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LIBROS

CRUCIS» « VIA
raciones del Vía Crucis con la
fuerza y la hondura de quien
plasma por escrito su oración per- JOSEMARIA ESCRIVA
NUEVO LIBRO DE sonal. Los que han escuchado o
leído las homilías de Mons. Es-
DE BALAGUER

MONS. ESCRIVA DE BALAGUER crivá de Balaguer conocen su ca-


pacidad para que el lector aprenda
a meterse en los pasajes del Evan-
gelio «como un pe~sonaje más »,
Cuenta Santa Teresa cómo,
tras dieciocho años de
monja, se «Convirtió» ante
una imagen de Cristo muy
-
Vía Crucis
Josemaría Escrivá de Balaguer
de modo que se sienta compro-
metido ante la vida y las enseñan-
zas de Cristo. También aquí re-
construye la escena de cada esta-
llagado. La contemplación Rialp, Madrid 1981 1 ción con trazos vigorosos, que
ayudan a calar en lo que nos
de la Pasión y Muerte de ~~~~~~~~~~~~
123 págs. cuenta el Evangelio o nos ha lle-
Cristo siempre ha gado por tradición. Siguen des-
conmovido a las almas pués unos puntos de meditación,
grandes. Si a nosotros no sucintos e incisivos, que, a partir
nos remueve es porque, de la escena que se contempla,
meros tiempos los cristianos vene-
aunque sepamos de raron los lugares relacionados con
abren horizontes para que el cris-
tiano corresponda a la entrega del
VIACRUCIS
memoria esa página la vida y muerte de Jesús y, en 1 Hombre-Dios. Son como puntos
cuanto la Iglesia alcanzó una paz
sangrienta del Evangelio, no estable, se multiplicaron las pere-
de ignición para que prenda la ALEGRIA Y CRUZ
la hemos aprendido con el oración personal, pues con este
grinaciones a Tierra Santa. Esta propósito fue preparado este libro.
corazón. Tal vez el secreto devoción aumentó mucho en la Pero si la cruz se entiende como
para sacudir esa época de las Cruzadas: de vuelta a Al recorrer la Pasión del Señor, un medio de participar en la exis-
indiferencia o rutina esté en sus países, los cruzados trajeron se comprende que seguir a Cristo tencia de Cristo, entonces se con-
la idea de realizar algo que les supone siempre encontrarse con la vierte en signo de liberación, pues
«revivir» esas escenas, sin recordara lo que habían visto y Cruz. Una cruz que no amarga, si allí se encuentra «nuestra salud,
limitarse a recordarlas. Así venerado en Jerusalén. Se erigie- se advierte su sentido sobrenatu- nuestra vida y nuestra resurrec-
ocurre en la nueva obra ron así en muchos sitios «Calva- ral: «Los golpes son necesarios ción ». Esta convicción de la cruz
póstuma de Mons. Escrivá rios» y «Vía Crucis» que ayuda- para arrancar lo que sobra del como señal de victoria penetra to-
de Balaguer, un Vía Crucis ban a los fieles a meditar la Pasión gran bloque de mármol. Así es- das las páginas del libro. Por eso,
del Señor. Los franciscanos, en- culpe Dios en las almas la imagen como dice en el prólogo don Al-
que, al recorrer las cargados desde el siglo XIV de la varo del Portillo, «el Vía Crucis
de su Hijo». Con esta perspectiva
estaciones de la Pasión, custodia de los Santos Lugares, es posible afrontar el dolor y las no es un ejercicio triste. Muchas
muestra también el camino contribuyeron mucho a propagar contrariedades diarias sin aspa- veces enseñó Mons. Escrivá de
para lograr la identi~ación esta devoción, alentada por los vientos ni histerismo, con una Balaguer que la alegría cristiana
con Cristo. Papas. sonrisa en los labios. En cambio, tiene sus raíces en forma de cruz.
cuando falta este espíritu de sa- Si la Pasión de Cristo es camino
crificio, el hombre se crea contra- de dolor, también es la ruta de la
EL SENTIDO DEL DOLOR dicciones superfluas: «j Cuántos, esperanza y de la victoria segura».
La devoción del Vía Crucis res- con la soberbia y la imaginación, No hay mejor antídoto contra
ponde a una honda tradición en la En este nuevo libro, el Funda- se menten en unos calvarios que cualquier tentación de desespe-
vida cristiana. Ya desde los pri- dor del Opus Dei comenta las es- ' no son de Cristo!». ranza que ver lo que Dios ha sido
Biblioteca Virtual Josemaría Escrivá de Balaguer y Opus Dei
CUL~g__t'UNICACION
LIBROS
- - -:::v-
JOSEMA RIA FSCRIVA SIGNO DE UNION del mundo o en una doctrina so-
DE BALAGUER como el de su Maestro, será dar la
De este modo, la Cruz será vida por los demás, en el servicio cial, como se advierte en cierta
siempre signo de unió n, de com- concreto de cada jornada. cansina literatura religiosa en la
prensión, de perdó n, y nunca de La Cruz sigue siendo, como en que Dios es sólo un tema. Este
enfrentamiento: «No leva ntes ja- tiempo de San Pablo, «escándalo libro deja el sabor del compromiso
más una cruz sólo para recordar para los judíos, locura para los de la fe, en el que ser cristiano es
que unos han matado a otros. Se- gentiles». De ahí la continua ten- compartir la existencia de Jesu-
ría el estandarte del diablo». Por tación de convertir el cristianismo cristo. •
el contrario, el ideal del cris tiano, en una ética, en una concepción I.A.

VIA CRUCIS das en este libro, traslucen un infi-


nito sentido de melancolía. El
verde pálido y el ocre de muchas
capaz de hacer para salvar al composiciones logran esa prodi-
hombre. giosa sensación de pena y misterio.
El acompañar a Cristo en su La faz de Jesucristo queda siempre
Pasión siempre se ha considerado envuelta en tonos desvaídos para
un eficaz recurso para moverse al destacar la dureza del tormento. Y
arrepentimiento, al amor y al pro- ese mismo dolor se puede apreciar
pósito decidido de mejora. Al en los retr atos de la Virgen que, en
contemplar cómo • Cristo apura la IV estación, cuando se encuentra
hasta las heces el cáliz que vo- con su Hijo, es presentada tan sólo
luntariamente ha tomado, no es de perfil ; se oculta entonces el ros-
posible confundir la vida cristiana tro de la Señora pero basta con-
con un empeño mediocre. Se rea- Maestro del templar el de Jesús para ver refle-
viva el espíritu de penitencia que, Giambattista Tie: jado en él todo el dramatismo de la
como advierte el autor, «está obras en 1747; ai escena.
pués, en 1762, vino a Algunas vestimentas de los per-
principalmente en cumplir, cueste permaneció hasta su Gracias al magnetismo de las es-
sonajes son las propias del siglo
lo que cueste, el deber de cada 1770. XVIII italiano. Y sus figuras con- cenas, el libro tiene con estas ilus-
instante». Se comprende también Este Viacrucis se encuentia trastan siempre con las rotundas traciones un complemento en ade-
que no cabe desentenderse de la
tarea de llevar a otros el mensaje
de Cristo: «Jesús quiere ser le-
según los críticos,son•
Iglesia de San Paolo .e n ·~

de su obra. Quienels te•iet.



imágenes de los soldados romanos.
El patetismo embarga siempre al
espectador. En la X estación,
cuada sintonía con los propósitos
de su autor: "Leer es recordar una
cosa que pasó; vivir es hallarse pre-
vantado en alto, ahí: en el ruido hablan del pintor ~11! cuando Jesús es despojado de sus sente en un acontecimiento que está
de las fábricas y de los talleres, en hombre sincero que vestiduras, una mujer se destaca sucediendo ahora mismo, ser uno
el silencio de las bibliotecas, en el , tir con los pinceles toda entre los presentes y, frente al más en aquellas escenas ... El Tie-
fragor de las calles, en la quietud sus sentimientos. Y resto, mira directamente al que polo contribuye a ese acercamiento
de los campos, en la intimidad de son una prueba evid• contempla el cuadro. En sus ojos se y lo hace con algo más que simples
las familias, en las asambleas, en estación a estación, pueden leer las palabras con que descripciones pictóricas de una
los estadios ... Allí donde un cris- testimonia la profunda Mons. Escrivá de Balaguer co- realidad: consigue, por encima de
tiano gaste su vida honradamente, rior del Tiepolo. menta la escena: «Ahora compren- todo, que el espectador se sienta
Las 14 láminas que des cuánto has hecho sufrir a Je- testigo presencial del drama.•
debe poner con su amor la Cruz
de Cristo, que atrae a Sí todas las templamos, fielmente sús ..... G.B.
cosas».
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