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Pero los estoicos no fueron tan directos en la práctica. Mientras hablaban, escribían y
debatían, en ningún momento pusieron sus «mandamientos» en un solo lugar. No de
ninguna forma que sobreviviera, al menos. Un estoico, Crisipo, supuestamente escribía 500
líneas al día, la gran mayoría de las cuales se perdieron.
Al estudiar sus escritos para nuestra propia práctica, hemos recopilado 50 reglas de los
estoicos, tomadas de su inmenso cuerpo de trabajo a lo largo de dos mil años. Estas reglas
funcionaron, entonces, como lo hacen ahora, como guías de lo que los antiguos llamaban
«la buena vida». Ojalá algunas de ellas iluminen tu propio camino.
No hables de eso, hazlo. El objetivo del estoicismo es lo que haces. Es quien eres. Es el
acto de la virtud, no el acto de hablar de la virtud. O leyendo sobre eso. O escribiendo sobre
eso. Se trata de incorporar sus reglas y principios. Dejando que sus acciones hablen por
usted. Entonces, se recordó Marco Aurelio a sí mismo y ahora a nosotros, “No pierdas más
tiempo hablando de cómo es un buen hombre. Debes ser uno.