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Sapiens. De animales a dioses. 2.ª MITAD. Yuval Noah Harari+. 2016.

/ Los párrafos en
cursiva y precedidos de un “+” son opiniones de E. Cerezo, que elaboró este resumen (2021)
13. El secreto del éxito.
La transición desde muchas culturas a una única global ha sido, probablemente, un resultado
inevitable de la historia A inicios del s. IV d.C., el emperador Constantino pensó que una única religión
con una doctrina clara podía ayudar a unificar su reino étnicamente diverso y optó por Jesús. La historia
no es determinista, es solo una coincidencia que la mayoría de la gente crea hoy en el nac-mo, el cap-mo
y los DDHH; es un sistema caótico de nivel dos. El de nivel uno no reacciona a las predicciones sobre él,
por ej. la meteorología; pero el de nivel dos sí lo hace, y por lo tanto nunca se puede predecir de forma
exacta. También la política es un sistema caótico de 2.° orden: una revolución predecible no se produciría
nunca. Estudiamos historia para comprender que nuestra situación actual no es natural ni inevitable y que
tenemos más posibilidades de las que imaginamos.
No hay pruebas de que el bienestar humano mejore de forma inevitable a medida que la historia se
desarrolla, o de que las culturas beneficiosas para los humanos tengan que triunfar; pues definen de modo
distinto el bien, y no tenemos una vara de medir definitiva para juzgar entre ellas. Muchos piensan que
son una infección, que los humanos somos su anfitrión, porque se extienden de la mente de un anfitrión a
otro, surgen por accidente y utilizan a las personas a las que han infectado. Esta tesis es la memética.
Según ella, la evolución cultural se basa en la replicación de unidades de info cultural llamadas memes.
La teoría de juegos explica cómo, en sistemas con múltiples jugadores, los enfoques y pautas de
conducta que dañan a todos los jugadores logran no obstante extenderse. Las carreras armamentistas son
un ej. La dinámica de la historia no se dirige a mejorar el bienestar humano. Al igual que la evolución, la
historia hace caso omiso de la felicidad de los organismos individuales, y los individuos humanos suelen
ser demasiado ignorantes y débiles para influir sobre el curso de la historia en su propio beneficio.
+Es misión de la ética hallar vías para re-direccionar la historia, igual que ahora lo hacemos con la naturaleza
mediante la ciencia. La alternativa a esta actitud responsable es dejar las dinámicas globales en manos del destino:
un darwinismo socio-científico-global que condenaría a la extinción a los más débiles: pobres, ignorantes...

Parte IV: la revolución científica 274/

14. El descubrimiento de la ignorancia


Hacia el año 1500 d.C., la historia hizo su elección más trascendental, que cambió el destino de la
humanidad y el de toda la vida en la Tierra: la revolución científica. Desde entonces hasta hoy, la
población humana se ha multiplicado por 14, la producción por 240 y el consumo de energía por 115.
Una sección de una computadora actual podría almacenar las palabras y números de todos los códices y
pergaminos de todas las bibliotecas medievales, y cualquier banco grande de hoy contiene más dinero que
el de todos los reinos premodernos juntos. Antes del s. XVI, ningún humano había circunnavegado la
Tierra y, en 1522, lo hizo la expedición de Magallanes-Elcano, tras un viaje de 72.000 km de 3 años, en
que habían sobrevivido solo 18 de los 234 expedicionarios: hoy, cualquier persona de clase media puede
hacerlo en 48 h. En 1674, Anton van Leeuwenhoek, con el microscopio fabricado por él, se sorprendió al
ver microorganismos en gotas de agua: ahora modificamos bacterias para que produzcan medicamentos,
fabriquen biocombustibles y maten parásitos. El 16 de julio de 1945 detonaron la 1.ª bomba atómica y en
el s. XXI, la humanidad es capaz de cambiar el rumbo de la historia y de ponerle fin.
Poder  Recursos  Investigación es el bucle de retroalimentación de la revolución científica. En
los capítulos 15 y 16 veremos cómo se ha formado la alianza entre la ciencia, los imperios europeos y la
economía del capitalismo. La ciencia moderna difiere de los saberes previos en que: 1) acepta que, al
lograr más conocimiento, puede demostrarse que las cosas que creemos saber son erróneas; 2) la
centralidad de la lógica y las matemáticas para conectar las observaciones en teorías generales; y 3) su
valor para adquirir poderes. Usa las teorías para desarrollar nuevas tecnologías.
Tradiciones precientíficas del conocimiento como islamismo, cristianismo, budismo y confucianismo
afirmaban que todo saber importante sobre el mundo ya era conocido: Dios o los sabios del pasado tenían
la sabiduría que abarca todo y que nos revelaban en Escrituras sagradas+; y si había cosas que los dioses o
sabios del pasado no se preocuparon de decirnos es porque eran irrelevantes.
+En Aristóteles y Spinoza, el sabio es quien desarrolla al máximo sus potencias, en un proceso que solo acaba
con la muerte: cada persona puede lograr la sabiduría que le permita la potencia de su propia naturaleza; y el
proceso hay que cumplirlo con placer, con alegría. Se trata de una alianza natural entre la virtud y el afecto alegre.
Mientras que, en la ciencia, hipótesis científicas en competencia son debatidas en base a nuevas
pruebas que aparecen sin cesar, las teorías son respaldadas por las pruebas poseemos hace tiempo (un ej.
son las teorías de la tectónica de placas y de la evolución); pero si aparecieran nuevas pruebas que
contradijeran la teoría, esta tendría que revisarse o rechazarse. La disposición a admitir ignorancia ha
hecho que la ciencia moderna sea más adaptable e inquisitiva que cualquier otra tradición de
conocimiento.
Los intentos modernos de estabilizar el orden sociopolítico han tenido que basarse en uno de estos
dos métodos no científicos: A) tomar una teoría científica y declarar que se trata de una verdad absoluta
fue el método empleado por los nazis y los comunistas, y B) dejar fuera la ciencia y vivir según una
verdad absoluta no científica ha sido la estrategia del humanismo liberal, que se basa en una creencia
dogmática en el valor y los derechos únicos de los seres humanos.
El dogma científico+
+Ver la ciencia, al estilo del relativismo o el escepticismo ontológico, como un mito más de la historia, es
privar a la ética de la conexión más firme que ella ha podido alcanzar con la realidad (y hasta ahora no se ve otra
mejor posibilidad de conexión). La ciencia se cimenta en hipótesis refutables (es un saber provisional); pero es el
saber más seguro al que ha podido acceder la humanidad: apoyado en la observación más objetiva posible de la
conducta de los objetos; sujeto a crítica racional en cualquier lugar y abierto a la refutación basada en nueva
evidencia: y todo su sistema se halla fundamentado en la consistencia lógica. Es falible, sí, pero es el saber menos
inseguro que puede lograr la mente humana colectiva.
Ahora, cuando la observación choca con la tradición, priorizamos la observación. Las tradiciones
anteriores solían formular sus teorías a través de relatos, pero la ciencia usa las matemáticas. Newton
publicó el libro más importante de la historia moderna: una teoría general del movimiento capaz de
predecir los movimientos de todos los cuerpos del universo mediante 3 leyes matemáticas sencillas. A
fines del s. XIX, observaciones que no encajaban con las leyes de Newton condujeron a la siguiente
revolución en física: la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica. La naturaleza está escrita en el
lenguaje de las matemáticas; pero quienes intentaron reducir la biología, la economía y la psicología a
ecuaciones newtonianas vieron que estos campos poseen un nivel mayor de complejidad. En los últimos
200 años se desarrolló una matemática para aspectos más complejos de la realidad: la estadística. El
cálculo de probabilidades se volvió la base de la ciencia actuarial y de la demografía, fundada por Robert
Malthus, sobre la que Charles Darwin creó su teoría de la evolución. Modelos probabilísticos han sido
cruciales para: la economía, sociología, ciencia política y las demás ciencias sociales y naturales. Hoy,
incluso el estudio del lenguaje humano (lingüística) y la psique humana (psicología) se basan cada vez
más en las matemáticas e intentan presentarse como ciencias exactas.
La ciencia y la tecnología, antes del año 1500 eran campos separados y cuando Bacon las relacionó a
inicios del s. XVII, fue una idea revolucionaria. Las nuevas tecnologías fueron creadas por artesanos que
utilizaban la vía del ensayo y error; y, en el presente, las fuerzas militares del mundo dirigen gran parte de
la investigación y desarrollo tecnológico de la humanidad. El Proyecto Manhattan de EEUU desarrolló la
bomba atómica. A inicios de agosto de 1945, los japoneses prometieron resistir una invasión hasta la
muerte. Los generales de EEUU dijeron al presidente de ese país, Harry S. Truman, que una invasión de
Japón costaría la vida a un millón de sus soldados y prolongaría la II Guerra Mundial hasta bien entrado
1946. Truman decidió utilizar dos bombas atómicas, Japón se rindió sin condiciones y la guerra terminó.
Hasta el s. XIX, casi todas las revoluciones militares resultaban de cambios de organización y no
tecnológicos. Roma no tenía superioridad tecnológica sobre Cartago; su ventaja residía en una
organización eficiente, una disciplina férrea y enormes reservas de militares. Sus armas fueron las mismas
por varios siglos. Ciencia, industria y tecnología militar solo se entrelazaron con la llegada del sistema
capitalista moderno y de la revolución industrial; entonces, el mundo se transformó rápidamente. Muchas
religiones creían que algún día aparecería un mesías y acabaría con guerras, hambrunas y con la muerte;
pero la idea de que la humanidad podía hacerlo con nuevos conocimientos y herramientas era arrogancia,
Cuando la ciencia empezó a resolver una dificultad tras otra, muchos se convencieron de que la
humanidad podía resolver todos los problemas: la enfermedad, el hambre y la muerte no eran un destino
inevitable; solo eran frutos de nuestra ignorancia. La pobreza hoy se considera que es un problema
técnico: las políticas basadas en la agronomía, economía, medicina y sociología pueden eliminarla. La
pobreza social, que impide que algunas personas tengan las oportunidades de las que otros disponen,
quizá nunca se podrá erradicar, pero en muchos países, la pobreza biológica ya es cosa del pasado.
En el mito más antiguo que se conoce, el de Gilgamesh, del antiguo Sumer, el rey Gilgamesh de
Uruk emprendió un viaje a los confines del universo y regresó con una nueva sabiduría: los dioses habían
dispuesto que la muerte fuera el destino inevitable del hombre, y este ha de aprender a vivir con ese
destino. Mas, para los hombres de ciencia, la gente muere debido a fallos técnicos: un ataque al corazón,
un cáncer, y cada problema técnico tiene una solución técnica. En el s. XXI se crean nuevas medicinas,
tratamientos y órganos artificiales que alargarán nuestra vida. El proyecto principal de la revolución
científica es dar a la humanidad la vida eterna. El uso regular de anestésicos (éter, cloroformo y morfina)
se introdujo en la mitad del s. XIX. La esperanza media de vida ha saltado de los 25-40 años a unos 67 en
el mundo, y a 80 años en el mundo desarrollado. La ingeniería genética ha logrado triplicar la esperanza
media de vida de Caenorhabditis elegans, un gusano. Expertos desarrollan millones de nanobots que
habitarían en nuestro cuerpo, abrirían vasos sanguíneos bloqueados, combatirían a virus y bacterias,
eliminarían células cancerosas e invertirían los procesos de envejecimiento. Hacia el año 2050, algunos
humanos se convertirán en amortales: en ausencia de un golpe fatal, su vida podría extenderse sin límite.
La investigación científica se financia porque alguien cree que pueden impulsar algún objetivo
político, económico o religioso. Un gobierno liberal, comunista, nazi o una empresa multinacional usarían
cierto hallazgo científico para fines muy diversos, y no hay razón científica para preferir un uso frente a
los demás. La investigación solo puede florecer aliada con alguna religión o ideología: esta justifica los
costes de aquella y, a cambio, determina qué hacer con los hallazgos. El circuito de causalidad mutua
entre ciencia, imperio y capital ha sido el principal motor de la historia en los últimos 500 años.
15. El matrimonio de ciencia e imperio.
Antes, más de la mitad de la tripulación de un barco moría en viajes largos por escorbuto que, entre
los s. XVI y XVIII, causó la muerte de unos 2 mill. de marineros. En 1747, un médico escocés, James
Lind, a un grupo de pacientes de ella les prescribió que comiera cítricos y pronto se recuperaron; ahora
sabemos que es por la vitamina C. James Cook, que creía en ese experimento, ordenó a sus marineros que
comieran fruta fresca y hortalizas en abundancia cada vez que su barco tocara tierra; y no perdió ni un
solo marinero por escorbuto. En las décadas que siguieron, todas las armadas del mundo adoptaron la
dieta náutica de Cook. Ese logro contribuyó mucho al control británico de los océanos, La expedición de
Cook sentó las bases de la instalación de millones de europeos en las nuevas colonias En los 100 años
siguientes, las tierras más fértiles de Australia y NZ fueron arrebatadas a sus habitantes, la población
nativa se redujo hasta en un 90% y los sobrevivientes fueron sometidos a un régimen de opresión racial.
Revolución científica e imperialismo moderno eran inseparables+.
+La ley del conatus de B. Spinoza (esfuerzo de cada ser por desarrollar su potencia) es inexorable: no se puede
impedir; luego hay que crear duras medidas disuasivas ético-legales que minimicen el número y frecuencia de sus
secuelas antihumanistas, sin que el remedio sea peor que la enfermedad (que por reprimir a unos pocos se causen
graves problemas a la mayoría) Un ej. válido serían leyes de efecto asegurado, como la de que una industria que
necesita sacar líquido de un río para sus procesos deba colocar su punto de captación de agua más abajo del punto
en que descarga la que ya ha utilizado, o controles al azar e inesperados al estilo de los del metro en Alemania.
Entre el año 1500 y el 1750, Europa Occidental se adueñó de todo América y de los océanos, porque
las potencias asiáticas demostraban poco interés en ese logro. En 1775, combinadas India y China,
representaban los 2/3 de la producción global; pero el centro global de poder pasó a Europa entre 1750 y
1850, cuando los europeos humillaron a las potencias asiáticas en una serie de guerras y conquistaron
extensas partes de Asia: hacia el año 1900, los europeos controlaban la economía mundial y la mayoría de
su territorio. En 1950, Europa occidental y EEUU generaban más de ½ de la producción global, mientras
que la cuota de China se había reducido al 5%. Bajo la égida europea surgió una nueva cultura global a
partir de 1850; la dominación europea se basó en el complejo militar-industrial-científico y en la “magia”
tecnológica. Cuando Gran Bretaña dio el gran salto adelante, ¿por qué Francia, Alemania y EEUU la
siguieron, Rusia, Italia y Austria salvaron la brecha pero fracasaron Egipto y el Imperio otomano?
El primer ferrocarril comercial se inauguró con fines comerciales en 1830, en Gran Bretaña. En
1880, Occidente se jactaba de tener más de 350.000 km de vías férreas; en el resto del mundo no había
más de 35.000 km, y la mayoría las tendieron los ingleses en la India. Francia y EEUU siguieron pronto
los pasos de Gran Bretaña, porque ya compartían los mitos y estructuras sociales más importantes de los
británicos; los chinos y persas no pudieron darles alcance con rapidez, porque pensaban y organizaban sus
sociedades de forma diferente. De 1500 a 1850, Europa construyó un potencial único, cuyos efectos
masivos se revelaron de golpe hacia 1850. Los europeos estaban habituados a pensar y a actuar de manera
científica y capitalista; así, cuando empezó la bonanza tecnológica, la pudieron domeñar mucho mejor
que nadie. La ciencia moderna empezó a tomar forma de la mano de la expansión imperial de España,
Portugal, Gran Bretaña, Francia, Rusia y los Países Bajos+.
+La mente científica fundada en la lógica plato-aristotélica –heredada por el Imperio romano, el Islam y
luego la Europa de la baja Edad Media– estaba ya muy por encima de las de China o la India, y –ya en muchas
disciplinas teóricas (filosofía, humanidades, arquitectura...– formateaba las mentes de decenas de miles de líderes
universitarios, artistas, técnicos, políticos, que impulsaron ese modo de análisis en todos los ámbitos; fueron
capaces de realizar la interfecundación de las técnicas chinas con dicho análisis lógico y, así, crearon la 1.ª
revolución técnica de la Baja Edad Media y el Renacimiento: fue un proceso que, luego de unos 3 siglos, eclosionó
en las revoluciones científica, industrial y económica.
En el período moderno temprano, chinos, indios, musulmanes, americanos nativos y polinesios
continuaron con sus aportes a la revolución científica. Pero hasta mediados del s. XX, quienes crearon
disciplinas científicas fueron las élites gobernantes e intelectuales de los imperios europeos globales.
La ciencia hoy se vuelve una empresa global multiétnica. Los Imperios anteriores solían suponer que
ya comprendían el mundo; los romanos, mongoles y aztecas ocuparon nuevas tierras en busca de poder y
riquezas, no de saber. En cambio, los imperios europeos se dirigieron a costas lejanas con la esperanza de
obtener nuevos conocimientos junto con los nuevos territorios. En los s. XVIII y XIX, casi todas las
expediciones militares de Europa a tierras distantes llevaban expertos para realizar hallazgos científicos.
Cuando Napoleón invadió Egipto en 1798, llevó 165 académicos, que fundaron la egiptología e hicieron
contribuciones al estudio de la religión, la lingüística y la botánica. En 1831, la Royal Navy envió al
buque HMS Beagle a cartografiar las costas de Sudamérica, las islas Malvinas y las Galápagos. El capitán
ofreció el puesto de científico a un graduado de Cambridge de 22 años de edad, Charles Darwin. En los s.
XV y XVI, los europeos empezaron a dibujar mapas del mundo con espacios vacíos: una forma de pensar
científica con una aceptación clara de que ignoraban que había en grandes zonas del globo. El hallazgo
español de América fue el evento que fundó la revolución científica: para controlar los vastos territorios
nuevos, los europeos tenían que reunir enormidad de nuevos datos sobre: geografía, clima, flora, fauna,
idiomas, culturas e historia del nuevo continente. En los s. XV y XVI, expediciones europeas
establecieron los primeros imperios globales de la historia y urdieron la 1.ª red comercial global.
El mundo, de ser una serie de estilos de vida de pueblos y culturas aislados se convirtió en la historia
de una única sociedad humana global integrada. Antes, los grandes imperios extendían su control solo
sobre su vecindario inmediato. A los romanos les llevó 400 años ir desde Roma a Londres. Aunque
pudieron haber tenido la capacidad, los romanos no intentaron nunca conquistar la India o Escandinavia,
ni los persas Madagascar o España, ni los chinos Indonesia o África. Hacia 1517, los colonos españoles
del Caribe empezaron a oír rumores acerca de un imperio mexicano; y ya en 1521, el Imperio azteca era
cosa del pasado. Los antiguos gobernantes de América Central (aztecas, toltecas y mayas) apenas
conocían la existencia de Sudamérica, y nunca hicieron ningún intento de sojuzgarla en 2.000 años. Pero,
poco después, Pizarro había descubierto el Imperio inca en Sudamérica y lo había conquistado en 1532.
De 1492 a 1519, los españoles habían ocupado el Caribe. Debido sobre todo a las epidemias venidas
con los conquistadores, casi toda la población nativa había sido aniquilada y los españoles empezaron a
importar esclavos africanos para llenar el vacío. Esta mortandad se dio cerca del Imperio de los aztecas,
pero estos la desconocían. La llegada de los españoles fue el equivalente de una invasión extraterrestre:
fue la 1.ª vez que se encontraron con un pueblo plenamente desconocido, y no supieron cómo reaccionar:
unos aztecas pensaban que debían ser dioses, otros que demonios o poderosos magos. ¿Qué podían hacer
550 hombres contra un imperio de millones? Pero Cortés y sus hombres poseían grandes ventajas: sabían
que la Tierra estaba llena de reinos desconocidos y, para el conquistador o el científico europeo moderno,
sumergirse en lo desconocido era estimulante. Los vecinos que habían sido oprimidos por los aztecas
ofrecieron a Cortés guías, alimentos y ayuda militar. Los aztecas llevaron a Cortés ante el emperador. En
plena entrevista, los españoles mataron a los guardias de Moctezuma y el invitado de honor hizo
prisionero a su anfitrión. Moctezuma actuaba como si gobernara el imperio y la élite azteca le obedecía,
de modo que obedecía a Cortés. Esta situación duró varios meses, tiempo en el que Cortés interrogó a
Moctezuma y a sus ayudantes, adiestró a traductores en idiomas locales y envió expediciones de
españoles para que se familiarizaran con el Imperio azteca y los pueblos que gobernaba. Cortés empleó el
saber que así logró para escindir el imperio desde dentro: muchos pueblos tributarios odiaban a los
aztecas, facilitaron a Cortés decenas de miles de soldados locales y, con su ayuda, asedió Tenochtitlan, la
tomó y cada vez más soldados y colonos españoles llegaban a México. Cuando los pueblos locales se
dieron cuenta de lo que estaba ocurriendo, ya era demasiado tarde. Tras un siglo, la población nativa de
América se había reducido al 10%, sobre todo por las epidemias que llegaron con los invasores+.
+El régimen imperial de los españoles era peor que la dominación azteca de los pueblos vecinos en cierto
sentido: por la explotación capitalista planificada de la mano de obra local, que entre pueblos indígenas locales
era impensable. Pero, de hecho, el daño más real fue la mortandad causada por las enfermedades, que –tarde o
temprano– era un proceso inevitable, aunque hubiera llegado a América un pueblo pacífico del Viejo Mundo a
comerciar con los nativos. Dado el interés de explotación de los indígenas por los españoles, tal mortandad fue una
catástrofe económica para estos, pues con una mano de obra 10 veces mayor que hubiera existido sin las
epidemias, desde un enfoque marxista, hubiera aumentado tremendamente la plusvalía que podía extraerse de ellos.
De hecho, en todas las colonias, desde México hasta gran parte de Sudamérica, los españoles tuvieron que hacer
una inversión muy costosa para traer mano de obra esclava de África. El otro daño terrible a América fue la
transformación violenta de sus culturas por parte de las nuevas ideas (mitos, creencias, filosofía, ciencia) y técnicas
traídas por los europeos. Este daño era también inevitable, una vez que cualquier pueblo del Viejo Mundo hubiera
puesto pie en América; porque sus técnicas eran más eficientes y su conciencia científica y planificadora permitía
un control, mucho más estricto y poderoso, de la naturaleza y de la sociedad.
Pizarro tenía solo 168 hombres, pero aprovechó la experiencia de las invasiones previas. Los incas
no sabían nada de la suerte que habían corrido los aztecas. Pizarro emuló a Cortés: invitó a Atahualpa a
una entrevista, lo secuestró y conquistó el paralizado imperio con la ayuda de pueblos locales aliados.
El primer mapamundi chino que mostraba América no se produjo hasta 1602... ¡Y por un misionero
europeo! Durante 300 años, los europeos gozaron de un dominio indiscutible en América y Oceanía, en el
Atlántico y el Pacífico. Las riquezas y recursos acumulados les permitieron invadir también Asia, derrotar
sus imperios y dividírselos entre ellos. Cuando los otomanos, persas, indios y chinos comenzaron a
prestar atención, ya era demasiado tarde. Recién el s. XX, las culturas no europeas adoptaron una visión
global. Este fue un factor crucial que condujo a la caída de la hegemonía europea.
Para un europeo moderno, construir un imperio era un proyecto científico; y establecer una disciplina
científica, un proyecto imperial. Por ej., en 1802 se inició el Gran Levantamiento de Planos de la India,
que duró 60 años, con la localización de sus minas de oro; con info sobre raras arañas, mariposas; y
excavaron ruinas olvidadas como las de Mohenjo-Daro, gran ciudad del milenio 3.° a.C., de la que ningún
indio había sido consciente. El oficial inglés Henry Rawlinson fue enviado a Persia para ayudar al Sha a
adiestrar a su ejército al estilo europeo; en un acantilado de los montes Zagros le mostraron la enorme
inscripción Behistún, esculpida según órdenes del rey Darío, por el 500 a.C. Constaba de escritura
cuneiforme en 3 idiomas: persa antiguo, elamita y babilonio. El primer paso para descifrar tal escritura
era una transcripción precisa. En 1847, el proyecto se concluyó; Rawlinson probó un método tras otro y,
por fin, consiguió descifrar la versión en persa antiguo. Sin los esfuerzos de imperialistas europeos
modernos como Rawlinson casi nada sabríamos de los antiguos imperios de Oriente Próximo.
William Jones llegó a la India en 1783 como juez del Tribunal Superior de Bengala. Pasados dos
años, publicó The Sanskrit Language, el texto 1.° de la lingüística comparada, donde señalaba semejanzas
entre el sánscrito (antigua lengua sagrada hindú) y el griego y latín; así como semejanzas entre estas
lenguas y el celta, el persa antiguo, el alemán, el francés y el inglés. Supuso que todos estos idiomas
debían haber evolucionado a partir de un antepasado antiguo: fue el primero en identificar la familia
indoeuropea de idiomas. Su metodología para comparar idiomas permitió estudiar el desarrollo de todas
las lenguas del mundo. Los imperios europeos creyeron que, para gobernar con efectividad, tenían que
conocer los idiomas y culturas de sus súbditos. Gracias al trabajo de personas como Jones y Rawlinson,
los conquistadores europeos conocían bien sus imperios, mejor incluso que la población nativa.
Sin dicho saber es improbable que un grupo ínfimo de británicos pudiera haber oprimido y explotado
India por 2 siglos. Además, la ciencia daba a los imperios una justificación ideológica: proporcionarles
medicina y educación, construir vías férreas y canales, asegurar la justicia y la prosperidad, aunque los
hechos solían desmentir este mito. Por ej., los ingleses conquistaron Bengala, la provincia más rica de la
India, en 1764, y solo estaban interesados en enriquecerse: su política económica desastrosa condujo a la
Gran Hambruna de Bengala, de 1769 a 1773, en que murieron unos 10 mill. de bengalíes: 1/3 de la
población. Sobre los imperios europeos, podríamos llenar una enciclopedia con sus crímenes y otra con
sus logros. Crearon el mundo tal como lo conocemos, incluidas las ideologías que utilizamos para
juzgarlos. Biólogos, antropólogos y lingüistas ofrecieron pruebas supuestamente científicas de que los
europeos eran superiores a las demás razas y de que, por tanto, tenían el derecho y el deber de
gobernarlas. ¿Podía ser una coincidencia que quienes fundaron las magníficas civilizaciones india, persa,
griega y romana, fueran todos arios? Estudiosos ingleses, franceses y alemanes relacionaron la teoría
lingüística sobre los arios con la teoría de Darwin de la selección natural, y postularon que los arios eran
una raza dominante de humanos altos, y super racionales que sentaron las bases de la civilización por
todo el mundo. Los arios que invadieron India y Persia se casaron con los nativos y perdieron su
racionalidad. En Europa, los arios conservaron su pureza racial; por esta razón habían conquistado el
mundo y estaban destinados a dominarlo, siempre que no se mezclaran con razas inferiores.
Hoy el lugar del racismo en la ideología imperial ha sido sustituido por el culturismo: entre las élites,
las ideas sobre los méritos de los diversos grupos humanos se expresan en términos de diferencias
históricas entre culturas. Ya no decirnos “está en su sangre”; sino “está en su cultura”. Mientras hoy los
biólogos lo tienen fácil para desautorizar el racismo, pues explican que las diferencias biológicas entre las
poblaciones humanas son triviales; para los historiadores y antropólogos es difícil desautorizar el
culturismo. Sin el respaldo imperial, es dudoso que la ciencia moderna hubiera progresado mucho. Hay
pocas disciplinas que no empezaron como servidoras del crecimiento imperial; mas, la ciencia fue
apoyada por otras instituciones, y los imperios europeos florecieron también por factores distintos de la
ciencia. Detrás del ascenso meteórico de la ciencia y el imperio acecha otra fuerza crucial: el capitalismo.
16. El credo capitalista.
En casi toda la historia, la producción per cápita se mantuvo. Pero, mientras en 1500, el PIB per
cápita era de 400 euros, hoy en promedio es de 6.500 euros. A los bancos se les permite prestar 10 $ por
cada dólar que posean realmente, de modo que el 90% del dinero de nuestras cuentas bancarias no está
cubierto por monedas reales. Esta situación no es un engaño, sino un tributo a la imaginación humana: el
factor que permite que la economía entera prospere es nuestra confianza en el futuro, que es el único
respaldo para la mayoría del dinero del mundo. Antes de la Era moderna, el dinero podía representar solo
cosas que ya existían. Era el dilema del emprendedor premoderno (con causalidad circular):
 No hay pastelería  No hay pastel  No hay constructor  No hay dinero 
Este círculo vicioso ponía graves límites al crecimiento, pues hacía difícil financiar empresas nuevas.
Con el sistema basado en la confianza, la gente acordó representar bienes que no existen hoy con un
crédito que nos permite construir el presente a expensas del futuro. Se basa en la fe en que los recursos
futuros serán más copiosos que los actuales. Es el círculo mágico (+) de la economía moderna (ídem):
 Confianza en el futuro  Crédito  Pago a los constructores  Nuevas pastelerías  Pasteles
que devuelven los préstamos 
Antes se creía que la gente o un reino no generarían mayor riqueza en una década: los beneficios de
una panadería podían aumentar, pero a expensas de la panadería vecina; Venecia podría medrar, pero solo
si Génova se empobrecía: el pastel nunca aumentaba de tamaño. De ahí que muchas culturas creían que
amasar mucho dinero era pecaminoso. Si el pastel es estático y yo poseo una porción grande, debo haber
cogido la de alguien; de ahí que los ricos debían hacer penitencia por su mal obrar y dar parte de la
riqueza que les sobraba a actos de caridad. Luego, en el mundo premoderno era difícil obtener un
préstamo y cuando se lo lograba solía ser pequeño, a corto plazo, con tasas de interés elevadas y, ya que
había pocos negocios nuevos, la economía no crecía. Así, la expectativa de estancamiento se cumplía.
Desde la revolución científica, quien tenga fe en el progreso creerá que los hallazgos geográficos, los
inventos tecnológicos y las mejoras en la organización pueden aumentar la suma total de la producción, el
comercio y la riqueza humanos. Se podían producir nuevos bienes sin reducir la producción de los
antiguos. Puedo ser rico sin que tú te empobrezcas. En suma, el pastel global puede aumentar.
Veamos la historia de nla economía del mundo (en resumen y con causalidad circular):
La economía premoderna:  Poca confianza en el futuro  Poco crédito  Crecimiento lento
La economía moderna:  Mucha confianza en el futuro  Mucho crédito  Crecimiento rápido
Los últimos 500 años, la idea de progreso trajo confianza en el futuro. La afirmación del escocés
Adam Smith en 1776 de que el impulso egoísta de aumentar los beneficios privados es la base de la
riqueza colectiva es una de las ideas más revolucionarias de la historia desde una perspectiva económica,
moral y política. Negaba la contradicción tradicional entre riqueza y moralidad; la gente se vuelve rica no
por despojar a sus vecinos, sino al aumentar el tamaño global del pastel. Y cuando el pastel crece, todos
salimos ganando. Parte del núcleo de la economía capitalista moderna fue la aparición de una ética, según
la cual, el mandamiento más sagrado es que los beneficios de la producción han de reinvertirse en
aumentarla. El capitalismo distingue entre capital y riqueza: él consiste recursos que se invierten en
producción y ella se puede enterrar o malgastar en actividades improductivas. En la época premoderna, la
gente creía que la producción era más o menos constante. De ahí que los nobles medievales adoptaran una
ética de generosidad y de consumo: gastaban sus ganancias en palacios, guerras, caridad y catedrales;
pero fueron sustituidos por la nueva élite capitalista, formada por corredores de Bolsa e industriales, que
gastan una parte menor de sus beneficios en actividades no productivas. Veamos este esquema:
Economía premoderna (causalidad lineal): beneficios  producción
Economía moderna (causalidad circular): ...  beneficios  producción  ...
En esta, los gobiernos invierten sus ingresos tributarios en empresas productivas que aumenten sus
ingresos futuros: un nuevo puerto; o educación, porque la gente educada es la base de lucrativas industrias
de alta tecnología que pagan muchos impuestos. En la ética del capitalismo, el crecimiento económico es
un sustituto del Bien Supremo, pues justicia, libertad y felicidad dependen de él. Y la economía aumenta
exponencialmente en la era moderna, gracias a que los científicos dan con otro descubrimiento o artilugio
cada pocos años: bancos y gobiernos imprimen dinero, inyectan crédito barato en el sistema y esperan que
científicos e ingenieros consigan dar con algo grande antes de que estalle la burbuja (así sucede hoy con
el bitcoin). Hasta fines del s. XVIII, Asia era el motor económico del mundo: los europeos tenían mucho
menor capital que los chinos, musulmanes o indios. Pero en China, India y el mundo islámico, reyes y
generales tendían a despreciar al mercader y a su visión. Conquistadores como Nurhaci y Nader Sha o
élites burocráticas y militares como en los imperios Qing y Otomano, al financiar sus guerras mediante
saqueo y tributos debían poco al crédito. En Europa, reyes y generales adoptaron el modo mercantil de
pensar, hasta que los mercaderes y banqueros se convirtieron en la élite gobernante. La conquista europea
del mundo fue financiada de modo creciente mediante créditos, en lugar de impuestos.
Este fue el círculo del capitalismo imperial: el crédito financió nuevos descubrimientos que
condujeron a colonias, que proporcionaron beneficios, que generaron confianza, y la confianza se tradujo
en más crédito. Muchas expediciones volvían con las manos vacías y muchas no retornaron. A fin de
aumentar el número de inversores y reducir el riesgo, los europeos acudieron a sociedades anónimas de
capital en acciones: la compañía recogía dinero de un número elevado de inversores y cada uno arriesgaba
solo una pequeña fracción de su capital, pero no se ponía ningún límite a los beneficios; y una pequeña
inversión en el barco adecuado podía convertirlo a uno en millonario. En 1568, los protestantes
holandeses se rebelaron contra su amo español católico. En 80 años ganaron su independencia y pudieron
sustituir a los españoles y portugueses como dueños de ciertas rutas oceánicas, y convertirse en el Estado
más rico per cápita de Europa. Financieros les dieron el control de las rutas comerciales mundiales  que
produjeron sustanciosos beneficios  que les permitieron devolver los préstamos  y este hecho reforzó
la confianza de los financieros. Ámsterdam se volvió en la meca financiera del continente. Consiguieron
la confianza del sistema financiero, porque fueron puntuales en devolver todos sus préstamos y porque el
sistema judicial protegía los derechos de la propiedad privada. El capital se va de los estados dictatoriales
que no defienden a los individuos privados y su propiedad, y afluye hacia quienes hacen cumplir la norma
de la ley y de la propiedad privada: es mejor hacer negocios con comerciantes que con reyes. Quien forjó
el Imperio holandés no fue el Estado de Holanda sino sus comerciantes. Los inversores precavidos
invirtieron fortunas en las compañías holandesas emisoras de acciones, que eran el sostén principal del
nuevo imperio. El comercio de acciones de compañías condujo al establecimiento, en la mayoría de las
ciudades europeas, de bolsas de valores.
Por ej., la Compañía Holandesa de comerciantes de las Indias Orientales (VOC) se fundó en 1602 y
financió la conquista de Indonesia, cuyas 30.000 islas, a inicios del s. XVII estaban gobernadas por
cientos de reinos, sultanatos y tribus. La VOC, para maximizar los beneficios de los accionistas, combatió
a los potentados locales, que imponían tarifas exageradas, y a los competidores europeos. Armó sus
barcos mercantes con cañones, reclutó mercenarios europeos, japoneses, indios e indonesios, construyó
fuertes y emprendió batallas y asedios a gran escala. Así gobernó Indonesia por casi 200 años; y recién en
1800, el Estado holandés asumió el control y la convirtió en una colonia nacional los 150 años siguientes.
Al fin del s. XVII, las costosas guerras continentales hicieron que los holandeses perdieran NY, y su lugar
como motor financiero e imperial de Europa.
En 1717, la francesa Compañía del Mississippi fundó New Orleans y vendió acciones en la bolsa de
París. Johu Law, su director, era el gobernador del banco central de Francia. El valle inferior del
Mississippi ofrecía pocas ventajas, pero la Compañía difundió relatos sobre riquezas fabulosas. Hombres
de negocios, aristócratas, y miembros de la burguesía creyeron tales fantasías y, al inicio, las acciones se
ofrecieron a 500 libras cada una. El 1 de ago. de 1719 a 2.750, y el 2 de dic. superó las 10.000 libras. Días
después, algunos especuladores constataron que los precios de las acciones eran irreales, creyeron mejor
venderlas y su precio se desplomó. A fin de estabilizar los precios, el banco central compró acciones de la
Compañía, autorizó la emisión de más dinero y esta medida colocó al sistema financiero francés en la
burbuja. El Banco central y la Hacienda real poseían una enorme cantidad de acciones que no valían nada.
Fue uno de los desastres financieros más sonados de la historia. La opinión pública perdió la fe en el
sistema bancario francés, Esta fue una de las razones por las que el Imperio francés de ultramar cayó en
manos inglesas. En la década de 1780, Luis XVI destinaba la mitad de su presupuesto anual a pagar
intereses e iba a la bancarrota. Convocó en 1789 los Estados Generales, o parlamento, que no reunía
desde hacía 1 ½ siglos, a fin de hallar una solución a la crisis. Así empezó la Revolución francesa.
El Imperio británico, Al igual que el holandés, lo crearon compañías anónimas por acciones de la
Bolsa de Valores de Londres. Las primeras colonias inglesas en Norteamérica las fundaron sociedades
anónimas a inicios del s. XVII. La Compañía Británica de las Indias Orientales, desde Londres gobernó el
imperio indio. En 1858, la corona británica nacionalizó la India y el ejército privado de la compañía.
Napoleón decía de los británicos que eran tenderos; pero esos tenderos lo derrotaron, y su imperio fue el
mayor que haya visto el mundo. En el s. XIX, como decía Marx, los gobiernos occidentales se volvieron
un sindicato capitalista. En la 1.ª mitad del s. XIX, la Compañía Británica de las Indias Orientales
amasaron fortunas mediante la exportación de opio a China. Millones de chinos se hicieron adictos y, así,
el país se debilitó económica y socialmente. A fines de la década de 1830, el gobierno chino promulgó
una prohibición del tráfico de drogas, En 1840, Gran Bretaña declaró la guerra a China en nombre de
libre comercio. Fue un triunfo fácil. Según el tratado de paz, China aceptaba no limitar las actividades de
los comerciantes de drogas ingleses. Además, los ingleses obtuvieron el control de Hong Kong, que
usaron como base para el tráfico de drogas y siguió en manos inglesas hasta 1997. A fines del s. XIX,
unos 40 mill. de chinos, 10% de la población, eran adictos al opio.
En el s. XIX, los inversores franceses e ingleses prestaron enormes sumas a Egipto, a fin de financiar
el canal de Suez, y después otros proyectos. La deuda egipcia se infló. En 1881, los nacionalistas egipcios
declararon una abrogación unilateral de toda la deuda externa. La reina Victoria envió su ejército y Egipto
se convirtió en un protectorado británico hasta después de la II Guerra Mundial. En 1821, los griegos se
rebelaron contra el Imperio otomano. Los financieros de Londres propusieron a los jefes rebeldes emitir
bonos de la rebelión griega y los griegos se comprometieron a devolver el importe más los intereses. Y
como los turcos lograron ventaja, los ingleses organizaron una flota internacional que, en 1827, hundió la
flotilla otomana en Navarino. Grecia se hallaba libre, pero con una deuda que no podía pagar: la
economía griega quedó hipotecada a los inversores ingleses por décadas. Después de Navarino, los
capitalistas ingleses estaban más dispuestos a invertir en tratos de ultramar; ya que, si un deudor
extranjero se negaba a devolver los préstamos, el ejército de Su Majestad lograría el retorno del dinero.
La calificación crediticia de un país es hoy más importante para su bienestar económico que sus
recursos naturales: indica la probabilidad de que pague sus deudas; también juzga factores políticos,
sociales y culturales. Los acérrimos capitalistas argumentan que el capital debería ser libre para influir
sobre la política, pero que la política no debe influir sobre el capital, Según esta tesis, la política
económica más sensata es reducir los impuestos y la normativa gubernamental a un mínimo y dejar en
libertad a las fuerzas del mercado. Los inversores privados invertirán donde puedan obtener el máximo
beneficio y, así, el máximo crecimiento económico beneficiará a todos. Pero creer en el libre mercado en
su forma extrema es tan ingenuo como creer en Papá Noel, pues no existen mercados libres de todo
prejuicio político. El recurso económico más importante es la confianza en el futuro, que se ve amenazada
por ladrones y charlatanes; y los mercados no ofrecen ninguna protección contra el fraude, el robo y la
violencia. Es tarea de un sistema político es asegurar la confianza mediante sanciones contra los engaños,
el respaldo de policías y tribunales, y cárceles que hagan cumplir la ley.
Adam Smith enseñó que, si el avaricioso zapatero aumenta sus beneficios por pagar menos a sus
empleados y aumentar sus horas laborales, los mejores empleados lo abandonarán y tendrá que enmendar
su conducta o dejar el negocio: su codicia le obligará a tratar bien a sus empleados. Pero en un mercado
libre no supervisado, los capitalistas avariciosos pueden crear monopolios; y si hay una única corporación
que controla todas las fábricas de zapatos o si todos los propietarios de fábricas de zapatos conspiran para
reducir a la vez los salarios, los obreros ya no pueden salvarse al cambiar de puesto de trabajo. Los jefes
avariciosos podrían recortar la libertad de movimiento de los obreros con esclavitud por deudas o
peonaje.
A fines de la Edad Media, la esclavitud era casi desconocida en la Europa cristiana y el azúcar era un
lujo: se importaba de Oriente Próximo a precios prohibitivos. Con las plantaciones de caña de azúcar en
América, a Europa llegó una avalancha de azúcar, su precio bajó y Europa desarrolló el gusto por los
dulces: galletas, chocolate, café y té. La ingesta anual de azúcar del inglés promedio pasó de casi cero, a
inicios del s. XVII, a unos 8 kg a inicios del XIX. Cultivar la caña y extraer su azúcar requería trabajo
intensivo. Pocas personas querían trabajar largas horas en campos de caña infestados de malaria y los
propietarios de las plantaciones se decidieron por los esclavos. Desde el s. XVI al XIX, unos 10 mill. de
esclavos africanos fueron importados por América, un 70% trabajaron en las plantaciones de azúcar y
tenían una vida corta y miserable. Otros millones de negros murieron en las guerras para capturar
esclavos o en el viaje a América. El tráfico de esclavos era una empresa organizada por el libre mercado,
Las compañías de comercio de esclavos vendían acciones en los mercados de valores de Ámsterdam,
Londres y París, y los europeos de clase media compraban estas acciones. En el s. XVIII, el rendimiento
del tráfico de esclavos era de un 6% anual. Cuando el crecimiento se convierte en un bien supremo no
limitado por ninguna otra consideración ética, puede conducir a la catástrofe. Por avaricia, el capitalismo
ha matado a millones. Las campañas militares de la VOC en Indonesia fueron financiadas por holandeses
que no tenían consideración por el sufrimiento de los habitantes de Java, Sumatra y Malaca.
El auge de la economía moderna en el planeta causo muchos crímenes. La revolución industrial
condenó a millones de obreros a una vida de pobreza brutal. En las colonias, las cosas eran peores. En
1876, rey Leopoldo II de Bélgica fundó una ONG “humanitaria” para combatir el tráfico de esclavos en el
río Congo y construir carreteras, escuelas y hospitales. En 1885, Europa le concedió allí 2,3 mill. de km 2.
Pronto, la ONG se volvió una empresa de negocios cuyo objetivo real eran los beneficios, y el Congo se
llenó de minas y plantaciones que explotaban sin piedad a la población local. A los campesinos africanos
que recolectaban caucho se les exigía que rindieran cupos cada vez mayores. A los que no lograban
cumplir, por su holgazanería se les cortaban los brazos, y en ocasiones se masacraban aldeas enteras.
Entre 1885 y 1908 se segó la vida de 6 mill.: al menos el 20% de la población. A partir de 1945, la
codicia capitalista se refrenó algo, por el temor al comunismo. Pero las desigualdades son aún feroces.
De modo similar a la revolución agrícola, el auge de la economía moderna podría resultar un fraude
colosal: hay muchos más individuos que viven hambrientos y en la indigencia que antes. El capitalismo
tiene dos respuestas a esta crítica. (1) Puede que no nos guste el capitalismo, pero no podemos vivir sin él.
(2) el paraíso está cercano: se han cometido “errores” como el comercio de esclavos y la explotación de la
clase obrera europea, pero permitamos que el pastel crezca un poco más y todo el mundo recibirá una
porción más sustanciosa. Sin duda hay señales positivas: cuando empleamos criterios materiales como la
esperanza de vida, la mortalidad infantil y la ingesta calórica, el nivel de vida del humano medio en 2014
es superior al de 1914, a pesar del crecimiento exponencial en el número de humanos. Pero ¿el pastel
económico puede crecer indefinidamente? Todo pastel requiere materias primas y energía.

17. Las ruedas de la industria+


+Las ideas más debatidas en el mundo son el neolib-mo/cap-mo, el soc-mo/populismo [(1) y (2)], los nac-mos
zonales (catalanes...), el ecologismo y fanatismos peligrosos basados en dogmas religiosos (yihadismo). Las ideas
abstractas que analizaba B. Spinoza como objeto espurio de la filosofía, que debía dedicarse a considerar las
dinámicas reales de la potencia son, a lo largo de la historia, los medios por los cuales, los afectos humanos de
individuos y grupos conducen la historia, como plantea Harari: el lenguaje como mediación ineludible en la
conexión mente-realidad social. Luego un campo privilegiado de la ética debe ser la crítica de los mitos nuevos o
renovados que hoy dirigen las mentes de los ciudadanos globales; en su relación con el papel preponderante que
juega la alianza entre los intereses económicos, el ejercicio de los poderes y la tecnociencia. Ej 1. la alternancia en
la captación del poder dentro de las democracias formales, que se activa cada vez que hay una fuerte crisis
económica, cuando la mayoría de los votantes abriga esperanzas de cambio y elige entre las dos posiciones del
péndulo más frecuentes hoy: (1) y (2). Ej 2. el uso de los poderes representativos de turno, ejecutivo y legal, para
refrenar o no la extralimitación de los fanatismos religiosos o nac-tas (e incluso de la represión del delito de las
mafias: tráfico de personas, órganos, drogas...) de acuerdo, por abajo, con la captación de tales poderes, en el
corto plazo electoral; y, por arriba, con la conservación o mantenimiento, de largo plazo, de la hegemonía de los
grandes poderes fácticos, a quienes les interesa maximizar el triunfo de los macro negocios, a expensas de la
sociedad o la naturaleza: del bienestar o no de las mayorías, la salud o no del ecosistema… ¿Qué lineamientos
pudiera aportar la ética en este panorama humano tan complejo? Ante todo, (A) mantener siempre una conciencia
crítica, para no dejarse encasillar en o secuestrar por ninguno de los “–ismos”, con los que los diversos poderes
manipulan las mentes de los sapiens globalizados: ver las virtudes que tengan, pero nunca ponerles como fines
últimos; y ver sus limitaciones en las diferentes coyunturas. (B) No caer en la trampa de hablar sobre “la verdad”
o “la realidad” incuestionables, sino de los mejores proyectos de futuro para impulsar las dinámicas más
humanizadoras de nuestro tiempo, que necesariamente deberán defender los logros históricos de la ética; pues los
afectos que están a la base de los grandes intereses manipuladores de la humanidad son camaleónicos o amébicos
a la hora de adaptar, de manera funcional a sus proyectos, todos los recursos materiales, y sobre todo míticos. Los
mismos DDHH o grandes ideales como la justicia o el amor no están libres de tal manipulación: todo vale.
Las inversiones en investigación científica y tecnológica han producido maneras más eficientes de
explotar los recursos y tipos nuevos de materiales y energía. En los últimos 300 años, la humanidad ha
fabricado miles de mill. de vehículos y, mientras que en 1700 la industria del vehículo se basaba en la
madera y el hierro, hoy incluye plástico, caucho, aluminio y titanio, materiales que nuestros antepasados
no conocían. Un vuelco similar se ha dado en los demás ámbitos de la producción: es la revolución
industrial. En los milenios previos no se sabía convertir un tipo de energía en otro ni se podían usar el
viento o el agua para caldear agua o fundir hierro, ni quemar madera para mover una piedra de molino. La
energía procedía, en último término, de las plantas; que obtenían su energía del sol. Desde la invención de
la pólvora en la China del s. IX pasaron unos 6 siglos para el desarrollo de la artillería efectiva; y otros 3
antes de que la gente inventara la siguiente máquina que utilizaba calor para trasladar cosas. A medida
que la población inglesa aumentaba, Gran Bretaña padeció escasez creciente de leña y empezó a quemar
carbón, pero la inundación de agua subterránea impedía que los mineros accedieran a los estratos
inferiores de las minas donde se obtenía. Hacia 1700, un extraño ruido desde los pozos de las minas
emanaba de una máquina de vapor que permitía achicar el agua y convertir el calor en movimiento. En los
años siguientes, la conectaron a telares y desmotadoras y, así, se revolucionó la producción textil.
En 1825, un ingeniero conectó una a un tren de vagonetas mineras: era la 1.ª locomotora a vapor. El
15-IX-1830 se inauguró la 1.ª línea comercial de ferrocarril, entre Liverpool y Manchester. A partir de
ahí, surgió la idea de que cualquier tipo de energía se podía usar para cualquier necesidad que tuviéramos,
solo con inventar la máquina adecuada. Pasaron 6 siglos entre el día en que los alquimistas chinos
descubrieron la pólvora y en que los cañones turcos pulverizaron los muros de Constantinopla (1453);
pero solo 40 años entre que Einstein determinó que cualquier tipo de masa podía convertirse en energía (E
= mc2), y en que dos bombas atómicas arrasaron Hiroshima y Nagasaki, y las centrales de energía nuclear
empezaron a proliferar por el planeta. El motor de combustión interna tardó poco más de una generación
en revolucionar el transporte. Cada pocas décadas hallamos una nueva fuente de energía; así, la suma de
energía a nuestra disposición no hace más que aumentar. Cada día, todas las plantas del mundo captan
unos 3.000 exajulios solares mediante la fotosíntesis. Todas las actividades humanas juntas consumen
unos 500 exajulios/año, la cantidad de energía solar que la Tierra recibe en 90 min. Luego, se resolvió el
otro problema que hace que el crecimiento económico sea lento: la escasez de materias primas. Podemos
explotar depósitos de materias primas antes inaccesibles+, y estudios científicos han permitido inventar
materias primas nuevas como los plásticos y hallar materiales antes desconocidos, como el silicio.
+La extracción de metales preciosos fue un objetivo prioritario durante la conquista de América. Entre los
años 1503 y 1660, se estima que al puerto de llegada de ellos (Sanlúcar de Barrameda) llegaron unas 185 ton de
oro y 17 mil ton de plata del Nuevo Mundo. Pero esas cantidades no son nada más que una pequeña fracción de las
reservas americanas del s. XXI. Según la web económica CEIC, México extrajo el año 2020 unas 110 ton de oro, y
Perú 130. Y algo similar puede señalarse respecto a la plata (hoy, los dos primeros productores de plata en el
mundo son México y Perú). Como se ve, las cantidades de oro que España repatrió a la metrópoli en 150 años
equivale, según los datos de CEIC, a la extraída en el año 2020 por estos dos países. Consultar la dirección web:
https://www.abc.es/historia/abci-doce-mitos-errores-y-mentiras-historicas-sobre-imperio-espanol-cometen-frecuencia-202102250028_noticia.html
En la 2.ª revolución agrícola, los tractores empezaron a realizar tareas que antes efectuaba la energía
muscular; los campos y animales fueron más productivos gracias a los fertilizantes artificiales,
insecticidas industriales, hormonas y medicamentos; frigoríficos, barcos y aviones han hecho posible
almacenar productos por meses y transportarlos rápido y a bajo costo al otro extremo del mundo.
Los animales de granja empezaron a ser tratados como máquinas, y son producidos en masa. La
industria no tiene ningún interés en sus necesidades socio-psicológicas animales, excepto cuando estas
tienen un impacto directo en la producción. Las granjas industrializadas confinan a las puercas que crían
por 4 semanas después de parir, en cajas en que no pueden ni darse la vuelta. Es probable que tratar a
animales que poseen un mundo emocional complejo como si fueran máquinas les cause un gran estrés
social y frustración psicológica. La ciencia ha demostrado que mamíferos y aves pueden padecer malestar
emocional. Una ternera posee fuertes impulsos para relacionarse con su madre y jugar con otras terneras
que, si no se satisfacen, sufre mucho. Antes de la industrialización de la agricultura, los campesinos eran
más del 90% de la población; pero ahora, en EEUU, solo el 2% vive de la agricultura.
En la historia, la mayoría ha vivido en la escasez. La consigna era “frugalidad”, como en la ética
austera de los puritanos o espartanos. Una persona buena nunca desperdiciaba comida y remendaba los
pantalones rotos; pero el consumismo de hoy anima a la gente a permitirse placeres, a usar y botar, a
enviciarse y aun a matarse poco a poco mediante una ingesta excesiva. Todos adquirimos innumerables
productos que no necesitamos. Los fabricantes diseñan productos de corta duración y modelos que hemos
de comprar para estar a la moda. Las sociedades agrícolas vivían bajo la amenaza de la hambruna; y, hoy,
la obesidad es un éxito del consumismo que golpea a los pobres: la mayoría come demasiado, después
compra medicinas y, así, contribuye doblemente al crecimiento económico. El supremo mandamiento de
los ricos es “invierte”; el del resto de la gente es “compra”. La mayoría de los cristianos no imita a Cristo,
la de los budistas no sigue las enseñanzas de Buda; pero la gente cumple hoy el ideal capitalista
consumista, que es la primera religión en la historia cuyos seguidores hacen lo que se les pide.
18. Una revolución permanente.
El planeta se vuelve un centro comercial de hormigón y plástico. Nuestras pantallas de TV están
llenos de los grandes animales salvajes que aún sobreviven, pero quedan muy pocos: hay 250.000
chimpancés y 200.000 lobos, frente a los 400 mill. de perros. El temor a la degradación ecológica está
bien fundamentado, porque los sapiens llevamos a la extinción a la mayoría de las demás especies. Pero
hay otros organismos a los que les va muy bien: ratas y cucarachas están en su apogeo. El año 1700 había
unos 700 mill. de seres humanos; en 1900, 1.600; y ahora somos más de 7.000 millones. El Homo sapiens
está sometido cada vez más a los dictados de la industria, que santifica la precisión y la uniformidad.
Todo obrero llega al trabajo a la misma hora, hace pausa para comer a la misma hora, tenga o no hambre,
y vuelve a casa cuando una sirena anuncia que su turno ha terminado.
La revolución industrial hizo de los horarios y la cadena de montaje un modelo para casi toda
actividad humana. En 1840 se publicó el primer horario de trenes. En 1847, todos los horarios de trenes se
sincronizaron con la hora del Observatorio de Greenwich y, en 1880, el gobierno británico legisló que
todo horario de Gran Bretaña debía seguir el de Greenwich. Por 1.ª vez en la historia, un país adoptó una
hora nacional: obligó a su población a vivir según un reloj artificial y no según las salidas y puestas de
sol. En las ciudades asirias o incas pudieron haber existido relojes de sol; en las europeas de la Edad
Media había un único reloj en la plaza, sobre la torre de la iglesia. Hoy, una familia rica tiene más relojes
en casa que todo un país medieval y cada persona los consulta decenas de veces al día, pues todo tiene
que hacerse a su hora. La revolución industrial trajo trastornos importantes en la sociedad humana:
adaptarse al tiempo industrial, la urbanización, la cultura juvenil y la caída del patriarcado.
Antes, la familia era el sistema de bienestar, el de salud, el educativo, el banco y la policía. Si una
persona quería construir, la familia echaba una mano; y si quería casarse, ella elegía o daba el visto bueno
al cónyuge. Pero si una enfermedad era muy grave, un nuevo negocio implicaba cierta inversión enorme o
la pelea con el vecino desembocaba en violencia, intervenía la comunidad local. Esta ofrecía ayuda en
base a tradiciones locales y a una economía de reciprocidad. Menos del 10% de los productos y servicios
se compraban en el mercado. La familia y la comunidad se encargaban de la mayoría de las necesidades
humanas. Reinos e imperios se mantenían apartados de los asuntos cotidianos de familias y comunidades.
El Imperio otomano permitía que las familias impartieran justicia, en lugar de sostener una fuerza
policial. En el Imperio Ming (1368-1644), 10 familias se formaban un jia, y 10 jias un bao. Cuando un
miembro de un bao cometía un crimen, otros miembros del bao podían ser castigados por él, en particular
los ancianos. Los impuestos se recaudaban en el bao, y era responsabilidad de los viejos evaluar cada
familia y determinar la cantidad de impuestos que debía pagar: en vez de ocupar a miles de funcionarios
recaudadores, los ancianos hacían cumplir el pago sin implicar al ejército imperial.
Con todo, familias y comunidades podían oprimir a sus miembros de modo no menos brutal que los
estados y mercados modernos, y su dinámica interna estaba repleta de violencia. Con el tiempo se
debilitaron los lazos tradicionales de la familia y la comunidad: el Estado enviaba a sus policías para
detener las venganzas familiares y sustituirlas por decisiones de los tribunales, y el mercado a sus
mercachifles, para eliminar las tradiciones locales y sustituirlas por modas comerciales que cambiaban sin
cesar. Hoy, los tribunales nos ven como individuos y nunca nos castigan por los crímenes de nuestros
primos. Las mujeres, casi siempre han sido propiedad de la familia o la comunidad; mas, en los estados
modernos, pueden decidir con quién se casan, divorciarse o vivir solas. Pero los estados y mercados
compuestos de individuos alienados pueden intervenir en la vida de sus miembros más que los
compuestos por familias y comunidades fuertes. En la mayoría de sociedades antiguas, la autoridad de los
padres era sagrada y los padres podían matar a los recién nacidos, vender a los hijos como esclavos y
casar a las hijas con hombres que les doblaban la edad. Ahora se excusa que los jóvenes no obedezcan a
sus mayores y se acusa a los padres de cualquier cosa que no funcione en la vida de su hijo+.
+ Ahora hay que evitar dos extremos: 1) el abuso milenario, físico o sicológico, de la niñez y adolescencia; 2)
el de, bajo pretexto de defender los DD.HH. de ambos grupos etarios, destruir la patria potestad al eliminar, en la
práctica, la autoridad de los progenitores y, así, trastocar el orden familiar y, a la larga, el orden de la sociedad.
Antes, las personas se conocían unas a otras en las comunidades pequeñas, que satisfacían las
necesidades emocionales y eran esenciales para la supervivencia y el bienestar de todos. En los 200
últimos años, la “nación” es la comunidad imaginada del Estado y la “tribu de consumidores”, la del
mercado; ambas son realidades intersubjetivas. Pero en las últimas décadas, las comunidades nacionales
se han visto eclipsadas de modo creciente, por tribus de consumidores que comparten los mismos hábitos.
Por ej,, los hinchas del Real Madrid, los vegetarianos y los ecologistas se definen por las cosas que
consumen; y, así, un alemán vegetariano puede preferir casarse con una francesa vegetariana que con una
alemana carnívora. Por siglos, la estructura social era inflexible y eterna: «así ha sido siempre, y así es
como siempre será»; pero en el s. XIX y XX, el orden social adquirió una naturaleza dinámica y ahora se
halla en flujo permanente. La promesa de los gobernantes premodernos era salvaguardar el orden
tradicional; y los actuales prometen reformas sociales, educativas, económicas...
Desde el fin de la II Guerra Mundial vivimos la época más pacífica de la historia; sorprendente, pues
este lapso sufrió un mayor cambio económico, social y político que cualquier época anterior. En el año
2000, las guerras causaron la muerte a 310.000 individuos y el crimen violento a 520.000: solo el 1,5% de
los 56 mill. de personas que murieron. En el 2002 perecieron 741.000 víctimas de la violencia humana, y
se suicidaron 873.000: una persona promedio tenía más probabilidades de suicidarse que de morir en
manos de un terrorista, un soldado o un traficante de drogas. La reducción de la violencia se debe, en gran
parte, al auge del Estado. En la historia la mayor parte de la violencia provenía de luchas entre familias y
comunidades e, incluso hoy, el crimen local es más mortífero que las guerras. Los primeros agricultores
sufrían una violencia desenfrenada, pero reinos e imperios contuvieron a las comunidades y el nivel de
violencia se redujo. Hoy, el promedio global actual es de 9 homicidios/año por cada 100.000 personas (la
mayoría en estados débiles como Somalia o Colombia) y, en Europa, 1/año por cada 100.000 personas.
Entre los waorani, arawete o yanomami promedio de ¼ y ½ de su población masculina muere en
conflictos violentos por causa de la propiedad, las mujeres o el prestigio. Pero hoy, tribunales y fuerzas
policiales estatales han elevado el nivel de seguridad en el mundo. La violencia internacional ha caído
hasta el nivel más bajo de todos los tiempos. A lo largo de la historia, los imperios han aplastado las
rebeliones con un baño de sangre. Desde 1945, han optado por una retirada pacífica, y su hundimiento ha
resultado rápido y ordenado En 1945, Gran Bretaña dominaba el planeta; y 30 años después se había
retirado de casi todas sus colonias pacíficamente. Al fin de su dominio en la India, el lugar del imperio lo
ocuparon estados independientes, la mayor parte con fronteras estables. Sí hubo víctimas; pero, cuando se
compara con el promedio histórico, la retirada británica fue un ejemplo de orden. El desplome del imperio
francés implicó sangrientas acciones en Vietnam y Argelia, con cientos de miles de muertos; pero se
retiró del resto de sus dominios rápida y pacíficamente, para dejar tras de sí estados ordenados en lugar de
una caótica ley de la selva. El desplome soviético de 1989 fue aún más pacífico, a pesar de los conflictos
étnicos en los Balcanes, el Cáucaso y Asia Central. Tenía suficientes armas nucleares para aniquilar
varias veces a la humanidad; mas Gorbachov cedió sin lucha las conquistas soviéticas de la II Guerra
Mundial, y las conquistas zaristas en el Báltico, Ucrania, el Cáucaso y Asia Central.
Desde 1945 no hay estados que invadan a otros para absorberlos. Todavía ocurren de vez en cuando
guerras internacionales limitadas y mueren millones, pero ya no son la norma y no cambian el panorama
general. Las últimas guerras graves en Sudamérica fueron la de Bolivia-Paraguay de 1932 a 1935, y la de
Perú-Ecuador en 1941. Antes había habido una de 1879 a 1884, de Chile contra Bolivia y Perú. Ha habido
guerras civiles en Argelia, Yemen, Libia, y frecuentes golpes de Estado y revueltas; pero no guerras
internacionales a gran escala entre estados árabes; y si incluimos a todo el mundo musulmán, solo se
añade la guerra Irán-Irak. En África, la mayoría de los conflictos son guerras civiles y golpes de Estado.
Ahora, la paz real no es ausencia de guerra sino improbabilidad de guerra. Dos factores contribuyen
a esta situación. 1) las armas nucleares harían de una la guerra entre superpotencias un suicidio colectivo;
y 2) en la historia, las organizaciones políticas podían enriquecerse al saquear o anexionarse territorios
enemigos; pero hoy, la riqueza consta ante todo de conocimientos técnicos y estructuras socioeconómicas
complejas como los bancos, que no están en un solo territorio. Mientras tanto, la paz se ha tornado más
lucrativa que nunca, porque en las economías capitalistas modernas priman el comercio y la inversión
exteriores. Nuestra época es la 1.ª en que el mundo está dominado por una élite amante de la paz:
políticos, empresarios, intelectuales y artistas consideran que la guerra es mala y evitable. Y se da un
círculo provechoso entre varios factores. Cuando se extiende el pacifismo, y crecen tanto los beneficios
de la paz como los costes de la guerra. El comercio, al prosperar crea el obstáculo más importante para la
guerra: la red de conexiones internacionales erosiona la independencia de la mayoría de los países; y esta
situación reduce la posibilidad de que cualquiera de ellos pueda por sí solo emprender la guerra. Estamos
asistiendo a la formación de un imperio global que hace cumplir la paz mundial
19. Y vivieron felices por siempre jamás.
Los nacionalistas, comunistas y capitalistas han investigado la historia de la política, sociedad,
economía, pero rara vez se han preguntado cómo estos asuntos influyen sobre la felicidad humana; y el
relato de progreso no es convincente. Con la revolución agrícola, muchos sapiens estaban más expuestos
a las enfermedades y a la explotación y, dada la propensión humana a abusar del poder, parece ingenuo
creer que cuanta más facilidades tiene la gente, más feliz vive. Al respecto, 1. unos arguyen que hay una
correlación inversa entre capacidades humanas y felicidad. 2. Mas esta insistencia romántica en ver una
sombra negra detrás de cada invento es tan dogmática como la creencia en la inevitabilidad del progreso.
Por ej., los dos últimos siglos, la medicina moderna ha reducido la mortalidad infantil de 33% a menos de
un 5%: un paso que ha contribuido a la felicidad de estos niños y de sus familias y amigos. 3. Una
posición intermedia es que, hasta la revolución científica no había una correlación clara entre el poder y la
felicidad: en los últimos siglos, los humanos han aprendido a utilizar más sensatamente sus capacidades,
como lo indican la fuerte caída de la violencia, la práctica desaparición de guerras internacionales y la
casi erradicación de hambrunas a gran escala. También esta tesis es una simplificación, pues basa su
evaluación optimista en una muestra de años diminuta. Hubo hambrunas en gran parte de la humanidad
hasta mediados del s. XX: en el Gran Salto Hacia Delante de China (1958-1961), entre 10 y 50 mill.
murieron de hambre; pero las guerras internacionales se hicieron más raras a partir de 1945.
Al juzgar la modernidad, es tentador adoptar el punto de vista de un occidental de clase media del s.
XXI. No debemos olvidar qué sentía la gente del s. XIX: un minero del carbón galés, un adicto al opio
chino o un aborigen australiano. Tal vez la edad dorada del último medio siglo ha sembrado las semillas
de la futura catástrofe: hemos alterado tanto el equilibrio ecológico que es probable que tenga secuelas
nefastas, y podemos felicitarnos por los logros solo si ignoramos la suerte de los demás animales, decenas
de miles de mill. de los cuales se han visto sometidos, en los s. XIX y XX, a una explotación industrial de
crueldad sin precedentes. La agricultura industrial moderna sería el mayor crimen de la historia.
Al evaluar la felicidad global es un error ver solo la de la clase alta, la de los europeos o los varones,
o quizá solo la de los seres humanos. Los factores sociales, éticos y espirituales tienen tanto impacto en
nuestra felicidad como las condiciones materiales. En las sociedades opulentas modernas, la gente padece
mucho debido a la alienación y a la vacuidad, a pesar de su prosperidad; y quizá nuestros antepasados
menos prósperos hallaban gran satisfacción en la comunidad, la religión y los lazos con la naturaleza. La
definición más aceptada de felicidad es una sensación de satisfacción a largo plazo con la forma en que se
da mi vida. El dinero genera felicidad, pero solo hasta cierto punto, pasado el cual carece de importancia;
aunque, para quien se halla en la base de la escala económica, más dinero significa mayor felicidad. La
enfermedad reduce la felicidad a corto plazo, mas, quienes padecen enfermedades crónicas como la
diabetes, si la enfermedad no empeora se adaptan a la nueva situación y valoran su felicidad tanto como la
gente sana. La familia y la comunidad parecen tener más impacto en nuestra felicidad que el dinero y la
salud; las personas con familias fuertes en comunidades bien trabadas que apoyan a sus miembros son
más felices que aquellas cuyas familias son disfuncionales. Hay una correlación estrecha entre buenos
matrimonios y un elevado bienestar subjetivo, entre malos matrimonios y desdicha, con independencia de
las condiciones económicas o físicas, En suma, es posible que la inmensa mejora en las condiciones
materiales del s. XIX y XX se haya visto eclipsada por el desplome de la familia y la comunidad.
Y la libertad pudiera ir en nuestra contra: podemos elegir a nuestro cónyuge, amigos, vecinos, pero
ellos pueden elegir abandonarnos, y cada vez es más difícil aceptar compromisos. La felicidad depende
más de la correlación entre las condiciones objetivas y las expectativas subjetivas. Siempre que las cosas
mejoran las expectativas aumentan, y mejoras espectaculares en las condiciones objetivas nos pueden
dejar insatisfechos. Cuando las cosas empeoran las expectativas se reducen; aunque una enfermedad
grave nos puede dejar tan felices como lo éramos antes, porque estar satisfechos con lo que se tiene es
más importante que obtener más de lo que se desea. Nuestra intolerancia a las incomodidades ha
aumentado hasta tal extremo que es probable que padezcamos más dolor que el que nuestros antepasados
sufrieron. Los campesinos medievales no se lavaban durante meses y casi nunca se cambiaban de ropa, y
no les importaba, dado que estaban habituados a los olores típicos de su sociedad. Los chimpancés rara
vez se lavan, y nuestros perros y gatos no se duchan ni cambien su pelaje; pero les abrazamos y besamos
igual. Si la felicidad viene determinada por las expectativas, los medios y la publicidad pueden estar
vaciando los depósitos de satisfacción de la humanidad. Un adolescente actual tiene más probabilidades
de sentirse incómodo: no se compara con los demás chicos, sino con las estrellas de cine, atletas y
supermodelos que vemos, Tal vez el descontento del Tercer Mundo esté fomentado también por la
exposición a los estándares del Primer Mundo.
A lo largo de la historia, los oprimidos se han confortado al pensar que por lo menos la muerte es
justa, porque los poderosos también mueren. Mas, si la ciencia da con terapias que mantienen a la gente
indefinidamente joven; la inmensa mayoría, incapaz de permitírselas, estaría con rabia; y para la minoría
capaz de conseguirlos sería terrible pensar “mis seres queridos y yo podemos vivir para siempre, si no nos
atropella un camión o un terrorista no nos hace volar en pedazos”. Los biólogos sostienen que nuestro
mundo mental está regido por mecanismos bioquímicos modelados por la evolución. Nuestro bienestar
subjetivo no está determinado por parámetros externos sino por nervios y hormonas cerebrales como la
serotonina, dopamina y oxitocina. Nuestro sistema bioquímico está programado para mantener constantes
los niveles de felicidad que, junto con la desdicha, promuevan la supervivencia y la reproducción.
Algunas personas nacen con un sistema bioquímico alegre, que permite que su humor oscile entre los
niveles 6 y 10 (en una escala de 1 a 10); se sienten felices, aunque pierdan su dinero o se le diagnostique
diabetes. Otras poseen una bioquímica triste que oscila entre 3 y 7: sigue deprimida incluso si gana la
lotería y es saludable, pues su cerebro no está construido para el alborozo. El matrimonio no
necesariamente produce felicidad. Podría ser que la felicidad cause el matrimonio: que la serotonina,
dopamina y oxitocina lo provoquen y mantengan. Las personas que nacen con una bioquímica alegre son
cónyuges más atractivos, tienen mayor probabilidad de casarse y es menos probable que se divorcien y,
en consecuencia, los casados son más felices en promedio que los solteros.
Desde el enfoque biológico a la felicidad, la historia tiene un valor menor: ella puede cambiar los
estímulos externos que hacen que se segregue serotonina, pero no los niveles de esta. El efecto de la
Revolución Francesa en la felicidad del país fue bajo: quienes tenían una bioquímica deprimente se
quejaban de Robespierre y Napoleón tanto como antes de Luis XVI y su esposa M.ª Antonieta. Hoy
podemos dejar de perder nuestro tiempo en política e ideologías, y centrarnos en lo que puede hacernos
felices: comprender la química de nuestro cerebro y desarrollar tratamientos apropiados para lograrlo+.
Nada capta el argumento biológico mejor que el eslogan de la New Age: la felicidad empieza por dentro.
+Esta visión adolece del sesgo individualista del sálvese quien pueda. Y es solo una parte de la realidad. Pues
el empeño por una política que maximice socialmente la felicidad propiciará modos de vida y conducta que
funcionen como estímulos externos que hagan que el promedio de los ciudadanos segregue más serotonina y, así,
hará que todos (tristes y alegres genéticos) sean relativamente más felices que en una situación de estrés social.
Según la suposición biológica, el significado de la vida se basa en que felicidad equivale al placer. Si
se cuentan los momentos de alegría y los de trabajo fatigoso, criar a un hijo resulta ser desagradable: a
nadie le gusta cambiar pañales, lavar platos y lidiar con cambios de humor; pero la mayoría de padres
declaran que sus hijos son su principal fuente de felicidad. Tal constatación muestra que la felicidad
consiste en ver que, a la hora de dar significado a la vida de uno, hay un componente cognitivo y ético de
la felicidad. Como planteaba Nietzsche, si uno tiene una razón por la que vivir, lo puede soportar casi
todo. Una vida con sentido puede ser satisfactoria en medio de penalidades; una sin sentido es terrible,
con independencia de lo confortable que sea. En fin, la historia de la felicidad podría haber sido más
turbulenta de lo que los biólogos imaginan. La gente de la Edad Media tenía una vida dura; pero, sí creían
en una dicha permanente en el más allá, su vida valía más la pena que la de la gente seglar moderna. Ojo,
desde el punto de vista científico de la vida en general, la vida humana no tiene ningún sentido: somos
resultado de procesos evolutivos ciegos que operan sin un propósito.
En el ámbito humano, mientras mi narración personal esté en sintonía con las de la gente que me
rodea puedo convencerme de que mi vida tiene sentido, y experimentar felicidad en esta convicción. Si la
felicidad se basa en tener sensaciones agradables o en sentir que la vida tiene un significado, estos dos
supuestos coinciden en que la felicidad es una sensación subjetiva. El liberalismo santifica los
sentimientos subjetivos: lo bueno/malo, lo bello/feo, qué debería ser/no ser... todo está determinado por el
sentir de cada quien. Los filmes de acción, las novelas y canciones populares nos adoctrinan: “sigue los
dictados de tu corazón”. J. J. Rousseau planteó “lo que siento que es bueno, es bueno; lo que siento que es
malo, es malo”. La mayoría de religiones e ideologías históricas afirmaron que hay varas objetivas para
medir la bondad, la belleza y cómo deberían ser las cosas, y desconfiaban del sentimiento de la persona
promedio que, por ser ignorante de su yo verdadero, es probable que ignore la felicidad verdadera; y
Freud estaría de acuerdo. La raison d´etre de la psicoterapia es que la gente no se conoce realmente a sí
misma y que a veces necesita ayuda profesional para librarse de conductas autodestructivas. Según
Darwin, y Dawkins en su teoría del gen egoísta, la selección natural hace que las personas elijan lo bueno
para la reproducción de sus genes, aunque sea malo para ellas como individuos. La mayoría de machos
pasan la vida en mutua competencia en lugar de gozar, porque su ADN los manipula. Como Satanás, el
ADN emplea placeres fugaces para tentar a la gente y someterla a su poder.
Los budistas comparten la idea biológica de que la felicidad resulta de procesos del cuerpo, no de
sucesos del mundo exterior; pero llegan a conclusiones muy distintas: nuestras sensaciones no son más
que vibraciones que cambian a cada momento y si quiero sensaciones agradables he de buscarlas sin
cesar. El origen del sufrimiento es la búsqueda de sensaciones fugaces que hace que estemos en tensión
constante; y la mente, incluso cuando siente placer no está contenta, porque esta sensación va unida al
anhelo de que permanezca y se intensifique. La gente se libera del sufrimiento cuando comprende la
naturaleza no permanente de sus sensaciones y deja de anhelarlas. Los movimientos New Age en
Occidente tradujeron las soluciones budistas en términos liberales: “la felicidad empieza por dentro”+.
Ojo, el individualismo y el relativismo hacen el juego a los poderes de turno: a quienes están movidos por la
avaricia o la ambición de poder les conviene que los individuos, en su mayoría, se ocupen solo de sí mismos, que no
se metan en la lucha política; ya que, así, dejarán a aquellos más libertad de acción y patente de corso.
El significado de la vida...
Buda coincidía en que la felicidad es independiente de las condiciones externas, pero también de
nuestros sentimientos internos; de hecho, cuanta más importancia damos a nuestras sensaciones, más las
anhelamos y. así, más sufrimos. Para muchas filosofías y religiones tradicionales como el budismo, la
clave es conocer la verdad sobre sí mismo. Hace solo unos años se empezó a estudiar la historia de la
felicidad. La mayoría de los historiadores se centran en los grandes pensadores, las estructuras sociales,
las tecnologías, pero no dicen cómo influyeron sobre la felicidad y el sufrimiento.
20. El final de Homo sapiens.
En el s. XXI empezamos a quebrar las leyes de la selección natural y a sustituirlas con las del diseño
inteligente. Organismos como las jirafas, delfines, chimpancés y el neandertal adquirieron por evolución
la capacidad de planificar por adelantado; y se tenía que cazar las aves que había. Hace unos 10.000 años,
durante la revolución agrícola, los sapiens descubrieron que se podía producir pollos mediante la cría
selectiva para esquivar y acelerar los procesos de selección natural: la relación entre Homo sapiens y los
pollos era semejante a otras relaciones simbióticas que han surgido en la naturaleza. Hoy, los científicos
manipulan genéticamente a los seres vivos. La sustitución de la selección natural por el diseño inteligente
podría ocurrir por tres tipos de ingeniería: (1) biológica, (2) de ciborgs o (3) de vida inorgánica.
(1) La gente ha usado la ingeniería biológica por milenios. Los humanos castraban a sus machos
jóvenes para crear sopranos con voces encantadoras, o eunucos a los que se podía confiar el harén del
sultán. Hoy podemos cambiar de sexo con tratamientos quirúrgicos y hormonales. Se han manipulado
genéticamente linajes de la ameba Escherichia coli para que produzcan biocombustible o insulina. Se ha
insertado un gen de pez ártico en papas, que las ha hecho más resistentes al frío. Se ha implantado
material genético de un gusano en cerdos, para hacer que estos transformen sus ácidos grasos omega 6 en
saludable omega 3. Se han aislado los genes de la monogamia de los topillos y se ve que la inserción de
un gen puede transformar a un topillo don Juan en un marido leal. Ahora podemos implantar ADN
neandertal en un óvulo de sapiens y producir el primer niño neandertal en 30.000 años, y varias mujeres
se han ofrecido como sus madres de alquiler. En pocas décadas, la ingeniería biológica quizá nos permita
realizar hondas alteraciones en nuestra fisiología, sistema inmunitario, esperanza de vida, y en nuestras
capacidades intelectuales y emocionales. Unos cambios en el cerebro bastarían para crear un tipo nuevo
de conciencia y transformar a los sapiens en superhumanos, hasta que dejemos de ser Homo sapiens.
(2) Los ciborgs combinan partes orgánicas e inorgánicas. Implantar procesadores en una mosca o
cucaracha permitirá controlar sus movimientos, captar y transmitir información. Podría estar situado en el
cuartel general enemigo, espiar conversaciones secretas... Los sapiens se están transformando en ciborgs
avanzados. La firma alemana Retina Implant implanta en personas ciegas un microchip en el ojo, donde
unas fotocélulas absorben la luz y la transforman en energía eléctrica que estimula las neuronas de la
retina; luego, los impulsos nerviosos de estas estimulan el cerebro, donde son traducidas en visión. Pronto
tendremos brazos biónicos capaces de transmitir señales al cerebro, a fin de que los amputados recuperen
la sensación del tacto. En 2008, el macaco Idoya, desde Carolina del Norte controló con la mente un par
de piernas biónicas que estaban en Kioto y pesaban 20 veces más que él. Una interfaz directa cerebro-
ordenador permitirá a los ordenadores leer las señales eléctricas de un cerebro humano y transmitir
señales que el cerebro pueda leer. ¿Qué sucederá si estas interfaces se emplean para conectar un cerebro a
internet o conectar varios cerebros ¿Qué ocurriría con el yo cuando las mentes se volvieran colectivas?
Un ciborg con estas cualidades sería otro tipo de ser, cuyas implicaciones psicológicas o políticas no
podemos comprender.
(3) Se piensa crear un programa capaz de auto aprender: sería libre para evolucionar en direcciones
que ningún humano podría haber previsto. Si se pudiera hacer una copia de seguridad de su cerebro en un
disco duro y conectarlo a su ordenador portátil, ¿sería capaz de pensar y sentir igual que un sapiens? El
Proyecto Cerebro Humano, fundado en 2005, espera recrear en el ordenador un cerebro hecho de circuitos
electrónicos que imiten la red neural del cerebro. Quizá en 20 años podremos crear un cerebro humano
artificial que hablaría y se comportaría como un humano; así, la vida irrumpirá en el reino inorgánico.
La medicina personalizada que adapta un tratamiento al ADN de cada quien ha comenzado y puede
estar a punto de crear la más desigual de todas las sociedades. En la historia, un campesino pobre tenía las
mismas probabilidades de ser tan inteligente como el príncipe heredero. Ahora, ¿qué será un cyborg
eternamente joven sin sexualidad que puede intercambiar pensamientos directamente con otros seres,
cuyas capacidades para centrarse y recordar son mil veces superiores a las nuestras, que nunca está
enfadado o triste, pero que posee emociones y deseos que no podemos imaginar? Nuestros herederos
serán como dioses. Quizá nos estemos acercando a una singularidad en que todos los conceptos que dan
sentido a nuestro mundo –yo, tú hombres y mujeres, amor y odio– serán irrelevantes. Si nuestros
sucesores poseen un modo de ser que ni somos capaces de concebir, parece dudoso que su organización
social pueda ser comunista o capitalista, o que sus géneros puedan ser macho o hembra. Si se pregunta a
los científicos porqué intentan conectar un cerebro a un ordenador o crear una mente dentro de este,
responderán que para curar enfermedades y salvar vidas humanas. Puesto que pronto podremos manipular
nuestros deseos, quizá la pregunta a la que nos enfrentamos sea: ¿qué queremos desear? Quienes no se
espanten ante esta pregunta probablemente no han pensado lo suficiente en ella.
Epílogo: el animal que se convirtió en un dios
Homo sapiens está hoy a punto de adquirir capacidades divinas de creación y destrucción. Hemos
reducido el hambre, la peste y la guerra, pero la situación de otros animales se deteriora más que nunca;
pues con ese enorme poder nos comportamos más irresponsables que nunca: causamos estragos al
ecosistema para buscar nuestra comodidad y diversión, aunque sin encontrar nunca satisfacción.

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