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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD DEL ZULIA


FACULTAD DE ARQUITECTURA Y DISEÑO
DIVISIÓN DE ESTUDIOS PARA GRADUADOS
DOCTORADO EN ARQUITECTURA

LA MARACAIBO SUBURBANA 1897-1945.


ORIGEN Y CONSOLIDACIÓN DE LOS PRIMEROS SUBURBIOS

TESIS DOCTORAL PARA OPTAR AL TITULO DE:


DOCTOR EN ARQUITECTURA

AUTOR: ARQUITECTO JAVIER SUÁREZ ACOSTA


TUTOR: DRA. ARQ. ALEXIS PIRELA TORRES

MARACAIBO, JULIO DE 2010


LA MARACAIBO SUBURBANA 1897-1945.
ORIGEN Y CONSOLIDACIÓN DE LOS PRIMEROS SUBURBIOS

Suárez Acosta, Javier Enrique

_____________________________
C. I. 7.758.252
Dirección: Urbanización la Victoria Av. 81 A, N 69ª-25.
0261-7782356
arqjesa@hotmail.com

Alexis Pirela Torres


AGRADECIMIENTO

En el momento de hacer el balance del proceso que me condujo a la culminación


de este estudio doctoral, es justo recordar a aquellas personas que ocupan un
lugar en mis gratitudes:

A mi Tutora Dr. Arq. Alexis Pirela Torres, quien tuvo la fortaleza para gestar el
Programa de Doctorado de Arquitectura de la Universidad del Zulia; pero sobre
todo, por siempre haber cultivado mi formación y guiado mi ejercicio académico.

A los Decanos: Miguel Sempere, Ramón Arrieta y Susana Gómez, por haber
promovido, viabilizado y apoyado incondicionalmente el Programa de Doctorado
de Arquitectura de la Universidad del Zulia y sus doctorandos.

A la coordinadora del programa Dra. Thaís Ferrer por el apoyo incondicional a


nuestra formación.

A la Universidad del Zulia por brindarme el beneficio académico de la Beca


Sueldo.

A mis compañeros del Departamento de Historia de la Ciudad la Arquitectura y el


Diseño y del Laboratorio de Historia de la Arquitectura y el Urbanismo Regional
por su incondicional apoyo y colaboración.

Al Dr. Germán Cardozo Galué, la Dra. Arlene Urdaneta y la Dra. Ileana Parra
Grazina por ayudarme a entender el rigor del oficio de historiar.

A la Br. Azarel Moreno y la Br. Paola de la Hoz colaboradoras de mis proyectos de


investigación.
DEDICATORIA

A Carlos Augusto, Victoria,


Isabela y José María Ángel.
ÍNDICE GENERAL

AGRADECIMIENTO ................................................................................................3

DEDICATORIA ........................................................................................................4

ÍNDICE GENERAL ...................................................................................................5

ÍNDICE DE FIGURAS ..............................................................................................8

RESUMEN .............................................................................................................16

ABSTRAC ..............................................................................................................17

INTRODUCCIÓN ...................................................................................................18

CAPITULO I. CONSIDERACIONES TEÓRICAS, METODOLÓGICAS Y


CONCEPTUALES PARA EL ESTUDIO DEL MEDIO SUBURBANO. ...................30

1. Acerca de los conceptos de modernidad, modernización y modernismo.


32

2. Consideraciones acerca del método histórico-urbano. ............................38

2.1. Consideración epistemológica para un estudio histórico-urbano. ......38

2.2. Historiografía urbana y el estudio del medio suburbano marabino.....40

2.3. La mirada cosmopolita. Una óptica contemporánea desde la


globalidad histórica. ........................................................................................46

3. Consideraciones acerca de la noción de Medio Suburbano. ...................55

CAPÍTULO II. LA CIUDAD DECIMONÓNICA ANTES DE 1883. BARRIOS Y


ARRABALES .........................................................................................................62

1. La ciudad antes de la independencia. .....................................................64

2. La ciudad en el plano de 1827. La Maracaibo heredada del período


hispano. ..............................................................................................................67

2.1. Los límites y el núcleo urbano en la ciudad de 1827. .........................69


2.2. Barrios y arrabales aledaños en la ciudad de 1827. ...........................74

3. La ciudad republicana y mercantil de la segunda mitad del siglo XIX. ....80

4. 1883. La ―Nueva Ciudad‖ finisecular........................................................85

CAPITULO III. ORÍGENES DE LA MARACAIBO SUBURBANA ...........................95

1. El Territorio a finales del siglo XIX. ..........................................................97

2. La ciudad de finales del siglo XIX. ......................................................... 100

3. Los Haticos: el primer suburbio de Venezuela. ..................................... 106

4. El Milagro: un suburbio de entre siglos. ................................................. 137

5. Origen y clasificación de los primeros suburbios. .................................. 150

CAPITULO IV. 1908-1926. LOS SUBURBIOS DEL SIGLO XX. .......................... 155

1. El Siglo XX. Una nueva realidad política y económica. ......................... 157

2. Bella Vista: el suburbio de 1908. ........................................................... 165

3. Los primeros suburbios en la ciudad de 1915. ...................................... 182

4. Las Delicias: el Suburbio de 1918. ........................................................ 185

5. Origen y clasificación de los suburbios del novecientos. ....................... 189

CAPITULO V. 1926-1945. ORIGEN Y CONSOLIDACIÓN DE LOS PRIMEROS


SUBURBIOS POPULARES. ................................................................................ 194

1. El Ensanchamiento de 1926. Decadencia y transformación de los primeros


suburbios. ............................................................................................................ 196

2. La Ordenanza sobre Arquitectura Municipal y Ornato Público del Distrito


Maracaibo, de 1927. Arquitectura urbana y arquitectura suburbana. .................. 208

3. 1927. El Ensanche y la nueva ciudad petrolera. ........................................... 214

4. Los primeros suburbios en la ciudad de 1936. ............................................. 233

5. Los intersticios urbanos. Origen de los viejos suburbios populares. ............. 240

5.1 El Suburbio Los Valles Fríos. .............................................................. 241

5.2 El Suburbio Las Veritas. ...................................................................... 245


5.3 El Suburbio La Pomona. ...................................................................... 250

6. Origen y clasificación de los primeros suburbios populares. ........................ 255

CONCLUSIONES ................................................................................................ 258

REFERENCIAS ................................................................................................... 277


ÍNDICE DE FIGURAS

Figura 1. Grafico de lo que se entiende por medio suburbano. .............................56

Figura 2. Grafico del patrón de ocupación urbana del arrabal y del barrio. ...........57

Figura 3. Plano de ubicación de la ciudad respecto a la Bahía de Maracaibo, sus


caminos y lugares aledaños para finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX......65

Figura 4. Detalle de la ciudad y su entorno hacia 1823. Elaboración propia, 2010.


...............................................................................................................................67

Figura 5. Plano de la ciudad de Maracaibo de 1827. Ubicación de los límites de la


ciudad y del núcleo urbano. Elaborado por Agustín Codazzi, 1827. ......................72

Figura 6. Plano de ubicación de la ciudad respecto a la Bahía de Maracaibo, sus


caminos y lugares aledaños para 1827. Detalle de la ciudad y su entorno hacia
1827. Elaboración propia, 2010. ............................................................................78

Figura 7. Fotografía del pórtico del Cementerio de los Extranjeros. Archivo


fotográfico del LHAUR. ..........................................................................................84

Figura 8. Superposición de la traza urbana de 1827 sobre el Plano Topográfico de


Maracaibo de 1883. Elaboración propia, 2010.......................................................87

Figura 9. . Detalle de las fundaciones y las exclusas internas de seguridad


elaborado por Agustín Codazzi para la defensa de Maracaibo. Pérez Rancel,
2002, p. 61. ............................................................................................................88

Figura 10. Página de las Memorias de Artillería, manuscritas por Agustín Codazzi.
Pérez Rancel, 2002, p. 135....................................................................................89

Figura 11. Plano de la ciudad de Maracaibo de 1883. Barrios y Arrabales.


Elaboración propia, 2010. ......................................................................................92

Figura 12. La Ciudad Nueva de 1883. Elaboración propia, 2010. ..........................94


Figura 13. Detalle del distrito Maracaibo. La ciudad y sus alrededores. Mapa del
Estado Zulia de 1894. Ubicado en el Instituto Geográfico de Venezuela Simón
Bolívar. Caracas. ...................................................................................................99

Figura 14. Sector El Empedrado en el plano de 1889. Elaboración propia, 2010.


............................................................................................................................. 101

Figura 15. Sector noroeste de Maracaibo en el plano de 1889. Elaboración propia,


2010. .................................................................................................................... 102

Figura 16. Sector Los Haticos en el plano de 1889. Elaboración propia, 2010. ... 102

Figura 17. Límites de la ciudad de Maracaibo para 1897. Elaboración propia, 2010.
............................................................................................................................. 105

Figura 18 Referencias geográficas (puntas y ensenadas) de la costa sur de la


bahía de Maracaibo. Elaboración propia, 2010.................................................... 107

Figura 19. Fotografía que muestra una vista del puerto de Maracaibo desde Los
Haticos. El Cojo Ilustrado, 1889, p. 432. .............................................................. 111

Figura 20. Fotografía de los baños de mar en Estocolmo. El Cojo Ilustrado 1901, p.
461. ...................................................................................................................... 114

Figura 21. Pozo Artesiano en Maracaibo. El Cojo Ilustrado, 1889. p. 557. .......... 118

Figura 22. Aviso de molino de viento, marca ―Aermotor‖ El Avisador, 10 de mayo


de 1889. p. 1. ....................................................................................................... 119

Figura 23. Aviso de molino de viento, marca ―Manvel‖. El Avisador, 10 de mayo de


1889. p. 5. ............................................................................................................ 119

Figura 24. Fotografía del ―Camino rural‖ en Los Haticos hacia la década de 1880.
Irragorri, 2007, p. 67. ........................................................................................... 121

Figura 25. Fotografía del camino de Los Haticos hacia 1892. El Cojo Ilustrado,
1892, p. 225. ........................................................................................................ 126

Figura 26. Fotografía del muelle y casa de baño en Los Haticos. Benet, 1929, p.
65. ........................................................................................................................ 127

Figura 27. Fotografía del bote de la familia von Jess. Gross, 1989, p. 155. ........ 128
Figura 28. Fotografía de la vista general de la casa de campo de la familia Gross
hacia 1893. En la fotografía es posible apreciar la composición atomizada de los
pabellones. Gross, 1989, p. s/p. .......................................................................... 132

Figura 29. Fotografía de kiosco y paneles de romanillas en la casa de la familia


Gross hacia 1893. Gross, 1989, p. s/p. ................................................................ 132

Figura 30 Fotografía de Villa Asunción en Los Haticos en 1880. Detalle de porche


decorado con tabiquería de madera calada de estilo gigerbread. Irragorri, 2007, p.
56. ........................................................................................................................ 132

Figura 31 Fotografía de la parte alta de Los Haticos, al fondo del templo puede
observarse la persistencia del modelo del hato hispano. Revista Elite, 1927. ..... 133

Figura 32. Fotografía de una regata en el Lago realizada por la ―Sociedad Sport de
Damas‖. El Cojo Ilustrado, 1902, p. 165. ............................................................. 135

Figura 33. Referencias geográficas (puntas y ensenadas) de la costa norte de


Maracaibo..Elaboración propia, 2010. ................................................................. 138

Figura 34. Fotografía aérea del suburbio El Milagro a hacia 1900. Cojo Ilustrado,
1900, p. 198. ........................................................................................................ 142

Figura 35. Fotografía de la costa de El Milagro hacia 1893. El Cojo Ilustrado, 1893,
p. 389. .................................................................................................................. 142

Figura 36. Fotografía del suburbio El Milagro a hacia 1920. Villasmil, 1920, Foto
23. ........................................................................................................................ 143

Figura 37. Acuarela del Hato Hamburgo. Bornhorst, 1993, p. 59. ....................... 146

Figura 38. Fotografía del interior del Hato Hamburgo donde es posible observar los
paneles de romanillas. Bornhorst, 1993, p. 34. .................................................... 146

Figura 39. Fotografía del muelle y casa de baño de la casa Larsen. Colección
Fototeca Arturo Lares Baralt. AHEZ. ................................................................... 147

Figura 40. Fotografía del patio de la casa Larsen. Colección Fototeca Arturo Lares
Baralt. AHEZ. ....................................................................................................... 147

Figura 41. Fotografía del tranvía eléctrico de El Milagro para la década de 1920.
Colección Fototeca Arturo Lares Baralt. AHEZ. ................................................... 148
Figura 42. Fotografía aérea del suburbio El Milagro a hacia 1929. Benet, 1929, p.
98. ........................................................................................................................ 148

Figura 43. Fotografía de la Central Venezuela. Casa de habitación de empleados.


Villasmil, 1920, Foto 10. ....................................................................................... 161

Figura 44. Fotografía de una vieja cabría de madera en el Estado Zulia. Baptista,
1966, p.13 ............................................................................................................ 162

Figura 45. Fotografía del ferrocarril en la parada de la playa de Bellavista.


Morrison, 2007, p. s/p. ......................................................................................... 168

Figura 46. Fotografía del ferrocarril de Bella Vista donde puede apreciarse la
arquitectura del suburbio. Morrison, 2007, p. s/p. ................................................ 168

Figura 47. Fotografía del Manicomio de Bella Vista. 1906. El Cojo Ilustrado, 1906,
p. 302. .................................................................................................................. 169

Figura 48. Plano de la Carretera Rehabilitación. Indica el curso que debió seguir el
ferrocarril y posteriormente el tranvía eléctrico para unir los núcleos de Los Tres
Pesos, La Hoyada y Bella Vista. Este plano igualmente indica el lugar de
Cementerio de Santa Lucía y del ―Estanque del Acueducto. Criollo, 1917, s/p. .. 175

Figura 49. Fotografía del suburbio Bella Vista hacia 1917. Se observa el tendido
eléctrico para el tranvía y la Carretera Rehabilitación en el Kilometro 3, en conjunto
con el cercado de ―palo a pique‖ y los jardines remiten de las casa-quinta remiten
a una imagen similar que la de Los Haticos decimonónicos pero evidentemente el
ancho de la vía define otra escala urbana. Criollo, 1917, p. s/p........................... 177

Figura 50. Fotografía del suburbio Bella Vista hacia 1929. Benet, 1929, p. 23.... 179

Figura 51. Fotografía de la casa de campo del señor J. Leseur en Bella Vista.
Colección Fototeca Arturo Lares Baralt. AHEZ. ................................................... 180

Figura 52. Fotografía de casa de campo con porche y veranda de madera en Bella
Vista. .................................................................................................................... 181

Figura 53. Fotografía de la casa-quinta de Bella Vista hacia 1929. Benet, 1929, p.
32. ........................................................................................................................ 181
Figura 54. Plano Topográfico de la Ciudad de Maracaibo de 1915. Revista
Actualidades. Colección Mapoteca. Biblioteca Nacional. Caracas. ..................... 183

Figura 55. Garaje Municipal del Aseo Urbano. Benet, 1929, p. 65. ..................... 188

Figura 56. Fotografía de la avenida Las Delicias hacia 1929. Colección Fototeca
Arturo Lares Baralt. AHEZ. .................................................................................. 189

Figura 57. Fotografía del Palacio Roncajolo, primera sede de la Caribbean


Petroleum Company.Díaz, 2006, p.26. ................................................................ 199

Figura 58. Fotografía de quinta ubicada en la Carretera Unión que sirvió de sede
de las oficinas de The Lago petroleum. Elite, 1927. ............................................ 199

Figura 59. Plano que muestra las diferentes secciones que se limitan en la
Ordenanza de Terrenos Ejidos de 1926. Quijano, 2002, p.252. .......................... 204

Figura 60. Detalle del Plano de Maracaibo de 1927, donde puede observarse la
propuesta de cuadricula del Ensanche. Atencio, 2003, p.132. ............................ 205

Figura 61. Detalle del Plano de 1927. Puede observarse el tejido orgánico
propuesto en el área que posteriormente se denominó El Paraíso. Atencio, 2003,
p.132. ................................................................................................................... 206

Figura 62. Fotografías que muestran el modelo de casa-quinta denominada ―Villa


Marabina‖. Archivo del proyecto de investigación La arquitectura doméstica
Maracaibo (1870-1930). La vivienda por pabellones. CONDES-LHAUR. 2005. .. 213

Figura 63. Plano general de desarrollo urbano de Riverside de 1869. Sica, 1981,
p.661. ................................................................................................................... 216

Figura 64. Plano de las colonias petroleras asentadas sobre la cuadricula del
ensanche de 1927.Elaboración propia, 2010. ...................................................... 218

Figura 65. Plano de las colonias petroleras asentadas sobre áreas no


urbanizadas.Elaboración propia, 2010. ................................................................ 219

Figura 66. Fotografía de una colonia residencial petrolera en 1930. Baptista, 1966,
p. 9. ...................................................................................................................... 220

Figura 67. Fotografía de casa petrolera donde es posible observar las


características descritas. Romero, 1997, p.40. .................................................... 220
Figura 68. Avisos de 1931 donde se oferta la venta de casa en Bella Vista,
publicado en español e inglés. Maracaibo Grafico, 31 de diciembre de 1931, p. 18.
............................................................................................................................. 221

Figura 69. Aviso de prensa donde se promocionan películas norteamericanas.


Diario Panorama, 25 de mayo de 1935, p. 5........................................................ 222

Figura 70. Plano con los límites de los terrenos pertenecientes a las Compañías
Anónimas que desarrollaron las urbanizaciones El Paraíso, Santa María y Baralt.
Elaboración propia, 2010. .................................................................................... 224

Figura 71. Fotografía del palacete de Joshua Da Costa Gómez. Colección


Fototeca Arturo Lares Baralt. AHEZ. ................................................................... 225

Figura 72. Fotografía del palacete de la familia Pardi en Bella Vista. Colección
Fototeca Arturo Lares Baralt. AHEZ. ................................................................... 228

Figura 73. Fotografía del palacete Cerro azul. Colección Fototeca Arturo Lares
Baralt. AHEZ. ....................................................................................................... 228

Figura 74. Avisos de prensa donde se promociona la casa norteamericana. Diario


Panorama, 23 de febrero de 1921, p. 6. .............................................................. 229

Figura 75. Avisos de prensa donde se promociona los valores estéticos de las
viviendas norteamericanas. Diario Panorama, 13 de octubre de 1933, p. 4. ....... 230

Figura 76. Avisos de prensa donde puede observarse el modelo del ―balloon
frame‖ tropical. Diario Panorama, 13 de junio de 1935, p. 8. ............................... 230

Figura 77. Fotografías que muestran el modelo de casa-quinta victoriana


Marabina. Archivo del proyecto de investigación La arquitectura doméstica
Maracaibo (1870-1930). La vivienda por pabellones. CONDES-LHAUR. 2005. .. 232

Figura 78. Fotografías que muestran dos modelos de arquitectura domestica que
muestran la influencia petrolera: la fotografía izquierda muestra una casa elevada
en zancos con paredes de madera y techos de zinc. La fotografía izquierda
muestra una casa elevada del suelo, con hastial frontal, techos de zinc y cielo raso
en el porche. Archivo del proyecto de investigación La arquitectura doméstica
Maracaibo (1870-1930). La vivienda por pabellones. CONDES-LHAUR. 2005. .. 232
Figura 79. Plano de Bella Vista en 1936 donde se señalan su ámbito de interés
urbano-patrimonial. Elaboración propia, 2010. .................................................... 234

Figura 80. Fotografía de la avenida Bella Vista hacia finales de la década del
treinta. Colección Fototeca Arturo Lares Baralt. AHEZ. ....................................... 235

Figura 81. Plano de Los Haticos en 1936 donde se señalan su ámbito de interés
urbano-patrimonial. Elaboración propia, 2010. .................................................... 236

Figura 82. Plano de El Milagro en 1936 donde se señalan su ámbito de interés


urbano-patrimonial. Elaboración propia, 2010. .................................................... 237

Figura 83. Fotografía de la avenida El Milagro hacia finales de la década del


treinta. Álbum Pascual, 1933, p.18. ..................................................................... 238

Figura 84. Plano de Las Delicias en 1936 donde se señalan su ámbito de interés
urbano-patrimonial. Elaboración propia, 2010. .................................................... 239

Figura 85. Fotografía de la avenida Bella Vista hacia finales de la década del
treinta. Álbum Pascual, 1933, p.64. ..................................................................... 240

Figura 86. Hornos de ladrillo en el Empedrado. El Cojo Ilustrado, 1900, p. 431. . 243

Figura 87. Plano de Los Valles Fríos en 1936 donde se señalan su ámbito de
interés urbano-patrimonial. Elaboración propia, 2010.. ........................................ 244

Figura 88. Hato San Joaquín construido hacia 1907 en la esquina de la Carretera
de Bella Vista y del Callejón del Asilo, sector Los Tres Pesos. Colección Fototeca
Arturo Lares Baralt. AHEZ. .................................................................................. 246

Figura 89. Plano de los vecindarios Los Tres Pesos, Las Veritas y Belloso en
1936. Elaboración propia, 2010. .......................................................................... 248

Figura 90. Dispensario profiláctico de Veritas. Colección Fototeca Arturo Lares


Baralt. AHEZ. ....................................................................................................... 249

Figura 91. Plano de La Pomona en 1936 donde se señalan su ámbito de interés


urbano-patrimonial. Elaboración propia, 2010. .................................................... 253

Figura 92. Aviso de prensa que anuncia la circulación del plano de la ciudad de
Maracaibo para 1933-34. Panorama, 7 de diciembre de 1933, p. 5. ................... 263
Figura 93. Fotografía de Julia Bornhorst a la orilla de su casa de campo
Hamburgo. Bornhorst, 1993, p. 31. ...................................................................... 265

Figura 94. Fotografía que muestra la imagen urbana del suburbio local hacia la
década del treinta del siglo XX. Colección Fototeca Arturo Lares Baralt. AHEZ.. 267
Suárez Acosta, Javier. ―La Maracaibo suburbana 1897-1945. Origen y
consolidación de los primeros suburbios‖. Tesis doctoral para optar al título de
Doctor en Arquitectura. Universidad del Zulia, Facultad de Arquitectura y Diseño,
Maracaibo-Venezuela, 2010, 269 p.

RESUMEN

El medio suburbano marabino se ha tratado desde la historia urbana de modo


tangencial, generalista y fragmentado lo que limita su comprensión como un hecho
histórico en la larga duración. Esta característica historiográfica plantea la
necesidad de establecer el contexto particular en que se fueron gestando los
primeros suburbios de Maracaibo y de establecer que puede entenderse como el
primer medio suburbano marabino. Ante el examen de esta realidad, se propone
como objetivo establecer, desde la noción de ―medio suburbano‖ y de ―suburbio‖,
el proceso histórico que determinó su origen y consolidación en la ciudad. Se parte
de aceptar la realidad suburbana como fenómeno histórico enmarcado en la
globalización y estrechamente relacionada con la Segunda Revolución Industrial,
contexto internacional que impactó la economía mercantil de exportación de
materias primas y productos manufacturados locales, tal red de relaciones
económicas se asumen desde una perspectiva de análisis que permita estudiar las
interconexiones entre el medio local y el internacional, para lo cual se adopta el
Cosmopolitismo Metodológico que plantea aceptar lo global como una realidad
histórica previa al mundo contemporáneo y de este modo asumir la dialéctica
vinculada a lo translocal. De este modo la tesis devela el tránsito de la cultura
urbana hispana, pasando por la hegemónica influencia de la Europa
decimonónica, hasta la cultura del sueño norteamericano de la segunda
postguerra. Este análisis histórico urbano permitió establecer un marco apropiado
para la clasificación del medio suburbano local y de sus diferentes suburbios.
Igualmente permitió determinar una periodización para el estudio de la casa
suburbana. La comprensión histórica del fenómeno suburbano y su precisión
espacio temporal facilita identificar y proponer nuevas áreas de conservación
urbano-patrimonial, marco que a su vez servirá de soporte para una futura
selección de los tipos edilicios suburbanos de interés para la conservación del
patrimonio edificado local.

Historia y globalidad, Historia urbana, Suburbio, Historia de Maracaibo, Maracaibo


suburbana.

Correo electrónico: arqjesa@hotmail.com


Suárez Acosta, Javier. ―La Maracaibo suburbana 1897-1945. Origen y
consolidación de los primeros suburbios‖. Tesis doctoral para optar al título de
Doctor en Arquitectura. Universidad del Zulia, Facultad de Arquitectura y Diseño,
Maracaibo-Venezuela, 2010, 269 p.

ABSTRAC

From the Urban History, the first suburbia in Maracaibo has being seen with a
generalist and tangential point of view, and by compartments. That approach is a
limitation for the comprehension of the suburbia as a long term historical fact. This
is a methodological gap, which is an impediment to determine suburban areas with
particular historical importance that allows us to propose criteria for urban
conservation. This study gives the methodological frame for a future identification
of building stiles and their heritage value. Under the approach of the definition of
the two scales, ―suburban area‖ and ―suburb‖, the main objective of this Thesis is
to establish the historical process that had determined the primordial suburbia.
Thus, how it was its consolidation. The suburban reality is an historical
phenomenon that emerges with the European Industrial Revolution from the
endings of XVIIIth century, and that generated the exportation to the American
continent of new materials, manufactured products and a new variety of industrial
procedures. Such a net of relationships is studied here to discover the
interconnections between the local and international issues. One approach applied
is called here ―Methodological Cosmopolitism‖, this accept the globalization as an
historical process even previous to the contemporary world. So, the concept of
trans-local is used. This work reveals the shifts between the Hispanic urban culture
to the hegemonic influence of the Europe in XIX th century, until the so-called
―American Dream‖ of the second postwar. Finally, the Maracaibo suburbia is under
a classification and historical periods have been determined to facilitate the future
study of the houses in the suburbs.

History and globalization, Urban history, Suburb, Maracaibo History, Maracaibo


suburban area.

Correo electrónico: arqjesa@hotmail.com


18

INTRODUCCIÓN

La ciudad de Maracaibo ha sido objeto de numerosos e importantes estudios


históricos desde diversos enfoques; desde lo que se denomina la historiografía
tradicional del Zulia, cuerpo conformado por historiadores1, y cronistas desde
mediados del siglo XIX hasta las visiones de la historiografía científica
estructurada a partir de la segunda mitad del siglo XX, que incluye los particulares
enfoques de la historia regional2, tratada desde alguna de las variables cardinales:
económica, política, social y cultural. En estas historiografías el tema del suburbio
y el medio suburbano marabino siempre se trató de modo tangencial, en el sentido
de no ser una preocupación temática de los historiadores. El fenómeno fue tratado
como parte de las reformas urbanas del antiguo núcleo de origen hispano o como
parte de las ―nuevas‖ áreas que se gestaron como consecuencia del crecimiento
poblacional, producto del floreciente liberalismo económico. En este contexto, el
origen y consolidación del incipiente medio suburbano de la ciudad,
historiográficamente fue considerado únicamente como una resultante natural del
próspero mercantilismo imperante desde mediados del siglo XIX.

Desde la óptica historiográfica especializada, entiéndase por esto la Historia


Urbana3, el tema del medio suburbano marabino se ha tratado obviamente con
ópticas más precisas; sin embargo, manteniendo un carácter tangencial,
generalista y fragmentado, por lo que no existe una comprensión total del medio

1
Señala Cardozo Galué (1998) que este cuerpo de historiadores estuvo conformado por médicos, maestros,
estadígrafos, abogados y periodistas que asumieron el compromiso de definir y fundamentar la territorialidad
de la Provincia y posterior Estado Zulia. (p.66).
2
La ―Historia Regional‖, es una orientación critica de la visión centralista de la historiografía venezolana, que
cuestiona el énfasis en documentar y presentar los hechos y coyunturas liderados por la élite dirigente
caraqueña (Cardozo Galué, G., 1998: 70,-71). Este enfoque se había aplicado con anterioridad en importantes
estudios realizados desde el año 1979 por el Centro de Estudios Históricos Zulianos de la Facultad de
Humanidades y Educación de La Universidad del Zulia.
3
De acuerdo a lo señalado por Almandoz (2008) por historia urbana generalmente se entiende aquella que se
centra en la ciudad y el proceso de urbanización; por extensión, también se suele designar así a la historia de
las disciplinas que se han ocupado del diseño y administración de la ciudad, especialmente del urbanismo
técnico que surgió a raíz de los problemas de la ciudad industrial.
19

suburbano de la ciudad como hecho histórico, en la larga duración; es decir, no


existe un marco que estructure el cuerpo de conocimientos sobre el tema.

Situados en la particularidad del fenómeno de la Maracaibo suburbana, la revisión


historiográfica, permite establecer que, el tema se ha estudiado directa o
indirectamente en tres períodos diferentes de desarrollo del fenómeno. El primer
período lo determinan los estudios que tratan la fase de desarrollo suburbano
comprendida entre los siglos XIX y XX. Dos trabajos pueden considerarse los más
importantes: el de Miguel Sempere (2000), Maracaibo ciudad y arquitectura y el
trabajo de Nilda Bermúdez e Isabel Portillo (1996), denominado: Maracaibo a
finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. El rencuentro con la imagen de una
ciudad, a través de los relatos y la fotografía.

El segundo período, se desprende del análisis histórico urbano de la ciudad del


siglo XX a partir del fenómeno petrolero. Los estudios más importantes son
igualmente dos: el trabajo de Machado, Quijano y Rodríguez (1994), La otra
ciudad. La génesis de la ciudad petrolera y el de Quijano (2002), La Maracaibo
petrolera. Dualidad urbana y social (1900-1940). Un tercer y último período, se
desprende del trabajo de Sempere (2002), denominado: Maracaibo 1927-1960: del
ensanche al Plan Regulador, donde se esboza el cambio definitivo de la
Maracaibo premoderna a la ciudad planificada de la modernidad.

La revisión sobre el tema conduce a establecer algunas posiciones críticas de


carácter historiográfico; en los dos primeros trabajos citados, donde se trata lo
suburbano4, se advierte en primer lugar, la ausencia de una definición disciplinar
(técnico-urbana) y operativa de medio suburbano o de suburbio que permita
establecer con precisión desde cuándo es posible hablar en la ciudad, del
fenómeno como expresión modernista. Por otra parte, los análisis urbanos se han
realizado, sobre todo, desde la fuente escrita y a partir de ésta se ha elaborado
una planimetría que reconstruye la ciudad de un determinado momento, lo que le
confiere un marcado carácter de reconstrucción hipotética a la visión histórica-

4
Este tema es tratado por Sempere (2000), en el Capitulo Séptimo, pp. 226-232 y por Bermúdez y Portillo
(1996) en la sección denominada Las áreas suburbanas de la ciudad, pp. 44-49
20

urbana de la ciudad, sobre todo antes de 1883 y después de 1889. Esta situación
en parte es superada por Quijano, que recurre a una revisión de fuentes de
carácter técnico-urbano y cartográfico que permite cotejar con mayor precisión lo
extraído de la fuente escrita, aportando a la historiografía urbana el análisis de las
Ordenanzas y el plano de Maracaibo de 1927; a pesar de esto, entre 1889 y 1927
permanece el vacío cartográfico.

En otro orden de ideas, pero dando continuidad a la necesidad de justificar la


investigación, se presentan ante el lector las argumentaciones que se derivan del
ámbito de las motivaciones. El propósito que desencadena la investigación, se
suscitó en la inquietud de estudiar la vivienda suburbana local; proceso de
investigación que daría continuidad al desarrollo de estudios que antes había
tocado la vivienda urbana del centro de la ciudad5. En tal contexto, surge la
necesidad de establecer una delimitación espacio-temporal para el estudio de la
vivienda; es decir, intentar acotar desde cuándo aparece el tipo doméstico
suburbano y porqué se asentó en un ámbito tan amplio de la ciudad. Es en ese
momento que se hace evidente la ausencia de un marco de conocimientos
estructurados desde la óptica de lo ―suburbano‖ en una larga duración temporal6.
Igualmente se advierte la ausencia de una documentación histórica de los barrios
tradicionales que rodean el núcleo urbano como: Los Valles Fríos, Las Veritas,
Belloso, Pomona, entre otros; lugares donde se concentran en la actualidad el
mayor número de casas suburbanas de tipo histórico. En consecuencia, se
advierte un cuerpo de conocimiento insuficiente para establecer un marco

5
La investigación: La Tipología residencial del siglo XIX da inicio, a partir del año 1989, al estudio sistemático
y especifico de la vivienda histórica de la ciudad. Se plantea en ese momento el desarrollo de una primera
línea de investigación que centra su interés en la vivienda tradicional urbana, ubicada en el centro histórico;
línea que a su vez forma parte de un programa de investigación sobre La arquitectura histórica de Maracaibo.
En su desarrollo se realizaron diversos proyectos de investigación que culminaron en la tesis doctoral de la
arquitecta e investigadora Alexis Pirela, denominada: El modelo colonial hispano en la arquitectura doméstica
de Maracaibo, presentado en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid en 1996. Se produjeron
diversos artículos en revistas científicas y finalmente se editó el libro Casas de Maracaibo 1674-1930,
publicado en el año 2007 por Pirela. En esa primera etapa de investigación histórica, teórica y crítica de la
arquitectura doméstica marabina, y como corolario de su desarrollo se esboza la necesidad de profundizar en
el estudio del modelo doméstico suburbano.
6
Germán Carrera Damas (1984) establece que el proceso socio-histórico latinoamericano esta teñido de un
alto nivel de contemporaneidad si se compara el corto período histórico latinoamericano con el largo periodo
de historia universal. Dentro de esta realidad temporal latinoamericana, de poco más de medio milenio, ciento
cincuenta años constituyen un lapso de larga duración en el proceso socio-histórico venezolano.
21

temporal preciso y un ámbito espacial claramente delimitado y justificado -desde el


punto de vista histórico- sobre el cual operar en el estudio de los fenómenos
edilicios de carácter suburbano.

Esta necesidad de caracterización histórica ya se advierte en el trabajo


denominado Los asentamientos irregulares en el proceso de urbanización de
Maracaibo: la formación de la ciudad precaria (1995), del arquitecto Andrés
Echeverría, en el cual el autor, para establecer el período de gestación de los
antiguos barrios populares que analizó en su trabajo, se apoyó en entrevistas
realizadas a sus habitantes para obtener una fecha aproximada de su origen.
Igualmente se ve en la necesidad de establecer categorías generales como la de
―hábitat popular-tradicional” para clasificar los ámbitos urbanos de carácter
histórico, debido a la ausencia de categorías histórico-urbanas específicas.

Conforme a lo antes planteado, la revisión de la bibliografía permite establecer que


el estudio de los suburbios no es un tema inédito en la historiografía de la ciudad;
sin duda, en los trabajos referidos se identifican lugares como Los Haticos, El
Empedrado, El Milagro, Bella Vista y Las Delicias como los primeros lugares de
crecimiento suburbano de Maracaibo, sustentando esta identificación en la
morfología urbana diferenciada que se desarrolló en estos ámbitos. A pesar de
esto, el estado del arte sobre el tema, enfrenta al investigador a una serie de
confusiones de tipo semántico, de imprecisiones de orden histórico, espacial y
temporal, así como del manejo de las variables o causas de orden
socioeconómico que determinaron su origen y explican las características
particulares de cada suburbio; pero sobre todo, devela la existencia de un
conocimiento carente de enfoques de orden epistemológico, metodológicos y
teóricos ajustados a la comprensión particular y específica del fenómeno en la
realidad local.

Si desde el terreno epistemológico y académico de la historia de la arquitectura se


han establecidos suficientes justificaciones para explicar el origen y la
consolidación de los primeros suburbios de la ciudad, no son menos importantes
22

las razones que para el ámbito del ejercicio profesional, específicamente para el
área de la conservación del patrimonio, tiene un estudio de tal naturaleza.

Una de las carencias más evidentes para una correcta identificación del patrimonio
urbano y arquitectónico local es la ausencia de un marco histórico de carácter
instrumental suficientemente amplio y adecuadamente articulado para tal fin.
Desde el punto de vista jurídico, la carencia de cartografías que definan los
ámbitos históricos -sean éstos de carácter urbano o suburbano- y sus crecimientos
sucesivos en el tiempo, es uno de los problemas operativos más importantes para
actuar en la protección y la conservación del patrimonio. Desde este punto de vista
es necesario legar desde el plano académico, instrumentos técnicos con los
cuales operar en el ámbito profesional. Tal identificación y delimitación de áreas
de carácter patrimonial supone un marco de soporte para la selección de los tipos
edilicios de interés para su conservación.

Estos productos deberán ser pensados desde una noción abierta de patrimonio
que, como se acepta hoy día, se adecúe a los intereses de cada momento y cada
sociedad. Es en este sentido que Calatrava (2005) exige ―asumir plenamente la
historia –pero la Historia integral, global, con todo lo que ello significa- de los
edificios y lugares como punto de partida básico de toda intervención‖ (p. 390).

Estas aseveraciones de carácter crítico en ningún caso tienen como interés negar
la existencia de un sólido cuerpo de conocimiento sobre la ciudad; por lo contrario,
los estudios mencionados han aportado preguntas, enfoques y métodos de
aproximación que han iniciado un recorrido que corresponde seguir construyendo,
y que sin su desarrollo no se contaría actualmente con una plataforma cognitiva
para el trabajo planteado. Razón por lo que se insiste en que no existe un estudio
específico que parta de la noción de medio suburbano como eje central del
análisis histórico de la ciudad. Un estudio de tal naturaleza debería conducir a una
identificación de las diferentes fases del fenómeno y a una caracterización
histórico-urbana de las variantes que tales ámbitos presentaron en la ciudad.

Ante el reconocimiento de estas realidades, la tesis se propone como objetivo


general establecer, desde la noción técnico-urbana de ―medio suburbano‖ y de
23

―suburbio‖, el proceso histórico que determinó el origen y la consolidación de los


primeros suburbios de Maracaibo. Lo cual deriva en un enunciado que engloba el
sentido del problema a resolver en el proyecto de tesis doctoral: La Maracaibo
suburbana 1897-1945. Origen y consolidación de los primeros suburbios. Análisis
que con anterioridad no ha sido aplicado a los estudios de los crecimientos que
desde los inicios del siglo XIX se ven reflejados tanto en la cartografía como en las
diversas fuentes escritas que describen la ciudad decimonónica.

Del objetivo general planteado se derivan los siguientes objetivos:

Definir qué se considera, desde el punto de vista de la disciplina urbana, como


medio suburbano y suburbio.

Identificar a partir de la definición de suburbio estos lugares en Maracaibo.

Explicar el origen histórico de los primeros suburbios.

Determinar en cual ámbito y a partir de qué momento se establece el primer medio


suburbano marabino.

Proponer una clasificación histórico-urbana de los suburbios locales, considerando


el momento histórico, el medio geográfico, el perfil socioeconómico de los
pobladores, la geometría de la traza urbana y el servicio de transporte público
disponible.

Y finalmente, establecer, a partir del conocimiento de la realidad suburbana de


Maracaibo, las consideraciones histórico-urbanas y la identificación tipológica para
el estudio de la vivienda asentada en este medio.

De allí que la propuesta planteada se inscriba dentro del área de conocimiento que
se fundamenta en la necesidad de la construcción de la identidad local y la
conservación del patrimonio7, y dentro de esta, en la línea de investigación sobre
Historia, Teoría y Crítica de la Arquitectura8. Debe entenderse esto último, en el

7
Facultad de Arquitectura y Diseño de LUZ, 2000, Documento del Plan de Desarrollo de los Recursos
Académicos.
8
En los términos expresados por Marina Waisman en su obra El Interior de la historia. Historiografía
arquitectónica para uso de latinoamericanos.
24

marco de la necesidad de documentar y profundizar el conocimiento sobre las


particularidades que han determinado la producción urbano-arquitectónica de
Maracaibo y sus valores en los diversos períodos y/o momentos del pasado; es
desde esta plataforma que se establece la argumentación que determina y justifica
el problema y su formulación.

Respecto a la acotación temporal es preciso establecer una explicación que evite


confusiones al lector. El año 1897 se toma como el momento a partir del cual,
desde el punto de vista de la noción disciplinar del urbanismo, se puede hablar del
fenómeno ―suburbio‖ en la realidad local, y el año 1945 señala el momento en el
cual decaen las primeras extensiones suburbanas de la ciudad como
consecuencia de las transformaciones que produjo la economía petrolera. Esto en
concordancia con el interés que este estudio tiene en los suburbios iniciales
surgidos en la ciudad. A pesar de la acotación temporal planteada, la tesis explora
la ciudad desde finales del siglo XVIII, con el propósito de hacer seguimiento al
impacto de la Revolución Industrial, como forma de establecer los antecedentes
vinculados a las causas que motivaron el nacimiento de los primeros crecimientos
de la Maracaibo decimonónica y el surgimiento del medio suburbano.

Dado que se parte de reconocer la ausencia de un estudio de la ciudad desde lo


suburbano, como categoría de análisis histórico, no se plantean supuestos de
orden espacial y temporal para el estudio. Por lo tanto se recurre, como punto de
inicio, a la construcción de un marco conceptual que funcione como instrumento
adecuado al propósito de la tesis y a los objetivos establecidos. En tal sentido se
parte de aceptar la realidad suburbana como un fenómeno de carácter global
estrechamente relacionado con la modernización tecnológica e industrial surgida
desde finales del siglo XVIII. Contexto histórico de carácter transnacional que
plantea la necesidad de establecer un modelo de análisis que permita estudiar las
interrelaciones directas entre el medio local y el internacional, lo que requiere de
una perspectiva que asuma la dialéctica vinculada a lo translocal. Para ello, se
adopta como óptica para el análisis histórico ―El Cosmopolitismo Metodológico‖,
propuesto por Beck (2005), que plantea el abrirse temáticamente a una realidad
cosmopolita, en la cual se parte de aceptar lo global como una realidad histórica
25

previa al mundo contemporáneo. Esto brinda la posibilidad de entender la


producción cultural local como resultante de una querella que se mueve entre
procesos de asimilación y de resistencia que se enfrentan; estos procesos siempre
se hacen presentes ante el impacto de nuevas expresiones culturales. Igualmente
se plantea, desde el punto de vista conceptual, una noción operativa de medio
suburbano que permita identificar, localizar y delimitar espacial y temporalmente
este medio en la ciudad.

El estudio se enfocó en el rastreo de las diversas fuentes que permitieron inferir la


dependencia funcional de las áreas residenciales aledañas al núcleo urbano de
entonces, así como a precisar la diferenciación morfológica entre ambos medios:
el urbano y el suburbano. Esto último, con el propósito de determinar las áreas
que jurídicamente se pudieran considerar barrios periféricos, pero que al presentar
patrones de composición morfológica diferentes a los del núcleo urbano, pudieran
encajar en la categoría de suburbios. Esta operación se realizó a partir de la
revisión de fuentes historiográficas, geohistóricas, relatos de cronistas y viajeros,
Protocolos del Registro Principal de Maracaibo y la prensa zuliana.

El medio suburbano, como ámbito perteneciente al plano de la realidad, requiere


de su descripción objetiva y de su explicación histórica. De esto se desprende la
necesidad del uso de recursos como la identificación, la descripción y la
explicación como los procesos fundamentales de esta investigación. Sin embargo
realmente es sólo un punto de partida en tanto no se aspira a establecer
determinismos y reglas, el propósito se centra más en un repensar la realidad local
a partir del reconocimiento de patrones, de analogías y de validar hechos
significativos. En todo caso la intención es integrar y no desagregar.

Desde la perspectiva temporal, se incluye el estudio del medio urbano desde


finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX, lo cual permite precisar el
nacimiento de los primeros barrios o arrabales y sus características urbanas.
Seguidamente, se presenta un análisis de los diferentes ámbitos suburbanos en la
medida que fueron incorporados a los límites de la ciudad y se establecen los
parámetros que determinaron su consolidación; por último, se precisa el momento
26

en el cual en los primeros suburbios se iniciaron las transformaciones que


propiciaron el cambio de su carácter residencial.

De acuerdo al enfoque metodológico descrito, la tesis comprende cinco capítulos,


el primero se titula: Consideraciones teóricas, metodológicas y conceptuales para
el estudio del medio suburbano, allí se establece el marco de la modernización
como base paradigmática del momento histórico estudiado, la mirada cosmopolita
como base epistemológica para operar en la revisión histórica de una realidad
translocal y el análisis de los discursos y conceptos técnicos considerando la
realidad modernizadora internacional y la tradición hispana local, aspectos que en
su conjunto constituyen el instrumental bajo el que se opera en el análisis histórico
de la ciudad.

El segundo capítulo, La ciudad decimonónica antes de 1883. Barrios y arrabales,


presenta una panorámica de la ciudad heredada del período hispano, el carácter
del medio urbano y sus condiciones. Igualmente presenta la identificación de las
diferentes periferias urbanas de la ciudad de entonces. También se analiza la
ciudad post-independencia a través del plano de la ciudad de 1827, así como la
ciudad resultante del impacto producido por el liberalismo económico.

El tercer capítulo, Orígenes de la Maracaibo Suburbana, devela el inicio de los


suburbios citadinos a la luz de las consideraciones semánticas del término
suburbio y de sus implicaciones urbanisticas. Igualmente se identifica y caracteriza
el desarrollo de las denominadas áreas ―nuevas‖; es decir, de los crecimientos que
rebasaron los límites naturales que tradicionalmente habían marcado las fronteras
de la ciudad de mediados del siglo XIX. Finalmente se propone una
caracterización apropiada para estos primeros ámbitos suburbanos.

El cuarto capítulo, 1908-1926. Los suburbios del siglo XX, comprende un análisis
del complejo contexto económico regional y local, determinado por la coexistencia
de la economía mercantil cafetalera liderada por los alemanes, el impulso dado al
desarrollo de la industria azucarera regional desde el ámbito gubernamental
nacional y los inicios de una economía petrolera vinculada a intereses
transnacionales. Contexto en el cual se produce un crecimiento urbano
27

determinado por una importante migración que impulsa una ampliación sucesiva
de los límites del poblado y la incorporación de los ejes Bella Vista y Las Delicias,
en el decenio 1908-1918. Adicionalmente se presenta un análisis de los
crecimientos de la ciudad del novecientos a partir de la observación del Plano
Topográfico de Maracaibo de 1915, para finalmente proponer una caracterización
apropiada de los ámbitos suburbanos del novecientos.

El quinto y último capítulo, denominado: 1926-1945. Origen y Consolidación de los


primeros suburbios populares, establece un análisis de la coyuntura económica
que articula la decadencia del sistema mercantil agroexportador de producción
manufacturera, que signó el declive definitivo del protagonismo comercial de los
alemanes y da inicio al sistema minero exportador e industrial que determinó la
implantación de los valores surgidos de la cultura norteamericana. Coyuntura
histórica y urbana que enmarca la consolidación de los primeros suburbios
populares, ubicados en las áreas residenciales que se fueron tejiendo en el
espacio intersticial delimitado por los primeros suburbios de carácter lineal. Este
estudio se centró en las áreas suburbanas aledañas al antiguo núcleo urbano: Los
Valles Fríos, Las Veritas, Belloso y La Pomona. En esta primeria periferia se
gestó, en el transcurso de un siglo, la primera casa suburbana de Maracaibo; un
modelo que de acuerdo a las definiciones contemporáneas puede clasificarse
como arquitectura vernácula9.

Esta tesis demuestra que el lapso comprendido entre 1897 y 1945, un período de
casi 50 años, constituye una importante coyuntura histórica que funcionó como
bisagra entre una sociedad estructurada económicamente a partir del
mercantilismo agroexportador, liderado por la influyente presencia germana, y la

9
La Organización del Gran Caribe para los Monumentos y Sitios, CARIMOS, estableció 1998 la siguiente
definición de arquitectura vernácula: La arquitectura vernácula del Gran Caribe es el resultado de la mezcla e
integración de las experiencias formales y constructivas de la población aborigen de la región y de los aportes
africanos y europeos; de ahí su riqueza cultural singular y distintiva, ya que se trata de una arquitectura que
responde a una unidad familiar y demás edificaciones de actividades complementarias de la comunidad, con
materiales propios de la región, que mantiene sistemas constructivos específicos con la presencia de
elementos industriales simples cuyo resultado volumétrico, sus relaciones espaciales, el color y el detalle
identifican al grupo que la produce, respondiendo a una manufactura artesanal siempre con la participación
del usuario (citado por Prieto, 2008, p.71).
28

industrialización mineroexportadora, desarrollada mayoritariamente bajo la


influencia de los capitales norteamericanos.

Es un momento en que la sociedad criolla se plantea la querella entre la oposición


y la asimilación de las nuevas influencias culturales. Esto se refleja sobre todo en
la conservación de una tradición discursiva hispana, que se empleó para
denominar y describir procesos que evidentemente hunden sus raíces en
experiencias urbanas anglosajonas y que operaron desde la liberal práctica
urbanística norteamericana.

Por su parte los extranjeros se debaten entre la adaptación al medio natural y la


asimilación de la cultura de la sociedad criolla receptora, lucha interna donde
venció la imperiosa necesidad de adaptarse al espacio y a partir de este,
establecer un contacto selectivo y controlado con el local. Es la ciudad de los
seudoguetos y las colonias que funcionaron como enclaves aislados, pero es
igualmente la ciudad de los clubs, de los hipódromos y de los bares donde se
establecen los contactos entre extranjeros y criollos de diversas clases.

En este marco, este trabajo permite entender la dualidad con que los estudiosos
del medio urbano han caracterizado la ciudad cimentada en ese período. Dualidad
expresada en las diferencias de su traza. Ya desde mediados del ochocientos se
diferencian dos tipos de trazas, la geométrica y la irregular. A este antiguo proceso
lo siguió otro durante los primeros años del siglo XX, momento en que un
crecimiento urbano de diferentes ejes se fue extendiendo, siguiendo las costas y
las mesetas a partir de las cuales, paulatinamente, la ciudad continuó creciendo
orgánicamente, siguiendo primordialmente los parámetros geométricos que la
geografía pautó.

En este lugar de rigores geométricos desdibujados por los dominios de la


geografía, se asentó la ciudad de los inmigrantes germanos y la elite criolla, así
como los primeros norteamericanos que vienen con el desarrollo industrial del
azúcar y del petróleo. También es el lugar de los dependientes del comercio, de
los artesanos locales y de los inmigrantes antillanos y los nacionales provenientes
del oriente del país, que gestaron la ―nueva‖ clase obrera petrolera. Este es el
29

lugar de los antiguos suburbios marabinos, un primer medio suburbano que se


gestó primordialmente asociado al acortamiento de las distancias que propiciaron
fundamentalmente los vaporcitos, el ferrocarril y los tranvías eléctricos. Sistemas
de transportes que sin duda constituyen los verdaderos impactos del proceso
industrializador en la urbanística marabina.

Este primer desarrollo suburbano se impactó negativamente desde la segunda


década del siglo XX con la llegada del petróleo; la falta de un orden -el caos-,
debía corregirse en concordancia al positivismo reinante. Encontrando de nuevo la
cuadricula, a partir del Ensanche de 1927, su nuevo lugar en el desarrollo urbano.
Es la geometría que responde tanto a la consigna política de paz, orden y
progreso del régimen gomecista, como a la asepsia, funcionalidad, organización y
jerarquía, que requería el sistema industrial petrolero. Este es el lugar donde más
tarde se extendieron y se consolidaron los ―modernos‖ suburbios pensados para el
vehículo y donde finalmente se materializaría la ciudad moderna local. El impacto
del ordenado desarrollo urbano del Ensanche de 1927, se corrió como mancha en
dirección del núcleo urbano de origen, desdibujando paulatinamente su rigor
geométrico y superponiéndose al trazado orgánico del intersticio para finalmente
fusionarse con los primeros suburbios.

En síntesis, el análisis realizado devela cómo la ciudad de Maracaibo vive la


transición del hegemónico impacto cultural de la Europa decimonónica a la
modernizante cultura del sueño norteamericano de la segunda posguerra.
30

CAPITULO I. CONSIDERACIONES TEÓRICAS, METODOLÓGICAS Y

CONCEPTUALES PARA EL ESTUDIO DEL MEDIO SUBURBANO.


31

Históricamente los orígenes del medio suburbano están relacionados con la


noción de lugares de recreación, como parte de una cultura moderna que produjo
una separación del tiempo de trabajo y del tiempo libre. En consecuencia los
suburbios germinaron como una negación de las formas de vida de la metrópoli y
expresión de una añoranza de los valores asociados a la naturaleza; sin embargo,
se establecieron como parte indisoluble de la metrópoli moderna, por lo que estos
ámbitos deben ser entendidos en el marco de la contradicción que implica ser
moderno. En este marcó se establece la necesidad de considerar, desde el punto
de vista teórico, lo que implican las nociones de modernidad, modernización y
modernismo como fundamentos paradigmáticos asociados al fenómeno y sus
implicaciones en la nociones de progreso y atraso en el contexto nacional y local.

Este origen del suburbio y las contradicciones asociadas al fenómeno pueden


percibirse con mayor claridad en el contexto internacional europeo; sin embargo,
el interés del estudio se centra en los procesos que explican el origen del medio
suburbano y sus particularidades en Maracaibo. En tal sentido se recurre al
método histórico10 aplicado desde las nociones de mundialización y globalización,
entendidas como fenómeno histórico que implica la formación de redes en tiempo
y espacio a una escala transnacional. Estas nociones llevan a asumir una nueva
mirada para la observación de los procesos históricos, una mirada cosmopolita
que permita superar enfoques centralistas o nacionalistas y al mismo tiempo
estudiar la interacción entre las fuerzas culturales transnacionales y las
condiciones culturales locales, fuerzas que interactúan para producir ―nuevos‖
fenómenos translocales, en este caso de carácter urbano y arquitectónico.

Por último, la aceptación de una realidad histórica translocal implica la revisión de


las fuentes históricas a la luz del estudio semántico de lo que debe entenderse por
medio suburbano y los términos asociados y/o derivados de este fenómeno.
Considerando, desde el punto de vista histórico, la tradición discursiva hispana

10
El método histórico, según Rossi (1979) es el que puede ofrecernos la verificación más segura de cualquier
hipótesis sobre la ciudad, ya que ―la ciudad es por sí misma depositaría de la historia‖, así, ―La ciudad es en
su historia‖ (p. 64).
32

asentada en el contexto local y los modernismos discursivos provenientes del


medio transnacional industrializado.

El conjunto instrumental bajo el que se opera en el análisis histórico de la ciudad


comprende el marco de la modernización como base paradigmática del momento
histórico estudiado, de la globalización como proceso histórico, y del
cosmopolitismo como un instrumento hermenéutico, así como el análisis de los
discursos y conceptos técnicos sobre suburbio, considerados desde la moderna
realidad transnacional y desde la tradición local.

1. Acerca de los conceptos de modernidad, modernización y modernismo.

El período temporal que abarca el surgimiento del fenómeno suburbano en


Maracaibo forma parte del denominado proceso de modernización del país. En tal
sentido es importante dejar asentado que a partir de las primeras acciones
independentistas y de su resultante definitiva la instalación de la República, el país
se inserta en lo que históricamente se ha llamado el proceso modernizador de
Venezuela, proyecto que según lo establecido por Tinoco (2007) parte de una
visión de progreso, propia del grupo de sus dirigentes. Por lo tanto, es importante
precisar, desde un punto de vista teórico-histórico, lo que implican las nociones de
modernidad, modernización y modernismo. Términos que suponen –a los efectos
de este estudio- significados asociados a procesos importantes de diferenciar
entre sí y acotarlos dentro de la particularidad latinoamericana a la que pertenece
Venezuela.

En el caso específico venezolano es importante revisar algunas consideraciones


sobre las ideas de progreso y atraso que han sido una constante en el marco del
positivismo; forma de pensamiento que fundamenta la modernización en
Venezuela. En tal sentido, Tinoco (2007) deja establecido varias fases: la primera
fase comprendida entre 1830 y 1870; es la etapa en la que se forja ―el proyecto de
modernización nacional‖ y en la cual se centró la atención en los aspectos
33

institucionales de la vida pública. La segunda fase se inicia a partir de 1870, con la


llegada del General Antonio Guzmán Blanco al poder, fase de la modernización
material de Venezuela. En este período fue determinante la idea de progreso
material, una modernidad clasificada como de ―segunda mano‖ por ser una
modernidad comparada y no auténtica. Por último, el autor establece una tercera y
última fase que se enmarca en el período de la denominada hegemonía andina,
que se ubica históricamente en el siglo XX, desde su inicio hasta 1945. Una fase
donde dominó una visión más amplia y práctica de la idea de progreso y de
modernidad.

Es preciso señalar que la revisión no pretende en ningún caso ser una disertación
sobre el tema general de la modernidad en Venezuela, ya que ello supondría un
alejamiento substancial del tema que acá se trata. Sin embargo, es importante
asumir una comprensión mínima del fenómeno, que permita elaborar el presente
estudio sobre fundamentos teóricos suficientemente consistentes para su
propósito.

En principio es importante precisar que la delimitación teórica e histórica de los


conceptos de modernidad, modernización y modernismo no son absolutos y han
sido objeto de permanente debate, por lo que a los efectos de este trabajo se
asumen algunas nociones que se han considerado como ajustadas a los fines del
tema estudiado.

Tal como ha indicado Berman (1982) en la discusión de la base teórica para el


análisis de algunos textos modernos, se asume que "El pensamiento moderno
sobre la modernidad está dividido en dos compartimientos diferentes,
herméticamente cerrados y separados entre sí: la modernización en economía y
política; el modernismo en el arte, la cultura y la sensibilidad‖ (p. 82).

La modernización a la que acá se hace referencia es aquella vinculada a los


procesos de industrialización iniciados en el siglo XVIII que determinaron una
ruptura con los regímenes agrarios. Lo que en breve tiempo conllevó, a la
modificación del concepto de nación, de la idea de territorio y de la imagen de la
ciudad. En este marco, Berman (1982) añade que las primeras transformaciones
34

metropolitanas europeas "...han nutrido una asombrosa variedad de ideas y


visiones que pretenden hacer de los hombres y mujeres tanto los sujetos como los
objetos de la modernización‖ (p. 82).

Por lo tanto, en el sentido más general, la idea de lo moderno podría, en


consecuencia, ser considerada como la nueva actitud de la sociedad frente a los
procesos de cambio con respecto a los preceptos anteriores. En términos de
Vattimo (1991), sería moderna la época en que el hecho de ser moderno viene a
ser un valor determinante. Por lo tanto la modernidad puede ser entendida como el
conjunto de experiencias del tiempo de la modernización. Lo que incluye, tal como
bien lo sintetiza Silva (1994),

(…) el conjunto de transformaciones de las mentalidades, de las formas y


producción de las modalidades organizativas de la sociedad -asociadas
directamente, en los países centrales, con las revoluciones burguesas e
industriales que comienzan en el siglo XVIII- y sólidamente insertadas en una
concepción y una práctica de las libertades políticas, económicas y
comerciales que se apoyan en la fe en el progreso y en la inevitable
fecundidad de la ciencias y de las consiguientes aplicaciones tecnológicas (p.
29).

En consecuencia, la concepción de modernidad se vincula a las nociones de


progreso y desarrollo que se fundamentan en los avances científicos y
tecnológicos. Esta vinculación generó, en aquellos que la alcanzaban, una
mentalidad discriminatoria hacia aquellas naciones y pueblos atrasados científica y
tecnológicamente, por lo tanto ―subdesarrollados‖. Mentalidad que igualmente se
trasladó hacia los antiguos, por ―primitivos‖, y por lo tanto ―inferiores―. Esto implica
el acercamiento a estos dos fenómenos discriminatorios devenidos de la idea de
modernidad.

La polaridad desarrollo-subdesarrollo que contiene la historia mundial de la


modernidad fue analizada -a modo de comparación- por Berman (1984) quien
establece que en las naciones avanzadas, la modernidad se edifica directamente
con los materiales de la modernización política y económica, y saca su visión y
energía de una realidad modernizada, mientras que las naciones subdesarrolladas
se ven obligadas a basarse en fantasías y sueños de modernidad.
35

En el marco de esta polaridad, el ámbito geográfico latinoamericano estaría


inscrito en el polo subdesarrollado del mundo moderno, por lo que en este ámbito
la noción de modernidad adquiere una dimensión relativa. Allí donde el proceso de
modernización aún no existe como fenómeno real, los modernismos que se
desarrollan no se nutren de una realidad social, sino de imágenes de las formas
de vidas surgidas por efecto de la modernización. Berman (1984) puntualiza:

(…) allí donde los procesos de "modernización" se producen con retardo,


tiende a invertirse la serie de los tres términos que propuse antes
[modernización, modernidad, modernismo], instalándose en primer lugar un
determinado tipo de "modernismo", y aclara más adelante "Es así' como ha
ocurrido en América Latina, en cuyos países fueron ciertos modernismos los
que impusieron ciertas formas de modernización (pp. 236-237).

Son esas imágenes de modernización las que se observan en Latinoamérica


como propias del ser modernos. Así, las imágenes de la modernización europea
para los latinoamericanos hacen muy relativos los conceptos de modernidad.

En observación de lo anteriormente planteado es importante dejar establecido que


este estudio centra su interés en el desarrollo de los cambios territoriales y
urbanos de la ciudad de Maracaibo, en el contexto de la introducción de una
nueva idea de nación y en el lapso temporal en que se produce la introducción de
los procesos de industrialización; por lo tanto, se tendrá que considerar en su
análisis las distintas estéticas y las representaciones que éstas produjeron; es
decir, entenderlas como imagen del modernismo y comprender hasta qué punto
fueron producto y/o generaron una modernización a nivel local.

Retomando el carácter peyorativo que la ideología moderna tiene hacia lo antiguo


y el pasado, es menester explorar brevemente sobre la relación que la noción
moderna tiene con la historia, así como su impacto en el universo estético.
Berman (1984) afirma que el ser moderno significa ―...vivir una vida de paradojas y
contradicciones", "…es ser, a la vez, revolucionario y conservador. Podríamos
incluso decir que el ser totalmente modernos es ser antimodernos" (p. xi). Dentro
de este marco de paradojas y contradicciones debe entenderse la sensibilidad
romántica, la cual se presenta como imagen complementaria de lo moderno. Así lo
apunta Compagnon (1990) cuando señala que "… lo romántico añade a lo
36

novelesco esa dimensión melancólica y desesperada que resultará inseparable de


la fe moderna en el progreso y del reconocimiento de nuestra historicidad sin fin‖
(p. 19).

Es por ello, en lo que a la ciudad se refiere, como parte del fundamento histórico
del concepto de modernidad, que al clásico esquema tafuriano de la metrópoli
como lugar de la vanguardia, esencial para la noción de modernidad, cuna y
expresión de la misma, Francesco Dal Co (1975) incorpora la idea de nostalgia
como categoría de lo moderno, y por ello, de la cultura urbana y arquitectónica de
la modernidad.

Es así que adquiere relevancia la dimensión de metrópolis dada por Simmel


(1903), uno de los pensadores urbanos alemanes más importantes de los inicios
del siglo XX, por su capacidad de reconocer y explicar las cosas que eran propias
de la nueva vida y cultura urbana desde la psicología. ―La metrópoli se revela a sí
misma como una de esas grandes formaciones históricas en la que tendencias
opuestas que encierran a la vida se despliegan y se unen con derechos y fuerzas
iguales‖ (p. 10). Esta paradoja entre modernidad y nostalgia cuya expresión
sensible fundamenta la propuesta estética del romanticismo, enmarca y explica el
origen de la vida suburbana.

El origen de los suburbios, está relacionado con la noción de lugares de


recreación; estos lugares pueden ser considerados como un escape a la vida
metropolitana y como una negación de las presiones de la vida moderna, son
consecuencia de ésta y por tanto, forman parte de ella. Pero a su vez son una
negación de las formas de vida de la metrópoli y expresión de una añoranza de los
valores naturales asociados al campo. Son parte de la vida llena de paradojas y
contradicciones del hombre moderno.

La vivienda aislada igualmente se puede explicar en la contradicción vanguardia-


nostalgia. Refiriéndose a este tema, Piñón (1980) establece que la relación de
incompatibilidad entre metrópoli y habitación conduce a la visión de la casa como
parte de la huida de la metrópoli, y aclara que la misma "no puede decir nada a la
metrópoli pero eso no comporta que no pueda decir nada en sí" (p. 6). Así, la
37

arquitectura que aísla al individuo de la metrópoli -sugiere a Piñón- la permanencia


de la sonrisa del gato que Alicia encuentra cuando el animal ha desaparecido. Un
producto de la presencia del gato aunque el mismo no esté. Por lo que el autor
insiste en la importancia de estar consientes y considerar en los estudios estéticos
referidos a ese período que cada expresión del modernismo es a la vez testimonio
y lucha contra la época moderna.

Igualmente es importante tener en consideración la tesis de Georg Simmel en su


obra La metrópolis y la vida moderna (1903) donde refiere la confrontación de dos
tipos de personalidades en el hombre moderno: la del hombre metropolitano
determinada por la racionalidad y la del hombre rural determinada por la
emotividad. Este autor establece que en el plano emocional las relaciones entre
las personas están basadas en la individualidad, mientras que en la relaciones
racionales el hombre es equiparable con los números, como un elemento
indiferente en si mismo donde sólo los logros objetivamente medibles resultan de
interés. Es así como el hombre metropolitano juzga a sus abastecedores y sus
clientes, a sus sirvientes domésticos, y algunas veces aún a las personas con las
que está obligado a tener relaciones sociales. Estas características de la actitud
intelectual contrastan con la naturaleza de los pequeños círculos, en los cuales el
conocimiento inevitable de la individualidad necesariamente produce un tono más
cálido de comportamiento, mismo que está más allá de llegar a sopesar
objetivamente los servicios prestados y los recibidos, la prestación y la
contraprestación.

Por lo tanto, es importante manejar en la comprensión del origen de los suburbios


locales la paradoja estética modernidad-nostalgia vinculada a su nacimiento. De
igual manera en el ámbito local será necesario manejar la confrontación, producto
del encuentro, de mentalidades tradicionales y modernas. Factores determinantes
para entender hasta qué punto en el origen de estos lugares subyace un
―modernismo‖ que puede ser entendido como expresión de imposición cultural y a
la vez como impulso ―modernizador‖ del medio urbano local.
38

2. Consideraciones acerca del método histórico-urbano.

La historia como disciplina implica considerar los rigores del método, desde el
paradigma epistemológico que la envuelve hasta las operaciones instrumentales
que estructuran el discurso. Entre los dos ámbitos opera un nivel intermedio, en el
cual se selecciona una óptica de interpretación, suerte de artilugio hermenéutico a
partir del cual comenzar a tejer el discurso. Es en este nivel intermedio donde el
ejercicio de historiar adquiere un matiz propio que puede ser entendido como la
mirada particular de quien elabora el discurso. Así, la epistemología de la
investigación histórica, la selección de las fuentes y la óptica del historiador son
los tres elementos a subrayar desde el punto de vista metodológico en este
trabajo.

2.1. Consideración epistemológica para un estudio histórico-urbano.

El enunciado del problema remite a un asunto de conocimiento que tiene como


propósito el estudio de un fenómeno histórico de interrelación entre dos ámbitos:
el internacional y el local, que en este caso determinan el medio suburbano. Es
decir, es un problema de conocimiento referido al estudio e interpretación de la
ciudad del pasado; vale decir de la historia del urbanismo.

Un primer punto de reflexión para aclarar ideas que ayuden a definir los enfoques
sobre los que se soporta este tipo de investigación, es identificar lo que Briones
(1988) define como ―paradigma de investigación‖, es decir, la ―concepción del
objeto de estudio de una ciencia, de los problemas para estudiar, de la naturaleza
de sus métodos y de la forma de explicar, interpretar o comprender –según sea el
caso- los resultados de la investigación realizada‖ (p. s/p).

En aceptación de esto, una primera aproximación de clasificación del tipo de


investigación se establece a partir de su ubicación en el plano de las concepciones
filosóficas, para lo cual empleamos las tres categorías propuestas por Jürgen.
39

Habermas (1982) para clasificar los procesos de investigación: la de acción, la


empírico-analítica y la histórico-hermenéutica; perteneciendo el problema
planteado a la última categoría, dada la necesidad de explicar e interpretar una
realidad de naturaleza histórica. Siendo ésta una clasificación de interés y validez
en el plano epistemológico es necesario complementarla con otra de mayor
pragmatismo; es decir, establecer un plano de pensamiento que ayude a superar
las contradicciones ciencia-realidad y teoría-práctica para lo cual Cerda (2005)
propone como válidos cuatro paradigmas: el marxista, el funcionalista, el analítico-
explicativo y el cualitativo-interpretativo (pp. 28-29). Siendo la naturaleza del objeto
de estudio: el medio suburbano como realidad histórica y la función final de la
investigación: describir y explicar la realidad el paradigma analítico-explicativo es
el que determina la base filosófica, teórica y metodológica de la investigación.

El medio suburbano marabino, como ámbito perteneciente al plano de la realidad


requiere de su descripción objetiva y de su explicación histórica. La historiografía,
como se analiza más adelante, determinó la ausencia de un cuerpo de
conocimiento que aporte ―esquemas estructuralistas‖ de los cuales partir; de allí la
insistencia de mantener procesos como la identificación, la descripción y la
explicación como instrumentos fundamentales de esta investigación.

En cuanto al método de investigación si se tiene que enmarcar el estudio histórico-


teórico-crítico de este fenómeno cultural en alguno de los existentes sería el
método Histórico-comparativo en tanto que ―Es un procedimiento de investigación
y esclarecimiento de los fenómenos culturales, y consiste en establecer la
semejanza de dichos fenómenos por su forma de inferir de ello una conclusión
acerca de su parentesco genético; es decir, de su origen común‖ (Cerda, 2005,
p.121), este método es el más apropiado a los intereses de esta investigación.

En la particularidad de la historia urbana, para trazar una ruta clara de cómo


operar en el análisis histórico de la ciudad, Quijano (2004A) señala que ―la
complejidad de los hechos urbanos sólo es posible de explicarse a través de un
enfoque interdisciplinario donde es necesario conjugar la rigurosidad en el rastreo
de las fuentes propias del método histórico con las operaciones de análisis
40

urbano‖ (p. 49A). En tal sentido Cozen (1960) estableció desde mediados del siglo
XX los elementos desde los cuales operar en el análisis morfológico urbano: El
plano de la ciudad, los tipos edificados y el uso del suelo; recursos de análisis que
no han perdido vigencia en los estudios históricos de la ciudad.

2.2. Historiografía urbana y el estudio del medio suburbano marabino.

Desde el punto de vista temporal, la corriente historiográfica del urbanismo


latinoamericano, tal como establece Almandoz (2008), tiene sus antecedentes a
finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, en el marco del positivismo. Por su
parte, la historia urbana como disciplina que se ocupa de la urbanización, la
ciudad y el urbanismo, se establece en Latinoamérica en la década de 1960.

Señala Almandoz (2008), que en la historiografía urbana latinoamericana, pueden


observarse tres niveles desde los cuales han derivado diversos enfoques: el
primer nivel o ámbito más general, es denominado, Historia de la ciudad y la
urbanización, se centra en la ciudad y el proceso de urbanización y por
extensión, también se suele designar así a la historia de las disciplinas que se
han ocupado del diseño y administración de la ciudad, especialmente del
urbanismo técnico que surgió a raíz de los problemas de la ciudad industrial.
De este primer ámbito surge la distinción entre ―historia urbana‖ e ―historia
urbanística‖. Siendo la historia urbana la dedicada a la ciudad y los procesos
de urbanización y la historia urbanística al estudio del urbanismo técnico.

Situados en la corriente de la Historia del urbanismo, se observa que se ha


privilegiado un enfoque centrado en la forma física de la ciudad; vale decir, la
morfología urbana. Dentro de este enfoque, en el estudio del academicismo
europeo del siglo XIX y de las influencias urbanísticas norteamericanas del siglo
XX, pueden distinguirse dos escuelas:

La escuela urbanística anglosajona, cuyo primordial aporte ha sido establecer los


itinerarios de las ideas urbanas a través de Europa occidental y los Estados
41

Unidos en tanto polos generadores del urbanismo moderno, describiendo cómo


estas ideas han sido exportadas a otras regiones del mundo.

La escuela urbanística latina, conformada sobre todo por la escuela francesa,


italiana y española que desarrolló un tipo de análisis relacionado con los modelos
"progresista" y "culturalista".

La historiografía urbanística latinoamericana moderna ha estado más apegada a la


interpretación y categorización histórica ofrecidas por la corriente latina, siendo las
publicaciones de Ramón Gutiérrez y Roberto Segre11, obras que alternan una
incipiente historiografía urbanística con la más consolidada periodización
establecida a propósito de la arquitectura; sus trabajos pueden considerarse como
los grandes tratados producidos desde la región.

En el marco de una crítica, ante las posturas anteriores que sitúan la realidad
urbana latinoamericana como receptoras de productos urbanos provenientes de
las metrópolis culturales, surgen los enfoques contemporáneos de la Microhistoria
y de Historia cultural urbana. La primera, se distancia de las ―grandes narrativas‖ o
esquemas estructuralistas, se trata de investigaciones de pequeña escala sobre
las interacciones sociales a través de las cuales la cultura es producida. La
segunda, se deriva de la naturaleza de las fuentes y de los discursos utilizados.
Espacio historiográfico abierto a la incorporación de géneros literarios y discursos
no especializados como ensayos, narrativas, poesías, crónica de viajes,
representación pictórica y cinematográfica, entre otros; que se adicionan al uso de
fuentes tradicionales de la historia urbana como lo han sido la literatura técnica, la
jurídica y la cartográfica.

En Venezuela, tal como afirma Arellano (2008), puede hablarse de una


historiografía del urbanismo y la arquitectura venezolana a partir de de la obra de
Graziano Gasparini, cuyas publicaciones se realizaron al final de la década 196012.

11
Gutiérrez R. (1984). Arquitectura y urbanismo en Iberoamérica. Madrid: Cátedra. Segre R. (1986). Historia
de la Arquitectura y del Urbanismo: América Latina y Cuba. Habana: Pueblo y Educación.
12
Entre las obras más trascendentes están: Caracas a través de su arquitectura (1969), Templos coloniales
de Venezuela (1976) y La arquitectura colonial en Venezuela (1985).
42

En el caso local, a inicios de 1980 fue cuando se elaboraron los primeros estudios
históricos de la ciudad, entre ellos el de Etcheverría, Machado y Rodríguez (1980)
La estructura social y la organización espacial de la ciudad de Maracaibo y de
Chiancone e Ibañez (1982) Estudio de un área de interés histórico de la ciudad de
Maracaibo: Santa Lucía. Seguidamente, en el marco de la posmodernidad de las
décadas de los ochenta y noventa13, se estableció una línea de estudio
sistemática de la historia de la ciudad.

En el ámbito historiográfico local, el estado del arte conduce a la revisión de cuatro


antecedentes de interés: el primero, la obra de Sempere (2000), Maracaibo ciudad
y arquitectura, en la cual se presenta el desarrollo urbano y arquitectónico de la
ciudad desde sus inicios hasta los albores del siglo XX, el tema del crecimiento
suburbano, fue tratado desde la óptica morfológica urbana y tipológica
arquitectónica, presentando un enfoque generalista en el cual el conjunto de los
crecimientos que rodearon el viejo núcleo urbano es tratado sin profundizar las
condiciones específicas que determinaron el origen y consolidación de cada
ámbito en particular. Sin embargo, este trabajo, sin duda, constituye una obra
fundamental en tanto punto de partida ineludible sobre el cual soportar cualquier
estudio urbano y arquitectónico de Maracaibo.

Un segundo antecedente, también importante, es el trabajo de Bermúdez y Portillo


(1996) denominado Maracaibo a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. El
rencuentro con la imagen de una ciudad, a través de los relatos y la fotografía. En
este trabajo el tema de la historia urbana se afronta con un alcance temporal más
acotado, aún cuando impreciso en términos de fechas. Igualmente es importante
destacar en esta publicación un importante esfuerzo por recurrir a la construcción
de un discurso histórico a partir del imaginario de las elites y de una fuente no

13
En este último marco, puede situarse la mayor parte de la historiografía urbana sobre la ciudad, cuya
producción más importante se desarrolló durante las décadas de 1980 y 1990. Como se desprenden de los
postulados esgrimidos por Alexis Pírela, Elisa Quijano, María Machado, y Nereida Petit, fundadoras del Grupo
de Investigación de Historia de la Arquitectura Regional (GIHAR), donde se deja explícitamente establecido
que la pertinencia del estudio de nuestra realidad es tan importante, que hoy, inmersos en la actual revolución
del conocimiento, conceptos como localidad, identidad y pertinencia de una visión humanista, inundan la
reflexión teórica. A lo que se suma el argumento critico de superar los análisis tipológicos y estilísticos que no
insertan la obra dentro del ámbito de las variables particulares que la condicionan y dan origen.
43

tradicional como la fotografía. Al igual que en el trabajo de Sempere, se aborda el


medio suburbano de modo generalizado; es decir, analizado dentro de la
problemática general de la ciudad y no como fenómeno específico. En este trabajo
domina un carácter descriptivo donde se precisan algunos límites de los
suburbios, el carácter de la población que los habitó y el estado de los servicios
públicos. Sin embargo, su principal aporte deviene de la asociación de las
características del medio suburbano con el estilo de vida de la población
extranjera que los ocupó.

Una óptica diferente se desprende del análisis urbano realizado por Machado,
Rodríguez y Quijano (1994) a partir del fenómeno petrolero. La otra ciudad. La
génesis de la ciudad petrolera es un importante análisis panorámico del
crecimiento urbano de la ciudad durante la primera mitad del siglo XX. El
mencionado trabajo se realizó a partir de la óptica morfológica de la imagen
urbana de Lynch y de lo tipológico en la arquitectura. El análisis presentado en
esta investigación contrasta el medio urbano del antiguo núcleo con los lugares de
asentamiento de las colonias petroleras y tiene la bondad de estar estructurado
por décadas y relacionar los procesos urbanos con el carácter de los sectores.
Este trabajo establece por primera vez en la historiografía de la ciudad una
aproximación al desarrollo de los ejes y barrios contenidos en el espacio
delimitado por el antiguo núcleo hispano y los nuevos espacios de los petroleros,
por lo que se estudia el medio suburbano ocupado tanto por las elites como por
los sectores populares. Paradójicamente no se emplea el término suburbano o
suburbio como categoría de análisis.

Otro de los antecedentes más importantes para este estudio lo ofrece Quijano
(2002) en el trabajo denominado La Maracaibo petrolera. Dualidad urbana y social
(1900-1940). En este trabajo se realizó un análisis de la ciudad en el marco de la
llegada de los petroleros. En el estudio realizado, la autora plantea un
acercamiento a la ciudad de la primera mitad del siglo XX, fundamentado en el
enfoque de la Historia Regional. En el trabajo se revisan novedosas fuentes
críticas sobre la ciudad petrolera y se realiza un análisis exhaustivo de fuentes de
44

carácter técnico, como las diversas ordenanzas que afectaron la ciudad de


entonces, lo que permitió recrear los límites urbanos y sus transformaciones, pero
sobre todo trae a la luz el origen del Ensanche de 1927. Proyecto urbano previsto
con antelación al asiento de los primeros campos petroleros y que probablemente
generó las condiciones para facilitar su instalación. En este trabajo tampoco se
emplea lo suburbano como categoría de análisis.

A partir de esta revisión, cabe destacar algunas particularidades historiográficas


de estos análisis urbanos. Dado que los primeros estudios de la historia de la
ciudad se realizaron y se sistematizaron en la década de 1980, en el marco del
pensamiento posmoderno, el fenómeno tratado en esta tesis carece de
antecedentes historiográficos realizados bajo los enfoques del positivismo, que si
existieron en la historiografía urbana latinoamericana y en la historia general del
Zulia; por lo tanto, no se cuenta con un cuerpo de conocimiento centrado en la
descripción y clasificación de los objetos y fenómenos de estudio propios de esta
disciplina, razón por la cual se hace necesario, en la mayor parte de las
investigaciones, establecer un marco espacio-temporal amplio y un enfoque
generalista que supla la ausencia de ―esquemas estructuralistas‖. De esto se
desprende el fundamento ―neo-positivista‖ planteado en este trabajo, por cuanto
se parte de reconocer la necesidad de construir una estructura general que
alimente una periodización instrumental sobre la cual operar en el marco local. Sin
embargo, esto no debe entenderse como un anacronismo epistemológico, en tanto
el interés es sólo el de plantear un punto de partida; en ningún caso se aspira a
establecer determinismos y reglas; el propósito sería el de alimentar un cuerpo
estructural a nivel temático, pensado desde las particularidades locales.

En segundo lugar, la mayor parte de las investigaciones se han realizado usando


como recurso la fuente escrita, debido al vacío cartográfico que caracteriza la
historiografía local. Esta situación le confiere un marcado carácter hipotético a las
distintas fases de su crecimiento, sobre todo antes de 188314, igualmente sucede

14
Sempere (2000) establece que, ‖Ese largo vacío documental fue necesario llenarlo a partir de
reconstrucciones hipotéticas de las distintas fases del crecimiento de la ciudad‖ (p. 8).
45

entre 1889 y 1927. El reconocimiento de esta debilidad historiográfica, supone un


empeño más firme en la búsqueda y empleo de fuentes de carácter técnico-
urbano, sobre todo de tipo cartográfico.

En tal sentido, es oportuno puntualizar que para el desarrollo de esta aproximación


a la historia urbana resultan altamente relevante las operaciones de análisis
realizadas en la cartografía del siglo XIX y siglo XX, algunas de las cuales son
fuentes inéditas. Lo cual permite avanzar en la idea de superar el carácter de
reconstrucción hipotética que tiene la mencionada historiografía. El plano de la
ciudad tal como lo establece Conzen (1960) contiene a su vez cuatro
componentes: el sitio, la vialidad o caminos, el parcelamiento y la proyección
ortogonal de las edificaciones lo cual constituye información clave para una
interpretación más precisa que la ya nombrada fuente escrita, por cuanto el
estudio urbano de Maracaibo por lo general enfrenta al investigador con la
dificultad de precisar cuándo se hace referencia a la ciudad como urbe o cuando
se hace referencia a la ciudad como puerto, fenómenos diferentes pero
indisolubles de su dinámica histórico-urbana.

Por otra parte, cuando se tratan períodos anteriores a los orígenes del urbanismo
moderno, en los comienzos del siglo XX, hace falta indagar en las fuentes no
tradicionales como las crónicas de viajeros, las noticias de prensa y la fotografía,
para de este modo lograr traducir este vocablo a sus antecedentes históricos:
civilización, progreso, ciudad, ornato urbano, higiene, entre otros; y así
sustentarse en los diversos discursos de los que ha surgido esa disciplina en
el contexto nacional. No obstante, la ausencia de la cartografía obliga a nutrir
el trabajo con fuentes técnicas no convencionales como los Protocolos del
Registro Principal de Maracaibo, cuya revisión fue fundamental para el rastreo
de los topónimos y de los tipos edilicios en el medio suburbano local.

De acuerdo a todo lo antes expuesto, la tesis, se mueve en un doble plano


historiográfico como resultado del reconocimiento de las particularidades locales y
de los enfoques que la historiografía de la ciudad a dado al tema.
46

Desde el plano de los enfoques dados al estudio de los suburbios, la investigación


se acerca a la vertiente de la historia cultural urbana en tanto recurre a fuentes no
especializadas, como crónicas de viajeros, noticias de prensa y las fotografías. Sin
embargo, por el tratamiento dado hasta ahora al tema y los vacíos en el
conocimiento de la ciudad, esta postura es acompañada de un alto componente
de literatura técnica, fuentes cartográficas y jurídicas.

Ahora bien, el estudio de la realidad histórica-urbana local, sitúa este trabajo en el


ámbito historiográfico de la microhistoria; sin embargo, la conciencia
contemporánea de la globalidad, como se explica a continuación, brinda la
oportunidad de abordar en el análisis histórico la complejidad de relaciones
bidireccionales entre ámbitos de escala diversa. Por lo que, en un sentido estricto,
tampoco se estaría totalmente apegado a esta vertiente.

Por lo tanto se admite un enfoque historiográfico ecléctico producto de la realidad


local y de la necesidad epistemológica que particularmente requieren los estudios
de la ciudad de Maracaibo. Pudiendo establecerse como apropiado para esta tesis
denominar su enfoque historiográfico como: Microhistoria Cultural Urbana.

2.3. La mirada cosmopolita. Una óptica contemporánea desde la globalidad

histórica.

Ante todos los cambios que acontecen y que han marcado la historia
contemporánea, es necesario actualizar las teorías que pretenden explicar lo
histórico-urbano. De acuerdo a lo expuesto por Carvallo (2007) existen varias
posturas: el posmodernismo, las teorías reflexivas o la teoría global. La primera
plantea una fuerte crítica a los pilares del pensamiento moderno, la segunda
reconcilia los cambios acontecidos anunciando una segunda modernidad y la
tercera reconoce la importancia de la denominada globalización en sus múltiples
etapas. Esta última postura brinda una nueva posibilidad de interpretación
47

histórica a la luz de explicar el medio urbano y la arquitectura producida en nuestro


medio.

Los procesos urbanos y la arquitectura latinoamericana generalmente se han


considerado susceptibles de ser receptores de influencias provenientes de
procesos culturales externos y por lo tanto objetos que emulan los procesos y
objetos provenientes de centros metropolitanos generadores de cultura. Ante esta
realidad propia de la historiografía urbano-arquitectónica latinoamericana, la
hermenéutica15 que permite la idea de globalidad, brinda una posibilidad de
entender los productos culturales locales, más que como receptores pasivos,
como objetos que expresan una querella que se mueve entre procesos de
asimilación y procesos de resistencia. Es en este sentido que la postura
contemporánea de la globalización brinda al ejercicio histórico de la cultura la
posibilidad de explicar, de modo más esclarecedor, la producción cultural local.

Los términos mundialización y globalización en muchas ocasiones se han


entendido como sinónimos, estableciéndose para diferenciarlos sólo un cierto
matiz de origen y aplicación: el término mundialización es de origen latino y denota
un carácter más bien geográfico; el segundo término globalización es el más
empleado en los ámbitos anglosajones y está vinculado a la economía. Afirma
Collin (1998) que la mundialización no es un concepto ni una categoría de la
ciencia social definida por una construcción analítica. De momento todavía es una
de esas nociones confusas que dan y van a dar que pensar. En todo caso, el
término se puede relacionar con tres dimensiones diferentes:

En primer lugar, hablamos de un fenómeno económico, cuya antigüedad se


discute, en el que habría que distinguir dos aspectos fundamentales: el desarrollo
de intercambios y de la división mundial del trabajo, por un lado, y la globalización
financiera, por otro.

En segundo lugar, la puesta en cuestión de un Estado-nación que se mostraría


impotente ante flujos que no puede controlar.

15
En el sentido de forma de diálogo que trata de arbitrar cualquier forma de encuentro, planteado por
Gadamer (de Santiago, 1997).
48

Por último, una mundialización de la comunicación que desembocaría en la


formación de una cultura mundial global ante la que parece imposible resistirse a
la vista del poder y la capacidad de atracción de los grandes conglomerados
mediáticos.

En cuanto a la primera dimensión de esta noción; es decir, la que gira en torno a


su antigüedad como fenómeno económico, para León y Riquelme (2003) la
globalización se ha desarrollado en el tiempo como un proceso de larga duración
que ha atravesado y caracterizado a varias épocas históricas, aún cuando se debe
reconocer que en nuestra época ha adquirido una dimensión, fuerza y aceleración
antes desconocida. Por lo tanto es un fenómeno histórico, esto significa tanto que
sus características son moldeadas por otros procesos, como que su existencia
incide en éstos.

Las raíces de la globalización, entendida como un proceso histórico de larga


duración, se encuentran en la tendencia a la interacción y el intercambio entre las
comunidades humanas que han estado presentes desde el comienzo de la
historia. Esa tendencia se ha expresado desde los grandes imperios de la
antigüedad hasta el establecimiento de instituciones y normas globales tras la
Segunda Guerra Mundial.

Para entender la dimensión histórica del fenómeno, León y Riquelme (2003)


establecen tres niveles temporales que permiten tener una visión cabal de la
globalización como realidad histórica:

Como un proceso histórico de larga duración, se desarrolló desde que las


primeras civilizaciones buscan relacionarse y comerciar con otros pueblos, este
proceso de interrelación se intensificó a partir de la llegada de los europeos a
América y de su expansión por el mundo a partir del desarrollo del capitalismo.

Como un proceso histórico de mediana duración, se desplegó a partir de la


Segunda Revolución Industrial.
49

Como un fenómeno histórico reciente, mantiene una continuidad histórica con los
anteriores, pero tanto la desterritorialización financiera como comunicacional
contemporánea le otorgan en la actualidad elementos distintivos (p. 12).

De modo breve, centramos la atención en el segundo enfoque propuesto por estos


autores: la globalización como proceso histórico de mediana duración. En esta
fase se conjugan cuatro aspectos u órdenes a considerar: el económico, el social,
el cultural y el político. La globalización de este momento debe ser entendida
como un fenómeno ligado íntimamente al desarrollo del capitalismo, como modo
de producción intrínsecamente expansivo respecto de territorios, poblaciones,
recursos, procesos y experiencias culturales. La denominada Segunda Revolución
Industrial del Siglo XIX, es un fenómeno impulsado por el desarrollo a escala
mundial de nuevos medios de transporte terrestre y naval, por el surgimiento y la
expansión de nuevas tecnologías de comunicación, por la aplicación de la energía
eléctrica a la producción industrial y por las nuevas técnicas de conservación de
alimentos. Todo lo cual acrecentó las relaciones económicas internacionales e
igualmente catapultó la expansión transnacional europea, a la que comenzó a
sumarse Estados Unidos.

Desde lo social, se estimuló los masivos desplazamientos de población,


principalmente desde Europa hacia América. De tal modo que a los crecientes
flujos de capital y de comercio se sumaron las grandes corrientes de población. En
lo cultural, según lo señala Ferrer (1999) ―la producción intelectual de una nación
se convierte en patrimonio común de todas. La estrechez y el exclusivismo
nacionales resultan de día en día más imposibles; de las numerosas literaturas
nacionales y locales se forma una literatura universal‖ (p. 17).

León y Riquelme (2003) también señalan que, esta tendencia generó una forma
de vida en la cual:

En lugar de las antiguas necesidades, satisfechas con productos nacionales,


surgen necesidades nuevas, que reclaman para su satisfacción productos de
los países más apartados y de los climas más diversos. En lugar del antiguo
aislamiento de las regiones y naciones que se bastaban a sí mismas, se
establece un intercambio universal, una interdependencia universal de las
50

naciones. Y esto se refiere tanto a la producción material como a la


producción intelectual (p. 13).

Esta tendencia globalizadora ha tenido desde entonces, como suele suceder en


los procesos históricos, avances y retrocesos. Siendo uno de los momentos de
gran expansión del proceso globalizador, en la mediana duración histórica, aquel
que se produjo entre los últimos decenios del siglo XIX y los primeros del siglo XX,
antes de la Segunda Guerra Mundial; estos períodos coinciden con la aparición y
la consolidación de los suburbios locales.

La globalización, como proceso histórico, en tanto comprende la cultura, está


íntimamente relacionada con las transformaciones estructurales locales, que
ocurren en las ciudades cuando se dan procesos de acción a distancia. Gerardo
del Cerro (1999) señala que los movimientos estructurales por parte de regiones y
Estados nacionales para hacer frente al despliegue de fuerzas que acompaña a la
extensión mundial de los mercados, puede considerarse una parte significativa de
los procesos de globalización. Las transformaciones regionales en la esfera de la
política económica y en los modos en que tal política se implementa, también
constituyen síntomas, en parte indirectos, de la globalización.

Sin duda, la historia urbana ofrece una perspectiva privilegiada para entender el
significado específico de las globalizaciones, simplemente porque la ciudad ofrece
un referente empírico adecuado para estudiar peculiaridades de su impacto
basados en casos concretos y en su desarrollo temporal específico.

A los efectos de su aplicación en el campo urbano Gerardo del Cerro (2004)


establece que,

La Globalización es una idea que se puede definir como la formación de redes


en tiempo y espacio a una escala transnacional. Más específicamente, la
globalización hace sentir sus efectos cuando se da un proceso de
transformación local y regional por medio de una expansión transnacional y en
virtud de conexiones internacionales. De ahí que el concepto de globalización
pueda entenderse con ayuda de la idea de ―acción a distancia, en la medida
en que esa acción involucre actores o procesos en territorios nacionales
diferentes (p. 199).
51

Como se ha podido apreciar, la globalización, nacida esencialmente de lo


económico-comercial, ha ido transformando la manera de entender e interpretar
los aspectos más profundos relacionados con la cultura. Entre los rasgos
distintivos de la globalidad está el surgimiento de la actividad intelectual que hoy
podemos llamar la conciencia sobre la conexión global. Por lo tanto, la
globalización, entendida como acción a distancia que se hace sentir a través del
impacto tecnológico y de la penetración de información en un determinado
territorio, en las ciudades y en la arquitectura, es una vía para relacionar las
transformaciones culturales locales del pasado con una perspectiva universal y
contemporánea16.

Jordi Borja y Manuel Castells (1997) han presentado el fenómeno de la


globalización compuesto de dos categorías analíticas claramente delineadas: lo
global como lo activo y poderoso y lo local como pasivo y débil. Sin embargo,
como señala Gerardo del Cerro (2004) ―la respuesta local a las fuerzas globales
no puede resumirse en una mera reacción pasiva; antes bien, se producen
fenómenos de negociación, de resistencia, y finalmente de adaptación mediante
transformación local‖ (p. 204).

En tal sentido este autor propone considerar las siguientes proposiciones teóricas
que facilitan la comprensión de la globalización desde una perspectiva urbana:

La globalización está compuesta por las relaciones de localidades y territorios en


diferentes escalas espaciales y no se debe entender simplemente como una
fuerza ―externa‖ que determina su destino.

La globalización no es un fenómeno universal y global. La geometría de redes que


constituye la globalización está desigualmente extendida en todo el mundo, puesto
que tal geometría relacional depende de condiciones materiales pre-existentes
que son específicas de unos lugares y no de otros, lo cual es testimonio de la
relevancia de la historia y del lugar en su análisis. En este sentido, la globalización
consiste en una interacción entre, al menos, fuerzas globales y condiciones

16
En el sentido de ayudarnos a entender el presente como consecuencia del pasado.
52

locales que produce resultados específicos. Por lo tanto la globalización solamente


puede constituir una explicación parcial del desarrollo urbano, porque no todas las
interacciones entre las diversas escalas espaciales producen resultados
globalizantes. Las redes que conectan un lugar a la economía global no son
suficientes para explicar la evolución y el destino de tal lugar.

La idea de ―espacio‖ es fundamental en dos sentidos para analizar la


globalización. El espacio entendido como ―posicionalidad‖ en la economía global; y
entendido, como ―lugar específico‖ con sus particulares contingencias que
interactúan con la globalización a nivel local. (p. 171).

De allí que en este trabajo resulta altamente relevante precisar las condiciones y el
impacto del comercio y la economía internacional en estrecha relación con las
políticas nacionales y el impacto local de tales condiciones. Igualmente es
relevante establecer el modo en que los actores locales participan en los procesos
de globalización construyéndolos, negociándolos y también sufriéndolos, de tal
forma que la respuesta a las presiones culturales globales se interpreten más que
como reacción pasiva, como un proceso natural de transformación y adaptación a
las condiciones del medio local.

En cuanto a la observación de los procesos culturales y la globalización, desde un


punto de vista cualitativo, Beck (2005) muestra que ―no es necesario estudiar lo
global de manera totalmente global. Podemos desarrollar un empirismo nuevo, ad
hoc, e históricamente sensible, de las consecuencias ambivalentes de la
―globalización‖. Recordar que lo global existe en lo local y que ―[la] globalización
trata también de localización‖ (p. 126).

En este contexto es importante establecer una nueva mirada epistemológica a


través de la cual explicar viejos procesos. Beck (2005) propone La mirada
cosmopolita17 como una idea donde subyace el reconocimiento de un mundo
rizomático, dinámico, en donde sus múltiples conexiones provocan cambios,

17
El autor ofrece una reconceptualización de lo global a través de lo cosmopolita, al fusionar las relaciones
incluyentes -propias de la modernidad reflexiva- con una reflexión de lo internacional, a la luz de la
multiplicación de lo transnacional.
53

asemejando el comportamiento del cuerpo social al de las moléculas del mundo


físico o a las estructuras biológicas del ADN. En tal conjetura, el mundo y sus
individuos se encuentran en una ambivalencia que obliga hablar de una
ontogénesis social de individuos que, como nómadas, buscan, forman, fusionan y
encuentran nuevas identidades.

Beck (2005) muestra la caducidad contemporánea del nacionalismo metodológico


y la mirada nacional. ―La ontología de la mirada nacional parte del error carcelario
de la identidad‖ (p. 16). Lo que presupone que la sociedad se somete al Estado,
para este autor oponer lo nacional e internacional como credo (sometiendo así a la
evidente transnacionalidad), plantea un universalismo o un pluralismo sin sentido
―glocal‖. ―Mientras que el cosmopolitismo incluye lo nacional, lo nacional excluye lo
cosmopolita, mostrando su inviabilidad metodológica en la actualidad‖ (p. 48).

En tal sentido, Cardozo Galué (2002) señala que una de las importantes e
innovadoras conclusiones en la historiografía de estas tres últimas décadas ―lo
constituye el reconocimiento de la historicidad o ―artificialidad‖ de la nación, esto
es un enfoque que considera a la nación como un fenómeno moderno, no natural
e identitario sino un producto de la historia, transitorio que no siempre existió‖ (p.
454). El historiador Hobsbaum (1991) que ha reflexionado seriamente sobre estas
ideas señala que el nacionalismo antecede a las naciones y que éstas no
construyen estados y nacionalismo sino al revés.

El cosmopolitismo metodológico, como instrumento, debe abrirse temáticamente a


la realidad cosmopolita, mostrando las definiciones que se observan en su
contexto. Éste se sitúa en dos planos, uno es el temporal y el otro el espacial. En
cuanto al espacio ―las relaciones nacionales-nacionales dejan paso al patrón
relacional translocal, local-global, transnacional, nacional-global y global-global‖
(Beck, 2005, p. 108) Estas nuevas identidades y productos culturales resultados
de algunos de estos procesos pueden por tanto entenderse y explicarse de
manera más integral a través de observar el pasado desde los diferentes patrones
relacionales propuestos por Beck.
54

La historia urbana de la ciudad de Maracaibo, tal como antes fue establecido en la


obra de Sempere (2002), no es posible de compartimentar a partir de las
actuaciones de los gobiernos políticos, como sí es posible en la capital nacional,
siendo lo económico el eje conductor que permite establecer vínculos más claros
con las transformaciones urbano-arquitectónicas locales.

Cardozo Galué (2002) establece que en la perspectiva del proceso histórico y el


actual juego dialéctico del trinomio Globalización-Estado Nacional-Región, en el
estudio de la región histórica marabina debe considerarse que ésta mantuvo
desde el siglo XVI hasta principios del siglo XX, comunicaciones económicas,
sociales y culturales que estuvieron marcadas por vínculos con el exterior a través
de puertos con el Caribe, más que con los centros de poder colonial o
republicanos y espacios provinciales vecinos, manteniendo aún después de la
instalación de la república la autonomía administrativa que durante centurias había
ejercido. Por lo tanto, es importante tener conciencia que la nación venezolana
como la entendemos en la actualidad, en su versión de Estado Nacional, no es un
hecho natural, originario o primigenio; es histórica o artificial como resultado de un
proceso en la larga duración de las relaciones dialécticas entre regiones
igualmente históricas y artificiales que se dieron durante el siglo XIX y principio del
siglo XX, hasta conducir a la consolidación del Estado Nacional en las décadas de
1930-1940.

Esta realidad, vislumbrada por el historiador, permite asumir con mayor seguridad
el cosmopolitismo como instrumento metodológico apropiado para el análisis de lo
cultural local; una región donde la idea de nación no estaba firmemente cimentada
y donde existió durante el siglo XIX una autonomía económica que permitió a las
redes sociales locales tejer vínculos transnacionales, más allá de las políticas
nacionales. Por lo tanto la realidad decimonónica puede ser mejor comprendida
desde el patrón relacional traslocal. Sin embargo, en la medida que se consolidó el
Estado Nacional del siglo XX, se deberán adicionar exploraciones en el patrón
transnacional, para establecer sus vínculos con la realidad histórica local.
55

3. Consideraciones acerca de la noción de Medio Suburbano.

La interpretación de las fuentes consultadas, debe realizarse a la luz de considerar


tanto el ámbito de la tradición hispana local como en la naciente modernización
decimonónica. Por lo que se requiere del estudio semántico de lo que debe
entenderse por medio suburbano y que implicaciones que se derivan de este
término.

El Diccionario de la Lengua Española define el término ―suburbano‖ como


proveniente del vocablo latín suburbanus, y le confiere el siguiente significado:
―Aplícase al edificio, terreno o campo: Próximo a la ciudad‖ (Real Academia
Española, 2001, t. 2, p. 1913). Según esta fuente, es correcto aplicar este término
a todo aquello que es perteneciente o relativo a un suburbio incluso a los
habitantes. Esto conduce a un necesario esclarecimiento del significado de
―suburbio‖, proveniente del vocablo latín suburbium, el cual debe entenderse
como: ―Barrio o arrabal cerca de la ciudad o dentro de su jurisdicción‖ (Real
Academia Española, 2001, t, 2, p. 1913).

En cuanto a un significado técnico-urbano contemporáneo, Camacho (1998) en el


Diccionario de Arquitectura y Urbanismo, propone lo siguiente:

Del lat. suburbanum, situado en las proximidades, en los alrededores de la


ciudad, a las puertas de la ciudad, de sub, bajo, debajo, ante las mismas
murallas, y urbanus, relativo a la ciudad. Todo lo relacionado con las áreas
periféricas de una ciudad o cerca de ella: predio suburbano, habitante
suburbano, transporte suburbano, etcétera (p. 647).

Esto coincide con el significado dado por Bermúdez (1993) en el Diccionario del
Arquitecto: ―Extensión próxima a una ciudad, perteneciente o relativo a un
suburbio‖ (p. 523). El suburbio es definido como ―Parte de un área urbana,
netamente residencial y con altas especificaciones urbanísticas, que se halla
ubicado a distancia del área central o localizado en la periferia‖ (p. 523). Como
complemento de lo anterior es importante señalar que el barrio es definido por
este autor como ―Grupo de casas cercanas a una ciudad y dentro de su
jurisdicción. Sinónimos: suburbio, arrabal‖ (p. 106).
56

El medio suburbano es en consecuencia el próximo, en tanto cercano inmediato o


contiguo al urbano, pero diferente de él. Este contiene a su vez los suburbios, es
decir, los barrios o arrabales –estos dos últimos términos pueden emplearse como
sinónimos- y deben entenderse como un agrupamiento de casas dependiente de
un poblado urbano, aunque estén apartadas de él.

Figura 1. Grafico de lo que se entiende por medio suburbano.

De esto se infiere que históricamente no puede existir un medio suburbano hasta


tanto no existan un conjunto de suburbios.

El significado general dado por la Real Academia Española es útil porque señala
como características propias del medio suburbano, en primer lugar, su carácter
residencial; en segundo lugar, su dependencia funcional del medio urbano y en
último lugar, pertenecer jurídicamente a la ciudad. A estas tres características se
suma otra, desprendida de los aportes contenidos en la definición de suburbio
dada por Bermúdez, que acota como condición propia de este medio: contener
altas especificaciones urbanísticas. Estas cuatro características se consideran
como guías para identificar el medio suburbano de Maracaibo en el período
estudiado. Sin embargo, más allá de la aplicación como guía de identificación, es
57

útil para la comprensión histórica de este fenómeno en el contexto local. En tal


sentido, es importante examinar los significados que el término suburbano ha
tenido en la tradición hispana decimonónica.

Como se constató en el Diccionario de Arquitectura Civil de Don Benito Bails


publicado en Madrid en 1802, para esa fecha ya se admitía un significado técnico
y especializado de los vocablos arrabal y barrio. El término arrabal, se entendía
como ―Barrio de una ciudad ó población grande inmediata á ella, pero fuera de su
recinto‖. (p. s/p.), de lo que se infiere un patrón de exclusión del ámbito urbano.
Por su parte barrio es entendido como ―población grande, menor que el quartel (p.
s/p.) y quartel por su parte es ―Qualquiera de los distritos en que suelen dividirse
las grandes poblaciones para su mejor gobierno político, y está al cargo de un juez
particular‖ (p. s/p.), de estas definiciones puede inferirse un patrón de inclusión o
pertenencia al medio urbano del barrio.

Figura 2. Grafico del patrón de ocupación urbana del arrabal y del barrio.

A partir de estas definiciones puede establecerse que, desde el punto de vista


técnico-urbano, el arrabal es una población significativa ubicada fuera del recinto
urbano o sus equivalentes: ciudad intramuros, núcleo urbano, ámbito urbano
delimitado jurídicamente, ciudad consolidada, etcétera. El barrio, por lo contrario,
es una población significativa que forma parte del recinto urbano -o sus
58

equivalentes- y esta contenido dentro de una unidad político-administrativa de la


ciudad. También es importante resaltar que el diccionario de Bails no contiene la
palabra suburbio, término que según lo expresado por Whittick (1975) se emplea
posteriormente.

En relación al origen y significado del término ―suburbio‖, señala el autor citado,


que los diccionarios ingleses no dan un significado preciso,

(…) así el vocablo proviene del término slum [en castellano podríamos hablar
de «barrio pobre» o —en un sentido específico, peyorativo, atendiendo a su
origen histórico— de «barrio obrero»], que tiene un origen relativamente
reciente (1812), y que deriva posiblemente del verbo ingles slump, que
significa hundir el pie o caerse en algo blando y cenagoso, derrumbarse, etc.
Cuando en inglés se emplea aquella palabra [cuyo equivalente genérico
castellano podría ser la de «arrabal»] se suele hacer referencia a una zona
mísera, en que la gente vive hacinada, sucia, con las casas muy juntas entre
sí y unas viviendas en pésimas condiciones de higiene (Whittick, 1975, p.
113).

Más adelante aparecerá la denominación muy utilizada en el área anglosajona y


germana del ―garden suburb‖ para designar aquella extensión o sector periférico
de la ciudad que aparece ordenado con densidades moderadas o bajas,
disponiendo de jardines o amplios espacios despejados y teniendo un destino
esencialmente residencial, es decir, sin industria local (Whittick, 1975, p. 1171).
Este autor insiste en la importancia de distinguir este fenómeno de la ciudad-
jardín18, fenómeno de aparición posterior que implica una idea completamente
diferente.

El origen y consolidación del ―garden suburb‖ local es el fenómeno de interés,


como objeto de análisis, de esta tesis. Es por tanto, lo que a efecto de este
estudio, se identifica y entiende como ―suburbio‖.

La evolución del significado del término ―suburbio‖ en el medio anglosajón y


germano, obliga a la siguiente aclaratoria: ―En castellano, la palabra suburbio se
aplicó para designar el sector degradado situado en la periferia del casco urbano

18
Concepción urbana formulada por Ebenezer Howard, contenida en su libro ―Las Ciudades Jardín del
Mañana‖, publicado en 1898. Su planteamiento se relaciono con la realización de ciudades nuevas con un
tamaño definido y controlable y una vida activa tanto urbana como rural. Es por tanto un planteamiento
diferente y posterior al fenómeno del ―Garden Suburb‖, tal como refiere Whittick.
59

(arrabal) y habitado por gente de débil condición económica, término que no hay
que confundir con el ―garden suburb‖ inglés‖ (p. 79). Diferencia que es importante
considerar en los análisis de las fuentes consultadas, según sean éstas de origen
castellano o anglosajón.

Por lo tanto, es importante tener en consideración que desde el punto de vista


histórico, la ciudad de Maracaibo está caracterizada por la superposición de una
tradición hispana y una modernización determinada por la influencia de extranjeros
ingleses, alemanes y norteamericanos desde mediados del siglo XIX. Esta tesis
demuestra que en Maracaibo se produjeron fenómenos urbanos que encajan en
estas dos acepciones diferenciadas del término. Es decir, la que se corresponde
como realidad urbana a la definición de arrabal y la que se equivale a la del
garden suburb.

Otro aspecto a considerar para el análisis histórico es que las distintas áreas
suburbanas adoptan una serie de formas diferentes: en función de su antigüedad,
de su localización con respecto a la ciudad central, del contexto cultural dentro del
cual se desarrollan y de otras circunstancias. Whittick (1975) sugiere una
clasificación de suburbios en la cual es posible distinguir tres categorías:

Los viejos suburbios, son aquellos que se construyeron antes de la generalización


del uso del automóvil y de la prosperidad económica que permitió la posesión de
viviendas en propiedad a una proporción considerable de la población. Estas
áreas suelen estar situadas, por lo general, inmediatamente adyacentes a la
ciudad central.

Los nuevos suburbios, constituyen un fenómeno del período que siguió a la


―segunda guerra mundial‖. Se desarrollaron con densidades mucho más bajas de
las que suelen caracterizar a las comunidades orientadas en función de las vías
de tránsito que surgieron antes de la Segunda Guerra Mundial.

Las comunidades independientes, son aquellas surgidas como localidades


aisladas y autónomas de la ciudad, que luego quedaron envueltas por la
expansión suburbana de una gran metrópolis, tienden, como las mismas ciudades
60

centrales, a caracterizarse por una mayor mezcla de actividades comerciales,


industriales, residenciales o institucionales que aquellas otras que surgieron como
partes subsidiarias de un gran complejo urbano (p. 79).

En concordancia con el objetivo planteado, el estudio del medio suburbano en


Maracaibo, se centra en el estudio de sus primeros suburbios; es decir, a aquellos
surgidos antes de la generalización del uso del automóvil y situados en las
adyacencias del antiguo núcleo de origen hispano. Sin embargo, las
particularidades históricas locales serán las que determinen si este medio de
desplazamiento incidió o no en la gestación y caracterización de los mismos. Por
ello, se debe contemplar su contexto histórico y cultural particular y luego
contrastarlo con las clasificaciones y las etapas determinadas en realidades
diferentes al medio local. En este sentido para la clasificación de los suburbios
locales se consideraron las siguientes variables:

Según lo histórico, pueden clasificarse como los suburbios decimonónicos o del


novecientos.

Según lo geográfico, pueden clasificarse en los suburbios costeros y los suburbios


de la planicie.

Según lo social, en los suburbios de la elite, que a su vez puede ser criolla o
extranjera y los de las clases populares de trabajadores y obreros.

Según la geometría que los determinó, suburbios lineales y los suburbios de los
intersticios urbanos.

Según el sistema de transporte, los suburbios vinculados al desarrollo del


transporte lacustre, los suburbios vinculados a la instalación de los tranvías y los
suburbios vinculados a la introducción del vehículo.

Estas variables deben considerarse como instrumentos metodológicos a tomar en


cuenta para distinguir, diferenciar y evaluar si las categorías planteadas por
Whittick (1975) aplican o no, al proceso histórico de la ciudad. Y en caso de
aplicar, entenderlas y acotarlas dentro de sus circunstancias particulares.
61

Considerando lo propuesto en el marco conceptual planteado, el análisis se centra


en los aspectos de orden histórico-urbano que ayudarían a precisar los límites de
la ciudad, es decir, lo que jurídicamente se establecía como ciudad de Maracaibo;
esto permite diferenciar el área urbana contenida dentro de los límites de su
polígono y las áreas aledañas que se localizaban fuera de él, para luego
establecer el uso urbano de estos lugares, su morfología y la relación funcional
con el núcleo urbano.
62

CAPÍTULO II. LA CIUDAD DECIMONÓNICA ANTES DE 1883. BARRIOS Y

ARRABALES
63

Este capítulo se dedica al análisis de la ciudad desde los años finales del siglo
XVIII hasta 1897, estudio de un siglo que permite explorar y analizar el origen y la
consolidación de las periferias urbanas de Maracaibo desde los años previos al
inicio del proceso de independencia y durante los primeros años de la fase
republicana. Se conoce que para ese momento el medio urbano europeo se
impactaba por los procesos de degradación y transformación producto de la
Revolución Industrial, que a la larga propició el desarrollo de los medios
suburbanos en las ciudades industriales; es importante contrastar el contexto
cultural europeo con el proceso urbano y el contexto histórico local a fin de
entender bajo qué preceptos se produjo la modernización de la Maracaibo
decimonónica; un período donde la fuerza de la herencia hispana y de la
modernización, proveniente de las naciones industrializadas europeas, cabalgaron
simultáneamente, propiciando un ambiente cultural dual y contradictorio.

Acá se explora sobre la ciudad heredada del período hispano, el carácter del
medio urbano y las condiciones de las diversas periferias urbanas de la ciudad de
entonces, se analiza la ciudad post-independencia y la resultante del impacto
producido por el liberalismo económico que se asume en la naciente república. En
esta revisión resulta altamente relevante el análisis realizado a la ciudad a partir
del plano de 1827, levantado por Agustín Codazzi 19, cuyo estudio para el análisis
del medio urbano marabino es inédito en la historiografía sobre la ciudad. De su
análisis derivan importantes conclusiones que permiten establecer con una mayor
precisión, el violento impacto que el desarrollo de la economía mercantil liberal
tuvo en el crecimiento de la ciudad de mediados del siglo XIX, al tiempo que
permite el planteamiento de interesantes hipótesis sobre la incidencia que el
proyecto para la defensa de la ciudad, en los años posteriores a la independencia,
pudo tener en el crecimiento urbano de la ―moderna‖ ciudad finisecular.

19
Nacido en Lugo, provincia de Ravena, Italia en 1793. Por su destacada maestría y destreza en la geografía,
cartografía y estadística, produce dos obras importantes en cualquier estudio histórico local: Atlas Físico y
Político de la Republica de Venezuela (1840) y Resumen de la Geografía de Venezuela(1841). Señala Pérez
Rancel (2002) que además fue un precursor en América del racionalismo constructivo y que su actividad
proyectual y constructiva, no ha sido considerada en las historias de la arquitectura, ingenierías, obras
públicas o del urbanismo venezolano (p. 122).
64

1. La ciudad antes de la independencia.

Resulta trascendente a los efectos de entender qué se denominó ―la nueva


ciudad‖ de finales del siglo XIX, iniciar el análisis con la descripción de la ciudad a
finales del siglo XVIII, recopilada por el historiador Pedro Guzmán (1967)

La ciudad capital (Maracaibo) continuaba situada como en su fundación: su


parte principal sobre la orilla de un pequeño golfo formado por el Lago, hacia
el oeste, y que abarcaba la extensión de una legua. La otra parte hacia el
norte en la garganta del Lago: llamándose Punta de Arrieta aquella en que
principia el golfo, situada ésta al frente de la que llaman de Santa Lucía (p.
217).

Maracaibo se desarrolló longitudinalmente en orientación este-oeste, enfrentada a


la bahía con forma de herradura o de bolsa que se cerraba por dos puntas: la
Punta de Arrieta al norte y la Punta de Santa Lucía al sur. Por lo tanto, la ciudad
que se generó sobre la costa norte de la bahía se enfrentaba a la costa sur. Esta
precisión de la ubicación geográfica de la ciudad con respecto a su entorno
lacustre, aunque de momento pueda parecer irrelevante, adquiere una dimensión
contundente a los fines de precisar qué se debe entender por la ―Nueva Ciudad” a
finales del siglo XIX.

En lo referente a las periferias a fines del siglo XVIII, Pedro Guzmán (1967)
establece ―Conocíanse en derredor de Maracaibo algunos grupos de casas
campestres, donde sus moradores se dedicaban a la crianza de animales e
insignificantes cultivos de plantas. Estos grupos eran: El Jobo, El Ancón, El
Palmar20 y Monte Claro‖ (p. 218).

El mapa de Primo de Rivera de 1778, es la fuente cartográfica del territorio más


próxima a los años finales del siglo XVIII; sin embargo, en ella no se representan
los caminos y los caseríos aledaños a la ciudad de Maracaibo. Por tal razón, para
la ubicación de estos grupos campestres, en el ámbito del territorio del cantón
Maracaibo, se realizó una revisión del la carta corográfica de la Provincia de

20
El grupo de casas denominado El Palmar no fue representado en Plano de la Provincia de Maracaibo de
1841, ni en el Plano del Estado Zulia de 1894.
65

Maracaibo, perteneciente al Atlas Físico y Político de la República de Venezuela,


levantado por Agustín Codazzi durante los años de 1829 y 183021. En esta carta
no fueron representados los caseríos mencionados por Pedro Guzmán, sin
embargo, su observación revela que desde la ciudad de Maracaibo parten tres
caminos hacia los alrededores, según su orientación pueden denominarse: el
camino del sur, que conduce hacia Cañada, el camino del oeste, que conduce
hacia Perijá y el camino del norte, que conduce hacia Moján.

A partir de estas fuentes es posible elaborar un croquis de la ubicación de la


ciudad respecto a la geografía lacustre y de su entorno inmediato en los años
finales el siglo XVIII e inicios del siglo XIX (Ver Figura 3).

Figura 3. Plano de ubicación de la ciudad respecto a la Bahía de Maracaibo, sus caminos y lugares aledaños
22
para finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX.

21
Fechas indicadas por Pérez Rancel (2002, p. 166).
22
Elaborado a partir de la descripción de Pedro Guzmán, sobre la base de la carta corográfica de la Provincia
de Maracaibo del Atlas Físico y Político de la República de Venezuela de 1840. La ubicación de los caseríos
66

En los alrededores de Maracaibo se representa un cuarto camino que conecta el


lugar de San Francisco con el lugar de Salina Rica; este camino pasa por el oeste
de la ciudad sin adentrarse en ella. La carta señala como lugares de interés,
Juana de Ávila, Capitán Chico y Salina Rica23. Ahora bien, según se desprende de
la observación del Mapa del Estado Zulia de 189424 puede inferirse que en ningún
caso fueron aledaños de la ciudad, por lo contrario, eran caseríos bastante
alejados del núcleo urbano en los años finales del siglo XVIII.

La lámina dos (2) del Plano de la Batalla Naval de Maracaibo elaborado por Ángel
Laborde en 1823, muestra la ciudad y sus inmediaciones; su observación permite
tener una idea de la traza geométrica del poblado y el lugar que ocupó el muelle
del puerto, así como de los lugares periféricos más cercanos a la ciudad;
explícitamente se señala el lugar de Los Haticos al sur y de La Hoyada al norte;
igualmente se indica un camino hacia el norte que se inicia en las inmediaciones
de Santa Lucía y se dirige por la alta planicie hacia La Hoyada (Ver Figura 4).

rurales se realizó en función de lo indicado en el Mapa del Estado Zulia de 1894. Montaje gráfico Br. Azarel
Moreno.
23
Esta carta revela que para el geógrafo fue de interés representar los caminos que vinculaban la ciudad con
los lugares de producción: Cañada, Perijá y Mojan, y los lugares de interés histórico-militar como Juana de
Ávila, Capitán Chico y Salina Rica escenarios vinculados a las acciones de armas ocurridas en la guerra de
independencia.
24
Dibujado por el ingeniero Aurelio Beroes y realizado por orden de Jesús Muñoz Tébar, Presidente del
Estado Zulia durante el período 1894-1898.
67

Figura 4. Detalle de la ciudad y su entorno hacia 1823. Elaboración propia, 2010.25

2. La ciudad en el plano de 1827. La Maracaibo heredada del período hispano.

A los efectos de establecer cuáles son los aledaños de la ciudad y desde cuándo
se puede hablar de algún tipo de segregación funcional dentro de la estructura
urbana, es necesario conocer la composición social de la Maracaibo heredada del
período hispano y su distribución en el territorio urbano.

25
El detalle de la ciudad y su periferia se tomó del Plano de la Batalla Naval de Maracaibo, Lámina 2,
elaborado por Ángel Laborde (Nectario María, 1973, Mapa N 66). Montaje gráfico Br. Azarel Moreno.
68

Hacia los comienzos del siglo XIX la ciudad de Maracaibo, tuvo un notable
crecimiento, ―…después de 1801 llegaron alrededor de dos mil españoles y
criollos de Santo Domingo, de donde salieron huyendo del gobierno de Toussaint.
Estos inmigrados pertenecían fundamentalmente a dos categorías
socioeconómicas: altos funcionarios y comerciantes‖ (Cunill Grau, 1987. t. 1, p.
221).

Este autor indica que los primeros, el sector dominante socialmente, estuvo
compuesto por familias criollas descendientes de los primeros peninsulares. Los
segundos, el sector dominante económicamente, estaba compuesto por
comerciantes criollos y peninsulares dedicados a la agricultura, navegación y
ganadería. A estos se añade un tercer sector, que era integrado por una gran
cantidad de criollos que trabajaban en el medio urbano o se empleaban como
labradores, y un cuarto, compuesto por negros y pardos que se dedicaban a
labores artesanales además de los indios dedicados a labores domésticas. En
cuanto al medio urbano, según refiriere el historiador Besson (1973), en los inicios
del siglo XIX,

Maracaibo se extendía desde la punta más saliente al Este de la Bahía,


llamada «Punta Arrieta», hacia el Oeste por toda la orilla hacia el «Caño del
Manglar», donde está hoy el «Puente España». (…) Por el lado Norte, seguía
de la mencionada «Punta Arrieta», casi en línea recta por donde está la calle
de «La Aurora» y «La Beneficencia», cruzando un poco más allá hacia el
Oeste y luego al Sur, buscando la Ermita de Santa Bárbara, que era el límite
Norte, y de donde seguía hacia el Oeste hasta el Templo de San Juan de
Dios. En la Ermita de Santa Bárbara, estaban todavía tres cruces de madera
que señalaban el límite de la población (t. 1, p. 304).

Esta descripción dada por Besson permite establecer, al compararla con la


ofrecida por Pedro Guzmán, que la ciudad se siguió extendiendo en el sentido
este-oeste, según los patrones de ocupación que es posible inferir desde la
descripción de la ciudad de finales del siglo XVIII.
69

2.1. Los límites y el núcleo urbano en la ciudad de 1827.

Para tener una idea precisa de la extensión y la geometría de la ciudad descrita,


se recurrió al análisis del plano de la ciudad de Maracaibo elaborado por Agustín
Codazzi en 182726, el más antiguo conocido del siglo XIX y el único realizado en la
primera mitad de ese siglo en una ciudad del territorio venezolano. Señala Pérez
Rancel (2007) que Agustín Codazzi luego de ser aceptado en el Ejercito Libertador
en 1826, llega a Maracaibo en ruta hacia Caracas, allí se le encomienda artillar la
ciudad y Bolívar lo nombra comandante de artillería de la provincia. En este
contexto y con el propósito de realizar los trazados para las líneas de defensa de
Maracaibo, en el transcurso de 1827, Codazzi trazó este levantamiento de la
ciudad.

Aun cuando de su observación se desprenden importantes limitaciones para su


interpretación, como la ausencia de una leyenda que precise lo indicado por la
simbólica cromática, lo cual sólo permite establecer algunas conjeturas sobre lo
que indican27, es importante destacar que es el único documento de tipo
topográfico sobre la ciudad que ha llegado hasta nosotros y permite tener una
imagen gráfica del área que ocupaba la ciudad y de su traza urbana a inicios del
siglo XIX.

La lectura del plano revela varias características que no coinciden, en cuanto a la


ocupación urbana, regularidad de la traza y límites urbanos, con lo que
tradicionalmente la historiografía ha establecido sobre la ciudad y el puerto. La
ciudad ocupa el territorio con una clara regularidad geométrica, se trata de un

26
Este plano reposa en la División Manuscritos, Colección Codazzi, carpeta s\n, de la Biblioteca Nacional de
Venezuela, Caracas.
27
Es importante aclarar que en el análisis de esta imagen se asume la observación realizada por Pérez
Rancel (2007), la cual indica que el plano se ubica con la orientación sur en el margen superior, en el cual se
observa la bahía coloreada en azul (p. 16). Igualmente se asume, por deducción lógica de su observación,
que lo señalado en amarillo se corresponde con las edificaciones existentes. A partir de esta inferencia, llama
la atención la ubicación del templo parroquial –resaltada en color rojo- en la esquina sureste de la manzana
oeste del solar correspondiente a la plaza real. Mientras que el lote que hoy ocupa -que la historiografía y las
fuentes documentales conocidas siempre han señalado como el lugar de su ubicación -la esquina noroeste de
la manzana este- aparece vacía.
70

polígono rectangular casi perfecto, cuya mayor longitud se desarrolla en el sentido


este-oeste, siguiendo el borde norte de la bahía. El propio Codazzi (1960) la
describe del siguiente modo: ―La parte principal de la ciudad está a la orilla de un
pequeño golfo que tiene dos millas de largo, y se extiende hacia el poniente. La
otra parte está construida sobre una eminencia al N., mirando al lago, que allí
tiene 3 leguas de ancho‖ (p. 467). Esta descripción y el plano de 1827 coinciden
con lo recopilado por Pedro Guzmán para finales del siglo XVIII y con lo dibujado
por Bellerman hacia 1840.

La regularidad geométrica del polígono de ocupación de la ciudad, se acompaña


igualmente de la regularidad geométrica de las manzanas que definen la traza
urbana. Pudiendo distinguirse tres formas de manzanas diferenciadas: La
cuadrada, que rodea el solar de la Plaza Real, la rectangular, ubicada en los
extremos este y oeste de la ciudad y las trapezoidales ubicadas en el sur,
siguiendo el borde costero. Ello contrasta de modo claro con la irregularidad
geométrica de la ocupación y de la traza propuesta por Sempere (2000) como
reconstrucción hipotética de la ciudad de 1830.

En cuanto a los límites de la ciudad, la ordenanza para impedir la construcción de


casas de enea, fechada en 1836, indica que: ―por el norte hacía el limite la calle
que se iniciaba frente al hospital de la Caridad llamada ―la calle del Hospital‖ y por
el oeste cerraba el rectángulo la calle donde estaba situado el templo de San Juan
de Dios (citada por Cardozo Galué, 1991, p. 147). En el plano es posible observar
que la extensión de la ciudad dibujada por Codazzi se circunscribe a los siguientes
límites: por el norte la calle del Colegio Seminario (la que anteriormente fue la calle
del Hospital), por el sur la calle de Bolívar28, por el este la costa y por el oeste una
vía ancha que corre en sentido norte sur y que coincide con el curso de una de las
cañadas indicadas en el plano de 1883. Es decir, la ciudad representada en el
plano de 1827 tiene una extensión menor a la circunscrita en los límites de la
ordenanza citada (Ver Figura 5).

28
Los nombres de las calles fueron tomados de la nomenclatura que acompaña el Plano de Maracaibo Hacia
1840 (Cardozo Galué, 1991. p. 151).
71

De observar la forma en que se ocupó el suelo urbano, se revela que las


edificaciones se ubicaron siguiendo un patrón fragmentario y discontinuo. Lo cual
se corresponde con la ―fisonomía de pueblo‖ que Cardozo Galué (1991, p. 167) le
confiere hacia 1830. Una urbe que no superaba los 16.000 pobladores, mientras
que el cantón Maracaibo contaba con 17.384 29 habitantes, esta cantidad incluía
los residentes de los aledaños y los partidos de su jurisdicción.

En el área determinada por la traza de manzanas cuadradas se observa una


concentración de perímetros edificados compactos, esto se enfatiza sobre todo de
la plaza real hacia el este y hacia el sur, es decir hacia el área de la calle de la
Muralla y del puerto; igualmente esta característica es muy marcada sobre la línea
oeste de la calle del Gobierno. En cuanto a las edificaciones contenidas en esta
área, Cunill Grau (1987) señala que forman parte del centro administrativo y
residencial en torno a la plaza real donde se ubican las casas del Ayuntamiento y
Cárcel Real, Templo Parroquial Principal así como casas construidas de cal y
canto con cubiertas de teja. Este núcleo céntrico se prolonga hasta unas cuatro
cuadras de la Plaza Real. En el plano es posible observar que ciertamente las
cuatro manzanas que parten de la plaza en dirección oeste son de forma cuadrada
y contienen un perímetro edificado más definido. Estas manzanas, sin duda,
constituyen el núcleo urbano consolidado de la ciudad; en 1827 la estructura de
manzanas cuadradas se ha extendido hacia el oeste hasta la calle La Asunción
(Ver Figura 5). De acuerdo a este análisis el núcleo urbano estaría integrado para
1827 por dos parroquias consolidadas: Catedral y Santa Bárbara.

29
La cifra del año 1831 fue tomada de la Estadística de la Provincia de Maracaibo de 1931 (Cardozo Galué,
1991, p. 156).
72

Figura 5. Plano de la ciudad de Maracaibo de 1827. Ubicación de los límites de la ciudad y del núcleo urbano.
Elaborado por Agustín Codazzi, 1827.30

Siguiendo con la observación del plano, puede determinarse que el límite sur de la
ciudad era el frente costero situado para 1827 en la calle de Bolívar, justo frente al
templo de San Francisco31. Igualmente se aprecia que ya se había iniciado un
proceso de sedimentación de la costa, en el sureste de la bahía, lo que permitiría

30
Este plano reposa en la División Manuscritos, Colección Codazzi, carpeta s\n, de la Biblioteca Nacional,
Caracas. Montaje gráfico: Br. Azarel Moreno.
31
El análisis del plano permite igualmente determinar que para 1827, la manzana donde se ubica desde 1806
el templo de San Felipe Neri, fue representada como parte existente de la traza de la ciudad. Manzana
trapezoidal que cierra la bahía en el extremo suroeste. Lo cual es coherente con la fecha de inicio de la
construcción del templo señalada por Sempere (2000, p. 154). Igualmente podría explicar la ubicación del
edificio, cuyo emplazamiento pudo haberse planteado, en su origen, buscando enfrentar su frontispicio a parte
de la bahía, siendo esta ultima el espacio público del cual se servía este templo.
73

a la larga el crecimiento del barrio mercantil y la reubicación tanto del puerto como
de la aduana. Esta área según lo planteado por Cunill Grau (1975) se estructuró
con casas de bahareque y techos de enea y de tejas que rematan en el muelle del
puerto (t. 1, p. 223). De ello se infiere que el crecimiento por sucesivos rellenos de
la ciudad hacia la bahía se estructuró y consolidó en fechas posteriores a 1827 y
no hacia finales del siglo XVIII como se afirma en la historiografía urbana32.

Cunill Grau (1975) a la par advierte que también se reconoce en el este del núcleo
un barrio de cierta calidad en Punta Arrieta. En el plano es posible observar que
las manzanas del extremo este desdibujan su geometría regular en el borde
costero pero las edificaciones se representan con un carácter continuo y compacto
en la manzana. Probablemente es allí donde se ubica el barrio de cierta calidad
señalado por el autor. Hacia el sureste en la punta que inicia la bahía, la traza
dibuja un par de manzanas de forma trapezoidal que sigue el borde costero; en
ella se asientan edificaciones aisladas de gran tamaño; es probable que allí
estuvieran ubicadas las sedes de algunas casas de las compañías mercantiles. Es
notoria la ausencia del muelle representado en el plano de 1823 y la zona de
sedimentación que se observa frente a la bahía.

Las áreas antes señaladas de la plaza real y la del barrio mercantil, fueron las
zonas de asentamiento de las clases dirigentes y comerciantes respectivamente.
Las descripciones citadas revelan dos tipos residenciales dominantes en los
inicios del siglo XIX: La casa de cal y canto cubierta de tejas y la casa de
bahareque con cubierta de tejas o de enea. Tipos urbanos que fueron estudiados
por Alexis Pirela (2007) quien detectó y caracterizó de acuerdo al carácter
constructivo de las edificaciones la obra de mampostería de cal y canto, la obra de
bahareque, la casa de enea y la casa de tejas33.

32
Sempere (2000) señala que para finales del siglo XVIII el límite sur de la ciudad lo definía la Calle de la
Marina. ―De modo que la fachada norte que presenta la avenida hoy en día en el mismo lugar que la
correspondiente a la ciudad de finales del XVIII y comienzos del XIX‖ (p. 103).
33
Ver capítulo: Análisis histórico de la casa del centro de Maracaibo en Pirela (2007) Casas de Maracaibo
1674-1930.
74

2.2. Barrios y arrabales aledaños en la ciudad de 1827.

Dando continuidad al análisis del plano de 1827, se observó que de la calle de La


Muralla -hacia el este- y de la calle La Asunción -hacia el oeste-, la traza urbana
mantiene una geometría regular que tiende a la manzana rectangular. En esta
área se acentúa la ocupación dispersa y la discontinuidad generada por una
mayor presencia de edificaciones deslindadas 34, localizadas en el centro de
grandes solares que incluso se ubicaron en el centro de las manzanas, por lo cual
puede inferirse que el trazado de las manzanas se realizó posteriormente al
asentamiento de las edificaciones, las cuales eran en su mayor parte casas de
hato según se desprende de la revisión de los Protocolos de los Antiguos
Escribanos.

Estas son las zonas que ocupan los barrios aledaños de inicios del siglo XIX.
Sobre estos lugares, Cunill Grau (1975) señala que para estos años, el área de la
ciudad se divide en doce barrios que son percibidos como tales por los coetáneos.
Algunos de ellos se estructuraron en los alrededores de la plazuela de algún
templo o convento, tal es el caso de Santa Bárbara y San Francisco. Otros
identifican funciones económicas como el barrio de la Carnicería, de las Salinas y
el de las Tenerías Viejas. La mayoría se han formado en función de las
comunicaciones portuarias o terrestres: Empedrado, Saladillo y Puerto del Sol.
También se establecen sectores marginales como el barrio del Cerro con casitas
de bahareque y enea, mientras que algunos se han estructurado en torno a
fuentes de agua como el barrio del Pozo del Barro. La constante llegada de
comerciantes y tráficos antillanos explica la formación del barrio de Curazao (t. 1,
p. 223). En su conjunto estos barrios constituyen la zona de asentamiento de
casas precarias de bahareque y enea de trabajadores y artesanos criollos.

Siguiendo en la indagación sobre los aledaños, Besson (1973) señala en este


sector contiguo al núcleo urbano, la ubicación de un tipo residencial de interés

34
Se emplea este término que indica, en las datas revisadas, el carácter aislado de las edificaciones.
75

para este estudio: ―la casa de campo‖; y refiere la siguiente información, ―La casa
de campo más cercana por el lado del norte era la que estaba situada en lo que es
hoy ―Circo Variedades‖, en la esquina formada por las calles de Carabobo y Páez,
conocida ahora años como esquina del ―Nuevo Mundo‖ (t. 3, p. 304). La presencia
de la casa de campo advierte el fin del medio urbano en estos predios, al tiempo
que señala otro de los tipos residenciales disponibles en Maracaibo desde inicios
del siglo XIX, junto a la casa urbana en sus diferentes variantes y la casa rural de
hato.

En torno a los suburbios Cuniil Grau (1975) describe:

Los suburbios se establecen en los entornos de la ciudad hasta cuatro y cinco


leguas de sus arrabales en varios partidos, donde el poblamiento se divide en
un desdoblamiento enmarcado en la toponimia local con el apelativo de Alto y
Bajo, en referencia a la mayor o menor cercanía al Lago de Maracaibo:
Cañada Alta y Cañada Baja35, Ancón Alto y Ancón Bajo, Monteclaro Alto y
Monteclaro Bajo, Jobo Alto y Jobo Bajo. En estos mismos partidos domina un
hábitat rural disperso que tiende sólo a concentrarse en las capillas locales o
hatos más importantes (t. 1, p. 230).

En esta descripción el autor diferencia los arrabales aledaños, de los suburbios. El


autor alcanzó a precisar la diferencia entre los crecimientos pobres inmediatos y
continuos al núcleo de origen hispano, que denomina los barrios aledaños de la
ciudad. Mientras que lo llamado: suburbio, se relaciona con las agrupaciones
rurales, distantes de estos barrios y arrabales aledaños y que jurídicamente fueron
denominados partidos36.

Estos partidos no pueden ser clasificados como suburbios puesto que constituían
áreas de producción de diversa índole y no áreas residenciales con una
dependencia funcional del medio urbano en el sentido de lugar residencial
diferenciado del lugar de trabajo o del centro de compras cotidiano. Por lo
contrario, eran lugares autosuficientes y servidos del propio medio rural, que
incluso podían quedar aislados en algunos momentos como consecuencia de

35
Estos partidos no fueron representados en Plano de la Provincia de Maracaibo de 1841, ni en el Plano del
Estado Zulia de 1894.
36
Separados de los aledaños periféricos y distantes del núcleo urbano se ubican las extensiones rurales o
partidos donde se localizaban caseríos siguiendo por lo general el curso de los caminos reales.
76

factores climáticos. Estos lugares jurídicamente formaban parte de los municipios,


las unidades territoriales en que se dividió el Distrito Maracaibo a partir de 1844 37,
lo cual indica que no existía una necesidad marcada de diferenciar jurídicamente
el medio urbano del medio rural.

En síntesis, el medio urbano de 1827 estaba constituido por un pequeño núcleo


compuesto por unas dieciocho manzanas de forma cuadrada y de ocupación más
o menos compactas en rededor del solar de la plaza real. En torno a este núcleo,
desde las primeras décadas de ese siglo, crecieron diversos caseríos de
trabajadores y artesanos agrupados en torno a las capillas o templos. Estos fueron
los primeros aledaños en torno al núcleo urbano, ―un claro fenómeno de
concentración urbana resultado de la pobreza de los suelos que rodean la ciudad
y que sólo permitían una explotación dispersa‖ (Sempere, 2000, p. 101).

Si bien diversas fuentes documentales señalan desde finales del siglo XVIII la
existencia de lugares como El Empedrado 38 y Los Haticos39, estos dos lugares no
fueron representados en el plano de 1827 como lugares aledaños a la ciudad. El
plano igualmente revela que hacia el oeste existe una incipiente continuidad
urbana de lo que posteriormente se consolidó como El Saladillo40, separado del
límite urbano por la vía ancha donde con probabilidad, cursaba una de las cinco
cañadas de mayor cauce que atravesaba la ciudad de entonces 41. Sobre esto es

37
De acuerdo a lo señalado por Besson (1973), desde la división territorial de 1844 se consideraban como
pertenecientes al distrito Maracaibo los municipios: Concordia (hoy Bolívar), Santa Bárbara, San Juan de
Dios, Santa Lucía y Cristo de Aranza. Los cuales formaban parte del área urbana que contenían los barrios o
arrabales mencionados por Cunill Grau. Pero también se incluían dentro de estos límites distritales los
partidos rurales que rodeaban la ciudad: Ancón Alto, Ancón Bajo, Macandona, El Caño, Sabaneta Larga,
Monteclaro Bajo, Monteclaro Alto, Milagro, Hoyada, Jobo Alto, Jobo Bajo. (t. 3, p. 279).
38
―Actas de Visitas‖ que hizo el Obispo Doctor don Mariano Martí a los pueblos del Zulia en los años 1774,
1775 y 1776.
39
Según relato del viajero francés Francisco Depons para los años 1799-1800.
40
Para 1790, se ubicó un documento que refiere la venta de una casa en el ―barrio del Saladillo‖, lo que da
cuenta del empleo de este topónimo para finales del siglo XVIII. (Millares, 1964, p. 59).
41
Según se desprende de la observación del Plano topográfico de Maracaibo de 1883, que se estudia con
detalle al final de este capítulo, la ciudad estaba rodeada por cinco cañadas: na de gran cauce que corría en
dirección este, la llamada Cañada Nueva. Tres cañadas que corrían en sentido norte-sur desahogando en la
bahía, de este a oeste: la del este, llamada Pozo del Barro; la intermedia que determinó la calle ancha de
1827 (sin denominación conocida), y la del oeste, llamada Cañada Navarro. La quinta ubicada el sur, también
de gran cauce, se denominó Caño del Manglar.
77

importante dejar asentado que el motivo del levantamiento del plano es de orden
militar y no de agrimensura, por lo que la representación de estos aledaños pudo
ser irrelevante a los propósitos perseguidos por Codazzi. Sin embargo, es
igualmente importante considerar que para ese momento los lugares señalados se
consideraban muy apartados del núcleo urbano; estaban aislados por las cañadas
de mayor cauce que rodeaban la ciudad. Estos accidentes hidrográficos se
consideraban fronteras internas muy importantes para entonces.

Asumiendo la idea señalada en el párrafo anterior, puede establecerse que


durante los primeros años del siglo XIX, en torno a la Maracaibo consolidada
pueden identificarse y diferenciarse tres niveles de alrededores:

 El primer nivel se ubica adyacente al núcleo de origen; lo integran los primeros


crecimientos urbanos ocupados mayoritariamente por comerciantes donde se
seguía en gran medida el patrón de ocupación del núcleo urbano. El plano
revela que son dos los poblamientos significativos aledaños al núcleo de
entonces: El de Santa Ana al este y el de Santa Bárbara al oeste. Las fuentes
consultadas las identifican como los barrios aledaños, en concordancia con la
definición de Bails (1802) que establece que los barrios pertenecen al medio
urbano, por lo tanto para 1827 estos lugares pueden entenderse como los
crecimientos más recientes del núcleo urbano de entonces.
 El segundo nivel, estuvo integrado por cuatro poblaciones significativas de
carácter periférico, ubicados fuera de los límites urbanos; ámbitos que encajan
en la definición de arrabal. En este sentido es importante dejar asentado que
esta denominación está asociada a una connotación peyorativa de pobreza
derivada de la precariedad de las construcciones que las ocupaban. Se
distinguen dos tipos diferenciados de arrabales: aquellos que crecieron en
torno a las capillas y templos como San Juan de Dios y Santa Lucía, y aquellos
que se organizaron en torno a funciones como las Tenerías y la Carnicería,
lugares que no fueron representados en el plano de la ciudad de 1827.
 Un tercer nivel lo integraron los caseríos próximos a la ciudad; lo constituyeron
los denominados partidos constituidos por caseríos rurales de sabana ligados a
78

la producción agropecuaria, a los que hay que añadir caseríos costeros


vinculados al temperamento y la recreación como Los Haticos, que existe
desde inicios del siglo XIX ubicado al sur de la ciudad (Ver Figura 6).

Figura 6. Plano de ubicación de la ciudad respecto a la Bahía de Maracaibo, sus caminos y lugares aledaños
para 1827. Detalle de la ciudad y su entorno hacia 1827. Elaboración propia, 2010.42

42
Elaborado sobre la base de la carta corográfica de la Provincia de Maracaibo del Atlas Físico y Político de la
Republica de Venezuela de 1840. La ubicación de los caseríos rurales se realizó en función de lo indicado en
79

Si se relacionan estos tres niveles periféricos de la ciudad con la estructura social


determinada por Cunill Grau para los primeros años del siglo XIX. Puede inferirse
que la tradicional y hegemónica casta de peninsulares y criollos que controlan el
poder político serán los que lógicamente permanecerían asentados en el viejo
núcleo; mientras que los aledaños cercanos crecen como el lugar de asentamiento
de la emergente clase de comerciantes, localizados en su mayoría al este del
núcleo. Los trabajadores y artesanos se asientan en los arrabales periféricos más
próximos, separados por las principales cañadas como la Cañada Nueva al norte y
la Cañada del Manglar al sur. El ámbito periférico más externo funcionó como el
medio rural de abastecimiento y descanso de la antigua casta de origen
peninsular. En este punto es importante establecer que las diversas fuentes
revelan que en general son agrupaciones constituidas en torno a los hatos que
sirven para el abastecimiento familiar y los intereses recreativos de muchas de las
familias asentadas en el núcleo urbano. Lo que revela la relación de las elites que
habitaban el núcleo con las unidades de producción ubicadas en los caseríos
cercanos desde inicios del siglo XIX.

De lo anterior puede inferirse que en el medio urbano aunque existe una


segregación social, que se reflejó en el espacio a través de diferentes niveles de
periferias, no es posible observar algún tipo de segregación que diferencie el lugar
del trabajo del lugar de la residencia, ni en la clase dirigente, ni en la emergente
clase comercial. De ello dan cuenta los tipos arquitectónicos disponibles para el
momento, donde las edificaciones cumplen funciones específicas, sean estas
gubernamentales, comerciales, religiosas, artesanales e incluso de labores del
campo, pero permanentemente fusionada con la actividad residencial.

el Mapa del Estado Zulia de 1894, elaborado por el ingeniero Aurelio Beroes. La ubicación de límites urbanos,
del núcleo urbano y de los barrios aledaños se realizó sobre la base de los planos de la ciudad de 1827 y de
1883. Montaje gráfico: Br. Azarel Moreno.
80

3. La ciudad republicana y mercantil de la segunda mitad del siglo XIX.

La situación urbana antes descrita fue cambiando en el marco del liberalismo


económico. El nacimiento de la república venezolana en 1830 coincidió con el
auge de las doctrinas económicas de la escuela liberal y en estas condiciones era
lógico que, en materia de relaciones comerciales, se adoptase el principio de la
igualdad y de la libertad. Lo que trajo como consecuencia la integración oficial de
la naciente república dentro del sistema mercantil internacional y una consecuente
celebración de pactos sobre paz, amistad, navegación y comercio. La nueva
república de Colombia, la grande, firma dos de estos pactos; el primero con
Estados Unidos en 1824 y el segundo con Gran Bretaña en 1825. Debe
destacarse que el primero que fue celebrado por la república venezolana luego de
la disolución de Colombia, fue con Alemania en 1837 (Sempere, 2000, p. 164).

Ante esta necesidad de incorporarse al sistema comercial internacional, la clase


dirigente de la naciente república tiene que resolver dos problemas estrechamente
relacionados al crecimiento comercial: el del trazado de carreteras que vinculen
los centros poblados, las áreas productivas y los puertos, y el del poblamiento
para compensar el déficit causado por las guerras y las sucesivas epidemias.
Ambas situaciones impedían alcanzar el grado civilizatorio que había sido
imaginado por los grupos sociales que dirigieron la construcción de la nación. Este
último proceso a juicio de Pérez Rancel (2002) se realizó favoreciendo los grupos
provenientes de los países europeos ―en vista de las aparentemente exitosas
experiencias de Estados Unidos‖ (p. 255). Igualmente el autor insiste en señalar
que la obra corográfica y geográfica codazziana fue determinante en las políticas
de desarrollo económico y de infraestructura generadas por la república de
entonces43.

43
Pérez Rancel (2002) estudia el contexto político y jurídico en que se producen los procesos de migración en
la naciente republica, para estudiar con detalle el caso de la Colonia Tovar, como ejemplo de colonia agrícola
derivada de la obra codazziana (pp. 225-280).
81

En este contexto de acuerdo a lo señalado por Catalina Banko (2008), se abren


nuevos horizontes para el comercio exterior venezolano que se estructuró en torno
a un nutrido grupo de compañías extranjeras establecidas en los puertos de mayor
importancia: La Guaira, Puerto Cabello, Maracaibo, Carúpano, Cumaná y Coro,
cuyas actividades alcanzan amplio desarrollo, principalmente desde mediados del
siglo XIX.

Para ese momento Maracaibo ya contaba con 53.49044 habitantes y había recibido
un importante contingente de extranjeros. Establece Cardozo Galué, (1998) que
―Para 1844, el número de extranjeros residenciados en la provincia de Maracaibo
ha ascendido a doscientos treinta y seis‖ (p. 13). Es un momento de florecimiento
económico en el cual el café ya había desplazado al cacao en la producción y
exportaciones de la provincia. Señala el autor que ―El muelle reconstruido hacia
1840 y los alrededores del puerto eran el centro y pulso de Maracaibo (1991, p.
144). Es el momento de la consolidación de la ciudad republicana y mercantil de
acuerdo al régimen político y económico adoptado por la elite gubernamental, pero
también marca el inicio de la preocupación por una ciudad que responda a una
modernidad racionalista, ajustada a los ideales de desarrollo provenientes del
mundo industrializado y a las aspiraciones de progreso de las elites dirigentes
locales y nacionales.

La instalación de extranjeros se acompañó de una importante migración de


agricultores y criadores provenientes de los más apartados rincones de la región,
quienes ante la falta de oportunidades en el comercio, terminaban rentando o
construyendo ranchos en los terrenos aledaños o se empleaban como jornaleros
en hatos cercanos. Esta realidad condujo a la Diputación Provincial a decretar la
ampliación de los límites del centro urbano hacia 1855.

La Diputación Provincial, considerando "que el hacinamiento de población


exige ya que se varíe el centro de la ciudad, aumentándose, y que por la falta
de orden en que se han llevado las calles y las irregularidades con que han
sido delineadas no se puede dar un centro perfecto" (...) ordenó declarar "por

44
La cifra del año 1854 fue tomada del Archivo del Concejo Municipal de Maracaibo, Sección Expedientes
diversos. (Cardozo Galué, 1991, p. 156).
82

centro de la ciudad toda la calle de la Marina desde la artillería hacia el oeste


hasta tocar con la casa del señor José Ignacio Baralt45, o sea el lugar
denominado Los Coquitos; partirá hacia el norte por la calle de La Salina,
conocida con el nombre de Santa Teresa; llegando en esta dirección al
callejón de Los Cogollos, se irá línea al mismo norte atravesando la Plaza del
Templo de Chiquinquirá y San Juan de Dios hasta la calle de San Miguel,
desde donde marchará hacia el este hasta la calle del Jabón; y partiendo otra
vez al norte por toda la calle de Madrid, se encaminará hacia el este por toda
la calle que lleva dirección al Colegio Seminario hasta tocar con el lago. La
prolongación que pueda tener la calle Ancha o del Marqués, se tendrá como
centro de la ciudad‖ (Citado por Cardozo Galué, 1991, p. 157).

Sobre el plano de 1840, elaborado por Cardozo Galué (1991) es posible, luego de
trazar los límites descritos de 1855, observar lo siguiente:

El límite norte se mantiene sobre la calle del Colegio Seminario; de acuerdo a esto
la ciudad no se extendió significativamente en esa dirección norte, si se compara
con la de 1827.

En contraste, el límite sur se había extendido hasta la calle La Marina. Lo que


implica que el área comercial y portuaria creció desde el templo de San Francisco
hacia el sur, generando cuatro calles nuevas. Esto implica que la ciudad de 1827
que tenía aproximadamente 5 varas en el sentido norte-sur, se extendió casi la
misma distancia desde el templo del convento de San Francisco hasta la calle La
Marina. Esta nueva extensión urbana la ocupó el barrio mercantil en torno al
templo del convento, el mercado y el puerto; es el tercer barrio aledaño en
consolidarse como crecimiento integrado al núcleo hispano, luego de Santa
Bárbara y Santa Ana. Desde mediados del siglo XIX fue el lugar donde se
consolidó el comercio, bajo cuyo patrocinio se construyeron las nuevas casas
mercantiles ocupadas en su mayoría por comerciantes extranjeros. Estas casas

45
En la revisión de los Protocolos de los Antiguos Escribanos, se detectó un documento de venta del año
1832, donde Miguel Antonio Baralt compra un hato ubicado en la costa de Chocolates, que linda por un lado
con la cañada de Ramírez, su frente a la laguna y su fondo al norte. Para que dicha propiedad tenga su frente
a la laguna y su fondo al norte debe ubicarse en los predios del área portuaria y no de Los Haticos. Por lo que
la costa de Chocolates probablemente se extendía hasta los predios del Saladillo, igualmente se conoce por
las referencias cartográficas que por estos predios desembocaba una cañada, el plano de 1883 la ubica e
indica siguiendo su desembocadura el nacimiento de la Calle Ricaurte, igualmente la indica el plano de 1889
donde se denominó Cañada Navarro. De tal interpretación puede inferirse que esta propiedad citada en los
límites de 1855 sea la referida en el documento de 1832.
83

destinadas al comercio de importaciones46, definieron una nueva escala urbana y


rompieron en gran medida con el patrón arquitectónico que estéticamente se
había heredado del período hispano, al tiempo que irían delimitando los nuevos
espacios de la vida civil, originando una nueva plaza pública de marcado carácter
comercial, conectada al mercado y al puerto.

En torno a esta aseveración Pedro Guzmán (1967) establece que, de la próspera


dinámica económica generada en torno al cacao, la caña de azúcar, el añil y el
algodón y su comercialización en ultramar

(…) resultó que en la ciudad de Maracaibo se levantaron grandes casas, que


aún se conservan, destinadas a escritorios y depósitos de sociedades
mercantiles, formadas por criollos, y por españoles, italianos, franceses,
ingleses y alemanes, los que dieron una notable fisonomía al comercio
maracaibero (p. 436).

El florecimiento económico que permitió el desarrollo urbano del barrio mercantil,


también generó la migración regional de la población que trasmutó de rural a
urbana en los antiguos arrabales ubicados al noroeste de la ciudad. Esto
determinó la consolidación urbana de dos importantes arrabales periféricos: el
arrabal del noroeste ubicado en el entorno al templo de San Juan de Dios
(popularmente denominado El Saladillo) y el arrabal del noreste que se desarrolló
en torno al templo de Santa Lucía (popularmente denominado El Empedrado),
ubicado más allá de la Cañada Nueva.

El límite oeste que para 1827 se ubicaba sobre la calle de La Asunción para 1855
se ha desplazado hasta la Plaza de la Chiquinquirá. Según lo descrito por Cardozo
Galué, la mayoría de sus casas eran de bahareque, techadas con enea o palma
(1991, p. 153). La extensión de los límites urbanos hasta este arrabal,
probablemente obedeció al interés municipal por generar un desarrollo de
servicios de la ciudad hacia el oeste, como devela la construcción del primer

46
Las casas mercantiles, localizadas en puntos estratégicos del país, se especializaron en la exportación de
materias primas agrícolas a la vez que se encargaron de la introducción de mercancías. La rápida prosperidad
de sus negocios les permitió disponer de numerario para proporcionar anticipos y préstamos a los propietarios
de haciendas, ante la ausencia de instituciones de crédito especializadas en el ramo. Asimismo, estas
sociedades actuaron como receptoras de depósitos de dinero y efectuaron operaciones de cambio de moneda
extranjera (Banko, 2008).
84

Cementerio Municipal extrarradio en 1829, en las cercanías del antiguo camino


que conectaba San Francisco con Salina Rica. En 1834 se construyó en estos
predios, el Cementerio de los Extranjeros (Ver Figura 7), donde se enterraban los
protestantes. Igualmente se conoce que se planteó la mudanza de la carnicería al
suroeste de la ciudad, al lugar del Manglar, demanda que no prosperó (Cardozo
Galué, 1991, p. 162).

Figura 7. Fotografía del pórtico del Cementerio de los Extranjeros. Archivo fotográfico del LHAUR.

En el breve lapso de 38 anos, la ciudad casi duplicó el área urbana consolidada.


Lo que refleja el alto impacto que la dinámica económica agroexportadora tuvo en
la estructura de la ciudad. Para 1855, El Empedrado al igual que Los Haticos se
mantuvieron fuera de los límites urbanos, seguían siendo caseríos muy aislados
85

por La Cañada Nueva y la Cañada el Manglar respectivamente, apenas vinculados


a la ciudad por precarios puentes de madera.

En cuanto a las características socioeconómicas de las nuevas áreas


incorporadas a la ciudad en 1855, pueden distinguirse dos tipos de espacios
segregados, el ―nuevo‖ barrio de los comerciantes mercantiles al sur, lugar de
asentamiento de la elite económica local y el ahora ―nuevo‖ barrio del oeste
ocupado por trabajadores y artesanos pobres que se asocia bastante mejor con la
connotación castellana de precariedad asociada al arrabal. A juicio de Gutiérrez
(1997), este proceso caracterizó el crecimiento de la ciudad latinoamericana. ―El
arrabal de la ciudad se tiende a definir como un área marginal urbana, más que
como la tradicional transición entre una ciudad que conservaba muchas pautas de
vida rural y un campo que ya no conformaba el sustento predominante de la
actividad económica urbana‖ (pp. 257-258).

En el antiguo arrabal del oeste la traza urbana rompió la regularidad de damero


propia del núcleo hispano, sin embargo, la arquitectura se realizó modelando el
carácter apareado y de alineación continua que prolongó -en parte- los valores
urbanos del núcleo. No puede por lo tanto considerarse un medio suburbano en el
sentido técnico del término, pues no contenía una estructura morfológica
diferenciada del núcleo inicial de la ciudad. Sin embargo, da inicio a una dualidad
que se ha mantenido hasta el presente, la ciudad de traza geométrica y la de traza
irregular.

4. 1883. La ―Nueva Ciudad‖ finisecular.

Para finalizar el estudio de la ciudad anterior a 1896, es importante la revisión del


Plano Topográfico de la Ciudad de Maracaibo de 1883 47. Su lectura permite

47
Guerrero Matheus (1967) establece que se desconoce la autoría de este plano que fue editado por la
Litografía de Don Henrique Neun de Caracas, en ocasión de la celebración del Centenario del Natalicio del
Libertador (p. 187). Henrique Neun, alemán que llega a Venezuela en 1852, trabajó con Guillermo Stapler en
86

precisar que entre 1855 y 1883 la ciudad se extendió hacia el noreste con un eje
de edificaciones continuas y apareadas: La calle Nueva Venecia, prolongándose
hasta la Punta del Empedrado; estas edificaciones continuas generaron un nuevo
frente costero antecedido de un bosque de cocoteros. Igualmente puede
observarse que la estructura urbana creció de modo compacto desde la calle del
Colegio Seminario hasta el borde sur de la cañada del norte (La Cañada Nueva en
el plano de 1889). Al oeste, pueden observarse, aislados del medio urbano, los
tres cementerios existentes en la ciudad de entonces, de sur a norte, el
Cementerio de Católicos (1829), el Cementerio de Extranjeros (1834) y el Nuevo
Cementerio ―El Cuadrado‖ (1879) de carácter privado, separados de la ciudad por
la cañada del oeste (cañada Navarro en el plano de 1889).

Otra observación de interés, se generó al comparar la traza urbana de 1827 con la


de 1883; en la de 1827 se observa un trazado regular de manzanas rectangulares
ubicadas en el flanco este de la ciudad, en comparación a la irregularidad de las
manzanas presente en el plano de 1883. Así mismo, la línea costera del borde
este de la ciudad, en el plano de 1883 se retrae en relación al representado en el
plano de 1827.

A finales del siglo XIX en este sector de la ciudad se observa una traza de
polígonos trapezoidales irregulares organizados en torno a una cierta
direccionalidad en diagonal, que parte en ángulo desde las inmediaciones de la
ermita de Santa Ana buscando la dirección del puerto, tal como se observan hasta
el presente.

Una explicación de este cambio tan contrastante puede desprenderse de observar


las líneas trazadas por Codazzi para la defensa de la ciudad. La diagonal que
define la organización de las manzanas puede asociarse con la línea de defensa
trazada hacia el flanco este de Maracaibo. Otra coincidencia similar puede
observarse al comparar las líneas de artillería más internas observadas en las

cuyo taller litografió el Plano Topográfico de la ciudad de Caracas, de 1852, levantado por Lino J. Revenga y
Gregorio Fidel Méndez. En 1856 se asocia con Federico Lessmann, esta sociedad produjo algunas de las
estampas más resaltantes del siglo XIX venezolano, así como el Plano Topográfico de la ciudad de Mérida de
1856, y las primeras cromolitografías impresas en el país. (Hernandez, 2005).
87

inmediaciones del flanco sur, en torno al área portuaria de 1827, con las
direcciones y ángulos que presenta la traza urbana del área comercial y portuaria
desarrollada hasta 1883 (Ver Figura 7).

Figura 8. Superposición de la traza urbana de 1827 sobre el Plano Topográfico de Maracaibo de 1883.
Elaboración propia, 2010.48

En todo caso se conoce que, además del plano, Codazzi proyectó una serie de
muros de defensa con un sistema de exclusas para la ciudad (Ver figura 9). En
uno de estos detalles constructivos es posible observar cómo el sistema de
defensa sirve de muro de contención a lo que parece ser un relleno en torno a la
costa.

48
Elaborado sobre la base de los planos de la ciudad de 1827 y de 1883. Montaje gráfico: Br. Azarel Moreno.
88

Figura 9. . Detalle de las fundaciones y las exclusas internas de seguridad elaborado por Agustín Codazzi
para la defensa de Maracaibo. Pérez Rancel, 2002, p. 61.

En consideración de lo anteriormente planteado es importante contextualizar la


formación de Codazzi como ingeniero militar; perfil de formación que le permite
dictar oficialmente en la Academia de Matemáticas de Caracas las Lecciones de
Táctica de Artillería. La revisión de los manuscritos elaborados para sus
enseñanzas revela que ciertamente tuvo formación para proyectar obras de
ingeniería y de defensa que pudieron ser comenzadas en la ciudad (Ver figura 10).
Señala Pérez Rancel (2002) que Codazzi se benefició de un programa de
formación en la Escuela de Pavía que incluía: matemáticas puras y aplicadas,
geometría descriptiva, dinámica e hidráulica (p. 30).

Igualmente sus manuscritos revelan que existió un claro proyecto de fortificación


para la ciudad ―con cálculos y dibujos de artillería y balística que prevén las líneas
de tiro, el alcance de los disparos, el radio de acción alrededor de diversas
fortificaciones frente al puerto, las líneas de navegación previstas y por
89

canalizar, además de algunas obras de defensa a construir sobre el muelle,


como parapetos, muros, etc.‖ (Pérez Rancel, 2002, pp. 158 y 159. Negrillas
propias).

Figura 10. Página de las Memorias de Artillería, manuscritas por Agustín Codazzi. Pérez Rancel, 2002, p. 135.
90

El conjunto de obras previstas para la defensa militar de Maracaibo probablemente


sirvió de base para cubrir las necesidades de carácter civil derivadas del auge
mercantil. Las obras para canales de navegación, los muelles y los muros son
elementos fundamentales para modernizar y consolidar un puerto urbano que
evidentemente tuvo una gran necesidad de crecer muy rápidamente.

De estas observaciones se infiere la siguiente hipótesis: las renovaciones urbanas


posteriores a 1827, sobre todo aquellas que se produjeron en los flancos este y
sur de la ciudad, los más vulnerables a los ataques por vía naval y donde
posteriormente se consolidó el área mercarte y portuaria, se estructuraron con
base al proyecto militar elaborado por Codazzi.

Esta hipótesis se fundamenta en dos realidades históricas ampliamente


aceptadas, el interés estratégico que adquiere Maracaibo para conservar la unidad
del territorio republicano del cual la elaboración de este proyecto, por parte de
Codazzi, sirve de testimonio; y la necesidad de crecer y consolidar en breve
tiempo el área portuaria de la ciudad, la cual debió adaptarse y responder a una
coyuntura de gran crecimiento económico en el marco del liberalismo mercantil.
En tal sentido el propio Codazzi (1960) establece ―Maracaibo es interesante por su
posición geográfica, sea que se considere como punto militar y de comercio, bien
como de agricultura y pilotaje‖ (p. 468).

Ampliando el comentario de seguido explica:

Es el ala izquierda de la defensa de la republica, y el que posea su lago


amenaza de flanco a la Nueva Granada y a las provincias de Coro y
Barquisimeto, de frente a las de Trujillo y Mérida, y puede de allí tomar de
revés a las demás.
Maracaibo es el depósito de las producciones de sus pueblos, el de las
provincias del interior y el de los fértiles valles de Cúcuta, pertenecientes a la
Nueva Granada. Los buques de Europa y América también depositan allí sus
mercancías, que se derraman después en todas direcciones por los pueblos y
provincias indicadas, de modo que Maracaibo es un verdadero emporio
(Codazzi, 1960, pp. 468 y 469).

En todo caso es una hipótesis que explica la rápida extensión de la ciudad hasta la
calle La Marina, donde se fija el límite urbano de 1855, por lo tanto a considerar en
futuros estudios urbanos de la ciudad republicana de mediados del siglo XIX. Del
91

mismo modo deja planteada la necesidad de localizar el Plano Topográfico de


Maracaibo de 1859, elaborado por Gregorio Fidel Méndez, fuente cartográfica que
permitiría evaluar la hipótesis planteada.

La lectura de más interés a los propósitos de este estudio, se desprende de


observar el sur de la ciudad. En la costa que se enfrenta al puerto es posible
identificar un fenómeno urbano diferenciado por la forma de ocupación del suelo:
el lugar de Los Haticos, el cual ya es un importante conjunto de edificios aislados,
que se emplazan de modo disperso y desordenado entre el borde de los cerros y
la línea costera, y se extienden hasta la Punta de Santa Lucía. Entre estas
edificaciones, que no siempre se representan con los límites de sus terrenos,
serpentea un camino discontinuo que sigue la línea de la costa.

Es en este punto donde es importante retomar la Figura 1, que muestra la


ocupación urbana de Maracaibo dentro del ámbito de su bahía a finales del siglo
XVIII. Al comparar la ocupación urbana dieciochesca con la alcanzada, según el
plano de 1883, a finales del siglo XIX, puede asumirse que la ciudad había
extendido su ocupación a lo largo de toda la bahía. Es decir, en el tramo
comprendido entre La Punta de Arrieta y La Punta de Santa Lucía.

El desarrollo y urbanización de la costa del norte de la bahía se realizó con base


en las funciones comerciales y portuarias propias de una economía liberal y
mercantil. Mientras que el de la costa sur se realizó con base en un desarrollo
recreativo y residencial conformado por casas campestres aisladas, apartadas del
núcleo urbano. En conjunto, estas dos nuevas áreas desarrolladas en torno a la
bahía, aparecen representadas por primera vez en el plano de 1883 como parte
de la ciudad. Con lo cual puede inferirse que el desarrollo urbano generado en
torno a la bahía, en sus costas norte y sur, constituye lo que a finales del siglo XIX
los cronistas denominan ―La Ciudad Nueva‖ (Ver figura 12).
92

Figura 11. Plano de la ciudad de Maracaibo de 1883. Barrios y Arrabales. Elaboración propia, 2010.49

Tal como es referido por Naguel von Jess (1987) la mayoría de los extranjeros que
desde mediados del siglo XIX llegaron a Maracaibo provenían de la región
hanseática alemana, en especial de la ciudad de Hamburgo, donde el alemán
había adquirido una mentalidad más abierta y cosmopolita, como consecuencia
del particular florecimiento comercial de la urbe y de su autonomía administrativa.
Las particulares condiciones de puerto mercantil y ―ciudad estado‖ de Hamburgo
determinaron una anticipada evolución urbana respecto al resto las ciudades
alemanas.

49
Elaborado sobre la base al Plano Topográfico de la Ciudad de Maracaibo de 1883. Montaje gráfico: Br.
Azarel Moreno.
93

El incendio del centro de Hamburgo, ocurrido en el año de 1842, aceleró el


desarrollo de un ―Plan‖ de actuación urbana, programado ese mismo año para la
reconstrucción de la ciudad y la construcción de un nuevo puerto en 1860. Para
Sica (1981)

La reconstrucción urbana de los años cuarenta constituye el acta de


nacimiento de la ciudad burguesa (…) El neto cambio del papel del centro
urbano, favorecido por el incendio, revela claramente la naturaleza de las
nuevas realidades económicas: la función residencial, prevalente antes del
incendio, es sustituida ahora, en gran parte, por funciones comerciales y
directivas (t. 1, p. 287).

Esta ―Nueva Ciudad‖ en Maracaibo igualmente fue el resultado de una adecuación


urbana a las nuevas realidades económicas internacionales, en el marco de su
condición de ciudad puerto y de una autonomía administrativa, que de modo
similar a lo ocurrido en la metrópoli mercante europea generó en Maracaibo un
nuevo sector urbano de funciones comerciales y directivas en torno a una nueva
zona portuaria, al tiempo que paulatinamente se propició una segregación de la
función residencial hacia el sur de la bahía (Ver Figura 12).

Estas dos ciudades Hamburgo y Maracaibo, dentro de sus circunstancias


particulares, produjeron cambios similares coetáneamente; ambas se adecuaron a
sus nuevos roles en el mundo económico transnacional. Hamburgo se adecuó a
su rol de ciudad burguesa y Maracaibo a su rol de centro moderno de acopio
mercante; ambas ciudades se interrelacionaron entre sí a través de las redes
mercantiles propiciadas por las Casas de Comercio y la consecuente inmigración
del elemento alemán. Igualmente ambas formaron parte de una red comercial
transnacional durante la segunda mitad del siglo XIX.

En su conjunto, estos son los crecimientos que motivaron las reformas jurídico-
urbanas que permitieron la identificación y caracterización de los primeros
suburbios. Un fenómeno diferenciado de los primeros barrios y arrabales ubicados
en los aledaños de la ciudad.
94

50
Figura 12. La Ciudad Nueva de 1883. Elaboración propia, 2010.

50
Elaborado sobre la base al Plano Topográfico de la Ciudad de Maracaibo de 1883. Montaje gráfico: Br.
Azarel Moreno.
95

CAPITULO III. ORÍGENES DE LA MARACAIBO SUBURBANA


96

El esclarecimiento de los orígenes de los primeros suburbios de la ciudad se


realiza partiendo de revisar lo que la historiografía tradicionalmente ha
considerado como los suburbios marabinos, para lo cual el análisis realizado por
Bermúdez y Portillo (1996) sobre los crecimientos aledaños al núcleo urbano de la
ciudad finisecular, se convierte en un ineludible punto de partida. Dentro de este
estudio es importante observar el plano de la ciudad y su entorno, que se
denomina: Maracaibo para finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. Nuevos
caminos y expansiones suburbanas. Entre los ámbitos incorporados como áreas
suburbanas se incluyen los siguientes sectores o caminos: Los Haticos, El Milagro,
Bella Vista y Las Delicias, que estas autoras denominan de modo generalizado las
áreas ―suburbanas de la ciudad‖ (p. 44). En tal sentido en este capítulo se revisa a
la luz del significado del término suburbio y de las implicaciones técnicas que de
su significado se derivan; cuáles son los lugares que realmente pueden ser
considerados como tales; a partir de qué momento llegan a cumplir con las
condiciones asociadas a tal clasificación, y que particularidades determinaron su
origen y consolidación, para finalmente establecer su clasificación. Esta tarea,
como se evidenció en la revisión de los antecedentes, no ha sido realizada con
anterioridad.

Se parte de un análisis técnico-urbano que permitió el importante número de


fuentes de orden jurídico y cartográfico que se produjo a finales del siglo XIX. El
período comprendido entre 1883 y 1897 marcó una coyuntura significativa, dado el
conjunto de levantamientos técnicos del territorio y de la ciudad, lo que se
acompañó de la producción de normativas de carácter legal, por parte del poder
legislativo y distrital. Estos nuevos instrumentos técnicos y jurídicos, junto a las
reformas edilicias públicas dan inicio a la modernización de la ciudad finisecular.

Bajo la óptica mencionada se analiza el desarrollo de las denominadas áreas


―nuevas‖; es decir, de aquellos crecimientos que habían rebasaron los límites
naturales que tradicionalmente habían marcado las fronteras de la ciudad desde
mediados del siglo XIX.
97

1. El Territorio a finales del siglo XIX.

Para aclarar lo que se entendía por El Distrito Maracaibo a fines del siglo XIX, se
realizó una revisión del Mapa del Estado Zulia 51 de 1894 el cual permite tener una
idea precisa de sus límites y la ubicación de los caminos y caseríos contenidos en
su jurisdicción.

En el distrito Maracaibo se representó la ciudad como una mancha que corre


desde la Punta del Empedrado y se extiende a lo largo de la bahía, hasta la Punta
de Santa Lucía. Esto indica, que además del núcleo urbano se incluyen como
parte de la ciudad el antiguo barrio de El Empedrado y el caserío periférico de Los
Haticos, vecindarios que no fueron representados en el plano de 1823.

En cuanto a los alrededores, el análisis se centró en los caminos y poblados


vecinos. En el plano se muestra que de la ciudad parten cinco caminos:

El primero, se extiende en dirección norte siguiendo el borde costero; conduce al


poblado de San Rafael de Mara, capital de municipio. Este camino fue
representado por Codazzi en 1840. A lo largo de esta vía se ubican los caseríos
de Bella Vista, Santa Rosa, Puerto Caballo y Puerto de la Sal; esto indica que
geográficamente Bella Vista era el caserío más cercano de la ciudad en el extremo
norte. Al oeste del camino se señala el lugar de Juana de Ávila, lugar aislado del
que no parten caminos.

El segundo, corre atravesando la planicie en dirección noroeste; conduce hasta


Salina Rica y de allí continúa hasta San Rafael de Mara. En el punto medio de
este camino se ubica el partido de Monte Claro Bajo. Al oeste del camino aparece
El Ancón, lugar que se representa aislado y del cual no parten caminos que lo
conecten a otros poblados.

51
Dibujado por el ingeniero Aurelio Beroes y realizado por orden del Presidente del Estado Zulia Luis Muñoz
Tebar. Ubicado en el Instituto Geográfico de Venezuela Simón Bolívar.
98

El tercer camino se extiende en dirección suroeste, conduce hasta el partido Jobo


Bajo. En un lugar intermedio de este camino se asienta el lugar denominado
Belleza.

El cuarto camino corre igualmente en dirección suroeste y conduce hasta El


Rosario de Perijá; es el antiguo camino representado por Codazzi en 1840. En él
se ubican los caseríos de San Juan, Monte Verde y Palo Blanco; de este último
caserío parten dos caminos que lo conectan con el partido Jobo Bajo al norte y el
partido Jobo Alto al sur.

El quinto y último camino se presenta siguiendo la costa sur de la bahía hasta La


Concepción de Urdaneta; este camino también fue representado por Codazzi en
1840. A lo largo de su recorrido se ubican los caseríos de Ranchería y Arreaga y
lugares como Punta de Piedra, Barranco, Perú y San Francisco; este último es
resaltado en el plano como capital de municipio. De esta observación se
desprende que hacia el sur de Maracaibo los caseríos de Ranchería y Arreaga
eran los más próximos.

En su conjunto estos eran los partidos rurales y los caseríos que constituían la
periferia más externa de Maracaibo (Ver Figura 13). Cabe destacar que en el
mapa se indica que Monteclaro Alto y Ancón Alto, lugares pertenecientes al
antiguo Cantón Maracaibo, para 1894 forman parte del Distrito Mara. Igualmente,
llama la atención que el camino que en 1840 conectaba el lugar de San Francisco
con Salina Rica no aparece representado en 1894.

En relación a la división político-administrativa del Distrito Maracaibo, la Ley de


División Política Territorial de 1896 en su Artículo 4º demarcó el nuevo perímetro
de la ciudad, dentro del cual se circunscribieron los lugares que habían traspasado
la Cañada Nueva y la Cañada del Manglar, siendo éstos los límites naturales más
importantes desde mediados del siglo XIX.
99

Figura 13. Detalle del distrito Maracaibo. La ciudad y sus alrededores. Mapa del Estado Zulia de 1894.
Ubicado en el Instituto Geográfico de Venezuela Simón Bolívar. Caracas.

Es importante destacar que los límites de los cinco municipios en que se subdivide
la ciudad fueron determinados por las antiguas cañadas, algunas de ellas ahora
transformadas en calles, tal es el caso de la Cañada del Pozo del Barro (ahora
avenida Páez) que estableció el límite entre el municipio Bolívar y el municipio
Santa Bárbara; la calle ancha de 1827 originada por el curso de una cañada,
igualmente fijó el límite entre el municipio Santa Barbará y el municipio San Juan
de Dios; la Cañada Nueva, determinó el límite entre el municipio Bolívar y el
municipio Santa Lucía y la Cañada el Manglar que estipuló el límite entre el
municipio San Juan de Dios y el municipio Cristo de Aranza. Esta decisión,
tomada desde la Asamblea Legislativa del Zulia determinó, a juicio de Atencio
(2003), el crecimiento de la Maracaibo finisecular.
100

2. La ciudad de finales del siglo XIX.

La ciudad contaba en su jurisdicción con 29.180 habitantes, según el censo de


1891 (Rivas, 1982, p. 70). En cuanto al crecimiento urbano, tal como es referido
por Bermúdez y Portillo (1996) ―Para finales del siglo XIX se había definido la
nueva estructura urbana de la ciudad. Para entonces ya eran visibles los dos
modelos de ciudad: ―la actual‖ y ―la nueva‖, como las denominaron las autoridades
municipales al verse en la necesidad de reglamentar en 1886 la construcción de
casas en las áreas aledañas al casco (1996, p. 39).

De la observación crítica del Plano de Maracaibo de 188952 se revela que en la


extensión territorial de la ciudad, en él representada, se excluyeron tres de los
crecimientos que tanto Sempere (2000), como Bermúdez y Portillo (1996) señalan
como áreas suburbanas de finales del siglo XIX. Tal es el caso de El Milagro, Bella
Vista y Las Delicias. Constituyendo una excepción el crecimiento existente en
torno al camino de Los Haticos el cual aparece representado en los planos de la
ciudad desde 1883.

En este plano, además puede observarse que el crecimiento del norte,


correspondiente al desarrollo ocurrido en la ensenada ubicada entre la Punta
Arrieta y la Punta del Empedrado, se realizó en base a una traza de geometría
irregular pero con una ocupación del suelo compacta que seguía los patrones
morfológicos propios del núcleo urbano53. En la zona el crecimiento fue creando
una ocupación compacta del borde costero, si se compara con el plano de 1883, lo
que originó una zona de densa ocupación en la costa. Es importante resaltar que
en este plano no se hace mención a la calle o avenida El Milagro; sin embargo, se

52
Dibujado por M. S. Soto en 1889. Apareció en la Revista El Zulia Ilustrado N 22, Tomo I, del 30 de
septiembre de 1890. La imagen a color reproducida en este trabajo reposa en los archivos del Instituto
Geográfico Simón Bolívar.
53
Esto se corrobora en la descripción de los inmuebles, según se desprende de la revisión de los Protocolos
ubicados en el Archivo del Registro Principal de Maracaibo. En los cuales es frecuente hallar el término ―casa
contigua paredaña‖ que se entiende como apareada o contigua con otra edificación.
101

representa una línea de tranvía que seguía por el curso de la calle Nueva Venecia
y continúa mas allá de la Punta del Empedrado (Ver Figura 14).

Una traza similar se observa en el crecimiento noroeste (actual entorno del Parque
Urdaneta) y en el crecimiento oeste, área que ocupó el desaparecido Saladillo.
Observándose una conformación urbana compacta que da continuidad a la
morfología urbana del antiguo núcleo. Comparando el crecimiento de esta última
zona con lo representado en el plano de 1883 la ciudad siguió extendiéndose
hacia la Cañada Navarro, acortando su distancia con los cementerios (Ver Figura
15).

Figura 14. Sector El Empedrado en el plano de 1889. Elaboración propia, 2010.54

54
Elaborado sobre la base del Plano Topográfico de la Ciudad de Maracaibo de 1889. Montaje gráfico: Br.
Azarel Moreno.
102

55
Figura 15. Sector noroeste de Maracaibo en el plano de 1889. Elaboración propia, 2010.

En contraste, el crecimiento que se ubica hacia el sur, entre el Caño del Manglar y
las inmediaciones de la Punta Santa Lucía, muestra un cambio en la morfología
urbana. Se observa una vía en cuya longitud se extiende una estructura de
parcelas ordenadas; contentivas de vegetación y edificaciones aisladas que no
seguían necesariamente un alineamiento (Ver Figura 16).

56
Figura 16. Sector Los Haticos en el plano de 1889. Elaboración propia, 2010.

Como antes se mencionó, los suburbios son áreas que jurídicamente deben
pertenecer a la ciudad, por lo que se hace necesario revisar las demarcaciones de
la ciudad finisecular. En tal sentido, el estudio de los límites de los cinco
municipios de la ciudad de 1896, realizado por Atencio (2003), revela que la

55
Idem.
56
Elaborado sobre la base del Plano Topográfico de la Ciudad de Maracaibo de 1889. Montaje gráfico: Br.
Azarel Moreno.
103

jurisdicción de los municipios se extendía más allá del poblado. Por tal razón, para
la administración de los terrenos circunscritos al distrito, la municipalidad
marabina, promulgó la Ordenanza de Terrenos Ejidos de 1897; en la cual
aparecen dos definiciones de interés, la de terrenos en poblado y terrenos fuera
de poblado, lo que permite precisar los límites urbanos de la ciudad de entonces57.

Art. 23.—Se consideran en poblado los terrenos situados de la parte acá de


una línea que, desde el punto situado al Oeste de la última estación de la línea
de "El Milagro" 58y a distancia de doscientos metros, se extiende
paralelamente a dicha línea del Tranvía y viene a interceptar otra línea dirigida
de los Estanques de la "Proveedora de Agua"59 sitos en la punta de "El
Empedrado" al cementerio de Santa Lucía, desde aquel punto de intercepción
hasta dicho cementerio; de aquí avanza hasta ganar la cerca Norte de la
posesión del señor F. W. Schloeter, y se prolonga hasta encontrarse con otra
línea que parte de un punto situado al Oeste de la última estación de la línea
"Tranvía de Maracaibo" y a distancia de doscientos metros, se extiende
paralelamente al eje de dicha línea, en toda la extensión de "Los Haticos"
(Concejo Municipal del Distrito Maracaibo, 1952, p. 81).

Para tener una idea gráfica de los límites de la ciudad de 1897, la base más
adecuada debería ser la del Plano de Maracaibo de 1889, sin embargo, en este
plano no se representó la ciudad en toda la extensión que se menciona en el
Artículo 23 antes citado.60 Por tal razón se elaboro un nuevo plano sobre la base
del plano de 1889 al que se adicionó la información referida al área noroeste de la
ciudad, que incluye El Empedrado y El Milagro, contenida en el Plano Topográfico

57
Art. 22. Los terrenos enajenables del Municipio se dividen en terrenos situados en poblado y terrenos fuera
de poblado. (Concejo Municipal del Distrito Maracaibo, 1952, p.81). Según se desprende del trabajo de
Quijano (2002), se entiende que lo contenido dentro de los terrenos situados en poblado era el área urbana.
58
De acuerdo a lo descrito por Arrieta (1991) la primera línea de tranvía que llegaba a El Empedrado desde
1886, se extiende un kilometro más en 1889, llevándolo hasta El Milagro, al sitio denominado La Calzada
(p.87).De acuerdo a esto el límite norte de la ciudad de 1897 debió seguir el curso de la calle Pichincha, que
justamente se empalma con Bella Vista en los predios donde se ubicaban Los Estanques del Acueducto. Todo
lo cual es coincidente con lo que es posible observar en el Plano Topográfico de Maracaibo de 1915.
59
Los ―Estanques del la Proveedora de Agua‖ se ubicaron en Los Tres Pesos según se establece en el Plano
de la Carretera rehabilitación de 1917 y en el artículo sobre esta compañía anónima publicado en la Revista
Elite de 1927.
60
Es importante destacar que los límites jurídicos de la ciudad siempre hacen referencias a elementos
urbanos que no se indican en los planos fechados cercanamente a los mismos. Por tal razón, se debe recurrir
a planos posteriores para localizar los hitos urbanos que permitan trazar los límites que se describen en los
documentos jurídicos.
104

de la ciudad de 191561. En este plano se representó el Cementerio de Santa


Lucía, lo que permite trazar con mayor precisión los límites del poblado antes
citados (Ver Figura 17).

Del análisis de este conjunto de planos puede establecerse que en los alrededores
de la ciudad y fuera de sus límites existían los siguientes arrabales periféricos: La
Hoyada y Bella Vista conectados a la ciudad por el ferrocarril y el lugar de Juana
de Ávila que se comunicaba a la ciudad a través del antiguo camino del oeste y en
cuyo entorno se fueron asentado los cementerios del siglo XIX.

Dentro de los límites del poblado se ubican los poblados El Milagro, al norte y Los
Haticos, al sur, por lo tanto, estos lugares jurídicamente son áreas residenciales
que forman parte de la ciudad. Desde el punto de vista geográfico, estos lugares
se desarrollaron a lo largo de la costa, por lo tanto, crecieron siguiendo un patrón
de organización axial.

61
Este plano elaborado por el Ingeniero Aurelio Beroes en 1915, es una fuente cartográfica inédita en la
historiografía urbana de la ciudad. El plano ubicado en la Sección Mapoteca de la Biblioteca Nacional, fue
publicado en la Revista Actualidades, sobre esta publicación no fue posible precisar datos editoriales de esta
revista.
105

Figura 17. Límites de la ciudad de Maracaibo para 1897. Elaboración propia, 2010.62

Sin embargo, es importante establecer lo siguiente: si se considera que lo que se


llama El Milagro, según lo representado en el Plano Topográfico de 1915, es una
pequeña área de apenas unos trescientos metros de longitud desde la Punta del
Empedrado hasta el lugar donde retornaba la línea del tranvía en La Calzada, y
donde se asentaban para 1915 un pequeño grupo de viviendas aisladas63, por lo
que se infiere que para 1897 el incipiente suburbio debió estar aún más
despoblado. Por esta razón, no puede considerarse en ese momento un suburbio

62
Elaborado sobre el Plano de Maracaibo de 1899 al que se adicionó la información referida al área noroeste
de la ciudad, que incluye El Empedrado y el Milagro, contenida en el Plano Topográfico de la ciudad de 1915.
Montaje gráfico: Br. Azarel Moreno.
63
Actualmente, esta área se ubica entre la Calle Belén y la Calle Pichincha. Sector de la Plaza Ana María
Campos y de la antigua Cervecería Zulia.
106

organizado urbanísticamente. En contraste, hacia Los Haticos, desde 1883 es


posible apreciar un largo trayecto de casas aisladas, organizadas en torno al
tranvía que para el momento ya se extiende hasta La Ranchería.

La visión estadigrafica así también lo señalan; Arocha (1949) describe Los Haticos
como un caserío de 1.326 vecinos, con 241 casas, ―entre ellas se encuentran dos
de dos pisos, una de mampostería y las demás son de bahareque. Hay una capilla
construida a su costa por el señor José Díaz. Este caserío está situado en la
parroquia Cristo de Aranza, puede decirse que es continuación de la ciudad de
Maracaibo‖ (Negrillas propias. p. 63). Esta última aclaratoria sólo la realiza este
autor para Los Haticos; cuando se refiere a El Milagro, lo describe como un
vecindario de 534 vecinos, con 98 casas, situado en territorio de la parroquia
Santa Lucía del Distrito Maracaibo (p. 112). Estos datos indican que este último
vecindario contenía sólo un 40% de la población y de las edificaciones ubicadas
en Los Haticos. Asimismo, las fuentes indican que para la época en este caserío
predominaba el asentamiento de pescadores.

3. Los Haticos: el primer suburbio de Venezuela.

Antes de establecer las argumentaciones sobre el origen de Los Haticos, es


conveniente establecer algunas precisiones de interés geográfico, que permitan
interpretar y ubicar correctamente la información referida en las diversas fuentes
consultadas. El lugar que hoy se conoce como Los Haticos se desarrolló en torno
a tres pequeñas ensenadas que corren a lo largo de la costa sur de la Bahía de
Maracaibo (Ver Figura 18). La primera ensenada se ubicaba entre La Cañada del
Manglar y la Punta del Chocolate, una especie de eminencia donde la tradición
histórica señala que pudo establecerse el poblado de Nueva Zamora fundado por
Pedro Maldonado hacia 157464. En esta ensenada se desarrolló lo que

64
Ver artículo de Petit, N., Pineda, E. y Quijano, E. (2007), La Maracaibo hispana. Fundación y expansión de
una ciudad-puerto Venezuela, siglos XVI-XVIII.
107

históricamente se conoce como el ―lugar de Los Haticos‖. De modo contiguo a


este lugar, se continúa una segunda ensenada, ubicada entre la Punta del
Chocolate y la Punta de Santa Lucía; al final de esta punta se ubicaba el caserío
de La Ranchería. Una tercera ensenada se ubica fuera de La Bahía de Maracaibo,
entre La Punta de Santa Lucía y La Punta de Piedras, conocida como La Arreaga.
Es importante destacar que en cada uno de estos caseríos se ubicaba una
pequeña capilla: la del Santísimo Cristo de Aranza, la del Rosario, y la de la
Asunción, respectivamente.

Figura 18 Referencias geográficas (puntas y ensenadas) de la costa sur de la bahía de Maracaibo.


65
Elaboración propia, 2010.

Precisada estas acotaciones que facilitan la ubicación geografía del lugar de Los
Haticos y los caseríos cercanos, se procede a esclarecer algunos aspectos

65 Elaborado sobre la base cartográfica del esquema denominado: Maracaibo y sus alrededores, contenido
como referencia de ubicación en Plano Topográfico de Maracaibo de 1915. Montaje gráfico: Br. Paola de la
Hoz.
108

históricos sobre su origen. Según se desprende de la revisión de la testamentaria,


entrada la segunda mitad del siglo XVIII, se localizan en el lugar de Los Haticos un
cierto número de unidades de producción pertenecientes a terratenientes y
comerciantes asentados en la Provincia de Maracaibo. A partir de ese momento,
en el marco de un florecimiento de la dinámica mercantil, en el lugar los hatos 66
fueron tomando fuerza.

Igualmente se conoce que hacia 1790 se establece en el lugar la familia Díaz


Varela y Hevia quienes se asientan junto a una ermita. Sobre esta antigua
edificación, el comerciante gallego José Díaz Varela, edifica hacia 1818 la capilla
del Santísimo Cristo de Aranza ubicada dentro de los límites de su hato ―Marisol‖
(Naguel von Jess, 1969).

Para las décadas posteriores a la independencia el sitio tomo preponderancia


como un lugar de pequeños hatos de abastecimiento y descanso de las
principales familias de Maracaibo, lo que sin duda lo transformo en el lugar de
asentamiento recreacional de la elite política y comercial asentada en el núcleo
urbano.

La lectura del documento de creación de la parroquia eclesiástica del Santísimo


Cristo de Aranza, erigida en 1866 ―Por mandato de S. Sría. lima. Nicolás M.
Olivares”, permite documentar el tratamiento diferenciado dado a este sitio.

(…) quede erigida en parroquia eclesiástica, desmembrándola de la


jurisdicción de la de N. Señora de Chiquinquirá y San Juan de Dios a que
antes pertenecía. La cual tendrá por límites, los mismos que le ha acordado
en lo civil la Legislatura Provincial, con excepción que deba exceptuarse al
norte, el sitio denominado Los Haticos que, con su capilla quedaron
perteneciendo a la misma parroquia de N. Sra. de Chiquinquirá y San
Juan de Dios a que antes pertenecía (Besson, 1973, Apéndice Documental,
t.3, p. 419. Negrillas propias.).

El mantener dentro de la jurisdicción eclesiástica de la Parroquia de Ntra. Sra. de


Chiquinquirá y San Juan de Dios a los habitantes de este lugar, evidencia que

66
El termino hato y hatillo, según se desprende de la revisión de los Protocolos ubicados en el Archivo del
Registro Principal de Maracaibo, se usaron en el medio marabino, para designar las pequeñas unidades
rurales de producción ubicadas hacia el norte de la antigua Provincia de Maracaibo, contentivas por lo general
de huertos de frutales, corrales de aves y ganado porcino y/o caprino en los que solía existir una casa de
resguardo, denominada ―casa de hato‖.
109

desde muy temprano se le otorgó a este sitio un carácter de marcado privilegio


que lo diferenció del resto de los caseríos periféricos pertenecientes a la
jurisdicción del municipio Cristo de Aranza. Ahora bien, este tratamiento especial
dado al caserío; así como su diferente morfología urbana, puede explicarse a
partir de la confluencia de factores de diverso orden. A nuestro juicio son dos los
más relevantes:

En primer término, el factor ubicación geográfica. Los Haticos es una zona de la


costa lacustre que se caracterizó por ser una franja de terreno –relativamente
estrecha- limitada hacia el este por el lago y hacia el oeste por una topografía
elevada y accidentada que se adentraba en la costa en diversos puntos,
denominados Puntas. Accidentes topográficos que junto a las cañadas
determinaron los limites de diversos lugares poblados pertenecientes a la
jurisdicción de la Parroquia Cristo de Aranza67.

Los accidentados y áridos cerros que limitaban el oeste de Los Haticos, a pesar de
no ser de gran altura, definían una especie de anfiteatro natural abierto a un
bosque de cocoteros y a la bahía de Maracaibo. Este medio geográfico, aun
cuando similar al de la costa lacustre del norte, respecto a esta última presenta
una importante diferencia de carácter geoestratégico, el control visual del centro
neurálgico de la ciudad, su puerto. A cuyo resguardo estaban directamente
vinculados los intereses de los comerciantes, principales huéspedes del lugar. El
viajero francés Francisco Depons, quien visitó Maracaibo alrededor de los años
1799-1800, señaló respecto a Los Haticos:

La bahía de Maracaibo tiene aproximadamente la forma de una C aunque con


los brazos más abiertos. El brazo del Norte está ocupado por la ciudad; en el
del Sur y frente á ésta se extiende la hermosa avenida de Los Haticos, paseo
principal de esta ciudad. Está formada dicha avenida por dos hileras de
pintorescas casas de campo, medio ocultas entre el tupido follaje donde se
yergue, como majestuosa reina, la palmera (El Zulia Ilustrado, t. 1, p. 70).

67
La Parroquia Cristo de Aranza del distrito Maracaibo; la integran en ese momento los vecindarios Arreaga,
Haticos, San Juan, Oeste, Ranchería, Santa Lucía y Sudoeste; contenidos en los partidos Chocolate y
Cañada (Arocha, 1949, p. 34).
110

Que el viajero refiera este lugar como una avenida68, da cuenta de su


consolidación como camino que conduce al incipiente caserío para los inicios del
siglo XIX. Igualmente refiere su carácter de herradura abierta (ensenada),
enfrentada a la ciudad y el tupido follaje que le da un carácter medio oculto. Este
último aspecto también fue observado por Codazzi en la descripción de la ciudad
realizada en el Resumen de la Geografía de Venezuela, en esta obra describe:

De la otra parte de la ciudad se goza de otra vista más bella todavía, sobre el
pequeño golfo que sirve de puerto. Los buques que allí se ven anclados, los
botes que atraviesan en todas direcciones, la orilla opuesta sembrada de
grandes cocales a cuya sombra hay multitud de casitas de recreo, lindas y
bien distribuidas, una colina pedregosa con algunas plantas de cactus
elevados que se descubren sobre el fondo de un cielo puro y sereno; lo
iluminado de la parte superior de esta escena, y lo sombrío de la inferior que
está al nivel del agua, forman una oposición hermosa y pintoresca (1960, p.
467).

De ambas descripciones puede inferirse que desde inicios del siglo XIX Los
Haticos era un vecindario consolidado con casas de campo, según la mirada de
los visitantes extranjeros. Igualmente, permite deducir que la geografía del lugar
era percibida como la de un anfiteatro natural que permitía una relación visual
privilegiada entre ambas costas de la bahía de Maracaibo, lo que apoya la
hipótesis mencionada de una ubicación geoestratégica que privilegió su
poblamiento, en el sentido de permitir el control visual del área portuaria y al
tiempo un cierto carácter de aislamiento o de retiro, muy cercano a la ciudad (Ver
Figura 18). Esta característica fue probablemente la causa que favoreció el
asentamiento de las casas de campo de los comerciantes peninsulares y criollos
que dominaron el comercio marabino desde inicios del siglo XVIII. La descripción
de Francisco Depons y la de Codazzi también dejan ver que desde muy temprano
era un lugar de paseo aislado de la ciudad y no un lugar de producción.

68
. El Diccionario de Arquitectura Civil indica que se entiende por avenida ―Lo que encamina a algún edificio o
población, a corta distancia‖ (Bails, 1802, p. s/p).
111

Figura 19. Fotografía que muestra una vista del puerto de Maracaibo desde Los Haticos. El Cojo Ilustrado,
1889, p. 432.

En relación al carácter que sustenta la base económica y funcional del lugar, Cunill
Grau (1987), establece que las actividades de pesca y de explotación de cocos
fueron la base del poblamiento de la costa de la ciudad de Maracaibo entre 1830 y
1900. Diversas fuentes corroboran esto para el eje lacustre del norte donde los
caseríos del Empedrado, El Milagro, Cotorrera y Santa Rosa son vinculados a
estas actividades. Sin embargo, en el caso de Los Haticos, no resulta tan franca la
vinculación de su poblamiento y crecimiento con estas actividades económicas.

Esta argumentación, es concordante con la interpretación que puede hacerse al


Cuadro de la Riqueza del Territorio del Distrito Maracaibo de 1872, del cual llama
la atención que en la columna de la relación de la ―utilidad anual de la producción
de plantas de cocos‖ de los partidos rurales Milagro, Hoyada y Cristo de Aranza
Sur se señalan las cantidades de las utilidades obtenidas en estos vecindarios.
Para Cristo de Aranza Norte (lugar de los Haticos) no se señala utilidad anual, por
lo que cabe plantearse que la causa estriba en que no era un lugar de producción.
(Besson, 1973, Apéndice Documental, t. 3, p. 429).

La argumentación anterior, deja claro que para la década de 1890 ya existía la


aceptación jurídica, religiosa y geográfica del caserío como una continuidad del
112

medio urbano, a pesar de contener una traza y una forma de ocupación del suelo
(edificios aislados) diferente al observado en el resto de la ciudad.

El segundo factor determinante del tratamiento deferente dado al vecindario, tiene


que ver con la población que se asentó en el lugar, la elite comercial criolla y
primordialmente extranjera; este último sector poblacional, mayoritariamente
integrado por el elemento alemán, que se asienta en la ciudad desde 1842
(Cardozo Galué, 1998, p. 23. Negrillas propias). Arocha (1894) señala el
asentamiento de 38 extranjeros en el Municipio Cristo de Aranza (p. 34).
Indudablemente que la experiencia cultural, en especial de vida cívica urbana, que
traían estos foráneos fue determinante en la definición de su morfología urbana
diferenciada.

Hacia mediados del siglo XIX Los Haticos estaba ocupado mayoritariamente por
alemanes y se había consolidado como lugar de recreo ―…terminados los oficios
diarios, se limitan a reuniones en el club o una cabalgata a Los Haticos, quintas de
extranjeros, sobre todo de alemanes, situadas cerca del lago y que forman un
pequeño pueblo. Esos haticos están a una hora más o menos de la ciudad‖
(Appun, 1961, p. 305).

Dos elementos de importancia se desprenden del relato de Appun 69, la implicación


que da al lugar como sitio de quintas y la caracterización que le otorga como un
sitio de recreo de extranjeros.

Por su parte el relato de Anton Goering, que visita la ciudad hacia el último cuarto
del ochocientos, refiere el lugar como la principal distracción de los habitantes.

(…) son los haticos ó quintas de recreo, que los maracaiberos de buena gana
rodearían de jardines y flores, si el suelo arenoso lo permitiera. Estos haticos
están en frente de la ciudad, en medio de un bosquecillo de cocoteros,
también á orillas del lago, con gran número de casas de baño unidas á la
tierra firme por puentes bastantes largos. (…) Muchas lanchas y botes
entretienen también la comunicación por el lago entre la ciudad y los haticos,
durando la travesía de diez á quince minutos (El Zulia Ilustrado, t. 1, 1889, p.
87).

69
Viajero alemán que visita Curazao y Maracaibo en 1857.
113

Lo que permite establecer que el vecindario Los Haticos fue el primer sector de
expansión residencial de la ciudad diferenciado, en cuanto a estructura parcelaria,
forma de emplazamiento de las edificaciones y una tipología residencial particular:
la casa de campo. Como resultado de una ubicación que favorecía el contacto
visual de sus residentes con el puerto citadino, así como por su fácil comunicación
lacustre con la ciudad. Lo cual privilegió, desde inicios del siglo XIX, su desarrollo
como estancia campestre de comerciantes españoles y criollos; más tarde, desde
mediados del ochocientos, se caracterizó como lugar de recreo de extranjeros,
mayoritariamente alemanes.

Finalmente, durante las dos últimas décadas de ese siglo comenzó a adquirir su
condición de suburbio de residencias permanentes. Un argumento a favor de esta
aseveración se desprende del relato del cónsul Plumacher70 (2003), donde, refiere
la siguiente descripción fechada hacia el año 1878.

Los Haticos es un suburbio de la ciudad hacia la parte sur de la herradura


formada por la bahía, y en ese momento, era el lugar donde todos los
comerciantes extranjeros tenían sus residencias privadas, cada una con su
vapor privado. Los vaporcitos por la mañana por la bahía traían a los
caballeros que iban a sus negocios a la ciudad, y también a la cocinera que
iba al mercado. Después del horario de trabajo, los comerciantes regresaban
de la misma forma a sus frescas y encantadoras residencias a orillas del lago
bajo la sombra de las palmeras (p. 61).

En esta descripción se observan varios elementos de interés. En primer lugar la


referencia de la existencia de Los Haticos como un suburbio (suburb en el
manuscrito original del cónsul), clasificación dada por el cónsul norteamericano.
En segundo lugar, de la dinámica cotidiana descrita se infiere que ésta se
desarrollaba en la ciudad para fines de trabajo y abastecimiento y en el suburbio
para fines de residencia permanente, siendo éste un esquema de actividades que
se ajusta al carácter residencial y a la dependencia funcional que por definición
debe tener este medio del centro urbano.

70
Cónsul de los Estados Unidos de América en Maracaibo entre 1878 y 1910. En sus memorias describe su
permanencia en Maracaibo entre 1878 y 1890.
114

Las vivencias de los extranjeros en sus ciudades de origen, sin duda están
asociadas a los procesos que giran en torno a la transformación del hábitat de la
ciudad industrial europea.

Tal como expresan Enge y Schröer (1992), el sueño del campo existe desde que
existen las ciudades, y desde la antigüedad es una constante en la cultura
occidental. En la cultura europea se gestó la tradición de ir al campo durante el
verano para hacer realidad los sueños de una ―naturaleza libre‖ frente a la
condición de la vida urbana. Este sueño por la vida del campo se acrecentó bajo
las presiones de la metrópoli industrial del siglo XIX, y lo que antes fue un
privilegio de la nobleza, se hizo cada vez más alcanzable para la burguesía. De
este proceso derivó tanto su connotación moderna como el hecho de que la
burguesía, como clase social protagonista de la modernización, lo fue también de
la vida extraurbana (p. 24).

Figura 20. Fotografía de los baños de mar en Estocolmo. El Cojo Ilustrado 1901, p. 461.

Igualmente es oportuno señalar la mención realizada por Sicca (1981) sobre los
lugares del tiempo libre y tiempo lúdico que aparecen en la Europa de inicios del
siglo XIX amparados, a juicio de este autor en:
115

La concepción ético-práctica del sistema capitalista que exige la separación


entre trabajo productivo y tiempo libre (desde sus formas más espontáneas a
las más industrializadas). La alegría de que se ha privado al trabajo, si se
superan los niveles más elementales de la reproducción, requiere una
recuperación biopsicológica que ha de resultar accesible de manera
generalizada. El consumo del tiempo no laboral y de un espacio no
directamente productivo entra, por ello, en la composición de la ciudad
industrial, como invención y apropiación de los grupos sociales, como oferta
de mercado de la industria del espectáculo, como disfrute de la ciudad fuera
de los ritmos del trabajo y como conjunto de políticas urbanas (Vol. 2, pp.
1052-1053).

La asimilación de esta concepción ético-practica es determinante en la educación


y cultura sobre todo de germanos y anglosajones, como hijos de las naciones
capitalistas más sólidas de la primera mitad del siglo XIX. Hecho que fue
determinante en la consolidación del carácter recreacional del suburbio marabino
en sus orígenes.

Por su parte Lewis Mumford (1957), quien legó muchísimas apreciaciones básicas
acerca de los cambios que acompañan al desarrollo de la ciudad moderna tanto
en Europa como en los Estados Unidos, señala que durante este período el
impulso de huida del medio urbano, aunque no curaba las enfermedades debidas
al industrialismo, tomó formas especiales expresadas en ciudades de recreo o
veraneo que momentáneamente neutralizaban las obligaciones de la rutina diaria
así como sus humillaciones.

En relación a la experiencia cívica alemana y su vinculación con las ciudades de


recreo, Sica (1981) señala que desde inicios del siglo XIX la ciudad de Wiesbaden,
en Alemania se había convertido en un centro importante de descanso y que para
mediados de ese siglo en esa ciudad se había gestado

(…) el desarrollo de un barrio residencial con tipologías y carácter


predominantemente unifamiliares destinado a la sociedad burguesa alta y
media. Morfológicamente, y en respuesta a una demanda bien caracterizada,
se trató de una verdadera anticipación de las temáticas suburbanas que
algunos años después se consideran como posible solución a los difíciles
problemas de la metrópoli industrial (t 2, p. 996).
116

Los planteamientos citados de Mumford (1957) y Sicca (1981) son coincidentes


con la primera experiencia relatada por Eugene E. Plumacher (2003), en torno a la
construcción de su primera residencia en El Milagro.

Bajo mi dirección personal construí una linda casa de campo 71 de estilo suizo,
con las casas de baño necesarias y una gran cisterna de mampostería para la
recolección y el almacenaje de aguas de lluvia. Cuando todo estuvo
terminado, dejé mi residencia en la ciudad y me mudé‖ (p. 188). Entre las
referencias realizadas al estilo de la casa expone ―Estaba muy orgulloso de mi
chalet suizo y tenía la intención de acabar los techos con la buena madera
que había tenido la suerte de conseguir (p. 192).

No se hacen mayores descripciones de la arquitectura de la casa, puesto que


antes de ser totalmente terminada un accidente provocó un incendio que la
destruyó.

Por su parte la alemana Elizabeth Gross72 (1989) y su familia, quienes estaban


establecidos en la Casa Blohm de Maracaibo desde 1883, indica que al momento
de su llegada existen varias familias viviendo en el lugar ―Todas las familias que
viven en las afueras tienen su propio bote y dos remeros‖ (p. 62). La experiencia
de visitar a sus compatriotas residentes en este lugar, la hace entender como una
bendición poder vivir en el campo. ―En nuestra casa de la ciudad se sufre mucho
más. En las afueras todos tienen una maravillosa casa de baños, junto al lago‖ (p.
62). Más tarde, en 1891 deciden mudarse a una casa de campo (―landhaus‖ en el
manuscrito original) ubicada en la Ranchería73.

En relación a los motivos que mueven a los extranjeros a ocupar las afueras,
Gross (1989) relata: ―Hemos encontrado la tan ansiada casa de campo.
Realmente nos era muy necesaria, ya que nuestra querida Mulle74 constantemente
es motivo de preocupación para nosotros. Decididamente no soporta el clima‖ (p.

71
En su manuscrito emplea el término ―cottage‖, de uso generalizado en el mundo anglosajón, el cual es
equivalente a chalet o casa de campo.
72
Vida Alemana en la Lejanía. Es una obra que recopila las cartas de Elizabeth Gross, cronista de la vida
cotidiana alrededor de la casa Blohm de Maracaibo entre 1883 y 1896.
73
Este caserío según lo describe Arocha (1949) en 1894 cuenta con 331 vecinos y 39 casas de bahareques,
de las cuales 9 son de teja.
74
Mille es el apodo dado a Elisabeth, la cuarta hija del matrimonio Gross nacida el 25 de julio de 1890.
117

75
154). Esto es una constante en el relato de los alemanes, Firnhaber (1972)
menciona "Tuve hoy la suerte de conseguir un ofrecimiento en un poblado casi
desconocido que se llama Maracaibo, de mala fama por su clima caliente y
peligroso para nosotros los europeos, por la fiebre amarilla que allí abunda" (p.
21).

De estos relatos se infiere que el factor climático es uno de los elementos


importantes para explicar el cambio de sitio de recreo a lugar de residencia
permanente, la inclemencia de las altas temperaturas, y la humedad de la zona
hace intolerable -incluso para la salud- la permanencia en la ciudad a los
extranjeros provenientes de climas templados, quienes encuentran en las costas
abiertas a las brisas del lago condiciones más favorables para su adaptación
progresiva al trópico.

Otro elemento importante a considerar en la idea de retirarse del medio urbano es


el miedo al contagio de las enfermedades tropicales, como la disentería o cólera y
la fiebre amarilla, que fueron las más temidas. En tal sentido, Gross (1989) señala:
―La fiebre amarilla es el espanto de mi vida local‖ (p. 52). Por su parte el Cónsul
Plumacher, víctima a su llegada de la fiebre y años mas tarde del cólera, relata el
peligro de las epidemias, originadas a través de viajeros enfermos que llegaban en
embarcaciones ancladas en el puerto. ―Vivir en un puerto significaba el riesgo
permanente de la llegada de gente infectada por alguna enfermedad contagiosa‖
(Bermúdez, 2001, p. 106). Sin duda este factor también fue muy determinante en
la rápida transformación de Los Haticos en un vecindario de residencias
permanentes.

Igualmente existía una clara conciencia en los extranjeros de las dificultades que
la administración pública tenía para dotar al núcleo urbano de adecuados
servicios76, sobre todo de agua potable y aseo urbano, lo que sin duda incidía en
la proliferación de las enfermedades. Señala Bermúdez (2001) ―Otra causa de la

75
En 1902 Otto Firnhaber, quien había nacido en Vogelsang- Alemania, viaja a Maracaibo contratado como
comerciante de la firma Steinvorth & Cia que tenía su casa matriz en Hamburgo.
76
Es importante precisar que el período 1870-1889, es el lapso donde Guzmán Blanco mantiene el control
político del país. Durante su gestión el Zulia fue desfavorecido por parte de la administración pública nacional.
118

grave problemática de la salud pública de Maracaibo era la escasez de agua


potable, lo cual obligaba a la mayoría de la población a consumir la que procedía
del mismo lago, en las condiciones de insalubridad señaladas: en el mejor de los
casos la tomaban de pozos artesianos (Ver Figura 21), o de aljibes‖ (p. 114). Este
factor también incidió en el traslado de la población de mayores recursos y
educación a este suburbio.

Figura 21. Pozo Artesiano en Maracaibo. El Cojo Ilustrado, 1889. p. 557.

En la Ranchería, la familia Gross había instalado para su uso doméstico y de aseo


―dos molinos de viento que bombean el agua todos los días, tan pronto empieza a
soplar la brisa, hacia dos grandes tanques de agua elevados‖ (p. 163). Desde
1895, el diario El Avisador pública avisos que reflejan la existencia en el mercado
local de los molinos de viento (Ver Figuras 22 y 23), se promocionan las marcas
Aermotor y Manvel‖ (Año III, Mes XXXIII, del 10 de mayo de 1895); de igual modo
se conoce de la disponibilidad de tuberías y uniones galvanizadas desde 1883.
Las fotografías de este suburbio finisecular muestra la importante proliferación de
estos artilugios como parte distintiva del paisaje suburbano marabino. Todo lo cual
119

da cuenta, que si se contaba con los recursos, era posible solucionar este
problema de modo ―privado‖ y por iniciativa ―individual‖ de cada familia.

Figura 22. Aviso de molino de viento, marca Figura 23. Aviso de molino de viento, marca
―Aermotor‖ El Avisador, 10 de mayo de 1889. p. 1. ―Manvel‖. El Avisador, 10 de mayo de 1889. p. 5.

En cuanto al transporte puede decirse que el proceso de transformación de Los


Haticos, de lugar de recreo a suburbio de residencia permanente, se concretó con
la extensión de la línea del tranvía en 1884, incorporando el sector, a través del
servicio de este sistema de líneas de transporte público, al núcleo urbano de la
ciudad. Más tarde se extendió hacia La Ranchería en 1897, luego de una acción
urbana de extensión del camino de Los Haticos que ameritó el corte del cerro
llamado de Los Padres para llegar a la casa de campo de los Gross. (El
Fonógrafo, 27 de marzo de 1887) La incorporación de este caserío indica que la
extensión del poblamiento sobre la vía que seguía el tranvía produce muy
rápidamente una especie de conurbación suburbana77 que paulatinamente iría

77
Aunque el termino original Conurbación Urbana fue acuñado por Patrick Geddes en 1915 para referirse a
las ciudades-región que se integraron de diversos núcleos urbanos vecinos que antes fueron independientes,
para constituir una nueva unidad funcional urbana (Camacho, 2001, p.198). Acá se aplica si se quiere
extemporáneamente y en otra escala, nos permitimos emplearlo en una realidad previa pero equivalente en
tanto antecedente a una escala menor; en este caso, la de los antiguos caseríos independientes que integran
a partir de un determinado momento un nuevo sector, en este caso suburbano.
120

incorporando los antiguos caseríos aislados desarrollados en el antiguo camino


hacia Concepción de Urdaneta.

Según lo antes descrito puede establecerse que para 1897 Los Haticos constituye
un área de crecimiento residencial que se sirven de la ciudad como lugar de
trabajo y de abastecimiento. De esto se deriva un nuevo elemento de análisis, el
modo en que ambos escenarios se conectaban por vía lacustre, a través de ―vapor
privado‖78. Lo cual permite inferir que, a través del acceso a la tecnología producto
del desarrollo del maquinismo industrial decimonónico, se hace posible el
desarrollo de esta dinámica cotidiana; a esto se suma la llegada de los molinos de
viento que permiten la extracción de agua. Igualmente el vecindario por haberse
desarrollado frente al puerto, estaba muy cerca de la sede de la empresa eléctrica
local, señala Bermúdez (2001) que a la Maracaibo Electric Light Company la
municipalidad le cedió un terreno a orillas del lago en 1889; el edificio se ubico
frente a la bahía entre el puerto y la Cañada del Manglar, según se desprende de
lo indicado en el Plano Topográfico de Maracaibo de 1889. Por lo tanto el
vecindario debió recibir el servicio mucho más rápido que El Milagro.

Es lógico suponer que los comerciantes extranjeros, como elite comercial con
experiencias cívicas vinculadas a los modernos desarrollos urbanos europeos,
fueran los primeros en querer acceder a la nueva tecnología y de materializar en
base a sus experiencias y posibilidades locales las nuevas formas de vida urbana.

Desde 1880 este vecindario presentó una morfología urbana conformada por
parcelas delimitadas por rústicas cercas bajas y con casas de campo aisladas
rodeadas de jardines (Ver Figura 24). Organizadas en torno a una vía que las
conecta, a través de un precario sistema de transporte público, a un medio urbano
diferenciado morfológicamente por sus edificios compactos, apareados y
alineados a la calle. Sin embargo, sólo desde 1897, al momento de ser
incorporado como un área que pertenece a la jurisdicción del poblado marabino,

78
Se entiende por esto una embarcación movida por máquina de vapor. El diario El Avisador del 23 de enero
de 1894 publicó un aviso de ―J.M. Olivares é Hijo‖, donde se ofrece el servicio de reparación de los
―buquecitos‖ de vapor.
121

Los Haticos puede clasificarse como suburbio en el sentido técnico-urbano del


término.

Figura 24. Fotografía del ―Camino rural‖ en Los Haticos hacia la década de 1880. Irragorri, 2007, p. 67.

De acuerdo a lo anteriormente expuesto, tres elementos fueron los determinantes


en el desarrollo de este primer suburbio. En primer término, la búsqueda de
mejores condiciones de confort climático, lugares caracterizados por una mayor
posibilidad de recibir brisas constantes; en segundo término, el acceso al agua
potable a través de pozos y la posibilidad de acceder privadamente al disfrute
lúdico del baño en el Lago. En tercer y último término, un sentido de auto
segregación que se funda tanto en un cierto aislamiento, necesario para prevenir
contagios infecciosos por enfermedades como a diferencias cívico-culturales, en
cuanto a formas de ver el aseo y los servicios de higiene, con los locales.

Lo cual indica que sus residentes buscaron resolver la imperiosa necesidad de


temperar y aislarse del despiadado clima y el insalubre medio urbano. Viéndose
en la necesidad de agruparse, a partir de vínculos de nacionalidad y de status
social, en un seudo-gueto parcialmente aislado del medio urbano. Es oportuno
relacionar esta conducta de búsqueda de cierto aislamiento y de agrupamiento
con la cultura urbana de los guetos, que para ese momento es de larga tradición
en la dinámica urbana europea y norteamericana.
122

En relación a esto es importante establecer algunas apreciaciones de orden


conceptual sobre cómo se debe interpretar en la realidad local esta afirmación.
Aunque el término se originó en el Renacimiento para designar el barrio habitado
por judíos79, en la cultura anglosajona incluyó paulatinamente, además de los
barrios poblados por inmigrantes, a otros grupos de población entre los cuales se
incluyen las clases trabajadoras autóctonas, en virtud de una mentalidad propia de
gueto que permite usar el término con connotaciones peyorativas de aislamiento,
fanatismo o ignorancia de un grupo social. Igualmente se usa en referencia a los
pobres y a las minorías etnoraciales, así como para designar -con actitud crítica- la
denuncia de la autosegregación de las elites. Es con esta última acepción crítica
que puede interpretarse el fenómeno de aislamiento de los extranjeros en Los
Haticos.

La aseveración se soporta en dos características que marcaron la forma en que se


vincularon los extranjeros al medio social marabino. La primera, se explica a
través de los matrimonios y alianzas económicas entre inmigrantes extranjeros y
familias criollas. Estos inmigrantes, sobre todo alemanes, de acuerdo a lo
estudiado por Nagel von Jess (1987), en general venían contratados por las
empresas que tenían sus casas matrices en Europa o en los otros puertos del
país, con sucursales en Maracaibo; la mayoría eran empleados u obreros sin una
formación profesional.

En Maracaibo, los matrimonios y alianzas comerciales entre extranjeros y el


grupo criollo, heredero de una estirpe de nobleza con mayor nivel de educación
influido por la incipiente ideología ilustrada,80 establecen un doble beneficio
determinado para los criollos por un factor ―civilizatorio‖ proveniente de la cultura
europea y para el extranjero la incorporación progresiva a los grupos de poder

79
El término ghetto como designación del barrio habitado por judíos nacería en Venecia en 1516 y se
aplicaría a las sucesivas reclusiones forzadas de judíos que en el fragor de la Contrarreforma se practicaron
en varias ciudades italianas: Roma (1555), Florencia (1570), Padua (1603).
80
Según lo establecido por Tinoco (2007) en Venezuela es posible reconocer un pensamiento prepositivista
con la industrialización como centro de la idea de progreso. Igualmente señala que en este pensamiento
prepositista, según se desprende de la obra de Cecilio Acosta y Rafael M. Baralt, se observa una influencia
del determinismo geográfico y racial como causas del atraso del país (pp.88-99).
123

local. Poco a poco los apellidos criollos fueron quedando subordinados a la


preponderancia masculina de los apellidos extranjeros. Por lo que para finales de
ese siglo un importante grupo de estos inmigrantes y sus descendientes han
establecido una nueva y ―moderna‖ clase social, convirtiéndose así en la elite
comercial local81, que a través de un liderazgo económico y de su influencia
política adquieren un estatus de elite social.

La segunda característica, se deriva de la manera en que se entretejió la


adaptación y convivencia social entre extranjeros y criollos. Aunque después de su
llegada al puerto tejieron su círculo de poder, establecieron sus firmas y amasaron
su patrimonio, no pudieron permanecer allí.

En Maracaibo la dinámica social germano-criolla presenta una particularidad


significativa respecto a la observada en otros lugares de Venezuela. Si se toma en
cuenta el modo de vida y la convivencia del pueblo germano en otras localidades
del país, se infiere que en Maracaibo el alemán construyó una vida fuertemente
vinculada a los principios y normas aprendidas en su patria, tanto, que muchas de
las familias locales asumían comportamientos y actitudes propias de esta colonia
extranjera.

Así queda reflejado en una carta de Eva Teresa Iniciarte Ochoa, fechada de 1895;
en ella dice lo siguiente: "He quedado impresionada con el alboroto que hacen
estos alemanes, me gusta mucho lo que ellos acostumbran (…) dentro del mismo
salón de la casa meten un pino y lo alumbran con cientos de velas (…) he
quedado tan animada que ya convencimos a papá de que mande a traer un pino
para nosotros‖82 (citada por Wilhelm, 1977, p. s/p).

En otros espacios de Venezuela, donde hubo presencia alemana, la convivencia


con el criollo produjo, más bien, una adaptación del extranjero a las costumbres

81
En tanto clase media acomodada y opulenta contrapuesta a un proletariado local.
82
Carta de Eva Wilhem a Wilhem Wissmann.
124

nativas, sobre estas diferencias en la vida social y adaptación de los alemanes en


las ciudades del sur de Venezuela comenta Pal Rosti83

A pesar de que en Angostura la buena sociedad está compuesta casi


totalmente por europeos, mayormente alemanes, la ciudad no puede combatir
la indolencia criolla, ni en su vida social. En vez de adoptar los criollos puntos
de vista y costumbres europeas, son los europeos los que poco a poco se
vuelven criollos: aclimatándose en poco tiempo espiritual y físicamente si es
que antes no mueren (Citado por Dorronsoro, 1983, p. 96).

Esto indica que, a diferencia de otros lugares del país, la presencia alemana no
significó un grupo de presión para los locales, fueron vistos como nuevos actores
que simplemente mostraban nuevas posibilidades de convivencia. Si se considera
que el elemento local no se problematizó grandemente con las particulares
costumbres alemanas, puede pensarse que en general se produjo una reacción de
afinidad entre este y los extranjeros, permitiendo que muchas de esas
particularidades comenzaran a calar en los gustos locales.

La realidad era dual, por una parte estaba el nativo tratando de entender ese
proceso de asentamiento aislado y poco gregario de los alemanes que, aunque no
logró germanizar la conciencia social local, la hizo susceptible a los cambios;
mientras que por otra parte, estaba el extranjero intentando adaptarse al espacio y
no a la sociedad. Fundado en este segundo aspecto de esta realidad dual, es que
puede explicarse la auto-segregación de este grupo.

Si se considera que a la conciencia de elite social y comercial, que adquirieron a


través de sus vínculos con los antiguos nobles y los comerciantes criollos, se
suma la idea de un trópico atrasado, primitivo y peligroso, derivada de la ideología
moderna y construida a partir de la mentalidad de desarrollo y subdesarrollo de los
europeos, esto pudiera explicar la ―autosegregacion‖ que caracterizó la presencia
germana en la ciudad. Por lo tanto, el lugar de Los Haticos puede ser visto como
un gueto en el sentido de la definición dada por Valdez (2009) ―como sectores
donde habita una minoría separada del resto de la sociedad‖ (p. 38).

83
Viajero húngaro que visita Venezuela hacia mediados del siglo XIX.
125

En Maracaibo de algún modo los vínculos de nacionalidad y los intereses


comerciales hicieron que todas las familias alemanas fueran una sola familia, la
gran familia alemana. En Los Haticos, tejieron su mundo y su vida, asentaron sus
familias, establecieron una convivencia ―controlada‖ con el nativo. Construyeron
sus casas de campo, sus canchas deportivas y sus clubes; en fin, reprodujeron la
patria alemana a las orillas del lago. Se adueñaron de la bahía de Maracaibo y se
enamoraron de las playas paradisíacas del sur de la ciudad y bajo este lúdico
paisaje tropical poco a poco aprendían a disfrutar del calor.

A la cultura del gueto se suma otra tradición cultural urbana europea: las ciudades
de recreo separadas y diferenciadas de la ciudad de trabajo. De algún modo, este
primer suburbio maracaibero cumple un doble rol; es el vecindario ajardinado y
aislado donde reside la elite comercial extrajera y al mismo tiempo se comporta
como lugar del tiempo libre, del ocio y la diversión de esta misma elite y sus
huéspedes. En esta doble función es determinante el carácter geoestratégico de la
ciudad de Maracaibo en la Provincia, lo que desde muy temprano le generó el
dominio del lago y en consecuencia del control económico de la producción de su
cuenca. A esta visión, reconocida por los antiguos pobladores desde el período
hispano, se le suma desde mediados del siglo XIX una nueva mirada proveniente
del inmigrante extranjero que reconoce y explota el potencial recreativo que este
mismo carácter lacustre le otorga a la ya antigua ciudad-puerto.

Sin embargo, la autosegregación fue relativa, si se considera que en torno al


suburbio extranjero a la larga creció su contraparte: el arrabal criollo. La geografía
determinó dos sectores en Los Haticos:

El sector de la costa, que fue asentamiento de la elite y cuyo paisaje urbano


estuvo determinado por un ordenado camino de tierra, cruzado por el tranvía; el
cual se delimitó en su longitud por cercas, la mayoría realizadas de ―palo a pique‖;
paisaje urbano aderezado con los jardines de palmeras y otros árboles de las
propiedades que lo limitaban, todo lo cual remite al observador de estas imágenes
a una atmósfera más asociada a un medio campestre que a uno suburbano (Ver
Figura 25). Pero también existió el Haticos de las áridas colinas, donde dominó el
126

asentamiento de trabajadores, artesanos y obreros, que luego es denominado:


Haticos por Arriba que, de acuerdo a los Protocolos del Registro Principal de
Maracaibo, fue un lugar de ocupación de modestos hatillos y pequeñas casas de
campo, la mayoría construidas de bahareque y techadas de enea, que se
distribuían de modo disperso por los accidentados, serpenteantes y polvorientos
caminos ubicados hacia El Poniente detrás de las colinas.

Figura 25. Fotografía del camino de Los Haticos hacia 1892. El Cojo Ilustrado, 1892, p. 225.

Este contraste del espacio urbano público, entre los dos Haticos, se acentúa aun
más en el ámbito privado. Es allí donde se devela una actitud práctica, funcional y
opulenta vinculada a la sensibilidad modernista. Son lotes contentivos de grandes
casas de campo, que resultan de la adaptación del antiguo modelo hispano del
hato y de la introducción de nuevos elementos arquitectónicos de orden
morfológico asociados a la cultura arquitectónica del bungaló derivado de las
experiencias mercantiles transnacionales de las naciones europeas y de
norteamerica. Estas casas se acompañaron de importantes artilugios modernos
como los molinos de viento, tanto en tierra, para la succión de los pozos
artesianos de agua potable como en el lago para la extracción del agua necesaria
para el uso en el aseo personal y doméstico. Sobre el lindero costero de estas
127

parcelas se materializó, por la iniciativa y necesidad de cada familia propietaria,


una funcional, sencilla y pulcra estructura de largos muelles para embarcar y
anclar un sistema privado de transporte lacustre que conducía a los residentes a
sus lugares de trabajo y de compras en el núcleo urbano (Ver Figura 26), así como
de las pintorescas casas de baño para el uso recreativo y deportivo del Lago.

Figura 26. Fotografía del muelle y casa de baño en Los Haticos. Benet, 1929, p. 65.

Ante la imposibilidad o indolencia de las autoridades locales por resolver el


problema del suministro de agua y dotar a la ciudad de un sistema eficiente de
caminos y transporte público, el comerciante extranjero a través de la iniciativa
individual, logra resolver su acceso al agua potable y a un sistema privado de
transporte a través del lago (Ver Figura 27).
128

Figura 27. Fotografía del bote de la familia von Jess. Gross, 1989, p. 155.

La gestación de Los Haticos como suburbio estuvo asociadoa las embarcaciones


privadas de sus residentes; desde mediados del siglo XIX se emplearon pequeñas
barcazas de velas con remeros y desde finales del siglo XIX, con la llegada al
mercado de los motores de vapor, estas se convirtieron en pequeños vaporcitos,
lo que propició un acortamiento de la distancia entre el núcleo y el antiguo paseo
de la ciudad; la máquina, al permitir una mayor velocidad, generó un primer
aceleramiento de la vida que facilitó la trasmutación del antiguo lugar de recreo a
un densificado suburbio residencial. Siguiendo a los germanos, se establecieron
los estratos sociales medios, quienes se ubicaron mayoritariamente al pie de las
colinas. Al poniente de las cuales se asentó una empobrecida clase trabajadora
que servía a la austera elite comercial local. Estos dos últimos grupos fueron los
usuarios que usaron mayoritariamente el primitivo y precario sistema de tranvías
de fuerza animal.
129

De esta realidad da cuenta la descripción de Zingg84 (1998)

Para su matrimonio [ en 1907 ] papá adquirió "un hato" en las afueras de la


ciudad de Maracaibo, a orillas del lago, un poco mas afuera del "Cerro de los
Padres" en La Ranchería, (hoy Los Haticos), hasta donde casi llegaba en esa
época el tranvía (de mulas). En 1925, papá construye al lado, otra casa
grande con muchas habitaciones, donde vivimos los once hijos y nuestra
abuela materna (Isabel Emilia Pocaterra de Aranguren) (1862-1953). En el
terreno de las dos casas teníamos una cancha de tenis y un bonito quiosco
para almorzar en días de mucho calor y un galpón grande con piso de arena
fina y con distintos aparatos para hacer gimnasia importados de Alemania. En
la playa teníamos una "planchada" para atracar vaporcitos de paseo y también
atracaban botes a los cuales se les compraban comestibles que llegaban al
puerto de Maracaibo en piraguas grandes y muy bonitas, y también plátanos
para el consumo de la casa. Una casita de madera al final de la planchada,
con protección de "moporas" para evitar la entrada de peces, daba mayor
comodidad a las damas para bañarse. También había un pequeño espacio
techado desde donde uno disfrutaba viendo el paso de los barcos, piraguas y
posteriormente gran cantidad de bancos tanqueros que tomaban el petróleo
en Cabimas y Lagunillas"(p. 32).

Durante el período 1860-1900 se gestó y consolidó la ―casa de campo‖ como el


primer modelo de residencia suburbano de la ciudad. El término ―casa de campo‖,
que se emplea desde mediados de siglo, se entiende en su acepción más general
como ―La que está fuera de poblado y sirve para cuidar el cultivo, para recrearse o
para ambos objetos a la vez‖ (DRAE, 2001, t. 1, p. 429). La lectura de los
Protocolos desde 1886 revela que el término se emplea comúnmente en
Maracaibo para identificar aquellos inmuebles ubicados en la periferia más
inmediata de la ciudad. Se halló la denominación de ―hato‖ o incluso de ―casa‖‘ en
esta periferia inmediata; pero nunca se empleó el término ―casa de campo‖ para
referirse a inmuebles en el medio urbano o en los partidos rurales. Todo lo cual
testifica una vinculación del término con el ámbito intermedio entre campo y
ciudad, por lo que se considera el más apropiado, desde el punto de vista espacio-
temporal, para designar la primera casa del medio suburbano.

De acuerdo a la revisión de los relatos de visitantes y viajeros, de lo indicado en


los Protocolos del Registro Principal de Maracaibo, y de lo anunciado en la prensa

84
Gustav Zingg es un hamburgués que llega a Maracaibo en 1907 como viajero-comerciante de la firma
Chistern & Cia.
130

local del momento, se puede establecer una primera clasificación de la vivienda de


este período. Pueden distinguirse tres variantes de la casa de campo: la que se
ubicó en la costa, la que se ubicó al pie de la colina, siguiendo el antiguo camino
que conducía en ese momento a la Concepción de Urdaneta y la de carácter
precario que se situó tras las colinas.

La casa de campo de la costa se generó, como evidencian los relatos de los


extranjeros, sobre la tradición hispana del hato85 que era la experiencia
constructiva disponible para ese momento. A la cual se adicionó la tradición
arquitectónica del bungaló; es decir, del modelo de vivienda ensayado en las
colonias de climas tropicales pertenecientes a las expansiones comerciales
transnacionales europeas desde los inicios del siglo XIX.

El bungalow o bungaló es la casa construida por los administradores coloniales del


imperio de la reina Victoria de Inglaterra. Deriva de la arquitectura popular hindú,
siendo una solución habitacional de carácter predominantemente funcional,
basado en prácticas soluciones constructivas y en la búsqueda de la adecuación
al clima de la cálida faja tropical del planeta. En la medida que estos funcionarios
coloniales se diferencian en su rol administrativo y situación financiera surgió la
necesidad de otorgar a estas casas atributos decorativos que expresaran el
estatus de sus residentes. Es así que la decoración gingerbread, derivada de la
tradición del gótico carpintero, ofrece la libertad decorativa del diseño de patrones
orgánicos ideales para ejecutarse con facilidad en finas láminas de madera con
sierras mecánicas; lo que brindó la posibilidad de incorporar filigranas decorativas
capaces de filtrar la luz y ser permeable a las brisas, características ideales para la
arquitectura tropical (Segre, 2003, p. 49).

Un dato relevante a los efectos de lo planteado lo aporta Plumacher (2003)


cuando menciona la construcción de la vivienda que sustituyó su chalet incendiado

85
Gross (1989) relata que en 1891 localizan, para comprar, una propiedad fuera de la ciudad en La
Ranchería. ―Nosotros compramos un lote de terreno de unos 200 metros de largo por otros tanto de ancho,
con una espantosa casa encima‖ (p.154). Este fragmento brinda un elemento que es de interés para lo que
acá se argumenta, la superposición de las adecuaciones constructivas introducidas por los extranjeros, sobre
la tradición constructiva hispana.
131

en El Milagro. ―Mientras esperaba el permiso para ausentarme, comencé a


construir otra casa menos costosa y en otro lugar del terreno. Ésta era al estilo
general de una cabaña de las Islas Orientales que, sin duda, es la clase de
arquitectura mejor adaptada a este clima‖ (p. 195). En este breve comentario
(―general style from east indian bungalow‖, en el manuscrito original) se hace
referencia a la conciencia, por parte de los extranjeros, sobre el bungaló de estilo
antillano como el modelo climáticamente más apropiado para Maracaibo.

Esta casa por lo general presenta una composición compleja de varios volúmenes
aislados o pabellones86, vinculados a través de corredores techados, de lo cual se
infiere un carácter de crecimiento progresivo. Pirela (2001) establece que el
pabellón es una forma geométrica simple de uso universal en la producción de
vivienda. ―Consiste en un sólido generalmente rectangular al que se le sobrepone
un prisma a modo de cubierta, formando una unidad de techo y paredes.
Volúmenes así construidos pueden adicionarse por simple acoplamiento de
acuerdo con las necesidades de crecimiento de la vivienda‖ (p. 22).

Igualmente se advierte la presencia de estructuras adicionadas de maderas como


las verandas87 y porches con decoración gingerbread (Ver Figura 28, 29 y 30), así
como la introducción de contundentes paneles de romanillas como elementos
dominantes de la composición de sus fachadas. Incluso en algunos casos se
observó la presencia de volúmenes de techo plano, que emparenta estas casas de
campo con la arquitectura de las Casas Comerciales ubicadas en los predios del
puerto de Maracaibo. Esta es la casa que presenta el muelle y la casa de baño,
por lo tanto sus residentes tienen una forma privada de conexión con la ciudad, a
través de las embarcaciones.

86
Según Serge Durand este modo pabellón fue muy desarrollado al sur de los Estados Unidos y en Barbados,
le llamaban ―chattel house”, muy peculiar en las colonias inglesas.
87
Este término se emplea en las fotografías de la colección Gross para denominar las terrazas externas
construidas de madera en su casa; en arquitectura se emplea para designar las galería o porche alargado
unido a la pared de un edificio.
132

Figura 28. Fotografía de la vista general de la casa de campo de la familia Gross hacia 1893. En la fotografía
es posible apreciar la composición atomizada de los pabellones. Gross, 1989, p. s/p.

Figura 29. Fotografía de kiosco y paneles de romanillas en la casa de la familia Gross hacia 1893. Gross,
1989, p. s/p.

Figura 30 Fotografía de Villa Asunción en Los Haticos en 1880. Detalle de porche decorado con tabiquería de
madera calada de estilo gigerbread. Irragorri, 2007, p. 56.
133

La casa de campo ubicada hacia el lado de las colinas se mantuvo apegada al


carácter compositivo del modelo hispano del hato; la fotografía del templo del
Santo Cristo de Aranza permite observar que en estos lugares altos del suburbio
en las edificaciones permanecieron los rasgos compositivos que Pirela (2007)
describe en el modelo colonial hispano, el cual ―se caracterizó por un volumen
contundente y tosco, con ventanas cuadradas de caja de conformación cuadrada
muy rudimentarias y portadas muy simples. Llevaban alero como la forma lógica
de remate de la techumbre y teja árabe o de canutillo en los caserones pudientes,
o la cubierta pajiza en las casas más pobres‖ (p. 93) (Ver Figura 31). Los
residentes de estas casas, debieron ser lógicamente los usuarios mayoritarios del
tranvía como transporte público.

Figura 31 Fotografía de la parte alta de Los Haticos, al fondo del templo puede observarse la persistencia del
modelo del hato hispano. Revista Elite, 1927.

En las variantes de la casa de campo, el sistema constructivo dominante fue el de


muros de bahareque y el de las techumbres de tejas. De acuerdo a los avisos de
prensa desde la década de los ochenta en la ciudad se disponía de tejas planas,
de tipo holandés, inglés o francés en varios tamaños, caballetes para cumbreras,
134

variedades de maderas para la construcción y de aserraderos para la fábrica de


ventanas y romanillas, de aljibes prefabricados de cimento romano y de tersas
panelitas para fabricación de pisos adecuados para lugares húmedos y salitrosos.
La imagen externa de estas casas es de una modesta severidad compositiva y
carente de alardes decorativos.

La tercera variante es la modesta casa de los trabajadores, que compositivamente


se relaciona con la casa ubicada hacia el lado de las colinas, de tamaño pequeño,
menor número de módulos y techada de palmas o eneas, los Protocolos revelan
que sus ocupantes no tenían acceso a los materiales antes referidos.

Maracaibo era una ciudad-puerto mercantil y al tiempo un potencial balneario


recreativo y deportivo para los ojos y la mentalidad de los extranjeros provenientes
de latitudes más nórdicas, dualidad que sin duda fue reconocida y explotada por
estos, no sólo desde lo individual sino también desde lo social, lo cual se
expresaron en las actividades deportivas (Ver Figura 32). Junto al lago, en Punta
Arrieta fundaron un club de remeros al que llamaron Concordia, al cual
pertenecían todos los alemanes radicados en Maracaibo; esto da cuenta del
interés en las actividades recreativas y deportivas vinculadas al lago y a la relación
entre ciudad y suburbio más allá de lo relacionado al trabajo y al mercado.

El remero concordia tiene 16 remeros y un timonel, todos iban trajeados con


pantalón ingles de cuero blanco, chaqueta de franela azul y gorra blanca con
emblema plateado, de manera que lucía muy bonito y elegante.
El remero tiene cabida para 8 pasajeros, es una linda costumbre que todos los
alemanes pertenecientes al club son recogidos y llevados a la tierra (…)
(Gross, 1989, p. 37).

Estas condiciones naturales y las formas de convivencia que estas actividades


generaron fueron asomando poco a poco características esenciales de las formas
de vida "moderna". Lo que posibilitó el desarrollo muy temprano de un estilo de
vida suburbano que no era fácilmente realizable en otras ciudades del país.
135

Figura 32. Fotografía de una regata en el Lago realizada por la ―Sociedad Sport de Damas‖. El Cojo Ilustrado,
1902, p. 165.

De acuerdo a lo expuesto, es importante acotar algunas diferencias con lo ocurrido


en otras ciudades venezolanas. Uno de los casos mejor documentados son los
aledaños caraqueños. Señala Silva (1994) que a lo largo del siglo XIX, los
suburbios de Caracas son utilizados por los ciudadanos para la espontánea
recreación ―rústica‖, sin demasiadas intervenciones, mayores lujos o
infraestructura acondicionada para el aprovechamiento de las cualidades del
campo. Desde inicios del XIX, lugares como Los Teques y Los Chorros, cerca de
Caracas, son visitados como sitios de cura o donde pasar un domingo, como un
cambio a la rutina del trabajo. Lo que generó la costumbre capitalina de los paseos
dominicales al campo más próximo.

Igualmente señala que a finales de siglo, el particular gusto de Guzmán Blanco por
el mar y los baños termales que visitó con frecuencia en Europa, fue determinante
en la planificación y construcción de balnearios para los caraqueños. La voluntad
del gobernante y el acceso rápido al litoral central que permitió el ferrocarril,
136

determinó el desarrollo de lujosos lugares de veraneo en playas como Macuto en


el litoral caraqueño.

Veranear en el mar y temperar en la montaña para los caraqueños, valencianos y


maracayeros significaba un traslado por un largo trayecto hasta sus cerros y
litorales. Eran ciudades asentadas en los valles separadas de sus puertos, a
diferencia de Maracaibo; por lo tanto, el baño de mar y el campo sólo podía vivirse
como experiencia esporádica y temporal. En tal sentido, Silva (1994) realiza una
acotación de interés cuando establece que el ciudadano caraqueño, habituado a
las comodidades del medio urbano, gustaba del campo y el litoral ―como
experiencia transitoria, no como forma de vida permanente‖ (p. 59).

Esta actitud es diferente a la observada en la realidad marabina, donde los


extranjeros funden indiferenciadamente ambas experiencias. Obviamente el medio
urbano marabino no ofrecía las comodidades con que la acción guzmancista había
dotado la capital venezolana, por lo que la elite comercial extranjera radicada en
Maracaibo estaba presionada a proveérselas de modo particular, originando así
tempranamente un moderno medio suburbano.

La capital venezolana tendría que esperar la llegada del siglo XX y la irrupción del
automóvil para desarrollar El Paraíso como suburbio88. Señala Silva (2000) que la
acción de Guzmán en Antímano convierte el lugar en el mejor para las estadías
campestres de la sociedad capitalina y no será hasta finales de siglo XIX que se
comenzaría el proceso de urbanización de la hacienda de los Echezuría en
Caracas, momento a partir del cual recibe el nombre de El Paraíso, lugar que se
convierte, entrado el siglo XX, en un conjunto de quintas construidas por las
familias más prósperas de la ciudad. Con la llegada del nuevo siglo comienzan a
cobrar auge otros lugares de veraneo como Valle Abajo, Las Delicias en Sabana
Grande y Los Chorros.

88
Aún cuando desde 1881, las compañías de tranvías comienzan la promoción de la ―Ciudad Nueva‖ al sur de
la existente, en la margen derecha del rio Guaire. Para fines de siglo y en las dos primeras décadas del
siguiente se desarrollará esta urbanización El Paraíso (…) En ella aparecerá la tipología residencial de la
casa-quinta, aislada con amplios jardines (Vila, 1995, p. 62).
137

Mobilia (2005) establece que Los Chorros a lo largo de la historia fue visto como
un paraje en el cual temperar, era el Macuto de montaña, tanto por su estilo
arquitectónico como por su propósito urbano, donde el confort de sus instalaciones
se conjugaba con el atractivo de las caídas de agua. Antes de que los productos
tangibles de la revolución industrial se hicieran sentir en nuestro país, la gente se
movilizaba hacia Los Chorros mediante tracción animal, el viaje podía tomar casi
medio día; fue apenas en 1912, cuando se instaló el ferrocarril, que acortó la
duración del viaje a una hora.

Otra experiencia de interés es San Esteban, un pequeño caserío a una hora de


Puerto Cabello, ubicado entre la costa y la montaña, y lugar de asentamiento del
elemento alemán desde mediados del siglo XIX, en el cual se edificaron casas de
campo e interesantes quintas de recreo; una de las más destacadas es Villa
Vincencio, construida por Vincencio Pérez Soto en 1894. Sin embargo, nunca
llegó a convertirse en parte de la ciudad-puerto carabobeña, por lo tanto no fue un
suburbio en el sentido técnico-urbano del término. Actualmente el poblado forma
parte del Parque Nacional San Esteban, del Estado Carabobo.

4. El Milagro: un suburbio de entre siglos.

Antes de iniciar la argumentación sobre el origen del suburbio El Milagro es


procedente establecer algunas precisiones de interés geográfico que ayudan a
ubicar correctamente la información referida en las diversas fuentes consultadas.
Lo que se entiende hoy día por El Milagro es la vía que recorre la costa norte de la
ciudad de Maracaibo. En la actualidad esta vía se extiende a lo largo de dos
ensenadas: la primera (siguiendo el sentido sur-norte), se ubicaba en las
inmediaciones de la Cañada Macuto, que daba inicio a la Punta del Empedrado,
desde donde se extendía hasta las inmediaciones de la cañada de David Morillo,
donde nacía la Punta de Agua Dulce (lugar donde actualmente se cruza la avenida
2 El Milagro con la calle 77); el caserío desarrollado en este sitio es lo que desde
138

el punto de vista histórico se conoce como El Milagro. La segunda ensenada se


extiende desde la Punta de Agua Dulce hasta la Punta de Cotorrera donde se
ubicaba el caserío homónimo. Este último caserío, distante e independiente de El
Milagro, pertenecía desde el punto de vista jurídico al vecindario de la Hoyada
(Arocha, 1949, p. 65) (Ver figura 33).

Figura 33. Referencias geográficas (puntas y ensenadas) de la costa norte de Maracaibo..Elaboración propia,
89
2010.

89
Elaborado sobre la base cartográfica del esquema denominado: Maracaibo y sus alrededores, contenido
como referencia de ubicación en Plano Topográfico de Maracaibo de 1915. Montaje gráfico: Br. Paola de la
Hoz.
139

En cuanto al origen del topónimo, según se desprende de la revisión de Los


Protocolos de los Antiguos Escribanos, para 1790 existió ―en la costa de la punta‖
un hato nombrado ―El Milagro‖ que lindaba al frente con la laguna y al fondo con la
sabana (Millares, 1964, p. 58). Inferimos que probablemente estuviera ubicado en
las inmediaciones de la punta del Empedrado, y que fue el origen del nombre del
lugar.

Mientras que en Los Haticos, en las dos últimas décadas finiseculares se


consolidó su transformación como lugar de residencia permanente, para 1886 El
Milagro apenas comienza a ser visto como un sitio con potencial para ser
desarrollado como lugar residencial adecuado para el asentamiento de notables
familias criollas y extranjeras. Éstas seguirían prefiriendo la costa lacustre y
comenzarían, a partir de ese momento, a residenciarse hacia este caserío del
norte de la ciudad.

Desde el punto de vista de su estructura poblacional se conoce que para finales


del siglo XIX El Milagro, en relación a Los Haticos, era un lugar poco poblado y
ocupado mayoritariamente por pescadores90. La transformación del aislado
caserío a un moderno suburbio fue relatado por el cónsul Plumacher (2003), quien
legó en sus memorias una descripción muy completa del origen y consolidación
del lugar.

De su relato se desprende que hacia la década de 1880 la parroquia del norte de


la ciudad, llamada Santa Lucía, popularmente conocida como El Empedrado,
estaba en gran parte ocupada por pobres pescadores quienes acostumbraban a
limpiar sus pescados en la playa; estos desechos al descomponerse bajo el sol
generaban malos olores y enfermedades, por lo que el lugar era considerado
malsano. En cuanto a las condiciones de la ensenada El Milagro, el cónsul la
describe como una playa cubierta de algas y botadero de animales muertos.
Llegar a esta ensenada desde la ciudad suponía pasar por el arrabal de
pescadores del Empedrado para finalmente llegar a un basurero. Esta condición

90
Según lo referido por Arocha (1949), Cunill Grau (1987) y El Cuadro de la Riqueza del Territorio del Distrito
Maracaibo de 1872, recopilado por Besson. (1973).
140

ambiental y social del norte de la ciudad -muy probablemente- fue determinante en


la escasa presencia de las prestigiosas familias criollas y extranjeras, quienes a
fines del siglo XIX seguirían prefiriendo el prestigioso suburbio Los Haticos.

Sin embargo, Plumacher (2003) visualizó las ventajas ambientales y logísticas del
lugar situado más allá de la Punta del Empedrado, donde se ubicaba una colina de
sesenta pies de altura que aislaba la ensenada del empobrecido arrabal. Se
impresionó por ―su aspecto privado y su quietud a pesar de estar tan cerca de la
ciudad‖ (p. 185); ésta ensenada, a juicio del norteamericano, recibía mejor las
brisas del noreste por lo que era un lugar más fresco y saludable que Los Haticos.

El cónsul también señala que fue su aventura de adquirir un terreno en la punta


del Empedrado en 1886, a pesar de las críticas de los extranjeros de buena clase,
que no entendían que ubicara su residencia cerca del barrio de pescadores y no
en Los Haticos, lo que dio inicio al desarrollo de viviendas permanentes en el
lugar.

Uno tras otro compró tierra y construyó su casa; hasta los doctores
comenzaron a enviar a sus enfermos a convalecer allí, y poco a poco, tanto El
Empedrado como El Milagro comenzaron a llenarse de las residencia de las
mejores clases91 que encontraban un aire más puro y más fresco que en Los
Haticos, junto con inmunidad contra las enfermedades. Se estableció una
línea de tranvías92 que al principio iba desde el centro de la ciudad hasta la
punta del Empedrado, pasando por mi portón, luego se prolongó y llegó al
lidero norte del Milagro (Plumacher, 2003, p. 188).

En torno a las causas que motivaron el traslado del cónsul a los aledaños del norte
de la ciudad, argumenta las siguientes razones:

Refiriéndome a mi casa en los suburbios, la había comprado varios años


antes ya que no estaba satisfecho con las casas en la ciudad, todas las cuales
tenían muchos defectos y eran más o menos insalubres. Además, muchas de
las mejores casas y las más bonitas tenían la desventaja de estar situadas en
vecindarios poco deseables. Por ejemplo, la bella casa llamada "La Balandra"
que ocupé en la Calle de las Ciencias, que era cómoda y estaba bien
acomodada, estaba situada de tal manera que cuando el viento soplaba del

91
La revisión de los Protocolos del Registro Principal de Maracaibo revela un importante movimiento de
ventas de ―casas de campo‖ entre los años 1900 y 1905, por parte de familias de apellidos criollos.
92
Señala Besson (1973) que para 1886 se inaugura la segunda sección del tranvía de tracción animal que
servía con dos carros y 18 bestias el tramo entre la Plaza Baralt y El Empedrado. (p. 557)
141

noreste, se sentían por encima del muro los olores más nauseabundos porque
los vecinos no tenían letrinas. Cuando el viento venía del sur, ocurría lo
mismo, y de ese lado estaba situado mi comedor; así que, no obstante la
elegancia y conveniencia de la casa, no podía aguantar mucho más una
situación que un nativo del país escasamente hubiera notado, o
filosóficamente, lo hubiera considerado como algo normal. Finalmente, viendo
que el Departamento de Estado no tenía ninguna intención de transferirme a
otro cargo, y estando disgustado por la falta de higiene de la ciudad, decidí
comprar un sitio en las afueras (Plumacher, 2003, pp. 184 y 185).

La precariedad de los servicios en las residencias urbanas, la insalubridad93 y


sobre todo la difícil convivencia cívica con las costumbres y la mentalidad de los
locales94, fueron determinantes en la decisión del norteamericano de salir del
medio urbano.

Si se considera que la compra del terreno realizada por Plumacher en El Milagro


coincide con la incorporación de este lugar dentro de los límites de la ciudad
definidos en los ejidos 189795, es probable que la influencia del cónsul
norteamericano fuera determinante en la incorporación del caserío dentro de los
límites del poblado para proteger su inversión. En todo caso, es a partir del cambio
de estatus legal del lugar que comienza un proceso de poblamiento enlazado al
asentamiento de familias criollas y extranjeras de más alto estatus social. Estos
documentos igualmente revelan que la mayor parte de los inmuebles eran casas
―cubiertas de tejas cercadas con madera‖, algunas refieren la existencia de
arboledas y de molinos96. Los Protocolos del Registro Principal y las fotografías
develan un paisaje más rústico y menos dotado de equipamientos modernos que

93
Es oportuno resaltar que desde mediados del siglo XIX se puede documentar la situación de precariedad
del medio urbano. Cardozo Galué (1991) refiere una realidad urbana determinada por polvorientas calles de
arena o lodazales cuando llovía, en las cuales se arrojaban basura y animales muertos, que generan malos
olores. A esto se añadía un importante número de viviendas ruinosa dentro del perímetro urbano. Todo lo cual
era causa de enfermedades. A esta realidad se añadía la falta de servicios de agua potable y de iluminación.
Características observadas y criticadas por el elemento extranjero (pp.161-167).
94
Tanto Cardozo Galué (1991) como Bermúdez (2001) refieren las críticas de los extranjeros a la ciudad. Pero
igualmente señalan las reacciones contestatarias de los locales tanto a la afectación del idioma heredado de
Castilla como a la imposición cultural por codicia nacional de otros pueblos. Sobre todo en lo referente a
modales y a las modas del vestir que generaban más calor.
95
Plumacher compra un terreno al Consejo Municipal ubicado en la parroquia Santa Lucía el 27 de setiembre
de 1897. Registro Principal de Maracaibo. Distrito Maracaibo, ano 1897, tomo 1 y 2, protocolo primero, tercer
trimestre, N° 196, folios 153 al 155.
96
En los documentos de compra-venta revisados hasta 1915 no se refieren casas con canchas, atracaderos y
casas de baño.
142

los descritos en las casas de campo de Los Haticos para ese mismo momento
(Ver Figura 34-35).

Figura 34. Fotografía aérea del suburbio El Milagro a hacia 1900. Cojo Ilustrado, 1900, p. 198.

Figura 35. Fotografía de la costa de El Milagro hacia 1893. El Cojo Ilustrado, 1893, p. 389.

En todo caso, el suburbio seguiría creciendo con estas casas de campo hacia el
norte, llegando hasta el lugar donde actualmente se intercepta con la Punta de
Agua Dulce. Este lugar junto a Los Haticos -por su ubicación privilegiada junto al
lago- serían los asentamientos predilectos de los extranjeros alemanes residentes
143

en la ciudad, durante las dos primeras décadas del siglo XX. Sin embargo, es
importante dejar asentado que el nuevo suburbio del norte de Maracaibo se
consolidó en el siglo XX, siendo hacia la década de 1920 cuando se observa en el
lugar un paisaje urbano que desde el punto de vista morfológico y funcional se
acerca al de Los Haticos del último cuarto del siglo XIX (Ver Figura 36).

El fotógrafo P. Villasmil quien publicó en 1920 el álbum fotográfico denominado


Vistas de la ciudad de Maracaibo, titula la foto 23 Paseo El Milagro, por lo que
puede inferirse que en el inicio de esa década se le entiende como un lugar de
paseo de la ciudad. Estatus que Los Haticos había alcanzado desde los inicios del
siglo XIX. La observación de esta fotografía devela que el paisaje suburbano, para
ese momento, es determinado por una vía de tierra compactada por donde
circulaba un tranvía de tracción animal ubicado en un extremo de la vía, lo que
permitía el paso de vehículos; la vía es bordeada por pintorescas cercas de
madera que delimitaban los linderos de las casas de campo que se asentaron
separadas de la calle y de sus casas vecinas por jardines.

Figura 36. Fotografía del suburbio El Milagro a hacia 1920. Villasmil, 1920, Foto 23.
144

En cuanto a las casas, en esta fotografía se puede observar, que el modelo


ubicado al pie de la colina se estructuró compositivamente de modo similar al
desarrollado en Los Haticos. Sin embargo, esta imagen devela algunas variantes
de interés para la década de 1920; compositivamente es posible observar dos
formas diferentes de resolver el techo del pabellón frontal: el de dos faldones que
produce un volumen caracterizado por un hastial lateral, solución emparentada
con la casa urbana, y el modelo de pabellón frontal de cuatro faldones, que
adquiere una contundencia volumétrica y estética más unitaria en todas las
fachadas y por lo tanto un carácter compositivo más apropiado a una edificación
aislada. Es posible observar la coexistencia de techos resueltos en aleros y con
cuerpos áticos.

Igualmente, la imagen devela que el severo y austero carácter compositivo de las


casas decimonónicas ha cambiado hacia un marcado gusto por una decoración a
través de la incorporación de apliques ornamentales en las fachadas, lo que
evidencia un cambio hacia un gusto más ornamentado en la sociedad del
novecientos.

Estos cambios igualmente se realizaron en la casa urbana; tal como establece


Pirela (2007) ente 1900 y 1930 se gestó el modelo republicano local, caracterizado
por sus tejados discontinuos, los volúmenes de techos diferenciados a partir del
pabellón, la textura de la teja plana, la presencia del cuerpo ático y el gusto por los
apliques decorativos en la fachadas de la casa urbana.

Igualmente, en la década de 1920, los alemanes ya han establecido en el lugar


una versión reducida del gueto asentado en el sur de la ciudad. En tal sentido,
cabe establecer que para la primera década del siglo XX los alemanes habían
ocupado la costa del sur de la ciudad hasta La Arreaga 97 dando continuidad al
proceso de conurbación suburbana. Por lo que puede asumirse que el aumento
poblacional haya generado un proceso de saturación en la ocupación del suburbio
del sur. Según se desprende del relato de Anzola (1913), a este visitante le

97
El antiguo caserío fue incorporado a los límites de la ciudad desde 1908.
145

sorprende el poblamiento de Los Haticos. ―Cómo es posible que no se tenga en el


País una idea cabal de este magnífico paseo, que por el número de sus casas es
una ciudad, y en todas partes se pondera el Paraíso de Caracas, que apenas tiene
reducido número de casas‖ (p. 45). Por lo que es probable que el aumento
poblacional de Los Haticos fuese la causa del asentamiento de los alemanes en El
Milagro.

Otto Gerstl (1977) que llegó a la ciudad en 1917, describe el ―barrio El Milagro‖
como un lugar de casas en la orilla; cada una con un pintoresco muellecito y una
casa de baño. Igualmente señala que en el sector se asentaba la fábrica de jabón
y velas de la Casa Boulton, lugar donde se residenció a su llegada a la ciudad.
Sobre el inmueble describe: ―La casa era bastante ventilada y tenía por delante
una especie de jardín, formado principalmente por palmas‖ (p. 22). Lo que indica
que El Milagro, a diferencia de Los Haticos, no sólo fue un asiento residencial.

Otra diferencia importante a destacar entre ambos suburbios se desprende de la


condición de gueto de Los Haticos, mientras que El Milagro funcionó como un
suburbio más gregario tanto cultural como económicamente.

A partir de la segunda década del siglo XX se refiere el asentamiento de


importantes familias alemanas en el lugar. Julia Bornhorst (1993), quien vive en la
ciudad de 1923 a 1941, refiere que su residencia el Hato Hamburgo (Ver Figura
37-38) era junto a las casas Lubeca, de los Behncke; Thuringía de los Leberl y los
Alisios de los Larsen (Ver Figura 39-40) un grupo de residencias vecinas
pertenecientes a familias alemanas. Para el momento de la estadía de Julia
Bornhorst, en Los Alisios también funcionaba el Club Alemán; por las
descripciones que ofrece su relato, estas casas tenían sus muelles y vapocitos,
sus casas de baño y los molinos de viento para la extracción de agua.
Replicándose en esta década una situación muy similar a la descrita por Gross en
Los Haticos durante la década de 1880.
146

Figura 37. Acuarela del Hato Hamburgo. Bornhorst, 1993, p. 59.

Las acuarelas y fotografías del Hato Hamburgo de los Bornhorst, así como el
relato de Gerstl, permiten inferir que hacia el borde costero del suburbio, las casas
de campo mantuvieron un carácter compositivo similar al de las ubicadas en Los
Haticos.

Figura 38. Fotografía del interior del Hato Hamburgo donde es posible observar los paneles de romanillas.
Bornhorst, 1993, p. 34.
147

Figura 39. Fotografía del muelle y casa de baño de la casa Larsen. Colección Fototeca Arturo Lares Baralt.
AHEZ.

Figura 40. Fotografía del patio de la casa Larsen. Colección Fototeca Arturo Lares Baralt. AHEZ.

Para 1920 la empresa Tranvías Eléctricos de Maracaibo colocó en funcionamiento


una línea de tranvías eléctricos que conectó directamente El Milagro con Los
Haticos, llegando hasta la Arreaga (Revista Elite 1927). En este momento los
suburbios costeros se enlazaron definitivamente (Ver Figura 41).
148

Figura 41. Fotografía del tranvía eléctrico de El Milagro para la década de 1920. Colección Fototeca Arturo
Lares Baralt. AHEZ.

Sobre El Milagro, tal como relata Gerstl (1977) para 1925 se distinguía en su
poblamiento una estratificación de clases sociales; hacia el borde costero se
asentaron las elites, era el lado elegante del suburbio (Ver Figura 42); hacia el
oeste, fue asentamiento de trabajadores y dependientes perteneciente a las
emergentes clases medias de trabajadores y obreros petroleros(p. 156); lo que da
cuenta de la mezcla de clases en el vecindario.

Figura 42. Fotografía aérea del suburbio El Milagro a hacia 1929. Benet, 1929, p. 98.
149

Georgi (1987), cuando relata sus primeras impresiones de la ciudad a su arribo en


1926, indica: ―Lo más bello son las quintas en las afueras de la ciudad,
maravillosas, rodeadas de palmeras y almendros‖ (p. 30). Con seguridad para
quien había calificado el clima de la ciudad como de un ―calor de infierno‖, la brisa
fresca que podía disfrutarse en los suburbios era parte importante que justificaba
su apreciación como lo mejor de la ciudad, ―Una suerte que tenemos el lago de
Maracaibo, allí siempre es bonito‖ (p. 33).

Igualmente las memorias de ambos visitantes aportan referencias importantes que


permiten entender que las condiciones de servicios públicos y de sanidad son las
mismas que fueron heredadas del siglo XIX. En ambos suburbios sus habitantes
no se servían del acueducto; cada quinta contaba con su propia tubería con motor
del cual extraían el agua98. Gerstl (1977) señala que aun cuando las condiciones
de la ciudad habían mejorado en cuanto al paludismo, la tuberculosis, la disentería
y el tifus seguían siendo las causas más elevadas de mortalidad99, por lo que
antes de su llegada en 1917 tuvo que vacunarse de viruela y tifus; esto iría
mejorando progresivamente en el transcurso del siglo XX. Georgi (1986) relata
que a su arribo a la ciudad en 1926 ―Las descripciones del terrible Maracaibo que
se encuentran en los libros viejos de geografía ya no eran válidas100. Maracaibo es
una ciudad saludable. Solamente una enfermedad hay aquí que parece les toca a
todos: el paludismo, pero no es seria‖ (p. 40).

La incorporación del tranvía eléctrico en 1920 señala la extensión y consolidación


definitiva de los primeros suburbios costeros. Para el suburbio Los Haticos, este

98
Un artículo publicado en la revista Elite en 1927 denominado La acreditada y útil Compañía Proveedora de
Agua de Maracaibo revela que el suministro de agua nunca alimento los suburbios costeros, en concordancia
con lo expuesto por cronistas y viajeros. ―Esta excelente, agua es impulsada a los estanques por medio de
una poderosa bomba eléctrica y otra muy eficaz de vapor, desde todo el centro del Lago, donde lo fuerte de la
corriente permite Tomarla limpia y saludable, hasta una distancia de 1.500 metros. i a una altura de 40 metros,
es decir, a los espaciosos y bien cuidados estanques generales. De allí el agua es llevada a las casas
urbanas por eficiente red de tuberías. En Maracaibo se emplea el agua de la Proveedora para los servicios de
baños, cloacas, riegos, etc‖ (Negrillas propias).
99
Rivas (1982) establece las mayores causas de mortalidad para 1909. Indica 138 víctimas de tuberculosis de
los pulmones, 112 de Disentería y 54 de fiebre intermitente, entre otros padecimientos de menor incidencia en
la mortalidad.
100
El libro América del profesor Wilhelm Siever, editado varias veces en Leipzig hasta 1894, dedica un párrafo
a Maracaibo en el cual se hace mención de la fiebre amarilla como la enfermedad endémica más peligrosa del
lugar, causada por los detritos arrojados a las orillas de la bahía (Naguel von Jess, 1987, p. 35).
150

cambio en el sistema del transporte público, significó una transformación del


espacio urbano en su tramo más antiguo, en la ensenada de Chocolates, lugar
donde se dio inicio a la incorporación de nuevos usos diferentes al residencial.
Para las extensiones más distantes, la Ranchería y la Arreaga fue la oportunidad
de generar una imagen urbana de carácter modernista, definida por nuevas
barandas de mampostería y de hierro.

Para el suburbio El Milagro la instalación del tranvía eléctrico marcó la


conurbación suburbana con caserío Cotorrera y por lo tanto la extensión definitiva
del viejo suburbio y su integración con el antiguo vecindario de La Hoyada y el
―nuevo‖ vecindario de Bella Vista. Tal como se desprende de las imágenes
fotográficas, ese momento determinó la consolidación de la imagen modernista del
lugar.

5. Origen y clasificación de los primeros suburbios.

Desde mediados del siglo XIX y hasta 1897 se gestó lo que se puede considerar el
primer suburbio de la ciudad. Un período de casi 50 años determinado por el auge
de una economía mercantil de importación y exportación de una producción
agrícola extraída de la región marabina, con el café andino como el principal
producto de importación, cuya comercialización en los mercados internacionales
fue dominada por el elemento extranjero alemán.

En este momento puede establecerse una relación de interés entre el desarrollo


del barrio mercantil y el área portuaria de la ciudad, que como se argumentó a
partir de la interpretación del plano de 1827, se extendió y consolidó en el marco
del auge comercial agroexportador surgido desde mediados del siglo XIX. Lo que
permite establecer una vinculación de crecimiento y consolidación urbana paralela
entre el área de expansión portuaria y el desarrollo de Los Haticos como suburbio
de la ciudad. Esto se desprende de la clara vinculación geoestratégica entre los
dos ámbitos, de la coincidencia -en el momento histórico- en que se desarrollaron
151

ambos sectores y de su indudable vinculación con los intereses y necesidades del


conglomerado burgués mercantil que desarrolló su dinámica cotidiana en un
estrecho e indisoluble vínculo con uno y otro sector de la ciudad.

De lo anteriormente expuesto se genera una visión más clara de la llamada ciudad


nueva de 1886. Esta nueva ciudad contempló todo el desarrollo urbano surgido en
la bahía de Maracaibo, considerando tanto el desarrollo portuario, mercantil e
industrial que se produjo en su costa norte, como el residencial-recreativo que se
generó en su costa sur. Lo cual es consecuente con la moderna idea de una
ciudad de trabajo diferenciada de la ciudad de recreo que existió en la cultura
burguesa europea del siglo XIX. En este caso es necesario insistir en que se trata
de una primera segregación101 de funciones producto de la aspiración
contrapuesta metrópolis-campo de la cultura moderna decimonónica y en ningún
caso se refiere a una idea preconcebida de zonificación que viene a ser propia del
urbanismo y la planificación modernos del siglo XX.

Llama la atención que en ambas costas de esta bahía su arquitectura se


desarrolló con una evidente incorporación de componentes asociados a la
necesidad de tropicalización, no desde la arcaica experiencia hispano-musulmana,
sino más bien desde la modernizante tradición decimonónica del bungaló surgida
a partir del expansionismo económico de los modernos imperios europeos.

Como bien fue planteado por Sempere (2000)

La Maracaibo de fines del ochocientos representa uno de esos momentos


especiales en la historia de toda ciudad en los cuales la estructura urbana

101
Esta tendencia a la separación o fragmentación, que la cultura urbana europea implementada desde El
Renacimiento con los guetos, se entrelazó óptimamente con el desarrollo del capitalismo que vivió su gran
explosión con el advenimiento de la revolución industrial. Cada vez más extensas, con cada vez mayor
cantidad de población, las ciudades crecieron con ella al lograr acoger a todos los sectores sociales que la
nueva dinámica económica iba generando, a la vez que dejaban espacio para que las diversas nuevas
actividades que iban surgiendo se consolidaran en su interior. Y si la fragmentación y especialización de
actividades era una de los rasgos clave para el desarrollo económico capitalista, su representación en el
espacio urbano no tardó en consolidarse. Durante muchos años las labores económicas en el interior de las
ciudades habían permanecido amarradas a sectores y dinámicas más bien domésticas, en forma de
pequeños talleres en los mismos hogares de los artesanos que ofrecían así su producción desde sus mismas
ventanas. Pero ahora, el cambio de escala implicaba que había que crear nuevas formas y nuevos escenarios
para el buen desenvolvimiento de aquellos ámbitos de la producción y la venta (Herrera, 2005).
152

histórica, aun manteniendo su vigencia, es capaz de generar las directrices


para el desarrollo de una nueva estructura donde conviven simultáneamente
la ciudad del pasado y la ciudad del futuro. (...).están allí los gérmenes de la
ciudad de la primera mitad del siglo XX, aunque todavía dibujada muy
pálidamente. (p. 292).

Si bien desde la promulgación de la Ordenanza de Terrenos Ejidos de 1897, tanto


Los Haticos como El Milagro pueden considerarse jurídicamente como áreas
pertenecientes a la ciudad de Maracaibo. La realidad es que sólo el primero de los
sectores costeros mencionados había alcanzado para entonces un nivel de
consolidación coherente con la clasificación urbana de suburbio. La omisión del
vecindario El Milagro del Plano de Maracaibo de 1889, donde sólo se representa -
en el borde costero norte- la calle Nueva Venecia con una morfología urbana
compacta similar a la del núcleo, da cuenta de esta realidad.

A pesar que el caserío El Milagro desde 1897 jurídicamente forma parte de la


ciudad, al igual que Los Haticos, ambos lugares no pueden ser considerados
suburbios consolidados para la fecha antes señalada. Mientras que para Los
Haticos su incorporación dentro de los límites de Maracaibo significó la aceptación
jurídica de anexar un desarrollo urbano de carácter residencial -que se había
consolidado desde mediados del siglo XIX- como parte de la ciudad, para El
Milagro, esta incorporación fue más bien una de las causas que motivó su
transformación de arrabal de pescadores, vecino a la ciudad, a un suburbio.

Por esto el proceso que da origen al desarrollo de Los Haticos, como primer
suburbio marabino y hasta donde se pudo alcanzar a conocer, de Venezuela,
coincide con lo propuesto por Mumford (1957) cuando plantea que "el anhelo de
vivir en los suburbios quizá tuvo su origen directo en los lugares de veraneo" (p.
269), en los que los miembros de la burguesía podían olvidar temporalmente la
aglomeración e insalubridad de las ciudades. En este caso fue el elemento
extranjero, a partir de su experiencia cívica europea, las posibilidades privilegiadas
del paisaje natural marabino y la viabilidad que le otorgaban sus mayores recursos
económicos -vinculados al respaldo de las Casas Comerciales- los tres elementos
que permitieron materializar un temprano ensayo de vida suburbana local.
153

Esta experiencia de urbanización, sin duda, es diferente a las que ocurrieron en


otras ciudades (capitales estadales) de Venezuela. Tanto por las condiciones
geográficas que determinaron el desarrollo de las ciudades de recreo marítimo,
muy alejadas de las ciudades capitales, como por el patrocinio que las materializó,
que como pudo conocerse en la capital del país, obedeció a la iniciativa
gubernamental, mientras que en Maracaibo fue el resultado de la iniciativa privada
ligada al comercio mercantil.

El hecho de residenciarse en medio de un rústico paisaje lacustre es un indicador


de la asimilación cultural de un romántico modernismo; al igual que la presencia
de artilugios como tanques metálicos, aljibes prefabricados de cemento y molinos
de vientos, se presentan como evidentes indicadores del ansía por un estilo de
vida moderno más confortable, que tanto la producción industrial como el
panorama social y cultural de la época hacen posible. Estas imágenes de
apariencia contradictoria determinan los nuevos valores urbanos de la Maracaibo
modernista. Así los rieles metálicos del tranvía, las incipientes barandas de ―palo a
pique‖, el jardín, los molinos de viento y los muelles con su casa de baño serán los
primeros emblemas estéticos del suburbio local decimonónico.

Estos suburbios tuvieron una estratificación social diferenciada, en ningún modo


fueron un lugar de asiento exclusivo de algunas elites, por lo contrario la cercanía
al lago determinó una estratificación social de este nuevo medio suburbano. La
elite comercial extranjera se asentó en la playa lacustre, los criollos y la clase
media de trabajadores y empleados ocupó el pie de las colinas y la clase
trabajadora empobrecida ocupó la parte posterior, -no tan visible-, de estas
elevaciones, permitiendo establecer que su estratificación es un reflejo de un
patrón de organización social moderno que se gestó de modo paralelo al medio
suburbano.

Desde el punto de vista del transporte, es importante señalar que estos ejes se
desarrollaron en función de dos modalidades diferentes relacionadas al estatus
económico de sus pobladores: la elite comercial y sus asociados se
proporcionaron un sistema de pequeños remeros y vaporcitos privados, mientras
154

que, los residentes asentados al pie de las colina y los del empobrecido arrabal
ubicado al poniente se sirvieron del precario tranvía de uso público.

Por último, en relación al propósito de generar una clasificación propia para los
primeros suburbios de la ciudad, podría establecerse, que Los Haticos y El Milagro
son los primeros suburbios decimonónicos cuyo poblamiento y consolidación se
fundó, sobre todo en los Haticos, por la posibilidad de acceder a un sistema de
transporte lacustre que permitió relacionarlo con el centro urbano, proceso que se
complementó posteriormente con el desarrollo de un sistema de tranvías de uso
público. En el caso de El Milagro su origen está directamente vinculado a la
instalación del tranvía de tracción de fuerza animal y su consolidación a la
instalación del tranvía eléctrico.
155

CAPITULO IV. 1908-1926. LOS SUBURBIOS DEL SIGLO XX.


156

En la ciudad durante el segundo y tercer decenio del siglo XX se produce un


importante cambio de dirección en el proceso de ocupación y crecimiento de la
ciudad. La racional acción urbanística de asentar los servicios que podían generar
riesgos a la salud fuera del ámbito urbano, produciría al norte de la ciudad un
nuevo polo de atracción suburbana: Bella Vista, suerte de vector cuyas fuerza
determinó un nuevo impulso en el desarrollo de la Maracaibo del novecientos.

Este fenómeno urbano del siglo XX, fue gestado desde los años finales del siglo
XIX, en el marco de una realidad económica que se había diversificado ante el
interés y la oportunidad que ven los locales de desarrollar una industria azucarera;
la naciente iniciativa pronto se vinculó a los intereses del gobierno nacional, quien
fijó su mirada en el rubro, brindándole a los locales el apoyo necesario para crear
un empresariado capitalista nacional.

El nuevo fenómeno económico acompañó el comercio mercantil cafetalero, que


aún continuaba dominado por el elemento alemán. Por otra parte, los ingleses,
neerlandeses y los mismos norteamericanos operaban con labores de exploración
petrolera y de explotación de minas de asfalto en el país. De este modo, un
escenario de nuevos intereses transnacionales se instaló en el Zulia, con el
propósito de ir explorando progresivamente en búsqueda de oportunidades para
desplazar el dominio germano de la economía local. Este proceso se realizó
primero a través del azúcar y más tarde por vía del petróleo, hasta que finalmente
la coyuntura internacional de la primera guerra mundial brindaría la oportunidad -
sobre todo a los norteamericanos- de instalarse definitivamente en la región.

El siglo XX igualmente marca un importante cambio de la política nacional hacia el


Zulia, superado el marco de hostilidades del régimen guzmancista. La ciudad
comenzó a recibir durante los primeros decenios del siglo XX, las iniciales
acciones del régimen rehabilitador del Juan Vicente Gómez. Estas acciones fueron
determinantes en el carácter de las expansiones suburbanas del novecientos.
157

1. El Siglo XX. Una nueva realidad política y económica.

En lo político, el siglo dio inicio a la hegemonía andina102 quien tuvo en el General


Juan Vicente Gómez (1908-1935) su más destacado e influyente gobernante 103.
La larga presencia del Benemérito en el poder se sustentó en la imperiosa
superación del atraso del País; estado que cambiaría a través de la imposición del
―orden‖, como antídoto ante la anarquía y de solventar la ―necesidad humana‖
como única forma de alcanzar el progreso104. Estas ideas del positivismo nacional
justificaron el pensamiento del ―gendarme necesario‖ que se levanta sobre los
intereses particulares en función de los intereses colectivos. En la región el
período que marcó el régimen ―Rehabilitador Nacional‖ fue muy inestable y
cambiante en el marco del liderazgo regional105.

En lo económico se había generado un clima de fluctuantes precios del café en los


mercados internacionales y de un aumento en la demanda de los derivados del
azúcar. Todo lo cual señala el inicio de un período de cambios desfavorables al
dominio del sistema económico mercantil, controlado por los alemanes durante la
segunda mitad del siglo XIX.

Un nuevo marco económico se había comenzado a esbozar desde los años


finales del siglo XIX. Rafael Cartay (1988) señala que "Entre 1898 y 1899 se

102
Se entiende por hegemonía andina el periodo de la historia de Venezuela que va desde el gobierno del
General Cipriano Castro en 1899, tachirense, hasta el año de 1945 con la salida del poder del General Isaías
Medina Angarita, igualmente tachirense.
103
Durante los veintisiete años que transcurren bajo su mandato, entre 1908 y 1935, se moldea un Estado
diferente al decimonónico, se fragua una noción peculiar de autoridad, surge una manera disímil de producir y
distribuir la riqueza y adquiere consistencia una sociedad nueva. Hechos que a juicio Pino Iturrieta (1993) son
capitales en el fraguado de nuestra historia contemporánea.
104
Señala Tinoco (2007) que esta idea de progreso ya no sólo se centra en lo material como privó durante el
período del guzmancismo, ahora se incorpora una idea de progreso integral que involucra lo intelectual,
científico, filosófico, político, estético y cultural. Sin embargó, a pesar del petróleo, se mantuvo un
pensamiento rezagado en la historia. Una suerte de ―positivismo anacrónico‖.
105
Señala Petit (2008) que ya entrado el siglo XX, la excesiva alterabilidad en el gobierno del estado Zulia,
entre 1908 y 1925, dificultó realizar una eficaz acción de Obras Públicas. Durante los primeros dieciocho años
se sucedieron siete presidentes de Estado: Gral. Guillermo Aranguren 1902-1907, Gral. Régulo Olivares 1907-
1908, José Ignacio Lares 1908-1909. Dr. Alejandro Rivas Vázquez 1909, Dr. Leopoldo Sánchez, Gral.
Gumersindo Méndez 1910-1914, Dr. José María García 1914-1918, Gral. Santos Matute Gómez 1921-1925.
La mayoría de ellos andinos y rechazados por los maracaiberos (p. 20).
158

produce un fuerte desajuste económico originado en las fluctuaciones del


comercio internacional, provocando una disminución tanto en los volúmenes
exportados como en los precios del café, que era el renglón más significativo en el
intercambio zuliano‖ (p. 257). A esto se suma el conflicto internacional de
Venezuela, que generó en diciembre de 1902 el bloqueo de los puertos
venezolanos por parte de las fuerzas navales de Alemania e Inglaterra, suceso
que afectó a los residentes alemanes en Maracaibo106. No obstante, Espinola
(2006) asevera que los indicadores del mercado local indican que ―a pesar de
estos altibajos en la comercialización del café, las casas extranjeras, y
especialmente las alemanas, continuaban con el control absoluto del comercio del
puerto marabino‖ (p. 61).

En el comercio de la ciudad existían hacia 1912-1913, dos estratos diferenciados:


el comercio extranjero y el comercio nacional. El extranjero, con mayor número de
representantes era dominado por el comercio alemán con 10 compañías; seguido
del comercio italiano con 4 compañías y el holandés originario de Curazao con 4
compañías. El nacional, de importación y exportación, tenía un número de tres
representantes. A este inventario el autor añade un listado de 10 comerciantes
zulianos107 (Rivas, 1982, p. 76).

A pesar de esta supremacía del comercio extranjero, desde finales del siglo XIX,
en la región se había iniciado la instalación de un nuevo proceso económico de
carácter agroindustrial: la industrialización de la caña de azúcar. En el cual se
explotó la producción de caña que se transforma -a través de procesos
industriales- en azúcar, que luego se comercializó en el mercado internacional.
Este proceso fue liderado por una parte del colectivo empresarial zuliano.

106
Besson (1973) relata que en ese entonces era Presidente Constitucional del Estado Zulia, el General
Guillermo Aranguren y el General Antonio Aranguren su secretario privado. Estos recibieron el 10 de
diciembre de 1902 la orden del General Cipriano Castro (Presidente de la República) de "reducir a prisión a
todos los alemanes residentes en Maracaibo, lo cual se ejecutó sin ninguna distinción"(p. 730).
107
Paris y Núñez, Julio Añez, Juan E. Paris, Eduardo Vargas, A. Cook, A. Dubuc, Numa P. León, Octavio
Fernández, Rodolfo Romay, Simón Paris, Ball, Erasmo Urdaneta, Rubén Araujo Sosa, M. A. Belloso, O.
Pinedo y Roger Luzardo. Señala Gertsl (1977) que a diferencia del comercio alemán, que a tendía el mercado
internacional, los comerciantes locales efectuaban sus ventas casi exclusivamente en la Plaza de Maracaibo y
en otras regiones del Estado (p. 76).
159

Aun cuando en Venezuela la producción de caña de azúcar fue progresiva, desde


el siglo XVI, en la Cuenca del Lago de Maracaibo la producción y el comercio de la
caña de azúcar datan del siglo XVII. En ambos contextos, sus derivados se
destinaron al sostenimiento familiar y para surtir el mercado local. Pese a la
antigüedad de su explotación sería, en el marco de la construcción del Estado
Nacional del siglo XX, que se gestó un verdadero proyecto azucarero zuliano que
al poco tiempo acompañaría al comercio germano de exportación.

Con este proyecto azucarero, en primer lugar, se superó el antiguo sistema de


exportación de materias primas, a través de la instalación de centrales
procesadoras industriales, colocándose en el mercado internacional sus
derivados. En segundo lugar, se estimuló el funcionamiento y crecimiento de las
redes de poder económico del sector comercial liderado por los zulianos, a través
del vinculo de compra de tecnología al mercado norteamericano y con el apoyo
derivado del interés político nacional en este negocio; de este modo se avanzaba
en el progreso del Estado Zulia. La participación de Juan Vicente Gómez como
accionista en el negocio azucarero y el consecuente respaldo del gobierno
nacional echarían las bases para acelerar la industrialización del azúcar y
reafirmar el liderazgo de la región zuliana en este proceso económico de orden
histórico (Rodríguez, 2005. pp. 16 y 17).

Los primeros inversores azucareros zulianos que fundaron las compañías


anónimas Unión Agrícola de Maracaibo (1909), Central Azucarero del Zulia (1912)
y Central Azucarero Gran Vía (1917) no incorporaron capitales foráneos al negocio
azucarero. Se encargaron de adquirir la maquinaria y los equipos para la
formación de los centrales, suscribieron contratos con productores de caña y
hacendados para obtener la materia prima y molerla en la industria, repartieron las
ganancias, utilizaron la fuerza de trabajo criolla y extranjera libre, y colocaron el
producto en el mercado local, regional, nacional e internacional.

Un segundo grupo de inversores zulianos se asociaron originalmente con capitales


norteamericanos y formaron en 1913 la compañía anónima Venezuela Sugar
160

Company o Central Venezuela108, la industria azucarera más extensa y productiva


del occidente venezolano que superó en tecnología, molienda, escenarios cañales
y producción de azúcares a sus competidoras (Rodríguez, 2005, p. 40). Lo cual es
un indicador de la irrupción de los intereses norteamericanos en la región para el
segundo decenio del siglo XX.

En el período 1910-1920 se produce el auge de su exportación a los mercados


internacionales. Indica Catalina Banko (citada por Rodríguez, 2005), que el azúcar
no tuvo mayor significación como mercancía de exportación hasta 1914 cuando el
Central Azucarero del Zulia inició la salida de esta especie agrícola elaborada en
la hacienda "El Banco". Durante el período económico 1915-1919, el aumento de
las exportaciones alcanzó su máximo auge de los años de la posguerra (p. 321).
Esto permite establecer un vinculo entre el debilitamiento del dominio alemán
sobre sus plazas comerciales, como consecuencia de la guerra y la oportuna
instalación de las inversiones norteamericanas para progresivamente alcanzar un
mayor dominio de estos mercados.

Esta nueva realidad económica, asentada en el desarrollo agroindustrial ligado al


capitalismo moderno109, a partir de 1909, modificó los modos y las relaciones de
producción. La explotación industrial de este cultivo trajo como consecuencia la
instalación de los centrales azucareros, colonias donde se concentraba la cadena
productiva. Esto a su vez atrajo una importante inmigración para atender la zafra.
En la segunda década del siglo XX, se mezcló la población del municipio Sucre del
estado Zulia con ―portoriqueños, martiniqueños, trinitarios, andinos y, colombianos,
entre otros, en su mayoría afrodescendientes‖ (Rodríguez, 2005, p. 188).

El estudio de Rodríguez (2005) evidencia que desde la primera década del siglo
XX en la región se asentaron enclaves de tipo azucarero. La Central y sus Batey

108
Venezuela Sugar Company fue la primera compañía en el estado Zulia en operar con capitales
estadounidenses, zulianos y de otras regiones del país. La corporación propició la conformación de un
empresariado nacional asociado a los capitales internacionales. Desde su fundación se domicilió en Estados
Unidos y allí efectuaba sus asambleas y tomaba decisiones que beneficiarían a la compañía, cuyo objeto
fundamental era la producción de azúcares de la mejor calidad para ofertarla en el mercado. (Rodríguez,
2005, p. 288).
109
Caracterizado, según Charadan (Citado por Rodríguez, 2005) por el monopolio y la exportación de
capitales.
161

fueron escenario de penetración de nuevos modelos arquitectónicos provenientes


de la cultura expansionista norteamericana (Ver Figura 43). Lo cual ciertamente se
acompañó de una importante inmigración antillana en la región.

Figura 43. Fotografía de la Central Venezuela. Casa de habitación de empleados. Villasmil, 1920, Foto 10.

Si bien el empresariado criollo azucarero, vinculado con el elemento


norteamericano, inicia un cambio que compite con la supremacía del dominio
alemán en el comercio internacional marabino, este control se vio igualmente
amenazado en estos años por la irrupción de otra actividad económica industrial:
la explotación y exportación del petróleo por parte de ciudadanos ingleses,
neerlandeses y estadounidenses.

Desde la segunda mitad del siglo XIX Venezuela otorgó concesiones para la
explotación de asfalto, así como para la exploración y explotación petrolera. Para
1878 se inició una incipiente explotación petrolera en el Estado Táchira lo que
motivó el traslado, a través del Lago de Maracaibo, de una cabria importada desde
los Estados Unidos en 1880 (Ver Figura 44), artilugio que luego fue transportado a
lomo de mula hasta los Andes; de esta primera explotación andina se extraía
kerosene para el consumo local.
162

Figura 44. Fotografía de una vieja cabría de madera en el Estado Zulia. Baptista, 1966, p.13

Para el siglo XX se otorgaron otra serie de concesiones, de las cuales dos


comprendían Maracaibo, la otorgada en 1904 al empresario local Andrés Espina y
la otorgada en 1907 a Antonio Aranguren, empresario caraqueño con vínculos
familiares en la ciudad. El resto se otorgaron en Distritos y Estados foráneos, entre
ellas destaca la otorgada en 1912 al Dr. Rafael Valladares, esta concesión
ubicada en el Distrito Baralt, dio inicio a la instalación del primer campo petrolero
de importancia en Mene Grande, fue el lugar del Zumaque 1. Las primeras
empresas petroleras que operaron fueron: la Colon Development Company y la
Venezuela Oil Concessions, dos organizaciones ligadas al interés neerlandés por
sus vínculos a Shell; la Caribbean Petroleum Company subsidiaria de la General
163

Asphalt Company of Philadelphia y la North Venezuela Petroleum Company,


ambas vinculadas a los intereses norteamericanos y la British Controlled Oilfields
relacionada a los intereses británicos (Baptista, 1966, pp. 7-10). Lo que da
muestra de la diversidad de intereses transnacionales que operaron en la región
occidental venezolana durante los primeros años del siglo XX.

El asiento en el país de una economía derivada de sistemas de explotación


industrial de las materias primas, surge en el seno de la confrontación por el
control económico y político de las regiones del continente por parte de alemanes
y estadounidenses, que llegó a su punto más álgido al estallar en 1914 la Primera
Guerra Mundial; esta conflagración bélica concluyó en un tratado de paz en 1918.
Por ello Alemania, que aparentemente había perdido la guerra, se recuperó
rápidamente y comenzó a disputar de nuevo en los diversos escenarios del
continente y del mundo la primacía económica con EE.UU. En este contexto se
manifestaron en Maracaibo y su área de influencia; las denominadas listas negras
norteamericanas y británicas -denominadas así por la prensa de la época- lo que
trajo como consecuencia la disminución de la importación de mercancías y de la
exportación del café por parte de las firmas alemanas y el surgimiento de las
casas comerciales italianas y criollas (Espínola Benítez, 2006).

Sobre el período de afectación del comercio alemán por las ya conocidas listas
negras, Gertsl (1977) señala dos fases: La primera se enmarca en el período de
las listas redactadas por los gobiernos inglés y francés, quienes habían elaborado
un inventario de firmas con quienes sus nacionales no debían negociar. En este
período el efecto fue apenas poco más que una molestia, reflejándose sobre todo
en cierta falta de personal, puesto que los jóvenes que venían destinados a
trabajar en la plaza local fueron apresados por los ingleses. Más tarde, al
incorporarse los Estados Unidos a la guerra en 1917, se inicia una segunda fase,
cuando la lista de los norteamericanos incorporó no sólo las firmas alemanas, sino
los nombres de empleados, amigos e intermediarios, lo que a juicio del autor ―se
volvió un arma terrible‖, puesto que las fuentes de abastecimiento para los
alemanes se fueron cerrando, teniendo que recurrir a la venta de las existencias
164

almacenadas para sobrevivir hasta 1919, cuando luego del armisticio entre aliados
y alemanes, quedaron eliminadas estas listas (pp. 83y 84).

El interés que tienen los norteamericanos en la plaza comercial marabina queda


explicito en el informe que P. L. Bell110 dirige en 1922 al gobierno norteamericano,
en este documento denominado: Venezuela a commercial and industrial
handbook, se refiere de modo muy particular al atractivo comercial de la región
marabina

Exportadoras americanas interesadas en extender sus operaciones


comerciales en el Distrito Maracaibo tendrían que considerar a este territorio
como una ciudad comercial separada, dividida del resto de Venezuela. El
desarrollo de la industria del petróleo y la de azúcar, así como los depósitos
de carbón, en el futuro próximo le dará un valor adicional al distrito que no
debe ser ignorado. El tráfico comercial estuvo controlado por las casas
alemanas y todavía son muy fuertes. Ellos han hechos sus compras a Estados
Unidos durante la guerra, mientras se obtiene el amnístico de las condiciones
industriales alemanas. La participación de los Estados unidos en las
Importaciones creció de 43 % en 1913 a 72% en 1916 y 84% en 1919.
Sucursales han sido establecidas por los exportadores americanos para
mantenerse cerca del mercado y relacionarse comercialmente en forma
directa. Lo cual asegura la presente ventaja para el futuro (p. 232).

En este marco de consolidación de una elite local emergente y de la instalación de


nuevos intereses de orden agroindustrial y mineroexportadores, con los
norteamericanos al frente, se produce progresivamente el debilitamiento del
dominio alemán sobre el comercio marabino. Se define así entre las décadas de
1910 y 1920 un período que marca una coyuntura histórica, definida por la
confluencia de diversas redes económicas transnacionales y nacionales en la
región. En este lapso persistieron los intereses extranjeros alemanes y a la par se
gestaron nuevos procesos comerciales internacionales por parte de los capitales
locales y norteamericanos, quienes apoyados por políticas e intereses nacionales
generaron un empresariado moderno vinculado al desarrollo industria y de
dimensión capitalista.

Esta coyuntura económica se vio igualmente reflejada en la ciudad, donde se


fueron consolidando y produciendo nuevas expansiones suburbanas que se

110
Agente especial del Departamento de Comercio de los Estados Unidos de Norteamérica.
165

gestaron bajo esquemas y condiciones que responden a iniciativas


gubernamentales y empresariales lideradas por los locales, bajo la sutil influencia
de los interese norteamericanos.

2. Bella Vista: el suburbio de 1908.

Maracaibo es una ciudad situada a nivel del mar, sobre su planicie costera se
asentó el núcleo antiguo y los primeros suburbios. Pero existía otra planicie
diferente, separada de la costera por una topografía accidentada 111,; una planicie
que corre en dirección noroeste y que se destaca por su altura privilegiada, se
trata de Bella Vista, ―que viene a estar en una especie de balcón aunque nunca
sobrepasa los 50 metros.‖ (Perales Frigols, 1957, t.1, p. 155). Es sobre esta
planicie que se extienden los suburbios del novecientos.

Desde el punto de vista histórico y geográfico, Bella Vista viene a ser la playa que
se extiende frente a la isla de Captan Chico. Se conoce que desde inicios del siglo
XIX en las inmediaciones de esta playa se asentaba el lugar de La Hoyada, según
se deduce del plano de 1823 elaborado por Ángel Laborde. Un documento de
Juicios Verbales de 1831 menciona el ―pozo de La Hoyada‖. (Rincón y otros, 2009,
p. 163). El término pozo significa a inicios del siglo XIX ―Agujero redondo muy
profundo hasta más debaxo de la superficie del agua, revestido de fabrica a todo
su alrededor, del que se saca agua para servicio de una casa, &tc‖ (Bails, 1802, p.
85), por lo que puede inferirse que el origen del caserío probablemente este
asociado a la presencia de esta fuente de agua subterránea. En 1885, durante el
gobierno guzmancista, bajo la dirección del ingeniero Gregorio Fidel Méndez se
realizó la excavación para construir una hoya de filtración de un manantial para el

111
Determinada por la confluencia de diversas cañadas y una creciente altimetría de los niveles del suelo.
166

funcionamiento del acueducto de Maracaibo 112, seguramente aprovechando las


condiciones preexistentes en el lugar.

En 1889 se bendijo en sus inmediaciones la capilla del vecindario La Hoyada bajo


la advocación de Nuestra Señora de las Mercedes. El lugar consta para 1894 de
285 vecinos y 39 casas de bahareques de las cuales 16 son de tejas. Cuenta
además de la capilla con una gallera (Arocha, 1949, p. 65). Sin embargo, es
importante aclarar que este proceso de dotación de servicios ubicados en las
inmediaciones de La Hoyada, estuvo vinculado con otro proceso de inversiones
realizado por la gestión gubernamental guzmancista en un sector aledaño al
núcleo de la ciudad, se trata del sector oeste del Empedrado, lugar donde se
construyó el Cementerio de Santa Lucía, inaugurado junto al templo homónimo en
1881, sector que desde los primeros años del siglo XX fue denominado ―Los Tres
Pesos‖113. Es importante resaltar que estos lugares, donde se ejecutaron estas
inversiones gubernamentales, aparecen conectados por un antiguo camino desde
inicios del siglo XIX, como igualmente puede observarse en el plano de 1823 (Ver
Figura 4), por lo que puede inferirse que la gestión guzmancista aprovecho las
condiciones preexistentes en los antiguos caseríos y la presencia del antiguo
camino para generar un primer intento de consolidación de los arrabales ubicados
al norte de Maracaibo.

A la acción gubernamental que se había iniciado en los antiguos arrabales de La


Hoyada y El Empedrado en la década de 1880, se sumó en la década de 1890
una nueva acción de intervención en el lugar de Bella Vista, se trató de la
instalación en las inmediaciones de La Hoyada del ―nuevo‖ Matadero y del Asilo
de Enajenados. Estas acciones constructivas estuvieron vinculadas al interés del
empresariado criollo local, según se infiere de la instalación y puesta en

112
Este acueducto fue denominado oficialmente: Acueducto Guzmán Blanco.
113
Para el año 1894, Arocha (1949) no refiere la existencia de lugar, caserío o vecindario llamado, Las
Mercedes, Bella Vista o Los Tres Pesos. En los Protocolos del Registro Principal de Maracaibo se hallo un
documento de 1900 que refiere Los Tres Pesos como un lugar del ―caserío Bella Vista‖. Registro Principal de
Maracaibo. Distrito Maracaibo, año 1900, tomo 1, protocolo primero, cuarto trimestre, N° 160, folio 68.
167

funcionamiento en 1891 del ferrocarril de Bella Vista114, cuyo dueño fue el criollo
Andrés Espina. Este comerciante instaló una línea de transporte que constaba de
cuatro locomotoras y diez vagones, algunos de los cuales estaban destinados al
traslado de la carne beneficiada hasta el mercado ubicado en el núcleo de la
ciudad, el artilugio industrial realizaba un recorrido que partía desde las
inmediaciones de la cárcel en la calle Obispo Lazo, siguiendo en dirección norte
con un leve giro al este, para encontrar el vecindario de la Hoyada y finalmente
culminar, luego de otro giro hacia el este, sobre la playa de Bella Vista 115 (Ver
Figura 45-46). Las particularidad de este proyecto ferrocarrilero de contener
vagones especiales para el traslado de la carne y de establecer su estación final
en la playa de Bella Vista, justo en el lugar donde se ubico el nuevo Matadero116,
permiten inferir una conexión directa entre el traslado de la carnicería, antes
ubicada en las inmediaciones del Pozo del Barro y los intereses de Andrés Espina.
A la par se conoce que el día 3 de febrero de 1893 se celebro un contrato entre el
Ejecutivo del Estado y la Compañía Anónima Alianza Industrial Pecuaria
representada por el Sr. Federico Vargas, en dicho contrato se establece en una de
sus clausulas ―La Compañía al vencimiento del presente contrato, esta tenida de
entregar el matadero público y sus adherencias en las mismas condiciones en que
hoy las recibe, salvo causas fortuitas y superiores causadas por el uso‖ (MOPEZ,
ano 1893, T. 17, legajo 12). Esto permite inferir que luego de su construcción el
Matadero Público de Bella Vista tuvo una administración de tipo privado regentada
por comerciantes criollos.

114
Esta línea aparece representada en el Mapa del Estado Zulia de 1894. Impreso por Engraved & Printed. at
G. W. & C. B. Colton & Co. 312 Broadway New York.
115
Según se desprende de la observación del trazado del ferrocarril dibujado en el Plano de la Carretera
Rehabilitación, realizado por el Ingeniero Aurelio Beroes en 1917. Es probable que este recorrido siguiera el
antiguo camino dibujado por Ángel Laborde en 1823.
116
Según Gertsl (1977) a las ―tres de la mañana salía desde el matadero por un ramal de la línea, cerca del
final en Bella Vista, el ―tren de la carne‖, que al llegar al final de Obispo Lazo seguía por otro ramal hasta el
mercado, trayendo toda la carne beneficiada, para su venta allí (p. 21).
168

Figura 45. Fotografía del ferrocarril en la parada de la playa de Bellavista. Morrison, 2007, p. s/p.

Figura 46. Fotografía del ferrocarril de Bella Vista donde puede apreciarse la arquitectura del suburbio.
Morrison, 2007, p. s/p.
169

Por último, se conoce que, el Asilo de Enajenados, vecino al matadero, se


comenzó a edificar en 1890 en el Hato El Quemado por iniciativa de la firma
comercial Minlos Breuer y C.A. construcción que se paralizó poco tiempo después.
En 1904 el Presidente de Estado Regulo Olivares resuelve retomar las obras
inconclusas y nombra una junta administradora y organizadora del Instituto de
Enajenados presidida por Andrés Espina117, quien concluye el edificio, realizado
por el ingeniero Aurelio Beroes, ese mismo año (Nucette, 2005) (Ver Figura 47).

Figura 47. Fotografía del Manicomio de Bella Vista. 1906. El Cojo Ilustrado, 1906, p. 302.

Señala Petit (2008) que la instalación de esta vía férrea se realizó en el marco de
un proyecto de urbanización para lo cual se constituyó la Compañía Constructora
de Casas en 1890. Esta iniciativa en manos de locales se encargaría de levantar
casas y venderlas en condiciones ventajosas al comprador según se informaba en

117
Este empresario igualmente fue uno de los primeros en ser favorecidos con una concesión petrolera a
inicios del siglo XX.
170

la prensa local. El periódico El Cronista publicó "Se avisa al público que instalada
la Junta Promotora de la Compañía Anónima ―Constructora de Casas‖ se ha
abierto la suscripción del capital por acciones de cuarenta bolívares, pagaderos
por cuartas partes mensuales, tan luego como esté el capital" (Noviembre 9 de
1894), refrendaban la información Francisco Ochoa, Francisco Carias, Francisco
Urdaneta, Julio Antonio Añez, Rafael Belloso Rincón, Germán del Gallego,
personas notables de la intelectualidad y el comercio de Maracaibo.

Estas circunstancias ponen en evidencia dos elementos de interés que asocian


este proceso de desarrollo urbano generado en la alta planicie de Maracaibo con
la forma en que se gestó el desarrollo urbano en el medio norteamericano. El
primero tiene que ver con el sistema de transporte. La importancia de la
construcción de los ferrocarriles en la economía del siglo XIX ha sido puesta de
manifiesto repetidamente. Igualmente, los estudios económicos realizados desde
fines del siglo XIX sobre la localización de las ciudades, reconocieron el papel del
ferrocarril en el crecimiento urbano. Así, por ejemplo, en la obra de Charles H.
Cooley The Theory of City Location (1894. Citado por Capel, 2007) el autor
destacó explícitamente la importancia urbana que adquirieron los lugares que por
razones de transbordo de mercancías se transformaron en puntos de encuentro
de transporte, como, por ejemplo, los puntos de intersección entre el transporte
por carretera, en ferrocarril y en barco. Su construcción movilizaba sobre estos
puntos los recursos financieros y humanos desplazándolos para crear nuevas
pautas de localización y competitividad.

Tal es el caso de Bella Vista, caserío cuyo crecimiento estuvo cimentado sobre el
encuentro de antiguos caminos como el que conducía al lugar de Salina Rica, el
muelle del matadero y el ferrocarril que lo conectaba con la ciudad. El proyecto
ferrocarrilero fue acompañado de un proyecto de construcción de casas a lo largo
de la vía que recorría ―El ferro‖118. Señala Rivas (1982) que la estabilidad del
ferrocarril se debía en gran parte a la fundación del pintoresco vecindario que se

118
Así se le denominó el ferrocarril en la prensa local (Bermúdez, 2001, p. 130).
171

había extendido a ambos extremos de la vía que salía desde la ciudad hacia el
final en Bella Vista.

Un caso similar al de Bella Vista ocurre posteriormente en Caracas, se trata de


Los Chorros un suburbio que se originó como centro turístico, por el atractivo de
sus parajes y sus cascadas; desde 1910, el lugar campestre se transformó en una
urbanización promovida por Luis Schlageter, Eugenio Mendoza y Salvador Álvarez
Michaud, los cuales conformaron una compañía constructora llamada Ávila,
alentados por el inicio de la construcción de un tramo de ferrocarril que iría de
Agua de Maíz hasta Los Dos Caminos (Mérola, 1986,132).

La experiencia del ferrocarril urbano de Maracaibo estuvo vigente hasta 1916,


momento en que se da inicio a la instalación del tranvía eléctrico en el suburbio.
Este episodio del impacto del ferrocarril en el desarrollo urbano de Maracaibo ha
sido desestimado tanto como experiencia moderna urbanizadora, como operación
vinculada a los intereses comerciales norteamericanos, que como se mencionó,
desde finales del siglo XIX evaluaban las posibilidades de hacerse del mercado
comerciar de Maracaibo.

En torno al impacto del ferrocarril en el desarrollo urbano, Sica (1981) establece


que

Mientras Europa y en los demás países de formación antigua los ferrocarriles


penetraron el interior de una estructura económica y territorial preexistente,
alterándola profundamente, en los Estados Unidos, la construcción de la red
ferroviaria acompaña en gran parte a la construcción del tejido productivo y de
asentamientos, conforme a la lógica común del desarrollo capitalista (p. 628).

Esta aseveración realizada por Sica, sirve como punto de partida para entender
que si bien el desarrollo de Bella Vista esta indudablemente vinculado al interés
gubernamental por generar un polo de desarrollo de nuevos y modernos servicios
urbanos hacia el norte de la ciudad, detrás de esta acción subyace el interés del
comerciante criollo Andrés Espina, quien realiza una inversión apoyado en la
instalación de un sistema de transporte de carácter industrial proveniente de
negociaciones de compra de tecnología a los norteamericanos. El ferrocarril fue
172

comprado a la ―Baldwin Locomotiv Work‖ de Filadelfia119., ciudad con la que se


establece a partir de ese momento un fuerte vínculo comercial, expresado en la
compra de tecnología de transporte de tranvías para Maracaibo desde las
décadas finales del siglo XIX.

El segundo elemento que permite establecer una relación con la forma de


entender el desarrollo del territorio y el medio urbano por parte de los
norteamericanos, se establece por la forma en que operaron acciones
gubernamentales y privadas durante su gestación. La instalación de un sistema de
transporte que vinculó el núcleo urbano con el nuevo polo de desarrollo, y su
acompañamiento con un proyecto de desarrollo de viviendas, igualmente fue
seguido de otra serie de inversiones tanto gubernamentales como privadas.

En 1894 se instalaron en predios cercanos al cementerio de Santa Lucía, en el


lugar de Los Tres Pesos, los tanques del nuevo acueducto realizado por la
Compañía Anónima Proveedora de Agua, cuyo principal accionista era Eduardo
Lesseur. También se conocía como la Caja de Agua, el lugar donde se
almacenaba en estanques -por medio de bombas- el líquido extraído del lago, que
bajaba a la ciudad por gravedad. Estas inversiones explican el interés de
incorporar el área de Los Tres Pesos dentro de los límites del poblado desde
1897, lo cual, sin duda, generó una plusvalía en las inversiones privadas
realizadas con anterioridad a la demarcación de los mencionados límites. Las
inversiones de capital privado terminaron de asegurar su rentabilidad con la
decisión de ampliar los límites de la ciudad en 1908.

La ciudad se extiende hacia el noroeste, según se desprende de los límites


descritos en la Ordenanza de Terrenos Ejidos de 1908.

Art. 5- Se consideran en poblado los terrenos comprendidos por la costa del


Lago en la ciudad de Maracaibo y en los caseríos de El Milagro, Los Haticos y
La Arreaga por una parte, y por la otra, una línea que partiendo de la playa de

119
La élite de Philadelphia había construido sus opulentos hogares vacacionales en las franjas externas que
confinaban la ciudad. El carácter del área cambió con la llegada del ferrocarril en 1876, cuando muchas
familias de la aristocracia de la ciudad comenzaron a descubrir la atracción de la vida suburbana y
construyeron mansiones aquí, usando el ferrocarril para el transporte conveniente con la ciudad (Sica, 1981,
p.643).
173

Bella Vista, 240 metros al Norte de la línea del tranvía viene paralelamente a
dicha línea hasta encontrarse con la prolongación de la pared norte del
cementerio de Santa Lucía al Oeste; de aquí tuerce hasta ganar el ángulo
Noroeste de la cerca del señor F. W. Schloete, y se prolonga hasta
encontrarse con otra línea que parte de un punto situado al Oeste de la última
estación del Tranvía de Maracaibo; y a distancia de 200 metros, se extiende
paralelamente al eje de dicha línea en toda la extensión de Los Haticos y La
Arreaga (Concejo Municipal del Distrito Maracaibo, 1952, p. 81).

Esta ampliación de los límites urbanos se acompañó de la publicación de un


nuevo plano de la ciudad realizado por los norteamericanos, Morrison (2006)
refiere la existencia de "Plan of the City of Maracaibo, Venezuela, May, 1908".
Gran plano del gobierno norteamericano, basado en los mapas publicados en El
Zulia Ilustrado (Maracaibo), donde se muestran las cuatro líneas del tranvía de
tracción animal120.

Desde 1908 el área que ocupó el recorrido del ferrocarril, desde el Cementerio de
Santa Lucía hasta la playa de Bella Vista forman parte de la ciudad; ello incluye
los vecindarios de La Hoyada y de Cotorrera. El 5 de mayo de 1911 el Gral.
Gumersindo Méndez, Presidente del estado Zulia (1910-1914), decretó la
instalación del servicio eléctrico en la Plaza de las Mercedes, igualmente decretó
el 28 de diciembre del mismo año la construcción de un cementerio, justificado en
―el incremento que día a día adquiere el caserío Bella Vista, poseedor ya de una
espaciosa capilla, de un manicomio y de un importante núcleo poblador‖ este
decreto describe el vecindario como un lugar ocupado por ―personas pobres‖ a
quienes el traslado de los cadáveres a los cementerios de la ciudad ocasionaba
grandes gastos de dinero. Este cementerio no llegó a construirse puesto que tuvo
fuerte oposición en el Concejo Municipal (Gaceta Oficial del Estado Zulia 1911-
1912. Negrillas propias).

Lo cual conduce a entender que sobre el antiguo caserío de La Hoyada se gestó


desde finales del siglo XIX la idea de promover el desarrollo de un nuevo núcleo
urbano por parte de las autoridades locales, proceso de crecimiento urbano que se
desarrollaría apoyado en la iniciativa y con la inversión del interés privado.

120
Este plano no ha podido ser localizado.
174

Estas serie de acciones e inversiones permiten entender que estos servicios


públicos fueron entregados a administraciones de tipo privado y que el desarrollo
de viviendas fue pensado como forma de gestar un mercado inmobiliario de
masas; por lo cual es posible inferir que en esta experiencia urbanizadora la
acción gubernamental es la de un promotor que estimula el crecimiento urbano, y
que más tarde delega el desarrollo definitivo del sector en manos de los intereses
económicos de promotores privados. Es en esta forma de operar que puede
establecerse una segunda relación con el modo en que se gesto el desarrollo del
territorio y la ciudad norteamericana que como bien lo explica Sica se realizó
conforme a la lógica común del desarrollo capitalista.

En todo caso, la implementación de esta moderna forma de operar en el desarrollo


urbano supuso un cambio en la orientación del crecimiento urbano, la Maracaibo
que desde mediados del siglo XIX había establecido el sur como el curso natural
de su desarrollo, ahora dirige el interés de su crecimiento hacia el norte de
Maracaibo.

Al culminar la segunda década del siglo XX, en el entorno de este nuevo eje se fue
consolidado su carácter de garden suburb según se extrae de lo descrito por
Juvenal Anzola (1913), abogado, periodista y articulista, que en ejercicio de
funciones públicas en la capital de la República es enviado a mediados de 1913 al
estado Táchira, por lo que realizó una escala en Maracaibo siguiendo la ruta a San
Cristóbal121. Sobre su visita a Bella Vista, paseo que realizó en el ferrocarril, relata:

Esta nueva población llamada Bella-Vista, tiene ya algunas calles laterales,


pero la parte de uniforme población es la avenida por donde pasa el tranvía:
es amplia hasta tener en algunos parajes 40 metros y a derecha e izquierda,
sendas hileras de árboles principian a ofrecer protectora sombra, el tranvía
asciende, pues, la Avenida; va alcanzando gradualmente mayores alturas,
hasta coronar una meseta desde la cual se divisa toda la ciudad, el bello
caserío de techos de palma de la Parroquia Santa Lucía, la Cárcel Pública
espaciosa y de fuerte construcción, la Capilla de las Mercedes, alejada de la
calle con entrada idealmente pintoresca, la estatua de la Libertad, la Caja de
Agua, que recibe la enorme cantidad que poderosa maquinaria movida al
vapor, le lleva desde el lago, y es distribuida por entubados en la ciudad para

121
Anzola realizó el recorrido Caracas-Curazao-Maracaibo-Encontrados-Colón-Lobatera-Táriba-San Cristóbal,
dejando un pormenorizado relato de las ciudades visitadas durante este recorrido.
175

usos diarios del hogar. La potable se toma de los aljibes de lluvia o de fuentes
lejanas.
Las hermosas vistas que tanto nos deleitaron en Los Haticos, existen
parecidas aquí y fuera de ellas, desde la altura, se domina el lago, sus riberas
y la ciudad tendida a las faldas de la meseta (…) Son curiosos los nombres de
las Quintas de esta Avenida: recuerdan los de Los Teques, Macuto, Caracas,
Bordeaux, y así otros de lugares y poblaciones de la República y de ciudades
del exterior. Las quintas preciosas de esta Avenida son numerosas, y algunas
tienen en frente, a corta distancia del corredor exterior, árboles como los de
Macuto, ricos en follaje y sabrosa frescura, vencedora del sol: veía una quinta
y enfrente otra, y así marché largo tiempo pasando entre quintas y más
quintas (…). El tranvía acelera la marcha, las Quintas escasean y al fin
divisamos una pequeña calle, ya con casas regulares y más allá, árboles a la
orilla del lago, el suelo sombreado, sólido y limpio, y a la sombra, bancos de
madera, y a la derecha, algo distante, el Matadero y antes de él como a
trescientos metros el Manicomio (1913, pp. 48-50).

Esta descripción puede complementarse con detalles urbanos, extraídos de la


lectura del Plano de la Carretera Rehabilitación, realizado por el ingeniero Aurelio
Beroes en 1917, (Ver Figura 48) donde se muestra que la mencionada carretera
seguiría el curso de la línea ferroviaria y uniría a Maracaibo con Bella Vista.

Figura 48. Plano de la Carretera Rehabilitación. Indica el curso que debió seguir el ferrocarril y posteriormente
el tranvía eléctrico para unir los núcleos de Los Tres Pesos, La Hoyada y Bella Vista. Este plano igualmente
indica el lugar de Cementerio de Santa Lucía y del ―Estanque del Acueducto. Criollo, 1917, s/p.
176

En el plano se observa en el extremo sur, un tejido urbano irregular con una


ocupación compacta de las manzanas, que da continuidad al tejido del núcleo
urbano hasta llegar al lugar donde actualmente se ubica la Plaza Páez. Este tramo
de la vía es la urbanizada por casas continuas con techos de paja de Santa Lucía.
Un tejido y ocupación similar se observa en el extremo norte, en el entorno del
Manicomio y el Matadero se puede observar un área de ocupación compacta del
suelo, es el tramo de casas regulares descrito por Anzola, que aun puede
observarse al final de Bella Vista. Estos dos sectores probablemente tenían esta
morfología desde inicios del siglo XIX.

Entre los dos extremos urbanos mencionados, se advierte una estructura


parcelaria similar a la que presenta Los Haticos en el plano de 1889; es decir, un
loteo que sigue el desarrollo del eje. En este caso los lotes son más estrechos y
alargados en los Tres Pesos, mientras que hacia La Hoyada son más anchos y de
menor longitud. Sobre estos lotes se ubican edificaciones aisladas. De igual modo
pueden observarse, hacia el norte, dos incipientes ejes transversales que se
extienden en dirección este, el de Las Mercedes y el de la actual calle Cecilio
Acosta. Es probable que este ámbito –intermedio entre los antiguos núcleos- sea
el correspondiente al desarrollado por la C. A. Constructora de Casas desde 1890.

Esta característica observada en las parcelas ubicadas en Los Tres Pesos, pudo
verificarse en un documento hallado en los Protocolos del Registro Principal de
Maracaibo122. La descripción refiere la venta de una casa de campo ubicada en un
lote rectangular con su frente de 16 metros en dirección norte-sur, ubicado hacia la
vía del Tranvía quedando de por medio la Carretera Rehabilitación. La mayor
longitud del terreno, de 45 metros, se ubica en dirección este-oeste, en
correspondencia a lo observado en el plano.

A pesar de pertenecer al poblado, desde 1908, la situación que revela la propia


propaganda de gobierno, según se desprende de las fotografías contenidas en el
Maracaibo Gráfico. Progresos de esta Ciudad durante el Período Constitucional

122
Registro Principal de Maracaibo. Distrito Maracaibo, año 1919, tomo 1, protocolo primero, primer trimestre,
N° 282, folio 223 y 224.
177

del General José María García, publicado en 1917, la imagen suburbana de Bella
Vista es muy similar a la encontrada en Los Haticos a finales del siglo XIX (Ver
Figura 49). Se trata de una imagen urbana que exalta los valores naturales del
campo.

Figura 49. Fotografía del suburbio Bella Vista hacia 1917. Se observa el tendido eléctrico para el tranvía y la
Carretera Rehabilitación en el Kilometro 3, en conjunto con el cercado de ―palo a pique‖ y los jardines remiten
de las casa-quinta remiten a una imagen similar que la de Los Haticos decimonónicos pero evidentemente el
ancho de la vía define otra escala urbana. Criollo, 1917, p. s/p.

Un verdadero impulso modernizador en el suburbio y determinante en su


consolidación lo realizó el empresariado local, cuando la Empresa Tranvía
Eléctrico de Bella Vista colocó en funcionamiento la primera línea de tranvías
verdaderamente eléctrica de la ciudad en 1917. La empresa tenía como principal
accionista a Joshua Da Costa Gómez, quien compró los coches a la empresa
norteamericana J. G. Brill Co. de Filadelfia. Es importante destacar que este
empresario, de origen curazoleño, también abasteció de gabarras holandesas a la
Venezuela Sugar Company (Rodríguez, 2005, p. 238) lo cual evidencia su relación
178

con los intereses norteamericanos. Morinson (2006) señala que el notable


empresario de la ciudad igualmente fue el principal accionista de la Empresa
Tranvías Eléctricos de Maracaibo, que operó desde 1920 entre Los Haticos y El
Milagro y de la Empresa de Tracción y Fuerza Eléctrica que operó a partir de 1925
en Belloso y El Paraíso, las cuales estuvieron vinculadas a los intereses
comerciales neerlandeses manejados desde Curazao. Este impulso al desarrollo,
dado por un empresariado local vinculado a los intereses comerciales
transnacionales, se acompañó de la inversión gubernamental.

La consolidación de Bella Vista, como suburbio residencial estuvo muy vinculada a


la gestión del gobierno de José M. García (1914-1918), según se desprende del
Proyecto para la Construcción de la Carretera Rehabilitación realizado por el
Ingeniero Aurelio Beroes en 1917, donde se muestra que el trazado que seguía el
tranvía eléctrico de Bella Vista iría acompañado de la realización de una carretera
de macadán petrolizado.

Las fotografías de la Bella Vista de final de la década del veinte muestran


diferencias importantes en la concepción del ámbito suburbano del novecientos,
con respecto al decimonónico (Ver Figura 50). Se observa que su perfil de vía es
más ancho que el de Los Haticos y El Milagro, llegando a alcanzar en algunos
tramos hasta 40 metros, lo que indica que a diferencia de los suburbios costeros,
en este lugar la conexión por tierra era la principal. Así lo demuestra el tendido
eléctrico del tranvía, en servicio desde 1917 y la construcción de la Carretera
Rehabilitación que ya estaba adelantada para ese año, preparándo la vía para el
automóvil, que ya circulaba en la ciudad para entonces123. En el caso de Bella
Vista el ámbito urbano fue determinado por el ordenado tendido eléctrico del
tranvía y los cercados metálicos, más transparentes, más bajos y mejor
confeccionados. De tal modo que durante el período 1917-1930 se produjo la
consolidación definitiva del suburbio.

123
Respecto a la llegada del automóvil, Arrieta (1992) señalan que en 1912 se introducen los primeros
vehículos de la marca norteamericana Ford a la ciudad y que para 1914 se otorgo el primer título de Chofer (p.
A-9).
179

Figura 50. Fotografía del suburbio Bella Vista hacia 1929. Benet, 1929, p. 23.

Sobre sus lotes desde inicios del siglo XX había comenzado a desarrollarse de
modo desordenado, en el sentido de retiros y alineamiento a la calle, la versión
criolla de la casa de campo, denominada como ―casa-quinta‖; el término ―Quinta‖
fue detectado por primera vez en la prensa, en un aviso de venta del diario
Agencia Maracaibo de 1902, para denominar una propiedad sobre Bella Vista. Su
significado según la Real Academia española es el de ―Casa de recreo en el
campo, cuyos colonos solían pagar por renta la quinta parte de los frutos‖ (t. II, p.
1711). Para inicios del siglo XIX el Diccionario de Arquitectura Civil de Benito Bails
define este término como ―Casería o sitio de recreo en el campo. Lo mismo que
casa de placer, granja‖ (18, s/p). ―Villa‖ por su parte es ―casa de recreo situada
aisladamente en el campo‖ (DRAE, t2, p. 2091). De esto es interesante resaltar
que etimológicamente ambos términos devienen del latín clásico de donde se
transfiere a la tradición castellana. En relación al empleo del término en la casa
180

suburbana, resulta de interés subrayar que Arturo Soria Mata124, publicó en 1886
el primer artículo referente a la imaginaria ―ciudad-lineal‖; entre los principios
básicos que se establecen en este proyecto urbano se hace explicito que debe
prevalecer la abundancia de zona verde, por lo que ―los edificios solo podrían
ocupar una quinta parte del terreno‖ (Benévolo, 19, p.398. Negrillas propias). De
esta condición de ocupación del suelo probablemente derive su aplicación a la
casa aislada de los suburbios en la tradición castellana.

En cuanto a la casa suburbana de Bella Vista, las imágenes fotográficas dan


evidencia de la existencia de la casa de campo (Ver Figura 51-52), modelo que
mantuvo en término generales las características observadas en las casas de Los
Haticos. La diferencia más importante de esta casa de planicie con su antecesora
de los suburbios costeros radica en que no presenta una relación directa con el
lago, por lo tanto no tiene el doble acceso que caracterizaba la vivienda ubicada
en la costa.

Figura 51. Fotografía de la casa de campo del señor J. Leseur en Bella Vista. Colección Fototeca Arturo Lares
Baralt. AHEZ.

124
Arturo Soria Mata urbanista español de finales del siglo XIX, conocido principalmente por su representación
de la ―ciudad lineal‖ de Madrid, modelo que surge motivado por la congestión de las grandes metrópolis a raíz
de la organización capitalista de la propiedad del suelo. El plan se fundamenta en líneas de comunicación,
carreteras y ferrocarriles, y en los nudos, que pueden convertirse en centros urbanos, donde las viviendas se
dispondrían en torno a vías de 40 metros de ancho y todas ellas deberían presentar las mismas facilidades de
acceso. Detrás de ellas estaría la naturaleza.
181

Figura 52. Fotografía de casa de campo con porche y veranda de madera en Bella Vista.

Colección Fototeca Arturo Lares Baralt. AHEZ.

Figura 53. Fotografía de la casa-quinta de Bella Vista hacia 1929. Benet, 1929, p. 32.

Para finales de la década de 1920 como se observó en la fotografía de 1929 en el


lugar también se había establecido una casa más modesta: la casa-quinta, el
modelo se estructuró compositivamente de modo similar al desarrollado en El
182

Milagro hacia 1920. La imagen permite observar las dos formas diferentes de
resolver el techo del pabellón frontal: la techumbre que remata en alero y la
resuelta con cuerpo ático, también se observó la incorporación de apliques
decorativos en las fachadas (Ver Figura 53). Más allá del cambio nominal, en ellas
es posible observar la superación de cercas rusticas improvisadas y aparecen las
―barandas‖ realizadas con barrotes y balaustres de madera trabajados con detalles
elaborados.

3. Los primeros suburbios en la ciudad de 1915.

La magnitud del crecimiento urbano marabino de los primeros años del siglo XX,
puede establecerse con mayor precisión de la observación del Plano Topográfico
de Maracaibo de 1915 (Ver Figura 54), esta fuente cartográfica elaborada por el
Ing. Civil Aurelio Beroes, fue publicado en la Revista Actualidades, de la cual no
ha sido posible precisar datos de tipo editorial. El plano indica que fue impreso por
C. S. Hammond & Co. Nueva York 1915, el plano se acompaña de un croquis
separado del sistema de tranvías. Esta fuente cartográfica es inédita en la
historiografía urbana local.
183

Figura 54. Plano Topográfico de la Ciudad de Maracaibo de 1915. Revista Actualidades. Colección Mapoteca.
Biblioteca Nacional. Caracas.
184

El croquis de la ciudad, denominado ―Maracaibo y los Alrededores‖ indica el


recorrido de los tranvías existentes en 1915, del núcleo urbano parten tres líneas:
la correspondiente a El Milagro que concluye en Cotorrera, la conducente a Bella
Vista y la de Los Haticos que concluye en La Arriaga. Las Delicias se indica como
un sector contiguo al núcleo urbano y no como una vía.

En el plano de la ciudad de 1915, cuidadosamente dibujado por el Ing. Beroes, se


enriquece con el cuadro de ―Referencias‖, donde se indican los lugares de interés
y cuáles eran las calles de la ciudad. En este plano llama la atención que el
suburbio de Bella Vista no se representó.

En el extremo noreste de la ciudad, se indica el suburbio El Milagro. Lugar


delimitado por una incipiente calle Pichincha al norte y la calle Belén al sur, esta
última vía vincula El Milagro y Bella Vista en las inmediaciones del cementerio de
Santa Lucía. La calle Belén señala el límite norte de El Empedrado y en ella se
observa una ocupación urbana determinada por edificios apareados que delimitan
el eje. El plano igualmente revela que la vía El Milagro es una extensión de la calle
Nueva Venecia en ese momento.

Sobre el sector norte se indica el inicio de Bella Vista, en el sector de los Tres
Pesos, en el lugar se observa una estructura parcelaria de grandes lotes
contentivos de pequeñas edificaciones aisladas y arboledas, lo cual indica que la
avenida aún mantenía en 1915 su carácter de lugar campestre en la zona más
inmediata al núcleo urbano. En este sector, la calle Belloso actúa como el borde
norte urbanizado entre los Tres Pesos y Las Delicias.

El cruce entre la vía que corre en dirección norte, desde el Nuevo Cementerio ―El
Cuadrado‖ hasta su intersección con la calle Belloso, que corre a su vez de este a
oeste, se indica como Las Delicias. En este sector se representa una incipiente
conformación de manzanas, delimitadas por las vías mencionadas, en estas se
organizan ordenadamente algunas edificaciones aisladas, que en dirección sur se
extienden hasta el cementerio y en la dirección norte del cruce se extienden por
unos 100 metros. La vía se prolonga hacia el norte unos 200 metros más, como un
185

camino discontinuo que finalmente es cerrado por algunas edificaciones aisladas,


probablemente hatos.

En Los Haticos, las edificaciones representadas cerca del núcleo urbano, en el


área entre la Cañada Morillo y la punta de Chocolates, se observa un cambio
importante del tamaño de los edificios, respecto a lo observado en el plano de
1889, que da cuenta del cambio de uso que comienza a afectar el sector. Hacia la
Ranchería y la Arreaga, se mantiene la presencia de la vivienda aislada, lo que
deja ver que permanece sin mayores cambios.

Para el momento del levantamiento de este plano las áreas de la ciudad incluidas
en él contaban con redes de alumbrado público, así desde 1911 Los Haticos, El
Milagro, Las Delicias y los Tres Pesos fueron incluidas en el contrato de
alumbrado firmado en 1911 entre la ―The Maracaibo Electric Light Company,
representada por Joshua da Costa Gómez como primer Vicepresidente y
Presidente y el General Gumersindo Méndez como Presidente del Estado Zulia.

4. Las Delicias: el Suburbio de 1918.

El topónimo Las Delicias, a diferencia de Bella Vista, aparece mencionado desde


finales del siglo XIX en los Protocolos del Registro Principal de Maracaibo. Un
documento de 1896 refiere la venta de una casa de campo, ubicada en el ―lugar
nombrado Avenida las Delicias‖125 lo cual testimonia la antigüedad del nombre
dado a este lugar. Es probable que la designación de ―Avenida‖ esté relacionada
con su conexión con el origen histórico de la vía, el antiguo camino que unía a San
Francisco con Salina Rica, los sectores productivos más cercanos a la ciudad que
tenían como punto intermedio el lugar de Juana de Ávila.

125
Registro Principal de Maracaibo. Distrito Maracaibo, ano 1896, tomo 1, protocolo primero al segundo,
primer trimestre, N° 159, folio 119. Como antes se mencionó por avenida se entiende lo que encamina a algún
edificio o población, a corta distancia.
186

Las Delicias es un suburbio colindante con el sector el Transito, área


perteneciente al Saladillo, cuyo crecimiento se vinculó a los viejos cementerios de
la primera mitad del siglo XIX. Esto explica porqué en el mapa de 1894 el antiguo
camino no fuera representado, puesto que el espacio que lo separaba de la ciudad
había sido ocupado e incorporado al desarrollo del núcleo urbano.

Aclarado esto, puede establecerse que Las Delicias como eje suburbano se inicia
en las inmediaciones del Nuevo Cementerio dirigiéndose hacia el norte, por lo
tanto su origen está vinculado a la construcción del campo santo popularmente
conocido como ―Cementerio El Cuadrado‖126, por su planta con forma de polígono
cuadrado, iniciativa del empresariado local que concretó el primer servicio privado
de este tipo en la ciudad. Su construcción y puesta en servicio aceleró la
consolidación del noroeste del núcleo antiguo, proceso que se reforzó con la
instalación de una tercera vía del tranvía de mulas que conectaba el núcleo
urbano, a través de un recorrido por la calle Venezuela, con el barrio de Las
Delicias y el Nuevo Cementerio a finales del siglo XIX, esta línea fue la primera en
desaparecer (Gerstl, 1977, p. 21). A partir de estas inversiones, el antiguo camino
se fue urbanizando unos 200 metros hacia el norte del cementerio. Según lo
observado en el plano de 1915, la calle Belloso, que conecta en sentido este-oeste
El Empedrado y Las Delicias, fue otro impulso para urbanizar la antigua avenida
hacia el norte.

El proceso de génesis de este suburbio se completa jurídicamente con su


incorporación a la ciudad en la Ordenanza de Terrenos Ejidos de 1918, en la cual
aún se mantiene la diferenciación de los terrenos ubicados fuera de poblado de los
ubicados en poblado, los terrenos circunscritos a los límites de la ciudad son los
siguientes:

Art.5.- Se consideran en poblado los terrenos comprendidos por la costa del


Lago en la ciudad de Maracaibo y en los Caseríos de El Milagro, Los Haticos y
La Arriaga, por una parte, y por la otra, una línea que partiendo del muelle del
puerto de Bella Vista, vaya hacia el oeste hasta encontrarse con otra línea que

126
El Acta de Creación de la Compañía Anónima Nuevo Cementerio y Junta Administradora del cementerio
―El Cuadrado‖ fue registrado en la Oficina Subalterna del Tercer Circuito de Registro del distrito Maracaibo del
Estado Zulia el día 12 de Septiembre de 1890, bajo el N 12, Protocolo primero, Tomo II, Tercer trimestre.
187

parta con rumbo al Norte desde un punto que quede a quinientos metros del
Puente del Manglar. Luego esta línea sigue paralelamente al enrielado del
Tranvía de los Haticos y de La Arriaga y a distancia de quinientos metros
(Concejo Municipal del Distrito Maracaibo, 1952, p. 98).

La ampliación de los límites anteriores (1908) permiten a partir de 1918 la


inclusión de Las Delicias y un amplio cuadrante al oeste de la Carretera
Rehabilitación, como áreas dentro del poblado. De igual modo, la anterior
descripción permite inferir las características de este nuevo ámbito suburbano. El
término ―caserío‖ nos refiere a casas, es decir alude el carácter mayormente
residencial de las áreas incorporadas. Así mismo, los hitos señalados en la
demarcación de estos límites del poblado, tales como: el muelle del Puerto de
Bella Vista, el Puente del Manglar y el enrielado del Tranvía de los Haticos nos
refieren a estructuras cuya función es favorecer la comunicación con el núcleo
urbano. De igual manera Quijano (2002) cita una correspondencia oficial de la
Secretaria del Estado Zulia del año 1921 donde se señala, en relación a las
nuevas construcciones desarrolladas en los barrios mencionados, el término
―acomodos aislados‖ lo que hace explícito que la forma de emplazamiento de los
edificios es diferente a la apareada y contigua que caracterizó la realizada dentro
del núcleo marabino (p. 224).

Este proceso de incorporación de los terrenos de esta área a la ciudad, se sigue


de un período de pocas inversiones y de lento desarrollo. Las Delicias fue el último
eje en desarrollarse como suburbio y tuvo su consolidación hacia el final del primer
cuarto del siglo XX. Un reportaje de El Globo, denominado El Zulia Moderno,
reproducido por un diario local, deja establecido que no era precisamente el lugar
de mayor desarrollo urbano.

Como gala, como blasón, como timbre de orgullo, merecen especial mención
en la capital zuliana, altiva i laboriosa, i con referencia a su engrandecimiento
moderno, las reformas de sus pintorescos barrios. ―El Milagro‖ i ―Los Haticos‖
en donde la administración pública ha venido poniendo intenso interés. Lo
mismo el amplio i hermoso paseo de ―Bella Vista‖ hoy favorito de las gentes
bien de la urbe‖ (El Excélsior, jueves 18 de febrero de 1926).

De este reportaje, realizado para resaltar la gestión del Presidente de Estado Isilio
Febres Cordero (1925), llama la atención la omisión que se hace del sector Las
188

Delicias. El cual para consolidarse tuvo que esperar hasta la segunda mitad de la
década de 1920, cuando fue edificado el nuevo Cementerio Municipal San José
(1925) y se construyó el Garaje Municipal del Aseo Urbano(1927), ubicado al lado
del Nuevo Cementerio (Ver Figura 55); este último construido durante la gestión
de Vincencio Pérez Soto (Besson, 1973, t.VI, p. 862).

Figura 55. Garaje Municipal del Aseo Urbano. Benet, 1929, p. 65.

Según se extrae de un reportaje publicado en la Revista Elite (1927) la Empresa


de Tracción y Fuerza Eléctrica puso en funcionamiento ―tres excelentes ramales‖
hacia el noroeste de la ciudad que partían desde la Plaza Baralt: La de la Calle
Belloso, línea ―C‖, la de Las Delicias que llegaba a El Paraíso, línea ―D‖ y la de El
Socorro, línea ―E‖, que también culminaba en El Paraíso generando un circuito al
empalmar con el tramo de Las Delicias. El reportaje se acompaña de croquis
denominado Maracaibo y sus Alrededores, que muestra el recorrido realizado por
los diferentes tranvías; de su lectura puede establecerse que Las Delicias es todo
el ámbito urbano circunscrito entre la Línea de Belloso, que recorría toda la calle
Los Andes hasta su intercepción con la calle Belloso y el área delimitada por la
Línea de Socorro que culminaba en El Paraíso.

El desarrollo de Las Delicias estuvo muy vinculado con la creación del ensanche
de 1927 y la promoción de la urbanización El Paraíso hacia 1930, por lo que
puede establecerse que su consolidación como suburbio se realizó bajo la égida
189

de Vincencio Pérez Soto. Hacia 1929 (Ver Figura 56) la imagen urbana del lugar
recuerda a la de Bella Vista en 1917, un ámbito de casas-quintas aisladas por
bajos cercados de madera donde el tendido eléctrico para los tranvías y la paralela
carretera de macadán petrolizado definen el carácter suburbano del lugar.

El Plano de la Ciudad de Maracaibo de 1936 revela que esta avenida se consolidó


en dos direcciones. Desde el sur se fue extendiendo su ocupación por viviendas
hasta la calle Nueva Belloso. Y por el norte, desde el Cementerio San José (El
Redondo), se fue densificando hacia el sur hasta la actual calle 79 (antes Dr.
Quintero). El espacio intermedio entre las calles Nueva Belloso y Dr. Quintero está
escasamente ocupado en 1936. De igual manera, también se observa que el
sector extendía sus límites ocupados hacia la actual Av. 25 (Primero de Mayo).

Figura 56. Fotografía de la avenida Las Delicias hacia 1929. Colección Fototeca Arturo Lares Baralt. AHEZ.

5. Origen y clasificación de los suburbios del novecientos.

El ensayo suburbano costero realizado por el gremio mercantil extranjero, por


demás exitoso, posteriormente tuvo su contraparte criolla en la alta planicie
190

ubicada hacia el norte del núcleo urbano. La necesidad de dotar a la ciudad de


agua potable, que conduce al experimento del acueducto de La Hoyada, la
necesidad de sacar del medio urbano, por medidas higienistas, el Matadero
Público y el Asilo de Enajenados, generó un núcleo de edificios públicos hacia la
playa de Bella Vista frente a Capitán Chico. Estas circunstancias fueron
aprovechadas por el empresariado criollo local para promover en primer lugar, el
servicio de transporte en ferrocarril para pobladores y usuarios de estos servicios,
y en segundo lugar, promover el crecimiento urbano hacia la alta planicie.

Más tarde, en el marco de la inestabilidad del mercado mercantil, del impulso al


desarrollo de la industria azucarera regional y de la naciente y fructífera actividad
petrolera, fueron incorporados dentro de los límites del poblado los ejes de Bella
Vista y Las Delicias, en 1908 y 1918, respectivamente. Por lo que puede
establecerse, que es a partir del decenio 1908-1918 que ambos crecimientos se
pueden considerar, desde el punto de vista jurídico, como los nuevos suburbios
del novecientos. Mientras que su consolidación definitiva se produjo en las
décadas de 1920 y 1930 respectivamente, en el marco del auge poblacional
petrolero.

Los elementos que dieron origen a Bella Vista y Las Delicias son muy diferentes a
los que explican el origen de los primeros suburbios costeros. En el desarrollo de
ambos ejes subyace un primer intento de la elite comercial criolla y de las
autoridades del entonces Distrito Maracaibo, por dirigir el crecimiento urbano hacia
la alta planicie del noroeste marabino, aprovechando los caseríos y el camino
consolidado desde tiempos anteriores al nacimiento de la República de
Venezuela. En estos suburbios la vocación nunca fue la de un lugar de recreo, por
lo contrario fueron visualizados como lugares para la expansión de los servicios
urbanos y de residencias permanente.

Desde el punto de vista histórico el crecimiento urbano de los suburbios lineales


del siglo XIX se produjo a partir de un núcleo de origen que se extiende
prolongando una estructura lineal que finalmente generó una conurbación
suburbana. Mientras que los suburbios del siglo XX parten de dos núcleos en los
191

extremos de cada eje, que progresivamente se extendieron linealmente hasta


encontrarse en un lugar intermedio.

Otra diferencia importante con los suburbios costeros puede detectarse en


quienes los ocupan. Los Protocolos del Registro Principal de Maracaibo, revelan
un asentamiento mayoritario de apellidos criollos en estos dos ejes. Igualmente el
archivo pone en evidencia una ocupación en base a una mezcla de estratos
sociales en estos suburbios, corroborando lo indicado por Quijano (2002) quien
establece que los habitantes que ocupaban estos ejes eran los ―pobladores de los
caseríos, por un lado, y algunos componentes de la élite comercial y profesional
de la ciudad que ya habían comenzado a emigrar hacia los suburbios‖ (p. 212).

Una última diferencia con los suburbios del siglo XIX, consiste en que estos
lugares fueron desarrollados a partir de una inversión de capitales públicos y
privados realizados como ideas de promoción para atraer el ―desarrollo‖ de la
ciudad hacia el norte. Esto es evidente, sobre todo en Bella Vista, donde la
iniciativa se hizo acompañar de un proyecto de intervención para acondicionar
urbanísticamente el desarrollo del eje con una carretera para el vehículo. En
relación a esta diferencia Romero Luengo (1983) refiere ―Pero la mayoría de las
familias residentes en esas zonas, como en la de Bella Vista y las otras que se
iban formando, se movilizaban en los tranvías, y las de mejor posición económica,
en sus coches‖ (p. 79).

En este punto es importante señalar una observación de interés: Los Haticos y El


Milagro, aún cuando se insertaron conjuntamente dentro de los límites del
poblado, tuvieron un desarrollo y una consolidación desfasada. Es decir Los
Haticos, fue muy anterior y de mayor interés para la población local, según datos
arrojados por la abundante documentación de su desarrollo respecto al suburbio
El Milagro. Un proceso similar se observó al comparar el desarrollo de Bella Vista
y Las Delicias, la atención que se generó sobre el primer sector no fue similar en
el segundo. El protagonismo que Los Haticos y Bella Vista tuvieron sobre los
visitantes y locales, sin duda está muy relacionado con su condición de lugares
para las elites; lo cual no fue análogo en El Milagro y Las Delicias. Ciertamente
192

estos últimos, fueron modelados con posterioridad por una emergente clase media
y profesional, sobre todo en las Delicias, donde se replicó de modo más modesto
la exitosa experiencia de los tres primeros suburbios.

Entre los antiguos suburbios del siglo XIX y los desarrollados en el siglo XX, el
distrito Maracaibo se configura axialmente. A partir del núcleo generado por el
crecimiento compacto de la ciudad de origen, se desprenden en el lapso 1897-
1930 cuatro crecimientos lineales –consolidados- que se extienden por las áreas
menos accidentadas de su topografía: los primeros sobre las costas y los últimos
sobre la alta planicie.

En el interés de establecer una clasificación propia para los primeros suburbios de


la ciudad, Bella Vista y Las Delicias son los primeros suburbios del novecientos,
asentados en la alta planicie de Maracaibo, desarrollados, cada uno, a partir de
dos núcleos extremos a partir de los cuales se extiende un crecimiento de
geometría lineal; su consolidación está altamente vinculada al desarrollo del
ferrocarril, los tranvías eléctricos y las carreteras de macadán petrolizado, lo cual
indica que desde muy temprano se había considerado la incorporación del
vehículo como nuevo sistema de desplazamiento urbano.

Para mediados de la década de 1920, la idea de progreso pragmatista asumida


por la hegemonía andina llego de manera sutil, desplazando poco a poco y
lentamente el modelo francés guzmancista del progreso material. ―Así llegó el
modo de vida americano, fundamentado en una idea de progreso distinta a la de
Guzmán, y respondieron a otros intereses‖. (…) La nueva idea de progreso entro a
Venezuela a través del estado Zulia, y de allí se difundió hacia el resto del país‖
(Tinoco, 2007, p. 250).

En la ciudad como consecuencia del aumento poblacional, en las extensiones


perpendiculares a Bella Vista, que se produjeron tanto hacia el este, generando el
suburbio de Los Valles Fríos; como hacia el oeste, dando continuidad al desarrollo
de las Veritas se asentó un considerable número de pobladores. Entre estos ejes,
y dentro de los límites urbanos, comenzaría un proceso de ocupación del suelo
que rellenaría lentamente sus espacios intersticiales, lo que finalmente consolidó
193

un primer ―ensanche‖ muy irregular por la topografía y la ausencia de planes


(Sempere, 2001, p. 41A).

En Maracaibo, a partir de entonces, se comienza a desarrollar el ―doble


movimiento‖ que desde décadas atrás se mostraba en las grandes capitales
latinoamericanas ―el abandono del centro por sectores de mayores ingresos y la
formación de barrios populares en la periferia‖ que como señala Gutiérrez (1997),
marca las líneas de expansión urbana (p. 257).
194

CAPITULO V. 1926-1945. ORIGEN Y CONSOLIDACIÓN DE LOS PRIMEROS

SUBURBIOS POPULARES.
195

El lapso 1926-1945, determinó una coyuntura económica que articula el ocaso


definitivo del sistema mercantil agroexportador con el inicio del sistema capitalista
mineroexportador siendo éste un momento marcado por el ambiente de entre
guerras y de la Segunda Guerra Mundial que signó la decadencia definitiva del
protagonismo comercial de los europeos alemanes y da inicio a la implantación de
los valores de la cultura norteamericana.

En este contexto, el violento impacto de la recién nacida industria petrolera se


había hecho sentir sobre la ciudad; con la instalación de esta actividad industrial
en el decenio 1915-1925, por primera vez en Maracaibo se hacen visibles los
síntomas de la degradación urbana y social propia de las ciudades
industrializadas. Ante la contundente realidad urbana el Presidente del Zulia,
Vincencio Pérez Soto, promovió la materialización de un ―moderno‖ proyecto de
crecimiento urbano para la ciudad: El Ensanche de 1927. Este proyecto urbano
determinó un impulso al desarrollo de un modelo de ciudad vinculado a las
experiencias urbanas de las City Beautiful Movement que dieron origen a los
suburbios norteamericanos.

En el marco de esta coyuntura, en la ciudad se consolidaron los primeros


suburbios populares; es decir, los vecindarios residenciales que se extendieron
entre los suburbios lineales y crecieron a partir de ellos. Espacios que fueron el
asentamiento de una emergente clase media-baja, integrada por trabajadores y
obreros, que surgió como consecuencia del impacto industrial petrolero. Estos
vecindarios que circunvalan al núcleo urbano de entonces, tuvieron en la antigua
ciudad, su límite sur; mientras que hacia el noroeste, el espacio urbano definido
por el proyecto del Ensanche de 1927 determinó el límite que circunscribió la
extensión de una primera circunvalación suburbana. Este primer anillo de espacios
residenciales integrados por los suburbios lineales y los intersticiales, cuya
gestación y consolidación se produjo entre 1915 y 1945, constituye el primer
medio suburbano local, en tanto, área adyacente al medio urbano y
morfológicamente diferenciado de este.
196

El interés de este capítulo es establecer, a través del rastreo de las fuentes


históricas, el origen y la consolidación de los primeros suburbios intersticiales de
carácter popular, contenidos en el primer medio suburbano local. Dos de estos
sectores son los de mayor interés histórico, por ser considerados hoy día el lugar
de los barrios tradicionales de la ciudad y por contener dentro de sus límites la
mayor cantidad de edificaciones residenciales suburbanas de carácter histórico:
Los Valles Fríos y Las Veritas. Por otra parte, en este estudio se incluye el sector
La Pomona por dos razones de interés; la primera, se relaciona con un fenómeno
de tipo historiográfico: la ausencia de estudios de carácter histórico-urbano que
aborden el estudio del desarrollo urbano del sur de la ciudad127, La segunda razón
se desprende del importante número de residencias suburbanas de interés
histórico concentradas en el lugar, donde todavía pueden observarse interesantes
ejemplos de casas de campo, que permanecen en un buen estado de
conservación. En este orden de ideas, es necesario precisar que este estudio se
centró en los suburbios Los Valles Fríos, Las Veritas y La Pomona vecindarios
aledaños al núcleo urbano, y gestados como consecuencia del crecimiento y
expansión de los primeros suburbios lineales.

1. El Ensanchamiento de 1926. Decadencia y transformación de los primeros

suburbios.

Para el período 1925-1945 la influencia de la cultura inglesa y americana se hacía


sentir en el comercio alemán. Mc Beth (1985) señala que ―La gran inmigración
extrajera, sobre todo británica y norteamericana, por supuesto, había afectado en
parte la apariencia y en algunos casos hasta el lenguaje de Maracaibo‖ (p. 538)

127
En la mayoría de los estudios urbanos el sur de la ciudad se trata de modo tangencial, centrando su
atención en el suburbio de Los Haticos y en las urbanizaciones: Urdaneta (1943), proyectada por el arquitecto
Carlos Raúl Villanueva y La Unidad Vecinal La Pomona (1949) proyectada por el arquitecto catalán Josep
Luís Sert.
197

Impactando sobre todo el mercado, que se abría a toda clase de productos de


fabricación norteamericana.

Desde comienzos de la década del veinte, el whisky había comenzado a desplazar


progresivamente la venta de brandy y el consumo de coñac, lo que generó una
declinación de los pedidos fijos mensuales de las casas comerciales. Pronto los
productos de la Quaker Oats Company y la gaseosa Coca-Cola serían muy
demandados por parte del público consumidor. Como una novedad para el
momento, en las casas de comercio se incorporaron por primera vez secretarias y
mecanógrafas, para seguir el ejemplo de los petroleros (Gertsl, 1977, p. 153).
Paralelamente se produce una competencia entre alemanes y estadounidenses
por la mano de obra calificada, puesto que los jóvenes alemanes, empleados de
las grandes casas mercantiles, eran atraídos con altos sueldos por las compañías
petroleras (Espínola Benítez, 2006).

Desde el punto de vista político, el país sigue regentado por Juan Vicente Gómez
y en el Zulia se desarrollaría el período gubernamental de Vincencio Pérez Soto
(1926-1936). Un período de fuerte adhesión a una ideología positivista de
marcado pragmatismo proclamada por el gobierno central, que se manifestaría en
la concreción de una infraestructura que solventase las necesidades de los
ciudadanos, y de este modo consolidar un progreso material y cultural que
condujera de modo definitivo a alcanzar el anhelado desarrollo moderno. En este
contexto se irían transformando los antiguos suburbios y se terminaría de
estructurar tanto El Ensanche como los primeros suburbios populares.

Para 1925 el petróleo ocupaba el primer lugar entre los productos exportados por
el país. Para 1926 la ciudad contaba con 88.589 habitantes, lo que indica un
incremento del 68% de la población en un lapso de seis años, considerando que
en el último censo poblacional de 1920, la ciudad contaba con 51.255 habitantes
(Perales Frigols, 1957, p. 157). Este violento crecimiento estuvo integrado en gran
medida por un importante número de inmigrantes atraídos por la vorágine
petrolera. Sobre los inmigrantes que llegaron a la ciudad de entonces, debe
destacarse que los petroleros le dieron preferencia a un considerable número de
198

trabajadores afrodescendientes, provenientes de las colonias británicas en las


Antillas128, a razón de ser más disciplinados y sumisos. De la población nacional,
llegó una significativa cantidad de mano de obra proveniente del oriente del país,
dada que sus destrezas dentro del mar eran necesarias para extraer el petróleo
del Lago, se trataba de gente que traía consigo la impronta cultural caribeña.

La instalación de los petroleros también provocó la apropiación de servicios que


transformaron rápidamente la vocación residencial de los primeros ejes
suburbanos129. En tal sentido, Quijano (2002) explica que la necesidad de albergar
a la población extranjera ocasionó que se habilitaran improvisados hoteles y
pensiones. Algunos trabajadores pertenecientes al más alto staff alquilaban en
grupo las mansiones existentes en El Milagro, Los Haticos y Bella Vista, (Ver
Figura 57 y 58) lo que les posibilitaba disfrutar de los limitados lujos que ofrecía la
nueva metrópoli petrolera. Los lugares de expansión urbana que se habían
consolidado desde principio del Siglo XX, tales como Bella Vista, Delicias, El
Milagro y Los Haticos, que albergaban principalmente a la élite comercial
maracaibera, también fueron invadidos por las oficinas y residencias de los
petroleros; además, al estar ubicados en las afueras, se convirtieron en el sitio
propicio para la localización de bares y prostíbulos frecuentados por el personal de
las compañías (Quijano 2002, p. 106). Este proceso inició el cambio del uso
residencial en Los Haticos y Bella Vista, principalmente, y al mismo tiempo
propicio el crecimiento de los primeros ejes suburbanos, los cuales se fueron
extendiendo de modo perpendicular al eje inicial que los estructuró, de este modo
nuevas vías fueron interconectando rápidamente los primeros suburbios lineales
en diferentes lugares. Este espacio gestado por estas interconexiones, fue el lugar
de asentamiento de los trabajadores y obreros que requería el negocio petrolero.

128
El cuadro denominado: Inmigración de los meses de abril, mayo y junio de 1926 elaborado por Quijano
(2002) señala que para estos meses el ingreso de 500 súbditos británicos, siendo el grupo mayor, seguido de
los norteamericanos con 236 (p. 84).
129
Ya desde 1922 la V.O.C. tenía "instaladas sus oficinas en la ciudad, así como también la Caribbean la cual
se instaló en el Palacio Roncajollo en Los Haticos y ubicó además sus depósitos. La Lago alquiló, en un
principio, una gran casa en Los Haticos, luego un palacete de Bella Vista, "en el faubourg aristocrático" de la
ciudad, donde instalaron "a todo lujo" sus oficinas, también la Richmond Petroleum Co. y la Venezuela Sun
LTD ocuparon los terrenos del sur de la ciudad, (…) otras se ubicaron en el sector de la Carretera Unión,
como la Venezuela Atlantic, la California Petroleum y la Union Oil Co. (Quijano, 2002, p. 103).
199

Figura 57. Fotografía del Palacio Roncajolo, primera sede de la Caribbean Petroleum Company.Díaz, 2006,
p.26.

Figura 58. Fotografía de quinta ubicada en la Carretera Unión que sirvió de sede de las oficinas de The Lago
petroleum. Elite, 1927.
200

Lejos de ser resuelta, la situación de caos fue fomentada por el propio ejecutivo
regional. A juicio de Gerstl (1977) a los inicios de la explotación petrolera, el
General Santos Matute Gómez, Presidente del Estado Zulia en el período
comprendido entre 1921 y 1925, ―considero que la forma más práctica de hacer
dinero, o la única, era fomentando los vicios. Así, poco después de su llegada
comenzaban a funcionar varias casas de juego, fuertemente pechadas por él‖
(p.120). Todo lo cual contribuyó al aumento de los crímenes violentos, el cual era
sorprendentemente alto; al punto que la propia policía estaba atemorizada.
Maracaibo había dejado de ser el tranquilo pueblo que había permanecido
inmutable por más de un siglo (Quijano, 2002, p. 106).

Esta es la circunstancia y la realidad urbana de la Maracaibo que recibió en 1925


el corto período gubernamental del General Isilio Febres Cordero (Julio de 1925 a
Junio de 1926). Esta gestión, -a juicio de Quijano (2002)-, se caracterizó más por
una cantidad de decretos emitidos en corto tiempo que por la ejecución de obras
de envergadura, su trabajo se concentró en obras de simple mantenimiento
urbano. Fue Vincencio Pérez Soto, durante su lapso gubernamental de casi diez
años en la Presidencia del Estado Zulia, quien daría frente a la nueva coyuntura
petrolera de la región y materializaría los ideales positivistas de la consigna
Rehabilitadora de Paz, Orden y Progreso, que fueron emblema del régimen
gomecista.

El reclamo y la crítica se formulaban desde diferentes espacios, tanto en la opinión


pública como desde las compañías petroleras, Mc Beth (1985) reseña que los
reportes sobre Maracaibo realizados desde los petroleros, la describen como ―una
ciudad sucia, caliente, superpoblada, incomoda‖ (p. 543). Estas críticas fueron
compartidas por Pérez Soto, quien en 1927, a un año de su llegada a la
presidencia del Zulia, le dirigía una carta al Ministro de Obras Públicas, en la cual
refería su diagnóstico sobre la ciudad.

Al ensanche brusco e inesperado que la ciudad ha tenido en estos últimos


tiempos, en Maracaibo ha quedado retrasada la labor oficial, necesitándose un
gran esfuerzo i grandes recursos para realizar lo que hay suma premura de
hacer, debido en primer término a las numerosas colonias extranjeras que
aquí viven. Los edificios públicos están en ruinas, las principales avenidas sin
201

puentes, las calles sin pavimentación, en el verano son una gran polvoreda i
en el invierno baches intransitables e infectos ("Obras Públicas", en Archivo
Histórico del Zulia, 1927, T: 2, leg. 9. Citado por Quijano, 2002).

Señala Quijano (2002), que la única manera que concebía Pérez Soto de
encausar a la sociedad marabina rumbo a la causa nacional, era traduciendo los
ideales positivistas del gobierno en obras tangibles; vale decir, ―acción‖ y
―pragmatismo‖. Esto comprendía motivar las mejoras a la ciudad a través de un
coordinado y ambicioso plan de obras públicas.

En tal virtud este gobierno encarece a ese honorable Concejo, la conveniencia


del levantamiento del plano de la nueva Maracaibo, sin herir los legítimos
intereses ya creados. Por su parte, el ejecutivo del Zulia prestara al Concejo
su decidido apoyo, afín de que el plano de la nueva Maracaibo modele la
ciudad moderna que surgirá al impulso cada vez más creciente del progreso
de este importante estado (Citado por Quijano, 2002, p. 220. Negrillas
propias).

En un momento donde la anarquía desvanecía la esperanza de que la "nueva


Maracaibo" fuera la ciudad progresista y moderna que habían imaginado las élites
locales y el alto personal petrolero asentado en las afueras, estos grupos
presionaron al gobierno a tomar las acciones necesarias para garantizar
facilidades en el acceso, ordenar el crecimiento e incorporar los servicios urbanos.

Por la incuria, por la falta de previsión municipal i social, la admirable zona de


ensanche con que contaba nuestra ciudad querida para engendrar la Maracaibo
futura, está ya pérdida. Continúas e allí edificando a la buena de Dios, sin sujeción
a leyes de estética, de comodidad, de higiene, sin dejar sitio a las nuevas calles i
plazas o dejándoselo tan angosto i ruin, que vamos en camino de que la nueva
ciudad, sin plazas i sin anchas avenidas i con casas sin separación ni jardines
entre sí a sus frentes, sea tan inhabitable, tan antihigiénica i tan bárbara como la
antigua. (Illaramendí, 1920, julio 31, p. 11).

Ante esta situación de cambios y descontrol urbano, la capacidad de gestión de


Vincencio Pérez Soto130 logró materializar a través del ensanche, de ordenanzas y

130
En opinión de Otto Gerstl (1977) ―Hay que convenir que cumplió sus promesas: se le veía diariamente
inspeccionando las obras en construcción, contuvo la oleada de robos, castigando a todo ladrón reincidente
202

de normas, el modelo de ciudad nueva y moderna imaginada por la élite, que


también formaba parte de los organismos encargados de la toma de las
decisiones. La ley, el decreto, y las reglamentaciones, fueron estudiados y
redactados por los mismos grupos. Durante su gestión, en 1926, se sancionó una
nueva Ordenanza sobre Terrenos Ejidos en la cual se dividía por primera vez, los
terrenos del Distrito Maracaibo en tres zonas: la Zona Urbana, la Zona de
Ensanchamiento de la ciudad y la Zona Rural131.

De esta última disposición resulta de interés a efectos de la comprensión de la


investigación, el empleo de los términos ―zona urbana‖ y ―zona de
ensanchamiento‖, vocablos de importantes connotaciones urbanísticas que
sugieren la presencia, o cuando menos, la asesoría de profesionales calificados
para la generación de los instrumentos jurídicos y técnicos que materializarían la
vieja aspiración de un verdadero ordenamiento de la ciudad. Situación que encaja
con un panorama nacional donde desde 1925 se ha promulgado la Ley de
Ejercicio de las Profesiones de Ingeniero, Arquitecto y Agrimensor132. Que
establecía entre otras disposiciones, que el ejercicio de la construcción y diseño
de edificaciones, era responsabilidad de aquellos que hubieran obtenido los títulos
de las profesiones mencionadas y que para ejercer la profesión era necesario
estar inscritos en el Colegio de Ingenieros, además se señalaba la necesaria
presentación de los proyectos ante la Oficina de Sanidad para la revisión de los
aspectos vinculados con higiene y ambiente133.

con una serie, a veces respetable, de latigazos. Mandó cerrar los casinos y no se enriqueció con dinero
extraído de la prostitución; en fin, hizo buena obra, eso sí, dentro de un régimen completamente autoritario o
dictatorial‖ (p. 162).
131
Los terrenos que correspondan al distrito Maracaibo, se consideran divididos, para su mejor
administración, en tres zonas que se denominan así: Zona Urbana, Zona de Ensanchamiento de la ciudad, y
Zona Rural. La administración y aplicación de los terrenos de cada una de estas zonas, se regirán conforme a
las disposiciones que para cada una paute especialmente esta ordenanza (Ordenanza sobre Terrenos Ejidos,
1926, Capítulo I. Disposiciones Generales, Art. 9).
132
En Diciembre del año 1925 el Gobierno Nacional reguló el ejercicio de los profesionales dedicados a la
construcción y diseño de edificaciones al promulgar la Ley de Ejercicio de las Profesiones de Ingeniero,
Arquitecto y Agrimensor. En el artículo 10 se determinaban las condiciones indispensables para toda obra que
se pusiera al servicio público, ya que para los legisladores era una consideración importante alcanzar "el
progreso artístico", estas condiciones eran la corrección, la eficiencia y la seguridad.
133
Se disponía que los planos debieran ser presentados en la Oficina de Sanidad, para asegurar la necesidad
de cumplir las normas referidas a la higiene, normas que abarcaban cloacas, departamentos sanitarios,
203

Esta regulación se complementó con otras dos disposiciones de carácter jurídico.


La referida a la creación de la Oficina de Catastro y las leyes correspondientes a
este registro; que tal como deja establecido Quijano (2002) ―señalaban un énfasis
importante por parte de la Municipalidad, en establecer con exactitud el registro
catastral hacia el ensanche, con prioridad, incluso, sobre la Zona Urbana‖ (p. 234).
Y la Ordenanza sobre Arquitectura Municipal i Ornato público del Distrito
Maracaibo, de 1927. Donde se establecieron diversas normas de construcción de
los edificios, según se ubicaran en la zona urbana o en la zona de ensanche.
Momento a partir del cual se incorporó una normativa referente a la ciudad, según
los lineamientos de cada zonificación mencionada.

Esta última ordenanza se acompañó de un nuevo plano de la ciudad: el Plano de


Maracaibo de 1927, la observación de este plano y su comparación con el Plano
de la ciudad de Maracaibo de 1936134; permite inferir que, más que un
levantamiento de la realidad urbana, es un croquis donde se plantea la
implantación de una traza regular para el desarrollo del noroeste de la ciudad135. A
partir de este discernimiento debe establecerse que es necesario diferenciar lo
que la ordenanza determina como Zona de Ensanchamiento de lo que debe
entenderse como el ―Proyecto de Ensanche‖; la zona de ensanchamiento es todo
el perímetro que rodea la Zona Urbana y donde se establecen seis Secciones. Las
1, 2 y 6 serían las de mayor consolidación al momento de la promulgación de la
ordenanza; mientras que las secciones 3, 4 y 5 son las reservadas a la promoción
y consolidación de los nuevos desarrollos urbanos (Ver Figura 59).

blindajes, iluminación, aeración, orientación de las calles y edificios y la ubicación de ventanas, puertas y
patios.
134
Elaborado para el Ministerio de Obras Publicas por la Dirección de Cartografía Nacional. Realizado a partir
de un vuelo realizado en febrero de 1936 y restituido con estereoplanígrafo entre septiembre y diciembre de
ese mismo año. Ejemplar conservado en la Colección Mapoteca de la Biblioteca Nacional, Caracas.
135
Estos nuevos elementos son representados con líneas segmentadas.
204

Figura 59. Plano que muestra las diferentes secciones que se limitan en la Ordenanza de Terrenos Ejidos de
1926. Quijano, 2002, p.252.

Sobre estas últimas secciones es donde se establece el proyecto de un trazado


urbano, que en este trabajo denomina ―El Ensanche‖. En la sección 3 del
ensanchamiento se propone el trazado de una nueva cuadricula, unas 60
manzanas organizadas en forma de ―L‖ invertida, siguiendo dos ejes: el norte de la
136
Carretera Rehabilitación (actual Bella Vista) hasta la carretera de El Paraíso
(Actual calle 79), lugar donde posteriormente se asentarían las ―colonias
petroleras‖137 (Ver Figura 60).

136
Para 1926 Maracaibo había crecido bastante, ―especialmente hacia Bella Vista, con quintas en líneas
continuas a ambos lados de la vía del tranvía y luego también en las calles, que se iban trazando a una y dos
cuadras de distancia detrás de la principal‖ (Gerstl, 1977, p.157).
137
Con este término se identifica el fenómeno en las fuentes escritas y cartográficas.
205

Figura 60. Detalle del Plano de Maracaibo de 1927, donde puede observarse la propuesta de cuadricula del
Ensanche. Atencio, 2003, p.132.

En la sección 4, por su parte se planteó un trazado más libre, partiendo de un


esquema geométrico de orden orgánico, esta será la zona donde se implantó el
Country Club, el Hipódromo, el Aeródromo y los desarrollos habitacionales
privados que, en concordancia con la geometría observada en el plano de 1927,
obedecerían a la ideología de la ―City Beatutiful Movement‖ de las ciudades
norteamericanas (Ver Figura 61).

Las personas que construyan en la Zona de Ensanchamiento de la Ciudad, harán


que las construcciones tengan un aspecto elegante, guardando simetría con los ya
existentes, y que, tanto ellas como sus respectivas verjas, se hagan de acuerdo
con las disposiciones Municipales vigentes. (Ordenanza sobre Terrenos Ejidos,
1926, Capítulo III. De la Zona de Ensanchamiento, Art.18).

En la Zona de Ensanchamiento de la Ciudad se esperaba la consolidación de una


sofisticada y elegante arquitectura de jardines y verjas
206

Figura 61. Detalle del Plano de 1927. Puede observarse el tejido orgánico propuesto en el área que
posteriormente se denominó El Paraíso. Atencio, 2003, p.132.

De este modo, Maracaibo se inserta a fines del primer cuarto del siglo XX en un
proceso de diseño de planes que ya se habían iniciado en las principales ciudades
de América Latina.

Su número aumentó rápidamente a partir de 1910, aproximadamente,


coincidiendo con la organización de oficinas técnicas bajo el control directo del
gobierno municipal o federal, aunque en algunos casos los planes fueron
encargados por Comisiones de Planeamiento formadas por ciudadanos y
representantes de las oficinas públicas (Hardoy, 1997, p. 268).

En cuanto al término ―zona de ensanchamiento‖ su empleo hace suponer una


vinculación con la idea urbanística del Ensanche español, en tanto forma de
ordenación urbana ampliamente utilizado en el medio iberoamericano sobre todo
en el siglo XIX.
207

En los ensanches se recoge esa voluntad de proyectar la totalidad de la


fábrica urbana como si de un único edificio se tratara. Pero la comprensión de
la ciudad y de sus elementos se racionaliza analíticamente, a través de una
comprensión totalmente nueva del proceso de construcción de la ciudad, la
sintonía con el nuevo contexto socioeconómico. Es el lúcido entender que la
ciudad ha dejado, con las revolucionarias conmociones del maquinismo, de
ser física secreción fósil de estructura sociales más profundas, y se han
convertido en motor activo y protagonista de la dinámica económica. Y que la
sobrecogedora avalancha de población y actividades que, acumulándose en
eufóricas concentraciones rompía todo anterior orden urbano, iba a
convertirse no sólo en característica principal sino en connatural componente
de las ciudades del nuevo siglo (de Solá-Morales i Rubio, 1977, p. 106).

En torno a esta forma de planificación urbana, Ignasi de Sóla Morales (1977)


indica que el ensanche corresponde a un momento específico de la ciudad, sobre
todo a la ciudad de la Europa meridional y de los Estados Unidos de América. El
investigador especifica que entre las innovaciones definitorias de esta forma
urbanística se encuentran las siguientes:

 Una nueva idea de ciudad donde los valores exaltados serían los de la nueva
civilización maquinista, donde el progreso se identificaba a las formas
económicas y jurídicas de la promoción liberal privada, y se distinguían
claramente de los modos anteriores de hacer ciudad, en técnica y en higiene.
 Una nueva actitud metodológica que estriba, básicamente, en dirigir la
proyectación urbana a la ordenación por sí sola, es decir, en distinguir en la
construcción de la ciudad un momento previo de ordenación del suelo de las
fases posteriores de urbanización y edificación.
 Aplicación de nuevos instrumentos, una ordenación basada en la conjunción
del trazado de planos, más las ordenanzas. (p. 19).

Tal como ha sido planteado, estos elementos definitorios del Ensanche coinciden
y se concretan conjugadamente en la Maracaibo de 1927. Por lo que en el marco
de una gestión pública signada por ideales positivistas, expresados en la
tecnificación y profesionalización de la arquitectura, no se debe tomar como casual
la asignación de este término en la Ordenanza.

Pero igualmente, en este proyecto pueden establecerse diferencias marcadas con


sus antecedentes europeos. Señala Sempere (2002) que a diferencia de los
208

ejemplos europeos, el ensanche de Maracaibo no se yuxtapone a la ciudad


histórica con la intención de ordenar sus bordes y definirla formalmente, está
separado de ésta por causas topográficas e hidrográficas. Igualmente señala que
la ―ausencia de un proyecto concreto de formalización de la nueva ciudad, lo
aproxima más al modelo estadounidense de implantación de la cuadricula en el
territorio que al modelo europeo de proyecto de ciudad‖ (p. 61A). La característica
particular de este proceso urbano es otra evidencia de la superposición de la
tradición discursiva castellana a una realidad operativa determinada en ese
momento por un influyente pragmatismo urbanístico norteamericano.

2. La Ordenanza sobre Arquitectura Municipal y Ornato Público del Distrito

Maracaibo, de 1927. Arquitectura urbana y arquitectura suburbana.

Pirela (2007) señala que en 1916 se publicaron las Ordenanzas sobre Arquitectura
Civil, basadas en la corrección de las de 1890 que fueron revisadas en 1902 en la
necesidad de higienizar la ciudad. Estas primeras ordenanzas del novecientos
regularon los alineamientos en la manzana, las alturas de fachada, los grados de
inclinación de las techumbres al tiempo que establecieron disposiciones para
regular las proporciones y la decoración que debía seguirse en las ventanas y
puertas. Según esta autora las disposiciones contenidas en ellas no son más que
―un reflejo de que en la ciudad todavía está vigente el sistema heredado de la
colonia, y que son los derroteros de su traza y acomodo los que todavía rigen la
conformación urbana (p. 92).

Fue entonces en 1927 con la sanción de la Ordenanza sobre Arquitectura


Municipal y Ornato Público del Distrito Maracaibo que por primera vez se
establecen restricciones regulatorias diferenciadas para el medio urbano y el
suburbano. Este importante documento regulador, debía aplicarse a todas las
construcciones que se realizaren a partir de su puesta en vigencia, debiendo ser
209

utilizado tanto en los edificios que se levanten en terrenos sin construir, como en
aquellos que se efectuaren para sustituir edificios demolidos.

Las obras debían obtener los permisos de la Ingeniería Municipal y se exigía que
estuviesen proyectadas por profesionales de la ingeniería, arquitectura o por
maestros de obras, de carpintería y alarifes debidamente habilitados por la oficina
mencionada. Esta disposición es otro indicador de la aceptación de una realidad
dual que, aunque propiciaba la actuación y el ejercicio profesional, aceptaba su
coexistencia con los oficios tradicionales, como la forma más accesible -y por tanto
practica- de operar en la materialización de la nueva ciudad regulada.

En cuanto a los usos, esta medida sólo prohíbe taxativamente la instalación de


Curtiembres y Tenerías tanto en la Zona Urbana como en el Zona de
Ensanchamiento de la ciudad, por colidir con las ―disposiciones de la Sanidad
Nacional‖.

Entre las disposiciones que reglamentan la arquitectura de Maracaibo para la


Zona Urbana, es decir, aquella densamente edificada de la ciudad, se establece:

 Todos los edificios que formen cuadra deben mantener el alineamiento a la


calle y seguir la altura de los demás; o sea, la reglamentaria de cinco metros,
contándose esta altura desde el piso interior del edificio hasta la línea interior
que forma la solera.
 El ancho de las casas que se construyan en la zona urbana debía ser mínimo
de siete metros y podrá ocupar más de las siete octavas partes del área
disponible, debiendo destinar el resto para patios y desahogos.
 Todo edificio en esquina deben conformar fachadas ochavadas.
 No se permitirá el funcionamiento ni montaje de aserraderos u otras empresas
Industriales movidas a vapor dentro de la zona urbana.

Entre las disposiciones que definen la morfología urbana de la Zona de


Ensanchamiento, se establece:

 El ancho de las casas en la zona urbana debía ser mínimo de ocho metros,
debían dejar un retiro de cuatro metros hacia la calle para arboledas y jardines
210

y debían ir separadas unas de otras por callejones de una anchura no menor


de cuatro metros.
 En zonas urbanizadas los nuevos edificios debían conservar el alineamiento
del primer edificio construido en la cuadra.
 Se prohíbe terminantemente la construcción de cercas de alambres con púas y
de las llamadas de palo a pique.
 En la zona de ensanche, la municipalidad se reservaría las áreas que estime
de necesidad pública para la edificación y levantamiento de plazas y jardines
públicos.
 Las calles en esta zona no podrían tener menos de diez metros de ancho.

Entre las disposiciones que reglamentan la arquitectura se establece:

 En las fachadas queda prohibida absolutamente la construcción de aleros


hacia la vía pública, debiéndose hacer el coronamiento con cornisas, con o sin
áticos. Así mismo, los aleros existentes deberían irse suprimiendo a medida
que necesiten reparaciones.
 Las jambas y pilastras de los frentes deben quedar en el alineamiento general
del edificio. Mientras que para las comisas, los entablamentos, los zócalos y
ventanas se permite un vuelo de hasta diez centímetros. El vuelo de los
balcones en los edificios de más de un piso no será más de cincuenta
centímetros.
 Las ventanas que den hacia la calle deben hacerse ovaladas en sus ángulos
esquineros y las de estilo antiguo se irán reemplazando a medida que se
realicen reconstrucciones.
 El desagüe de los techos hacia la vía pública sólo podrá hacerse por medio de
tubos incrustados en el muro de la fachada o adosados a él y queda prohibido
desaguar los techos por grifos u otros ornamentos similares.
 Los frentes y laterales exteriores de los edificios no podrán pintarse de blanco.
Este color sólo se usará en las jambas, molduras, adornos, etc. Esta
disposición se refiere tanto a las pinturas al óleo como a los encalados.
211

Igualmente se prohíbe el uso de azulejos o cualesquiera otro adorno hecho de


arcilla blanca para ornamenta las fachadas.
 Quedan terminantemente prohibidos los pisos de ladrillos y de cualquier otro
material permeable y se establece que los pisos interiores de los edificios de
una planta deben ser de mosaico o de cemento pulido.

Estas disposiciones legales de 1927 regulan un ordenamiento arquitectónico


diferenciado tanto para el medio urbano como para el medio suburbano, que de
hecho ya había surgido espontáneamente desde el siglo XIX. A través de este
instrumento jurídico se logró que los patrones morfológicos del suburbio no se
adentraran en la zona urbana y que en el ensanchamiento se produjera una forma
de urbanización más homogénea.

Llama la atención que no se reglamentará de modo más severo en esta


ordenanza las actividades o usos permitidos en cada ámbito; favoreciendo esta
ausencia de reglamentación, el asentamiento de los enclaves petroleros y de los
servicios vinculados a esta industria. La consecuencia fue la pérdida paulatina del
carácter residencial dominante en los suburbios lineales. Sin embargo, la estricta
regulación que se estableció sobre las fachadas, explica el nivel de uniformidad
que alcanzó la arquitectura residencial urbana y la traslación de sus valores
compositivos a la casa de los suburbios; lo cual permitió, a partir de ese momento,
que la ciudad alcanzara una unidad morfológica en su arquitectura, la cual ha sido
irrepetible.

El modo en que se aplicó la ordenanza de 1926 hace de nuevo evidente una


dualidad que refleja claramente la prefiguración de dos ciudades diferentes: la
ciudad mercantil de herencia europea y la ciudad petrolera de origen
norteamericano. La observación de la ciudad en la actualidad revela que en la
realidad esta dualidad determinó dos formas diferentes de operar en el medio
suburbano. Por un lado se opero en los ámbitos que se habían gestado y
consolidado de modo previo a su sanción (Secciones 1, 2, 5 y 6 de la Zona de
Ensanchamiento y en la Zona Urbana), donde se aplico con rigor. En estos
ámbitos la arquitectura en general, pero en especial el modelo doméstico,
212

caracterizado evidencia un alto sentido de unidad compositiva y decorativa que


permitió alcanzar a la ciudad una imagen urbana unitaria.

Por otro lado, tal como se opero en las secciones 3 y 4 de la Zona de


Ensanchamiento, ciertamente debe concordarse con lo planteado con Sempere,
en lo referido a la ausencia de un proyecto de formalización para la cuadricula y la
idea de una aproximación a la cultura urbanística estadounidense. Aun cuando la
La Ordenanza sobre arquitectura municipal i ornato público del Distrito Maracaibo
de 1927 si fue un mecanismo de control que intentó regular la morfología urbana,
su énfasis regulatorio se centró, sobre todo, en los aspectos que determinan los
aspectos constructivos y decorativos de la estética arquitectónica imperante; de
allí su efectividad en el medio existente. Sin embargo, fue inoperante ante
mayores escalas edilicias y ante los nuevos patrones morfológicos y estéticos que
introdujeron en las colonias la emergente elite petrolera, lo que a la larga
determinó el carácter heterogéneo de las áreas destinadas a los nuevos
desarrollos de la Zona de Ensanchamiento.

Es por esto que en el trazado geométrico de este proyecto, es posible visualizar la


intención de establecer una red homogénea que se pueda extender hasta el
infinito, que concretaría no sólo una voluntad de orden que facilita la subdivisión
de las parcelas, sino que demuestra también esa fe en la capacidad de conquista
de la naturaleza y de la expansión ilimitada de las ciudades como expresión de ―la
absoluta fe en el futuro‖, principio fundamental del desarrollo de las ciudades
norteamericanas.

Lo cual testimonia que en la aplicación de la Ordenanza la municipalidad se


reservó la discrecionalidad de aplicar el rigor del orden normativo al medio urbano
y suburbano existente, mientras que en el Ensanche este control se relajó ante las
reglas del liberalismo individualista, que limitó la aplicación de la norma a unas
cuantas reglas esquemáticas, para de este modo operar en la nueva ciudad desde
la ideología del laisser faire norteamericano. El resultado fue la conformación de
dos núcleos urbanos: la ciudad de origen y la ―nueva ciudad‖, diferenciados por las
213

ordenanzas y alejados espacialmente tal como se proyectaba en el dibujo‖


(Quijano, 2004B, p. 57).

En cuanto a la vivienda, los Protocolos del Registro Principal de Maracaibo


permiten establecer que para 1926 en la ciudad se había establecido un modelo
doméstico propio de casa-quinta suburbana: La Villa Marabina138, un tipo de
vivienda generada a partir de la adición de pabellones que se alinean de modo
contiguo, del frente hacia el patio, rodeadas de bajas barandas y cuya estética
estuvo determinada por un ordenamiento de carácter clasicista, donde la
coronación con áticos y la profusa ornamentación con apliques de cemento
prefabricado, determinaron su imagen modernista del novecientos; al igual que en
la casa urbana (Ver Figura 62). Sobre este modelo señala Pirela (2001) ―lo más
destacado fue una nueva manera expresiva de ser el volumen de la casa, que
ahora podía ser percibido con una gama de perspectivas. La variada geometría
que conformaban los diferentes pabellones procuró el enriquecimiento del perfil
urbano (p. 27). Los Protocolos del Registro Principal de Maracaibo igualmente
develan, a partir de 1926, un aumento de casas con garajes y porches.

Figura 62. Fotografías que muestran el modelo de casa-quinta denominada ―Villa Marabina‖. Archivo del
proyecto de investigación La arquitectura doméstica Maracaibo (1870-1930). La vivienda por pabellones.
CONDES-LHAUR. 2005.

Este modelo doméstico suburbano se localiza actualmente en mayor cantidad


sobre la ciudad, probablemente se convirtió en la solución más difundida por dos

138
Se emplea esta denominación en correspondencia con el origen histórico de la casa aislada la Villa
Renacentista , con el carácter clásico que domina en su composición y con la denominación que se usó
con frecuencia como nominación de estas casas.
214

razones: la primera es que la prensa local establece que para 1926 el mercado
disponía, además de las tejas, fábricas para la ornamentación prefabricada de
cemento -también denominada piedra artificial- fábricas de mosaicos, fábricas de
barandas y cercados de madera y metálicos, así como pinturas en variedad de
colores. Todo lo cual permitió materializar el contundente ordenamiento que
impuso taxativamente La Ordenanza sobre Arquitectura Municipal de 1927.

La segunda razón se fundamenta en la aplicación de esta ordenanza, la cual debió


ser instrumentada con controles administrativos rigurosos de modo tal de
garantizar el orden homogeneizador que debía imperar para alcanzar el progreso
urbano de la ciudad.

3. 1927. El Ensanche y la nueva ciudad petrolera.

Los enclaves petroleros se fueron asentando paulatinamente sobre los suburbios,


primero en El Milagro a través de la Colonia de la Gulf (1927) y luego en Los
Haticos, inicialmente con la Colonia Villalobos (1922) ubicada al sur del poniente y
posteriormente con la Colonia Caribbean en Los Haticos (1928). Más tarde se
fueron ubicando sobre el ensanche los enclaves de Shell, Bella Vista en 1930 y
Shell Delicias en 1935139. Estas dos colonias se ubican superponiendo su tejido al
desarrollado por la cuadricula del ensanche de 1927, dando continuidad y
consolidando el patrón de damero propuesto en este proyecto urbano.

Vemos también como la migración petrolera logró su espacio en el nuevo núcleo,


con sus formas de vida y expresión urbana y arquitectónica que complacía a una
población transitoria, que no echaba raíces y que venía a cumplir un fin
determinado y delimitado en el tiempo.

139
Los terrenos del ensanche donde se localizaron las colonias Bellavista y Delicias fueron vendidos por
particulares. Alfredo Bustamante, Elias Atencio París, Humberto Mazzei Bernotty, M. Corao, Sociedad
Mercantil Miranda y Velutini, entre otros (Rodríguez y Quijano, 1999, p. 129).
215

La asepsia, la funcionalidad, el orden y la jerarquía se expresaban en el espacio


de las colonias petroleras, vista como una arquitectura impersonal, repetitiva y
austera, que denotaba la transitoriedad de sus moradores, así como su
aislamiento del resto social al rodearse de cercas y controles (Quijano, 2004B,
p.61).

El nuevo fenómeno de las colonias petroleras se implantó de modo violento y


exhibió nuevos patrones urbanos derivados de la urbanística norteamericana.

La morfología urbana de estas colonias petroleras está relacionada con los


modelos de suburbios derivados del movimiento denominado City Beautiful
Movement, propuesta norteamericana de origen filantrópico desarrollada durante
la primera mitad del siglo XIX, que nació de la preocupación por el acercamiento
de la ciudad a la naturaleza. Su propósito fue el de impulsar el desarrollo de
parques urbanos en las ciudades de la costa este de los Estados Unidos.

Las primeras experiencias en la incorporación de parques urbanos a la ciudad


norteamericana derivaron de la tradición anglosajona de crear cementerios
urbanos ajardinados que adquieren el aspecto de grandes parques urbanos,
incluso con lagos. Como ejemplos importantes pueden citarse el Cementerio
Mount Auburn en Boston, el cementerio Greenwood en Nueva York y el
cementerio Laurel Hill en Chicago, todos construidos antes de 1850. Esta reforma
en los camposantos posteriormente fue seguido de un movimiento para fomentar
el desarrollo de parques urbanos, que seguían los modelos ingleses, siendo uno
de los más importantes ejemplos de este movimiento el Parque Central de Nueva
York de 1856.

Para 1853 el arquitecto norteamericano Alexander Jackson Davis crea el suburbio


de Llewellyn Park en Nueva Jersey, que como su nombre lo indica se trata de un
área residencial desarrollada de acuerdo a las pautas compositivas de sus
antecesores, los grandes parques urbanos. Para Sica (1981) ―el primer suburbio
residencial propiamente dicho, o sea nacido como especifica iniciativa
empresarial, es probablemente el poblado residencial de Riverside de Chicago‖
(Ver Figura 63), construido en 1869 (t. 2, p. 661). De acuerdo a esto, los suburbios
216

ajardinados norteamericanos, al igual que en Europa, derivan de movimientos


generados del ansia y la nostalgia por la naturaleza y se desarrollaron mucho
antes de que Howard formulara su planteamiento de la Ciudad Jardín en 1898.

Figura 63. Plano general de desarrollo urbano de Riverside de 1869. Sica, 1981, p.661.

Por su parte el planteamiento de las Ciudades jardín del mañana de Ebenezer


Howard, tiene relación con el desarrollo de ciudades nuevas cerca de las
metrópolis con un tamaño definido y controlable, y una vida activa tanto urbana
como rural. Este planteamiento pretendía crear un ámbito de vida intermedio entre
lo que el teórico denominó el imán ciudad, que proporcionaría el empleo, el buen
salario, el progreso; y el imán campo, que ofrecería mas confort ambiental,
tranquilidad y belleza natural con menores precios en los terrenos. La ciudad
jardín ofrecería los beneficios de ambos imanes juntos.

Esta es una ciudad sin un verdadero centro urbano, de casas pequeñas y


unifamiliares, que integra abundantes zonas verdes, pensada para la clase obrera,
para hacerles sentir propietarios de en un entorno saludable. Durante las primeras
décadas del siglo XX se construyeron muchas ciudades con estos planteamientos,
217

pero el modelo estaba tan lejos de lo que era realmente la ciudad industrial que
terminaron por convertirse en pequeños pueblos, o siendo absorbidas por las
grandes ciudades.

Tal como lo establece Benevolo (1982) en todos estos movimientos priva

(…) el concepto de vivienda unifamiliar con jardín, que es un poco la reducción


de la tradición precedente, según la cultura victoriana en la segunda mitad del
siglo, poniendo el acento, sin embargo, en la ―privacy‖, no en las relaciones
sociales; un intento de sustraer la vida familiar a la promiscuidad y desorden
de la metrópoli y de realizar –digámoslo así- el máximo de ruralización
compatible con la vida ciudadana (p. 398).

Es importante dejar establecido que tanto en las colonias petroleras como las
primeras urbanizaciones privadas se opera, a juzgar por la forma en que se
desarrolla la geometría que define la traza y el modo en que se desarrolla la
morfología arquitectónica de estos ámbitos, desde la idea norteamericana
decimonónica de la City Beautiful Movement.

Dentro de este marco se pueden diferenciar dos patrones de asentamientos en las


colonias, aquella asentada e inserta dentro de la cuadricula del Ensanche de
1927y en los territorios suburbanos consolidados que se ajustaron al patrón de la
traza regular existente; donde sin embargo, se introducen de modo sutil dentro de
las manzanas nuevas soluciones que cambian la morfología urbana, tal como el
cul de sac en sus centros y la ubicación de edificios aislados enfrentados a las
esquinas (Ver figura 64).
218

Figura 64. Plano de las colonias petroleras asentadas sobre la cuadricula del ensanche de 1927.Elaboración
propia, 2010.140

Igualmente se establecieron algunas colonias que se ubicaron en aéreas no


urbanizadas, como la colonia Bella Vista, La Lago y Richdmond, que plantearon
esquemas de manzanas de carácter más orgánico y cuya geometría puede
asociarse de modo más claro con los suburbios norteamericanos derivados del
―City Beautiful Movement‖ (Ver figura 65).

140
Elaborado sobre la base del Plano de Maracaibo de 1936. Ministerio de Obras Públicas, Dirección de
Cartografía Nacional. Realizado a partir de un vuelo realizado en febrero de 1936 y restituido con
estereoplanígrafo entre septiembre y diciembre de ese mismo año. Ejemplar conservado en la Colección
Mapoteca de la Biblioteca Nacional, Caracas.
219

Figura 65. Plano de las colonias petroleras asentadas sobre áreas no urbanizadas.Elaboración propia,
2010.141

La arquitectura del enclave se caracterizó especialmente por exhibir nuevos


patrones de adaptación climática, como las plataformas elevadas, las verandas
techadas y los respiraderos de romanillas (Ver Figuras 66-67), igualmente legitimó
el empleo de materiales como el asbesto, el zinc, la madera para los cerramientos
y las tabiquerías de cartón para techos y paredes.

141
Elaborado sobre la base del Plano de Maracaibo de 1936. Ministerio de Obras Públicas, Dirección de
Cartografía Nacional. Realizado a partir de un vuelo realizado en febrero de 1936 y restituido con
estereoplanígrafo entre septiembre y diciembre de ese mismo año. Ejemplar conservado en la Colección
Mapoteca de la Biblioteca Nacional, Caracas.
220

Figura 66. Fotografía de una colonia residencial petrolera en 1930. Baptista, 1966, p. 9.

Figura 67. Fotografía de casa petrolera donde es posible observar las características descritas. Romero, 1997,
p.40.

El protagonismo de la influencia norteamericana se había instalado de modo


definitivo en la ciudad para la década del treinta, según datos extraídos de la
prensa local. El Diario Panorama desde 1931 publica una sección en inglés
denominada: English Section What the Cable Tells Us, donde se publicaban
221

noticias diversas. Igualmente pudo observarse la publicación de avisos en los


idiomas español e inglés (Ver Figura 68).

Figura 68. Avisos de 1931 donde se oferta la venta de casa en Bella Vista, publicado en español e inglés.
Maracaibo Grafico, 31 de diciembre de 1931, p. 18.

Es el momento en que se generan las inversiones para el desarrollo urbano de los


espacios que sirven para el ocio, consumo y tiempo libre.

Maracaibo, ciudad populosa, moderna y culta, cultiva con ahínco todos los
deportes. Prevalecen el tennis, el base-ball y el foot-ball. Las regatas se
practican con frecuencia y a ello presta gran concurso la extensión y belleza
del Lago. El golf tiene muchos adeptos en la poderosa colonia norteamericana
formada principalmente por los empleados de las muchas Compañías
petroleras allí radicada. En el Hipódromo de raro en raro se efectúan
sensacionales carreras de caballos criollos. Maracaibo tiene la virtud de
saber adaptar prontamente todas las innovaciones de la civilización
contemporánea. Tiene la inteligencia de escoger lo bueno y útil que triunfa en
Europa y Norte América. El Stand de Basse-Ball de Maracaibo es quizás el
mejor de Venezuela, por la amplitud del diamante y la comodidad de sus
tribunas. Todos los domingos hay reñidos desafíos de basse-ball que son
presenciados por una numerosa concurrencia de la sociedad y el pueblo‖.
(Elite, 1927, p. s/p. Negrillas propias).

En este momento, los teatros Baralt, Metro, así como el Cine Landía, primera sala
pensada exclusivamente para la proyección de filmes ubicado en Bella Vista,
exhibieron durante toda esta década una oferta de cine preponderantemente
norteamericano (Ver Figura 69).
222

Figura 69. Aviso de prensa donde se promocionan películas norteamericanas. Diario Panorama, 25 de mayo
de 1935, p. 5.

Las antiguas nominaciones de origen germano dadas a las casas de campo tales
como: Hamburgo y Bremen, se acompañan en ese momento de nuevas
nominaciones de origen norteamericano como Tacoma y Ditroit, que se emplearon
para dar nombre a las modernistas casas-quintas, generando una interesante
dualidad en la nominación de las edificaciones reflejo del impacto cultural
223

norteamericano en la nominación edilicia local, así vemos como el antiguo Bar


Berlín de 1893 dio paso al moderno American Bar de la década de 1930.

Con la instalación de las compañías petroleras hubo también un aumento del


tráfico vehicular. En ese momento comenzó a adquirir popularidad el uso del
automóvil como medio de transporte142. También aumentó la cantidad de
autobuses, por de pronto deficientes en su limpieza y acomodo (Gertsl, 1977, p.
158). Sin embargo, fueron útiles para abastecer las necesidades del crecimiento
de la población, puesto que las diferentes líneas del tranvía también colapsaban,
su servicio se interrumpía frecuentemente por las fallas eléctricas y la mala
condición de sus vagones.

Paralelo al desarrollo del ensanche, avanzarían hacia el noroeste de Las Delicias


los nuevos desarrollos inmobiliarios del momento: las urbanizaciones. Esquema
de promoción del hábitat suburbano basado en la realización de un loteo que se
oferta y donde el adquiriente fabrica la quinta de acuerdo a su gusto y
posibilidades; para esta forma de urbanización de la ciudad parece haberse
destinado el área 4 de la Zona de Ensanchamiento. Señala Gertsl (1977) que
hacia 1926, ―Joshua da Costa Gómez concibió entonces la idea de una
urbanización en terrenos ligeramente más altos, entre Bella Vista y la zona donde
se construyó el primer campo de aviación, que para ese entonces, no existía,
estas tierras las bautizó el exitoso empresario curazoleño como ―Paraíso‖ (p. 157).
Un aviso publicitario en el Diario de Occidente señala "El Paraíso" está en la más
cercana vecindad de la urbe marabina, con líneas de tranvía, teléfono y alumbrado
eléctrico, agua potable, servicio de autobuses a ínfimo precio, al lado inmediato
del corazón de la opulenta Bella Vista (Febrero 11 de 1930).

142
Otto Gerstl (1977) señala que a sus manos llego una copia fotostática de un recorte de El Universal del 7
de diciembre de 1912, en el cual aparece un telegrama del señor Miguel Ángel Quintero de Maracaibo dirigido
al General Gómez, informándole que "Ayer (6-12-1912) transitaba con notable éxito por las calles de esta
capital el primer automóvil, traído por mí etc. etc." (p.159).
224

Los límites de este desarrollo urbano fueron señalados en un documento asentado


en los Libros de Autenticaciones del Tribunal de la ciudad de Maracaibo, bajo el Nº
323, folio del 184 al 186 de 1940143;

Norte, terreno del Liceo Baralt o Universidad del Zulia y terreno de la


Compañía Anónima San Luís; Sur, terreno del antiguo hipódromo Santa María
i son hoy de la Compañía Anónima Santa María i casas i terrenos que son o
fueron de los herederos de J. Da Costa Gómez; este, terrenos de la Compañía
Anónima San Luís y oeste, terrenos del aeródromo grano de oro i terrenos que
son o fueron de J. Da Costa Gómez.

Más allá de precisar los límites reales del Paraíso, este documento revela que
posteriormente al surgimiento de esta iniciativa urbanizadora se conformaron otras
empresas similares, bajo la figura de Compañías Anónimas, tal es el caso de la C.
A. Santa María y la C.A. San Luís (Ver Figura 70).

Figura 70. Plano con los límites de los terrenos pertenecientes a las Compañías Anónimas que desarrollaron
144
las urbanizaciones El Paraíso, Santa María y Baralt. Elaboración propia, 2010.

143
Este documento de reconocimiento de propiedad sobre los terrenos de esta urbanizadora por parte de la
Junta Municipal del Distrito Maracaibo, fue registrado en la Oficina Subalterna de Registro del Distrito
Maracaibo, el día 27 de septiembre de 1940, tomo 3, protocolo primero al segundo, tercer trimestre, N° 287,
folio 315.
225

Según puede observarse en el Plano de 1936, El Paraíso era la extensión hacia el


oeste de la actual calle 79, conocida en ese tramo como ―Avenida El Paraíso‖, que
atravesaba los terrenos del Country Club y culminaba en el palacete de Joshua Da
Costa Gómez (Ver Figura 71). Igualmente puede leerse que en torno a esta
residencia ya existían unas pocas manzanas que habían seguido el patrón
orgánico propuesto en el plano de 1927; al sur de la importante residencia el
desarrollo era incipiente y no se observan evidencias de un trazado geométrico
que siguiera las pautas planteadas en 1927. Más allá de este edificio se ubicaba el
Nuevo Hipódromo de Santa María y el Aeródromo de la ciudad.

Figura 71. Fotografía del palacete de Joshua Da Costa Gómez. Colección Fototeca Arturo Lares Baralt.
AHEZ.

144
Elaborado sobre la base del Plano de Maracaibo de 1936. Ministerio de Obras Públicas, Dirección de
Cartografía Nacional. Realizado a partir de un vuelo realizado en febrero de 1936 y restituido con
estereoplanígrafo entre septiembre y diciembre de ese mismo año. Ejemplar conservado en la Colección
Mapoteca de la Biblioteca Nacional, Caracas. Montaje gráfico: Br. Paola de la Hoz.
226

La promoción de estas nuevas urbanizaciones se acompañó de otra que advertía


las ventajas de adquirir los inmuebles a través de crédito. El sistema de créditos
hipotecarios se promociona del siguiente modo:

Adquiera un hogar. Hágase propietario. Con la suma que Ud. Está pagando
mensualmente por el arrendamiento de la casa que habita i una pequeña
cuota inicial, puede Ud. Cómodamente comprar una casa. No olvide que el
alquiler de la casa es una deuda que Ud. Adquiere para toda su vida.
Tenemos para venderle pagándolas con mucha comodidad, casas en la
ciudad, quintas en Bella Vista, Los Haticos i las Delicias. Infórmese en la
Proveedora de Agua, Departamento de Casas de Alquiler. (Panorama 18 de
enero de 1934, p. 7).

Así las compañías anónimas se dedicaron a la promoción de los desarrollos


inmobiliarios y de otorgar sistemas de créditos hipotecarios a la manera de la
cultura consumista, base del sistema económico norteamericano, y que
rápidamente fue asimilada por el maracaibero de entonces.

De acuerdo a lo expuesto puede inferirse que las secciones 3 y 4 del


ensanchamiento de la ciudad fueron visualizadas y reservadas para el
asentamiento de las nuevas clases medias y altas de la sociedad marabina, en
compañía de los enclaves y servicios asociados al desarrollo petrolero que
progresivamente se asentaron mayoritariamente en ellas.

El Ensanche por fin materializó el nuevo espacio urbano diferente de la ciudad de


origen, aquella de las amplias avenidas, las quintas aisladas por jardines y los
servicios modernos como el aeródromo, es la ciudad acondicionada para recibir el
vehículo. Fue el lugar de asentamiento de las clases medias y altas que, a la larga
replicarían el modelo ajardinado característico de las ciudades medias
norteamericanas. Donde se desarrollaría un hábitat urbano que coincide en sus
características, con lo que Whittick denomina los Nuevos Suburbios.

En cuanto al impacto del Ensanche en Bella Vista, es importante recordar que este
eje estaba estructurado en función de unir dos vecindarios Los Tres Pesos y La
Hoyada; por lo tanto su crecimiento se fue extendiendo sobre la vía del ferrocarril
de modo simultaneo desde cada vecindario. Illaramendi (1919, enero 31) deja ver
que el eje se había impactado por la anarquía urbana que caracterizó estos años;
227

así, la desordenada marea constructora sin método ni previsión llegó a Bella Vista,
―cubriendo el escaso ambiente disponible de construcciones apretujadas unas
contra otras, sin seguir ningún plan i no dejando amplio sitio para las futuras
calles‖ (p. 4). Es así que el Ensanche proyecta la cuadricula atravesando la vía
entre La Hoyada y Los Tres Pesos, el espacio menos consolidado del eje, de tal
modo de generar una estructura de manzanas que ordene el crecimiento
intermedio entre ambos vecindarios.

Para ese momento el mercado ya dispone de Cemento Portland, vigas doble ―T‖,
cabillas y ―ribplex‖, así como material para impermeabilizar azoteas. Esto posibilitó
construir sobre este espacio el primer modelo domestico local de corte académico:
los palacetes. Señala Petit (2008) que, en su mayor parte, fueron construidas con
la participación de arquitectos e ingenieros, entre los cuales destacan los nombres
de Roveda, Porth, Hermes Romero Villalobos, Pedro José Rojas, León J Hoet,
algunos de los cuales residían en Maracaibo a consecuencia de la explotación
petrolera. Esta arquitectura realizada para los empresarios locales se mantuvo
dentro los patrones estéticos del historicismo con importantes adiciones de las
vanguardias premodernas como el Art Noveau y el Art Decó.

Estas versiones de palacios fueron diseñadas y construidas por ingenieros con


estructuras porticadas de hierro o concreto y techos de platabanda, se ubicaron de
modo disperso en los viejos suburbios como Los Haticos y El Milagro. Pudiendo
observarse una mayor concentración de este modelo suburbano en las áreas de
influencia del ―Ensanche‖ y de los enclaves petroleros. En Bella Vista se
concentraron en el tramo comprendido entre las actuales calles 79 y 72, área
donde la cuadricula penetro la avenida prolongando la traza de manzanas
cuadradas hacia el este de la vía y también proliferaron en la Carretera Unión y en
el sector El Paraíso (Ver Figuras 72-73).
228

Figura 72. Fotografía del palacete de la familia Pardi en Bella Vista. Colección Fototeca Arturo Lares Baralt.
AHEZ.

Figura 73. Fotografía del palacete Cerro azul. Colección Fototeca Arturo Lares Baralt. AHEZ.
229

Petit (2008) califica las décadas del veinte y treinta como ―uno de los períodos
coyunturales de más intensos cambios en el proceso histórico zuliano‖. Una etapa
de gestación de la modernidad en nuestra ciudad, en la cual se reemplaza
progresivamente el discurso clasicista y se introducen los elementos de la
arquitectura moderna en Maracaibo.

Paralelamente, según datos aportados por la prensa escrita, a partir de la década


del treinta, se inicia en Maracaibo, un auge publicitario que muestra nuevos
modelos de viviendas asociados a la imagen de la casa norteamericana y a la
difusión de materiales como caballetes y techos de asbesto y de zinc, entablados
de madera de machihembrado, bloques para paredes, planchas de cartón para
paredes, así como los ―techos razos de cartón‖. Materiales que, sin duda, están
asociados a los modelos implantados en los Centrales Azucareros y en los
Campos Petroleros (Ver Figuras 74-76).

Figura 74. Avisos de prensa donde se promociona la casa norteamericana. Diario Panorama, 23 de febrero de
1921, p. 6.
230

Figura 75. Avisos de prensa donde se promociona los valores estéticos de las viviendas norteamericanas.
Diario Panorama, 13 de octubre de 1933, p. 4.

Figura 76. Avisos de prensa donde puede observarse el modelo del ―balloon frame‖ tropical. Diario Panorama,
13 de junio de 1935, p. 8.
231

Para 1936 pueden ubicarse en la ciudad un significativo número de inmuebles que


responden a una forma diferente de composición, una casa cuya fachada muestra
un techo a dos aguas, y que adquiere como rasgo más distintivo la composición
en hastial de su fachada frontal: La ―Quinta Victoriana Marabina‖, cuya morfología
puede emparentarse con la estética pintoresquista del balloom frame de la cultura
norteamericana, que introduce una ruptura importante con los patrones clásicos de
composición simétrica que habían dominado la composición de la casa suburbana
hasta entonces. El ballom frame fue un sistema constructivo prefabricado de
piezas de madera para armar en sitio. Sin embargo, también fue un sistema
proyectual basado en la difusión de modelos de viviendas por medio de catálogos.
Par los climas cálidos y ambientes rurales se consideraban adecuados el estilo
rustico o pintoresco, derivado de la tradición arquitectónica neogótica del período
victoriano (Segre, 2003, p. 48).

En rasgos generales, esta casa mantiene un patrón de composición de módulos


contiguos y puede identificarse por mantener en su techo la estructura de pares, la
caña brava y la teja plana, aunque también existen casos de techos de zinc,
manteniendo los aleros de descarga a lo largo de las fachadas laterales y sus
paredes pueden ser de bahareque o de adobones. Hacia el frente el acento
decorativo que define su rasgo pintoresquista se establece a partir de una pieza
de madera calada que corre a lo largo de la unión del alero y la pared así como la
presencia de un respiradero de romanilla en su vértice, algunos de estos
materiales y elementos compositivos están presentes en la casa de la colonia
petrolera (Ver Figura 77).

Es importante destacar que a partir de 1936 se detectó un incremento del número


de casas construidas de paredes de madera y techos de zinc, son viviendas muy
pequeñas que reflejan un carácter muy precario. Todo lo cual revela la penetración
definitiva de la cultura norteamericana en la arquitectura local de los diferentes
estratos sociales (Ver Figura 78).
232

Figura 77. Fotografías que muestran el modelo de casa-quinta victoriana Marabina. Archivo del proyecto de
investigación La arquitectura doméstica Maracaibo (1870-1930). La vivienda por pabellones. CONDES-
LHAUR. 2005.

Figura 78. Fotografías que muestran dos modelos de arquitectura domestica que muestran la influencia
petrolera: la fotografía izquierda muestra una casa elevada en zancos con paredes de madera y techos de
zinc. La fotografía izquierda muestra una casa elevada del suelo, con hastial frontal, techos de zinc y cielo
raso en el porche. Archivo del proyecto de investigación La arquitectura doméstica Maracaibo (1870-1930). La
vivienda por pabellones. CONDES-LHAUR. 2005.
233

4. Los primeros suburbios en la ciudad de 1936.

En diciembre de 1935 se generó un nuevo panorama político con la muerte del


Presidente Juan Vicente Gómez y el ascenso al poder del general Eleazar López
Contreras, lo que pone fin a la gestión de Vincencio Pérez Soto en el estado Zulia.
En este cambio del panorama político nacional el Ministerio de Obras Públicas, a
través de la Dirección de Cartografía Nacional, elabora el Plano de Maracaibo de
1936, el cual se realizó con estereoplanígrafo entre septiembre y diciembre de
1936, a partir de un vuelo realizado en febrero de ese mismo año. Este plano
permite la observación del crecimiento urbano de la Maracaibo de entonces y la
demarcación de las primeras áreas suburbanas consolidadas; estos espacios
pueden considerarse en l actualidad ámbitos de interés urbano-patrimonial.

Como consecuencia de los cambios políticos se generan nuevas presiones en la


opinión pública que prefiguran las condiciones a las que se debe aspirar en una
ciudad moderna y cosmopolita como la nueva Maracaibo. Ante la promulgación
del Decreto del Concejo Municipal para la reparación i ampliación de la carretera
de Bella Vista, El Dr. T. Marzal Zárraga publica en el Diario Panorama un artículo
denominado Renovar o Morir, en el cual se revela una perspectiva de los cambios
operados en ese suburbio al tiempo que se permite realiza una propuesta de las
aspiraciones en torno a su transformación.

La avenida Bella Vista constituye para Maracaibo una de sus arterias de


tráfico más importante, pudiendo decirse que por ella circulan en un
encadenamiento ininterrumpido de los dos mil o más automóviles de la ciudad,
ella es la única comunicación directa de la parte central o núcleo con el área
densamente poblada de las nuevas urbanizaciones; es también la parte más
pintoresca pues es allí donde se encuentran ubicadas las mejores residencias
i las Terminales o colonias de las compañías petroleras; es donde la vista se
solaza un poco con el verde esmeralda de los jardines i a donde acuden en
son de paseo la población.
(…) Ella debería ser diseñada siguiendo los mismos principios de las vías
similares de las grandes ciudades; por ejemplo, podría ser de estilo Boulevard
con vía doble i acera para peatones a los lados i línea de tranvía en el centro
también rodeada por aceras o jardineras de grama (1936, marzo 08, p.7).
234

El relato evidencia un aumento poblacional, así como del tráfico automotor, en


este sentido es importante destacar que un reportaje publicado en la Revista Elite.
(1927) denominado: Plano General de los Tranvías Eléctricos, describe que éstos
contaban con el servicio de autobuses para descongestionar las estaciones.

Figura 79. Plano de Bella Vista en 1936 donde se señalan su ámbito de interés urbano-patrimonial.
145
Elaboración propia, 2010.

145
Elaborado sobre la base del Plano de Maracaibo de 1936. Ministerio de Obras Públicas, Dirección de
Cartografía Nacional. Ejemplar conservado en la Colección Mapoteca de la Biblioteca Nacional, Caracas.
Montaje gráfico: Br. Paola de la Hoz.
235

Figura 80. Fotografía de la avenida Bella Vista hacia finales de la década del treinta. Colección Fototeca
Arturo Lares Baralt. AHEZ.

Los antiguos suburbios costeros siguieron siendo el lugar de asentamiento


preferido del elemento alemán. El relato de Julia Bornhorst (1993), refiere ―Nuestro
querido lago era insuperable y cuando, con el tiempo se puso de moda Bella Vista,
situada más alta y por ello más fresca, permanecimos con convicción y fidelidad
en nuestro Hato Hamburgo‖ (p. 17).
236

Figura 81. Plano de Los Haticos en 1936 donde se señalan su ámbito de interés urbano-patrimonial.
146
Elaboración propia, 2010.

146
Elaborado sobre la base del Plano de Maracaibo de 1936. Ministerio de Obras Públicas, Dirección de
Cartografía Nacional. Ejemplar conservado en la Colección Mapoteca de la Biblioteca Nacional, Caracas.
Montaje gráfico: Br. Paola de la Hoz.
237

Figura 82. Plano de El Milagro en 1936 donde se señalan su ámbito de interés urbano-patrimonial.
Elaboración propia, 2010.147

147
Elaborado sobre la base del Plano de Maracaibo de 1936. Ministerio de Obras Públicas, Dirección de
Cartografía Nacional. Ejemplar conservado en la Colección Mapoteca de la Biblioteca Nacional, Caracas.
Montaje gráfico: Br. Paola de la Hoz.
238

Figura 83. Fotografía de la avenida El Milagro hacia finales de la década del treinta. Álbum Pascual, 1933,
p.18.

Al mismo tiempo, en los suburbios de la alta planicie se continúo la dotación de


nuevos servicios. Tal como lo revelan dos avisos de prensan publicados en el
Diario Panorama, hacia 1938 se ―va a dar comienzo a la colocación de las tuberías
para el servicio de gas en Maracaibo‖. Y se da inicio a su colocación ―en las
Avenidas "Delicias", "14 de Febrero" i "Bella Vista" (Aviso publicado por el Concejo
del Distrito Maracaibo, en Panorama, sábado 9 de julio de 1938. p. 4).

Dos años más tarde, un aviso de la Dirección de Obras Públicas Nacionales en el


Estado Zulia señala: ―Se participa al público y en especial a los habitantes de las
avenidas Las Delicias y El Paraíso, que debido á trabajo de conexión de la tubería
matriz con la Estación de Bombeo de la Red Alta de la ciudad, se hace necesario
suspender por el día tres de octubre próximo, el servicio de agua‖ (Panorama,
martes 01 de octubre de 1940, p. 6.). Con este cambio comenzarían a
desaparecer los molinos de viento del paisaje urbano que lo caracterizaron desde
finales del siglo XIX.
239

Figura 84. Plano de Las Delicias en 1936 donde se señalan su ámbito de interés urbano-patrimonial.
148
Elaboración propia, 2010.

148
Elaborado sobre la base del Plano de Maracaibo de 1936. Ministerio de Obras Públicas, Dirección de
Cartografía Nacional. Ejemplar conservado en la Colección Mapoteca de la Biblioteca Nacional, Caracas.
Montaje gráfico: Br. Paola de la Hoz.
240

Figura 85. Fotografía de la avenida Bella Vista hacia finales de la década del treinta. Álbum Pascual, 1933,
p.64.

Para 1945 se empezaron a ofertar la venta de casas fabricadas de adobones con


techos machihembrados y de tejas, así como casas de concreto y platabanda, es
a partir de ese momento cuando se inició una cancelación progresiva del modelo
de la ―Villa Marabina‖.

5. Los intersticios urbanos. Origen de los viejos suburbios populares.

Las secciones 1, 2 y 6 del mencionado proyecto de ensanchamiento urbano, en


los cuales ya se había iniciado un proceso espontáneo de ocupación al momento
de la promulgación de la ordenanza, y la zona 5 que se desarrolló posteriormente,
fueron el asentamiento de los grupos medios y bajos, que en compañía de la
conservadora y tradicional clase comercial extranjera, fueron los responsables de
la construcción del ―hábitat tradicional-popular‖ que ocupó el espacio entre la
ciudad vieja y el nuevo ensanche urbano. Este término Echeverría (1995) lo
emplea para referirse a los denominados barrios tradicionales como El Saladillo y
El Empedrado, y a los sectores como Veritas, Valle Fríos, Belloso, Primero de
Mayo, Nueva Vía, ubicados hacia el norte y noroeste del núcleo originario. Un
241

segundo sector de hábitat popular-tradicional se extiende hacia el sur de la ciudad


antigua, como zona de expansión de las actividades relacionadas con el lago,
éstas son consideradas como el área, de influencia natural del sector Los Haticos:
Corito (1914), La Pomona (1918), Cañada Honda (1918). Sobre las fechas de
fundación de estos barrios, el autor señala que fueron extraídas de entrevistas a
personas del lugar. El conjunto de los barrios señalados sirvieron de asiento a una
clase media-baja compuesta de artesanos, funcionarios, pequeños comerciantes y
a una clase asalariada constituida por los sectores obreros petroleros. Se trató de
un crecimiento cuya consolidación, más que obedecer a un proyecto urbano, se
produjo como consecuencia del impulso dado por el gobierno regional a la
apertura de nuevas calles, el asfaltado de caminos existentes y la construcción de
puentes.

Documentar estos sectores ha sido una tarea difícil, ya que las fuentes que hacen
referencia a su consolidación, son escasas. Por ello, gracias a los Protocolos del
Archivo del Registro Principal de Maracaibo, fue reconstruida parte de la historia
aquí narrada, la cual se referencia a partir de documentación de venta e hipotecas
de viviendas, así como desde los datos extraídos de la prensa local.

5.1 El Suburbio Los Valles Fríos.

Entre El Milagro y Bella Vista pueden distinguirse varios sectores, el primero y más
antiguo está ubicado al norte y está integrado por Bella Vista, las Mercedes y
Cotorrera, esta área suburbana fue analizada en el capitulo anterior. El segundo
en antigüedad, se generó en las inmediaciones del norte del Empedrado: el
suburbio Los Valles Fríos, cuya área histórica la determinan los siguientes límites:
la Carretera Unión en dirección noreste, la calle Belén al sur y la avenida Bella
Vista al este.

El origen de Los Valles Fríos está vinculado a dos vecindarios que estuvieron
circunscritos al ámbito que hoy ocupa este sector, y además, con estrecha
242

proximidad: el vecindario Belén y el vecindario El Mosquito149. Señala Pirela


(2007) que al norte de santa Lucia se ubico la alfarería Los Tinajones que más
tarde se llamó Belén, cuando perteneció al señor Armonio Molero (p.91). Según
datos extraídos de lectura de los Protocolos del Registro Principal de Maracaibo el
origen del suburbio está relacionado con la industria alfarera. Un documento de
compra-venta fechado en 1897 indica que un inmueble ubicado en el lugar
llamado ―El Mosquito‖ linda al este con la ―Alfarería Belen‖150. Esto coincide con lo
planteado por Díaz (2005) quien comenta que ―Las "cuevas del humo" eran una
pequeña parte de los Valles Fríos en donde estaban ubicados unos hornos de
alfarería para la producción de ladrillos y tejas‖ (p. 29) (Ver Figura 85). Otro
documento de compra-venta hallado señala ―el lugar nombrado el Mosquito, hoy
los Valles Fríos‖151. De todo lo cual se infiere que este antiguo vecindario
decimonónico es el lugar que da origen al popular sector consolidado y nombrado
en el siglo XX como Los Valles Fríos; topónimo que fue hallado en los
mencionados Protocolos desde 1932152.

Igualmente se conoce que en este antiguo vecindario funcionó entre 1895 y 1904
el Asilo Provisional de Dementes, que se ubicó en la Quinta Belén por orden del
Presidente de Estado Jesús Muñoz Tébar (Nucete, 2004, p.36)

149
Arocha (1949) refiere para el año de 1894 la existencia de los dos vecindarios la existencia del vecindario
denominado Belén perteneciente a la Parroquia Santa Lucía, con 26 casas y 202 vecinos. Este autor
igualmente señala la existencia de un vecindario más pequeño denominado El Mosquito, con 103 vecinos y 17
casas, ubicado en la Parroquia de Santa Lucía (p.115).
150
Registro Principal de Maracaibo. Distrito Maracaibo, ano 1897, tomo 2, protocolo primero, tercer trimestre,
N° 87, folios 68 y 69.
151
Registro Principal de Maracaibo. Distrito Maracaibo, ano 1936, tomo 2, protocolo primero, cuarto trimestre,
N° 209, folio 227.
152
Registro Principal de Maracaibo. Distrito Maracaibo, ano 1932, tomo 1, protocolo primero, primer trimestre,
N° 122, folio 147.
243

Figura 86. Hornos de ladrillo en el Empedrado. El Cojo Ilustrado, 1900, p. 431.

El vecindario Belén fue uno de los primeros en ir consolidando una estructura


urbana de transición entre una ocupación compacta de edificios residenciales
alineados a la calle y contiguos, donde eventualmente se insertan casas campo
aisladas por jardines y patios, la mayor parte de estas edificaciones fueron
construidas de bahareques y techadas de eneas.

La consolidación del suburbio con casas de campo, construidas de tejas se


produce entre 1915 y 1940, momento en que la zona adquiere el aspecto que lo
caracterizaría como un sector popular de la ciudad. Otro indicador de su
consolidación, es la pavimentación de las vías de su entorno; tal es el caso de la
Carretera Unión y la calle Belén en 1921, calle Pichincha en 1922 y la calle 24 de
julio en 1923. (Quijano, 2002).

Según la revisión del Plano de la Ciudad de Maracaibo de 1936, para ese


momento están consolidadas una serie de calles en el sentido norte-sur, las
actuales avenidas 2B, 2C, 3A y 3C (calle San Luís). En sentido este-oeste, la Calle
del Asilo de Mendigos (calle 85, antes avenida Falcón), se extendía hasta la Calle
24 de Julio y la Calle Pichincha (calle 86, antes de San Andrés) lo hacía entre la
avenida Bella Vista y El Milagro. Puede afirmarse que en medio de las carreteras y
calles que delimitan el sector y los caminos internos que se fueron estructurado en
244

ambas orientaciones, se concentra el mayor número de edificios ubicados en el


suburbio, los cuales están aislados y siguen, sin mucho rigor, el curso de las
calles. En el resto del sector se ubican otro tanto número de edificios aislados de
diversos tamaños que se ordenaron según lo permita el curso de los caños y de la
accidentada topografía (Ver Figura 87).

Figura 87. Plano de Los Valles Fríos en 1936 donde se señalan su ámbito de interés urbano-patrimonial.
Elaboración propia, 2010.153.

El crecimiento noroeste del suburbio se apoyó en un principio en el impulso que se


produce a partir de la consolidación de la carretera Rehabilitación, sobre todo en la
vía paralela a esta, la calle ―Flor del Sur hoi San Martin‖ 154. Más tarde, en 1927,
con la creación del ―Ensanche‖, se produce el crecimiento del área noreste,
comprendida entre la Carretera Unión y la prolongación hacia el este de la
carretera 19 de Diciembre (calle 77, 5 de Julio). , así lo reseña una nota de prensa

153
Elaborado sobre la base del Plano de Maracaibo de 1936. Ministerio de Obras Públicas, Dirección de
Cartografía Nacional. Ejemplar conservado en la Colección Mapoteca de la Biblioteca Nacional, Caracas.
Montaje gráfico: Br. Paola de la Hoz.
154
Registro Principal de Maracaibo. Distrito Maracaibo, ano 1921, tomo 1, protocolo primero, primer trimestre,
N° 86, folio 65.
245

del Diario Panorama, donde se afirma que en 1939 este suburbio contaba con un
servicio de autobuses (Panorama, octubre 17 de 1939, p. 5). Mientras que un
documento de compra-venta ubicado en los Protocolos del Registro Principal de
Maracaibo, indica que para 1946, existía servicio de autobús en los Cerros de
Marín.

Aunque se conoce que en el espacio intersticial entre El Milagro y Bella Vista


también se desarrolló el lugar conocido como los Cerros de Marín, este lugar se
originó y desarrolló vinculado a la extensión que la cuadricula del Ensanche de
1927 tiene hacia El Milagro. Este proceso de conexión entre ambas vías se originó
y consolidó con posterioridad a 1945, según se observó en el Plano de Maracaibo
de 1950155.

5.2 El Suburbio Las Veritas.

Entre las avenidas Bella Vista y Las Delicias se fue consolidando un área
suburbana compleja integrada por tres sectores: Los Tres Pesos, Las Veritas y
Belloso.

El sector los Tres Pesos es aquél comprendido entre la avenida Bella Vista, la
avenida Falcón, la Cañada Nueva y la calle Belloso; el origen de este sector, se
vincula al desarrollo de Bella Vista, área que fue analizada en el capitulo anterior.
En el plano de 1936, las calles de la Imprenta, Santa Elena y Madariaga, que
cruzan el sector en sentido este-oeste, todas conectadas con la avenida Bella
Vista, definen una traza geométrica ordenada y regular. En este sector se observa
la mayor densidad de ocupación del suelo, los edificios de mayor y evidente
ordenamiento en la manzana y que además presentan una más clara alineación
respecto a la calle. Es probable que por la antigüedad del sector y la regularidad

155
El plano al que se hace referencia se localizó en la Colección Mapoteca de la Biblioteca Nacional, Caracas.
Aunque no tiene identificada la autoría, los datos de fichaje del plano señalan que fue elaborado por el
Ministerio de Obras Públicas, a través de la dirección de Cartografía Nacional, en 1950.
246

de su traza esta área fuese desarrollada en el marco del proyecto de urbanización


de la Compañía Constructora de Casas de 1890, que antes fue señalado. En
cualquier caso, es el área que muestra la mayor consolidación urbana de todo
este suburbio para 1936 y donde actualmente se ubican las viviendas históricas de
mejor calidad estética y constructiva (Ver Figura 87). En el resto del sector se
ubican edificios dispersos cuya organización la determinan los accidentes
topográficos del sitio.

Figura 88. Hato San Joaquín construido hacia 1907 en la esquina de la Carretera de Bella Vista y del Callejón
del Asilo, sector Los Tres Pesos. Colección Fototeca Arturo Lares Baralt. AHEZ.

En cuanto al sector Las Veritas, las referencias más antiguas del lugar datan de la
primera mitad del siglo XIX. Estas se relacionan con el antiguo vecindario, del
Pozo del Barro. Ubicado en las inmediaciones de la cañada homónima, que corría
desde el norte y se adentraba en la ciudad en el cruce de la calle del Colegio
Seminario (hoy calle 94, Carabobo) y la actual avenida 8 (Páez). En rededor de
este cauce de agua se ubicó el empobrecido arrabal, probablemente consolidado
en torno a la antigua Carnicería.

Para el año de 1896 el topónimo ―Veritas‖ aparece en documentos de compra-


venta contenidos en los Protocolos del Registro Principal de Maracaibo y el lugar
247

es identificado como un caserío que es asiento de hatillos construidos de


bahareques y techados de eneas, situación que fue cambiando muy lentamente,
siendo en 1919 cuando el lugar se hace asiento mayoritario de casas de campo
construidas de tejas. Esta revisión, igualmente permite establecer que las calles El
Mosquito, Santa Teresa, General Celis y Belloso son antiguas e importantes
conectoras de este sector con la avenida Las Delicias.

Las Veritas, puede delimitarse hacia el este siguiendo el curso de la Cañada


Nueva, que la separa del antiguo sector de los Tres Pesos, por el oeste el limite lo
definió la calle Los Andes, por donde circuló desde 1927 el tranvía que cubría la
línea de Belloso156 (Ver Figura 89). Las Veritas es la denominación más antigua de
la calle que luego se denominó avenida Roosevelt y hoy día es la avenida 9-B,
esta calle se extendió desde el núcleo que se gestó en torno a la antigua
carnicería hacia el norte, hasta el cruce con la calle del Asilo de Mendigos (actual
calle 85 antes Falcón) donde se ubicó desde 1922 el asilo de ancianos y
huérfanos.

Señala Díaz (2005) que

El nombre proviene de las veras del camino, porque la zona veritera abarca un
espacio como de setenta hectáreas de terreno erosivo que sólo permitía
transitar por veredas que compartían las personas con los animales (…)
Luego varias personas construyeron viviendas por allí dando lugar a la
formación de una calle nueva: el "callejón del asilo (p. 27).

Entre 1930 y 1936, donde antes se había desarrollado el antiguo arrabal del Pozo
del Barro, se construyó un importante núcleo de servicios de salud. Señala
Zawisza (1980) que en el marco del Centenario de la Muerte del Libertador
celebrado en 1930, el General Vincencio Pérez Soto emite un decreto de
ejecución de obras públicas entre las cuales se encuentran la construcción del
Profiláctico Antivenéreo (Ver Figura 90), el Instituto Pro-Infancia, el Dispensario
Profiláctico y el Dispensario Escolar, la construcción de todos estos edificios está

156
Un aviso de prensa publicado en Panorama en 1935 revela que la línea estaba funcionando para ese año
(9 de abril de 1935, p. 7).
248

vinculada a la obra del ingeniero León Achiel Jerome Hoet y fueron concluidos
durante la gestión de Pérez Soto.

Figura 89. Plano de los vecindarios Los Tres Pesos, Las Veritas y Belloso en 1936. Elaboración propia,
2010.157

157
Elaborado sobre la base del Plano de Maracaibo de 1936. Ministerio de Obras Públicas, Dirección de
Cartografía Nacional. Ejemplar conservado en la Colección Mapoteca de la Biblioteca Nacional, Caracas.
Montaje gráfico: Br. Paola de la Hoz.
249

Figura 90. Dispensario profiláctico de Veritas. Colección Fototeca Arturo Lares Baralt. AHEZ.

Este entorno ya se consideraba un sector de carácter popular, según se


desprende de una nota de prensa sobre el Instituto Pro-Infancia, escrita por H.
Curiel Ramírez y publicada en Panorama. En esta nota se hacen breves
referencias al lugar de emplazamiento del Instituto, caracterizado como ―un barrio
típico de hombres luchadores pertenecientes a esa masa informe y anónima, pero
soberana de las ciudades‖ (1933, octubre 19, p. 19).Los Protocolos del Registro
Principal de Maracaibo establecen que era el lugar de asentamiento de un
importante número de ―dependientes del comercio‖.

En cuanto al sector Belloso, el Plano de la Ciudad de Maracaibo de 1936 permite


establecer que de la calle La Pascua hacia el sur, la mayor parte de las
edificaciones se presentan conservando el carácter apareado característico del
núcleo urbano y el sector norte es aún un incipiente caserío. En cuanto a la
consolidación del lugar, en el plano es posible observar que en sentido este-oeste
las calles Celis, Belloso y Nueva Belloso son las vías más consolidadas en los
predios cercanos a Las Delicias. Esta observación permite establecer que este
sector está limitado en el este por la calle Los Andes y en el oeste por una cañada
sin identificar que lo separa del suburbio Las Delicias, mientras que la calle La
Pascua determina el límite sur y la incipiente calle Nueva Belloso define el límite
norte del sector.
250

El desarrollo de este sector se origina en su flanco sur, en el área comprendida


entre el antiguo núcleo de la antigua Carnicería y el Nuevo Cementerio de Las
Delicias; estas áreas fueron las primeras en consolidarse. Estas calles según lo
señalado por Besson (1973) se pavimentaron con macadán petrolizado en 1927 (t.
IV, p. 862).

Desde la década de 1930 por influencia del desarrollo del Cementerio San José y
del crecimiento de El Paraíso, se consolidó el noroeste del sector, hoy conocido
como Belloso. Se produjo la extensión en sentido Norte-Sur de la calle Los Andes
hasta la avenida Falcón y ésta se extendió hacia el oeste, hasta unirse a Las
Delicias durante la primera mitad de la década de 1940.

Según un informe de los gastos de obras públicas del municipio, publicado en el


diario Panorama el 5 de febrero de 1941 durante ese año fiscal se realizaron
trabajos en la calle Los Andes y la avenida Falcón (p. 5). Lo relatado por Régulo
Díaz (2005) refiere que en el año 1947 el gobernador Felipe Hernández tendió la
avenida Falcón utilizando el "callejón del asilo‖ (p. 27).Todo lo cual apunta a una
consolidación definitiva del sector Belloso hacia mediados de la década de 1940.

Según se desprende de los Protocolos del Registro Principal de Maracaibo, Las


Veritas es un sector habitado mayoritariamente por una clase trabajadora
empobrecida, rodeada en sus extremos este y oeste por una emergente clase
media de trabajadores asalariados asentada en los Tres Pesos y Belloso.

5.3 El Suburbio La Pomona.

Hacia el sur de la ciudad, en el norte de la alta meseta que bordea el eje costero
Los Haticos, se fue desarrollando el vecindario La Pomona. Sin embargo, en
contraste con el antiguo suburbio costero, son pocas las referencias halladas en
torno al origen del sector. Según concluye Echeverría (1995) a partir de una serie
de entrevistas realizadas a sus pobladores, el origen del mismo se ubica hacia los
inicios de la década del veinte.
251

Es un ámbito residencial intersticial ubicado entre Los Haticos y el antiguo Camino


de Sabaneta larga que conducía a Perijá. Este suburbio del sur de la ciudad, en
contraste con los del norte, se consolidó tardíamente puesto que el desarrollo
inmobiliario y de servicios fue dirigido hacia El Ensanche de 1927, donde se había
generado una mayor concentración de población que favoreció la consolidación de
los barrios ubicados en el noroeste.

Es probable que el nombre del sector se origine en un antiguo hato del lugar. En la
tradición grecolatina Pomona se corresponde con el nombre de la diosa romana
de las frutas; pero también es el nombre de una importante ciudad agrícola situada
al sureste del Condado de Los Ángeles (California, Estados Unidos), por lo que el
topónimo está asociado a lugares campestres y de producción de frutas en la
tradición norteamericana. Aunque es conocido el gusto maracaibero por el empleo
de nombres provenientes de la tradición clásica grecolatina, lo cual podría explicar
la denominación del lugar, también es cierto que desde 1919 los intereses
petroleros ya estaban instalados en sus inmediaciones. La Caribbean Petroleum
Company, integrada posteriormente al grupo Royal Dutch Shell, tuvo su primera
sede en el Palacio Roncajolo, en Cerro Pelado los Haticos (González, 1989) lo
que en primera instancia se reflejó en el asentamiento de la Colonia Villalobos al
sur del Poniente y posteriormente la instalación de la Colonia Caribbean en la
parte alta de Los Haticos en 1927, lo que generó la incorporación de nombres de
lugares y ciudades de origen norteamericano para identificar zonas y edificaciones
en la ciudad; lo cual igualmente puede explicar la selección de este nombre de
Pomona para el lugar158.

La referencia más antigua del lugar proviene de un documento de compra-venta


de 1931, contenido en los Protocolos del Registro Principal de Maracaibo 159, que
refiere la compra de un terreno en ―La Pomona‖ hacia el año de 1921; para esta

158
En un artículo de A. Rambano denominado ―La Democracia de la Cultura‖, publicado en primera plana del
diario Panorama se hace mención del Pomona College como referente de educación y formación de la ―mente
común‖ (1931, octubre 26, p. 1).
159
Registro Principal de Maracaibo. Distrito Maracaibo, ano 1931, tomo 2, protocolo primero, cuarto trimestre,
N° 212, folio 203.
252

fecha, según lo relatado por Gertsl (1977) el personal extranjero que trabajó en las
áreas petroleras asentadas al norte de Los Haticos tuvo que buscar alojamiento
para sí y sus familias en las cercanías (p. 148), siendo esta la causa más probable
del origen de este suburbio. Lo cual refuerza la tesis de la adopción del nombre
por influencia norteamericana.

En la prensa local de ese mismo año se publicó un aviso en el diario Panorama,


en el que se publicita el alquiler a precio módico de la quinta Nazareth, ―en la
Pomona, fresca, limpia, buena para temperar‖ (Octubre 26 de 1931, p. 7). Esta
descripción de los valores ambientales del lugar se complementa con una
exhaustiva descripción del vecindario que pudo extraerse de una carta dirigida por
sus habitantes al Gobierno Regional en 1936,

Importante vecindario al sur-este de la ciudad de Maracaibo, que como los


otros populosos barrios, integran el gran conglomerado ciudadano de la
Capital zuliana, está llamado a ser uno de los preferidos y habitados por sus
excelentes condiciones para la vida y conservación de la salud, pues su
posición, la más elevada quizá sobre el nivel del lago, brinda en todo momento
la suave y deliciosa briza, tan pura, como anhelada en esta ardiente Costa del
Coquibacoa, sin peligros de miasmas paludozas y mal sanas, por estar muy
distante de las montañas, ciénagas y cañadas y su piso firme y excesivamente
seco, nunca, ni en pleno invierno retiene charcas y humedales el agua que
arrancan los molinos de sus profundos pozos, es excelente, abundante y pura,
preferida en la ciudad como factor importante para la salud; la leche obtenida
en el vecindario es doble, purísima y nutritiva; la hortaliza es abundante y
fresca, porque se cultiva con esmero; la producción de aves de corral, huevos,
cría de cabras y cochinos es fecunda y en condiciones higiénicas, así como la
cacería, frutas y otros productos alimenticios; así mismo hay facilidades para
la consecución de carbón, leña. Las casas de habitación, son muy regulares
en su construcción la mayor parte techadas de tejas, confortables y cómodas;
los habitantes del lugar, son pacíficos, laboriosos y hospitalarios; la vida es
tranquila y modesta, con grandes economías, pues todo, desde los alquileres
de vivienda, alimentos, hasta el agua, es extremadamente barata y fácil en la
adquisición; los extensos terrenos de este elevado vecindario permiten una
vasta ampliación del poblado y están muy inmediatos a la Urbe (Boletín del
Acervo Histórico del Estado Zulia, 2004, p. 30).

La descripción da cuenta de un lugar que permanece aislado de la ciudad y que se


autoabastece, por lo que para 1936, en el vecindario persiste un modo de vida y
costumbres relacionadas al medio rural. Es habitado por gente de modestos
recursos, que ya residen en quintas construidas en bahareque y techadas de
253

tejas, y que además manifiestan un deseo de incorporarse, a través de mejores


vías de comunicación, a los beneficios del medio urbano, del cual han sido
segregados a pesar de las excelentes condiciones –frescura, limpieza y agua- que
el lugar tiene para su explotación inmobiliaria.

El plano de la ciudad de 1936 revela que el sector circunscribe sus límites a la vía
de Sabaneta por el norte y la cañada El Cogollo por el sur. La zona de mayor
densidad de ocupación se localiza hacia el límite con Los Haticos. Son por lo tanto
el sector denominado El Poniente y el área en torno a las Colonia Villalobos y
Caribbean, sectores adyacentes a Los Haticos, los lugares más antiguos y
consolidados en las inmediaciones de este vecindario. En el centro geométrico del
sector un incipiente camino comienza a estructurar la actual avenida 19C (La
Pomona) desde donde puede observarse la bifurcación con la actual avenida 102
(Ver Figura 91). En su entorno se ubican una serie de edificios aislados que se
ordenan siguiendo su sinuosa geometría lineal, siendo ésta la imagen urbana del
suburbio para 1936.

Figura 91. Plano de La Pomona en 1936 donde se señalan su ámbito de interés urbano-patrimonial.
160
Elaboración propia, 2010.

160
Elaborado sobre la base del Plano de Maracaibo de 1936. Ministerio de Obras Públicas, Dirección de
Cartografía Nacional. Ejemplar conservado en la Colección Mapoteca de la Biblioteca Nacional, Caracas.
Montaje gráfico: Br. Paola de la Hoz.
254

Como consecuencia de las demandas dirigidas al gobierno regional por parte de


los vecinos del lugar, demandas que encontraron eco en la prensa local, el
concejal Dr. Jesús Enrique Lossada solicita al Concejo del Distrito Maracaibo ―La
necesaria incorporación de alumbrado público y la solicitud del trazado de una
carretera construida de concreto o de macadán‖ (Panorama, 1 de Setiembre de
1937, p. 6). Meses más tarde el mismo Dr. Lossada, ahora en su carácter de
Presidente del Concejo, ordena la instalación del alumbrado eléctrico en el caserío
(Panorama, 19 de Noviembre de 1937, p. 1). Ese mismo año, se reseña el
recorrido que realizaba un autobús entre este sector y la ciudad (Panorama, 13 de
Abril de 1937, p.5).

Ya hacia 1938 el lugar es descrito como un ―importante caserío, uno de los más
frescos i saludables de la ciudad, el cual está tomando mejor aspecto i donde se
ha intensificado el tráfico de manera palpable‖, por lo que se solicita a la Cámara
Municipal aprovechar la colocación de los tubos del acueducto para iniciar el
trazado de la carretera que está en estudio (Panorama, 20 de abril de 1938, p. 10).
Por su parte, los Protocolos del Registro Principal de Maracaibo dan cuenta hacia
el año de1945 de un notorio movimiento de transacciones de venta de inmuebles
en este lugar. De todo lo expuesto se infiere que fue durante la gestión de
Lossada, vecino del sur de la ciudad y en ese momento al frente a la
administración del municipio marabino161, que se consolidó el suburbio La
Pomona.

Los Valles Fríos, Veritas, Belloso y La Pomona, se caracterizan por un tejido


urbano irregular diferente al orden de alineamiento que impone la estructura de los
ejes entre los cuales se emplazan; su estructura, más que a un orden geométrico,
responde a su adaptación a unas condiciones de topografía e hidrografía muy
accidentadas. Fueron el lugar de ocupación espontánea de las emergentes clases
medias y obreras de la ciudad petrolera del siglo XIX.

161
El Dr. Jesús Enrique Lossada fue Concejal y luego presidente del Cámara Municipal de Maracaibo entre
1936 y 1938. Su familia emparentada con los von Jess, de origen alemán, residió desde inicios del siglo XX en
la casa de campo que antes fue de los Gross, ubicada en la Ranchería (Naguel von Jess, 2007).
255

6. Origen y clasificación de los primeros suburbios populares.

La realidad de1925 sobre el desarrollo de las cuatro extensiones suburbanas y su


incipiente desarrollo intersticial era la de un crecimiento espontáneo, desordenado
y carente de acondicionamiento urbano, debido entre otras cosas a la ausencia de
servicios eficientes, la planificación de los espacios urbanos públicos y de una
apropiada reglamentación de ordenación urbanística.

La llegada del petróleo terminó por hacer colapsar el espontáneo y ya


desordenado crecimiento que se había iniciado en la ciudad. El aumento explosivo
de la población nacional y extranjera, el cual en un principio se fue concentrando
en los ejes y en los embrionarios arrabales tradicionales, lo que generó en estos
una importante demanda de vivienda.

Con este proceso, la ciudad comienza a manifestar los síntomas de un fenómeno


de crecimiento que ya ocurría desde tiempo atrás -sobre todo- en las ciudades
capitales de Latinoamérica. Señala Hardoy (1997)

Durante las primeras décadas de este siglo los trabajadores, la mayoría de


ellos sin especialización alguna y remunerados con salarios bajos y
discontinuos, se hacinaban con sus familias en los cuartos de casas antiguas,
ya muy deterioradas, transformadas en viviendas colectivas o en los tugurios
centrales construidos por empresarios privados y particulares alentados por su
alta rentabilidad. Los obreros especializados y los empleados de comercio
mejor remunerados podían acceder a uno de los lotes de las innumerables
urbanizaciones promovidas por especuladores privados en los entonces
barrios periféricos (p. 268).

En este marco se gestaron y consolidaron los suburbios intersticiales marabinos


que conformaron lo que Echeverría denominó el Hábitat Tradicional Popular. Si la
consolidación de los ejes se produjo entre de 1897 y 1926, en un lapso de 30 años
comprendidos entre su incorporación a los límites del poblado y su equipamiento
con los tranvías eléctricos; la consolidación de los intersticios se produce en un
lapso similar, entre 1915 y 1945, tomando como referencia la consolidación de sus
primeras calles, la dotación de servicios y la instalación de sistemas de transporte
público automotor. Este conjunto diverso de ejes, calles y caseríos tejidos de
256

modo fragmentario y discontinuo integran lo que pueden considerarse los viejos


suburbios intersticiales de la ciudad.

La consolidación de estos lugares estabilizó una primera periferia entorno al


antiguo núcleo urbano. El descrito proceso de consolidación se realizó a través de
la pavimentación de redes viales y de la dotación de los servicios de cloacas y de
agua potable, así como de la introducción de los primeros autobuses como
sistema de transporte público, lo que apoyó el funcionamiento de los tranvías
eléctricos que recorrían sus límites.

Entre 1926 y 1935 se asientan los enclaves petroleros dentro del perímetro de la
ciudad, algunos en torno a los ejes otros adaptándose a la cuadricula y
desarrollando el tejido urbano del ―Ensanche‖ propuesto en 1927, en estos se
exhibió una nueva y aséptica forma de vida urbana y nuevos modelos
residenciales suburbanos que exhiben a su vez diferentes formas de adaptación a
los rigores climáticos de la ciudad. Casas elevadas del suelo por pilotes y
plataformas, casas resueltas en hastial frontal con porches, verandas, ventanales
neoclásicos y respiraderos de romanillas en sus vértices son constantes
morfológicas en el modelo residencial prefabricado que exhiben las colonias. En
cuanto a los materiales: los techos de láminas metálicas, las paredes de madera y
los cielos rasos se presentan como los más novedosos.

Un aspecto interesante y particular es el siguiente: desde 1932 en los Protocolos


del Registro Principal de Maracaibo se hallaron evidencias de casas construidas
de bahareques con techos de zinc o de hierro galvanizado y techadas de asbesto
en Bella Vista. En Veritas y Los Haticos también existieron casas con piezas en
zancas, casas con paredes de madera y casas con techos de láminas metálicas.
Para 1936 se hallaron en los documentos casas con cielos rasos de cartón y son
comunes las barandas de cemento.

Algunos de estos elementos exhibidos en la arquitectura petrolera están presentes


en los palacetes, modelo doméstico de corte académico, que durante ese mismo
período se fueron construyendo sobre todo en Bella Vista, la Carretera Unión y el
Paraíso.
257

Sobre los suburbios intersticiales se incorporaron las versiones modestas de la


casas de campo de origen decimonónico o de la casa-quinta del novecientos, en
ellas se presentan -aun cuando de modo minoritario- variantes del modelo
residencial suburbano que muestran la influencia de la arquitectura residencial
norteamericana, que desde la prensa de la década del veinte y más tarde desde lo
que muestra la arquitectura residencial de los enclaves petroleros, se exhibe y
vende a los marabinos como una nueva forma de adaptación climática y por ende
de modernización.

Estos lugares pueden clasificarse históricamente como suburbios del siglo XX, ya
que en ellos se asentaron las emergentes clases trabajadoras y obreras
asalariadas. Morfológicamente fueron determinados por una traza urbana de
geometría irregular162, producto de una topografía accidentada que caracterizaba
los espacios residuales entre los suburbios lineales; espacios que las elites no
urbanizaron, de allí su nominación de intersticios. Su origen y consolidación se
realizó a partir del desarrollo de las carreteras pavimentadas para el tránsito del
vehículo como al sistema de transporte.

Si los suburbios del siglo XIX dibujaron pálidamente la ciudad del futuro, tal como
lo planteó Sempere, según Quijano (2002) fue, la élite criolla local de inicios del
siglo XX quienes concibieron una idea de progreso basada en la construcción de
una ciudad nueva y diferente a la existente, y su estructuración definitiva seria la
base sobre la cual se asentaría, a juicio de esta autora, la ciudad moderna (p.
288).

162
Estas áreas están integradas por una serie de redes viales que se adecuaron a los accidentes topográficos
e hidrográficos determinando un patrón geométrico casi natural u orgánico; en el cual, tal como demostró
Pineda (2009) es posible encontrar patrones estructurales de composición fractal. En tal sentido, Salingaros
(2005) afirma que la morfología de las ciudades de crecimiento espontaneo y aquellas no planificadas a lo
largo de la historia y hasta los inicios del siglo XX fueron de estructura fractal.
258

CONCLUSIONES

Las conclusiones finales de la tesis se presentan como reflexiones que agregan


valor a las conclusiones parciales que se generaron al final de cada capítulo.
Estas últimas se retoman en función de cubrir el objetivo general de la tesis que se
plantea ―determinar el origen y la consolidación de los primeros suburbios‖. El
proceso condujo a la determinación del origen y caracterización de cada uno de
los primeros suburbios locales así como también a establecer las diferentes
etapas que estructuraron el primer medio suburbano de Maracaibo.

Las reflexiones que se suscitan a partir de cada una de las conclusiones parciales
apuntan a esclarecer, no sólo al objeto en sí mismo, sino también las perspectivas
de su abordaje como fenómeno; este ejercicio acomete aspectos de carácter
teórico y metodológico que suman nuevos elementos para el estudio de la historia
de la ciudad y la arquitectura de Maracaibo.

En función de lo planteado se establece la siguiente temática: Fuentes


cartográficas para el avance en la investigación histórica urbana, Globalización y
modernidad en el medio suburbano local, Condiciones ambientales y segregación
espacial urbana, Clasificación de los suburbios locales y finalmente, Casa y medio
suburbano.

Fuentes cartográficas para el avance en la investigación histórica urbana.

El análisis histórico de la ciudad de Maracaibo, desde los años finales del siglo
XVIII hasta la mitad del siglo XX, se hizo necesario para la determinación del
origen del medio suburbano marabino. En principio, el análisis de este largo
período pudo considerase innecesario dada la existencia de un cuerpo de
conocimientos que había establecido que el suburbio fue un fenómeno local de
finales del siglo XIX; sin embargo, la antigüedad que las fuentes atribuyen a los
259

lugares que la historiografía había clasificado como suburbios y la necesidad de


determinar desde cuando operaron como tales, justificó una revisión de ciento
cincuenta años de historia urbana. Período que en nuestra realidad histórica
puede considerarse un enfoque de larga duración.

Insistir en la indagación de los orígenes de estos lugares condujo a establecer sus


antecedentes más antiguos, así como rastrear la cartografía inédita de los siglos
XIX y XX, que permitió precisar tanto el momento en que se originaron los
suburbios como entender el contexto histórico en el cual se produjo su
consolidación. Es por esto que, asumir la larga duración para la comprensión del
fenómeno suburbano, permitió dejar establecido un cuerpo estructural de
conocimientos sobre el cual apoyar futuros estudios sobre la ciudad decimonónica
y sobre los suburbios.

En el crecimiento de la Maracaibo decimonónica, la cartografía nos permite


establecer tres momentos de la ciudad que se vinculan a tres coyunturas
históricas asociadas a la noción de modernidad:

El primero asociado a la coyuntura de la guerra de independencia y de la naciente


república que arroja una producción cartográfica que se utilizó como fuente para la
identificación de los barrios y arrabales de inicios del siglo XIX. En la lectura e
interpretación del plano de la Batalla Naval de Maracaibo de 1822 elaborado por
Ángel Laborde, del plano de 1827 y el Proyecto para la Defensa de la Ciudad
elaborados por Agustín Codazzi, se detectaron contradicciones que se deben
aclarar para profundizar en la comprensión de ese momento. Por lo tanto se
recomienda una revisión de fuentes de carácter militar del período para esclarecer
el impacto urbano derivado del rol estratégico-militar de la ciudad de Maracaibo en
el marco de la independencia.

El segundo momento se relaciona con la coyuntura económica del auge del


mercantilismo liberal de mediados del siglo XIX; fase en que se debe evaluar el
crecimiento del área mercantil y portuaria, a la luz del impacto del proyecto para la
defensa de la ciudad de 1827, y del Plano Topográfico de la Ciudad de Maracaibo
1859, elaborado por Gregorio Fidel Méndez. Este último era parte de una trilogía
260

que incluía el Plano Topográfico de Caracas de 1852 y el Plano Topográfico de


Mérida de 1856. Este documento cartográfico no ha podido ser localizado en los
archivos públicos de la ciudad y de la nación, por lo que se hace necesaria una
revisión en los archivos y planotecas de lugares como Curazao, Colombia, San
Tomás, Estados Unidos y Alemania, lugares de importante intercambio comercial
con Maracaibo en ese momento.

Estos dos momentos sólo se esbozaron en esta tesis, dado que fueron tratados
como antecedentes de la gestación del medio suburbano, por lo que el rastreo y
análisis exhaustivo de las fuentes cartográficas citadas permitirán reconstruir con
mayor precisión el crecimiento y la consolidación de las áreas aledañas al antiguo
núcleo de origen hispano. Y de este modo avanzar en la superación del carácter
de reconstrucción hipotética que mantiene la historiografía urbana local.

El tercer momento está referido al estudio del impacto de la industrialización sobre


la ciudad, el impacto de los modernismos en la localidad y el nacimiento del medio
suburbano. Estos elementos pudieron ser estudiados a profundidad en esta tesis a
partir de los planos topográficos de la ciudad de Maracaibo de 1883 y de 1889.
Momento desde del cual se cuenta con un importante número de documentos de
carácter técnico y jurídico que permitieron la reconstrucción histórica del fenómeno
en la realidad local.

En cuanto al medio suburbano en particular, relacionar los datos aportados por los
historiadores, los geógrafos y la documentación oficial con otras fuentes, como los
relatos de los visitantes y residentes extranjeros, los Protocolos del Archivo del
Registro Principal de Maracaibo y la prensa local, permitió superponer dos
versiones complementarias de la ciudad, la versión estructurada por la cultura
criolla de tradición hispana y la versión extranjera asentada en la tradición cultural
germana y anglosajona. Así, es posible encontrar que términos como barrios,
arrabales y suburbios, aunque de significados técnicos diferentes, se usan y
aplican indistintamente en el discurso historiográfico de la ciudad de Maracaibo,
siendo que las fuentes primarías consultadas establecen una discriminación
marcada de unos términos u otros, según sea su origen discursivo castellano o
261

anglosajón. Este misma dualidad se presenta en referencia al empleo de los


términos: hatos, casa de campo y quintas, edificaciones que ocupan
mayoritariamente el medio suburbano. Los tres términos coexisten en la
documentación jurídica local, sin embargo, su empleo esta innegablemente
relacionado con el tipo de propietario, sea éste criollo o extranjero.

Este trabajo permite establecer que en las fuentes técnicas y jurídicas se mantiene
hasta la mitad del siglo XX, una tradición discursiva que emparenta las
transformaciones de la ciudad con una terminología urbanística de tradición
hispana. En contraste, en los relatos de los extranjeros, en los protocolos y la
prensa local, afloran el uso de términos de origen indistinto para denominar las
transformaciones urbanísticas que desde mediados del siglo XIX se fueron
gestando para consolidar un medio suburbano a partir de una búsqueda de
―confort‖ ambiental, de dotación de servicios y de modestas comodidades. Estas
intervenciones provenían mayormente de la cultura anglo-germana decimonónica
y no de la cultura hispana como pudiera inferirse del uso de lenguaje empleado en
las fuentes técnicas-urbanas y jurídicas.

La confrontación entre los discursos de las fuentes no oficiales y las cotidianas


permiten establecer cuatro tipologías arquitectónica diferenciadas: la casa de hato,
la casa de campo, la casa-quinta y el palacete que muestran marcadas
diferencias, sobre todo en la organización compositiva de las plantas y las
fachadas, determinadas tanto por la dualidad criollo-extranjero como por la
estratificación social de sus habitantes, hecho que contrasta con el uso indistinto
de los términos para denominar la vivienda suburbana.

Las negociaciones de la tecnología utilizada en el ferrocarril y los tranvías locales


durante el período 1897-1945 evidencian una fuerte relación entre el desarrollo del
transporte urbano y los intereses económicos norteamericanos. Esta situación
generó la producción de documentos de carácter técnico para soportar dichos
proyectos y negociaciones que son de interés en la producción del conocimiento
de la historia urbana del período. Morinson (2007), refiere una serie de fuentes
262

documentales y de archivos cuya revisión y estudio es necesario realizar, tales


como:

 El artículo denominado: Ten-Bench Open Cars for Maracaibo en Brill


Magazine, publicado en Filadelfia en 1925, en el que se realiza la descripción
del modelo de doble boogie que la fábrica Brill construyó para la Empresa de
Tranvías Eléctricos y donde se ilustran sus dimensiones.
 El artículo llamado: Maracaibo Street Railways in U.S. Bureau of Foreign &
Domestic Commerce, Publicado por Trade Promotion Series en 1927, que
contiene un plano y una breve reseña histórica de los tres sistemas de tranvías
eléctricos.
 El artículo: Venezuela: Tramways and Subsidiary Transportation Companies in
U.S. Bureau of Foreign & Domestic Commerce, World Survey of Foreign
Railways. Publicado en Washington en 1933, donde se describen datos
financieros y de operación de las tres compañías de Maracaibo.

Se determinó que la mayor parte de la cartografía marabina del novecientos, fue


impresa en Nueva York. Así lo señala el Mapa del Estado Zulia de 1894, Impreso
por Engraved & Printed. at G. W. & C. B. Colton & Co. 312 Broadway New York y
el Plano de Maracaibo de 1915 impreso por C. S. Hammond & Co, en la ciudad
mencionada. Igualmente pudo establecerse que se editó en Nueva York un plano
de la ciudad denominado: Plan of the City of Maracaibo, de 1908, plano del
gobierno norteamericano, basado en los mapas publicados en El Zulia Ilustrado
(Maracaibo), donde se indican las cuatro líneas del tranvía de tracción animal.

En el ámbito local del momento, el Diario Panorama 163 anuncia la venta del Plano
de la Ciudad de Maracaibo para 1933-34. Todo lo cual permite inferir que la ciudad
fue objeto de varios levantamientos y representaciones durante los tres primeros
decenios del siglo XX. Estos planos probablemente se generaron ante la

163
Diario Panorama del jueves 7 de diciembre de 1933. Luis Ramírez Ochoa fue el agente exclusivo para su
venta (p.5). Este mismo diario en su edición del martes 12 de diciembre de 1933, reseña que su dibujante el
señor Dr. José Pérez González, envió un ejemplar al diario. Reseña su ―utilidad, después de los adelantos y
ensanches de la ciudad durante los últimos años‖ (p. 8).
263

necesidad de orientar a la gran cantidad de población inmigrante que llegó a la


ciudad de entonces. Por lo que es importante orientar esfuerzos de investigación
que permitan acceder a estas fuentes.

Figura 92. Aviso de prensa que anuncia la circulación del plano de la ciudad de Maracaibo para 1933-34.
Panorama, 7 de diciembre de 1933, p. 5.

Globalización y modernidad en el medio suburbano local.

León y Riquelme (2003) señalan que ya en 1848 se había caracterizado la


tendencia globalizadora surgida de la Segunda Revolución Industrial, cuyo mayor
impacto puede situarse históricamente en el último tercio del siglo XIX. Gerardo
del Cerro (1999), por su parte, establece que las tasas de crecimiento de las
economías nacionales muestran una alta correlación especialmente en un período
de intensa globalización, entre 1913 y 1927.

La segunda mitad del siglo XIX coincide con el momento de consolidación de la


economía mercantil local enmarcada en las políticas liberales de la naciente
republica, y en la cual los decenios de 1910 y 1920 fueron cruciales en la
integración de la nación venezolana en el escenario internacional, como uno de
los principales productores petroleros del mundo; en este momento, Maracaibo
asume su nuevo rol como capital petrolera del país.

Al relacionar lo establecido por estos autores en el concierto global con el


escenario económico y la realidad histórica nacional y local, pudo observarse la
264

coincidencia entre estas etapas de globalización con el florecimiento mercantil


exportador y el minero exportador local, respectivamente. Pero sobre todo, resulta
de gran interés que el segundo tercio del siglo XIX y los decenios de 1910 y 1920
coinciden con las fases detectadas de génesis y consolidación de los suburbios
marabinos.

De acuerdo a lo planteado puede considerarse la urbe marabina como uno de los


ejemplos que han existido de ciudades que participaron activamente en un anterior
proceso de globalización económica, sin ser necesariamente un caso de ciudad
global. Por lo tanto, la estructura urbana de la ciudad de entonces, puede ser
entendida como el resultado de acciones que favorecieron e inhibieron el impacto
de las fuerzas globales, iniciándose con el mercantilismo internacional europeo y
que continúa a lo largo del siglo XX con el pujante capitalismo norteamericano.

En aceptación de esta realidad puede establecerse que el suburbio marabino al


igual que su antecedente europeo se originó como una reacción de escape del
medio urbano. Sin embargo, en el caso local no se trató de la huida de la metrópoli
por las presiones de la sobrepoblación o de la degradación ambiental, producto
del impacto industrial, por cuanto la ciudad era poco más que un pueblo a
mediados del siglo XIX. Se trató de la salida de un minoritario grupo de extranjeros
y criollos, que no encontraron en la atrasada ciudad preindustrial el confort
ambiental, las condiciones de higiene y la dotación de servicios necesarios para
establecer un modelo de vida urbano, que cubriera sus necesidades y los
estándares de vida cívica europea; forma de vida que se desarrolló –en gran
medida- como un gueto separado del resto de la urbe.

Tampoco se trataron de espacios forjados por el capitalismo para el consumo del


tiempo libre, como los lugares de veraneo o las lujosas ciudades de recreo o
ciudades balnearios, que sí se generaron en el litoral caraqueño. Sin embargo, a
pesar de las limitadas y modestas condiciones, en el espacio suburbano local se
estableció una concepción moderna de vida que, al igual que en muchas naciones
del mundo industrializado, estuvo vinculada a la nostalgia por la naturaleza.
Expresión igualmente matizada por condiciones específicas de la localidad.
265

El impacto del modernismo fue procesado por una modesta elite comercial, que
dependía en gran medida de la atención permanente de sus responsabilidades
laborales con las casas de comercio que los contrataban y con un limitado poder
de consumo. Pero que tempranamente fue capaz de producir sobre la costa
lacustre un rústico y tecnificado medio suburbano costero que posibilitó un
modesto, pero sofisticado sistema de vida para la elite local. Igualmente la cercana
presencia del Lago sirvió de exótico escenario natural y tropical, para que la
austera elite marabina tuviese un estilo de vida que permitiera, tanto la
contemplación de la naturaleza, como el desarrollo de actividades deportivas y
lúdicas en un ambiente separado del lugar del trabajo productivo.

Figura 93. Fotografía de Julia Bornhorst a la orilla de su casa de campo Hamburgo. Bornhorst, 1993, p. 31.

La nostalgia por el paisaje natural explícitamente manifestada en su apego a las


costas del lago., se acompañó de la actitud moderna de búsqueda del confort que
la tecnología y la industria podía ofrecer; así, los vaporcitos, los molinos de viento
y los estanques metálicos elevados acompañaron el exuberante paisaje costero
lacustre, las rústicas cercas de palo a pique y las pintorescas casas de campo,
remozadas con adiciones como porches y verandas, estilizadas con decoraciones
de estilo gingerbread.

En los suburbios de la alta planicie tampoco privó una reacción de huída del medio
urbano, como consecuencia de alguna incipiente degradación causada por la
266

actividad industrial. Por lo contrario, en su génesis subyace el deseo por fundar un


moderno modelo de vida suburbano, a través de las posibilidades que ofrecía la
implantación del ferrocarril, como medio de locomoción. En Bella Vista la
instalación de este sistema de transporte se acompañó de la promoción de
desarrollos habitacionales a lo largo de su recorrido, al estilo de las ciudades del
oeste norteamericano. Fue más bien un producto de la iniciativa del empresariado
criollo local, quien observó en la embrionaria clase media local, la posibilidad de
generar un igualmente embrionario mercado inmobiliario.

Este escenario suburbano tuvo que esperar el final del segundo decenio del siglo
XX para ser objeto de la instalación del tranvía eléctrico y del asfaltado de las
carreteras, tecnologías derivadas del moderno desarrollo industrial, para por fin
alcanzar su consolidación. En relación a esto último, es importante establecer que
si bien el desarrollo de los tranvías eléctricos se realizó de modo desfasado en
relación a su incorporación en las metrópolis del mundo industrial, el desarrollo de
las carreteras y la introducción del vehículo fueron implementos de nueva
tecnologías que penetran y se masifican con relativa inmediatez. La imagen
suburbana proyectada a través del ecléctico clasicismo de la casa-quinta del
novecientos, suerte de interpretación local de la villa, en la cual permaneció el
gusto por el ordenamiento tripartito y los valores compositivos basados en la
simetría clasicista, acuñados desde el arcaico modelo hispano, contrastó con la
elegante tecnología de los modelos Ford que ya circulaban en la Maracaibo de
1912.
267

Figura 94. Fotografía que muestra la imagen urbana del suburbio local hacia la década del treinta del siglo XX.
Colección Fototeca Arturo Lares Baralt. AHEZ.

El impacto de la instalación de la industria petrolera en la región, durante los


decenios de 1910 y 1920, generó por primera vez condiciones de sobrepoblación
y degradación social en la ciudad. Desde finales de 1920 la región y la ciudad fue
escenario de un nuevo sistema de implantación los campos petroleros y los
enclaves urbanos. En la ciudad de Maracaibo las colonias de los petroleros fueron
un fenómeno que, desde el punto de vista espacial se caracterizó por asentar un
territorio dentro de otro, con un patrón político, administrativo y morfológico
diferente al de la ciudad que lo rodeó. Fue asiento de un grupo humano
diferenciado, desde el étnico, lo ideológico y político, de la cultura marabina. De
este modo el enclave, es clara representación de implantación urbana, diferente y
―aislada‖ del resto de la ciudad, dio continuidad al patrón de segregación
sociocultural que se había iniciado en el siglo XIX en los suburbios costeros.

Entre los decenios de 1920 y 1930, momento en el cual la penetración cultural


norteamericana se hace más fuerte con la instalación de las colonias petroleras, la
promoción de los nuevos modelos de vivienda, la irrupción de la cultura del cine y
el aumento del parque automotor. Paradójicamente, en ese momento, la ciudad
consolidó el modelo domestico urbano y suburbano que hoy se identifica como la
268

casa marabina tradicional164. Tras cincuenta años de ensayo, en el marco de la


paz que fue capaz de imponer el régimen gomecista, se estabilizó como síntesis
arquitectónicas de las experiencias decimonónicas, un modelo doméstico
suburbano local.

Este fenómeno de síntesis y estandarización tipológica se explica en una


consolidada tradición constructiva que fue legitimada y legalizada con la aplicación
rigurosa de la Ordenanza de Arquitectura Civil y Ornato Público de 1927,
instrumento que recogió y determinó una prefiguración del carácter estético y
compositivo del modelo. Igualmente el tipo y el volumen de los materiales
disponibles en el mercado local, muchos de los cuales se determinaron de uso
obligatorio en la ordenanza citada, sin duda esto incidió de modo determinante en
la consolidación tipológica del modelo suburbano marabino.

La estandarización de la arquitectura doméstica explica la imagen urbana unitaria


que la ciudad fue capaz de alcanzar durante la autoritaria gestión de Vincencio
Pérez Soto como presidente de Estado. Los cambios que la arquitectura
doméstica suburbana evidencia y patentiza en fechas posteriores a 1936, luego de
la muerte del General Gómez y de la salida de Pérez Soto, ratifican lo planteado.

Es así que el medio suburbano marabino se gestó y se consolidó con una


identidad propia, a partir de sumar una serie de experiencias provenientes de
diferentes culturas; que igualmente respondieron a intereses internacionales,
nacionales y locales de orden diverso. Estas experiencias urbanas tienen en
común el ansia por establecerse en lugares con mejores condiciones de confort
ambiental, el mantener el control de las condiciones de higiene y el acceso a
servicios eficientes, aspiraciones de la modernidad que en el contexto local se
realizaron por iniciativa individual o a través de la acción empresarial privada,
conductas que igualmente están ligadas a los valores de la sociedad moderna.

164
Entiéndase por este modelo, aquel conformado por la organización de pabellones sucesivos, cuyas
fachadas se estructuraron en función del ordenamiento tripartito, con portadas, ventanas de cajas exentas
cornisamentos con cuerpo ático y uso de pinturas de color.
269

Estas acciones de carácter privado tardíamente eran seguidas de la acción


gubernamental.

Condiciones ambientales y segregación espacial urbana.

Echeverría (1995) señala que es posterior al primer tercio del siglo XX que se
puede hablar de marginalidad en un sentido estricto; por lo tanto esta condición no
era atribuible a las expansiones suburbanas de inicios del siglo XX, no existía una
verdadera exclusión, los sectores que sirven de asiento a la clase trabajadora
ocupaban parte de una misma ciudad, no existía el fenómeno de la segregación
social que tiene en el contexto urbano -como contraparte- la segregación espacial
(p.12). Sin embargo, de acuerdo a lo anteriormente planteado, el presente estudio
devela que a partir del segundo decenio del siglo XX, en la ciudad se hace
evidente que la moderna estratificación social de clases se vio reflejada en una
segregación espacial, determinada por las ventajas que el ambiente natural ofreció
para alcanzar los estándares de comodidad que se planteó la sociedad local.

Para los inicios de la década de 1920 en la ciudad puede observarse con claridad
que hacia la costa se asentó la elite mercantil extranjera, quienes generaron tanto
en el puerto como en las riveras vecinas un modelo de ciudad estrechamente
vinculado a las ventajas que ofrecía vivir en el Lago. El criollo por su parte dirigió
su interés hacia la alta planicie, lugar de asentamiento de un mayoritario número
de pobladores dependientes del comercio y de la incipiente clase profesional que
poco a poco fue asentándose en estos lugares del noroeste de la ciudad. Mientras
que las clases integradas por los trabajadores domésticos, choferes, artesanos y
la nueva clase obrera, vinculada al trabajo petrolero, tuvo que asentarse en los
terrenos del poblado más desfavorecidos topográficamente. Lo cual permite
establecer que, si bien los diversos estratos sociales ocuparon parte de un mismo
medio urbano, dentro del mismo, cada estrato social ocupó y generó suburbios
diferentes.
270

Ciertamente este estudio permite concluir que el espacio natural más privilegiado,
por su clima y el paisaje, fue ocupado mayoritariamente por los comerciantes
alemanes, su manifiesto apego a la rivera lacustre se acompañó igualmente de
una marcada conciencia de elite que los segregó, en gran medida, del resto del
conglomerado social local. Poco a poco el poder adquisitivo de este grupo
desplazó a los antiguos ocupantes de las costas lacustres, lo que impidió que un
grueso número de éstos, tuviera acceso al privilegio de vivir en ellas. Esto quizá
sea una de las causas que explique, históricamente, el porqué el marabino se ha
negado al desarrollo de espacios urbanos colectivos para el disfrute del Lago. Este
trabajo pone en evidencia que una buena parte del colectivo fue segregado de su
disfrute y presionado a entender la costa como un ámbito privado que es
propiedad de otros, de los ricos y los extranjeros.

A esto se suma que desde finales del siglo XIX, a la par, se privilegió la
urbanización del norte de la ciudad, un fenómeno de ocupación, que desde lo
histórico encuentra explicación en el marco de la pugna entre germanos y
norteamericanos por el control del comercio local. Fue el cónsul norteamericano
Eugene Plumacher (2003), quien primero vislumbró el potencial de desarrollo
urbano de la zona norte, como una oposición al gueto alemán de Los Haticos:
―Pero les dije que estaba convencido que los suburbios del norte, y no del sur,
sería los grandes distritos residenciales del futuro‖ (p. 186). Es igualmente al norte
de la ciudad donde mayoritariamente se asentaron los campos petroleros. Si la
ciudad se desarrolló hacia el noroeste fue por la confluencia de intereses locales,
nacionales e internacionales que, conjugando adecuadamente oportunidades
beneficiosas, gestaron las condiciones para el desarrollo de una ciudad petrolera
con un núcleo propio y nuevo, diferente al gestado por la comunidad germana
desde mediados del siglo XIX.

Paulatinamente el prestigio de Los Haticos y del antiguo núcleo urbano menguó,


como símbolo de la caída del antiguo régimen mercantil y poco a poco se fue
transformando en un lugar de servicios industriales. Desde ese momento, el sur de
la ciudad empezó a ser considerado como un hábitat de menor interés, tanto para
271

los petroleros, que lo transformaron en el lugar de sus servicios industriales como


para los locales que prefirieron establecer las mejores urbanizaciones al noroeste
de la ciudad. Este conjunto de acciones distrajeron al marabino de mirar como el
lago se transformaba en industria y lo habituó a buscar otros rumbos para
establecer su hábitat.

Clasificación de los suburbios locales.

Si bien la visión histórica de larga duración permitió establecer tres momentos


para el estudio y la argumentación histórica de la ciudad de Maracaibo en el siglo
XIX, la perspectiva que ofrece la particularidad del medio suburbano, en tanto
fenómeno que se produce entre dos siglos, permite establecer espacial y
temporalmente una clasificación general para su estudio.

En primer lugar, desde la noción de ―medio urbano‖, entendido como ámbito


general que contiene los suburbios, pueden establecerse dos categorías que
definen a su vez dos períodos. El primer medio suburbano marabino. Es aquél
gestado desde 1897 y cuya consolidación definitiva se realizó hacia 1945. Su
ámbito espacial está circunscrito a las secciones 1, 2, 5 y 6 de la Zona de
Ensanchamiento de 1926. Y está constituido por los primeros suburbios de la
ciudad, originados en concordancia con la idea decimonónica del garden suburb.
Fue el escenario de la casa de campo y la casa-quinta, ésta última en sus
versiones clasicista y pintoresquista.

El segundo medio suburbano marabino es aquél que se gestó desde 1926 y se


consolidaría hacia 1960. En principio, Su ámbito de génesis espacial quedaría,
circunscrito a las secciones 3 y 4 del Ensanchamiento de 1926. En su territorio se
asentaron las nuevas urbanizaciones, pero igualmente fue establecimiento de las
colonias y servicios de los petroleros, por lo que presenta un carácter funcional
heterogéneo. En este nuevo medio suburbano es posible observar el impacto de
las ideas del City Beautiful Movement y de la Ciudad-jardín del novecientos que,
272

como señala López (1994), a pesar de su diferencia con el modelo teórico de


Howard, comparte el ansia por el ambiente natural, el distanciamiento del núcleo
urbano, la recuperación de los valores del campo en el hábitat unifamiliar y el
anhelo de crear comunidades de baja densidad. Este fue el lugar donde se asentó
mayoritariamente el palacete suburbano y la casa-quinta premoderna y moderna.
Este segundo ámbito suburbano fue apenas esbozado en este trabajo, por lo que
deberá estudiarse en profundidad para establecer hasta qué punto se comportó
como un nuevo núcleo urbano con su propia periferia suburbana.

En cuanto al propósito de establecer una clasificación apropiada para los


suburbios históricos locales, estos pueden discriminarse en dos tipos: los antiguos
y los modernos. Siendo los ―Antiguos Suburbios‖ aquellos que se gestaron antes
de 1926, en el marco del dominio del mercantilismo. Cuya consolidación se
produce en una primera fase, en función de las embarcaciones como forma de
transporte lacustre privado; en una segunda fase, ligado al ferrocarril y en una
última fase, vinculado al sistema de transporte público de los tranvías eléctricos y
de la temprana introducción del vehículo como forma de desplazamiento privado.

En aras de una clasificación desde lo contemporáneo, se denominaran los


―Suburbios Premodernos‖ aquellos surgidos después de 1940, en el marco de la
economía minero-exportadora petrolera. Su consolidación se produce en el marco
del desarrollo de las urbanizaciones de tipo público y privado, del vehículo como el
hegemónico sistema de transporte y de la premodernidad arquitectónica como la
gran protagonista.

En cuanto al carácter de los antiguos suburbios locales, éstos pueden ser


clasificados desde el punto de vista histórico en dos tipos: los suburbios
decimonónicos y los suburbios del novecientos. En cuanto a los primeros, fueron
aquellos que se ubicaron en la costa lacustre, por lo que su gestación estuvo
asociada a las embarcaciones privadas de sus residentes, desde mediados del
siglo XIX se emplearon pequeñas barcazas de velas timoneadas por remos y
desde la década de 1890 por vaporcitos, lo que facilitó la trasmutación del antiguo
lugar de recreo a un densificado suburbio residencial.
273

Durante el siglo XX, fueron los tranvías -primero los de fuerza de sangre
heredados del siglo XIX y luego de 1917 los tranvías eléctricos- los verdaderos
impulsores de la consolidación de estos primeros crecimientos suburbanos en la
planicie. Sin embargo, paralelamente a su puesta en servicio, las carreteras de
macadán petrolizado formaban parte del paisaje suburbano. La pronta irrupción
del automóvil aceleró la adecuación de la ciudad al nuevo sistema de transporte,
por ese momento, privilegio de algunos pocos.

Por su parte los primeros suburbios populares como Los Valles Fríos, Veritas,
Belloso y La Pomona se gestaron en fechas posteriores a 1915, y se consolidaron
entre 1926 y 1945, estabilizando una primera periferia en torno al antiguo núcleo
urbano. Este proceso de consolidación se realizó a través de la pavimentación de
redes viales y de la dotación de los servicios de cloacas y de agua potable, así
como de la introducción de los primeros autobuses como sistema de transporte
público, lo que apoyó el funcionamiento de los tranvías eléctricos que recorrían
sus límites.

Casa y medio suburbano.

En cuanto a las consideraciones que desde el medio suburbano es pertinente


establecer para el estudio de la casa. El contexto urbano impone contemplar en su
estudio histórico-arquitectónico las etapas generales que marcan el desarrollo
suburbano local, así como los referentes que inciden en su conformación, los
cuales son diferentes en cada momento.

Desde la perspectiva temporal, el estudio de la casa suburbana en nuestro medio


debe establecerse desde mediados del siglo XIX, considerando la experiencia de
la casa de hato como su antecedente local fundamental. Desde la perspectiva
espacial, lo identificado como el ―primer medio suburbano‖ es el lugar indicado
para levantar cualquier muestra para un estudio de la primera vivienda histórica
suburbana.
274

Este extenso período de tiempo fue determinante en el carácter diverso de los


tipos de vivienda desarrollados en el medio local. Diversidad que aún puede
observarse en las áreas identificadas en este estudio. En este lapso a la casa
suburbana se transfirió, desde la tradición hispana del hato, pasando por el
discurso ecléctico de entre siglos, hasta las experiencias estéticas de las
vanguardias premodernas165.

En este contexto es importante considerar los diversos referentes que inciden en


su conformación. Los cuales cambian en las cuatro diferentes fases que pueden
inferirse desde la perspectiva histórico-urbana:

La Fase I, está comprendida entre 1860-1900, período en el cual se produce la


génesis del modelo suburbano; el interés deberá centrase en la ―casa de campo‖
de los suburbios costeros. El medio urbano nos refiere para el período dos
variantes diferenciadas según su localización en el suburbio. La casa localizada al
pie de la colina cuya estructura no se vincula al lago y la casa anclada a la orilla de
lago, ésta última vinculada al elemento germano y a las operaciones de las casas
de comercio bajo su dominio. Determinadas tanto por la presencia de la tradición
constructiva del hato heredada del período hispano, como por las adaptaciones
derivadas de la tradición del bungaló a la que aspiraban los inmigrantes
extranjeros para acercar sus residencias a los niveles de confort ambiental del
trópico.

La Fase II, comprendida entre 1897 y 1926, momento en el cual se produce la


asimilación y criollización del modelo, la atención deberá centrarse en el proceso
de asimilación y adaptación de la casa suburbana por parte de la población
trabajadora local de menores recursos. El interés, por tanto, es el desarrollo de la
casa-quinta de los suburbios de la planicie y los intersticios. En su estudio se debe
considerar las variantes o modelos diferenciados que los inmigrantes pudieron

165
Señala Petit (2008) que ―la arquitectura premoderna utilizó un nuevo discurso con componentes
decorativos que mezclan desde el neocolonial, con variantes hispánicas y californianas, hasta los movimientos
reformistas europeos como el ‗art nouveau‖ y el ―art decó‖, en los cuales los recursos tecnológicos importados
favorecieron la creación de un repertorio estilístico y tipológico, especialmente en cines y comercios, que
marcaría pauta en la transición del ―historicismo‖ a la ―modernidad‖.(p. 101).
275

haber introducido en este período. Para el estudio de su origen y difusión es


importante analizar el lenguaje estético que la arquitectura comercial e industrial
promocionó como arquetipo de modernización, el que la arquitectura religiosa
proclamo como arquetipo de moralización y que las elites políticas y económicas
utilizaron como símbolo de estatus. Desde la óptica urbana deben considerarse
aspectos como el tratamiento hacia el espacio público, en especial los jardines
exteriores y las barandas.

La Fase III, se extiende desde 1926 hasta 1936, momento en el cual se produjo la
popularización y estandarización del modelo suburbano que se denominó: ―Villa
Marabina‖. Se entiende como la fase donde se generan las condiciones
urbanísticas que presionan para que se uniformice la arquitectura doméstica local.
En este momento el mercado ofrece los materiales y los componentes
constructivos que posibilitan la materialización del modelo que hoy se identifica
como la ―casa tradicional marabina‖, elementos que como demostró este estudio
fueron impuestos desde la propia Ordenanza sobre Arquitectura Municipal i Ornato
Público del Distrito Maracaibo. Esta reglamentación produjo una uniformidad de la
arquitectura doméstica tanto del medio urbano como del suburbano.
Paralelamente se introduce el ―Palacete‖ suburbano, el cual puede considerarse el
primer modelo doméstico de corte académico que se produce en la ciudad. Su
estudio debe enmarcarse en la llegada de profesionales de la ingeniería y la
arquitectura que se establecen en Maracaibo como consecuencia de la irrupción
de la economía petrolera. En este contexto y en el marco de un nuevo orden
jurídico nacional y local que exige la profesionalización de la actividad constructiva
debe estudiarse y explicarse este nuevo modelo doméstico suburbano.

La Fase IV se establece entre 1936 y 1945. Fue un período de introducción de


nuevas tipologías en el medio local, lo que a su vez generó un nuevo y diferente
modelo doméstico suburbano: la casa con hastial frontal. En esta última fase, el
interés debe centrarse en las transformaciones que se gestan en el modelo por la
influencia norteamericana. La atención debe concentrarse en el impacto de la casa
petrolera norteamericana, de los nuevos materiales y de los nuevos estándares de
276

higiene y confort, en la difusión del modelo en hastial y en la asimilación de los


nuevos códigos estéticos.

Finalmente, este trabajo también permite establecer que el lugar del Ensanche es
el propicio para realizar los estudios de lo que puede entenderse como la segunda
casa suburbana local, donde es importante considerar, tanto el impacto urbano de
las primeras urbanizaciones como la concepción del Nacionalismo y la búsqueda
Identidad Latinoamericana que imperó como base ideológica de la estética
premoderna, durante las décadas de 1940-1950.
277

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