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Consigna 1: Poder de policía- Razonabilidad reglamentaria.

Ud. tiene una panadería, y


a. una nueva reglamentación lo obliga a ofrecer productos aptos para celiacos. Ello le
origina a Ud. un gran gasto ya que tiene que adaptar sus instalaciones y contratar
mayor personal, pero, ¿puede Ud. cuestionar esa medida?; ¿Qué jurisprudencia le viene
en mente al momento de analizar este caso? ¿Sería distinto la situación si la
reglamentación lo obliga a instalar una ventilación especifica por motivos de seguridad
que también tiene un alto costo para su comercio? ¿Qué pasaría si además la
reglamentación estableciera un precio fijo para la venta del pan para celiacos?
b. Detalle en que consiste el juicio de necesidad. ¿Conoce alguna jurisprudencia que lo
aplique? ¿Cómo lo aplicaría a este caso?

A. En el artículo 14 de la Constitución Nacional tenemos un conjunto de derechos y libertades


tuteladas tales como trabajar, ejercer la industria lícita, de usar y disponer de la propiedad, por lo
que podríamos cuestionar la medida basándonos, en principio, en este artículo.
Ahora, bien sabemos que los derechos no son absolutos y surge del mismo artículo 14 que, todas
esas libertades las vamos a tener conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio, es ahí donde
aparece el poder de policía, que es la facultad que tiene el Estado para emitir normas que restrinjan
libertades.
También tenemos que tener en consideración el artículo 28 que nos va a decir “los principios,
garantías y derechos reconocidos en los anteriores artículos, no podrán ser alterados por las leyes
que reglamenten su ejercicio”, es decir, estas normas no podrán ser arbitrarias, tiene que existir un
equilibrio entre la medida y la finalidad y hay que establecer si la medida adoptada está o no
razonablemente constituida con el fin que persigue.
Volviendo a la reglamentación que obliga a ofrecer productos aptos para celiacos , hay que abordar
este tema vinculándolo con varios principios, por un lado la legalidad para verificar si la norma
jurídica fue emanada por una autoridad competente, la razonabilidad , para ver si esta norma guarda
proporcionalidad en cuanto medios y fines , la igualdad de las que nos habla el artículo 16 de la
Constitución Nacional , para corroborar si esta norma persigue un interés general de tipo genérico,
ya que no podemos limitar los derechos de otras personas para el beneficio de una o un sector
determinado, sino que ese beneficio tiene que ser general y por lo tanto, genérico. Estos principios
hay que analizarlos aplicando un análisis sistémico de la Constitución, porque no se puede analizar
individualmente cada artículo, sino que hay que hacerlo razonablemente dentro de un sistema.
Sobre este juego de principios podemos nombrar cantidad de fallos para ilustrar el funcionamiento
del poder de policía en restricciones a las libertades, pero considero que uno de los más resonantes
fue el fallo del Cine Callao.
Creo que la cosa cambia si la medida fuera adoptada para mejorar las medidas de seguridad del
local, independientemente del costo, estas medidas son genéricas y garantizan la seguridad de
todos por igual, sea empleadores, empleados y clientes.
En lo que respecta a la fijación de precios para el pan para celiacos, personalmente tengo una
mirada más liberal de la economía, no considero que la fijación de precios sea la mejor alternativa
puesto que esto suele generar el efecto contrario, aumentando los costos de producción lo que
deriva en desabastecimiento y una calidad inferior del producto final.
B. El principio de razonabilidad está compuesto por tres sub-principios : el de adecuación , el de
necesidad y el de razonabilidad en sentido estricto. El juicio de necesidad es el más controvertido
de los tres ya que requiere de una gran subjetividad.
Prescribe que el legislador escoja de entre los medios idóneos para el logro del fin que procura,
aquel que resulte menos restrictivo de los derechos fundamentales involucrados. Es decir que tiene
lugar un juicio de comparación entre el medio elegido por el legislador y otros medios hipotéticos
que hubiera podido elegir. Y entre estos para cumplir con el juicio de necesidad tiene que haber
elegido la menos restrictiva.
En cuanto a jurisprudencia puedo nombrar el caso IRIZAR , en este fallo las disidencias dieron una
postura , al afirmar que no podían plantearse si la medida empleada era la más benigna de entre las
opciones disponibles. Básicamente lo que hicieron fue renunciar al principio de necesidad.
Aplicando un juicio de necesidad en el caso propuesto considero que el legislador tiene otras
opciones mejores que fijar precios e imponer la producción de productos para celiacos a las
panaderías , y una de esas opciones puede ser la reducción de impuestos de las materias primas
con las que se hace el pan ; de esa manera se generaría un incentivo para la producción del mismo ,
habría mucha oferta por lo que bajaría el precio, esto provocaría que cada panadería trabaje con
creatividad para captar clientes y produzca diferente variedad de pan y sobre todo se beneficiaría el
destinatario final , el consumidor.

Consigna 2: El lugar del Estado en la regulación de los derechos económicos.


Ponga en tensión a los autores Owen Fiss en el texto “Contra el acuerdo extrajudicial” y a
Coase en el texto “El problema del costo social”.

Ronald Coase, uno de los fundadores del análisis económico del derecho, descubrió que hay un
costo de poder celebrar un contrato y lo llamó “costo de transacción”, el cual es un elemento central
para entender el teorema de Coase.
Los costos de transacción son todos aquellos costos paralelos en los que incurre una persona /
empresa para llevar a cabo la celebración de un contrato o la realización de una determinada
transacción. Está relacionado con el tiempo de búsqueda, la velocidad y dificultad con la que se
llevan las negociaciones para arribar a un acuerdo y los costos de tiempo/recursos en el caso de un
incumplimiento para poder ejecutar el contrato.
Los costos de transacción tienen que enfrentar un problema que es el de las externalidades, es
decir el efecto que le genero a otras personas, el costo de la transacción que yo quiero realizar.
Las externalidades generan una divergencia, (justamente lo que Coase llama costo social), que es
entre el costo privado de algo y el costo social de algo, es decir, si yo desarrollo una actividad, esta
actividad tiene un costo y ese costo se traslada a los otros, pero parte del costo de mi actividad no
se incorpora a un costo mío, si no que lo absorbe otra persona, por lo tanto, no lo tengo en cuenta
para tomar la decisión.
El problema suele estar en que el costo social suele ser más alto que el costo privado.
Lo que plantea Coase es, que existan externalidades y genere un problema no necesariamente tiene
que implicar una intervención estatal a través de una regulación.
De hecho, lo que va a decir Coase es, si los costos de transacción son bajos, no importa la regla
legal para llegar a la solución eficiente, las partes se van a poner de acuerdo para resolverlos,
aunque reconoce que si los costos de transacción fueran muy altos tal vez si se requiera de
regulación e intervención Estatal, tal se puede poner como ejemplo el hecho de que una fábrica
contamine. Por más que se pusiera de acuerdo y abone una indemnización a todos los pobladores
aledaños, igualmente el tema de la contaminación y cuidado del medio ambiente es de carácter
Estatal.
En contraposición con esta postura tenemos a Owen Fiss, quien no está de acuerdo con los
métodos alternativos para la resolución de conflictos, alegando que es una técnica altamente
problemática para reducir los procesos judiciales.
Fiss se fundamenta en que, ante un conflicto entre partes, la disparidad de recursos puede
influenciar el acuerdo, por la información a la que pueda tener acceso la parte más vulnerable, por la
posible necesidad de compensación inmediata que requiera la parte más pobre, lo que pueda hacer
que llegue a un acuerdo que lo perjudique con tal de arribar a él pronto, o lo que es peor, que la
parte más pobre pueda ser forzada a acordar porque no tiene los recursos para financiar el litigio.
En cambio, la sentencia judicial aspira a la independencia de las desigualdades distributivas.
Otro de los problemas es que las negociaciones muchas veces se llevan a cabo entre
representantes de grupos u organizaciones, quienes pueden tener intereses personales para llegar a
un acuerdo que realmente no beneficie a todo el grupo u organización. Lo que decía Coase de la
negociación para disminuir los costos de transacción se vería afectada por cuestiones puramente
prácticas, no pueden ponerse de acuerdo cientos de personas a la vez, entonces el representante
podría tomar una decisión que no satisfaga a todos por igual.
Por último, la visión de los métodos alternativos de resolución de conflictos que plantea Owen Fiss,
es que tienen como objetivo principal llegar al acuerdo como sustituto de sentencia. Sin embargo,
en muchos casos la sentencia no es el fin del juicio sino solamente su comienzo.
Las negociaciones y los acuerdos buscan el acuerdo en sí, en cambio el proceso judicial busca la
verdad material, que se realice un análisis del derecho y la posibilidad de arribar a un veredicto que
sea lo más parecido a eso que se llama justicia.

Consigna 3: Emergencia
Compare las sentencias del caso Avico con las sentencias de los casos Smith, Bustos y
Massa, y la disidencia del caso Ercolano, todas de la CSJN.

La crisis del ’30 y el primer golpe de Estado en nuestro país, genera que se empiecen a abordar
temas relacionados con la crisis y emergencia, como por ejemplo el fallo Ercolano que refirió a una
crisis habitacional , derivada de un tema sociológico de la época, con la inmigración que llegaba a
nuestro país, no había donde acogerlos , por lo que se ubicaban en pensiones en condiciones
deplorables , sumado al abuso por parte de los propietarios generaron que la Corte comience un
camino de Constitucionalismo social.
Empezó a hablar de emergencia y a dictar fallos como Ercolano, donde se restringe el derecho a la
propiedad en pos de la función social, aplicando lo que se conocería como Poder de policía.
Podemos mencionar también el fallo Avico, donde primaron los derechos patrimoniales adquiridos,
en virtud del artículo 14 y 17 de la constitución nacional, por sobre la reglamentación restrictiva de
emergencia, sobre todo en casos de irretroactividad de la ley.
Ahora la implementación del sistema de emergencia como limitador de los derechos emanados por
la constitución comenzó a tomar otras connotaciones, sobre todo recién entrado el siglo XXI con los
fallos, Massa, Smith y Bustos, los tres relacionados a la crisis del 2001 y al corralito económico que
privó a los particulares retirar los fondos de sus cajas de ahorro y cuando quisieron disponer de
ellos los mismos fueron pesificados , disminuyendo así el valor real de su patrimonio en cuanto a
que estos anteriormente habían estado en dólares , los cuales no fueron devueltos en la misma
cantidad.
Cuando hablamos de Emergencia, el Congreso tiene que dictar una ley general, que proteja los
intereses de los ciudadanos, y tiene que existir una relación de razonabilidad entre la emergencia y
la restricción, además de que debe ser establecida por un tiempo determinado que debe ser breve.
Pero si lo comparamos con lo que sucedió en 2001 con la doctrina del esfuerzo compartido,
entendemos que el esfuerzo no es precisamente compartido, sino que la devaluación la padeció
solamente el ahorrista en detrimento de su Patrimonio.
A todo esto, el juez argentino que votó en disidencia en el fallo Ercolano, el Dr. Antonio Bermejo dijo:
“la propiedad no tiene valor ni atractivo, no es riqueza, propiamente, cuando no es inviolable por la
ley y en el hecho”. Sobre la escasez de viviendas dijo “en un momento dado puede ser
sobreabundancia en otro, y la misma razón de estado llevaría a imponer autoritariamente el aumento
del alquiler, lo que en definitiva significaría la desaparición de propietarios y de inquilinos
reemplazados por el Estado, que se habría convertido en empresario de un inmenso falansterio”.
Para Bermejo se alteran las garantías constitucionales al fijar por ley el precio del uso de la
propiedad sin la voluntad de su dueño, para beneficiar a otro, y así privándole de sus derechos sin
sentencia previa ni indemnización.
Bermejo consideraba que el contrato de locación es privado y no es un acto de interés público, por
lo que el Estado no puede aplicar el poder de policía para restringir el derecho que lo reglamente.
El juez Antonio Bermejo no deja dudas sobre su postura en cuanto dice que sí reconoce la facultad
de los poderes públicos para fijar el alquiler “habría que reconocerles la de fijar el precio del trabajo y
el de todas las cosas que son objeto del comercio entre los hombres. La vida económica de la
Nación con las libertades que la fomentan quedaría confiscada en manos de legislaturas o
congresos que usurparían por ingeniosos reglamentos todos los derechos individuales hasta caer en
un comunismo de Estado en que los gobiernos serían los regentes de la industria y del comercio y
los árbitros del capital y de la industria privada”.

Consigna 4: ¿El mito del consumidor racional?


Elija un sesgo cognitivo del nomenclador y relaciónelo con la protección de los derechos del
consumidor.

Sesgo de observación selectiva


Este tipo de sesgo cognitivo se da cuando dirigís tu atención a algo en función de tus expectativas,
y desatiendes el resto de la información.
Esto está relacionado con el artículo 4 de la ley de defensa al consumidor , sobre la información
adecuada y veraz , ya que las teorías de la neurociencia nos dan la pauta de que no somos
consumidores racionales , por lo que es importante cómo va a estar distribuida la información en la
publicidad de un producto, ya que la misma no está prohibida pero debe evitar ser engañosa o
confusa puesto que como dijimos antes, basados en el sesgo cognitivo de observación selectiva ,
es muy probable que el consumidor se enfoque solo en la imagen del producto y/o el precio, sin
prestar atención a las letras pequeñas de legales.
Por este motivo es que la ley del consumidor regula para que las técnicas de marketing no
perjudiquen ni tergiversen la libre elección del consumidor.

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