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Los países del Golfo Pérsico se encuentran en un momento crucial para asegurar su

influencia como bloque económico a nivel mundial a causa de las carencias energéticas que
imperan en el mundo occidental y de la carrera por darle una última vida a los combustibles
fósiles antes de que la transición energética cobre mayor fuerza. De esta manera, son dos
puntos cruciales que definirán el futuro de estos países: La adaptación a los cambios en los
mercados energéticos y la nueva alineación de poderes en Medio Oriente.

Ante el espectro de incertidumbre que reina sobre los combustibles fósiles, las naciones del
Golfo están comenzando a realizar grandes inversiones en infraestructura y reingeniería
para obtener el máximo provecho del petróleo y el gas natural antes de que las restricciones
sean más exigentes a raíz de que las condiciones climáticas requieran medidas más estrictas
para hacer frente al cambio climático o como The Economist lo define: “ser los últimos en
mantenerse en pie”. Dichas inversiones cuantiosas obedecen a una estrategia que es simple
pero temeraria: producir hasta el tope durante 20 años y luego (se estima que para 2045)
utilizar las ganancias para realizar inversiones en tecnologías renovables (sistemas de
hidrógeno, energía y desalinización) que gracias a su dinamismo pueden generar una gran
cantidad de puestos de trabajo.

Independientemente de los cambios estructurales que se realicen en los países del Golfo, es
inminente que su influencia en la economía mundial seguirá presente debido a sus reservas
de petróleo y gas, que se han visto beneficiadas por la intervención de Rusia en Ucrania
(una bonanza energética estimada por 3.5 billones de dólares en los próximos cinco años
para Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Bahréin, Kuwait y Omán). De esta
manera, los cambios geopolíticos de la era contemporánea han hecho que países como
Estados Unidos o Unión Europea traten de aliviar sus disputas con los países del Golfo
pues ahora los consideran una pieza clave para el suministro de energéticos. En la zona del
Golfo Pérsico también están reviviendo las relaciones geopolíticas debido a la
configuración del mundo actual –un mundo multipolar–donde Estados Unidos cada vez va
perdiendo más influencia. De este modo, han surgido acuerdos que obedecen a la dicotomía
aliados-enemigos en respuesta a los diferentes intereses en la región del Golfo. Tal es el
caso de la zona de influencia del cinturón norte encabezada por Irán, Irak, Líbano y Siria; y
su opuesto, los Acuerdos de Abraham, firmados en 2020, conformado por Israel, Emiratos
Árabes Unidos y Egipto (incluso se habla de la anexión de Arabia Saudita y Jordania y una
expansión internacional con India).

Los Acuerdos de Abraham además de ser una medida de protección contra los drones y
misiles iraníes, pretenden fortalecer el comercio aprovechando la cercanía entre países (de
hecho, Israel ha realizado más de medio millón de viajes hacia Emiratos Árabes Unidos y
los países del Golfo han invertido 22 mil millones de dólares en Egipto este año). Además,
se habla de que Emiratos Árabes Unidos quiere ampliar su influencia (que ya gobierna en el
Cuerno de África) convirtiendo a Dubái en el nuevo centro financiero mundial.

A pesar de esto, la estabilidad está lejos de arribar a la región a causa de los conflictos
(internos y externos) y a la autocracia que subyuga sobre estos países desde hace tiempo.
Esto puede socavar todas las estrategias económicas en torno a la transición energética. Por
ejemplo, la salida de tropas estadounidenses de Afganistán e Irak crea un ambiente de alerta
y un llamado a buscar nuevos aliados ante la influencia que podría ejercer Irán sobre la
zona a través de una carrera armamentista que se traduciría en un incremento del gasto
militar con la producción de armas bélicas y nucleares.

Datos cruciales:
1) La inestabilidad está arraigada a la historia del Golfo Pérsico. Durante 20 años las
guerras y levantamientos se han traducido en 1 millón de personas fenecidas de
manera violenta y una reducción de su participación en el Producto Interno Bruto
(PIB) Mundial de 4% en 2012 a 3% en 2022.
2) Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos pretenden incrementar la producción de
barriles de petróleo a 16 millones por día en el mediano plazo (3 millones más que
en 2022) y así aumentar su cuota de mercado a medida que conseguir el energético
se vuelva más difícil debido a las restricciones impuestas por los gobiernos locales.
3) Qatar aspira a convertirse en el productor líder de gas natural licuado (GNL) gracias
a la ampliación de su proyecto North Field que le permitirá incrementar su
producción (actualmente su objetivo de producción representa 33% de todo el GNL
mundial producido durante 2021).
4) Derivado de los conflictos energéticos en Occidente, la participación de los países
del Golfo Pérsico se ha incrementado. Las exportaciones de petróleo y gas en
Europa se estiman podrían aumentar entre 10-20%.
5) Dentro de la zona de Medio Oriente, la influencia de los países del Golfo se
encuentra en su mejor momento desde 1981, que se traduce en una participación de
60 puntos porcentuales del PIB regional.
6) En el mundo financiero, se espera que los 3 billones de dólares en reservas y activos
pertenecientes a la zona del Golfo se incrementen y que se conviertan en
inversiones en el extranjero.

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