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Totalitarismo y degradación de la democracia 

Deivit Andres Noreña Loaiza

Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad Tecnológica de Pereira

Licenciatura en Ciencias Sociales

Pereira

Risaralda

2023
Totalitarismo y degradación de la democracia

En la contemporaneidad uno de los asuntos centrales del debate académico e intelectual es


la ascensión del totalitarismo y la proliferación de ideologías identitarias, basadas en sexo,
edad, religión, etc. Es por ello que alrededor de la complejidad de este tema ha surgido
cuestionamientos acerca de la degradación de la democracia o la radicalización del
liberalismo político como lo habíamos conocido hasta ahora, ya bien lo decía el  ex
presidente  de los Estados Unidos Woodrow Wilson en una visita que hizo a Europa en
1918:

«Los conservadores no se dan cuenta de cuáles son las fuerzas que andan
sueltas por el mundo en este momento —afirmó Wilson en tono doctoral
ante los miembros de su equipo en diciembre de 1918 a bordo del buque
George Washington—. El liberalismo es lo único que puede salvar a la
civilización del caos, de la marea de ultrarradicalismo que inundará el
mundo ... El liberalismo debe ser más liberal de lo que ha sido nunca, debe
incluso ser radical, si la civilización quiere librarse del tifón»(Tooze, 2018, p.311)

Este ya nos deja ver las presiones por la que pasaba la democracias liberales a principios de
siglo veinte, y más adelante el autor enfatiza en una de las razones para la ascensión del
totalitarismo, enlazada a este con el proyecto  revolucionario del Leninismo nos dice: 
“Fueron el conservadurismo, el nacionalismo rencoroso, y el inveterado imperialismo del
«Viejo Mundo» los que frustraron a Lenin y a Wilson e imposibilitaron una verdadera
ruptura con el pasado.[6] Por el contrario, la violencia de la Gran Guerra se fusionó con la
violencia todavía mayor que estaba por venir.” (Tooze, 2018, p.312)

Esta visión del totalitarismo naciendo de manera indecorosa, motivado por el rencor, la
conservación de una identidad nacional y del imperialismo rampante que aún quedaba en
las grandes esferas de poder, me lleva a ver la fragilidad de la instituciones democráticas,
no solo de la Europa de principios y mediados del siglo veinte, sino de cómo esto ha
logrado permear a las instituciones modernas, que muchas veces cambian seguridad por
libertad, más específicamente vemos estas motivaciones en Colombia con la actitud del
antiterrorismo y los estados de excepción, donde pueden con total impunidad violar
derechos y libertades con la justificación de la seguridad
Ya desde principios de los años 30’s, varios países habían reconocido lo peligroso que
resultaba la expansión de la ideología fascistas y totalitarias, el historiador Hobsbawm nos
dice, que el fascismo significaba guerra y era este peso el que llevaba a casos inéditos como
la unión de los Estados con la URSS contra un enemigo común (la Alemania nazi), que
como dice el autor “consideraban un peligro más grave del que cada uno veía en el otro
país” (Hobsbawm, 1994,p.149). Aunque en el caso colombiano vemos excepciones a la
regla, donde en grupos alrededor del país (específicamente en el atlántico-Barranquilla)
había cierta simpatía por el nazismo y la radicalización de sus ideas, nada nuevo en la
historia colombiana, esto se dio ya sea por la fuerte carga migratoria o por lo salvadora que
se concebía hasta ese momento este tipo de ideas, pero lo cierto es que la expansión de
estas ideologías sigue latente en nuestra historia y la manera social y políticamente de
comportarnos.

El historiador señala además que lo que caracterizaba Alemania era que la ideología estaba
sobre todo, afirmaba que:

“El factor que impulsó la unión contra Alemania fue que no se


trataba de una nación-estado descontenta de su situación, sino de un país en el que la
ideología determinaba su política y sus ambiciones. En resumen, que era una potencia
fascista.” (Hobsbawm, 1994,p.149).

Este parte del hecho de lo ilógico que resultaba un tratado de paz con los fascistas y
totalitarios, cualquier clase de diplomacia iba a fallar en donde la ideología guía el estado,
donde lo ilimitado e irremediable que resultaba la concepción de la guerra como un estado
permanente y la paz como un estado transitorio; esta idea ha estado transitando durante la
mayor parte del tiempo en la política colombiana, donde señores de la guerra se han
aprovechado de los beneficios económicos que les da este estado de guerra perpetua.

En Colombia hemos vistos el proceso de identidad nacional a través de la violencia y las


ideas heredadas de la colonia, el historia Hobsbawm en su obra “La era del Imperio”
describe que los procesos imperialistas fueron distintas en cada país, aunque había algunos
con grandes sentimientos anti aristócrata, nos dice:

“Sin duda, en algunos países el imperialismo alcanzó una gran popularidad entre las
nuevas clases medias y de trabajadores administrativos, cuya identidad social descansaba
en la pretensión de ser los vehículos elegidos del patriotismo.” (Hobsbawm, 1987, p. 79).
Este patriotismo es lo que ha llevado en nuestro país a estar sometido a pretensiones de
otros imperios y aceptarla como parte de su identidad social, aludiendo como fuente de
progreso nacional, esto a su vez es lo que permitió que seamos un receptáculo de ideologías
extranjeras, sean de corte comunista o nazista.

La concepción de nacionalismo del autor en el caso de América y en el contexto


colombiano, nos dice que “para ese conjunto de capas medias, el nacionalismo tenía
también un atractivo más amplio y menos instrumental. Les proporcionaba una identidad
colectiva como «defensores auténticos» de la nación que les eludía como clase
o como aspirantes a alcanzar el estatus burgués que tanto codiciaban.
El patriotismo compensaba la inferioridad social. (Hobsbawn, 1987, p. 170).

Es esclarecedor, el nacionalismo al final se subordinan a la lucha por alcanzar ese prestigio


social y sentirse parte de algo mayor, estas ideas son lo bastante peligrosas como para llevar
a naciones a la guerra o a pueblos a luchar entre sí.

Otra de las ideas que quiero presentar para evidenciar la crisis de la democracia y las fisuras
que dieron el surgimiento del fascismo, siendo la versión del nacionalismo más radical que
muestra Hobsbawn, este el concepto de hombre masa que presenta Ortega y Gasset, este lo
expone en su libro la rebelión de las masas en el que nos advierte sobre un terrible hecho
que acontece en el mundo casi 100 después de la publicación de su obra.

“Hay un hecho que, para bien o para mal, es el más importante en la vida pública europea
de la hora presente. Este hecho es el ad- venimiento de las masas al pleno poderío social.
Como las masas, por definición, no deben ni pueden dirigir su propia existencia, y menos
regentar la sociedad, quiere decirse que Europa sufre ahora la más grave crisis que a
pueblos, naciones, culturas, cabe padecer. Esta crisis ha sobrevenido más de una vez en la
historia. Su fisonomía y sus consecuencias son conocidas. También se conoce su nombre.
Se llama la rebelión de las masas. (Ortega y Gasset, 1930, p.10).

Este hecho no es del poderío social, sino más bien como la política ha entrado en la vida
privada de las personas, categorizando, e impidiendo a la masa tomar las riendas de su
propio destino, haciéndola más dócil y transformando a sus dirigentes en hombre masa.

Pero cuando nos referimos a hombre masa. ¿Qué quiere decirnos el autor?
El autor primero enfatiza en el concepto sociológico sobre las sociedad , la masa es lo que
llama muchedumbre y distingue entre dos tipos: “La sociedad es siempre una unidad
dinámica de dos factores: minorías y masas. Las minorías son individuos o grupos de
individuos especialmente cualificados. La masa es el conjunto de personas no
especialmente cualificadas. No se entienda, pues, por masas, sólo ni principalmente “las
masas obreras”. Masa es el “hombre medio” (Ortega y Gasset, 1930, p. 14).

Señala que la masa no es cantidad, sino cualidad, y nos dice que la muchedumbre es la
cualidad común, “es el hombre que no se diferencia de otros hombres” siendo si un sujeto
genérico, esta concepción denota las dos características del hombre masa, por un lado esta
su negación a la realidad y por otro, su empresa por la homogenización social.

La masa arrolla todo lo diferente, egregio, individual, calificado y selecto. Quien no sea
como todo el mundo, quien no piense como todo el mundo, corre el riesgo de ser
eliminado. Y claro está que ese “todo el mundo” no es “todo el mundo”. “Todo el mundo”
era, normalmente, la unidad compleja de masa y minorías discrepantes, especiales. Ahora
“todo el mundo” es sólo la masa. (Ortega Y Gasset, 1930, p. 22).

Este tipo de acciones lo vemos reflejados en varios colectivos actuales, donde aplican
violencia por no pensar igual a ellos, en nuestro caso hemos visto esta manera en la
violencia y la persecución política en el país.

El hombre-masa es el hombre cuya vida carece de proyectos y va a la deriva. Por eso no


construye nada, aunque sus posibilidades, sus poderes, sean enormes.

Y este tipo de hombre decide en nuestro tiempo. (Ortega y Gasset, 1930, p. 67).

Esta afirmación es muy peligrosa, ya que al decir esto, hace ver que en la política de los
últimos años los que han gobernado han sido hombres masa , donde sus incontables
crímenes contra la humanidad ha sido motivada por estas características, donde se niega la
historia y cree que todo fue dado, vive en un presente continuo negando el futuro. Cuando
el hombre masa gobierna se apodera del discurso y desaparece la oposición, y cuando debe
rendir cuentas el autor nos dice:

“Cuando ese poder público intenta justificarse, no alude para nada al futuro, sino al contra-
rio, se recluye en el presente y dice con perfecta sinceridad: “soy un modo anormal de
gobierno que es impuesto por las circunstancias”. (Ortega y Gasset, 1930, p. 66).

Este tipo de modus operandi lo hemos visto en la política del caudillismo y los populistas
que suben al poder en nuestro país, estos sin duda cumplen las características de hombre
masa, identificar, reflexionar y debatir sobre el tema, es lo que haría avanzar, revisar
nuestras ideas, y saber que estamos a dos pasos de ser en definitiva parte de la
muchedumbre.

Debemos ver la historia como alarmas, que nos alerte de que si algo existió en un lugar en
un momento de la historia, puede volver a ocurrir, conviene entonces revisar lo que
defendemos y en lo que creen nuestras convicciones para que en no seamos un hombre
masa.

Bibliografía

Ortega y Gasset, de J. (s/f). La rebelión de las masas. Monoskop.org. Recuperado de


https://monoskop.org/images/f/f6/Ortega_y_Gasset_Jose_La_rebelion_de_las_masas.pdf

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