“AÑO DEL FORTALECIMIENTO DE LA SOBERANÍA

NACIONAL”
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CAJAMARCA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

 ESTUDIANTE:
BAUTISTA MARÍN, Karen Geovanna

 ASIGNATURA:
CONSTITUCIÓN, DEMOCRACIA Y CIUDADANÍA

 DOCENTE:

DRA. CS. ABG. TERESA YSABEL TERÁN RAMÍREZ

 ACTIVIDAD:

ARTÍCULO: “LA PROBLEMÁTICA DE LA UNIVERSIDAD PERUANA”

• GRUPO: “C”

2022
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NACIONAL”
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CAJAMARCA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

INTRODUCCIÓN
El presente artículo tiene como finalidad expresar de manera breve las problemáticas
actuales por las que pasan las universidades peruanas. Así como la influencia de estas
en el desarrollo de los pueblos y en la sociedad en general.
Para lo cual, tendremos en cuenta factores que afectan en la actualidad la educación de
calidad y el avance en cuanto a las investigaciones en la universidad.
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PROBLEMÁTICA DE LA UNIVERSIDAD PERUANA

La universidad se define como una institución que tiene implicación sobre todo
educativa y social. Se sabe que el objetivo de esta institución es, ante todo la
conservación y desarrollo cultural, y aunque una de sus principales funciones es la
formación profesional, no deja de lado su vinculación con el aspecto motivacional y
cognitivo del estudiante.
La universidad es uno de los primeros lugares en los que los jóvenes comienzan a
cuestionarse, por iniciativa propia, aspectos fundamentales relacionados con la realidad,
es aquí, donde se empiezan a proyectar, con más certeza, el rumbo que quieren que siga
su vida.
Esta etapa en la vida de un joven es fundamental, ya que es cuando se desarrolla
profesional y críticamente; se podría asumir que además de tener un impacto personal,
tendrá un impacto social ya que en el futuro, aquellas ideas y proyectos, tendrán la
capacidad de decidir el provenir de un pueblo, de una sociedad; por lo cual, es necesario
que existan los medios y recursos adecuados, además de la disponibilidad del
estudiante, para que esta formación sea eficiente y constructiva, lo que deriva a
cuestionar nuestro sistema universitario.
Cuando se dice “servir”, en cuanto a la universidad, directa o indirectamente, guarda
referencia con la colectividad toda. Hay que mirar a la universidad tan sólo como una
parte de esa colectividad puesta al servicio de ella.
Se sabe que, además, la universidad es una entidad económica, ya que, al ser una
persona jurídica, también rige un patrimonio.
Por otro lado, las universidades son reconocidas cada vez más como un instrumento de
desarrollo de ciudades, regiones y países, y están consideradas como un factor clave
para incrementar la competitividad y calidad de vida. El desafío para las universidades
es enfrentar un mundo en el cual los cambios sociales y productivos están en
permanente transformación.

Este artículo pretende señalar algunas de las características universitarias peruanas,

vistas como problemáticas institucionales.

Como miembros de la sociedad, podemos percibir problemas alrededor de los cuales

surgen las siguientes preguntas: ¿Tenemos los medios y recursos necesarios para tener
un desarrollo próspero a nivel cultural, cognitivo, crítico y profesional? Surgen
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preguntas de carácter general, que involucran y cuestionan nuestro desarrollo como país
¿El sistema educativo en nuestro país es eficiente? ¿La educación en nuestro país, se
puede asumir como un privilegio? ¿En verdad la meritocracia defendida por un examen
de admisión que mide conocimientos relativos es un buen filtro de selección para iniciar
una vida universitaria? ¿Alguna vez nuestro sistema educativo defenderá más una
educación constructiva y real, en lugar de motivar estudiantes memoristas? En fin, estas
dudas parten de resultados propios de gobiernos ineficientes y corruptos.
Las universidades en nuestro país presentan ciertos problemas. Pueden ser de distintos
tipos y varían desde problemática en el nivel académico, hasta problemas de los
egresados para encontrar trabajo.
Burga et. al. (2005), escribe “El deterioro de la calidad, entre 1970 a la actualidad, 34
años, aproximadamente, podríamos decir se encuentra muy relacionado con el deterioro
del presupuesto, y lógicamente de la remuneración del docente universitario. Esta, en el
caso de la universidad pública peruana, ha llegado a situarse en los niveles más bajos de
América Latina y por eso consideramos que su recuperación será lenta en la próxima
década”.
El problema más grave, evidentemente, es el del bajo nivel académico. En gran parte de
las facultades los profesores están poco preparados y desmotivados, lo que se traduce en
niveles bajos de exigencia al estudiante.
En general, la universidad no hace otra cosa que arrastrar el lastre de la mala
preparación impartida en la escuela secundaria. Por ello es frecuente escuchar quejas de
los empleadores por el desempeño deficiente de los recién egresados; la dificultad para
conseguir trabajo de muchos profesionales también responde a la mala preparación.
Lógicamente hay excepciones: las ofertas de trabajo suelen ser para profesionales
provenientes de ciertas universidades destacadas, lo que demuestra que ellas otorgan un
mejor nivel de formación. La incertidumbre económica es otro problema que aqueja
prácticamente a todas las universidades. La escasa disponibilidad de recursos lleva a
tomar medidas negativas, sobre todo en las universidades particulares, como aumentar
excesivamente el número de alumnos, poniendo en riesgo la calidad educativa también
tiene efectos negativos.
Ahora, surge la pregunta, ¿son excesivas o insuficientes las universidades en nuestro
país?, probablemente el problema no se encuentre en el aumento excesivo de
universidades, sino en el bajo nivel educativo; este es otro problema, ya que no es
razonable la numerosa cantidad de universidades, debido a que gran parte de ellas tiene
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una finalidad lucrativa que arriesga la exigencia y calidad educativa de los estudiantes.
Esta realidad ha provocado que existan ciertos controles de supervisión tales como la
acreditación y la certificación. Pero estos supuestos filtros no nos garantizan en la
realidad una calidad educativa conveniente ni espacios y áreas de funcionamiento
adecuados por parte de las universidades, debido a que existe cierta manipulación por
parte de los dueños de algunas universidades.
Otro problema parte de las investigaciones dadas en las universidades, van en torno a
las tesis de grado universitarias, ya que se mantienen estilos y esquemas anticuados, así
como carencias del lenguaje científico. Se sabe que, “un país que no hace ciencia nunca
podrá ser líder en el mundo moderno” (Arellano, 2008, p. 38).
Uno de los factores de esta problemática tiene relación con la redacción científica
universitaria: ¿Cuántos universitarios (profesores, estudiantes tesistas y autoridades) lo
dominan y tienen competencia?
Basta mirar las publicaciones universitarias, como las tesis de diploma: licenciatura,
maestría y doctorado; a revistas científicas, incluyendo indexadas (o indexadas, en
inglés) y proyectos de investigación para la posibilidad de obtener títulos de maestría y
doctorado; encuentre en él una gran evidencia de errores. Por supuesto, hay excepciones
admirables, que lamentablemente son la minoría.
Ahora, se sabe que no hay seriedad en la selección de estudiantes de instituciones
superiores; una situación que es fruto de una oferta explosiva sobre la
profesionalización universitaria. Los exámenes de ingreso no son objetivos, carecen de
criterios suficientes para aplicar selectividad, y son una excelente forma de ganar
dinero. Se podría decir que son una muestra de falsa meritocracia, porque se evalúan
conocimientos relativos a distintas áreas y si bien, de cierta forma funcionan, podría
decirse que no es una selección apropiada, ya que no posee ningún filtro de evaluación
crítica, cognitiva o psicológica que evalúen las capacidades adecuadamente de un futuro
buen profesional, y por supuesto de habilidades que caracterizan a un alumno destacado.
Aunque hay excepciones.
Y luego, en la labor docente, los profesores muchas veces se enfrentan a un contingente
de estudiantes con actitudes poco apropiadas para estudiar en la universidad.
En el caso de algunas universidades particulares, la pensión escolar es el poder que
motiva y mantiene a la institución, y por tanto, los alumnos no son tomados como tal,
sino como clientes y propiamente de un negocio, habrá que encontrar la manera de
mantenerlo como cliente necesario y satisfecho.
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Surge entonces curiosas formas de calificación, provenientes de «sutiles políticas

institucionales» para promover el tránsito académico y así mantener la masa estudiantil.
Ante esta realidad, la sociedad peruana desarrolla una cultura de cuestionar la
universidad de origen del especialista antes de confiarle atención o servicio.
Una actividad especial de la universidad es el programa educativo y su constante
actualización. Se le otorga la mayoría de las responsabilidades al docente. En la medida
en que participe activamente en esta importante herramienta universitaria, mantendrá el
impulso deseado. Desafortunadamente, en una universidad pública (democrática,
política) es difícil conseguir tal iniciativa, pero en una universidad privada (autoridades
comerciales y verticales) rápido y cooperativo.
Estos comportamientos son increíblemente valorados por los profesores que ejercen en
ambos tipos de universidades. Sin embargo, es un importante mencionar que gran parte
de la responsabilidad educativa también recae sobre el estudiante, ya que es el
encargado de buscar herramientas para afianzar sus conocimientos, tomar por iniciativa
propia la decisión de aprender más.
La verdadera universidad requiere de un ambiente en el que se cuenten con estrategias
adecuadas de trabajo y de estudio, empezando por sus pruebas de ingreso y acabando en
sus grados doctorales y en los cursos para profesionales y graduados y de extensión
cultural (sin prejuicio de que existan, al lado de ese plano, actividades deportivas y que
impulsen el desarrollo de distintas habilidades intelectuales o de sociabilidad.
A la vez necesita estar vitalizada, por una fuerte motivación democrática, en el sentido
de que a las aulas puedan llegar y de que en ellas tengan oportunidad y facilidades para
seguir adelante, orientándose en el sentido que su vocación indique, jóvenes capaces de
todas las clases sociales y de todas las regiones geográficas, pero bajo la condición de
que quieran, sepan y puedan trabajar.
Ahora, dejando de lado los aspectos científicos de la vida universitaria, se puede ver que
las afirmaciones anteriores, si son ciertas, plantean muchas preguntas.
¿Cómo gestiona la universidad los bienes que se le confían? ¿Lo está despilfarrando,
dándole demasiado a la publicidad sin sentido, o invirtiéndolo en formas más
aceptables? Se sabe que actualmente estamos pasando por una transición social,
económica y educativa, luego de una pandemia que azotó a la población globalmente,
luego de esto, se tomaron ciertas medidas para continuar la educación en las
universidades de manera presencial, sin embargo, han sido muy pocas las universidades,
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tanto públicas como privadas que han utilizado sus fondos de manera correcta para
garantizar un retorno a clases presenciales de manera segura y saludable. Partiendo
desde la salubridad, podemos empezar a evaluar las condiciones en las que se
encuentran la mayoría de las universidades en nuestro país; es una necesidad básica la
de seguridad, y lamentablemente se han evidenciado carencias de seguridad en la
infraestructura de algunas universidades, sobre todo cuando se trata de universidades
públicas.

Hablemos de la importancia de la universidad en el desarrollo de los pueblos y la

sociedad en general, Hermida (2015), expresa que “la vinculación con la sociedad, junto
con la docencia y la investigación, constituyen los pilares de la academia. Este vínculo
reside en el conjunto de acciones y procesos académicos ejecutados por los
departamentos en colaboración con sectores externos a la Universidad, como el Estado,
los gobiernos locales, los sectores productivos y la sociedad civil, conducentes a
resolver problemas y ejecutar programas y proyectos que tengan impactos positivos en
el país y el mundo”.
Es importante que la universidad redefina su camino, y regrese a aquello en lo que fue
fundada, es decir, a los principios de función social, no como una mercancía de mercado
al servicio de la élite y del modelo empresarial.
Malagón (2006), concibe que “la visión social de la vinculación de la universidad con el
entorno parte de un supuesto fundamental y es la naturaleza histórica y social de la
universidad”. (Malagón, 2006, p. 90)
La sociedad debe exigir que la universidad sea la fuente donde se desarrollen soluciones
y modelos de intervención para los problemas locales, regionales o nacionales. En la
universidad, los estudiantes deben abordar críticamente los problemas sociales y crear
soluciones en beneficio de la sociedad. De esta forma, la universidad recupera la
confianza que la sociedad ha perdido en ella.
La universidad debe asegurar este bienestar aplicando el conocimiento no como una
mercancía de mercado sino como un transformador social. El conocimiento debe ser la
clave de este cambio, no la clave de las acciones empresariales basadas en la clase
empresarial.
Martínez de Carrasquero, Rojas de Mavárez, Guillén Romero & Antúnez (2013),
ratifican que “se debe aceptar que hoy en día el trabajo de la universidad va más allá de
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sus funciones tradicionales de docencia, investigación y extensión. Ella puede además

llegar a influir poderosamente en los modelos y en las orientaciones del desarrollo
económico e industrial, social y cultural de las regiones donde está insertada”. (p. 353)
La educación superior debe servir para la realización de la transformación y la
seguridad social. Ahí es donde la universidad cumple su verdadera misión, brindando
aportes a la sociedad. La universidad debe ser la comunidad misma, sus estudiantes
deben tener una visión más amplia en beneficio de la comunidad. De esta manera, uno
de los muchos fines de la educación, a saber, el trabajo social, se crea en la formación
del carácter social progresivo de los alumnos, y se produce el fortalecimiento de la
voluntad humana frente al deseo individualista.
Toda universidad debe comprometerse a dirigir sus esfuerzos a la transformación social.
Si sólo forma efectivamente a los estudiantes con miras a la competitividad al momento
de ingresar al mercado laboral o con el objetivo de la certificación masiva, la
universidad perderá su rumbo y su alma.
Ahora, cualquier intento de fortalecer el sistema universitario del Perú debe partir de
una definición clara y general de la conciencia del verdadero rol de la universidad en la
sociedad, es decir, impartir educación superior e investigar. Para el primer requisito, es
necesario que los estudiantes sean aptos (teniendo en cuenta la preparación previa, la
motivación y la capacidad intelectual) para seguir una carrera en la universidad y
profesores del nivel adecuado. Para esto último, es imperativo que los docentes estén
capacitados y tengan los medios adecuados para realizar investigaciones.
En cualquier caso, no debe olvidarse que una investigación de calidad y bien ejecutada
atraerá o generará los recursos necesarios. Para que las universidades cumplan a
cabalidad ambas tareas, es necesario comenzar a implementar algunas medidas a
mediano plazo. Básicamente, se debe mejorar cada vez más la preparación de los
estudiantes del nivel secundario y se debe mejorar el procedimiento de admisión.
También se debe preparar un buen cuerpo docente, personas con estudios de posgrado
en universidades nacionales y universidades extranjeras. Este último objetivo es el
principal. Está claro que la principal condición para obtener todo esto es disponer de
recursos y administrarlos adecuadamente. Por lo tanto, debe prestarse especial atención
al desarrollo de la capacidad de las propias universidades para generar y gestionar estos
recursos. Básicamente, se deben eliminar los premios inútiles, pero al mismo tiempo se
debe implementar una buena política de becas, que permita dirigir los recursos a las
universidades y dar prioridad a las que más lo merecen.
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El estado puede otorgar becas a buenos estudiantes para cubrir sus gastos de matrícula
universitaria, y dependiendo de su condición económica, proporcionar recursos
necesarios para que este estudiante desarrolle un buen rendimiento sin tener
impedimentos económicos.
Se necesita ayuda externa para implementar un buen sistema. Lo ideal sería sumarse a
algún sistema de acreditación internacional: algunos grupos de países ya están
permitiendo en cualquiera de ellos el ejercicio de profesionales titulados en
universidades que tienen determinada acreditación.

CONCLUSIONES:

 Es importante que surja una reforma en cuanto al sistema de las universidades,

claramente esto no podría darse de manera radical, sino que debería darse a
través de un proceso paulatino. Es importante que el cambio empiece desde los
estudiantes, dejando de lado la apatía y fomentando un aprendizaje más
adecuado.
 Las universidades, en general, deberían recordar sus fines principales y dejar de
lado sus fines de lucro o sus intereses personales, garantizando por encima de
todo una educación de calidad.
 Tanto en universidades públicas como privadas, es necesario que se de un buen
manejo de recursos, garantizando la integridad y seguridad de todos los
miembros participes de la comunidad universitaria, en cuanto a infraestructura
principalmente, además de implementar materiales adecuados para que los
estudiantes tengan más facilidad para gestionar nuevos aprendizajes y
desarrollar proyectos investigativos de calidad.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Arellano, R. (2008). Bueno, bonito y barato. Lima: Planeta.
Burga et al. (2005) “Temas de reflexión en torno a la universidad peruana”.
Conversatorio Por una nueva reforma universitaria, 10 de mayo del 2005. UNMSM,
Perú
Hermida, C. (2015). Universidad y Vinculación con la Sociedad. El Telégrafo.
Recuperado de https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/columnistas/15/universidad-
yvinculacion-con-la-sociedad
Malagón, L. (2006). La vinculación Universidad - Sociedad desde una perspectiva
social. Educación y Educadores, 9(2), 79-93. Recuperado de https://dialnet.
unirioja.es/descarga/articulo/2288200.pdf
Martínez de Carrasquero, C., Rojas de Mavárez, L., Guillén Romero, J., & Antúnez, N.
(2012). Responsabilidad social universitaria, transferencia y mercadeo tecnológico:
vinculación con el entornosocial. Revista Venezolana de Gerencia, 17(59), 512-528.
Recuperado de https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=29024166008