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El 16 de marzo se decretó el inicio del período de aislamiento social, el cual ha sido extendido

hasta el 30 de junio y con ello se registró una caída abrupta de la economía sin precedentes. El
período de aislamiento, medida orientada a preservar la salud pública, considera tanto la
suspensión total o parcial de la mayoría de actividades consideradas no esenciales, como el
confinamiento obligatorio de las familias. Esta medida provocó que el PBI registre una contracción
de 16,3 por ciento en marzo y de 40,5 por ciento en abril. Con el anuncio de las cuatro fases de
reanudación de las actividades económicas por parte del Gobierno, se espera una menor caída en
mayo por el inicio de la primera fase; con lo que se iniciaría una recuperación de la economía, en
particular desde el tercer trimestre del año.7
Para 2020 se prevé un crecimiento de 1,3 por ciento, año marcado por el impacto del shock de
oferta por el aislamiento social obligatorio en un contexto de pandemia global dirigido
principalmente a la actividad avícola.

se espera un crecimiento del sector de 3,6 por ciento, en base al dinamismo de la agricultura
orientada tanto al mercado externo como interno y de la actividad del subsector pecuario.

El PBI del sector minería metálica se redujo 0,8 por ciento en 2019, debido a la menor producción
de: (i) oro, debido a menores resultados en Barrick y Buenaventura y (ii) zinc, por menores leyes
de Antamina. Por otro lado, la producción de cobre se incrementó 0,8 por ciento por la mayor
producción de Southern, la cual fue compensada por la menor producción de Cerro Verde,
Toromocho y Constancia. La producción del sector disminuyó 6,3 por ciento en el primer trimestre
de 2020. La caída se explica por la menor producción en el mes de marzo (-23,1 por ciento) por el
inicio de la cuarentena desde mediados del mes; los metales que más se redujeron en el primer
trimestre fueron oro (-14,3 por ciento) y cobre (-12,7 por ciento)

En cuanto a la actividad económica por el lado de la demanda, se observó una contracción del
gasto privado en el primer trimestre de 2020, explicado por unacaída de 16,9 por ciento de la
inversión y de 1,7 por ciento del consumo. Por un lado, la suspensión de actividades detuvo la
ejecución de varios proyectos de inversión, tales como Quellaveco, la nueva refinería de Talara y la
edificación de conjuntos habitacionales y de centros comerciales. Por otro lado, el efecto del cese
de actividades sobre el empleo y los ingresos de los hogares afectaron sus decisiones de consumo.
En el frente externo, las exportaciones mostraron un desempeño negativo (-11,1 por ciento) por
una ralentización de la demanda global y la limitación a la producción local de empresas mineras,
textiles y de metalmecánica.

En 2021, el
crecimiento ascendería a 11,5 por ciento apoyado en el efecto positivo de las medidas de estímulo
sobre el gasto privado, la recuperación de la confianza y las mejores condiciones del mercado
laboral y de la demanda global.
La proyección de crecimiento del presente Reporte presenta una mayor varianza debido al
carácter incierto del impacto del COVID-19, en particular porque a la fecha no ha concluido el
proceso de expansión del mismo. Según la última Encuesta de Expectativas Macroeconómicas, los
distintos agentes estiman una caída del PBI de entre 1,8 y 9,5 por ciento para 2020 y una
recuperación en 2021, de entre 3,0 y 6,0 por ciento

Los
choques de oferta y demanda agregadas vienen generando una contracción de la brecha de
producto sin precedentes (diferencia entre el PBI y su tendencia de largo plazo), llegando en 2020
a 15,5 por ciento, siendo su peor registro histórico. Los choques de oferta (disminución de la
oferta laboral y restricciones logísticas) serán menos persistentes que los choques de demanda
(desempleo, caída de ingresos y pesimismo de consumidores e inversionistas).
En 2020 se espera que la inversión privada disminuya 30 por ciento por la caída de las expectativas
sobre la economía, lo cual se refleja principalmente en una menor inversión en el sector
construcción. Es de resaltar que esta caída se da principalmente en el segundo trimestre por las
medidas de confinamiento decretadas por el gobierno. Esta proyección incorpora un efecto
positivo e importante de las medidas fiscales, monetarias y regulatorias dirigidas a sostener la
cadena de pagos y a inyectar liquidez. Bajo estos supuestos, en 2021 se espera una recuperación
de la inversión privada de 20 por ciento, con lo cual aún no alcanzaría los niveles de 2019. Este
crecimiento en 2021 se da en el contexto de elecciones generales, lo cual podría incrementar la
incertidumbre sobre la economía en la primera parte del año.
La proyección de crecimiento de la inversión pública se revisa de 6,0 a -8,5 por ciento para 2020, y
se proyecta un incremento de 9,0 por ciento para 2021. La revisión a la baja en 2020 se explica por
la interrupción de las actividades desde mediados de marzo, la que incluye al sector construcción.
Se espera una importante recuperación de la inversión pública en el segundo semestre, pero, al
igual que con los otros componentes del gasto agregado, la contracción del periodo de aislamiento
social determinaría una cifra negativa en el año
La contracción del PBI en 3,4 por ciento en el primer trimestre del año contrasta con los resultados
de países vecinos

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