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1. La morfología
La morfología estudia la estructura interna de la palabra, los elementos que la componen y cómo se
relacionan, es decir, la función que esos elementos desempeñan dentro de la palabra.
b) Morfemas flexivos: son aquellos que expresan significados gramaticales (género, número, tiempo,
modo, aspecto, persona, grado). Resultan indispensables para la constitución de palabras flexivas o
variables. Se añaden al lexema y a los morfemas derivativos que constituyen la palabra y la flexionan
sin que deje de ser la misma. En español se sitúan siempre en la parte final. Indican género y número
en los sustantivos, adjetivos, artículos y en algunos pronombres (gat-o-s, blanc-a-s, tod-o-s, l-a-s).
Señalan persona, número, tiempo, modo y aspecto en el verbo, grado en el adjetivo, etc.
c) Morfemas derivativos: sólo se presentan en palabras derivadas, se añaden a la base de derivación
(lexema o lexema y otros afijos) para que la palabra se transforme en otra. Modifican la base
semánticamente y a veces sintácticamente.
Según su posición respecto al lexema, existen tres tipos de morfemas derivativos o afijos:
➢ Prefijos, si van delante del lexema: pre-juicio, des-hacer, re-abrir, pre-adolescente, sub-
marino, infra-valorado, a-moral, im-posible, sobre-saliente.
➢ Sufijos, si van detrás del lexema: zapat-ero, mantec-ado, joy-ero, nota-ble, cabez-azo, list-
ísimo, bell-eza, bon-dad, embal-aje, prohibi-ción, vende-dor. Dentro de los sufijos, son muy
utilizados en castellano los llamados sufijos apreciativos. Se trata de los diminutivos (hoj-ita,
florec-illa), aumentativos (coch-azo, libr-ote) y despectivos (fe-úcho, tip-ejo, espant-ajo).
➢ Interfijos, son segmentos átonos y faltos de significado propio que se colocan entre la raíz y
el sufijo de ciertos derivados (polv-ar-eda, pec-ec-ito, carni-c-ería, joven-z-uelo) o entre el
prefijo y el lexema (en-s-anch-ar). Como no tienen significado, no son verdaderos morfemas.
No hay que confundirlos con los sufijos y prefijos: el elemento -ar- en polvareda no es un
sufijo, pues no existe la palabra polvar, sino un interfijo que une la raíz polv- con el sufijo -
eda; en cambio, en nación-al-ista, -al- sí puede ser final de palabra (nacional), por lo que se
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trata de un sufijo. De manera análoga, la -s- de ensanchar no es un prefijo, pues no existe la
palabra sanchar; en desembarcar, -em sí puede iniciar la palabra embarcar, luego no es un
prefijo.
c) Derivadas, las que contienen morfemas derivativos. Ejs.: panadero, arboleda, incapaz,
insobornable, despeinado, tradicionalista, hojalatero, dormitorio…
Es muy importante tener en cuenta que la base léxica a partir de la cual derivamos una nueva palabra
puede ser simple, derivada o compuesta. Dicho de otra forma, podemos crear palabras derivadas a
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Se llama base léxica a la unidad a la que se le aplica un proceso morfológico. Las bases léxicas no coinciden con la raíz
en el caso de las palabras que terminan en vocal átona, como es el caso de agua y pelo.
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partir de palabras simples (jardín > jardinero), a partir de palabras derivadas (tradicional >
traidicionalista) y a partir de palabras compuestas (hojalata > hojalatero). Asimismo, este análisis nos
permite, en primer lugar, establecer el orden en la creación de palabras: a partir de tradición se forma
tradicional y, posteriormente, se crea tradicionalista, de la cual incluso se puede derivar otra
sumándole un prefijo, antitradicionalista. Y en segundo lugar, nos ayuda a diferenciar el proceso de
formación de palabras aparentemente idénticas en su estructura: aguardiente es una palabra
compuesta en la que se unen la palabra simple agua y la derivada ardiente; en cambio, hojalatero es
una palabra derivada en la que se añade el sufijo -ero a la palabra compuesta hojalata.
c) Parasintéticas. Hay dos tipos de parasíntesis: aquella que se obtiene de combinar a la vez
composición y derivación (picapedrero, sietemesino, ropavejero, misacantano; no existe *sietemes
ni *mesino) o por prefijación y sufijación simultáneas: entristecer. Este último tipo de parasíntesis es
el más productivo. Sabemos que entristecer es una palabra parasintética porque se ha creado
mediante la unión simultánea del prefijo en- y del sufijo -ecer a la raíz trist-: en-trist-ecer. Se puede
comprobar que la prefijación y sufijación se han dado al mismo tiempo porque no existen
previamente ni *entriste ni *tristecer; recuérdese que insobornable y despeinado derivaban de
palabras ya existentes: sobornable y peinado. Ahora bien, es posible crear una derivada a partir de
una palabra parasintética, pues puede ocurrir que después de añadirse simultáneamente un prefijo
y un sufijo a una raíz (em-bell-ecer), se le sume otro sufijo (de embellecer, embellecimiento).
Más ejemplos de palabras parasintéticas formadas por sufijación y prefijación simutáneas: adueñar,
acortar, aislar, arruinar, atontar, aburguesar, aterrorizar, alunizar, aterrizar, apedrear, ensuciar,
enamorar, embarcar, enjaular, embellecer, encolerizar, encarecer, expropiar, repatriar, deslumbrar,
decapitar, anaranjado, adinerado, desalmado, endiosado.
a) Siglas: son unidades léxicas formadas a partir de las iniciales de varias palabras que forman una
secuencia. Se escriben en mayúscula y sin puntos: ESO, IVA, AMPA, RAM, DNI, DVD. Según la manera
en la que se leen, las siglas pueden ser deletreadas, silabeadas o mixtas:
b) Acrónimos: este término se utiliza para designar dos fenómenos diferentes. Se denominan así a
las palabras formadas por fragmentos de otras ya existentes unidos entre sí (ofimática < oficina +
informática; informática < información + automática). También se usa el término para hacer
referencia a las siglas lexicalizadas, es decir, las que están tan integradas en la lengua común que se
escriben con minúscula: el sida. Muchos acrónimos tienen su propia entrada en el diccionario.
Ejemplos: ovni, euríbor (euro interbank offered), pyme (pequeña y mediana empresa), radar (radio
detecting and ranging), Mercosur (Mercado Común del Sur), COVID-19 (coronavirus disease), opa
(oferta pública de adquisición), Unesco (United Nations Educational, Scientific and Cultural
Organization), Unicef (United Nations International Children's Emergency Fund), láser (light
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amplification by stimulated emission of radiation), Banesto (Banco español de crédito), talgo (tren
articulado ligero Goicoechea Oriol)
c) Acortamientos: son palabras originadas al reducirse el significante de la palabra original, aunque
conserva su significado y su categoría gramatical: foto, tele, cine, chelo…
d) Abreviaturas. Son reducciones gráficas de una o varias palabras. Siempre se cierran con punto.
EE.UU (Estados Unidos) dcha. (derecha) a.C (antes de Cristo) Dña. (doña) Fdo. (firmado)
2. La semántica
El estudio del significado de las palabras es la ciencia que conocemos con el nombre de semántica.
Hemos visto que las palabras tienen un significante o parte material del signo y un significado o
imagen mental que sugiere el significante. Existe además el referente o elemento de la realidad
extralingüística al que se refieren tanto significado como significante.
2.1. Componentes del significado
El significado está compuesto por una serie de rasgos conceptuales que todos los hablantes de una
lengua asocian de una manera general a un significante. No obstante, este significado tiene dos
componentes:
a) Denotación. Constituyen los rasgos conceptuales objetivos. Es el significado que presenta una
palabra fuera de cualquier valoración subjetiva por parte del hablante. Son comunes a todos los
hablantes y es el significado que encontraremos en el diccionario:
Lince: mamífero carnívoro de la familia de los felinos endémico de la península ibérica.
b) Connotación. Constituye los rasgos conceptuales subjetivos que lleva añadidos una palabra.
Estos rasgos pueden ser compartidos por un gran número de hablantes o tener un valor
exclusivamente individual.
Lince: persona despierta y sagaz.
2.2. Relaciones de las palabras por su significado
a) Sinonimia. Un sólo significado se expresa mediante varios significantes: lecho, cama; contestar,
responder. Los sinónimos pueden ser totales o parciales:
➢ Sinónimos totales. Se da cuando dos palabras tienen el mismo significado en todos sus
contextos de uso y se pueden intercambiar sin que haya variaciones de significado
(hipsómetro/ altímetro). Los sinónimos totales son muy raros en las lenguas naturales; se dan
sobre todo en contextos científicos o técnicos.
➢ Sinónimos parciales: es una relación de semejanza semántica entre dos palabras, pero no de
total identidad. Hay muchas palabras que comparten su significado denotativo, pero se
diferencian en su significado connotativo. Las connotaciones vienen condicionadas por las
distintas variedades de la lengua:
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Tipos Propiedades Ejemplos
b) Polisemia. Una palabra es polisémica cuando podemos expresar con ella varios significados. En
la polisemia, los diferentes significados de una palabra han tenido un origen común. En los
diccionarios, las palabras polisémicas aparecen en una sola entrada con varias acepciones señaladas
con un número. Además, las palabras polisémicas pertenecen a la misma categoría gramatical.
Línea de un escrito; línea de fuego /Puente sobre un río; puente entre festivos; puente en la
dentadura /Árbol, vegetal; árbol genealógico /Araña, animal; araña, lámpara. /Nudo, lazo, nudo de
los árboles, nudo de carreteras; nudo, unidad de navegación
c) Homonimia. Consiste en la coincidencia formal de dos palabras originariamente distintas (distinto
origen o etimología) que han llegado a la coincidencia de significantes, manteniéndose la diferencia
de significados. Los homónimos tienen distintas entradas en el diccionario. La homonimia puede ser
total y parcial.
Total Relaciona palabras de la misma categoría gramatical, Llama: mamífero propio de los
como el sustantivo “llama”. Andes.
Llama: masa gaseosa en
combustión.
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Hay que tener en cuenta otra clasificación de la homonimia:
Palabras homófonas. Los significantes son similares fónicamente, pero no ortográficamente: ola /
hola; asta (palo o cuerno) / hasta (preposición); aya (persona encargada de custodiar niños o jóvenes
en las casas principales) / haya / halla.
Palabras homógrafas. La similitud es fónica y ortográfica: gato (animal) / gato (herramienta); vino
(verbo venir) / vino (bebida).
d) Antonimia es la relación que se establece entre unidades de significado opuesto. Los antónimos
pueden ser de cuatro tipos:
➢ Complementarios: es la mantenida entre dos vocablos entre los que la negación de uno
implica la afirmación del otro: hombre/mujer; vivo/muerto; macho/hembra;
presente/ausente, correcto/incorrecto.
➢ Graduales: los términos expresan puntos de una escala y admiten gradación: alto/bajo;
caliente/frío; poco/mucho; grande/pequeño; mayoría/minoría, abierto/cerrado...
➢ Inversos o recíprocos: son términos opuestos que se implican mutuamente: para que se dé
uno, tiene que darse el otro. Expresan la misma relación desde perspectivas opuestas:
comprar / vender; dar/recibir; padre/hijo; tío/sobrino, abuelo/nieto...
➢ Reversos: indican un movimiento en direcciones opuestas: ir/venir; subir/bajar; entrar/salir.
e) Hiponimia es la relación de inclusión de un significado respecto a otro. Así, el significado de ‘perro’
está incluido en el de ‘animal’; ‘tulipán’ en el de ‘flor’; etc. Los términos incluidos en el significado de
otro son sus hipónimos y el término con el significado general se denomina hiperónimo.
p.e.: tulipán, rosa, clavel, margarita, etc, son hipónimos del hiperónimo FLOR.
2.3. Asociaciones semánticas
Los signos lingüísticos, por su significado, pueden sostener entre sí distintos tipos de asociaciones:
a) Campo semántico: conjunto de palabras de la misma categoría gramatical que comparten un
núcleo de significación común, aunque tengan lexemas diferentes. Tenis, natación, fútbol, esgrima...
constituyen un campo semántico, porque son todos sustantivos que designan un deporte.
b) Campo asociativo: es una asociación mucho más abierta y libre. Está compuesto por todas las
palabras que un hablante determinado asocia entre sí a partir de su experiencia de la realidad
extralingüística. Por ejemplo, la palabra “buey” se asocia con otras como: vaca, toro, ternero,
cuernos, rumiar, etc.; pero también con carreta, yugo, labranza, etc.; finalmente, puede sugerir ideas
de fuerza, resistencia, trabajo paciente, pero también de lentitud, pesadez, de pasividad. Las palabras
de un campo asociativo sí pueden pertenecer a distintas categorías gramaticales.
3. El léxico
3. El léxico del español
El léxico es el conjunto de todas las palabras de una lengua. Este conjunto está sometido a un cambio
continuo, pues constantemente se incorporan al vocabulario palabras nuevas, mientras que otras
caen en desuso y acaban por desaparecer.
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Las palabras de reciente incorporación al idioma se denominan neologismos y las que han dejado de
utilizarse, arcaísmos (cras, hogaño, etc.).
3.1 El léxico heredado
La mayor parte de las palabras del español, como es lógico, proceden del latín que se hablaba en la
península ibérica hacia el siglo III. Dentro de este conjunto podemos distinguir:
a) Palabras patrimoniales, que han experimentado todos los cambios fonéticos normales en el paso
del latín al castellano:
LUPUM > lobo
FILIUM> hijo
OCULUM > ojo
b) Cultismos: son palabras procedentes del latín que no han experimentado una evolución fonética
normal, bien porque se han incorporado a la lengua tardíamente o porque pertenecen a campos de
la experiencia particularmente conservadores:
OCULUM >oculista
FILIUM> filial
SIGNUM> signo
c) Los semicultismos son palabras que han experimentado algunos de esos cambios, pero no todos:
FIDEM> fe
SAECULUM> siglo
Si las palabras fidem y saeculum hubiesen evolucionado todo lo esperado, el resultado hubiera sido
*fede y *sejo.
Algunos étimos latinos han generado una palabra patrimonial y un cultismo. Son los llamados
dobletes léxicos:
COLOCARE> colocar / colgar
AUSCULTARE > auscultar / escuchar
CALIDUM > cálido / caldo
3.2. El léxico adquirido
Con el paso del tiempo, la lengua ha ido incorporando a su acerbo léxico términos procedentes de
otras con las que en algún momento ha entrado en contacto. Son los llamados préstamos.
a) Los préstamos históricos, palabras ya totalmente asentadas en la lengua, se clasifican según su
origen:
Voces prerromanas: balsa, barranco, garza, barro...
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Vasquismos: izquierda, pizarra, boina...
Catalanismos: crisol, esquirol, paella...
Galleguismos: mejillón, batea, vigía...
Arabismos: alcalde, acequia, aduana ...
Germanismos: espía, guerra, guardar...
Italianismos: soneto, batuta, novela...
Americanismos: chocolate, patata, maíz…
Galicismos: restaurante, garaje, pincel...
Anglicismos: cheque, champú, fútbol...
b) Los préstamos actuales
En la actualidad, siguen incorporándose préstamos que difunden, sobre todo, los medios de
comunicación. La mayoría de los préstamos recientes provienen del inglés (club, dúplex…), pero
también los hay de otras lenguas (toilette, baguette…).
Los préstamos se dividen en extranjerismos, palabras hispanizadas y calcos.
➢ Extranjerismos. Mantienen su grafía original, sin adaptarse a la fonética ni a la ortografía del
castellano: zapping, pizza, hacker, fashion, flash, bluetooth, baguette, footing…Desde el
punto de vista normativo se acepta el uso del extranjerismo, pero se desaconseja cuando
existe en el castellano una palabra para denominar esa realidad (parking en vez de
aparcamiento; spot en vez de anuncio; hashtag en lugar de etiqueta).
➢ Palabras hispanizadas. Son los préstamos que sí se han adaptado a la ortografía del
castellano. Algunos ejemplos son: yogur (del francés yogourt); estándar (del inglés standard)
o espagueti (del italiano spaghetti); cruasán (del francés croissant); bisté (del inglés beefsteak;
eslogan (del inglés slogan).
➢ Calcos: los calcos imitan la estructura, los elementos constitutivos o el significado de una
palabra extranjera. Existen calcos formales y semánticos:
❖ Calcos formales: traducen el significado de los componentes de la lengua de origen.
Por ejemplo, rascacielos, del inglés skyscraper.
❖ Calcos semánticos: copian el significado de la lengua extranjera, pero no la forma. Se
produce cuando una palabra ya existente en la lengua asume un sentido que tiene su
traducción en otra, pero que originariamente le es ajeno. Por ejemplo:
Mouse: roedor, pero también dispositivo en un ordenador.
El término español ratón, con su significado de roedor acabó asumiendo también el segundo
significado de dispositivo de un ordenador, que ya tenía en inglés.
Se siguen incorporando a la lengua términos procedentes del latín o del griego (déficit, quorum…)
especialmente a través del lenguaje científico (enzima, cefalgia).