce (Sevilla), a unos cien metros al sur del Teatro Romano de
Itálica. Desde el punto de vista topográfico, el sitio ocupa la parte alta de la margen izquierda de
una antigua vaguada, cuyo eje coincide aproximadamente con el trazado de la actual calle Real.
El registro sedimentario del subsuelo de dicho solar se ha estudiado partir de la apertura
mecánica de una cata de unos 2 x 2 m de planta, y una profundidad cercana a los 2,5 m. Dicha
operación ha permitido la identificación de diferentes unidades estratigráficas, así como la toma
de muestras para los correspondientes análisis y pruebas.
Por otra parte, y al objeto de contextualizar desde el punto de vista paleogeográfico el
registro obtenido en la presente investigación, se ha hecho uso de la información aportada por
dos sondeos rotatorios realizados en puntos cercanos al área de estudio (Fig. 1). Estas
perforaciones fueron realizadas hace un par de años en el seno de la investigación que lleva a
cabo el Conjunto Arqueológico de Itálica en la zona, localizándose uno de ellos en la calle
Velázquez, al noroeste del inmueble que estamos analizando, y el otro al sureste, en la calle
Real, cerca de la confluencia de dicha vía con la calle Mesones3. Asimismo, y a fin de concretar
una sección transversal NW-SE en la cual encajar el corte levantado en la calle Clavel nº 24, se
ha incorporado la información procedente de una excavación realizada en 2008 en la calle
Nuestra Señora del Rosario, 244.(fig.2)

CARACTERIZACIÓN E INTERPRETACIÓN DEL REGISTRO


GEOARQUEOLÓGICO
El registro geoarqueológico del solar de la calle Clavel número 24 se ha valorado en
base al análisis realizado a partir de la cata arqueológica practicada en el sector central del
mismo y en la fachada (fig.3); concretamente, a partir del perfil levantado sobre la pared
occidental de dicha apertura. Siguiendo las líneas maestras del esquema metodológico
comentado en otros trabajos5, se han identificado cuatro grandes unidades geoarqueológicas
(UGA) (fig.4). La inferior corresponde al substrato geológico de Margas Azules, y las tres
restantes constituyen sendas Formaciones Superficiales Antrópicas de muy diversa génesis y
adscripción cronológica, como se verá a continuación.

UGA 1. Margas Azules (techo alterado pre-ocupacional): La unidad con la que arranca
el registro geoarqueológico de la calle Clavel (+13 / +13.30 m snm) corresponde al techo
evolucionado de la formación geológica conocida regionalmente como Margas Azules. Dicho
material corresponde al afloramiento de un potente depósito de arcillas de origen marino de
edad Messiniense (Mioceno superior), las cuales constituyen el comienzo de la serie
sedimentaria del final de la Era Terciaria en la Depresión Inferior del Guadalquivir (< 5
millones de años). En fresco, esta roca sedimentaria presenta un peculiar color gris-azulado, de
ahí el nombre con el que se la conoce. Pero a medida que se meteoriza en contacto con la
intemperie va adquiriendo la tonalidad pardo-amarillenta característica de las vegas y campiñas
del Bajo Guadalquivir y el prelitoral onubense. El tramo culminante de las Margas Azules suele
verse afectado, además de por los procesos de alteración geoquímica, por procesos de
edafización propiamente dicha, que ayudan asimismo a cambiar su coloración inicial. A causa
de ello, allí donde afloran sin verse erosionadas, es habitual la presencia motas blanquecinas
debidas a la concentración de carbonatos pulverulentos y/o nodulares, así como manchas ocres y
amarillentas precedentes de la evolución del abundante hidróxido de hierro que incorporan, lo
que explica el mencionado cambio de coloración. También es normal que esta formación altero-
edafizada se vea sometida a procesos de meteorización mecánica de diversa índole, entre los
que destaca el desarrollo de grietas de retracción, así como de fenómenos de erosión y desalojo
de materiales que son arrastrados ladera abajo, hasta que se acumulan allí donde la suavidad de
las pendientes lo permiten o lo induce la acción humana (manejo agrícola, terraplenados, etc.).
El afloramiento de las Margas Azules de la base del corte de la calle Clavel exhibe los típicos
rasgos de una alteración carbonatada, así como restos de una prolija red de grietas de retracción
de dimensiones decimétricas, las cuales aparecen decapitadas y selladas por materiales de las
unidades superiores (UGA 2 y 3). Aunque no ha aparecido ningún fragmento cerámico asociado
al relleno de las grietas, no hay por qué descartar que la etapa funcional de las mismas se diera
en un periodo coetáneo a la presencia humana en el entorno.

UGA 2. Suelo-Coluvión (Turdetano-Republicano?). A modo el techo alterado de las


Margas Azules se distingue una segunda unidad geoarqueológica, la cual se caracteriza, en
términos generales, por ser la primera Formación Superficial Antropizada de la secuencia
general. Esto es, por ser el primer elemento edafo-sedimentario identificable como correlativo
de la presencia humana en este sector del emplazamiento urbano italicense. Este material
presenta una textura muy levemente terrosa y bastante homogénea, y una matriz limo-arcillosa
de tono pardo-grisáceo con manchas ocres (Fe) y nódulos de carbonato (CO3Ca). Incorpora
gravilla arqueológica y carbón, así como fragmentos de cerámica roja a torno y otros de
cerámica a mano, claramente prerromanas. Todo lo cual nos permite hablar, en primer lugar, de
una formación superficial levemente removida, contaminada por restos de procedencia humana
y poco desplazada en su conjunto. Su matriz limo-arcillosa y la inclusión de nódulos
carbonatados indican que ésta debe proceder del desmantelamiento de los suelos pardos que
debieron coronar, con anterioridad a la presencia humana, el techo alterado de las Margas
Azules. Su textura y el contacto progresivo, aunque nítido, con la unidad inferior (UGA 1),
donde, como hemos indicado, se conservan fosilizados los ápices del sistema de grietas de
humectación-desecación, hablan de que para su formación, antes de que se produjera su
truncamiento (UGA 3) o su sepultación definitiva por la unidad culminante (UGA 4), se habría
requerido de un cierto manejo antrópico, posiblemente de carácter agrícola. La cronología de los
materiales arqueológicos que aparecen embalados en su interior –restos de cerámica de
adscripción romana sin mayor determinación junto a otros de fabricación a mano mucho
anteriores– invitan a pensar que la conformación de este suelo levemente coluvionado fue
coetánea tanto de la inicial presencia humana en el área como del proceso de ocupación romana
del entorno, manteniéndose libre de una nueva incorporación de materiales hasta mucho
después (UGA 4).

UGA 3. Tell ocupacional romano. Cortando verticalmente a las dos unidades anteriores en el
sentido de la antigua pendiente del terreno (ladera abajo hacia el eje aluvial del acalle Real), se
dispone un nuevo acúmulo de material muy heterogéneo con abundante incorporación de restos
constructivos y matriz terrosa de origen exclusivamente humano y cronología romana, sin
mayor determinación por ahora. Esta unidad se interpreta, desde el punto de vista de su génesis,
como un acarreo, como una incorporación intencionada que contribuye a conformar la “colina
artificial” de la antigua ciudad de Itálica, o sea, el tell urbano propiamente dicho. Frente a las
unidades UGA 1 y UGA 2, hay que destacar el hecho de que en este caso la componente
humana es la única responsable de su configuración como unidad estratigráfica, de ahí que nos
hayamos inclinado por emplear el término de tell-ocupacional para identificarla.

UGA 4. Tell ocupacional post-romano. La unidad geoarqueológica culminante de la secuencia


de la calle Clavel puede caracterizarse, al igual que en el caso anterior, como una nueva
Formación Antrópica Ocupacional, generada con toda probabilidad en un contexto cronológico
plenamente post-romano, posiblemente de carácter subactual. Compone un acúmulo
heterogéneo de límite inferior ondulado, que muestra una abundante presencia de materiales de
construcción de filiación reciente (hormigón). Su registro arqueológico parece indicar que
estamos ante una operación de remodelación urbana del área de época contemporánea, la cual
anula definitivamente la referencia topográfica de época romana.

SÍNTESIS PALEOGEOGRÁFICA

De cara a la reconstrucción paleogeográfica del área de estudio, la secuencia


geoarqueológica del solar de calle Clavel número 24 se ha incluido en una sección transversal
levantada entre las calles Nuestra Señora del Rosario (SE) y Velázquez (NW), pasando por la
calle Real (Fig. 5). Su análisis conjunto permite integrar el registro del mencionado inmueble
en la evolución general de la vaguada que discurría bajo la actual calle Real, para lo cual se han
distinguido las siguientes fases paleogeográficas:

‐ 1. Fase Pre-urbana
El proceso geológico de sedimentación de las Margas Azules (final de la Era Terciaria)
no posee, obviamente, ningún tipo de interés geoarqueológico. Cosa bien diferente ocurre con la
transformación subaérea que opera a techo de esta roca de arcillas carbonatadas, una vez que
queda expuesta a la intemperie (meteorización –química y/o física–, edafización,
desplazamiento y sedimentación de partículas, etc.). Estos procesos naturales, por el contrario,
sí pueden darse simultáneamente a la presencia humana, salvo que, en un determinado momento
de la evolución, la ocupación del sitio se haga estable y propicie, tras adquirir un carácter
plenamente urbano, la incorporación al registro sedimentario de algún tipo de depósito
correlativo (Formaciones Superficiales Antrópicas). De concurrir tales circunstancias, lo
habitual es que se asista a la inhibición de tales procesos y la fosilización de sus vestigios.
También puede acontecer que, habiéndose llegado a conformar este tipo de horizontes alterados
y/o edafizados, éstos hayan desaparecido finalmente del registro pasto de la erosión posterior.
Desde el punto de vista de la reconstrucción paleogeográfica del entorno de la calle
Clavel número 24, lo más destacable en relación a esta primera fase de la misma, es que en
todos los puntos analizados en la transversal aparecen testimonios del techo alterado y agrietado
de las Margas Azules incluyendo en su seno fragmentos cerámicos prerromanos (s. III a.C. -?- o
anteriores), salvo en el caso de la calle Real. Aquí parece ser que dicho perfil de alteración-
edafización, o no existió nunca o, por el contrario, fue decapitado merced a las condiciones
erosivas dominantes en el fondo de este eje aluvial. Puede decirse, por tanto, que durante el
periodo previo a la ocupación turdetana-republicana de este sector de la ciudad, mientras que en
las laderas de la antigua vaguada de la calle Real (Calle Velázquez, calle Clavel y calle Nuestra
Señora del Rosario…) el substrato margoso estaba edafizándose y/o agrietándose (sin que la
presencia humana, aún existiendo, fuera lo suficientemente intensa como para generar el
correspondiente depósito correlativo), el eje del desagüe funciona bajo condiciones erosivas,
encajándose paulatinamente en las arcillas del substrato y desalojando los sedimentos que
pudieran ser arrastrado por las vertientes hasta el fondo del valle.

– 2. Fase ocupacional Turdetano / Romano Republicana


Si se analiza el conjunto de la transversal, se aprecia cómo en las localizaciones ubicadas
en sus extremos (calle Nuestra Señora del Rosario al SE, y calle Velázquez al NW) se conserva
la huella de una cierta presencia humana estable, la cual puede adscribirse cronológicamente al
periodo anterior al cambio de Era. En el primer caso (nuestra Señora del Rosario), la secuencia
geoarqueológica denota un impacto humano sobre el territorio, que induce la génesis de un
depósito coluvional, seguido de una plena ocupación de la zona; en el caso de la calle
Velázquez la situación es la contraria: para las fechas en cuestión lo que se identifica es un
episodio de plena ocupación, seguido de la incorporación de un depósito coluvional, que puede
ser interpretado como un relleno de abandono que sucede a la ocupación anterior; o bien como
el resultado de la preparación del terreno vinculado con el siguiente episodio constructivo ya
plenamente romano. De nada de esto queda pruebas materiales en el registro de la calle Real,
donde la erosión y el desalojo de materiales siguen predominando, casi con toda seguridad,
hasta el final de esta segunda fase. Ni tampoco en el perfil de la calle Clavel, donde reinan unas
condiciones de estabilidad asociada a un posible uso agrícola de la zona, como demuestra el
hecho de que el horizonte que corona la formación arcillosa, aun acogiendo restos de material
arqueológico prerromano, también incluye cerámica plenamente romana. Tales circunstancias
podrían estar indicando que en el solar que estudiamos la exposición a la intemperie del
substrato alterado se prolongó por más tiempo que las calles Nuestra Señora del Rosario o
Velázquez, donde pronto se afianzó una ocupación humana más o menos estable (ss. II- I a. C.).
Con respecto a cómo se muestran los testimonios de esta fase paleogeográfica –y en
concreto ante el hecho reiteradamente contrastado de la incorporación de fragmentos cerámicos
prerromanos tanto en el techo alterado de las Margas Azules, como en el tell-coluvión
Turdetano-Republicano (pre-ocupacional) con el que suele inaugurarse la presencia estable de
este sector de la vieja ciudad de Itálica– hemos venido manejando dos hipótesis diferentes: que
la entrada de dichos restos arqueológicos se hubiera producido con antelación a la fase erosiva
que decapita el techo de las Margas Azules y da origen a la formación coluvional; o que,
contrariamente, la incorporación de dichos fragmentos cerámicos a las formaciones
superficiales se produjera una vez que hubiera concluido dicho proceso erosivo y hubieran
quedado diferenciados, por una parte, el techo alterado de la roca arcillosa y, por otra, el
coluvión propiamente dicho.
Este es un asunto clave desde el punto de vista del análisis paleogeográfico, ya que si
dichos procesos erosivos hubieran ocurrido con anterioridad a la incorporación de los
fragmentos cerámicos al registro general, tal impacto sobre el territorio podría ser fechado como
anterior a la “primera” presencia humana estable en la zona. De ser así, la actividad humana
sobre el área (¿deforestación?, ¿agricultura?…) que podría haber constituido el desencadenante
de dichos procesos de erosión-acumulación sería más antigua que la romanización de este
ámbito. Habría que buscar entonces una casusa natural que hubiera provocado el cambio de
tendencia, desde unas condiciones proclives a la edafización que favoreció el desarrollo de los
suelos pardos, a otras bajo las que predominaran los procesos erosivos que los desmantelaran y
dieran lugar a la conformación de coluviones en las laderas. Que sepamos, en el marco de las
campiñas de la Baja Andalucía, esto podría haber ocurrido en el transcurso del III milenio a.C.6,
acompañando a la importante crisis de aridez que se registra durante el Calcolítico. Ahora bien,
de aceptarse este presupuesto, necesariamente tendríamos que tener algún tipo de depósito
correlativo de tales procesos en el fondo de la vaguada de la calle Real. Dado que esta premisa
no se cumple, hemos de abrazar una segunda posibilidad, bajo la que, contrariamente a lo
planteado en anterior hipótesis, la actividad del ser humano hubiera sido la responsable del
desencadenamiento de la fase erosiva que removilizó los horizontes edáficos que coronaban el
techo de las Margas Azules, dando origen a las formaciones coluvionales. En este caso, los
restos cerámicos localizados a techo de la formación geológica margosa y en el seno de los
coluviones se habrían incorporado al registro con anterioridad a que el techo de las Margas
Azules hubiera sido erosionado y sus materiales removilizados ¿Pero cuándo? Según las
cronologías que aportan los depósitos correlativos a este proceso de desmantelamiento del techo
de las Margas Azules encontrados, según se aprecia en la sección transversal, en el fondo del
relleno de la vaguada (calle Real), este cambio de tendencia debió producirse, teóricamente,
durante los momentos inmediatamente anteriores al cambio de Era.

– 3. Fase ocupacional Romana


En lo que respecta al eje de la vaguada de la calle Real, en este momento se advierte un
llamativo cambio de tendencia: los procesos erosivos cesan y se instalen unas condiciones
favorables a la acumulación de materiales en el fondo de la misma, siendo posible distinguir tres
episodios aluviales superpuestos, el último de los cuales podría corresponder ya a época
imperial (s. I d. C.). Las causas de este cambio de tendencia ya han sido explicadas en el párrafo
anterior y tiene que ver con el incremento y la disponibilidad de material para ser acumulado en
el fondo de la vaguada que induce la transformación urbana a la que se somete este ámbito de la
ciudad a mediados del s. I a C., sin descartar que ello acarreara un cierto control sobre el
desalojo de las aguas urbanas en este momento. A esta fase, pues, cabe adscribir las unidades de
tell urbano referidas como UGA 3 en el perfil de calle Clavel, cuya estructura denota un fuerte
control de la topografía (fuerte inclinación del terreno), así como el tramo intermedio del
registro de calle Velázquez, y con ella se mitiga la importante caída topográfica que hasta esos
instantes suponía la presencia de la antigua vaguada de la calle Real.

– 4. Fase ocupacional post-Romana


El cambio definitivo del paisaje de este sector de Itálica se da con el cierre de la ciudad
romana y el paso a una etapa de recesión y abandono de la que pocos detalles pueden aportarse
hasta llegada la edad Moderna-Contemporánea. Son las acumulaciones correspondientes al final
de este periodo los que corona la secuencia en calle Clavel, testimoniándose así un importante
hiato ocupacional del área, el cual es común al conjunto de las localizaciones incluidas en la
transversal.

CONCLUSIONES.

Los resultados de esta intervención deben engrosar la información arqueológica que en


los últimos años se ha visto cualitativamente enriquecida gracias a los análisis geoarqueológicos
del profesor Borja y, en concreto para la zona que nos ocupa, las recientes investigaciones que
se han llevado en el Teatro. Ello permite que podamos contextualizar los datos recuperados en
la calle Clavel, 24, aunque sean de índole geomorfológica principalmente.
Esta zona del yacimiento, hoy por hoy la mejor conocida del núcleo urbano, está
caracterizada por estar próxima al borde del cerro sobre el que se ha formado el tell de Itálica,
cuya importancia topográfica deriva de su posición frente a la Vega.
Con anterioridad a cualquier resto de presencia humana, la colina presentaría un proceso
natural de edafización caracterizado por la formación de grietas en la superficie del sustrato de
margas que podían alcanzar en los periodos estivales hasta 2 m de profundidad.
Los datos ahora recuperados permiten reafirmar la hipótesis que, a diferencia de lo que
hoy se percibe, la superficie horizontal de la marga avanzaba más hacia el Este. La
reconstrucción de esta zona viene dada por varias evidencias documentadas en el Teatro, sobre
todo la existencia de una cloaca, los rellenos más antiguos documentados en la excavación junto
a la valla de la calle Velázquez y la perforación geotécnica realizada en el solar de enfrente.
Ambos muestran estratigrafías similares. El geotécnico alcanzó la marga, sobre la que se
documentaron rellenos antrópicos propios de la formación del tell, los cuales se identificaron en
el sondeo 2 de la campaña 2009 en el teatro y se pudieron fechar en el siglo II a.C. De ello se
desprende que la marga no presenta borde en este punto, si trasladásemos las cotas de la zona
junto al mirador, sino que avanza horizontalmente hacia el Este. Esto queda reforzado con el
hallazgo de una cloaca anterior al Teatro, cuyo trazado y leve pendiente imposibilita la
existencia de dicho borde continuando lo visto en la zona del mirador (considerando que esta
canalización certifica una urbanización que se adapta a la superficie del terreno). Por tanto,
avanzando la zona plana del tell, entendemos que aquí el cerro tendría en planta una forma
cóncava, lo cual fue aprovechado para proyectar posteriormente el Teatro.
La aparición de la marga agrietada, al menos, a la cota +15.00 m en el solar que nos
ocupa, está muy próxima los +16 m de la perforación antes señalada. Por tanto podemos
concluir que ese nivel de base es más o menos horizontal hasta la línea de medianeras entre las
casas de la calle Clavel y las de la calle real
A nivel arqueológico, la implantación de Santiponce ha supuesto una transformación
topográfica ascendente, tomando como referencia la cota de la Vega, en nuestro caso la calle
Real y por tanto se ha ido desmantelando la estratigrafía del tell de abajo a arriba.

1
Departamento de Historia II. Universidad de Huelva.
2
Borja, F. (2006). “Geoarqueología urbana: Las ciencias de la tierra llegan a la ciudad”. En: A. Quirós (Comp.):
Ciencias y Técnicas en intervenciones arqueológicas: la aplicación del análisis geomorfológico y geoarqueológico
en las intervenciones arqueológicas”. IAPH/CODLFLCS. Programa de Formación (2006-2007). 17 págs.
3
Borja, F. y Borja, C. (en preparación). Estudio de Geoarqueología Urbana y Reconstrucción Paleogeográfica de la
ciudad antigua de Itálica. Consejería de Cultura, Junta de Andalucía.
4
Jiménez, A. (2008). Informe Preliminar. Control Arqueológico de movimientos de tierra en Ntra. Sra. del
Rosario, 24. Santiponce (Sevilla). 28 págs.
5
Borja, F. (1993). "Formaciones Superficiales Antrópicas. Aportación al estudio del proceso holoceno de
antropización de los sistemas naturales". Arqueología Espacial, 16-17:29-39.
6
Véase por ejemplo: Borja, F. (2010). “Los paisajes antiguos y actuales del Guadiamar. Una aproximación
ecosistémica”. Págs. 51-64. En F. Amores (Ed.) De la Tierra al sol. Editorial El Viso. Sevilla. Borja, F. y Díaz Del
Olmo, F. (en prensa). “Estudio geomorfológico del Yacimiento de Amarguillo II (Los Molares, Sevilla).
Aproximación a la Paleogeografía de las Campiñas de Andalucía Occidental durante el Holoceno Medio-
Superior”. En R. Cabrero (coord.) Monografía de la excavación de El Amarguillo II; -Díaz del Olmo, F.; Campos,
J. M. y Borja, F. (1993). "Carrión de los Céspedes en la Campiña de Tejada: ocupación y transformación del
territorio". Historia de Carrión de los Céspedes (Sevilla). Págs.: 25-54. M. García (Coord.). Ed. Muñoz Moya y
Montraveta, Sevilla.
Pies de figuras de Intervención Arqueológica en calle Clavel, 24 Santiponce

Figura 1. Localización de los sondeos rotatorios de la calle Velázquez y la calle Real, y disposición de la
transversal levantada entre los mismos, incluyendo los cortes arqueológicos de la calle Clavel número 24, objeto de
nuestro estudio, y Ntra Sra del Rosario número 24.

Figura 2. Imagen del solar desde el fondo sur de la parcela.

Figura 3. Imagen del afloramiento margoso en la línea de fachada.

Figura 4. Síntesis de la secuencia geoarqueológica levantada en el corte del solar de la calle Clavel número
24 (Santiponce, Sevilla) (UGA: Unidades Geoarqueológicas)

Figura 5. Sección transversal de la secuencia geoarqueológica y las fases paleogeográficas en torno al


levantamiento del solar de la calle Clavel 24 (Santiponce, Sevilla)

FIG.1
Fig.2
Fig.3

Fig.4
Fig.5

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