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LITERATURA FANTÁSTICA:
La historia de la fantasía puede considerarse tan antigua como la
humanidad; el ser humano es imaginativo, un creador de historias
fantásticas como ningún otro; un gran fantaseador. Cada cultura y cada
civilización han desarrollado su propia mitología, folclore y creencias que
podrían considerarse fantásticas, no obstante, estas historias son la misma
cuna de la literatura y del arte. Circunscribir esto a solo lo fantástico es
una reducción, no obstante, permite ver qué tan extenso y extensible es el
concepto de lo fantástico. Pero más allá de esta discusión y más cerca en el
tiempo, el cuento y la novela fantástica emergen en el siglo XVIII como
contraste de otro discurso: el discurso científico y racional de la
modernidad. Frente al positivismo científico de la Ilustración y la
Industrialización, la literatura fantástica alzó vuelo y aún sigue volando.
Merece la pena preguntarse entonces ¿qué es la fantasía y qué es lo
fantástico.
BORGES Y EL LABERINTO
En Borges, lo fantástico es consustancial a la literatura. El mundo que
presenta en muchos de sus cuentos es caos, es desatino. Estos laberintos que
aparecen y que pueden ser temporales, espaciales o retrospectivos son
metáforas de otro laberinto más amplio y también inescrutable: el
Universo. El laberinto será, entonces, el origen de alfa y omega, el caos del
mundo, la prisión en la que el alma se encierra. A veces, estos laberintos
poseen un patio central que tal vez simbolice el núcleo de la vida humana.
El objetivo del hombre es llegar al centro del laberinto pero, al mismo
tiempo, esto no tiene sentido porque llegar al centro y ser capaz de
entender, entender todo, es morir. Tal vez en el momento en que llegamos al
centro llegamos por fin a la comprensión final, al agotamiento de las
innumerables preguntas que la vida suscita, pero, en esos momentos, la
comprensión ya importa poco pues ya no vivimos. Como aparece en el poema
titulado “Laberinto.