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Unidad Educativa “John Dewey” 4to de Secundaria Ciencias Sociales

LA ÉPOCA COLONIAL EN BOLIVIA

La Colonia se conoce desde la llegada de los españoles a América y la conquista de cientos de años, pero
también en diferentes teorías el término Colonia registra varias referencias entre ellos uno de los más
difundidos es el que dice que colonia es aquel territorio que se encuentra bajo el dominio y la administración
de una Nación extranjera que ostenta un amplio poderío. Si bien hoy en día existen varios territorios que se
encuentran dependiendo del dominio de otro considerado como superior, las colonias supieron ser una
realidad muy recurrente en siglos pasados, por ejemplo, luego del descubrimiento de América, muchas
extensiones de tierra dependían y estaban sujetas a la autoridad del Rey de España y a la suerte que allí se
decidía sobre ellas, porque los gobernantes y organismos de control que se emplazaban dependían
directamente de la autoridad del rey, así, en cada virreinato, el Virrey era la máxima autoridad del lugar pero
estaba supeditado a la decisión final del monarca. Esta situación, hacia el siglo XIX y gracias a las diferentes
guerras por la independencia que se fueron desarrollando en los diversos territorios, fue desapareciendo y
muchas colonias se liberaron de la voluntad española y obtuvieron su absoluta libertad para gestionarse y
gobernarse.

Fueron tres las bases ideológicas y políticas con que se inició la expansión española en América. En primer
lugar, había un ejército muy organizado y ansioso de nuevas conquistas heroicas en nombre del cristianismo.
En segundo término, el Catolicismo, el idioma español y el absolutismo de la Corona eran los elementos
unificadores de la nueva identidad nacional. Y un tercer factor, no menos importante, era la ambición
expansiva, en busca de riquezas para premiar a los héroes de la Reconquista y sostener una economía basada
en la guerra y en la posesión de tierras. Ya que el comercio comenzaba a florecer en Europa, la compra y venta
de mercancías era una dinámica social fundamental que utilizaba el oro y la plata como monedas de cambio.
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Las estructuras políticas y sociales

Pocas décadas después de la llegada de Colón, la administración española ya tenía una jerarquía muy
organizada en Las Indias, que se consideraban parte del territorio nacional. El rey delegaba directamente su
autoridad a un noble español con el título de virrey. Durante el siglo XVI se establecieron dos virreinatos: el de
Nueva España, creado en 1535 con capital en la ciudad de México, incluía todo el territorio del antiguo México
(desde Nuevo México, Texas, California hasta lo que hoy es Guatemala); y el de Nueva Castilla, establecido en
1543, cuya capital era Lima, que reemplazó al Imperio Incaico (hoy Ecuador, Perú y Bolivia). Con menor
jerarquía política, había territorios más militarizados, gobernados por capitanes: las capitanías de Guatemala
(hasta lo que hoy es Panamá), de Cuba (que incluía La Española y Puerto Rico), de Venezuela y de Chile. En el
siglo XVIII se crearon otros dos virreinatos: La Nueva Granada, con capital en Bogotá (1739), y Buenos Aires,
con capital en La Plata (1776).

Además de los virreyes, existía en América una institución judicial llamada la Audiencia, constituida por unos
ocho oidores que controlaban a las autoridades políticas. Los virreyes, además, eran visitados con frecuencia
por representantes del rey para supervisar su fidelidad a la Corona. Este complicado aparato político respondía,
en parte, a la preocupación constante de la Corona española por controlar sus territorios en América.

La pirámide social de las colonias era bastante fija, y estaba basada en una clara distribución desigual de la
riqueza, el trabajo y la raza. En la cima de la pirámide, con el mayor poder político y económico, estaban los
españoles venidos de Europa. Junto a ellos, pero con menor influencia política, estaban los criollos: americanos
de "pura sangre" española que generalmente eran latifundistas y tenían pleno acceso a la educación. En el
estrato medio, casi siempre artesanos o pequeños propietarios de tierras, estaban los mestizos: estos eran una
mezcla de indígena y español. En escala descendiente había un gran número de otras "castas" o mezclas
raciales: mulatos (negro y español), zambos (negro e indígena), etc. Por fin, en la base de la pirámide y
destinados a los trabajos más duros en las minas y la agricultura, estaban los indígenas y los esclavos africanos.

En muchas ciudades de Bolivia se conservan hasta nuestros días, reliquias arquitectónicas de la época de la
colonia española. Entre las ciudades más representativas se encuentran: Potosí, Sucre y la parte nor oriental de
Santa Cruz. Potosí albergó en la época colonial a una población de 160.000 habitantes. En aquella época, ésta
población que habitaba en Potosí era mayor que la que habitaba en Londres, París o Madrid. La razón de tal
apogeo fué el famoso cerro Rico de Potosí, una de las mayores fuentes de plata del mundo. El apogeo
económico de aquellos tiempos dejó en Potosí un legado arquitectónico sin par. Sus iglesias representan la
magnificencia de la arquitectura y riqueza de la colonia. Es por estas razones que Potosí ha sido nombrado por
la UNESCO: Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad.

De la misma manera Sucre, capital del departamento de Chuquisaca, ha conservado edificio e iglesias que
datan de la época colonial, cuyos variados estilos son estudiados y admirados por aficionados y expertos de la
arquitectura. En Bolivia, además de Potosí y Sucre, se encuentran excepcionales construcciones coloniales al
noroeste del departamento de Santa Cruz. Herencia de las misiones jesuíticas que perviven en nuestros días
como un legado del mestizaje entre culturas y estilos de colonizadores y colonizados de los años 1.691 a 1.760.

Otra riqueza de la época colonial está constituida por las obras de arte sacro que se encuentras en las iglesias
de pueblos circundantes a las ciudades de Oruro, Potosí y Cochabamba, obras que datan de fines del siglo XVI y
siglo XVII.
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La alfabetización en Bolivia Época Colonial s. XVI-XVIII

La colonia se conoce la llegada a América del Cristóbal Colón y sus dirigidos y todo el tiempo de la conquista y explotación
de las grandes riquezas de las tierras de América y en especial debemos mencionar de nuestra Bolivia. La colonización de
esta parte de América, como en sus otras latitudes, estuvo colmada de violencia, alianzas coyunturales, desmedida
ambición, genocidio, mestizaje, aculturización. La colonia también es parte fundamental de la historia de Bolivia, ya que
marcó a fuego a este territorio. La emergencia de las ciudades, de centros económicos y políticos ligados con los
emprendimientos mineros y la evangelización.

En Bolivia, actualmente, se está debatiendo bastante sobre la influencia del periodo colonial sobre los pueblos originarios.
La dominación española usó la fuerza de trabajo de los pueblos indígenas para explotar de manera indiscriminada las
riquezas naturales de esta parte del continente, especialmente las riquezas minerales. En ese proceso, las culturas
indígenas de tierras altas y bajas lograron sobrevivir al genocidio de la mita de Potosí, de las reducciones y misiones en
oriente, y tuvieron que minimizar su religiosidad y espiritualidad propias bajo formas católicas. Muchos pueblos de la
Amazonía fueron aculturizados o exterminados. Otros, como las naciones aymara y quechua, sufrieron la subalternización
de su idioma, de sus costumbres, de su arte, de sus organizaciones políticas. La colonia destrozó o transformó las
estructuras políticas y económicas indígenas y sometió a los pueblos en profunda miseria. Pero no logró destruir las raíces
culturales y comunitarias que durante quinientos años permitieron que esos pueblos sobrevivan con sus conocimientos y
saberes y hoy sean las múltiples caras que Bolivia tiene.

Para estudiar la el proceso de alfabetización en el territorio de la Audiencia de Charcas, es preciso hacer algunas
consideraciones preliminares. En primer lugar, tener en cuenta que entre los siglos XVI y XVIII en España, no todos sabían
leer y escribir, aunque la lengua estaba expandida en la mayor parte del territorio y fue la que trajeron a América. En las
colonias era requisito hablar castellano, pero no así escribir y leer, pues no se necesitaba. En la Audiencia de Charcas, no
todos los dueños de minas e ingenios en Potosí, los encomenderos o hacendados y los comerciantes escribían y leían,
aunque estos últimos llevaban libros de contabilidad. Por último, aquellos que leían y escribían con toda certeza en la
época colonial, eran los doctores de la Audiencia, el Presidente, los oidores, los escribanos y los religiosos. Para mantener
su prestancia social los encomenderos, hacendados, dueños de minas y grandes comerciantes enviaron a sus hijos a las
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escuelas de enseñanza básica y también la secundaria, impartida por los religiosos. Y más aún algunos llegaron a las
universidades recién fundadas de San Francisco Xavier de Chuquisaca. Se puede afirmar que ninguna mujer en la
Audiencia de Charcas sabía leer y escribir, aunque muchas incluso dirigían y gobernaban sus haciendas, muchas de ellas
solo sabían firmar.

Para los términos de este trabajo entenderemos por alfabetizar no solamente enseñar a leer y escribir, sino hablar un
nuevo idioma, transmitir cultura y aleccionar en valores y modos de ver el mundo. La llegada de los españoles a América,
trajo una nueva cultura y el conocimiento de las letras, las mismas que fueron transmitidas solamente a algunos indios. No
así la evangelización con la cual se trató de llegar hasta los lugares más recónditos, cuidando de que esa cultura no se
vertiera en contra suya.

Durante la época de la colonia, siglos XVI al XVIII, se alfabetizó poco en la Audiencia de Charcas. Dentro del pequeño
espectro de escuelas y colegios, éstos estaban mayormente dedicados a la educación de hijos de españoles y sus
descendientes criollos o mestizos. Se colonizó y educó a los indígenas en nuevas costumbres, hasta donde las propias
tradiciones originarias lo permitieron. En cambio, la adaptación a las nuevas estructuras de poder político y económico
fue más rápido, con ayuda de la evangelización en la fe católica. Pero más que la evangelización y la obligatoriedad de
cumplir con el nuevo sistema, el mejor y más expedito método de transformación de costumbres y mentalidades fue la
imposición del habla castellana. Fue a través del aprender a hablar castellano, que se lograron los mejores resultados de
educación y consecuente colonización. Hablar castellano para los indígenas y más aún aprenderlo a leer y escribir, fue
fundamental en la nueva educación de indígenas hijos de caciques, a quienes estuvo dedicada la poca alfabetización que
llegó a su república. De hecho, la alfabetización y “el hablar castellano” en general, iniciaba a los indios en una nueva
manera de ver el mundo, una colonización sistemática y contundente destinada a cambiar sus costumbres. Encausaban a
los niños desde corta edad en sistemas que implicaban hábitos, saberes y valores morales diferentes a los de sus
ancestros.

La educación formal y la alfabetización estaban en manos de la iglesia y en colegios dirigidos para hijos de españoles y en
algunos casos para hijos de caciques indígenas. Los indios en el Alto Perú usaron quipus o auxiliares mnemotécnicos de la
memoria para recordar historias, leyes y ceremonias. Los encargados de leerlos, eran llamados quipucamayos. Los quipus
eran de diversos géneros, de guerra, de gobierno, de tributos, de ceremonias, de tierras. Cada manojo de estos, de nudos
y nudillos e hilillos atados de color verde, azul o blanco y también pequeñas piedras, eran para aprender palabras de
memoria. El padre José de Acosta, refiere que vio a una mujer que traía escrita una confesión en un quipu. Y también
ancianos, quienes tenían hechas unas ruedas de pequeñas piedras, donde habían anotado los principales rezos del
catolicismo. Otra suerte de quipus, fueron hechos de granos de maíz.

Durante la época incaica existía un centro llamado yachaywasi, donde los amautas y quipucamayos enseñaban a los hijos
de los nobles, la lectura de quipus y el saber y tradición de sus antepasados. Los descendientes de nobles, concluían su
educación con una serie de pruebas realizadas anualmente o cada dos años, las mismas que duraban 28 días. Una vez
vencidas éstas, los jóvenes, -menores de 16 años-, adquirían el derecho de portar armas y ejercer funciones públicas. El
conjunto de esas pruebas eran llamado Huaraco. Entre las pruebas estaban ayuno severo, carrera a pie, manejo de armas,
como lanzamiento de piedras y flechas. Los niños del resto de la sociedad inca eran educados en la vida práctica,
aprendían desde niños todos los oficios que necesitaban para la vida. Todos sabían tejer y hacer su ropa, todos sabían
labrar la tierra y hacer sus herramientas para el trabajo. Se criaban sin excesos, con justo lo necesario. Había especialistas
en trabajos no ordinarios, como platería, pintura, ollas, contadores, músicos.
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Misión de las órdenes religiosas durante la época Colonial

Las órdenes religiosas, que vinieron a Bolivia en gran número en el siglo XVI, fueron las encargadas de
evangelizar y en algunos casos alfabetizar a los indígenas. Con los primeros colonizadores llegaron religiosos
dominicos, franciscanos y mercedarios, poco tiempo después los agustinos y finalmente los jesuitas, hacia
1570. Todos ellos, establecieron misiones y luego fundaron conventos de sus órdenes, en las ciudades
principales. De esa manera, y sin resistencia aparente, la Iglesia Católica, penetró muy profundamente en la
sociedad colonial a través de la evangelización intentando cambiar de manera tajante la jerarquía de valores y
sentimientos respecto a los hijos y su educación. A pesar de ello, las sociedades prehispánicas mantuvieron
muchos principios y sentimientos vitales respecto a la formación de sus hijos.

Los maestros jesuitas pensaban que la enseñanza y la educación de la juventud eran instintos naturales, lo
hacían para descubrir las idolatrías, encontraban que la mejor manera de erradicarla, era educar a los caciques
y a sus hijos, en el pueblo de Juli, ubicado en la orilla suroccidental del Lago Titicaca, se fundaron primero
misiones dominicas, que pronto fueron encomendadas a jesuitas. Allí, los religiosos de la Compañía de Jesús,
establecieron cuatro parroquias, destinadas a evangelizar la gran densidad demográfica del lugar. Además de
atender las cuatro parroquias, los jesuitas hicieron de Juli un centro de instrucción de las lenguas nativas,
donde los padres aprendieron aymará, quechua y puquina. Fundaron el Colegio en 1577, con autorización del
Virrey Francisco de Toledo. Establecieron una escuela, con internado, para los hijos de caciques y otros indios,
donde se preparaban para el profesorado. Los jesuitas escribieron varias obras de difusión de la doctrina
católica, en lenguas nativas, tales como catecismos y diccionarios, e introdujeron una imprenta.
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Felipe II mandó crear escuelas en todos los lugares y repartimientos de indios y dispuso expresamente que “en
lugares principales haya colegios y seminarios”. Después del tercer Concilio Limense, en el año 1582,
escribieron al rey colectivamente el arzobispo de Lima y los obispos de la Villa Imperial, Cuzco, Santiago de
Chile, Tucumán, La Plata (Sucre), y Río de La Plata, poniendo a consideración la creación de colegios de
caciques. Para ello era necesario el concurso de la iglesia y de las órdenes religiosas. En 1619, año de la
fundación del Colegio El Príncipe para hijos de caciques en la ciudad de Los Reyes (Lima), el Virrey escribió a
todos los obispos del virreinato comunicándoles la puesta en marcha en Lima de dos casas, la una para recluir y
enseñar a los dogmatizadores o hechiceros y la otra para los hijos de caciques que los había en gran número.
Encargaba además, que hiciesen otro tanto en sus respectivas diócesis. El Colegio El Príncipe se abrió con 14
hijos de curacas o caciques mantenidos a expensas del virrey. Se matriculaban a los 10 años y permanecían allí
hasta los 18 años. Recibían instrucción en lectura, escritura, canto y números. Pero básicamente el colegio
estaba destinado a enseñar a los hijos de los caciques y principales, para que desde pequeños fueran
instruidos, evitando errores e idolatrías de sus antepasados. Una vez evangelizados, se esperaba que fueran a
sus pueblos a erradicar las malas costumbres y creencias. Interesaba que se formaran en los principios
católicos, en obediencia y docilidad.

En la época colonial hubo varias misiones religiosas que implantaron ese sistema de evangelización en lugares
de valle o llanos, donde la población no tenía costumbre de residir, ni siquiera temporalmente, como en los
lugares de altura, en un solo sitio. Varias expediciones de misioneros se adentraron en las regiones del norte
de La Paz, Beni y Santa Cruz, sin resultado positivo por las inclemencias de los lugares. Hacia 1639, en
Cochabamba, los padres dominicos que tenían reducciones entre moxeños y quetotos y que habían llegado
hasta el río Maniquí, fueron expulsados, y las iglesias y poblaciones incendiadas. Lo mismo sucedió con las
misiones de San Buenaventura, fundadas por los franciscanos y de las de San Francisco de los lecos de los
padres agustinos. En 1750 había 19 centros misionales con 45 padres, y 31.000 feligreses, quienes a través de
la evangelización comenzaron a aprender a labrar, tejer, construir, pacer ganado, cantar y a rezar. En eso
consistió la educación. Algunos niños comenzaron a ser alfabetizados en primeras letras pero de manera
elemental. Algunos conocieron la escritura y la lectura de la música y la interpretación de instrumentos
musicales, sobre todo en las misiones jesuíticas de Moxos y Chiquitos.

Misiones de Moxos y Chiquitos. Las misiones de Moxos y Chiquitos fueron fundadas varias veces, debido a los
ataques continuos de los naturales a los misioneros. Los misioneros tuvieron que fundar y refundar sus
misiones una y otra vez hasta que finalmente los naturales los dejaron asentarse. Tanto en la zona de Moxos
como en Chiquitos, fundaron entre diez y doce misiones. En cada una había dos religiosos a cargo de unos 120
indígenas. El objetivo de las misiones no era alfabetizarlos, sino simplemente evangelizarlos
memorísticamente. A lo largo del siglo XVIII, que es cuando tienen lugar las misiones jesuíticas de estas
regiones, los mojeños y chiquitanos se adaptaron a las normas de convivencia cristiana que les impusieron los
religiosos. Las misiones llegaron a ser verdaderos modelos de trabajo agrícola y artesanal. Y desarrollaron las
artes plásticas y la música de manera especial, aprendiendo no solamente a ejecutar instrumentos musicales
como violines, violas, arpas y clavicordios, sino también a fabricarlos con la más fina factura. Los naturales
dedicados a la música, aprendieron a leerla y ejecutarla en los instrumentos fabricados por ellos mismos. De la
misma manera, los jesuitas les enseñaron a hablar castellano, a vestir ropa liviana, adecuada al clima, a cantar y
a vivir la religión católica, de manera devota y ferviente, a diferencia de los pueblos aymara, quechua y demás,
quienes veladamente nunca abandonaron sus propias creencias. Manifestando así su reticencia a asimilar la
nueva religión y cultura.
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Antecedentes de la primera guerra mundial

En los siglos XVII y XVIII el escenario europeo había tenido cuatro protagonistas: Inglaterra, Francia, Austria y Rusia. Sin
embargo, en la segunda mitad del siglo XIX se habían incorporado otros dos actores, que reclamaban un rol de
importancia. Se trata de Italia y Alemania, que lograron en corto tiempo un espectacular desarrollo económico y humano.
La situación había cambiado en el continente, cosa que no agradaba mucho a las potencias tradicionales como Francia y
Rusia, quienes no querían ver su posición disminuida.

1. La paz armada: 1885-1914 Durante un largo período, entre 1885 y 1914 "reinó la paz armada "en la mayor parte de
Europa. La excepción fue la región de Los Balcanes, la más orienta de las penínsulas europeas de Mar Mediterráneo.

Se llamó la paz armada, ya que entre las naciones europeas existían muchas rivalidades en materia económica y debido a
que las pretensiones colonialistas de unos y otros chocaban en múltiples oportunidades. Además, el auge de los
sentimientos nacionalistas en diversas regiones aportaba su cuota de tensión. Durante el enfrentamiento franco-prusiano
de 1870 quedo claro que las batallas no involucrarían sólo a los militares, como ocurría en la antigüedad. Serían naciones
completas las que se verían envueltas en la movilización bélica. Los progresos en el campo de las máquinas de combate
hacía que la guerra cobrara un rostro cada vez más amenazador, capaz de poner en jaque el porvenir de toda una nación.

Las potencias se vieron embarcadas en la carrera armamentista. Alemania, temerosa de sufrir un ataque francés de
revancha, contaba con más de 600 mil hombres de armas a fines del siglo XIX. El ejército francés tenía unos 550 mil
soldados, el austriaco casi 400 mil y el ruso superaba el millón trescientos mil efectivos. A esto hay que sumar el arsenal
militar: fusiles, cañones, ametralladoras acorazados y buques torpederos llenaban el inventario, que cada día lucía nuevas
piezas como submarinos, dirigibles y aeroplanos. Como este material bélico debía ser renovado y actualizado
permanentemente, resulta fácil comprender que absorbiera una tajada considerable de los presupuestos de las naciones.

2. Liderazgo alemán Otto von Bismarck, canciller alemán, fue la figura más destacada e influyente del período situado
entre 1870 y 1890. Los éxitos guerreros habían dado al joven Imperio alemán la categoría de primera potencia militar en
Europa. Sin embargo, este prestigio traía aparejadas algunas dificultades. Francia, derrotada, comenzó a alimentar un
hondo resentimiento y un gran deseo de revancha. Para mantener el liderazgo, Alemania necesitaba contar con buenos
aliados. Bismarck, uso su formidable genio diplomático, propiciando un acercamiento hacia Austria. Ya años atrás, en 1866
el ejército prusiano había vencido a los austriacos, pero había tenido el buen tino de no imponer condiciones demasiado
humillantes a los derrotados. De esta forma la Alemania unificada, que contaba con Prusia como núcleo principal, tenía la
puerta abierta para entenderse con su antiguo enemigo. En 1872 se celebró una entrevista en Berlín, entre los
emperadores Guillermo I de Alemania y Francisco José, del Imperio austrohúngaro. También el zar de Rusia, Alejandro II,
quiso participar en el encuentro y así nació lo que se conoce como la "armonía de los tres emperadores". En esta liga,
Alemania tuvo el rol predominante y Bismarck, muy satisfecho, declaró que "la Europa reconocía al nuevo imperio alemán
como el baluarte de la paz general".

3. La disidencia rusa y la "Triple Alianza" La armonía de los tres emperadores duró hasta que estalla el conflicto en los
Balcanes, en la actualidad se encuentran allí los estados de Rumania, Albania, Yugoslavia, Bulgaria, Grecia y parte de
Turquía.

En 1877 Rusia entró en guerra con los turcos que dominaban la península, logrando la victoria. Tras el enfrentamiento, se
firmó el Tratado de Berlín. En dicho acuerdo, a pesar de que Rusia ostentaba la calidad de vencedora no obtuvo todas las
ventajas que esperaba. Durante la conferencia de paz, Bismarck no hizo nada por apoyar las pretensiones rusas. El zar,
resentido, acusó a Bismarck de haber "olvidado sus compromisos". La armonía de los tres emperadores se había trizado.

A partir de ese momento, Bismarck comprendió que debía preocuparse no sólo de Francia, sino también de Rusia. La
salida más aconsejable fue reforzar su amistad con Austria, con la que firmó un nuevo tratado secreto, de carácter
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defensivo. A este pacto se incorporó más tarde Italia. con lo que nació la Triple Alianza, firmada en Viena el 20 de mayo de
1882.

4. Alianza entre Francia-Rusia-Inglaterra Francia y Rusia quedaron aisladas luego de la constitución de la Triple Alianza.

El astuto canciller alemán Bismarck fue alejado de su cargo en 1890, lo que alegro a Francia y a Rusia, pues Alemania no se
veía tan terrible. En Alemania también había subido un nuevo emperador, Guillermo II, que encarnaba la ambición
imperialista que alimentaba el pueblo alemán.

Francia y Rusia no tardaron en estrechar sus lazos de amistad. Llegaron así a pactar una alianza en 1892, la cual tenía un
carácter puramente defensivo. Inglaterra se adhirió años más tarde, preocupada por el creciente poder de Alemania. Así
surgió este segundo pacto conocido como la Triple Entente, o Triple Entendimiento, entre Francia, Rusia e Inglaterra.

5. El nacionalismo alemán y las guerras de los Balcanes

Los sentimientos nacionalistas eran un elemento importante en el panorama político, los alemanes consideraban la
nacionalidad como la agrupación étnica de los pueblos, aun cuando éstos estuvieran divididos por diversas fronteras
políticas. Esto es lo que se conoce como la doctrina del pangermanismo. Pero los alemanes no eran los únicos que
alimentaban ideas de este tipo. Entre los rusos existían corrientes similares, las paneslavistas que pretendían unir al
Imperio ruso las naciones eslavas de Europa y los Balcanes.

Los Balcanes y sus pueblos cristianos habían sido dominados durante mucho tiempo por los turcos musulmanes. Turquía
se había debilitado y los cristianos ansiaban liberarse.

En 1912, Serbia, Montenegro, Grecia y Bulgaria aunaron sus fuerzas para combatir a los turcos. En tres semanas habían
vencido a Turquía. Europa quedó sorprendida con la fulminante derrota turca. Se produjo un vacío de poder que muchos
quisieron aprovechar.

Serbia reclamó la zona que hoy es Albania. También Austria tenía pretensiones sobre ese territorio, de modo que se opuso
vehementemente a los deseos servios. Para ello contaba con el apoyo de sus aliados alemanes e italianos.

Serbia obtuvo el respaldo de Rusia, que le dio su respaldo y finalmente, los países balcánicos se dieron cita en Londres
para dictar la paz a Turquía.

Bulgaria decidió tomar la iniciativa de apoderarse del territorio sin dueño y sin previo aviso atacó a Grecia y Serbia, dando
comienzo a la segunda guerra balcánica.

Alemania y el Imperio austro húngaro brindaron sus simpatías a Bulgaria, mientras Rusia y Francia se inclinaron por Serbia.
El conflicto acabó con la derrota búlgara. La paz se firmó en Bucarest, en agosto de 1913.

6. El Tribunal de la Haya Hacia fines del siglo XIX el zar Nicolás II de Rusia invitó a los representantes de 26 gobiernos que
se dieron cita en la ciudad de La Haya (Holanda) para buscar la forma de reducir los armamentos. Esta conferencia
internacional se realizó en 1899 e instituyó un tribunal permanente de arbitraje, ante el cual se han ventilado muchos
casos y que continúa vigente hasta nuestros días.

Estas iniciativas pacifistas no fueron suficientes para evitar que los países recurrieran al viejo método de la violencia.

7. Asesinato en Sarajevo, del heredero al trono de Austria Francisco Fernando (sobrino del emperador Francisco José y
heredero del trono de Austria-Hungría había viajado a los Balcanes para participar en las maniobras militares del ejercito
austriaco en Bosnia, territorio de población eslava anexionado por Austria en 1908.
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El 28 de junio, ya finalizadas las maniobras, el archiduque y su esposa asistieron a una ceremonia en la alcaldía de
Sarajevo, capital de la provincia de Bosnia. Cuando el cortejo que lo acompaña cruzaba la ciudad en dirección a ese lugar,
un nacionalista servio infiltrado en Bosnia lanzó una bomba contra el carruaje que lo conducía, pero sólo dañó al coche
que iba tras el del archiduque. El agresor fue detenido mientras gritaba: "¡Soy un héroe, soy un héroe!"

En la alcaldía, durante la ceremonia, el alcalde leyó un discurso donde cantó la lealtad de los bosnianos al imperio. El
archiduque no se contuvo y le interrumpió: "¿Cómo? ¡Vengo como visitante y se me recibe con bombas! " Para prevenir
otro atentado se cambió la trayectoria de regreso, pero desgraciadamente se eligió una calle en que había apostado otro
nacionalista servio, que disparó contra el archiduque y repitió el tiro contra su esposa, que recibió la bala en el estómago.
El crimen fue obra de militantes de un grupo terrorista servio conocido como "La Mano Negra", cuya cabeza principal era
el jefe del Servicio de Inteligencia del Estado Mayor servio.

Sarajevo recibió la noticia del atentado con estupor, sin alegrarse por la muerte del archiduque. Tanto fue así que el
asesino casi fue linchado por la multitud, debiendo ser rescatado por la policía. En Viena la noticia fue recibida con alivio,
pues nadie quería al archiduque. Hasta muerto, el odio de la corte se ensañó con él. Como último gesto de menosprecio,
se le organizó "un entierro principesco de tercera clase".

Causas

Consecuencias

El desarrollo industrial y la competencia neocolonialista generaron tensiones y rivalidades en un mundo en la que ya no


quedaba nada por repartir a nivel de mercados y colonias.

El nacionalismo se vivía en las grandes potencias y también en los pequeños países sometidos a los grandes.

La causa inmediata de la guerra fue el asesinato de Francisco Fernando (heredero del trono de Austria) y su esposa a
manos de un estudiante serbio Sarajevo.

Los vencedores se repartieron las posesiones de los vencidos.

A nivel internacional desaparecieron los Imperios de Autria-Hungría y Turco.

Desaparecieron las viejas y poderosas dinastías europeas.

Estados Unidos se afianzó como gran potencia mundial. Gran Bretaña conservó la supremacía marítima y Francia
aumentó su poder luego de ver aniquilada a su tradicional enemiga.

Los paises que participaron en la Primera Guerra Mundial fueron:

Alemania Austria Gran Bretaña Francia Bélgica Rusia Yugoeslavia Japón Polonia

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