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el Dios de los menores

Queridos hermanos las lecturas de este día nos ponen en manifiesto quizá el porqué de la
predilección de Dios por los empobrecidos, pero también la oportunidad y el
acompañamiento de quienes se consideran mejores ante los demás.

la primera lectura nos relata el origen que impulsa a Caín para matar a Abel y es que siendo
Caín el mayor ha heredado la tierra que bien administrada daría la dimensión de riqueza y
poder, por otro lado, Abel siendo el menor, se queda sin tierra y debe sobrevivir bajo el
pastoreo de unas cuantas ovejas. esto ante los ojos de los israelitas denotaba una singular
preferencia por Caín el hermano mayor, pero Dios bajo su propia lógica encuentra mayor
complacencia por el pequeño Abel. El hecho de que Dios reciba con más agrado la ofrenda
de Abel nos predispone a pensar en su opción por los pobres, pero ante la misericordia con
que trata a Caín después de haber matado a su hermano nos hace tener en cuenta que Dios
también vela por los pecadores.

El salmo nos recuerda el actuar de Dios que siempre corresponde a la justicia y a la verdad,
Él conoce el caminar de cada hijo y queda desdichado de aquel que pretende ganar
indulgencia con métodos externos y que impiden una vida digna. Dios no desprecia a
ninguno de sus hijos, pero cuando de ofrendas se trata prefiere una vida sencilla y
encaminada en los valores humanos a un sacrificio cuya finalidad es maquillar la mancha
de soberbia y vanidad.

En el evangelio los fariseos piden un signo y no se dan cuenta que el mayor signo que Dios
les ha otorgado ha sido tener cara a cara a su redentor. es por esto que Jesús sin caer en la
provocación de los fariseos que querían una manifestación milagrosa que expresara la
autoridad de Jesús como verdadero hijo de Dios, prefiere embarcarse y seguir anunciando
la llegada del reino a quienes sin demasiadas peticiones se aferran a él y creen en Jesús
como verdadero Mesías.

Pidamos hoy a maría santísima que nos ayude a reconocer en nuestros hermanos el rostro
divino de Dios y que en ellos veamos el reflejo de aquel que dio la vida por nosotros y que
una vez más nos sigue llamando a configurarnos con él.

gloria al Padre, al Hijo y al espíritu Santo…

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