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SUPIA CALDAS.

DICIEMBRE 11 DE 2022.

CARTA A UN FUTURO MAESTRO.

SEÑORITA
ANA CAMILAORTEGA GIL
SUPIA

Querido futuro maestro...

Para ti, que estás dedicando tu formación al magisterio; para ti, que jugabas de
pequeña con tu hermana a las profes; para ti, que sabías que querías ser maestro
desde siempre; para ti, que piensas y anhelas un futuro lleno de tizas, ... Para ti, va
esta carta del mismo modo en que me hubiese gustado que me la entregaran en su
día.

Te escribo hoy, en el día de las Letras galegas, ese día tan especial en mi tierra;
supongo que porque me recuerda a cuando era niña y como tú, quería ser
profesora. Mientras otras niñas soñaban con ser cantantes o bailarinas, yo miraba
a mi profesora Doña Fita, con la admiración de quien ve ante sí la perfección hecha
persona. Se podría decir que siempre hay un momento. Ese momento en el cual te
dices a ti mismo: quiero ser maestro, quiero ser profesora.

Si de aquella supiera lo que sé hoy, probablemente repetiría, aunque seguro que mi


mirada ya no sería tan inocente. Porque verás, lo primero que tengo que decirte es
que ser maestro no es como te lo cuentan en las películas, no es como te lo
imaginas.

Trabajarás duro, más de lo que te puedas imaginar. Al principio ni siquiera lo notarás


y te preguntarás a ti mismo: ¿me van a pagar por hacer esto? Porque no te lo vas
a creer. No te vas a creer que puedas tener tanta suerte como para cobrar por
cumplir con una de las funciones más bellas y más especiales de nuestra sociedad.
Sin embargo, como todos, cumplirás años y la frescura de los primeros cursos de
docencia se irá apagando en partes, sumada a la progresiva aceptación de
responsabilidades en tu vida. Por eso, lo primero que te pido es, por favor, no
juzgues con actitud relajada cuando veas a un compañero que no se entrega como
tú. La docencia es una carrera de fondo y hay muchas piedras en el camino que te
quitarán energías. Ser maestro es agotador y te dejarás la piel en el colegio o en el
instituto, pero no eres mejor por ser joven o por tener a mano las últimas
vanguardias educativas. Antes que tú, muchos hicieron historia y merecen un
respeto.

Hablando de respeto, no pretendas que te lo guarden. En algunas ocasiones tu


alumnado no te lo tendrá, al igual que sus padres y sus madres. En general, la
sociedad no te va guardar el mayor de sus respetos a pesar de tu labor, así que vete
acostumbrándose a las críticas. Serás juzgado una y otra vez por tu trabajo. Y es
más, también serás juzgado por tu imagen, por tus actitudes, por tu manera de
relacionarte con los demás, etc. En cuanto pongas el pie en tu primer destino
hablarán de ti y no siempre será bueno lo que digan. Ten en cuenta que es imposible
agradar a todo el mundo, así que no te esfuerces en ello. Recuerda que te espera
un camino largo. Ahorra energías.

Vivimos momentos delicados en educación y tu fortaleza marcará la diferencia.


Verás, aunque lo leas o lo veas en los medios de comunicación, o en las redes; la
realidad es muy distinta a cómo la explican periodistas y expertos. Te hablan de
recortes en recursos humanos como si esto supusiera únicamente que miles de
interinos se queden sin trabajo (que ya es mucho), o que en los centros educativos
cada día existan menos docentes que se quedan con un horario más exigente y
menos productivo; pero lo cierto es que la auténtica lectura no es esta. Que no te
engañen. La verdad detrás de los recortes es un propósito de analfabetización
cultural de las masas. Y digo masas, de aquellos a los que llamarás alumnos. Ten
siempre en cuenta que a los políticos poco o nada les importan o importarán tus
alumnos, para ellos son una masa que desean dócil y sumisa, un futuro de
trabajadores a su servicio. Piezas de ajedrez. De hecho, en la actualidad, estamos
presenciando una de las sangrías más devastadoras en educación, encaminada a
la pérdida cultural de una generación. Esa generación por la que te esforzarás día
a día, entregando lo mejor de ti, es una generación que se enfrenta a una tasa del
25% de paro. Porque esta situación de crisis económico financiera no es pasajera.
Todavía le quedan muchos años y tú serás, como tantos, el profesor que eduque
para el paro. Trabajarás, en un horario laboral, cada vez más endurecido y con el
apoyo de la sociedad de tu país te quedarás sin tantas vacaciones (esas que,
créeme que vas a necesitar; esas que, créeme que siempre van a ser envidiadas).
A cada año que pase tendrás menos recursos. Tú no vives en Finlandia, aquí en
educación se invierte poco o nada. Así que, ante esta situación poco ventajosa te
pido un segundo favor, no lleves nunca encima la losa del fracaso escolar. No
es tu culpa. Te lo digo con toda franqueza porque sé que te vas a dejar la piel en
este trabajo. No cargues y no dejes que te coloquen una responsabilidad que no es
tuya. Bastante harás con lo poco que tengas y con un corazón lleno de ilusión por
la enseñanza.
SUPIA CALDAS.

DICIEMBRE 11 DE 2022.

CARTA A UN FUTURO MAESTRO.

SEÑORA
SNDRA MILENARESTREPO OCAMPO
SUPIA

Querido futuro maestro...

Para ti, que estás dedicando tu formación al magisterio; para ti, que jugabas de
pequeña con tu hermana a las profes; para ti, que sabías que querías ser maestro
desde siempre; para ti, que piensas y anhelas un futuro lleno de tizas, ... Para ti, va
esta carta del mismo modo en que me hubiese gustado que me la entregaran en su
día.

Te escribo hoy, en el día de las Letras galegas, ese día tan especial en mi tierra;
supongo que porque me recuerda a cuando era niña y como tú, quería ser
profesora. Mientras otras niñas soñaban con ser cantantes o bailarinas, yo miraba
a mi profesora Doña Fita, con la admiración de quien ve ante sí la perfección hecha
persona. Se podría decir que siempre hay un momento. Ese momento en el cual te
dices a ti mismo: quiero ser maestro, quiero ser profesora.

Si de aquella supiera lo que sé hoy, probablemente repetiría, aunque seguro que mi


mirada ya no sería tan inocente. Porque verás, lo primero que tengo que decirte es
que ser maestro no es como te lo cuentan en las películas, no es como te lo
imaginas.

Trabajarás duro, más de lo que te puedas imaginar. Al principio ni siquiera lo notarás


y te preguntarás a ti mismo: ¿me van a pagar por hacer esto? Porque no te lo vas
a creer. No te vas a creer que puedas tener tanta suerte como para cobrar por
cumplir con una de las funciones más bellas y más especiales de nuestra sociedad.
Sin embargo, como todos, cumplirás años y la frescura de los primeros cursos de
docencia se irá apagando en partes, sumada a la progresiva aceptación de
responsabilidades en tu vida. Por eso, lo primero que te pido es, por favor, no
juzgues con actitud relajada cuando veas a un compañero que no se entrega como
tú. La docencia es una carrera de fondo y hay muchas piedras en el camino que te
quitarán energías. Ser maestro es agotador y te dejarás la piel en el colegio o en el
instituto, pero no eres mejor por ser joven o por tener a mano las últimas
vanguardias educativas. Antes que tú, muchos hicieron historia y merecen un
respeto.

Hablando de respeto, no pretendas que te lo guarden. En algunas ocasiones tu


alumnado no te lo tendrá, al igual que sus padres y sus madres. En general, la
sociedad no te va guardar el mayor de sus respetos a pesar de tu labor, así que vete
acostumbrándose a las críticas. Serás juzgado una y otra vez por tu trabajo. Y es
más, también serás juzgado por tu imagen, por tus actitudes, por tu manera de
relacionarte con los demás, etc. En cuanto pongas el pie en tu primer destino
hablarán de ti y no siempre será bueno lo que digan. Ten en cuenta que es imposible
agradar a todo el mundo, así que no te esfuerces en ello. Recuerda que te espera
un camino largo. Ahorra energías.

Vivimos momentos delicados en educación y tu fortaleza marcará la diferencia.


Verás, aunque lo leas o lo veas en los medios de comunicación, o en las redes; la
realidad es muy distinta a cómo la explican periodistas y expertos. Te hablan de
recortes en recursos humanos como si esto supusiera únicamente que miles de
interinos se queden sin trabajo (que ya es mucho), o que en los centros educativos
cada día existan menos docentes que se quedan con un horario más exigente y
menos productivo; pero lo cierto es que la auténtica lectura no es esta. Que no te
engañen. La verdad detrás de los recortes es un propósito de analfabetización
cultural de las masas. Y digo masas, de aquellos a los que llamarás alumnos. Ten
siempre en cuenta que a los políticos poco o nada les importan o importarán tus
alumnos, para ellos son una masa que desean dócil y sumisa, un futuro de
trabajadores a su servicio. Piezas de ajedrez. De hecho, en la actualidad, estamos
presenciando una de las sangrías más devastadoras en educación, encaminada a
la pérdida cultural de una generación. Esa generación por la que te esforzarás día
a día, entregando lo mejor de ti, es una generación que se enfrenta a una tasa del
25% de paro. Porque esta situación de crisis económico financiera no es pasajera.
Todavía le quedan muchos años y tú serás, como tantos, el profesor que eduque
para el paro. Trabajarás, en un horario laboral, cada vez más endurecido y con el
apoyo de la sociedad de tu país te quedarás sin tantas vacaciones (esas que,
créeme que vas a necesitar; esas que, créeme que siempre van a ser envidiadas).
A cada año que pase tendrás menos recursos. Tú no vives en Finlandia, aquí en
educación se invierte poco o nada. Así que, ante esta situación poco ventajosa te
pido un segundo favor, no lleves nunca encima la losa del fracaso escolar. No
es tu culpa. Te lo digo con toda franqueza porque sé que te vas a dejar la piel en
este trabajo. No cargues y no dejes que te coloquen una responsabilidad que no es
tuya. Bastante harás con lo poco que tengas y con un corazón lleno de ilusión por
la enseñanza.
SUPIA CALDAS.

DICIEMBRE 11 DE 2022.

CARTA A UN FUTURO MAESTRO.

SEÑORA
ESTELLARODRIGUEZ SUAREZ
SUPIA

Querido futuro maestro...

Para ti, que estás dedicando tu formación al magisterio; para ti, que jugabas de
pequeña con tu hermana a las profes; para ti, que sabías que querías ser maestro
desde siempre; para ti, que piensas y anhelas un futuro lleno de tizas, ... Para ti, va
esta carta del mismo modo en que me hubiese gustado que me la entregaran en su
día.

Te escribo hoy, en el día de las Letras galegas, ese día tan especial en mi tierra;
supongo que porque me recuerda a cuando era niña y como tú, quería ser
profesora. Mientras otras niñas soñaban con ser cantantes o bailarinas, yo miraba
a mi profesora Doña Fita, con la admiración de quien ve ante sí la perfección hecha
persona. Se podría decir que siempre hay un momento. Ese momento en el cual te
dices a ti mismo: quiero ser maestro, quiero ser profesora.

Si de aquella supiera lo que sé hoy, probablemente repetiría, aunque seguro que mi


mirada ya no sería tan inocente. Porque verás, lo primero que tengo que decirte es
que ser maestro no es como te lo cuentan en las películas, no es como te lo
imaginas.

Trabajarás duro, más de lo que te puedas imaginar. Al principio ni siquiera lo notarás


y te preguntarás a ti mismo: ¿me van a pagar por hacer esto? Porque no te lo vas
a creer. No te vas a creer que puedas tener tanta suerte como para cobrar por
cumplir con una de las funciones más bellas y más especiales de nuestra sociedad.
Sin embargo, como todos, cumplirás años y la frescura de los primeros cursos de
docencia se irá apagando en partes, sumada a la progresiva aceptación de
responsabilidades en tu vida. Por eso, lo primero que te pido es, por favor, no
juzgues con actitud relajada cuando veas a un compañero que no se entrega como
tú. La docencia es una carrera de fondo y hay muchas piedras en el camino que te
quitarán energías. Ser maestro es agotador y te dejarás la piel en el colegio o en el
instituto, pero no eres mejor por ser joven o por tener a mano las últimas
vanguardias educativas. Antes que tú, muchos hicieron historia y merecen un
respeto.

Hablando de respeto, no pretendas que te lo guarden. En algunas ocasiones tu


alumnado no te lo tendrá, al igual que sus padres y sus madres. En general, la
sociedad no te va guardar el mayor de sus respetos a pesar de tu labor, así que vete
acostumbrándose a las críticas. Serás juzgado una y otra vez por tu trabajo. Y es
más, también serás juzgado por tu imagen, por tus actitudes, por tu manera de
relacionarte con los demás, etc. En cuanto pongas el pie en tu primer destino
hablarán de ti y no siempre será bueno lo que digan. Ten en cuenta que es imposible
agradar a todo el mundo, así que no te esfuerces en ello. Recuerda que te espera
un camino largo. Ahorra energías.

Vivimos momentos delicados en educación y tu fortaleza marcará la diferencia.


Verás, aunque lo leas o lo veas en los medios de comunicación, o en las redes; la
realidad es muy distinta a cómo la explican periodistas y expertos. Te hablan de
recortes en recursos humanos como si esto supusiera únicamente que miles de
interinos se queden sin trabajo (que ya es mucho), o que en los centros educativos
cada día existan menos docentes que se quedan con un horario más exigente y
menos productivo; pero lo cierto es que la auténtica lectura no es esta. Que no te
engañen. La verdad detrás de los recortes es un propósito de analfabetización
cultural de las masas. Y digo masas, de aquellos a los que llamarás alumnos. Ten
siempre en cuenta que a los políticos poco o nada les importan o importarán tus
alumnos, para ellos son una masa que desean dócil y sumisa, un futuro de
trabajadores a su servicio. Piezas de ajedrez. De hecho, en la actualidad, estamos
presenciando una de las sangrías más devastadoras en educación, encaminada a
la pérdida cultural de una generación. Esa generación por la que te esforzarás día
a día, entregando lo mejor de ti, es una generación que se enfrenta a una tasa del
25% de paro. Porque esta situación de crisis económico financiera no es pasajera.
Todavía le quedan muchos años y tú serás, como tantos, el profesor que eduque
para el paro. Trabajarás, en un horario laboral, cada vez más endurecido y con el
apoyo de la sociedad de tu país te quedarás sin tantas vacaciones (esas que,
créeme que vas a necesitar; esas que, créeme que siempre van a ser envidiadas).
A cada año que pase tendrás menos recursos. Tú no vives en Finlandia, aquí en
educación se invierte poco o nada. Así que, ante esta situación poco ventajosa te
pido un segundo favor, no lleves nunca encima la losa del fracaso escolar. No
es tu culpa. Te lo digo con toda franqueza porque sé que te vas a dejar la piel en
este trabajo. No cargues y no dejes que te coloquen una responsabilidad que no es
tuya. Bastante harás con lo poco que tengas y con un corazón lleno de ilusión por
la enseñanza.
SUPIA CALDAS.

DICIEMBRE 11 DE 2022.

CARTA A UN FUTURO MAESTRO.

SEÑOR
CARLOS ALBERTOLOPÈZ CARDONA

Querido futuro maestro...

Para ti, que estás dedicando tu formación al magisterio; para ti, que jugabas de
pequeña con tu hermana a las profes; para ti, que sabías que querías ser maestro
desde siempre; para ti, que piensas y anhelas un futuro lleno de tizas, ... Para ti, va
esta carta del mismo modo en que me hubiese gustado que me la entregaran en su
día.

Te escribo hoy, en el día de las Letras galegas, ese día tan especial en mi tierra;
supongo que porque me recuerda a cuando era niña y como tú, quería ser
profesora. Mientras otras niñas soñaban con ser cantantes o bailarinas, yo miraba
a mi profesora Doña Fita, con la admiración de quien ve ante sí la perfección hecha
persona. Se podría decir que siempre hay un momento. Ese momento en el cual te
dices a ti mismo: quiero ser maestro, quiero ser profesora.

Si de aquella supiera lo que sé hoy, probablemente repetiría, aunque seguro que mi


mirada ya no sería tan inocente. Porque verás, lo primero que tengo que decirte es
que ser maestro no es como te lo cuentan en las películas, no es como te lo
imaginas.

Trabajarás duro, más de lo que te puedas imaginar. Al principio ni siquiera lo notarás


y te preguntarás a ti mismo: ¿me van a pagar por hacer esto? Porque no te lo vas
a creer. No te vas a creer que puedas tener tanta suerte como para cobrar por
cumplir con una de las funciones más bellas y más especiales de nuestra sociedad.
Sin embargo, como todos, cumplirás años y la frescura de los primeros cursos de
docencia se irá apagando en partes, sumada a la progresiva aceptación de
responsabilidades en tu vida. Por eso, lo primero que te pido es, por favor, no
juzgues con actitud relajada cuando veas a un compañero que no se entrega como
tú. La docencia es una carrera de fondo y hay muchas piedras en el camino que te
quitarán energías. Ser maestro es agotador y te dejarás la piel en el colegio o en el
instituto, pero no eres mejor por ser joven o por tener a mano las últimas
vanguardias educativas. Antes que tú, muchos hicieron historia y merecen un
respeto.

Hablando de respeto, no pretendas que te lo guarden. En algunas ocasiones tu


alumnado no te lo tendrá, al igual que sus padres y sus madres. En general, la
sociedad no te va guardar el mayor de sus respetos a pesar de tu labor, así que vete
acostumbrándose a las críticas. Serás juzgado una y otra vez por tu trabajo. Y es
más, también serás juzgado por tu imagen, por tus actitudes, por tu manera de
relacionarte con los demás, etc. En cuanto pongas el pie en tu primer destino
hablarán de ti y no siempre será bueno lo que digan. Ten en cuenta que es imposible
agradar a todo el mundo, así que no te esfuerces en ello. Recuerda que te espera
un camino largo. Ahorra energías.

Vivimos momentos delicados en educación y tu fortaleza marcará la diferencia.


Verás, aunque lo leas o lo veas en los medios de comunicación, o en las redes; la
realidad es muy distinta a cómo la explican periodistas y expertos. Te hablan de
recortes en recursos humanos como si esto supusiera únicamente que miles de
interinos se queden sin trabajo (que ya es mucho), o que en los centros educativos
cada día existan menos docentes que se quedan con un horario más exigente y
menos productivo; pero lo cierto es que la auténtica lectura no es esta. Que no te
engañen. La verdad detrás de los recortes es un propósito de analfabetización
cultural de las masas. Y digo masas, de aquellos a los que llamarás alumnos. Ten
siempre en cuenta que a los políticos poco o nada les importan o importarán tus
alumnos, para ellos son una masa que desean dócil y sumisa, un futuro de
trabajadores a su servicio. Piezas de ajedrez. De hecho, en la actualidad, estamos
presenciando una de las sangrías más devastadoras en educación, encaminada a
la pérdida cultural de una generación. Esa generación por la que te esforzarás día
a día, entregando lo mejor de ti, es una generación que se enfrenta a una tasa del
25% de paro. Porque esta situación de crisis económico financiera no es pasajera.
Todavía le quedan muchos años y tú serás, como tantos, el profesor que eduque
para el paro. Trabajarás, en un horario laboral, cada vez más endurecido y con el
apoyo de la sociedad de tu país te quedarás sin tantas vacaciones (esas que,
créeme que vas a necesitar; esas que, créeme que siempre van a ser envidiadas).
A cada año que pase tendrás menos recursos. Tú no vives en Finlandia, aquí en
educación se invierte poco o nada. Así que, ante esta situación poco ventajosa te
pido un segundo favor, no lleves nunca encima la losa del fracaso escolar. No
es tu culpa. Te lo digo con toda franqueza porque sé que te vas a dejar la piel en
este trabajo. No cargues y no dejes que te coloquen una responsabilidad que no es
tuya. Bastante harás con lo poco que tengas y con un corazón lleno de ilusión por
la enseñanza.

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