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Tomachevski)
Los géneros forman, en el interior de cada período, un sistema; no pueden definirse sino en sus relaciones
mutuas. Ya no habrá un género "tragedia" único: la tragedia se redefinirá en cada momento de la historia
literaria, en relación con los demás géneros coexistentes.
La diferencia entre tipo y género reaparece cuando observamos la relación entre el uno y el otro en la obra
individual. En grandes líneas, pueden distinguirse tres casos:
Primer caso: la obra individual se conforma enteramente al género y al tipo; entonces se habla de literatura de
masas (o de “novelas populares”). El buen novelista policial, por ejemplo, no procura ser “original”(de serlo, ya
no merecería su nombre) sino, precisamente, aplicar bien la receta.
Segundo caso: la obra no obedece a las reglas del género. Ante todo es preciso destacar que una obra no
pertenece obligatoriamente a un género: cada época está dominada por un sistema de géneros que no abarca
forzosamente todas las obras. Por otro lado, casi se requiere una transgresión (parcial) del género: de lo
contrario, la obra carecerá del mínimo de originalidad necesaria (…) La infracción a las reglas del género no
afecta profundamente el sistema literario. Por ejemplo, si la tragedia supone que el héroe muera al final y en un
caso determinado comporta un desenlace feliz, se trata de una transgresión al género. Ésta se explicará
habitualmente como una mezcla de géneros (por ejemplo, de la tragedia y la comedia). (…) Pero cuando esta
“mezcla” se impone como norma literaria, entramos en un nuevo sistema o figura: por ejemplo, el género de la
tragicomedia.
Aunque menos frecuente, también existe la transgresión al tipo. En la medida en que el sistema literario no es
eterno, dado de una vez por todas, y el conjunto mismo de los posibles literarios se modifica, la transgresión
tipológica es igualmente posible. En el ejemplo precedente, esta clase de transgresión consistiría en la invención
de una nueva categoría, ni cómica ni trágica: (…) “ni X ni no-X”, una transgresión al tipo. (…) Una novela como
Ulises no sólo infringe las reglas de la novela preexistente, sino que también descubre nuevas posibilidades para
la escritura novelesca.