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TEMA 5 FUENTE Y ORIGEN DE TODO

En Dios todo es uno, igual e idéntico, excepto las relaciones opuestas: paternidad, filiación, espiración
activa y espiración pasiva. El Padre y el Hijo son diferentes en que el Padre engendra y el Hijo es engendrado,
todo lo demás es idéntico, y luego, de los dos procede el Espíritu Santo.

El Padre, en la Trinidad, es fuente y origen, no es causa. El Padre no es causa y el Hijo efecto, ya que
la causa es superior al efecto, y el efecto inferior a la causa. Y todo de forma eterna, no que Él haya
sido primero, y después apareció el Hijo, y después apareció el Espíritu Santo.

En Dios todo es presente, todo está siendo. No hay cambio. Sus pensamientos son siempre
presentes. Sus pensamientos, sus planes en la inteligencia, y sus decisiones en la voluntad, son eternos.
Eternidad y tiempo son dos dimensiones diferentes. Dios es siempre presente, por lo tanto, su
relación con nosotros es siempre presente.

El Padre revelado por el Hijo, es origen primero de todo, autoridad trascendente, amorosa
paternal y maternal. El origen eterno del Espíritu se revela en su misión temporal. El Espíritu Santo es
enviados la Iglesia por el Padre en nombre del Hijo, y por el Hijo una vez que vuelve junto al Padre. El
envío del Espíritu, tras la glorificación de Jesús, revela en plenitud el misterio de la Santísima Trinidad.

Se ve al Padre como el principio absoluto, sin inferioridad o posterioridad de tiempo. No hay


tiempo, son eternos. “Una misma adoración y gloria". Los tres son igualmente eternos. Siempre han
existido, no hay momento en el que alguno de ellos haya empezado a existir.

Difícilmente el hombre puede entender esto por ser un ser corpóreo, inmerso en la materia y en el cuerpo,
en el tiempo y en el espacio. El tiempo es medida del cuerpo en movimiento; el espacios el lugar donde un
cuerpo se pone en relación a otros cuerpos; si no hay cuerpo, no hay lugar ni tiempo. Y todo esto no
se aplica a Dios. No se puede imaginar la realidad de Dios. Es más fácil ubicar a Jesús en su humanidad.

El Padre y el Espíritu Santo no tienen cuerpo, Son seres inmateriales, pero personales. Son Personas
y diferentes entre sí. Y como los seres superiores, inteligentes y libres. La definición occidental clásica de
Persona es: un individuo subsistente de naturaleza intelectual, un ser inteligente y libre.

La primera Persona es Padre porque tiene un Hijo, el Verbo, segunda persona de la Trinidad. Y se
aplica esa expresión a nosotros porque nos insertamos en el Hijo. Jesús dice mi Padre y suPadre. Paternidad
de un orden diferente, Jesús es Hijo natural de Dios, y nosotros somos adoptivos.

Dios sólo tiene un Hijo, el Verbo de Dios, y nosotros adquirimos la característica de hijos al
insertarnos en el Hijo por la fe y el bautismo. Si no, seríamos criaturas solamente, y no hijos, como los
animales son criaturas de Dios, pero no hijos.

Se le llama Padre porque engendra al Hijo. San Hilario de Poitiers y San Agustín, explican la generación del
Hijo en la línea de la inteligencia, y la procesión del Espíritu Santo en la línea de la voluntad, y por lo tanto del
amor.
Al exterior de la Trinidad es origen y fuente de las obras y misiones. El Padre no tiene misiones, a
Él no lo envía nadie, el Hijo es enviado por el Padre, y el Espíritu Santo es enviado por el Padre y el Hijo
a su obra de santificación y obra de poder sobre todo en Pentecostés.
Las OBRAS divinas y las MISIONES trinitarias
Las obras son de los tres, las misiones son del Hijo y del Espíritu Santo. El Padre no tiene misión,
porque Él es quien envía. Él no es enviado. Dios es amor, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Se atribuye la creación al Padre, la salvación al Hijo, la santificación al Espíritu Santo. Pero sólo el
Hijo se encarnó en una humanidad.

«Todo es obra común de las tres personas, porque la Trinidad, así como tiene una misma naturaleza, también tiene una
sola y misma operación. Sin embargo cada Persona divina realiza la obra común según su propiedad personal. Uno es Dios y
Padre de quien proceden todas las cosas. Un solo Señor Jesucristo por quien son todas las cosas, y uno el Espíritu Santo en quien
son todas las cosas.

Las misiones divinas de la encarnación del Hijo, del Don del Espíritu Santo, son las que manifiestan
las propiedades de las personas divinas.

La Economía divina -obras de Dios por las que se revela y comunica su vida- es obra común y personal, da a
conocer la propiedad de las Personas divinas y su naturaleza única. Así, toda la vida cristiana es
comunión con cada una de las Personas sin separarlas de ningún modo. Y el que da gloria al Padre lo hace por
el Hijo, en el Espíritu Santo. El que sigue a Cristo, lo hace porque el Padre lo atrae y el Espíritu lo mueve (Jn 6,
44; Rom 8, 14).
El último fin de toda la Economía divina es la entrada de las creaturas a la unidad perfecta de la
Bienaventurada Trinidad. Desde ahora somos llamados a ser habitados por la Santísima Trinidad. Lo
que en la tradición cristiana se llama la inhabitación de la Trinidad en el alma del justo.

"Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amara, y vendremos a él, y haremos morada en él" Jn 14, 23

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