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Participación ciudadana: ¿Hacia dónde vamos?

Es un hecho que en cada elección presidencial o municipal el tema a conversar, discutir o debatir es la
escasa participación ciudadana en nuestro país, por lo menos de 1989 hasta la fecha. No es un secreto
para nadie que la abstención a la hora de votar se ha incrementado con el pasar de los años, sumado a
esto que la ‘’educación cívica’’ no es algo de lo que se hable, ni como concepto ni valor esencial, es
por esto que a lo largo de este documento hablaremos de este concepto y de lo que se nos viene como
sociedad en torno a la participación ciudadana en este proceso constituyente.
Como grupo destacamos el valor de la democracia y la participación ciudadana, sin embargo,
creemos que las urnas corresponden a solo una parte que compone la esencia del ciudadano.

Resulta ingenuo pensar que a lo único que debemos aspirar es a tener una nueva Constitución sin
cuestionar lo que se debe contemplar o qué elementos son vitales para un desarrollo humano,
más allá del desarrollo político. Desde hace años que el Estado chileno está en deuda con muchas
áreas, sin embargo las más notorias y profundas se hacen ver en: ciencia, cultura y educación.
¿Por qué vale la pena hacer hincapié en los tres aspectos ya mencionados? la respuesta se reduce
sencillamente a la participación ciudadana:

“la participación es la capacidad para expresar decisiones que sean reconocidas por el entorno social
y que afectan a la vida propia y/o a la vida de la comunidad en la que uno vive”. (Hart, pág 4,1993)

Siguiendo la lógica de la cita anterior, no existe una mejor forma de predecir o buscar el
desenvolvimiento de un ciudadano si no es mediante la ciencia, cultura y educación, ya que para
poder trabajar en estas áreas es necesario tener incorporado el concepto de comunidad: cualquier
proyecto científico requiere de un equipo diverso que, en busca de un objetivo, logra un resultado en
beneficio de una comunidad determinada, logrando así, un aspecto identitario. El mismo caso puede
verse aplicado en una obra de teatro, concierto, etc.

En la medida que el ciudadano se desarrolle, podremos hablar de un ciudadano políticamente


preparado para poder sentirse parte de una comunidad y tomar decisiones dentro de ella,
prueba de esto es la determinación que tuvo la ciudadanía el 18 de octubre del 2019 al exigir, en un
comienzo, una rebaja en el precio del metro para finalmente tener como resultado la promulgación de
una nueva Constitución.
Para poder fundamentar esta premisa es de vital importancia hablar con un entendido del mundo de la
ciencia y su divulgación, tuve la oportunidad de conversar con Gabriel León, bioquímico y doctor en
Biología Celular y Molecular, durante muchos años le dedicó su vida al mundo académico e
investigativo, pero el año 2015 decidió radicarse en la divulgación científica mediante diversas
columnas en prensa escrita y radio.

Gabriel León: ‘’La ciencia es una actividad humana y por lo tanto debería ser un espacio de
participación ciudadana’’.

¿Cree que el sistema educacional está a la altura para generar científicos? ¿Por qué?

‘’Creo que el día de hoy se fomenta poco la curiosidad, una niña o un niño que pregunta mucho en
clases se convierte en un problema porque ‘’no permite avanzar’’ ya que ‘’hay un currículum que
cumplir’’, por otro lado seguimos valorando más las respuestas que las preguntas y los científicos
vivimos de las preguntas, más que de las respuestas. Esa idea de ‘’saber cosas’’ cuando saber
pensar para la ciencia es más relevante que saber cosas todavía siguen siendo barreras para
fomentar el pensamiento científico, la curiosidad infantil, el valor de las preguntas’’.

¿Qué deudas tiene el Estado chileno con la ciencia?

‘’Creo que hay varias deudas que son históricas y una es la falta de una política científica,
organismos como el Ministerio, entre otros tienen que hacerse cargo de aquello: ¿Qué ciencia y para
qué país queremos hacer?, y esa es una gran pregunta que no vamos a resolver en el corto plazo.
Hay otros elementos que son más prácticos, igual de urgentes y pueden resolverse más rápido, uno de
ellos es el presupuesto, Chile es uno de los países de la OCDE que menos invierte en Ciencia y
Tecnología, y eso requiere un cambio de visión fuerte.
Pero la política científica es mucho más importante, porque tener dinero para hacer ciencia implica
saber qué ciencia queremos hacer, por eso es tan importante discutir una política científica a través de
un diálogo participativo donde todos los actores involucrados participen, esto incluye a la sociedad
por cierto, porque la ciencia es muy importante como para dejársela solo a los científicos, nos
involucra a todos.

Ambos aspectos deben ser abordados sí o sí por el Ministerio, entre tantas discusiones de tono

territorial, desafíos del cambio climático, la pandemia, la identidad de los investigadores, etc.’’

¿Es la ciencia un espacio de participación ciudadana?

‘’La ciencia debería ser un espacio de participación ciudadana por naturaleza, pero creo que
todavía está vista como algo lejano, ya que se tiene la percepción de que se realiza en laboratorios,
universidades y es tratada por ‘’gente especial’’ y no es así, la ciencia es una actividad humana y
por lo tanto debería ser un espacio de participación ciudadana.
Está claro que la ciencia debe ser más participativa, así como la política, donde está demostrado que
la gente añora una política más participativa, yo creo que eso es parte de los mensajes que tenemos
que incorporar a partir de lo que está ocurriendo en Chile y hay espacios donde esto está ocurriendo
lentamente: las universidades, que son parte de los espacios donde se genera más conocimiento
científico se produce en Chile, se están conectando con sus comunidades con un gran énfasis
territorial. Yo creo que vamos en camino a conseguir aquello’’.

¿Qué impresión le da el hecho de que Cristina Dorador haya salido electa a Constituyente?

‘’Estoy feliz por el hecho de que Cristina haya sido electa, pero fíjate que no tanto porque es
científica, yo siempre pensé que la ciencia iba a tener un rol en la Constitución a partir de las mesas
de trabajo, las asesorías, o sea que en el fondo iba a ser un tema importante independiente si hubiese
o no científicos, a mí eso no me quitaba el sueño, que esté Cristina lo valoro mucho pero no porque
sea científica (ciertamente para mí es un plus) pero la conozco hace varios años y yo valoro su
presencia en la Convención porque ella es una ciudadana de su territorio, es una mujer que vive en un
territorio que ella conoce, valora, conoce sus problemáticas, conoce sus añoranzas y da la casualidad
de que además es científica y eso es bueno ciertamente, porque viene con una visión del mundo
científico, pero más que sea científica a mi me encanta la Cristina Dorador ciudadana, inmersa en su
territorio, así que me pone muy contento por ella que esté ahí porque la valoro mucho con sus
visiones, enriquecidas por la ciencia y va a tener una sensibilidad particular por estos temas, pero
para mí es secundario aquello’’.
Ahora que tenemos a nuestro constituyentes electos ¿qué espera de la Constitución en el área
científica?

‘’Yo espero que la ciencia tenga un rol interesante en varias áreas, varias discusiones van a tener que
incluir evidencia científica y la participación de este mundo: cambio climático, salud, educación
tienen ciertamente mucha evidencia que uno puede tomar desde la ciencia para enriquecer las
discusiones, yo creo que ese es el gran rol que tiene la ciencia, más allá de cuántas veces la palabra
‘’ciencia’’ se menciona en la Constitución de manera explícita, creo que la ciencia tiene dos roles en
el fondo: aparecer directamente en el texto y que el Estado reconozca y se comprometa a fomentar la
producción de conocimiento de manera transversal, participativa, no discriminatoria, universal,
territorial, con varios énfasis muy choros y que además ese conocimiento se disemine y se apropie
por todo el mundo’’.

Culturalmente hablando: Abordar la contingencia desde el margen.

Chile es un país que ha logrado dar de qué hablar si de cultura se trata, si bien, somos testigos de
cómo el CNTV no financia la totalidad de proyectos que año a año postulan a este fondo, podemos
‘’jactarnos’’ de tener músicos, cineastas o actores con conciencia social: desde Mon Laferte que es
recordada por denunciar la violación de DD.HH en el estallido social a través de un topless en la
alfombra roja de los Grammys hasta Alfredo Castro que hace apenas unos días recibió el premio a
Mejor Actor de Reparto en el festival de Málaga donde dedicó su premio a la ‘’Asamblea
Constituyente paritaria, feminista, la voz del pueblo’’. Sin dejar atrás a la enternecedora y contingente
cinta de ‘’El Agente Topo’’ que logró una notoriedad a tal punto que fue nominada a ‘’Mejor
Documental’’ en la edición 93ª de los Oscar.
Hablar de participación ciudadana e identidad es clave al nombrar solo alguno de los aspectos
anteriores que no tenemos que ver como hechos anecdóticos, estas manifestaciones forman parte de
nuestro sentir como país, además de mostrar, ya sea de forma explícita o implícita, nuestras
inquietudes como ciudadanía.
Nuestro escenario cultural hace mucho tiempo forma parte de la cultura de la denuncia que tenemos
presente este último tiempo, el cine que aspira a llegar a festivales internacionales genera una premisa
de: “darle voz a quienes no la tienen’’, cumpliendo con un rol casi testimonial, sin ir más lejos
contamos con ejemplares como: Historia de un Oso (2016) o Una Mujer Fantástica (2017), ambas
producciones galardonadas en los premios Oscar en las categorías de “Mejor cortometraje” y “Mejor
película de habla no inglesa”.
No me gustaría caer en valorar producciones nacionales según la cantidad de premios que tengan
porque el arte no se trata de competencia, sin embargo, es innegable que este aspecto sí le da
notoriedad a lo que está ocurriendo a nivel de contingencia, recordemos que la “Ley de Identidad de
género”1 se publicó en el Diario Oficial el 10 de diciembre de 2018, año marcado por el triunfo de la
película protagonizada por la actriz trans Daniela Vega. Si bien Chile no se caracteriza por darle la
difusión o el espacio que merece la cultura, podemos destacar que las leyes son producto de una
discusión política que no necesariamente se genera entre los miembros del Congreso, tampoco en las
calles, pues, para tomar las calles se necesita tener un consenso como ciudadanía, la discusión
política nace en las butacas, escenarios, radios, exposiciones, etc.
Cada proceso electoral se ve marcado por conceptos que representan las tendencias que serán
vigentes, tenemos el caso del plebiscito del 88’ que toma el concepto de Democracia como algo que
marca el pensamiento colectivo del Chile de finales de los 80’ e inicios de los 90’, el proceso
constituyente también presenta conceptos tales como: disidencias, diversidad, inclusión (de aquí se
desprende la mirada paritaria que caracterizará este proceso, además de considerar nuestros pueblos
originarios mediante escaños reservados).
Para ahondar esta parte del trabajo es necesario hablar desde el punto de vista de alguien fuertemente
involucrado con la cultura y los conceptos del último párrafo, con una actitud crítica (pero no por eso
menos sensible) se expresa uno de los protagonistas de la serie “El Reemplazante”: Sebastián Ayala,
que se desempeña como actor, director teatral y dramaturgo, además se encuentra en proceso de
dirigir su primer largometraje: “La Isla de las Gaviotas”.

Sebastián Ayala: “El proceso constituyente y lo que estamos viviendo es tan propio de nuestro
país y tan propio de nuestro territorio que podríamos estar haciendo historia”.

1 Ley 21.120: Los principales objetivos de la ley son garantizar la no discriminación por identidad de
género y regular el cambio de nombre y sexo legal para personas mayores de 14 años.
La ley define la identidad de género como “la convicción personal e interna de ser hombre o mujer, tal
como la persona se percibe a sí misma, la cual puede corresponder o no con el sexo y nombre verificados
en el acta de inscripción del nacimiento”.
Como actor te ha tocado trabajar para diversas producciones, tengo la impresión de que
muchas de ellas van ligadas a un ‘’Chile aparte’’ o un ‘’país marginal’’, (estoy pensando en
películas como Mala Junta, El Príncipe, La pasión de Michelangelo, etc.) ¿Qué sensación te
queda a ti como ciudadano y actor que varias de estas producciones marginales tengan
notoriedad en festivales de cine internacionales?

‘’Sí, en general a mí me da la impresión o me pasa que me gusta estar los proyectos en los que siento
que me llaman los temas y me hace sentido con lo que quiero hacer. Me da mucha alegría ser parte de
ese cine, de ese lenguaje, de eso que estamos contando y porque evidentemente mi historia o mi vida
personal tienen que ver con esas historias, no creo que pudiera ser de otra manera, o sea, es
coherente con lo que yo soy o con lo que intento decir en el arte, ya sea en el teatro, en el cine o
la escritura, me da la impresión de que este cine llamémosle ''desde la marginalidad'' o desde los
lugares que están en la periferia’’.

¿Crees que el público reconoce el cine chileno o la cultura en general como un valor identitario?

‘’Yo creo que cada vez más y creo que también hay un ejercicio de autocrítica que hacer respecto del
cine y del arte que uno hace y de cómo eso se desvincula de pronto con las personas que lo ven,
porque yo no creo que toda la culpa la tenga el espectador o decir: ''no saben valorar mi arte'',
porque creo que, por ejemplo ''el Reemplazante'' y ''Mala Junta'' no porque han sido las más vistas (en
Netflix y Ondamedia respectivamente), y es porque seguramente la gente conecta con la historia y se
sienten llamadas se sienten atraídas, invitadas, convocadas a ver estas historias y no al revés, de
repente hay películas chilenas que sí ganan premios y son muy interesantes en términos
artísticos o narrativos, pero que las personas no se sienten convocadas, creo que hay una mirada
general que hacer y un análisis no tan superficial a la hora de entender por qué la gente se distancia
del cine chileno, es más complejo creo yo’’.

¿Tiene que ver esto con la deuda del Estado chileno con la cultura?

‘’Creo que probablemente tiene que ver con la falta de la educación artística y que las personas
no puedan de alguna manera apreciar una obra de arte sin sentirse excluidas ¿cachai?, las personas no
se sienten parte del arte porque nunca les enseñaron o porque nunca pudieron apreciarlo, por ejemplo
la danza es de las artes escénicas menos vistas en Chile, el porcentaje de personas que van al teatro a
ver danza es muy bajo, después el teatro y de ahí otras disciplinas, finalmente las personas que van a
verlos son los mismos que se dedican a esas disciplinas, pero nadie dice un fin de semana: ''¿vamos a
una galería de arte? o al museo a ver tal cosa'' la gente no se siente invitada a esos espacios, pero
por alguna razón si van al cine comercial a ver Marvel porque probablemente se sienten parte de
ahí o porque van a poder acceder más rápido, la entrada quizás es más asequible, de pronto uno va a
un museo y puede ser gratis, pero vas a una actividad que esté en un espacio cultural y te va a costar
cinco o seis lucas versus tres que te cuesta el cine o a veces tienes descuento con una tarjeta ''x'',
además de que el cine es ''un lugar bacán'' porque está en el mall y se vuelve un panorama, creo yo
que esto no es tan simple, hay un contexto que no convoca a la ciudadanía’’.

¿De qué forma debería ser el teatro o el cine para traducirse a la participación ciudadana?
¿Basta con convocar gente a los centro culturales?
‘’Yo creo que hay que tomar mucho más en cuenta la opinión ciudadana a la hora de querer
programar o de querer tener a personas invitadas, probablemente estos espacios de encuentro
como festivales de teatro o cine también podrían considerar un ''premio del público'', que las personas
invitadas generen algún encuentro, clínica o conversatorio con las personas de los territorios para que
la gente se sienta de alguna manera invitada al espacio y sienta que hay un encuentro y que no es
solamente ir a sentarse a ver cómo los demás hacen su espectáculo. También generar residencias con
las personas de la localidad, hablar sobre la memoria local y destinar los financiamientos a los
desarrollos de proyectos de personas que sean de los territorios y les cueste generar o diseñar
proyectos’’.

Volviendo al plano de la ‘’marginalidad’’, estás buscando financiamiento para poder llevar a


cabo tu proyecto cinematográfico ‘’La isla de las gaviotas’’ cuya temática central es la
comunidad LGBT, la gran pregunta es ¿por qué tu ópera prima tiene esta esencia?

“Bueno esta película nació luego del incendio en Valparaíso, uno de los incendios más grandes donde
se quemó la casa en la que crecí, eso y otras cosas generaron que yo pensara en mi memoria, en cómo
reconstruirla, pensar en mí, en mi identidad y la manera en la que he vivido mi identidad de manera
pública y privada, empecé a escribir esta película también en el contexto de la escritura de una obra de
teatro inspirada en el incendio de ''La Divine'', una discoteca gay que el año 93' sufrió un incendio
donde fallecieron 17 personas, bajo esa lógica y ese contexto del levantamiento de la memoria
empecé a escribir esta película que es una mezcla entre la ficción y el documental.
Creo que es importante levantarlo desde esta ciudad porque Valparaíso como región es la región
de Chile que recibe más denuncias por homo/trans/bifobia y situaciones de agresiones y de
violencia, después del reportaje que salió el año 2019 de la BBC que califica a la quinta región como
la ''zona roja'', creo que se hace mucho más urgente hablar sobre la violencia’’.
¿Cómo una región que se caracteriza por diversidad e influencia juvenil puede ser
caracterizada como violenta?

‘’Creo que genera un aspecto extraño y contrario: el choque generacional, la visibilidad trae consigo
mucha violencia, no es algo casual ni algo particular que ocurra en esta región, en el mundo las
personas que han sido más visibles son quienes reciben más agresiones.
Tenemos que considerar que en Valparaíso la escala de violencia se nota por el factor de denuncia’’.

Hay producciones como Uberdriver o A.D.A.M que se han visto obligadas a tener que hacer un
crowdfunding para poder financiar sus proyectos ¿fueron estos antecedentes una inspiración
para que se produzca ‘’la isla de las gaviotas’’?

‘’Nosotres siempre tuvimos la idea de hacer el crowdfunding en paralelo a la postulación del fondo
audiovisual, sabíamos que la película podría llamar la atención y llamar a las personas a querer
colaborar, ya en nuestra cuarta postulación al fondo estábamos muy cansades de recibir muchos ''no''
y la verdad es que yo honestamente, en esta última postulación si bien, quedé muy conforme y
esperanzado con lo que habíamos generado fue bacán: el guión había madurado mucho, la propuesta
de arte y diseño creció un montón después de tanto tiempo, en términos de contenido estudié mucho
la ley de identidad de género, los tratados internacionales de la ONU para entender el espectro del
género, o sea cómo se está entendiendo y qué está pasando por alto la ''ley de identidad de género'',
qué derechos se están violando a la hora de no comprender la identidad de género como un
derecho humano. Esto me dejó muy conforme porque finalmente a lo que apelamos en la
postulación del fondo fue: los derechos humanos, o sea, respetar, valorar e identificar la
identidad como un derecho humano’’.

Jennifer Mella, Valentina Miranda, Pedro Muñoz, Javier Fuchslocher, Gaspar Domínguez,
Tomás Laibe, Bessy Gallardo y Rodrigo Rojas son los y las constituyentes que abiertamente se
declaran parte de la comunidad LGBT ¿Qué impresión te deja? ¿Te sientes representado?

‘’Mira curiosamente yo hablaba con un diputado, mucho antes de que partiera la candidatura de les
constituyentes, fue en el momento en el que se estaba discutiendo lo de los escaños reservados para
los pueblos originarios, yo le comentaba: ¿es probable que exista un escaño reservado para la
comunidad LGBT o personas de la disidencia? y me decía que no, que era muy poco probable y
remarcaba que no existía ningún ejemplo en el mundo donde una Constitución fuera escrita por
personas disidentes ni de la diversidad sexual o de género.
A mí me causó mucha curiosidad porque creo que evidentemente la política sigue mirando una
Constitución y la concepción de la nación y del Estado con ejemplos de afuera sin considerar que el
proceso constituyente y lo que estamos viviendo es tan propio de nuestro país y tan propio de
nuestro territorio que podríamos estar haciendo historia, pero finalmente siempre tendemos a
compararnos y a pensar: ''es que en ningún lugar del mundo se ha hecho'' entonces esto quiere
decir que está mal ¿cachai? siguiendo esta lógica estaría muy mal tener escaños reservados para la
comunidad LGBT y personas no binarie.
Puede ser que estas personas de alguna manera hayan tenido su activismo en ese lugar, pero no estoy
tan seguro, que alguien sea LGBT a mí no me asegura nada, porque yo sé que habían más candidatos
que eran LGBT pero en sus campañas no lo decían, no se identificaban, no era su slogan o su
consigna, las consignas eran el medioambiente o qué sé yo ''soy abogado, no sé cuánto'', pero yo
decía: ¿por qué esta persona no dice abiertamente que es gay y que también va a instalar este
tema?, entonces que ahora estas personas digan ''sí, pertenezco a la comunidad LGBT'' está bien pero
¿Cuál es tu activismo? ¿Qué hiciste? en términos políticos ¿Cuál es tu parada? creo que esa es la tarea
que viene: conocer cuales son sus planes dentro de la constituyente’’.

Desde tu sensibilidad como actor, director, sé que también has escrito diversas obras de teatro
¿Cómo podrías describir al chileno promedio de hoy en día? en términos generales

‘’¡Qué difícil! En realidad somos tan diversas y diversos que no podría comparar a una persona de
Iquique con, no sé, una persona que vive en Porvenir, son tan diversos los contextos.
Pero creo que hay cosas que probablemente nos unen, en el último la tiempo la rabia es una de
ellas, la decepción en el sentido de engaño y de injusticia, hay un sentido de una promesa
incumplida siento yo, de un Chile que se le prometió a la gente a fines de los 80', principios de los 90'
y eso que nunca ocurrió, nunca sucedió, en los 90' se nos prometió que en los 2000' Chile iba a ser
una potencia mundial, económica estable, que les niñes iban a poder entrar a la universidad ¿bajo qué
costo? no sabíamos, que los créditos universitarios iban a estar disponibles, que la gente iba a poder
jubilarse con el sueldo que tenía. Entonces pasó el tiempo y nos dimos cuenta de que esto no era así,
todo traía una letra chica, todo traía un subtexto como un engaño, algo que sí reúne a las personas:
este sentimiento de engaño, mentira, injusticia, de no saber con quién pelear porque básicamente
se trata de un enemigo que no existe o que no tiene cara
Creo que esa sensación de no saber genera impotencia, las personas están cada día más
intolerantes, irritables, pelean por cualquier cosa, también se traduce en mucha rabia o en una
sensación de euforia, de querer hacer fiestas, lanzarse tomar y curarse, como ''estar felices'' pero son
sucedáneos de la vida y por alguna razón Chile es uno de los países más depresivos del mundo.
También a les chilenes nos cuesta expresar esas emociones, la gente tiene un grave problema de
comunicación en este país, yo no sé cómo será en otros países pero, tal vez una sensación humana de
no saber decir las cosas, creo que pensando en los argentinos, ellos llegan y dicen las cosas que nadie
se toma a mal, en nuestro caso tenemos la necesidad de no querer afectar a nadie, de no querer
caer mal, de no querer sonar mal’’.

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