Está en la página 1de 29

ENSAYO DEL MARQUES

DE SADE
“El Animal Que Habita en Nosotros”

ASIGNATURA: TEMAS SELECTOS DE


FILOSOFÍA

PROFESOR: Javier Enrique Lieras González

NOMBRE DEL ALUMNO(A): Naomi Abigail


Rios Beltrán

GRADO Y TURNO: 6to T.V

PAQUETE #4 CIENCIAS SOCIALES


FECHA DE ENTREGA: Lunes 13 de Marzo del
2023
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

INDICE
INTRODUCCIÓN.......................................................................................................1
BIOGRAFIA DEL MARQUES DE SADE...................................................................2
LA ATRIBUCION DE SU APELLIDO AL SADISMO.................................................2
SU FILOSOFIA Y LA OPINION DE JAQUES LACAN..............................................2
SUS OBRAS MAS IMPORTANTES Y MI OPINION DE ELLAS...............................2
JUSTINE O LOS INFORTUNEOS DE LA VIRTUD...............................................2
HISTORIA DE JULIETTE O LAS PROSPERIDADES DEL VICIO........................2
LA FILOSOFÍA DEL TOCADOR............................................................................2
LAS 120 JORNADAS DE SODOMA......................................................................2
SALO LA PELICULA...........................................................................................2
CONCLUSION...........................................................................................................3
BIBLIOGRAFÍA..........................................................................................................4
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

INTRODUCCIÓN
En este ensayo se hablará de la vida y obra del Marqués de Sade polémico
personaje de la literatura libertina de la Revolución Francesa, donde se retrataba
los más retorcidos escenarios ya sea cometidos en vida o en su imaginación
sadista. Daré mi opinión personal de sus obras más conocidas y de su filosofía
Sádica y Libertina.
En este Ensayo no se juzgará al Marqués de Sade solo se vera desde un punto de
vista filosófico y también psicológico, por la adjudicación de su apellido a un
comportamiento que ciertas personas pueden presentar en su vida sexual.
También se hablara de SALO una película inspirada en uno de sus libros , la cual
fue tan polémica como el autor del libro que se inspiró para filmarla y ponerla en
cartelera.
Espero que disfrute la lectura de este ensayo y que deje que su ser libertino pueda
salir a la luz , ya que todos tenemos una animal que habita en nosotros.

1
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

BIOGRAFIA DEL MARQUES DE


SADE
(Donatien-Alphonse-François, marqués de Sade;
París, 1740 - Charenton, Francia, 1814) Escritor y
filósofo francés. Conocido por haber dado nombre
a una tendencia sexual que se caracteriza por la
obtención de placer infligiendo dolor a otros (el
sadismo), es el escritor maldito por antonomasia.

De origen aristocrático, se educó con su tío, el


abate de Sade, un erudito libertino seguidor
de Voltaire que ejerció sobre él una gran influencia. Alumno de la Escuela de
Caballería, en 1759 obtuvo el grado de capitán del regimiento de Borgoña y
participó en la guerra de los Siete Años. Acabada la contienda, en 1766 contrajo
matrimonio con la hija de un magistrado, a la que abandonó cinco años más tarde.

En 1768 fue encarcelado por primera vez acusado de torturas por su criada,
aunque fue liberado al poco tiempo por orden real. Juzgado y condenado a muerte
por delitos sexuales en 1772, consiguió huir a Génova. Regresó a París en 1777,
donde fue detenido a instancias de su suegro y encarcelado en Vincennes.

En 1784 fue trasladado a la Bastilla y en 1789 al hospital psiquiátrico de


Charenton, que abandonó en 1790 gracias a un indulto concedido por la Asamblea
Nacional, surgida de la Revolución Francesa. Participó entonces de manera activa
en política, paradójicamente en el bando más moderado. En 1801, a raíz del
escándalo suscitado por la publicación de La filosofía del tocador, fue internado de
nuevo en el hospital psiquiátrico de Charenton, donde murió.

El marqués de Sade escribió la mayor parte de sus obras en sus largos períodos
de internamiento. En una de las primeras, el Diálogo entre un sacerdote y un

2
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

moribundo (1782), manifestó su ateísmo. Posteriores son Los 120 días de


Sodoma (1784), Los crímenes del amor (1788), Justine (1791) y Juliette (1798).

Calificadas de obscenas en su día, la descripción de distintos tipos de perversión


sexual constituye su tema principal, aunque no el único: en cierto sentido, Sade
puede considerarse un moralista que denuncia en sus trabajos la hipocresía de su
época. Su obra fue reivindicada en el siglo XX por André Breton, Paul
Éluard, Louis Aragon y otras figuras del surrealismo.

LA ATRIBUCION DE SU APELLIDO
AL SADISMO
Sadismo es una palabra que deriva de Donatien Alphonse François de Sade, más
conocido como marqués de Sade. Se trata de un escritor y filósofo que nació
en 1740 y murió en 1814 y que quedó en la historia por narrar diversas parafilias y
vicios.

Sadismo en la sexualidad
Lo habitual es asociar el sadismo a lo sexual: el sádico se excita y obtiene placer a
partir de humillar al otro o de generarle algún tipo de daño. La excitación es
producida por la humillación y el daño, y no por la práctica sexual en sí misma.

Maniatar a la pareja con esposas, azotarla o encerrarla son algunas de


las conductas propias del sadismo. El sádico también puede recurrir a
la violación de su víctima.

Algunas características
Además de todo lo expuesto, no podemos pasar por alto otros aspectos
importantes relativos al sadismo, tales como estos:

 Viene a ser una parafilia negativa en tanto en cuanto produce daños a


terceros.

3
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

 Según los estudios llevados a cabo al respecto, se ha podido demostrar que,


tras estudiar el cerebro de los sádicos, esos cuentan con una sensibilidad
muy elevada respecto a lo que es el dolor de los demás. En concreto, a esa
conclusión se ha llegado después de comprobar cómo se activaba la
amígdala, que procesa las reacciones a lo que son las emociones, en los
cerebros de dichos individuos cuando veían imágenes de sufrimiento y
violencia.
 Hay muchas personas que practican el sadismo con sus parejas, porque así
lo acuerdan ambas partes y así lo aceptan. No obstante, es importante que
adopten ciertas precauciones e impongan ciertos límites ya que existen
algunas acciones que directamente pueden ser muy peligrosas y causar
desde graves daños a uno de los dos como incluso la muerte. Nos estamos
refiriendo a acciones tales como dar una paliza, llevar a cabo una violación,
aplicar descargas eléctricas, realizar una tortura, intentar estrangularla…
 Se considera que hay una serie de trastornos que se asocian con cierta
frecuencia a lo que es el sadismo. Nos estamos refiriendo al trastorno
depresivo, al trastorno antisocial, al trastorno de la personalidad narcisista…
En algunos casos, podemos establecer que, además de todo lo expuesto,
también se puede asociar a lo que es el consumo de sustancias
psicoactivas.

El sadismo como crueldad


Más allá de la sexualidad, se entiende por sadismo a todo acto de crueldad que
una persona lleva a cabo para su deleite. Un hombre que maltrata a un perro por
diversión estará incurriendo en el sadismo: su acción le genera un goce a partir del
sufrimiento del animal.

Aquel que secuestra a un niño, lo encierra en una habitación sin luz ni ventilación,


le niega comida y sólo ingresa al cuarto para golpear a su víctima, también estará
desarrollando una conducta de gran sadismo, ya que no busca otra cosa que
sentir placer por el maltrato que ejerce.

4
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

SU FILOSOFIA Y LA OPINION DE
JAQUES LACAN
Jacques Lacan escribió un texto titulado “Kant con Sade” en un contexto en el que
Michael Foucault acababa de publicar “La Historia de la Locura”, trabajo que junto
el texto “Dialéctica de la Ilustración” de Adorno y Horkheimer lo habían inspirado.
Le interesaba escribir con la intención de vincularse con la filosofía y de trabajar
los temas ley, goce, perversión y deseo, estudiando la figura del libertino y el
discurso sobre el imperativo categórico. El trabajo constituye una reflexión sobre la
ética, principalmente a partir de la pregunta que surge de la relación entre deseo y
ley.

Lacan comenta a Kant y recuerda que éste rechaza la idea de que el principio del
placer es la ley del bien que es la ley del bienestar porque ningún fenómeno puede
tener una relación constante con el placer. Señala que Kant propone así el bien
que es objeto de la ley moral, bien que surge como sustracción de peso de la
respuesta que el sujeto siente ante la satisfacción de sus placeres. Se parte del
principio kantiano de “la moral como una práctica incondicional de la razón”, y el
bien que se acerca al obedecer la pura forma de la ley, obediencia que implica la
expulsión del objeto de bienestar; una moral que implica la obediencia a la pura
forma de la ley, un incondicionado universal. Partiendo de esto Lacan reflexiona
sobre la posibilidad de que el sujeto, “al encontrarse frente a ningún objeto”,
encuentra una ley que al articularse como máxima se convierta en ley que deba
tenerse como universal. En el discurso sobre la moral para Kant no interesa la
búsqueda de la felicidad sino de la dignidad, ya que la meta para los seres
humanos no debe ser el ser legales, sino actuar conforme a la legalidad. Así
Lacan llega al personaje Sade, el libertino de “Las Luces”, ese que plantea la

5
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

libertad sin límites, para acercarse a la idea de que el imperativo del goce en el
Marqués reúne los requisitos del imperativo categórico de Kant. Lacan en este
texto colocará el discurso Sadiano a nivel de cualquier otro discurso filosófico.

Aquí se tiene un Sade que sostiene un ateísmo llamado por algunos “naturalista”
porque critica las leyes que impiden a los hombres situar la particularidad del
goce, Donatien Alphonse Francois propone una nueva ley moral, la obligación de
gozar porque la naturaleza lo ordena, y con esto va más allá de los libertinos de su
época, porque rebasando la libertad moral que éstos promueven, propone una
moral nueva, la de la estricta obediencia: “hay que gozar, es una obligación”.
Rolando Karothy señala que los libertinos de “La Ilustración” sustituyeron de
alguna manera a Dios en la posición de Sujeto supuesto saber, propusieron a la
naturaleza, hablaron así de una sustancia supuesto gozar, desplazando el valor de
la verdad desde el polo del saber al del goce.

Lacan señala que Sade plantea su regla del goce como universal, y establece un
vínculo entre el imperativo kantiano y la máxima Sadiana : “tengo derecho a gozar
de tu cuerpo, puede decirme quienquiera, y ese derecho lo ejerceré sin que ningún
límite me detenga en el capricho de las exacciones que me venga en gana saciar
en él”, idea que viene a situar la máxima del derecho al goce; Lacan introduce
aquí la obediencia pura de la ley, el gozo y la extracción o expulsión del objeto,
todo forma pura de la ley.

Lacan opina que la ley moral se instaura con una bipolaridad que no es otra cosa
que la escisión del sujeto que se opera por la intervención del significante, el
sujeto de la enunciación y el sujeto del enunciado y así la máxima Sadiana al
producirse por boca del Otro desenmascara la escisión del sujeto, y lo interesante
radica en que Sade propone al Otro libre, la libertad del Otro como central del
derecho al goce que pone como sujeto de la enunciación. El goce es lo que
modifica la experiencia Sadiana porque sólo acaparará la voluntad cuando ya la
haya atravesado. Y aquí Lacan al referirse al verdugo que lleva a la práctica la
tortura que sufren las protagonistas de su obra, coloca al objeto como agente de
tormento. El sádico es el instrumento, el goce no está de su lado, se encuentra

6
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

tratando de demostrar el goce del Otro; Lacan afirma que el perverso se imagina
ser el Otro para asegurar su goce.

Así Lacan llega en su texto al concepto “Fantasma Sadiano” en dónde el ejecutor


aparece como el instrumento. El fantasma hace el placer propio para el deseo,
placer que tiene su término en el desvanecimiento del sujeto; Lacan define al
fantasma “a” dónde el rombo se lee “deseo de”, representando al fantasma
Sadiano con un esquema:

En posición de objeto el verdugo se hace voz de una voluntad que quiere gozar,
es instrumento de una voluntad que ordena el goce, verdugo que se hace
instrumento del goce del Otro. Sosteniendo este goce el verdugo se dirige a su
víctima, víctima que está en el lugar del sujeto, sujeto que se encuentra entre la
sumisión al imperativo y la rebelión contra el dolor hasta la producción de su
desvanecimiento. La voluntad que se representa “V” es llamada en la obra del
Marqués “La filosofía en el tocador” “ley de la naturaleza, y Lacan la escribirá en
este texto así: a-->V. Se puede afirmar aquí que existe una ética del verdugo,
porque éste actúa en nombre del bien supremo. En este esquema en el lugar de
sujeto es dónde se va a colocar a la víctima porque es la que asume todo el peso
de la subjetividad del sujeto, porque el que se encuentra del otro lado es el sujeto
trascendental, ese que dice “yo obedezco órdenes”. Aquí resulta interesante
relacionar esto y remitirse a Hanah Arendt y su obra, en particular su trabajo sobre
el discurso de Eichmann y la “obediencia debida”.

Refiriéndose a Sade, Lacan afirma que “Hay que forzar la oreja, hay que decirlo,
hay que oír”, forzar la oreja del lector porque hay que cumplir la voluntad de decirlo
todo. Se trata de un fantasma del tormento continuo hasta poder agotar todo lo
que pueda decirse, se trata de construir un sujeto no barrado y para Sade, el
imperativo del goce se convierte en el imperativo de decirlo todo, de escribirlo.
Nombrarlo todo sería convertir a todo en significante, pero hay un goce que no
queda capturado por el significante, hay algo que no es significante, es un resto, el
objeto. Gabriela Padrán señala que en la erótica Sadiana se trata de reintegrar en

7
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

el decir lo imposible de ser dicho, una reintegración que intenta integrar el


homicidio a una lógica de la razón, intento de integrar algo no significante al
campo del significante, que produce una paradoja, la del exceso.

Y Lacan analiza algunos de los conceptos vertidos en la obra “La filosofía del
tocador”. Así habla de la “belleza de las víctimas como la “barrera extrema para
prohibir el acceso a un horror fundamental”; reflexiona también sobre el infierno en
esta obra Sadiana, un infierno negado por el libertino, pero al mismo tiempo traído
a colación en la persona de Saint-Fond. En particular Lacan enfatiza la afirmación
Sadiana de “una segunda muerte”, ante imposibilidad de otra vida después de la
muerte.

Lacan considera el desdoblamiento del Marqués, el Sade escritor y el Sade héroe


del relato, el primero siervo de su fantasma, el primero como víctima y así imprime
una vuelta al grafo. Señala que el legado del Marqués, el derecho al goce, sólo se
puede traducir por una rotación de un cuarto de círculo y así escribe su esquema

Karothy afirma que el segundo esquema de alguna manera representa al Sade


escritor, se puede ver la “V” como voluntad de goce y el Sujeto tachado; el
perverso funciona a partir de la voluntad del goce y atormenta a la víctima para
lograrla plenitud del ser.

Lacan afirma que el deseo “basta para hacer que la vida no tenga sentido si
produce un cobarde” y que cuando la ley está verdaderamente ahí el deseo no se
sostiene por la razón de que la ley y el deseo reprimido son “una sola y misma
cosa”. Agrega un comentario con respecto a Sade y su doble situación de héroe
del relato y de escritor, recordando la posición que para el segundo Pinel señalaría
como “locura moral” que le significó a Sade trece años en Charenton, cuando ante
la opinión de muchos de sus contemporáneos debía de otorgársele la cárcel o la
pena de muerte. Lacan así habla de un no lugar para Sade en medio de la división
de las conciencias, en plena efervescencia revolucionaria y del discurso sobre los

8
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

derechos del hombre. Lacan opina que hablar de derechos del hombre en realidad
se reduce a la “libertad de desear en vano”.

Posteriormente Lacan se remite a Kant para comentar la posición de éste frente a


la ley, señalando que éste sostiene que el imperativo moral contrabalancea no
sólo el placer, sino el dolor, felicidad, presión de miseria y hasta amor a la vida, y
que por medio de semejante suspensión el imperativo moral revela al hombre su
libertad, así imperativo y libertad se encuentran estrechamente implicados, en
contraste, Lacan sostiene que el imperativo moral universal no es la “verdadera
palanca,” sino el deseo.

Lacan recuerda que el psicoanálisis reconoce en el deseo la verdad del sujeto y


entonces el placer anima a reconocer la ley, agrega que si Kant afirma que la
felicidad es agrado sin ruptura ésta no se otorga a quien no renuncie a la vía del
deseo. Agrega con respecto a Sade que la felicidad al convertirse en factor de la
política se ha vuelto impropia, que la libertad de deseo es el factor nuevo porque la
revolución deja que su lucha sea por la libertad de deseo y por qué la ley sea libre,
así el derecho al goce relegaría al principio del placer. Ante esto Lacan se
pregunta: "¿hasta dónde nos lleva Sade en la experiencia de ese goce, o sólo de
su verdad?" y responde señalando que lo que rebasa ciertos límites no tiene nada
que ver con el deseo y que la obra Sadiana por más de pretender ser malvada no
lo es, que la obra no presenta éxito “en la coronación del fantasma Sadiano”.
Lacan demuestra así que el deseo es el reverso de la ley ya que eso se sostiene
en el fantasma Sadiano; es decir, en su crítica a Kant introduce “la opacidad del
deseo allí dónde se instaura la transparencia de la ley formal. En el perverso no
está en juego el deseo del Otro sino el goce del Otro.

Finalmente, Jacques Alain Miller comenta que en el psicoanálisis el tema Sadiano


no se remonta a Lacan, Freud ya había sostenido que el secreto de la conciencia
moral era el elemento sádico y por otro lado aludió a Kant señalando que su
imperativo categórico era el heredero del complejo de Edipo. Kant planteando así
el principio de la más alta moralidad y el complejo de Edipo como fuente de
nuestra moral, moral de sexualizada. El masoquismo moral que sexualiza la moral

9
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

y la represión cultural de los instintos que retorna al sujeto impidiendo que lo


instintivo se ejerza en la vida, volviéndolo contra el sujeto mismo. Tanto Kant como
Sade proponen la sumisión del sujeto a la ley, pero Lacan expone las diferencias,
mientras que Sade hace surgir al Otro dejando aparecer el objeto de deseo (“a”),
Kant lo desaparece al crear una teoría de la autonomización del sujeto por medio
del derecho, en tanto el primero plantea la obligatoriedad del goce, Kant propone
la muerte del deseo y así plantea el surgimiento de la ley moral. Elisabeth
Roudinesco señala que de esta manera Lacan sugiere que la moral kantiana nace
no de una teoría de la libertad, sino de una teoría del deseo en dónde el objeto es
reprimido, y muestra la simetría entre el imperativo de Kant y el de Sade. Freud ya
había abordado a ambos autores, pero la originalidad de Lacan fue el unirlos otra
vez.

SUS OBRAS MAS IMPORTANTES Y


MI OPINION DE ELLAS
JUSTINE O LOS INFORTUNEOS DE
LA VIRTUD
Como en la mayoría de las obras de Sade, pueden
observarse dos niveles de contenido. Por un lado, una
serie de escenas de violencia sexual; por otro, las
justificaciones de los delitos y perversidades que
aquellos personajes ejercen. Ciertos autores han
querido ver en las argumentaciones de estos
personajes el pensamiento del propio Sade, un sistema
filosófico y político de corte materialista, aunque esta no fuera la tendencia
predominante en la Ilustración francesa. Ligeramente opuesto a las ideas de Jean-
Jacques Rousseau a quien, sin embargo, admiraba. No obstante, esta obra no

10
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

puede considerarse atea como sus perseguidores afirmaban. Esto se ve tanto en


el prólogo como en la conclusión:

EXPLICACIÓN DE LA ESTAMPA

La Virtud, entre la Lujuria y la Irreligión. A su izquierda está la Lujuria, bajo la figura


de un joven cuya pierna rodea una serpiente, símbolo del autor de nuestros males;
aparta con una mano el velo del Pudor, que protegía a la Virtud de las miradas de
los profanos, y con la otra, así como con su pie derecho, dirige la caída en la que
quiere hacerla sucumbir. A la derecha está la Irreligión que retiene con fuerza uno
de los brazos de la Virtud, mientras que con mano pérfida saca una serpiente de
su seno para envenenarla. El abismo del Crimen se entreabre bajo sus pasos. La
Virtud, siempre dueña de su conciencia, alza la mirada al Eterno, y parece decir:

¡Quién sabe, cuando el Cielo nos hiere con sus golpes, si la mayor desgracia no
es un bien para nosotros!

¡Ojalá os convenzáis con ella de que la auténtica felicidad sólo está en el seno de
la virtud, y que si, con unas intenciones que no nos corresponde a nosotros
profundizar, Dios permite que sea perseguida en la Tierra, ¡es para compensarla
en el cielo con las más halagüeñas recompensas!

En su época Sade sufrió las críticas por los "sistemas filosóficos" que exponían
sus personajes libertinos. En contestación a esas críticas escribe:

«Cada actor de una obra dramática debe hablar el lenguaje establecido por el
carácter que representa; que entonces es el personaje quien habla y no el autor, y
que es lo más normal del mundo, en ese caso; que ese personaje, absolutamente
inspirado por su papel, diga cosas completamente contrarias a lo que dice el autor
cuando es el mismo quien habla. Ciertamente, ¡qué hombre hubiera
sido Crébillon si siempre hubiera hablado como Atrée!; ¡qué hombre hubiera
sido Racine si hubiera pensado como Nerón!; ¡qué monstruo hubiera
sido Richardson si no hubiera tenido otros principios que los de Lovelace!»

A Villeterqué foliculario

11
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

Es en esta obra de Sade donde más claramente puede apreciarse la influencia


de Voltaire y sus cuentos filosóficos (concretamente nos recuerda a Cándido).
Como suele suceder en las obras del marqués, las peripecias narradas parecen
ser una excusa para posibilitar la exposición de diferentes sistemas filosóficos.

En Justine, Sade se vale de la protagonista para simbolizar la virtud y manifestar


su pesimista tesis según la cual, la virtud es sistemáticamente aplastada por el
vicio; mientras que el vicio, libre de valores y principios, cobra ventaja y prospera.
Partiendo de esa tesis Sade, en la introducción, se preocupa por aquellos que
carentes de una formación moral sólida puedan llegar a la conclusión de que es
mejor, más ventajoso, practicar el vicio y no la virtud.

«¿No dirán que la virtud, por hermosa que sea, se vuelve sin embargo el peor
partido que pueda tomarse, si resulta demasiado débil para luchar contra el vacío,
y que, en un siglo totalmente corrompido, lo más seguro es actuar como los
demás? Algo más instruidos, si se quiere, y abusando de las luces que han
adquirido, ¿no dirán con el ángel Jesrad, de Zadig, que no hay mal que por bien
no venga, y que pueden, a partir de ahí, entregarse al mal, ya que de hecho sólo
es una de las maneras de producir el bien? ¿No añadirán que es indiferente al
plan general que tal o cual sea preferentemente bueno o malo; que si el infortunio
persigue a la virtud y la prosperidad acompaña al crimen, siendo ambas cosas
iguales para los proyectos de la naturaleza, es infinitamente mejor tomar partido
entre los malvados, que prosperan, que, entre los virtuosos, ¿qué fracasan? Así
pues, es importante prevenir esos peligrosos sofismas de una falsa filosofía.»

Sade se vale en la obra de la fórmula del narrador omnisciente, que comenta el


desarrollo de la trama, extrae conclusiones y exhorta al lector utilizando la
segunda persona del plural. Justina trata de la vida desgraciada de Justine, una
jovencita a la que la naturaleza ha dotado de un irresistible impulso hacia la virtud,
pero al quedar huérfana, se enfrenta a un mundo lleno de libertinos. Ella y su
hermana Juliette se ven obligadas a buscarse la vida como pueden, pero mientras
que Juliette, inclinada naturalmente al vicio, decide prostituirse, lo que la lleva a

12
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

alcanzar el éxito y la respetabilidad, la buena de Justine se empeña, contra viento


y marea, en querer llevar una vida virtuosa.

Casi veinte años después de su separación, las dos hermanas se encuentran, sin
reconocerse. Juliette es la esposa de un importante personaje, y Justine se
encuentra en un absoluto desvalimiento. La segunda refiere a la primera sus
desventuras en primera persona: cómo, por su inclinación a la virtud, fue una y
otra vez vejada, sin encontrar nunca la paz. El relato de Justine ocupa la mayor
parte del libro. Al terminar, Justine es reconocida por Juliette, quien decide
ayudarla, pero, poco después, Justine es alcanzada por un rayo, sin posibilidad de
gozar de la vida tranquila que su hermana está resuelta a proporcionarle.

Sade concede al lector un final convencional. La muerte de Justine no debe


resultar estéril. En la introducción adelanta el plan de la obra:

«Es esencial demostrar que los ejemplos de virtud infortunada presentados a un


alma corrompida, en la que permanecen sin embargo unos cuantos buenos
principios, pueden devolver esta alma al bien con tanta seguridad como si se le
hubiera mostrado en el camino de la virtud los éxitos más brillantes y las más
halagüeñas recompensas.»

De acuerdo con ese plan, Juliette, conmovida por los infortunios de su hermana,
comprende la grandeza de la virtud y, regenerándose, se compromete a llevar una
vida piadosa.2 El narrador concluye en el último párrafo de la novela que, de
alguna manera, la virtud de Justine ha de hallar su recompensa en el más allá.

La propia trama y las ideas expuestas en la novela son extremadamente radicales


para su época, con fuertes críticas a la organización social y a la religión. La
virulencia de sus críticas contra el régimen establecido y las posibles referencias a
influyentes personajes de la época, valieron a Sade la reclusión de por vida en el
manicomio de Charenton.

En 1967 se rodó en Italia la escenificación cinematográfica de la película, Justine


ovvero le disaveventure della virtú, que en España tuvo en un inicio el curioso

13
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

título de Pasión Mortal. Estuvo dirigida por Jesús Franco, con Klaus Kinski y


Romina Power como figuras principales. Posteriormente, ha habido otras
conversiones al cine de la obra, como Justine de Sade, película francesa
producida en 1972, dirigida por Claude Pierson y con Alice Arno en el papel de
Justine.

HISTORIA DE JULIETTE O LAS PROSPERIDADES


DEL VICIO
En Italia, Juliette conoce a Minsky, un acaudalado y
aristocrático caníbal que, después de dar vuelta al
mundo criminal, ha decidido refugiarse en un rincón de
Italia y esconder en su fortaleza a “doscientos
chiquillos de cinco a dieciséis años” y “más o menos el
mismo número de jóvenes destinados a fornicarme”,
junto con dos harenes, uno de “doscientas chiquillas de
cinco a veinte años” y otro de “doscientas mujeres de
veinte a treinta”, captadas por “cien agentes dispersos
por todas las ciudades del mundo”, que son servidas
por “cincuenta criados” de ambos sexos. Casi un millar de seres humanos a su
entera disposición. Minsky tiene cada día una decena de orgasmos: “los chorros
de esperma lanzados se elevan al techo”. Minsky se come a quien se folla, lo que
le “evita el trabajo de tener un carnicero”.

La narradora Juliette ha introducido al personaje con la palabra “monstruo” y él


mismo se califica como tal y afirma: “Se necesita mucha filosofía para
comprenderme.” En este pasaje de cinco páginas de una novela, Juliette o Las
prosperidades del vicio, de 967 páginas en la nueva edición de Tusquets (que
reproduce la de Pilar Calvo para Editorial Fundamentos), se condensa la mecánica
narrativa del Marqués de Sade. Una mecánica que podría resumirse así: un
desplazamiento o viaje inicial (la llegada de Juliette a ese lugar de Italia; la

14
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

malformación sentimental de Minsky por el mundo); un cuadro en que el espacio


es convertido en matemática (número de cámaras, de pasillos, de mazmorras, de
muebles, de criados, de personajes); una escena en que las acciones son
sometidas a la misma matemática (número de coitos, penetraciones, excreciones,
latigazos, corridas, platos ingeridos, días de cautiverio); y finalmente la huida que
conducirá a un nuevo espacio y a nuevas escenas, también matematizadas. Como
escribió Octavio Paz: “el libertino desnuda a sus víctimas, sólo para vestirlas con
la camisa transparente de sus números”.

El mundo sadiano es una economía en movimiento. Sus personajes viajan


constantemente, con la clase y el dinero como imperativos. La vida de Sade
(1740-1814), de hecho, fue una vida en tránsito –si descontamos los veinticinco
años de inmovilidad que pasó preso. El esquema esencial de Juliette y de su
novela complementaria, Justine o Los infortunios de la virtud, es el de la novela
picaresca. Pero sin apenas progresión: se repite constantemente la misma
mecánica, que produce la sensación de repetir la misma escena. En una hay una
máquina de terror o una sociedad secreta; en otra la sangre es sustituida por la
mierda; en otra el banquete es más o menos opíparo; la virgen puede tener ocho o
catorce años; los suplicios pueden acabar o no en la muerte. Pero la sensación es
de movimiento sin avance. Justine se reafirma una y otra vez en su virtud; Juliette,
en su vicio; Sade, en su tesis de que la virtud es un cul-de-sac, y el vicio, el motor
del mundo. En el nivel narrativo, el Marqués subvierte el género de la novela
libertina mediante el exceso; pero es en el nivel del pensamiento, en el de la
argumentación, donde subvierte la tradición filosófica occidental y, de paso, la
tradición novelística. Porque aunque la digresión esté muy presente en el Quijote y
en la novela inglesa y francesa del XVIII, no alcanza los niveles sadianos.
Saturación doble: de la acción narrativa y de la especulación argumentativa. Se
necesita mucha filosofía para comprenderlo.

Es sabido que Sade es un autor incómodo en el canon de la literatura francesa y


europea. Flaubert, Baudelaire, Apollinaire y los surrealistas, por un lado, y
Dostoievski, por el otro, lo incorporaron a sus genealogías respectivas. Pero no

15
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

fue casi hasta los años cincuenta del siglo XX cuando se lo situó en un discutible
lugar de centralidad: lo leyeron en profundidad Lacan, Klossowski, Bataille,
Blanchot, de Beauvoir y Barthes –como una conjura hacia el mayo del 68. La
culminación de la operación Sade coincide con el nacimiento de la posmodernidad
y tiene dos momentos –consecutivos, conscientes. El primero es el ensayo de
Roland Barthes Sade, Fourier, Loyola (1971); el segundo, definitivo, es el estreno
(póstumo) de Saló o los 120 días de Sodoma (1975), de Pier Paolo Pasolini, una
película con bibliografía en los títulos de crédito, que enumera a los filósofos
franceses contemporáneos que se han ocupado del Marqués y revela que en el
filme se citan pasajes del libro de Barthes, con el que –por tanto– se emparienta
explícitamente.

No entraré en los vínculos entre el místico, el sádico y el utópico, pero sí es


preciso enumerar las operaciones que, según Barthes, los tres realizan en su
empeño de fundar un mundo a partir del lenguaje. A saber: aislamiento,
articulación, ordenación y teatralización. En Sade esos cuatro movimientos tienen
una razón última: “la educación no es la de tal o cual personaje, es la del lector”.
Es decir, el plano narrativo y el plano filosófico del texto convergen más allá del
texto, al otro lado de la pantalla. No se trata de educar al personaje (como en la
picaresca), se trata de educar (o de pervertir) al lector, de configurarlo como
alguien capaz de comprender que el mundo, además de deseo y libertad, es sobre
todo lenguaje. De que su transformación en la realidad debe partir de su
metamorfosis textual. Escribe Barthes: “Así aparece el libertinaje como un acto de
lenguaje. Sade desarrolla una oposición frontal entre el lenguaje y la realidad, o
más exactamente, se sitúa únicamente bajo la instancia de la ‘realidad del
lenguaje’.” Lo deja claro: lo que ocurre en una novela de Sade es claramente
fabuloso, es decir, imposible. Irrepresentable. Pasolini, no obstante, habiendo
leído Sade, Fourier, Loyola, decide representar una novela de Sade.

En la película, la inscripción en el tiempo histórico (la ocupación alemana) se


realiza paralelamente en la conciencia de lo que ese tiempo histórico supone (los
campos y su victimización extrema de los cuerpos). La tortura y la masacre finales,

16
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

vistas desde el interior de la mansión a través de prismáticos, con las paredes


decoradas con obras de arte futurista, establece una tensión ética máxima entre el
horror y la cultura, entre la contemplación y la acción, entre el sadismo y la
historia. Lo que Pasolini afirma es que lo sadiano se exacerba en momentos
históricos de excepcionalidad perversa. Pero también que el arte es cómplice del
sadismo. Lo interesante es que ante la película me sentí indignado, incómodo,
sobre todo violentado; mientras que la lectura de Juliette llevó intrínseco un pacto
de incredulidad.

Barthes insiste en la idea de que la obra de Sade no es erótica. Su ejemplo es


mínimo pero irrefutable: el striptease está casi proscrito, el cuerpo está vestido o
desnudo, es saturado (colmado en todos sus orificios), del mismo modo en que lo
es el texto, y castigado. Pero no es un instrumento de seducción ni de excitación.
“La práctica libidinosa es en Sade un verdadero texto –de modo que debemos
hablar a su respecto de pornografía”, afirma. Sade es pornográfico y filosófico,
pero no erótico. Y, no obstante, Juliette aparece en la colección La Sonrisa
Vertical, de Tusquets, y la película Justine (1968) es incluida –en pleno 2009– en
la colección de Cine Erótico de El País. Eso crea un problema.

La confusión entre erotismo y pornografía no se da en la teoría de la recepción,


sino en la industria y el marketing del ocio. Todo el repertorio de prácticas
sexuales y violentas que encontramos en la bibliografía sadiana está representado
en internet y nadie duda de que es pornografía. Es sobre todo en formato papel
donde se da la confusión, a menudo a través de la máscara de la clase. Playboy y
Milo Manara, por ejemplo, pertenecen a la misma liga –al mismo código de
elegancia– que La Sonrisa Vertical, pero en el catálogo de esta colección conviven
pequeñas obras maestras del erotismo como Silencio de Blanca (1996), de José
Carlos Somoza, con obras de pornografía kitsch como Las edades de Lulú (1989),
de Almudena Grandes, de estilo grueso. La diferencia entre ambas novelas tiene
que ver con la conciencia del lenguaje, con la sofisticación del dispositivo
narrativo. En ellas hay un mismo sustrato sadiano (en todas las obras sexuales
posteriores al siglo XVIII; de hecho, en todas las relaciones sexuales en nuestra

17
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

era pornográfica), pero mientras en Somoza es doble (temático y formal), en


Grandes es puro tema.

Yo diría que, en el ámbito de la novela en particular y de la literatura en general,


ser sadiano es justamente lo contrario que serlo en el ámbito del cine en particular
y de la narración audiovisual en general. Porque, al menos en los ejemplos que
vengo seleccionando, la autoconciencia artística, lingüística, conduce a un lugar
antitético en cada ámbito. La versión mencionada de Justine, con un reparto
internacional que contó con Klaus Kinski en el papel de Sade y una adolescente
Romina Power en el de Justine, fue dirigida por Jess Franco, es decir, por Jesús
Franco. El tono es exactamente el mismo que en los ochenta encontraríamos
en La serie rosa, la teleserie erótica francesa, de escenarios teatrales y humor
pícaro, ambientada en la edad media y la edad moderna, con personajes
aristócratas y libertinos. A nuestros ojos: kitsch. Sus diálogos, sus interpretaciones
y sus ambientaciones son inverosímiles. Tienen un aire de fábula, de comedia
popular, de telenovela que nos incapacita para la ilusión realista. Aunque se trate
de actores y de actrices de carne y hueso, sus actuaciones convierten en mentira
su carnalidad. Algo que no ocurre en la película de Pasolini: en ella el realismo
hiere. Como sucede en las últimas películas de Haneke o de Lars von Trier, en la
violación en tiempo real de Irreversible (2002), de Gaspar Noé, o en el
hiperrealismo escatológico de La pasión de Cristo (2004), de Mel Gibson, las
convenciones del realismo imponen su ilusionismo, el lenguaje cinematográfico se
vuelve transparente, la violencia funambula en el límite de lo tolerable, porque se
percibe como real. Ni siquiera los momentos metafílmicos de Funny
Games (1997), en que el psicópata protagonista se dirige al telespectador o en
que se rebobina lo ocurrido para alterarlo, consiguen hacernos percibir que la
tortura es un ritual performático. El dolor atraviesa la pantalla. En ese sentido, la
serie B o Z, consciente o inconsciente, finalmente kitsch, es una plataforma más
adecuada para la traducción de la obra de Sade al cine. Porque en ella la retórica
siempre está presente. Como en la obra del Marqués, en que la hipérbole
continua, tanto en la descripción de la acción como en la descripción de las ideas,
neutraliza la ilusión de realismo, impone la presencia casi carnal del lenguaje.

18
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

LA FILOSOFÍA DEL TOCADOR


Cuando las mujeres entraron en el prelado,
encontraron en el lugar a un abad gordo de cuarenta
y cinco años, de rostro repugnante y de corpulencia
gigantesca; en un canapé, leía La filosofía en el
tocador", cuenta la heroína más famosa del Marqués
de Sade, Justine, en la novela homónima. Y es
que La filosofía en el tocador, publicada en 1795, un
año después de que su autor saliera de la cárcel -
bajo la acusación de "moderantismo"- pasa por ser
la opus sadicum por excelencia.
La filosofía en el tocador contiene todos los recursos, personajes y situaciones de
la narrativa de Sade; junto a las lecciones eróticas que imparten unos "preceptores
inmorales", está el filósofo que repasa la situación de la sociedad y reduce a
desnuda verdad los valores -glorificados en público, burlados en privado- del clero
y la aristocracia. La formación teórica y práctica de la vida, del amor y las ideas
que recibe la protagonista no es simplemente erotismo; distintas formas de
censura han pretendido reducir a este autor a un catálogo de desviaciones
sexuales que serían suficientes para encerrar sus libros en la cárcel de los
manuales de psicoanálisis o patología. Otros sencillamente lo borraron de la
historia de la literatura y de la filosofía, definiéndole como un libertino
desenfrenado capaz de los mayores excesos, que habría escrito sus inmorales
obras para incitar al resto de los mortales a desviaciones semejantes.

LAS 120 JORNADAS DE SODOMA


Todo empieza cuando cuatro libertinos se reúnen y formulan un plan para
ocupar 120 jornadas en los más inimaginables excesos sexuales, para lo cual
redactan un código que ordenará el gran desorden carnal de cada una de sus
largas sesiones de desenfreno.

19
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

Lo que sigue es la descripción fría, casi científica, de todo


cuanto la fantasía erótica del ser humano se niega a imaginar
por temor precisamente a dejarse arrastrar por lo que estos
cuatro libertinos parecen no tener inconveniente alguno en
practicar. Nos adentramos con ellos en el dominio absoluto del
Mal, con todos sus sistemáticos, meticulosos e implacables
rituales. Este es un territorio en el que han desaparecido todos
los límites que impone cualquier moral. En ello radica a la vez
su máxima atracción y el brutal rechazo que inspira. A quienes
no se sientan con fuerza suficiente para dejarse deslizar hacia
estas infernales simas del alma, aconsejamos que reflexionen antes de emprender
la lectura de esta novela, tal vez la más transgresora de la historia de la narrativa
erótica mundial.

SALO LA PELICULA

Saló o los 120 días de Sodoma (en italiano, Salò o le


120 giornate di Sodoma), también referida
simplemente como Saló es una película de cine
arte y terror
de 1975 del poeta, ensayista, escritor y director de
cine italiano Pier Paolo Pasolini. La película es una
libre adaptación del libro de 1785 Los 120 días de
Sodoma, del marqués de Sade. Ambientada durante
la Segunda Guerra Mundial, fue la última obra de
Pasolini. Se estrenó póstumamente, tres semanas después de su asesinato.

Esta película iba a ser la primera película de una trilogía conocida como la "Trilogía


de la muerte", a la que precede la "Trilogía de la vida" (El Decamerón, Los cuentos
de Canterbury y Las mil y una noches). El proyecto quedó interrumpido por el
asesinato de Pasolini.

20
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

Origen
Pasolini pasó parte de su juventud en la República de Saló. Durante este tiempo,
fue testigo de crueldades por parte del ejército italiano. Muchos de sus recuerdos
condujeron a la conceptualización de Saló. Pasolini proclamó que la película era
altamente simbólica y metafórica; un ejemplo de ello es la escena en la que
comen heces, lo cual sería una protesta contra los alimentos producidos en masa,
a los cuales denomina «basura inútil».

Argumento
Saló se desarrolla en la República de Saló, en el norte de Italia, durante los años
1944 y 1945, en plena ocupación nazi. La película se encuentra dividida en cuatro
segmentos inspirados en el Infierno del poema La Divina Comedia, de Dante
Alighieri: Anteinfierno, Círculo de las manías, Círculo de la mierda y Círculo de la
sangre.

Cuatro hombres poderosos, llamados el Presidente, el Duque, el Obispo y


el Magistrado, acuerdan casar a sus hijas en un ritual libertino. Con la ayuda de
varios colaboradores, secuestran a dieciocho jóvenes (nueve hombres y nueve
mujeres) y los conducen a un palacio cerca de Marzabotto. Los acompañan cuatro
exprostitutas, también colaboradoras, cuya función será la de contar historias que
exciten a los hombres poderosos, quienes entonces explotarán sexual y
sádicamente a sus víctimas.

La película presenta 3 de los 120 días transcurridos en el palacio, tiempo durante


el cual los cuatro hombres poderosos van concibiendo torturas y humillaciones
cada vez más aberrantes, para su propio placer.

Anteinfierno
La sección más corta de la película, donde se muestra la captura de los jóvenes y
un discurso dado por parte del Duque a las víctimas, donde les informa las reglas
a seguir dentro del castillo, así como, recordarles que nadie sabe que ahí se
encuentran, pues para la historia, ellos ya están muertos. Luego el filme pasa al
Círculo de las Manías.

21
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

Círculo de las Manías


Liderado por la Señora Vaccari, una de las prostitutas. En este se cuentan
historias tomadas de la primera parte de la novela de De Sade, ninguna de las
cuales incluye la penetración. Se destaca una escena en la que las víctimas
aparecen desnudas, solo con correas de perro, y son obligadas a comer carne del
suelo. Posteriormente, se le da a una de las hijas un panecillo lleno de agujas que
utilizaban los fonógrafos de la época en que se desarrolla la película.

Círculo de la Mierda
Varios personajes discuten sobre haber asesinado a sus madres y también sobre
el hecho de que no se le debe nada a la madre simplemente por haber fornicado
con un hombre, un tema típico de Sade. A una de las víctimas se le escucha llorar,
entristecida porque su madre fue asesinada cuando la capturaron. Entonces ella
es forzada a comer las heces del Duque. Esto incita a la Sra. Maggi, prostituta de
turno, a contar las historias de retrete, que encantan a los señores. A los jóvenes
se les prohíbe "descargar" durante un día completo, para que al final sus heces
sean servidas en un gran banquete. La coprofagia usada en el film es
aparentemente una metáfora para los alimentos producidos en masa. Como
curiosidad, las heces fueron creadas con salsa de chocolate y mermelada de
naranjas.

Además, se realiza un concurso de los mejores traseros donde el ganador


supuestamente moriría en el acto. Al "ganador", Franco, se le asusta con
una pistola descargada. Este final del Círculo de la Mierda anuncia los horrores del
siguiente segmento.

Círculo de la Sangre
Las historias de las prostitutas son mínimas y relatadas por la Señora Castelli. Se
celebra una boda gay entre algunos soldados y tres de los cuatro señores, oficiada
por el Obispo. Un soldado seduce a este último y practican sexo. Luego, el Obispo
se marcha a inspeccionar a las víctimas en sus cuartos, donde cada una traiciona
a otra: se descubre un romance lésbico, una fotografía escondida, y finalmente, un
amorío entre un joven colaborador y la sirvienta negra, por lo que ambos son
asesinados, antes de que les disparen, el colaborador levanta el puño, como el

22
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

saludo comunista, con su fuerte mirada y el cuerpo desnudo, asusta a los


superiores. Más tarde, las víctimas que decidieron no colaborar con sus
agresores, y las hijas de los mismos, son torturadas de varias espantosas
maneras, antes de ser asesinadas: violadas, desolladas, marcadas con penes,
pezones quemados, con lenguas y ojos extirpados. Los que sí colaboraron, a
condición de que continúen haciéndolo, serán conducidos con los señores a Saló.

Epílogo
La última escena de la película retrata la indiferencia, la desensibilización a
la violencia y el conformismo de las masas: dos colaboradores que se encuentran en
una torre vigilando todo lo acontecido se quejan de los gritos, por lo que uno de
ellos enciende la radio y comienza un vals. El primero admite que lo que quiere
hacer cuando termine la guerra es "bailar un vals con su novia Margarita", pero
dice que no sabe bailar. El segundo colaborador se ofrece a enseñarle, y ambos
se ponen a bailar juntos, mientras el vals, ahoga los gritos en el fondo.

Controversia
La controversia acerca de la película existe hasta el día de hoy, con muchas
personas elogiando la película por su intrepidez y talante en contemplar lo
impensado, mientras otros la condenan rotundamente por ser una
pretenciosa película de explotación.

La película ha sido prohibida en varios países debido a su gráfico retrato de


la violación, la tortura y el asesinato, además de que participaron menores de edad.
Fue prohibida en Australia en 1976, permitida en 1993 y recensurada en 1998.

23
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

CONCLUSION
A la opinión personal que llegue fue que el “divino marqués” se adelanta a la
modernidad en otro aspecto tan importante como la administración y gestión de la
vida y sin el cual el biopoder no sería posible. Porque en esa representación del
deseo sexual (mejor: en los bordes de ella), sucede que Sade se anticipa a la
representación moderna de la “sexualidad” en una época que desconocía esta
noción y específicamente la de patología sexual. En realidad, los primeros
investigadores de la obra sadeana se orientaron partiendo de esta especialidad
psiquiátrica. Se trata, desde luego, de una reducción, y una de las peores. El
sistema sadeano no reposa en la locura sino en la razón.  

Sin duda, el marqués constituye uno de los grandes ilustrados del siglo XVIII (de
ahí el écrit de Lacan que lo relaciona con Kant) tanto por el racionalismo como por
la crítica absoluta que ejerce sobre la religión en la mayoría de sus obras. Mejor
dicho, para Sade, el cristianismo es la antípoda de la filosofía materialista en que
se inspira y, en consecuencia, una ilusión funesta, una falsedad, la negación más
extrema del placer sexual y de la libertad política. Sin embargo, no propone un
humanismo al modo de la Ilustración, sino la naturaleza como fundamento del
mundo y respecto de la cual los hombres no son más que juguetes sexuales,
agentes de una fuerza ciega y destructiva. 

Y concluyo con la siguiente frase: “Se preguntaba por qué se mezclaba tanto
estímulo al terror que sentía, o por que le parecía tan estimulante su terror”

24
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

BIBLIOGRAFÍA
Biografias y Vida. (08 de Marzo de 2023). (Donatien-Alphonse-François, marqués
de Sade; París, 1740 - Charenton, Francia, 1814) Escritor y filósofo francés.
Conocido por haber dado nombre a una tendencia Marqués de Sade.
Obtenido de Marqués de Sade:
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/sade.htm#:~:text=(Donatien
%2DAlphonse%2DFran%C3%A7ois%2C,el%20escritor%20maldito%20por
%20antonomasia

25
MARQUES DE SADE: “EL ANIMAL QUE HABITA EN NOSOTROS”

Definición.DE. (08 de Marzo de 2023). SADISMO. Obtenido de SADISMO:


https://definicion.de/sadismo/
RAZON Y PALABRA. (08 de Marzo de 2023). El Marqués de Sade en Jacques
Lacan. Obtenido de El Marqués de Sade en Jacques Lacan:
http://www.razonypalabra.org.mx/fcys/2006/noviembre.html
Sade, M. d. (2008). Filosofia del Tocador. Mexico: Valdemar.
Sade, M. d. (2023). Juliette o Las prosperidades del vicio. Mexico: LETRA
LIBRRES.
Sade, M. d. (2023). Las 120 jornadas de Sodoma. España: Tusquets Editores.
Wikiedia. (08 de Marzo de 2023). SALO. Obtenido de SALO:
https://es.wikipedia.org/wiki/Sal%C3%B3_o_los_120_d
%C3%ADas_de_Sodoma
Wikipedia. (08 de Marzo de 2023). Justine o los infortunios de la virtud. Obtenido
de Justine o los infortunios de la virtud:
https://es.wikipedia.org/wiki/Justine_o_los_infortunios_de_la_virtud#An
%C3%A1lisis

26

También podría gustarte