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Oscurantismo es la práctica deliberada de evitar que determinados hechos y conocimientos

sean difundidos a la población. Histórica e intelectualmente tiene dos sentidos comunes: la


restricción u oposición a la difusión del conocimiento al público y, lo que se conoce como
oscuridad deliberada, un estilo abstruso —como a veces se da en la literatura y el arte— El
término oscurantismo proviene del título de la sátira del siglo XVI Epistolæ Obscurorum
Virorum (Cartas de los hombres oscuros), basado en la disputa intelectual entre el
humanista alemán Johann Reuchlin y los frailes dominicos, como el judío converso
Johannes Pfefferkorn, acerca de si se deberían quemar o no todos los libros judíos por no
ser cristianos. En 1509, el fraile Pfefferkorn había obtenido el permiso de Maximiliano I
(1486-1519), emperador del Sacro Imperio Romano, para incinerar todos los ejemplares del
Talmud (la ley y la ética judías) de que se tuviese conocimiento en el Sacro Imperio
Romano; las Cartas de los hombres oscuros satirizaban a los frailes dominicanos por sus
argumentos en favor de la quema de obras no cristianas.
En el siglo XVIII, filósofos de la Ilustración utilizaron el término oscurantismo para
referirse a los enemigos conservadores, especialmente los religiosos, del progreso de la
Ilustración y su concepto de difusión liberal del conocimiento. Por otra parte, en el
siglo XIX, para distinguir las variedades de oscurantismo que se encontraban en la
metafísica y la teología del «más sutil» oscurantismo de la filosofía crítica de Immanuel
Kant y del escepticismo filosófico moderno, Friedrich Nietzsche dijo: «El elemento
esencial en el negro arte del oscurantismo no es que quiera oscurecer la comprensión
individual, sino que quiere ennegrecer nuestra imagen del mundo, y oscurecer nuestra idea
de la existencia».[4]

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