Está en la página 1de 18

Presión atmosférica

Barómetro aneroide, un instrumento para medir la presión atmosférica. Podemos observar que la
mayor presión marcada por el barómetro coincide con el término inglés fair (buen tiempo, anticiclónico,
sin nubes o tiempo estable, es decir, sin cambios) mientras que la menor presión indica cambios
meteorológicos bruscos, ciclónico, con vientos más o menos fuertes y, muchas veces, lluvias intensas
(rain). La zona intermedia corresponde a la presión, también intermedia, ubicada en la zona
denominada cambio (change), que indica el cambio del buen tiempo al tiempo nublado y ventoso o
lluvioso y viceversa.
La presión atmosférica es la fuerza por unidad de superficie que ejerce el aire que forma la atmósfera
sobre la superficie terrestre.1
El valor de la presión atmosférica sobre el nivel del mar es de 1013,25 hPa.2
La presión atmosférica en un punto coincide densamente con el peso de una columna estática de aire de
sección recta unitaria que se extiende desde ese punto hasta el límite superior de la atmósfera.
Como la densidad del aire disminuye conforme aumenta la altura, no se puede calcular ese peso a
menos que pudiera expresarse la variación de la densidad del aire en función de la altitud o de la
presión, por lo que no resulta fácil hacer un cálculo exacto de la presión atmosférica sobre un lugar de la
superficie terrestre. Además tanto la temperatura como la presión del aire varían continuamente, en
una escala temporal como espacial, dificultando el cálculo.
Se puede obtener una medida de la presión atmosférica en un lugar determinado pero de ella no se
pueden sacar muchas conclusiones; sin embargo, la variación de dicha presión a lo largo del tiempo
permite obtener una información útil que, unida a otros datos meteorológicos (temperatura
atmosférica, humedad y vientos), puede dar una imagen bastante acertada del tiempo atmosférico en
dicho lugar e incluso un pronóstico a corto plazo del mismo.

Variaciones de la presión[
La presión atmosférica en un lugar determinado experimenta variaciones asociadas con los
cambios meteorológicos.3 Por otra parte, en un lugar determinado, la presión atmosférica disminuye
con la altitud, como se ha dicho. La presión atmosférica se vuelve menor a razón de 1 mmHg o Torr por
cada 10 m de elevación en los niveles próximos al del mar. En la práctica se utilizan unos instrumentos,
llamados altímetros, que son simples barómetros aneroides calibrados en alturas; estos instrumentos no
son muy precisos.
La presión atmosférica también varía según la latitud. La menor presión atmosférica al nivel del mar se
alcanza en las latitudes ecuatoriales. Ello se debe al abombamiento ecuatorial de la Tierra: la litósfera
está abultada en el ecuador terrestre, mientras que la hidrósfera está aún más abultada, por lo que las
costas de la zona ecuatorial se encuentran varios km más alejadas del centro de la Tierra que en las
zonas templadas y, especialmente, en las zonas polares. Y, debido a su menor densidad, la atmósfera
está mucho más abultada en el ecuador terrestre que la hidrósfera, por lo que su espesor es mucho
mayor que el que tiene en las zonas templadas y polares. Por ello, la zona ecuatorial es el dominio
permanente de altas presiones atmosféricas por razones dinámicas derivadas de la rotación terrestre.
También por ello, la temperatura atmosférica disminuye en la zona templada un grado por cada 154 m
de altitud en promedio, mientras que en la zona intertropical esta cifra alcanza unos 180 m de altitud.
La presión atmosférica normalizada, 1 atmósfera, fue definida como la presión atmosférica media al
nivel del mar, que se adoptó como exactamente 101 325 Pa o 760 Torr.4 Sin embargo, a partir de 1982,
la IUPAC recomendó que, si se trata de especificar las propiedades físicas de las sustancias, la "presión
normalizada" debería definirse como exactamente 100 kPa o (≈750,062 Torr). Aparte de ser un número
redondo, este cambio tiene una ventaja práctica porque 100 kPa equivalen a una altitud aproximada de
112 metros, que está relativamente cercana al promedio de 194 m de la población mundial.5
Historia[

El experimento de Torricelli con un tubo y mercurio.


En la antigüedad estaban lejos de sospechar el peso del aire. Lo consideraban como un cuerpo que por
su naturaleza tendía a elevarse, explicándose la ascensión de los líquidos en las bombas por el horror
vacui, «horror al vacío», que tiene la naturaleza.
Cuando unos jardineros italianos quisieron elevar agua aspirando con una bomba de hélice, apreciaron
que no podían superar la altura de 10,33 m (cerca de 34 pies). Consultado Galileo, determinó este que el
horror de la naturaleza al vacío se limitaba con una fuerza equivalente al peso de 10,33 m de agua (lo
que viene a ser 1 atm de presión), y denominó a dicha altura altezza limitatíssima.
En 1643, Torricelli tomó un tubo de vidrio de un metro de longitud y lo llenó de (mercurio).
Manteniendo el tubo cerrado con el dedo, lo invirtió e introdujo en una vasija con mercurio. Al retirar el
dedo comprobó que el metal descendía hasta formar una columna cuya altura era 13,6 veces menor que
la que se obtenía al realizar el experimento con agua. Como sabía que el mercurio era 13,6 veces más
pesado que el agua, dedujo que ambas columnas de líquido soportaban el mismo contrapeso,
sospechando que solo el aire era capaz de realizar dicha fuerza.
Luego de la temprana muerte de Torricelli, llegaron sus experimentos a oídos de Pascal, a través del
Padre Mersenne, que los dio a conocer por medio de un tratado, actualmente depositado en París.
Aunque aceptando inicialmente la teoría del horror al vacío, no tardó Pascal en cambiar de idea al
observar los resultados de los experimentos que realizó. Empleando un tubo curvado y usándolo de
forma que la atmósfera no tuviera ninguna influencia sobre el líquido, observó que las columnas
llegaban al mismo nivel. Sin embargo, cuando permitía la acción de la atmósfera en uno de los ramales,
el nivel variaba.
Barómetro de mercurio, como el empleado por Pascal para medir la presión atmosférica.
Estos resultados le indujeron a abordar el experimento definitivo, consistente en transportar
el barómetro a distintas altitudes y comprobar si era realmente el peso del aire el que determinaba la
ascensión del líquido en el tubo. Al escribir a Perier, uno de sus parientes, el 15 de noviembre de 1647
acerca del experimento proyectado, decía:
Si sucede que la altura de la plata viva es menor en lo alto de la montaña que abajo, se deducirá
necesariamente que la gravedad y presión del aire son la única causa de esta suspensión de la plata viva,
y no el horror al vacío, porque es verdad que hay mucho más aire que pese al pie de la montaña que en
su vértice.
El 19 de septiembre de 1648, Pelier cumplió el deseo de su cuñado y realizó el experimento ascendiendo
a la cima del Puy-de-Dôme. Comparando la medida realizada en la cima, situada a una altura de
500 toesas (cerca de 1000 m), con la de base, tomada por el padre Chastin, hallaron una diferencia de
tres líneas y media entre ambas. La idea del horror vacui quedó definitivamente abandonada: el aire
pesaba.
No cabe duda del mérito de la realización del experimento; sin embargo, Descartes fue quien, en carta
escrita en 1638, doce años antes del experimento de Torricelli, afirmaba ya que:
El aire es pesado, se lo puede comparar a un vasto manto de lana que envuelve la Tierra hasta más allá
de las nubes; el peso de esta lana comprime la superficie del mercurio en la cuba, impidiendo que
descienda la columna mercurial.
No obstante, el concepto de presión atmosférica no empezó a extenderse hasta la demostración, en
1654, del burgomaestre e inventor Otto von Guericke, quien, con sus hemisferios de Magdeburgo,
cautivó al público y a personajes ilustres de la época.
Presión atmosférica y altura[editar]
Artículo principal: Pisos térmicos
La altura modifica tanto la temperatura como la presión atmosférica y sus efectos al modificarse la
densidad del aire. El fenómeno es muy sencillo: el aire se calienta en contacto con la superficie terrestre,
tanto en la parte sólida como en la superficie de los océanos y mares, especialmente, en este último
caso. Al calentarse el aire se eleva porque disminuye de densidad y por lo tanto, de presión y asciende
hasta equilibrarse la densidad de la columna ascendente del aire con su entorno a un nivel superior. Sin
embargo, la comprensión de este proceso es mucho más compleja, ya que las variaciones de la presión
no dependen exclusivamente de la altura sino de otros factores como son la mayor o menor humedad o
la latitud, que modifica sustancialmente el mayor o menor espesor de la atmósfera por razones
dinámicas: este espesor es máximo en la zona ecuatorial debido a la fuerza centrífuga de la rotación
terrestre en dicha zona y, por ende, menor en los polos. La relación entre densidad del aire y la altura
dio origen al invento del altímetro, que no es sino un barómetro aneroide graduado en metros de altitud
en lugar de unidades de presión atmosférica. Pronto se vio que al trasladar el altímetro a lo largo de un
meridiano también variaba la presión atmosférica, incluso aunque nos encontrásemos siempre al nivel
del mar. La conclusión lógica era que la altura del nivel del mar varía según la latitud, siendo mayor la
altura (y por lo tanto, menor la presión), a lo largo del ecuador terrestre, que es la circunferencia
equidistante de los polos, formada por los puntos más alejados del centro de la tierra señalando con ello
lo que se conoce como el abultamiento ecuatorial de nuestro planeta.
Un vídeo de 46 seg producido por la NASA explica brevemente lo que es la presión atmosférica y por
qué los trajes presurizados de los astronautas están rellenados con aire a la presión normal en la Tierra,
debido a que en el espacio no hay atmósfera.6
Estabilidad e inestabilidad atmosférica

Confluencia del río Tapajós con el Amazonas, mostrando en los cauces y llanuras de inundación
respectivas una casi absoluta falta de nubes, lo que indica una zona de estabilidad atmosférica o
anticiclónica por el descenso o subsidencia del aire frío que es más pesado. Esta zona anticiclónica que
coincide con el curso de los ríos se debe al fenómeno de la diatermancia y a la zona de alta presión
sobre los ríos, cuya falta de nubes se debe a que allí no existe convección.
Cuando el aire está frío, se contrae, aumenta la densidad y, por lo tanto, desciende, haciendo aumentar
la presión y provocando estabilidad barométrica o anticiclónica: se forma así una zona de calmas, es
decir, sin vientos, ya que el aire frío y pesado desciende lentamente en sentido circular y comienza a
girar casi imperceptiblemente en sentido horario en el hemisferio norte y antihorario en el hemisferio
sur. Se forma, entonces, un anticiclón. Cuando el aire está caliente, asciende, haciendo bajar la presión y
provocando inestabilidad. Se forma así un ciclón o borrasca.
Además, el aire frío y el cálido no se mezclan de manera inmediata, debido a la diferencia de
densidades; y cuando se encuentran en superficie, el aire frío empuja hacia arriba al aire caliente
provocando un descenso de la presión e inestabilidad, por causas dinámicas. Se forma entonces un
ciclón, o borrasca dinámica. Esta zona de contacto es la que se conoce como frente.
Un caso muy especial de estabilidad e inestabilidad meteorológicas se presenta durante las horas de la
mañana en los grandes ríos y sus zonas de inundación, como puede verse en la imagen satelital de la
confluencia del río Tapajós (al sur, identificado por el color oscuro de sus aguas, que indica escasez de
sedimentos en suspensión y alta proporción de ácidos húmicos procedentes de la vegetación) con el
Amazonas, con aguas de color claro por la gran cantidad de sedimentos arcillosos que contiene. Como se
puede ver, la zona anticiclónica no tiene la forma circular típica sino que se puede adaptar a la forma de
los ríos. Y la razón de ello, explicada por el fenómeno de la diatermancia es que el agua de los ríos y del
suelo a su alrededor, absorbe la radiación solar en horas de la mañana, lo que impide el calentamiento
del aire en la zona donde hay agua, bien sea en el cauce o en los suelos a su alrededor. Y durante la
noche, el agua está más caliente que el aire y es entonces cuando se forman las nubes que ascienden,
invirtiéndose la situación (con nubes en la zona fluvial y sin ellas en las áreas circundantes). Puede verse
también que en la zona donde se ha desforestado la selva tampoco hay nubes, ya que la existencia de
agua en las riberas de los ríos no está directamente relacionada con la vegetación sino con la cantidad
de agua infiltrada en el suelo la cual, en las áreas inmediatas a los ríos está permanentemente
asegurada por la alimentación freática de dicho suelo.

Teoría cinética molecular: historia, postulados y ejemplos

La teoría cinética molecular es aquella que busca explicar las observaciones experimentales de los gases
desde una perspectiva microscópica. Es decir, intenta asociar la naturaleza y comportamiento de las
partículas gaseosas, con las características físicas del gas como fluido; explicar lo macroscópico a partir
de lo microscópico.
Los gases siempre han sido objeto de interés para los científicos debido a sus propiedades. Ocupan todo
el volumen del recipiente en el que se encuentran, pudiéndose comprimir completamente sin que su
contenido oponga la menor resistencia; y si aumenta la temperatura, el recipiente comienza a
expandirse, e incluso, puede llegar a agrietarse.

Partículas gaseosas en condiciones lejanas o cercanas a la licuefacción. Fuente: Olivier Cleynen and
User:Sharayanan [CC BY-SA 3.0 (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)]
Muchas de estas propiedades y comportamientos se resumen en las leyes de los gases ideales. Sin
embargo, consideran el gas como un todo y no como un conjunto de millones de partículas dispersas en
el espacio; además, no proporciona, a partir de datos de presión, volumen y temperatura, mayor
información respecto a cómo se desplazan estas partículas.
Es así entonces que la teoría cinética molecular (TCM), plantea visualizarlas como esferas móviles
(imagen superior). Estas esferas colisionan entre sí y las paredes de manera arbitraria, y mantienen una
trayectoria lineal. No obstante, cuando disminuye la temperatura y aumenta la presión, la trayectoria de
las esferas se torna curva.
Un gas, de acuerdo a la TCM, debe comportarse como las esferas del primer recuadro de la imagen.
Pero, al enfriarse y aumentar la presión sobre ellas, su comportamiento se aleja del ideal. Se tratan
entonces de gases reales, próximos a sufrir licuefacción y pasar por ende a la fase líquida.
En estas condiciones, las interacciones entre las esferas cobran mayor importancia, a tal punto que
enlentecen momentáneamente sus velocidades. Cuanto más cerca estén de la licuefacción, más curvas
se tornan sus trayectorias (recuadro de la derecha), y sus colisiones son menos energéticas.
Historia
Daniel Bernoulli
La idea de estas esferas, mejor llamadas átomos, ya había sido considerada por el filósofo romano
Lucretius; no para los gases, sino para objetos macizos, estáticos. Por otra parte, en 1738 Daniel
Bernoulli aplicó la visión atómica a los gases y líquidos al imaginarlos como esferas desordenadas
moviéndose en todas direcciones.
Su trabajo, no obstante, violaba las leyes de la física por aquel entonces; un cuerpo no podía moverse
eternamente, por lo que resultaba imposible pensar que un conjunto de átomos y moléculas
colisionaran entre ellas sin pérdida de su energía; esto es, no era posible la existencia de las colisiones
elásticas.
Rudolf Clausius
Un siglo después, otros autores reforzaron la TCM con un modelo donde las partículas gaseosas se
trasladaban en una sola dirección. Rudolf Clausius, no obstante, recopiló sus resultados y armó un
modelo más completo de la TCM con el cual buscó explicar las leyes de los gases ideales demostradas
por Boyle, Charles, Dalton y Avogadro.
James Clerk Maxwell y Ludwig Boltzmann
En 1859, James Clerk Maxwell planteó que las partículas gaseosas exhiben un rango de velocidades a
una temperatura dada, y que un conjunto de las mismas puede considerarse mediante una velocidad
molecular promedio.
Luego, en 1871 Ludwig Boltzmann conectó las ideas existentes con la entropía, y cómo el gas
termodinámicamente siempre tiende a ocupar el máximo espacio posible de manera homogénea y
espontánea.
Postulados de la teoría cinética molecular
Para considerar el gas desde sus partículas es necesario un modelo en el que se cumplan ciertos
postulados o suposiciones; postulados que lógicamente deben poder predecir y explicar (lo más fiel
posible) las observaciones macroscópicas y experimentales. Dicho esto, se mencionan y describen los
postulados de la TCM.
El volumen de las partículas gaseosas es despreciable
En un recipiente colmado con partículas gaseosas, estas se dispersan y alejan entre ellas por todos los
rincones. Si por un momento se pudieran reunir todas en un punto específico del recipiente, sin que
haya licuefacción, se observaría que apenas ocupan una porción despreciable del volumen del
recipiente.
Significa que en el recipiente, aunque contenga millones de partículas gaseosas, realmente se encuentra
más vacío que lleno (relación volumen-vacío mucho menor que 1); por lo tanto, si sus barreras lo
permiten, él y el gas en su interior puede comprimirse de manera brusca; ya que al fin de cuenta las
partículas son muy pequeñas, al igual que su volumen.

Relación volumen-vacío de un gas en un recipiente. Fuente: Gabriel Bolívar.


La imagen superior ilustra con precisión lo comentado arriba, empleando un gas de color azulado.
Las fuerzas de atracción entre las partículas son nulas
Las partículas gaseosas dentro del recipiente colisionan entre sí sin el tiempo suficiente para que sus
interacciones cobren fuerza; aún menos cuando lo que principalmente les rodea es vacío molecular. Una
inmediata consecuencia de esto es que sus trayectorias lineales les permiten abarcar completamente el
volumen del recipiente.
Si lo anterior no fuera así, un recipiente con forma “estrambótica” y “laberíntica” tendría regiones
húmedas producto de la condensación del gas; en lugar de esto, las partículas recorren todo el
recipiente con plena libertad, sin la fuerza de sus interacciones deteniéndolas.

Trayectorias de las partículas gaseosas cuando las interacciones son nulas o insignificantes (A., lineales),
y cuando sí son importantes (B., curvas). Fuente: Gabriel Bolívar.
Las trayectorias lineales de la imagen superior (A.) demuestran este postulado; mientras que si las
trayectorias son curvas (B.), evidencia que existen interacciones que no pueden ignorarse entre las
partículas.
Las partículas gaseosas siempre están en movimiento
A partir de los primeros dos postulados converge por añadidura el hecho de que las partículas del gas
jamás dejan de moverse. Una vez difuminadas en el recipiente, colisionan entre sí y con las paredes del
mismo, con una fuerza y velocidad directamente proporcionales a la temperatura absoluta; esta fuerza
es, la presión.
Si las partículas gaseosas dejaran de moverse por un instante, se presenciaría dentro del recipiente
“lenguas de humo”, surgidas de la nada, con el tiempo suficiente para ordenarse en el vacío y dar
formas aleatorias.
Las colisiones entre las partículas y las paredes del recipiente son elásticas
Si dentro del recipiente predominan únicamente las colisiones elásticas entre las partículas gaseosas y
las paredes del recipiente, no se producirá nunca (mientras las condiciones físicas no cambien) la
condensación del gas; o lo que es igual a decir que no descansan nunca y siempre están colisionando.
Esto se debe porque en las colisiones elásticas no existe pérdida neta de la energía cinética; una
partícula colisiona con la pared y rebota a la misma velocidad. Si una partícula al colisionar disminuye la
velocidad, la otra se acelera, sin que se produzca calor o sonido que disipen la energía cinética de
ninguna de ellas.
La energía cinética no permanece constante
El movimiento de las partículas es aleatorio y caótico, de modo que no todas llevan la misma velocidad;
tal como sucede, por ejemplo, en una autopista o en una muchedumbre. Algunas son más energéticas y
viajan con mayor velocidad, mientras que otras son lentas, esperando que una colisión las acelere.
Para describir su velocidad, es necesario entonces calcular un promedio; y con ello, se obtiene a su vez
la energía cinética promedio de las partículas o moléculas gaseosas. Como la energía cinética de todas
las partículas está en constante cambio, el promedio permite un mejor control de los datos y se puede
trabajar con mayor confiabilidad.
La energía cinética promedio es igual a una temperatura dada para todos los gases
La energía cinética molecular promedio (ECmp) en un recipiente se modifica con la temperatura. A
mayor temperatura, mayor será dicha energía. Por tratarse de un promedio, puede haber partículas o
gaseosas que tengan mayor o menor energía respecto a este valor; unas más rápidas y otras más lentas,
respectivamente.
Matemáticamente puede demostrarse que ECmp depende exclusivamente de la temperatura. Esto
significa que no importa cuál sea el gas, su masa o estructura moleculares, su ECmp será el mismo a una
temperatura T y solo variará si esta aumenta o disminuye. De todos los postulados quizás este sea el
más relevante.
¿Y qué hay de la velocidad molecular promedio? A diferencia de la ECmp, la masa molecular sí influye en
la velocidad. Mientras más pesada sea la partícula o molécula gaseosa, es natural esperar que se
desplace con mayor lentitud.
Ejemplos
A continuación se mencionarán unos breves ejemplos de cómo la TCM ha logrado dar explicaciones a las
leyes de los gases ideales. Aunque no se aborden, otros fenómenos, como la difusión y efusión de los
gases, también pueden explicarse con la TCM.
Ley de Boyle
Si el volumen del recipiente se comprime a temperatura constante, la distancia que deben recorrer las
partículas gaseosas para colisionar contra las paredes disminuye; lo que es igual a un incremento de la
frecuencia de dichas colisiones, resultando en una mayor presión. Al permanecer constante la
temperatura, ECmp también es constante.
Ley de Charles
Si incrementa T, ECmp aumentará. Las partículas gaseosas se moverá con mayor rapidez y colisionarán
un mayor número de veces con las paredes del recipiente; aumenta pues, la presión.
Si las paredes son flexibles, capaces de expandirse, su área se hará más grande y la presión caerá hasta
volverse constante; y como resultado, el volumen también se incrementará.
Ley de Dalton
Si en un espacioso recipiente se adicionaran varios litros de diferentes gases, provenientes de
recipientes más pequeños, su presión total interna sería igual a la sumatoria de las presiones parciales
ejercidas por cada tipo de gas por separado.
¿Por qué? Porque todos los gases comienzan a colisionar entre sí y a dispersarse homogéneamente; las
interacciones entre ellos son nulas, y predomina el vacío en el recipiente (postulados de la TCM), por lo
que es como si cada gas se encontrara solo, ejerciendo su presión de manera individual sin la
intromisión de los otros gases.
REACCIONES QUIMICAS DESDE EL PUNTO DE VISTA ENERGETICO

El estudio de las reacciones químicas desde un punto de vista energético mejora la descripción de los
procesos químicos. La entalpía o contenido energético cambia al pasar de los reactivos a los productos y,
junto con la entropía o grado de desorden, determina el que una reacción se produzca o no
espontáneamente. La variación de entalpía en una reacción química no depende del camino seguido por
la reacción, sino sólo de los estados inicial y final.
Las reacciones químicas son procesos de transformación o cambio de unas sustancias en otras. En
ciertas ocasiones, el interés de este tipo de procesos se centra en la obtención de nuevos productos
útiles para la medicina o para la industria; en otras, se persigue la obtención de energía; tal es el caso,
por ejemplo, de la combustión de la gasolina o del carbón. En general, las reacciones químicas llevan
consigo cambios materiales y también cambios energéticos.
El estudio de los procesos químicos requiere, por tanto, algo más que cálculos sobre cuánta cantidad de
productos se forma a partir de una cantidad dada de reactivos. La determinación de la cantidad de
energía puesta en juego en una reacción o la explicación de su carácter espontáneo constituyen algunas
de las cuestiones o aspectos energéticos de las reacciones químicas.
Energía y procesos químicos
Conceptos fundamentales
Toda reacción química lleva asociada una variación observable de energía que puede manifestarse en
forma luminosa, eléctrica, mecánica o calorífica, siendo esta última, con mucho, la más frecuente. Para
estudiar un proceso químico desde un punto de vista energético, se suele considerar separadamente el
conjunto de sustancias en transformación, denominado genéricamente sistema, del resto, que recibe el
nombre de medio o entorno. De acuerdo con lo anterior, las reacciones químicas implican una
transferencia de energía que en unas ocasiones se lleva a cabo del sistema al medio y en otras en
sentido inverso. Si la reacción lleva consigo un desprendimiento de calor del sistema al medio, se
denomina exotérmica. Por el contrario, si el proceso químico implica la absorción de una cierta cantidad
de calor del medio por parte del sistema, se denomina endotérmica.
Todas las reacciones de combustión son exotérmicas; así, la reacción de combustión del hidrógeno
libera gran cantidad de calor:
H2 + ½·O2 → H2O + calor
Por el contrario, la reacción de descomposición del carbonato de calcio es endotérmica pues requiere la
aportación al sistema de una cierta cantidad de energía calorífica del medio:
CaCO3 + calor → CO2 + CaO
La cantidad de calor desprendido o absorbido en una reacción química, referida a las cantidades de
sustancias, en número de moles, que figuran en la correspondiente ecuación química ajustada, se
denomina calor de reacción. Se expresa en kilocalorías (kcal) o en kilojoule (kJ) y suele situarse en el
segundo miembro de la ecuación; en el caso de que se trate de una reacción endotérmica irá precedido
de un signo menos.
Los calores de reacción dependen de las condiciones de presión, temperatura y estado físico (sólido,
líquido o gaseoso) del sistema; por ello, cuando se pretendan hacer cálculos de energía deben
especificarse en la ecuación química dichas condiciones.
Así la reacción de formación del agua se escribirá en forma completa como:
H2 (g; 1 atmósfera) + ½·O2 (g; 1 atmósfera) → 298 K → H2O (g; 1 atmósfera) + 241,8 kJ
Dado que las diferentes sustancias son gaseosas, se ha hecho explícita la presión. En ocasiones, se
sobreentiende que los calores de reacción están referidos a unas condiciones estándar de presión y
temperatura, por lo general 1 atmósfera y 298 K, señalándose únicamente el estado físico. La ecuación
química resultante de añadir toda esta información recibe el nombre de ecuación termoquímica.
El contenido energético de las sustancias químicas
Si en los procesos químicos se producen cesiones o absorciones de energía del sistema al medio, cabe
pensar que tanto los reactivos como los productos almacenan una determinada cantidad de energía,
siendo la diferencia entre ambas la que entra en juego en la reacción química. A tal cantidad de energía
almacenada por cada una de las sustancias se le denomina contenido energético o entalpía y se
representa mediante la letra H.
De acuerdo con esto, en las reacciones endotérmicas el contenido energético de los productos es
superior al de los reactivos; el sistema ha pasado de un estado inicial menos energético a otro final más
energético, y para ello ha sido preciso la absorción de la correspondiente cantidad de energía del medio.
En las reacciones exotérmicas sucede, por el contrario, que el contenido energético de los productos es
inferior al de los reactivos, de modo que el estado final del sistema es menos energético que el estado
inicial; el sistema ha perdido energía cediéndosela al medio. En aquellas reacciones en las cuales las
condiciones de presión y temperatura se mantienen constantes, la diferencia ΔH de contenido
energético del sistema entre los estados final e inicial, o lo que es lo mismo, la energía puesta en juego
en el proceso, coincide con el calor de reacción que aparece de forma explícita en la ecuación
termoquímica. En las reacciones endotérmicas la variación de entalpía es positiva, ΔH > 0, mientras que
en las exotérmicas es negativa, ΔH < 0.
Cabe preguntarse cuál es, finalmente, la razón por la que en las reacciones químicas se producen estos
cambios de energía. La respuesta se encuentra en la propia naturaleza de los procesos químicos. Una
reacción química implica una ruptura de enlaces y una posterior recomposición de los átomos
resultantes en moléculas diferentes, formadas por nuevos enlaces.
No todos los enlaces son igual de fuertes, es decir, la energía necesaria para romperlos (energía de
enlace) es, en general, diferente, de ahí que toda reorganización implique una variación del contenido
energético del sistema. Si los enlaces de los productos son, en conjunto, más débiles que los de los
reactivos, podrá haber producción de energía y la reacción será exotérmica. Si por el contrario, los
enlaces de los productos son más fuertes que los de los reactivos, habrá sido necesario un aporte de
energía y la reacción será entonces endotérmica.
La espontaneidad de las reacciones
El principio de mínima energía
Como en toda la naturaleza, también en las reacciones químicas opera el principio de mínima energía
según el cual los sistemas materiales tienden a evolucionar en el sentido en el que disminuye su energía
potencial. Una bola rueda por un plano inclinado hasta encontrar la posición más baja, que es la de
menor energía; un muelle comprimido se expande para conseguir una condición de mínima
deformación y, por tanto, de mínima energía acumulada, y una reacción química evoluciona hacia
estados de menor contenido energético.
Sucede, en ocasiones, que siendo el contenido energético de los productos inferior al de los reactivos, el
sistema en cuestión no evoluciona espontáneamente como cabría esperar según el principio de mínima
energía. En una parte de los casos, esto es debido a que se precisa una cierta cantidad de energía, por lo
general pequeña, para poner en marcha la reacción, de la misma manera que es preciso dar un impulso
inicial a un bloque de madera para que descienda por un plano inclinado. Esta dosis de energía inicial se
denomina energía de activación y se emplea en la ruptura de los primeros enlaces, que suministrará
energía propia suficiente como para mantener la reacción por sí misma.
El principio de máximo desorden
De acuerdo con el principio de mínima energía, considerado aisladamente, ninguna reacción
endotérmica podría ser espontánea, pues en este tipo de reacciones la energía del sistema aumenta. Sin
embargo, existen en la naturaleza reacciones y procesos que, siendo endotérmicos, se producen
espontáneamente. Ello indica que, junto con la energía, otro factor debe condicionar el carácter
espontáneo de una reacción química. Ese factor adicional es el grado de desorden, también
denominado entropía (S).
La entropía depende de factores tales como el número de partículas en juego o el estado físico de las
sustancias. Así el estado gaseoso es más desordenado que el líquido o que el sólido y corresponde, por
lo tanto, a una mayor entropía.
Junto con la tendencia a alcanzar el estado de mínima energía, los sistemas químicos tienden de forma
natural a alcanzar el estado de máximo desorden y son ambos factores los que controlan conjuntamente
el carácter espontáneo de las reacciones químicas.
Un balance entre energía y desorden
El hecho observado de que la espontaneidad de las reacciones químicas dependa no sólo de la energía
sino también del desorden, puede explicarse a partir de la siguiente ecuación entre magnitudes físicas:
ΔG = ΔH - T·ΔS (23.1)
Donde H es el contenido energético o entalpía, T es la temperatura absoluta, S es la entropía y G la
llamada energía libre de Gibbs. Esta magnitud G a la que contribuyen tanto la entalpía como la entropía,
es la que determina el carácter espontáneo de una reacción química. En todos los procesos espontáneos
la energía libre del sistema disminuye, es decir, el valor final de G es menor que el inicial y, por tanto, ΔG
es negativa. de acuerdo con la anterior ecuación, tal disminución (ΔG < 0) podrá ser debida a una
disminución del contenido energético H (ΔH < 0), a un aumento del desorden (ΔS > 0) o a ambos.
El resultado final de ese balance entre energía y desorden es entonces el responsable de la
espontaneidad de la reacción. Si T·ΔS es mayor que ΔH aunque el proceso sea endotérmico (ΔH > 0) será
espontáneo (ΔG < 0). Tal es el caso de la reacción:
N2O4(g) → 2·NO2(g)
Que no es espontánea a 258 K y sí lo es a 358 K, porque, a esa temperatura, el término de desorden T·ΔS
predomina sobre el de energía ΔH, con lo que ΔG resulta negativo. Este ejemplo muestra la importancia
que tiene el factor temperatura a la hora de establecer si una reacción química es o no espontánea.
Toda reacción exotérmica (ΔH < 0) en la que tenga lugar un aumento de entropía (ΔS > 0) es espontánea
(ΔG < 0). La reacción de descomposición del agua oxigenada constituye un ejemplo:
2·H2O2 (g; 1 atmósfera) → 298 K → 2·H2O (g; 1 atmósfera) + O2 (g; 1 atmósfera) + 211 kJ
En este proceso aumenta el número de partículas (a igualdad de estado gaseoso de reactivos y
productos) por lo que aumenta el desorden; pero además, desprende calor (ΔH < 0). Ambas
circunstancias contribuyen a que la energía libre disminuya y así, el proceso tiene lugar
espontáneamente.
Además de las consideradas anteriormente, existen otras posibilidades para ese balance definido por la
ecuación (23.1). La tabla adjunta las resume esquemáticamente.
Aplicación: evolución de una reacción química
La reacción de síntesis del amoníaco:
3·H2(g) + N2(g) → 2·NH3(g)
Viene acompañada, en las condiciones de 298 K de temperatura y una atmósfera de presión, por los
siguientes cambios en las variables termodinámicas H y S:
ΔH = -22,1 kcal
ΔS = -47,4·10-3 kcal/K
Discútase en qué condiciones la reacción se efectuará espontáneamente.
Dado que ΔH es negativa hay una pérdida de contenido energético por parte del sistema, o lo que es lo
mismo, la reacción es exotérmica. Por su parte la entropía disminuye como corresponde a una
disminución en el número de moléculas que pasa de ser cuatro para los reactivos a dos para el producto.
Para averiguar si a la temperatura considerada la reacción evoluciona espontáneamente será preciso
determinar ΔG y particularmente su signo:
ΔG = ΔH - T·ΔS = -22,1 - [298 - (-47,4)·10-3] = 8,0 kcal
La ΔG resulta negativa, por tanto la reacción es espontánea. Un aumento de temperatura no favorece la
reacción; en efecto, al aumentar la temperatura el segundo término se hace más positivo y por tanto ΔG
resulta menos negativo.
 
La Energía Y Las Reacciones Químicas

Inicio » Química » La energía y las reacciones químicas


Toda reacción química lleva consigo un cambio en la energía, debida a la transformación de las
sustancias que participan en ella. La energía se puede manifestar de diversas formas:
Calor
Energía interna
Energía de activación
El calor en las reacciones químicas
Las moléculas de los compuestos químicos están formadas por enlaces que llevan una energía incluida,
la cual sostiene a los átomos juntos. Cuando ocurre una reacción química, las moléculas participantes
sufren la ruptura de algunos de estos enlaces, lo que provoca una variación de la energía. Generalmente
se presenta como un cambio en el calor.
El calor en las reacciones químicas se mide por medio de la Entalpía (H), que es una magnitud
termodinámica que describe los cambios térmicos llevados a presión constante. Se mide en calorías por
cada mol (cal/mol), y se calcula para cada compuesto de la reacción, con la fórmula siguiente:
ΔH = mCpΔT
Donde:
ΔH: cambio en la entalpía de la sustancia
m: masa de la sustancia que participa en la reacción
Cp: calor específico a presión constante, de la sustancia
ΔT: cambio de temperatura en la reacción
Si en la reacción química participan elementos, su entalpía se considera 0 porque no se ha invertido
energía en formarlos.
Para una reacción completa, cuya forma es:
2A + B --> 3C + D
La entalpía va a resultar de hacer una resta:
Entalpia de reacción = Entalpía de los productos - Entalpía de los reactivos
ΔHreacción = ΔH(3C + D) – ΔH(2A + B)
Cada una de las entalpías va llevar el coeficiente con el que actúa la sustancia en la reacción (el número
de moles. Para A, en este caso, es 2, y va a ir multiplicando al valor de su entalpía.
Por ejemplo, para la reacción de combustión del propano:
C3H8(g) + 5O2(g) --> 3CO2(g) + 4H2O(l)
ΔHC3H8 = -24820 cal/mol
ΔHO2 = 0 cal/mol
ΔHCO2 = -94050 cal/mol
ΔHH2O = -68320 cal/mol
Entalpia de reacción = Entalpía de los productos - Entalpía de los reactivos
ΔHreacción = [3(-94050 cal/mol) + 4(-68320 cal/mol)] – [-24820 cal/mol + 5(0)]
ΔHreacción = [-282150 + (-273280)] – (-24820)
ΔHreacción = -555430 + 24820
ΔHreacción = -530610 cal/mol
Tipos de reacciones químicas según el calor
Las reacciones químicas se van a clasificar en dos tipos según el calor involucrado en ellas:
Reacciones exotérmicas
Reacciones endotérmicas
Las reacciones exotérmicas son aquellas en las que, durante la interacción, las sustancias han liberado
calor. Es el caso, por ejemplo, de un ácido fuerte que entra en contacto con el agua. La solución se va
calentando. También ocurre en la combustión de los hidrocarburos, que liberan el calor en forma de
fuego, acompañado de dióxido de carbono CO2 y vapor de agua H2O.
Las reacciones endotérmicas son aquellas en las que, para comenzar a reaccionar, los reactivos deben
recibir calor. Es a partir de un calor determinado que los productos se empiezan a generar. Es el caso,
por ejemplo, de la generación de los óxidos de nitrógeno, para los que debe haber una gran cantidad de
calor en el proceso para que el oxígeno y el nitrógeno se unan en un compuesto.
La energía interna en las reacciones químicas
La energía interna (U, E) de una sustancia es la suma de las energías cinética y potencial de todas sus
partículas. Esta magnitud interviene en las reacciones químicas en los cálculos de las entalpías:
ΔH = ΔU + PΔV
Esta fórmula de la entalpía se basa en la primera ley de la termodinámica, que se escribe:
ΔQ = ΔU - ΔW
Donde:
Q: calor de un sistema termodinámico (que puede ser una reacción química). Se mide en calorías por
mol, igual que las entalpías.
U: Energía interna del sistema termodinámico.
W: Trabajo mecánico del sistema termodinámico, y se calcula con el producto de la presión por el
cambio de volumen (PΔV).
La energía de activación en las reacciones químicas
La energía de activación es aquella cantidad de energía que determinará el comienzo de las reacciones
químicas, de la siguiente manera:
Si la energía de activación es muy baja, la reacción será espontánea, es decir, comenzará por cuenta
propia y los reactivos se transformarán con sólo entrar en contacto.
Si la energía de activación es baja, se necesitará aportarle un poco de energía a los reactivos para que
comiencen a interactuar.
Si la energía de activación es alta, habrá que invertir suficiente energía para que la reacción se lleve a
cabo.
Si la energía de activación es muy elevada, habrá que recurrir a los llamados catalizadores, para volverla
más accesible.
Los catalizadores son sustancias químicas que no participan en las reacciones químicas
transformándose, pero se encargan de acelerarlas, disminuyendo la energía de activación para que los
reactivos empiecen a convertirse en productos.
Una reacción espontánea es, por ejemplo, una que se encuentra en el metabolismo humano:
la descarboxilación espontánea del acetoacetato para convertirse en acetona, en la vía de síntesis de
cuerpos cetónicos. No necesita enzimas para llevarse a cabo.
El equilibrio químico y la Ley de LeChatelier
La Ley de LeChatelier es la que rige el equilibrio en las reacciones químicas, y dice:
“Todo estímulo dado a una reacción química en equilibrio hará que esta responda contrarrestándolo,
hasta un punto de equilibrio diferente”
La Ley de LeChatelier se puede describir según las variables presión, volumen y concentración:
Si se aumenta la presión a la reacción, esta se dirigirá hacia donde se generan menos moles, ya sea hacia
los reactivos o hacia los productos.
Si se reduce la presión a la reacción, esta se dirigirá hacia donde se generan más moles, ya sea hacia los
reactivos o hacia los productos.
Si se aumenta la temperatura a la reacción, esta se dirigirá hacia donde el calor sea absorbido (reacción
endotérmica), ya sea en la forma directa (de reactivos a productos) o en la forma inversa (de productos
a reactivos).
Si se reduce la temperatura a la reacción, esta se dirigirá hacia donde el calor sea despedido (reacción
exotérmica), ya sea en la forma directa (de reactivos a productos) o en la forma inversa (de productos a
reactivos).
Si se aumenta la concentración de un reactivo, la reacción se dirigirá a generar más productos.
Si se reduce la concentración de un producto, la reacción se dirigirá a generar más reactivos.
Factores que modifican la velocidad de una reacción
La velocidad de una reacción es la concentración de los reactivos (en mol/litro) que se consume por cada
unidad de tiempo.
Existen seis factores que influyen en esta velocidad:
Concentración
Presión
Temperatura
Superficie de contacto
Naturaleza de los reactivos
Catalizadores
La concentración es la cantidad de reactivo por cada unidad de volumen (mol/litro). Si se añade una
cantidad, la reacción va a responder generando productos con mayor rapidez.
La presión sólo afecta si los reactivos y los productos son gases. La reacción va a responder de acuerdo
con la Ley de LeChatelier.
La temperatura favorece a las reacciones según sean endotérmicas o exotérmicas. Si es endotérmica, un
aumento de temperatura acelerará la reacción. Si es exotérmica, una reducción de temperatura va a
impulsarla.
La superficie de contacto ayuda a que las partículas de los reactivos estén mejor dispersos entre sí, para
que la reacción se acelere y se llegue más rápido a los productos.
La naturaleza de los reactivos, que consiste de su estructura molecular, determina la velocidad de la
reacción. Por ejemplo, los ácidos como el ácido clorhídrico (HCl) se neutralizan de inmediato, incluso de
forma agresiva, con las bases, como el hidróxido de sodio (NaOH).
Los catalizadores son sustancias químicas que no se involucran en la reacción, pero que se encargan de
acelerar o retrasar la interacción de los reactivos. Se comercializan con una forma física que ofrezca una
buena área de contacto.
Ejemplos de energía en las reacciones químicas
Se muestran a continuación los calores de combustión de varias sustancias químicas:
Metano: CH4 + 2O2 --> CO2 + 2H2O
ΔH = -212800 cal/mol (Desprende calor, es exotérmica)
Etano: C2H6 + (7/2) O2 --> 2CO2 + 3H2O
ΔH = -372820 cal/mol (Desprende calor, es exotérmica)
Propano: C3H8 + 5O2 --> 3CO2 + 4H2O
ΔH = -530600 cal/mol (Desprende calor, es exotérmica)
Butano: C4H10 + (13/2) O2 --> 4CO2 + 5H2O
ΔH = -687980 cal/mol (Desprende calor, es exotérmica)
Pentano: C5H12 + 8O2 --> 5CO2 + 6H2O
ΔH = -845160 cal/mol (Desprende calor, es exotérmica)
Etileno: C2H4 + 3O2 --> 2CO2 + 2H2O
ΔH = -337230 cal/mol (Desprende calor, es exotérmica)
Acetileno: C2H2 + (5/2) O2 --> 2CO2 + H2O
ΔH = -310620 cal/mol (Desprende calor, es exotérmica)
Benceno: C6H6 + (15/2) O2 --> 6CO2 + 3H2O
ΔH = -787200 cal/mol (Desprende calor, es exotérmica)
Tolueno: C7H8 + 9O2 --> 7CO2 + 4H2O
ΔH = -934500 cal/mol (Desprende calor, es exotérmica)
Etanol: C2H5OH + 3O2 --> 2CO2 + 3H2O
ΔH = -326700 cal/mol (Desprende calor, es exotérmica)

FORMAS O TIPOS DE ENERGIA QUE SE OBTIENE A PARTIR DE UNA REACCION QUIMICA


En cualquier tipo de reacción, la energía se propaga o se absorbe, por lo general, en modo de energía
calórica o lumínica. Se trata de la Energía de Reacción que ocurre al romper enlaces químicos y crearse
nuevos.
Como apreciación arbitraria, se comprende por signo negativo a un tipo la energía de reacción
exotérmica en la cual se pierde energía. En cambio, el signo positivo se le adjudica a la reacción
endotérmica en la que el sistema tiene la cualidad de ganar energía.
¿Qué es la energía de reacción?
En palabras simples, se puede conceptualizar como energía de reacción a aquella que se obtiene a partir
de la absorción o transferencia total de energía en una reacción.  Este tipo de energía destaca por contar
con diversos tipos de clasificaciones que varían con respecto a algunos criterios.
¿Cómo se clasifica la energía de reacción?
La energía de reacción se puede categorizar en diversos grupos teniendo en consideración algunos
aspectos importantes. A continuación, se describen cada una de estas categorías.
De acuerdo con criterios energéticos
Exotérmicos
Consiste en el tipo de energía que se propaga a partir de la creación de nuevos enlaces. Sucede cuando
dicha energía es mucho mayor que la que se pierde cuando los enlaces se rompen. Como se destaca
antes, la liberación o pérdida de energía se asocia con un signo negativo.
 Endotérmicos
En este caso la energía que es absorbida por parte de los enlaces que se han roto es superior a la
energía que liberan los nuevos enlaces. La absorción de energía se vincula consigo positivo.
Clasificación de la energía de reacción de acuerdo con su procedencia
Reacción química
El concepto de una reacción química es bastante sencillo. Las uniones químicas que se encuentran en el
interior de los átomos se rompen y se crean nuevos enlaces a partir de ellos.
En esta etapa participan dos tipos de compuestos. En primer lugar, se encuentran los reactivos y luego
que se lleva a cabo la reacción, se consigue el producto.
En términos mucho más comprensibles, se conoce como reacción química a todo proceso
termodinámico en el cual se produzca un cambio en la materia.
Cualquier tipo de reacción química causa en el cuerpo una modificación química. En este proceso, la
materia sufre cambios tanto estructurales como moleculares. Los cambios químicos, generalmente,
causan el surgimiento de sustancias nuevas diferentes a las que se tenían antes de iniciar con el proceso
de reacción.  
La particularidad de las reacciones químicas es que pueden ocurrir de modo espontáneo en la
naturaleza sin que haya participación humana en ello o también se pueden generar de forma artificial.
Muchos de los materiales que se usan en la actualidad se obtienen en las industrias por medio de
sustancias simples que se mezclan a través de una o más reacciones químicas.
 Características de la reacción química
Las reacciones químicas se caracterizan por tratarse de procesos que no pueden ser revertidos. Es decir,
implican la creación o ruptura de enlaces químicos de los átomos que impiden que la materia pueda
volver a su estado inicial.
En una reacción química el cuerpo pasa por cambios profundos. No obstante, en algunos casos no es
posible evidenciar esta modificación a simple vista. A pesar de esto, las magnitudes de los reactivos son
medibles por medio de la estequiometría.
Por otra parte, una reacción química crea productos específicos de acuerdo con el origen de los
reactivos involucrados. Además, depende también de las circunstancias en las que se lleve a cabo la
reacción.
Otro aspecto importante a destacar de la reacción química es la rapidez con la que se producen. El
manejo de la velocidad de las reacciones químicas es de vital importancia para su aplicación en el
ámbito industrial.
Un ejemplo claro de esto, se evidencia en los catalizadores. Este tipo de sustancia tiene como función
principal incrementar la rapidez con la que se lleva a cabo una reacción química. Estos compuestos no
tienen participación como tal en las reacciones, simplemente se encargan de regular la velocidad con la
que sucede el proceso.
Velocidad de reacción
En el caso de una reacción química, la velocidad puede ser lenta o rápida de acuerdo con diversos
aspectos. Esta variante se le conoce como la cinética química. Así pues, la aceleración de la reacción que
define la velocidad con la cual se lleva a cabo una reacción química se conceptualiza como la cantidad de
lunares de un compuesto modificado por unidad de tiempo.
Reacción eléctrica o corriente eléctrica
Este tipo de reacción se define como el flujo de electricidad que pasa a través de un objeto o material
conductor por un lapso de tiempo determinado. Este proceso tiene su origen gracias al movimiento de
electrones que se encuentran orbitando en el núcleo de las moléculas que constituyen al conductor.
Este desplazamiento de partículas comienza a partir del momento en el cual ambos polos del canal
conductor reciben la aplicación de una tensión externa, como una pila, por ejemplo. Este tipo de tensión
causa que se cree un campo de electricidad sobre el cual los electrones son atraídos por tener carga
negativa.
Para que se pueda dar la reacción eléctrica se necesita de material que posea una gran fracción de
electrones libres. Esto quiere decir que estén posicionados en torno al núcleo del átomo y, por
consiguiente, vulnerables de poder moverse al estar atraídos con gran potencia por este.
Con base en ellos, es posible diferenciar materiales semiconductores, conductores, y aislantes. Estas
definiciones se aplican considerando la cualidad de cada material para ser transmisor de electricidad en
mayor o menor escala.
Reacción nuclear
Una reacción nuclear es un proceso que consiste en mezclar y alterar el núcleo de una molécula y las
partículas que la constituyen.  Por medio de este tipo de procedimientos, los núcleos adquieren la
posibilidad de dividirse o combinarse por medio de la liberación o absorción de energía en relación con
cada escenario.
Una reacción nuclear puede generar la creación de diversos tipos de elementos. Una vez que los núcleos
se dividen, la energía de reacción que se presenta se conoce como fisión nuclear. En el caso opuesto, si
los núcleos se combinan, se está en presencia de fusión nuclear.
Por otro lado, en el caso de que la reacción nuclear necesite de energía externa para poder producirse,
se le define como reacción endotérmica. Si en el transcurso del procedimiento segrega energía, se está
en presencia de una reacción nuclear exotérmica.
En líneas generales, el análisis de este tipo de reacción es fundamental para la humanidad. Por medio de
reacciones nucleares, se pueden obtener grandes niveles energéticos que se emplean posteriormente
en la elaboración de electricidad.
Además, la reacción nuclear es la pieza clave en las conocidas bombas nucleares que cuentan con una
capacidad destructiva de alto nivel.
Considerando la cantidad de energía que se puede propagar, las reacciones nucleares son
verdaderamente peligrosas. Por ello, muchas personas a nivel mundial se muestran en contra de la
existencia de plantas de tratamiento nuclear.
Reacción nuclear en serie
Cuando una reacción nuclear se propaga por un lapso de tiempo considerable, se puede definir como
una reacción nuclear en serie o cadena. Esto sucede debido a que un neutrón ocasiona la fisión en una
molécula. La consecuencia de este fenómeno es la segregación de una gran cantidad de neutrones que
continúan causando más fisiones.
El aspecto indispensable para que pueda ocurrir este tipo de reacción es que tan solo uno de los
neutrones que se genera por medio de la fisión inicial, adquiera la capacidad de ocasionar más fisiones.
Factores que intervienen en la velocidad de la energía reacción
Origen de los reactivos
Existen compuestos o sustancias que pueden tener reacciones rápidas cuando interactúan entre sí. Por
ende, tienen la capacidad de llevar el proceso de reacción de un modo mucho más rápido que aquellas
que poseen un nivel de reactividad menor.
Por ejemplo, si se coloca cloro en interacción con iones sódicos, ambos podrán reaccionar velozmente
creando entonces una sustancia modificada conocida como cloruro de sodio.
No obstante, si se colocan en contacto dos gases nobles, no será posible que exista relación alguna entre
ellos en circunstancias normales, claro está.
Concentración de los reactivos
Para que se lleve a cabo una reacción, debe existir interacción entre los reactivos y tiene que haber
fricción. Es importante destacar que cuanto más elevada sea la cantidad de partículas, la cantidad de
colisiones que se generen también serán mayores.
En diversos experimentos se ha podido demostrar que la aceleración con la que ocurre una reacción es
proporcional al nivel de concentración que posean los reactivos. En tal sentido, si la concentración de los
reactivos se multiplica por dos, se puede definir la velocidad de reacción.
Temperatura
La temperatura consiste en la medida del movimiento interior de los objetos. Esto se refiere a la
agitación de las partículas en la parte interna de un cuerpo.
A mayor nivel de temperatura, mayor es el movimiento interno. Por ello, la posibilidad de que existan
colisiones también incrementa y con ella la velocidad de reacción.  
Catalizadores o inhibidores
Los catalizadores se encargan de hacer posible que el proceso de reacción ocurra de manera más rápida.
Sin embargo, es importante destacar que estás sustancias no alteran en lo absoluto el resultado final de
la reacción pues son actúa como agentes aceleradores.
Una vez que se logra obtener la reacción, los catalizadores regresan a su estado inicial.
Este tipo de sustancias son utilizadas mayormente en la industria cuando se necesita que un proceso
reactivo sea mucho más rápido. En cambio, si se necesita que el proceso sea más lento, se emplean
inhibidores.
Principio de energía mínima
Como en cualquier aspecto de la naturaleza, en las reacciones químicas existe también un principio de
energía mínima. De acuerdo con este, las estructuras materiales suelen desarrollarse en el sentido en el
cual su nivel de energía desciende.
Una esfera cae por medio de una superficie oblicua hasta que logra alcanzar la postura más baja que es
la que cuenta con menor proporción energética.
Un resorte al estar presionado se expande para poder lograr un estado de deformación leve y, en
consecuencia, la energía acumulada será mínima. En este punto, se genera una reacción química en la
menor escala de energía.
En ocasiones puede ocurrir que debido a que la cantidad de energía contenida en los materiales es
menor a la de los reactivos, la estructura en cuestión no tiene la capacidad para poder desarrollarse de
manera natural, tal y como debería suceder según el principio de energía mínima.
El principio del desorden máximo
De acuerdo con lo que plantea el principio de energía mínima, ningún tipo de reacción endotérmica
puede llevarse a cabo de forma natural, debido a que esta modalidad de reacción genera un incremento
en la energía estructural.
No obstante, existen reacciones presentes en la naturaleza que, a pesar de ser endotérmicas, si suceden
espontáneamente. Esto determina que, aunado a la energía, existe otro factor que condiciona la
espontaneidad de una reacción química. Este factor extra es lo que se conoce como el “grado de
trastorno” o denominado como entropía.
La entropía está determinada por dos aspectos claves. El primero de ellos, es la cantidad de partículas
que participan del proceso. Por otra parte, el segundo aspecto es el estado físico en el cual se encuentra
el cuerpo o la estructura expuesta a la reacción.
Así pues, el estado de gas de un cuerpo es el de mayor desorden en comparación con el sólido y el
líquido. En tal sentido, requiere de un mayor nivel de entropía.
En conjunto con la capacidad de lograr el estado de energía mínima, las estructuras químicas pueden de
forma natural, conseguir el estado de desorden máximo. Ambos aspectos, en conjunto, regulan la
modalidad natural en que puede darse una reacción química.
Conclusión
La energía de reacción se trata de aquella que se obtiene a partir de la pérdida o absorción de energía
en un proceso reactivo. Este tipo de energía varía de acuerdo con aspectos como el origen de la reacción
y sus criterios energéticos.

También podría gustarte