0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
3 vistas1 página
Pablo escribió dos cartas a la iglesia en Corinto para abordar problemas como enseñanzas falsas, inmoralidad sexual y división. Aunque la primera carta no se ha conservado, la segunda (1 Corintios) no resolvió completamente los problemas. Tras una visita, Pablo encontró una situación insatisfactoria debido a un grupo de extraños que parecía haber ganado influencia con ideas de liderazgo cristiano diferentes a las de Pablo.
Pablo escribió dos cartas a la iglesia en Corinto para abordar problemas como enseñanzas falsas, inmoralidad sexual y división. Aunque la primera carta no se ha conservado, la segunda (1 Corintios) no resolvió completamente los problemas. Tras una visita, Pablo encontró una situación insatisfactoria debido a un grupo de extraños que parecía haber ganado influencia con ideas de liderazgo cristiano diferentes a las de Pablo.
Pablo escribió dos cartas a la iglesia en Corinto para abordar problemas como enseñanzas falsas, inmoralidad sexual y división. Aunque la primera carta no se ha conservado, la segunda (1 Corintios) no resolvió completamente los problemas. Tras una visita, Pablo encontró una situación insatisfactoria debido a un grupo de extraños que parecía haber ganado influencia con ideas de liderazgo cristiano diferentes a las de Pablo.
¿Cuáles fueron las circunstancias que se encuentran detrás de esta carta y determinar su tema central? Puedes leer en el libro de los Hechos cómo Pablo fundó la iglesia en Corinto durante sus viajes misioneros. Desde el principio de su ministerio allí sufrió mucha oposición, particularmente de la influyente comunidad judía que vivía en esa metrópoli comercial. Después de un período de unos dieciocho meses se mudó a Asia, y se quedo en Éfeso unos años. Pero los problemas en Corinto no cesaron cuando salió. Había enseñanzas falsas. Había inmoralidad sexual. Había una división muy desagradable en la congregación Como resultado, Pablo escribió dos cartas a la iglesia de Corinto. La primera no ha llegado hasta nosotros. Pablo se refiere a ella en la segunda carta que escribió (que conocemos como 1 Corintios). Desafortunadamente, la correspondencia no resolvió los problemas en Corinto; o, si lo hizo, nuevos problemas graves surgieron después. Porque Pablo siguió las dos cartas con una visita personal, y encontró la situación en la iglesia insatisfactoria como siempre. Un grupo de extraños parecía haberse levantado para instaurar su dominio. La cuestión de quiénes eran exactamente estos forasteros ha generado mucho estudio e incluso más ingenio entre los comentaristas del Nuevo Testamento; pero la verdad es que no sabemos quienes eran. Es muy difícil identificarlos con alguna conocida herejía o movimiento en la iglesia primitiva. Todo lo que podemos decir con confianza razonable es que eran judíos; que se dignificaran ellos mismos con el título de "apóstol"; y - lo más importante de todo que sus ideas de liderazgo cristiano eran muy diferentes de las de Pablo. Ellos creían, tal como hoy nos inclinamos a creer, que los grandes líderes cristianos deben ser impresionantes, contundentes, fuertes. Y sospecho que lo creyeron por la misma razón que tendemos a creerlo: porque era el modelo de liderazgo imperante en el mundo secular helenístico del que procedían.