Enrique López Albújar fue un escritor y poeta peruano. Es reconocido
como el iniciador de la corriente indigenista del siglo XX y el primer narrador en construir una imagen creíble del indio peruano. Sin embargo, su obra más conocida es “Matalaché”, novela que narra la historia de amor entre un esclavo mulato y la hija de un hacendado criollo. Enrique López Albújar nació en Lambayeque el 23 de noviembre de 1872 en la hacienda Pátapo, donde su padre trabajaba. Por sus venas corría sangre española, indígena y africana. Su infancia transcurrió en Piura, por lo que se consideró piurano. Sus estudios secundarios los realizó en Lima, para luego ingresar a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos donde cursó Derecho. A la vez se dedicó a la política y periodismo, escribiendo contra el militarismo en la política de los años 1890 (gobiernos de Remigio Morales Bermúdez y Andrés A. Cáceres), lo que le valió una prisión en 1894. Gracias a las influencias de su padre obtuvo su liberación. Al año siguiente publicó su primera obra literaria: “Miniaturas, libro de poemas”, una recopilación de semblanzas de bellas damas de la alta sociedad limeña, acompañadas de sus fotografías. Influenciado por la prédica de Manuel González Prada, manifestó un gran afecto hacia lo indígena, así como repulsión por el caciquismo y el feudalismo. En 1898 presentó su tesis universitaria «La injusticia de la propiedad del suelo», que fue rechazada al ser considerada subversiva. Finalmente, se graduó de bachiller en Derecho con la tesis «¿Debe o no reformarse el artículo 4º de la Constitución?» en 1900. Regresó a Piura, donde se recibió de abogado ante la Corte Superior de Justicia en 1901. Se enroló en el Partido Liberal. Desde ese año hasta 1908, editó el semanario El Amigo del Pueblo, en cuyas páginas hizo una campaña contra el gamonalismo (latifundismo). Su militancia en el Partido Liberal duró hasta 1911. Entre 1911 y 1913 trabajó como juez en Piura y Tumbes. Fue abogado de los huelguistas de Talara y Negritos. Fue también profesor de Historia. En 1916 viajó a Lima para ejercer como redactor-jefe del diario La Prensa. Tras seis meses de labor, solicitó del presidente José Pardo y Barreda un cargo judicial, que le fue concedido, dedicándose desde entonces a la magistratura. Fue juez en Huánuco, de cuya experiencia nacieron sus “Cuentos andinos”, obra que escribió aprovechando una suspensión de 3 meses en su cargo de juez y que publicó en 1920, marcando el inicio del nuevo indigenismo. La fuente de su inspiración fueron los casos judiciales protagonizados por indígenas. Narra muchas veces historias violentas, dando a conocer al indio como verdadero ser humano, resaltando sus virtudes, sus vicios y, sobre todo, su humanidad. Fue juez en Piura, pasó luego a ser vocal de la Corte Superior de Lambayeque y de la de Tacna hasta su jubilación. En el ínterin siguió publicando obras, entre las que destacan “De mi casona”, donde narra los recuerdos de su infancia en Piura, y “Matalaché”, novela donde el personaje afroperuano adquiere gran relevancia y donde denuncia el esclavismo y la discriminación sexual, proponiendo que solo la pasión amorosa puede sobrepasar las barreras de las diferencias sociales y raciales. Fue reconocido con el Premio Nacional de Novela, la Medalla del Congreso y el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de San Marcos. Falleció en Lima el 6 de marzo de 1966 a los 93 años.