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M. Teresa Cabré
Universidad Pompeu Fabra (España)
Resumen
Introducción
Resumen
En el siguiente artículo se propone una teoría de los términos construida a partir de las teorías
lingüísticas y que incluye diferentes aspectos de la teoría de la cognición y de la comunicación. Los
términos, analizados desde el punto de vista de estas disciplinas, se convierten en objetos
poliédricos y la lingüística puede dar perfectamente cuenta de ellos. Por tanto, se trata de mostrar
cómo un conjunto integrado de varias teorías puede describir las unidades terminológicas.
Palabras clave
Introducción
Este texto está concebido como una propuesta para la discusión. Su objetivo es proponer una
teoría de las unidades terminológicas y mostrar por qué se considera que una teoría general de la
terminología es inadecuada. El motivo principal por el que no se propone una "teoría de la
terminología", sino una "teoría de los términos", es que al hablar de una teoría de la terminología se
concibe principalmente su carácter disciplinario. Por el contrario, consideramos que son los
objetos, que configuran los espacios disciplinarios y las perspectivas de análisis, los que
constituyen el objeto de teorización. En esta línea sostenemos que la terminología, considerada
como el conjunto de las unidades terminológicas, no es lingüística (ni general ni aplicada) sino
que puede ser tratada a partir de las teorías lingüísticas, así como a partir de una teoría del
conocimiento (o de la cognición) o una teoría de la comunicación. De esta forma, el debate
desarrollado por los seguidores de la Teoría General de la Terminología (TGT) para decidir si la
terminología es lingüística aplicada o es una disciplina independiente ya no es pertinente y debería
reformularse de la siguiente manera: los términos, que son las unidades del campo de
conocimiento llamado terminología, se pueden analizar desde perspectivas diferentes y, en tanto
que objetos poliédricos, pueden participar de su campo de estudio y convertirse en parte central del
objeto de análisis y de su teorización. Desde la lingüística, se puede elaborar perfectamente una
teoría de los términos en la que éstos se describen como unidades de forma y contenido que,
utilizados en determinadas condiciones discursivas, adquieren un valor especializado.
Lógicamente, esta teoría deberá ser lo suficientemente amplia para dar cuenta de las
especificidades de los términos, sin tener que tratarlos como unidades diferentes de las palabras
del lenguaje no especializado. Además, esta perspectiva lingüística deberá ser compatible con
otras perspectivas del tratamiento de términos que complementen su descripción y representen su
carácter poliédrico. Se trata en definitiva de dar cuenta de la descripción de los términos a través
de un conjunto perfectamente integrado de varias teorías, cada una de las cuales permitiría
abordar de forma específica, los diferentes aspectos de un término.
La teoría de Wüster, que define la terminología como campo de encuentro entre la lingüística, la
ciencia cognitiva, la ciencia de la información, la comunicación y la informática, establece un objeto
de análisis y unas funciones de trabajo muy restrictivos, por cuanto limita su objeto a las unidades
unívocas normalizadas propias de los ámbitos científico-técnicos, reduce la actividad terminológica
a la recopilación de conceptos y de términos para la normalización (fijación de nociones y
denominaciones estandarizadas) de los términos, circunscribe los ámbitos especializados a la
ciencia y a la técnica y limita sus objetivos con el fin de asegurar la univocidad en la comunicación
profesional, fundamentalmente en el plano internacional.
b) El objeto de estudio de esta teoría son los conceptos, transmitidos a través de unidades de
designación, unidades lingüísticas (denominativas y designativas al mismo tiempo) y unidades no
lingüísticas (exclusivamente designativas). Estas unidades son específicas de un ámbito de
especialidad y su uso está restringido a este ámbito.
c) Los términos se definen como las denominaciones lingüísticas de los conceptos, así un término
es la unidad (lingüística o no lingüística) que designa un concepto.
d) Los términos se analizan a partir del concepto que representan, por tanto se asume que el
concepto precede a la denominación.
Las insuficiencias de la TGT se pueden explicar analizando los supuestos de los que parte el
pensamiento de Wüster que corresponden grosso modo a los siguientes puntos: para Wüster, la
realidad sólo puede ser conceptualizada cintíficamente por la ciencia, que, a través de la lógica,
organiza el conocimiento científico. Los conceptos se estructuran lógica y ontológicamente de
manera jerárquica.
El estudio de la evolución de los conceptos tampoco tiene interés para la TGT, ya que ésta parte
del supuesto de que los conceptos son estáticos y si no lo fueren, la perspectiva estrictamente
sincrónica que adopta los toma como tales.
Según la TGT, los términos no tienen valor pragmático ni presentan variación semántica porque
sólo se consideran dentro de un registro, el registro formal profesional. La comunicación
profesional se mueve también en un solo registro, aunque se admite que puede variar el nivel de
especialización. Sin embargo, se afirma que los términos normalizados pueden ser utilizados en
todo tipo de circunstancias comunicativas.
Desde hace unos pocos años han empezado a surgir comentarios críticos a los principios
fundamentales de la TGT, centrados sobre todo en su falta de capacidad no sólo para explicar
globalmente la comunicación especializada y sus unidades más representativas -los términos-, sino
también para describir las variedades terminológicas en toda su complejidad representativa y
funcional.
Las aportaciones críticas hacen referencia a los tres aspectos de la terminología que constituyen
los fundamentos de su carácter interdisciplinar: los aspectos cognitivos, los aspectos lingüísticos y
los aspectos sociales.
Desde las ciencias que se ocupan del conocimiento, se ha puesto en duda el concepto mismo
de conocimiento especializado defendido por la TGT, especialmente en lo referente a su
pretendida uniformidad y a su separación del conocimiento general sobre el mundo. Varios autores
han propuesto como alternativa una integración cognitiva diversificada funcionalmente en la
actuación de los hablantes. La psicología cognitiva ha defendido, por ejemplo, la existencia de una
interrelación entre las diferentes clases de conocimiento y su proceso de adquisición y, además, ha
insistido en el carácter social de la terminología.
Por su parte, la lingüística ha rechazado la limitación impuesta por la TGT de centrar el interés
únicamente en los aspectos prescriptivos de los términos y su concepción como unidades
diferenciadas de las unidades léxicas propias del lenguaje general. Con ello, la terminología se
había convertido en una materia aplicada para la actuación a un solo ámbito y se había rehuido la
necesidad de dar cuenta de cómo los términos forman parte o pueden pasar a formar parte de la
competencia de los hablantes, a medida que van adquiriendo los conocimientos especializados y
se convierten en especialistas.
Por tanto, la mayoría de las críticas realizadas a la TGT se refieren a sus insuficiencias por dos
motivos principales:
Así, podemos decir que algunas de las conceptualizaciones de la TGT son consecuencia de la
reducción de sus planteamientos, así como otros de los puntos de la teoría sólo se pueden
justificar por la posición idealista que toma ante los fenómenos terminológicos ligados a la
comunicación especializada. Esa idealización se fundamenta a partir de las siguientes
suposiciones: (i) el conocimiento científico - en contraposición al conocimiento general - preexiste a
cualquier expresión; (ii) el conocimiento científico es uniforme e independiente de las lenguas y de
las culturas. Sin embargo, los datos de la realidad nos ofrecen una gran cantidad de argumentos
para demostrar que la TGT es insuficiente y que está fundada en suposiciones que no se pueden
demostrar, por tanto, se convierte en una teoría no falsable.
2. Cambiando de perspectiva
b) El objeto de la terminología son las unidades terminológicas, por ello nos centraremos en una
teoría de los términos y no en una teoría de la terminología.
c) Las unidades que transmiten el conocimiento especializado pueden tener un carácter lingüístico
o no lingüístico, pero denominaremos unidades terminológicas o términos únicamente a las que
tienen carácter lingüístico y se dan en el seno de la lengua natural.
d) Estas unidades son al mismo tiempo iguales y diferentes a las unidades léxicas de una lengua,
denominadas palabras en lexicología. Su carácter específico radica en sus aspectos pragmáticos y
en su modo de significación. Su significado es el resultado de una negociación entre expertos que
se produce dentro del discurso especializado mediante la realización de predicaciones que
determinan el significado de cada unidad.
Los supuestos anteriores nos permiten formular una primera propuesta de construcción teórica
basada en las siguientes proposiciones:
b) Según esta teoría, el objeto "término" es una unidad formada por tres vertientes diferentes: una
vertiente semiótica y lingüística, una vertiente cognitiva y una vertiente comunicativa.
c) Esta triple vertiente integra los términos en tres teorías distintas que, aunque todas ellas
permiten llegar a la complejidad de las unidades terminológicas, siguen caminos distintos para
abordarlas, como veremos en el siguiente apartado en el que nos centraremos en el camino
lingüístico.
d) Las unidades que transmiten el conocimiento especializado pueden tener un carácter lingüístico
o no lingüístico, pero denominaremos unidad terminológica, o simplemente términos, a las
unidades que tienen un carácter lingüístico y se dan en el seno de una lengua natural.
e) Los términos son unidades recursivas y dinámicas que pueden "pasar" de un campo de
especialidad a otro. Esta capacidad explica la movilidad de las unidades del léxico común hacia el
léxico especializado, e incluso su movilidad de una especialidad a otra.
g) Las unidades terminológicas participan de las mismas características formales que las palabras,
si bien se distinguen por sus condiciones de producción y de recepción y por sus modos de
significación. Para dar cuenta de esta situación, proponemos que se traten como unidades
discursivas que proceden de una sola forma de base: las unidades léxicas que conoce el hablante,
ya sea como usuario o como profesional de un ámbito determinado.
i) El objetivo de una teoría de los términos es describir formal, semántica y funcionalmente las
unidades que pueden adquirir valor terminológico, dar cuenta de cómo activan este valor y explicar
sus relaciones establecidas con otros signos del mismo sistema o de un sistema distinto, con el fin
de progresar en el conocimiento sobre la comunicación especializada y las unidades que se
utilizan. Por tanto, el objetivo de la terminología aplicada es recopilar las unidades de valor
terminológico en un tema y una situación determinados y establecer sus características de acuerdo
con esta situación. Una de estas características puede ser la de unidad normalizada. La finalidad
aplicada de recopilación y análisis de las unidades de valor terminológico en un ámbito es múltiple
y abre las puertas a un gran número de aplicaciones. En todas las aplicaciones, se activa la doble
función de los términos: la de representación del conocimiento especializado y la de transferencia
de ese conocimiento y esta doble función se manifiesta y se observa en diferentes grados y en
situaciones también diversas.
El lingüista cuando quiere describir el lenguaje y las lenguas siempre empieza describiendo
datos sobre estas lenguas que recoge del discurso oral o escrito de los hablantes. Un lingüista que
quiera describir las unidades terminológicas, debe buscarlas en las producciones orales y escritas
de los especialistas. Llamamos texto especializado al conjunto de producciones discursivas con
carácter especializado.
Más allá de estas precisiones, el lingüista, cuyo interés se centra en los términos, empieza su
trabajo a partir del texto especializado. Un texto especializado posee una estructura cognitiva
organizada gramaticalmente, dicha estructura está compuesta por unidades de conocimiento
especializado que forman los nudos de una red.
Si tenemos en cuenta estos principios, el camino que debería seguir un lingüista interesado en
la elaboración de una teoría de los términos enmarcada dentro de la lingüística, es el siguiente:
d) La detección de las unidades que transmiten un conocimiento especializado y que son unidades
de significación especializada.
j) La creación de la estructura conceptual del texto incluyendo las unidades y las relaciones.
Después de recorrer todo este camino, un lingüista es capaz de integrar el análisis de estas
unidades dentro de una teoría con base lingüística. Sin embargo, esta teoría tiene que ser lo
suficientemente amplia y flexible para describir el carácter poliédrico de los términos. Una teoría
que sea formal y estrictamente gramatical no podrá nunca dar cuenta de las unidades
terminológicas, en tanto que se deben considerar como transmisoras del conocimiento
especializado y que se utilizan en situaciones específicas de comunicación.
Referencias
Cabré (M.-T.), 1999 : La terminología: representación y comunicación. Elementos para una teoría
de base comunicativa y otros artículos, Barcelona, Universitat Pompeu Fabra, Institut Universitari
de Lingüística Aplicada.
Diki-Kidiri (M.), 1999 : "Le signifié et le concept dans la dénomination", Meta, XLIV, 4, pp. 573-
581.
Rey (A.), 1999 : "La terminologie, entre l'expérience du réel et la maîtrise des signes", Séminaire
de Terminologie Théorique, Barcelona, Universitat Pompeu Fabra, Institut Universitari de
Lingüística Aplicada.
Notas
1
Este artículo, que fue publicado con el título original «Terminologie et linguistique: la théorie des portes», en la
revista Terminologies nouvelles. Terminologie et diversité culturelle, 21, p. 10-15, ha sido traducido del francés al castellano
por Rosanna Folguerà.
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ISSN: 1139-8736