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A finales del año 2019, en China (ciudad de Wuhan) se presentaron los primeros casos del virus Covid

19. Este se expandió a diferentes países hasta que fue declarado Pandemia, causando que los diversos
países del mundo cerraran sus fronteras, además de declarar estado de emergencia sanitaria y nacional;
de modo que, para prevenir la expansión del virus, se establecieron una serie de protocolos y medidas
en los diferentes espacios de convivencia.

Siendo este un virus de gran magnitud provocó el aislamiento general para la población, teniendo como
beneficio el cuidado de la salud, pero como consecuencia perjudicó la vida de muchos en el área social.
Si hablamos de los adultos, podemos notar que en la mayoría de ellos la dificultad no fue tanto la social,
si no lo laboral, trayendo consigo problemas de estrés, ansiedad, y demás. En cambio, el malestar se
produjo en los adolescentes y niños.

Si nos centramos en la adolescencia, podremos observar con detenimiento lo complejo que se les ha
vuelto socializar con los demás. Lo difícil que se les hace el simple hecho de entablar una sencilla
conversación. Aquí, es donde nos damos cuenta lo grave de la situación, puesto que, la manera más
importante del ser humano para comunicarse es de esta forma. Y es triste el saber que esto puede
perjudicar a estos adolescentes en el desarrollo de su vida y carrera.

Todo esto, siendo resultado de la pandemia, ya que al estar aislados ha reforzado que el adolescente se
sumerja muchas veces en la escasa comunicación por celulares e involucrarse a fondo con la tecnología.
Sin ver presencialmente a sus pares por tanto tiempo; esto les ha originado inseguridad, timidez y más.
Lamentablemente, el desenvolvimiento de sus emociones y limitación social, han afectado los vínculos
familiares, amicales y aun en esta nueva etapa en que se insertarán a sus nuevas responsabilidades,
estudios, etc.

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