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La ciudad aplicada al diseño interior

Autora: María Eugenia Cajas Parra


“Las personas construyen la ciudad y luego la ciudad construye a las personas,
determinando su manera de pensar, sentir y actuar” Hernández (como se citó en García Luna
Romero, 2022) análogamente a este comentario y haciendo alusión al diseño interior, éste
escrito bien podría transcribirse con palabras que hacen referencia a la construcción de un
espacio interior construido por personas y que éste a su vez determina la manera de pensar,
sentir y actuar del individuo que hace parte del espacio; en relación a esto la misma autora
deduce tras su investigación que el lugar en el cual se vive condiciona la persona que es, lo
mismo sucede en el diseño interior al crear espacios para determinada persona, se debería
prever un análisis exhaustivo de la o las personas que van a habitar el espacio, y pensar en
cómo éste influye en el desarrollo de cada uno. No es lo mismo diseñar una oficina para un
diseñador de moda que una oficina para un abogado, por ejemplo, cada persona es diferente,
en su manera de pensar, ser; el público al que recibirá cada uno será distinto, una persona que
va donde un abogado usualmente lleva consigo un problema que lo aqueja, una persona que
asiste a una casa de moda trae otro tipo de actitud más relajada.
Así mismo al ser consientes de que lo que debe primar es el conocer al usuario del espacio
interior es importante a la par saber cómo podemos lograr conseguir el bienestar del mismo,
(García Luna Romero, 2022) explica haciendo referencia a la ciudad que en la construcción
del concepto bienestar subjetivo contextualizado vinculado a lo urbano es necesario
considerar que una ciudad es humanamente habitable cuando:

• Promueve seguridad
• Es asequible
• Es inteligente
• Es ecológica
• Es sostenible

Y menciona también que el desarrollo urbano debe priorizar el desarrollo de ciudades


enfocadas en el bienestar de sus usuarios considerando rasgos distintivos como: creatividad,
capacidad de innovación creación de nuevos conocimientos, transferencia de conocimiento,
capacidad de cooperación, confianza y competencias colectivas, entre otras. Nuevamente
todos estos argumentos son meramente válidos y aplicables al diseño interior de forma que un
espacio interior que promueva la seguridad para sus habitantes hará que aumente la confianza
en ellos y deseen quedarse en ese lugar; que sea asequible pensando del modo en que el
cualquier persona pueda beneficiarse del diseño interior haciendo que este dignifique a la
persona que va a habitar cualquier tipo de espacio, no se requiere recursos exclusivos para
promover un espacio que genere una sensación determinada por el usuario; es inteligente, que
sea apoye de recursos de los cuales estamos invadidos, la tecnología, saberlos emplear de
manera correcta; es ecológica, por medio de la tecnología o recursos muy básicos podemos
generar espacios que gestionen bien sus recursos; y, es sostenible a medida que el diseño
puede equilibrar los temas sociales, ambientales y económicos.
En consecuencia, al involucrar estos elementos para conseguir el bienestar subjetivo
otorgarán al diseño identidad y pertenencia. (García Luna Romero, 2022) expone también
que el bienestar subjetivo contextualizado como la capacidad del ser urbano para
comprender, definir e incidir en la modificación positiva de su entorno espacial (mediático,
intermedio u otro); intervenir en el desarrollo del proyecto de vida urbano para la
construcción de los principios y códigos que aseguran la preservación de su entorno espacial;
considerar la universalidad de la percepción de sus emociones, sensaciones y experiencias
para la construcción de entornos humanamente inteligentes que permitan la movilidad, los
distintos entornos, la identidad y la pertenencia a lo colectivo; considerando como meta final
la felicidad de todos sus habitante; similar a lo que debería conseguir un diseño interior, que
el habitante logre la felicidad en el espacio y que pueda incidir positivamente en el entorno
para conseguir su bienestar.
Se considera que tanto la felicidad como el bienestar son resultado de la respuesta ante las
distintas experiencias cognitivas del entorno (García Luna Romero, 2022), partiendo desde
esta perspectiva, cada individuo tiene una percepción distinta del espacio que habita o
transita, decimos transita porque por ejemplo en espacios destinados al uso colectivo la
percepción o sensación que provoque en el fruidor será subjetiva, a esto nacen
cuestionamientos también con respecto a qué se puede hacer o cómo se debe actuar a través
del diseño en estos casos? Pero seria un tema de discusión para otro escrito, entonces sin
salirnos de esta línea, la importancia radica nos dice la autora en crear espacios que puedan
gestar elementos que incentiven la creación de seres humanos que puedan modificar su
entorno a partir de lo que perciben y que esto, entiendo, están relacionado también con la
calidad del vida de las personas la cual se obtiene a partir de la elección de las mejores
alternativas que ofrece un espacio interior, cambiado en lugar de “el medio urbano” para
fines de esta redacción, entonces al estar en esta cuestión de la percepción en el libro se
define a la percepción como el proceso de aprehensión en donde se interpreta la realidad
observada a partir de los referentes culturales e ideológicos propios, determinando en buena
medida la conducta de las personas, siendo este factor como habíamos mencionado un poco
complejo de definirlo sobre todo en espacios colectivos porque es subjetivo, por lo que al
hablar de un diseño interior único es importante generar espacios que propicien la percepción
del usuario de forma positiva mediante el uso de recursos como las sensaciones que son
factores clave que a veces olvidamos emplear, el hecho de jugar y experimentar con nuestros
sentidos, es así con el olfato por ejemplo, la idea de emplear olores que nos transporten a
lugares donde nos sentimos en paz, y lograr ese bienestar a través de la percepción son cosas
que deberían primar dentro del diseño interior, al igual que manejar los sonidos, la vista y el
tacto para generar experiencias a un nivel mucho mayor de percepción espacial.
De aquí se desprende también el factor de la calidad de vida, factor del cual opino que se
encuentra íntimamente ligado a la percepción y el bienestar, de lo cual se despliega el tema
de hacer para el ser humando espacios que cumplan estos criterios tomando en cuenta el
factor de asequibilidad, en el que la calidad de vida de las personas este dado siempre por lo
que un espacio puede transmitir, seguridad, tranquilidad, sosiego, entre otros. De forma que
se pueda encontrar un equilibrio en el diseño interior sin entrar en temas de definir
terminantemente el concepto de calidad de vida, si no, aquí entra nuevamente el tema de
análisis diferente para cada usuario, logrando entender el concepto que éste tiene y cómo
podemos manejarlo para propiciar al ser humano satisfacción y felicidad. La mayor calidad
de vida será obtenida a partir de la elección de las mejores alternativas que ofrece el espacio
interior.
Por último quiero hacer referencia a la estructura del espacio, que para lograr la
percepción, el bienestar y por consiguiente un estándar de calidad de vida aceptable es
necesario definir estos factores de estructuración que Cruz (como se citó en García Luna
Romero, 2022) dice que “el espacio urbano está estructurado, no se organiza al azar, y los
procesos sociales que se refieren a él expresan los determinismos de cada tipo y de cada
período de organización social” indica que la ciudad responde a las decisiones o procesos
sociales al ser transformada. Hago relación a esta cuestión con la estructuración, distribución
o lazos de unión de espacios; lo que sucede en las ciudades en lo referente a las relaciones
entre usos de suelo dados por los procesos humanos llevados en cada lugar, es decir el
desarrollo urbano no es por casualidad, existe atracción por un lugar intervenido socialmente
que invita a la persona a ir a ese lugar con cualquier propósito que fuere; en relación a esto la
estructura acertada de un espacio interior considero que radicaría en la decisión de establecer
elementos en el espacio que cumplan esta función de llamar al usuario, no al azar sino un
espacio bastante pensado y estructurado con elementos, texturas y formas que hagan que el
individuo se apropie del lugar y se sienta confortable. Hacer las cosas de manera intencionada
y provocar en el individuo comportamientos positivos que generen bienestar, felicidad y que
le den una buena calidad de vida.

Bibliografía
García Luna Romero, A. C. (2022). Transgénesis urbana. Dialécticas sobre la calidad de vida.
(1a. ed. ed.) Río Subterráneo.

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