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Conceptos Macroeconómicos Básicos

1- La medición de los agregados económicos

Una de las formas de presentación más sencilla у habitual de la ciencia econó-


mica es aquélla que la muestra dividida en dos grandes campos: la microeconomía у la
macroeconomía. Como lo indican los términos, la principal diferencia entre ambas
ramas de la teoría es la magnitud de su objeto de estudio. La microeconomía trata de
identificar los factores que determinan el nivel observado у los cambios experimentados
por el precio de un producto específico (por ejemplo, el precio de los automóviles о el
precio de las papas), en tanto que la macroeconomía se preocupa por los cambios
exhibidos por alguna expresión sintética de todos los precios (por ejemplo, el nivel ge-
neral de precios, о el nivel general de precios al por mayor). De este modo, la macro-
economía se esfuerza por entender por qué algunas economías conviven durante largos
períodos con tasas muy altas de inflación, mientras que otras exhiben precios estables о
por qué algunas naciones han experimentado turbulentos episodios hiperinflacionarios.

1.1 Producto e ingreso

Una de las preocupaciones centrales de la teoría macroeconómica es el estudio


de las fuerzas que determinan el volumen global de producción de una economía. El
PBI (Producto Bruto Interno) es la variable que mide los cambios en el nivel de activi-
dad del aparato productivo en un país. Aunque con un retraso considerable, el Ministe-
rio de Economía (antes у por muchos años el Banco Central) difunde un informe trimes-
tral sobre la evolución del producto у de otros indicadores macroeconómicos.

Vale la pena introducir aquí la primera definición: el producto de una economía


en un período dado es el valor de los bienes у servicios finales producidos durante ese
lapso. Conviene detenerse en algunos detalles de esta definición.

Primero: se habla de un lapso, de un período, у sin hacer explícito este dato no


estaría completa la definición, ya que el producto forma parte del conjunto que técnica-
mente se denomina variables flujo. De este modo, el producto de una economía fue de
300.000 millones de dólares en un año о de 70.000 millones en un trimestre. El otro
gran grupo de variables, en cuanto a su dimensión temporal, es el de las variables stock,
como el saldo de la cuenta corriente о la caja de ahorros de un individuo. Aquí, para
poder definir la variable, hace falta referirse a un momento en el tiempo; de este modo

Nota Técnica de la División de Investigación del IAE, Pilar, Buenos Aires, Argentina - Preparada por el
Prof. Eduardo Fracchia, con fecha 9 de marzo de 1999. Extractado de textos de “Introducción a la Eco-
nomía”, Kacef y Robbio (IDI – VIA).
Prohibida la reproducción, total o parcial, sin previa autorización escrita del IAE.

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una persona о una empresa pueden tener un rojo en su cuenta corriente de 10.000 pesos
al 1° de febrero de 1998.

En segundo lugar, se está haciendo referencia a bienes у servicios finales, es


decir, a productos que van a parar a manos de sus usuarios definitivos (sean estos con-
sumidores о empresas) excluyendo los bienes que se adquieren para ser utilizados en un
nuevo proceso productivo (insumos). El sentido de esta distinción es evitar duplicacio-
nes en la contabilización de la riqueza generada por la economía en un cierto período.
Un ejemplo clásico, al que le pondremos números, servirá para aclarar la cuestión.

Imaginemos una economía muy sencilla que produce un único bien final (pan)
en tres etapas о por medio de tres sectores productivos. En una primera etapa el agro
produce trigo por un valor de cinco; éste es adquirido por los molinos que lo utilizan
para elaborar harina, la que a su vez es comprada por las panaderías por un valor de 8.
Con la harina se hará el pan, que llega a los consumidores finales a un valor de 10.

La riqueza generada en cada etapa, el valor agregado, es la diferencia entre el


valor de compra del insumo у el valor al que se vendió el producto elaborado. En el
caso de los agricultores el valor agregado es de 5 (suponemos que no utilizaron insumo
alguno), los molinos a su vez generaron riqueza por 3 (8 - 5), mientras que el valor
agregado por las panaderías fue de 2 (10 - 8). El valor agregado о producto de esta eco-
nomía es de 10, у coincide, de acuerdo con nuestra definición, con el valor de los bienes
finales, el pan.

Si hubiéramos procedido de otro modo у considerado como adición a la rique-


za о producto el valor total de las ventas de cada etapa, el valor del trigo, por ejemplo,
habría sido contado tres veces: una a título propio, otra como parte de la harina у otra
como parte del pan. Son estas duplicaciones las que evita esta definición.

El valor agregado о producto generado por cada etapa, dijimos, es igual a la di-
ferencia entre las ventas у el valor de los insumos. ¿Qué destino tiene este nuevo valor?
Podemos suponer que se distribuye entre los trabajadores у los empresarios del sector
bajo la forma de salarios у de beneficios, es decir que constituyen el ingreso de los par-
ticipantes en el proceso productivo. Obviamente, si el ingreso es igual a la suma del
valor agregado por las distintas etapas, también será igual al producto. De este modo
hemos llegado a una de las identidades básicas de la macroeconomía: Producto = Ingre-
so.

1.2 El PBI sectorial

Como vimos en uno de los ejemplos anteriores, el PBI es el resultado de un


proceso de agregación de valor del que participan diferentes sectores. Se puede decir,
por ejemplo, que el PBI total surge de sumar el producto de los sectores productores de
bienes у los sectores productores de servicios. En el primer grupo están el agro, la mine-
ría, la industria, la construcción, la generación de energía, у el suministro de gas у agua.
Forman parte del segundo grupo actividades tales como el comercio, las finanzas, el
transporte, las comunicaciones, la salud, la educación, etc.

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En números gruesos, el sector productor de bienes representa actualmente alre-


dedor del 40% del PBI, medido a precios de 1996, mientras que el sector productor de
servicios representa el restante 60%.
También en el caso de la composición sectorial del PBI es relevante la distin-
ción acerca de los precios utilizados para el cálculo. Los precios implícitos en el PBI
son un promedio ponderado de los precios de todos los sectores, de manera tal que las
fluctuaciones de precios relativos se manifiestan en distintas composiciones sectoriales
según el cálculo se efectúe a precios del año base о a precios corrientes.

Aunque no se dispone de estimaciones oficiales a precios corrientes, la compo-


sición que observaríamos en 1996, si utilizáramos para la estimación los precios de ese
año, sería seguramente más favorable a los sectores productores de servicios. La razón
de este comportamiento es que, por tratarse de productos expuestos a la competencia
internacional, los precios de los bienes crecieron menos que los precios de los servicios,
cuya actividad está naturalmente protegida de la competencia externa.

2. El balance de pagos

Para entrar en el tema de la situación externa, analizaremos aquí el balance de


pagos, que no es otra cosa que un detalle de los ingresos у egresos de divisas desde у
hacia el país, en un período determinado. Éste es el registro de todas las transacciones
económicas entre los residentes de un país у los del resto del mundo. Estas operaciones
se clasifican en dos grandes categorías: las transacciones corrientes (que son aquéllas
que suman о restan al ingreso nacional) у las transacciones de capital (intercambios de
títulos financieros о derechos de propiedad).

Simplificando al extremo, se podría decir que en la cuenta corriente se regis-


tran operaciones que involucran movimientos de cosas a través de la frontera, у en la
cuenta capital se asientan operaciones internacionales realizadas sobre papeles.

Роr supuesto que ambas entidades están relacionadas: una nación que importa
sistemáticamente por más que lo que exporta (que suma a su producto bienes llegados
del extranjero, hecho que queda registrado en su cuenta corriente), está recibiendo
financiamiento comercial (emite papeles de deuda que se asientan como ingreso en la
cuenta capital) que habrá que honrar en un futuro más о menos indeterminado, у la úni-
ca manera de cancelar efectivamente una deuda es entregando cosas, ya que nadie con-
sume о utiliza los papeles como insumo de sus procesos productivos. Así que, cuando
las transacciones no están equilibradas, los movimientos de cosas generan intercambio
de papeles, lo que a su vez es garantía de futuros intercambios de cosas.

2.1 El caso argentino

En la cuenta corriente se asientan el balance comercial, es decir las exportacio-


nes e importaciones de bienes, los servicios reales, así como los servicios financieros у
las transferencias unilaterales al exterior.

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Las ventas de aceite de soja a Europa о de automóviles al Brasil son, sin duda,
exportaciones. También lo son el envío de gas о energía eléctrica a través de la frontera,
о los gastos que realizan los turistas extranjeros en la Argentina (en este caso, residentes
argentinos le están vendiendo servicios de alojamiento, diversión, transporte, etc., a un
habitante de otro país).

La Argentina presentó por ejemplo tomando un año típico como 1997 un défi-
cit de cuenta corriente no desdeñable (más de 3% del producto), compuesto por la suma
del déficit en el intercambio de bienes (1% del PBI), el déficit en el intercambio de ser-
vicios (1% del PBI), у la renta de la inversión, un rubro que comprende los pagos de
intereses de la deuda у el giro de ganancias bajo sus diversas formas (otro punto del
producto).

2.2 La cuenta capital у el balance global

En la cuenta capital se resumen los ingresos de divisas por financiamiento


comercial (a compradores о proveedores), las salidas de divisas correspondientes a prés-
tamos de bancos, de particulares о del gobierno argentino a otros países, у el financia-
miento proveniente de operaciones de colocación de títulos, públicos о privados, о de
instituciones financieras. También se computan aquí los ingresos у egresos realizados
en virtud de inversiones directas.

Como la propia palabra lo indica, el balance (o balanza) de pagos es un artefac-


to estadístico que está siempre en equilibrio: la suma de todos los débitos siempre es
igual al total de los créditos. En una economía con tipo de cambio fijo, las diferencias
entre los ingresos у los egresos de divisas se manifiestan en la variación del stock de
reservas internacionales, que opera como partida compensadora; si las transacciones
internacionales corrientes arrojan un déficit menor al ingreso neto de capitales, el exce-
dente se agregará a las existencias de divisas de la economía.

En el cuadro 2 se muestran la cuenta capital у la variación de reservas en 1997.


Allí se aprecia que, mientras el sector bancario exportó capitales por aproximadamente
1.800 millones de dólares, el sector no financiero de la economía, público у privado, se
endeudó por unos 16.000 millones de dólares adicionales. En total, la cuenta capital
arroja un saldo positivo de alrededor del 4% del producto, restando los tres puntos defi-
citarios de la cuenta corriente; como era de esperarse, se observa el punto de ganancia
en reservas internacionales.

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Cuadro 1 – Cuenta Corriente

1997 Porcentaje PBI

Cuenta Corriente -10.119 -3,1


Mercaderías -3.195 -1
Importaciones 28.418 7,8
Exportaciones 25.223 8,8
Servicios -3.069 -1
Importaciones 6.340 1
Exportaciones 3.271 2
Renta de la Inversión -4.205 -1,3
Intereses -1.770 -0,5
Ganados 5.332 1,7
Pagados 7.102 2,2
Utilidades у Dividendos -2.435 -0,8
Transferencias Corrientes 350 0,1

Cuadro 2 – Cuenta Capital

Cuenta capital 13.181 4,1


I -Sector Bancario -1.794 -0,6
II -Sector Público no Financiero 7.331 2,3
III - Sector Privado no financiero 9.035 2,8
IV-Otros mov. de capital -1.392 -0,4
Variación de Reservas internacionales 3.062 1

3. El tipo de cambio

Vamos a distinguir entre el tipo de cambio nominal у el tipo de cambio real.

El tipo de cambio nominal no es otra cosa que el precio de la moneda extranje-


ra medido en unidades de la moneda local. La Argentina de hoy brinda el ejemplo más
sencillo: un dólar cuesta un peso.

El tipo de cambio real es un precio relativo, visto en relación con otros u otros,
у es un indicador de la competitividad de los productos nacionales frente a los extranje-
ros.

En principio, у como cualquier otro precio, el tipo de cambio nominal se de-


termina роr la acción conjunta de compradores у vendedores. Por el lado de la demanda
de moneda extranjera, en tiempos normales, habitualmente encontramos a importadores,
a quienes están endeudados con el exterior у deben pagar los servicios de esa deuda у a

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personas e instituciones que quieren realizar inversiones en el extranjero. Por el lado de


la oferta, están los exportadores e inversores extranjeros, sea en activos físicos о finan-
cieros.
De nuevo, como con cualquier otro precio, un exceso de demanda de moneda
extranjera (debido, роr ejemplo, a un súbito aumento en las importaciones a causa de
una baja en los aranceles) presionará a la suba el tipo de cambio у la moneda se depre-
ciará. El movimiento inverso (debido, por ejemplo, al ingreso de capitales extranjeros
por la aparición de oportunidades de negocios en el país) generará una presión a la baja
en el tipo de cambio, у la moneda nacional se apreciará.

En esta breve descripción de los operadores de este mercado omitimos inten-


cionalmente a un peso pesado: el Estado. Por razones que veremos más adelante, el Es-
tado puede tener interés en fijar la cotización del tipo de cambio nominal durante lapsos
importantes, para lo cual debe estar dispuesto a comprar divisas cuando existe oferta
excedente, у a venderlas cuando la demanda de dinero supera a la oferta.

Resulta ilustrativo, en este sentido, recordar la promesa –muchas veces repetida


pero no siempre cumplida– de la autoridad económica de turno, de vender todos los
dólares que el mercado requiera, cuando se trata de convencer a los operadores econó-
micos у al público en general de que no se va a alterar la cotización del tipo de cambio.

Existen dos opciones extremas en materia de política cambiaria: el tipo de


cambio plenamente flexible, con su valor determinado por las fuerzas del mercado, у el
tipo de cambio fijo, cuya cotización es un objetivo de la política pública. Como todos
sabemos, la realidad у la experiencia histórica son ricas en ejemplos de sistemas inter-
medios entre ambas categorías polares.

Pueden citarse en este sentido el tipo de cambio fijado –pero no fijo– de la


tablita cambiaria de Martínez de Hoz о el tipo de cambio flotante pero entre bandas fi-
jadas por la autoridad económica (flotación sucia) de la administración Erman Gonzá-
lez-González Fraga. Es difícil, en cambio, encontrar ejemplos de regímenes cambiarios
perfectamente flexibles.

Dilemas: ¿fijo о flexible?

Existe abundante experiencia histórica у discusión teórica sobre las bondades у


desventajas de los distintos regímenes cambiarios. Uno de los dilemas tradicionales con-
trapone al tipo de cambio fijo al flexible.

El mundo de posguerra vivió, entre 1945 у 1971, bajo las reglas del acuerdo
Bretton Woods. Cada moneda nacional se cambiaba a una paridad fija por la moneda de
reserva del sistema, el dólar norteamericano, у la alteración de esa paridad sólo se justi-
ficaba frente a lo que se definía como un “desequilibrio fundamental” en el Balance de
Pagos.

Entre los justificativos del tipo de cambio fijo se encuentran la certeza –si el
compromiso es creíble– en cuanto al valor futuro de la moneda extranjera. Contar con

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un valor futuro, al eliminar el riesgo cambiario, facilita el cálculo económico en opera-


ciones financieras у de comercio exterior y, por lo tanto, la incentiva.

El otro elemento positivo del sistema consiste en que los estados que adhieren
a él renuncian implícitamente a la política de devaluaciones competitivas. Durante la
crisis del 30, las naciones devaluaban su moneda para aumentar las exportaciones, dis-
minuir las importaciones, у así aumentar los niveles de actividad у empleo.

Una consecuencia de esta política era que los mayores niveles de exportaciones
netas significaban menores niveles de actividad у empleo en otras partes de la economía
mundial, lo que se constituía en un estímulo para que estas naciones reaccionaran a su
vez devaluando su propia moneda.

Esta dinámica de devaluaciones recurrentes para tratar de transferirle el desem-


pleo a otras economías se conoció como “política de empobrecer al vecino”.

Una de las desventajas de este tipo de régimen cambiario, desde el punto de


vista de la política económica hacia el interior del país, es la pérdida relativa de libertad
de las autoridades para determinar otros aspectos igualmente importantes, como las
políticas monetaria у crediticia.

Esto es así porque el compromiso de mantener la cotización del tipo de cambio


involucra la necesidad de comprar у vender moneda extranjera según lo requieran las
condiciones del mercado, lo que a su vez lleva a alterar la cantidad de dinero en circula-
ción, у –dados los coeficientes de encaje bancario– el crédito disponible para el funcio-
namiento de la economía.

Basta acudir a acontecimientos no tan lejanos en la historia económica argenti-


na para descubrir otra desventaja propia de este tipo de régimen cambiario en períodos
de alta inflación. El aumento sostenido del nivel de precios internos a tasas superiores a
la inflación internacional deriva, si el tipo de cambio es fijo, en un atraso de la paridad
real.

A este tema nos referiremos más adelante, pero digamos aquí que esta situa-
ción enfrenta a la autoridad económica con el dilema de mantener su política cambiaria
у permitir de esta forma la pérdida de competitividad de la producción local (con los
efectos que esto tiene), о bien alterar periódicamente la cotización para seguir la evolu-
ción de los precios internos, vulnerando de hecho la esencia del régimen cambiario vi-
gente e introduciendo un componente de inestabilidad.

A los sistemas de tipo de cambio flexible se les adjudican virtudes que son la
contracara de los defectos de los regímenes de tipo de cambio fijo. Una primera cuali-
dad positiva es que proporcionan mayor autonomía de la política monetaria.

Virtudes у defectos

Tomemos el caso de una nación con un régimen de tipo de cambio fijo que en-
frenta una situación de fuerte desempleo у al mismo tiempo un severo déficit comercial.

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El compromiso de mantenimiento del tipo de cambio fijo obliga al Banco Central a


vender divisas a cambio de moneda local, cuando, por otra parte, el desempleo está
requiriendo mayor oferta de dinero para bajar la tasa de interés у estimular así el nivel
de actividad. Con tipo de cambio flexible, el propio movimiento de esta variable se en-
carga de corregir el desequilibrio externo, mientras que el Banco Central puede elegir el
tipo de política monetaria deseada para encarar las contingencias.

Implícito en la explicación anterior se encontraría otro rasgo positivo del sis-


tema de flexibilidad cambiaria: el ajuste automático hacia los valores de equilibrio del
sector externo.

La experiencia práctica de la convivencia con los tipos de cambio flexibles ha


mostrado que, si bien evitan la vulnerabilidad de los cambio fijos a –por ejemplo– los
ataques especulativos terminales como el que describimos antes, presentan problemas
propios. El principal de ellos es la alta volatilidad de los tipos de cambio bajo estos
regímenes, lo que aumenta la incertidumbre, puede afectar los volúmenes de comercio у
dar lugar a movimientos especulativos.

Otro problema que se deriva de los regímenes cambiarios flexibles tiene que
ver con un fenómeno que la ciencia económica bautizó como la enfermedad holandesa.
Esta denominación deviene del hecho de que en la tierra de los pólders у los molinos de
viento aparecieron repentinamente importantes yacimientos de gas que incrementaron
fuertemente las exportaciones y, por lo tanto, la oferta de moneda extranjera. Esto llevo
la cotización a un nivel que, aunque era compatible con el equilibrio en las cuentas ex-
ternas del país, ponía en jaque la competitividad externa del resto de los bienes que Ho-
landa exportaba y, consecuentemente, del nivel de actividad у el empleo que dependían
de éstos.

Un problema similar enfrentó años más tarde Gran Bretaña con el descubri-
miento de los yacimientos de petróleo del Mar del Norte.

La dificultad para hacer un balance de las ventajas y desventajas de un tipo de


régimen cambiario u otro lleva a que sea más común encontrar regímenes mixtos, como
el sistema de tipo de cambio fijo pero reptante (crawling-peg) que busca mantener el
valor real de la paridad cambiaria, о la flotación libre, pero entre un piso y un techo fi-
jados por la autoridad económica (flotación sucia) que procura acotar la inestabilidad
propia del tipo de cambio flexible.

La Argentina es, como en tantos otros casos, una excepción a esta regla, dado
que aquí no sólo se ha fijado la cotización, sino que para alterarla es necesario aprobar
una ley en el Congreso. Las razones de este aparente fundamentalismo cambiario deben
buscarse en la extrema sensibilidad de nuestras variables económicas a la cotización del
dólar y en la necesidad de realizar una apuesta fuerte en el sentido de la estabilidad y la
certidumbre, aun a costa del deterioro de la paridad real.

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