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El documento discute cómo el perfil epidemiológico de las poblaciones es el resultado no solo de la historia de la salud pública sino también de otros campos como la violencia simbólica que naturaliza las desigualdades sociales. Esta naturalización beneficia a aquellos que acumulan capital económico a través de esas desigualdades, lo que a su vez determina el estado de salud y bienestar de la población.
El documento discute cómo el perfil epidemiológico de las poblaciones es el resultado no solo de la historia de la salud pública sino también de otros campos como la violencia simbólica que naturaliza las desigualdades sociales. Esta naturalización beneficia a aquellos que acumulan capital económico a través de esas desigualdades, lo que a su vez determina el estado de salud y bienestar de la población.
El documento discute cómo el perfil epidemiológico de las poblaciones es el resultado no solo de la historia de la salud pública sino también de otros campos como la violencia simbólica que naturaliza las desigualdades sociales. Esta naturalización beneficia a aquellos que acumulan capital económico a través de esas desigualdades, lo que a su vez determina el estado de salud y bienestar de la población.
El perfil epidemiológico de las poblaciones es un producto de la huella de
la historia del campo (1), pero no solo del campo de la salud, sino de
otros campos donde la violencia simbólica naturaliza situaciones que profundizan las desigualdades sociales, y donde esa naturalización es funcional a la acumulación del capital económico de los agentes que requieren de esas desigualdades para incrementar su capital, lo cual a su vez actúa como determinante social sobre el PSEA. Esa dinámica explica no pocos de los perfiles epidemiológicos existentes.