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Thalía Famitsay Morán Rosales

28 de marzo 2021
El hombre en busca de sentido
Viktor Frankl
Es un libro fascinante porque te describe en primera persona todo lo que el vive
día a día en el campo de concentración, me deja fuertes enseñanzas y sobre todo
el interés por continuar encontrando sentido a la vida. Desde que comencé a leerlo
recordé cada momento que yo viví cuando tuve anorexia, increíblemente se
describen etapas que aplican en otras situaciones de la vida.

Para mi la anorexia fue mi gran maestra de vida, fue esa “amiga” que me
mostraba oportunidades en momentos de destrucción, tal como el explica la fase
de “shock” todos a mi alrededor podrían ver a esta enfermedad como el peor
aliado para mi era solo una esperanza de control y castigo sobre mí.

Este libro sensibiliza en que comprendamos que aunque veamos a las personas
como alguien más cada una vivimos nuestros propios retos internos, eso es lo que
me atrae como futura tanatóloga, el poder ser parte del proceso de dolor de una
persona, que como bien se nos explico en clase no se trata de vender falsas
esperanzas si no saber enfrentar o sobresalir de la mejor manera lo que nos esta
tocando vivir.

Cuando estuve enferma de anorexia escuchaba todas las frases que tal vez no se
deben de decir “porque te haces esto” “hay gente que se muere de hambre” fue lo
primero que se removió cuando me di cuenta que este libro trata de uno de los
hechos mas horribles “el holocausto” en donde la desnutrición era la imagen
“normal” y el pan de todos los días

La forma en que Viktor Frankl describe sus días en el campo de concentración me


hicieron reflexionar y valorar sobre la importancia del día a día, el apreciar el tal
vez tan trillado “aquí y ahora”, el increíble valor que tiene tener decisiones y control
sobre tu propia persona, el poder decidir en que trabajar, que comer, cómo vivir
cada día
En tanatología evidentemente el tema es muerte, pero vivir en un campo de
concentración no es solo hablarlo si no comenzar a verlo como algo habitual,
pienso que incluso había un punto en el que el sentido hacia la vida se comenzó a
perder, también pienso que se comenzó a perder ese sentido de empatía o
sensibilización, imagino que el ver muertos paso a ser una imagen común y hasta
cierto grado el agradecer aunque suene cruel que fue bueno que muriera otro y tu
siguieras en pie.

Me identifico mucho en como se describe el como alguien optimista o incluso


sarcástico, se que hay personas que han vivido situaciones por mucho mas
complejas que yo, pero algo que me costó hacer pero que hoy me reconozco
completamente es la fortaleza que he aprendido a mostrar en momentos de
pruebas fuertes.

En el libro se menciona que siempre estaba en sus mentes la opción de


suicidarse, tocar ese alambrado electrificado, yo esto lo veo de dos formas, la
primera una salida aparentemente fácil que nada tiene de esto para terminar con
ese momento de horror y dos el cómo hasta el último momento en nosotros sale
esta voz que nos dice “como vas a permitir que te hagan esto” como si tu pepe
grillo interno te dijera ¿cómo vas a permitir que otro te mate? Mejor hazlo tú..

Me llama la atención como las personas aún en un entorno en el que estoy segura
absolutamente nadie quisiéramos estar buscamos proteger nuestra vida y tomar
con fuerza esos momentos que nos mantienen con vida.

Es un relato fascinante, desconocía de su existencia pero me encantó, describe de


una forma empática su dolor, dolor que nosotros como futuros tanatólogos debes
aprender a comprender, concientizar y acompañar a la persona que confíe en que
le vamos a dar una oportunidad de salir adelante y lograr ver nuevamente una luz
de esperanza

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